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HACIA UNOS CENTROS EDUCATIVOS DE CALIDAD Contexto, fundamento y políticas de calidad en la gestión escolar FRANCISCO LÓPEZ RUPÉREZ Secretario General de Educación y Formación Profesional del Ministerio de Educación y Cultura 3.1 LA CONCEPCIÓN EPISTEMOLÓGICA El sistema educativo constituye un subsistema que ocupa una posición central en el seno de los países desarrollados; esa centralidad que, por la fuerza de los hechos, ha adquirido dicho sistema en las sociedades avanzadas hace que éstas deban compartir, necesariamente, con aquél el peso de su elevada y progresiva complejidad. En el marco de un estudio más general, Jacques Lesourne (1993) presenta una colección de hasta once razones que justifican sin paliativos la consideración de los sistemas educativos como altamente complejos: 1. La complejidad del sistema educativo procede, en primer término, de su objeto que no es otro que el de transformar a los seres humanos. La diversidad del ser humano, su autonomía, su capacidad autoorganizativa y, en fin de cuentas, su propia complejidad constituyen un factor primario que complica notablemente la tarea educativa. 2. La dimensión del sistema es considerable. A consecuencia de la evolución social y económica, y habida cuenta de la importancia adquirida por el sector público en este ámbito, los sistemas educativos han experimentado un crecimiento notable, factor que ha contribuido indudablemente a un incremento de su complejidad. 3. La complejidad formal, que se manifiesta en aspectos tales como la estructura del sistema, el organigrama funcionarial y jerárquico, la diversidad del profesorado, la abundancia de normativa, la variedad de las titulaciones, etc.

Hacia Unos Cent… de Calidad

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HACIA UNOS CENTROS EDUCATIVOS DE CALIDAD

HACIA UNOS CENTROS EDUCATIVOS DE CALIDADContexto, fundamento y polticas de calidad en la gestin escolar

FRANCISCO LPEZ RUPREZSecretario General de Educacin y Formacin Profesional del Ministerio de Educacin y Cultura3.1 LA CONCEPCIN EPISTEMOLGICAEl sistema educativo constituye un subsistema que ocupa una posicin central en el seno de los pases desarrollados; esa centralidad que, por la fuerza de los hechos, ha adquirido dicho sistema en las sociedades avanzadas hace que stas deban compartir, necesariamente, con aqul el peso de su elevada y progresiva complejidad. En el marco de un estudio ms general, Jacques Lesourne (1993) presenta una coleccin de hasta once razones que justifican sin paliativos la consideracin de los sistemas educativos como altamente complejos:

1. La complejidad del sistema educativo procede, en primer trmino, de su objeto que no es otro que el de transformar a los seres humanos. La diversidad del ser humano, su autonoma, su capacidad autoorganizativa y, en fin de cuentas, su propia complejidad constituyen un factor primario que complica notablemente la tarea educativa.

2. La dimensin del sistema es considerable. A consecuencia de la evolucin social y econmica, y habida cuenta de la importancia adquirida por el sector pblico en este mbito, los sistemas educativos han experimentado un crecimiento notable, factor que ha contribuido indudablemente a un incremento de su complejidad.

3. La complejidad formal, que se manifiesta en aspectos tales como la estructura del sistema, el organigrama funcionarial y jerrquico, la diversidad del profesorado, la abundancia de normativa, la variedad de las titulaciones, etc.

4. La complejidad informal, que surge de las interacciones presentes en el interior de los centros al margen de las orientaciones que dimanan de la autoridad central. La amplia libertad caracterstica de la funcin docente se une a la diversidad natural del alumnado, del profesorado y de los equipos directivos, para generar fenmenos espontneos que introducen en el sistema otro tipo de complejidad.

5. La ambivalencia del sistema educativo que se presenta como fuertemente cerrado y, a la vez, como extremadamente abierto a la sociedad. Cerrado por la naturaleza de la carrera docente, por su comportamiento profesional, por la organizacin burocrtica del sistema y por su propensin endogmica. Abierto por la influencia de las familias, de los medios de comunicacin, del sistema productivo, de los partidos polticos, las organizaciones sindicales, etc.

6. El sistema educativo opera en el largo plazo. Buena parte de las reformas educativas concernientes al currculo, a los sistemas de formacin del profesorado o a la organizacin de los centros deja sentir sus efectos sobre todo el alumnado no antes de una dcada. Y, en cualquier caso, la pretensin del sistema es la de contribuir a la definicin del individuo adulto.

7. El sistema educativo est implicado en el sistema econmico, y lo est no slo -como seala Lesourne- por la importante participacin en el PIB, en trminos de gasto, y por las correspondientes expectativas sociales respecto de su grado de eficacia y de eficiencia, sino tambin por la dimensin econmica que la revalorizada formacin del capital humano asigna, en la actualidad, a la Educacin.

