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Acción Poética
GRADO ONCE
TEXTO 1:
GUARDIANES DE SECRETOS MAYAS
ACTIVIDAD INICIAL:
Lea el texto y rellene los espacios (27 al 40) con la opción correcta (A, B o C).
Marque las opciones elegidas en la Hoja de respuestas (a continuación del texto).
GUARDIANES DE SECRETOS MAYAS
Cubiertos por el agua en las selvas mexicanas están los cenotes, unas cavernas con
lagos, moradas de los dioses ancestrales, que mantienen ocultos los secretos de la
cosmogonía maya. De _______27_______ los aproximadamente ocho mil cenotes
registrados en las costas del Caribe mexicano, hasta hace una década habían sido
explorados doscientos, debido _____28_______ peligroso de la actividad. Sin embargo,
desde hace nueve años, la Universidad Autónoma de Yucatán está formando
antropólogos en la rama subacuática, y esto _______29_______ al descubrimiento de
unos cuantos más. Los cenotes se formaron al derrumbarse los techos de las cuevas y
disolverse la roca caliza por la acción del agua de lluvia. Para los mayas eran la puerta
que conducía al inframundo, _______30_______ también representaban el lugar del
nacimiento de la vida. Los arqueólogos subacuáticos descienden con cuerdas para
internarse en los cenotes, y después de caminar durante tres horas en _____31_____
oscuridad hacia la profundidad de una cueva, no hay mejor ______32________ que
llegar a un lago y encontrarse con los restos y ofrendas mayas. Los cenotes fueron
oráculos, sitios de relajación, moradas de los dioses y lugares de ofrendas y sacrificios.
De sus ______33_______ usos, las ofrendas fueron consideradas las más importantes,
_______34_______ con ellas conseguían que los dioses los ______35________ con
alimentos, vida, fortaleza y virtudes. Entre todas las deidades mayas, la más respetada
era Chaac, dios de la lluvia, a ______36______ se le atribuía la decisión de enviar agua
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Acción Poética
a los cuatro puntos del universo a los que _____37_____ las ramas del gran árbol de la
Ceiba. El fraile franciscano Diego de Landa documenta en sus crónicas sobre los mayas
que a los cenotes no podía acceder _________38_________, únicamente estaban
autorizados los sacerdotes y los jerarcas de las tribus. En la zona arqueológica de
Chichén Itza está el cenote sagrado, que se _____39______ por la madre de estas
cavernas subterráneas porque está interconectado con el icónico templo de Kukulkán y
porque allí ha sido hallado el mayor número de restos humanos y la mayor colección de
cerámica y metales mayas. No _____40______ duda, pues, de la gran importancia que
tienen los cenotes como fuente de investigación e información para conocer las culturas
antiguas y su reflejo en las comunidades actuales del Yucatán.
(Adaptado de www.eluniversal.com. Mexico)
OPCIONES
27. a) entre b) hacia c) sobre
28. a) al b) a lo c) lo
29. a) ha originado b) ha provocado c) ha conducido
30. a) aunque b) de ahí que c) así pues
31. a) toda b) plena c) mucha
32. a) recompensa b) alcance c) quimera
33. a) tales b) todos c) varios
34. a) con tal de que b) ya que c) por más que
35. a) proveyeron b) proveyeran c) proveían
36. a) quien b) lo que c) que
37. a) suministraban b) crecían c) apuntaban
38. a) cualquier b) quienquiera c) cualquiera
39. a) interpreta b) considera c) tiene
40. a) cabe b) tiene c) es
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GRADO ONCE
TEXTO 2:
RESEÑAS VARIAS
A continuación leerá un artículo que incluye reseñas sobre varios libros.
Tiene seis textos (A-F) y ocho enunciados (19-26). Léalos y elija el texto que
corresponde a cada enunciado. RECUERDE QUE HAY TEXTOS QUE DEBEN SER
ELEGIDOS MÁS DE UNA VEZ. Marque las opciones elegidas en la Hoja de
respuestas. A. SEGURA MORALES, M. (2005):
A. Enseñar a convivir no es tan difícil. Manuel Segura, de larga formación y
dedicación a la psicología educativa, firma esta obra que, aunque está dirigida
principalmente a padres y profesores, no pretende ser un tratado de psicología o
material para clase, sino un libro para leer tranquilamente, disfrutarlo, cobrar
ánimos y encontrar nuevos caminos. El libro presenta y desarrolla cuatro
factores que se deben tener en cuenta para enseñar a convivir: enseñar a pensar,
desarrollar un juicio moral práctico, adquirir práctica en las habilidades sociales
básicas y aprender a conocer las propias emociones. En la actualidad el autor
imparte numerosos cursos sobre competencia social a profesores de Primaria y
Secundaria.
B. ALONSO RODRÍGUEZ, C. (2010): Reinventarse profesionalmente. La
sociedad exige hoy ser productivos en todos los ámbitos, circunstancia que
conlleva que muchos se quemen en el empeño. Los síntomas de estos problemas
son la desmotivación y la falta de ideas nuevas, pero sus causas son diversas.
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Este libro narra la historia real de tres jóvenes que, una vez
terminados sus estudios de negocios y no muy ilusionados con el futuro que les
espera, deciden crear un banco que ayudará a personas con problemas a
reinventar sus carreras. Esta fábula empresarial nos hará reflexionar sobre la
importancia de dedicarnos a lo que más nos gusta y para lo que estamos mejor
dotados, observar la realidad que nos rodea, actuar en consecuencia y ser
conscientes de nuestras capacidades y limitaciones. Cuando uno está ilusionado
con lo que hace, dice su autor, el éxito en el plano profesional y personal es un
objetivo más alcanzable.
