8

H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían

  • Upload
    others

  • View
    5

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían
Page 2: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían
Page 3: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían

1

UERIDOS hermanos y hermanas: Nos hallamos aquí para celebrarel VII Congreso Espírita nacional y aprovechar esta efemérides parahomenajear a nuestra querida Amalia. Pero, ¿qué es lo que no se

ha dicho de Amalia Domingo Soler? Con hermosas palabras se ha ensalzadola extraordinaria figura de esta mujer inteligente, sencilla y ferviente divulga-dora de la doctrina Espírita.

Carezco de dotes de oratoria, y, por tanto, sólo puedo valerme delsentimiento de admiración y gratitud que siento, para glosar en breves trazos,el retrato de esta singular pionera del Espiritismo, en lengua castellana.

Sé muy bien, Amalia, que tu humildad quisiera acallar mi modesta voz,pero te ruego que no impidas a mi espíritu expresar la honda emoción que meembarga al recordar cuánto te debo.

En el año 1947, yo era una muchacha quinceañera lastimada por lasmuertes de mi madre y de un hermano y una hermana de mi padre, ocurridasen plena juventud, tras larga y penosa enfermedad. Un día encontré en labuhardilla del hogar de mis abuelos, un libro viejo y polvoriento, las «Memo-rias del Padre Germán». Estaba allí escondido por los momentos políticosque vivíamos. Era el único libro Espírita de que disponían mis familiares, perofue suficiente para que mi espíritu recordara lo que antes de encarnar habíaaprendido. Cesaron mis rebeldías, mis lágrimas y mis quejas. Había encon-trado la respuesta a toda duda y pregunta.

Naciste, Amalia, un 10 de noviembre de 1835, en Sevilla. Llegaste enel momento oportuno para llevar a cabo tu encomiable labor. Te rodearontodos los requisitos indispensables para que tu espíritu creciera. Saboreastefrutos tan amargos, como la enfermedad, una temporal ceguera, la pérdidade la madre a tus 25 años, cuya ternura y apoyo tanto necesitabas; sufristeuna casi total incapacidad laboral a causa de tus ojos enfermos y conocistetan desoladora miseria que te obligó a comer el pan de la caridad... Y mien-tras, te preguntabas una y otra vez, ¿por qué existe el sufrimiento humano?¿Por qué tan a menudo el dolor llama a nuestra puerta sin previo aviso y sinuna razón aparente? El dolor te abrumaba y desconocías la causa, y te deba-tías entre la rebeldía y la desesperación. Tan álgido punto alcanzó tu soledade infortunio que llegaste a acariciar la triste idea del suicidio. Así, lisa y llana-mente, desnudas tu alma en tus «Memorias», con el objeto de que la propia

QH O M E N A J E A A M A L I A

Page 4: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían

2

experiencia sirva de consuelo a otros seres avergonzados por haber intenta-do segar su vida, bajo el peso de duros contratiempos.

Vivo en tu recuerdo está, Amalia, el día venturoso que el doctor Hysern,un homeópata que cuidaba tus ojos, te leyó un artículo del periódico «ElCriterio» y antes de concluirlo exclamaste entusiasmada: «El Espiritismo es laverdad».

La luz se hizo en tu espíritu. La luz borra toda sombra y pone al descu-bierto la realidad. Con ahínco estudiaste el Espiritismo; encontrarlo y cono-cerlo representó para tí, poder apagar la sed en el manantial más importantedel conocimiento humano, toda vez que esta Doctrina es la prueba real ytangible de la inmortalidad del Espíritu. Descubrir tan innegables verdades teconvirtió en valiente defensora de la Filosofía que tanto amamos.

Profunda conocedora, además, de las tribulaciones humanas, por ha-ber vivido muy de cerca las circunstancias de tu época, no regateaste esfuer-zos por paliar con tu valiosa pluma, único medio y tesoro de que disponías,las angustiosas situaciones que soportaban tus contemporáneos.

El 31 de marzo de 1875, se conmemoró el sexto aniversario de ladesencarnación de Allan Kardec, y tú, Amalia, le dedicaste una emotiva poesíallena de admiración y gratitud, y ello te valió para entrar, sin discusión, en lasfilas de los propagandistas del Espiritismo.

