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ESPACIOS DE CULTO DE LA ANTIGÜEDAD EN ROMA Guía de la ruta patrimonial

Guía Espacios

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ESPACIOS DE CULTO DE LA ANTIGÜEDAD

EN ROMA

Guía de la ruta patrimonial

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Esta guía te permitirá recorrer los bienes de la ruta “Espacios de culto de la antigüedad en Roma”, con toda la información básica necesaria para comprenderlos. A través de tres itinerarios, iremos completando el recorrido por algunos de los lugares más importantes de la antigua sociedad romana que nos aproximen a sus diferentes tipos de culto, desde aquellos de carácter más antiguo y natural a los llegados de Oriente, pasando por la religión oficial del Imperio Romano y su vinculación con el poder político. ¡Comencemos!

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Lar danzante en bronce, divinidad propia del hogar y la familia extensa. Sujeta el rhyton, vaso en forma de cuerno, y una pátera para las libaciones. Museo Centrale Montemartini.

Religio, id est cultu deorum1

Cicerón.

A modo de prólogo a la guía, consideramos oportuno hacer una breve aclaración previa al inicio de la ruta acerca de la religión romana. La religión romana es social y de actos cultuales y es practicada por los miembros de una comunidad precisamente como tales, no individualmente. Es esencialmente ciudadana. Está ligada a la esfera civil, familiar y socio-política y es politeísta. Es una religión política en tanto que el Estado es el que media entre los dioses y los humanos, y el civismo se halla en la tradición religiosa grecorromana ligado a la religión. La continuidad y la estabilidad de la civitas dependen de la observancia de la tradición y el respeto a los dioses. El equilibrio necesario entre los dioses y los hombres es la Pax deorum.

La religión define y orienta la percepción del hombre, del ciudadano y de la ciudad en el universo, mediante un conjunto de ritos cuidadosamente codificados y practicados según un plan comunitario y en la esfera pública. La religión romana se liga al espacio social romano y a la condición de ciudadanía, y se define como un conjunto de costumbres y reglas impuestas a los ciudadanos. Lo sagrado en Roma todo aquello que se ha consagrado a los dioses según las costumbres de la ciudad. La piedad se define así como el respeto a la tradición religiosa común, las prescripciones rituales. De esta manera, se buscaba evitar la ira de los dioses, a la vez que ganarse su favor. En el ámbito familiar y privado, se practica un culto doméstico comunitario, que incluye también el recuerdo a los difuntos. El culto a divinidades domésticas como los Lares, Manes o Penates era supervisado por el pater familias.

Los magistrados son los encargados de regular las relaciones del populus con los dioses, y tienen iniciativa cultual en algunos casos como la toma de auspicios2, sacrificios regulares o dedicatorias. Sin embargo, son los sacerdotes los depositarios y gestores de la tradición religiosa y sus instrumentos de culto, de los sacra. De número limitado y con cargo vitalicio, forman colegios sacerdotales, unidos a la ciudad y al sistema político. Los sacerdotes de estas “magistraturas” religiosas gozan de un enorme poder y control sobre la sociedad romana. Su

1 “La religión, es decir, el culto de los dioses”. 2 Del latín “auspicium”, literalmente “contemplación de las aves”. Cualquier señal divina percibida visualmente. Eran los augures los encargados de su interpretación. Éstos llevan el lituus, bastón corto rematado en forma curva de origen etrusco, que utilizaban para delimitar el espacio sagrado en la toma de auspicios.

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acción se centraba tanto en la dirección de las ceremonias sagradas como en el control de la legitimidad político-religiosa. Los pontífices, encabezados por el pontífice máximo, eran la más alta autoridad religiosa de Roma. Por otro lado, el colegio de augures, encargados de la toma de auspicios, controlaba las relaciones entre lo divino y la civitas con un prestigio antiquísimo que les dotaba de un enorme poder respecto al más cambiante poder político. Los dioses romanos son en cierto modo ciudadanos, aunque especialmente ilustres: habitan en el centro de Roma, poseen un fragmento de tierra con una “vivienda” y participan en los actos públicos. Son los magistrados (censores) los que administran sus propiedades. La mayoría de los dioses romanos nacen cuando son instalados por un magistrado. No existirían así dioses públicos romanos antes de la creación del Estado romano, sino que todos tienen un fundador conocido, cuando no se trata del propio Rómulo o de Numa Pompilio, considerado el fundador de la religión pública. En época arcaica, del siglo X al V a. C, el universo religioso de los antiguos habitantes del Lacio se vinculaba estrechamente al medio natural, con manifestaciones de lo divino que recibían el nombre de numen, cuyo significado originario venía a equivaler a la “actividad” de los dioses. Estos entes divinos convivían con divinidades con rasgos más desarrollados y elaborados, como Júpiter, dios supremo de los latinos identificado con el Zeus griego, o Marte, asociados ambos al cielo y a la tierra. A ellos se unen reyes míticos como Jano, Saturno o Fauno, que reúnen rasgos propios del héroe civilizador: introducción de la agricultura, fundación de ciudades, institución de leyes y cultos… a la vez que muestran todos los rasgos que hacen referencia a la naturaleza salvaje, no civilizada, como su desarrollo en bosques y cuevas. Con los primeros reyes de Roma como ciudad-estado, el foco destacado es el Palatino. En este momento se introduce el sacerdocio y el calendario, que regula el tiempo cívico, incluyendo las fiestas y los cultos. A inicios del siglo VI a. C se produce una importantísima organización del espacio, destinando cada área a su uso concreto y plasmando un nuevo cuerpo de ideas cívicas. Ello se realiza en lo religioso integrando los cultos naturales tradicionales en la nueva racionalización espacial de los cultos propiamente ciudadanos. Las áreas en situación de privilegio son ahora el Capitolio, sede del Templo de Júpiter, concebido ahora como una divinidad plenamente política unida a la monarquía, y el Foro. En el Foro de época arcaica destaca una construcción, la Regia, lugar donde el rey cumplía ciertas obligaciones sacras. Cuenta con dos capillas a Ops, deidad de la abundancia agrícola que aseguraba el sustento de la ciudad y sus habitantes, y a Marte. En la transición entre la Monarquía y la República romana se sitúa la construcción de los Templos de Saturno y de Júpiter Capitolino. En esta continuidad, los sacerdocios fueron diseñados bajo el control de las aristocracias y para mantenerse bajo su monopolio. La desigualdad patricio-plebeya se reflejó también en los derechos religiosos. Además, fueron surgiendo nuevas divinidades y cultos ligados tanto a los patricios como a los plebeyos. El culto a Ceres, por ejemplo, se relacionó a los intereses económicos de los plebeyos. El culto a los Dióscuros, por otro lado, se socia directamente a las aristocracias. La construcción de un templo a la Concordia simboliza el fin teórico del conflicto patricio-plebeyo, a mediados del siglo IV a.

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C. Ya en el siglo V a. C son muchas las influencias helénicas en la religión romana, que van asentándose sobre el fondo latino. El más evidente de estos signos de helenización es quizá la introducción del culto a Apolo, levantándosele un templo en el 431 a. C. A inicios del siglo III a. C esta influencia se acelera, al calor de un contacto directo con las poblaciones de la Magna Grecia. Es ahora cuando se introduce el culto a Esculapio. Pasadas las guerras púnicas, ya en el siglo II a. C, el Estado procuró la permanencia de la religión tradicional y oficial frente a las variadas influencias extranjeras. El primero de estos episodios de represión fue el de las Bacanalia. La mayor novedad del siglo I a. C, el último de la República, será la introducción de los honores divinos a los grandes jefes militares, lo que iría allanando el terreno al culto imperial. A partir de Augusto, la política religiosa de los emperadores, quienes controlan ahora las relaciones entre los dioses y el Estado, abarca todos los cultos públicos de la capital. Sin embargo, a nivel local continúa activa la iniciativa religiosa y cultual. Con la reorganización provincial, multitud de dioses de diferente origen quedaron bajo la autoridad romana: latinos, celtas, iberos, germanos, africanos, hebreos, griegos y semitas. Dados los puntos de conexión entre los diferentes cultos, se dieron múltiples procesos de sincretismo que actuaron como mecanismo de integración en el Imperio, contribuyendo a la romanización. Este proceso bidireccional se conoce como interpretatio. “Ahora ven, te haré ver qué gloria le reserva el porvenir al linaje de Dárdano…Aquél es Silvio, hijo tuyo… Rómulo, hijo de Marte…Ahora contempla a este pueblo, tus romanos. Éste es César, ésta es la numerosa descendencia de Iulo destinada a subir a la región que cubre el ancho cielo. Éste es Augusto César, de divino origen, que fundará de nuevo la edad de oro en los campos

del Lacio… y extenderá su imperio hasta…la tierra que yace más allá de los astros”. Eneida, Libro IV, 755- 795.

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1. ITINERARIO 1: Cultos antiguos y naturales1. ITINERARIO 1: Cultos antiguos y naturales1. ITINERARIO 1: Cultos antiguos y naturales1. ITINERARIO 1: Cultos antiguos y naturales. El primer itinerario de la ruta abarca los siete primeros bienes elegidos para su visita, aunque comprende en total nueve elementos, todos ellos relacionados con cultos diferentes que tienen en común su vinculación, de manera distinta, con la naturaleza, las actividades económicas y las tradiciones mediterráneas. Se trata de cultos primitivos, de raíces muy antiguas, derivados de la religiosidad natural presente en un determinado territorio, de carácter en cierto modo civilizatorio y que recogen en última instancia necesidades sociales de la comunidad, que cristalizan en lugares consagrados a una deidad, amparando así con el plano trascendente actividades humanas básicas. Este primer itinerario consta de tres paradas, en tres zonas o regiones naturales cercanas y vinculadas entre sí: el Foro Boario, el Foro Holitorio y el Campo de Marte central.

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1. 1. El Foro Boario: Ara Maxima, Templo de Hércules y Templo de Portunus. La ruta parte de un espacio singular en la ciudad de Roma, que desde varios siglos antes de nuestra era reunía diversos elementos que entonces configuraron su disposición, se mantuvieron y desarrollaron durante gran parte de la Antigüedad y de los que aún hoy queda huella sobre el terreno. El espacio inmediato a la orilla este del Tíber, a la altura meridional de la isla Tiberina, se fue convirtiendo por sus características naturales en un foco de actividades de intercambio comercial, reuniendo a poblaciones provenientes de distintos lugares del Mediterráneo, desde momentos muy antiguos. Fruto de esa convergencia de usos sociales y religiosos se fueron desarrollando una serie de cultos que amparaban ese comercio, comenzando a explicarse míticamente los orígenes de este foco económico de Roma. La llanura comprendida entre el río Tíber y las colinas más próximas a él (el Campidoglio, el Palatino y el Aventino), es en la antigüedad una importante zona económica de Roma, el conocido como Foro Boario o “Foro de los Bueyes”. El Foro Boario unía las dos principales vías naturales de comunicación e intercambios en los orígenes de Roma: el río Tíber, por un lado, y la ruta norte-sur que unía las regiones de Etruria y Campania. Este era un lugar de paso natural del ganado, de ahí su denominación3. Esta será nuestra primera parada, visitando los tres primeros bienes de la ruta.

3 Esta presencia ganadera se plasma en el mito del décimo trabajo de Heracles, robar los bueyes a Gerión en la Península Ibérica. Tras cumplir esta tarea, Heracles llegó al Lacio donde se enfrentó al gigante Caco, al que dio muerte. Por librar de su presencia a los habitantes del Palatino, su rey Evandro erigió un altar al héroe, divinizándolo. Este es el origen del culto a Heracles en el Foro Boario.

