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JUNICHIRO ¯ TANIZAKI LAS HERMANAS MAKIOKA Traducción del inglés de Miguel Ménendez Cuspinera Libros del Tiempo

Hermanas Makioka

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  • junichirO tanizaki

    Las hermanas makiOka

    Traduccin del ingls deMiguel Mnendez Cuspinera

    Libros del Tiempo

  • 7Personajes principales

    Las cuatro hermanas Makioka:

    Tsuruko, la seora de la casa ms antigua o principal de una familia de Osaka, la cual, segn la tradicin japonesa, tiene autoridad sobre las ramas colaterales.

    Sachiko, la seora de la casa de la rama menor en Ashiya, pe-quea ciudad de los alrededores de Osaka. Por razones senti-mentales y de comodidad, las hermanas menores solteras pre-fieren vivir con ella, un poco contra la tradicin.

    Yukiko, de treinta aos y an soltera, tmida y reservada, ac-tualmente no muy solicitada; tantas peticiones de mano han sido rechazadas en aos anteriores que la familia ha adquirido fama de altivez a pesar de que su fortuna disminuye.

    Taeko (familiarmente llamada Koi-san), ms voluntariosa y refi-nada de lo que corresponde a sus veinticinco aos; espera im-paciente el matrimonio de Yukiko para que sus relaciones se-cretas con un hombre puedan ser legitimadas ante el mundo.

    Tatsuo, marido de Tsuruko, cauteloso empleado de banco que tom el apellido de los Makioka y que, al retirarse su padre adop-tivo, se convirti en el cabeza de familia segn la costumbre japo-nesa.

  • 8Teinosuke, marido de Sachiko, contable con notables inclinaciones literarias e instintos mucho ms humanos que Tatsuo; tambin ha tomado el apellido de los Makioka.

    Etsuko, hija de Sachiko, chiquilla precoz que acaba de ingresar en la escuela.

    O-haru, criada de Sachiko.

    La seora Itani, duea de un saln de belleza, inveterada coma-dre cuya profesin se presta al emocionante juego de concertar matrimonios.

    Okubata (familiarmente llamado el chico Kei), el hombre con quien Taeko intent escaparse a los diecinueve aos y al que con-tina viendo en secreto.

    Itakura, hombre sin posicin social, por el que Taeko se siente atrada al ver que su compromiso con Okubata se demora dema-siado.

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    Por favor, quieres hacerme eso, Koi-san? Al ver por el espejo que Taeko haba aparecido tras ella, Sa-

    chiko dej de empolvarse la espalda y tendi la borla a su her-mana. Sus ojos an estaban fijos en el espejo y evaluaban aquella cara como si perteneciera a otra persona. La ropa interior larga que llevaba, que le llegaba hasta el cuello, se proyectaba rgida por detrs. Y le dejaba al descubierto espalda y hombros.

    Y Yukiko, dnde est? Vigilando los ejercicios de Etsuko respondi Taeko. Las dos hablaban en el plcido y lento dialecto de Osaka. Tae-

    ko era la ms joven de la familia, y en Osaka la chica ms joven es siempre Koi-san, hijita.

    Se poda or el piano abajo. Yukiko haba terminado pronto de vestirse, y la pequea Etsuko siempre necesitaba alguien a su lado cuando ensayaba. Jams protestaba cuando se iba su madre, con tal que Yukiko se quedara a hacerle compaa. Hoy, al ver que su madre y Yukiko y Taeko se vestan para salir, se mostraba rebelde. Muy a regaadientes concedi su permiso cuando le prometieron que por lo menos Yukiko regresara inmediatamente despus del concierto que empezaba a las dos y estara con ella a la hora de cenar.

    Koi-san, tenemos otra propuesta para Yukiko. Eh?

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    La blanquecina borla bajaba desde la nuca a la espalda y los hombros de Sachiko. Esta no estaba encorvada en absoluto y, sin embargo, la carne opulenta, voluminosa de la nuca y la espalda daba cierta impresin de que se agachaba. El clido color de su piel, bajo la clara luz del sol otoal, haca difcil creer que tuviera ms de treinta aos.

    Lleg por medio de Itani. Eh? Ese hombre trabaja en una oficina, Industrias Qumicas M. B.,

    dice Itani. Acomodado? Gana unos ciento setenta o ciento ochenta yenes al mes, posi-

    blemente doscientos cincuenta, con los pluses. Industrias Qumicas M. B. Una compaa francesa? Qu lista eres! Cmo te enteraste? Pues mira, lo s. Taeko, la menor, estaba realmente mucho mejor informada en

    tales materias que sus hermanas. A veces daba la sensacin de que se aprovechaba de su ignorancia para hablarles con una condes-cendencia propia de una persona de ms edad.

    Jams haba odo hablar de las Industrias Qumicas M. B. La oficina central est en Pars, dice Itani. Parece que es muy importante.

    Tienen un gran edificio en el puerto de Kobe. No te has fijado nunca?