Los postulados de la Codificación Kardecista arraigaron fuertementeen tu espíritu con total convicción, tanto, que robabas horas al descanso paraescribir y colaborar en todas las revistas de la época de cuño Espírita. Esta-bleciste un diálogo con «El Criterio» de Madrid, «La Revelación» de Alican-te, «La Fraternidad» de Murcia, «El Espiritismo» de Sevilla y «El Buen Sen-tido» de Lérida, por citar unos pocos.

Resulta en extremo fácil para todos, Amalia, imaginar cuan visible fuela emoción que transfiguró tu rostro al recibir las obras completas de AllanKardec, desde Barcelona. Las apretaste contra tu corazón con indeciblealegría y ternura. Aquel tesoro de incalculable valor era tuyo, pero no ibas aguardarlo para sí porque sabías que era patrimonio de la Humanidad.

El 20 de junio de 1876 abandonaste Madrid para instalarte, definitiva-mente, en Barcelona. Luis Llach, el presidente del Círculo «La Buena Nue-va» de Gracia, te ofreció su hogar con la encomiable intención de que tededicaras, única y exclusivamente, a la divulgación y defensa de la DoctrinaEspírita.

H O M E N A J E A A M A L I A

Page 5: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían

Y lo conseguiste, Amalia. Mediste tu capacidad intelectual con un sa-cerdote español, paladín del catolicismo y brillante teólogo, don VicenteManterola y otros curas admirados por su talento, quienes desde el púlpito yescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían la verdadera naturaleza del fenómeno me-diúmnico, que es a un tiempo, certeza y consuelo para los que permanece-mos en la Tierra y sentimos añoranza de los seres queridos que ya partieronal mundo espiritual. Intentaban, además, ahogar las eternas verdades queenseña el Espiritismo: la evolución del Espíritu a través de la Reencarnación yla evidente conexión que existe con la Ley Universal de Causa y Efecto.

Tus réplicas, llenas de razonados argumentos, todavía están ahí, son larespuesta de un alma que vibra ante los infinitos atributos del Creador. Ape-laste una y otra vez, a lo que la razón nos dicta: que únicamente la Justicia y elequilibrio absolutos pueden regir los mundos y los seres. Puntualizaste, conclaridad, que los mitos del infierno y Satanás, eran creaciones del infantilismohumano, pero que cuando la humanidad creciera, consciente de tamaña ig-norancia, relegaría al cuarto trastero, el antro del infierno y a sus moradores,aterrador coco de niños y mayores durante siglos. Esto, Amalia, se está cum-pliendo. Tu ya sabías entonces que estas tristes caricaturas eran inconciliablescon el Orden y la Armonía de la Creación.

Leemos en tu autobiografía que a primeros de mayo de 1878, unatarde Luis te comunicó que todos los jueves saldría un semanario, confeccio-nado sólo por mujeres, y que, por tanto, podías empezar a escribir el articulode fondo, porque el primer número tenía que salir a mediados de mayo.

Tú, Amalia, en aquel entonces estabas escribiendo la refutación del«Satanismo», que alcanzó un total de 335 páginas, y Luis con la mayor natu-ralidad, te dice que urge un periódico espiritista que debe estar en la calle enel plazo de quince días.

Te enojaste y sonreíste al mismo tiempo, ante aquel torbellino de fuer-za y seguridad del impetuoso amigo que, sin escuchar tus protestas, casi teordenó que pusieras un título al nuevo periódico. «La Luz del Porvenir»,contestaste al momento. Luis sonrió satisfecho. El título prometía y el día 22de mayo salió el primer número, el cual fue denunciado y condenado a 42semanas de suspensión, por tu artículo «La idea de Dios».

3

H O M E N A J E A A M A L I A

Page 6: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían

Con tu peculiar valentía, después de afirmar que Dios posee todos losatributos en grado infinito y ensalzar su Amor y Bondad hacia nosotros, sushijos, terminaste por asegurar: «La escuela que reconoce a Dios como causaprimera, y admite el progreso indefinido del Espíritu, no pertenece a los siste-mas impíos, ni a las científicas aberraciones», cual aseguraban los detractoresdel Espiritismo.

Salvando buen número de dificultades económicas, «La Luz del Por-venir», siguió alumbrando a sus lectores por espacio de 20 años.

Hoy, gracias a un desinteresado mecenas Espírita y a un celoso colec-cionista de «La Luz», podemos leer buena parte de tus inspirados escritos,recopilados en dos libros titulados, «La Luz del Porvenir» y «La Luz delCamino».