Situación espacial de los tres primeros bienes. Google Earth.

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El Foro Boario es un foco de actividades empóricas desde los primeros momentos de la formación de Roma como ciudad-estado, alrededor de mediados del siglo VII a. C. En él confluyen también vías naturales del interior, procedentes del territorio de los sabinos, como la Vía Salaria. Allí acuden comerciantes de diferentes lugares del Mediterráneo a intercambiar productos y lo hacen al amparo, sobre todo, de una divinidad: Heracles. El héroe griego, Hércules en la tradición romana, fue elevado a la categoría divina como dios de carácter mediterráneo, cuyas características lo hacen capaz de ser adoptado por diferentes pueblos procedentes de distintas áreas culturales para este comercio administrativo. Teniendo en cuenta esto, podemos dirigirnos a nuestra primera visita en la ruta: el lugar donde se levantó, hace más de dos mil años, el Ara Maxima. El Ara MáximaAra MáximaAra MáximaAra Máxima (Nº 1) se levantó como un importantísimo elemento religioso que amparara los intercambios comerciales, permitiendo el desarrollo económico de la población. Se trata de un altar levantado en un primer momento y según la tradición por los habitantes de este primer núcleo a Heracles divinizado, en esta zona consagrada a su culto. El altar se relaciona así con los intercambios y el comercio. El área fértil donde se ubica, la depresión del Velabro, se desecará y adecuará más adelante para la construcción allí del núcleo político de la ciudad-estado, con la construcción de la Cloaca Máxima, cuya canalización discurre entre los templos de Hércules y Portuno. El mito fundacional de Roma por Rómulo cuenta ya que éste incluye en el 753 a. C en el recinto sagrado (pomerium) de la ciudad el Ara Maxima, referente de una tradición religiosa mediterránea asociada al héroe, atestiguada en la zona desde momentos muy antiguos, alrededor del siglo VI a. C. La forma definitiva del altar se data en el siglo II a. C. Las dimensiones de su podio eran 31,50 x 21,70 m, con un altura de 3,28 m, elevado a 4,17 m tras la intervención augustea. Restos de esta antigua construcción son perceptibles en el interior de la iglesia. En la zona inmediata al edificio observamos todavía huellas de esta antigua tradición religiosa y de la presencia pasada del altar que la representa, a través de los nombres de las propias calles circundantes. La que cruza la parte posterior de la iglesia recibe la explícita denominación de Via dell´Ara Massima di Ercole. A su vez Roma conserva también muy cerca la Via del Velabro, aunque hoy no quede nada de este curso de agua.

Hoy, del altar no quedan más que unos bloques de piedra reutilizados en la Iglesia que hoy ocupa el mismo espacio en el que fue levantado el Ara Maxima, Santa María in Cosmedin. Estos restos pueden verse en uno de los muros internos. Santa María in Cosmedin puede visitarse de manera gratuita a diario, de 9 a 17h, hasta las 20h en verano.

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Templos de Hércules y Portunus reutilizados como iglesias cristianas. Grabados de Piranesi (1720-1778).

El Templo de Portunus hoy sólo es visible desde el exterior, no es visitable.

Frente a la Iglesia de Santa María in Cosmedin se encuentra el Templo de Templo de Templo de Templo de HérculesHérculesHérculesHércules (Nº 2), nuestra segunda parada en la ruta. Este edificio circular se construyó en honor de Hércules Victor, “Vincitore” en italiano, en esta zona que como hemos visto estaba consagrada al héroe, protector de los comerciantes que operaban en el Foro Boario. En el siglo XII se transformó en la Iglesia de Santo Stefano delle Carrozze. Conocido popularmente de manera incorrecta como el Templo de Vesta, es el edificio enteramente construido en mármol que se encuentra en Roma. Este paso natural del río para personas y ganado, donde confluyen diversos caminos tradicionales de las regiones laciales circundantes, se dota de un primer puente para cruzar de una orilla a otra, el puente Sublicio, en el Portus Tiberinus. Éste es el puerto fluvial bajo la tutela divina del dios Portunus. La presencia de poblaciones de diversa procedencia supone un importante contacto cultural, que está en estrecha relación con el desarrollo y arraigo de cultos griegos y de origen oriental vinculados al comercio (Portunus, Mater Matuta, Hércules Salarius…), dándose procesos de sincretismo religioso, como el ejemplo de la asimilación del Melqart fenicio al héroe griego Heracles. El tercer punto de nuestra visita es precisamente el Templo de Templo de Templo de Templo de PortunusPortunusPortunusPortunus (Nº 3), pocos metros al norte del Templo de Hércules. Está dedicado a esta divinidad, protector de los accesos y pasos originalmente, más tarde de áreas fluviales. Es conocido erróneamente como el Templo della Fortuna Virile y en el siglo IX d. C fue convertido en la iglesia cristiana de Santa Maria Egiziaca. En veneración a Portunus se celebraban en Roma las Portunalia.

El templo de Hércules se abre a las visitas el primer y tercer domingo del mes a las 11h. Su interior y los frescos que conserva se han restaurado recientemente1.

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La presencia de actividad comercial en esta zona no se reduce sin embargo a los momentos más antiguos de la ocupación de la orilla oriental del Tíber. Un impresionante ejemplo de su uso continuado a lo largo del tiempo como zona comercial es el conocido como Monte Testaccio, algo más al sur del Foro Boario y junto al Tíber. Se trata de una colina artificial formada exclusivamente a partir de millones de fragmentos de ánfora (en latín testae), recipientes cerámicos que fueron usados para el transporte de productos que se dirigían al vecino puerto fluvial, principalmente aceite. Estas ánforas fueron sistemáticamente destruidas y acumuladas, posiblemente entre el período augusteo y mediados del siglo III d. C. El monte, con un perímetro de casi 1 kilómetro y una altura de hasta 54 metros sobre el nivel del mar, es una importante fuente de información histórica acerca del desarrollo económico del imperio romano y sobre las relaciones económicas entre Roma capital y las provincias.

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LOS DOCE TRABAJOS DE HERACLES

1. Matar al león de Nemea

2. Matar a la hidra de Lerna

3. Capturar a la cierva de Cerinia

4. Capturar al jabalí de Erimanto

5. Limpiar los establos de Augías

6. Matar a los pájaros del Estínfalo

7. Capturar al toro de Creta

8. Robar las yeguas de Diomedes

9. Robar el cinturón de Hipólita

10. Robar el ganado de Gerión

11. Robar las manzanas del jardín de las Hespérides

12. Capturar en los infiernos a Cerbero

El héroe helénico Heracles, conocido por los latinos como Hércules, es uno de los personajes mitológicos más importantes y conocidos de la Antigüedad. Su ciclo de leyendas es enormemente rico y diverso, y experimenta cambios considerables desde sus momentos iniciales prehelénicos hasta la finalización de la época antigua, modificándose y añadiéndose nuevos episodios. Heracles es descendiente del linaje de Perseo y Andrómeda, siendo hijo de Zeus y la mortal Alcmena. Llevado por un funesto destino impuesto por la celosa Hera, se ve envuelto en la realización de una serie de tareas: los Doce Trabajos de Heracles. En la iconografía aparece representado con una maza y con la piel del león al que da muerte en su primer trabajo, librando a la población de Nemea de los estragos que la fiera había causado. El tema griego de Heracles fue pronto incorporado por el mundo etrusco, popularizándose. La persistencia de su culto evidencia su profunda adaptación local en muchos lugares del Mediterráneo, de los que fue asumiendo aportaciones diversas. Heracles es por tanto, en su origen, una divinidad ajena al panteón romano, pero cuyo culto se asienta en Roma como hemos visto de la mano de mercaderes de distinta procedencia y en el propio puerto del Tíber. El ritual sería extraño al romano, de carácter griego, y su culto estaría en manos de dos gentes, hasta que a finales del siglo IV a. C se convirtió en un culto estatal y oficial. Heracles se convertirá en un modelo heroico a lo largo de toda la Antigüedad.

Hércules junto a Cerbero, perro de tres cabezas que custodia el Hades. Porta la piel de león sobre la cabeza y sujeta la maza. Museos Vaticanos.

El emperador Cómodo como Hércules, portando sus atributos y buscando así equipararse al héroe divinizado. Museos Capitolinos.

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Arriba: Vista del área Sacra de San Omobono, donde se distingue la planimetría de los muros. Google Earth.

1. 2. El Foro Holitorio: Templos de Fortuna y Mater Matuta en San Omobono. En el ángulo sureste de la zona correspondiente al antiguo Foro Holitorio se encuentra situada el Área Sacra de San Omobono. El Foro Holitorio es el área de reducidas dimensiones restante entre el Foro Boario y el Teatro de Marcello, antigua zona de mercado. En rigor, el Área Sacra de San Omobono se encuentra entre el Foro Holitorio y el Foro Boario, pero ante esta disyuntiva se ha considerado hacer mención al Foro Holitorio, para integrarlo en el recorrido. En el Foro Holitorio propiamente dicho encontramos hoy los restos de tres templos republicanos, dedicados a Jano, Spes (la Esperanza) y Juno Sospita, bajo la Iglesia de San Nicola in Carcere. Sin embargo, no es en éstos en los que nos vamos a centrar en nuestro recorrido. Realizaremos nuestra segunda parada en el Área Sacra de San Omobono, desde la calle Vico Jugario, de nombre latino que conserva en la actualidad. En este recinto encontramos los restos de dos templos de planta simétrica dedicados a dos divinidades femeninas: Fortuna y Mater Matuta. Los Templos de Fortuna y Mater MatutaTemplos de Fortuna y Mater MatutaTemplos de Fortuna y Mater MatutaTemplos de Fortuna y Mater Matuta (Nº 4) en el Área Sacra de San Omobono están igualmente asociados al Portus Tiberinus, el puerto fluvial del Tíber. Las construcciones más antiguas del recinto se remontan a mediados del siglo VI a. C. La fundación de ambos se sitúa en la tradición antigua en tiempos de Servio Tulio, algo confirmado hoy arqueológicamente mediante abundante cerámica griega de importación y otros materiales. La transición entre las estructuras anteriores, asociadas a la monarquía etrusca, y los templos levantados al iniciarse la República ha sido firmemente constatada en las excavaciones en este área. La reconstrucción principal de los templos se produce a inicios del siglo IV (396 a. C), asociada a Camilo y a la conquista de Veyes.

Mater Matuta es una divinidad asociada al comercio, en relación con las cercanas estructuras del puerto y los desembarcos de mercancías, de raíces muy antiguas en Roma. Mater Matuta se relaciona con otra deidad, Aurora, divinidad de la luz y los nacimientos, y con Jano, dios de los inicios temporales y espaciales. Como divinidad astral, se asocia a la orientación y los caminos, a la vez que a la navegación, y así a las aguas y también a la fertilidad, como madre de la luz primigenia.

La primera aparición de un área de culto a Mater Matuta en esta zona se remonta a finales del siglo VII a. C. En su honor se celebraban las Matralia4. Es considerada en algunas tradiciones míticas como madre de Portuno.

