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  • COLECCINPENSAMIENTO

    conversa

    GUZMN BCKLER

    PERDOMO ORELLANA

    con

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  • COORDINACIN DE PROYECTOSilvia Trujillo

    COORDINACIN EDITORIALGemma Gil

    DISEOLuca Menndez

    FOTOGRAFAAndrs Asturias

    CONCEPTO ORIGINALRosina Cazali

    IMAGEN CONTRAPORTADABasada de una ilustracin de Antonio Frasconi

    El LibrovisorEdiciones alternativas del Centro Cultural de Espaa en Guatemala

    Octubre, 2008

    Todos los derechos reservados

    Centro Cultural de Espaa / GuatemalaVa 5, 1-23 zona 4, 4Norte, Ciudad de Guatemala, 01004 (502) 2385-9066 [email protected] www.centroculturalespana.com.gt blog: cceguatemala.blogspot.com

    Coleccin Pensamiento II : Guzmn Bckler conversa con Perdomo Orellana / coord. Silvia Trujillo y Gemma Gil. - - Guatemala : El Librovisor, Ediciones Alternativas del Centro Cultural de Espaa en Guatemala, 2008. 70 p. (Coleccin Pensamiento ; V.2 Tomo 6)

    ISBN 9922-985-8-8

    1. Intelectuales guatemaltecos Entrevistas 2. Pensamiento intelectual guatemaltecos I. Coaut.

    CDU 008 (728.1)

    CONVERSAGuzmn Bckler

    Perdomo OrellanaCON

  • 5Bosque, monte alto, tala, de eso se ha tratado siempre... son las diez palabras que Thomas Bernhard repite cinco veces en las pginas finales del cuadro de costumbres austriacas al que titul Tala.

    Las hubiese repetido mil veces ms, hasta llegar al silen-cio, si hubiese tenido la impeorable suerte de toparse con unas cuantas costumbres chapinoides.

    Bosque, monte alto, tala, de eso se ha tratado siempre...Una vez hubo patria. Lo que vino luego se condensa en:

    un remedo de proyecto de pas al que an no le llega la nusea que debera producirle el llevar siglos de estar aga-zapado en s mismo, a gatas en su propia espalda, sin la menor intencin de enderezarse;

    A Guzmn Bckler jams consiguieron dorarle la pldora: los grupos polticos, aqu, ya tienen una idea clara y absoluta de que la corrupcin es lo inequvoco

    Por JL Perdomo Orellana

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    la fruicin por la basura, el pollo rostizado engullido por toneladas en ayunas, la reventadera tumultuaria de cuetes en un ritual idiota que se repite de (de)generacin en (de)generacin (T tiras basura, l tira basura... Lo conse-guieron: son El Asco, son La Basura!);la proliferacin de comandantes a control remoto que des-carrilaron a la guerrilla ms torpe del continente, y en la paz papada hicieron a la vez que certificaban el nacimiento de sus larvarios y panzones hijos con nombrecitos rid-culamente heroicos y les heredaban la Sociedad Annima de Capital Variable para que se jubilaran en oficinitas hi-pcritas donde resguardan la exclusividad de sus derechos humanos. Qu viva la Revolucin... siempre y cuando evo-lucione hacia el reposo de las cuentas bancarias y la tran-quilidad de la parentela ms cercana, amantes o candida-tas a amante incluidas. Hasta la victoria siempre... siempre que se trate de la cerveza mexicana Victoria... (Usted no se preocupe por nada, mi reina, yo la ayudo a montar su casa aparte, ya archive al lser de su ex marido, decdase de una vez por todas. Mi esposa? Ella no tiene por qu estar al tanto de mis muestras de solidaridad para con usted y adems est muy ocupada administrando su oeneg. Por cierto, cundo se viene a trabajar a la ma?);los ingredientes ms roosos y ponzoosos (ojal solo se tratase de una psima rima) que conforman lo peorcito de la degeneracin humana cebndose en 108 mil kilmetros cuadrados de orfandad;

    la carcajeadera, la ridiculez y las bajezas tropicales como sello crucial de una ramplonera de la que todos los dems deben dar acuse de recibo;la chapina administracin estatal de la demencia; el curulerismo ms desparpajado como sustituto exacto del culerismo;los Supremos Intereses de la Nacin como Infalible Pretexto para el Viaje;el oenegerismo ms pordiosero como bodega de latas de atn cuya fecha de caducidad fue borrada para estar a tono con el dudoso aire caritativo de la Casa Matriz (Dime a cunto ascienden tus emolumentos mensuales... y te dir de qu oeneg padeces);Dios a toda hora en la punta de todas las naglonas lenguas, como reconfirmacin de que el infierno existe y sus llamas son avivadas, precisamente, por quienes pretenden que los das del prjimo sean una perenne Escuela Dominical... entre otros sntomas que ms vale ahorrarse, para no abu-sar de la abnegacin de la pgina en blanco.Aqu llegamos, como bien dijo Cabrera Infante en la ltima lnea de La Habana para un infante difunto. A los saldos humeantes de la patria, a la orilla ms retrechera del Quinto Infierno. Aqu llegamos.

    Bosque, monte alto, tala, de eso se ha tratado siempre...Pero quedan los patriotas de a de veras, los nicos indis-pensables a la manera de Brecht, con una claridad de pen-

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    samiento que llega lejos, ms all de las cerradas tinieblas donde en mala hora equivoc el camino este lugar que en su nombre lleva la condena. Quedan los patriotas au-tnticos y quedan los senderos sinuosos que llevan a la increble casa donde el maestro Carlos Guzmn Bckler sigue pensando y leyendo, o escribiendo certidumbres como stas que le hizo llegar a la revista sudamericana Encontrarte:

    (...) En el fondo de este escenario est, por supuesto, la poltica mundial. La cada del Muro de Berln decret no solo la quiebra del sistema econmico prohijado por la Unin Sovitica, sino la eclosin de esta ltima y su debi-litamiento como superpotencia, as como el rompimiento del Pacto de Varsovia y la reunificacin alemana. Con ello qued abierto al neoliberalismo puro y duro, as como a las guerras de expansin econmica y de agresin ideol-gica lideradas por los Estados Unidos de Amrica, desde finales del siglo xx. El mar Caribe dej de ser una preocu-pacin prioritaria para la poltica norteamericana porque Rusia retir las ayudas que la antigua urss daba a Cuba. De suerte que, en Guatemala, tambin la urng (Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca) se vio obligada a negociar la paz, habida cuenta de que, en Nicaragua, los sandinistas perdieron las elecciones generales y, en El Salvador, las facciones guerrilleras firmaron la paz con el Gobierno.

    (...) A decir verdad, la gente estaba cansada, despus de 36 aos de sobresaltos, miedos, inseguridades y derrama-mientos de sangre que parecan interminables. Muchas personas vean a los contendientes con hasto, y las posi-bles identificaciones o simpatas con sus respectivas cau-sas se iban difuminando de da en da. La prepotencia y la impunidad de los militares luca insuperable; el triunfo de la sinrazn y de la estupidez, de la que hacan gala, se perciba como inexorable, por lo que la admiracin a quienes pasaban por encima de cualquier escrpulo, hacan dinero o adquiran ventajas, por la va que fuera, creci y arraig en muchas personas, sobre todo jvenes.

    (...) En general, la gente ve con desconfianza la poltica y, sobre todo, a los polticos; no se fa, fundadamente, de la polica, la justicia, la eficacia de la burocracia pblica, la capacidad mental y moral de los diputados, as como la idoneidad de los funcionarios pblicos. Y ve, con indig-nacin, cmo los empresarios prestan malos servicios por los que cobran excesivamente, en tanto que la cantidad de pobres y extremadamente pobres crece sin parar, y el des-empleo conduce al comercio ambulante, a la delincuen-cia, a la prostitucin y a la drogadiccin de los pobladores ms vulnerables. De ese desencanto y de esa impotencia para salir adelante sacan adeptos quienes, por una parte, se organizan empricamente para delinquir o, en un nivel ms avanzado, se ligan al llamado crimen organizado y

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    militan en las maras, donde se adquiere una alta capaci-tacin para extorsionar, torturar, matar y eventualmente morir; y/o, por otra parte, manejan las creencias religio-sas conforme a las reglas de la mercadotecnia de ltima generacin, con la que venden conformismo individual con los males de este mundo a cambio de la dicha eterna en el otro. A pesar de que ya han pasado cinco siglos, se repite el discurso de los misioneros catlicos espaoles del inicio de la dominacin colonial, pero, esta vez, en boca de los heraldos del cristianismo reformado, quie-nes tambin condenan por diablicas las ideas de la cosmovisin mesoamericana y las prcticas rituales con las que la poblacin maya las sacraliza.

    Si se es joven, pobre y se habita en las reas rurales, la nica salida percibida como viable es la de partir hacia los Estados Unidos, va territorio mexicano, y desafiar todos los peligros, calamidades y humillaciones que aparejan ser doblemente mojado. Si se habita en los mltiples barrios marginales de las reas urbanas, donde la desorganizacin familiar y personal es comn, la nica familia que acoge a las y los jvenes es la mara. Si se es indgena o garfuna, sin importar su grado de instruccin y su condicin eco-nmica, tiene la posibilidad de escuchar hasta la saciedad que Guatemala es un pas multitnico y pluricultural, por lo que sus derechos de identidad histrica estn recono-cidos por la legislacin interna y los tratados y convenios internacionales suscritos por el gobierno de Guatemala. Pero, en la vida cotidiana, seguir siendo vctima de la discriminacin racial, as como de la explotacin econ-mica, en funcin del grado de indefensin en el que la sociedad global lo haya colocado. Los nicos que sacan ventajas materiales son los indgenas cooptados por los poderes econmicos, culturales o polticos, firmemente asidos por los ladinos. Por eso tienen tantas dificultades y tropiezos los dirigentes honestos de los movimientos mayas, quienes llevan a cabo una lucha cada vez ms fir-me y mejor enraizada en los sectores populares indgenas. Aun cuando los pasos que dan parecen cortos y lentos, no pasar demasiado tiempo sin que den frutos los mlti-ples esfuerzos de capacitacin que ya han echado a andar

    Simultneamente, masas urbanas formadas por per-sonas de todas las clases sociales se refugian en las pantallas de la tv y en los diarios y semanarios depor-tivos en el seguimiento de los mltiples campeonatos (nacionales e internacionales de invierno, de verano, de copa, de liga, de regiones y del mundo) de futbol, sin perjuicio de proseguir fugndose de la realidad a travs del alcohol, tal como lo han hecho incontables generaciones en este pas; aunque, ahora, los caminos de las evasiones pasan tambin por las drogas, as como por las fantasas sexuales que venden el cine, la tv y la prensa sensacionalista.

