GUIA No 19 Maneras Humildad

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  • 8/14/2019 GUIA No 19 Maneras Humildad

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    GUA No. 19

    TRES MANERAS DE HUMILDAD

    REFLEXIONES PREVIAS

    De acuerdo con las instrucciones del texto de Ejercicios, la preparacin inmediata para la eleccin o la reforma de vida, mediante las meditaciones de Dos Banderas, TresBinarios, la consideracin sobre las Tres Maneras de humildad y el triple coloquio (EE147), se hace juntamente contemplando los misterios de la vida de Jess, para conocerloamarlo y seguirlo de modo ms fiel y para hacernos ms sensibles a la accin del Esprituque "mueve" y "atrae" nuestra voluntad, mostrndonos lo que Dios quiere de nosotros enlas circunstancias concretas de nuestra vida. Y as, se proponen para los das siguientesvarias contemplaciones de la vida pblica del Seor (cf EE 158-161).

    Despus del ejercicio sobre la partida de Cristo nuestro Seor desde Nazaret al roJordn y cmo fue bautizado (EE 158), el texto recuerda que en las contemplaciones deesta segunda Semana, segn que cada uno quiere poner tiempo o segn que seaprovechare, puede alargar o acortar, tomando ms o menos misterios de oracin. Y acontinuacin indica el momento de entrar en elecciones: la materia de elecciones secomenzar desde la contemplacin de Nazaret a Jordn (EE 163). Pero aade queantesde emprender la tarea aprovecha muchoconsiderar y advertir en las siguientestresmaneras de humildad, y en ellas considerando a ratos por todo el da, y asimismo haciendolos coloquios (EE 164).

    FIN QUE SE PRETENDE

    El fin que se pretende lo seala sobriamente el texto: para hombre afectarse ala vera doctrina de Cristo nuestro Seor. Es decir, para aficionarnos, encariarnos,con la persona de Jess, con su mensaje y su modo de proceder, y as llevar nuestropropsito de seguimiento y de servicio hasta sus ltimas consecuencias. Reflexin queha de acompaarse con los coloquios que pidenel don de la tercera manera dehumildad, pues ella excede nuestra lgica y nuestra capacidad natural. Es el mismo

    Seor quien infundir esta actitud en nuestros corazones.

    Las tres maneras de humildad son eltercer test o prembulo, dirigido a ultimar nuestra disposicin para el discernimiento que conduce a la eleccin. Recordemos que enla meditacin de Dos Banderas (primer examen) examinamos la autenticidad de nuestra fe:considerando la intencin de Cristo nuestro Seor y, por el contrario, la del enemigo denatura humana, sometimos a prueba la imagen que tenemos de Jess, para verificar qutan autnticamente evanglicos son los criterios que guiarn nuestro discernimiento; almismo tiempo, adquirimos lucidez acerca de los engaos con los que el enemigo delhombre suele entrabar el camino del seguimiento, y suplicamos la gracia para imitar la

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    vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitn. En los Tres Binarios (segundoexamen), descubrimos qu tan libre est nuestra voluntad de afectos desordenados, para poder buscar recta y sinceramente el camino que el Seor pone en nuestro corazn, y procuramos alcanzar, con su gracia, la indiferencia o libertad para el magis.

    Ahora, en las tres maneras de humildad (tercer examen), mediremos latemperaturadel corazn y pediremos la gracia de acrecentar nuestro afecto por la persona de Jess, por su programa y por su penoso camino en suma pobreza, hambre, sed, injurias, afrentas, hastmorir en cruz (cf EE 116). El amor nos impulsar adesear imitarlo, seguirlo y servirle ensu misin crucificante y crucificada. El amor de Cristo nos apremia (2Co 5, 14). Paraidentificarnos de este modo con Jess no basta una inteligencia iluminada por los valoresevanglicos, ni una voluntad libre de aficiones desordenadas. Es necesaria una atraccin taque arrastre al propsito y determinacin de hacemos conformes a l: el que dice queest unido a Dios, debe vivir como vivi Jesucristo (1 Jn 2, 6).

