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Haba una vez en 1910

Nuestro pueblo nunca ha tenido justicia,ni siquiera libertad. Todos los terrenos

principales los tienen los ricos, y l, elpobrecito encuerado, trabajando de sol asol. Yo creo que en lo sucesivo va a serotra vida, y si no, no dejamos losmuseres que tenemos

El General de Divisin

Francisco Villa en carta al General de

Divisin Emiliano Zapata

Haba una ve un pas en el que!

"l poder poltico se haba concentrado en un reducido #rupo, se haba $ormado

una oli#arqua que dominaba al pas con mano de acero. %a participaci&n de otros

sectores sociales en puestos importantes de la administraci&n p'blica estaba totalmente

e(cluida. )l contrario no haba nin#una movilidad en los inte#rantes del #obierno.)unque las apariencias de un #obierno republicano se conservaban, las

elecciones eran peri&dicas, e(istan tres poderes y se mantena un r#imen $ederal, nada

de esto $uncionaba con$orme a sus principios."l #obierno republicano $uncionaba como una monarqua, las elecciones eran

una $arsa, el poder le#islativo y el judicial estaban $ormados por incondicionales de los

due*os del pas, la soberana de los estados no e(ista en los hechos. +na burocracia

inamovible #obernaba. "l enado era un asilo de e( #obernadores y e( $uncionarios

serviles al #obierno en turno. Haba cierta di$icultad para ser diputado o senador, pero

una ve alcanado el puesto todo era $cil.-) pesar de las muestras de oposici&n, de la crisis econ&mica, de las denuncias de

periodistas, el aparato poltico electoral y represivo haba alcanado un alto #rado de

- ente, /ernando,Lzaro Crdenas y la Revolucin Mexicana ! El por"iriato, /ondo de0ultura "con&mica, 1(ico, 2332, pa# 24

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e$icacia. e llevaban elecciones en las que la 'nica di$erencia era, cuando haba, el

nombre del candidato y el que #anaba #obernaba con la consi#na de que 5todo cambie

para que todo si#a i#ual.

, ese pas es 1(ico, pero no el de estos primitivos a*os del si#lo 667, sino el

de las postrimeras del si#lo 676 e inicios del si#lo 66.

5Tenemos un supervit de 82 millones de peso. %as mayores reservas de la historia.

Nuestro comercio, alcan& la suma de 9:4-,;

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monopoliaban el servicioJ.

"l desarrollo del capitalismo en 1(ico bajo el por$irismo, combin& bajo una $orma

espec$ica dos procesos que en los pases avanados se presentaron separados por si#los!

un intenso proceso de acumulaci&n ori#inaria y un intenso proceso de acumulaci&n

capitalista.

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"n el campo la situaci&n no era mucho mejor, a decir verdad, era peor. %as leyes de

coloniaci&n y de terrenos baldos de -4D; propiciaron el despojo de las tierras de los

pueblos y las comunidades campesinas. %a inmensa mayora de estas tierras perteneca

a las comunidades ind#enas que $ueron despojadas brutalmente y en $orma ile#al, pues

muchas veces sus ttulos, otor#ados por la corona espa*ola, no $ueron respetados, y

cuando no tenan en orden sus papeles sobre la tierra, con mayor ra&n eran saqueados.4

"n -44D y -4D3 nuevas leyes suprimieron la propiedad colectiva e insistieron en el

establecimiento de la propiedad priva de las tierras de los pueblos. 0on ellas se aceler&

el despojo de los campesinos.

%as leyes de a#uas contribuyeron desde -444 a $ortalecer el podero de los lati$undistas.

Lbteniendo concesiones del #obierno sobre una corriente de a#ua, el individuo o la

empresa podan controlar e(tensas re#iones hidro#r$icas. @ara completar el panorama

del lati$undismo en -D-3, apuntamos que 443 mil Mil&metros cuadrados, casi la mitad

del territorio nacional, estaban en manos de -- mil hacendados. arios posean

lati$undios mayores que al#unos pases europeos.DGi#antescas e(tensiones de tierra estaban en manos de lati$undistas y compa*as

e(tranjeras, la mayora norteamericanas, ms de :3 millones de hectreas, 22F de la

super$icie nacional, incluso en la $rontera donde estaba prohibido por la ley que tuvieran

propiedades los e(tranjeros. -3

/rente a un pu*ado de lati$undistas, que no lle#aba a -2 mil, se alaban 83 mil

comunidades rurales donde habitaban 2 millones de aparceros y -.J mill&n de

acasillados. "7 D

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conservaban al#o de su tierra. "l D3F de las comunidades del altiplano central, la re#i&n

ms densamente poblada, careca de terrenos de cultivo.--

%as condiciones de vida y de trabajo de los peones de las haciendas eran psimas. %os

peones eran obli#ados a endeudarse, por diversos medios, con el lati$undista. +na ve

adquirida una deuda, el pe&n tena que trabajar en la hacienda hasta cubrir su importe.

