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Definicion, objeto e importancia La historia es la ciencia social que se encarga de estudiar el pasado de la humanidad. Por otra parte, la palabra se utiliza para definir al periódico histórico que comienza con la aparición de la escritura e incluso para referirse al pasado mismo. La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales. [1] Se denomina también historia al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad. Aquí podrás encontrar información acerca de los distintos grupos sociales existentes durante la época colonial y sus formas de vida. Es importante destacar que la estructura social en esta época era muy rígida y jerarquizada, y las distintas clases sociales estaban determinadas por aspectos étnicos, jurídicos y económicos. Españoles y Criollos Desde el siglo XVI hasta el XVIII, los españoles aunque eran considerados como la clase más alta e importante de aquella época, llevaban una vida sencilla. Esto, ya que Chile, más que un país que destacara por poseer grandes riquezas en ese momento, debía trabajar y explotar sacrificadamente sus recursos, para que éstos pudieran dar riqueza a largo plazo. Como a las tierras había que dedicarles gran esfuerzo y trabajo, los españoles destinaron este tipo de tareas más duras a los indios del lugar, quienes fueron organizados en encomiendas, denominadas así, ya que correspondían a un número determinado de indígenas encomendados por el gobernador a cada conquistador español para que cuidara de ellos. A cambio de los cuidados de los españoles, los indios debían pagar tributos, en dinero y especies. De igual manera, para la explotación de yacimientos de oro, también era necesaria esta mano de obra. Los españoles eran los únicos que podían acceder a cargos públicos y del ejército; y, a las encomiendas. La vida de los españoles no era extremadamente lujosa, aunque sí poseían esclavos y se alimentaban bastante bien. Al comienzo los españoles eran los dueños de la tierra. De esta manera, con el trabajo que desempeñaban los indios de las encomiendas en el campo y en los lavaderos de oro, se fueron volviendo más ricos. Los españoles ocuparon cargos públicos responsabilizándose del gobierno y también se dedicaron al comercio. Estructura Social

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Definicion, objeto e importancia

La historia es la ciencia social que se encarga de estudiar el pasado de la humanidad. Por otra parte, la palabra se utiliza para definir al periódico histórico que comienza con la aparición de la escritura e incluso para referirse al pasado mismo.

La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales.[1] Se denomina también historia al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.

Aquí podrás encontrar información acerca de los distintos grupos sociales existentes durante la época colonial y sus formas de vida.

Es importante destacar que la estructura social en esta época era muy rígida y jerarquizada, y las distintas clases sociales estaban determinadas por aspectos étnicos, jurídicos y económicos.

Españoles y Criollos

Desde el siglo XVI hasta el XVIII, los españoles aunque eran considerados como la clase más alta e importante de aquella época, llevaban una vida sencilla. Esto, ya que Chile, más que un país que destacara por poseer grandes riquezas en ese momento, debía trabajar y explotar sacrificadamente sus recursos, para que éstos pudieran dar riqueza a largo plazo.

Como a las tierras había que dedicarles gran esfuerzo y trabajo, los españoles destinaron este tipo de tareas más duras a los indios del lugar, quienes fueron organizados en encomiendas, denominadas así, ya que correspondían a un número determinado de indígenas encomendados por el gobernador a cada conquistador español para que cuidara de ellos. A cambio de los cuidados de los españoles, los indios debían pagar tributos, en dinero y especies.

De igual manera, para la explotación de yacimientos de oro, también era necesaria esta mano de obra.

Los españoles eran los únicos que podían acceder a cargos públicos y del ejército; y, a las encomiendas.

La vida de los españoles no era extremadamente lujosa, aunque sí poseían esclavos y se alimentaban bastante bien.

Al comienzo los españoles eran los dueños de la tierra. De esta manera, con el trabajo que desempeñaban los indios de las encomiendas en el campo y en los lavaderos de oro, se fueron volviendo más ricos.

Los españoles ocuparon cargos públicos responsabilizándose del gobierno y también se dedicaron al comercio.

A los hijos de los españoles que nacieron en Chile se les llamó criollos, por lo que a manos de ellos pasaron las casas, haciendas, tierras y encomiendas.

Los criollos eran cultos. Incluso algunos jóvenes iban a estudiar fuera del país, al exterior, y así regresaban luego de haber adquirido nuevos conocimientos y experiencias.

Muchos criollos alcanzaban altos grados militares, otros se hacían sacerdotes y el resto se dedicaba al comercio. Al ser mayoritariamente dueños de algunas tierras, dominaban gran parte de las actividades productivas.

Estructura Social

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Fue así como se formó la llamada aristocracia chilena. Sus casas eran grandes construcciones, poseían mucha servidumbre y sobre la puerta principal de la vivienda podía dejarse ver un escudo que indicaba que aquella era una familia noble.

Existía también el sector medio, integrado por españoles y criollos que no poseían fortunas. Ellos se dedicaban principalmente a la artesanía, al comercio (pequeños comerciantes), a la administración pública o al ejército.

Los Mestizos

Este grupo se formó con la unión entre conquistadores e indios, y a los hijos de ambos se les llamó mestizos.

Los mestizos siguieron uniéndose entre ellos y formaron una población que creció rápidamente, llegando incluso a ser la más numerosa de Chile durante la época colonial.

Los mestizos eran pobres. Muchos de ellos estaban constantemente buscando trabajo, ya que no poseían uno estable. Otros vivían en el campo como peones de las haciendas y el resto trabajaba en minas.

Eran buenos bebedores, y llevaban una vida llena de vicios, característica que se pensaba habían adquirido de los indios.

Los indios que habían sido sometidos en territorios ocupados por españoles y criollos, formaban las llamadas encomiendas. Era un grupo pequeño al cual se le encargaba el trabajo duro en el campo.

Negros y Mulatos

En un comienzo los negros fueron traídos desde África para trabajar en distintas labores en el campo o ciudad. Con frecuencia formaban parte de la servidumbre de las casa.

En nuestro país hubo muy pocos negros, ya que no llegaron muchos. Esta situación se debió fundamentalmente a que la distancia entre su país de origen y América, era difícil de costear y muy sacrificada. Muchos quienes viajaron murieron por epidemias.

A veces se cree que la razón principal por la que existieron pocos negros era porque les costaba aclimatarse a este continente, sin embargo, el costo de traer negros a nuestro país fue la razón principal de la escasa población de ellos en Chile.

En general, los negros fueron tratados bien y a menudo se les consideraba parte de la familia, situación que era muy diferente con los indios. Es por esto que la mayoría no intentaba huir, ya que recibían de sus amos un trato adecuado y la posibilidad -en muchos casos- de que en el caso de morir los amos, éstos pudiesen recuperar su libertad.

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Independencia de México

El proceso de la Independencia de México fue uno de los más largos de América Latina. La Nueva España permaneció bajo el control de la Corona por tres siglos. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, ciertos cambios en la estructura social, económica y política de la colonia llevaron a una élite ilustrada de novohispanos a reflexionar acerca de su relación con España. Sin subestimar la influencia de la Ilustración, la Revolución Francesa ni la independencia de Estados Unidos, el hecho que llevó a la élite criolla a comenzar el movimiento emancipador fue la ocupación francesa de España, en 1808. Hay que recordar que en ese año, Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de José Bonaparte, de modo que España quedó como una especie de protectorado francés.

En las colonias españolas en América, se formaron varias juntas que tenían como propósito conservar la soberanía hasta que regresara el rey Fernando VII al trono. Nueva España no fue la excepción (encabezados por Francisco Primo de Verdad y Ramos), la diferencia es que el primer intento de este tipo concluyó con la destitución del virrey y la sujeción del Ayuntamiento de México a la autoridad directa de la nueva cabeza de la colonia (que a diferencia de Iturrigaray, no simpatizaba con la Junta). Tal situación llevó a los criollos a radicalizar su posición. Finalmente, el núcleo donde hubo de comenzar la guerra por la independencia fue Dolores, Guanajuato, luego que la conspiración de Querétaro fue descubierta. Aunque aquél 16 de septiembre de 1810 el cura Miguel Hidalgo y Costilla se lanzó a la guerra apoyado por una tropa de indígenas y campesinos, bajo el grito de "Viva la Virgen de Guadalupe, muerte al mal gobierno abajo los gachupines", finalmente la revolución le llevó por otro camino y se convirtió en lo que fue: una guerra independentista.

El conflicto duró once años y distó mucho de ser un movimiento homogéneo. Como se ha dicho, al principio reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero con el paso del tiempo adquirió matices republicanos. En 1813, el Congreso de Chilpancingo (protegido por el generalísimo José María Morelos y Pavón) declaró constitucionalmente la independencia de la América Mexicana. La derrota de Morelos en 1815 redujo el movimiento a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz. Por esas fechas, Agustín de Iturbide pactó alianzas con casi todas las facciones (incluyendo al gobierno virreinal) y de esta suerte se consumó la independencia el 27 de septiembre de 1821. España no la reconoció formalmente hasta diciembre de 1836 y de hecho intentó reconquistar México, sin éxito.

La ex colonia española pasó a ser una efímera monarquía constitucional católica llamada Imperio Mexicano. Finalmente fue disuelto en 1823, cuando luego de varios enfrentamientos internos y la separación de Centroamérica, se convirtió en una república federal.

El 15 de julio de 1867, las fuerzas del gobierno de la legalidad entraron triunfantes a la ciudad de México, y el régimen del interinato del licenciado Benito Juárez inició la ardua labor de la reconstrucción del país.

Apoyado en las amplias facultades extraordinarias de que estaba investido, el presidente interino comenzó a ejercer sus funciones.

El 14 de agosto de 1867 se dio a conocer la Convocatoria para elegir a quienes deberían hacerse cargo tanto de los poderes federales como de los propios de los diferentes Estados de la República.

El señor licenciado Benito Juárez resulto elegido para hacerse cargo de la presidencia de la República en el periodo que abarcaba de 1867 a 1871.

Entre las medidas hacendarias tomadas en el año de 1867, sobresale la expedición, el 1º de diciembre, del Reglamento para la Administración y Contabilidad de los Caudales del Gobierno Federal.

Revolucion mexicana

Revolución Mexicana fue la primera revolución social del siglo XX cuya etapa o fase armada duró del 1910 al 1920. La revolución empezó como una rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Díaz que ya tenía más de treinta años en el poder. El movimiento fue liderado por el intelectual y teorista político Francisco I. Madero que con su lema "sufragio efectivo, no reelección" cristalizó el descontento alrededor del país en contra del dictador

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Díaz. Esta fase terminó con el exilio de Díaz en París y el triunfo de Madero en las elecciones democráticas de 1911.

La segunda fase de la Revolución comienza con el desacuerdo entre la antigua clase burguesa porfirista y Madero. Con el apoyo de los Estados Unidos y su embajador en México Henry Lane Wilson, el presidente electo y el vicepresidente José María Pino Suárez son asesinados en 1913, y se impone el dictador Victoriano Huerta como líder del país. No obstante, debido a otros revolucionarios que lucharon contra la dictadura implantada, Huerta huye a los Estados Unidos en el 1914.

Después de estas dos fases, la Revolución se convirtió en una revolución social con Emiliano Zapata (en el sur) y Pancho Villa (en el norte) luchando por causas sociales como una reforma agraria, justicia social, y educación. No obstante ambos revolucionarios tuvieron que hacer compromisos sociales con los revolucionarios liberal-constitucionalistas como Venustiano Carranza y Álvaro Obregón.

La tercera fase es la culminación de la revolución armada con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, reconocida por haber sido una constitución liberal social y la primera de su tipo en el mundo que aún rige al México de hoy. La Constitución garantizó reformas y derechos liberales (civiles y políticas) y sociales (reforma agraria y legislación laboral progresista).

El ideal de la revolución era crear una ciudadanía moderna con derechos y alfabetismo. La Constitución de 1917 fue, quizás, el logro más alto de la Revolución

La Entrevista Díaz-Creelman [editar]

Las ideas de reforma y cambio político encontraron un fuerte impulso cuando Porfirio Díaz fue entrevistado por James Creelman, redactor del Pearson´s Magazine, en marzo de 1908. En dicha entrevista Díaz le expresó al periodista norteamericano que, en su opinión, el pueblo mexicano ya estaba apto para la democracia, y él prometía retirarse a la vida privada una vez que concluyese su período de gobierno en 1910:

“He esperado con paciencia el día en que el pueblo mexicano estuviera preparado para seleccionar y cambiar su gobierno en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin perjudicar el crédito nacional y sin estorbar el progreso del país. Creo que ese día ha llegado. Si en la República, agregó, llegase a surgir un partido de oposición, lo miraría como una bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara poder, no para explotar, sino para dirigir, yo lo acogería, lo apoyaría y me consagraría a la inauguración feliz de un gobierno completamente demócrata…”.

La entrevista provocó distintas reacciones. Algunos mostraron un gran interés en la posibilidad de unas elecciones, mientras que otros creían que el presidente quería provocar una corriente favorable a su causa que le permitiera seguir en el poder, e incluso algunos creían que la entrevista era una trampa que Díaz había tendido a sus enemigos.

El Partido Liberal Mexicano, por continuó su intento por organizar la lucha armada para derrocar a Díaz, en el verano de 1908 incursionaron grupos armados en los poblados de Viesca, Las Vacas (hoy Acuña) en Coahuila y la aduana de Palomas en Chihuahua. Pero volvieron a ser derrotados.

Surgimiento de Partidos [editar]

Después de que se anunciara la posibilidad de un cambio político surgieron 2 grupos principales de tendencia revolucionaria: el Partido Nacional Antirreeleccionista y el Partido Democrático, mientras que los grupos de tendencia porfirista, como el Partido Nacional Porfirista y el Partido Científico optaron por reorganizarse para actuar mejor ante la inminencia de una campaña de electoral. Otra agrupación que también se desarrolló con cierta amplitud, fue el Partido Reyista.

En el Partido Democrático se encontraban personas que encontraban preferible que Porfirio Díaz siguiera al frente del poder, pero creían que era necesario que se buscara un candidato distinto a Ramón Corral para la Vicepresidencia de la República, como lo manifestaron en abril de 1909; sin embargo este partido no alcanzó la popularidad necesaria y fue disuelto. Ante esta situación, el Partido Científico presentó como Candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, a Porfirio Díaz y a Ramón Corral, respectivamente.

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En mayo de 1909 estaba funcionando ya el centro Antirreeleccionista, en cuyas filas se hallaban personas que poco más tarde iban a tener una importante actuación política, tales como: Francisco I. Madero, Emilio Vázquez Gómez, Toribio Esquibel, José Vasconcelos y Luis Cabrera. El primero de ellos, Madero, ya se había hecho célebre para entonces, debido a la publicación su libro titulado “La Sucesión Presidencial en 1910”, en el que hizo un estudio de la situación política mexicana, con cierto criterio revolucionario.

El Partido Reyista, sin tener propiamente un programa doctrinal completo, comenzó a trabajar para presentarse a las elecciones con dos candidatos: el General Porfirio Díaz para la presidencia y el General Bernardo Reyes para la Vicepresidencia, sin embargo Porfirio Díaz lo comisionó con un pretexto de tipo militar para ir a Europa, dejándolo fuera de la escena política. El Partido Reyista se disolvió y sus miembros formaron el Partido Nacionalista Democrático, que participó junto con el Partido Antirreeleccionista, en la Convención Nacional Independiente, que tuvo lugar en la Ciudad de México en abril de 1910.

Para dar impulso y vigor al partido y a la Convención, Francisco I. Madero realizó una gira por algunos Estados de la Nación, lo que logró despertar entusiasmo en algunos y aumentó el número de integrantes de la Convención. Una vez instalada plenamente, se puso a discusión el tema de las elecciones y se resolvió presentar como candidato a la Presidencia de la República a Francisco I. Madero, y como candidato a la Vicepresidencia a Francisco Vázquez Gómez, antiguo médico de Porfirio Díaz, de quién se había distanciado políticamente para entonces. Al mismo tiempo que se lanzaba esa fórmula de Madero-Vázquez Gómez, los convencionistas elaboraron un programa que iba a servir como bandera de lucha, y en la cual los principios de “no reelección” del Presidente y de los Gobernadores, y de “Sufragio efectivo”, eran esenciales.