C. SASTRE VILARRASA, G.; MORENO MARIMÓN, M. (2002): Resolución de
conflictos y aprendizaje emocional. Partiendo de la idea de que el conflicto es
una parte natural de la vida y de que su solución proporciona elementos para el
crecimiento personal, este libro pretende ayudar al alumnado a relacionarse, a
compartir los problemas que surgen de la convivencia y a encontrar soluciones
conjuntamente. Tras una primera parte teórica dedicada a la cognición y la
afectividad, las autoras dedican la mayor parte del libro a narrar sus experiencias
en clases de Primaria y Secundaria en las que trabajaron el aprendizaje
emocional y la resolución de conflictos.
D. GARAIGORDOBIL LANDAZABAL, M.; FAGOAGA AZUMENDI, J. M.
(2006): El juego cooperativo para prevenir la violencia en los centros escolares.
Este trabajo presenta una síntesis de la colección “Programa JUEGO” y de un
programa de intervención para adolescentes. Se estructura en cuatro partes
principales: fundamentación teórica sobre la contribución del juego y la
cooperación al desarrollo en la infancia y la adolescencia; descripción de los
programas de intervención, incluyendo las fichas técnicas de algunas
actividades; metodología; y, finalmente, resultados de la evaluación del
programa. En el epílogo se exponen las conclusiones y las directrices de futuro.
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En resumen, se trata de un trabajo bastante exhaustivo sobre el
juego cooperativo y su papel en la convivencia.
E. DE MONTES, Z.; MONTES, L. (2010): Mapas mentales. Los mapas mentales
han demostrado ser una extraordinaria alternativa en el proceso de enseñanza-
aprendizaje para estimular el enorme potencial que poseen los estudiantes para
las artes, las letras, las ciencias, la historia o la política. Este libro muestra cómo
elaborar mapas mentales y enseña a sintetizar y a analizar diversos problemas
por partes y a encontrar un equilibrio entre el pensamiento lineal y el espacial.
Además, el libro de Zoida G. de Montes y Laura Montes explica de forma breve
el funcionamiento del cerebro, presenta diversos ejemplos de mapas mentales y
explica cómo expanden y estimulan la compleja red de inteligencias que posee el
cerebro.
F. JARÉS, X. R. (2006): Pedagogía de la convivencia. Este volumen contiene
partes bien diferenciadas que giran en torno al tema de la convivencia. En la
primera parte se describen el marco y los contenidos de la pedagogía de la
convivencia y se estudian los factores que contribuyen a que esta se estropee. A
continuación, se exponen los resultados de una investigación sobre la
convivencia en centros educativos de Secundaria. Los siguientes capítulos se
dedican a propuestas y experiencias para desarrollar en el entorno familiar del
alumnado. Para finalizar, se recomienda la lectura de La clase, novela en la que
se inspiró la película francesa del mismo título. En ella, el autor narra sus
experiencias como profesor en un centro de Secundaria de los suburbios e
introduce al lector en un aula multicultural.
(Adaptado de COMPARTIM, revista de formación del profesorado. España)
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PREGUNTAS
19. En el libro se incluyen explicaciones de algunas actividades para el aula.
A) B) C) D) E) F)
20. Este libro habla de procedimientos que ayudan a desarrollar las diferentes dotes
de los estudiantes.
A) B) C) D) E) F)
21. Este libro destaca la importancia de saber para qué actividades estamos más
capacitados.
A) B) C) D) E) F)
22. A pesar de la seriedad de su título, esta obra está pensada para una lectura
relajada.
A) B) C) D) E) F)
23. En este libro se analizan las causas del deterioro de la convivencia.
A) B) C) D) E) F)
24. La historia parte de la sensación de falta de perspectivas de una serie de
personas.
A) B) C) D) E) F)
25. La principal aportación de este libro es la idea de que los problemas de
convivencia deben ser enfocados como un medio de crecimiento personal.
A) B) C) D) E) F)
26. El autor de este trabajo es formador de profesionales de la enseñanza.
A) B) C) D) E) F)
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GRADO ONCE
TEXTO 3:
EL GATO NEGRO EDGAR ALLAN POE
Ni espero ni quiero que se dé crédito a la historia
más extraordinaria, y, sin embargo, más familiar,
que voy a referir. Tratándose de un caso en el que
mis sentidos se niegan a aceptar su propio
testimonio, yo habría de estar realmente loco si así
lo creyera. No obstante, no estoy loco, y, con toda
seguridad, no sueño. Pero mañana puedo morir y
quisiera aliviar hoy mi espíritu. Mi inmediato deseo
es mostrar al mundo, clara, concretamente y sin
comentarios, una serie de simples acontecimientos
domésticos que, por sus consecuencias, me han
aterrorizado, torturado y anonadado. A pesar de
todo, no trataré de esclarecerlos. A mí casi no me
han producido otro sentimiento que el de horror; pero a muchas personas les parecerán
menos terribles que barrocos. Tal vez más tarde haya una inteligencia que reduzca mi
fantasma al estado de lugar común. Alguna inteligencia más serena, más lógica y mucho
menos excitable que la mía, encontrará tan sólo en las circunstancias que relato con
terror una serie normal de causas y de efectos naturalísimos.
La docilidad y humanidad de mi carácter sorprendieron desde mi infancia. Tan notable
era la ternura de mi corazón, que había hecho de mí el juguete de mis amigos. Sentía
una auténtica pasión por los animales, y mis padres me permitieron poseer una gran
variedad de favoritos. Casi todo el tiempo lo pasaba con ellos, y nunca me consideraba
tan feliz como cuando les daba de comer o los acariciaba. Con los años aumentó esta
particularidad de mi carácter, y cuando fui un hombre hice de ella una de mis
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Acción Poética
principales fuentes de gozo. Aquellos que han profesado afecto a un
perro fiel y sagaz no requieren la explicación de la naturaleza o intensidad de los gozos
que eso puede producir. En el amor desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí
mismo, hay algo que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido
ocasión de comprobar la amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural.
