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Hechos La promesa del Espíritu Santo 1 En mi primer escrito, Teófilo, me referí a todas las cosas que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. 3 A ellos también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. 4 Y estando juntos, les ordenó: —No salgáis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre, la cual oísteis de mí, 5 porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. La ascensión 6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: —Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7 Les dijo: —No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad; 8 pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. 1

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La promesa del Espritu Santo1En mi primer escrito, Tefilo, me refer a todas las cosas que Jess hizo y ense desde el comienzo 2hasta el da en que fue recibido arriba, despus de haber dado mandamientos por el Espritu Santo a los apstoles que haba escogido. 3A ellos tambin, despus de haber padecido, se present vivo con muchas pruebas indubitables, aparecindoseles durante cuarenta das y hablndoles acerca del reino de Dios.4Y estando juntos, les orden:No salgis de Jerusaln, sino esperad la promesa del Padre, la cual osteis de m, 5porque Juan ciertamente bautiz con agua, pero vosotros seris bautizados con el Espritu Santo dentro de no muchos das.La ascensin6Entonces los que se haban reunido le preguntaron, diciendo:Seor, restaurars el reino a Israel en este tiempo?7Les dijo:No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad; 8pero recibiris poder cuando haya venido sobre vosotros el Espritu Santo, y me seris testigos en Jerusaln, en toda Judea, en Samaria y hasta lo ltimo de la tierra.9Y habiendo dicho estas cosas, vindolo ellos, fue alzado, y lo recibi una nube que lo ocult de sus ojos. 10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que l se iba, se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11los cuales les dijeron:Galileos, por qu estis mirando al cielo? Este mismo Jess, que ha sido tomado de vosotros al cielo, as vendr como lo habis visto ir al cielo.Eleccin del sucesor de Judas12Entonces volvieron a Jerusaln desde el monte que se llama del Olivar, el cual est cerca de Jerusaln, camino de un sbado. 13Cuando llegaron, subieron al aposento alto, donde se alojaban Pedro y Jacobo, Juan, Andrs, Felipe, Toms, Bartolom, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simn el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 14Todos estos perseveraban unnimes en oracin y ruego, con las mujeres, y con Mara la madre de Jess, y con sus hermanos.15En aquellos das Pedro se levant en medio de los hermanos (los reunidos eran como ciento veinte en nmero), y dijo:16Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura que el Espritu Santo, por boca de David, haba anunciado acerca de Judas, que fue gua de los que prendieron a Jess, 17y era contado con nosotros y tena parte en este ministerio. 18ste, pues, que haba adquirido un campo con el salario de su iniquidad, cay de cabeza y se revent por la mitad, y todas sus entraas se derramaron. 19Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusaln, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acldama (que significa Campo de sangre), 20porque est escrito en el libro de los Salmos:Sea hecha desierta su habitaciny no haya quien more en ella,y:Tome otro su oficio.21Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Seor Jess entraba y sala entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el da en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho con nosotros testigo de su resurreccin.23Entonces propusieron a dos: a Jos, llamado Barsabs, que tena por sobrenombre Justo, y a Matas. 24Y orando, dijeron: T, Seor, que conoces los corazones de todos, muestra cul de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado, del cual cay Judas por transgresin, para irse a su propio lugar.26Entonces echaron suertes sobre ellos, y la suerte cay sobre Matas; y fue contado con los once apstoles.La venida del Espritu Santo2Cuando lleg el da de Pentecosts estaban todos unnimes juntos. 2De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llen toda la casa donde estaban; 3y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentndose sobre cada uno de ellos. 4Todos fueron llenos del Espritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, segn el Espritu les daba que hablaran.5Vivan entonces en Jerusaln judos piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6Al or este estruendo, se junt la multitud; y estaban confusos, porque cada uno los oa hablar en su propia lengua. 7Estaban atnitos y admirados, diciendo:Mirad, no son galileos todos estos que hablan? 8Cmo, pues, los omos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia, 10Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de frica ms all de Cirene, y romanos aqu residentes, tanto judos como proslitos, 11cretenses y rabes, los omos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.12Estaban todos atnitos y perplejos, dicindose unos a otros:Qu quiere decir esto?13Pero otros, burlndose, decan:Estn borrachos.Primer discurso de Pedro14Entonces Pedro, ponindose en pie con los once, alz la voz y les habl diciendo: Judos y todos los que habitis en Jerusaln, esto os sea notorio, y od mis palabras, 15pues estos no estn borrachos, como vosotros suponis, puesto que es la hora tercera del da. 16Pero esto es lo dicho por el profeta Joel:17En los postreros das dice Dios,derramar de mi Espritu sobre toda carne,y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarn;vuestros jvenes vern visionesy vuestros ancianos soarn sueos;18y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas, en aquellos dasderramar de mi Espritu, y profetizarn.19Y dar prodigios arriba en el cieloy seales abajo en la tierra,sangre, fuego y vapor de humo;20el sol se convertir en tinieblasy la luna en sangre,antes que venga el da del Seor,grande y glorioso.21Y todo aquel que invoque el nombre del Seor, ser salvo.22Israelitas, od estas palabras: Jess nazareno, varn aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y seales que Dios hizo entre vosotros por medio de l, como vosotros mismos sabis; 23a ste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificndolo. 24Y Dios lo levant, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella, 25pues David dice de l:Vea al Seor siempre delante de m;porque est a mi diestra, no ser conmovido.26Por lo cual mi corazn se alegr y se goz mi lengua,y aun mi carne descansar en esperanza,27porque no dejars mi alma en el Hadesni permitirs que tu Santo vea corrupcin.28Me hiciste conocer los caminos de la vida;me llenars de gozo con tu presencia.29Hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que muri y fue sepultado, y su sepulcro est con nosotros hasta el da de hoy. 30Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le haba jurado que de su descendencia en cuanto a la carne levantara al Cristo para que se sentara en su trono, 31vindolo antes, habl de la resurreccin de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades ni su carne vio corrupcin. 32A este Jess resucit Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33As que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y os. 34David no subi a los cielos, pero l mismo dice:Dijo el Seor a mi Seor:Sintate a mi diestra35hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.36Sepa, pues, ciertsimamente toda la casa de Israel, que a este Jess a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Seor y Cristo.37Al or esto, se compungieron de corazn y dijeron a Pedro y a los otros apstoles:Hermanos, qu haremos?38Pedro les dijo:Arrepentos y bautcese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdn de los pecados, y recibiris el don del Espritu Santo, 39porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que estn lejos; para cuantos el Seor nuestro Dios llame.40Y con otras muchas palabras testificaba y los exhortaba, diciendo:Sed salvos de esta perversa generacin.41As que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se aadieron aquel da como tres mil personas. 42Y perseveraban en la doctrina de los apstoles, en la comunin unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.La vida de los primeros cristianos43Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y seales eran hechas por los apstoles. 44Todos los que haban credo estaban juntos y tenan en comn todas las cosas: 45vendan sus propiedades y sus bienes y lo repartan a todos segn la necesidad de cada uno. 46Perseveraban unnimes cada da en el Templo, y partiendo el pan en las casas coman juntos con alegra y sencillez de corazn, 47alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Seor aada cada da a la iglesia los que haban de ser salvos.Curacin de un cojo3Pedro y Juan suban juntos al Templo a la hora novena, que era la de la oracin. 2Haba un hombre, cojo de nacimiento, que era llevado y dejado cada da a la puerta del Templo que se llama la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. 3ste, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les rogaba que le dieran limosna. 4Pedro, con Juan, fijando en l los ojos, le dijo:Mranos.5Entonces l los mir atento, esperando recibir de ellos algo. 6Pero Pedro dijo:No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levntate y anda.7Entonces lo tom por la mano derecha y lo levant. Al instante se le afirmaron los pies y tobillos; 8y saltando, se puso en pie y anduvo; y entr con ellos en el Templo, andando, saltando y alabando a Dios. 9Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios. 10Y lo reconocan que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del Templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le haba sucedido.Segundo discurso de Pedro11Mientras el cojo que haba sido sanado tena asidos a Pedro y a Juan, todo el pueblo, atnito, concurri a ellos al prtico que se llama de Salomn. 12Al ver esto Pedro, habl al pueblo: Israelitas, por qu os admiris de esto? o por qu ponis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiramos hecho andar a ste? 13El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jess, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando ste haba resuelto ponerlo en libertad. 14Pero vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diera un homicida, 15y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios resucit de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16Por la fe en su nombre, a ste, que vosotros veis y conocis, lo ha confirmado su nombre; y la fe que es por l ha dado a ste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.17Pero ahora, hermanos, s que por ignorancia lo habis hecho, como tambin vuestros gobernantes. 18Pero Dios ha cumplido as lo que antes haba anunciado por boca de todos sus profetas: que su Cristo habra de padecer. 