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1 La Ruta de El Pernales una Ruta con Historia en plena Naturaleza Atuntamiento de VILLAVERDE de Guadalimar

Guia pernales

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Guía del Pernales

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La Ruta de

El Pernales

una Ruta con Historia

en plena Naturaleza Atuntamiento deVILLAVERDEde Guadalimar

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Con la llegada al trono español de la dinastía bor-bónica el país comenzó a sufrir importantes cambios en todos los ámbitos, con nuevas ideas y formas de go-bierno importadas de Francia; sin embargo, el fuerte contraste existentes entre estratos sociales, herencia de los siglos anteriores, la miseria y el hambre que potenció la Guerra de Sucesión o las drásticas medi-das tomadas contra las minorías, fueron el desenca-denante de nuevos conflictos sociales, delincuencia y crímenes que adquirieron con el tiempo una forma concreta de manifestación: el bandolerismo.

Óscar Herradón, Revista de Historia de España (Hª de Iberia Vieja)

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Créditos:

“El bandolerismo, asunto de estado”, “Bandidos de honor” y “Otros bandidos celebres (historia de iberia vieja)”, por Óscar Herradón.

“Francisco Ríos González, ‘Pernales’”, “Ruta del Pernales Completa: Bellotar - Cruz del Pernales - Villaverde de Guadalimar”, Centro Excursionista de Albacete, Gerardo Gonzalez y Antonio Matea.

“La Ruta, Descripción y Consejos”, “Ruta del Pernales Sencilla: Villaverde de Guadalimar - Cruz del Pernales” y “Comer y Dormir”, Ayuntamiento de Villaverde.

Diseño y Maquetación: Ecortijo.

Edita: Ayuntamiento de Villaverde de Guadalimar, junio 2009.

Colabora: Centro Excursionista de Albacete.

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Los grandes problemas del Siglo de Oro —guerras, hambrunas, crisis, fuertes con-trastes sociales…—, habían provocado la aparición de grupos delictivos que, como hemos visto, tomaron el nombre de ham-pa. Por lo general, miseria y guerra son ele-mentos desencadenantes de la delincuen-cia organizada. Aunque el fenómeno es an-terior —ya en época romana hallamos casos

en la Península—, lo cierto es que el fenó-meno del bandolerismo tuvo su momento álgido en los siglos XVIII y XIX, con carac-terísticas particulares en cada zona.

Sería tras la Guerra de la Independen-cia cuando los caminos despoblados y sie-rras españolas se convertirían en su princi-pal escenario, pero ya durante el reinado de Felipe V causaron estragos entre los viaje-ros, desvalijando incluso las diligencias ofi-ciales de la Corona.

La Guerra de Sucesión había dejado las arcas del Estado bajo mínimos y muchas poblaciones estaban sumidas en la miseria y la hambruna. Se daban las condiciones propicias para que algunos hombres, mu-chos de ellos soldados licenciados, ex gue-rrilleros o integrantes de una minoría, to-maran el camino de la subversión y se con-virtieran en hombres “fuera de la ley”. Sin embrago, la mayoría de los bandoleros no eran bandidos, pues en un principio no ha-bía sido expendido contra ellos el llamado bando o edicto oficial.

Armados de trabuco y navaja y a lomos de un pura sangre —robado normalmente a algún terrateniente—, algunos embozados, luciendo grandes y tupidas patillas, se lan-zaron a los caminos reales ya las vías pe-cuarias en busca de su preciado botín, con-fundiéndose el malhechor con el bandido romántico, protagonista absoluto de no-velas y folletines que cautivó a los viajeros extranjeros con su máxima de “robar a los ricos para dárselo a los pobres”, a lo Robin Hood, algo que por no general no respon-día a un arquetipo escrupulosamente real.

Felipe V (Versalles, 19 de diciembre de 1683 — Madrid, 9 de julio de 1746) visto por Hya-cinthe Rigaud (Museo del Louvre de París). Con este monarca se inicia la dinastía borbó-nica en España.

El Bandolerismo, asunto de Estado

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Sería en Andalucía, en la malagueña Sierra de Ronda, en Sierra Morena o en la Sierra Sur, donde el bandolerismo al-canzaría su cúspide, pero otras zonas de la España dieciochesca y decimonónica, como las cañadas reales leonesas, segovia-nas o sorianas, las agrestes montañas del Pirineo aragonés y catalán o los montes de Toledo y Despeñaperros, fueron reducto de bandidos y maleantes. Junto a los moti-vos primeros que llamaron a estos sujetos a aventurarse al mundo del asalto y el cri-men, normalmente se hallaba el juego, la venganza por celos o el deshonor —como ya sucedía en la España de los Austrias—, las pasiones exacerbadas que provocaban la comisión de un delito, a veces de san-gre, convirtiendo al individuo en forajido, sin otra opción que el mundo del hampa.

Frente al delincuente común, el ban-dido gozaría en ocasiones del aprecio del pueblo, que lo convertiría en un héroe, atribuyéndole acciones legendarias.