"n la hacienda e(ista la tienda de raya donde se entre#aban artculos de consumo

indispensable al pe&n y se le anotaba en el libro su costo, obviamente aumentado para

impedir que la deuda $uera pa#ada. %as deudas se heredaban de padres a hijos. >e esa

$orma el hacendado #arantiaba la mano de obra para las labores-2. "(istan dos tipos de

peones! los que residan permanentemente en la hacienda eran los acasillados y los

eventuales que laboraban por temporadas. 1uchos de estos 'ltimos alquilaban parcelas

de tierras de mala calidad de la hacienda para cultivadas y se convertan en aparceros,

las ms de las veces endeudados con la haciendas.-;

%os peones eran vctimas de casti#os corporales, malos tratos, jornadas de trabajo

a#otadoras, psimos salarios, incremento arbitrario de sus deudas, incluso haba

haciendas donde e(istan crceles particulares para casti#ar a los peones. e perse#ua a

los trabajadores que huan de la hacienda sin cubrir el importe de su deuda.

%os campesinos su$ran este proceso de acumulaci&n combinado con un despojo de sus

tierras y una destrucci&n de sus vidas, de sus relaciones entre s y con la naturalea, de

sus ritmos vitales, de sus tradiciones.

-:

@ero "l campesinado resisti& constantemente eseproceso. %o resisti& como campesino comunitario despojado y lo resisti& como pe&n o

--dem!

-2ente, /ernando, #p! cit., p.:J

-;1endieta y Nu*e, %ucio, #p! cit!&p.-2D

-:Gilly, )dol$o, #p! cit., p.2J

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como trabajador asalariado.-J

Los derrotados de la revolucin

"n -D-3, con el paso del cometa Halley, su estela, como se anuncia supersticiosamente,

$ue sembrando una serie de calamidades de toda ndole. 1ientras se celebraba

ma#n$icamente el primer si#lo del inicio de la lucha por la independencia de 1(icoE

mientras los plcidos recorridos en el monociclo por @lateros y an /rancisco, el

boulevard del @ars de las )mricas, se vean amenaados por una cada ve ms

enardecida chusma, los tambores de la #uerra haban empeado a retumbar en el odo de

todos los asistentes al juicio del por$iriato.-a es como un padre para todos

nosotros.

0uando a*os ms tarde el $iel Gamboa cont& en su diario su versi&n de esta

ancdota, que sera #rotesca si no $uera pattica, todos recordaron otro intercambio

$amoso de -84D entre %uis 67 y el duque %iancourt!

O Tomaron la astilla ?e trata de un motnA

O No, sire! es una revoluci&n-8

%a revoluci&n me(icana se produjo porque los polticos encumbrados del pas no

lo#raron ponerse de acuerdo, mani$iestamente, en lo tocante a quin habra de #obernar

cuando muriese el presidente @or$irio >a. "stos polticos, apodados los cient$icos,

consideraban que era una ley natural que la naci&n pudiese pro#resar solamente bajo su

direcci&n y dominio y para su bene$icio propio. Hacia -D3: andaban $orcejeando con el

problema de arre#lar la sucesi&n de >a, que llevaba 23 a*os consecutivos de ser

presidente. "n -D34, dos a*os antes de la si#uiente elecci&n, el problema se convirti& en

un notorio asunto de "stado. Y al quedar al descubierto sus maniobras, los poderosos

resultaron ser in#enuos, traicioneros e incompetentes. @oco tiempo despus, su

esmerado orden se vio abajo.

)l principio la pu#na revolucionaria, al i#ual que la lucha por la presidencia de la

-8ente, /ernando,1istoria de la Ciudad de M,xico, "d. alvat, arcelona, -D4:, ol. 4,p.