19As que, arrepentos y convertos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Seor tiempos de consuelo, 20y l enve a Jesucristo, que os fue antes anunciado. 21A ste, ciertamente, es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauracin de todas las cosas, de que habl Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo, 22pues Moiss dijo a los padres: El Seor vuestro Dios os levantar profeta de entre vuestros hermanos, como a m; a l oiris en todas las cosas que os hable, 23y toda alma que no oiga a aquel profeta ser desarraigada del pueblo.24Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, tambin han anunciado estos das. 25Vosotros sois los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con nuestros padres diciendo a Abraham: En tu simiente sern benditas todas las familias de la tierra. 26A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envi para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.Pedro y Juan ante el Concilio4Mientras ellos hablaban al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del Templo y los saduceos, 2resentidos de que ensearan al pueblo y anunciaran en Jess la resurreccin de entre los muertos. 3Y les echaron mano y los pusieron en la crcel hasta el da siguiente, porque era ya tarde. 4Pero muchos de los que haban odo la palabra, creyeron; y el nmero de los hombres era como cinco mil.5Aconteci al da siguiente, que se reunieron en Jerusaln los gobernantes, los ancianos y los escribas, 6y el sumo sacerdote Ans, y Caifs, Juan, Alejandro y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; 7y ponindolos en medio, les preguntaron:Con qu potestad o en qu nombre habis hecho vosotros esto?8Entonces Pedro, lleno del Espritu Santo, les dijo:Gobernantes del pueblo y ancianos de Israel: 9Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qu manera ste ha sido sanado, 10sea notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucit de los muertos, por l este hombre est en vuestra presencia sano. 11Este Jess es la piedra rechazada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ngulo. 12Y en ningn otro hay salvacin, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.13Entonces viendo la valenta de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se admiraban; y les reconocan que haban estado con Jess. 14Y viendo al hombre que haba sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podan decir nada en contra. 15Entonces les ordenaron que salieran del Concilio; y deliberaban entre s, 16diciendo:Qu haremos con estos hombres? Porque, de cierto, seal evidente ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que viven en Jerusaln, y no lo podemos negar. 17Sin embargo, para que no se divulgue ms entre el pueblo, amenacmoslos para que no hablen de aqu en adelante a hombre alguno en este nombre.18Entonces los llamaron y les ordenaron que en ninguna manera hablaran ni ensearan en el nombre de Jess. 19Pero Pedro y Juan respondieron dicindoles:Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios, 20porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y odo.21Ellos entonces, despus de amenazarlos, los soltaron, no hallando ningn modo de castigarlos, por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que se haba hecho, 22ya que el hombre en quien se haba hecho este milagro de sanidad tena ms de cuarenta aos.Los creyentes piden confianza y valenta23Al ser puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les haban dicho. 24Ellos, al orlo, alzaron unnimes la voz a Dios y dijeron: Soberano Seor, t eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; 25que por boca de David tu siervo dijiste:Por qu se amotinan las gentesy los pueblos piensan cosas vanas?26Se reunieron los reyes de la tierray los prncipes se juntaron en unocontra el Seor y contra su Cristo.27Y verdaderamente se unieron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, contra tu santo Hijo Jess, a quien ungiste, 28para hacer cuanto tu mano y tu consejo haban antes determinado que sucediera. 29Y ahora, Seor, mira sus amenazas y concede a tus siervos que con toda valenta hablen tu palabra, 30mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades, seales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jess.31Cuando terminaron de orar, el lugar en que estaban congregados tembl; y todos fueron llenos del Espritu Santo y hablaban con valenta la palabra de Dios.Todas las cosas en comn32La multitud de los que haban credo era de un corazn y un alma. Ninguno deca ser suyo propio nada de lo que posea, sino que tenan todas las cosas en comn. 33Y con gran poder los apstoles daban testimonio de la resurreccin del Seor Jess, y abundante gracia era sobre todos ellos. 34As que no haba entre ellos ningn necesitado, porque todos los que posean heredades o casas, las vendan, y traan el producto de lo vendido 35y lo ponan a los pies de los apstoles; y se reparta a cada uno segn su necesidad. 36Entonces Jos, a quien los apstoles pusieron por sobrenombre Bernab (que significa Hijo de consolacin), levita, natural de Chipre, 37vendi una heredad que tena y trajo el producto de la venta y lo puso a los pies de los apstoles.Ananas y Safira5Pero cierto hombre llamado Ananas, con Safira, su mujer, vendi una heredad, 2y sustrajo parte del precio, sabindolo tambin su mujer; luego llev solo el resto y lo puso a los pies de los apstoles. 3Pedro le dijo:Ananas, por qu llen Satans tu corazn para que mintieras al Espritu Santo y sustrajeras del producto de la venta de la heredad? 4Retenindola, no te quedaba a ti?, y vendida, no estaba en tu poder? Por qu pusiste esto en tu corazn? No has mentido a los hombres, sino a Dios.5Al or Ananas estas palabras, cay y expir. Y sobrevino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6Entonces se levantaron los jvenes, lo envolvieron, lo sacaron y lo sepultaron.7Pasado un lapso como de tres horas, sucedi que entr su mujer, sin saber lo que haba acontecido. 8Entonces Pedro le dijo:Dime, vendisteis en tanto la heredad?Y ella dijo:S, en tanto.9Pedro le dijo:Por qu convinisteis en tentar al Espritu del Seor? He aqu a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarn a ti.10Al instante ella cay a los pies de l, y expir. Cuando entraron los jvenes, la hallaron muerta; la sacaron y la sepultaron junto a su marido. 11Y sobrevino gran temor sobre toda la iglesia y sobre todos los que oyeron estas cosas.Muchas seales y maravillas12Por la mano de los apstoles se hacan muchas seales y prodigios en el pueblo. Estaban todos unnimes en el prtico de Salomn, 13y de los dems ninguno se atreva a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los alababa grandemente. 14Los que crean en el Seor aumentaban ms, gran nmero de hombres y de mujeres; 15tanto que sacaban los enfermos a las calles y los ponan en camas y camillas para que, al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16Aun de las ciudades vecinas muchos venan a Jerusaln trayendo enfermos y atormentados de espritus impuros; y todos eran sanados.Pedro y Juan son perseguidos17Entonces, levantndose el Sumo sacerdote y todos los que estaban con l, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; 18y echaron mano a los apstoles y los pusieron en la crcel pblica. 19Pero un ngel del Seor, abriendo de noche las puertas de la crcel y sacndolos, dijo: 20Id, y puestos en pie en el Templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.21Habiendo odo esto, entraron de maana en el Templo y enseaban. Entre tanto, vinieron el Sumo sacerdote y los que estaban con l, y convocaron al Concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la crcel para que los trajeran. 22Pero cuando llegaron los guardias no los hallaron en la crcel; entonces volvieron y dieron aviso, 23diciendo: Por cierto, la crcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.24Cuando oyeron estas palabras el Sumo sacerdote y el jefe de la guardia del Templo y los principales sacerdotes, dudaban en qu vendra a parar aquello. 25Pero viniendo uno, les dio esta noticia: Los hombres que pusisteis en la crcel estn en el Templo y ensean al pueblo.26Entonces fue el jefe de la guardia con los guardias y los trajo sin violencia, porque teman ser apedreados por el pueblo. 27Cuando los trajeron, los presentaron en el Concilio, y el Sumo sacerdote les pregunt, 28diciendo:No os mandamos estrictamente que no ensearais en ese nombre? Pero ahora habis llenado Jerusaln de vuestra doctrina, y queris echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.29Respondiendo Pedro y los apstoles, dijeron:Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 30El Dios de nuestros padres levant a Jess, a quien vosotros matasteis colgndolo en un madero. 31A ste, Dios ha exaltado con su diestra por Prncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdn de pecados. 32Nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y tambin el Espritu Santo, el cual ha dado Dios a los que lo obedecen.33Ellos, oyendo esto, se enfurecan y queran matarlos. 34Entonces levantndose en el Concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, venerado de todo el pueblo, mand que sacaran fuera por un momento a los apstoles, 35y luego dijo:Israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres, 36porque antes de estos das se levant Teudas, diciendo que era alguien. A ste se uni un nmero como de cuatrocientos hombres, pero l muri, y todos los que lo obedecan fueron dispersados y reducidos a nada. 37Despus de ste se levant Judas, el galileo, en los das del censo, y llev en pos de s a mucho pueblo. Pereci tambin l, y todos los que lo obedecan fueron dispersados. 38Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres y dejadlos, porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecer; 39pero si es de Dios, no la podris destruir; no seis tal vez hallados luchando contra Dios.40Estuvieron de acuerdo con l. Entonces llamaron a los apstoles y, despus de azotarlos, les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jess; y los pusieron en libertad. 41Ellos salieron de la presencia del Concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 42Y todos los das, en el Templo y por las casas, incesantemente, enseaban y predicaban a Jesucristo.Eleccin de siete diconos6En aquellos das, como creca el nmero de los discpulos, hubo murmuracin de los griegos contra los hebreos, que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribucin diaria. 2Entonces los doce convocaron a la multitud de los discpulos, y dijeron:No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. 3Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a quienes encarguemos de este trabajo. 4Nosotros persistiremos en la oracin y en el ministerio de la Palabra.5Agrad la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espritu Santo, a Felipe, Prcoro, Nicanor, Timn, Parmenas y Nicols, proslito de Antioqua. 