Retrato de Fernando VII con manto real (El Escorial, Ma-drid, 14 de octubre de 1784 — Madrid, 29 de septiembre de 1833) pintado por Goya (Museo del Prado, Madrid)

En 1844 se había creado la Guardia Civil y uno de sus principales cometidos fue la lu-cha contra los salteadores de caminos, ban-doleros y otros delincuentes que no dejaban de sembrar muerte en los campos españoles. Corría el año 1847 cuando el bandido apo-dado “el Tuerto de Alajar” acabó con la con la vida del cabo de caballería de este cuerpo Alonso Jiménez Serrano. A partir de ese mo-mento se desencadenaría una auténtica lu-cha por parte de los guardias civiles por per-seguir y erradicar el bandolerismo de toda nuestra geografía. Fue un siglo de robos y asaltos pero también de persecuciones.

Bandidos de HonorTambién a principios del siglo XIX sur-

gió un particular tipo de bandolerismo; lo integraban los llamados “bandidos de ho-nor” que se echaron al monte ya a los ca-minos para luchar contra las fuertes medi-das absolutistas del felón Fernando VII. Un ejemplo de este tipo de delincuentes, como señala Santos Torres, fue la partida de Pe-dro Zaldívar, que actuó en los campos an-daluces en 1821. Fue uno de los pocos ca-sos de bandoleros políticos que, arcabuz en mano, luchaban contra la política sanguina-ria y déspota del monarca que sin embrago había amnistiado a varios bandoleros.

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El personaje más célebre del bandole-rismo español del si-glo XIX se movería le-jos de los caminos an-daluces y de las escar-padas sierras de Ronda y Despeñaperros: fue el bandido madrileño Luis Candelas Cajigal, que llevó a cabo su ca-rrera delictiva en la ca-pital del reino. Un halo de misticismo, legen-dario y romántico, ro-

deó la figura de Candelas ya en vida de éste. Sus correrías pasaron a protagonizar nove-las y folletines en tiempos de la regencia de María Cristina y fascinaría a su hija, la futu-ra Isabel II. Nació en Madrid en 1805 y sus años más activos como bandolero comenza-ron a partir de 1823. Entre muchos otros hur-tos, sus hazañas son famosas por tres grandes robos, todos ellos cometidos en la capital de España ayudado de su cuadrilla.

Luis Candelas sería ejecutado, mediante garrote vil, el 6 de noviembre de 1837, a pe-sar de que gran parte del pueblo de Madrid pedía su absolución e incluso personajes de Gobierno como Salustiano Olózaga, que se-ría más tarde Presidente del Consejo de Mi-nistros y que, según la leyenda popular, ha-bía compartido celda con él en la cárcel de la Villa y con quien coincidió al parecer tam-bién en la logia masónica Libertad, depen-diente del grande Oriente de España.

Otros Bandoleros Célebres de la Espa-ña borbónica fueron Francisco Mateos “El

Tenazas” (finales del XVIII), Antonio López Martín “El niño de la Gloria”, muerto a ma-nos de la Guardia Civil en 1907 o Juan Min-golla Gallardo “Pasos Largos”, muerto en la serranía de Ronda en 1934 a manos de la Benemérita, que le asestó dos disparos mor-tales, uno en el vientre y otro en el pecho, cuando se negó a rendirse.

En los montes de Toledo dieron que hablar los llamado “Chulos”, otro grupo surgido tras la desmembración de las par-tidas carlistas. En Sierra Morena sembró el caos el bandolero apodado “Palillos”, un ex carlista de la llamada “facción de Gó-mez” que abandonó en el año 1835 para dedicarse al pillaje.

Ya en las postrimerías de siglo XIX haría de las suyas Francisco Ríos González “Per-nales”, que sería abatido por la Guardia Ci-vil el 31 de agosto de 1907.

Nombres y más nombres, unos notorios y otros anónimos, que engrosaron las filas de la disidencia y la delincuencia en la Es-paña borbónica por diversos motivos —so-ciales, religiosos, políticos…— y que forman parte por derecho propio de la crónica espa-ñola más negra.

Luís Candelas Cajigal (Madrid, 1805-1837)

El 21 de Septiembre de 1916 Juan Mingolla, conocido como “Pasos Largos”, ingresa en la cárcel de Málaga después de haber matado a los llamados “Tribuneros” (padre e hijo). A su lado, Don Fermín Díaz, director de la prisión.

Otros Bandoleros célebres

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Pernales nació el 23 de julio de 1879 en Estepa, un pueblo de Sevilla y fue bautizado con el nombre de Francisco de Paula José Ríos González.

Durante el periodo conocido como Res-tauración, Cánovas del Castillo había im-pulsado un sistema de turnos de partidos a la manera inglesa, en el que los liberales y con-servadores se turnaban en el poder. Pero ambos partidos defendían a una sociedad burguesa, que se enriquecía con la in-dustria y con la agri-cultura de los latifun-dios, mientras la mayo-ría de la población vivía en el analfabetismo y la miseria.

