Han pasado diez años. Muchas cosas han ocurrido. El príncipe ahora es rey y junto a su esposa tienen una hermosa hija llamada Esperanza, la bautizaron así en honor a Sirenita. Porque cuando el rey era príncipe encontró a sirenita en la orilla del mar, como no sabía su nombre, le llamó Esperanza.

La hija del rey es muy hermosa y todas las mañanas va a la playa porque le encanta sentarse y sentir como el rocío de mañana acaricia su cara, según ella, le da la impresión que alguien invisible le hace cariño en su rostro.

Para la Sirenita el tiempo no ha pasado. Bueno para las hijas del aire el tiempo no existe, para ellas no hay pasado, ni futuro, siempre es hoy. A pesar que las hijas del aire recorren la tierra para sanar a las personas que lo necesitan, la Sirenita siempre vuelve junto a la playa para cuidar de Esperanza. La Sirenita prometió siempre cuidar al rey y su familia, porque ella nunca ha dejado de amar al rey.

La hechicera del mar quería ser reina de los mares y así poder destronar a Neptuno el dios del mar. Era tanto su deseo que día a día planeaba como podía hacer esto. Un día encontró la forma de hacerlo, esto consistía en

que ella debía convertirse en mujer y con el cuchillo que había hecho para las hermanas de sirenita, debía matar a una hija de la realeza. Esto le daría mucho poder para destronar a Neptuno. Así que la hechicera comienza a realizar su malvado plan.

Una mañana Esperanza estaba en la playa, ese día el rocío de la mañana no había aparecido - por si no se han dado cuenta el rocío que cada mañana acariciaba el rostro de Esperanza, era la misma sirenita – Mientras Esperanza caminaba por la playa se encontró con una extraña mujer que estaba tirada en la orilla. Ella le fue a ayudar, sin embargo cuando la mujer despierta, le clava la daga hiriéndola mortalmente. Sin embargo para su sorpresa ella no pudo convertirse en la hechicera nuevamente, porque aunque hirió a Esperanza gravemente, el amor que Sirenita le tenía a Esperanza era más poderoso que la maldad de la hechicera.

La Sirenita al saber que Esperanza había sido herida por la hechicera, fue junto a las hijas del aire al palacio de Esperanza. Vio la herida de la daga que tenía Esperanza y como un rio entro en su herida sanándola y liberándola de la muerte. Allí supo Esperanza

quien la cuidaba todo este tiempo y quien realmente fue Sirenita.

Ha pasado el tiempo y la hechicera hoy convertida en una mujer anciana pide limosna en una esquina de la ciudad, por su maldad está condenada a ello. Y yo a cada mañana voy a la playa a reunirme con Sirenita, la sirena que amo a mi padre y que por amor a él me salvó la vida, cumpliendo su promesa de cuidarnos, aun después de muerta nos sigue amando.