4 GRIMAL, P; Diccionario de mitología griega y romana. Paidós, Barcelona, 1981.

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El culto a Fortuna es en la zona algo posterior. La Fortuna asociada al Foro Boario y a la actividad empórica de época arcaica presenta características muy similares a la diosa fenicia Astarté, como deidad femenina y gran madre, relacionada con la fecundidad agraria y humana, con el agua y la tierra. El culto a la diosa Fortuna aparece ligado al rey Servio Tulio, al que protegía y gracias a la cual habría alcanzado la realeza. La tradición relata que lo habría amado, entrando por una ventana. Los materiales procedentes de estos niveles de destrucción se conservan en el Antiquarium Comunale, en el Palazzo Caffarelli. Los cultos de Fortuna y Mater Matuta se unen a los de Portunus, Hércules y otros como Ceres o Diana, en una zona próxima al Tíber y al puerto fluvial, entendido como una zona de acceso, y se constatan aquí en santuarios cuya fundación no sobrepasa los inicios del siglo V a. C. 1. 3. Campo de Marte central: Templos A, B y C en Área Sacra de Largo Argentina. El Campo de Marte es, en su significado más amplio, la zona comprendida entre el Campidoglio, el Tíber y parte del Quirinal y el Pincio, destinada a los ejercicios militares y a los comicios. En su zona central se encuentra el lugar donde realizaremos nuestra tercera parada: el Área Sacra de Largo Argentina. En el Área Sacra de Largo Argentina se construyeron cuatro templos diferentes, todos a lo largo de la época republicana. Enfrente de ellos se extendía un pórtico, el Porticus Minucia Frumentaria, donde tenían lugar las distribuciones gratuitas de grano a la población romana (frumentationes).

En la ruta sólo se han incluido de forma directa los tres primeros, ya que el Templo D no presenta estructuras visibles considerables en comparación con los Templos A, B y C. En este caso, se ha estimado oportuno optar por esto, lo que no impide la inclusión del Templo D en la explicación global del sitio como cuarto protagonista en esta tercera parada de la ruta.

Derecha: Vista del Área en la actualidad.

Los restos arqueológicos del Área Sacra de San Omobono hoy sólo son visibles desde el exterior, desde la calle Vico Jugario.

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El Templo ATemplo ATemplo ATemplo A ( Nº 5) es el situado más al norte de los cuatro. Presenta planta rectangular y en el medievo fue convertido en la Iglesia de San Nicola ai Cesarini. Parece estar dedicado a Juturna, deidad menor propia de contextos acuáticos. Juturna era una ninfa de los manantiales, ríos y fuentes, a la que Júpiter, enamorado de ella, concedió la inmortalidad. Era venerada en las Juturnalia. En el centro del Foro romano se encuentra, al pie del Palatino, el lugar donde en época arcaica manó una fuente, las más importante

fuente natural con que contaba Roma. Ésta se dedicó a la ninfa Juturna.

Las excavaciones junto al Templo BTemplo BTemplo BTemplo B (Nº 6), de característica morfología circular, revelaron la existencia de los restos de una estatua colosal femenina en mármol griego, acrolito asociado a la divinidad tutelar de este recinto de culto: Fortuna. Restos de esta estatua pueden verse hoy en el Museo Capitolino-Centrale Montemartini5. La diosa Fortuna era venerada bajo distintas denominaciones, como por ejemplo Fortuna Redux (para propiciar el retorno de un viaje). Este templo está dedicado a la Fortuna particular del día presente, Aedes Fortunae Huiusce Diei. Los templos A y B fueron fundados por miembros de la gens de los Lutatii, Lutacios. Bajo influencia helenística, la Fortuna se asimiló a otras divinidades, como Isis. La Fortuna romana es el resultado de aportaciones etruscas y latinas.

5 www.centralemontemartini.org.

Restos de la decoración pintada del ábside de la Iglesia, visibles sobre los restos arqueológicos del Templo A.

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Brazo derecho y cabeza de mármol de la estatua colosal identificada como la diosa Fortuna, procedente de los restos del Templo B. Museo Centrale-Montemartini.

El Templo CTemplo CTemplo CTemplo C, el más antiguo de los cuatro, aparece asociado a otra divinidad de las aguas, Feronia. Feronia es una divinidad femenina asociada a la fertilidad, al fuego, a los viajeros y a las aguas. De carácter popular, era adorada en la festividad de las Feroniae. Puede ser el

testimonio de la introducción de un culto de origen sabino tras la guerra contra este pueblo del año 290 a. C, sometidos por M. Curius Dentatus. También en relación al agua aparece la divinidad tutelar del Templo D, los Lares Permarini, antiguo culto itálico, posiblemente introducido desde las regiones de los sabinos. El llamado Templo D, el tercero en orden cronológico, se votó y dedicó a inicios del siglo II a. C. Su planta presenta una gran cella rectangular precedida de un pronaos hexástilo. El hecho de que tres de los cuatro edificios republicanos de este recinto estén asociados al agua, junto con la cercanía del Ninfeo de la Via delle Botteghe Oscure, las Termas de Agripa y la identificación en el área de las dos Porticus Minuciae, la Vetus y la Frumentaria, lugares de reparto gratuito del grano a la población, hacen que puedan identificarse con probabilidad estos edificios con las dependencias de las cuales dependían los acueductos (Statio acquarum).

Fueron las obras de demolición de los viejos edificios en esta zona las que en 1926 revelaron la configuración del Área Sacra de Largo Argentina tal como hoy podemos verla, gracias a la paralización de las obras y a la conservación de los restos arqueológicos de los cuatro templos, donde todavía hoy continúan las excavaciones. Al estar actualmente en excavación, están temporalmente cerrados a las visitas.

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2222. . . . ITINERARIO 2: Culto ITINERARIO 2: Culto ITINERARIO 2: Culto ITINERARIO 2: Culto cívico y polcívico y polcívico y polcívico y políticoíticoíticoítico. Este segundo itinerario incluye la visita a siete bienes concretos, a lo largo de tres paradas. El recorrido nos conduce primero al Foro Romano, donde visitaremos cuatro de los templos que allí se levantaron al servicio de la ciudadanía y la cohesión de los romanos. Más adelante nos dirigiremos al punto más septentrional de la ruta, donde visitaremos dos ejemplos monumentales adscritos a la política del emperador Augusto, iniciador del Principado en Roma. Veremos cómo los elementos constructivos pueden transmitir mensajes propagandísticos a la sociedad y cómo la iconografía puede ser analizada desde el presente como fuente de información histórica. Para terminar, nos dirigiremos al conocido Panteón de Roma, para tratar de comprender los condicionantes de la fundación de este grandioso templo romano.

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2. 1. El Foro romano. El centro específico y principal de la religión romana se encuentra en el foro, espacio público en el que confluyen lo religioso y lo político. El Foro romano era originalmente, antes de la fundación de la ciudad, una zona pantanosa anegada por las aguas del Velabro, entre el Campidoglio y el Palatino. En los siglos X y IX se usó como necrópolis, mientras los lugares de habitación se concentraban en altura. Tras su desecación a inicios del siglo VI a. C, con la construcción de la Cloaca Máxima, el área se irguió y caracterizó por largo tiempo como el centro de la vida cívica, donde se levantaron construcciones relacionadas con la vida política, las actividades de mercado y también los edificios religiosos y de culto, junto con estatuas y monumentos conmemorativos de las empresas militares y políticas de Roma. El Foro se convierte en el lugar donde confluyen todos los aspectos esenciales de la sociedad romana y su trayectoria, es el centro de su memoria colectiva. En el Foro encontramos ejemplos de culto muy antiguos, como el de Saturno, materializado en un altar marmóreo, frente al lugar donde más adelante se levantará el Templo de Saturno, o el culto a los Castores o Dióscuros, Castor y Pólux, de posible procedencia helénica (desde Tarento, en la Magna Grecia). En este centro tan importante de la antigua ciudad de Roma tenemos el privilegio de realizar nuestra quinta parada en la ruta. Por razones diversas (economía, concepción de la ruta), sólo guiaremos cuatro elementos dentro del Foro romano. Los cuatro son templos, destinados al culto de una o varias divinidades o personajes elevados a la categoría divina. El resto del Foro, tan interesante histórica y patrimonialmente como complejo en su organización, resultado de múltiples intervenciones en el pasado, requiere a su vez ser visitado con la debida atención. En las líneas que siguen daremos unas breves notas a modo de primer acercamiento, para invitar al visitante a detenerse en más espacios de los incluidos directamente en nuestra ruta. Para realizar esto, el interesado debe tener en cuenta ciertas dificultades que puede encontrar, que trataremos más adelante en el bloque IV. Además, quizá no huelgue decir que el centro cívico de la ciudad fue ampliado en época imperial por diversos emperadores, creándose otros complejos que también pueden ser interesantes para complementar la visión ofrecida acerca del tipo de culto que vamos a desarrollar, centrándonos en el Foro romano. Son los Foros Imperiales: el Foro de César (con el Templo de Venus, a la que se vinculaba la gens Iulia), el de Augusto (con el Templo de Marte Ultor, Vengador), el Foro de la Paz de Vespasiano, el Foro de Nerva o Foro Transitorio y el Foro de Trajano.

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El primer espacio al que nos vamos a dirigir es el Templo de VestaTemplo de VestaTemplo de VestaTemplo de Vesta (Nº 8), situado cercano al área de la Casa de las Vestales, en su ángulo noroccidental. Se encuentra muy cerca del Templo de Divo Iulio, levantado por Augusto en el 29 a. C en honor a Julio César, padre adoptivo al que eleva a la categoría de un dios respaldándose así, como hijo divino, en el trono. Se trata de la primera divinización post mortem en Roma, según el modelo de los reyes helenísticos. Las vestales eran hijas jóvenes de las familias patricias, elegidas para conservar el fuego sacro y realizar otros ritos, en grupos de seis, para lo cual debían permanecer vírgenes durante treinta años. La pena por no cumplirlo era la muerte, enterradas vivas, pues su sangre no podía ser derramada. A cambio, las vestales gozaban de importantes privilegios, como el de no estar sometidas a la autoridad masculina del padre, poder disfrutar una tumba en el interior de la ciudad, usar el carro también intramuros y tener puestos reservados en espectáculos. En el templo se custodiaban los Penates, de los que dependía el bienestar del Estado y la colectividad como deidades protectoras, propiamente ligadas al hogar6. También el Palladium, estatua de Palas Atenea salvada por Eneas según la tradición de la destrucción de Troya, junto con los Penates. El Paladio es una imagen divina dotada de propiedades mágicas, cuya compleja leyenda ha ido conformándose con nuevos elementos desde momentos muy antiguos. Poseía la virtud de garantizar la integridad de la ciudad que lo custodiaba y rendía culto, y así hizo con Troya. Una de las tradiciones a él afirmaba que Eneas, la noche de la destrucción de Troya, se lo llevó consigo, hasta su posterior desembarco en el Lacio. Ello explica su presencia en el Templo de Vesta, donde la seguridad de Roma se hallaba ligada a su conservación. Del Templo de Vesta quedan hoy en pie solamente tres de las veinte columnas con las que contaba este edificio de culto, de característica planta circular.

6 Vesta se identifica con la diosa griega del hogar Hestia.

Situación espacial de los cuatro templos del Foro que vamos a visitar, bienes 8-11.

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El Foro Romano, con las tres columnas del Templo de los Castores. Grabado de Piranesi.