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    varios colectivos donde priva la juventud y la fe en un futuro en el que s podrn participar en la conduccin de la sociedad global.

    (...) Finalmente, hacer el intento de formular un juicio sobre el aporte que haya podido dar con mi obra me resulta un tanto incmodo, ya que en ningn momento quiero caer en apreciaciones erradas sea por tratar de es-conder limitaciones, sea por buscar elogios inmerecidos. Creo, eso s, que como toda obra humana se debe al entorno social al que me ha tocado pertenecer, funda-mentalmente en Guatemala, as como tambin en otros pases de Amrica Latina y de Europa, durante buena parte del siglo xx y, espero, en otra tambin buena del siglo xxi. Las enseanzas obtenidas a travs de los dilo-gos con personas de todo tipo, dentro y fuera de mi pas, han sido las bases fundamentales de mis conocimientos. A ello hay que agregar, desde luego, lo que pude aprender en los libros que versan sobre muchos tpicos, as como los contenidos de los espectculos artsticos y deportivos que he tenido ocasin de ver.

    (...) Quizs la contribucin ms clara, formulada a par-tir de Guatemala: una interpretacin histrico-social, ha sido la de echar por la borda las teoras racistas y/o pater-nalistas que, con distinto nombre y en pocas sucesivas, presentaban a las poblaciones indgenas de Guatemala,

    en particular, y de Amrica, en general, como problema irresoluto al que haba que darle una solucin definitiva, sea por el exterminio (tal como se practic en Amrica del Norte y en el extremo sur del continente americano durante el siglo xix e inicios del xx), sea por el mestiza-je programado, como se plante un poco ms adelante, o bien, mediante la prdida colectiva e individual de la identidad histrica y de la conciencia colectiva, al tenor de las polticas de aculturacin, desarrollo de la comuni-dad o integracin social, prohijadas por los antroplogos anglosajones, amn de la proletarizacin que exigan los pensadores estalinistas de las izquierdas ortodoxas para limpiar el camino que conducira a la revolucin. En sntesis, desde todos esos puntos de vista, la meta es la misma: desindianizar al indio. Olvidaban todos que ese indio no era objeto sino sujeto y, por ende, actor social colectivo, producto del desarrollo de los diversos colo-nialismos que asolaron las tierras americanas, del mismo modo que lo son los mestizos; y que ambos estn entrela-zados dialcticamente por las determinantes econmicas, sociales, religiosas, etc., que las sociedades coloniales generaron, a travs de formas de produccin material e ideolgica propias, y que descansan en una divisin en clases que vive a base de la explotacin extrema de los colonizados (ayer vencidos), cuyo sometimiento y humi-llacin se atribuyen a diferencias fsicas que determinan su inferioridad y que aparejan otras limitantes intelectua-

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    les y morales irreversibles. Por eso haba que acabar con toda la indiada. Sin embargo, en el ltimo tercio del siglo xx, todas esas teoras fueron perdiendo terreno ante un hecho real: la indiada no solo no se acababa sino que haba crecido en nmero y haba tomado conciencia de su situacin. Alz la voz, particip en los movimientos revolucionarios y exigi derechos, respeto y participacin activa en la vida social global. En pocas palabras: el tiem-po nos dio la razn.

    (...) Me satisface el haber mantenido una relacin afec-tuosa y armnica con mi familia, as como haber perma-necido fiel a mis principios, sin pedir ni aceptar cargos, ddivas o ayudas vergonzosas. Lamento profundamente la prdida irreparable de mis amigos y compaeros ase-sinados, as como la de aquellos que cayeron combatien-do por sus ideales; y, muy en especial, la de los miles de campesinas y campesinos mayas barridos por la insania racista y sanguinaria de los enemigos internos y externos de nuestro pueblo.

    Bosque, monte alto, tala, de eso se ha tratado siempre...Fidedigno, consecuente con sus convicciones colectivas, que no le vienen de antier, custodiado por cuadros para nada casuales, carabelas transparentes salidas de un via-je de Jonathan Swift, por libros vivos y profundos que parecen encaminarse al vrtigo de una foto area del

    sector parisino conocido como La Isla, por un mapa-mundi impecablemente elaborado por la Divisin de Cartografa del Ejrcito del Pueblo Hngaro y adquirido en Hamburgo (un planisferio que, ciertamente, no en-contr lugar en ningn avin y debi ser trado en bar-co), fidedigno con los dems y consigo mismo, el maestro Carlos Guzmn Bckler tuvo la generosa paciencia de atender, escuchar, responder y corresponder: la primera vez, a principios del 2008, en la vspera de que le operaran una rodilla; la segunda, a mediados de ao, cuando las molestias postoperatorias y la terapia hubiesen quebrado a cualquiera, menos a l que, fiel a sus certidumbres de patriota y de sobreviviente, al otro extremo de la deses-peranza, apuntala sus palabras con la sonrisa festiva de los seres luminosos y el limpio tono de voz de quienes s saben de qu hablan. Las miradas insondables de Marx, Mao y el Che, fluyendo desde unos carteles colocados en lo ms alto de una pared de madera, dieron fe. Quien ten-ga odos, que vea. Quien tenga ojos, que oiga. Los dems pueden abstenerse.

    PER DOMO ORELLANA: El primer recuerdo de Elias Canetti, ese enigmtico autor blgaro/ingls/alemn que en 1981 se resign a recibir el Premio Nobel de Literatura, est teido de rojo. Cules colores hubo en sus recuerdos a partir de la niez, maestro?

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    GUZ MN BCKLER: No deja de ser un poco aleatorio en-contrar la respuesta, as intempestivamente verdad? El problema es que esos recuerdos que deberan venir, digamos, en lnea recta, directos, pasan por el tamiz de una serie de experiencias muy diferentes que van trans-curriendo a lo largo de los aos.

    Si se estudia ciencias sociales se tiende a buscar una racionalizacin a la luz de esos conocimientos, as sean los actos ms nimios de la vida de uno. As que, natural-mente, se corre el peligro de que no haya una imparcia-lidad completa, porque uno nunca quiere ponerse en un mal predicado ante uno mismo, mucho menos ante los dems, sin perder de vista que todos nos equivocamos, eso s, y que las cosas hay que verlas con mucho cuidado y relativizarlas.

    Mis recuerdos infantiles estn ligados a la forma de ser de mi madre, del hogar y del entorno. Hija nica, nacida en Munich, Alemania, mi madre, cuyas lenguas mater-nas fueron el alemn y el espaol, tuvo en Europa una educacin privilegiada.

    En institutos estatales y en colegios privados de La Antigua y de la capital de Guatemala ense alemn, francs e ingls, idiomas que aprendi en colegios de Dresden, Pars y Londres; asimismo, como traductor

    jurado, redactaba y autenticaba la versin espaola de documentos escritos en tales idiomas. Ella tuvo la pers-picacia suficiente para entender y tratar a los dems. Nunca le caus animadversin a nadie. Siempre tuvo predileccin por La Antigua y all tuvimos la relacin ms fuerte. Yo nac en Jalapa solo por la crisis de los aos 30, porque mi familia paterna tena tierras all, pero regres antes de cumplir un ao y conoc Jalapa cuando ya tena 18; as que no hubo ningn nexo. Con La Antigua, el nexo s fue fuerte.

    A mi mam le gustaba mucho recorrer los municipios, ver los trajes, las artesanas, apreciarlas no como algo secundario sino como una obra de arte. Tena ese con-cepto: no haca esa divisin que se hace ahora de que el arte es para los cultos (entre comillas) y la artesana para el pueblo. Ella s tena sensibilidad para las dispari-dades sociales, aunque sin un vocabulario en el sentido que despus iba a aprender yo en las escuelas de ciencias sociales.

    En institutos estatales de la capital, Jalapa y La Antigua, mi padre, proveniente de una familia de medianos te-rratenientes, imparti clases de lgica, psicologa gene-ral y gramtica de la lengua espaola. No tuve mayor relacin con l, porque ellos se divorciaron cuando yo era muy nio. Qued ms ligado a ella.

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    Lo otro decisivo en esos aos fue la secundaria. Mi mam quiso que yo fuera a un colegio catlico, el entonces Colegio de Infantes, hoy Liceo Guatemala. Y a rezar se dijo, y a ir a misa los domingos a las siete de la maana, no era cuestin de que le preguntaran a uno si quera ir.

    En el bachillerato, cuando cuestion algunos de sus pos-tulados, me dijeron que me largara, claro. Pero mi mam no lo tom como una tragedia. Un poco por broma, yo ya me haba sembrado la semilla del descreimiento, y eso fue caminando con el tiempo.

    El momento poltico guatemalteco era decisivo: fue cuando cay Ubico y cay Ponce. Una fiesta popular. Grandes manifestaciones de gente que haba estado agachada 14 aos y que a saber dnde haba estado me-tida. Salan de todos lados. Ubico haba logrado lo que lograra Somoza: la unanimidad en contra. Ni Ubico ni Ponce se dieron cuenta de que haba una guerra mundial y que, en condiciones as, las decisiones las toman ms brutalmente los pases fuertes. Los pases pequeos no tienen nada qu decir.