Me casé joven. Tuve la suerte de descubrir en mi mujer una disposición semejante a la
mía. Habiéndose dado cuenta de mi gusto por estos favoritos domésticos, no perdió
ocasión alguna de proporcionármelos de la especie más agradable. Tuvimos pájaros, un
pez de color de oro, un magnífico perro, conejos, un mono pequeño y un gato.
Era este último animal muy fuerte y bello, completamente negro y de una sagacidad
maravillosa. Mi mujer, que era, en el fondo, algo supersticiosa, hablando de su
inteligencia, aludía frecuentemente a la antigua creencia popular que consideraba a
todos los gatos negros como brujas disimuladas. No quiere esto decir que hablara
siempre en serio sobre este particular, y lo consigno sencillamente porque lo recuerdo.
Plutón—llamábase así el gato—era mi amigo predilecto. Sólo yo le daba de comer, y
adondequiera que fuese me seguía por la casa. Incluso me costaba trabajo impedirle que
me siguiera por la calle.
Nuestra amistad subsistió así algunos años, durante los cuales mi carácter y mi
temperamento—me sonroja confesarlo—, por causa del demonio de la intemperancia,
sufrió una alteración radicalmente funesta. De día en día me hice más taciturno, más
irritable, más indiferente a los sentimientos ajenos. Empleé con mi mujer un lenguaje
brutal, y con el tiempo la afligí incluso con violencias personales. Naturalmente, mi
pobre favorito debió de notar el cambio de mi carácter. No solamente no les hacía caso
alguno, sino que los maltrataba. Sin embargo, por lo que se refiere a Plutón, aún
despertaba en mí la consideración suficiente para no pegarle. En cambio, no sentía
ningún escrúpulo en maltratar a los conejos, al mono e incluso al perro, cuando, por
casualidad o afecto, se cruzaban en mi camino. Pero iba secuestrándome mi mal,
porque, ¿qué mal admite una comparación con el alcohol? Andando el tiempo, el mismo
Plutón, que envejecía y, naturalmente se hacía un poco huraño, comenzó a conocer los
efectos de mi perverso carácter.
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Acción Poética
Una noche, al regresar a casa completamente ebrio, de vuelta de uno de mis frecuentes
escondrijos del barrio, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo cogí, pero él,
horrorizado por mi violenta actitud, me hizo en la mano, con los dientes, una leve
herida. De mí se apoderó repentinamente un furor demoníaco. En aquel instante dejé de
conocerme. Pareció como si, de pronto, mi alma original hubiese abandonado mi
cuerpo, y una ruindad superdemoníaca, saturada de ginebra, se filtró en cada una de las
fibras de mi ser. Del bolsillo de mi chaleco saqué un cortaplumas, lo abrí, cogí al pobre
animal por la garganta y, deliberadamente, le vacié un ojo... Me cubre el rubor, me
abrasa, me estremezco al escribir esta abominable atrocidad.
Cuando, al amanecer, hube recuperado la razón, cuando se hubieron disipado los
vapores de mi crápula nocturna, experimenté un sentimiento mitad horror, mitad
remordimiento, por el crimen que había cometido. Pero, todo lo más, era un débil y
equívoco sentimiento, y el alma no sufrió sus acometidas. Volví a sumirme en los
excesos, y no tardé en ahogar en el vino todo recuerdo de mi acción.
Curó entre tanto el gato lentamente. La
órbita del ojo perdido presentaba, es
cierto, un aspecto espantoso. Pero
después, con el tiempo, no pareció que se
daba cuenta de ello. Según su costumbre,
iba y venía por la casa; pero, como debí
suponerlo, en cuanto veía que me
aproximaba a él, huía aterrorizado. Me quedaba aún lo bastante de mi antiguo corazón
para que me afligiera aquella manifiesta antipatía en una criatura que tanto me había
amado anteriormente. Pero este sentimiento no tardó en ser desalojado por la irritación.
Como para mi caída final e irrevocable, brotó entonces el espíritu de perversidad,
espíritu del que la filosofía no se cuida ni poco ni mucho.
No obstante, tan seguro como que existe mi alma, creo que la perversidad es uno de los
primitivos impulsos del corazón humano, una de esas indivisibles primeras facultades o
sentimientos que dirigen el carácter del hombre... ¿Quién no se ha sorprendido
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Acción Poética
numerosas veces cometiendo una acción necia o vil, por la única razón
de que sabía que no debía cometerla? ¿No tenemos una constante inclinación, pese a lo
excelente de nuestro juicio, a violar lo que es la ley, simplemente porque
comprendemos que es la Ley?
Digo que este espíritu de perversidad hubo de producir mi ruina completa. El vivo e
insondable deseo del alma de atormentarse a sí misma, de violentar su propia
naturaleza, de hacer el mal por amor al mal, me impulsaba a continuar y últimamente a
llevar a efecto el suplicio que había infligido al inofensivo animal. Una mañana, a
sangre fría, ceñí un nudo corredizo en torno a su cuello y lo ahorqué de la rama de un
árbol. Lo ahorqué con mis ojos llenos de lágrimas, con el corazón desbordante del más
amargo remordimiento. Lo ahorqué porque sabía que él me había amado, y porque
reconocía que no me había dado motivo alguno para encolerizarme con él. Lo ahorqué
porque sabía que al hacerlo cometía un pecado, un pecado mortal que comprometía a mi
alma inmortal, hasta el punto de colocarla, si esto fuera posible, lejos incluso de la
misericordia infinita del muy terrible y misericordioso Dios.
En la noche siguiente al día en que fue cometida una acción tan cruel, me despertó del
sueño el grito de: "¡Fuego!" Ardían las cortinas de mi lecho. La casa era una gran
hoguera. No sin grandes dificultades, mi mujer, un criado y yo logramos escapar del
incendio. La destrucción fue total. Quedé arruinado, y me entregué desde entonces a la
desesperación.