Enfrente del Templo de Vesta se levanta el Templo de Cástor y Templo de Cástor y Templo de Cástor y Templo de Cástor y PóluxPóluxPóluxPólux (Nº 9), dedicado a ambos gemelos divinos7, vinculados a los primeros momentos de la ciudad de Roma. De él sólo quedan en pie tres columnas, de las diecinueve originarias. Se construyó en recuerdo de la victoria de los romanos sobre los latinos en el Lago Regillo, en el 499 a. C, facilitada por su milagrosa aparición en persona en la batalla. Los Dioscuros, de origen griego,

son adoptados a inicios del siglo V a. C por la religión romana incorporando así, por primera vez de forma clara, un culto

procedente del gran referente cultural del Mediterráneo, los griegos. En un momento en el que Roma comienza a expandirse, Cástor y Pólux no sólo conectan con la legendaria Troya, siendo hermanos de Helena, sino que se erigen con el respaldo de un paralelo esta vez propiamente romano muy importante, los propios Rómulo y Remo. En la iconografía, ambos aparecen asociados a dos caballos. Su culto se relaciona con el orden de los equites (caballeros). El Templo de AntoninoTemplo de AntoninoTemplo de AntoninoTemplo de Antonino y Faustina y Faustina y Faustina y Faustina (Nº 10), algo más hacia el este, presenta hoy la morfología resultante de su transformación en una iglesia cristiana durante la Edad Media, la de San Lorenzo in Miranda. Se sitúa a la izquierda del Templo de Rómulo, convertido éste en la Iglesia

de San Cosme y San Damián. Está dedicado a la figura del emperador Antonino Pío (138-161 d. C) divinizado y a la de su esposa, dedicación que se puede leer en la inscripción de su arquitrabe original aún en pie. El culto imperial contemplaba la veneración de la potencia divina del emperador, evitando el culto a la persona viva. A su muerte, sin embargo, era deificado, como lo había sido César, el divo Iulio. Al morir, el emperador difunto se divinizaba, pasaba a integrar un sistema de culto con sacerdocio propio. Este templo es un ejemplo de edificio destinado al

más puro ejemplo de culto político, pues al divinizarse el emperador tras su muerte, ello contribuía a la perpetuación del linaje y a la legitimación de su sucesor. Así se conectaba de nuevo con el antecedente divino, mecanismo que alejaba del grupo de poder las críticas a su legitimidad. 7 Eran los hijos de Zeus y Leda, a la que se unió bajo la forma de un cisne.

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El Templo de SaturnoTemplo de SaturnoTemplo de SaturnoTemplo de Saturno (Nº 11) se levanta cerca de las estancias del Tabularium (Archivo) y del Templo de la Concordia, en el extremo más occidental del Foro, y no muy lejos del Niger Lapis, del Comicio (lugar de asamblea política) y del Arco de Septimio Severo. Se levantó sobre un antiguo lugar de culto a Saturno, que incluía un altar que se levanta frente a él, y albergó también el Erario Público o Tesoro. De él queda hoy en pie un gran frontón principal, sostenido por ocho columnas de orden jónico. En el frontón puede leerse una inscripción que recuerda la última restauración que sufrió, tras un incendio a finales del siglo III d. C: Senatus populusque romanus incendio consumptum restituit. Saturno es una antigua divinidad itálica, identificada con Cronos, que adquiere en el Lacio un carácter civilizatorio y enseña a la población el cultivo de los campos. Los días consagrados a Saturno eran los Saturnales, a final de cada año, en una fiesta en la que se celebraba con la subversión de los grupos sociales. Con la romanización, se identificó con el dios cartaginés Baal. Cerca de él se encuentran otras estructuras de enorme interés. Una de ellas es el Niger Lapis, un santuario muy antiguo formado por un recinto delimitado por lastras de mármol, dispuestas verticalmente, pavimentado en piedra negra. Junto a esto se yergue un altar, uno de cuyos soportes muestra una inscripción en latín arcaico, la más antigua que se conoce. Es el lugar donde supuestamente Rómulo habría sido asesinado por los senadores a causa de su despótico ejercicio de poder. Puede tratarse de un templo a Vulcano, datado en la primera mitad del siglo VI a. C. No muy lejos de él encontramos un espacio muy importante, conocido como el Mundus o el Umbilicus Urbis. Se considera el lugar donde se habría realizado la fosa de fundación, antes de trazar el perímetro de la ciudad. Era el centro de Roma, el lugar donde el mundo de los vivos conectaba con el mundo subterráneo, donde habitan los difuntos.

El Foro Romano abre todos los días a partir de las 8.30h de la mañana, hasta la caída del sol. Para visitar los templos es necesario entrar al recinto y comprar el billete. La entrada conjunta al Foro con la del Coliseo y el Palatino cuesta 9 euros por adulto, reducido a 4,50 para jóvenes de la Unión Europea, con suplementos en caso de exposiciones temporales. La entrada es gratuita para menores de 18 años y mayores de 65. El Foro Romano cuenta con servicios y dos fuentes de agua potable, en cada uno de los extremos del mismo. Puede visitarse adquiriendo una audioguía y también se organizan visitas guiadas. Existen planos y folletos a disposición del visitante. Enfrente del Foro Romano el Ayuntamiento ha instalado un edificio destinado a la explicación de los Foros Imperiales, en el que puede verse una maqueta de todo el conjunto y se ofrecen variados folletos.

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El conocido como Togato Barberini (mármol, siglo I a. C.) es un ejemplo de la representación de los valores tradicionales romanos, a partir de los retratos de sus antepasados. Museo Centrale Montemartini, Roma.

2. 2. Ara Pacis y Mausoleo de Augusto. Los dos bienes que vamos a visitar ahora son dos ejemplos muy ilustrativos del concepto de culto político que queremos incluir en el discurso y transmitir al visitante. Ambos elementos, relacionados entre sí, reúnen una serie de condiciones que los hacen bienes únicos en su significado histórico. Además, la situación patrimonial en la que se encuentran ambos, muy dispar, nos dará pie más adelante a hacer una reflexión sobre la custodia, conservación y valoración del patrimonio cultural (ver apartado 1 del bloque IV). Esta quinta parada en la ruta se sitúa en el punto más septentrional de la ciudad al que nos vamos a dirigir. Hemos de subir hasta la altura del Puente Cavour, más debajo de la Piazza del Popolo, para visitar dos obras realizadas en circunstancias diferentes a las que hemos visto con anterioridad. El Ara Pacis AugustaeAra Pacis AugustaeAra Pacis AugustaeAra Pacis Augustae (Nº 12) es un altar conmemorativo, construido en mármol, erigido por el emperador Augusto (27 a. C- 14 d. C). La construcción de este gran ara en un preciso momento responde a la voluntad de dejar constancia monumental de ello y a la vez reforzar la nueva situación en la que se encuentra Roma, respecto tanto al interior como al exterior, resumida más complejamente en la Pax Augusta. La iconografía que lo decora responde a una clara intencionalidad propagandística: expresar visualmente una serie de mensajes que darán legitimidad al nuevo poder imperial. Tomamos este ejemplo material, esta construcción, no sólo como una mera obra de arte, sino como un documento histórico, capaz de transmitir información sobre la realidad pasada en la que se encuadró8. Este monumento es por tanto un elemento muy claro e interesantísimo de culto, en este caso a figura de Augusto, y de justificación de los nuevos usos sociales y políticos diseñados bajo su mandato a partir de la propaganda visual. Debemos insertar brevemente este bien en su contexto. Roma ha cambiado su modelo político republicano y tomado desde el 27 a. C uno imperial-monárquico, según el ejemplo de las monarquías helenísticas personales y de origen divino, acorde con la realidad económica imperialista desarrollada. El nuevo modelo de poder personal culmina la trayectoria de helenización iniciada progresivamente en Roma desde que se incorporaron a la esfera romana Grecia y el Mediterráneo oriental, en los siglos II y I a. C. Desde el siglo II a. C, la cultura tradicional romana comienza a imbuirse en un lento proceso de aculturación. El progresivo individualismo, la “luxuria” asiática, los

nuevos cultos orientales (religiones mistéricas…), la filosofía moralista… comenzaron a confrontar con la tradición romana (mos maiorum) hasta que finalmente se adecuó el marco institucional a la nueva realidad socioeconómica, derivada del sistema imperialista de base agraria y mercantil, dando comienzo el Principado. 8 “Las edificaciones y las imágenes reflejan el estado de una sociedad y sus valores, así como sus crisis y momentos de euforia”. ZANKER, P: Augusto y el poder de las imágenes.

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Panel frontal derecho del Ara Pacis que presenta a Eneas, vinculado a Augusto, héroe troyano que da legitimidad divina al nuevo poder unipersonal. En la esquina superior izquierda, los Penates, traídos por Eneas desde Troya.

El arte augusteo busca la vuelta al clasicismo romano tradicional, incluso a las propias bases arcaizantes, para así contrarrestar el enorme cambio social que se está dando en la sociedad romana. El princeps da estabilidad y justificación a su poder único y personal, no colegiado, volviendo a los usos y costumbres tradicionales romanos, propios de una República que formalmente continúa, construyendo una propaganda desde el poder que retome el mos maiorum, las tradiciones romanas vigentes desde los orígenes de Roma y perpetuadas por los antepasados, frente a una realidad de progresiva helenización.

Los relieves del Ara Pacis son un anuncio de intenciones políticas y un intento de estabilización de la sociedad mediante recursos que llaman al mantenimiento de la tradición romana, abriendo una nueva etapa de paz, orden y estabilidad política. La decoración externa en relieve está encuadrada por lesenas de mármol, que muestran candelabros esculpidos y terminan en capiteles corintios.

El zócalo de guirnaldas de acanto se extiende por los cuatro lados. En la franja superior externa, en los laterales de mayor longitud, se pueden ver cuatro escenas

diferentes de carácter mitológico y alegórico. En una vemos la representación de la cueva Lupercal, donde la legendaria loba capitolina habría amamantado a Rómulo y Remo9, en referencia al mito fundacional de la ciudad, base legendaria del Estado. Junto a ésta vemos a Eneas, el héroe troyano, realizando un sacrificio, junto con los dioses Penates, que representan aquí la estabilidad de la tradición y los usos de los antepasados. Augusto se vincula al propio Eneas, de cuya estirpe, vinculada directamente a los orígenes de Roma y que entronca con la propia divinidad, desciende la gens Iulia. Las escenas alegóricas muestran a una figura femenina que representa la Tierra, en una posible alusión a la Paz, y a Roma deificada10. Los paneles laterales restantes muestran una procesión conmemorativa de la construcción del altar, donde vemos a los personajes más importantes de la casta imperial dispuestos jerárquicamente. El interior está decorado con palmetas y bucráneos, en una alegoría a la riqueza agrícola y la prosperidad. El nombre de Augusto se vincula así a la Paz y la abundancia, que traerá el dominio universal de Roma.

9 En recuerdo de este mito fundacional de Roma se celebraban las Lupercalia, fiestas que daban comienzo en la cueva del Lupercal en el Palatino de carácter propiciatorio de la fecundidad. 10 El culto a la propia Roma victoriosa, unida a las conquistas territoriales del imperialismo romano, se ubica en la llamada crisis religiosa del siglo I a. C, que da origen a un nuevo tipo de culto que culminará con la figura de Augusto.

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Augusto como Pontifex Maximus, representando la unidad de poderes en su persona, como la máxima autoridad religiosa. Copia en el Museo de la Civiltà Romana.

