19
Hablando sobre la muerte en el aula, transitando el dolor, buscando sentidos, y re-construyendo acuerdos. La muerte como expresión cultural. La muerte, como la vida, son partes esenciales de nuestro paso por este mundo. Sin embargo, desde hace tiempo la muerte ha pasado a ser un tema tabú en nuestra sociedad occidental, que la esconde de la vida cotidiana. Paradójicamente, la muerte está más presente que nunca en los medios de comunicación, eso sí, en forma de sucesos-casos. Primando lo casuístico sobre lo representativo y simbólico. Así en este ambiente de familiaridad que caracteriza a la iconósfera en la que nos desenvolvemos como sujetos modernos, sólo el “caso excepcional” de la muerte toca nuestros cimientos, porque se ha naturalizado y a- costumbrado en nuestro hábito de ver, “sin ver”, así la in- diferencia y la in-sensibilidad que mostramos como observadores ante la muerte del “Otro”. Lo que caracteriza a este período de hiper-sensibilidad, de sobre-exposición de las imágenes ante el espectador es, paradójica-mente, la imposibilidad de ver, la (in)visibilidad, la ceguera al sentimiento de la muerte. La mirada ha dejado de “tocar” las imágenes. Los seres humanos vivimos inscritos en un espacio, un tiempo y una cultura determinados. Todo lo que hacemos, pensamos e incluso sentimos está enmarcado dentro de un tiempo y unas creencias que nos con-forman y modulan. Por eso, la manera de vivir la vida y de afrontar la muerte va a estar condicionada por el entorno y el tiempo en el que vivimos. Es importante detenerse sobre esta idea unos minutos, porque de nada sirve dar herramientas a nuestros estudiantes para que puedan elaborar el duelo por la muerte de un ser querido, si no nos preguntamos antes cómo nos enfrentamos a este hecho y cómo lo hace la cultura de la que provenimos. Hoy en día, en nuestra sociedad occidental, hablar de la muerte es casi “de mal gusto”. Evitamos de muchas formas y por todos los medios mirar de frente a este hecho natural de la vida. Se tapa, se oculta y se aleja, como si morir fuera en realidad una equivocación o un error que no tiene por qué pasar o pasarnos (de momento).

Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Pedagogía.

Citation preview

Page 1: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Hablando sobre la muerte en el aula, transitando el dolor, buscando sentidos, y re-construyendo acuerdos.

La muerte como expresión cultural.

La muerte, como la vida, son partes esenciales de nuestro paso por este mundo. Sin embargo, desde hace tiempo la muerte ha pasado a ser un tema tabú en nuestra sociedad occidental, que la esconde de la vida cotidiana. Paradójicamente, la muerte está más presente que nunca en los medios de comunicación, eso sí, en forma de sucesos-casos. Primando lo casuístico sobre lo representativo y simbólico. Así en este ambiente de familiaridad que caracteriza a la iconósfera en la que nos desenvolvemos como sujetos modernos, sólo el “caso excepcional” de la muerte toca nuestros cimientos, porque se ha naturalizado y a-costumbrado en nuestro hábito de ver, “sin ver”, así la in-diferencia y la in-sensibilidad que mostramos como observadores ante la muerte del “Otro”. Lo que caracteriza a este período de hiper-sensibilidad, de sobre-exposición de las imágenes ante el espectador es, paradójica-mente, la imposibilidad de ver, la (in)visibilidad, la ceguera al sentimiento de la muerte. La mirada ha dejado de “tocar” las imágenes.