Plan de San Luis [editar]

Francisco I. Madero y Emiliano Zapata en Cuernavaca.

En su calidad de candidato a la Presidencia de la República, Francisco I. Madero realizó una nueva gira política por la República, despertando un gran entusiasmo a favor de sus planteamientos de oposición al régimen de Porfirio Díaz, enfocadas a lograrlo no por la violencia, sino por la participación de los ciudadanos en las elecciones. El gobierno se alarmó a la vista de tal situación y aprehendió a Madero, acusándolo de delitos de ultrajes a la autoridad y de intento de rebeldía en Monterrey, conduciéndolo después a San Luis Potosí para que se siguiera el proceso correspondiente; su defensa logró que saliera libre bajo caución, con la condición de que no abandonara la ciudad. En este ambiente tenso tuvieron lugar las elecciones a mediados de 1910, en las que se presentaron diversas irregularidades y resultaron electos Porfirio Díaz y Ramón Corral, que ocuparían los cargos de presidente y vicepresidente respectivamente para el periodo 1910-1914.

Al darse cuenta de que una solución pacífica era imposible, Francisco I. Madero, dispuesto a iniciar un levantamiento armado, se fugó de San Luis Potosí hacia San Antonio, Texas, donde proclamó el Plan de San Luis, de 5 de Octubre de 1910, en el que declaró:

“Haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la República, mientras el pueblo designa conforme a la ley a sus gobernantes”.

Acto seguido, señaló en el artículo 7 de dicho plan, “El 20 de Noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”. Ese día, sin embargo, prácticamente no sucedió nada, a excepción del levantamiento por parte de Toribio Ortega y un grupo de 60 caudíllos en Cuchillo Parado, Chihuahua el día 14 y en Puebla el día 18. El resto de los brotes rebeldes estallaron en los días subsiguientes.

La lucha armada [editar]

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Campamento Rebelde

El gobierno porfirista se apresuró a acabar con los centros Antireeleccionistas que más peligro implicaban, tomando disposiciones en contra de dichos centros en la Ciudad de México y Puebla. En esta última ciudad, se recibieron informes de que en la casa de Aquiles Serdán, quien encabezaba a los antireeleccionistas, se encontraban individuos con armas, por lo que la policía se aprestó a hacer un cateo el 19 de noviembre de 1910. Sin embargo, cuando los gendarmes llegaron se les hizo fuego, muriendo en el acto Miguel Cabrera, Jefe de la Policía en Puebla, y prolongándose el tiroteo por mucho tiempo lo que hizo necesaria la intervención del ejército para sitiar la casa y ocuparla finalmente.

El 20 de noviembre de 1910, según lo planeado, Madero cruzó la frontrera entre Estados Unidos y México para iniciar la revuelta en Ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras, Coahuila), pero no tuvo éxito y le fue preciso regresar a territorio estadounidense. A pesar del aparente fracaso, durante las semanas siguientes cambió el panorama y la revuelta comenzó a extenderse a lo largo de la República Mexicana, mientras que se hacía notar la influencia de los Estados Unidos, que favorecieron al maderismo al movilizar veinte mil soldados hacia la frontera mexicana para "mantener la neutralidad", y al enviar barcos de guerra a distintos puertos mexicanos del Golfo, creando una presión para el gobierno porfirista.

Entre los jefes rebeldes que se lanzaron a la rebelión en ese entonces, pueden mencionarse los siguientes; Emiliano Zapata, Ambrosio y Rómulo Figueroa, y Manuel Asúnsulo en Morelos; Salvador Escalante y Ramón Romero en Michoacán y Jalisco; Gabriel Hernández en Hidalgo y Pascual Orozco en Chihuahua, entre otros. En Chihuahua las acciones de Abraham González fueron determinantes durante los primeros días del movimiento.

A su vez, cuando estalló la revuelta política encabezada por Francisco I. Madero, los guerrilleros del Partido Liberal Mexicano actuaron en forma independiente, sobre todo en los Estados del Norte ya que la Junta Organizadora del PLM operaba en el exilio desde Los Ángeles, California.

El PLM consideraba que para mejorar las condiciones de los obreros y campesinos no bastaba derrotar a Díaz y cambiar de presidente. Así, el PLM no aspiraba una revolución política, como Madero, sino una revolución social y sobre todo económica; consideraban abolir el Poder político, no ejercerlo; su objetivo era la autoemancipación y el autogobierno.[1]

Fin del Porfiriato [editar]

El ministro de Hacienda, José Yves Limantour, que se encontraba en Europa, regresó a México, vía Nueva York donde los revolucionarios se entrevistaron con él y le entregaron proposiciones para que las pusiera en manos del General Díaz, a fin de llegar a un acuerdo. Limantour, al mismo tiempo, quedó muy impresionado por la actitud hostil del gobierno de Estados Unidos hacia Porfirio Díaz pues le reprochaban al gobierno mexicano la entrada de capital europeo en el país. Una vez llegado a México, Limantour exhortó a Porfirio Díaz a efectuar diversos cambios y reformas políticas al país. Varios emisarios de Díaz se entrevistaron con los rebeldes y se convino un armisticio, pero como no se pudo llegar a ningún acuerdo. Los rebeldes, comandados por Pascual Orozco en el Norte atacaron Ciudad Juárez, que cayó en mayo en 1911, desde allí Madero envió un telegrama exigiendo nuevamente la renuncia de los dos líderes del país.

El 21 de mayo de 1911 se celebraron los Tratados de Ciudad Juárez, entre delegados porfiristas y revolucionarios, en donde se aceptaba la renuncia de Porfirio Díaz y de Ramón Corral después de 30 años de haber gobernado el país. El día 25 renunciaron a sus cargos, marcando el fin del porfiriato. Porfirio Díaz salió de la capital y se embarcó en Veracruz rumbo a Europa, en donde murió el 2 de Julio de 1915, en la ciudad de París.

Pese a las diferencias ideologicas, fuerzas del PLM y maderistas, habían cooperado para derrotar a Porfirio Díaz desde 1910, sin embargo al firmar Francisco I. Madero los Tratados de Ciudad Juárez, muchos de los afiliados al PLM se unieron a su causa, y los que no, fueron fusilados, apresados o perseguidos por los maderistas, ahora apoyados por el ejército federal del porfiriato. La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en Los Ángeles no reconoció los Tratados de Ciudad Juárez y continuó promoviendo la lucha armada, con una postura orientada abiertamente al anarcocomunismo, contra todo gobierno, clero y capital.

Entre enero y junio de 1911, la acción más significativa del PLM fue la Rebelión de Baja California, territorio que el PLM tomó con el apoyo de extranjeros socialistas y anarquistas afiliados al grupo Trabajadores Industriales del Mundo en 1911, pero fueron combatidos por los soldados federales —y luego por los maderistas— , quienes los derrotaron finalmente con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos.

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El gobierno de Madero [editar]

Francisco I. Madero con la Banda Presidencial

El 25 de mayo de 1911 Francisco León de la Barra, fue nombrado Presidente Interino y gobernó hasta el 6 de Noviembre del mismo año. El régimen de De la Barra tuvo dos misiones principales que consistieron en buscar la vuelta de la paz a la nación y convocar a elecciones para la designación de los nuevos Presidente y Vicepresidente de la República.

General Zapata

Madero gobernó como presidente del 6 de Noviembre de 1911 al 19 de Febrero de 1913. A pesar de que aparentemente la Revolución había llegado a su fin, se hizo evidente que la paz y el orden estaban lejos de alcanzarse. Madero tuvo dificultades para realizar todos los cambios que había prometido durante la Revolución, tales como la repartición de las tierras a los campesinos; por lo que comenzaron a surguir grupos de insurrectos en diversos lugares de la República. Hubo levantamientos en Chiapas y Oaxaca, en agosto apareció un brote rebelde en Yucatán. Sólo unos días después de que Francisco I. Madero asumiera el poder Emiliano Zapata, que se había rebelado antes en contra de Porfirio Díaz, dio a conocer en Morelos el "Plan de Ayala", en el que se desconocía a Madero como Presidente y se le acusaba de ser un dictador y de no cumplir con los postulados revolucionarios. En ese plan se pedía la devolución de las tierras a los pueblos y particulares a quienes se hubiera despojado; se demandaba la expropiación de la tercera parte de los latifundios para repartirse la tierra correspondiente, y la nacionalización de las propiedades de quienes se opusieron a dicho Plan.

Zapata exigió que se expidiera una ley Agraria, pero Madero contestó que Emiliano Zapata debía rendirse y entregar las armas primero, ocasionando la ruptura entre los dos. En el Plan de Ayala se reconocía como Jefe de la Revolución a Pascual Orozco, y en caso de que éste no aceptara, quedaría como jefe Emiliano Zapata; lo cual, en efecto, sucedió. La lucha se presentó con gran violencia, y aun cuando se lanzaron varias campañas contra los zapatistas, no se pudo acabar con ellos. La situación se complicó aún más, cuando Pascual Orozco, otro antiguo revolucionario, dio a conocer en Marzo de 1912 su Plan de la Empacadora o Plan de Chihuahua, en el que también se desconocía a Francisco I. Madero y pedía reformas sociales. El norte de la República fue escenario de nuevas luchas, Orozco tuvo éxito al principio, pues derrotó a Francisco Villa mientras éste lo buscaba, pero fue derrotado al final por el Ejército Federal comandado por Victoriano Huerta y por las fuerzas rurales de Francisco Villa.

La Decena Trágica [editar]

Artículo principal: Decena Trágica

Durante esta época México vivíó una situación muy turbulenta. Las fuerzas rebeldes abundaban en forma de guerrilla a lo largo de todo el territorio nacional, el gobierno era atacado severamente por la prensa y mostraba ciertos signos de debilidad. En medio de ese ambiente de desasosiego surgió un nuevo movimiento armado dirigido por el General Bernardo Reyes en la frontera Norte, pero el fracaso que resintió pronto le condujo a rendirse y fue tomado preso. Otro brote de oposición lo animó el General Félix Díaz, sobrino del antiguo Presidente que se sublevó en Veracruz, que tras algunas vicisitudes fue derrotado y conducido a la penitenciaria de la Ciudad de México.

A pesar de que la tropas federales apoyaban a Madero, algunos militares se comunicaron con los dos presos y organizaron una revuelta que tendría por objeto la aprehensión del Presidente y Vicepresidente, y el establecimiento de una junta revolucionaria para reorganizar el gobierno. Los Generales Félix Díaz y Bernardo Reyes fueron liberados para que actuasen; Reyes se dirigió al Palacio Nacional, pero fue atacado por tropas federales leales y murió; el resto de los rebeldes se apoderaron de un recinto militar llamado “la Ciudadela”, y se atrincheraron en ella.

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Niño Soldado

El Presidente Francisco I. Madero designó a Victoriano Huerta como comandante de la Plaza, en sustitución de Lauro Villar que había sido herido en los combates, y llamó a las tropas del General Felipe Ángeles de Cuernavaca, para sitiar la ciudadela y aprehender a los rebeldes.

Esta lucha, que se conoció después como la "Decena Trágica" se extendió 9 al 19 de febrero de 1913, al final de la cual Huerta abandonó sus deberes y se unió a los sublevados mediante el Pacto de la Ciudadela y aprehendió a Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez, quienes se vieron obligados a presentar sus renuncias ante el Congreso, que se las aceptó 119 votos a favor y 8 en contra, a pesar de estar formado por una mayoría maderista.

Tras la renuncia de Madero se nombró como presidente interino a Pedro Lascuráin, quién había fungido como ministro de Relaciones Exteriores. Su gestión se prolongó de las 10:34 a las 11 de la mañana de aquel día. Durante ese transcurso de tiempo nombró como ministro de Gobernación a Huerta y renunció la Presidencia, quedando Victoriano Huerta a cargo del poder.

El Gobierno Huertista [editar]

General Victoriano Huerta

El Nuevo Presidente ostentó tal carácter del 19 de febrero de 1913 al 15 de julio de 1914. Fue reconocido por el Congreso, la Suprema Corte de Justicia, los gobernadores de los Estados –menos los de Sonora y Coahuila – y el Cuerpo Diplomático. Sin embargo, el país entró pronto en una etapa de gran conmoción política, por que la rebelión se propagó en contra de Victoriano Huerta, bajo la acción del Gobernador coahuilense, Venustiano Carranza, que, con otras personas, dio a conocer el Plan de Guadalupe de 26 de marzo de 1913, por lo que se desconocía el gobierno Huertista. Carranza, que ya estaba en actitud levantisca contra Francisco I. Madero; desconoció inicialmente a Victoriano Huerta, después lo reconoció como Presidente, pero al no llegar a un entendimiento con éste, se lanzó a una lucha definitiva contra él. Se formó un ejército llamado “Constitucionalista” y Venustiano Carranza quedó como su primer jefe. Mientras tanto Huerta, de conformidad con el Pacto de la Ciudadela, formó un primer gabinete con personajes destacados que le fueron impuestos, y entre los que estaban: Francisco León de la Barra, Alberto García Granados, Toribio Esquibel Obregón, Rodolfo Reyes y Jorge Vera Estañol, entre otros.

Huerta insistió entonces y aún después, en que su principal preocupación era la de que la nación se encauzase por los senderos de la paz, pero de hecho él mismo, por su política de fuerza y de atentados, estorbó el propósito y lo hizo impracticable. Y así, en el curso de 1913, fueron asesinados, el 19 de febrero, Gustavo Adolfo Madero y Adolfo Bassó Bertoliat; el 22 ocurrió lo mismo con Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, para lo cual se les sacó de la penitenciaría donde estaban confinados; y después: Abraham González, Edmundo Pastelín, Adolfo Gorrión, Serapio Rendón y Belisario Domínguez Palencia.

Este último, que era senador de Chiapas, pronunció un discurso en el que condenaba la violencia desatada, acusó a Victoriano Huerta de asesino, lo que, naturalmente, disgustó al régimen, y a consecuencia de él fue asesinado. El Congreso protestó con energía, y Victoriano Huerta dispuso que fuese disuelto y sus componentes aprehendidos y encarcelados. Huerta se deshizo igualmente de su primer gabinete y formó otro con elementos adeptos a él. Persuadido de que era inconveniente para su régimen convocar a elecciones presidenciales, las aplazó. Al fin se decidió a hacerlas, pero el nuevo Congreso las declaró nulas y Huerta continuó en el poder. El Partido Nacional Católico que no quiso prestarse a ser mero instrumento del gobierno, fue disuelto y algunos de sus jefes fueron apresados y mandados a San Juan de Ulúa.

Intervención de Wilson [editar]

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Desembarco estadounidense en Veracruz

En el campo internacional, el Presidente de los Estados Unidos, William Howard Taft, no resolvió en definitiva si reconocer o no al gobierno de Victoriano Huerta, y dejó el problema a su sucesor, Woodrow Wilson, quién pronto comenzó a tener una intervención muy acentuada en los asuntos mexicanos. Quiso establecer las normas conforme a las cuales debía resolver la situación, y al efecto mandó a John Lind para indicarle a Victoriano Huerta cuál era el punto de vista del gobierno norteamericano; pero el Ministro de Relaciones Exteriores de la administración huertista, Federico Gamboa, le indicó en forma terminante que no tenía derecho a inmiscuirse en la política nacional. Wilson se empeñó en prescribir cómo debían ser las elecciones; y continuó su política intervencionista de diversas maneras; entre otras, dispuso la neutralidad oficial de los Estados Unidos en la contienda mexicana, lo cual significaba que no podían venderse armas a ninguno de los dos rivales, ni al gobierno huertista ni a los revolucionarios; pero en la práctica, y mediante disfraces, los revolucionarios si recibían armas que adquirían de algunos norteamericanos. Extremada su actitud en contra de Huerta, que se mostró siempre reacio a admitir sus indicaciones, Wilson puso en marcha una amplia campaña diplomática para impedir que otros gobiernos extranjeros reconocieran la administración mexicana, ni se le concedieran empréstitos. Más aún, cuando la Alemania había vendido casquillos de balas a Victoriano Huerta, Wilson pretextó un ultraje a la bandera norteamericana (Incidente de Tampico), y ordenó que la infantería de Marina norteamericana ocupara el puerto de Veracruz (Ocupación estadounidense de Veracruz), como en efecto lo hizo el 21 de abril del mencionado año, pese a la resistencia del pueblo y de los cadetes de la Escuela Naval Militar. Mediante esta maniobra, el barco alemán Ipiranga, donde venía el cargamento, no pudo desembarcar los materiales para entregarlos a las autoridades huertistas. Como es natural, todo ello favoreció a la causa constitucionalista en gran manera.