8. La medida de los efectos del sistema educativo es imprecisa. La dificultad de establecer estndares externos, relativamente estables, la alusin a valores globales y las variaciones con el tiempo son tan slo algunos de los factores que hacen de la medida en educacin algo, aunque necesario, imperfecto.

9. La dificultad de evaluar el grado de consecucin de sus fines y objetivos globales. Aun cuando existe, por lo general, un cierto consenso sobre cules deben ser las grandes metas de la educacin no suele existir una relacin lgica entre las declaraciones de principio y los currculos, los programas o los mtodos de ensear.

10. La dificultad de articular polticas carentes de toda ambigedad. Las notas caractersticas de los sistemas educativos antes mencionadas plantean, por va de consecuencia, el que las polticas deseables sean, con frecuencia, razonablemente imprecisas y que dos posiciones, en apariencia contradictorias, puedan contener ambas un cierto grado de validez.

11. El sistema educativo constituye una zona de conflictos. Conflictos entre las familias y sus hijos, conflictos entre los alumnos y los centros, conflictos entre el profesorado y la administracin, conflictos en la administracin de los recursos, etc.

Coherentemente con el anlisis anterior no es de extraar que Lesourne concluya afirmando que "ocuparse del sistema educativo es ocuparse de la complejidad" (pg.63). Si esto es cierto -y parece serlo a primera vista- la reflexin sobre el sistema educativo, sobre sus reformas y, en general, sobre las polticas que le son caractersticas no puede ignorar esa nueva lgica, esa nueva epistemologa y, en fin, esa nueva forma de pensar la realidad fsica, natural y social que a lo largo de las dos ltimas dcadas se ha abierto camino en el panorama de la ciencia contempornea y que se alberga en el llamado paradigma de la complejidad (Morin,1991).

Sin embargo, durante mucho tiempo la influencia sobre los modos de razonamiento, y sobre el propio ideal de pensamiento cientfico, del paradigma clsico -nutrido de las aportaciones primordiales de Newton y de Descartes- ha traspasado el mbito propio de las ciencias de la naturaleza para alcanzar las ciencias sociales, convirtindose no slo en la referencia del modo de pensar cientficamente, sino inspirando, adems, teoras explicativas de la realidad social y econmica como meras traslaciones de los mtodos y de los constructos tericos caractersticos de la mecnica racional (Buckley,1967; Fors,1989; Prigogine et al,1990).

Los cuatro preceptos contenidos en el cartesiano Discours de la mthode pour bien conduire sa raison et chercher la verit dans les sciences han constituido herramientas intelectuales de generaciones y generaciones de universitarios, muchas veces adquiridas de un modo espontneo a travs del mero contacto con los desarrollos tericos de sus disciplinas particulares, de las cuales dichos principios han contribuido a definir su soporte epistemolgico.

Quin no ha hecho suyo, como obvio, el precepto de evidencia que recomienda no dar nada por cierto a menos que se reconozca evidentemente como tal y asumir de sus propios juicios tan slo aquellos que se presenten tan clara y distintamente que no haya ocasin para la duda?. Quin no ha aplicado, seguro de su validez intelectual general, el precepto reduccionista consistente en dividir el problema en pequeas parcelas tantas veces como requiera su resolucin, en la seguridad de que la adicin de las partes nos permitir reconstituir el todo?. Quin no ha asumido como lgico el precepto causalista que acepta como buena la hiptesis de la linealidad de las relaciones de causa-efecto a modo de largas cadenas de razones o conexiones causales simples?. Quin no ha confiado en el precepto de exhaustividad, como garante de un pensamiento riguroso, que admite y recomienda agotar el anlisis de todos los componentes del fenmeno, sin olvidar ninguno de ellos?

Buena parte de nuestras ideas sociales, polticas y econmicas han sido elaboradas, pues, bajo la influencia de una visin del mundo que es heredera indiscutible de la ciencia decimonnica y de su credo epistemolgico, de modo que nuestra actual forma de pensar ese tipo de realidades podra estar siendo alimentada -tcitamente y desde nuestra ignorancia- por concepciones que se han revelado insuficientes. En semejante situacin, la observacin de Heisenberg (1971) a propsito de la ms importante revolucin conceptual del presente siglo resulta, mutatis mutandi, de inters para la reflexin: "nuestra tarea debe ser el adaptar nuestro pensamiento y nuestro lenguaje -realmente nuestra filosofa cientfica- a la nueva situacin creada por la evidencia experimental".El paradigma de la complejidad, en tanto que marco epistemolgico, no rechaza de plano, como inservibles, los preceptos del Discurso sino que viene a destacar sus lmites de validez y nos alerta ante el hecho de que su aplicacin confiada pueda convertir a aqullos en autnticas trampas para el pensamiento, en verdaderos obstculos para la comprensin de nuestra realidad natural y social.