Los seres humanos vivimos inscritos en un espacio, un tiempo y una cultura determinados. Todo lo que hacemos, pensamos e incluso sentimos está enmarcado dentro de un tiempo y unas creencias que nos con-forman y modulan. Por eso, la manera de vivir la vida y de afrontar la muerte va a estar condicionada por el entorno y el tiempo en el que vivimos. Es importante detenerse sobre esta idea unos minutos, porque de nada sirve dar herramientas a nuestros estudiantes para que puedan elaborar el duelo por la muerte de un ser querido, si no nos preguntamos antes cómo nos enfrentamos a este hecho y cómo lo hace la cultura de la que provenimos. Hoy en día, en nuestra sociedad occidental, hablar de la muerte es casi “de mal gusto”. Evitamos de muchas formas y por todos los medios mirar de frente a este hecho natural de la vida. Se tapa, se oculta y se aleja, como si morir fuera en realidad una equivocación o un error que no tiene por qué pasar o pasarnos (de momento). Incluso la palabra “muerte” o “morir” nos incomoda y por eso usamos eufemismos - “Se ha ido a un largo viaje”, “Ahora está en otro lugar”, “Descansa en paz”-, porque hablar así, con franqueza y de forma literal, es poco menos que una obscenidad y “está muy feo”. La muerte se aleja de la vida y, con ella, también la experiencia del que está en duelo. La persona que fallece ha de hacerlo lejos, sin que se le pueda ver mucho, y quien le llora debe hacerlo rápido, en silencio y por poco tiempo. Pero esto no siempre ha sido así. En otras culturas y no hace mucho tiempo en la nuestra, la muerte forma y ha formado parte de la vida cotidiana de las personas. Se moría en casa, rodeado de toda la familia, adultos y niños. Todos veían lo que había pasado, todos comprobaban el hecho natural de morir, con dolor, con aflicción, con desconsuelo o con tranquilidad, pero el hecho mismo de morir se hacía presente y el dolor por la muerte era compartido y acogido por tod@s, adult@s y niñ@s.

Page 2: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

La muerte en el aula

¿Cuántas veces nos preguntamos a lo largo de nuestra vida por el sentido de la muerte? ¿Cuántas veces hemos vivido de cerca la muerte de un ser querido que nos acompaña?

Como futuros docentes, es muy probable que tengamos que enfrentarnos en diversas ocasiones a la muerte, tanto de familiares de estudiantes, especialmente de madres-padres, de compañeros profesionales docentes, del cuerpo administrativo-directivo , como así de l@s estudiantes. Estos acontecimientos son un reto para nuestro posicionamiento humano-práctico-pedagógico, en general, porque no sabemos abordar educativamente este hecho. En ocasiones, nos encontramos con que las respuestas culturales habituales no son suficientes para responder a las necesidades e inquietudes de los estudiantes ya que la forma de vivir la muerte de l@s adolescentes es totalmente distinta a la de los adultos. Por lo tanto, es necesario abordar la muerte desde una forma distinta a la que los adultos la abordamos. Desgraciadamente, muchas de las palabras de alivio que los adultos tenemos cuando fallece un ser querido no suelen funcionar con los adolescentes, mucho menos cuando hablamos de un estudiante. Bien sea por desconocimiento de qué es el duelo y cómo se afronta, bien sea por continuar tradiciones culturales, cuando acontece una muerte en el entorno educativo se suele salir del apuro si abordar de forma adecuada las humanas implicaciones emocionales.

Nuestro trabajo es un modo de dar respuesta a distintos, interrogantes, conflictos y expresiones que han surgido a partir de lo relevado sobre diversas vivencias y acontecimientos dolorosos por los cuales suelen atravesar l@s adolescentes de la escuela, relacionados con situaciones difíciles de enfermedades crónicas, graves o recurrentes que padecen, que en ocasiones desembocan en la muerte y marcan la vida de tod@ l@s actores de la institución educativa y de sus familias, y llevan a preguntarnos ¿Cómo continuar después de la muerte, del dolor? ¿Qué decir ante aquello que nos desconcierta?

L@s adolescentes como personas con derechos y sujetos de aprendizaje, la muerte como crisis de la existencia humana y el Estado con la escuela como garantes del derecho a la educación integral, son los conceptos fundamentales que orientan nuestra estructuración sobre este trabajo. Para nosotros éstos constituyen un eje esencial de intervención comprometida con la Protección Integral de Derechos.