Triunfo Revolucionario [editar]

Tropas Federales a la espera de Francisco Villa en la Ciudad de Torreón

Las tropas Rebeldes, dirigidas por el Primer Jefe, Venustiano Carranza, se dividieron en tres porciones principales que fueron: el Ejército del Noreste, mandado por el General Pablo González Garza; EL Ejército del Norte, mandado por Francisco Villa; y el del Noroeste encabezado por Álvaro Obregón. Poco a poco las líneas de resistencia de los federales se fueron doblegando. González avanzó hasta ocupar Tampico y Monterrey, Villa causó las más serias derrotas a los federales al tomar los estados de Chihuahua, Coahuila y Zacatecas –con hechos de armas sangrientos encabezados por Rodolfo Fierro quién fue el principal culpable de éstos, sobre todo en las tomas de Torreón y Zacatecas-, y Álvaro Obregón que adelantó sus fuerzas por las costas del Pacífico, hasta ocupar Guadalajara a mediados de 1914. La lucha era fuertemente dramática en aquellas zonas, mientras que ardía el Sur con la Rebelión Zapatista. En este ambiente de notable violencia, los gobiernos que formaron el grupo ABC –Argentina, Brasil y Chile- fueron invitados a servir como mediadores entre los rivales mexicanos, y concurrieron para ello a las Conferencias de Niagara Falls, en las cuales los norteamericanos se convirtieron en los voceros de los Carrancistas y señalaron que era indispensable que Victoriano Huerta dejara el poder. En tales términos, Huerta, comprendiendo que su causa estaba perdida, renunció y quedó como presidente el Licenciado Francisco Carvajal, quién ostentó el cargo del 15 de Julio al 13 de agosto de 1914, y se esforzó por que hubiera un gobierno equilibrado y se evitara un desastre nacional, pero los carrancistas y los norteamericanos se mostraron intransigentes y Carvajal abandonó el poder. Algunos funcionarios del régimen se entrevistaron con Álvaro Obregón, y celebraron los Tratados de Teoloyucan, en los que se convino la entrega de la Ciudad de México y la disolución del Ejército Federal, que siempre había sido Porfirista.

El 15 de agosto de 1915, las primeras fuerzas revolucionarias ocuparon la Capital, y Obregón quedó como autoridad principal. Este, entre otras cosas, dispuso la ocupación de varios templos y la aprehensión de los sacerdotes del Arzobispado de México para exigirles medio millón de pesos, que no entregaron porque no los había: a resultas de ello, decretó la expulsión de los sacerdotes extranjeros, a los mexicanos los amago de muerte, y a algunos los envió a Veracruz, quedando libres al final, logrando así oposición con viejos miembros del Partido Católico que presidía Rafael Ceniceros y Villareal. En general, la acción en el área carrancista fue, en muchos sitios antirreligiosa. En Durango, Obregón tomó para así el anillo pastoral del Obispo, cuando este no pudo darle el dinero que se pedía, y se le obligo a barrer las calles. En muchos lugares muchos sacerdotes fueron expulsados o reducidos a prisión, pena de muerte a ellos en San Luis Potosí, cierre de Colegios Católicos, muerte por confesión, quema de confesionarios, esta acción persecutoria, no fue impulsada por Venustiano Carranza, sino por las ideas

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de Álvaro Obregón, que finalmente serían seguidas por Plutarco Elías Calles, que en ese tiempo ya era General y que originarían la Guerra Cristera. En cambio, en el campo zapatista, no existieron estas persecuciones.

El Constitucionalismo [editar]

Desaparecido el régimen Huertista, quedaron triunfantes los elementos revolucionarios, pero no hubo entre ellos paz ni armonía pues entre Venustiano Carranza y Emiliano Zapata no hubo entendimiento, como tampoco lo hubo con Francisco Villa, puesto que Carranza le pedía a Zapata que lo reconociera como presidente y cesara la lucha, Zapata aceptaba siempre y cuando Carranza aceptara el Plan de Ayala, y Villa se encontraba en la misma situación pues estaba dispuesto a reconocer su autoridad siempre y cuando se acepte como objetivo principal del nuevo gobierno la repartición de tierras, pero nada se resuelve puesto que Carranza creía que los hacendados tenían derechos por las leyes y que a estos no era posible quitarles sus propiedades a quienes no tenían derecho, a pesar de no hacer nada ante los robos que los carrancistas hacían para hacerse hacendados revolucionarios. Venustiano Carranza entonces decide enviar a Álvaro Obregón a convencer a Francisco Villa, pero tratando Obregón de atacar a las tropas Villistas por un lado y lograr una alianza por el otro, es descubierto por Villa y este manda fusilarlo, pero Serrano y Raúl Madero evitan que Obregón sea fusilado aceptando las condiciones de Villa y firman un acuerdo, logrando escapar a Chihuahua y a medio camino Villa recibe un telegrama de Venustiano Carranza en donde éste rechaza el acuerdo, Villa persigue a Obregón pero ya no lo alcanza y rompe definitivamente con Carranza.

Francisco Villa y sus Dorados

En esta situación algunos revolucionarios convocaron a una convención, en octubre de 1914, para hallar una fórmula que conciliara los distintos intereses y evitara una ruptura peligrosa entre los triunfadores. Sus primeras secciones tuvieron lugar en la Capital y las posteriores y más importantes, pues englobaron a los 4 combatientes, fueron las que tuvieron lugar en Aguascalientes por lo que se conoce como Convención de Aguascalientes. En la convención se decide invitar a los Zapatistas, con voz pero sin voto, ahí se encuentran por fin zapatistas y villistas que descubrieron ahí sus similitudes. Los primeros 15 días transcurrieron con discursos en donde se exponían los diversos puntos de vista hasta que llegan los Zapatistas a la convención, se estudian los diversos postulados y se aprueba el Plan de Ayala. Pero los convencionistas no sólo obtuvieron el visto bueno de todos los demás pues la unión Villa-Zapata logra mayoría, sino que además convencen a algunos obregoncistas y carrancistas con lo que la división se ahondó al nombrarse por ellos Presidente a Eulalio Gutiérrez Ortiz, un Villista, quién tomó el cargo el 3 de noviembre de 1914 y lo abandonó el 28 de mayo de 1915, en franca oposición a Carranza. Las tropas convencionistas obligaron a Venustiano Carranza a salir de la Capital y tomar el rumbo de Veracruz, en donde logró establecerse y aún disponer de tiempo para expedir unas leyes de particular importancia, como fueron, entre otras, la Ley de Relaciones Familiares, la Reforma del Municipio; la Ley de 6 de enero de 1915, que promovía la reforma agraria; algunas de protección a los obreros y otras. Gutiérrez dejó la Presidencia en pugna con Villa pues le negó toda ayuda a Emiliano Zapata y se pasó al bando obregoncista. Entre tanto, se hizo cargo de ella el General Roque González Garza del 18 de enero de 1915 al 10 de junio del mismo año, quién tuvo el apoyo de villistas y de zapatistas, pero se vio envuelto en multitud de problemas políticos, militares y de abastecimiento de alimento a la Ciudad de México, que sufrió una temporada de hambre por la carencia de bastimentos. Fue sucedido por el licenciado Francisco Lagos Cházaro del 10 de junio de 1915 a enero de 1916, y quién tuvo una autoridad más aparente que real, pues Zapata y Villa, aunque decían reconocerlo, de hecho actuaban por su propia cuenta. Las diferencias entre Villa y los carrancistas se agravaron cada vez más. La lucha tomó caracteres muy vivos cuando Carranza envió a la guerra contra Francisco Villa a Álvaro Obregón, y dentro de ella destacaron los combates en la región de Celaya (Batalla de Celaya) y León, en donde los villistas fueron deshechos por Álvaro Obregón que implementó nuevas técnicas inventadas en Europa, la “Guerra de Trincheras”. Vencidos los hombres de Villa y capturados muchos de ellos, 200 oficiales villistas fueron asesinados con ametralladoras por los carrancistas además de las derrotas en Aguascalientes, Durango y Naco, Sonora que obligaron a Villa a refugiarse en Chihuahua.

Defensa Revolucionaria

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Reducido a Jefe de grupos poco numerosos, en Chihuahua, Villa se reorganizó y siguió dando guerra en ese estado como guerra de guerrillas. En Octubre de 1915, los Estados Unidos reconocieron como único gobierno al de Venustiano Carranza, pese a que, de acuerdo con las leyes mexicanas el legítimo era el de la Convención de Aguascalientes. Indignado por el reconocimiento, Villa, con 400 hombres atacó la población de Columbus, Nuev México (Batalla de Columbus) tomándola por unas horas y dio muerte a americanos en Santa Isabel, Chihuahua. Las tropelías villistas dieron lugar a que Woodrow Wilson con el permiso de Venustiano Carranza enviase al suelo Mexicano a una Expedición Punitiva comandada por el General John J. Pershing al mando de 12 regimientos, caballería y fuerzas aéreas que resultó infructuosa porque nunca dio con Francisco Villa, Tropas carrancistas y estadounidenses buscaron al guerrillero por todas partes pero nunca lo encontraron y las dos batallas que enfrentaron contra los villistas durante los seis meses de búsqueda fueron derrotados en el Parral por villistas y en el Carrizal por tropas carrancistas que no dejaron pasar a las tropas estadounidenses al lugar por mandato. Las Tropas Villistas al mando de Francisco Villa en ese tiempo recuperaron mucha parte de su ejército y volvieron a tomar Chihuahua exitosamente, aunque sólo por momentos.

La Constitución de 1917 y La Presidencia de Carranza [editar]

Venustiano Carranza

Por ese entonces se convocó a un Congreso Constituyente en la Ciudad de Querétaro, al que concurrieron diputados de todo el país, aunque hay quienes afirman que fueron deliberadamente excluidos los adversarios ideológicos del carrancismo. Los integrantes de este Congreso Constituyente se aplicaron a elaborar la nueva Constitución Federal, que en cierto modo siguió muchos principios de la anterior, la de 1857, aunque en no pocos artículos se introdujo reformas, o se establecieron principios completamente nuevos, sobre todo en lo referente a la reforma agraria, que impulsó la desaparición del régimen feudal pre-existente y la consecuente distribución de la tierra. Del mismo modo se plasmaron cambios radicales en lo que ve a la protección de la clase obrera. Los aspectos educativo y de la laicisidad del estado mexicano, también fueron introducidos en el texto constitucional. El Proyecto original de la Constitución estuvo redactado por los diputados José Natividad Macías, Félix F. Palavicini, Luis Manuel Rojas, Alfonso Cravioto, Manuel Andrade y Juan N. Frías, pero en el curso del debate, el contenido fue modificado hasta alcanzar su forma final, que fue promulgada el 5 de Febrero de 1917.

Entre sus normas fundamentales, pueden mencionarse las siguientes:

El Artículo 1º estableció el otorgamiento de “garantías” o derechos individuales a toda clase de personas.

El Artículo 2 prohibió la esclavitud. El Artículo 3 estableció la educación laica para escuelas oficiales y particulares. El Artículo 4 consagró la libertad de trabajo. El Artículo 5 prohibió los votos religiosos y el establecimiento de órdenes religiosas. El Artículo 7 prescribió la libertad de imprenta. El Artículo 24 estableció la libertad de creencias, pero prohibió todo acto de culto externo fuera de los

templos o de las casas particulares. El Artículo 27 estableció el antiguo principio español del dominio de la nación sobre subsuelo. Consagró

el reparto de la tierra; y perpetuó la nacionalización de los bienes eclesiásticos y prohibir la existencia de colegios eclesiásticos, conventos, obispados y demás.

El Artículo 39 consagró el principio de la soberanía nacional. El Artículo 40 señalo que el régimen del gobierno era el de una república representativa, democrática y

federal. El Artículo 49 dividió el ejercicio del Supremo Poder de la Federación en tres poderes: Legislativo,

Ejecutivo y Federal El Artículo 50 indicó que el Congreso Legislativo se formaría por un Congreso con dos Cámaras, una

cámara alta y otra baja, es decir, la de senadores y la de diputados. El Artículo 80 consagró como depositario del Poder Ejecutivo al Presidente de los Estados Unidos

Mexicanos. El Artículo 94 puso las bases del poder Judicial de la Federación. El Artículo 107 consagró el “Juicio de Amparo”. El Artículo 115 puso las bases del municipio libre. El Artículo 123 estableció un régimen de protección a la clase trabajadora.

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Personajes más importantes [editar]

Ricardo Flores Magón [editar]

Ricardo (izquierda) y Enrique (derecha) Flores Magón, presos en Los Ángeles

Artículo principal: Ricardo Flores Magón

Los Hermanos Flores Magón impulsaron la creación del Partido Liberal Mexicano y fue precursor de la Revolución Mexicana. Los postulados concernientes a los derechos de los trabajadores y la posesión de la tierra por los campesinos en el Programa del Partido Liberal Mexicano de 1906 fueron retomados en la Constitución Política de 1917.

Ricardo Flores Magón nació en San Antonio Eloxochitlan, Oaxaca el 16 de septiembre de 1873, hijo de familia humilde. En la Ciudad de México comenzó la carrera de abogado (que no concluyó) y periodista. En su juventud participó en las revueltas estudiantiles contra Porfirio Díaz. Fundó y editó el periódico Regeneración, el más crítico contra el régimen porfirista. Asistió como delegado al Congreso Liberal de 1901 en San Luis Potosí. Fue encarcelado en múltiples ocasiones en México y en Estados Unidos por su actividad política que transitó del liberalismo al anarquismo.

Desde 1905 participó en la organización del Partido Liberal Mexicano que sería fundado un año más tarde. Los postulados de este partido inspiraron las revueltas y las huelgas que serían el inicio del fin de Porfirio Díaz. Mientras estuvo exiliado en los Estados Unidos mantuvo contacto con socialistas y anarquistas del movimiento obrero estadounidense que ejercieron presión para que el gobierno norteamericano no enviara tropas a territorio mexicano con el pretexto de custodiar las inversiones americanas en México. También intervino para que se formaran comités de apoyo económico y político a la revolución social.

Ricardo Flores Magón luchó contra la dictadura de Porfirio Díaz y después contra Madero y los gobiernos de militares revolucionarios, por lo que fue perseguido y encarcelado. Después de su muerte se reconoció la importancia de su participación como precursor de la Revolución Mexicana. Murió en una prisión de Estados Unidos en 1922.

Francisco I. Madero [editar]Artículo principal: Francisco I. Madero

Fotografía de Francisco I. Madero.

Francisco Ignacio Madero González, empresario agrícola y político coahuilense (1873-1913). Fue elegido presidente de México tras el triunfo de la revolución de 1910. Fue asesinado a causa del golpe de estado organizado por el Secretario de Guerra y Marina y el embajador de los Estados Unidos de América.

Francisco I. Madero González nació en una familia acomodada en el municipio de Parras de la Fuente, Coahuila, el 30 de octubre de 1873. Sus padres fueron Francisco Madero Hernández y Mercedes González Treviño.