Este régimen, cuya cima era ocupada por el rey Alfonso XII, era apoyado por la Iglesia y el Ejército, y en él ape-nas un dos por ciento de la población tenía derecho al voto.

Como la mayoría de los campesinos an-daluces Pernales no recibió instrucciones al-guna en la escuela, y a los diez años trabaja-ba de cabrero con su padre en Calva, aunque más tarde ambos regresaron a Estepa.

Estepa había sido cuna de bandoleros fa-mosos, como Juan Caballero, el Lero. Trece años antes que Pernales, nació Joaquín Ca-

margo Gómez, a quien el maestro de Estepa le puso el apodo de Vivillo, al parecer por-que era bastante despabilado.

El padre del joven Francisco siguió roban-do por los campos y en uno de estos robos fue sorprendido por los miembros de la Bene-

mérita. Uno de los guar-dias le golpeó en la cabe-za con un fusil, lo que le provocó la muerte poco tiempo después. Francis-co Ríos, que era solamen-te un crió, juró desde en-tonces odio eterno al be-nemérito cuerpo.

Así se torció la vida de Pernales, que aban-donó el trabajo y volvió a las correrías y a come-ter pequeños robos. In-cluso ayudó alguna vez a su tío Antonio Ríos, “el Soniche”, posiblemente maestro suyo en el arte del bandolerismo.

Inició sus andanzas bandoleriles con An-tonio López Martín, “el Niño de la Gloria” y Juan Muñoz, “el Canuto”, a los que se uniría más tarde Antonio Sánchez, “el Reverte”. Co-menzaron entonces los asaltos en los cortijos y a exigir dinero a las gentes acaudaladas, lle-gando a tener algunos enfrentamientos a tiros con los miembros de la Benemérita, lo que le llevó a coger gran fama. Se cuenta que Perna-les llegó a ser apresado junto a los miembros de su banda por las fuerzas de la autoridad, pero misteriosamente consiguió escapar.

Francisco José Ríos...“El Pernales”

Francisco de Paula José Ríos, “El Pernales”

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“Escopeta de dos cañones de fuego central de retroceso”, una de las armas que según el informe del teniente Haro se le incautaron a “El Pernales” y que se conserva en el Museo del Ejército.

Viñeta cómica perteneciente al semanario satírico “Gedeón” (Madrid, 1895—1912) , publicado el 4 de Agosto de 1907. Biblioteca Nacional de España

Se le empezó a llamar Pedernales por la dureza de sus sentimientos, como así de-mostró con sus hijas, las que quemó moles-tando por su llanto. También se le acusó de violar a una mujer en el cortijo de cazalla, e igualmente fue implacable al dar muerte lentamente al dueño del cortijo de Hoyos, cerca de La Roda, que al parecer había in-tentado envenenarlo.

Solía actuar por los campos de Marchena, Puebla de Cazalla, Osuna, La Roda, Santae-lla, Lucena, Morón, Écija y todo el valle del río Genil. El diario contacto con gañanes y gente

humilde, víctimas de las injusticias de la so-ciedad, hacía que estas gentes le solicitasen de vez en cuando alguna ayuda. Incluso repartía algunos cigarros y algún duro entre los cam-pesinos que se cruzaban por su camino, de donde tal vez le venga la fama de repartir el di-nero entre los pobres. A cambio, estas gentes del campo le prometían fidelidad, pues veían en él un aliado contra los ricos, un defensor de sus derechos, aunque también sabían que su traición sería terriblemente castigada.

Por otra parte, Pernales era un consu-mado jinete, muy hábil escapando a lomos

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de su caballo Relámpago que, dicen, supe-raba en velocidad a cualquier otro caba-llo. Sus robos consistían en solicitar ama-blemente una cantidad de dinero (general-mente mil pesetas), cantidad que la perso-na elegida solía entregar, conocedora de su fama y para evitar males mayores. Estos ro-bos fueron en aumento y las autoridades de Madrid empezaron a preocuparse ante sus fechorías. Incluso se dice que llegó a asaltar al gobernador de Córdoba, al que en perso-na le solicitó mil pesetas.

Pronto se uniría a la banda un nuevo miembro, llamado Pedro Ceballos, a quien apoderaban “el Pepino”, allá por el mes de mayo de 1907 y más tarde un gañán del Arahal, Antonio Jiménez Rodríguez, al que todos llamaban “el Niño de Arahal”.

Sin embargo la buena suerte que habían tenido los bandidos hasta esa fecha, se que-bró el 31 de mayo de 1907, al ser sorpren-didos por la Guardia Civil entre los rublos de Alcolea y Villafranca, en la provincia de Córdoba. En el tiroteo que se produjo fue herido el Niño de la Gloria, que poco des-pués murió, y otro miembro de la pandilla, el Reverte, fue hecho prisionero.