No intento establecer relación alguna entre causa y efecto con respecto a la atrocidad y
el desastre. Estoy por encima de tal debilidad. Pero me limito a dar cuenta de una
cadena de hechos y no quiero omitir el menor eslabón. Visité las ruinas el día siguiente
al del incendio. Excepto una, todas las paredes se habían derrumbado. Esta sola
excepción la constituía un delgado tabique interior, situado casi en la mitad de la casa,
contra el que se apoyaba la cabecera de mi lecho. Allí la fábrica había resistido en gran
parte a la acción del fuego, hecho que atribuí a haber sido renovada recientemente. En
torno a aquella pared se congregaba la multitud, y numerosas personas examinaban una
parte del muro con atención viva y minuciosa. Excitaron mi curiosidad las palabras:
"extraño", "singular", y otras expresiones parecidas. Me acerqué y vi, a modo de un
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bajorrelieve esculpido sobre la blanca superficie, la figura de un
gigantesco gato. La imagen estaba copiada con una exactitud realmente maravillosa.
Rodeaba el cuello del animal una cuerda.
Apenas hube visto esta aparición—porque yo no podía considerar aquello más que
como una aparición—, mi asombro y mi terror fueron extraordinarios. Por fin vino en
mi amparo la reflexión. Recordaba que el gato había sido ahorcado en un jardín
contiguo a la casa. A los gritos de alarma, el jardín fue invadido inmediatamente por la
muchedumbre, y el animal debió de ser descolgado por alguien del árbol y arrojado a mi
cuarto por una ventana abierta. Indudablemente se hizo esto con el fin de despertarme.
El derrumbamiento de las restantes paredes había comprimido a la víctima de mi
crueldad en el yeso recientemente extendido. La cal del muro, en combinación con las
llamas y el amoníaco del cadáver, produjo la imagen tal como yo la veía.
Aunque prontamente satisfice así a mi razón, ya que no por completo mi conciencia, no
dejó, sin embargo, de grabar en mi imaginación una huella profunda el sorprendente
caso que acabo de dar cuenta. Durante algunos meses no pude liberarme del fantasma
del gato, y en todo este tiempo nació en mi alma una especie de sentimiento que se
parecía, aunque no lo era, al remordimiento. Llegué incluso a lamentar la pérdida del
animal y a buscar en torno mío, en los miserables tugurios que a la sazón frecuentaba,
otro favorito de la misma especie y de facciones parecidas que pudiera sustituirle.
Hallábame sentado una noche, medio aturdido, en un bodegón
infame, cuando atrajo repentinamente mi atención un objeto
negro que yacía en lo alto de uno de los inmensos barriles de
ginebra o ron que componían el mobiliario más importante de la
sala. Hacía ya algunos momentos que miraba a lo alto del tonel,
y me sorprendió no haber advertido el objeto colocado encima.
Me acerqué a él y lo toqué. Era un gato negro, enorme, tan
corpulento como Plutón, al que se parecía en todo menos en un
pormenor: Plutón no tenía un solo pelo blanco en todo el cuerpo, pero éste tenía una
señal ancha y blanca aunque de forma indefinida, que le cubría casi toda la región del
pecho.
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Apenas puse en él mi mano, se levantó repentinamente, ronroneando con fuerza, se
restregó contra mi mano y pareció contento de mi atención. Era pues, el animal que yo
buscaba. Me apresuré a proponer al dueño su adquisición, pero éste no tuvo interés
alguno por el animal. Ni le conocía ni le había visto hasta entonces.
Continué acariciándole, y cuando me disponía a regresar a mi casa, el animal se mostró
dispuesto a seguirme. Se lo permití, e inclinándome de cuando en cuando, caminamos
hacia mi casa acariciándole. Cuando llegó a ella se encontró como si fuera la suya, y se
convirtió rápidamente en el mejor amigo de mi mujer.
Por mi parte, no tardó en formarse en mí una antipatía hacia él. Era, pues, precisamente,
lo contrario de lo que yo había esperado. No sé cómo ni por qué sucedió esto, pero su
evidente ternura me enojaba y casi me fatigaba. Paulatinamente, estos sentimientos de
disgusto y fastidio acrecentaron hasta convertirse en la amargura del odio. Yo evitaba su
presencia. Una especie de vergüenza, y el recuerdo de mi primera crueldad, me
impidieron que lo maltratara. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de
tratarle con violencia; pero gradual, insensiblemente, llegué a sentir por él un horror
indecible, y a eludir en silencio, como si huyera de la peste, su odiosa presencia.
Sin duda, lo que aumentó mi odio por el animal fue el descubrimiento que hice a la
mañana del siguiente día de haberlo llevado a casa. Como Plutón, también él había sido
privado de uno de sus ojos. Sin embargo, esta circunstancia contribuyó a hacerle más
grato a mi mujer, que, como he dicho ya, poseía grandemente la ternura de sentimientos
que fue en otro tiempo mi rasgo característico y el frecuente manantial de mis placeres
más sencillos y puros.
Sin embargo, el cariño que el gato me demostraba parecía crecer en razón directa de mi
odio hacia él. Con una tenacidad imposible de hacer comprender al lector, seguía
constantemente mis pasos. En cuanto me sentaba, acurrucábase bajo mi silla, o saltaba
sobre mis rodillas, cubriéndome con sus caricias espantosas. Si me levantaba para
andar, metíase entre mis piernas y casi me derribaba, o bien, clavando sus largas y
agudas garras en mi ropa, trepaba por ellas hasta mi pecho. En esos instantes, aun
cuando hubiera querido matarle de un golpe, me lo impedía en parte el recuerdo de mi
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primer crimen; pero, sobre todo, me apresuro a confesarlo, el verdadero
terror del animal.