    Con esa espuma alta entr a la universidad. El lenguaje cambi: ya se hablaba de mayoras populares, obreros, derechos de los pueblos.

    Cuando llegu, no era muy distinto de los dems: ra-mos machistas, discriminadores. En mi generacin de 1947, en la Facultad de Derecho, entramos 114. Solo haba un mam, muy buen amigo mo, Armando Bravo Lpez, muy buen abogado. Y ninguna mujer, ellas llega-ran mucho despus. Todos esos prejuicios que apenas se estn empezando a limpiar ahora, los llevbamos todos; por ejemplo, esa posicin como de desprecio, de arriba hacia abajo, al homosexual, como si se tratase de un subhumano. se era el entorno social.

    Por supuesto, particip en la Huelga de Dolores, porque me gusta rerme de los dems y de m mismo, y s cmo hacerlo. Por qu desaprovechar eso? Era un ejercicio en el que haba que usar la inventiva, aunque fuese en una escala pequea. Ah comenzaba uno a tomar ciertas ac-titudes crticas. La mayora, no todos, ramos arevalistas y despus fuimos arbencistas. Aunque ignorbamos un montn de cosas, burros no ramos. Algo estaba cam-biando en Guatemala. Fuimos los primeros en cursar Derecho del Trabajo. Tenamos indicios de que ramos alguien en el mundo. Uno no es solo nunca: es uno y la sociedad donde est.

    Trabaj en los tribunales, en un juzgado de primera instancia de lo penal. Ah tuve otra escuela, una ven-tana a la gente que est ms fregada. La delincuencia

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    ms visible siempre es la de los pobres, ah agarra uno otra dimensin. Con Rafael Cuevas del Cid y Edmundo Vsquez Martnez, mis compaeros, fuimos jueces de paz; yo fui juez sptimo de paz del ramo penal en la capital de Guatemala.

    Supe respetar a la gente. La mejor prueba de que no hice mal las cosas es que no tengo ningn enemigo de ese tiempo. Los enemigos me los gan despus, con la publicacin de los libros.

    Mi generacin tuvo un proceso de humanizacin bas-tante completo. Con rbenz y la reforma agraria, nos abrieron el horizonte del campo, nos sensibilizamos mucho ms, comprendimos que estbamos en un lugar mucho ms complejo y extenso que la capital, y con angustias mucho ms grandes.

    La prueba de fuego vino con la (entre comillas) libera-cin. No habamos terminado la carrera, cuando llega-ron ellos. Me precio de que, con algunos compaeros que por ah andan todava, hicimos desde la Huelga de Dolores la primera resistencia con burlas a estos tipos. Fue la primera vez que me avisaron que me iban a me-ter preso, fue el primer escarceo, a la par tena a Manuel Colom Argueta, quien me ayud a esconderme.

    Despus nos toc recibirnos y ser abogado de asun-tos laborales. Fui abogado del Sindicato de Accin y Mejoramiento Ferrocarrilero (samf), que tena alrededor de seis mil 700 afiliados desde Barrios hasta Ayutla. En el tpico pas de ciegos, creo que hice bien mi papel, apren-diendo desde el principio a navegar contra la corriente.

    Luego, becado por la unesco y la usac para estudiar en la flacso, en Santiago de Chile, conoc Amrica del Sur. All, entre la poblacin indgena peruana, por ejemplo, constat que Amrica es verdaderamente importante por lo que haba antes, no por los que vinieron despus. All aprend que Amrica Latina es un pas grandote, que Bolvar no andaba desencaminado, hay la base para hacer de todo esto un solo pas. Tambin aprend que no im-porta ser de un pas tan pequeo como Guatemala.

    De modo que uno vive con su tiempo, con su generacin y con su poca. Y una poca siempre es muy compleja. Yo tomo los elementos que siento que son ms importantes, quiz porque estudi ciencias sociales.

    PO: Carlos Humberto Lpez Barrios, sanmarquense, ex dis-cpulo suyo y fundador de la indmita Editorial Praxis, en Mxico, le enva por escrito, desde el Distrito Federal, estas lneas que, como se deca antes, a la letra dicen:

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    Guatemala: una interpretacin histrico-social fue un libro pionero, junto con las Siete tesis sobre el indio, de Jos Carlos Maritegui, en Per.

    Son dos libros fundamentales para explicar las contradic-ciones raciales desde una teora latinoamericana y no desde una perspectiva eurocntrica.

    Su valor reside no solo en apartarse del dogmatismo doc-trinario imperante en la poca, sino en tener la visin de aplicar las teoras revolucionarias a una prctica concreta, nacional.

    Sus ideas levantaron mpula entre los sectores ortodoxos, cerrados. Pero, como se ve, a la larga las ideas expuestas en sus libros mantienen su vigencia. Al fin, los documentos de algunas organizaciones revolucionarias retomaron sus planteamientos cuando ya era tarde.

    Por otra parte, la mirada del Huevo sobre el papel de los indgenas en la realidad actual es ms certera que la de la guerrilla entreguista, cooptada, vendida, parasitaria.

    Sus tesis influyeron en los estudios interdisciplinarios de los investigadores contemporneos, lo que confirma la validez de su postura en esa poca en que estar fuera de lo pol-ticamente correcto era sinnimo de ostracismo y repudio,

    cuando no de denigrante acusacin de distorsionador de la realidad, de idealista y otros adjetivos ms duros.

    Qu opinin le merecen estas aseveraciones?

    GB: Agradezco profundamente las palabras de Carlos Humberto Lpez Barrios. Aparte de que est muy bien escrito, es correcto lo que dice.

    Es decir, la apreciacin que yo hago de m mismo no la dira as en pblico, porque sonara a una cuestin de egolatra extrema. Pero... yo pienso que s.

    Eso es lo que creo que he hecho. No lo digo en pblico, porque se presta para caer mal.

    Todo lo que l dice es correcto, sobre todo esa apreciacin de que no me hicieron mucho caso en aquellos aos y ahora los ltimos que se dicen izquierdistas ya perdieron la perspectiva.

    Lpez Barrios lo seala muy bien: lo que plantebamos no se entendi bien en su momento, se entendi a me-dias, era una de cal y era una de arena. Con Gaspar y to-dos ellos, hubo acercamientos y distancias. La ortodoxia no serva para nada, an no entiendo por qu fregados se apegaban a eso.

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    El naufragio de valores ya nos lleg. No haba mucha solidez, se perdi el tiempo en folletos y en hablar ba-bosadas, no se hizo nada fuerte. Pasada la euforia de los balazos, no se pudo sacar nada. Es una guerra que no se gan, que tampoco se perdi militarmente, en los otros aspectos a saber qu va a pasar, habra que verlo todo con cautela.

    Estamos en una cada tremenda: de la guerra poltica pasamos a la guerra social, en este momento an es una guerra de pobres contra pobres, de pobres que no tienen nada contra pobres que apenas estn saliendo de la base de la pobreza, vecinos contra vecinos, adems del crimen organizado. En el momento que esta guerra termine, el blanco ser la clase media que quede. Eso es lo que la clase media de aqu no ve claramente. La guerra sigue por otros caminos, sin ideologa.

    Volviendo al mensaje escrito de Lpez Barrios... tal vez me equivoco, pero ha habido una preeminencia, cmo lo explicara?, de una herencia colonial. La formacin del mestizo, en todo, es con base en un catolicismo cerra-do, intransigente, muy estrecho en sus principios, sobre todo en sus bases ideolgicas.

    Ya el catolicismo espaol, de por s, se haba separado del cristianismo en general e incluso del otro catolicismo, al

    darle un enorme impulso al tribunal del santo oficio de la inquisicin, que pas a ser una organizacin super-estatal e inconmovible, ntimamente fusionada con la corona. Eso caus el retraso de Espaa en relacin con los dems pases. Recin ahora, Espaa se est acercan-do a lo que perdieron con aquel tribunal. La inquisicin Amrico Castro lo estudia muy claramente crea esas categoras de cristiano nuevo, cristiano viejo. El cristiano nuevo, sospechado siempre de hereja, hereja judaica o mahometana, era la clientela ideal para la in-quisicin, muchos fueron condenados por eso.

    Hay una prevalencia del creer que sustituye al pensar. Ya el hecho mismo de pensar es sospechoso y es delic-tivo, de suerte que mejor quedarse en la creencia. En la estructuracin de la mente, ac no solo se trae un nuevo dios sino tambin una corte de ngeles, de vr-genes, de santos. Se proclamaron monotestas y son absolutamente politestas! Proclaman a dios como una entelequia invisible, inalcanzable, y hacen imgenes de madera por todos lados a las que se les atribuyen mila-gros y la capacidad de dar felicidad.

    La esencia de todo esto la dejan aprisionada en el cate-cismo. Y nada ms. Se aprende el catecismo, un folletito que descansa mucho en el credo, dice lo que hay que creer. Y nada ms. sa es la base de la propaganda po-

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    ltica religiosa. Dudar es estar proclive a la tentacin del demonio, de manera que hay que creer y todo lo que est fuera es sospechoso. Adems, es mucho ms fcil anclar en un pequeo fondeadero y ah quedarse amarrado. Da mayor tranquilidad. Como dice el himno: Y ay de aquel que con ciega locura proteste... porque a se hay que eliminarlo.

    En el lenguaje catlico es ser hereje. Y los herejes no tienen cabida. A la mentalidad global de nuestra gente, la han puesto en esa perspectiva. De suerte que todo lo que la sociedad form, eso es intocable; cualquier cosa que se ponga en contra de eso es del demonio o de sus similares. Son dogmticos, intransigentes, ignorantes y adems agresivos, vengativos. O sea: ah entra muy bien el dios de Israel, un dios que ordena venganzas, en fin, todo eso.