Durante su juventud hizo estudios de comercio y agricultura en Maryland, Versalles, París y en la Universidad de California en Berkeley. Regresó a México para casarse con Sara Pérez en 1903 y en 1909 fundó el Partido Nacional Antirreeleccionista para derrocar al presidente Porfirio Díaz, quien ocupaba el cargo de manera casi ininterrumpida desde 1877. El mismo partido lo eligió candidato a la presidencia de la República y tras alcanzar un alto nivel de popularidad el gobierno decidió encarcelarlo en San Luis Potosí bajo los cargos de conato de rebelión y ultraje a las autoridades. Logró escapar hacia Estados Unidos y desde ahí redactó el Plan de San Luis, un llamado a las armas que provocó, meses después, la renuncia del Presidente Díaz en 1911 y una guerra civil que duraría alrededor de una década y costaría la vida a más de un millón de mexicanos. Tras la renuncia del presidente Díaz, se formó un gobierno provisional encabezado por Francisco León de la Barra que entregaría la presidencia a Madero en 1911.

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Durante su administración, Madero se caracterizó por encabezar un gobierno democrático pero poco identificado con las clases marginadas, lo cual provocaría varios alzamientos armados entre los que destacan los del campesino Emiliano Zapata y la rebelión de Pascual Orozco. Para combatir los levantamientos eligió al general Victoriano Huerta, que no logró controlar al primero, pero derrotó definitivamente al segundo; Huerta, en el año de 1913, conspiró con Félix Díaz (sobrino del ex-presidente Díaz) y con Henry Lane Wilson (embajador de los Estados Unidos de América) para derrocar a Madero en un golpe de estado al que se conoce como La decena trágica. El 22 de febrero de 1913, tras haber sido obligado a firmar su renuncia y pese a la promesa de los golpistas de respetar su vida y facilitar su exilio a la isla de Cuba, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron ejecutados por Victoriano Huerta y sus hombres, al costado de la penitenciaría de la Ciudad de México.

Victoriano Huerta [editar]Artículo principal: Victoriano Huerta

Huerta tomó el poder a la muerte de Madero. Esta usurpación del poder fue apoyada por la aristocracia terrateniente que lo consideraba una oportunidad de reestablecer el sistema de Díaz.

Los líderes locales redirigieron sus esfuerzos, luchando esta vez contra el nuevo gobierno y acusando a Huerta de asesinar a Madero en contubernio con el embajador de los Estados Unidos, Henry Lane Wilson. Líderes como Villa, Zapata, Carranza y Obregón dirigieron la lucha contra Huerta. La presión de los Estados Unidos, que culminó con la ocupación de Veracruz tras el incidente de Tampico, combinada con las acciones rebeldes, provocaron finalmente la caída de Huerta. Tras su derrota, Huerta huyó a Europa. En El Paso, Texas, murió años más tarde.

Venustiano Carranza [editar]Artículo principal: Venustiano Carranza

Pino Suárez, Carranza, Madero, Orozco y Villa en 1911

Para frenar la cacería, Venustiano Carranza, el gobernador del norteño estado de Coahuila, formó el Ejército Constitucionalista con miras a pacificar el país adoptando la mayor parte de las demandas sociales, esgrimidas por los rebeldes e integrándolas a una nueva Constitución de corte progresista.

Carranza logró plasmar la mayor parte de las demandas en el texto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, incluyendo parte del Plan de Ayala de Emiliano Zapata, pero su deseo de pacificar el país probó ser más fuerte que su habilidad para solucionar los problemas que habían dado origen a la violencia, así que uno a uno fue asesinando a los rebeldes del movimiento.

Emiliano Zapata [editar]Artículo principal: Emiliano Zapata

Cadáver de Zapata

Tras el asesinato de Francisco I. Madero y el ascenso en el poder de Victoriano Huerta, la lucha armada se exacerbó y Zapata fue uno de los jefes revolucionarios más importantes, al tiempo que introdujo importantes reformas en Morelos. Posteriormente estas posturas lo opusieron al nuevo presidente (Venustiano Carranza). Éste logró eliminarlo mandándolo asesinar.

Estuvo presente en la Convención de Aguascalientes de 1914, en la que los tres grupos más importantes que participaron en la Revolución Mexicana intentaron dirimir sus diferencias. Dicha Convención adoptó el Plan de Ayala y eligió como presidente provisional a Eulalio Gutiérrez Ortiz. Los grupos dirigidos por Francisco Villa y Zapata aceptaron los resultados de la Convención, no así el encabezado por el General Carranza, lo que provocó la continuación de la guerra civil.

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El cacique Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio. Acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919, pero desgraciadamente Zapata fue víctima de una emboscada, y fue asesinado ese mismo día.

Pancho Villa [editar]Artículo principal: Pancho Villa

Pancho Villa (1878-1923) es el seudónimo de Doroteo Arango Arámbula, jefe revolucionario mexicano, cuya actuación militar fue decisiva para la derrota del régimen de Victoriano Huerta.

Murió asesinado en Parral, Chihuahua. Huérfano, tuvo una infeliz niñez y una conducta muy rebelde en la adolescencia, fue leñador, agricultor y comerciante, antes de hacerse militar revolucionario.

En 1910 se unió a Francisco I. Madero, quien le nombró brigadier. En 1911, con apoyo estadounidense, colaboró en la derrota del Ejército Federal de Porfirio Díaz. Combatió a las órdenes de Victoriano Huerta, quien lo acusó de insubordinación y lo condenó a muerte sin cumplirse esta orden.

Cuando Francisco I. Madero fue asesinado por una conspiración encabezada por Huerta, el 22 de febrero de 1913, los líderes militares del norte, encabezados por el Gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, llaman a levantarse contra el usurpador.

Comienza así una nueva etapa de la Revolución Mexicana, en la cual Francisco Villa alcanza sus máximos éxitos militares al mando de la División del Norte, cuyo objetivo era avanzar desde Chihuahua al Centro del País y tomar plazas estratégicas resguardadas por el Ejército Federal.

Francisco Villa condujo con éxito los asaltos de Ciudad Juárez, Saltillo, Zacatecas, Chihuahua y Torreón. Los ejércitos revolucionarios derrotaron a Huerta, quien marchó al exilio el 24 de junio de 1914. A pesar de la victoria, Villa estaba molesto con Carranza, quien lo postergó por la cercanía de otros jefes, además de que nunca concedió a la División del Norte el grado de Ejército ni a Villa el grado de general.

En 1914, Carranza citó a una convención de las fuerzas revolucionarias, para limar asperezas entre ellas, sin lograr su objetivo, pues Villa se apoderó de la Convención de Aguascalientes y rompió relaciones con Carranza. Villa tomó la Ciudad de México, a nombre del gobierno de la Convención, junto con su aliado Emiliano Zapata, en diciembre de 1914.

Carranza recibió apoyo de los estadounidenses en la forma de suministro y comercio de armas, para que derrotaran a las de Villa. Los villistas emboscaron un tren que llevaba mineros estadounidenses, matándolos a todos menos a uno de los 17 que iban a bordo. Carranza no se plegó a los dictados villistas de la Convención y huyó a Veracruz para encabezar desde allí su contraataque. Para ello tenía un gran aliado, un estratega militar que superaría al genio tosco de Pancho Villa, se trataba del general Álvaro Obregón.

Obregón logró derrotar a la División del Norte en la famosa Batalla de Celaya, donde Obregón perdiera un brazo. En 1915, los Estados Unidos ofrecieron su respaldo a Venustiano Carranza. Los EE UU habían cambiado su actitud hacia Villa y le impusieron un embargo de armas, cortándole el suministro de las mismas que recibía desde poblaciones como Columbus, Nuevo México.

Álvaro Obregón [editar]Artículo principal: Álvaro Obregón

El gobierno de Carranza duró poco. El general, Álvaro Obregón, quien se había desempeñado en la primera etapa de su gobierno como Ministro de Guerra y Marina, se sublevó al verse en desventaja en su lucha por la candidatura oficial en las próximas elecciones federales y le dio muerte el 21 de mayo de 1920. Obregón asumió el poder y demostró no sólo ser un hábil militar, pues terminó de pacificar la mayor parte del país, sino un hábil político que fomentó la creación y a la vez se hizo del apoyo de múltiples sindicatos y centrales obreras. Fue sucedido por el también general Plutarco Elías Calles, quien promovería algunas leyes anticlericales que provocarían la Guerra Cristera y fundaría el Partido Nacional Revolucionario (PNR), lo que hoy en día es el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Aunque la reelección estaba expresamente prohibida por la Constitución de 1917, Obregón consiguió hacerlo en 1928 pero fue asesinado por un extremista católico antes de tomar posesión del cargo.

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CARACTERÍSTICAS DEL MODELO DE TRANSICIÓN DEMEXICO

La transición que llevó México fue de tipo conflictivo, aun que influyeron también factores de tipo consensual pero de manera muy esporádica. Comenzando con la naturaleza de los pactos políticos; en el poder habia una gran ausencia de estos, puesto que se cerraban siempre a la negociación, ya que era una dictadura lo que se vivia con el régimen autoritario demarcado por el PRI. Posteriormente se comenzó a dar la extensión de dichos pactos y a abrir las negociaciones y los diálogos dentro de los conflictos políticos que entorpecían la continuidad del régimen en el poder, ya apoyaban la transición.

Como un ejemplo claro de esto es el caso de la UNAM, que aunque siendo una universidad autónoma, el gobierno intento privatizarla, actuando trasvastidores, es decir, quitándoles poco a poco el apoyo económico, hasta lograr un aumento en el pago de las cuotas. Esto se vio de manera notoria en el ingreso de alumnos a las distintas facultades, donde también hubo una reducción, cuando todavía para el sexenio del presidente Carlos Salinas el ingreso de alumnos por año era de 15000 y para el 2000 disminuyó hasta entre 3400 a 4000 alumnos a comenzar los estudios superiores.

Por esto se dio un movimiento conflictivo de rebelión que influía en el deterioro del antiguo régimen presidencialista y su decisión en cuanto a la universidad. Donde al principio el Consejo Universitario se cerraba al dialogo porque no querían ser cómplice de las promesas demagogas del gobierno, y fue así como se comenzaron a dar los conflictos que obligaron a la Rectoría y principales órganos de la UNAM a tener negociaciones y buscar hacer un pacto consensual que tuviera un enfoque directo al cambio. Aunque las autoridades superiores de dicha universidad, viéndose apoyadas por el antiguo régimen, tuvieron grandes abusos hacia los alumnos que promovían el mitin.

Por otro lado las fuerzas armadas han jugado un papel muy importante en el proceso de transición ya que como ejemplos claros tenemos el de l968 y el de 1994.

En el 68 se dio un movimiento de protesta integrado por los estudiantes que se revelaban contra las acciones de represión y elitismo de parte del gobierno. Este por su parte, mandó 5 mil hombres dotados de equipo blindado que habían entrado a la plaza de Tlatelolco con la intención de disolver el acto, se impusieron contra los estudiantes e hicieron una violencia oficial respaldada por el gobierno.

El ejemplo más reciente que causo la perdida de legitimidad del gobierno, es el caso de Chiapas, en el que el papel protagónico de este y si gran responsabilidad en la violencia oficial ha generado la rebelión de los grupos de protesta armados como el EZLN que resurgió públicamente el 1 de enero de 1994, el motivo de su sublevación fue la protesta ante la situación de extrema pobreza de los indígenas y campesinos de todo el país, la reivindicación de propiedades de tierras arrebatadas a las comunidades indígenas, un reparto de la riqueza y participación de las diferentes etnias tanto en la organización de su estado como en la República en su conjunto, con el objeto de que fueran respetados y valorados sus formas de culturización, de todas las etnias del país. Por esto el papel del ejercito ha sido de gran influencia en la sociedad civil, para que esta exigiera el derrocamiento del régimen autoritario y el comienzo de una transición democrática.

La participación de los partidos antes de 1988 era muy débil por que los partidos de oposición ocupaban escasos espacios en el poder, todos se regían por el partido estable en el régimen, pero para este año se dio la inauguración de una vida política multipartidista. Cuenta de ello es que no habia una oposición real que fuera competente para derrocar al régimen. En cuanto a la participación de la sociedad civil, tenia características del modelo de transición consensual, ya que habia fuertes movilizaciones.

Por ejemplo, para 1968 se exigía la sindicalización de las asociaciones y el aumento salarial, también los movimientos sociales que tuvieron los estudiantes en esas mismas fechas. A partir de 1988 se comenzó a generar una mayor participación de los partidos de oposición, como el Frente Democrático Nacional (FDN) de Cuauhautemoc Carenas, al cual se le unieron el Partido Autentico de la revolución Mexicana (PARM), el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido del Frente Cárdenista de la Revolución Nacional (PFCRN). Por otro lado el PSUM y el PMT eligieron a Heberto Castillo como candidato a la presidencia de

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la república; otro que fue, el PT (partido del trabajo) postuló a Rosario Ibarra de Piedra. Pero una de las fuertes oposiciones fue el PAN que tenia a Manuel Cloutier a la cabeza, pero este hizo una coalición con el PRI, por esto, el régimen se sostuvo y se reeligió por décima vez.

En cuanto al contexto internacional siempre ha sido favorable para México ya que ha contribuido de gran forma a la transición debido a su apoyo tanto económico como político. Como es el caso de los prestamos extranjeros que dieron algunos piases durante las grandes crisis económicas que ha sufrido el país. Por otra parte se dio el tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá, el cual abrió las fronteras de exportación de México y esto logro la mejoría de las relaciones internacionales.

Pero este es un punto muy incierto en cuanto a la caída o continuidad de un régimen, ya que el contexto internacional influye en cuanto a que el apoyo económico que se le presta es también benefactor para la economía mundial, ya que la mayor parte de dicha economía es manejada por Estados Unidos y debido a los vínculos tan cercanos de México con este país se presta flexible hacia brindar apoyo o no para el mantenimiento de un régimen. Por ejemplo como fue el caso de Salinas donde el apoyo de la sociedad internacional siempre fue fuerte y firme, ya que benefició a esta economía porque sustrajo grandes cantidades del dinero del país para invertirlos en empresas extranjeras, además de que su gobierno se enfocaba en brindar apoyo económico a las empresas con mayor capital, por lo tanto eso era conveniente para la economía mundial y por esto se brindo tanto apoyo. Por ejemplo, en cuanto se dio la crisis económica de 1994 que dejo Salinas al momento de su salida, este país inmediatamente volvió a realizar un préstamo de 50 mil millones de dólares para que las empresas que competían en la Bolsa de Valores de Wall Steet en Nueva York, tuvieran un respaldo y no salieran de dicha bolsa, para que la economía mundial no cayera. Aunque el apoyo se tuvo para el régimen, en cuanto la sociedad internacional se dio cuenta que para la sociedad civil y las nuevas sociedades mercantiles esta ya era desfavorable y los ingresos que tenia el país eran más bajos, observó que el régimen autoritario del PRI ya no beneficiaba a la economía nacional, por lo tanto tampoco a la economía internacional, entonces opto por prestarle menos apoyo y así, esta misma influyó para la caída del régimen.

México tubo un alto grado se militarización ya que hubo mayor intervención del ejercito para controlar las diferentes movilizaciones en contra del gobierno. Como en el caso de Chiapas y su relación con el PRI que generaron una gran inconformidad por las injusticias cometidas con los indígenas y por su situación de vida, por estas y otras causas mas optaron por la rebelión contra el sistema autoritario, y el gobierno por su parte militarizó la zona para ejercer un control sobre ellos. Como consecuencia de las militarizaciones se han dado las “Limpiezas Etnicas” en las diversas zonas rurales, como respuesta negativa hacia las peticiones de los grupos de protesta. Como fue la matanza de Acteal el 22 de diciembre de 1997, cuando un grupo paramilitar asesinó en esta localidad chiapaneca a varios centenares de campesinos, en una zona cercana a la dominada por los zapatistas. Por esto la rebelión chiapaneca no es simplemente un ataque contra el régimen, sino que es todo un desafío a la capacidad del estado mexicano para imponer legítimamente el orden jurídico en su territorio. Aquí, se demuestra una fragilidad estatal, expresada en la poca efectividad de la ley que complica la institucionalización de la democracia.