Considerar a l@s adolescentes como sujet@s titulares de derechos es concebir a cada adolescente como ser social y es valorarl@ en si mism@ en su integralidad teniendo en cuenta su historia personal, experiencias, intereses, necesidades, creencias, valores, particularidades, etc. Es concebirles además en íntima existencia, relación e interacción con los contextos familiares, comunitarios, escolares y socio-culturales en los cuales viven, se desarrollan y aprenden, pero también, sufren y sueñan.

Estas consideraciones engloban las obligaciones del Estado en cuanto a sus responsabilidades de trazar y efectuar políticas públicas universales y particulares de protección integral de todos los DDHH. Especialmente en materia educativa acciones que garanticen la educación pública,

Page 3: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

laica y gratuita, la satisfacción de necesidades de aprendizaje, la igualdad de oportunidades, el rechazo a toda forma de exclusión y, la transformación de las instituciones hostiles y prácticas tradicionales que generan discriminación e indiferencia, contrarias además, a considerar a l.2s adolescentes como persona con derechos.

Nuestra mirada integral se funda en el ejercicio de los derechos de los que son titulares, así nos obliga a generar contextos escolares amigables de dignidad y no discriminación aún en situaciones difíciles. De ahí que en el caso de la muerte repentina o una enfermedad como tema o acontecimiento, sea necesario decir con palabras verdaderas, pertinentes lo que sucede, sucedió, (tal vez) sucederá, y poner con palabras de contenido humano, un nombre a lo que nos pasa a las personas, “como personas”. Esto requiere fundar un lugar con actitudes de acogida, de seguridad, de cuidado, y brindar el apoyo educativo sostenido para aprender acerca de la vida, conocer, entender, comprender, afrontar, elaborar y hasta aceptar los acontecimientos que ponen en crisis a l@s adolescentes en su integralidad.

La pérdida de un/a compañer@, nos enfrenta con la posibilidad de nuestra propia muerte, con

la transitoriedad y finitud de la vida, y con lo inexorable de la muerte. Ya sea que hablemos de

las muertes accidentales (imprevistas, brutales) como de las anunciadas o previsibles.

Entendemos a la muerte como crisis de la existencia humana y parte integral de la vida y por ende como aquello que irrumpe, que sucede o acontece en el cotidiano vivir áulico, tanto de l@s estudiantes, como de las familias y la comunidad escativa. Entendemos también que hay diversas formas de comprenderla, una multiplicidad de diferencias en cómo esta se manifiesta y afronta, y una variedad de prácticas que sirven de sostén y despedida. Diversidad ésta constituida progresivamente durante la historia personal, por los factores económicos y políticos, en consonancia conlas creencias y los valores familiares, los sentidos y significados socio-étnicos, culturales y religiosos las ayudas recibidas, y las concepciones que se tienen acerca de la vida en una época y lugar determinados.

Para que la muerte como un acontecimiento doloroso no resulte deshumanizante debemos hallar la forma de que sea abordada de manera comprendida para luego afrontarla. De ahí surge la necesidad de generar espacios de intercambio, reflexión y acompañamiento con el Cuerpo Directivo a fin de empezar a trabajar co-responsablemente las ideas, los sentimientos en torno a situaciones de enfermedad terminal y muerte, y los aspectos facilitadores de los procesos de duelo, de significación de enfermedades terminales, de re-significación de la vida y de sus sentidos, etc.

La intervención comprensiva y motivada del docente permite a l@s estudiantes contar con la ayuda oportuna para tramitar los temores, los dolores y las angustias relacionadas con estas situaciones vitales de cambio. Ser conscientes de la importancia de las palabras que se dicen delante de ell@s.

Page 4: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Es decir que las situaciones vinculadas con l@s adolescentes, sus familias y con el Cuerpo Docente, requieren necesariamente de un marco pedagógico específico que revierta la tendencia al aislamiento, la lástima o resignación, y posibilite que las mismas sean habladas, escuchadas, comprendidas, elaboradas, y “aceptadas” para aprender a aprehender de estas. Este poner en palabras permite que el dolor pueda simbolizarse en el lenguaje en sus diferentes formas.