    El solo hecho de preguntar por qu es pecaminoso. Puestos en esa lnea, no aceptamos nada. Los que se decan liberales en la poca de la independencia, en el fondo, pensaban muy as. Todos iban a misa, por su-puesto. Los conservadores no tenan problema, porque era conservar nada ms lo que tenan, para ellos siempre ha sido fcil y la patria son ellos; sta es la razn por la cual todos los partidos conservadores subsisten.

    Liberales o conservadores, la ideologa que deja intacta la colonia es bsica: los indios estn abajo y los dems estn por encima; entre liberales y conservadores no haba problema, porque estaban de acuerdo en eso.

    Cuando se llega a izquierdas y derechas, por definicin, en la izquierda debera haber desaparecido todo tipo de discriminacin. Pero se mantuvo. Se mantiene hasta hoy. Cuando citan por ah para reorganizar el pensa-miento de la izquierda, citan a la clase media con cierto xito econmico y con papelotes, con ttulos. Pura pa-pirocracia para mantener el orden establecido.

    Los chorreados?... Que sigan en su sitio!

    Lo importante no es, entonces, qu dicen las teoras de Marx, de Engels. No haba necesidad de leerlos. Para qu? Se trata de una cuestin voluntaria y declarativa. Para leer a Marx hay que entenderlo, pero si no se en-tiende... entonces hay que leer a Hegel, que est ms dif-cil, leer a los socialistas franceses, leer a los economistas ingleses y entonces entender la esencia del marxismo.

    Ninguno lo hizo. Ninguno. Usaban El capital como desodorante, lo cargaban solo por tener algo debajo del sobaco.

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    La Iglesia Catlica, por una parte, es lo que dice, y por otra es lo que hace. En eso seguimos siendo muy a la manera de la Iglesia Catlica, apostlica y espaola.

    No nos lo podemos quitar, no es tan fcil.

    PO: Al otro extremo de tanta ignorancia, hay algo que los guatemaltecos sepan, sin ningn asomo de duda?

    GB: Hay un conocimiento muy amplio acerca del futbol. De eso todos sabemos. Es decir, nadie sabe nada de futbol, pero todos opinan, todos son expertos.

    PO: Cules mutilaciones lingsticas han resultado ms dainas para esta anomia a la que todava se le llama pueblo de Guatemala?

    GB: La religin es el opio del pueblo es una frase muti-lada que, solo dicha as, se entiende, pero lo cierto es que se trata del producto de un prrafo que, completo, dice: La religin es el sollozo de la criatura oprimida, es el reflejo de un mundo sin corazn y es el espritu de una poca privada de espritu, es el opio del pueblo. Esa es la conclusin. As ya tiene mucho ms sentido, verdad?

    PO: Cul sera el actual opio del pueblo?

    GB: El futbol... y, como aqu el masoquismo es parte de la vida, se trata de un futbol tedioso que nunca, nunca gana. No son capaces de ganarse ni a s mismos. No hay modo de que ganen. Estn negados para el gol, incluso no se les dan los autogoles. Eso s, para algu-nos estas chamuscas han resultado un buen negocio. Es otra contradiccin triste, ms triste en la medida que la gente est tan engaada que sigue esperando que se d lo imposible: un triunfo nacional supedita-do a once pares de zapatos de futbol y un pedazo de cuero inflado.

    A esta tomadura de pelo, habra que aadir otra: el minucioso fracaso guatemalteco en las recientes olimpiadas de Pekn, ofrecido como victoria apote-sica especialmente por los telenoticieros. Hacer creer que la derrota es un logro! Eso duele. Cmo pueden pretender aadirle ese engao a la gente? A lo ms que llegaron los deportistas chapines fue a mejorar mnimamente sus marcas anteriores, y eso no en to-dos los casos. Para eso fue tan lejos una delegacin de cuarenta y tantas personas, de las cuales, adems, solo diez o doce eran atletas? En un momento tan crtico para el pas, esa cantidad de dinero que di-lapidaron en un viaje tan largo mejor la hubieran focalizado en lugares tan golpeados como La Unin y Camotn, entre otros.

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    PO: Dentro de esa bagre tradicin chapinoide de ponerle apodos a vivos y a muertos, de dnde le viene el apodo de Huevo?

    GB: Tendramos que hacer una sesin espiritista para convo-car el alma del cubano Sueiras, un compaero de colegio, quien era ms grande que los dems y nos pona apodos a todos. A m me puso Huevo tal vez por la forma oval, por blanquito, llenito... sa es otra cosa: siempre me gust el deporte, de ah la operacin en la otra rodilla, porque abus de eso.

    PO: De qu deportes abus, maestro?

    GB: Hice andinismo desde los 15 aos; sub los volcanes Tajumulco, Santa Mara, San Pedro Atitln, Tolimn, Acatenango, de Fuego (en una sola excursin, que se torna dura), de Agua, el Tecuamburro, el de Pacaya perd la cuenta de cuntas veces lo sub. En la facultad hice remo unos cuatro aos, dos veces por semana en la lagu-na de Amatitln, los mircoles por la madrugada y toda la tarde. Era muy agradable, muy bonito. Tuve facilidad para levantar pesas, pero nunca lo cultiv. Lo que pasa es que soy bastante compacto... y lo que yo levanto queda relativamente cerca del suelo.

    Fue de mi pap y de mi to que lo hered, eran gente muy fuerte y hacan tareas del campo muy duras, uno de ellos se jactaba de levantar la rueda de un molino, imag-nense. El deporte siempre me gust, adems, como una distraccin. Ms adelante me dediqu a correr, y corr con malos zapatos y el piso duro me termin daando los meniscos, incluso lo hice en Ptzcuaro, Mxico, que es alto. Ahora hago una hora de bicicleta estacionaria, para afianzar los msculos de las piernas.

    PO: Y andar a salto de mata en Guatemala, qu daos le provoc?

    GB: En su momento, ninguno. Cuando ya tena 61 aos, tuve la primera sensacin de que tena la presin alta. No lo saba. Me sucedi en Espaa, en la presentacin de Donde enmudecen las conciencias.

    PO: Son incontables los chistes o las charadas que festejan o malignizan la profesin de abogado. Por ejemplo, hay uno que, a la hora de verse obligado a buscar un bufete, recomienda llegar escoltado por un gato que sirve como detector: Si el gato huye espantado, es que se trata de un abogado-perro; si el gato lo ataca, es que se trata de un abogado-rata. A qu le suena esto?

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    GB: Hay bastante de eso, siempre ha habido. La Chalana, que se hizo en los aos veinte, tiene una estrofa que dice: Nuestros jueces a millares que la justicia vendieron / nuestros curas monigotes que comercian con el credo. Ya estaba eso, va junto con el oficio. Eso no quiere decir que no haya gente que s es valiosa. Uno de los efectos ms dolorosos de la guerra civil en el gremio fue la instauracin de esa seudomoral militar de despreciar a los inteligentes y a los intelectuales, hacer que la fuerza bruta prevalezca como argumento supremo.

    S, hay un fondo de verdad en el chiste ese. Habra que ver cul se asemeja ms a las ratas o a los perros, depen-diendo de qu perro tambin. Es una similitud vlida, pero tambin hay gente que s es honorable.

    Es una sociedad podrida. No creo que haya habido san-tos antes, pero todo se pudri mucho ms con la anti-tica militar como base de la vida colectiva. Es rendirle culto al mal brutal. Estamos en un tiempo muy triste.

    PO: Qu opinin le merece la frase del cido escritor esta-dounidense H.L. Mencken que reza: Un tribunal es un lugar donde Jesucristo y Judas Iscariote seran iguales, con las apuestas en favor de Judas?

    GB: Eso habra que revisarlo. No sabemos quin de los dos tena ms razn. Perdone la falta de respeto al santo, pero yo desconfo mucho de los santos. Estoy de acuer-do en el sentido que le dio el seor Mencken. Pero el parangn entre Judas y Jess... Si uno lo analiza desde otros puntos de vista, las cosas cambian mucho.

    El hecho de haber vuelto a Jess un Cristo es un proble-ma muy humano, pero insostenible racionalmente. Est demostrado histricamente que existi el personaje, existi en la poca ms o menos en que se le sita.

    Efectivamente, fue uno de los tantos santones que re-corran espacios muy limitados, era un equipo de vul-garizadores que el sanedrn usaba para dirigirse a los analfabetos, es decir, era una forma de popularizar la Biblia, los textos sagrados a los cuales solo los sacerdotes tenan acceso. El sacerdote aprenda hebreo, el pueblo no hablaba hebreo en la poca de Jess, hablaba arameo, un idioma de los asirios, de los conquistadores.

    Este seor parece que se desvi de ciertas conductas que el sanedrn no aceptaba. No vivi 33 aos (33 es una cifra cabalstica), en realidad ya pasaba de los 50 cuando lo agarraron los romanos. Jess fue un pequeo disi-dente dentro de un hervidero poltico.

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    Yo veo el cristianismo como uno de los grandes males que nos trajo Espaa. Europa llev esa maldad a todas partes, a partir del siglo xvi. Jess no hizo el cristianismo, Jess muri y sus discpulos eran un grupo cerrado. Es San Pablo quien lo hace.

    PO: An hay quienes conservan la creencia en la buena suerte de los nmeros capica. Cmo le ha ido durante estos meses en que han transcurrido sus 77 aos?

    GB: Tal vez lo que ms me ha agradado es mantener la cohesin familiar en armona. Siempre la ha habido y siempre me ha agradado eso, porque con todas las vicisitudes esas de persecuciones y exilios, en fin, nunca se perdi la cohesin de mis hijos entre ellos, ni la buena relacin conmigo.