Por estos ejemplos citados y muchos otros que no pueden pasar desapercibidos, es que consideramos el modelo de transición de México como conflictivo.

LIBERALIZACIÓN POLÍTICA DESDE UN

RÉGIMEN AUTORITARIO.

El modelo económico que se presento de 1940 a 1970 generó grandes conflictos en la sociedad como fue el movimiento ferrocarriles de 1959 donde se exigía generar una autonomía sindical y los aumentos salariales. A partir de entonces el PRI y su legitimidad se comenzó a sentir decreciente, pero en la culminación de la sociedad sobre el monopolio partidista se dio para el 68 cuando se exigía al gobierno mas de lo que este realmente podía dar. Entonces el gobierno cedió espacios de liberalización para el pueblo, de esta manera, siguiera manteniendo en el poder al partido, aunque la eficacia

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de sus decisiones nunca se consideró critica conforme a las necesidades del pueblo, ya que siempre lo mantuvo con muchas palabras y escasas acciones, la gente rechazaba al estado, pero este seguía funcionando. Fue así como se comenzaron a generar las acciones sociales conflictivas, y de manera progresiva. Esto creo una gran desestabilización para el régimen sin embargo tubo un impacto no negativo en la comunidad política, puesto que la sociedad civil idealizó la reencarnación del espíritu democrático que se expreso como virtud cívica, por esto no se derroco al régimen autoritario y este solo continuo abriendo espacios de liberalización política, como fue el incremento de la participación política que provoco una mayor concientización ciudadana y participación. También se liberaron espacios dentro de la competencia política, como fue el caso en 1987 de la creación del Frente Democrático Nacional (FDN) por Cuahutemoc Cárdenas, quien se postuló para la presidencia de la república en las elecciones de 1988. Por otro lado se presento, también, como oposición el PAN clasificado como un partido de derecha con Manuel Cloutier en la candidatura a la presidencia. Así mismo, el partido oficial PRI presento a Carlos Salinas de Gortari, aunque debido a la perdida de legitimidad y a que el pueblo ya estaba deseoso de tener una transición, Carlos Salinas no tenia mucho apoyo del pueblo y este optaba por un mejor proyecto que fue el que presento Cárdenas. Por lo tanto, el PRI no quería aún dejar caer el régimen y formó una coalición con el PAN de centro izquierda que aglutinó a la oposición progresista. En las elecciones de este año, Cárdenas ganó con un porcentaje muy alto, pero le cedió el poder a su asociado con uno de los más grandes fraudes electorales de la historia democrática de México y fue así como prosiguió el régimen autoritario del PRI pero ahora con Carlos Salinas como representante del poder autoritario. En 1994 Diego Fernández de Ceballos quebró con la coalición PAN-PRI, rompiendo con el esquema ya dado.

Al irse dando más espacios de poder se logro tener un pluralismo liberalizado y el régimen fue perdiendo el control sobre los espacios políticos, ya que cada vez habia mas participación de la sociedad civil en los partidos de oposición para la toma de decisiones trascendentales en la vida del país. En el 94 surgió como candidato del PRI Ernesto Zedillo Ponce de León por parte del partido oficial enfrentándose a la fractura de la coalición dominante, lo cual le afecto ya que el PAN ahora representaba, de nuevo, una oposición como partido de derecha y no un apoyo.

Debido a la radicalizacion de los 3 partidos políticos estos se fortalecieron y lograron surgir otros de oposición más débil, como el PARM, PT, PPS, PVE, entre otros. Los cuales obligaron a tener modificaciones en el subsisitema partidista que se creo una mayor competitividad y autonomía con el nuevo presidente pero del mismo régimen.

Al fortalecerse los partidos de oposición hubo cambios en la correlación de fuerzas, es decir, los partidos de oposición adquirieron mas poder, y el partido del régimen se fue disminuyendo el suyo hasta atravesar por conflictos políticos, lo que provoco una perdida de legitimidad y de eficacia decisional, ganando así, espacios de liberalización, que dieron mayor legitimidad a las elecciones, mayor cantidad de votantes y mayor participación de la sociedad civil, que provocaron una desestabilidad en el gobierno.

Como se fue dando una gran movilidad política ascendente, fue afectando al agravamiento de la crisis autoritaria. Y por fin para el 2000 se presento el régimen Priista en un colapso total. Aunque por otro lado tomo mas fuerza la transición continua hacia la democratización con las elecciones del 2 de julio del mismo año, ganando el partido derechista de oposición, el PAN con Vicente Fox quedando como presidente, con mas del 35% de los votos emitidos en las urnas. Debido a los conflictos interiores del Partido Revolucionario Institucional, a los conflictos que generaron con su antiguo y trascendente régimen y a la caótica desintegración de las alianzas históricas del priismo, nos lleva a pensar que dentro del colapso en el que se encuentra pueda tener una desaparición de dicho partido, ya que también pueden influir las acciones del nuevo partido que se encuentra en el gobierno, como en el cumplimiento de los proyectos establecidos y mencionados públicamente dentro de la campaña. Y así dicho partido se consolide y obtenga una mayor legitimidad, por lo que pueda llevar al pueblo a una conformidad con ese nuevo régimen y este se siga reeligiendo.

El nuevo régimen que se encuentra en el poder sigue llevando al país a una transición continua, puede ser tanto en los problemas políticos como económicos, debido a que

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tienen ciegamente la confianza de la mayo parte del pueblo, ya que como no es sabida la forma de gobernar y la confrontación de los problemas. Los grupos armados en busca de paz como el EZLN de nueva cuenta se abran al diálogo, que posiblemente transite hacia la democratización en cuanto a las peticiones de estos grupos.

En la situación económica la transición puede llegar a ser muy notoria aunque un poco lenta, creando un mejor desarrollo para el país y mejorando así sus relaciones con el extranjero y que provoque una estabilidad económica para el pueblo; en busca de obtener una mayor bolsa de empleo, mejorar la redistribución de bienes, alcanzar el auge en las empresas para que estas puedan ingresar a la competencia de la Bolsa de Valores y así se pueda dar un crecimiento económico del 5% como se tiene contemplado por el presidente Vicente Fox.

El partido que se encuentra en el régimen funda una consolidación de un nuevo proyecto de gobierno el cual pueda promover una persistencia estable, esto es porque quizá se pueda mantener dentro del poder por un largo tiempo, sin caer en el autoritarismo de nuevo. Por otro lado la persistencia inestable se puede llegar a dar en cuanto se vea que el nuevo régimen actúa de la misma manera que el anterior y esto se convierta, entonces, en una transición inestable

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El capitalismo es un sistema económico en el que los individuos privados y las empresas de negocios llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas transacciones en las que intervienen los precios y los mercados.

Surgido en Europa en el siglo XVI y concebido principalmente, al menos, de tres formas diferentes dependiendo del énfasis en la consideración de ciertas características como determinantes o intrínsecas desde enfoques respectivamente políticos, culturales y sociales, sin que esto implique necesariamente una exclusión mutua de las diferentes definiciones.

En cada caso existe una referencia en el origen etimológico de la palabra "capitalismo" a la idea de capital, y estas referencias son codependientes: quienes crean o adquieren capital permanecen como sus propietarios (capitalistas) durante el proceso de producción, la rentabilidad del capital invertido en un libre mercado de productos y servicios es el eje central de la vida económica.

Estas definiciones serían:

El régimen económico en el cual la titularidad de los medios de producción es privada, entendiéndose por esto su construcción sobre un régimen de bienes de capital industrial basado en la propiedad privada.

La estructura económica en la cual los medios de producción operan principalmente en función del beneficio y en la que los intereses directivos se racionalizan empresarialmente en función de la inversión de capital y hacia la consecuente competencia por los mercados de consumo y trabajo asalariado.

El orden económico en el cual predomina el capital sobre el trabajo como elemento de producción y creación de riqueza, sea que dicho fenómeno se considere como causa o como consecuencia del control sobre los medios de producción por parte de quienes poseen el primer factor.

Salvo en su específica combinación ninguna de las siguientes características es exclusiva del capitalismo: la motivación basada en el cálculo costo-beneficio dentro de una economía de intercambio basada en el mercado, el énfasis legislativo en la protección de un tipo específico de apropiación privada (en el caso del capitalismo particularmente lockeana), o el predominio de las herramientas de producción en la determinación de las formas socioeconómicas. Así, sólo el conjunto codependiente de tales características puede ser considerado un sistema capitalista, organizativamente en torno a las relaciones sociales que produce en determinados espacios, independientemente se vea de forma favorable o no, sería:

El sistema económico en el cual las relaciones sociales de producción y el origen de la cadena de mando –incluyendo la empresaria por delegación– se establece desde la titularidad privada y exclusiva de los accionistas de una empresa en función de la participación en su creación en tanto primeros propietarios del capital. La propiedad y el usufructo queda así en manos de quienes adquirieron o crearon el capital volviendo interés su óptima utilización, cuidado y acumulación, con independencia de que la aplicación productiva del capital se genere mediante un trabajo colectivo y conjunto, material e inmaterial, por cada uno de los actores de la misma empresa.

Por extensión se denomina capitalista a la clase social más alta de este sistema económico ("burguesía"), o bien a la forma común que tendrían los intereses individuales de los propietarios de capital en tanto accionistas y patrones de empresas; también se denomina capitalismo a todo el orden social y político (legislación, idiosincrasia, etc.) que orbita alrededor del sistema y a la vez determina estructuralmente las posibilidades de su contenido.

El socialismo es una ideología de economía política que defiende principalmente un sistema económico y político basado en la socialización de los medios de producción, o control administrativo colectivista, que puede ser no-estatal (propiedad comunitaria) o estatal (nacionalización), así como puede ser democrático o dictatorial. Por ello al socialismo se lo asocia desde las ideas de búsqueda del bien común e igualdad social hasta los proyectos de Estado socialista o al intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente según el interlocutor.

En resumen apoderar a quienes realizan la vida social y economía de una sociedad en lugar de darle poder sólo a aquellos que las puedan comprar o concentrar el control de ella (e incluso elaborar mecanismos para evitarlo de raíz), de ahí su carácter originalmente anticapitalista. En principio es a esto a lo que en el siglo XIX, en el contexto

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de un proceso de proletarización masivo producido por el ascenso del capitalismo industrial, se denominó movimiento socialista y en algunos lugares movimiento de reforma del trabajo.

Es un término político, que permanece fuertemente vinculado con el establecimiento de una clase trabajadora organizada, creada ya sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras. La radicalidad del socialismo no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se persiguen.

El imperialismo es una actitud adoptada por un estado para pretender colocarse por encima de otros estados o comunidades. El imperialismo moderno suele referirse a la actitud de algunas potencias, principalmente europeas, desde la Edad Moderna hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial; y más específicamente, incluso con el nombre Era del Imperialismo, utilizado por la historiografía, al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios, principalmente con el llamado reparto de África. A ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialism, a study, de Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, de Lenin.

El término neoliberalismo, proviene de la abreviación de neoclassical liberalism (liberalismo neoclásico), es un neologismo que hace referencia a una política económica con énfasis tecnocrático y macroeconómico que considera contraproducente el excesivo intervencionismo estatal en materia social o en la economía y defiende el libre mercado capitalista como mejor garante del equilibrio institucional y el crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia de las denominadas fallas del mercado.[1]

Suele considerarse, erróneamente, como una reaparición del liberalismo decimonónico. Sin embargo, al contrario de éste, no rechaza totalmente el intervencionismo estatal y además guarda una ambigüedad ideológica,[2] respondiendo más a su base teórica-técnica neoclásica.[3] Siendo una propuesta macroeconómica tiende a ser neutral con respecto a las libertades civiles.

Se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promueven el fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso globalizador a través de incentivos empresariales que, según sus críticos, es susceptible de conducirse en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado propiamente dicha.[4] [5]

Muchos economistas cuestionan el término neoliberalismo porque no corresponde a ninguna escuela bien definida, ni siquiera a un modo especial de describir o interpretar las actividades económicas (aunque probablemente sí de explicarlas). Se trata de un término más bien político o ideológico, frecuentemente usado por los medios de comunicación y algunos intelectuales (véase: pensamiento único).

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto armado a escala mundial desarrollado entre 1914 y 1918. 2 Más de 40 millones de bajas como resultado, incluyendo aproximadamente 20 millones de muertes civiles y militares.3 Más de 60 millones de soldados europeos fueron movilizados desde 1914 hasta 1918.4 5 Originado en Europa por la rivalidad entre las potencias imperialistas, se transformó en el primero en cubrir más de la mitad del planeta. Fue en su momento el conflicto más sangriento de la historia. Antes de la Segunda Guerra Mundial, esta guerra solía llamarse la Gran Guerra o la Guerra de Guerras.

A finales del siglo XIX, Inglaterra dominaba el mundo tecnológico, financiero, económico y sobre todo político. Alemania y Estados Unidos le disputaban el predominio industrial y comercial. Durante la segunda mitad del siglo XIX y los inicios del siglo XX se produjo la repartición de África (a excepción de Liberia y Etiopía) y Asia Meridional, así como el gradual aumento de la presencia europea en China, Estado en franca decadencia.

Estados Unidos y, en menor medida, el Imperio Ruso controlaban eficientemente sus vastos territorios, unidos por largas líneas férreas (ferrocarril Atlántico-Pacífico y Transiberiano, respectivamente). Inglaterra y Francia, las dos principales potencias coloniales, se enfrentaron en 1898 y 1899 en el denominado incidente de Faschoda, en Sudán, pero el rápido ascenso del Imperio alemán hizo que los dos países se unieran a través de la Entente cordiale. Alemania, que solamente poseía colonias en Camerún, Namibia, África Oriental, algunas islas del Pacífico (Islas Salomón) y enclaves comerciales en China, empezó a pretender más a medida que aumentaba su poderío militar y económico posterior a su unificación en 1871. Una desacertada diplomacia fue aislando al Reich, que sólo podía contar con la alianza incondicional de Austria-Hungría.

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Francia deseaba la revancha de la derrota sufrida frente a Prusia en la Guerra Franco-prusiana de 1870-1871. Mientras París estaba asediada, los príncipes alemanes habían proclamado el Imperio (el llamado Segundo Reich) en el Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para los franceses. La III República perdió Alsacia y Lorena, que pasaron a ser parte del nuevo Reich germánico. Las generaciones francesas de finales del siglo XIX, sobre todo el Ejército, crecieron con la idea de vengar la afrenta recuperando esos territorios. En 1914 sólo hubo un 1% de desertores en el ejército francés, en comparación con el 30% de 1870.

Mientras tanto, los países de los Balcanes liberados del Imperio Otomano (el «enfermo de Europa») fueron objeto de rivalidad entre las grandes potencias. Turquía, que se hundía lentamente, no poseía en Europa —hacia 1914— más que Estambul, la antigua Constantinopla. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro y Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos, lo que llevó a dos conflictos entre 1910 y 1913, conocidos como Guerras Balcánicas.

Impulsados por esta situación, los dos enemigos seculares del Imperio Otomano continuaron su política tradicional de avanzar hacia Estambul y los Estrechos. El Imperio Austrohúngaro deseaba proseguir su expansión en el valle del Danubio hasta el mar Negro, sometiendo a los pueblos eslavos. El Imperio Ruso, que estaba ligado histórica y culturalmente a los eslavos de los Balcanes, de confesión ortodoxa —ya les había brindado su apoyo en el pasado— contaba con ellos como aliados naturales en su política de acceder a «puertos de aguas calientes». Evidentemente, estas políticas opuestas entre una potencia católica y otra ortodoxa provocaron enfrentamientos.

Como resultado de estas tensiones, se crearon vastos sistemas de alianzas a partir de 1882:

de una parte, Francia, el Imperio Británico y el Imperio ruso (Triple Entente) y el Imperio alemán, el Imperio Austrohúngaro e Italia (Triple Alianza).