Este terror no era positivamente el de un mal físico, y, no obstante, me sería muy difícil
definirlo de otro modo. Casi me avergüenza confesarlo. Aun en esta celda de
malhechor, casi me avergüenza confesar que el horror y el pánico que me inspiraba el
animal habíanse acrecentado a causa de una de las fantasías más perfectas que es
posible imaginar. Mi mujer, no pocas veces, había llamado mi atención con respecto al
carácter de la mancha blanca de que he hablado y que constituía la única diferencia
perceptible entre el animal extraño y aquel que había matado yo. Recordará, sin duda, el
lector que esta señal, aunque grande, tuvo primitivamente una forma indefinida. Pero
lenta, gradualmente, por fases imperceptibles y que mi razón se esforzó durante largo
tiempo en considerar como imaginaria, había concluido adquiriendo una nitidez
rigurosa de contornos.
En ese momento era la imagen de un objeto que me hace temblar nombrarlo. Era, sobre
todo, lo que me hacía mirarle como a un monstruo de horror y repugnancia, y lo que, si
me hubiera atrevido, me hubiese impulsado a librarme de él. Era ahora, digo, la imagen
de una cosa abominable y siniestra: la imagen ¡de la horca! ¡Oh lúgubre y terrible
máquina, máquina de espanto y crimen, de muerte y agonía!
Yo era entonces, en verdad, un miserable, más allá
de la miseria posible de la Humanidad. Una bestia
bruta, cuyo hermano fue aniquilado por mí con
desprecio, una bestia bruta engendraba en mí en
mí, hombre formado a imagen del Altísimo, tan
grande e intolerable infortunio. ¡Ay! Ni de día ni
de noche conocía yo la paz del descanso. Ni un
solo instante, durante el día, dejábame el animal. Y de noche, a cada momento, cuando
salía de mis sueños lleno de indefinible angustia, era tan sólo para sentir el aliento tibio
de la cosa sobre mi rostro y su enorme peso, encarnación de una pesadilla que yo no
podía separar de mí y que parecía eternamente posada en mi corazón.
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Acción Poética
Bajo tales tormentos sucumbió lo poco que había de bueno en mí. Infames
pensamientos convirtiéronse en mis íntimos; los más sombríos, los más infames de
todos los pensamientos. La tristeza de mi humor de costumbre se acrecentó hasta
hacerme aborrecer a todas las cosas y a la Humanidad entera. Mi mujer, sin embargo, no
se quejaba nunca ¡Ay! Era mi paño de lágrimas de siempre. La mas paciente víctima de
las repentinas, frecuentes e indomables expansiones de una furia a la que ciertamente
me abandoné desde entonces.
Para un quehacer doméstico, me acompañó un día al sótano de un viejo edificio en el
que nos obligara a vivir nuestra pobreza. Por los agudos peldaños de la escalera me
seguía el gato, y, habiéndome hecho tropezar la cabeza, me exasperó hasta la locura.
Apoderándome de un hacha y olvidando en mi furor el espanto pueril que había
detenido hasta entonces mi mano, dirigí un golpe al animal, que hubiera sido mortal si
le hubiera alcanzado como quería. Pero la mano de mi mujer detuvo el golpe. Una rabia
más que diabólica me produjo esta intervención. Liberé mi brazo del obstáculo que lo
detenía y le hundí a ella el hacha en el cráneo. Mi mujer cayó muerta instantáneamente,
sin exhalar siquiera un gemido.
Realizado el horrible asesinato, inmediata y resueltamente procuré esconder el cuerpo.
Me di cuenta de que no podía hacerlo desaparecer de la casa, ni de día ni de noche, sin
correr el riesgo de que se enteraran los vecinos. Asaltaron mi mente varios proyectos.
Pensé por un instante en fragmentar el cadáver y arrojar al suelo los pedazos. Resolví
después cavar una fosa en el piso de la cueva. Luego pensé arrojarlo al pozo del jardín.
Cambien la idea y decidí embalarlo en un cajón, como una mercancía, en la forma de
costumbre, y encargar a un mandadero que se lo llevase de casa. Pero, por último, me
detuve ante un proyecto que consideré el mas factible. Me decidí a emparedarlo en el
sótano, como se dice que hacían en la Edad Media los monjes con sus víctimas.
La cueva parecía estar construida a propósito para semejante proyecto. Los muros no
estaban levantados con el cuidado de costumbre y no hacía mucho tiempo había sido
cubierto en toda su extensión por una capa de yeso que no dejó endurecer la humedad.
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Acción Poética
Por otra parte, había un saliente en uno de los muros, producido por una chimenea
artificial o especie de hogar que quedó luego tapado y dispuesto de la misma forma que
el resto del sótano. No dudé que me sería fácil quitar los ladrillos de aquel sitio, colocar
el cadáver y emparedarlo del mismo modo, de forma que ninguna mirada pudiese
descubrir nada sospechoso.
No me engañó mi cálculo. Ayudado por una palanca, separé sin dificultad los ladrillos,
y, habiendo luego aplicado cuidadosamente el cuerpo contra la pared interior, lo sostuve
en esta postura hasta poder establecer sin gran esfuerzo toda la fábrica a su estado
primitivo. Con todas las precauciones imaginables, me procuré una argamasa de cal y
arena, preparé una capa que no podía distinguirse de la primitiva y cubrí
escrupulosamente con ella el nuevo tabique.
Cuando terminé, vi que todo había resultado perfecto. La pared no presentaba la más
leve señal de arreglo. Con el mayor cuidado barrí el suelo y recogí los escombros, miré
triunfalmente en torno mío y me dije: "Por lo menos, aquí, mi trabajo no ha sido
infructuoso".