    GRACIA QUE SE QUIERE ALCANZAR

    Con los mismos tres coloquios de las Dos Banderas, pedir que el Seornuestro le quiera elegir en esta tercera, mayor y mejor humildad, para ms leimitar y servir, si igual o mayor servicio y alabanza fuere a la su divinamajestad (EE 168).

    Querindome vuestra sanctsima Majestad elegir y recibir... (EE 98). Esta misma

    condicin de la meditacin del Reino, retorna en los coloquios de las maneras de humildad Nuestra peticin va, pues, acompaada por el total acatamiento al querer divino. Es elPadre quien nos elige y nos indica cmo quiere que sirvamos a su proyecto. Aunque denuestra parte queremos y elegimos imitar y parescer ms actualmente a Cristo nuestroSeor, por encima de tal deseo ponemos la mayor gloria de Dios, el mejor servicio a suReino, como nos lo muestre y lo ponga en el corazn la uncin del Espritu.

    Esta gracia equivale a la peticin de"ser puestos con el Hijo" y comprende tambinla opcin preferencial por los pobres. Porque querer estar donde est Jess, significaquerer estar con quienes l se ha identificado: los hambrientos, los sedientos, los desnudos,los encarcelados, los enfermos, los exiliados... (cf Mt 25, 31ss). Podemos, pues, aadir aqu la splica que ide el P. General: la peticin de Ignacio de ser puesto con el Hijo,escuchada en La Storta, se convierte en laoracin de la Compaa de ser puesta conaquellos que encarnan la predileccin de Jesucristo, en y para su Iglesia1.

    TEXTO IGNACIANO

    Las tres maneras de humildad son desarrolladas en el texto de Ejercicios (165-168)como tres formas o maneras de obediencia y de servicio a Dios nuestro Seor. Aunque el

    1 Carta sobre la recepcin de la Congregacin General 33, Informacin S.J ., 96, marzo-abril, 1985, p.43.

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    texto habla de tresmaneras, en el Directorio Autgrafo (17), Ignacio las considera tambincomo grados. El que va a entrar en elecciones debe hacerlo con entera resignacin de suvoluntad; y si es posible, que llegue al 3 grado de humildad, en que de su parte est msinclinado, si fuese igual servicio de Dios, a lo que es ms conforme a los consejos yejemplo de Cristo nuestro Seor. Quien no est en la indiferencia del 2 grado, no est

    para ponerse en elecciones. Maneras y grados son dos perspectivas diversas paraconsiderar la humildad o el amor: las tres maneras se incluyen y, en su distinta intensidad ogradacin, se dan todas de hecho en el corazn humano. El segundo grado supone el primero y el tercero los dos anteriores.

    Maneras y gradosde amor: el Dr. Pedro Ortiz, que fue embajador de Carlos V antela Sede Apostlica, hizo los Ejercicios durante cuarenta das en el monasterio de MonteCasino bajo la gua de San Ignacio, en 1538. De l se conservan algunos apuntes en losque se refiere al texto ignaciano as: para que el hombre se aficione ms a ymittar laverdadera doctrina de Christo nuestro Seor, aprovecha mucho considerar y advertir en lassiguientestres maneras y grados de amor de Dios y deseos deobedecer y ymitar y servir asu divina majestad2.

    En su Diario espiritual San Ignacio habla varias veces de la humildad amorosa.Humildad y amor se entrelazan con un vnculo estrecho. Si la soberbia es el amor propioque nos encierra en egosmo y autosuficiencia, con olvido de Dios y desprecio de loshombres;la humildad, por el contrario, es despojo y vaciamiento, que nos hace salir denuestro propio amor, querer e inters para buscar los intereses de Jesucristo (cf Flp 2, 21),y nos lleva a hacernos prjimos de quienes nos necesitan.