A este período se le conoce como Paz armada, ya que Europa estaba destinando cuantiosas cantidades de capital al armamento y, sin embargo, no había guerra, aunque se sabía que ésta era inminente.

La guerra comenzó como un enfrentamiento entre Austria-Hungría y Serbia, pero Rusia se unió al conflicto, pues se consideraba protectora de los países eslavos y deseaba socavar la posición de Austria-Hungría en los Balcanes. Tras la declaración de guerra austrohúngara a Rusia el 1 de agosto de 1914, el conflicto se transformó en un enfrentamiento militar a escala europea. Alemania respondió a Rusia con la guerra, obligada por un pacto secreto contraído con la monarquía de los Habsburgo, y Francia se movilizó para apoyar a su aliada. Las hostilidades involucraron a 32 países, 28 de ellos denominados «Aliados»: Francia, los Imperios Británico y Ruso, Canadá, Estados Unidos (desde 1917), Portugal, Japón, así como Italia, que había abandonado la Triple Alianza. Este grupo se enfrentó a la coalición de las «Potencias Centrales», integrada por los imperios Austrohúngaro, Alemán y Otomano-Turco, acompañados por Bulgaria.

2. Revolución de 1905La situación económica y política ya expuesta, se agrava por el fracaso en la contienda ruso-japonesa. La carestía de productos básicos y el alza de los precios van a provocar una situación prerrevolucionaria. En 1904, se producen algunos actos terroristas, lo que hace que el estado autocrático tome una postura de extrema dureza. El asesinato del ministro de Interior, Plevhe, y su sustitución por un hombre más liberal (Sviatopolsk-Mirski) hace que haya un acercamiento entre las autoridades y el pueblo. En diciembre de 1904 se inician una serie de huelgas en Bakú, Moscú y S. Petesburgo.En enero de 1905, una manifestación pacífica dirigida por el pope Gapón, se dirige al palacio de invierno del zar en S. Petesburgo, donde piden mejoras salariales, en las condiciones de trabajo y la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Los cosacos cargaron contra ellos ocasionando un gran número de víctimas (Domingo Rojo o Sangriento). A partir de aquí, cambia la visión del zar como benefactor por la de un tirano contra el que se dirige el odio popular.Este hecho trae como consecuencia la generalización de las huelgas y las manifestaciones, donde se unen burguesía y proletariado. Además se produce la sublevación de algunas unidades militares.Tras el paréntesis del verano, en septiembre vuelve la ebullición revolucionaria. En los manifiestos se comprueba que las fuerzas de oposición no tienen fines coincidentes: la burguesía busca libertades políticas, los obreros mejoras económicas y los campesinos el reparto de tierras.En octubre hay una huelga de ferrocarriles que paraliza a Rusia, El paro es total, no hay comida, los precios se disparan y en varias ciudades se forman barricadas y la oposición logra el control de Odessa.

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Ante la presión popular, el zar nombra primer ministro a Witte (liberal) y hace algunas concesiones en el "Manifiesto de Octubre", donde promete ciertas libertades, la creación de una Duma (Asamblea Legislativa) y la ampliación del derecho a voto. Tras este primer triunfo se produce la división de las fuerzas antizaristas.Los sectores moderados, propugnan un parlamentarismo a la imagen de Occidente. Mientras los bolcheviques anuncian que no participarán en las elecciones para una Duma sin auténtico poder.Aprovechando las divergencias entre la oposición, el zar inicia la represión. A finales de noviembre se detiene a los líderes obreros y se proclama la ley marcial.La revolución había terminado. La ley electoral de febrero de 1906 es muy restrictiva (el zar tenía posibilidad de veto y nombra a la mitad de sus miembros). En 1906 tenemos la reposición del liberalismo. Witte es sustituido por Goremkin, que hace públicas las "Leyes del Imperio" (el zar es sagrado). En febrero de 1907 se convoca la 2ª Duma y a finales de 1907 se convoca la 3ª Duma, que supone el regreso a orientaciones autocráticas.

La Segunda Guerra Mundial

De forma activa o pasiva, países de todos los continentes se vieron implicados o afectados por la segunda guerra mundial, una contienda en la que naciones con siglos de civilización se enfrentaron en una escala destructiva sin precedentes.

La segunda guerra mundial fue un conflicto armado que se extendió prácticamente por todo el mundo entre los años 1939 y 1945. Los principales beligerantes fueron, de un lado, Alemania, Italia y Japón, llamadas las potencias del eje, y del otro, las potencias aliadas, Francia, el Reino Unido, los Estados Unidos, la Unión Soviética y, en menor medida, China. La guerra fue en muchos aspectos una consecuencia, tras un difícil paréntesis de veinte años, de las graves disputas que la primera guerra mundial había dejado sin resolver. La frustración alemana después de la derrota y los duros términos del Tratado de Versalles, junto con la intranquilidad política y la inestabilidad social que afectaron crecientemente a la república de Weimar, tuvieron como resultado una radicalización del nacionalismo alemán. De esta forma se produjo el advenimiento al poder de Adolf Hitler, jefe del Partido Obrero Alemán Nacional Socialista (NSDAP), o partido nazi, de ideología totalitaria, ultranacionalista y antisemita.

Después de haberse otorgado plenos poderes en 1933, Hitler, que había asumido el título de Fuhrer o caudillo del Tercer Reich, impulsó el rearme secreto de Alemania. Aprovechó la falta de decisión de las potencias europeas para oponerse activamente a sus designios y ordenó la ocupación militar de Renania en marzo de 1936, decisión que contravenía unilateralmente el Tratado de Versalles.

En ese mismo año, Benito Mussolini, el dictador fascista de Italia, que ya se había embarcado en una agresión a Abisinia (Etiopía), firmó con Hitler un acuerdo secreto germano-italiano que daría lugar al establecimiento del Eje Romano-Berlín. Al año siguiente, Italia se unió al pacto que Alemania y Japón habían firmado en 1936. Fue el llamado pacto tripartito.

Alemania e Italia intervinieron, en nombre del anticomunismo, en la guerra civil española iniciada en 1936.

La ofensiva alemana

En marzo de 1938, Hitler envió tropas alemanas para ocupar Austria, que pronto fue incorporada por plebiscito al Tercer Reich (el Anschluss). En una hábil combinación de presiones internas y externas, logró la anexión o neutralización del territorio checoslovaco en marzo de 1939. En abril del mismo año, Italia se anexionó Albania. En agosto se firmó un pacto de no-agresión entre Alemania y la Unión Soviética, en el que se establecía una cláusula secreta sobre la división de Polonia y el establecimiento de esferas de influencia soviética y alemanas en los estados bálticos y en Finlandia. Tras este atrevido acuerdo, que dejó atónitos a los gobernantes del resto de Europa, Hitler ordenó iniciar la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939. El Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania dos días después. El 17 de septiembre, tropas soviéticas penetraron en la parte oriental de Polonia, que de esta forma quedó dividida entre Alemania y la Unión Soviética. A finales de 1939 se firmó un nuevo pacto por el que Alemania recibía toda la parte situada al oeste del río Bug y los soviéticos obtenían Lituania dentro de su esfera de influencia.

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La Unión Soviética, aprovechando su entendimiento con Alemania, obligó a Estonia, Letonia y Lituania a admitir guarniciones militares en su territorio. Finlandia se negó a obedecer y fue atacada por tropas soviéticas en noviembre de 1939. Inicialmente, el pequeño país finés contuvo el ataque soviético, lo que despertó las simpatías de todo el mundo. La Unión Soviética no había valorado en su justa medida la voluntad de Finlandia para resistir ni los obstáculos naturales constituidos por los numerosos lagos y bosques del país. No obstante, en marzo de 1940 Finlandia hubo de pedir la paz, después de un ataque que obligó masivo de las fuerzas soviéticas que obligó a los finlandeses a replegarse.

Durante el inicio de 1939, las principales actividades alemanas se desarrollaron en el mar, incluyendo una campaña submarina muy activa contra buques mercantes con rumbo al Reino Unido. En cambio, en la guerra naval de superficie los británicos fueron en conjunto más afortunados que los alemanes.

En abril de 1940, Hitler puso en práctica la táctica de la "guerra relámpago" al ordenar la invasión de Noruega y la ocupación de sus principales campos de aviación de Oslo y Stavanger. Al mismo tiempo, los alemanes enviaron barcos de guerra al puerto de Copenhague y se introdujeron en la península de Jutlandia. La ocupación de Dinamarca era necesaria para la seguridad de las comunicaciones alemanas con Noruega.

Los acontecimientos en los países nórdicos se convirtieron en un problema de menor importancia para las potencias en los países nórdicos se convirtieron en un problema de menor importancia para las potencias occidentales cuando el 10 de mayo de 1040 se vieron sorprendidas ante el ataque fulminante de Hitler a través de los Países Bajos y de Bélgica. En este último país, la cooperación de la Luftwaffe o fuerza aérea alemana con las líneas de defensa. El 12 de mayo, los alemanes cruzaron la frontera franco-belga, y el 22 de junio, tres quintas partes de Francia, incluyendo París, estaban ocupadas. Sin embargo, buena parte de las tropas británicas en Francia, así como otros grupos de diversas nacionalidades, lograron escapar por el puerto de Dunquerque. Se firmó entonces un armisticio entre Alemania y Francia, representada ésta por el mariscal Philippe Pétain, héroe francés de la primera guerra mundial. A partir de entonces, los alemanes ocuparon todo el norte de Francia, desde la frontera suiza al canal de la Mancha y el Atlántico, y una franja de la costa atlántica desde el bajo Loira al extremo oriental de los Pirineos. El gobierno francés, con sede en Vichy, conservaba el control de dos quintas partes de Francia y de la armada y la fuerza aérea, que, sin embargo, habían de mantenerse neutrales. Mientras tanto, el general Charles de Gaulle, desde Londres, radiaba proclamas invitando a los franceses a continuar la resistencia contra los invasores alemanes.

Durante agosto y septiembre de 1940, la Luftwaffe alemana lanzó un bombardero aéreo masivo sobre el Reino Unido en un intento de debilitar al país para una invasión posterior a través del canal. Los británicos tenían a su favor un sistema de detección por radar y un tipo de caza, el "Spitfire", superior a cualquier avión alemán. En la batalla de Inglaterra se fue imponiendo fundamentalmente la Royal Air Force británica, y Hitler pospuso indefinidamente la invasión. Por primera vez, el avance alemán había sido frenado, lo que tuvo un enorme valor simbólico.

Después del fracaso intento de invasión de Grecia por parte de Italia en noviembre de 1940, Hitler incorporó sucesivamente a Hungría, Rumania y Eslovaquia al Eje. Bulgaria se unió en marzo de 1941. En abril, Alemania atacó a Yugoslavia y Grecia, que fueron invadidas a finales de mes. El estado yugoslavo se disolvió completamente, y Grecia fue ocupada por los italianos, excepto Atenas, Tesalónica y Demótica, en Tracia, así como las islas de Quíos, Lesbos, Santos, Melos y Creta, que se reservaron los alemanes para sí.

En junio de 1941, Hitler rompió el pacto de no-agresión de 1939 y atacó a la Unión Soviética. La amistad de este país, sin la que las victorias de 1939-1940 hubieran sido imposibles, ya no le era necesaria a Alemania. Unidas armadas alemanas entraron en territorio soviético y en diciembre habían llegado a los alrededores de Moscú, antes de que los contraataques y los rigores del invierno paralizarían la ofensiva.

La guerra en el Pacífico y las primeras

victorias aliadas

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Cuando la guerra se inició en Europa en septiembre de 1939, los japoneses, a pesar de su continuado avance en China, no veían el final de un conflicto que se les antojaba largo y estéril. La declaración de guerra del Reino Unido y Francia contra Alemania abrió al Japón la perspectiva de apoderarse de colonias europeas en el sudeste de Asia y en el Pacífico. A finales de 1940, Japón había decidido que en caso de iniciar una ofensiva, ésta tendría como objetivo las posiciones de los Estados Unidos, su principal adversario en el Pacífico. Entre el 7 y el 8 de diciembre de 1941, los japoneses bombardearon las instalaciones estadounidenses en el Pearl Harbor, Hawaii, y en las Filipinas. A continuación, los Estados Unidos declararon la guerra a las potencias del Eje.

A pesar de la ventaja inicial obtenida por medio del ataque sorpresa, Japón perdió las batallas navales decisivas del mar del Coral y de Midway en mayo y junio de 1942. En este momento, la guerra en el Pacífico cambió de signo. Japón había perdido sus portaaviones de primera línea y la mayoría de sus mejores pilotos. En lo sucesivo, las fuerzas navales de los japoneses y de los aliados quedaron igualadas. La estrategia estadounidense en el Pacífico consistía en utilizar fuerzas navales u anfibias para avanzar por las cadenas de islas hacia Japón, mientras que fuerzas terrestres en menor escala cooperaban con los chinos y los británicos en el continente asiático.

En el norte de África, los británicos, que en 1940-1941 habían eliminado fuerzas italianas mucho mayores, entablaron batalla con el Afrika Korps alemán dirigido por el mariscal Erwin Rommel. En julio de 1942, la ofensiva alemana contra Egipto fue detenida en la batalla de El-Alamein. En ese momento terminaron las esperanzas de Alemania de conseguir una victoria rápida en África. Las tropas de Rommel se encontraban exhaustas y sometidas además al acoso de los británicos. A mediados de octubre de 1942 llegaron refuerzos aliados al norte de África. La superioridad numérica sobre las tropas alemanas fue en aquel momento tan fuerte que en noviembre Rommel carecía de fuerza para resistir y ordenó la retirada. Las tropas alemanas se replegaron gradualmente hacia Túnez, hasta que capitularon en mayo de 1943.

La derrota del Eje

En julio de aquel año, fuerzas aliadas desembarcaron en Sicilia desde el norte de África. La invasión representaba una amenaza directa para Italia. Cuando Mussolini reveló al Gran Consejo Fascista que los alemanes estaban proyectando la evacuación de la mitad sur de Italia, la mayoría del consejo votó una resolución en contra de Mussolini, que dimitió y fue arrestado el 25 de julio. El rey Víctor Manuel III ordenó entonces la formación de un nuevo gobierno, a cuyo frente se puso Pietro Badoglio. Desde Sicilia, los aliados pasaron a Italia con el desembarco en Salerno en septiembre de 1943. El gobierno italiano, en cumplimiento de una pacto firmado con los Estados Unidos, declaró la guerra a Alemania en octubre de 1943. Los alemanes reforzaron sus defensas en el norte u centro de Italia y continuaron luchando duramente contra las tropas aliadas durante el resto de la guerra.

En el frente oriental, desde agosto de 1942 a febrero de 1943, los alemanes llevaron a cabo un asedio de Stalingrado (posteriormente Volgogrado) que chocó con una dura oposición y que finalmente no tuvo éxito. Las fuerzas alemanas en la Unión Soviética perdieron ímpetu. Mientras las bajas humanas y de equipo obligaban a los alemanes a abandonar su proyectada ofensiva, el ejército rojo mejoraba continuamente la calidad de su mando y aumentaba su fuerza recurriendo a sus enormes reservas de hombres. En el verano de 1943 tenía una superioridad numérica de cuatro a uno sobre los alemanes, que comenzaron a retroceder.

A partir de 1944, las fuerzas alemanas habían iniciado una retirada parcial del este con fin de prepararse para contener la invasión aliada que se esperaba en el oeste de Europa. No se sabía, sin embargo, dónde tendría lugar. La misión había sido confiada al general Dwight Eisenhower, y recibió el nombre de "operación Overlord". EL 6 de junio de 1944 (que se conocería como día D), 156.000 hombres desembarcaron en las playas de Normandía, procedentes del sur de a Gran Bretaña. Las fuerzas invasoras estaban compuestas por soldados británicos, canadienses y estadounidenses, y pequeños grupos de otras nacionalidades. Los aliados hicieron rápidos progresos en el norte de Francia gracias a su fuerza aérea, capaz de interferir decisivamente el movimiento de las reservas alemanas.