Frente al precepto de la evidencia, la complejidad asume la incertidumbre como un rasgo consustancial a los sistemas complejos derivada, en fin de cuentas, de su riqueza y de su multidimensionalidad, atributos con los que nuestro conocimiento est obligado a dialogar. Frente al precepto reduccionista, la complejidad acepta que el todo es ms (o menos) que la suma de las partes aisladamente consideradas y apela a la nocin de emergencia para explicar un orden de realidad que surge de la interaccin entre los elementos aun cuando no pueda reducirse a ellos. Frente a la causalidad lineal, postulada por el precepto causalista, el pensamiento complejo acepta la preminencia de la causalidad circular, fuente de complejidad y verdugo del determinismo racional. Frente al precepto de exhaustividad, la complejidad asume la esencial incompletud del conocimiento y el papel de nuestras representaciones como aproximacin limitada y parcial a lo real.

Sobre este sustrato, la nueva racionalidad incorpora como propios los conceptos de inestabilidad, apertura, informacin, fluctuacin, desorden, evolucin, creacin, autoorganizacin, as como los de ambigedad, paradoja o incluso contradiccin. En resumen, y como ha sealado Ploman (1986), la revolucin fundamental deriva de que a partir de ahora el acento no se pone ya en lo simple sino en lo complejo.

El pensamiento complejo tiene una indiscutible vocacin transdisciplinar. Acepta la existencia de significados profundos, compartidos por un conjunto de disciplinas, que pueden circular de unas a otras estimulando la aparicin de ideas nuevas y propiciando su progreso (Lpez Ruprez, 1994a). Si bien es cierto que ha sido, principalmente, dentro del mbito de las ciencias de la naturaleza donde la reflexin sobre la complejidad ha desembocado, en las ltimas dcadas, en teoras consolidadas (Nicolis et al, 1994; Capra, 1997), aumenta la conviccin de que, elevando convenientemente el plano de anlisis, la transposicin de los fundamentos de este nuevo paradigma al mbito de las ciencias del hombre mejorar la comprensin de los sistemas humanos -ejemplo de sistemas altamente complejos-, promover el dilogo entre disciplinas y contribuir a la consolidacin de dicho marco de pensamiento. La economa (Fernndez Daz,1994), la sociologa (Dupuy,1991), el urbanismo (Allen,1986), o incluso la poltica (Dobuzinskis, 1987) han iniciado ya el camino.

Ante semejante panorama, los anlisis sobre el sistema educativo -y sus consecuencias-, por la propia naturaleza de ste, han de ser incorporados a esa nueva dinmica de pensamiento y de accin que se alberga bajo el paradigma de la complejidad (Lpez Ruprez, 1996).

Por efecto de una cooperacin internacional incrementada, el movimiento de evaluacin comparada de los sistemas educativos de los pases desarrollado se acelera (OCDE, 1995 a,b) y los correspondientes estudios cientficos sacan a la luz la existencia de problemas comunes, de deficiencias compartidas y de aproximaciones igualmente inadecuadas (OCDE, 1994; 1995c). Un orden imprevisto parece emerger en el desarrollo de las correspondientes polticas educativas; lo planificado es sobrepasado por ese orden espontneo -no siempre ajustado a lo deseable- que resulta conceptualmente ajeno a los planteamientos mecanicistas, a las aproximaciones reduccionistas, a las causalidades lineales y a los esquemas estticos o de equilibrio que, en buena medida, han constituido un marco de referencia implcito desde el cual se han pensado o planeado las referidas polticas.

Descendiendo en el nivel de generalidad, desde el sistema educativo y escolar en su conjunto hasta el que es propio de un centro educativo como unidad fundamental, nos encontramos, de nuevo y en ese nivel de realidad, con un sistema altamente complejo.

En una primera aproximacin, cabe caracterizar la complejidad como el rasgo fundamental de aquellos sistemas que estn formados por una gran cantidad de agentes independientes, de distintos tipos, interaccionando entre s de mltiples maneras, a diferentes niveles organizativos y de acuerdo con leyes ms o menos complicadas.

Para Levy-Leblond (1991) los sistemas complejos conjugan una heterogeneidad estructural, en el sentido de que se manifiesta en ellos la existencia de una estructura jerarquizada en niveles de organizacin, con una reciprocidad funcional que alude a la existencia de acciones recprocas entre elementos y entre niveles, a circuitos de retroalimentacin y, en general, a conexiones causales de carcter circular.

