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Hadas Diego Fernando Marín 1 Ilustración No. 1. Sir Joseph Noel Paton. La cabalgata de las hadas. Desde el siglo XVIII los cuentos de hadas abandonaron la exclusividad que les otorgaba la tradición oral para pasar a ser propiedad, primero de la literatura europea y luego del mundo entero. Desde ese momento, las criaturas pertenecientes al mundo de Fantasía, han protagonizado miles de historias alrededor del mundo. Con el tiempo sin embargo, las hadas que infundían miedo, temor, curiosidad, e incluso se hallaban cargadas de cierta aureola sexual, se fueron convirtiendo en criaturas ñoñas, predecibles y moralmente correctas; comenzaron a ser enmarcadas en una suerte de paraíso de mermelada donde todos los sueños se hacían realidad. En su célebre ensayo Sobre los cuentos de hadas, J.R.R. Tolkien ya había abordado la cuestión, haciendo hincapié en la naturaleza peligrosa que realmente envolvía a los habitantes de Fantasía. Tolkien advierte ya desde entonces, que se ha olvidado la naturaleza oscura, ambigua y peligrosa que conlleva los 1 Diego Fernando Marín es docente de Lenguaje y Metodología para los grados 10 y 11 del Gimnasio la Colina.

Hadas

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Diego Fernando Marín presenta un artículo en donde se presentan algunos elementos que diferencian a las hadas contemporáneas de las antiguas.

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Hadas

Diego Fernando Marín1

Ilustración No. 1. Sir Joseph Noel Paton. La cabalgata de las hadas.

Desde el siglo XVIII los cuentos de hadas abandonaron la exclusividad que les otorgaba la tradición

oral para pasar a ser propiedad, primero de la literatura europea y luego del mundo entero. Desde

ese momento, las criaturas pertenecientes al mundo de Fantasía, han protagonizado miles de

historias alrededor del mundo. Con el tiempo sin embargo, las hadas que infundían miedo, temor,

curiosidad, e incluso se hallaban cargadas de cierta aureola sexual, se fueron convirtiendo en

criaturas ñoñas, predecibles y moralmente correctas; comenzaron a ser enmarcadas en una suerte

de paraíso de mermelada donde todos los sueños se hacían realidad. En su célebre ensayo Sobre

los cuentos de hadas, J.R.R. Tolkien ya había abordado la cuestión, haciendo hincapié en la

naturaleza peligrosa que realmente envolvía a los habitantes de Fantasía. Tolkien advierte ya

desde entonces, que se ha olvidado la naturaleza oscura, ambigua y peligrosa que conlleva los

1 Diego Fernando Marín es docente de Lenguaje y Metodología para los grados 10 y 11 del Gimnasio la

Colina.

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cuentos de hadas, en donde el hombre es tan solo un invitado a un país, a un espacio, en donde

rigen reglas diferentes a las que conocemos. Fantasía, para Tolkien y los lectores de los cuentos

de hadas tradicionales, es un lugar que difiere mucho de lo que Disney hoy nos ofrece.

Ilustración No.2. Sir Arthur Rackham. Gnomos.

Los relatos tradicionales sobre hadas y duendes no son precisamente tranquilizadores. Se les trata

de ladrones de niños, de embaucadores y juguetones. Es así como antiguas narraciones como la

de Rip Van Winkle, hablan de un hombre que se pierde en el tiempo de las hadas. Raymond E.

Feist, en su Cuento de hadas habla de la naturaleza traicionera de los Daoine Sidhe quienes más

allá de seducir jovencitas quieren también reclamar el mundo que se les ha arrebatado. Los seres

humanos suelen olvidar que antes de imponerse un único paradigma, se creyó no sólo en dos, sino

en múltiples dioses. Y no todos ellos eran masculinos, de hecho no todos ellos eran seres

humanos. En el centro y norte de Europa principalmente, los dioses degeneraron poco a poco en

criaturas que luego, cuando el paradigma judeocristiano se impuso, se olvidaron y replegaron en

los bosques. Criaturas como los sátiros, las ondinas y los berserks, permanecieron en las regiones

más oscuras de los campesinos y aldeanos. Estos mismos campesinos y aldeanos que llamaban a

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las viejas curanderas Bella Donna –bella dama, bella señora, el mismo nombre que se les otorgaba

a las hadas- cuando lograban curar a sus hijos o esposos; pero también las llamaban brujas cuando

habían muertes imprevistas o inexplicables. No hay contradicción en esta denominación, los

campesinos recordaban muy bien que lo sobrenatural nunca tiene una sola cara. Esta suerte de

transmigración o de involución si se quiere, lo plantea Marguerite Yourcenar, en uno de sus

Cuentos orientales, en donde las hadas, quienes no pueden vivir bajo la gracia de Cristo, son

transformadas en golondrinas.

A pesar de esto, sin embargo, las hadas han caído bajo una cruel tradición en el siglo XX y

principios del XXI, su reino se ha reducido de lo complejo y peligroso a lo fútil y predecible en la

literatura infantil. La máxima representante de esta versión actual de las hadas es Campanita,

heredera bastarda de la obra de J.M. Barrie, reducida a ser una Marilyn Monroe que representa lo

positivo de la tecnificación en la era industrial, heroína simplona que sólo puedo producir a partir

de los desechos olvidados por los seres humanos. Precisamente Campanita quien jamás sirvió de

buen modo a los seres humanos sino por puro amor a Peter Pan. Incluso criaturas más feroces

como el hombre de las nieves o los mismos vampiros, han sido degradados para hacerlos más

atractivos al afán consumista del mundo contemporáneo. Las criaturas de fantasía, han debido

sufrir todo un proceso de transformación que los haga atractivos para el público.

Ilustración. No. 3. Disney. Campanita.

Por fortuna escritores como el mismo Tolkien, quien creó a los hobbits, como criaturas apacibles,

hizo que de ellos mismos descendiera el mezquino Gollum. Así mismo Neil Gaiman, recordó a los

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lectores, que los dioses antiguos no sólo eran aventureros y divertidos, sino mezquinos, tramposos

y jugadores en American Gods, en tanto tampoco permitió que se olvidara que a veces en lo

terrible habita una gota de piedad, según lo relata en El puente del Trol. El mismo Barrie nos

recordó que en Fantasía, en su Neverland al lado de la aventura ingenua también habitaba el

feroz Garfio y el voraz cocodrilo. Los escritores que han conocido a Fantasía saben que se trata de

una tierra donde todo lo que yace en el corazón de los hombres es posible. Y en el corazón de los

hombres no solo mora el bien.

Ilustración No. 4. Gustave Doré. Pulgarcito.