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rep'blica, tuvo como $i#uras articuladoras a miembros de las elites econ&micas y

polticas del pas. 1adero perteneca a una acaudalada $amilia de terratenientes. @ero su

$i#ura representaba la van#uardia del momento democrtico me(icano, por este motivo

los actores polticos provenientes de las clases populares, sectores anta#&nicos a los que

se haban encumbrado en la diri#encia no dudaron en asumir el ideario poltico de

1adero, plasmado en el @lan de an %uis.

@ero ms temprano que tarde, los ejrcitos populares, el "jrcito %ibertador del ur para

ser espec$ico, rompieron con el maderismo, por la simple ra&n de que 1adero estaba

imposibilitado en cumplir las demandas de los campesinos y los peones. No poda, no

quera y no deba traicionar a la lite econ&mica del pas y cumplir con las

reivindicaciones del campesinado ya que esto representaba justamente ir en contra de

los desi#nios de su clase.

"l despresti#io que 1adero tuvo ante las $ueras apatistas, $ue aprovechado por Huerta

para derrocar al 5ap&stol de la democracia. %a #uerra contra Huerta $ue a'n ms

cruenta que la librada contra los ejrcitos por$iristas. %a voracidad y crueldad de Huerta

sumi& al pas es una lucha $ratricida, pero dot& a los ejrcitos villistas y apatistas de un

elemento antes ajeno, lo#raron identi$icar al enemi#o de desde una perspectiva clasista.

)s pues, los apatistas que ya se haban sentidos traicionados por madero, que

conocan de sobremanera la brutalidad de Huerta, no tuvieron nin#una di$icultad para

entender que los intereses que enarbolaban los constitucionalistas, al mando de

enustiano 0arrana, eran totalmente ajenos a los suyos. 5"se 0arrana es un traidor,

le dijo illa a Kapata durante su encuentro en 6ochimilco, a lo que Kapata contesto!

5verdad que s. Yo siempre lo dije. %os ejrcitos populares haban entendido que las

re$ormas que el pas necesitaba, que ellos necesitaban, solo podan instaurarse si ellos lo

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hacan, no podan darse el lujo de con$iar en al#uien ms.

+na ve derrotado Huerta, iniciaba la etapa polticamente, ms l#ida de la revoluci&n.

)unque la lucha armada no ceso, es a partir de -D-: donde se desata la lucha ideolica

en la revoluci&n, las posiciones ideolicas de los desposedos, plasmadas en

documentos como el @lan de )yala, contra las posiciones bur#uesas de los

constitucionalistas se en$rentan de manera abierta. 5+na ve terminada esta #uerra entre

hermanos, se alar #loriosa la verdad lucha, la lucha de clases, haba a$irmado

0arrana. "ste ar#umento demostraba la claridad que tena el #eneral constitucionalista

respecto a su deber en la historia. 0rear una $uerte clase bur#uesa nacional que lo#rar

desarrollar las $ueras productivas del pas.

@ero abra de tener $uerte oposici&n de villistas y apatistas, quienes no estaban

dispuesto a esperar ni un minuto ms para trans$ormar las condiciones sociales de

1(ico.

"l : de diciembre en 6ochimilco se llevo a cabo una de los encuentros ms simb&licos

de la historia nacional. %os #enerales de los dos ejrcitos revolucionarios populares se

encontraron para a$inar los detalles de un pacto que #arantiara la derrota de 0arrana y

la instauraci&n de un #obierno que respondiera directamente a los intereses del pueblo

insurrecto.

%a reuni&n se llev& a cabo con$orme a lo planeado. "ra la primera entre illa y Kapata y

au#uraba muy buenos $rutos para ambos bandos. %os dos hombres parecan

anta#&nicos. illa era 5alto, robusto, pesaba cerca de D3 Milos, tena una te casi

enrojecida como la de un alemn, se cubra con un saraco$, iba vestido de un #rueso

sReter marr&n, pantalones de montar color caqui y botas pesadas de jinete. =unto a l,

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Kapata pareca ser natural de otro pas. 1ucho ms bajo que illa, no deba de pesar

ms de 83 Milos, de piel oscura y rostro del#ado, cuyo inmenso sombrero a veces echaba

tal sombra sobre sus ojos que no se le vean, vesta una corta chaquetilla ne#ra, un lar#o

paliacate de seda de color aul plido, una camisa de pronunciado color lavanda y usaba

alternadamente un pa*uelo blanco de $ranja verde y otro en el que estaban pintados

todos los colores de las $lores. esta pantalones apretados ne#ros, de corte me(icano,

con botones de plata cosidos en el borde pernea, y, a di$erencia de illa que no llevaba

nin#una, Kapata traa dos anillos de oro, de estilo anti#uo en la mano iquierda.-4