Alentados por la captura de un miem-bro de la banda de Pernales y por la muer-te de otro, las autoridades decidieron dar el golpe definitivo para capturar al bandi-do, desde distintos puntos de España llega-ron guardias civiles, de forma que, unidos a los ya existentes en la zona, eran varios

cientos los que iban tras sus pa-sos. Pero su movili-dad impedía conocer con exactitud donde se encontraba, pues cuando los miembros de la autori-dad lo creían en Sevilla, éste aparecía en Córdoba, en Sierra Morena o en la Serranía de Ron-da, lugares todos ellos que conocía a la perfección.

Fue por aquellos años cuando empeza-ron a aparecer falsos Pernales que usaban su nombre para asaltar los caminos, inclu-so se dice que el mismo Pernales fue asalta-do por uno de estos bandoleros apócrifos. Sin saber cómo ni por qué, el bandido per-dió su caballo Relámpago y desde entonces se le vería encima de un macho castaño.

El 24 de julio de 1907 Conchilla, “la del Pernales”, dio a luz una niña, fruto de sus amores con el bandido. Éste se reunió con ella y al parecer le pidió que marchase a Va-lencia, donde se reunirían más tarde, qui-zás con la idea de partir hacia América. Aquellos aires ya no eran muy saludables para el ya célebre bandolero.

Pero sus movimientos eran cada vez más reducidos y el encuentro con los guar-dias iba en aumento, por lo que decidió por fin escapar y reunirse con su querida Con-chita en Valencia; si no lo hacía ahora, lue-go tal vez fuera demasiado tarde, pues toda

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Noticia publicada en “Nuevo Mundo” (Madrid), el 28 de Marzo de 1907, página 9. Biblioteca Nacional de España

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aquella zona era un auténtico hervidero de guardias civiles. El Niño de Arahal no qui-so abandonarlo y decidió marcharse con él hasta Valencia.

Pernales y el Niño de Arahal atrave-saron entonces parte de de la provincia de Jaén. El sábado 31 de agosto, el guarda forestal Gregorio Romero Henares, retira-do de la Guardia Civil, se en-contró con los bandidos en las inmediaciones del puer-to del bellotar, al noroeste de Villaverde.

Por debajo de este puer-to pasaba una vereda que ve-nía de Villarrodrigo, en la pro-vincia de Jaén y se dirigía ha-cia Los Picarazos, bajo el pico de La Sarga. Este guarda fores-tal debió sospechar algo de es-tos hombres que venían tan armados, y que, por las ropas que vestían, sabía de otras tie-rras. Enseguida se dirigió a Villaverde y dio cuenta de su encuentro con estos foraste-ros al juez municipal, don Miguel Serrano, quien de acuerdo con el alcalde decidió en-viar al alguacil Eugenio Rodríguez Campa-yo para dar aviso al teniente de la Guardia Civil. Éste se encontraba en el caserío de El Sequeral, a seis kilómetros al sur de Villa-verde, cerca de El Parrizón.

El segundo teniente Juan Haro López, jefe de la línea de Alcaraz, cuenta en el in-forme que realizó al ministro de la Gober-nación (lo que hoy sería el ministro del In-terior) que informado de la existencias de los dos sospechosos, salió en su busca con el cabo, el guardia primero y con dos guar-dias segundos.

Otros vecinos que vivían allí cuando murió Pernales, les habían contado que los bandidos se detuvieron a comer en La Ca-sica, un pequeño refugio de pastores que hay más arriba del cortijo.

Por orden del oficial de la Guardia Civil el cabo Villaescusa y el guardia Segovia se dirigieron por el Prado de la Rosinda has-

ta el Portillo, y desde aquí si-guieron el camino que se di-rige por Las Morricas hacia el arroyo del Mesegar con dos prácticos (paisanos que cono-cían la zona).

Pernales y el Niño llegaron, según el informe del teniente, hasta 8 pasos del cabo Villaes-cusa y del guardia Segovia. És-tos les dieron el alto, pero los bandidos respondieron con varios disparos. En este lugar donde murió Pernales la sen-da se empina ligeramente y

existen dos grandes piedras, donde segura-mente se ocultaron los guardias. El camino, que todavía se distingue perfectamente, es muy estrecho, por lo que pernales iría de-lante y el Niño detrás, que así pudo escapar de una nueva descarga, aunque finalmen-te fue abatido al tropezar con el teniente Haro, el guardia Redondo y el guardia Co-dina. Parece ser que, este último le alcanzó con un disparo, pues así lo afirma el oficial en su informe:

“Al referido pernales le dispararon a la vez el cabo Villaescusa y el guardia Sego-via, aunque quizás un poco antes el guar-dia, sin que se pueda precisar quien lo mató, pues los dos creen haberlo herido. Al Niño de Arahal, puedo asegurar que,

El Sargento Andrés Segovia, quien alcanzó con uno de sus disparos a “el Pernales” en la sierra de Alcaraz

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Noticia de la muerte de el Pernales publicada a doble página en “Nuevo Mundo” (Madrid), el 5 de Septiembre de 1907, páginas 8 y 9 (véase siguiente página). Biblioteca Nacional de España

