16
7 1. En la ruta hacia Marburgo H acia 1924, tres años antes de la publicación de Ser y tiempo, el libro que otorgaría a Heidegger nom- bradía universal, se comentaba en los círculos filo- sóficos alemanes que había un rey oculto del pensamiento en la Universidad de Marburgo. A los cursos del profesor Martin Heidegger llegaban alumnos de los rincones más apartados de Alemania y entre quienes lo hicieron ese año, en noviembre, desde Koenisberg, la ciudad donde había vivido y enseñado Kant, se encontraba una muchacha que respondía por el nombre de Hannah Arendt. Era una mujer esbelta, de pelo largo y de mirada penetrante que, para hacerla más intensa, inmovilizaba el rostro apoyándolo en la mano izquierda. La población a la que había llegado era un enclave rústico, bastante suscepti- ble a cualquier tipo de escándalo, de manera especial si par- tía de la universidad o, mejor dicho, de quienes allí enseña- ban. Había perdido a su padre a los siete años, era judía y, con la mudanza de los días, resumiría su propia situación Sobre este número Hannah Arendt, en la tradición de la escalera trasera

Hannah Arendt

Embed Size (px)

DESCRIPTION

TOTALITARISMO

Citation preview

Page 1: Hannah Arendt

7

1. En la ruta hacia Marburgo

Hacia 1924, tres años antes de la publicación de Ser

y tiempo, el libro que otorgaría a Heidegger nom-

bradía universal, se comentaba en los círculos filo-

sóficos alemanes que había un rey oculto del pensamiento

en la Universidad de Marburgo. A los cursos del profesor

Martin Heidegger llegaban alumnos de los rincones más

apartados de Alemania y entre quienes lo hicieron ese año,

en noviembre, desde Koenisberg, la ciudad donde había

vivido y enseñado Kant, se encontraba una muchacha que

respondía por el nombre de Hannah Arendt.

Era una mujer esbelta, de pelo largo y de mirada

penetrante que, para hacerla más intensa, inmovilizaba el

rostro apoyándolo en la mano izquierda. La población a la

que había llegado era un enclave rústico, bastante suscepti-

ble a cualquier tipo de escándalo, de manera especial si par-

tía de la universidad o, mejor dicho, de quienes allí enseña-

ban. Había perdido a su padre a los siete años, era judía y,

con la mudanza de los días, resumiría su propia situación

Sobre este número

Hannah Arendt,en la tradición de la escalera trasera

Page 2: Hannah Arendt

8

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

existencial en su Diario filosófico, cuya traducción caste-

llana acaba de aparecer y del cual me propongo hablar, en

los siguientes términos: “Nacemos en este mundo de la plu-

ralidad en el que padre y madre están preparados para

nosotros, preparados para recibirnos y darnos la bienve-

nida para guiarnos y demostrarnos que no somos extran-

jeros. Crecemos para ser como todos los demás, pero

cuanto más crecemos, tanto más nos volvemos iguales en

el sentido de la unicidad absoluta e insoportable. Luego

amamos, y el mundo entre nosotros, el mundo de la plu-

ralidad y del sentirse en casa, estalla en llamas, hasta que

nosotros mismos estamos en condiciones de recibir a los

nuevos que llegan, los recién llegados a los que ahora

demostramos aquello en lo que acabamos de creer, a saber,

que no son extranjeros. Morimos en la singularidad abso-

luta, extranjeros, en definitiva, que se despiden tras una

breve estancia en un lugar extraño. Lo que perdura es el

mundo de la pluralidad”.

El ingreso en la Universidad de Marburgo situaba a

esta joven estudiante en la etapa en que el mundo comen-

zaba a estallarle, en virtud del amor que iba a invadirla

pronto de manera inundatoria. La señorita Hannah Arendt

llegó a lo concreto con el profesor Heidegger, en palabras

de la comentarista de las cartas cruzadas entre ambos y

compiladora, a su vez, de su Diario filosófico, cuatro

meses después de haberse conocido en una arriesgada

jugada por parte de ella.