    Adems del parentesco por gentica, somos amigos y eso es lo que ms pesa. Podemos conversar con entera facilidad. Aunque no se me da fcilmente el hablar con los nios, cuando nietas y nietos, bisnietas y bisnietos llegan a la edad de platicar cosas serias, nos entendemos mucho ms.

    Esto satisface mucho porque es una pea, un cimiento sli-do sobre el que estamos de pie. Lo que venga despus, ser coyuntural. Por lo dems, uno quisiera siempre que la vida se prolongara. Aunque, en lo personal, no veo ningn tipo de peligro en desaparecer.

    PO: Qu sitio de Guatemala le dice ms que los otros?

    GB: Siempre me ha gustado recorrer el pas. Pero en La Antigua se conocieron mis padres, ah se casaron, ah naci mi hermana, ah iba a nacer yo, ah vivi mi mam la mayor parte de su vida, ah est enterrada.

    Los volcanes siguen siendo para m como hermanos.

    Y ahora es muy grato que ah estn mis libros, los 11 mil 300 volmenes que di a la Biblioteca de la Cooperacin Espaola Internacional, ya como un fondo que ah se quedar. Mis hijos lo entienden igual que yo. Se trata de que mis libros estn al alcance. Es una biblioteca p-blica. Es muy gratificante compartir con quien por ah se aparezca: solo es cuestin de llegar, inscribirse como lector, identificarse con la cdula. Ya intentaron robar libros unas ocho veces, pero no pudieron: a cada libro le pusieron su chillazn, pagaron unos 25 mil dlares por el equipo de seguridad, que yo no tena. La biblioteca est valorada en unos 380 mil euros.

    PO: Usted tiene un hijo que naci en 1954 y una hija que naci en 1968. Les afect de alguna manera el haber nacido en esos aos decisivos para otras partes del mundo?

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    GB: No logro hacer una relacin entre una cosa y otra. Cuando este hombre que ya va a cumplir 54 aos naci, era el momento ese en que por aqu acababa de pasar la tal liberacin. Menos mal, l no se dio cuenta de nada. El que se dio cuenta de todo fui yo, eso s.

    Creo que las cosas hubiesen ido muchsimo mejor para todos si este fenmeno no se hubiese dado. En ese mo-mento, Guatemala tendra unos 3 millones de habitantes o unos 4 millones. Se acababa de plantear la reforma agraria, tena dos aos de estar funcionando y haba funcionado muy bien. A m me parece que, de haber seguido, se hubiera logrado darle una estabilidad ms o menos aceptable a un grueso de la poblacin, sobre todo a la poblacin indgena.

    Se trataba de una reforma agraria plural. Los primeros resultados fueron satisfactorios, hubo tal vez algunas moratorias en el Departamento Agrario Nacional, al-gunos asomos de corrupcin, pero eran neutralizables. Digamos que el objetivo que se persegua hubiera solu-cionado bien bastantes cosas.

    El territorio tena los mismos kilmetros cuadrados, pero era mucho ms frtil, mucho ms arbolado, haba espacio para mucha ms gente. De manera que los lati-fundios estaban abandonados, se expropiaba nada ms

    lo que no tena uso de ninguna especie, y que se trataba de proteger nada ms porque era propiedad privada. Parte del orgullo de cierto sector de la clase dominante era tener mu-chas caballeras, que ni siquiera conocan, no era tampoco su afn ir a verlas, si mucho llegaban al casco de la finca. El administrador era un seor de horca y cuchillo, claro que se haba rebajado luego de la cada de Ubico y de Ponce.

    Pero en tiempo de Arvalo lo que se intent, en realidad, los primeros pasos fueron ms bien para el sector urba-no. Uno entiende que era un cambio demasiado radical y que Arvalo y quienes estaban cerca de l entendieron que tenan el gobierno, pero no el poder. Por consiguiente, no lo supieron disputar abiertamente a los grupos oligrqui-cos, sobre todo a los cafetaleros, tenemos que pensar que en esos tiempos Guatemala era monoproductor y mono-exportador, y ese producto era el caf, porque el banano no cuenta.

    De haber continuado esto, se hubiera atacado la pobreza extrema imperante en ciertos lugares. Debe tomarse en cuenta, por ejemplo, que en esos aos los salarios de la Alta Verapaz eran de dos centavos diarios. Quiere decir que haba que avanzar bastante, aunque con un quetzal se compraba ms que con cien quetzales de hoy, el va-lor adquisitivo de la moneda era muy diferente del que tenemos ahora.

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    Yo pienso que era factible realmente, con el paso de unos ocho o diez aos, que se hubiera logrado consoli-dar un grupo bastante nutrido, no de propietarios agr-colas, ya que estaba prohibido por la propia ley, sino de usufructuarios. Eso nos hubiera dado mucho impulso. El Banco Agrario se tendra que haber ampliado mucho ms, pero cuando empez trabajaba bien, lo empez dirigiendo gente honrada como Alfonso Bauer, y as como l hubo muchas personas de bastante buena fe.

    Pero las cosas cambiaron y ese cambio s me toc verlo a m. Total, yo ya era casi abogado. Me pude percatar de todo el retroceso terrible que hubo para el pas. De algu-na manera fue la vuelta de todo el ubiquismo, esa carga tan pesada y negativa. Por supuesto, la ley de reforma agraria fue lo primero que se suprimi. Ah empezaron las persecuciones de los campesinos, persecuciones que incluso fueron documentadas.

    Haba demasiado miedo. Muchos se preguntaban ms adelante por qu haba guerrillas en Guatemala. No entendan que la semilla de todos los disgustos en el campo surgi por la represin que se hizo contra esa primera oleada de quienes haban sido beneficiarios de esa primera reforma agraria. Eso se haba quedado oculto, pero no oculto para las familias, o sea, muchos de los que ms adelante se alzaron eran descendientes

    de los que haban cado. Yo tuve ocasin de ver a alguna de esa gente perseguida y despus eliminada.

    Aparece por entonces tambin este seor Richard Adams, quien despus iba a ser una figura importantsima (entre comillas), con una llegada muy desagradable.

    Richard Newbold Adams se llama l. Entr como un estudiante llamado Richard Newbold, tena una cober-tura de la Organizacin Panamericana de la Salud, pero su verdadera misin era interrogar a los indgenas que estaban presos por agraristas.

    No exista el delito, pero existan los delincuentes. Esto fue publicado en Fruta amarga. La cia en Guatemala, traducido al espaol por Siglo xxi de Mxico, un libro que llevar unos 15 ediciones, as que no estoy inventan-do nada.

    En ese momento la oligarqua, por medio de su minis-tro de Relaciones, quien saba ms o menos qu eran las ciencias sociales (haba estudiado antes derecho), junt a este grupo de antroplogos norteamericanos en un semi-nario de integracin social; se reunan peridicamente y empezaron a hacer una serie de libros en ingls, que eran traducidos. Empezaron a poner ah lo que seran, diga-mos, las bases de una ciencia social guatemalteca donde

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    se trataba de explicar lo inexplicable. Leerlos a ellos es lo ms fcil, estaban por todas partes, hasta los regalaban.

    Ahora bien... Siempre estoy contestando a su pregunta... Es decir, este muchacho, cuando era nio, pues le toc ms o menos ver una poca muy difcil, como la que yo vi cuando era nio.

    Yo tuve la suerte de que cuando era adolescente, fue el cambio. Iba a cumplir 14 aos cuando cay Ubico. Acababa de cumplir 14 cuando cay Ponce. Mi hijo no tuvo esa suerte. Lleg a la universidad a estudiar inge-niera, y las atmsferas opresivas fueron paralelas a su asistencia. Yo era profesor y un da pas a verme para decirme que frente a la casa haba un carro con un tipo sospechoso dedicado a vigilarnos. Haba servicio a do-micilio, a lo bestia, un estado de angustia que se mante-na. Tampoco era de poner el grito en el cielo, pero era incmodo vivir de esa manera.

    Ms tarde, todo empeor cuando me visitaban personas que no eran gratas al rgimen, como Edgar Palma Lau o Gaspar. Todos sabamos en qu estbamos. No era ma-yor novedad. No se le ocult a nadie.

    Lstima: para entonces ya no estaba la madre de mis hijos, pero cuando estuvo fue solidaria todo el tiempo.

    Desgraciadamente, muri a los 41 aos. Los nios ms pequeos ya casi no la vieron, no la recuerdan; los otros, s.

    Lidia, que es quien naci en el 68... Guatemala tena muy pocos ecos de lo que ocurra en el mundo, aunque yo s estaba bien enterado. Cabal, ese ao no me fui a Francia, no me tocaba, como se dice. Resulta que yo fui haciendo el doctorado por escalas, porque tena que dar clases en Guatemala, un ao descansaba de all, pero tena que dar clases aqu. 69-70 me toc ir de nuevo, pero ya haba pasado el 68. Claro, uno se en-teraba, lea la prensa, oa la radio, vea televisin. Pero una nia que estaba naciendo no se poda dar cuenta de eso.

    Incluso las personas ms o menos adultas, relativa-mente enteradas, no comprendieron las funciones de los dirigentes del movimiento de mayo del 68 en Pars, porque ese tipo de planteamientos descansaba en una serie de razonamientos muy profundos que para noso-tros no hacan mayor sentido.

    Aqu, el bochinche era lo que les gustaba. El 68 parisi-no, aqu, era como un juego que no entendan; aqu, las cosas eran de otra manera.

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    Eso s, a todos nos han afectado los hechos estos, tambin a mis otros hijos. Antes de mi hija del 68, hay un hijo de inicios del 67. El da que estaba dando a luz mi esposa, yo me fui a aquel hospital que se llamaba Bella Aurora. El hijo naci cerca de la medianoche, me vine de regreso a mi casa en Mixco y me par la polica (ya lo paraban a uno) y ah s que comet la ingenuidad de decir que acababa de nacer el nio. La conclusin automtica del polica fue: Ah, enton-ces viene bolo!, claro, usted no se va a poner, a medianoche, a discutir con tres policas guatemaltecos. Me quitaron la licencia y tambin quisieron quitarme el gusto por el naci-miento del giro. Todos mis hijos nacieron en ese clima.