El Ara Pacis ha de entenderse dentro del nacimiento del culto imperial11, un nuevo tipo de culto que se une a la religión tradicional pero que también la transforma, ya que el emperador se convierte ahora en la única fuente de legitimidad tanto sagrada como pública. Los sacerdotes pasan a ser asistentes del que efectivamente reúne en su persona todo el poder, también el sagrado. El culto imperial toma elementos de los cultos funerarios romanos y de los cultos heroicos y dinásticos del mundo helenístico, sacralizando la preeminencia del emperador, que contará con la confianza profunda de la ciudad. Se venera ahora a los emperadores difuntos, admitidos como divi por el nuevo emperador y por el Senado. En vida, el emperador sigue siendo un humano aunque dotado de una fortuna excepcional, y unido dinásticamente a los divi, lo que prepara su divinización. Se ofrecen sacrificios a su numen, su potencia divina y a su genius, la divinización de su personalidad con sus cualidades innatas.

El punto de partida en Roma de este culto imperial sería la divinización que siguió a la muerte de César por parte de su hijo adoptivo, Octavio, que ya se presenta como hijo de un divus. A su vez y como hemos visto, el futuro Augusto se inscribe en un linaje que remonta a la propia Venus, a partir del descendiente de Eneas, Iulo (Ascanio). Augusto hereda así los poderes especiales que César había obtenido en relación con las instituciones sacerdotales. Y es el control del poder sagrado el que le abre camino en cierta forma para dar el paso en el cambio institucional. Con el título de Augustus, explica la victoria a la vez que anuncia una invencibilidad futura. Tras las guerras civiles, Roma se refunda. El culto imperial nace con la nueva ideología comunitaria unida al nuevo régimen unipersonal, ya iniciada en los últimos momentos de la República, que es fundamentalmente triunfal: la celebración de un poder victorioso y la conjunta glorificación del soberano. Toda Roma se transforma en la ciudad del triunfo, que pronto se une en la figura del emperador. Este nuevo régimen se basa en la confluencia de elementos diversos, como el aparato de las cortes helenísticas, las celebraciones militares romanas, sobre el sustrato de la mentalidad tradicional de la sociedad romana. Todo ello sobre un principio básico relacionado con la religión romana: la creencia en una legitimidad histórica obtenida gracias a la sumisión piadosa a los dioses, corroborada gracias a las extraordinarias victorias del poder romano. La nueva legitimidad extraordinaria de la que gozarán los actos de los imperatores bebe de la misma que otorgaban los augurios favorables de Júpiter a los magistrados. Así, para el imperator triunfar equivale a mostrar la potencia casi mística que detenta, plenamente investido por Júpiter. Los elementos de la tradición antigua se reelaboran al servicio de la nueva situación, avalándola con el peso de la tradición. Un solo hombre, dotado de la “elección joviana” y capacidad de éxito excepcional, acaba sustituyendo a la República.

11 Es la veneración de la persona del emperador o de algún miembro de su familia.

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El Ara Pacis de Augusto se encontraba originalmente situado al oeste del eje de la Vía Flaminia, en el Campo Marzio septentrional, simétricamente dispuesta respecto al Ara Providentiae, en el otro costado de la Vía. Con el paso de los años acabó por cubrirse y se perdió, hasta que fue redescubierto en el siglo XVI. En 1938 fue trasladado a un pabellón en la Vía de Ripetta, junto al Tíber. Hoy se encuentra dentro de un moderno y diáfano museo diseñado por el arquitecto Richard Meier, en un espléndido estado de conservación. El Museo cuenta con paneles explicativos muy interesantes, como el que muestra la genealogía de la familia de Augusto, una pequeña exposición de bustos romanos y una tienda de recuerdos. Junto al Ara Pacis se expone una pequeña maqueta que complementa su explicación, de gran utilidad para conseguir una visión de conjunto, dadas las considerables dimensiones del altar.

Detalle de un panel que muestra la ubicación original del Ara Pacis, junto a la Vía Flaminia. La actual Via del Corso sigue el mismo tramo dentro de Roma que seguía esta vía romana, que cruzaba por el interior de la Península Itálica hasta Ariminium (hoy Rímini).

El Museo del Ara Pacis abre diariamente excepto los lunes, de 9 a 19h. Se cobra entrada: 6, 50 euros, 4,50 para billetes reducidos. Dispone de página web: www.arapacis.it.

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Enfrente del Museo del Ara Pacis se encuentra, esta vez sí sobre su emplazamiento original, el Mausoleo de Augusto, el primero de los emperadores romanos. El MausMausMausMausoleo de Augustooleo de Augustooleo de Augustooleo de Augusto (Nº 13) es una enorme tumba de carácter dinástico mandada construir por Augusto al volver de la conquista de Egipto (29 a. C), según el modelo de mausoleo helenístico, a partir del levantado por Mausolo de Caria, de quién proviene precisamente el término. El Mausoleo es una demostración de la grandeza y el poder del Princeps. En el año 30 a. C Augusto visitó la tumba de Alejandro Magno en Alejandría. Éste y otros monumentos funerarios helenísticos sirvieron de precedente a una estructura compleja, más allá de una simple tumba bajo túmulo, en la que la parte superior se destina al culto funerario y bajo ella se encuentra el propio sepulcro. Sobre el cuerpo cilíndrico interno se levanta otra construcción que albergaba en lo más alto del edificio una gran estatua de bronce de Augusto. La cámara sepulcral es circular, con tres nichos que rodean una pequeña estancia cuadrangular, que albergaría la tumba de Augusto y las de la familia imperial. A ambos lados de la puerta del Mausoleo, orientada al sur, se levantaban dos grandes obeliscos a la manera egipcia, que hoy pueden verse en las plazas del Quirinal y del Esquilino en Roma. Ya que no es visitable, hemos de conformarnos con visitarlo desde el otro lado de un vallado, y atisbar en algunos puntos a partir de los andamios de las obras o de la vegetación que lo rodea. 2. 3. El Panteón. La sexta parada en nuestro recorrido se encuentra en la zona norte del Campo de Marte, por lo que hemos de Rotonda, se levanta un imponente templo romano de características arquitectónicas fantásticas y únicas, con un significado simbólico muy grande. Hoy día, es uno de los monumentos más conocidos y visitados de Roma, y este mismo espacio ha recibido diferentes usos durante siglos, en diferentes momentos histórico En la fachada del PanteónPanteónPanteónPanteón (Nº 14) podemos leer M(arcus) Agrippa L(uci) f(ilius) co(n)s(ul) tertium fecit12, que corresponde sin embargo a la intervención constructiva de Adriano en el Panteón, que conserva la inscripción de la primera, iniciada por Agripa. Marco Vipsanio Agripa fue un político y general romano, gran colaborador de Augusto.

12 “Lo hizo Marco Agripa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez”.

El Mausoleo no está abierto al público, ya que se está interviniendo en su interior. Sólo puede verse desde el exterior y a una considerable distancia.

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Su morfología constructiva es singular. El pórtico cuadrangular que alberga la inscripción se encuentra adosado al templo de planta circular, cuya fachada cuenta con ocho columnas monolíticas de granito, con capiteles y basas de mármol blanco. Su forma circular da nombre a la plaza que se abre ante el templo, la Rotonda, cuyos muros pueden hoy rodearse y así asimilar realmente las dimensiones del edificio. El pórtico se divide en tres naves, la central más ancha que las laterales, que se abre al interior del templo. Las laterales se abrían a dos nichos que albergaban dos estatuas, seguramente de Augusto y Agripa. El frontón se decoraba con un águila coronada, símbolo del poder imperial. En el interior, numerosos nichos albergaban diferentes estatuas a “todos los dioses” a los que estaba dedicado el templo, como su propio nombre indica. El Panteón responde en su concepción última a un modelo helenístico de templo dinástico, tratándose pues de un Augusteum, que ha de entenderse en el contexto de la política propagandística y de legitimación y justificación política que Augusto llevó a cabo en su instauración en el poder de Roma. Así, en el interior del templo están muy presentes las divinidades dinásticas de la familia julio-claudia: Marte, Venus y el propio Divo Iulio. Ha de entenderse por tanto con su componente de recinto de culto político, que en el significado helenístico se dedicaría al rey divinizado y las deidades a él asociadas. La gens Iulia, de la cual provenía Cayo Julio César, se hacía remontar a los antecedentes divinos, a partir de Iulo (Ascanio), hijo de Eneas y Créusa. El padre del héroe, Anquises, se había unido a Venus, de quien Eneas sería hijo. En la Iliada, Eneas tiene un protagonismo como valeroso guerrero troyano, el segundo tras Héctor, y es auxiliado en alguna ocasión por su madre divina. Venus guió además a Eneas hasta las costas del Lacio al volver de Troya, donde fundaría una población que sería el germen de la futura Roma. Este relato se plasma en la Eneida de Virgilio, poniendo por escrito esta narración, equiparándose la historia de Eneas a los relatos de los Nostoi, la vuelta a casa de los héroes aqueos tras tomar Troya. El paradigma de este ciclo es la Odisea. De esta forma, los orígenes de Roma se vinculan a la tradición divina y se respaldan con ella, pues Virgilio sitúa a Rómulo y Remo como descendientes de Eneas, hijo de Venus13. Por otro lado, el dios Marte se introduce en la genealogía mítica de la dinastía julia al engendrar a Rómulo y Remo, al unirse a Rea Silvia contra su voluntad. Así, los emperadores de la dinastía julio-claudia sustentan su legitimidad gracias a su vínculo con los dioses.

13 Este lazo es el linaje de los dárdanos. Desde los reyes de Alba Longa a Rómulo y Remo, el linaje continúa hasta los julios. En la Eneida, Virgilio plasma esta construcción del linaje divino al servicio de Augusto.

El Panteón se abre gratuitamente a las visitas, todos los días de 8.30 a 19.30h. Los domingos de 9 a 18h. Actualmente se está trabajando en la restauración de la pronaos, pero se permite perfectamente la entrada.

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3333.... ITINERARIO 3: Cultos orientales, sincretismo y r ITINERARIO 3: Cultos orientales, sincretismo y r ITINERARIO 3: Cultos orientales, sincretismo y r ITINERARIO 3: Cultos orientales, sincretismo y religiones mistéricas.eligiones mistéricas.eligiones mistéricas.eligiones mistéricas. Este tercer itinerario concluye nuestro recorrido con cinco paradas más. Éstas nos llevarán desde algunos de los ejemplos monumentales presentes en Roma de la influencia ejercida por la cultura egipcia en la sociedad romana, con la incorporación de Egipto como provincia, a cultos llegados del extranjero e instalados en Roma, de los que aún sabemos muy poco. Visitaremos un ejemplo de espacio dedicado al culto mitraico, que nos servirá para introducirnos al desarrollo de los cultos mistéricos, y veremos un ejemplo novedoso y poco común de culto funerario en la sociedad romana: una gran tumba en forma de pirámide. Con ello, comprobaremos cómo se introducen nuevos conceptos religiosos en la mentalidad tradicional romana, los “misterios”, abonando un sustrato que será abordado, más adelante, con el arraigo del cristianismo en el Imperio Romano.