Destacas una fecha en tu existencia, el día 9 de julio de 1879, cuandopor vez primera entraste en contacto con el espíritu del Padre Germán. Mo-vida por una fuerte inspiración escribiste «El remordimiento», que había deser el primer capítulo de una serie de comunicaciones recibidas a través delmédium Eudaldo, del Centro «La Buena Nueva». Las «Memorias del PadreGermán», son unos veraces episodios, dictados con evidentes signos de ele-vación moral y ansias de prodigar consuelo. Tú fuiste, Amalia, una excelentealumna de sus sabias advertencias y presa de la modestia que te caracteriza,llegaste a afirmar: «Cuanto he progresado en esta existencia todo lo debo atus consejos, querido hermano».

Sin embargo, tienes el mérito de haber sido una tenaz e incansabletrabajadora de la causa espiritista. ¡Cuanta luz esparciste por doquier, con tuelocuente pluma!. Con un lenguaje claro, sencillo y al mismo tiempo convin-cente, hablaste de inmortalidad a todos, doctos o no. En aquella época eraaún difícil acceder a la enseñanza y más para las mujeres, pero esto no signi-ficó una barrera para cumplir con la misión que te habías propuesto. Viva ypresente dentro de tu espíritu la codificación del maestro Kardec, la ibasconvirtiendo, retazo a retazo, en alimento espiritual para los seres abatidospor el dolor y sumidos en la ignorancia. Ofreciste tan sabias enseñanzas con-vertidas en digerible manjar, en tus «Cuentos espiritistas», «Hechos que prue-ban», «Sus más hermosos escritos», «Ramos de Violetas»...

4

H O M E N A J E A A M A L I A

Page 7: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían

El 29 de abril de 1909, la vida de tu organismo enfermo y cansado, seapagó cual débil llama, pero tu espíritu radiante, cumplida de momento latarea, en razón del progreso indefinido de todos los seres, regresó feliz almundo espiritual.

Han transcurrido 90 años. Los tiempos que vivimos son otros. Unaextraña mezcla nos envuelve. Por un lado nos parece haber conseguido unasociedad un tanto más justa, como la que tú preconizabas. Se atienden mu-cho mejor las capas sociales menos favorecidas, se procura educación a losniños de ambos sexos, y se asiste a los enfermos y ancianos; pero junto agestos de tolerancia y solidaridad, emergen inconcebibles brotes de temibleracismo, y contemplamos, impotentes, esa vergüenza que nos conmueve yaflige. En nombre de la libertad y el respeto, las iglesias se vacían, civilizada-mente, mas podemos observar que sus desertores lo hacen con una sonrisade mayúscula indiferencia, porque muchos que no quieren ser tildados decrédulos, prefieren engrosar las filas del materialismo.

La mies sigue siendo mucha, somos conscientes de ello y por tal razón,querida Amalia, no podemos concluir esta modesta disertación, sin antesdecirte que todos los espíritas te debemos un homenaje. Un más que mereci-do homenaje por toda tu valiosa y fecunda obra. Un homenaje por tu gene-roso desvelo hacia los moradores de esta Tierra, todavía hoy, de expiación yprueba.

Pero el homenaje que te debemos no va a consistir en recordar aquí yahora, la amplia labor que llevaste a cabo. No, Amalia, el homenaje que losespíritas tenemos el deber de rendirte, ha de ser constante, perenne. El seguirdía a día y sin flaquear, tus huellas bien marcadas, bien definidas. Las huellasde un alma que vibrando de Amor a Dios y a sus criaturas, seguirá siendo luzpara los ciegos, manantial para los sedientos y maná para los hambrientos.

Este es nuestro formal compromiso y para testimoniar su validez, de-seamos todos, al unísono, que nuestras sinceras vibraciones de amor y grati-tud, se conviertan en un gran ramillete de olorosas y diminutas violetas, parati. ¡Para ti, Amalia, que eres una fragante y modesta violeta!

María Dolors Figueras5-12-1999

5

H O M E N A J E A A M A L I A

Page 8: H O M E N A J E A A M A L I A Qamoripau.espiritas.net/files/homenajeamalia.pdfescudándose tras la figura pueril, pero siempre cómoda, del diablo, distor-sionaban, negaban o confundían