GUERRAS DE INDEPENDENCIA

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  • 8/17/2019 GUERRAS DE INDEPENDENCIA

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    LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y

    LA EMANCIPACIÓN DE LAS COLONIAS

    AMERICANAS

    Fernando VII encontró un país devastado por seis años de guerra. Pueblos

    arrasados, ciudades destripadas, caminos y fábricas inservibles... Sin

    embargo, entre todas las pérdidas que la contienda ocasionó a España, lamayor fue la emancipación de las colonias americanas (1809-1826).

    Mientras España hervía, alzada contra Napoleón, América se sublevaba.

    El colapso político al otro lado del Atlántico brindó a los dirigentes criollosla oportunidad de explotar todos los agravios acumulados en el siglo

    anterior. En la doctrina ilustrada y el ejemplo de Estados Unidos hallaronaquellos descendientes de españoles el arma perfecta para dejar oír con

    fuerza sus argumentos frente a la desatención de la metrópoli y la actitudde los hidalgos vascos, que los habían desplazado de los mejores puestos

    de la burocracia. Al igual que en la guerra española contra Napoleón, elbajo clero será una magnífica cantera de líderes insurgentes con los

    púlpitos al servicio del movimiento independentista. Curas guerrilleroscomo Hidalgo o Morelos se echarían a los caminos de una América

    insurrecta al frente de millares de indios armados con lanzas y escopetas.Pronto verían cómo la esperanza de un continente sin esclavos, sediento

    de Ilustración, de derechos y libertades, caía en manos de caudillosmilitares que asaltaban el poder y construían un modelo de nación en el

    que la mayoría de los ciudadanos quedaría marginada.

    Nada podrá hacer Madrid frente a los descontentos, cuyos dirigentesaprovecharon la ocupación francesa al otro lado del Atlántico para

    anunciar, entre pelea y pelea, el fin próximo del Imperio. La pugna

    degeneró pronto en un cruento conflicto civil que enfrentó a los defensoresde la metrópoli española y los partidarios de la secesión. Concluida la

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    guerra en la Península, el rey apostó por la represión militar e impuso la

    paz en las tierras de Colombia y Venezuela, pero no consiguió impedir laindependencia de Argentina (1816). Poco duraría el orden impuesto por los

    generales realistas en las regiones pacificadas. Fernando VII, tan

    intransigente en América ante cualquier forma de autonomía como lo había

    sido en España con los defensores del liberalismo, enquistódefinitivamente el problema. Quien hablaba de emancipación firmaba su

    sentencia. Quien hablaba de suprimir la Inquisición o abolir la esclavitud,marchaba al patíbulo o al paredón. La persecución a que se vieron

    sometidos los círculos criollos empujó de nuevo a los generales

    americanos al enfrentamiento. Había llegado la hora de las grandes

    campañas militares, de los ejércitos polvorientos de Simón Bolívar y loscurtidos expedicionarios de José de San Martín, peregrinos de los campos

    de batalla y profetas ingenuos de una gran patria americana. En las filas dela insurrección cabalgaban curas guerrilleros, gauchos de las orillas del río

    de la Plata, indios del Perú, llaneros de la Gran Colombia, soldados de

    fortuna europeos y oficiales españoles ganados por el Nuevo Mundo,

    veteranos de la guerra de la Independencia que después de serperseguidos por las tropas del rey sirvieron a los líderes criollos con la

    esperanza de hacer realidad en América la libertad encerrada en lasprisiones de la Península.

    Mina, de las vertientes montañosas

    llegaste como un hilo de agua dura.

    España clara, España transparente

    te parió entre dolores, indomable,

    y tienes la dureza luminosa

    del agua torrencial de las montañas.

    PABLO NERUDA,Canto General

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    las calles de Bogotá, el Libertador, melancólico y abatido, sin luz en los

    ojos, descendía por el río Magdalena hacia el mar, hacia una muertesolitaria. Los días de gloria se habían ido, las ilusiones, las batallas...

    Quedaba el recuerdo, la compañía de los espectros del pasado, el nau-

    fragio sentimental de saberse vencido.

    "Entonces cruzó los brazos contra el pecho y empezó a oír las voces

    radiantes de los esclavos cantando la salve de las seis en los trapiches, yvio por la ventana el diamante de Venus en el cielo que se iba para

    siempre, las nieves eternas, la enredadera nueva cuyas campánulasamarillas no vería florecer el sábado siguiente en la casa cerrada por el

    duelo, los últimos fulgores de la vida que nunca más, por los siglos de lossiglos, volvería a repetirse."

    GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ,El general en su laberinto

    Fernando GARCÍA DE CORTÁZAR

    HISTORIA DE ESPAÑA