Page 3: Hannah Arendt

9

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

De acuerdo con George Steiner, Heidegger era en

clase un profesor aburrido, casi hipnótico, que sorprendía

de pronto a sus alumnos con unos silencios prolongados,

de veinte minutos de duración en algunos casos. Pero lo

que decía y lo que escribía aquel joven profesor representa-

ba una nueva manera de leer a ciertos autores, al punto de

que, en palabras de Steiner, ya se comenzaba a hablar de un

Kant heidegeriano, de un Schelling y, sobre todo, de un

Nietzsche y un Husserl a los “que hoy contemplamos según

las lecturas que Heidegger hace de ellos. ¿Algún otro pen-

sador ha ejercido, para bien o para mal, un dominio tan

absoluto?”.

Pues bien, ese dominio fue el que ejerció también

aquel profesor singular sobre su alumna y amante, de la que

le separaban diecisiete años. “El hecho de que usted llega-

ra a ser alumna mía y yo, su maestro, es sólo el origen de

aquello que nos ocurrió”, le escribió Heidegger en una de

las primeras cartas, publicada hace un par de años. Y lo que

ocurría eran las pequeñas cosas que suelen suceder entre

amantes clandestinos. Si veía luz en el cuarto donde ella

residía, el profesor Heidegger subía; de lo contrario, se abs-

tenía de visitarla. Pero si ella se ofreció por entero a su

maestro, él fue extremadamente cauto en la relación que

podía significar una grave alteración de su condición

social. Tenía que ocultar a la amante, de su esposa, una eco-

nomista de escaso talento que simpatizaba con el nazismo

desde que tenía veinte años y no habría tolerado que su

Page 4: Hannah Arendt

10

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

marido se entendiera con una alumna judía. Al menos, en

aquella época.

Esos cuatro años de relaciones intensas y disimula-

das llegaron a sofocar a Heidegger, a quien la alumna

seguía por las ciudades donde tenían lugar sus frecuentes

conferencias. De modo que, cuando se planteó la necesidad

de afrontar la tesis doctoral, el amante la recomendó en

Heidelberg a la tutela de su amigo Karl Jaspers.

Para Heidegger, esa relación fue una fuente de inspi-

ración. Pero ella describió el asunto, en uno de los cuader-

nos del Diario filosófico, a raíz del reencuentro con

Heidegger en 1950, con estas dolorosas palabras: “Esta es

la solución que, en realidad, ha dado Heidegger al proble-

ma. Lo que ha hecho productivo no es la soledad, sino el

abandono. De ahí su descomunal atracción”.

Pero lo cierto es que ambos iban a quedar ya tocados

de por vida. De hecho, cuando la desnazificación de

Heidegger, no fue Jaspers quien le salvaría como testigo,

sino la respuesta que Heidegger dio a una carta de su aman-

te, en la cual ella le reclama su antisemitismo. La carta de

Hannah Arendt no se conserva, pero la respuesta de

Heidegger, sí. Dice ahí que, una vez liberado de sus clases,

quienes acudieron a él como alumnos de doctorado eran en

su mayor parte judíos. Que él ayudó a Kart Loewith, entre

otros, a conseguir una beca, asegurando que la cuestión

judía no había influido para nada en sus relaciones con

Page 5: Hannah Arendt

11

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

Cassirer o Husserl, por muy problemáticas que estas hubie-

ran sido desde otro punto de vista. De manera que, indirec-

tamente, Hannah Arendt lo salvó. Pero para ese momento

ya ella reinaba en el complicado mundo del juicio. ¿Habrá

que pensar que toda la teoría del ocultamiento de

Heidegger, la aletheia, tiene este origen humano y perso-

nal? Es posible.

En 1975, poco antes de su muerte, Hannah Arendt se

refirió resumidamente a la influencia recibida del maestro

y amante en la interpretación de las tragedias del siglo vein-

te, de esta manera: “Me enseñaste a leer, porque no ha habi-

do nadie en el mundo que sepa leer como tú”.

Ese privilegio de haber aprendido a leer con

Heidegger se manifestó en la obra discursiva que convirtió

a Hannah Arendt en la filosofa del totalitarismo más impor-

tante del siglo veinte, tanto en referencia a la interpretación

de la banalidad del mal como de la condición humana. Ese

fue el primer peldaño en su ascenso, el segundo hay que

buscarlo en sus cartas personales a amigos y testigos, y el

tercer escalón, del que me quiero ocupar ahora, en la tradi-

ción de la escalera trasera que viene a ser el Diario filosó-

fico, aparecido en castellano hace unos meses, bellamente

editado por la editorial Herder y traducido brillantemente

del alemán por Raúl Gabás (1).