Mi primera idea, entonces, fue buscar al animal que fue causante de tan tremenda
desgracia, porque, al fin, había resuelto matarlo. Si en aquel momento hubiera podido
encontrarle, nada hubiese evitado su destino. Pero parecía que el artificioso animal, ante
la violencia de mi cólera, habíase alarmado y procuraba no presentarse ante mí,
desafiando mi mal humor. Imposible describir o imaginar la intensa, la apacible
sensación de alivio que trajo a mi corazón la ausencia de la detestable criatura. En toda
la noche se presentó, y ésta fue la primera que gocé desde su entrada en la casa,
durmiendo tranquila y profundamente. Sí; dormí con el peso de aquel asesinato en mi
alma.
Transcurrieron el segundo y el tercer día. Mi verdugo no vino, sin embargo. Como un
hombre libre, respiré una vez más. En su terror, el monstruo había abandonado para
siempre aquellos lugares. Ya no volvería a verle nunca: Mi dicha era infinita. Me
inquietaba muy poco la criminalidad de mi tenebrosa acción. Inicióse una especie de
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Acción Poética
sumario que apuró poco las averiguaciones. También se dispuso un
reconocimiento, pero, naturalmente, nada podía descubrirse. Yo daba por asegurada mi
felicidad futura.
Al cuarto día después de haberse cometido el asesinato, se presentó inopinadamente en
mi casa un grupo de agentes de Policía y procedió de nuevo a una rigurosa investigación
del local. Sin embargo, confiado en lo impenetrable del escondite, no experimenté
ninguna turbación.
Los agentes quisieron que les acompañase en sus pesquisas. Fue explorado hasta el
último rincón. Por tercera o cuarta vez bajaron por último a la cueva. No me alteré lo
más mínimo. Como el de un hombre que reposa en la inocencia, mi corazón latía
pacíficamente. Recorrí el sótano de punta a punta, crucé los brazos sobre mi pecho y me
paseé indiferente de un lado a otro. Plenamente satisfecha, la Policía se disponía a
abandonar la casa. Era demasiado intenso el júbilo de mi corazón para que pudiera
reprimirlo. Sentía la viva necesidad de decir una palabra, una palabra tan sólo a modo
de triunfo, y hacer doblemente evidente su convicción con respecto a mi inocencia.
—Señores—dije, por último, cuando los agentes subían la escalera—, es para mí una
gran satisfacción haber desvanecido sus sospechas. Deseo a todos ustedes una buena
salud y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, señores, tienen ustedes aquí una
casa construida—apenas sabía lo que hablaba, en mi furioso deseo de decir algo con
aire deliberado—. Puedo asegurar que ésta es una casa excelentemente construida. Estos
muros...¿Se van ustedes, señores? Estos muros están construidos con una gran solidez.
Entonces, por una fanfarronada frenética, golpeé con fuerza, con un bastón que tenía en
la mano en ese momento, precisamente sobre la pared del tabique tras el cual yacía la
esposa de mi corazón.
¡Ah! Que por lo menos Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio.
Apenas húbose hundido en el silencio el eco de mis golpes, me respondió una voz desde
el fondo de la tumba. Era primero una queja, velada y encontrada como el sollozo de un
niño. Después, en seguida, se hinchó en un prolongado, sonoro y continuo,
completamente anormal e inhumano, un alarido, un aullido, mitad horror, mitad triunfo,
como solamente puede brotar del infierno, horrible armonía que surgiera al unísono de
Lee poco y serás como muchos…
Lee mucho y serás como pocos.
Acción Poética
las gargantas de los condenados en sus torturas y de los demonios que
gozaban en la condenación.
Sería una locura expresaros mis sentimientos. Me sentí desfallecer y, tambaleándome,
caí contra la pared opuesta. Durante un instante detuviéronse en los escalones los
agentes. El terror los había dejado atónitos. Un momento después, doce brazos robustos
atacaron la pared, que cayó a tierra de un golpe. El cadáver,
muy desfigurado ya y cubierto de sangre coagulada,
apareció, rígido, a los ojos de los circundantes.
Sobre su cabeza, con las rojas fauces dilatadas y llameando
el único ojo, se posaba el odioso animal cuya astucia me
llevó al asesinato y cuya reveladora voz me entregaba al
verdugo. Yo había emparedado al monstruo en la tumba.
autor: Edgar Allan Poe
ACTIVIDAD:
DESPUES DE LA LECTURA:
1. Describe psicológicamente a todos los personajes, al finalizar la historia.
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2. ¿Qué tipo de narrador está relatando?
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Lee poco y serás como muchos…
Lee mucho y serás como pocos.
Acción Poética
3. Un sinónimo de la palabra infligir es:
a. Condenar.
b. Ocasionar.
c. Evitar.
4. ¿Cómo es el personaje central de la historia? Descríbelo en cuanto a su conducta,
sus sentimientos y sus inquietudes.
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5. ¿En qué tiempo ocurrió la acción? ¿Presente? ¿Pasado? Explica.
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6. Explica mediante tres ejemplos, por qué “El gato negro” es un cuento:
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7. Señala la corriente literaria (Romanticismo) y menciona 5 características románticas
con ejemplos tomados del cuento:
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Acción Poética
8. Construye un dibujo en el que se represente el acontecimiento de la
historia que más te llamo la atención o te impacto:
9. Explica qué es una metamorfosis. Ilustra, por etapas, la transformación que sufre el
protagonista.
10. Comenta qué efectos causan el alcoholismo y la violencia del protagonista en su
entorno.
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11. ¿Qué tipos de maltratos reciben las mujeres en la actualidad? ¿Existen leyes
que las protejan? ¿Cuáles?
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GRADO ONCE
TEXTO 4:
LADRÓN DE SÁBADO
ACTIVIDAD INICIAL
- Lee el título del texto. ¿De qué crees que tratará su contenido?