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“Nuevo Mundo” (Madrid, 5 de Septiembre de 1907), página 9. Biblioteca Nacional de España

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en un disparo hecho por el guardia Codi-na fue cuando se vio caer al bandido... El que debe ser Pernales, por los documentos que se le han ocupado y coincidir las señas facilitadas por la superioridad, aparenta ser de unos veintiocho años, de 1,49 me-tros de estatura, ancho de espaldas y pe-chos, algo rubio, quemado por el sol, con pecas, color pálido, ojos grandes y azules, pestañas despobladas y arqueadas hacia arriba; vestido con pantalón, chaqueta corta y chaleco de pana lisa, color pasa… El que aparenta ser el Niño de Arahal es de unos veintiséis años de edad, de 1,61 metros de estatura, de pocas carnes, pelo rubio, barbilampiño, cara afeitada, viste igual que el anterior…”

Al Pernales se le ocupó, según el infor-me del teniente Haro, un macho castaño os-curo, una escopeta de dos cañones de fue-go central de retroceso, un revólver sistema

Smith de seis tiros, un anteojo de larga vis-ta, un reloj sistema Roskof, una cartera de bolsillo con tres billetes de 100 pesetas, una pluma para escribir, una carta con un sobre que se dirigía a Carmen Morales González, y otra en la que proponía una entrevista a una tal Mariana.

Al Niño de Arahal se le se incautó, entre otras cosas, una yegua castaña clara, un re-vólver sistema Smith, una navaja de mue-lles de grandes dimensiones, fabricada en Albacete y una cartera de bolsillo con cua-tros billetes de 100 pesetas.

Una vez muertos los bandidos fueron llevados hasta Villaverde, donde queda-ron expuestos toda la tarde en la plaza a la curiosidad pública. Al día siguiente, 1 de septiembre, los cadáveres fueron traslada-dos en un carro por Bienservida a Alca-raz, donde fueron depositados en el anti-guo convento de Santo Domingo. Allí se les practicó la autopsia y quedaron a la espe-ra de que llegasen las personas que debían identificarles. Fue numeroso el público que acudió al lugar para ver los cadáveres de los bandidos, que fueron expuestos encima de unas mesas.

Fotografía de los cadáveres de “El Pernales” y el “Niño de Arahal”.

Fotografía de “El Pernales” con el sello de la 1ª compa-ñía del cuarto Tercio de la Guardia civil donde se deta-llan todos sus rasgos físicos.

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La tumba del Pernales puede verse en el cementerio de Alcaraz y casi siempre con flores...

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El ministro de la gobernación, don Juan de la Cierva, no podía creer la noticia cuan-do la recibió, pues las andanzas del Perna-les habían constituido para él y par todo el Gobierno una auténtica pesadilla. Las per-sonas designadas para identificar a los ban-didos procedentes de Andalucía llegaron a Alcaraz el lunes día 2 a las siete de la tarde. De estas personas, cinco afirmaban que sin duda se trataba de Pernales, aunque dos de ellas parecían no estar muy seguras, pues se-gún decían no tenía el mechón de pelo que llevaba siempre sobre la frente.

Todavía existe en Alcaraz una leyen-da, que cuenta que algunas noches el espí-ritu de Pernales sale de su tumba para ro-bar a las personas más ricas del pueblo. Así, cuando alguien es robo se culpa al bandido, que según dicen, lleva el producto del robo a alguna familia de humilde condición. Si las personas pudientes no quieren ser víc-timas de robos, deben subir al cementerio, situado en el viejo castillo morisco, y depo-sitar algunas flores en su tumba. Por este motivo nunca faltan flores frescas junto a la lápida de Pernales.

La tumba de Pernales se encuentra arrin-conada entre dos paredes de nichos de re-ciente construcción. Desde allí, desde lo alto del castillo, puede contemplar la sierra alba-ceteña que hizo famosa con su muerte y los cercanos campos andaluces, en los que to-davía resuenan los ecos de esta copla:

Ya mataron a Pernales,

ladrón de Andalucía,

el que a los ricos robaba

y a los pobres socorría.

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«Resumen del Inventario de las Caballerías, Armas, Municiones, Dinero y Efectos Ocupados a los Bandidos “Pernales” y “Niño de

Arahal»Villaverde, 1 de septiembre de 1907. El Segundo

Teniente, Juan Haro López (Documento Oficial)