Nos proponemos poner a la tarea de recordar hechos dolorosos en nuestras vidas, intercambiar puntos de vista personales, compartir lágrimas, dudas, temores, y de revisar críticamente nuestros sentimientos y representaciones, re-vivir (actualizar) las propias muertes significativas en las historias personales y los procesos de duelo de cada un@. Esta puesta en común, este recorrido que realizamos con- juntos, es el aprendizaje en el que un@ es sostén del otro, más lo transitado en la experiencia del análisis personal, nos permite pasar del sentir y pensar, al entender y actuar, todo lo cual se pone en juego al momento de dar lugar a los decires particulares, propiciar intercambios de experiencias vivenciales y los indispensables procesos de acompañamiento y comprensión del Cuerpo Directivo.

Estos espacios son importantes pues permiten buscar y contar con sostén mutuo, desplegar los distintos saberes-experiencias, y porque además, permiten identificarse con el dolor del otro, interesarse por la suerte del otro, asumir compromisos de búsqueda de nuevos conocimientos y desafíos para la acción. Y porque posibilitan transmitir palabras que doten de sentidos, mitigar el dolor y generar acciones de reparación en el encuentro escolar-colectivo.

Pensar la educación en una escuela que considere “lo integral” del estudiante significa dar lugar, a la muerte y a su emocionalidad. Es pensar una escuela que considere, acepte y valore las diferencias, es concebir una educación firmemente comprometida con los DDHH y el reconocimiento de l@s estudiantes como sujetos de derechos. Es una escuela que da lugar a tod@s sin distinción alguna, a fin de incluir toda la diversidad de aspectos e integralidad que representa lo humano. Así educación y escuela estas sostenidas por un entramado de acciones y condiciones pensadas, planificadas y presupuestadas por políticas de estado.

Recordemos que l@s Los adolescentes:

Tienen plena conciencia de lo que significa la muerte y pueden formarse una explicación completa, tanto desde una perspectiva biológica como filosófica, ideológica o religiosa.

Comprenden las consecuencias existenciales de la muerte y teorizan sobre ella a medida que adquieren capacidades para el pensamiento formal y abstracto.

El adolescente tiene plena comprensión de su propia muerte y puede fantasear sobre ella con mayor o menor angustia, dependiendo de cómo se encuentre emocionalmente.

Pueden negar su propia mortalidad a través de conductas de riesgo y provocaciones, o bien mostrar ansiedades hipocondríacas ante los cambios corporales que van sufriendo.

Page 5: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Ante la muerte de un familiar cercano pueden sentirse muy abrumados a consecuencia de la toma de conciencia que dicha pérdida va a suponer en sus vidas y en su futuro.

Es importante integrar al adolescente en todos los ritos de despedida que vayan a tener lugar y ofrecerle la posibilidad de participar activamente en ellos. L@s jóvenes necesitan sentirse parte activa de la familia, dar su opinión y ser tenidos en cuenta.

Es necesario animar al adolescente a que retome su vida y sus relaciones sociales.

Estimularlos a pasar tiempo con sus amigos puede serles de gran ayuda.

*Cuando se vaya a dar la noticia a un grupo, es importante la presencia de más de una profesora o profesor en el aula, especialmente cuando la muerte es inesperada, repentina o violenta.

*Dedicar tiempo a conversar y a que preparen los homenajes que consideren.

*Sugerir que se puede dedicar un rato para que organicen lo que necesiten.

*Acudir al tanatorio o al cementerio, hacerlo como la despedida de la clase.

*Si se puede, comunicar la noticia la tarde anterior y uno por uno. Si se hace por teléfono procurar que estén acompañados en casa.

*Sugerirles que es un momento propicio para que las amistades nos apoyemos.