6A estos presentaron ante los apstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.7La palabra del Seor creca y el nmero de los discpulos se multiplicaba grandemente en Jerusaln; tambin muchos de los sacerdotes obedecan a la fe.Arresto de Esteban8Esteban, lleno de gracia y de poder, haca grandes prodigios y seales entre el pueblo. 9Entonces algunos de la sinagoga llamada de los libertos, y los de Cirene, de Alejandra, de Cilicia y de Asia, se levantaron para discutir con Esteban. 10Pero no podan resistir la sabidura y el Espritu con que hablaba. 11Entonces sobornaron a unos para que dijeran que lo haban odo hablar palabras blasfemas contra Moiss y contra Dios. 12Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, lo arrebataron y lo trajeron al Concilio. 13Pusieron testigos falsos que decan:Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la Ley, 14pues le hemos odo decir que ese Jess de Nazaret destruir este lugar y cambiar las costumbres que nos transmiti Moiss.15Entonces todos los que estaban sentados en el Concilio, al fijar los ojos en l, vieron su rostro como el rostro de un ngel.Defensa y muerte de Esteban7El sumo sacerdote dijo entonces:Es esto as?2Esteban dijo:Hermanos y padres, od: El Dios de la gloria se apareci a nuestro padre Abraham cuando an estaba en Mesopotamia, antes que viviera en Harn, 3y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te mostrar. 4Entonces sali de la tierra de los caldeos y habit en Harn; y de all, cuando muri su padre, Dios lo traslad a esta tierra, en la cual vosotros habitis ahora. 5No le dio herencia en ella ni aun para asentar un pie, pero prometi drsela en posesin a l y a su descendencia despus de l, aunque l an no tena hijo. 6Dios le dijo que su descendencia sera extranjera en tierra ajena, y que los reduciran a servidumbre y los maltrataran por cuatrocientos aos. 7Pero yo juzgar dijo Dios a la nacin de la cual sern siervos; y despus de esto saldrn y me servirn en este lugar. 8Le dio el pacto de la circuncisin, y as Abraham engendr a Isaac, y lo circuncid al octavo da; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.9Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a Jos para Egipto; pero Dios estaba con l 10y lo libr de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabidura delante del faran, rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.11Hubo entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canan, y gran tribulacin; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12Cuando oy Jacob que haba trigo en Egipto, envi a nuestros padres la primera vez. 13Y en la segunda, Jos se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado al faran el linaje de Jos. 14Jos envi a buscar a su padre Jacob y a toda su familia, en nmero de setenta y cinco personas. 15As descendi Jacob a Egipto, donde muri l y tambin nuestros padres, 16los cuales fueron trasladados a Siquem y puestos en el sepulcro que Abraham, a precio de dinero, haba comprado a los hijos de Hamor en Siquem.17Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa que Dios haba jurado a Abraham, el pueblo creci y se multiplic en Egipto, 18hasta que se levant en Egipto otro rey que no conoca a Jos. 19Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrat a nuestros padres hasta obligarlos a que expusieran a la muerte a sus nios para que no se propagaran. 20En aquel mismo tiempo naci Moiss, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. 21Pero siendo expuesto a la muerte, la hija del faran lo recogi y lo cri como a hijo suyo. 22Moiss fue instruido en toda la sabidura de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras.23Cuando cumpli la edad de cuarenta aos, le vino al corazn el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. 24Y al ver a uno que era maltratado, lo defendi, y dando muerte al egipcio, veng al oprimido. 25l pensaba que sus hermanos comprendan que Dios les dara libertad por mano suya, pero ellos no lo haban entendido as. 26Al da siguiente se present a unos de ellos que rean, e intentaba ponerlos en paz, dicindoles: Hermanos sois, por qu os maltratis el uno al otro? 27Entonces el que maltrataba a su prjimo lo rechaz, diciendo: Quin te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? 28Quieres t matarme como mataste ayer al egipcio? 29Al or esta palabra, Moiss huy y vivi como extranjero en tierra de Madin, donde engendr dos hijos.30Pasados cuarenta aos, un ngel se le apareci en el desierto del monte Sina, en la llama de fuego de una zarza. 31Entonces Moiss, mirando, se maravill de la visin; y al acercarse para observar, vino a l la voz del Seor: 32Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Y Moiss, temblando, no se atreva a mirar. 33Le dijo el Seor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que ests es tierra santa. 34Ciertamente he visto la afliccin de mi pueblo que est en Egipto, he odo su gemido y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviar a Egipto.35A este Moiss, a quien haban rechazado diciendo: Quin te ha puesto por gobernante y juez?, a ste envi Dios como gobernante y libertador por mano del ngel que se le apareci en la zarza. 36ste los sac, habiendo hecho prodigios y seales en tierra de Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto por cuarenta aos. 37Este Moiss es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantar el Seor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a m; a l oiris. 38ste es aquel Moiss que estuvo en la congregacin en el desierto con el ngel que le hablaba en el monte Sina, y con nuestros padres, y que recibi palabras de vida para darnos.39Pero nuestros padres no quisieron obedecer, sino que lo desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto 40cuando dijeron a Aarn: Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moiss que nos sac de la tierra de Egipto no sabemos qu le haya acontecido. 41Entonces hicieron un becerro, ofrecieron sacrificio al dolo y en las obras de sus manos se regocijaron. 42Dios se apart de ellos y los entreg a que rindieran culto al ejrcito del cielo; como est escrito en el libro de los profetas:Acaso me ofrecisteis vctimas y sacrificiosen el desierto por cuarenta aos, casa de Israel?43Antes bien llevasteis el tabernculo de Molocy la estrella de vuestro dios Refn,figuras que os hicisteis para adorarlas.Os transportar, pues, ms all de Babilonia.44Tuvieron nuestros padres el Tabernculo del testimonio en el desierto, como haba ordenado Dios cuando dijo a Moiss que lo hiciera conforme al modelo que haba visto. 45El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josu al tomar posesin de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arroj de la presencia de nuestros padres hasta los das de David. 46ste hall gracia delante de Dios y pidi proveer tabernculo para el Dios de Jacob. 47Pero fue Salomn quien le edific Casa, 48si bien el Altsimo no habita en templos hechos de mano, como dice el profeta:49El cielo es mi tronoy la tierra el estrado de mis pies.Qu casa me edificaris? dice el Seor;O cul es el lugar de mi reposo?50No hizo mi mano todas estas cosas?51Duros de cerviz! Incircuncisos de corazn y de odos! Vosotros resists siempre al Espritu Santo; como vuestros padres, as tambin vosotros. 52A cul de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, a quien vosotros ahora habis entregado y matado; 53vosotros que recibisteis la Ley por disposicin de ngeles, y no la guardasteis.54Oyendo estas cosas, se enfurecan en sus corazones y crujan los dientes contra l. 55Pero Esteban, lleno del Espritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jess que estaba a la diestra de Dios, 56y dijo: Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que est a la diestra de Dios.57Entonces ellos, gritando, se taparon los odos y arremetieron a una contra l. 58Lo echaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.59Mientras lo apedreaban, Esteban oraba y deca: Seor Jess, recibe mi espritu. 60Y puesto de rodillas, clam a gran voz: Seor, no les tomes en cuenta este pecado.Habiendo dicho esto, durmi.8Y Saulo consenta en su muerte.Saulo persigue a la iglesiaEn aquel da hubo una gran persecucin contra la iglesia que estaba en Jerusaln, y todos, salvo los apstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria. 2Unos hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre l. 3Saulo, por su parte, asolaba la iglesia; entrando casa por casa, arrastraba a hombres y mujeres y los enviaba a la crcel.Predicacin del evangelio en Samaria4Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 5Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6La gente, unnime, escuchaba atentamente las cosas que deca Felipe, oyendo y viendo las seales que haca, 7pues de muchos que tenan espritus impuros, salan estos lanzando gritos; y muchos paralticos y cojos eran sanados; 8as que haba gran gozo en aquella ciudad.9Pero haba un hombre llamado Simn, que antes ejerca la magia en aquella ciudad y que haba engaado a la gente de Samaria hacindose pasar por alguien importante. 10A ste oan atentamente todos, desde el ms pequeo hasta el ms grande, y decan: ste es el gran poder de Dios.11Estaban atentos a l, porque con sus artes mgicas los haba engaado por mucho tiempo. 12Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13Tambin crey Simn mismo, y despus de bautizado estaba siempre con Felipe; y al ver las seales y grandes milagros que se hacan, estaba atnito.14Cuando los apstoles que estaban en Jerusaln oyeron que Samaria haba recibido la palabra de Dios, enviaron all a Pedro y a Juan; 15los cuales, una vez llegados, oraron por ellos para que recibieran el Espritu Santo, 16pues an no haba descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente haban sido bautizados en el nombre de Jess. 17Entonces les imponan las manos y reciban el Espritu Santo.18Cuando vio Simn que por la imposicin de las manos de los apstoles se daba el Espritu Santo, les ofreci dinero, 19diciendo:Dadme tambin a m este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espritu Santo.20Entonces Pedro le dijo:Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21No tienes t parte ni suerte en este asunto, porque tu corazn no es recto delante de Dios. 22Arrepintete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios, si quizs te sea perdonado el pensamiento de tu corazn, 23porque en hiel de amargura y en prisin de maldad veo que ests.24Respondiendo entonces Simn, dijo:Rogad vosotros por m al Seor, para que nada de esto que habis dicho venga sobre m.25Ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusaln, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.Felipe y el etope26Un ngel del Seor habl a Felipe, diciendo: Levntate y ve hacia el sur por el camino que desciende de Jerusaln a Gaza, el cual es desierto. 27Entonces l se levant y fue. Y sucedi que un etope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y haba venido a Jerusaln para adorar, 28volva sentado en su carro, leyendo al profeta Isaas.29El Espritu dijo a Felipe: Acrcate y jntate a ese carro. 