Al “Pernales” se le ocupó un macho castaño oscuro, de unos diez años. Una escopeta de dos cañones; portaescopeta de color avellana, con una hebilla y dos botones dorados; canana de correa con dos hileras de cartuchos; un revólver, de seis tiros, cargado y 15 cápsulas que llevaba en la cha-queta, funda color avellana con una correa para ceñirle. Unas tijeras, un anteojo; un reloj; una ca-dena para el mismo; un canuto de hoja delata en-carnada, que contiene mondadientes de menta; un espejo de bolsillo redondo; una espuela de hie-rro oxidada, con una correa; unas alforjas listadas, grandes, que contienen una bota de vino, un par de calcetines, un saquito de algodón, dos pepinos y varios pedazos de pan; un aparejo y una manta; un saco para pienso; un albardón de lana ; una cin-cha de cáñamo; un cabezón con bocado sencillo; un morral de pienso; un costal pequeño, estrecho, con unos cuatro celemines de cebada; una cartera de bolsillo, color avellana, de cuatro bolsillos, con tres billetes de cien pesetas; una carta sin firma y sin importancia; una carta con un sobre dirigida a doña Carmen, participándole a su madre que tiene un hijo más, firmando Francisco Ríos; otra carta en un sobre, sin dirección, proponiendo a una tal Mariana que asista a una entrevista para llevársela al campo y firmando José Pernales; un almanaque de bolsillo; una pequeña libreta en blanco; un pei-ne negro; un raspador y una pluma para escribir. Al “Niño de Arahal” se le ocupó una yegua cas-taña clara; una canana con 30 cartuchos con bala, y 19, además, que llevaba en el bolsillo de la cha-queta, metidos en un saquito de tela; un revól-ver, cargado con cinco cápsulas vacías; una cade-na de reloj, al parecer de plata, con un guardape-lo; una navaja de muelles de grandes dimensiones, fabricada en Albacete; una petaca; una fosforera de latón encarnada, destrozada por un proyec-til; un peine; una funda de revólver con un cin-turón. El aparejo se compone: una manta; una al-mohada; dos pañuelos blancos de hilo sin marcar; una cartera de bolsillo de badana encarnada con cuatro billetes de cien pesetas cada uno, que no se pueden describir los números porque están man-chados de sangre, como igualmente la cartera. Nota.-La escopeta del “Niño de Arahal” la aban-donó en la fuga y no se ha encontrado, pero se continúa buscándola.

Romance de “El Pernales”En la provincia Albacete,en la Sierra de Alcaraz,

mataron al Pernales,también al Niño de Arahal.

Destino suyo ha sidoel ser extraños de estas tierras,

el preguntarle a un guardiacual es el camino

que lleva a la sierra.

El guardia les indicó el caminoy a Villaverde se ha encaminado,

y al llegar al señor juezle cuenta lo que ha pasado.

El señor juez al momentomandó llamar a la Guardia Civil,

todas las fuerzas que hayapara la sierra tienen que salir.

Salieron dos de a pie,tres de a caballo,

con un guía y un asistente,y a la cabeza hacía

que iba un bravo teniente.

Al saltar las cordillerasa los bandidos el alto les dio,y a los muy pocos momentos

el Niño al suelo cayó.

Pernales le dice al niñodame la mano, vamos a ellos

no hay que temer,si no me matan esta mañana

un gran recuerdo han de tener.

A los muy pocos momentosPernales al suelo caía,

los cadáveres en un carroa Bienservida conducían.

El pueblo entero llorabacon mucha pena y dolor,

de ver a dos bandidoscruzados en un serón.

Pernales en toda su vidano ha matado a ningún hombre,

el dinero que robabalo repartía entre los pobres.

Y por toda la sierra,de oído a oído,

de boca en boca, corría este cantar:

Ya mataron al Pernales,ladrón de Andalucía,que a los ricos robaba

y a los pobres socorría.

Romance tradicional muy conocido en el cancionero Serrano.

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Sencilla:Villaverde de Guadalimar

Cruz del PernalesSalida: Cruz de los Caídos, en la parte alta (Norte) de Villaverde de Guadalimar.

Recorrido: 6 km (5 Km iniciales por pis-tas aptas para conducción).

Completa:Bellotar - Cruz del Pernales

Villaverde de Guadalimar

Salida: Casas de los Collados, en la parte alta de El Bellotar (Nucleo rural situado a 4,5 km al nor-oeste del pueblo por la CM-3205)

Recorrido: Aproximadamente 8 km...

Un buen momento para visitar el municipio es coincidiendo con las Fiestas tradicionales, que son desde el 19 al 21 de septiembre: Fies-ta de San Mateo Apostol, con sus famosos en-cierros de vaquillas que vienen atravesando el campo acompañadas de jinetes.

Otras fechas de interés:La Candelaria, 2 de Febrero.

En el paraje denominado “El Cerrillo de la Horca” se juntan los vecinos a comerse el tí-pico pan con un huevo cocido en medio, sien-do las luminarias muy tradicionales la noche anterior.

El día 3 de mayo es cuando se procede a Vestir la Cruz en una fiesta con tintes tanto paganos como religiosos.

La Ruta de “El Pernales”

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RUTA

SEN

CILL

A

RUTA COMPLETA

La Ruta de “El Pernales”Sencilla: Villaverde de Guadalimar - Cruz del Pernales

Completa: Bellotar - Cruz del Pernales

Villaverde de Guadalimar

Posiblemente Pernales y el Niño de Arahal

entraran en la provincia de Albacete por el collado de las Lagunillas, situado en las faldas de la Peña del

Cambrón. Después seguirían hacia el cortijo de las Mangadas o del Puerto, donde se toparon con el guarda forestal Gregorio Romero Henares, que fue quien casi con toda seguridad denunció su presencia al juez de Villaverde de Guadalimar...