* Manifestar también tus sentimientos y emociones. Decirles que estás a su lado y que cuentan contigo.

*Ser paciente y capaz de acoger con naturalidad las emociones de los adolescentes. No censurar la manifestación de las emociones y proteger a l@sestudiantes si el dolor se transforma en ira y aparecen conductas lesivas.

*En la medida de lo posible, volver a la normalidad. Es recomendable considerar dentro de la normalidad la existencia de ritos relacionados con la muerte o la participación en funerales, cremaciones, etc.

*Adoptar la actitud de escucha y acompañamiento.

*Aprovechar la situación para llevar a cabo una reflexión sobre el sentido de la vida, la finitud, lo importante… En un principio, el grupo puede marcar las pautas a seguir; más adelante, se puede dar a estos temas transcendentales un tratamiento curricular.

Herramientas pedagógico-educativas para trabajar el duelo dentro del marco institucional.

Actividad 1:

Posible fragmento de lectura:

Page 6: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

“Aquel hombre preguntó

la hora de su muerte

y ningún pájaro le contestó.

Todos cerraron el pico.”

...

“La muerte circula permanentemente alrededor

de toda criatura que palpita.

Espera, mientras hace sus danzas y canta sus canciones.

Determinado acorde inicia las ausencias

Definitivas y las separaciones para siempre.

….

La muerte es la misma vida con sus

Vestimentas puestas al revés.

Es un giro alrededor de sí misma

Para continuar con sus transformaciones”

(Lía Schenck “El retorno de los nómades”)

En El retorno de los nómades Lía Schenck elabora una alegoría concebida con lenguaje poético, destinada a despertar nuestra adormecida sensibilidad. Editada en Argentina en 1991, se trata de una obra que rescata valores muy profundos de la condición humana.

Las graves disfunciones de nuestro modelo de sociedad, que quedaron al desnudo tras la debacle global, confirman la urgente necesidad de re-construir relaciones humanas, más justas y solidarias. Lía Schenck critica lo que califica de «sedentarismo mental», fustigando los devastadores efectos de la sociedad de consumo y sus anti-valores. En el libro se reivindica el nomadismo que habita en nuestro interior, que suele rebelarse contra las estructuras esquemáticas y hacer aflorar la intrínseca capacidad de soñar, de amar y de comprometerse con la vida. El retorno de los nómades es un alegato que invita a restaurar la ética de la esperanza en un momento de incertidumbres

Page 7: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Actividades:

Esta/s tiene/n como objetivos:

a) Generar un espacio en el cual se posibilite la expresión de sentimientos e interrogantes.

b) Reconocer, revisar, trabajar creencias y posturas personales.

c) Establecer criterios compartidos en función de los destinatarios de la práctica pedagógica y en base a las conclusiones obtenidas en este espacio.

Es necesario, crear un espacio emocional adecuado, solemne, que permita a tod@s expresarse con libertad, sin tapujos, sin censuras y permitir la manifestación espontánea del cariño o del afecto.

Sabemos que para ell@s la vivencia de la muerte es sumamente importante y es necesario que podamos contextualizar el hecho dentro de las situaciones de la vida.

Page 8: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Además debemos recordar que no sólo atribuyen significados del acontecimiento sino que además necesitan hacerlo para integrarlo en su vida.

Actividad 2:

El duelo es un proceso que implica múltiples tareas para ser elaborado por l@s adolescentes. Por un lado está el dolor, definitorio del proceso, pero sobre el que no tenemos mucho control: no sabemos ni cuánto durará, ni que intensidad tendrá, es diferente en cada experiencia de pérdida. Sólo podemos recibirlo y atenderlo -que ya es mucho, ya que implica afrontarlo- con paciencia y aceptación, puesto que el duelo consiste en eso, en sentir el dolor que deja la ausencia de un ser querido. Por otro lado, hay multitud de aspectos del duelo que sí son susceptibles de ser trabajados intencionadamente, como por ejemplo, el trabajo de reconstrucción del vínculo.