    PO: Le merece alguna opinin la arbitrariedad en un remedo de pas tan arbitrario?

    GB: Cuando la arbitrariedad impera, hay la contraarbitrariedad; tericamente es arbitraria tambin, pero es necesaria.

    PO: Qu le dijo el 68 mexicano?

    GB: En Mxico hubo un 68 de otra manera, era por otras razo-nes. La especialidad del pri era una dictadura tremenda, que cambiaba cclicamente de presidente bajo el lema Sufragio efectivo. No reeleccin, aunque el presidente saliente desig-nara a su sucesor, al que extraa de su propio gabinete.

    La cuestin de Mxico era muy distinta, estaban muy encerrados en ellos mismos, all s guardan los secretos y tienen valores entendidos. En Guatemala abunda la lengua larga, hay mucha mentira y la cantidad de men-tiras es exportable. En eso s somos diferentes. Es curio-so, porque en muchas cosas nos parecemos. Uno siente que es muy igual a los mexicanos, reacciona igual, se re igual, hay el mismo sentido del humor medio negro.

    El manejo poltico es distinto. La otra cuestin que uno no entiende de ellos es el enorme peso de la Iglesia Catlica, que en Guatemala se difumin o no lleg nunca a tener tanto peso. All, en ciudades como Guadalajara o Monterrey, por ejemplo, se deca que la clase media no tena mdico de cabecera: tena confesor. Guatemala no lleg a esos extremos, aqu no oper con tanta fuerza el catolicismo.

    En fin, el 68 tuvo muchas repercusiones en otros lados, pero en Guatemala yo creo que muy poco. No lleg a cambiar nada, el pas ya estaba sumido en su propia guerra civil, ya no tena ojos para ver a otro lado, la pr-dida de valores comenzaba a darse (con esto, no quiero decir que fueran buenos los que haba). Los valores que vayan a sustituirlos, ignoro cules son, se estn haciendo ahora, mientras los otros valores se estn pudriendo an ms. Desgraciadamente, es lo que nos ha tocado.

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    PO: Las crecientes oleadas de pobreza latinoamericana, re-presentan algn peligro para la humanidad?

    GB: Ninguno. Los pobres de frica, s: miren cmo estn llegando ahorita a Europa. El presidente de Espaa lo tiene ms o menos claro: le dijo a la Unin Europea algo as como o auxiliamos al frica en este momento, o la prosperidad que tenemos no va a poder seguir. Los po-bres de Latinoamrica solo representan un peligro para s mismos... y para los dems pobres que tienen al lado.

    PO: Tiene ideologa la llamada derecha?

    GB: Desde luego. La tiene que tener, es la salvaguarda de sus intereses. Estn muy tranquilos ah en sus bunkers o en sus narcobarrios.

    No s cunto van a tardar en darse cuenta de que esta-mos en el mismo barco. Han vuelto a sentirse demasiado distantes, porque hay otra amenaza ms fuerte que no es de muerte inmediata ni de secuestros inmediatos. Es el hambre.

    La gente que antes se fue a la guerrilla, ahora se va a los Estados Unidos y de all los estn regresando, de Mxico tambin. Qu les queda? Otra delincuencia ms amplia.

    Los que gobiernan no tienen ningn inters en com-prender esto.

    Veo que el pas se est deshaciendo realmente. Los pa-ses de Centroamrica van a tener que finalmente unirse o si no los va a agarrar Mxico. El Plan Puebla Panam tiende a esa cuestin. Los estados pobres de Mxico, llenos de indios, que se las arreglen con nosotros. El norte, para Estados Unidos. Mxico tambin se puede desagregar, ha sido muy vulnerable.

    PO: Hacia dnde van los Estados Unidos?

    GB: Ah la cuestin se ampla mucho ms. Los Estados Unidos van a cambiar, yo s creo que va a ganar Obama, no es solo lo que deseo, tambin lo creo. De alguna ma-nera se pensar en compartir cierta riqueza frente a lo que para ellos es una amenaza tremenda: China. se es el poder que se viene: en el primer cuarto del siglo xxi, sa va a ser la primera potencia, la primera superpo-tencia; lo mejor que les sucedera sera unirse al Japn, culturalmente son lo mismo. La India tiene mil millones ya, con una tecnologa de punta y unas contradicciones enormes. Sudfrica va a emerger ms fuerte. Quedan lunares terribles: Israel, armado, como se deca, hasta los dientes...

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    Este panorama, claro, va a influir en nosotros, o sea... No es que a uno se le vaya el pjaro! Al contrario, debemos pensar en todo eso!

    Mientras tanto, Guatemala se desintegra. Los grupos po-lticos, aqu, ya tienen una idea clara y absoluta de que la corrupcin es lo inequvoco.

    Donde sea que pinchemos, brota pus. Donde sea. Es el aca-bse. Se acaba esto, se acaba como proyecto poltico. Como pueblo no nos vamos a acabar, de ninguna manera.

    Lamentablemente, lo que dice Guatemala: una interpreta-cin histrico-social, en su esencia, no ha cambiado.

    PO: Pensando en el respetable pblico que nos honra con su ausencia y que acaso desea saber de usted cuestiones ms personales, no queda ms remedio que acudir a la pcima que alguna vez, segn los especialistas, tambin apuraron Marx y Ernesto Sbato, entre otros personajes que, sin duda, no significaran para usted una mala compaa: el legendario y a veces resobado Cuestionario Proust, con la promesa de que no le ser planteada ni una sola de esas interrogantes que ms bien suenan al lnguido e insufrible pasqun chilango tv y novelas. Cul considera que es el principal rasgo de su carcter?

    GB: Yo dira que firmeza.

    PO: La cualidad que desea en un ser humano perteneciente al gnero masculino, antes conocido como el Club de Tobi?

    GB: Inteligencia comprensiva.

    PO: La cualidad que prefiere en una mujer?

    GB: Yo casi no diferencio al hombre de la mujer. Pienso que un ser humano que tenga eso, una capacidad in-telectual buena, una comprensin de los dems y una afectividad, funciona bastante bien. Hacen falta tal vez otros adornos, pero con esos yo creo que alcanzara.

    PO: Lo que ms aprecia en sus amigos?

    GB: La lealtad.

    PO: Su principal defecto?

    GB: Son tantos, que me cuesta trabajo encontrar el peor...! El problema es que los verdaderos defectos no los ve uno, los ven los dems! Ya un defecto que uno ha visto, lo tiene que racionalizar y entonces lo supera o incurre ms en l. Honradamente, no sabra qu contestar, por-

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    que no lo alcanzo a ver. Ha de ser muy grande, como para que no alcance a verlo!

    PO: Su ocupacin preferida?

    GB: No hacer nada...! Hmmm, la ocupacin preferida ha sido leer. Ms que todo, me distraen mucho los textos histricos bien hechos y las novelas bien hechas. Las novelas histricas me encantan, aunque estn reple-tas de mentiras, y no me importa de qu regin del mundo sean.

    De Walter Scott, por ejemplo, me gusta releer Ivanhoe, pero tambin otras obras de otros lados. En cuanto a cercanas, entre quienes han cultivado el gnero his-trico Jos Milla resulta ser muy ledo, muy encomia-do, pero a m no me gusta: me parece que idealiza el rgimen colonial... y esto no hay por qu verlo como algo ejemplar.

    En este momento, la comunicacin audiovisual me fascina: la televisin, pero, sobre todo, las pelculas que tengan un fondo histrico y que yo pueda esco-ger... Yo dira que me fascinan incluso ms que los libros... porque ya la letra pequea me molesta mu-cho. Lo audiovisual me es muy gratificante porque es la combinacin del color, la forma, el movimiento,

    todo en una sola entrega que un libro no puede dar, por ms imaginativos que sean sus lectores. Un libro da una superficie de un color, con signos de otro color. En cambio, la pantalla da una comunicacin mucho ms completa, mucho ms humana y, por supuesto, mucho ms hermosa.

    PO: Su sueo en el que se condense la dicha?

    GB: Vivir para poder disfrutar de mi familia. Ya en un extre-mo casi inalcanzable, tal vez ver que la situacin de este pas mejore... pero, esto s lo veo muy difcil.

    Yo conoc Petn cuando all todo era selva. Me duele verlo ahora. Es ms, algunas veces he dicho que quie-ro morir antes de que acaben con todo esto. Tengo la esperanza, no s si fundada o infundada, de que tal vez el ecologismo nos saque de donde estamos. Porque, s: uno naci aqu y sta es su gente, su tierra. No es patrio-terismo, pero s se les desea un mejor futuro a los que viven con uno, a los que conviven al lado de uno.

    PO: En cuanto a desgracias, cul sera la mayor que podra tocarle?

    GB: Que lo que he escrito, lo que he transmitido, se vaya junto conmigo o muy pronto despus.

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    PO: Qu quisiera ser?

    GB: A estas alturas? Solo una buena persona. No ms. Ya estudi, ya escrib, ya hice un montn de hijos, ya hasta sembr plantas... Lo que pude haber hecho cuando es-taba con todo el vigor, ya est hecho. A los casi 78 aos, hacer planes para el futuro pues ya es difcil. Me agrada mi familia, quisiera tenerlos cerca muchos aos ms, aunque no sean demasiados los que me esperan. Yo s quiero eso: vivir ms.

    PO: Su color preferido?

    GB: El verde.

    PO: Su pjaro?

    GB: A m me gustan las aves. Pienso que por su rapidez y bella versatilidad, el colibr. Son muy bonitos y muy ori-ginales, son como helicpteros.