Page 6: Hannah Arendt

12

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

2. El Diario filosófico

Entre 1950 y 1973, Hannah Arendt escribió 28 cuadernos

escolares y otro adicional, titulado Cuaderno de Kant. Muchos

de estos cuadernos mantienen una continuidad de sucesión en

el tiempo, mientras que otros fueron espaciados temporalmen-

te. Fuera de la indicación comercial impresa en la portada de

cada uno de ellos como notebook, no puso título alguno a este

trabajo. Fueron las editoras alemanas Ursula Ludz e Ingeborg

Nordmann quienes dieron el nombre de Denktagebuch al

conjunto de la obra, aparecido en español como Diario filo-

sófico. Pero, en realidad, si la distribución de los cuadernos va

por meses, hubiera tenido más sentido que se titulara

Monatsbuecher o Libros mensuales, cosa que editorialmente

no sonaba bien.

En cuanto al contenido, algunos especialistas consi-

deran que se trata de una obra para quienes están familiari-

zados con el pensamiento de Hannah Arendt. Personal-

mente, creo que así como hay dos maneras de viajar, una

por el simple placer de hacerlo y otra, por necesidad u obli-

gación, hay igualmente dos maneras de leer, una por obli-

gación (la de quienes traten de seguir la pista a la muy rica

obra de Hannah Arendt) o simplemente por el placer de

encontrarse con un collage de textos, aforismos, reflexio-

nes, ideas y pensamientos e, incluso, poemas que fueron

gratos a la autora de La condición humana.

En el cuaderno 27 dice Hannah Arendt que de lo que

Page 7: Hannah Arendt

13

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

se trata es de interpretar y citar con el fin de tener testigos

y granjearse amigos.

Pues bien, leyendo este libro sabremos quiénes son

esos testigos, quiénes son sus amigos y qué es lo que dicen.

Lo que no encontrará el lector son referencias perso-

nales de la autora ni en relación con su vida cotidiana, ni

con los acontecimientos vividos bajo el punto de vista de su

peripecia vital inmediata u ocasional. De tal manera que

puede afirmarse que no existe un yo psíquico en torno al

cual se nuclee esta obra y que podamos identificarla como

de Hannah Arendt. Hay, pues, una gran diferencia en lo que

son sus textos discursivos tan serenamente organizados,

tan metódicamente realizados, como se aprecia en Los orí-

genes del totalitarismo, y las citas y aforismos recogidos

en estos cuadernos. El Diario filosófico podría ser el gran

archivo de un proyecto cuyo planteamiento fundamental

consistiría en la pregunta de si es posible seguir pensando

después de las catástrofes del siglo XX. En tal sentido,

Enrique Lynch ha definido el Diario filosófico como un

conjunto de herramientas de trabajo descolocadas y disper-

sas “en el taller de un muerto”. Como testigos, convoca lo

más notable de la tradición filosófica occidental, y entre

esos amigos hay referencias constantes a Heidegger, desde

luego, a Karl Jaspers, con mucho afecto, por cuanto fue el

tutor de su tesis doctoral de ella sobre el amor en San

Agustín; a Hermann Broch, Mary McCarthy, su albacea y

Heinrich Bluechner, su segundo esposo.

Page 8: Hannah Arendt

14

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

Con esos amigos comparte la soledad, el abandono,

el diálogo, diferenciando claramente entre lo que es el

amor y la amistad. “Tengo sentimientos; pero el amor me

tiene a mí. La amistad depende esencialmente de su dura-

ción, una amistad de dos semanas de antigüedad no existe,

el amor es siempre un coup de foudre, un flechazo”.