El dolor en el duelo inmediato

Cuando alguien que cotidianamente nos acompaña fallece, por un lado deja un vacío, un espacio que no puede ser ocupado por otra persona. Por otro lado, nos deja también una influencia de experiencias, de formas de ver la vida, de sentimientos, de expresiones y de costumbres. Al comienzo del proceso de duelo, todos estos recuerdos e influencias están acompañados fundamentalmente de dolor, aunque también existe la necesidad de recordar al fallecido, de estar con sus pertenencias y con la tristeza, puesto que también trae algo de alivio. Conforme el proceso se va elaborando y la aceptación va permitiendo relacionarse con el propio duelo de una forma más serena, todas esas experiencias que conformaban el vínculo con el fallecido se empiezan a experimentar con agradecimiento y parece como si brillaran más.

Recolocar emocionalmente al/la fallecido/a.

Una de las tareas que debe afrontar cada adolescente para elaborar correctamente el duelo es la reconstrucción del vínculo con la persona que ya no está. Esta tarea es necesaria en un momento del proceso, pues para que el duelo pueda ser elaborado, l@s dolientes debe encontrar la manera de transformar el vínculo que tenían con el fallecido. Desde el momento del fallecimiento, éste es el proceso en el que se embarcan l@s estudiantes. Afrontar esta tarea dentro del duelo implica que l@s dolientes ya hayan avanzado en su proceso de aceptación y adaptación a la vida sin el fallecido, puesto que para elaborarla es necesario que tenga la capacidad de poder mirar con cierta distancia la propia experiencia interna de duelo.

Re-encontrar la huella vital

Page 9: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Durante nuestra vida, nos vamos apropiando inconscientemente de las formas de gesticular, sentir, hablar y pensar de nuestros padres, familiares, amigos e incluso, nuestros compañeros. Re-encontrar la huella que la persona fallecida ha dejado en nuestras vidas puede ser una forma de honrarla y tomar conciencia de su influencia en nosotros. Trabajar la tarea de la huella vital puede ayudar al doliente en este proceso de reconstrucción del vínculo, puesto que le ayuda en la tarea de buscar un espacio emocional interno y en el proceso de mantener presente al fallecido, pero desde la aceptación y la serenidad.

¿Cómo explorar la huella vital?

Ante todo debemos estar preparados para darnos cuenta de que no todas las huellas que recibimos de nuestros seres queridos, compañeros, estudiantes son positivas, ya sea porque a veces las relaciones son ambivalentes (y, por tanto, esta tarea va a ser más compleja), o porque cualquier relación tiene aspectos complejos. Esto hace que descubramos que hemos heredado la tendencia a ver el mundo con miedo, o a ocuparnos de los demás olvidándonos de nosotros, etc. Encontrarnos con esta parte no hará el recuerdo menos bonito, sino más real.

Forma de trabajo:

La mejor manera de realizar esta tarea será con lápiz y papel. Podemos incluirla en una caja de recuerdos o álbum, pero también se puede hacer como parte del proceso de duelo, para profundizar más. Consiste en ir tomando conciencia de cómo ha influido la persona fallecida en las distintas áreas de nuestra vida. Como indicaciones, podemos identificar el impacto que esta persona ha tenido sobre:

– Mis gestos y peculiaridades. Mi forma de hablar.

– Mi personalidad.

– Mis valores y creencias.

– Cuáles son las huellas que me gustaría retener y reafirmar.

– Cuáles son las huellas a las que más me gustaría renunciar o cambiar.(aquí se apunta a re-verse, re-leerse)

En la medida que l@s estudiantes puedan ser conscientes y aceptar la globalidad de la personalidad del fallecido y de su relación con él -con sus luces y sus sombras-, podrá elaborar su duelo de manera más sana.

Actividad 3: Para los 4º, 5º y 6º año.

Analizar otras concepciones culturales americanas sobre el tiempo y el espacio.