30Acudiendo Felipe, lo oy que lea al profeta Isaas, y dijo:Pero entiendes lo que lees?31l dijo:Y cmo podr, si alguien no me ensea?Y rog a Felipe que subiera y se sentara con l. 32El pasaje de la Escritura que lea era ste:Como oveja a la muerte fue llevado;y como cordero mudo delante del que lo trasquila,as no abri su boca.33En su humillacin no se le hizo justicia;mas su generacin, quin la contar?,porque fue quitada de la tierra su vida.34Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe:Te ruego que me digas: de quin dice el profeta esto; de s mismo o de algn otro?35Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunci el evangelio de Jess. 36Yendo por el camino llegaron a un lugar donde haba agua, y dijo el eunuco:Aqu hay agua, qu impide que yo sea bautizado?37Felipe dijo:Si crees de todo corazn, bien puedes.l respondiendo, dijo:Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.38Mand parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautiz. 39Cuando subieron del agua, el Espritu del Seor arrebat a Felipe y el eunuco no lo vio ms; y sigui gozoso su camino. 40Pero Felipe se encontr en Azoto; y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.Conversin de Saulo9Saulo, respirando an amenazas y muerte contra los discpulos del Seor, vino al Sumo sacerdote 2y le pidi cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallaba algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajera presos a Jerusaln. 3Pero, yendo por el camino, aconteci que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente lo rode un resplandor de luz del cielo; 4y cayendo en tierra oy una voz que le deca:Saulo, Saulo, por qu me persigues?5l dijo:Quin eres, Seor?Y le dijo:Yo soy Jess, a quien t persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijn.6l, temblando y temeroso, dijo:Seor, qu quieres que yo haga?El Seor le dijo:Levntate y entra en la ciudad, y all se te dir lo que debes hacer.7Los hombres que iban con Saulo se pararon atnitos, porque, a la verdad, oan la voz, pero no vean a nadie. 8Entonces Saulo se levant del suelo, y abriendo los ojos no vea a nadie. As que, llevndolo de la mano, lo metieron en Damasco, 9donde estuvo tres das sin ver, y no comi ni bebi.10Haba entonces en Damasco un discpulo llamado Ananas, a quien el Seor dijo en visin:Ananas.l respondi:Heme aqu, Seor.11El Seor le dijo:Levntate y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso, porque l ora, 12y ha visto en visin a un hombre llamado Ananas, que entra y pone las manos sobre l para que recobre la vista.13Entonces Ananas respondi:Seor, he odo de muchos acerca de este hombre, cuntos males ha hecho a tus santos en Jerusaln; 14y aun aqu tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.15El Seor le dijo:Ve, porque instrumento escogido me es ste para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel, 16porque yo le mostrar cunto le es necesario padecer por mi nombre.17Fue entonces Ananas y entr en la casa, y poniendo sobre l las manos, dijo:Hermano Saulo, el Seor Jess, que se te apareci en el camino por donde venas, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espritu Santo.18Al instante cayeron de sus ojos como escamas y recobr la vista. Se levant y fue bautizado; 19y habiendo tomado alimento, recobr las fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos das con los discpulos que estaban en Damasco.Saulo predica en Damasco20En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que ste era el Hijo de Dios. 21Y todos los que lo oan estaban atnitos, y decan:No es ste el que asolaba en Jerusaln a los que invocaban este nombre, y a eso vino ac, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?22Pero Saulo mucho ms se enardeca, y confunda a los judos que vivan en Damasco, demostrando que Jess era el Cristo.Saulo escapa de los judos23Pasados muchos das, los judos resolvieron en consejo matarlo; 24pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de da y de noche para matarlo. 25Entonces los discpulos, tomndolo de noche, lo bajaron por el muro, descolgndolo en una canasta.Saulo en Jerusaln26Cuando lleg a Jerusaln, trataba de juntarse con los discpulos, pero todos le tenan miedo, no creyendo que fuera discpulo. 27Entonces Bernab, tomndolo, lo trajo a los apstoles y les cont cmo Saulo haba visto en el camino al Seor, el cual le haba hablado, y cmo en Damasco haba hablado valerosamente en el nombre de Jess. 28Y estaba con ellos en Jerusaln; entraba y sala, 29y hablaba con valenta en el nombre del Seor, y discuta con los griegos; pero estos intentaban matarlo. 30Cuando supieron esto los hermanos, lo llevaron hasta Cesarea y lo enviaron a Tarso.31Entonces las iglesias tenan paz por toda Judea, Galilea y Samaria; eran edificadas, andando en el temor del Seor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espritu Santo.Curacin de Eneas32Aconteci que Pedro, visitando a todos, vino tambin a los santos que habitaban en Lida. 33Hall all a uno que se llamaba Eneas, que haca ocho aos que estaba en cama, pues era paraltico. 34Pedro le dijo:Eneas, Jesucristo te sana; levntate y haz tu cama.Y en seguida se levant. 35Y lo vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarn, los cuales se convirtieron al Seor.Dorcas es resucitada36Haba entonces en Jope una discpula llamada Tabita, (que traducido es Dorcas). sta abundaba en buenas obras y en limosnas que haca. 37Aconteci que en aquellos das enferm y muri. Despus de lavada, la pusieron en una sala. 38Como Lida estaba cerca de Jope, los discpulos, oyendo que Pedro estaba all, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros.39Pedro se levant entonces y fue con ellos. Cuando lleg, lo llevaron a la sala, donde lo rodearon todas las viudas llorando y mostrando las tnicas y los vestidos que Dorcas haca cuando estaba con ellas. 40Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y or; y volvindose al cuerpo, dijo: Tabita, levntate!Ella abri los ojos y, al ver a Pedro, se incorpor. 41l le dio la mano y la levant; entonces llam a los santos y a las viudas y la present viva. 42Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Seor. 43Pedro se qued muchos das en Jope en casa de un cierto Simn, curtidor.Pedro y Cornelio10Haba en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurin de la compaa llamada la Italiana, 2piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que haca muchas limosnas al pueblo y oraba siempre a Dios. 3ste vio claramente en una visin, como a la hora novena del da, que un ngel de Dios entraba donde l estaba y le deca:Cornelio!4l, mirndolo fijamente, y atemorizado, dijo:Qu es, Seor?Le dijo:Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 5Enva, pues, ahora hombres a Jope y haz venir a Simn, el que tiene por sobrenombre Pedro. 6ste se hospeda en casa de cierto Simn, un curtidor que tiene su casa junto al mar; l te dir lo que es necesario que hagas.7Cuando se march el ngel que hablaba con Cornelio, ste llam a dos de sus criados y a un devoto soldado de los que lo asistan, 8a los cuales envi a Jope, despus de habrselo contado todo.9Al da siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subi a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10Sinti mucha hambre y quiso comer; pero mientras le preparaban algo le sobrevino un xtasis: 11Vio el cielo abierto, y que descenda algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra, 12en el cual haba de todos los cuadrpedos terrestres, reptiles y aves del cielo. 13Y le vino una voz:Levntate, Pedro, mata y come.14Entonces Pedro dijo:Seor, no; porque ninguna cosa comn o impura he comido jams. 15Volvi la voz a l la segunda vez:Lo que Dios limpi, no lo llames t comn.16Esto ocurri tres veces; y aquel lienzo volvi a ser recogido en el cielo. 17Mientras Pedro estaba perplejo dentro de s sobre lo que significara la visin que haba visto, los hombres que haban sido enviados por Cornelio, habiendo preguntado por la casa de Simn, llegaron a la puerta. 18Llamaron y preguntaron si all se hospedaba un tal Simn que tena por sobrenombre Pedro.19Y mientras Pedro pensaba en la visin, le dijo el Espritu: Tres hombres te buscan. 20Levntate, pues, desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado.21Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo:Yo soy el que buscis. Cul es la causa de vuestra venida?22Ellos dijeron:Cornelio el centurin, varn justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nacin de los judos, ha recibido instrucciones de un santo ngel, de hacerte venir a su casa para or tus palabras.23Entonces, hacindolos entrar, los hosped. Y al da siguiente, levantndose, se fue con ellos; y lo acompaaron algunos de los hermanos de Jope.24Al otro da entraron en Cesarea. Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos ms ntimos. 25Cuando Pedro entr, sali Cornelio a recibirlo y, postrndose a sus pies, lo ador. 26Pero Pedro lo levant, diciendo:Levntate, pues yo mismo tambin soy un hombre.27Hablando con l, entr y hall a muchos que se haban reunido. 28Y les dijo:Vosotros sabis cun abominable es para un judo juntarse o acercarse a un extranjero, pero a m me ha mostrado Dios que a nadie llame comn o impuro. 29Por eso, al ser llamado, vine sin replicar. As que pregunto: Por qu causa me habis hecho venir?30Entonces Cornelio dijo:Hace cuatro das que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de m un varn con vestido resplandeciente, 31y me dijo: Cornelio, tu oracin ha sido oda, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. 32Enva, pues, a Jope y haz venir a Simn, el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual se hospeda en casa de Simn, un curtidor, junto al mar; cuando llegue, l te hablar. 33As que luego envi por ti, y t has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aqu en la presencia de Dios, para or todo lo que Dios te ha mandado.Discurso de Pedro en casa de Cornelio34Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo:En verdad comprendo que Dios no hace acepcin de personas, 35sino que en toda nacin se agrada del que lo teme y hace justicia. 36Dios envi mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; ste es Seor de todos. 37Vosotros sabis lo que se divulg por toda Judea, comenzando desde Galilea, despus del bautismo que predic Juan: 38cmo Dios ungi con el Espritu Santo y con poder a Jess de Nazaret, y cmo ste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con l. 39Nosotros somos testigos de todas las cosas que Jess, a quien mataron colgndolo en un madero, hizo en la tierra de Judea y en Jerusaln. 40A ste levant Dios al tercer da e hizo que apareciera, 41no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios haba ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con l despus que resucit de los muertos. 