***

El lector del Diario filosófico no va a encontrar en

este el libro un proceso del pensamiento de Hannah Arendt

que progresa en el tiempo o que se proyecta hacia atrás de

manera reflexiva sobre los planteamientos de los grandes

problemas del siglo XX. Pero leyendo esta obra, tal vez

podrá llegar a saber cómo se formaron algunos de sus jui-

cios. Uno de los pensamientos más importantes sobre el

totalitarismo lo hallamos ya aquí en ciernes. Se trata del

análisis sobre el fracaso de la civilización occidental, al que

precede la destrucción de la pluralidad antes de la instala-

ción del dominio totalitario. Auschwitz y el archipiélago de

Gulag no son solamente el fracaso de la política occidental,

sino de la tradición de la metafísica occidental. No habrá

ninguna salida mientras no sepamos por qué, a partir de

la gran tradición, no pudieran trazarse caminos, de

modo que la tradición de la escalera trasera pudo diseñar

el sendero. Los argumentos de algunas de sus conferencias

o la oportunidad de algunos de sus viajes, como la visita a

Page 9: Hannah Arendt

15

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

Heidegger en 1950, justamente en la fecha en que comienza

a escribir los cuadernos del Diario filosófico, se encuen-

tran esbozados aquí. Las consideraciones previas de los

movimientos totalitarios y, simultáneamente, el terror de

los regímenes a ellos adscritos, se encuentran también

aquí. Este contrapunteo entre lo singular y la pluralidad y el

intento de descifrarlo es, a mi entender, una de las claves

ocultas de este libro.

El 30 de octubre de 1970 murió inesperadamente

Heinrich Bluechner, su fiel compañero y esposo, y ella

acota ese suceso tan triste de la siguiente manera:

Uno se marcha con cosas de su propiedad,

tierra, caballos, silencio y longanimidad.

Buitres y cielos son testigos de su soledad.

Ahí concluyen los cuadernos del Diario filosófico.

En 1971 abrió otro nuevo, pero lo que aparece es más bien

el itinerario de sus últimos viajes.

La muerte de Hannah Arendt se produce, también

inesperada y repentinamente en 1975, poco antes de una

anunciada visita a Heidegger en Friburgo de Brisgovia. El

mismo Heidegger la sobrevivió un año solamente.

(1) Arendt, Hannah: Diario filosófico, dos tomos. Editado porUrsula Ludz e Ingeborg Nordmann. Traducción de Raúl Gabás. HerderS.L. Barcelona, 2006.

Page 10: Hannah Arendt

16

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

FRAGMENTOS DEL DIARIO FILOSOFICO

1. Finalidades de la política:

1. Asegurar el proceso de la vida.

2. Asegurar la grandeza personal.

3. Asegurar el mundo fundado.

4. Asegurar lo “material” por amor de lo “espiritual”.

5. Asegurar el estar juntos (quality) y la pluralidad,

company.

(Cuaderno XXI agosto 1955, 67)

2. Heidegger no tiene razón: el hombre no está

arrojado al mundo, si estamos arrojados, estamos arroja-

dos a la tierra, igual que los animales. En el mundo, preci-

samente, el hombre es dirigido, no arrojado, precisamente

allí se establece su continuidad y se revela su pertenencia.

¡Ay de vosotros si somos arrojados al mundo!

(C. XXI , agosto 55, 68)

3. ¿Comienza la filosofía con el pensamiento que se

eleva desde la admiración o con el pensamiento sobre el

pensamiento?

(C. XXVII noviembre 69 112)

4. Toda soledad sostenida consecuentemente ter-

mina en la desesperación y el desamparo, simplemente por-

que uno no puede abrazarse a sí mismo.

(C. VII enero 1952, 11)

Page 11: Hannah Arendt

17

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

5. Las tres dimensiones de la pluralidad

El espacio de lo público.

El espacio de lo privado.

El espacio de la soledad.

(C. XIX, septiembre 1953, 10)

6. Hablar consigo mismo no es ya pensamiento,

pero es la parte práctica de todo pensamiento, a saber, el

hecho de que incluso en el pensamiento se anuncia la plu-

ralidad.

7. A quienes los dioses aman, le niegan el consuelo

de envejecer.

(C. XX, julio 54, 13, 16, 18)

8. Nuestra conciencia del tiempo no se rige por el

número de años que hemos vivido. Cuanto mas jóvenes

somos, tanto más largo es un año, y también una hora o un

día. Cuando tengo cinco años, un año es una quinta parte

del tiempo de mi vida; y cuando tengo cincuenta años, un

año es una de las cincuenta partes de mi vida. Esto cambia

cuando envejecemos y comenzamos a contar ya no desde

nacimiento, sino desde la muerte. Entonces los años imper-

ceptiblemente se hacen de nuevo más largos.