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Villaverde de GuadalimarCruz del Pernales

Salida: Cruz de los Caídos, en la parte alta (Norte) de Villaverde de Guadalimar.

Recorrido: 6 km (5 Km iniciales por pistas aptas para conducción)

Consejo: Esta es una ruta sencilla en contínua subida, apta para cualquiera al que no le asuste andar. Aunque aún se pue-de hacer más sencilla conduciendo los 5 pri-meros km, subir andando el último km y tras visitar la Cruz del Pernales, los pasajeros po-drían hacer el camino de vuelta andando y el conductor los espera en algún punto de la ruta disfrutando de los sonidos del campo y del agua fresca o en el propio municipio, visi-tando el mercadillo de los martes, los hornos tradicionales de pan u otros establecimientos donde aprovisionarse.

Inicio: Saliendo por la parte alta del pueblo (Norte) partimos desde la Cruz de los Caídos.

300 m. se ve el Cambrón a la izquierda, el Padrón al frente y el Padroncillo a la derecha.

750 m. Cruce: las seña-les indican a la derecha para ir hacia la Cruz del Pernales y comien-za el tramo de carril;

a partir de aquí andamos junto al Arroyo del Tejo (el Camping que se divisa no está operativo).

2’6 Km. Zona de hele-chos; cruzamos el arro-yo del Tejo para pasar a su derecha. Monte aba-jo, cuando se unen los arroyos “El Tejo” y “El Sax” nace el rio Gua-dalimar.

3’1 Km. Saltos de agua a la izquierda. Se divi-

san unos antiguos merenderos. Los romeros y tomillos están en flor entre abril y mayo y sus aromas inundan el bosque al atardecer.

3’3 Km. Llegamos a la balsa del arroyo del Tejo, que se encuentra al final del Barranco del Saltillo. En la par-te alta de este barranco mataron al compañe-ro del Pernales “el niño del Arahal”. Poco más adelante pasamos de nuevo al lado izquierdo del arroyo y segimos viendo saltos de agua en su curso alto.

3’6 Km. La subida se hace un poco más pro-nunciada. Se divisa El Castellón a la izquier-da Piedra.

4’2 Km. Pasamos junto a nuevos saltos de agua y poco después, si miramos atrás, veremos Villa-verde de Guadalimar al fondo del valle.

La Ruta de “El Pernales”(Sencilla)

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La Ruta de “El Pernales”(Sencilla)

4’5 Km. Mapa “Usted se encuentra aquí” desde donde la ruta nos indica el último tra-mo para llegar a la Cruz del Pernales y nos ofrece una ruta alternativa para subir a un paraje denominado Los Picarazos, donde verán preciosas vistas panorámicas.

4’9 Km. Llegamos al Prado de la Rosinda, que es el fín del camino rodado. Atravesa-mos una zona húmeda de juncos, donde es facil encontrar caracoles serranos y a partir de aquí se realiza la última parte de la ruta subiendo una empinada senda de 500 me-tros y otros 500 metros de veredas donde pasta la cabra montes, que nos llevará a la Cruz del Pernales.

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Salida: Casas de los Collados, en la parte alta de El Bellotar (Nucleo rural situado a 4,5 km al noroeste del pueblo por la CM-3205).

Recorrido: Aproximadamente 8 km.

Consejo: Esta es una ruta con una par-te inicial en subida hasta Los Picarazos des-de donde comenzamos a bajar hacia la Cruz del Pernales y luego al pueblo. Si los excursio-nistas disponen al menos de dos coches, pue-de empezar un grupo desde cada extremo de la ruta e intercambiarse las llaves cuando se encuentren. Más tarde pueden encontrase en alguno de los bares o restaurantes del pueblo donde comparar cada experiencia mientras degustan típicos platos de la sierra.

Inicio: Para no hacer demasiado larga esta ruta, la comenzaremos desde las casas de Los Collados, situadas cerca de El Bellotar.

La Ruta de “El Pernales”(Completa)

Desde aquí seguiremos por un carril que cruza el arroyo del Saz, dejándolo después para seguir por una senda que discurre por las faldas del Cerro de la Juanfría y del Pico de la Sarga.

Bellotar — Cruz del Pernales - Villaverde de Guadalimar

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Bellotar — Cruz del Pernales - Villaverde de Guadalimar

La Ruta de “El Pernales”(Completa)

Podremos apreciar perfectamente, antes de llegar a Los Picarazos, la antigua senda que venía de la provincia de Jaén y pasa-ba por debajo del puerto del Bellotar, que casi con toda seguridad fue la que siguió Pernales el día de su muerte. Esta senda está apuntalada con numerosos ribazos de piedra, que muestran la importancia que tuvo este camino en otros tiempos.

extrañas formas humanas, como si fueran personas con sotana, han llevado a las gen-tes de Villaverde a denominarlas “Los Frai-les”. Las vistas del valle del arroyo del Tejo, y de todos los alrededores, son en verdad in-creíbles desde el lugar en el que se alzan es-tas singulares rocas.