    Dos valiosas notas sobre este texto de los Ejercicios, pueden completar lacomprensin de las maneras de humildad:

    Usa San Ignacio ese trmino (humildad) en el sentido ms bien medieval dado por SantoToms y San Bernardo, como sujecin y subordinacin a Dios, sin levantarse sobre lo queest determinado por la regla divina (cf 2-2q. 161.162 y San Bernardo, PL 183, 610). Esla renunciacin perfecta en toda su latitud (La Palma, 1.2 c.25 n.1). Es la indiferencia ensu sentido pleno vista a la luz del amor. Es una actitud interna del alma. San Ignacio pretende mostrar al alma cules han de ser las disposiciones internas antes de entrar en laselecciones y cules han de ser las seales de que el amor a Dios que se ha encendido en losejercicios, es un amor verdadero: el que llega no slo a la persona, sino a todo lo que serefiere al Seor, aunque sea desagradable a la naturaleza Estas consideraciones tienden ala ordenacin del corazn, a que no se eche atrs el ejercitante en el momento decisivo, sise ve precisado a elegir algo que le repugna. Se trata de plantar en el corazn una atraccintal hacia Jesucristo, que sea capaz de contrapesar la fuerza de las repugnancias3.

    Lo que se considera y se somete a examen, en este ejercicio, es nuestradisposicin espiritual, que incluye tres grados o maneras:una fidelidad (primer grado dehumildad), que es una manera de estar en la vida, y que la identificamos con la experienciadel principio y Fundamento y con todo lo que de esa experiencia dimana; unaindiferenciadel corazn o de la afectividad (segunda manera de humildad), hasta sus niveles ms

    2 Miscelnea Comillas, 25 (1956) 41; MI Exerc., p. 635.3 Obras de San Ignacio , BAC, 5 edicin, notas 104 y 105, p. 258.

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    hondos; y undeseo de identificacin plena con el misterio de Cristo (tercera manera dehumildad), que incluye una participacin en su misterio de muerte y de vida4.

    Primera manera de humildad

    Podra llamarse amor fundamental. Dios es el amor absoluto de nuestra vida.Ama al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alma y con toda tu mente. Este eel ms importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo semejante aeste: ama a tu prjimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda laley y los profetas (Mt 22, 37-40). La fidelidad a ese doble mandamiento del amor no permite hacer nada que pueda romper la relacin, aunque nos ofrecieran todo el mundoSupone una humildad y capacidad tal de desprendimiento, que estamos dispuestos a dar lavida antes que quebrantarlos.

    Segunda manera de humildad

    Es el amor delicado y libre, que elige siempre lo que agrada ms a Dios y a las personas, y evita cualquier cosa que pueda contrariarlos aun ligeramente. Es la actitud deindiferencia o libertad del tercer binario. La preferencia por Jess, se convierte en normadecisiva que dispone aun los ms sencillos detalles de la vida. Consiste en sentirse librefrente a todo: salud, riquezas, honores, vida (Principio y Fundamento); en salir del propioamor, querer y interese, para elegir lo que uno siente ser ms gloria, alabanza y serviciode Dios. Y entre tanto, estar a la expectativa de lo que Dios imprevisiblemente quiera poner en el corazn.

    Tercera manera de humildad

    Es humildad perfectsima, dice San Ignacio, e incluye las otras dos maneras. Amor de identificacin, en el que la adhesin a Jess alcanza su cumbre. De tal manera nosatrae y apasiona su persona, que no deseamos otra cosa sino vivir como l vivi,colocarnos donde l est y correr su misma suerte. Es el amor radical, lalocura de la cruz.Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo est, all estar tambin el que mesirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrar (Jn 12, 26).

    Descubre el P. General en esta manera de humildad como tres grados: pobreza,oprobios y locura. En vez de construir una ascensin gloriosa, Ignacio, fiel al mensajeevanglico, se siente obligado a proponer undescenso, un sepultarse en la kenosis delSeor. En el fondo, pues, Ignacio nos hace descubrir la locura de la gloria de Dios, que

    slo el amor divino puede salvar del absurdo... Dios atrae al alma trayndola toda en amor de la su divina majestad (EE 330), un amor que esmaniks eros , amor loco de Dios por el hombre5.