42Y nos mand que predicramos al pueblo y testificramos que l es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43De ste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en l crean recibirn perdn de pecados por su nombre.Los gentiles reciben el Espritu Santo44Mientras an hablaba Pedro estas palabras, el Espritu Santo cay sobre todos los que oan el discurso. 45Y los fieles de la circuncisin que haban venido con Pedro se quedaron atnitos de que tambin sobre los gentiles se derramara el don del Espritu Santo, 46porque los oan que hablaban en lenguas y que glorificaban a Dios. 47Entonces respondi Pedro:Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espritu Santo lo mismo que nosotros?48Y mand bautizarlos en el nombre del Seor Jess. Entonces le rogaron que se quedara por algunos das.Informe de Pedro a la iglesia de Jerusaln11Oyeron los apstoles y los hermanos que estaban en Judea que tambin los gentiles haban recibido la palabra de Dios. 2Por eso, cuando Pedro subi a Jerusaln, discutan con l los que eran de la circuncisin, 3diciendo:Por qu has entrado en casa de hombres incircuncisos y has comido con ellos?4Entonces comenz Pedro a contarles de forma ordenada lo sucedido, diciendo:5Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y tuve en xtasis una visin: algo semejante a un gran lienzo suspendido por las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegaba hasta m. 6Cuando fij los ojos en l, consider y vi cuadrpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo. 7Y o una voz que me deca: Levntate, Pedro, mata y come. 8Yo dije: Seor, no; porque ninguna cosa comn o impura entr jams en mi boca. 9Entonces la voz me respondi del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpi, no lo llames t comn. 10Esto se repiti tres veces, y volvi todo a ser llevado arriba al cielo. 11En aquel instante llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a m desde Cesarea. 12Y el Espritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Fueron tambin conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un hombre, 13quien nos cont cmo haba visto en su casa un ngel que, puesto en pie, le dijo: Enva hombres a Jope y haz venir a Simn, el que tiene por sobrenombre Pedro; 14l te hablar palabras por las cuales sers salvo t y toda tu casa. 15Cuando comenc a hablar, cay el Espritu Santo sobre ellos, como tambin sobre nosotros al principio. 16Entonces me acord de lo dicho por el Seor, cuando dijo: Juan ciertamente bautiz en agua, pero vosotros seris bautizados con el Espritu Santo. 17Si Dios, pues, les concedi tambin el mismo don que a nosotros que hemos credo en el Seor Jesucristo, quin era yo que pudiera estorbar a Dios?18Entonces, odas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo:De manera que tambin a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!La iglesia en Antioqua19Ahora bien, los que haban sido esparcidos a causa de la persecucin que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioqua, sin hablar a nadie la palabra, sino slo a los judos. 20Pero haba entre ellos unos de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioqua, hablaron tambin a los griegos, anunciando el evangelio del Seor Jess. 21Y la mano del Seor estaba con ellos, y gran nmero crey y se convirti al Seor.22Lleg la noticia de estas cosas a odos de la iglesia que estaba en Jerusaln, y enviaron a Bernab para que fuera hasta Antioqua. 23ste, cuando lleg y vio la gracia de Dios, se regocij y exhort a todos a que con propsito de corazn permanecieran fieles al Seor. 24Era un varn bueno, lleno del Espritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Seor.25Despus fue Bernab a Tarso en busca de Saulo; y cuando lo hall, lo llev a Antioqua. 26Se congregaron all todo un ao con la iglesia, y ensearon a mucha gente. A los discpulos se les llam cristianos por primera vez en Antioqua.27En aquellos das, unos profetas descendieron de Jerusaln a Antioqua. 28Y levantndose uno de ellos llamado Agabo, daba a entender por el Espritu que vendra una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sobrevino en tiempo de Claudio. 29Entonces los discpulos, cada uno conforme a lo que tena, determinaron enviar un socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30lo cual en efecto hicieron, envindolo a los ancianos por mano de Bernab y de Saulo.Jacobo, muerto; Pedro, encarcelado12En aquel mismo tiempo, el rey Herodes ech mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. 2Mat a espada a Jacobo, hermano de Juan, 3y al ver que esto haba agradado a los judos, procedi a prender tambin a Pedro. Eran entonces los das de los Panes sin levadura. 4Tomndolo preso, lo puso en la crcel, entregndolo a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que lo vigilaran; y se propona sacarlo al pueblo despus de la Pascua. 5As que Pedro estaba custodiado en la crcel, pero la iglesia haca sin cesar oracin a Dios por l.Pedro es librado de la crcel6Cuando Herodes lo iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la crcel. 7Y se present un ngel del Seor y una luz resplandeci en la crcel; y tocando a Pedro en el costado, lo despert, diciendo: Levntate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8Le dijo el ngel: Cete y tate las sandalias. l lo hizo as. Y le dijo: Envulvete en tu manto y sgueme.9Pedro sali tras el ngel, sin saber si lo que el ngel haca era realidad; ms bien pensaba que vea una visin. 10Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abri por s misma. Salieron y pasaron una calle, y luego el ngel se apart de l.11Entonces Pedro, volviendo en s, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Seor ha enviado su ngel y me ha librado de la mano de Herodes y de todo lo que el pueblo de los judos esperaba.12Al darse cuenta de esto, lleg a casa de Mara, la madre de Juan, el que tena por sobrenombre Marcos. Muchos estaban all reunidos, orando. 13Cuando Pedro llam a la puerta del patio, sali a atender una muchacha llamada Rode, 14la cual, al reconocer la voz de Pedro, de gozo no abri la puerta, sino que corriendo adentro dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15Ellos le dijeron:Ests loca!Pero ella aseguraba que as era.Entonces ellos decan:Es su ngel!16Pero Pedro persista en llamar; y cuando abrieron y lo vieron, se quedaron atnitos. 17Pero l, hacindoles con la mano seal de que callaran, les cont cmo el Seor lo haba sacado de la crcel. Y dijo:Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos.Luego sali y se fue a otro lugar.18Cuando se hizo de da, se produjo entre los soldados un alboroto no pequeo sobre qu habra sido de Pedro. 19Pero Herodes, habindolo buscado sin hallarlo, despus de interrogar a los guardas orden llevarlos a la muerte. Despus descendi de Judea a Cesarea y se qued all.Muerte de Herodes20Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidn, pero ellos, de comn acuerdo, se presentaron ante l, y habiendo sobornado a Blasto, que era camarero mayor del rey, pedan paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 21El da sealado, Herodes, vestido de ropas reales, se sent en el tribunal y los areng. 22Y el pueblo aclamaba gritando: Voz de un dios, y no de un hombre! 23Al momento, un ngel del Seor lo hiri, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expir comido de gusanos.24Pero la palabra del Seor creca y se multiplicaba.25Bernab y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusaln, llevando tambin consigo a Juan, el que tena por sobrenombre Marcos.13Haba entonces en la iglesia que estaba en Antioqua, profetas y maestros: Bernab, Simn el que se llamaba Nger, Lucio de Cirene, Manan el que se haba criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2Ministrando estos al Seor y ayunando, dijo el Espritu Santo: Apartadme a Bernab y a Saulo para la obra a que los he llamado.3Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.Predicacin en Chipre4Ellos, entonces, enviados por el Espritu Santo, descendieron a Seleucia, y de all navegaron a Chipre. 5Al llegar a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judos. Tenan tambin a Juan de ayudante.6Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judo, llamado Barjess, 7que estaba con el procnsul Sergio Paulo, varn prudente. ste, llamando a Bernab y a Saulo, deseaba or la palabra de Dios. 8Pero los resista Elimas, el mago (pues as se traduce su nombre), intentando apartar de la fe al procnsul. 9Entonces Saulo, que tambin es Pablo, lleno del Espritu Santo, fijando en l los ojos, 10le dijo:Lleno de todo engao y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! No cesars de trastornar los caminos rectos del Seor? 11Ahora, pues, la mano del Seor est contra ti, y quedars ciego y no vers el sol por algn tiempo.Inmediatamente cayeron sobre l oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien lo condujera de la mano. 12Entonces el procnsul, viendo lo que haba sucedido, crey, admirado de la doctrina del Seor.Predicacin en Antioqua de Pisidia13Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compaeros llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartndose de ellos, volvi a Jerusaln. 14Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioqua de Pisidia; y entraron en la sinagoga un sbado y se sentaron. 15Despus de la lectura de la Ley y de los Profetas, los altos dignatarios de la sinagoga mandaron a decirles:Hermanos, si tenis alguna palabra de exhortacin para el pueblo, hablad.16Entonces Pablo se levant y, hecha seal de silencio con la mano, dijo:Israelitas y los que temis a Dios, od: 17El Dios de este pueblo de Israel escogi a nuestros padres y enalteci al pueblo siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sac de ella. 18Por un tiempo como de cuarenta aos los soport en el desierto, 19y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canan, les dio en herencia su territorio. 20Despus, como por cuatrocientos cincuenta aos, les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21Luego pidieron rey, y Dios les dio a Sal, hijo de Cis, varn de la tribu de Benjamn, por cuarenta aos. 22Quitado ste, les levant por rey a David, de quien dio tambin testimonio diciendo: He hallado a David, hijo de Isa, varn conforme a mi corazn, quien har todo lo que yo quiero. 23De la descendencia de ste, y conforme a la promesa, Dios levant a Jess por Salvador a Israel. 24Antes de su venida, predic Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25Cuando Juan terminaba su carrera, dijo: Quin pensis que soy? Yo no soy l; pero viene tras m uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies.26Hermanos, hijos del linaje de Abraham y los que entre vosotros temis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvacin, 27porque los habitantes de Jerusaln y sus gobernantes, que no conocan a Jess ni las palabras de los profetas que se leen todos los sbados, las cumplieron al condenarlo. 28Sin hallar en l causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matara. 