Desde Los Picarazos debemos empezar el descenso por la pista forestal del arroyo del Tejo, que cruzaremos antes de llegar al ba-rranco del Judío, donde existe una fuente de aguas frescas y cristalinas. Junto al camino, antes de llegar a dicha fuente, podremos ver un tejo de grandes dimensiones.

En Los Picarazos podemos hacer un alto para almorzar, o simplemente para disfrutar de la grandiosidad del paisaje. Unas grandes piedras de roca caliza, con

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Desde el barranco del Judío se llega en pocos minutos a La Casica, por la que par-te una senda hacia el Prado de la Rosinda.

La Ruta de “El Pernales”(Completa)Bellotar — Cruz del Pernales - Villaverde de Guadalimar

Desde este lugar es preciso subir hasta El Portillo, desde el que llegaremos, en poco más de diez minutos, a la Cruz del Pernales, lugar

donde fueron abatidos por la Guardia Ci-vil los dos famosos bandoleros.

De vuelta hasta el prado de la

Rosinda, deberemos seguir de nuevo el carril del Arroyo del Tejo, que nos conducirá sin error posible hasta Villaverde de Guadalimar.

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La Ruta de “El Pernales”(Completa)Bellotar — Cruz del Pernales - Villaverde de Guadalimar

Cantando el Romance del El Pernales.

La Diputada de Cultura, Consuelo Cano, el Alcalde de Villaverde de Guadalimar, Antonio Peinado (dcha.) y el Concejal de Cultura, Patrimonio y Turismo del Ayuntamiento de Estepa (Sevilla), Ezequiel Díaz, hicieron la ruta en el primer centenario de la muerte del famoso bandolero 1907-2007.

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El municipio posee más de un 70% de su territorio protegido debido al alto valor de sus espacios naturales, no en vano se lla-ma Villa-Verde.

Así podemos sumar a la zona LIC (lugar de interés comunitario) la zona ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) “Sie-rras de Alcaraz y Segura y Cañones del Se-gura y del Mundo” y la estrella de la comar-ca, el Parque Natural de “Los Calares del Mundo y de la Sima”, que se prolonga por la vecina comarca de la Sierra del Segura.

Además Villaverde limita al sur-este con la provincia de Jaén y el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.

Con tal cantidad de espacios naturales que visitar, el viajero necesitará alimentarse bien y lugares donde descansar.

A continuación le mostramos los datos de los principales establecimientos hoste-leros del municipio, para ayudarle a pla-near su visita y reservar, sobre todo en temporada alta.

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HOTEL DE MONTAÑA CUEVA AHUMADA ***

Ctra. Riópar-Siles Km. 10,5 — Tel.: 967 43 42 05 - 676 00 59 [email protected] — www.cuevaahumada.com

CASA RURAL LOS PALENQUES

Ctra. Riópar-Siles Km. 20 — Tel.: 670 82 92 [email protected] — www.lospalenques.com

Comer y dormir en Villaverde de Guadalimar

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CASA RURAL PINARES DEL GUADALIMAR

Ctra. Riópar-Siles Km. 17 — Tel.: 639 00 41 92 - 619 74 12 [email protected] — www.pinaresdelguadalimar.com

HOTEL Y CASAS RURALES LAS SALEGAS DEL MANGUILLO ***

Ctra. Riópar-Siles Km. 11 — Tel.: 660 24 96 92 - 669 51 00 [email protected] — www.lassalegasdelmanguillo.com

Comer y dormir en Villaverde de Guadalimar

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PENSIÓN RESTAURANTE GUADALIMAR * (junto a la CCM)

C/ Salinas, 5 — Tel.: 649 73 62 90

RESTAURANTE CUEVA AHUMADA (se recomienda reservar)

Ctra. Riópar-Siles Km. 10 — Tel.: 967 57 41 45 - 967 43 40 25

Comer y dormir en Villaverde de Guadalimar

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HOTEL RESTAURANTE LAS SALEGAS DEL MANGUILLO

Ctra. Riópar-Siles Km. 11 — Tel.: 660 24 96 92 - 669 51 00 05 (reserva previa)

CAFÉ BAR NEREA junto al río (tapas y raciones)

C/ Arroyo del Tejo, 4 — Tel:. 967 43 40 34

Comer y dormir en Villaverde de Guadalimar

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BAR DE LA PISCINA, en verano, (tapas y raciones)

C/ Paseo Delicias,

BAR-PUB MIRIAM, frente al ayto., (tapas y copas)

Plaza Mayor

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Comer y dormir en Villaverde de Guadalimar

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Plaza Mayor, 102460 Villaverde de Guadalimar (Albacete)

Teléfono y fax 967 43 40 01Correo electrónico: [email protected]

Atuntamiento deVILLAVERDEde Guadalimar