    Esta es la caracterstica distintiva de la adhesin de San Pablo a Jesucristo:4 GARCA HIRSCHFELD, CARLOS, S.J., Todo modo de examinar la conciencia,MANRESA, julio-septiembre 1990, pp. 269-270.5 KOLVENBACH, PETER-HANS, S.J.,Locos por Cristo, Deciral Indecible, Coleccin MANRESA,20, Mensajero-Sal Terrae, p. 120. El P. General explica que este amor, en el lenguaje fuerte del Orientecristiano es maniks eros y cita a Nicols Cabasilas (s. XIV), La vie en Jess-.Christ.

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    - no anuncia el Evangelio con ostentacin ni elocuencia. No quiere saber de otracosa sino de Jesucristo y, ms estrictamente, de Jesucristo crucificado (1 Co 2, 1-2);

    - predica un Mesas crucificado: para los judos un escndalo, para los paganos una

    locura; pero para los llamados, fuerza y sabidura de Dios (1 Co 1, 23);- por Jess perdi todo lo que antes vala tanto para l. Lo que quiere es conocerlo

    personalmente, sentir el poder de su resurreccin y la solidaridad en sus sufrimientos,hacindose semejante a l en su muerte, para alcanzar la resurreccin (Flp 3, 7-11);

    - exhorta a tener los mismos sentimientos de Jesucristo, que se despoj de todo ytom la condicin de esclavo, hacindose uno de tantos; as se abaj y se hizo obedienthasta la muerte y una muerte de cruz (Flp 2, 5ss);

    - dice que ya no vive l: ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive enm. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amy se entreg a la muerte por m. (Gl 2, 20).

    La eleccin de ms pobreza con Cristo pobre que riqueza, oprobios con Cristolleno de ellos que honores, y desear ms de ser estimado por vano y loco por Cristo, que primero fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este mundo (EE 167), esresultado de un amor apasionado al Seor, consecuencia de haber acogido a un Dios quedesea drseme en cuanto puede (EE 234), y que me abraza en su amor y alabanza. Loque llama la atencin desde el principio comenta el P. Kolvenbach-, es la fuerte personalizacin de esta locura. Mientras la versin Vulgata de 1548 debilita el carcter personal de la tercera manera de humildad exhortando a abrazar el desprecio y la fama deloco, el autgrafo expresa claramente el deseo de ser loco como Cristo , por Cristo, que primero fue tenido por tal (EE 167)6.

    El mismo P. Kolvenbach relaciona estalocura por Cristo con la gloria de Dios:San Ignacio intenta comunicarnos dos verdades aparentemente contradictorias a primeravista. De un lado, porque la locura de la cruz es la gloria de Dios, no es posible ser compaero de Jess sin compartir su locura, renunciando a figurar como sabio ni prudenteen este mundoPor otro lado, convencido de que todas las expresiones concretas de lalocura de la cruz no son necesariamente, y en todos los casos, para gloria de Dios, Ignacionos hace pedir, en una oracin permanente de discernimiento, la manera efectiva de servano y loco por Cristo (EE 167). Por medio de esta oracin continua, el compaero deJess se mantiene abierto a lo inesperado e imprevisible de cuanto el don gratuito del amorde Dios y la libertad de la pasin de Cristo inspiren como formas concretas de la locura porCristo7.

    Aunque la cruz est presente en este momento de eleccin, permanecemos ensegunda Semana. En verdad, la cruz ha estado presente desde la primera Semana en el6 KOLVENBACH, PETER-HANS, S.J.Locos por Cristo, Deciral Indecible, Coleccin MANRESA,20, p.118.7 Ib., p.119.

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    coloquio ante el crucificado-, y tambin en la contemplacin del Nacimiento. En lamsticaignaciana del servicio, la cruz acompaa ineludiblemente el camino del seguimiento parauna misin que se realiza en pobreza, conflicto y humillaciones. El compaero de Jess hade estar amorosamente dispuesto a tomar esa cruz y a correr la suerte de su Seor humillado, burlado, tenido por loco (cf Mt 27, 31; Mc 15, 20; Lc 22, 63: burlas de los

    soldados; Mc 3, 21: sus parientes van a echarle mano porque haba perdido el juicio; Jn 10,20: los dirigentes dicen que est loco de atar).