(C. XXIV mayo, 55,6)

Page 12: Hannah Arendt

18

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

-ooo-

Esta nueva salida de CONCIENCIACTIVA21 coincide

con la celebración del pensamiento de Hannah Arendt

debido a otra rememoración de su ausencia. Las claves,

tanto éticas como en relación con los valores con que nos

toca ahora hacer causa, fueron delimitadas por ella con un

sentido de demarcación que raya en lo profético. Y aquí

estamos en esa encrucijada de caminos que abrimos a la

consideración de los lectores de este número 17. En tal sen-

tido, presentamos trabajos sobre las proyecciones éticas

del enunciante, de Luis Javier Hernández; sobre la oportu-

nidad que asiste a los pobres en referencia a la educación,

de Emilia Márquez; sobre el control político en la sociedad

democrática, de Elys Gilbrando Mora. Sobre el ruido litera-

rio en Internet nos habla, con rigor y humor, Luis Barrera

Linares. Sobre Armando Rojas Guardia como el último cris-

tiano de la modernidad nos introduce Harry Almela, a pro-

pósito de la Obra selecta del poeta. Oscar Sambrano Urda-

neta plasma para el lector una semblanza ejemplar sobre

Julio Garmendia como el mejor personaje de sí mismo y

Antonio López Ortega hace un repaso a su propio destino,

afincado en lo que fueron sus raíces de gente trasladada a

un lugar. Se cierra el número con una reseña de Julián Már-

quez, titulada Fulgores de una literatura en sombra.

Page 13: Hannah Arendt

19

CONCIENCIACTIVA21, número 17, julio 2007

Este número 17 de CONCIENCIACTIVA21 vuelve a salir

bajo el patrocinio financiero de BANESCO. BANESCO es una

pujante institución bancaria que ha demostrado su capaci-

dad para mezclar convenientemente lo útil con lo agrada-

ble. Y lo agradable, ya se sabe, tiene que ver con la atención

que BANESCO dispensa a los proyectos culturales que se lle-

van a cabo como iniciativa en Venezuela, tanto aquellos que

responden a un patrón estético como los que se refieren al

mundo de las ideas. Esa es la razón del apoyo económico a

nuestra revista. De modo que así lo proclamamos, al tiem-

po que agradecemos este apoyo económico que nos hace

presente ante nuestros lectores. La Fundación Conciencia

Activa y la revista CONCIENCIACTIVA21 hacen por ello

expresión pública de gratitud.

ATANASIO ALEGRE

Director de ConcienciActiva 21

Page 14: Hannah Arendt
Page 15: Hannah Arendt

Mi teoría para estos grandes y significativos acontecimien-

tos, de los que fuimos testigos a partir de 1989 y cuyo

final todavía no se adivina, mi teoría de la enfermedad que con-

dujo a la muerte del marxismo, se pude resumir en la siguien-

te fórmula:

El marxismo ha muerto de marxismo.

O, más exactamente dicho: el poder marxista ha muerto

por la esterilidad de la teoría marxista. Puede ser que la teoría

marxista, la ideología marxista, fuera muy inteligente, pero

corría en sentido contrario a los hechos de la historia y de la

vida social: se trataba de una teoría sumamente errónea y muy

altanera. Y se disimulaban sus muchas faltas, sus cuantiosos

errores teóricos con innumerables pequeños embustes y tam-

bién con grandes mentiras. Las mentiras defendidas con un

ejercicio del poder brutal y con la violencia se convirtieron

muy pronto en la moneda intelectual corriente de la clase

comunista que gobernaba con poder dictatorial en Rusia y de

la ambiciosa clase de los dictadores con altas aspiraciones de

fuera de Rusia. Este universo de mentiras se contrajo en un

agujero negro intelectual. Como ustedes saben, un agujero

negro dispone de una fuerza ilimitada para tragarse todo, para

destruirlo, para reducirlo a la nada. La diferencia entre verdad

y la mentira se desdibujó. El vacío espiritual terminó por devo-

rarse a sí mismo. Consiguientemente, el marxismo ha muerto

de marxismo, y, para ser exactos hace largo tiempo. Sin embar-

go, me temo que millones de marxistas se aferraran a él tanto

en el Este como en el Oeste.KARL R. POPPER

La responsabilidad de vivir

Temas

Page 16: Hannah Arendt