Pero la complejidad es mucho ms que extrema complicacin. Es una mezcla de orden y de desorden, de luz y de oscuridad, de paradojas e incluso de aparentes contradicciones; es -en palabras de Edgard Morin- "la incertidumbre en el seno de sistemas ricamente organizados" (Morin,1990).

Un anlisis racional de los centros educativos revela, en efecto, esa heterogeneidad estructural a la que alude Levy-Leblond como caracterstica de los sistemas complejos, con la existencia de tres niveles de realidad bien diferenciados: el nivel de los alumnos, el nivel de los profesores y el nivel de los equipos directivos. Todos ellos comparten una realidad comn pero no ven las mismas cosas o, al menos, no las ven de la misma manera.

Por otro lado, la interaccin entre niveles -esa reciprocidad funcional que cita Levy-Leblond- resulta una razn ms que evidente para considerar la aparicin de esos bucles causales que pueden dar lugar a efectos imprevistos, tanto negativos como positivos, sobre la institucin escolar.

A lo anterior hay que aadir el ya citado carcter abierto de los centros docentes como instituciones que se hallan en permanente interaccin con otras entidades de carcter social, tales como la familia, los medios de comunicacin y otros entornos sociales prximos o incluso remotos, para terminar aceptando la caracterizacin de los centros educativos como sistemas complejos.

A la luz de lo anteriormente expuesto, la bsqueda de la calidad en los centros docentes no debera ignorar esa aproximacin epistemolgica que es caracterstica del paradigma de la complejidad. La propia nocin de calidad educativa constituye un ejemplo de concepto polifactico y polimrfico que, adoptando una perspectiva analtica, se manifiesta en una pluralidad de componentes o de factores de calidad; sin embargo, ninguno de ellos resulta suficiente para aprehender convenientemente el concepto. La OCDE, en un informe internacional sobre las escuelas y la calidad, efecta una excelente aproximacin a esa multiplicidad de aspectos, facetas, o atributos del concepto (OCDE, 1989).

Pero complicacin no es lo mismo que complejidad y la orientacin que desde aqu se postula revaloriza el papel de las interacciones de esos diferentes factores de calidad de una escuela y pone el acento en la existencia de acciones causales circulares que facilitan la emergencia de esa cualidad global del funcionamiento de una escuela que permite distinguir con relativa facilidad aquellas escuelas de calidad de las que no lo son.

La emergencia, que, como se ha citado anteriormente, constituye uno de los fenmenos caractersticos de los sistemas complejos, puede interpretarse de acuerdo con una aproximacin dialgica entre el todo y la parte. La interaccin entre los elementos de un sistema puede dar lugar a realidades o propiedades que no estaban contenidas en las partes aisladamente consideradas. Estas cualidades emergentes, empricamente observables aunque inesperadas o imprevistas desde una lgica reduccionista, pueden actuar, a su vez, sobre las partes potenciando su papel o estimulando su desarrollo individual.

La calidad de las escuelas, sera pues, desde esta perspectiva, una propiedad emergente de los centros educativos cuando operan de acuerdo con ciertos principios de funcionamiento que toman en consideracin la complejidad. Actuando convenientemente sobre un cierto nmero de factores crticos, sus interacciones de refuerzo facilitarn la labor de la mejora de la calidad. La evidencia emprica acumulada a lo largo de ms de dos dcadas en torno al movimiento de las llamadas escuelas eficaces parece en este punto dar cobertura a nuestra conceptualizacin (Purkey et al,1983; Rivas,1986; Lpez Ruprez,1994b; Reynolds et al,1997).

Pero esa concepcin global o integral de la nocin de calidad escolar nos remite, necesariamente, a la correspondiente aproximacin global o integral en la forma de gestionarla. La gestin de la calidad en los centros docentes ha de ser, pues, global, incidiendo sobre las personas, sobre los recursos, sobre los procesos y sobre los resultados; promoviendo sus acciones recprocas y orientando el sistema, en su conjunto, hacia ese estado cualitativo que caracteriza las instituciones educativas excelentes.

Los procesos de enseanza y aprendizaje, que constituyen, en buena medida, la razn de ser de este tipo de organizaciones, no pueden aislarse del resto de los procesos que tienen lugar en su seno y que estn afectados por un conjunto de relaciones mutuas entre ellos. As, por ejemplo, la efectividad de la labor docente de un profesor no es independiente de la consideracin que de l posean sus compaeros y la Direccin; la eficiencia del aprendizaje de los alumnos est condicionada por el clima escolar de que goce el centro educativo; ambas circunstancias estn afectadas por el liderazgo de la Direccin y por la eficacia de la accin directiva y stos, a su vez, son estimulados por los buenos resultados y por el reconocimiento y apoyo de la comunidad educativa. De ah la necesidad de situar las acciones de mejora de la calidad en una perspectiva de gestin suficientemente abarcante.