>urante media hora, los dos je$es estuvieron sentados en silencio embaraoso, como

novios de rancho. No $ue hasta que illa coment& cun 5descarado era 0arrana

cuando comenaron a entrar en con$iana. 5iempre lo dije Se(plot& KapataS, les dije lo

mismo, ese 0arrana es un canalla. >esvariando y haciendo bromas acerca del anti#uo

je$e hablaron durante casi una hora. %ue#o la con$erencia in$ormal se levant& cuando

illa y Kapata se retiraron a otra habitaci&n donde discutieron como podan acabar con

los carrancistas. >os das ms tarde ambos ejrcitos entraron $ormalmente a capital del

pas.-D

@ero ?qu se acord& en realidad en este pactoA %o que acordaron illa y Kapata $ue que

cada uno combatira a las $ueras carrancistas desde su ona. 0on este criterio estaba en

desacuerdo el #eneral /elipe n#eles. >esde que entraron a 1(ico n#eles propuso

no detenerse, sino perse#uir al descalabrado y debilitado ejrcito de Lbre#&n, echrsele

-4UomacM, =ohn, #p! cit., p.2-8

-D"ste suceso, a$irma Gilly, es uno de los episodios ms hermosos y conmovedores de larevoluci&n me(icana, una e(presi&n temprana, violenta y ordenada de la potencia de las masasque ha dejado hasta hoy su marca en el pas, y uno de los cimientos hist&ricos en que se

a$irman, sin que reveses, traiciones ni contrastes hayan podido conmoverlo, el or#ullo y laaltive del campesino me(icano. Gilly, )dol$o, #$! Cit!

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encima con todo el empuje de la >ivisi&n del Norte y aniquilarlo. illa se ne#&

aduciendo que sus bese estaba en 0hihuahua i#ual que sus lneas de abastecimiento,

adems ase#ur& que Kapata se encar#ara de atacar o al menos de mantener a raya a las

$ueras de Lbre#&n, cosa que no $ue cierta. "sta $ue la #ran di$erencia entre los ejrcitos

populares del norte y sur, y el del ejrcito carrancista. "stos 'ltimos tenan una

perspectiva nacional y all justamente, radicaba su superioridad, mientras que Kapata y

illa tenan una visi&n re#ional, esa era su #ran debilidad.23

"n cada revoluci&n hay un punto de viraje en el que, si el ala radical no toma en sus

manos el poder poltico para consolidarla, la revoluci&n retrocede, aunque nunca al

punto de partida.

"ste $ue el momento, en la historia nacional, en el que las dos $ueras populares ms

#randes del pas estuvieron ms cerca de unirse, esta uni&n hubiera si#ni$icado un

desenlace totalmente di$erente, hubiera cambiado de manera radical la historia patria en

los a*os venideros. @ero no $ue as y la historia no hace lo que uno quiere. illa y

Kapata $ueron derrotados y asesinados, su incapacidad de entender la importancia

tctica de una $uerte uni&n se tradujo en una de las derrotas ms dolorosas para el

pueblo me(icano. %a revoluci&n la perdieron los que ms san#re vertieron.

) --; a*os despus del inicio de la Ievoluci&n 1e(icana, las pre#untas de que hacerpara cambiar las deplorables condiciones de la mayora de los me(icanos si#uen

rondando en la cabea de ms de uno. @ero $also sera a$irmar que los es$ueros de

villistas y apatistas $ueron in$ruct$eros. "l pacto social de -D-8 es la muestra ms

palpable de la $uera ideolica y poltica de los ejrcitos populares que a pesar de todo

lo#raron plasmar al#unas de sus demandas ms sentidas en la nueva 0onstituci&n. )

23Gilly, )dol$o, 5La RevolucinV, #p! cit., p.-43O-48

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D< a*os de la $irma de la 0onstituci&n, a los herederos de 0arrana y Huerta, sta les

si#ue pareciendo una a$renta por lo que ponen todo su empe*o en echar abajo las

conquistas hist&ricas del pueblo me(icano plasmadas en el documento constitucional.

Hasta el momento se han podido detener todas sus embestidas, pero no parece muy

lejano el momento que cumplan su cometido.

) menos que ahora si se honre el @acto de 6ochimilco.