Comenzaron también en este momento las dudas y las disensiones por parte de los mismos alemanes.

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Aparte del progreso de los aliados, un acontecimiento desmoralizó a los mandos alemanes: el fracaso y las consecuencias de una conspiración contra Hitler. El curso desastroso que había tomado la guerra y la alarma ante los crímenes del régimen nazi, llevaron a cierto número de civiles y de oficiales a formar una oposición secreta que decidió finalmente matar al Fuhrer. El complot fracasó y la reacción nazi fue salvaje: 200 conspiradores implicados y otras cinco mil personas más remotamente relacionadas con el complot fueron condenados a muerte. Hitler y sus fanáticos partidarios, cada vez más alejados de su pueblo, tenían todavía la esperanza de inclinar la balanza a su favor mediante el empleo de armas nuevas que los científicos alemanes estaban perfeccionando. Pero la realidad era que la superioridad aliada hacía ya completamente infructuosos los esfuerzos de Alemania. Los aliados consolidaron rápidamente su dominio de Francia y comenzaron un avance hacia el este que finalizaría con la ocupación de Alemania entre marzo y abril de 1945. Hitler ordenó la movilización de todos los hombres de edades comprendidas entre los 16 y 60 años en un intento desesperado a defender el Tercer Reich. Mientras tanto, el ejército soviético avanzó hacia el oeste y ocupó la mitad oriental de Alemania. Antes de que sus tropas estuviesen listas para el asalto final, los aliados intensificaron sus bombardeos aéreos. Esta ofensiva culminó el 13 de febrero de 1945 con una serie de cinco ataques sobre Dresde, que quedó completamente destruida.

En el momento más crítico del colapso alemán, con Berlín rodeado de tropas soviéticas, Hitler, aislado y presa de la desesperación se suicido el 30 de abril de 1945. La rendición definitiva de las fuerzas alemanas se firmó el 8 de mayo. La guerra había terminado oficialmente en Europa.

En el Pacífico, el general estadounidense Douglas MacArhur aniquiló prácticamente a la armada japonesa en la batalla naval del golfo de Leyte y abrió el camino a los Estados Unidos para la ocupación de la Filipinas, objetivo primordial de la campaña. En marzo de 1944, Manila se rindió, y en marzo y junio del año siguiente los Estados Unidos capturaron las islas de Iwo Jima y Okinawa después de una encarnizada lucha con los japoneses. Quedaba entonces libre el camino para un bombardero masivo del Japón e incluso una posible invasión. Se estaba preparando, sin embargo, algo mucho más contundente. En efecto, los Estados Unidos, a partir de experimentos alemanes, habían elaborado una bomba atómica. Harry S. Truman, quien asumió la presidencia estadounidense tras la muerte de Franklin D. Roosevelt, había estimado que la bomba atómica podía utilizarse para derrotar a Japón de tal forma que costaría menos bajas a los Estados Unidos que una invasión tradicional. El 6 de agosto fue lanzada la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima. Ochenta mil personas murieron abrasadas o a consecuencia de la radiación, y otras setenta mil quedaron gravemente afectadas. Dos días después, la Unión Soviética declaró la guerra a Japón, y el 9 de agosto, los estadounidenses lanzaron la segunda bomba nuclear sobre Nagasaki. Los japoneses, ante esta demostración de fuerza, se rindieron formalmente el 2 de septiembre de 1945.

La segunda guerra mundial arrojó un balance de entre 35 y 60 millones de muertos, de ellos gran número de civiles. Los bombarderos masivos de ciudades e instalaciones industriales generaron asimismo enormes pérdidas materiales. La capacidad ofensiva de las nuevas armas y tácticas de guerra (transportes y bombardeos aéreos, portaaviones, unidades de paracaídas, tanques con potentes cañones, bombas autopropulsadas -como los cohetes V-1 y V-2 que lanzaron los alemanes sobre Londres- y bombas atómicas) explica las grandes destrucciones y matanzas producidas, sobre todo, en la Unión Soviética, Alemania, Japón, Francia y el Reino Unido.

Las conferencias de paz de Teherán (1943), Yalta y Potsdam (ambas en 1945) cambiaron el mapa del mundo y sentaron las bases de un nuevo período histórico en el que la vieja Europa cedió su hegemonía a las dos nuevas superpotencias que se consolidaron durante y tras la guerra: los Estados Unidos y la Unión Soviética.

Se denomina Guerra Fría al enfrentamiento que tuvo lugar durante el siglo XX, desde 1945 (fin de la segunda guerra mundial) hasta el fin de la URSS y la caída del comunismo que se dio entre 1989 (Caída del Muro de Berlín) y 1991 (golpe de estado en la URSS), entre los bloques occidental-capitalista, liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista, liderado por la Unión Soviética.

Este enfrentamiento tuvo lugar a los niveles político, ideológico, económico, tecnológico, militar e informativo.

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Ninguno de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto "guerra fría". Estas dos potencias se limitaron a actuar como "ejes" influyentes de poder en el contexto internacional, y a la cooperación económica y militar con los países aliados o satélites de uno de los bloques contra los del otro. Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar una guerra mundial, la entidad y la gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos comprometidos, marcaron significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta.

Los límites temporales del enfrentamiento se ubican entre 1945 y 1947 (fin de la Segunda Guerra Mundial y fin de la posguerra respectivamente) hasta 1985 (inicio de la Perestroika) y 1991 (disolución de la Unión Soviética).

INTRODUCCIÓN

Hemos dado vuelta de página al siglo XX, una centuria que se caracterizó por una paradójica combinación de esperanza y miedo. La esperanza radicaba en lo que se creía que era la “nueva edad dorada”, en la que los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos, liberarían al hombre de todos sus sufrimientos- pobreza, enfermedades, hambre, guerra- males que lo habían afligido desde el comienzo de su historia. Por otra parte, el miedo se sostuvo por la aparente desintegración de los valores tradicionales y de las estructuras sociales, religiosas y laicas.

Sin duda, a lo largo de estos cien años la humanidad se vio más remecida que en ninguna otra época. Desde la Revolución Industrial el hombre se insertó en una máquina de cambios, desaciertos y progresos, que concentró su mayor intensidad en el siglo que recién pasamos.

Como hitos y desenlaces históricos del siglo XX, podemos forjar una lista innumerable, sin embargo, es axiomático que en los años finales de la década de 1980 y en los primeros de la de 1990 terminó una época de la historia del mundo para comenzar otra nueva.

El reconocimiento público de que algo andaba mal en todos los sistemas que se proclamaban comunistas, se hizo tangible con el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) En este momento se concreta el vuelco político, económico y social más trascendente de los últimos tiempos (por no decir el más preponderante)

El colapso de la ideología marxista-leninista al derrumbarse el gigante soviético con su consecuente final de la Guerra Fría, es un hecho que ha nadie le puede ser indiferente. Es aquí donde radica el sentido del documento que se presenta a continuación.

A través del siguiente ensayo se busca presentar una visión más exhaustiva del cambio de la Unión Soviética a Rusia.

Con este propósito se han consultado diversas fuentes, con sus respectivas visiones, para dar un carácter más objetivo y global de este acontecimiento.

En esta perspectiva, este trabajo tiene como objetivo recopilar y comentar, en forma descriptiva y no doctrinal el desmembramiento del país más grande del mundo.

ANTECEDENTES

Al asumir Mijaíl Gorbachov en 1985 el poder en la URSS, el gigante soviético venía de disfrutar un decenio de estabilidad política sin precedentes bajo el gobierno de tres dignatarios, “ninguno de ellos apto- según diagnóstico médico- para tan alto cargo”. En el momento de su muerte, en 1982, Leonid Brezhnev a duras penas podía tomar decisiones políticas. Su sucesor, Yuri Andrópov, si bien con mayor vigor mental, se encontraba físicamente incapacitado, desapareciendo de la escena en 1983. Lo sucedió durante un año Konstantín Chernenko, un viejo camarada político de Brezhnev y jefe de su Estado Mayor, pero que sufría de enfisema y apenas podía pronunciar un discurso coherente

Por otra parte, se ha presumido a veces en Occidente de que el Politburó (Comisión política del Comité Central del Partido Comunista de la U.R.S.S) de esa época, escogió a Gorbachov

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por ser partidario de la “línea blanda” en respuesta a la “línea dura” del Presidente norteamericano Ronald Reagan. La verdad es que la política exterior soviética no estaba en discusión cuando se le eligió, y éste no dio el menor indicio de que quisiera adoptar una política de conciliación con Occidente, ni en público ni en las reuniones del Politburó, como tampoco lo hizo en la reunión en que sus colegas del Politburó votaron por unanimidad recomendarlo al Comité Central para el puesto de secretario general. Ni estaba claro para sus colegas que elegían a un auténtico reformista, y menos a alguien que sacudiría los fundamentos mismos del sistema soviético.

La llegada al poder de Gorbachov fue, sin embargo, un hecho decisivo para la historia de Rusia y Europa. Su relativa apertura de espíritu significaba que sus puntos de vista se fueron desarrollando durante sus años como dirigente y que pronto se dio cuenta de la necesidad de reformas económicas y de cambios políticos. Al principio, se trató de reformas dentro de los límites del sistema existente, con la reorganización (perestroika) de la economía soviética, que llevaría a una aceleración (uskorenie) del crecimiento económico. Propició una mayor transparencia (glasnost), deseable por sí misma y por razones pragmáticas, como un medio de revitalizar y movilizar a una sociedad estancada.

COMIENZO DEL FIN

Desde el comienzo de su jefatura, Gorbachov habló también de la necesidad de democratización (demokratizatsiya) de la sociedad soviética, aunque los cambios políticos propiciados durante sus tres primeros años en el cargo de secretario general podrían describirse más como de liberalización que de democratización. Su actuar se podría definir como natural dentro de la evolución política y social del resto del mundo, “Concretamente, el comunismo es una reacción contra los excesos que cometió el capitalismo liberal en su juventud desaprensiva y rapaz. Las características del comunismo puro son sino la contraparte de aquellas condiciones”

Fue en la XIX Conferencia del Partido Comunista soviético, en el verano de 1988, cuando Gorbachov asumió la responsabilidad del gesto decisivo de convertir el sistema soviético en algo de esencia totalmente diferente, y cuando aceptó no sólo el principio de elecciones para una nueva legislatura sino que propuso que se redactaran aquel mismo año las leyes correspondientes y que la nueva Asamblea empezara a funcionar en la primera mitad de 1989.

En cada año de la segunda mitad de los ochenta se fueron ensanchando los límites de la glasnost hasta que no pudo distinguirse esta apertura de la libertad de expresión y de publicación. Se suprimió un tabú tras otro, al ir tomando impulso la evolución política del país. La crítica a Stalin precedió a la crítica a Lenin, y a finales del decenio ya se podía atacar en letra impresa no sólo al principal fundador del Estado soviético, sino también a los actuales dirigentes del Partido Comunista y hasta los fundamentos mismos del sistema económico y político soviético. Se publicaron en ediciones de gran tiraje obras antes prohibidas y que tuvieron un efecto profundo en la opinión pública, como El Archipiélago GULAG, de Alexander Solzhenitsin, Relatos del Kolimá, de Varlam Shalamov, que exponía lo más despreciable de la vida en los campos de trabajo soviéticos, las obras de Daniel y de Siniavski, el 1984 y Rebelión en la granja de George Orwell, y El cero y el infinito de Arthur Koestler. Decenas de millones de rusos, que antes daban por descontado el sistema comunista, se convirtieron en anticomunistas.

Si la perestroika fue en sus inicios una revolución “desde arriba”, aunque en sus aspectos más radicales contaba sólo con el apoyo de una minoría de la dirección del Partido (aunque incluyendo en ésta, de modo crucial, a Gorbachov), para 1989-1990 se había convertido ya, cada vez más, en un movimiento desde abajo. Las elecciones que tuvieron lugar en marzo de 1989 trajeron la derrota de numerosos funcionarios del Partido Comunista y dieron puestos en la legislatura a nacionalistas de las repúblicas bálticas y caucásicas, así como a numerosos rusos liberales y radicales, entre ellos Sajárov. El propio Gorbachov había pasado de reformador en ciernes del sistema soviético a dirigente que reconocía la necesidad de una profunda transformación. En 1988 en privado y en 1990 en público, había aceptado la necesidad de sustituir el unipartidismo de autoridad por un pluralismo político, en el cual las elecciones irían produciendo un sistema de partidos que compitieran

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entre sí, mientras que la economía de mando, propiedad en su totalidad del Estado, dejaría paso a una propiedad mixta y a una economía predominantemente de mercado.

Sin embargo, por temperamento y por convicción política, Gorbachov era más partidario de la evolución que de la revolución, y su posición resultó extraordinariamente difícil cuando la anterior unidad, artificial pero eficaz, del sistema soviético fue dando paso a un alto grado de polarización. De un lado, en 1990 se encontró superado por radicales como Boris Yeltsin, cuya rápida transformación de jefe comunista local en tribuno democrático del pueblo fue posible gracias al espacio para la acción política independiente abierto por las reformas de Gorbachov. Por otro lado, Gorbachov se encontraba sujeto a presiones cuando menos igualmente intensas por parte de los defensores del sistema soviético en los aparatos del Partido y del Estado, entre los militares y la KGB, temerosos de que los cambios de largo alcance propiciados por él pusieran en peligro el sistema tal como lo conocían y la integridad del Estado soviético.

EL DERRUMBE

Gorbachov no sólo estaba dispuesto a ver transformarse el sistema soviético, sino que tuvo un papel decisivo en el avance hacia el pluralismo político. Pero no formaba parte de su proyecto de evolución tolerar la ruptura del Estado soviético. Él y el ala reformista de la dirección del Partido Comunista intentaban sustituir un Estado unitario, que había pretendido con falsedad ser un sistema federal, por una auténtica federación. En 1991 llegó a aceptar como posición de retirada que la Unión Soviética fuera una confederación menos rígida, pero era firmemente contrario a una ruptura completa de la unión. La presión por la plena independencia era especialmente fuerte en las repúblicas bálticas y, cada vez más, en Ucrania, Georgia y Armenia. El más sorprendente defensor de la independencia respecto a la unión era, sin embargo, la República Rusa. En su ambición de poder, Yeltsin jugó la carta rusa, y pese al papel histórico predominante de Rusia y los rusos en la Unión Soviética, afirmaba en 1990 que las leyes rusas tenían precedencia respecto a las soviéticas. El 8 de diciembre de 1991, junto con los presidentes de Ucrania y Bielorrusia (ahora Belarus) aplicó el golpe de gracia al sistema, al anunciar unilateralmente que la URSS había dejado de existir y que sería sustituida por una Comunidad de Estados Independientes. El 21 de diciembre de 1991 la URSS dejó formalmente de existir. Once de las doce repúblicas que quedaban, entre ellas, Armenia, Azerbaiyán, Kazajstán, Kirguizistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, y Uzbekistán acordaron crear la llamada, de forma imprecisa, Comunidad de Estados Independientes (CEI). Gorbachov dimitió el 25 de diciembre y el día siguiente el Parlamento soviético proclamó la disolución de la URSS.

La figura de Yeltsin había crecido con su éxito en tres sucesivas elecciones: al Congreso de Diputados del Pueblo de la URSS en 1989, al Congreso de Diputados del Pueblo de Rusia en 1990 (tras lo cual fue elegido miembro del Soviet Supremo), y, sobre todo, a la Presidencia de Rusia en junio de 1991. Una aportación considerable, aunque no intencionada, a la ruptura de la Unión Soviética y al aumento de la autoridad de Yeltsin fue el golpe de los partidarios de la línea dura que intentaron derrocar a Gorbachov en agosto de 1991. El primer ministro (Valentín Pávlov), el jefe de la KGB (Vladimir Jriuchov), el jefe de la industria militar soviética (Oleg Baklánov) y el ministro de Defensa (Dmitri Yazov) figuraban entre los que formaron un autodenominado Comité estatal para el estado de emergencia; el 18 de agosto detuvieron a Gorbachov en Crimea durante sus vacaciones y trataron de volver al statu quo anterior.