29Y cuando cumplieron todas las cosas que de l estaban escritas, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro. 30Pero Dios lo levant de los muertos. 31Y l se apareci durante muchos das a los que haban subido juntamente con l de Galilea a Jerusaln, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.32Nosotros tambin os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 33la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jess; como est escrito tambin en el salmo segundo: Mi hijo eres t, yo te he engendrado hoy. 34Y en cuanto a que lo levant de los muertos para nunca ms volver a corrupcin, lo dijo as: Os dar las misericordias fieles de David. 35Por eso dice tambin en otro salmo: No permitirs que tu Santo vea corrupcin. 36Y a la verdad David, habiendo servido a su propia generacin segn la voluntad de Dios, durmi y fue reunido con sus padres, y vio corrupcin. 37Pero aquel a quien Dios levant, no vio corrupcin. 38Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de l se os anuncia perdn de pecados, 39y que de todo aquello de que no pudisteis ser justificados por la Ley de Moiss, en l es justificado todo aquel que cree. 40Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que est dicho en los profetas:41Mirad, menospreciadores,asombraos y desapareced,porque yo hago una obra en vuestros das,obra que no creeris, si alguien os la cuenta.42Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judos, los gentiles les rogaron que el siguiente sbado les hablaran de estas cosas. 43Y despedida la congregacin, muchos de los judos y de los proslitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernab, quienes hablndoles los persuadan a que perseveraran en la gracia de Dios.44El siguiente sbado se junt casi toda la ciudad para or la palabra de Dios. 45Pero viendo los judos la muchedumbre, se llenaron de celos y rebatan lo que Pablo deca, contradiciendo y blasfemando. 46Entonces Pablo y Bernab, hablando con valenta, dijeron:A vosotros, a la verdad, era necesario que se os hablara primero la palabra de Dios; pero puesto que la desechis y no os juzgis dignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles, 47porque as nos ha mandado el Seor, diciendo:Te he puesto para luz de los gentiles,a fin de que seas para salvacin hasta lo ltimo de la tierra.48Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Seor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. 49Y la palabra del Seor se difunda por toda aquella provincia. 50Pero los judos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecucin contra Pablo y Bernab, y los expulsaron de sus lmites. 51Ellos, entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. 52Y los discpulos estaban llenos de gozo y del Espritu Santo.Predicacin en Iconio14Aconteci en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judos, y hablaron de tal manera que crey una gran multitud de judos y de griegos. 2Pero los judos que no crean excitaron y corrompieron los nimos de los gentiles contra los hermanos. 3Sin embargo, se detuvieron all mucho tiempo, hablando con valenta, confiados en el Seor, el cual daba testimonio de la palabra de su gracia, concediendo que se hicieran por las manos de ellos seales y prodigios. 4La gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judos, y otros con los apstoles. 5Pero sucedi que los judos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a maltratarlos y apedrearlos; 6y ellos, al darse cuenta, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la regin circunvecina, 7y all predicaban el evangelio.Pablo es apedreado en Listra8Cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jams haba andado. 9ste oy hablar a Pablo, el cual, fijando en l sus ojos y viendo que tena fe para ser sanado, 10dijo a gran voz:Levntate derecho sobre tus pies!l salt y anduvo.11Entonces la gente, al ver lo que Pablo haba hecho, alz la voz, diciendo en lengua licanica: Dioses con la semejanza de hombres han descendido a nosotros!12A Bernab llamaban Jpiter, y a Pablo, Mercurio, porque ste era el que llevaba la palabra. 13El sacerdote de Jpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quera ofrecer sacrificios. 14Cuando lo oyeron los apstoles Bernab y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron entre la multitud, gritando 15y diciendo:Por qu hacis esto? Nosotros tambin somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay. 16En las edades pasadas l ha dejado a todas las gentes andar por sus propios caminos; 17si bien no se dej a s mismo sin testimonio, haciendo bien, dndonos lluvias del cielo y tiempos fructferos, llenando de sustento y de alegra nuestros corazones.18Pero aun diciendo estas cosas, difcilmente lograban impedir que la multitud les ofreciera sacrificio.19Entonces vinieron unos judos de Antioqua y de Iconio que persuadieron a la multitud; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20Pero estando rodeado por los discpulos, se levant y entr en la ciudad. Al da siguiente sali con Bernab para Derbe.21Despus de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discpulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioqua, 22confirmando los nimos de los discpulos, exhortndolos a que permanecieran en la fe y dicindoles: Es necesario que a travs de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23Constituyeron ancianos en cada iglesia y, despus de orar y de ayunar, los encomendaron al Seor en quien haban credo.Regreso a Antioqua de Siria24Pasando por Pisidia vinieron a Panfilia. 25Predicaron la palabra en Perge y luego descendieron a Atalia. 26De all navegaron a Antioqua, donde haban sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que haban cumplido. 27Al llegar, reunieron a la iglesia y les refirieron cun grandes cosas haba hecho Dios con ellos y cmo haba abierto la puerta de la fe a los gentiles. 28Se quedaron all mucho tiempo con los discpulos.La asamblea en Jerusaln15Entonces algunos que venan de Judea enseaban a los hermanos: Si no os circuncidis conforme al rito de Moiss no podis ser salvos. 2Pablo y Bernab tuvieron una discusin y contienda no pequea con ellos. Por eso se dispuso que Pablo, Bernab y algunos otros de ellos subieran a Jerusaln, a los apstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestin.3Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria contando la conversin de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.4Al llegar a Jerusaln fueron recibidos por la iglesia, por los apstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios haba hecho con ellos. 5Pero algunos de la secta de los fariseos, que haban credo, se levantaron diciendo:Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la Ley de Moiss.6Entonces se reunieron los apstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 7Despus de mucha discusin, Pedro se levant y les dijo:Hermanos, vosotros sabis cmo ya hace algn tiempo Dios escogi que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del evangelio y creyeran. 8Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dndoles el Espritu Santo lo mismo que a nosotros; 9y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 10Ahora pues, por qu tentis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discpulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11Antes creemos que por la gracia del Seor Jess seremos salvos, de igual modo que ellos.12Entonces toda la multitud call, y oyeron a Bernab y a Pablo, que contaban cun grandes seales y maravillas haba hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 13Cuando ellos callaron, Jacobo respondi diciendo:Hermanos, odme. 14Simn ha contado cmo Dios visit por primera vez a los gentiles para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como est escrito:16Despus de esto volvery reedificar el tabernculo de David, que est cado;y reparar sus ruinas,y lo volver a levantar,17para que el resto de los hombres busque al Seor,y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,18dice el Seor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.19Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 20sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los dolos, de fornicacin, de ahogado y de sangre, 21porque Moiss desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es ledo cada sbado.22Entonces pareci bien a los apstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir a algunos varones y enviarlos a Antioqua con Pablo y Bernab: a Judas, que tena por sobrenombre Barsabs, a Silas, hombres principales entre los hermanos, 23y escribir por conducto de ellos:Los apstoles, los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que estn en Antioqua, Siria y Cilicia: Salud. 24Por cuanto hemos odo que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la Ley, 25nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernab y Pablo, 26hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Seor Jesucristo. 27As que enviamos a Judas y a Silas, los cuales tambin de palabra os harn saber lo mismo, 28pues ha parecido bien al Espritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga ms que estas cosas necesarias: 29que os abstengis de lo sacrificado a dolos, de sangre, de ahogado y de fornicacin; si os guardis de estas cosas, bien haris. Pasadlo bien.30As pues, los que fueron enviados descendieron a Antioqua y, reuniendo a la congregacin, entregaron la carta. 31Habindola ledo, se regocijaron por la consolacin. 32Judas y Silas, que tambin eran profetas, consolaron y animaron a los hermanos con abundancia de palabras. 33Despus de pasar algn tiempo all, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a aquellos que los haban enviado. 34Sin embargo, a Silas le pareci bien quedarse all. 35Pablo y Bernab continuaron en Antioqua, enseando la palabra del Seor y anunciando el evangelio con otros muchos.36Despus de algunos das, Pablo dijo a Bernab:Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Seor, para ver cmo estn.37Bernab quera que llevaran consigo a Juan, el que tena por sobrenombre Marcos, 38pero a Pablo no le pareca bien llevar consigo al que se haba apartado de ellos desde Panfilia y no haba ido con ellos a la obra. 39Hubo tal desacuerdo entre ambos, que se separaron el uno del otro; Bernab, tomando a Marcos, naveg a Chipre, 40y Pablo, escogiendo a Silas, sali encomendado por los hermanos a la gracia del Seor, 41y pas por Siria y Cilicia, animando a las iglesias.Timoteo acompaa a Pablo y a Silas16Despus lleg a Derbe y a Listra. Haba all cierto discpulo llamado Timoteo, hijo de una mujer juda creyente, pero de padre griego; 2y daban buen testimonio de l los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3Quiso Pablo que este fuera con l; y tomndolo, lo circuncid por causa de los judos que haba en aquellos lugares, pues todos saban que su padre era griego. 4Al pasar por las ciudades, les comunicaban las decisiones que haban acordado los apstoles y los ancianos que estaban en Jerusaln, para que las guardaran. 