Page 10: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

El Pensamiento Andino no es logo-céntrico, ni grafo-céntrico, la forma predilecta es el rito, el orden visible, la sensitividad, el arte. Si el hombre occidental piensa en palabras, el hombre indígena piensa en símbolos, actos y ritos. Por tanto, la fuente y el punto principal de referencia hermeneútica para el pensamiento andinao es la experiencia vivencial del pueblo andino y su interpretación implícita del cosmos en sus múltiples aspectos. Para el hombre indígena, "la realidad" está presente en forma simbólica y no tanto representativa o conceptual. Porque el primer afán no es la adquisición de un "conocimiento" teórico y abstractivo del mundo que le rodea, sino la inserción mítica y la representación cultural y ceremonial simbólica de la misma. La realidad se "revela" en la celebración de la misma realidad. La celebración del culto, del rito no es menos real que la realidad misma que aquella hace presente, sino más bien al revés: en el celebrativo, la realidad se hace más intensa y concentrada, el símbolo es la representación de la realidad

En la cosmo-visión Andina no se concibe la progresividad, ni la uni-direccionalidad de la historia y del proceso cósmico en sentido contradictorio sino en forma cíclica, por ello el paradigma filosófico andino acerca de la naturaleza del "tiempo" es muy distinto. En esta concepción el tiempo es circular, inicio y fin, que es posible trasladarlo también al concepto de vida- muerte como realidades complementarias y no antagónicas, es decir donde hay muerte (fin de algo) ahí mismo hay nacimiento-vida (inicio de algo). En este paradigma del tiempo se introduce el concepto "pacha" que significa "tiempo y espacio". El espacio-cosmos o pacha es una red interconectada de relaciones espacio-temporales. Por eso el tiempo andino está estrechamente vinculado a los fenómenos pacha-sóficos de tipo astronómico y eco-sófico.

En la cultura occidental el tiempo no es uniforme y homogéneo, el tiempo es un movimiento eterno, avanza desde un punto inicial hasta un supuesto punto final. El tiempo progresa y con él el mundo temporal-izado. En el mundo andino, el hombre vive en el tiempo, tal como vive en el espacio. El tiempo es como la respiración, el latido cardíaco. El tiempo es relacionalidad cósmica co-presente con el espacio. Las categorías temporales no son pasado ni futuro sino el aquí , el ahora, el kunan pacha, acontecimiento que ya está presente vivencialmente. "El indígena andino es en lo que "está siendo". El "estar del mundo indígena es el tiempo y el espacio como circunstancia que se da". El orden cósmico cada mañana renace después de un tiempo precario, en el que la noche es una transición o puente. Por ejemplo en el vocablo "Ñaupapacha" están futuro y pasado. El futuro no es algo que viene delante y el pasado como algo que está atrás. De lo que se deduce que el tiempo en el pensamiento indígena no es uni-direccional de pasado a futuro, sino multi-direccional o bi-direccional. El futuro está atrás y el pasado adelante y viceversa.

La época "moderna" en este sentido es sólo un período transitorio, un "kutiy", una vuelta, a un punto antes de su comienzo. En el "ir y devenir" pasa del descenso al ascenso, de la crisis al equilibrio que le brinda la profunda vinculación con la naturaleza, en el ritual, cumpliendo su misión de establecer los equilibrios cósmicos. El indígena existe en una realidad que "está siendo así", es decir, siempre nueva y creciente, en el continuo movimiento cíclico de la naturaleza y de su mundo cultural. En el cual tiempo y espacio son subjetivas en cuanto se

Page 11: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

refieren a un hábitat vital, en donde el tiempo y el espacio se funden en el hecho puro de vivir "aquí y "ahora", Estando-siendo.

Bibliografía:

Vásquez, Grimaldo Rengifo. ALLIN KAWSAY. El Bienestar en la concepción andino amazónica. En Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas (PRATEC). Lima, 2001.

Antelo, Estanislao y Otros: Dossier “Cuidar Enseñando”, en El Monitor de la Educación Nº 04, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Buenos Aires, 2005.

ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS: - Declaración Universal de Derechos Humanos (1948),-Convención sobre los Derechos del Niño (1989).

Bowlby J. La pérdida afectiva. Tristeza y depresión. Editorial Paidós, Buenos aires,1983.

Caplan, Gerard: Principios de Psiquiatría Preventiva, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1966.

Cobo Medina C. El valor de Vivir. Elogio y Razón del duelo. Ediciones Libertarias. Madrid, 1999.

Cruz Sánchez, Pedro A. La muerte (in)visible. Verdad ficción y posficción en la imagen contemporánea. Murcia, 2005.

De la Torre, A. Los dos lados del mundo y del tiempo. Representaciones de la naturaleza en Cajamarca indígena. CIED. Lima, Perú. 1986.

Dolto, Françoise: (1986) Los Niños y su Derecho a la Verdad, Editorial Atlántida .Buenos Aires, 1988.

Dussel, Inés y Southwell, Myriam: Dossier “Ante el dolor ¿Qué puede la Escuela?”, en El Monitor de la Educación Nº 12, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Buenos Aires, 2007.

Herrán, Agustín de la, Gascón y otros: La Muerte y su Didáctica, manual para la Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Universitas, Buenos Aires, 2006.

Jiménez, Greta. Rituales de vida en la cosmovisión andina. Centro de información para el des arrollo. La Paz, Bolivia, 1995.

Maturana, H. y Varela, F. De máquinas y seres vivos. Ed. Universitaria. Santiago, 1995.

Méndez, Marta L. y Vendrell, María del Pilar: Crisis y Duelo, Colección Temas de Psicología Evolutiva Nº 5, Servicio de Guías Universitarias del Centro Editor Argentino, Buenos Aires.

Katz, Viviana: “El duelo, el dolor, y la escuela”, Carta al Lector, en Revista el Monitor de la Educación Nº 14, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Buenos Aires, 2007.

Kübler Ross, Elizabeth: (1969) Sobre la Muerte y los Moribundos, Editorial Grijalbo Mondadori. Barcelona, 1975.

Page 12: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Kübler-Ross, Elisabeth; 40ª ed. La muerte: Un amanecer. Edit. Luciérnaga. Barcelona, 2008.

Kush, Rodolfo. Esbozo de una antropología filosófica americana. Edit. Fundación Ross. Rosario, 2012.

Ortelli, Lidia y Atkinson, Rubi: “La enfermedad y la muerte, dos maestras de la vida”, en XI Jornadas de Equipos de Orientación Escolar, Recreando estrategias en el 2000. Edición, Dirección de Salud y Orientación Educativa. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Subsecretaría de Educación, Dirección General de Educación, Buenos Aires, 2001.

Poch, Concepción y Herrero, Olga. La muerte y el duelo en el contexto educativo. Paidós. Barcelona, 2003.

Tamayo Herrera, José. Algunos conceptos filosóficos de la cosmovisión del indígena quechua, Allpanchis Phuturinqa (Cusco, IPA), vol. 2: 245-254, 1970.

Tizón J, Pérdida, pena, duelo. Vivencias, investigación y asistencia. Fundación Vidal y Barraquer y Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona, 2004.

Worden J.W. El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Editorial Paidós. Barcelona, 2004.

Wolfelt A, Consejos para jóvenes ante el significado de la muerte. Editorial Diagonal. Barcelona, 2001.

Yalom I. Psicoterapia Existencial. Editorial Herder. Barcelona, 1984.

Yalom I. Mirar al sol. La superación del miedo a la muerte. Emecé Editores. Buenos Aires, 2008.

Imágenes:

Page 13: Hablando Sobre La Muerte en El Aula
Page 14: Hablando Sobre La Muerte en El Aula

Para concluir: La muerte es parte de la vida. Cuando tratamos la muerte con naturalidad también estamos enseñando a vivir a tod@s l@s chic@s, y a (nos)-otros mismos.