    PO: Sus autores predilectos en prosa?

    GB: Los que me halagan ms? Es difcil responder a eso... El que me gusta mucho como escritor es Garca Mrquez. Como bigrafo Stefan Zweig es muy bueno, muy serio, tan es as que entre los pocos libros con los que me que-

    d, esos cuatro tomos verdecitos que estn all arriba son de l. Como bigrafo es excelente porque, adems de que busca las secuencias histricas del personaje, tiene una prosa brillante.

    La novela bien escrita me gusta bastante. Garca Mrquez escribe bien y no es solo Cien aos de soledad: desde el punto de vista del idioma, me parece que est mejor escrita El amor en los tiempos del clera, aunque la tra-ma sea un poco banal y muy repetida. De todos estos del llamado boom tambin Sbato me agrada, pero la forma de escribir de Garca Mrquez es ms cercana a nosotros. Tambin me gusta leer a Carlos Fuentes, a este seor Octavio Paz, me ha encantado leer a Ciro Alegra (El mundo es ancho y ajeno), Rmulo Gallegos (Doa Brbara, Sobre la misma tierra, Pobre negro), Jos Eustasio Rivera (La vorgine), Arguedas (Los ros profundos, qu buena), Huasipungo de Jorge Icaza, Jos Mrmol, la profundidad de Dostoievski, como densidad humana qu slido es. Tolstoi... me pas un febrero ente-ro en una hamaca leyendo los seis tomos de Guerra y paz, es de lo poco que tengo que agradecerle a la liberacin (entre comillas)... Herman Hesse, Thomas Mann... De los espaoles, Quevedo; de los actuales, Antonio Gala, a quien le hacan el feo por homosexual... El da del chacal, de Forsyth, es un buen invento...

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    Es muy difcil responder una pregunta como sa.

    En cuanto a los poetas, ah s estoy retrasado. A los actua-les casi no los conozco. En su tiempo me gust mucho la poesa de Federico Garca Lorca, cuyas obras completas an me acompaan. Neruda, Octavio Paz.

    Los cuentistas de Guatemala me gustan mucho. Hay algu-nos excelentes, como Francisco Mndez, aquel seor de Joyabaj que tiene unos cuentos preciosos. Miguel ngel Asturias me gusta tambin, aunque no me deslumbra, El espejo de Lida Sal es una de sus mejores obras. Cardoza y Aragn, me parece fro su razonar. Monteforte tiene algunas cosas bonitas: La cueva sin quietud, Donde acaban los caminos...

    Del siglo xix, Batres Montfar s era poeta, ese seor s saba, tena mucha picaresca, mucha irona, es de los mejores. De mi poca, Werner Ovalle era muy bueno, l s tena estro potico, como dicen, en un pas donde por cada poeta hay cien poetastros, la proporcin es des-medida. Akabal me gusta, es muy bonito. Flavio Herrera era deslumbrante.

    Yo s le bastante, pero es muy difcil agrupar estas prefe-rencias.

    PO: Quines estn entre los compositores que lo han acompa-ado toda la vida?

    GB: Por muchas razones, el que ms me agrada es Mozart. Tengo mucho de su msica, era un genio completo, un tipo que nunca haca correcciones en lo que escriba, pen-saba las sinfonas completas. Es algo inslito.

    PO: Se le dificultara agrupar a los pintores que ms le han gustado?

    GB: De los contemporneos, no estoy muy bien enterado. De los as famosos mundialmente, me gustan los de la escuela impresionista. La Capilla Sixtina es inolvidable, parece he-cha en tercera dimensin y solo se trata de una superficie donde Miguel ngel dej parte de su genio; me gustara volver, para verla ya restaurada en todo su esplendor.

    De Guatemala, me agrada Luis Daz. Mrida, s. Hubo varios, pero se me van los nombres. De los actuales, no estoy al tanto. Con el problema de mis ojos, ya no puedo manejar. Guatemala ahora me queda lejos, sobre todo en la noche, y si por ir a una exposicin de pintura me van a asaltar, a la gran diabla!... y adems tendra que con-vencer a alguien de mi familia, pero todos estn en edad productiva, ni modo de agarrar un jueves para ir a ver pinturas; el viernes, imposible. Es difcil.

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    De la poca colonial, no me gusta ningn cuadro... son tan oscuros, tan lgubres, la imaginera colonial entien-do que tiene perfecciones en algunos logros, pero no me logra agradar profundamente.

    PO: Entre sus nombres favoritos, estaran los de su esposa, sus hijas y sus hijos?

    GB: El de mi esposa no lo escog yo. Los de mis hijos, s. Casi fueron mociones mas que mi esposa aprob. Al prime-ro le pusimos Carlos, por la tradicin. Lo de Eduardo se lo puse porque me pareci que es un nombre suave, su pronunciacin no es pesada, como s lo es la pronun-ciacin de Jorge, con esa jota y esa ge demasiado cer-canas. Mario es un nombre suave tambin, y le agregu Federico por mi abuelo. A Vera le pusimos as porque as se llamaba mi mam; Vera es nombre ruso, pero se usa mucho en el este de Alemania. Fernando Alfonso son nombres que me gustaron y a mi esposa tambin. Lidia Mara es otro nombre suave, terso. Ana Marina es un nombre que sugiri mi esposa. S, son nombres que me gustan, estn bien.

    PO: Adems del repudio que pueden despertarle estas pre-guntas, qu detesta ms que nada?

    GB: A los farsantes de lo que sea. La inautenticidad y la fanfarronera son el arma del farsante. En poltica se llama demagogia. La inautenticidad es una manera de actuar. Las incoherencias entre lo que se dice y lo que se hace son repudiables. Cuando voy con el mdico y me pregunta: Alguna alergia?, mi respuesta es: al mln, al frg y a los polticos en general. Por eso: por cnicos, porque caen mal.

    PO: Si es que alguno merece su desprecio, qu caracteres histricos desprecia ms?

    GB: Hitler me ha molestado tanto, que he ledo mucho so-bre l. Y lo he hecho porque no se debe perder el tiempo en detestar por detestar. Yo tengo muy razonado mi desprecio por l, lo tengo ubicado como individuo en el mundo y tambin tengo ubicado el mundo en el que l estuvo. Tengo bastantes estudios en torno a l y a los nazis y sus corifeos en general, sus lderes, el nacional-socialismo, toda esa poca, la posguerra de la Primera Guerra Mundial... Estoy muy bien documentado, pue-do dar clases sobre eso, sin ninguna duda. La Segunda Guerra Mundial empez cuando yo acababa de cumplir nueve aos, yo senta las tensiones en mi casa; la gente aqu fue proaliada, no cabe duda, no saban muy bien por qu, pero le iban a los aliados.

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    PO: Qu tanto le sigue diciendo Garca Lorca, como para que conserve de l su poesa completa?

    GB: De la guerra civil espaola tambin estoy bastante enterado. Cuando era patojo y mientras era joven, los que lean poesa me hicieron aprender a Garca Lorca sin necesidad de leer un libro. Cuando era estudiante universitario saba repetir parte de sus poemas, en bue-na medida porque tengo una buena memoria, y si oigo algo que me gusta o que alguien repite se me queda. Ahora de viejo, no s; pero cuando era joven era muy fcil. Tambin por eso me aficion a la historia, porque, como me gustaba, se me quedaba rpido todo.

    PO: Pensando en quienes no tuvieron la buena o temible suerte de ser sus alumnos, podra resumir cmo trans-curran sus clases?

    GB: Nunca me refiero a un aspecto en particular. Voy en crculos. Lo ms importante que ha sucedido en Guatemala, vino de afuera; para empezar, la conquis-ta; luego, todos los grandes cambios: el liberalismo, la tecnologa, todo ha venido de afuera, los movimientos polticos y econmicos.

    La crisis de los aos treinta, que es la primera gran cri-sis del sistema capitalista, para Guatemala representa

    la crisis de Ubico. sa es la explicacin de fondo: es la clase dominante que va a delegar su poder en un fin-quero (si tiene uniforme de general, mejor). De ah sale Jorge Ubico y no hubiera cado Ubico sin la Segunda Guerra Mundial. Las sociedades cambian en funcin de interacciones internas y externas. Es clarsimo. Eso lo aplicbamos ya en el libro Guatemala: una interpreta-cin histrico-social.

    PO: Cul es el tiempo verbal ms peligroso?

    GB: Hubiera.

    PO: Qu impresin le dej el doctor Juan Jos Arvalo?

    GB: Fue un excelente escritor, sus libros son preciosos, sus discursos son magnficos, tuvo el gobierno, pero no tuvo el poder.

    PO: Cmo era Jean-Loup Herbert, su coautor en Guatemala: una interpretacin histrico-social?

    GB: Cuando vino a Guatemala hablaba un poco de espaol pero, a los tres meses, habl con una soltura sorpren-dente. Era un jovencito delgado, corts, que al llegar se puso a leer todo lo que pudo de historia guatemalteca.

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    En 1966, en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos se me encomend dirigir su Seccin de Ciencias Sociales, de reciente creacin, y ca en la cuenta de que estbamos necesitados de un socilogo que estu-viese al da en cuanto a las corrientes del pensamiento contemporneas. Antes de que concluyera 1966, lleg Jean-Loup Herbert y nos hicimos cargo de la investiga-cin social en la regin suroccidental de habla kiche, a partir de Santa Mara Chiquimula, en Totonicapn, y en la ciudad de Quetzaltenango.

    Jean-Loup era un ser excepcionalmente brillante. Conocerlo, tratarlo, fue decisivo para m. Su agudeza y su inteligencia contribuyeron a limpiarme de algunas telaraas que tena en relacin con Guatemala y sus po-bladores, debido a los prejuicios que vena escuchando monoauralmente desde la infancia.

    PO: Qu recuerdos le quedan del Santiago de Chile donde estudi en los aos sesenta?