5As que las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en nmero cada da.La visin del varn macedonio6Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espritu Santo hablar la palabra en Asia; 7y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espritu no se lo permiti. 8Entonces, pasando junto a Misia, descendieron a Troas. 9Una noche, Pablo tuvo una visin. Un varn macedonio estaba en pie, rogndole y diciendo: Pasa a Macedonia y aydanos. 10Cuando vio la visin, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciramos el evangelio.Encarcelados en Filipos11Zarpando, pues, de Troas, navegamos directamente a Samotracia, el da siguiente a Nepolis 12y de all a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia. Estuvimos en aquella ciudad algunos das. 13Un sbado salimos fuera de la puerta, junto al ro, donde sola hacerse la oracin. Nos sentamos y hablamos a las mujeres que se haban reunido. 14Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de prpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo. El Seor le abri el corazn para que estuviera atenta a lo que Pablo deca, 15y cuando fue bautizada, junto con su familia, nos rog diciendo:Si habis juzgado que yo sea fiel al Seor, hospedaos en mi casa.Y nos oblig a quedarnos.16Aconteci que mientras bamos a la oracin, nos sali al encuentro una muchacha que tena espritu de adivinacin, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17sta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba:Estos hombres son siervos del Dios Altsimo! Ellos os anuncian el camino de salvacin.18Esto lo hizo por muchos das, hasta que, desagradando a Pablo, se volvi l y dijo al espritu:Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella.Y sali en aquella misma hora.19Pero al ver sus amos que haba salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades. 20Los presentaron a los magistrados y dijeron:Estos hombres, siendo judos, alborotan nuestra ciudad 21y ensean costumbres que no nos es lcito recibir ni hacer, pues somos romanos.22Entonces se agolp el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgndoles las ropas, ordenaron azotarlos con varas. 23Despus de haberlos azotado mucho, los echaron en la crcel, mandando al carcelero que los guardara con seguridad. 24El cual, al recibir esta orden, los meti en el calabozo de ms adentro y les asegur los pies en el cepo.25Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oan. 26Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la crcel se sacudan; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27Se despert el carcelero y, al ver abiertas las puertas de la crcel, sac la espada y se iba a matar, pensando que los presos haban huido. 28Pero Pablo le grit:No te hagas ningn mal, pues todos estamos aqu!29l entonces pidi una luz, se precipit adentro y, temblando, se postr a los pies de Pablo y de Silas. 30Los sac y les dijo:Seores, qu debo hacer para ser salvo?31Ellos dijeron:Cree en el Seor Jesucristo, y sers salvo t y tu casa.32Y le hablaron la palabra del Seor a l y a todos los que estaban en su casa. 33l, tomndolos en aquella misma hora de la noche, les lav las heridas, y en seguida se bautiz con todos los suyos. 34Luego los llev a su casa, les puso la mesa y se regocij con toda su casa de haber credo a Dios.35Cuando fue de da, los magistrados enviaron guardias a decir:Suelta a esos hombres.36El carcelero hizo saber estas palabras a Pablo:Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; as que ahora salid y marchaos en paz.37Pero Pablo le dijo:Despus de azotarnos pblicamente sin sentencia judicial y siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la crcel, y ahora nos liberan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos.38Los guardias hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al or que eran romanos. 39Fueron y se excusaron; los sacaron y les pidieron que salieran de la ciudad. 40Entonces, saliendo de la crcel, entraron en casa de Lidia y, habiendo visto a los hermanos, los consolaron y se fueron.El alboroto en Tesalnica17Pasando por Anfpolis y Apolonia llegaron a Tesalnica, donde haba una sinagoga de los judos. 2Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sbados discuti con ellos, 3declarando y exponiendo por medio de las Escrituras que era necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos. Y deca: Jess, a quien yo os anuncio, es el Cristo.4Algunos de ellos creyeron y se juntaron con Pablo y con Silas; asimismo un gran nmero de griegos piadosos, y mujeres nobles no pocas. 5Celosos, entonces, los judos que no crean, tomaron consigo algunos ociosos, hombres malos, con los que juntaron una turba y alborotaron la ciudad. Asaltaron la casa de Jasn, e intentaban sacarlos al pueblo, 6pero como no los hallaron, trajeron a Jasn y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero tambin han venido ac, 7y Jasn los ha recibido. Todos ellos contravienen los decretos de Csar, diciendo que hay otro rey, Jess.8Al or esto, el pueblo y las autoridades de la ciudad se alborotaron. 9Pero despus de obtener fianza de Jasn y de los dems, los soltaron.Pablo y Silas en Berea10Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. En cuanto llegaron, entraron en la sinagoga de los judos. 11Estos eran ms nobles que los que estaban en Tesalnica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriando cada da las Escrituras para ver si estas cosas eran as. 12Muchos de ellos creyeron, y de los griegos, mujeres distinguidas y no pocos hombres. 13Cuando los judos de Tesalnica supieron que tambin en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron all y tambin alborotaron a las multitudes. 14Entonces los hermanos hicieron que Pablo saliera inmediatamente en direccin al mar; pero Silas y Timoteo se quedaron all. 15Los que se haban encargado de conducir a Pablo lo llevaron a Atenas; y habiendo recibido el encargo de que Silas y Timoteo vinieran a l lo ms pronto posible, salieron.Pablo en Atenas16Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espritu se enardeca viendo la ciudad entregada a la idolatra. 17As que discuta en la sinagoga con los judos y piadosos, y en la plaza cada da con los que concurran. 18Algunos filsofos de los epicreos y de los estoicos discutan con l. Unos decan:Qu querr decir este palabrero?Y otros:Parece que es predicador de nuevos dioses.Esto decan porque les predicaba el evangelio de Jess, y de la resurreccin. 19Lo tomaron y lo trajeron al Arepago, diciendo:Podremos saber qu es esta nueva enseanza de que hablas?, 20pues traes a nuestros odos cosas extraas. Queremos, pues, saber qu quiere decir esto. 21(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes all, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en or algo nuevo.)22Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Arepago, dijo:Atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, 23porque pasando y mirando vuestros santuarios, hall tambin un altar en el cual estaba esta inscripcin: Al dios no conocido. Al que vosotros adoris, pues, sin conocerlo, es a quien yo os anuncio.24El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en l hay, siendo Seor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas 25ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues l es quien da a todos vida, aliento y todas las cosas.26De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los lmites de su habitacin, 27para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no est lejos de cada uno de nosotros, 28porque en l vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas tambin han dicho: Porque linaje suyo somos. 29Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginacin de hombres. 30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31por cuanto ha establecido un da en el cual juzgar al mundo con justicia, por aquel varn a quien design, acreditndolo ante todos al haberlo levantado de los muertos.32Pero cuando oyeron lo de la resurreccin de los muertos, unos se burlaban y otros decan: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.33Entonces Pablo sali de en medio de ellos. 34Pero algunos de los que se le haban juntado, creyeron; entre ellos, Dionisio el areopagita y una mujer llamada Dmaris, y otros con ellos.Pablo en Corinto18Despus de estas cosas, Pablo sali de Atenas y fue a Corinto. 2Y hall a un judo llamado Aquila, natural del Ponto, recin venido de Italia con Priscila, su mujer, por cuanto Claudio haba mandado que todos los judos salieran de Roma. Fue a ellos 3y, como era del mismo oficio, se qued con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. 4Y discuta en la sinagoga todos los sbados, y persuada a judos y a griegos.5Cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicacin de la palabra, testificando a los judos que Jess era el Cristo. 6Pero oponindose y blasfemando estos, les dijo, sacudindose los vestidos:Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza. Mi conciencia est limpia; desde ahora me ir a los gentiles.7Sali de all y se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. 8Crispo, alto dignatario de la sinagoga, crey en el Seor con toda su casa; y muchos de los corintios al or, crean y eran bautizados. 9Entonces el Seor dijo a Pablo en visin de noche: No temas, sino habla y no calles, 10porque yo estoy contigo y nadie pondr sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. 11Y se detuvo all un ao y seis meses, ensendoles la palabra de Dios.12Pero siendo Galin procnsul de Acaya, los judos se levantaron de comn acuerdo contra Pablo y lo llevaron al tribunal, 13diciendo:ste persuade a los hombres a honrar a Dios contra la Ley.14Al comenzar Pablo a hablar, Galin dijo a los judos:Si fuera algn agravio o algn crimen enorme, judos, conforme a derecho yo os tolerara; 15pero si son cuestiones de palabras, de nombres y de vuestra Ley, vedlo vosotros, porque yo no quiero ser juez de estas cosas.16Y los ech del tribunal. 17Entonces todos los griegos, apoderndose de Sstenes, alto dignatario de la sinagoga, lo golpeaban delante del tribunal. Pero Galin no haca caso alguno.18Pablo permaneci all muchos das. Luego se despidi de los hermanos y naveg a Siria, junto con Priscila y Aquila. En Cencrea se rap la cabeza, porque tena hecho voto. 19Lleg a feso y los dej all; y entrando en la sinagoga, discuta con los judos. 20Estos le rogaban que se quedara con ellos ms tiempo, pero l no accedi, 21sino que se despidi de ellos, diciendo:Es necesario que en todo caso yo celebre en Jerusaln la fiesta que viene; pero otra vez volver a vosotros, si Dios quiere.Y zarp de feso.22Habiendo llegado a Cesarea, subi para saludar a la iglesia y luego descendi a Antioqua. 23Despus de estar all algn tiempo, sali y recorri por orden la regin de Galacia y de Frigia, animando a todos los discpulos.Apolos predica en feso24Lleg entonces a feso un judo llamado Apolos, natural de Alejandra, hombre elocuente, poderoso en las Escrituras. 