Hugo, un ladrón que sólo roba los fines
de semana, entra en una casa un sábado
por la noche. Ana, la dueña, una
treintañera guapa e insomne empedernida,
lo descubre in fraganti. Amenazada con la
pistola, la mujer le entrega todas las joyas
y cosas de valor, y le pide que no se
acerque a Pauli, su niña de tres años. Sin
embargo, la niña lo ve, y él la conquista con algunos trucos de magia. Hugo piensa:
«¿Por qué irse tan pronto, si se está tan bien aquí?» Podría quedarse todo el fin de
semana y gozar plenamente la situación, pues el marido -lo sabe porque los ha espiado-
no regresa de su viaje de negocios hasta el domingo en la noche. El ladrón no lo piensa
mucho: se pone los pantalones del señor de la casa y le pide a Ana que cocine para él,
que saque el vino de la cava y que ponga algo de música para cenar, porque sin música
no puede vivir.
A Ana, preocupada por Pauli, mientras prepara la cena se le ocurre algo para sacar al
tipo de su casa. Pero no puede hacer gran cosa porque Hugo cortó los cables del
teléfono, la casa está muy alejada, es de noche y nadie va a llegar. Ana decide poner una
pastilla para dormir en la copa de Hugo. Durante la cena, el ladrón, que entre semana es
velador de un banco, descubre que Ana es la conductora de su programa favorito de
radio, el programa de música popular que oye todas las noches, sin falta. Hugo es su
gran admirador y mientras escuchan al gran Benny cantando Cómo fue en un casete,
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Acción Poética
hablan sobre música y músicos. Ana se arrepiente de dormirlo pues
Hugo se comporta tranquilamente y no tiene intenciones de lastimarla ni violentarla,
pero ya es tarde porque el somnífero ya está en la copa y el ladrón la bebe toda muy
contento. Sin embargo, ha habido una equivocación, y quien ha tomado la copa con la
pastilla es ella. Ana se queda dormida en un dos por tres.
A la mañana siguiente Ana despierta completamente vestida y muy bien tapada con una
cobija, en su recámara. En el jardín, Hugo y Pauli juegan, ya que han terminado de
hacer el desayuno. Ana se sorprende de lo bien que se llevan. Además, le encanta cómo
cocina ese ladrón que, a fin de cuentas, es bastante atractivo. Ana empieza a sentir una
extraña felicidad.
En esos momentos una amiga pasa para invitarla a comer. Hugo se pone nervioso pero
Ana inventa que la niña está enferma y la despide de inmediato. Así los tres se quedan
juntitos en casa a disfrutar del domingo. Hugo repara las ventanas y el teléfono que
descompuso la noche anterior, mientras silba. Ana se entera de que él baila muy bien el
danzón, baile que a ella le encanta pero que nunca puede practicar con nadie. Él le
propone que bailen una pieza y se acoplan de tal manera que bailan hasta ya entrada la
tarde. Pauli los observa, aplaude y, finalmente se queda dormida. Rendidos, terminan
tirados en un sillón de la sala.
Para entonces ya se les fue el santo al cielo, pues es hora de que el marido regrese.
Aunque Ana se resiste, Hugo le devuelve casi todo lo que había robado, le da algunos
consejos para que no se metan en su casa los ladrones, y se despide de las dos mujeres
con no poca tristeza. Ana lo mira alejarse. Hugo está por desaparecer y ella lo llama a
voces. Cuando regresa le dice, mirándole muy fijo a los ojos, que el próximo fin de
semana su esposo va a volver a salir de viaje. El ladrón de sábado se va feliz, bailando
por las calles del barrio, mientras anochece.
autor: Gabriel Garcia Marquéz
Tomado de: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/ggm/ladron_de_sabado.htm
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Acción Poética
ACTIVIDADES
- Cuando en el texto dice “lo descubre in fraganti”, la expresión subrayada puede ser
reemplazada por:
a) Tranquilamente
b) Momentáneamente
c) Súbitamente
- Explica con tus propias palabras el sentido de la expresión: “Para entonces ya se les
fue el santo al cielo
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- ¿Por qué crees que Ana le informa al ladrón sobre la ausencia de su esposo el
próximo fin de semana? Explica tu respuesta.
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- Haz una descripción de cada personaje teniendo en cuenta sus sentimientos y su
forma de vida
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- ¿A partir de qué momento surge el conflicto en la historia narrada?
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- Reúnete con un compañero y representen frente a los demás, una escena de la
historia.
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Acción Poética
GRADO ONCE
TEXTO 5:
¿HACIA LA DEMOCRACIA ELECTRÓNICA?
Habitualmente participamos en procesos electorales para determinar nuestro gobierno
depositando nuestro voto, un trozo de papel, en una urna. Sin embargo, todas las
semanas tenemos oportunidad de participar en votaciones por SMS o Internet en
variados programas de televisión. No es extraño, por lo tanto, que, en línea con la
progresiva transformación tecnológica de nuestra sociedad, hayan surgido
recientemente noticias sobre diversos aspectos de la aplicación de las tecnologías de la
información a la política, principalmente en lo que se refiere a la automatización de los
procesos de voto.
Estamos en tiempo de debate. Un debate que busca promover las nuevas tecnologías en
nuestra vida política, como previamente se ha hecho en los negocios, la educación o las
artes. Un debate que podría llevar a que la política, tal y como hoy se la conoce, cambie
en este siglo XXI, que será esencialmente móvil y electrónico. Al fin y al cabo,
recordemos que nuestras actuales instituciones provienen de los tiempos en que el
transporte y las comunicaciones eran extremadamente costosos en tiempo y dinero. Con
los años, los políticos han desarrollado un estilo en el que, salvo en tiempos de
campaña, mantienen escasa relación con los ciudadanos. En cierto sentido, nuestras
instituciones están desfasadas, puesto que no se han beneficiado de las nuevas
tecnologías en un sentido social. Internet ofrece claras oportunidades para aproximar a
gobernantes y gobernados, y para crear y difundir conocimientos entre los ciudadanos.