    GB: Era una ciudad pequea, manejable, con contrastes muy grandes, pero tambin universidades grandes, mucho comercio de lujo. La gente, en general, muy parecida a nosotros, incluso fsicamente, porque hay una fuerte presencia indgena en su base, con una fuerte segrega-

    cin como la de aqu. Una guatemalota, dira yo, aun-que tal vez no con tanto odio como aqu.

    PO: Qu le queda de Pars?

    GB: Pars es Europa, la Europa industrial, un monumento enorme, una sociedad que se ha esmerado en cons-truir una ciudad bella, que se precia de haberlo hecho y de conservarla y de ampliarla conforme a nuevas expectativas, nuevos horizontes, sin que disuene con lo que ya est construido. La primera ciudad que yo vi, que no tiene centro. Pars es toda. En cada lugar hay un sitio importante. Hay un montn de focos di-ferentes e igualmente inolvidables. A m me toc estar en el Barrio Latino y hacia all volvera con un gran cario.

    PO: Cules hechos incluira entre los que le inspiran ms indignacin?

    GB: La indefensin, en general. La indefensin ante la pobreza, ante el abuso por causa de la pobreza. La ig-norancia. Las limitaciones, en general, que la sociedad impone. Eso s me indigna.

    PO: Cul considera que es el estado actual de su espritu?

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    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    GB: Pues ustedes lo estn viendo, no? Yo creo que muy bueno.

    PO: Alguna consigna que le haya hecho compaa todos estos aos?

    GB: No, que yo recuerde. No soy muy dado a los lemas. Podramos buscar uno... Haba una frase del Che Guevara que me gustaba mucho, deca algo as como: Seamos realistas, pidamos lo imposible. No recuerdo con exactitud la frase, pero sa era la idea: que no hay imposibles.

    Mart tena otra que era muy buena, por lo menos yo la justifico para mi propia vida. Mart deca: Es criminal el que promueve en un pas la guerra que se puede evi-tar... y el que deja de promover la que es inevitable.

    PO: Todo parece indicar que Guatemala sali de Guatemala para, como dicen algunos mexicanos, llegar a Guatepeor. Todo tiempo pasado fue mejor?

    GB: Todo tiene su tiempo. Por qu tratar de revivir lo que ya no se puede? Tiene que haber otras formas. Si ima-ginacin tiene la gente... No hay que ahogarse en par-metros que ya estn obsoletos y que adems nos han

    quitado la iniciativa. Tampoco debemos echar en el olvido que, sobre todo en los momentos de mayor dificultad, siempre habr salidas.

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    CARLOS GUZMN BCKLER

    Se gradu de abogado y notario en la Universidad de San Carlos a los 26 aos y ejerci ambas profesiones durante cinco aos. En ese lapso, tuvo la oportunidad de actuar como abogado del entonces (19581960) Sindicato de Accin y Mejoramiento Ferrocarrilero (samf), a la sazn el sindicato ms fuerte que quedaba en Guatemala despus de la represin dirigida por el anticomunismo en el poder.

    Ms tarde curs los estudios de maestra en Sociologa en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (flacso), en la segunda promocin, en Santiago de Chile. De vuelta en Guatemala tuvo la oportunidad de ensear Sociologa en la Facultad de Humanidades durante un corto tiem-po, y ms tarde en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de San Carlos, donde estructur e imparti el curso de Introduccin a la Sociologa y Sociologa de Guatemala.

    Hizo los cursos de doctorado en la Escuela Prctica de Altos Estudios de Pars y obtuvo el diploma de Doctor en Sociologa del tercer ciclo de la enseanza superior con especialidad en Sociologa en la Universidad de Pars V

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    (Ciencias Humanas-Sorbona), en 1972. En 1969 imparti estas asignaturas en la Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales de la misma universidad, donde tambin redact la propuesta del nuevo plan de estudios, aprobada por la junta directiva ese mismo ao. Ms adelante imparti el curso de Mtodos y Tcnicas de Investigacin Social, y dirigi el seminario sobre Problemas Sociales. En 1968 fue fundador y primer director de Los Estudios de Ciencia Poltica en la institucin, haciendo realidad uno de los propsitos del entonces rector Edmundo Vsquez Martnez. Tambin imparti clases en las Facultades de Ingeniera, Agronoma y Ciencias Econmicas; simul-tneamente era director del departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Derecho.

    La asfixia poltica que vivi la Universidad de San Carlos en los aos de la represin militar lo oblig a exiliarse en Mxico, gracias a la buena voluntad de Guillermo Bonfil Batalla, por entonces director general del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropologa e Historia (cis-inah). Ms adelante, este centro, siempre como entidad descentralizada, se convir-ti en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social, donde se desempe como pro-fesor e investigador titular.

    Particip activamente en la formacin de los miembros de la primera generacin de etnolingistas, patrocinada por el ciesas, el Instituto Nacional Indigenista y la Secretara de Educacin Pblica de Mxico. Con posterioridad, pas a ser uno de los fundadores de ciesas-sureste, con sede inicial en Tuxtla Gutirrez y despus en San Cristbal de las Casas, ambas en el estado mexicano de Chiapas.

    Una seria alteracin de la salud visual le oblig a restrin-gir sus labores y buscar de nuevo un lugar de trabajo en la Universidad de San Carlos. Regres a la Facultad de Derecho como profesor e investigador en el Instituto de Investigaciones Jurdicas y Sociales, en el cual permaneci hasta el ao 2000, cuando se jubil.

    Como legado ha dejado cuatro libros:

    1. En coautora con Jean-Loup Herbert, Guatemala: una in-terpretacin histrico-social. Tuvo cinco ediciones en Siglo xxi editores en Mxico, entre 1970 y 1975. Ms tarde, la Editorial Cholsamaj ha hecho dos nuevas ediciones.

    2. Colonialismo y Revolucin, tambin salido de las prensas de Siglo xxi editores en 1975. La Asociacin de Periodistas de Guatemala (apg) lo calific el mejor de los publicados en 1975 y le otorg el Quetzal de Oro apg, en julio de 1976.

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    3. Donde enmudecen las conciencias. Crepsculo y aurora en Guatemala, publicado en la Ciudad de Mxico por La Secretara de Educacin Publica y el ciesas, en 1986; hay una segunda edicin hecha por suport mutu, en Castelln de la Plana, Pas Valenciano, Espaa.

    4. Para recuperar la iniciativa histrica.

    JOS LUIS PERDOMO ORELLANA

    Tanto en la Repblica Mexicana como en Guatemala, tuvo la desvergenza de obtener y aceptar diversos premios en certmenes de periodismo, oratoria, poesa y cuento.

    Licenciado en Periodismo y Comunicacin Colectiva por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (unam), tiene tambin un diplomado en Edicin de Libros por la Universidad Autnoma Metropolitana y la Casa Universitaria del Libro de la unam.

    Editoriales de Mxico, Guatemala y Nicaragua le han publicado ocho libros que van de la biografa al ensayo, pasando por la crnica y la entrevista, todos, menos mal,

    bastante olvidables. (Feroces editores, domsticos y mete-cos, le han retirado la palabra debido a que se ha negado a publicar otro.)

    En el surco que traza el otro. Teora y prctica de la en-trevista, su tesis, fue la mejor tesis de licenciatura de las registradas por egresados de universidades pblicas y privadas de Mxico en el i Certamen Nacional de Trabajos Recepcionales en Comunicacin organizado por el Consejo Nacional para la Enseanza y la Investigacin de las Ciencias de la Comunicacin de los Estados Unidos Mexicanos.

    En 2001, con Maurice Echeverra, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo por la entrevista pblica que sostuvieron con Jos Saramago en La Antigua.

    Sus dilogos con cuatro premios Nobel de Literatura, con diez premios Cervantes y con Mario Benedetti, Augusto Monterroso, Fernando Savater, Arturo Prez-Reverte, Carlos Monsivis, Javier Maras y Stephen Vizinczey, entre otros, han sido publicados en diarios y revistas de Espaa, Colombia, Mxico y Centroamrica.

  • Carmen Dez OrejasEmbajadora

    Diego NuoConsejero Cultural

    Francisco SanchoCoordinador OTC

    CENTRO CULTURAL DE ESPAA GUATEMALA

    Jorge Castrilln CastnDireccin

    Matxalen DezLaura LujaMaya LemusChlo Bourretngela CostasGestin Cultural

    Margarita Prez CruzEvelyn SeteSandra SolaresBiblioteca

    Pedro RaxnContabilidad

    Eric GarcaGladis HernndezMainor MonterrosoAsistencia Tcnica

    COLECCIN PENSAMIENTO II

    rodolfo abularach conversa con marivi vliz

    luis aceituno conversa con luca escobar

    emma chirix conversa con ana cofio

    edgar esquit conversa con teresa laines

    jess garca ruiz conversa con ral de la horra

    guzmn bckler conversa con perdomo orellana

    amlcar pop conversa con irma alicia velsquez

    gustavo porras conversa con dina fernndez

    isabel ruiz conversa con anabella acevedo

    edelberto torres-rivas conversa con marcela gereda

  • Coleccin Pensamiento II consta de diez volmenes. El tiraje es de 1,000 copias por cada volumen. En la elaboracin de este libro se utilizaron las fuentes Minion y News Gothic.

    Impreso en los talleres de PrintStudio.

    Este libro es un proyecto editorial del Centro Cultural de Espaa en Guatemala, entidad que asume todos los gastos de edicin, publicacin y distribucin. Se enmarca dentro de la Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Agencia Espaola de Cooperacin Internacional para el Desarrollo, y por ello es absolutamente gratuito. Queda, por tanto, prohibida su venta.

    Se autoriza la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, conocido o por conocer, comprendidas la reprografa y el tratamiento informtico, siempre y cuando se cite adecuadamente la fuente y los titulares del copyright.