25ste haba sido instruido en el camino del Seor; y siendo de espritu fervoroso, hablaba y enseaba diligentemente lo concerniente al Seor, aunque slo conoca el bautismo de Juan. 26Comenz, pues, a hablar con valenta en la sinagoga; pero cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron aparte y le expusieron con ms exactitud el camino de Dios. 27Cuando l quiso pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discpulos que lo recibieran. Al llegar all, fue de gran provecho a los que por la gracia haban credo, 28porque con gran vehemencia refutaba pblicamente a los judos, demostrando por las Escrituras que Jess era el Cristo.Pablo en feso19Aconteci que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, despus de recorrer las regiones superiores, vino a feso, y hallando a ciertos discpulos, 2les pregunt:Recibisteis el Espritu Santo cuando cresteis?Ellos le dijeron:Ni siquiera habamos odo que hubiera Espritu Santo.3Entonces dijo:En qu, pues, fuisteis bautizados?Ellos dijeron:En el bautismo de Juan.4Dijo Pablo:Juan bautiz con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en aquel que vendra despus de l, esto es, en Jess el Cristo.5Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Seor Jess. 6Y habindoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espritu Santo; y hablaban en lenguas y profetizaban. 7Eran entre todos unos doce hombres.8Entrando Pablo en la sinagoga, habl con valenta por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. 9Pero como algunos se rehusaban a creer y maldecan el Camino delante de la multitud, Pablo se apart de ellos y separ a los discpulos, discutiendo cada da en la escuela de uno llamado Tiranno. 10As continu por espacio de dos aos, de manera que todos los que habitaban en Asia, judos y griegos, oyeron la palabra del Seor Jess. 11Y haca Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12de tal manera que hasta los pauelos o delantales que haban tocado su cuerpo eran llevados a los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espritus malos salan.13Pero algunos de los judos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Seor Jess sobre los que tenan espritus malos, diciendo: Os conjuro por Jess, el que predica Pablo!14Haba siete hijos de un tal Esceva, judo, jefe de los sacerdotes, que hacan esto. 15Pero respondiendo el espritu malo, dijo: A Jess conozco y s quin es Pablo, pero vosotros, quines sois?16El hombre en quien estaba el espritu malo, saltando sobre ellos y dominndolos, pudo ms que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17Esto fue notorio a todos los que habitaban en feso, as judos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era glorificado el nombre del Seor Jess.18Muchos de los que haban credo venan, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19Asimismo muchos de los que haban practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su valor, hallaron que era de cincuenta mil piezas de plata. 20As creca y prevaleca poderosamente la palabra del Seor.21Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en su espritu ir a Jerusaln, despus de recorrer Macedonia y Acaya. Deca l: Despus que haya estado all, me ser necesario ver tambin Roma. 22Envi entonces a Macedonia a dos de los que lo ayudaban, Timoteo y Erasto, y l se qued por algn tiempo en Asia.El alboroto en feso23Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeo acerca del Camino, 24porque un platero llamado Demetrio, que haca de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artfices; 25a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo:Sabis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 26pero veis y os que este Pablo, no solamente en feso, sino en casi toda Asia, ha apartado a mucha gente con persuasin, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. 27Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino tambin que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia y el mundo entero.28Cuando oyeron estas cosas se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: Grande es Diana de los efesios!29La ciudad se llen de confusin, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compaeros de Pablo. 30Pablo quera salir al pueblo, pero los discpulos no lo dejaron. 31Tambin algunas de las autoridades de Asia, que eran amigos suyos, le enviaron recado rogndole que no se presentara en el teatro. 32Unos, pues, gritaban una cosa y otros otra, porque la concurrencia estaba confusa y la mayora no saba por qu se haban reunido. 33De entre la multitud sacaron a Alejandro, empujado por los judos. Y Alejandro, pidiendo silencio con la mano, quiso hablar en su defensa ante el pueblo. 34Pero cuando se dieron cuenta de que era judo, todos a una voz gritaron casi por dos horas: Grande es Diana de los efesios!35Entonces el escribano, cuando apacigu a la multitud, dijo: Efesios, y quin es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Jpiter? 36Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigis, y que nada hagis precipitadamente, 37porque habis trado a estos hombres, que no son sacrlegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38Que si Demetrio y los artfices que estn con l tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden y procnsules hay; acsense los unos a los otros. 39Y si demandis alguna otra cosa, en legtima asamblea se puede decidir, 40pues hay peligro de que seamos acusados de sedicin por esto de hoy, ya que no existe causa alguna por la cual podamos dar razn de este alboroto.41Y habiendo dicho esto, despidi la asamblea.Viaje de Pablo a Macedonia y Grecia20Cuando ces el alboroto, llam Pablo a los discpulos y, habindolos exhortado y abrazado, se despidi y sali para Macedonia. 2Despus de recorrer aquellas regiones, y de exhortarlos con abundancia de palabras, lleg a Grecia. 3Al cabo de tres meses de estar all, debido a los planes que los judos tenan contra l cuando se embarcara para Siria, tom la decisin de volver por Macedonia. 4Lo acompaaron hasta Asia, Spater hijo de Pirro, de Berea; Aristarco y Segundo, de Tesalnica; Gayo, de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tquico y Trfimo. 5Estos, habindose adelantado, nos esperaron en Troas. 6Y nosotros, pasados los das de los Panes sin levadura, zarpamos de Filipos y en cinco das nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete das.Visita de despedida de Pablo en Troas7El primer da de la semana, reunidos los discpulos para partir el pan, Pablo que tena que salir al da siguiente, les enseaba, y alarg el discurso hasta la medianoche. 8Haba muchas lmparas en el aposento alto donde se hallaban reunidos. 9Un joven llamado Eutico estaba sentado en la ventana, y rendido de un sueo profundo por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueo cay del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. 10Entonces descendi Pablo y se ech sobre l, y abrazndolo, dijo:No os alarmis, pues est vivo.11Despus de haber subido, parti el pan, lo comi y sigui hablando hasta el alba; y luego se fue. 12Llevaron vivo al joven, y fueron grandemente consolados.Viaje de Troas a Mileto13Nosotros, adelantndonos a embarcarnos, navegamos a Asn para recoger all a Pablo, ya que as lo haba determinado, queriendo l ir por tierra. 14Cuando se reuni con nosotros en Asn, tomndolo a bordo, vinimos a Mitilene. 15Navegando de all, al da siguiente llegamos delante de Quo, y al otro da tocamos puerto en Samos. Hicimos escala en Trogilio, y al da siguiente llegamos a Mileto. 16Pablo se haba propuesto pasar de largo a feso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el da de Pentecosts, si le fuera posible, en Jerusaln.Discurso de despedida de Pablo en Mileto17Enviando, pues, desde Mileto a feso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. 18Cuando vinieron a l, les dijo:Vosotros sabis cmo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer da que llegu a Asia, 19sirviendo al Seor con toda humildad, con muchas lgrimas y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judos; 20y cmo nada que fuera til he rehuido de anunciaros y ensearos, pblicamente y por las casas, 21testificando a judos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Seor Jesucristo. 22Ahora, ligado yo en espritu, voy a Jerusaln sin saber lo que all me ha de acontecer; 23salvo que el Espritu Santo por todas las ciudades me da testimonio de que me esperan prisiones y tribulaciones. 24Pero de ninguna cosa hago caso ni estimo preciosa mi vida para m mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recib del Seor Jess, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.25Y ahora, yo s que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, ver ms mi rostro. 26Por tanto, yo os declaro en el da de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos, 27porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. 28Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebao en que el Espritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Seor, la cual l gan por su propia sangre, 29porque yo s que despus de mi partida entrarn en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarn al rebao. 30Y de entre vosotros mismos se levantarn hombres que hablarn cosas perversas para arrastrar tras s discpulos. 31Por tanto, velad, acordndoos de que por tres aos, de noche y de da, no he cesado de amonestar con lgrimas a cada uno.32Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. 33Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34Antes bien vosotros sabis que para lo que me ha sido necesario a m y a los que estn conmigo, estas manos me han servido. 35En todo os he enseado que, trabajando as, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Seor Jess, que dijo: Ms bienaventurado es dar que recibir.36Cuando termin de decir estas cosas, se puso de rodillas y or con todos ellos. 37Entonces hubo gran llanto de todos, y echndose al cuello de Pablo, lo besaban, 38y se dolan en gran manera por la palabra que dijo de que no veran ms su rostro. Y lo acompaaron al barco.Viaje de Pablo a Jerusaln21Despus de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos; al da siguiente, a Rodas, y de all a Ptara. 2Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos y zarpamos. 3Al avistar Chipre, dejndola a mano izquierda, navegamos a Siria y llegamos a Tiro, porque el barco haba de descargar all. 4Hallamos a los discpulos y nos quedamos all siete das; y ellos, por el Espritu, decan a Pablo que no subiera a Jerusaln. 5Cumplidos aquellos das, salimos. Todos, con sus mujeres e hijos, nos acompaaron hasta las afueras de la ciudad, y puestos de rodillas en la playa, oramos. 6Y abrazndonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas.7Nosotros completamos la navegacin saliendo de Tiro y llegando a Tolemaida; saludamos a los hermanos, y nos quedamos con ellos un da. 8Al otro da, saliendo Pablo y los que con l estbamos, fuimos a Cesarea; entramos en casa de Felipe, el e