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Como seres humanos estamos expuestos a publicidad gran parte de nuestra vida, nuestra manera de percibir ciertas marcas es distinta. Como consumidores somos un poco más observadores y vulnerables de lo que las marcas nos ofrecen, algunas con toda la intención, algunas por accidente, pero las marcas pueden expresarse a través de múltiples sentidos (visión, olfato, tacto, oído y gusto). Una marca siempre es sensorial, la cuestión está en definir cuántos sentidos abarca nuestra marca. Generalmente las marcas comprenden dos sentidos, la vista y el oído, existen tres sentidos más que incluso las marcas líderes a nivel mundial han pasado por alto. Martin Lindstrom, experto en mercadotecnia tiene un libro llamado Brand Sense, en el cual experimenta con los recuerdos y plantea la activación de di- ferentes sentidos, como por ejemplo: el olor a nuevo de los coches, el color de la zanahoria o la forma de las botellas de Coca Cola... elementos que como consumidores hemos presenciado y las marcas pueden aprovechar para estar en contacto con la persona más importante: el consumidor final. Son tantos los elementos que integran nuestras marcas que como empresa- rios ni siquiera los contemplamos. El problema no es sólo el número de ele- mentos que la conforman, el detalle está en que son elementos expuestos al consumidor, elementos perceptibles que pueden llegar a ser perjudiciales si no los controlamos. Un estudio de mercado especializado nos sirve para conocer las virtudes o defectos de una marca, para ello, es necesario comenzar por penetrar en la percepción del consumidor, que será quien a fin de cuentas se decida por no- sotros o por la competencia. Mientras mayor sea el número de sentidos que abarque nuestra marca, mayor será la relación del receptor con el emisor.

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Como seres humanos estamos expuestos a publicidad gran parte de nuestra vida, nuestra manera de percibir ciertas marcas es distinta. Como consumidores somos un poco más observadores y vulnerables de lo que las marcas nos ofrecen, algunas con toda la intención, algunas por accidente, pero las marcas pueden expresarse a través de múltiples sentidos (visión, olfato, tacto, oído y gusto).

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Como seres humanos estamos expuestos a publicidad gran parte de nuestra vida, nuestra manera de percibir ciertas marcas es distinta. Como consumidores somos un poco más observadores y vulnerables de lo que las marcas nos ofrecen, algunas con toda la intención, algunas por accidente, pero las marcas pueden expresarse a través de múltiples sentidos (visión, olfato, tacto, oído y gusto).

Una marca siempre es sensorial, la cuestión está en definir cuántos sentidos abarca nuestra marca. Generalmente las marcas comprenden dos sentidos, la vista y el oído, existen tres sentidos más que incluso las marcas líderes a nivel mundial han pasado por alto.Martin Lindstrom, experto en mercadotecnia tiene un libro llamado Brand Sense, en el cual experimenta con los recuerdos y plantea la activación de di-ferentes sentidos, como por ejemplo: el olor a nuevo de los coches, el color de la zanahoria o la forma de las botellas de Coca Cola... elementos que como consumidores hemos presenciado y las marcas pueden aprovechar para estar en contacto con la persona más importante: el consumidor final.Son tantos los elementos que integran nuestras marcas que como empresa-rios ni siquiera los contemplamos. El problema no es sólo el número de ele-mentos que la conforman, el detalle está en que son elementos expuestos al consumidor, elementos perceptibles que pueden llegar a ser perjudiciales si no los controlamos.Un estudio de mercado especializado nos sirve para conocer las virtudes o defectos de una marca, para ello, es necesario comenzar por penetrar en la percepción del consumidor, que será quien a fin de cuentas se decida por no-sotros o por la competencia. Mientras mayor sea el número de sentidos que abarque nuestra marca, mayor será la relación del receptor con el emisor.