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3. 1. Ejemplos de culto de influencia egipcia en el Campo de Marte. Comenzamos el tercer itinerario, y lo hacemos allí donde terminamos, en nuestra sexta parada: la Piazza della Rotonda, al norte del Campo de Marte. No cambiamos de escenario, pero sí la base sobre la que se asienta esta tercera parte del recorrido. Hasta ahora hemos visto ejemplos de culto diversos, algunos propios del territorio itálico, otros nacidos de influencias griegas o etruscas, pero enraizados en la sociedad romana como resultado final, llegando a formar parte integrante de ella. Ahora vamos a abordar otros tipos de culto, diferentes sin duda. La gran cuestión final es si estos cultos llegan a integrarse en el mundo religioso romano. Como punto de partida, visitaremos un ejemplo material monumental cargado de concepciones y significados que en un principio son ajenos a la sociedad romana, puesto que se trata de un elemento simbólico importado. Hablamos de los obeliscos. Roma está llena de ellos. Algunos son de fabricación egipcia, traídos hasta Roma, y otros fueron construidos por los romanos imitando el modelo egipcio. Veremos si se imita también su significación, o simplemente se usan para otros fines. Tras esto, buscaremos para esos monumentos una ubicación edilicia, un contexto más específico que les de sentido en terreno romano: un espacio de culto. Comprobaremos que la influencia egipcia llegó a Roma por varios caminos, y uno de ellos fue la religión. Y así visitaremos el lugar donde se erigieron, en pleno Campo de Marte, templos a divinidades egipcias, a las que se rindió culto en Roma, por parte de romanos. Esto será en la séptima parada. Ambas se incluyen aquí, juntas, por la relación que tienen los bienes número 15, 16 y 17. No adelantemos más, y comencemos. 3.1.1 Obeliscos. Salimos del Panteón y ante nosotros vemos la plaza, y entre probablemente muchos turistas vemos también una fuente monumentalizada y sobre ella un podio, que hace parecer al obelisco que sustenta casi ocho metros más alto, elevándolo esta altura sobre el nivel del suelo. El obelisco de la Piazza Della Rotondaobelisco de la Piazza Della Rotondaobelisco de la Piazza Della Rotondaobelisco de la Piazza Della Rotonda (N º 15) fue construido en Egipto, hace más de tres mil años, para formar parte del gran complejo templario del dios solar Re en Heliópolis (hoy a las afueras del Cairo, cerca del aeropuerto) que amplió para sí Ramsés II. De granito rojo, se concibió como un monumento cargado de simbología solar, que apuntaba al cielo como una aguja, coronada con su piramidión. Sobre él, el rey grabó sus títulos y dejó constancia de su construcción. Se trasladó río abajo hasta la capital del decimotercer nomo del Bajo Egipto, y allí se levantó. Con la entrada de Roma en Egipto, el obelisco fue trasladado a la capital imperial, trece siglos después. Otros seis obeliscos egipcios se trasladaron a Roma en este contexto, en la mayoría de los casos para pasar a formar parte del Iseo. Junto al que se levanta frente al Panteón, que recibe el nombre de Macuteo, llegó de Heliópolis otro, que se denominó Matteiano y se encuentra hoy en la Villa Celimontana. También pueden visitarse los obeliscos egipcios de la Piazza del Popolo (llamado Flaminio), de 24 metros de altura; Piazza de la República (Dogali); Piazza Montecitorio (Solare), de Psamético II; Piazza Della Minerva, llamado Minerveo, del faraón saíta Apries, y el más alto de los obeliscos egipcios en Roma, el del Palacio Laterano, procedente del Templo tebano de Karnak, con 32 metros de altura. En época romana se levantaron también cinco obeliscos más, siguiendo el modelo egipcio. Dos de ellos se situaban a la entrada del Mausoleo de Augusto y hoy se encuentran en la Plaza del Quirinal y del Esquilino. Los otros tres son los de Aureliano en la Piazza de Spagna, Adriano y Domiciano.

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El obelisco es pues, para egipcios y romanos, un elemento conmemorativo cargado de simbolismo y significados. En Roma, los obeliscos son tomados como modelos, llegados de aquellas tierras egipcias siempre tan mitificadas en el mundo grecorromano. Pero los obeliscos también se encuentran en Roma con otra función, no sólo como elementos de prestigio y referente: acaban formando parte de los recintos de culto de deidades de origen egipcio, cuyo culto se introduce en el Imperio y se desarrolla en el seno de la sociedad romana. Durante muchos siglos y antes del redescubrimiento del arte y la arquitectura egipcios por parte de Occidente sobre todo en el siglo XIX, los obeliscos fueron el único ejemplo conocido del modelo monumental egipcio, a partir de los ejemplares traídos a Roma. Éstos y las inscripciones jeroglíficas que contienen fueron la única información acerca del mundo egipcio de la que directamente se dispuso en el Renacimiento. Los griegos fueron quienes iniciaron el proceso de mitificación de Egipto que dura hasta nuestros días. Esta imagen idealizada de las tierras egipcias se sustenta en varios ejes, basados en caracteres excepcionales presentes en Egipto. El principal de ellos es el Nilo, un enorme y vivo curso de agua que daba a Egipto la prosperidad agrícola y era para los griegos, que no conocían de cerca grandes ríos, toda una fuente de mitos. La atracción que suscitaban los ríos en la mitología griega es conocida, formando parte de las genealogías míticas de héroes y ciudades, convirtiéndose los ríos otras veces en auténticas divinidades. En los poemas homéricos, se produce ya una identificación entre el río Nilo y el país, Egipto. Su régimen extraordinariamente fértil convirtió a Egipto en un país poblado de maravillas y riquezas, “donde las casas guardan muchos tesoros” (Odisea, 128; misma referencia en Iliada). Egipto se convirtió en muchas narraciones en una tierra utópica donde reinaba la abundancia. A su excepcionalidad se unía la presencia de espectaculares monumentos antiquísimos, animales exóticos y fantásticos y una geografía desconocida e imaginaria. Además, era presentada por autores griegos como Herodoto como la cuna de los saberes eternos, que contaba con una inigualable farmacopea: “cuya fértil tierra produce muchísimas drogas, y allí cada hombre es médico” (Odisea, 227). El mito griego de Egipto se basaba también en una idealización de su religión y castas sacerdotales y de la estabilidad de sus estructuras sociales y de gobierno. En época romana, sin embargo, la imagen de Egipto sufrió un cambio, convirtiéndose ahora en el prototipo de lujo, exceso y decadencia oriental, imagen negativa construida a finales de la República. Ello no impidió que Egipto siguiera manteniendo su misterio y atracción, fundamentado aún en lo oculto de su religión milenaria y también en lo inextricable de su escritura jeroglífica, que parecía esconder los saberes más profundos. De esta capa de misteriosa y sobrenatural diferencia, nacida en la Antigüedad, no ha podido aún desprenderse.

El obelisco Macuteo se levanta ante el Panteón y puede verse desde la Piazza Della Rotonda.

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Localización de los Templos a Isis y Serapis en el Campo de Marte.

3.1.2 Iseo y Serapeo.

Unos metros más abajo de la Piazza Della Rotonda se levanta hoy la Iglesia de Santa María sopra Minerva, famosa en parte por el obelisco Minerveo que se levanta en la Piazza della Minerva, sobre un elefante de mármol levantado por Bernini. Las diferentes pistas toponímicas que encontramos en este lugar nos acaban conduciendo hasta una compleja realidad arqueológica sepultada bajo los cimientos de la Iglesia: la presencia de tres templos de época romana, de los que hoy nada queda a la vista, pues sobre sus estructuras se levantó en 1280 Santa María sopra Minerva. Exactamente, se trata de un templo a Minerva (Minerveum), y otros dos a las divinidades egipcias Isis y Serapis. El templo a este paredro egipcio se levantó en el 43 a. C. El lugar donde nos encontramos, aunque hoy no podamos apreciar estas estructuras, tiene una enorme significación histórica y debe ser valorado como tal. Es

necesario que esta realidad, hoy sepultada, se de a conocer. El Iseo del Campo de MarteIseo del Campo de MarteIseo del Campo de MarteIseo del Campo de Marte (Nº 16) no era el único Templo a Isis en Roma, aunque sí el de mayores dimensiones y el primero en construirse. Fue el espacio más importante dedicado al culto isíaco en Roma, por ello es imprescindible incluirlo en nuestro recorrido. Hoy no puede verse, pero según la Forma Urbis Romae severiana, ocupaba un área de cerca de 200 x 70 metros. Se encontraba unido al Templo de Serapis, su consorte divino, en una zona central del Campo de Marte. Al templo se accedía a través de una avenida con obeliscos y esfinges, que conducía a una estancia rectangular destinada al culto isíaco, el propio Iseo. Además de éste, se levantaron en la capital imperial el Iseo Capitolino, en el Campidoglio; el de Santa Sabina en el Aventino y el templo a Isis junto a las Termas de Caracalla, además de algunos otros pequeños santuarios destinados al culto a la diosa madre egipcia por excelencia. A éstos se unen el Iseo y el Serapeo del Colle Oppio. En este Iseo Campense (Campo de Marte) que visitamos se encontraron a su vez diferentes materiales de procedencia egipcia, como los restos de una clepsidra (reloj de agua) de Ptolomeo II Filadelfo, conservada en el Museo Barracco de Roma.

De los templos a Isis y Serapis levantados en el Campo de Marte no quedan hoy restos visibles, por ello no pueden visitarse. En el espacio que ocuparon se construyó la Iglesia de Santa María sopra Minerva y esta construcción es la única visible en el lugar en la actualidad.

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Isis es una divinidad femenina de origen egipcio atestiguada desde momentos muy antiguos en Egipto (III milenio a. C), y presente en los más antiguos relatos míticos. Los lugares sagrados en Egipto del culto a Isis son Filae, en el Alto Egipto y Behbeit el-Hagar, en el Delta. Aparece fundamentalmente con el papel de gran madre divina, hermana y esposa de Osiris, el rey divino primigenio14. Cuando Seth le da muerte, es Isis la que emprende la colosal tarea de recuperar sus restos a lo largo y ancho del País del Nilo. Este episodio de la muerte de Osiris y la búsqueda de su cuerpo para proporcionarle una vida eterna (Textos de las Pirámides) tendrá enorme influencia posterior como parte de la “historia sagrada” del culto isíaco. Isis es también, en la mayoría de las tradiciones mitológicas, la madre del dios Horus, deidad unida a la persona real que legitima su autoridad política por encima de todo. El papel de Isis como madre real se refleja en su iconografía, representada en un trono y con tocados y atributos de poder. Se asocia también con el mundo celeste y la regeneración solar. Isis, como madre, acaba asimilándose con otras deidades femeninas egipcias como Hathor, de la que toma, por ejemplo, el sistro, elemento iconográfico asociado a la diosa que perdurará en la representación de la misma en momentos tardíos y época romana. El culto a Isis se extendió, a partir de la entrada en Egipto de Alejandro Magno (332 a. C), por diversos lugares del Mediterráneo: el norte de África, Anatolia, el Egeo (Iseo de Delos), la Península Itálica (Iseo de Pompeya) e Ibérica y también hacia el interior del continente europeo, dentro ya del ámbito romano. En época romana, su culto llega a todo el territorio imperial, hasta sus confines. Su celebración principal es la Navigium Isidis, que inauguraba la temporada de la navegación15. Las ceremonias isíacas y sus “misterios” estaban abiertas al público. Isis es un ejemplo de caracterización de divinidad femenina capaz de concentrar las atribuciones y significados necesarios para convertirse en una diosa madre universal, siguiendo una tradición que arranca de las deidades naturales femeninas primordiales de momentos prehistóricos, hasta conectar con la propia diosa madre del cristianismo, María. De hecho, la iconografía de Isis dando el pecho (Isis Lactans) al dios niño Horus-Harpócrates es idéntica a la de la Virgen con el niño-Dios. Isis reúne una larga y antigua tradición religiosa en relación con las primeras deidades femeninas y aún con las “potnia theron16”, señoras de la naturaleza, dominadoras de los animales y el caos natural. Este carácter múltiple se refleja en el epíteto que se le atribuirá, “la de los mil nombres” o “innumerables nombres”. Es un modelo de madre y esposa real y divina en origen, de quien proviene la vida. Isis en la iconografía egipcia protege maternalmente con sus alas y da la vida a la propia realeza. Es la

14 Osiris enseñó a los egipcios la agricultura y la civilización, es el dios de los muertos y de los ciclos de la regeneración diaria y cósmica. 15 Para más información, ver: ARROYO, A; “El culto isíaco en el Imperio Romano. Cultos diarios y rituales iniciáticos: Iconografía y significado”. En Boletín de la Asociación Española de Egiptología, núm. XII, 2002. 16 En el mundo grecorromano, la diosa de la naturaleza por excelencia y dominadora de las bestias será Artemisa-Diana. En la Iliada, Artemisa ya es llamada “señora de los animales”.