    Sin este amor -deca el P. Arrupe-, no hayhombre de tercera manera de humildad,que es el prototipo ignaciano del hombre, en el que el ideal de la caridad evanglica llega asu cota mxima8.

    FUENTES DE ORACIN PARA LSEMANA

    Textos bblicos

    Flp 3, 4-16: Pablo desea incorporarse a Cristo, a sus sufrimientos y a su muerteMt 5, 1-12; Lc 6, 20-26: bienaventuranzas; alegra de ser perseguido por causa de JessMt 6, 19-34: qu significa elegir ser pobre?Heb 12, 1-6: correr la competicin con los ojos puestos en Jess1 Co 1, 18-31: la cruz, subversin de los valores.

    Textos de la Compaa

    Constituciones (Examen), 101:

    Asimismo es mucho de advertir a los que se examinan, encareciendo y ponderndolo

    delante de nuestro Criador y Seor, en cunto grado ayuda y aprovecha en la vidaespiritual, aborrecer en todo y no en parte, cuanto el mundo ama y abraza, y admitir ydesear con todas las fuerzas posibles cuanto Cristo nuestro Seor ha amado y abrazado.

    Como los mundanos que siguen al mundo, aman y buscan con tanta diligencia honores,fama y estimacin de mucho nombre en la tierra, como el mundo les ensea; as los quevan en spritu y siguen de veras a Cristo nuestro Seor, aman y desean intensamente todolo contrario, es a saber, vestirse de la misma vestidura y librea de su Seor por su debidoamor y reverencia, tanto que, donde a la su divina Majestad no le fuese ofensa alguna. ni al prjimo imputado a pecado, desean pasar injurias, falsos testimonios, afrentas, y ser tenidos y estimados por locos (no dando ellos ocasin alguna de ello), por desear parecer eimitar en alguna manera a nuestro Criador y Seor Jesucristo, vistindose de su vestidura y

    librea, pues la visti l por nuestro mayor provecho espiritua1, dndonos ejemplo, que entodas cosas a nosotros posibles, mediante su divina gracia, le queramos imitar y seguir,como sea la va que lleva los hombres a la vida.

    8 ARRUPE , PEDRO, S.J.,La formacin en el Noviciado , La identidad del jesuita en nuestros tiempos,Sal Terrae, 1981, p. 610.

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    SUGERENCIAS PARA DISTRIBUIR LA SEMANA

    1) Oracin sobre la 1a. manera de humildad, con los tres coloquios de las Banderas

    2) Oracin sobre la 1 manera de humildad, con los mismos tres coloquios

    3) Oracin sobre la 3a. manera de humildad, con los tres coloquios

    4) Oracin con el texto de las Constituciones, n. 101 y 102

    5) Oracin con algunos textos de la CG 32, d. 12: Una pobreza ms autntica:

    No. 3: los signos de los tiempos descubren nuevos aspectos de nuestra pobreza No. 4: la pobreza religiosa llama siempre al seguimiento de Cristo pobre, pero hoy msespecialmente, a seguir a un Cristo que trabaja en Nazaret, que en su vida pblica se identificacon los pobres, que simpatiza con ellos y que sale al paso de sus necesidades, de un Cristo, enfin, generoso en ponerse al servicio de los pobres... Hoyla importancia de la pobreza no se

    pone slo en una perfeccin asctico-moral que provenga de la imitacin de Cristo pobre, sinotambin, o mejor dicho, ms, en ese valor apostlico por el que uno, olvidndose de s mismo,imita a Cristo en un servicio generoso y libre a toda clase de abandonados No. 9: nuestra pobreza es un esfuerzo para conquistar, frente a todo afecto desordenado, lalibertad que es condicin para un amor intenso y libre

    6) Repeticin conjunta de Dos Banderas, Tres Binarios y Maneras de Humildad, en unaoracin examen sobre la disposicin en que me encuentro para entrar en eleccin. Y pedir insistentemente esa disposicin con los tres coloquios.