Esta visión puede llevarse al extremo, como han hecho los “tecnoutópicos”, que ven en
Internet un medio para propagar globalmente los ideales del ágora ateniense por medio
de la discusión y la votación electrónica. Cualquier decisión podría votarse y podríamos
vivir en un sistema de referéndum permanente. Frente a este futuro, en el que cada
mañana, antes de trabajar, nos conectaríamos a Internet y votaríamos en los tres o cuatro
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Acción Poética
referéndums del día, debemos recordar cómo la economía y la
psicología experimentales muestran insistentemente que las personas no somos
racionales al tomar decisiones cuando solo usamos nuestra intuición y que no
tendríamos tiempo para vivir en ese proceso de referéndum permanente: no solo se trata
de votar, sino de informarse, deliberar y decidir.
En nuestra opinión, y aunque las tecnologías que automatizan e informan son
importantes y útiles, son de menos interés que aquellas con un potencial para
transformar la naturaleza de la democracia. En cualquier caso, son numerosos los
beneficios potenciales de la naciente democracia electrónica, como por ejemplo, la
legitimación que se produce al acercar las decisiones a la gente y tomarse públicamente
las decisiones políticas, al reducirse la apatía y la alienación y maximizarse el potencial
del ciudadano. Sin embargo, también se pueden identificar algunos peligros, como el
debilitamiento de la autoridad central.
Otra cuestión que suscita gran debate es la de la seguridad. Como cualquier operación a
gran escala, el potencial para la corrupción en una consulta en línea es considerable.
¿Cómo se verifica la identidad en una operación electrónica? Si en algunos países la
participación en elecciones generales queda muchas veces por debajo del 60%, ¿cómo
aseguramos que el 40% restante de los votantes no ve su voto manipulado por algún
tecnólogo experto? En gran medida, tales problemas se evitarían con certificados
digitales y criptografía de clave pública, pero estos sistemas aún tienen un coste
elevado. Incluso si fuese posible evitar la suplantación a gran escala, sería casi
imposible asegurar que un votante en línea fuese quien dice ser, a menos que se
recurriese a tecnologías de reconocimiento muy caras, basadas en huellas digitales o en
el iris.
Pero la principal garantía en una democracia electrónica debería ser el acceso
generalizado a las tecnologías de la información, algo que realmente permanece como
un obstáculo, puesto que la penetración de Internet en los hogares de la mayoría de los
países avanzados dista de ser universal. En los últimos años se ha venido acuñando el
término “brecha digital” para definir tal situación, y esta brecha conlleva otro peligro:
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Acción Poética
que las nuevas tecnologías puedan afectar negativamente, aún más, a
los más vulnerables.
(Adaptado de www.madridmsad.org/cienciaysociedad/debates.actualidad/historico/default.asp?idforo. España)
ACTIVIDAD
1. Según el autor del texto, el uso de las nuevas tecnologías en política…
a) está acabando con el uso de las urnas.
b) se encuentra en un estado incipiente.
c) debe seguir el ejemplo de la televisión.
2. El autor del texto es partidario de utilizar las tecnologías para…
a) mejorar la formación de los políticos.
b) aumentar la comunicación entre las distintas instituciones del Estado.
c) incrementar el contacto de los políticos con los ciudadanos.
3. En el texto se defiende que el ciudadano…
a) reflexione y valore opciones antes de proceder al voto.
b) utilice Internet para discutir su voto con otros ciudadanos.
c) vote cotidianamente toda clase de decisiones.
4. Según el texto, el uso de la tecnología en política puede conllevar…
a) una mayor participación en las votaciones.
b) un descenso de los abusos de poder.
c) un carácter más justo de las decisiones públicas.
5. Para el autor del texto, la solución a la falta de seguridad en Internet…
a) exigiría una gran inversión económica.
b) no es todavía posible debido a la corrupción.
c) se encuentra en sistemas de reconocimiento de la manipulación.
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Acción Poética
6. En el texto, el término “brecha digital” alude a…
a) la diferencia de uso de Internet en cada país.
b) la diferencia de uso de Internet dentro de los países desarrollados.
c) la falta de información de los potenciales usuarios de Internet.
7. Escribe el argumento central de la lectura:
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GRADO ONCE
TEXTO 6:
BORGES Y YO
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino
por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente,
para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges
tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de
profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los
relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las
etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro
comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que
las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar
que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para
que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta
confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar,
quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la
tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún
instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndolo todo, aunque me
consta su perversa costumbre de falsear y magnificar.
Espinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra
eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí
(si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o
que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé
de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos
juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y
todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
autor: Jorge Luis Borges (1899–1986)
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Acción Poética
ACTIVIDADES
1. Saca la idea principal y dos secundarias.
2. En el texto, hay un claro uso de "yo" y "Borges". ¿Quién es el "yo" y quién es el
“Borges”’
3. ¿Qué cosas le gustan al "yo"? ¿Y a "Borges"?
4. Cuando menciona la literatura, se refiere a "las páginas". ¿Quién escribe esas
"páginas" y a qué pertenecen?
5. ¿Cuál de los dos "personajes" tiene una perversa costumbre de falsear y
magnificar?
6. ¿Quién escribió este texto, Borges privado o Borges público?
7. Escribe una frase que explica lo que piensas de Borges después de leer
"Borges y yo”
8. "...todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere
ser piedra y el tigre un tigre". Esta frase significa que esencialmente todo ser se
queda con una identidad fija y concreta. ¿Estás de acuerdo, o puede
cambiarse la gente? Argumenta en 10 renglones.
9. ¿Crees que la gente famosa tiene dos personalidades, una en público y una en
privado? Argumenta
10. ¿Te comportas de forma diferente cuando estás con tus amigos y cuando estás
con gente desconocida? ¿Qué diferencias notas en tu comportamiento?
Argumenta.
11. Realiza un paralelo entre tu forma de ser en el colegio y con los amigos.