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madre simbólica de todos los faraones, de toda la tradición real a lo largo de tres milenios, y las esposas reales físicas egipcias se mirarán en este modelo divino, en el que buscarán su legitimación última. Es diosa de la fecundidad y protectora de las mujeres, por lo que se asimilará también en época tardía con Afrodita, en la Alejandría ptolemaica. A través del mundo helenístico, Isis llegará a introducirse en el mundo religioso romano, con una nueva iconografía: esta vez no directamente asociada al niño divino, apareciendo a menudo sin él y portando un recipiente con el agua mágica del Nilo y con la otra mano el sistro con el que se efectuarán las ceremonias en los Iseos. Isis se asociará también a otra deidad romana protectora de la navegación y el comercio, Fortuna. Era, bajo esta forma, venerada por los pescadores y las profesiones relacionadas con el mar. Isis protagoniza multitud de complejos procesos de asimilación y sincretismo. En su vertiente de diosa de la fertilidad agraria, se asimilará también con Ceres, representándose con la cornucopia o “cuerno de la abundancia”. El carácter mágico y la espiritualidad del culto isíaco, su accesibilidad, la compasión asociada a Isis, la cercanía y seguridad que ofrece respecto a la muerte y el ofrecimiento de la resurrección son elementos propios de las religiones orientales y mistéricas, que rivalizarán con el cristianismo naciente. El sincretismo religioso greco-egipcio se produce a partir de finales del siglo IV a. C con el mundo helenístico, y las divinidades egipcias se adoptan y popularizan por diversos lugares del Mediterráneo, tras pasar por el filtro griego. Esto ocurriría con el carácter de las divinidades y así también con su iconografía, dando lugar a las llamadas “divinidades alejandrinas”. En este proceso juega un papel fundamental la nueva construcción de este panteón greco-egipcio por Plutarco, en su obra De Iside et Osiride. El mundo romano reinterpretaría de nuevo los rituales y la caracterización de estos dioses.

Uno de los ejemplos más interesantes de este proceso es la identificación entre el dios de los muertos egipcio Anubis y el Hermes griego. Izquierda: Estela funeraria dedicada a Hermes, encargado de conducir a las almas de los difuntos al Hades. Museo Nazionale Romano. Derecha: Anubis-Hermes, con cabeza de chacal, vestido a la griega y portando el caduceo. Museos Vaticanos.

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Arriba: Caracalla como faraón, retrato romano y vistiendo el nemes. Museo de la Civiltá Romana.

El culto isíaco penetra en Roma en el siglo I a. C, popularizándose durante la época de Sila (82 a. C) y a pesar del rechazo oficial a los cultos orientales durante la República, su presencia continúa y así su arraigo en los grupos populares, llegado de la mano de comerciantes extranjeros y población servil. Durante época augustea, desde el poder se llevará a cabo una poderosa campaña de propaganda política contra los usos extranjeros y llegados de Oriente, pero a pesar de ello el culto isíaco sobrevivirá al cambio de era. Un incidente en el Templo de Isis en el 19 d. C provoca que Tiberio (14-37 d. C) decrete su demolición y la ejecución de los sacerdotes. Calígula (37-41 d. C) es el primer emperador iniciado en los ritos isíacos, y a él se debe la reconstrucción del gran Iseo en el Campo de Marte, así como la decoración de la llamada Aula Isíaca en el Palatino y la inserción de los ritos isíacos en los sacra romanos. Esta tradición de interés y tolerancia fue continuada por Claudio y Nerón. Vespasiano y Tito acudirán a Egipto a llevar a cabo diferentes empresas propagandísticas y ceremonias, como la mayoría de los que les seguirán a la cabeza del Imperio. A finales del siglo I d. C y durante todo el siglo II d. C, el culto a Isis era conocido a lo largo y ancho de todo el Imperio, y sus ritos iniciáticos reunían a grupos numerosos de fieles. Domiciano reconstruyó el Iseo del Campo de Marte, que había ardido en el 80 d. C. Con Adriano, el culto a Isis y Serapis se consolida en el Occidente romanizado. Después de él, el siguiente emperador que más activamente se identificó con los cultos egipcios fue Caracalla (212-217 d. C). En adelante, su apoyo por parte del poder fue decayendo, hasta finales del siglo IV d. C. En el 392 d. C, Teodosio cierra los templos paganos y acaba con la legalidad del culto isíaco.

Todos aquellos que reinaron en Egipto tras Alejandro Magno, conscientes de la importancia política y económica de Egipto como monarquía helenística y más tarde como provincia romana, adoptaron los instrumentos tradicionales de legitimación del poder en el antiguo Egipto, presentándose como herederos de los monarcas autóctonos. Los emperadores romanos pusieron en funcionamiento una serie de mecanismos de asimilación de su persona real con la monarquía tradicional egipcia, cuyos símbolos habían mantenido los monarcas helenísticos. Asumieron la iconografía tradicional y se representaron según los mismos modelos faraónicos, firmando sus construcciones o intervenciones edilicias también con caracteres jeroglíficos envueltos en un cartucho, como reyes de Egipto que eran, herederos de la imagen tradicional.

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Imagen del dios Serapis, barbado y vestido a la griega, con el kalathos sobre la cabeza. Museos Vaticanos.

Unido al Iseo se construyó también, en pleno Campo de Marte, un Serapeo. El Serapeo del Serapeo del Serapeo del Serapeo del Campo de MarteCampo de MarteCampo de MarteCampo de Marte (Nº 17) ocupa la exedra adosada en el ángulo norte del Iseo. En el se realizaban los rituales asociados al consorte de Isis, Serapis.

Serapis es una divinidad sincrética, un dios egipcio tardío nacido de la confluencia de las deidades Osiris y Apis (deidad local de Menfis), de las cuales nació en primer lugar Osirapis, al servicio de las nuevas poblaciones griegas en el Delta del Nilo con la llegada de los gobernantes lágidas. Se conecta con atributos del Zeus griego, símbolo de fertilidad masculina, fuerza y soberanía, también de Dioniso en su vertiente natural y agraria, Esculapio y también con Hades: su carácter ctonio primitivo (resaltado con la compañía de Cerbero o las serpientes en la iconografía) en relación con el mundo subterráneo de los muertos, se une a sus facultades asociadas a la regeneración y la fertilidad de los campos y a los ciclos agrícolas.

Detalle de una escena de culto a Isis en un fresco de Herculano. Vemos uno de los momentos más importantes de la celebración de los ritos isíacos, cuando el sacerdote eleva el cáliz en lo alto de la escalera del templo, mientras otro sacerdote reaviva el fuego que arde sobre el altar1. En la escena vemos representados también ibis y esfinges. Museo Nacional de Nápoles.

Fotografía del interior de la llamada Aula Isiaca, estancia construida por Calígula y decorada con escenas de culto a Isis y ornamentación egiptizante.

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El rey Ptolomeo I (304-284 a. C) estableció su culto en Alejandría, capital de la dinastía lágida en Egipto, al servicio de los nuevos usos griegos helenísticos en Egipto, que también habían renovado el culto a Isis. Del Delta del Nilo, su culto viajó a Delos, enclave comercial central del Egeo, desde donde se extendió por diversos lugares del Mediterráneo. Unido a Isis (formando una tríada con el dios niño Harpócrates) y a Anubis, estas divinidades reunían los requisitos necesarios para ser adoptadas fácilmente en contextos geográficos diferentes, por su carácter multifuncional y su configuración sincrética.

Entre el 118 y el 134 d. C el emperador Adriano (117-138 d. C) se hizo construir Villa Adriana en Tibur, hoy Tívoli, una villa de inmensas dimensiones (se calcula hasta 300 hectáreas) levantada en tres momentos a lo largo de la vida del emperador. Se articula en cuatro ejes y uno de ellos es el “Canopo”. Se trata de una amplia área en la que se levantó un Templo a Serapis según el ejemplo del Serapeo egipcio de Canopo, en el Delta del Nilo.

El Serapeo de Villa Adriana en Tívoli está formado por un largo canal con estatuas alrededor que conducía al templo en sí, protegido por una semicúpula revestida de mosaico. Se componía de una serie de espacios públicos, destinados al banquete ritual y juegos de agua, y otros espacios cerrados subterráneos dedicados al culto a Serapis como deidad ctonia. En forma de gruta, el Serapeo contenía numerosas esculturas egipcias e imágenes en honor a Antinoo, el favorito del emperador, muerto en las aguas del Nilo. En su recuerdo, Adriano fundó la ciudad de Antinoopolis en el 130 d. C, hoy El-Sheik Ibada, frente a Hermópolis Magna. Antinoo fue divinizado a su muerte, asimilado al dios egipcio Osiris.

Villa Adriana es visitable diariamente de 9h a una hora y media antes de la puesta de sol. Se cobra entrada: 6, 50 E, reducido a 3,25 E y gratuito para jóvenes menores de 18 años y mayores de 65, ciudadanos de la Unión Europea. www.tibursuperbum.it/es/monumenti/villaadriana/index.htm.

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3. 2. Pirámide de Cayo Cestio. La octava parada en nuestra ruta, dentro del tercer itinerario, es la visita a la tumba monumental en forma de pirámide que se hizo construir, como lugar de enterramiento singular, Cayo Cestio en los últimos años del siglo I a. C, no mucho después de que Egipto se incorporara como provincia al Imperio Romano en el 30 a. C. La Pirámide de Cayo CestioPirámide de Cayo CestioPirámide de Cayo CestioPirámide de Cayo Cestio (Nº 18) sigue los modelos piramidales egipcios de época ptolemaica, con su característica forma más alta y estrecha y con dimensiones mucho menores a las pirámides clásicas del Imperio Antiguo egipcio. Algo muy importante a tener en cuenta es que no es ésta la única tumba piramidal que se construyó en Roma en este contexto. Hubo otras dos tumbas piramidales, ubicadas una en el margen derecho de la Flaminia a la altura de la Piazza del Popolo y la otra cerca del Vaticano, a inicios de la Via Della Conciliazione. De ellas hoy, desgraciadamente, no queda nada. Las caras occidental y oriental de la pirámide se encuentran inscritas. Podemos ver la siguiente inscripción en su cara oriental: C(aius) Cestius L(uci) f(ilius) Epulo, Pob(lilia tribu), praetor, tribunus plebis, (septem)vir epulonum17. En el lado este, en caracteres menores, leemos la

17 “Cayo Cestio Epulon, hijo de Lucio, de la tribu Poblilia, pretor, tribuno de la plebe, septemviro propuesto en los banquetes sacros”.