La negativa de Gorbachov a proporcionar una “hoja de parra” constitucional a los conjurados tuvo un papel importante en el fracaso de la intentona, aunque la atención internacional se concentró en la «Casa Blanca» de Moscú, el edificio del Parlamento ruso donde Boris Yeltsin dirigió la resistencia al golpe, apoyado por decenas de millares de moscovitas que formaron un cinturón protector en torno al edificio (lo cual aumentó el costo político del asalto al mismo), y también por la gran mayoría de los dirigentes del mundo. El 22 de agosto, el golpe ya había fracasado, el prestigio de Yeltsin aumentado y Gorbachov regresaba a Moscú debilitado. Yeltsin explotó plenamente el hecho de que los jefes del golpe fueran personas nombradas por Gorbachov para sus cargos; no perdió la ocasión de subrayar que en la nueva situación de «dualidad de poder» en Moscú (poder soviético y poder ruso), él era, con mucho, el más fuerte.

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Estos últimos meses de existencia de la Unión Soviética fueron el momento culminante de la popularidad de Yeltsin. En cambio, Gorbachov, que había sido el político más popular de Rusia y de la URSS durante los cinco años transcurridos entre su elección como secretario general del Partido Comunista, en marzo de 1985, y su elección como presidente de la URSS por el Congreso de los Diputados del Pueblo en marzo de 1990, gozaba ahora de mucho menos apoyo y se le respetaba menos que a Yeltsin. Sin embargo, Gorbachov fue quien dio los pasos clave para desmantelar el sistema comunista. La libertad de palabra, de publicación y de culto, las elecciones libres, un legislativo que podía criticar al ejecutivo, y que lo hizo, organizaciones políticas independientes (incluyendo la formación de grupos de presión, amplios movimientos políticos y embrionarios partidos políticos), habían surgido bajo la protección de Gorbachov y, en su mayoría, como resultado de su apoyo decisivo. Esto significaba que Rusia, a finales de los ochenta, había adquirido muchos de los rasgos propios de una sociedad civil y del pluralismo político. De hecho, los rasgos esenciales del comunismo habían sido descartados cuando menos dos años antes de que se suprimiera el Partido Comunista soviético, después del fracaso del golpe de agosto, y mucho antes de que la bandera roja con la hoz y el martillo se arriara del Kremlin el 25 de diciembre de 1991.

La era Gorbachov vio también el fin de la guerra fría, gracias a la nueva línea de pensamiento adoptada por Gorbachov y a la nueva conducta soviética que lo acompañó. “Los complejos militares-industriales, tanto de la URSS como de Estados Unidos, habían alcanzado un volumen enorme, pero el costo de mantenerse a la altura de la superpotencial rival significaba una mayor tensión para la economía soviética que para la norteamericana”, dado el nivel superior tanto del PIB como de la tecnología de Norteamérica. Sin embargo, fue necesaria la audacia de un dirigente soviético para dar prioridad al apaciguamiento de los temores occidentales sobre los de su propio aparato militar. Tras establecer buenas relaciones personales con los principales dirigentes occidentales -y de modo decisivo con los sucesivos presidentes norteamericanos Ronaldo Rehagan y Jorge Bus, pero también con Margaret Thatcher, Francoise Mitterrand, Helmut Kohl y Felipe González-, Gorbachov pudo llegar a acuerdos con ellos sobre una vasta diversidad de cuestiones.

Más importante incluso que los tratados de control de armamentos para demostrar que el nuevo pensamiento de que tanto se hablaba era presagio de una nueva realidad política, fue el cambio de la conducta soviética respecto a Europa oriental. Cuando los países de esta zona pusieron a prueba el nuevo pensamiento de Gorbachov, que proclamaba que cada país tenía derecho a escoger su propio sistema político y económico, las acciones soviéticas no lo desmintieron... mejor dicho, la inacción soviética, pues no hubo ningún intento de intervención militar cuando, uno tras otro, los países del antiguo bloque soviético se convirtieron en independientes y no comunistas, durante los años de 1989-1990. El cambio que a los dirigentes Soviéticos debió de resultarles más difícil de tragar (y que causó disensiones en los círculos dirigentes) fue la reunificación de Alemania como miembro de la OTAN, hecho que finalmente Gorbachov aceptó.

Aunque la actitud de Gorbachov era diferente respecto a lo que a veces se llamaba el “imperio interior” de la URSS, para diferenciarlo del “imperio exterior” centroeuropeo, también en esto se abstuvo de recurrir a lo que, en 1990-1991, era el único medio posible de mantener unida toda la Unión Soviética, o sea, una represión dura y constante. Por el contrario, trató de negociar -aunque ya algo tarde- un nuevo tratado de la Unión que mantuviera unida voluntariamente a toda o a la mayor parte de la URSS. Fracasó, pero no, esencialmente, a causa de errores cometidos por los dirigentes soviéticos de después de 1985, sino por el legado de todo el período soviético y hasta de la historia de la Rusia imperial.

UN NUEVO ORDEN

Una vez iniciadas la democratización y la liberalización, se presentó la oportunidad de exponer, primero, los numerosos agravios nacionales sobre opresiones e injusticias del pasado, y luego de elegir a políticos que, lejos de dejarse controlar por Moscú, se adherían a las causas nacionalistas Estonia, lituana, letona, ucraniana o georgiana. Y con esto, las probabilidades estaban en contra de la conservación de una unión política que cubriera todo el territorio de la antigua URSS.

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Hubo partes de la Unión Soviética en las cuales las élites nacionales no reclamaron la plena independencia -en particular el Kazajstán, bajo la dirección de Nursultán Nazarbáiev, y las repúblicas de Asia central-. De una manera que tiene su importancia, la independencia les cayó encima en diciembre de 1991. Una razón de que las élites locales vacilaran era que habían alcanzado el poder sirviendo a Moscú y creyendo -o fingiendo creer- en el marxismo-leninismo. Dado que parecía más que probable que en el Asía central postsoviética la ideología oficial del Estado sería el Islam, no era ni mucho menos evidente que quienes formaron las capas gobernantes en el último período soviético pudieran mantenerse en posiciones de poder y privilegio. De hecho, el cambio de élites fue muy reducido. En toda la antigua Unión Soviética, y en especial en los Estados de Asia central, los funcionarios del antiguo Partido Comunista se convirtieron en los principales dirigentes y en los beneficiarios económicos del poscomunismo.

Esto también era cierto respecto a la misma Rusia, donde en el verano de 1996 el antiguo secretario del Comité Central, Boris Yeltsin, fue elegido presidente por un nuevo período de cuatro años, tras lo cual conservó los servicios, ahora como primer ministro, del antiguo jefe del Departamento del Comité Central Víktor Chernomirdin. Durante el pasado decenio la visión política de Yeltsin había cambiado radicalmente. En el terreno en que bajo Gorbachov hubo sólo cambios moderados, el de la privatización parcial y la introducción de la economía de mercado, Yeltsin introdujo cambios espectaculares entre 1992 (el año en que el economista favorable a la economía de mercado Yegor Gaidar fue primer ministro en funciones) y 1995. Aunque los ciudadanos rusos mejor informados veían claramente que no podría volverse a una economía de estilo soviético y al mundo de los planes quinquenales, los costos de la transición fueron altos. La separación entre ricos y pobres se ensanchó trágicamente, la inflación barrió muchos ahorros, la seguridad en el empleo se vio amenazada y floreció el crimen organizado.

Mientras que una amplia capa de la población rusa había apoyado en 1991 la democracia y la economía de mercado, considerándolas como panaceas que conducirían rápidamente al nivel y a los estilos de vida de Europa occidental, para la vasta mayoría no sucedió así, ni podía suceder sobre la base de la economía soviética erróneamente desarrollada más que subdesarrollada. Una creciente hostilidad a la presidencia de Yeltsin y a la política seguida por su gobierno condujo a un enfrentamiento entre el presidente y el Soviet Supremo, que estalló en 1993 y condujo a que Yeltsin disolviera la legislatura que antes había presidido. La Casa Blanca de Moscú, que Yeltsin defendiera en agosto de 1991, fue la sede de la resistencia de la legislatura a Yeltsin, que terminó sólo cuando éste consiguió persuadir, no sin dificultades, al ejército para que pusiera término a la situación. El asalto a la Casa Blanca dejó varias docenas de muertos, pero abrió el camino a la adopción, en diciembre de 1993, de una nueva constitución y a elecciones a una nueva legislatura -una Duma del Estado y una Asamblea federal-. Este Parlamento tenía muchos menos poderes que su predecesor, algo que convenía a Yeltsin, pues el cambio en la opinión pública se reflejó en un importante apoyo electoral al movimiento nacionalista, el mal llamado Partido Liberal Democrático, dirigido por el ultra populista Vladimir Zhirinovski, y a los comunistas y sus aliados. Exactamente dos años después, en las elecciones a la Duma, comunistas y nacionalistas obtuvieron una proporción igualmente importante del voto popular y de escaños, aunque en 1995, a diferencia de 1993, los comunistas superaron a los nacionalistas.

Si bien los perdedores de la Rusia postsoviética se hacían oír ahora, no era fácil que los vencedores cedieran sus ganancias sin dura lucha; entre ellos había muchos antiguos altos funcionarios comunistas, que se habían convertido en propietarios de los bienes que antes administraban. Parecía probable que seguiría predominando algún tipo de economía de mercado, aunque muy distorsionada, debido al volumen de los intereses creados que la apoyaban y también porque no se había encontrado ninguna alternativa viable a la economía de mercado, como la experiencia soviética de más de setenta años había demostrado elocuentemente. Parecía que la mayoría de los ciudadanos rusos deseaba alguna forma de socialdemocracia, en la cual las nuevas libertades se combinaran con un estado de bienestar y su seguridad social. Pero como era muy limitado el espacio para maniobras económicas en aquellas condiciones de pluralismo político y de declive industrial, y dado que los socialdemócratas estaban divididos y no conseguían coincidir en un partido político fuerte, un número importante de rusos se sentía inclinado una vez más hacia los comunistas y sus aliados, pese a que quienes seguían siendo miembros del Partido Comunista eran los mismos que se habían opuesto tenazmente a las reformas de

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Gorbachov para introducir libertades políticas e intelectuales y al programa de privatizaciones de Yeltsin (y a veces precisamente a causa de esto)

Parecía muy improbable que Rusia volviera a un sistema comunista clásico, del tipo que prevaleció en la Unión Soviética hasta los años ochenta. Un factor que dificultaba este retorno era la resolución en las comunicaciones. Mientras que antes de Gorbachov incluso las fotocopiadoras se mantenían bajo triple llave y que el régimen tenía el monopolio de la información, la situación cambió espectacularmente a finales de los ochenta y en especial en los noventa. A mediados del último decenio del siglo, el correo electrónico, los aparatos de fax y la televisión por satélite habían despegado en Rusia. Al regreso a la sociedad cerrada se oponían el deseo de la nueva élite de los negocios de gozar de por lo menos las mismas ventajas que sus homólogos occidentales, y también el deseo de los gobiernos postsoviéticos de integrar a Rusia más plenamente en la economía mundial. De modo más general, debe recordarse que es más difícil retirar libertades una vez concedidas que negar las que nunca se han gozado. Pero la tentación autoritaria seguía muy presente, y Rusia entró en los postreros años del siglo no sólo con una economía mixta, sino también con una política mixta, en la cual los elementos democráticos y los autoritarios se combinaban, a veces en una misma persona. De nuevo se había depositado mucho poder en manos de los dirigentes del ejecutivo, y aunque en 1997 todavía era posible criticar al presidente y al gobierno, resultaba menos fácil exigirles responsabilidades en los períodos entre elecciones, e incluso en éstas sólo de modo parcial.

Hay que buscar una de las razones en la gran influencia de que disfrutaban los poderes financieros. Una irónica observación que circuló mucho en la Rusia postsoviética era que "todo lo que los comunistas nos dijeron sobre el socialismo era mentira, y todo lo que nos dijeron sobre el capitalismo era verdad". De una curiosa manera, la antigua propaganda soviética sobre los sistemas capitalistas, que ocultaba la importancia de las instituciones democráticas occidentales y subrayaba el poder de los banqueros, no habría estado lejos de la realidad si se hubiese expresado como una predicción sobre el capitalismo ruso; pero, dado que los comunistas soviéticos ortodoxos nunca creyeron que fuera posible una transición en tal dirección, no merecen ningún crédito especial por presciencia. Pero la política rusa de los años noventa se caracteriza por el surgimiento de triángulos de oro con estrechas relaciones entre determinados banqueros, dirigentes políticos y el sector de la industria rusa que todavía daba beneficios (especialmente en el sector de la energía) Mientras que el conjunto de la producción industrial seguía declinando, consiguieron grandes ganancias algunos banqueros que tenían amigos en la “corte” o que adquirieron un lugar en la misma «corte», pues varios de ellos fueron nombrados para altos cargos en los gobiernos de Yeltsin.

Una economía capitalista, con ciertas características corporativas, se ha consolidado con sorprendente rapidez, mientras que la democracia dista mucho de estar consolidada. Ante la amenaza de la vuelta al poder de los comunistas de la línea dura, algunos partidarios de Yeltsin manifestaron sus deseos de que no se celebraran las elecciones presidenciales fijadas para junio de 1996. “Yeltsin resistió esta tentación y en la campaña confió mucho en el apoyo de los nada objetivos medios de comunicación, especialmente la televisión”. Entre los problemas a que se enfrentaba estaba la guerra, muy impopular, que comenzó en 1994 contra Chechenia, una república de la Federación Rusa que se había declarado independiente. En la campaña, Yeltsin afirmó que esta guerra estaba terminada, añadiendo que Rusia la había ganado. Su afirmación distaba mucho de ser verdad. Ganadas las elecciones, las fuerzas rusas intentaron conseguir la victoria militar que les había eludido antes y lanzaron una nueva ofensiva contra Chechenia, que fracasó.

A diferencia de 1991, Yeltsin no consiguió una mayoría electoral en la primera vuelta, si bien en la segunda derrotó con bastante margen a su principal adversario, Gennadi Ziugánov, aunque este comunista nacionalista, que parecía hablar desde el pasado, recibió más del cuarenta por ciento de los votos. Entre las dos vueltas, Yeltsin reforzó su posición nombrando como asesor para la seguridad nacional al general retirado Alexandr Lébed, que había llegado en tercer lugar en la primera vuelta. Fue Lébed quien, a finales de agosto y comienzos de septiembre de 1996, negoció un acuerdo para poner fin a la situación en Chechenia, apareciendo así como quien puso fin a una sangrienta e innecesaria guerra que, según su plausible estimación, había costado unas ochenta mil vidas. Tregua que sería tan frágil como la alicaída economía rusa. Al final, como cabía

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prever, el ambicioso Lébed pronto chocó con otros miembros del gobierno y con el mismo Yeltsin. Éste lo destituyó una vez hubo servido a sus propósitos electorales, y Lébed puso la mira en las siguientes elecciones presidenciales, en las cuales, si no se cambiaba la constitución, Yeltsin no podría participar. No parecía seguro que Yeltsin pudiera concluir su segundo mandato, pues una vez que lo hubieron reelegido, se reveló que había sufrido un grave ataque cardíaco entre los dos turnos electorales de 1996. “Durante el resto del año, estuvo incapacitado y se sometió por dos veces a cirugía cardiaca. Pero en 1997 ya volvía a mostrarse activo, aunque más dependiente que en el pasado de sus subordinados”. Uno de ellos, Vladimir Putin, un ex miembro de la KGB con fama de hombre duro, lo remplazó después de dimitir por razones médicas. Más tarde, al realizarse la nueva elección presidencial, capturó votos populares producto del descontento económico con el nuevo sistema y de un amplio sector conservador de la sociedad, que vio en él rasgos de sus antiguos líderes. Asumió el sillón presidencial a comienzos de este año, recibiendo a un país de pasado glorioso, con el orgullo y bolsillos heridos.