Panel de la de la sala egipcia de los Museos Vaticanos que muestra el plano del Serapeo de Villa Adriana. Su estructura simula la geografía egipcia, con el estanque alargado como Valle del Nilo y la exedra del Serapeo como el Delta y las marismas, precedido por las aguas del Mediterráneo. Abajo: Detalle de la maqueta de Villa Adriana, que muestra el eje del Serapeo. Museo de la Civiltà Romana.

Osiris-Antinoo, procedente del Serapeo de Villa Adriana.

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segunda inscripción en la que se afirma que la obra, según disposición testamentaria, fue llevada a término en menos de 330 días. Es uno de los más antiguos ejemplos de uso del ladrillo en Roma. Posee una rica decoración en su interior al fresco, con representaciones de candelabros y figuras femeninas. En el siglo III fue incluida en las murallas aurelianas. El modelo de tumba piramidal, la elección de un sepulcro según este ejemplo típico egipcio, se basa globalmente en una serie de connotaciones que rodean a Egipto y al símbolo de su excepcionalidad, las pirámides. El ejemplo de tumba piramidal está profundamente mitificado, empezando por su antigüedad. Se considera un modelo dotado de una antigüedad milenaria, que se refleja muy bien en el refrán árabe “el hombre teme al tiempo y el tiempo teme a las pirámides”. A lo largo de los siglos, las pirámides se irán cargando de significados y asociaciones distintas, llegando a identificarse en la tradición cristiana con los graneros de José en Egipto (y así se representan en el mosaico de la cúpula de San Marcos en Venecia). 3. 3. Mitreo de San Clemente. La siguiente y penúltima parada en nuestra ruta comprende la visita a un recinto de culto diferente a todos los que hemos ido viendo hasta el momento. Se trata del Mitreo de San Mitreo de San Mitreo de San Mitreo de San ClementeClementeClementeClemente (Nº 19), un espacio destinado al culto del dios Mitra. Se ubica bajo la Basílica de San Clemente, en la vía Labicana, muy cerca del Coliseo y del Ludus Magnus. La Basílica que hoy vemos se construyó en el siglo XII sobre otra paleocristiana del siglo IV d. C., que a su vez se levanta sobre importantes niveles romanos, en una zona casi comprendida dentro del área de la Domus Aurea de Nerón. En el área más oriental de estas estancias, hoy subterráneas, se encuentra una posible Moneta (ceca imperial), edificio de cierto aspecto industrial, de planta cerrada y muros sólidos, datada a mediados del siglo III d. C. Al oeste, encontramos una serie de estancias, la central identificada como un Mitreo, construido a finales del siglo II- inicios del III d. C.

La Pirámide en un grabado de Piranesi.

La Pirámide de Cayo Cestio puede verse desde el exterior, desde la Piazzale Ostiense. El servicio turístico del Ayuntamiento de Roma 060608 afirma que sí se abre para las visitas guiadas.

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Lo que sabemos del culto mitraico nos permite situar a Mitra como un dios polifacético de origen persa, relacionado con la fertilidad y con la simbología celeste. Mitra, nacido de una roca tal y como es representado en la iconografía, recibe en el mito la orden del dios Apolo, a través de un cuervo, de matar a un toro. Al hacerlo, su sangre se vierte sobre la tierra, llenándolo todo de vida y fertilidad, restableciendo el orden en el cosmos. Acuden entonces una serie de animales, que aparecen también a él asociados: un perro, una serpiente y un escorpión. La victoria de Mitra es celebrada junto a Apolo en un banquete. Mitra es entonces transportado a los cielos en el carro de Apolo. Los mitreos son estancias subterráneas, de techo abovedado. En el caso de San Clemente el techo está cubierto de estrellas, alusión clara al firmamento y a la simbología cósmica, que otras veces aparecen sobre la túnica del propio Mitra, como un dios de la luz y también posible responsable del movimiento de los astros. Esta sala contaba con un nicho al fondo para la estatua del dios Mitra y un altar central con la escena de la tauroctonía, en la que el joven Mitra, portando un gorro frigio y un puñal, mata al toro, junto a otros dos personajes, Cautes y Cautopates, en los laterales del altar. Ambas figuras masculinas sostienen dos antorchas, representando según las últimas interpretaciones la salida y la caída del sol. En los muros laterales se dispusieron los bancos para los fieles.

Planos de la Basílica del siglo XII, de la paleocristiana del siglo IV d. C y de las estructuras romanas bajo esta última. En verde, localización del Mitreo.

El Mitreo puede visitarse accediendo desde el interior de la Basílica, abierta de lunes a sábado de 9 a 12.30h y de 15 a 18 h. Visitar las estructuras romanas y la basílica paleocristiana cuesta 5 E, 3,50 E con reducción para estudiantes menores de 26 años. Están prohibidas las fotografías. Dispone de página web: www.basilicasanclemente.com.

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El culto a Mitra es un tipo de culto mistérico, dotado de una serie de ritos iniciáticos que se practican en los mitreos. Las prácticas mitraicas arrancan en Roma del siglo I a. C., difundiéndose durante los siglos III y IV d. C. y popularizándose sobre todo entre los soldados romanos18. Su culto llega a su fin en el 391 d. C, con el decreto de Teodosio que prohibía los cultos paganos, entre los que se encontraba el mitraísmo. Éste no es el único mitreo en Roma, existían diversos recintos similares a lo largo de la ciudad. Destacan en importancia el Mitreo Barberini, del siglo III d. C., el Mitreo del Circo Máximo y el Mitreo de Santa Prisca19.

La entrada de las “religiones orientales” de carácter mistérico en el sustrato ideológico grecorromano es un fenómeno importantísimo en la historia de la religión romana tardía y en la transición a la implantación del cristianismo en el Imperio Romano. Su implantación dentro de la sociedad romana se asocia a los requerimientos estructurales de un nuevo orden sociopolítico que se viene desarrollando, con una gran estratificación social y conflictos muy complejos. Los tres cultos mistéricos mejor conocidos son el culto egipcio a Isis y Serapis, el frigio a Magna Mater-Cibeles y al dios Atis y por último el ofrecido al dios persa Mitra. Se trata de cultos sincréticos no considerados en un principio como parte integrante de la religión oficial. Tienen en común una concepción de la salvación post-mortem, que se abre a los iniciados. El conjunto de cuerpo teórico y prácticas sólo lo comparten los que han sido iniciados en los misterios y no pueden ser desvelados, pues son secretos. Esto se convierte en un mecanismo de control de los fieles. Estos cultos evidencian una vinculación entre la naturaleza y la cosmología imaginada y justificada y el orden sociopolítico imperante. En estos cultos, el ejemplo de la experiencia divina ofrece un modelo a seguir a los iniciados en ellos. Son adaptados para poder encajar en la sociedad romana y carecen de estructura política que los haga poder considerarse grandes sistemas complejos y religiones propiamente dichas. Estos cultos, al comienzo de introducirse en el Imperio, permanecen al margen de la religión cívica romana, ya que aunque se comporten como parte integrada del sistema funcionan como realidades autónomas más o menos aceptadas. Con la llegada del cristianismo serán los cultos mistéricos los que más directamente se topen con él. Los cultos mistéricos a los que nos referimos y que tuvieron su espacio definido dentro del Imperio Romano presentan similitudes con el cristianismo, como culto oriental que es en su origen. Esto es así porque proceden de un sistema cultural común y proporcionan soluciones análogas ante las necesidades sociales y mentales suscitadas en algunos lugares del territorio imperial.

18 Sólo en 60 hectáreas excavadas en Ostia se han documentado hasta 18 mitreos. 19 www.romanoimpero.com/2010/07/i-mitrei-romani.html. Para más información e imágenes acerca de estos y otros mitreos, sobre todo los de Ostia.

Escena de tauroctonía. Museos Vaticanos.

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3. 4. Santuario siríaco del Gianicolo. El último lugar de Roma que vamos a visitar es el santuario siriaco delsantuario siriaco delsantuario siriaco delsantuario siriaco del GianicoloGianicoloGianicoloGianicolo (Nº 20), situado al otro lado del Tíber y sobre el Gianicolo. El Gianicolo es una pequeña colina situada cerca del barrio del Trastevere, que según la tradición se relaciona con el dios Jano (Giano, de ahí la denominación de “Gianicolo”). Jano es una primitiva deidad itálica asumida por la religión romana que se caracteriza sobre todo por tener dos caras (Jano bifronte). Se asocia al mundo agrario y natural y tiene carácter civilizatorio. Es el protector de las puertas, dios de los principios y finales. El santuario siríaco del Gianicolo se excavó a inicios del siglo XX. Las divinidades del antiguo panteón sirio también se introdujeron en Roma y en la Península Itálica. Su principal deidad femenina, Atargatis, conocida también como Dea Syria e identificada con Astarté, dispuso de un templo en el Gianicolo, cuyo culto se asociaba al de Júpiter Heliopolitano y al de Hadad. En la zona del Trastevere se asentaron poblaciones originarias de Siria, extranjeros y esclavos, y se ha constatado la presencia de otros cultos siríacos en el área. En el santuario se encontró una inscripción griega dedicada a Zeus Keraunios y a la Ninfa Furrina, cuyo bosque sagrado se encontraba en las proximidades y su culto se regía en torno a un afloramiento de agua, el lacus Furrinae. El culto arcaico natural a la Ninfa en el área acaba uniéndose a la nueva religiosidad siríaca, cuya presencia más antigua se constata en el siglo I d. C, cuando se levanta un primer santuario. Éste es reconstruido por el rico comerciante Marcus Antonius Gaionas. Un incendio conduce a la nueva reconstrucción que le da el aspecto definitivo, cuya cronología se discute pero es mayoritariamente aceptada en el transcurso del siglo IV d. C. En el santuario se han encontrado varias estatuas de divinidades. Una de ellas, de bronce, fue hallada en un altar triangular y muestra a un personaje masculino con una serpiente enroscada alrededor del cuerpo. Se ha interpretado como una divinidad de la naturaleza y la regeneración, que nace y muere cada año, con el ciclo de las estaciones. Se trataría de una deidad sincrética, quizá Adonis-Osiris, ambas deidades relacionadas con la muerte y la resurrección. La representación parece reflejar un culto de carácter ctonio, asociado al subsuelo, mediante la serpiente que lo envuelve. Se trataría de un ejemplo divino de todo un mundo natural de raíces muy antiguas e iconografía común mediterránea, que asocia al ente divino con la vegetación, la tierra, los animales (divinos y dominados) y el inframundo. Su caracterización relacionada con Osiris y su carácter ctonio parece clara, al representarse como una figura osiríaca envuelta en una serpiente. La relación entre las serpientes y la tierra, la regeneración agrícola, la vida y la muerte, es algo común en el Mediterráneo. El uróboros, la serpiente que se muerde la cola, representa los ciclos, el tiempo, el cosmos y la eternidad. Existe una representación muy similar identificada como Osiris Chronocrator, “el que controla el tiempo”, en referencia a la serpiente (el cosmos) que lo rodea. En época romana, Isis y Osiris-Serapis se representan asociados a serpientes en una nueva forma de estos dioses, Isis Thermutis y Serapis Agathodaimon, deidad masculina protectora de Alejandría.

El Santuario, al que se accede a través de la Via Dandolo, está cerrado y abre sólo en caso de peticiones especiales.

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MARÍA PASTOR QUILES

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