    Ese es el sitio. Ah es donde trabaja. Sabe l francs? Eso parece. Se gradu en la especialidad de francs de la Aca-

    demia de Lenguas de Osaka, y pas una temporada en Pars... aunque no larga. Gana cien yenes al mes enseando francs por las noches.

    Tiene propiedades? Muy poca cosa. Conserva an la casa solariega de su familia

    en el campo su madre vive all y una casa y un terreno en Kobe. Y nada ms. La casa de Kobe es muy pequea, y la compr a pla-zos. Como ves, todo muy sencillo.

    Sin embargo, no tiene que pagar alquiler. Puede vivir como si tuviera ms de cuatrocientos al mes.

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    Crees que podra ser un buen partido para Yukiko? Solo tie-ne que preocuparse por su madre, y esta nunca va a Kobe. Ya pasa de los cuarenta, pero no ha estado nunca casado.

    Por qu no, si pasa de los cuarenta? No ha encontrado a nadie lo bastante refinado para l, dice

    Itani. Muy raro. Tendrais que hacer averiguaciones. Y dice Itani que est muy entusiasmado con Yukiko. Y le mandasteis su retrato? Le dej uno a Itani, y ella se lo mand sin decrmelo. Dice

    que est muy satisfecho. Tienes un retrato de l? Abajo, continuaban los ejercicios. No pareca probable que Yu-

    kiko las sorprendiera. Mira en el cajn de arriba, a la derecha. Frunciendo los la-

    bios como si fuera a besar el espejo, Sachiko cogi el lpiz de labios. Lo encontraste?

    Aqu est. Se lo habis enseado a Yukiko? S. Y qu ha dicho? Como de costumbre, casi nada. Qu opinas, Koi-san? Que es muy feo. O quiz solo un poquitn feo. Un mediocre

    empleado de oficina, lo puedes ver a la primera ojeada.Pues es precisamente eso, despus de todo. Por qu te sor-

    prende? Puede haber una ventaja. Podr ensear francs a Yukiko.Satisfecha en trminos generales con su rostro, Sachiko empe-

    z a desdoblar un quimono.Por poco se me olvida. Levant la vista. Me siento un poco

    corta de B. Me haces el favor de decrselo a Yukiko?El beriberi se cerna siempre por la regin de Kobe-Osaka;

    cada ao, al pasar del verano al otoo, toda la familia Sachiko, su marido, sus hermanas y Etsuko, que recientemente haba em-pezado a ir a la escuela se resenta de l. La inyeccin de vitami-na se haba convertido en un hbito de la familia. Ya no iban a ver al mdico, pero en cambio tenan al alcance de la mano una provisin de vitaminas concentradas que se administraban mu-tuamente con completa despreocupacin. Una sombra de apata

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    era atribuida inmediatamente a la falta de vitamina B y, aunque ya haban olvidado quin acu la expresin corto de B, todos la entendan.

    Los ejercicios de piano haban terminado. Taeko llam desde lo alto de la escalera y sali una de las criadas.

    Puedes preparar una inyeccin para la seora Makioka, por favor?

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    La seora Itani (todo el mundo la llamaba Itani) tena un sa-ln de belleza cerca del Hotel Oriental, en Kobe, y Sachiko y sus hermanas figuraban entre sus clientas asiduas. Sabiendo que Itani se mora por planear matrimonios, Sachiko le haba hablado una vez del problema de Yukiko y le haba dejado una fotografa para que se la mostrara a los probables candidatos. Haca poco, al ir Sa-chiko para una permanente, Itani aprovech unos pocos minutos libres para invitarla a salir y tomar una taza de t. En el vestbulo del Hotel Oriental, Sachiko oy por primera vez el relato de Itani.

    Haba sido un error no hablar antes con Sachiko, reconoca Itani, pero haba tenido miedo de que, si desperdiciaban el tiem-po de que disponan, llegaran a perder una buena oportunidad. Haba odo hablar de aquel posible marido para la seorita Yu-kiko, y le haba mandado la fotografa solo eso, nada ms haca aproximadamente un mes y medio. No haba vuelto a saber nada de aquel hombre, y ya casi lo haba olvidado, cuando se enter de que al parecer estaba ocupado investigando los orgenes familia-res de Yukiko. Haba descubierto todo lo que se relacionaba con la familia Makioka, incluso con la rama principal de Osaka.

    (Sachiko era la segunda hija. Su hermana mayor, Tsuruko, es-taba al frente de la casa principal, en Osaka.)

    ...Y continu haciendo averiguaciones acerca de la propia se-orita Yukiko. Fue a la escuela a ver a su profesor de caligrafa, y a la mujer que le haba enseado la ceremonia del t. Lo descubri todo. Incluso se enter del asunto del peridico y se fue a dar una vuelta por las oficinas para ver si haba habido un error en la informacin. A Itani le pareca claro que haba quedado satisfe-

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    cho de los resultados de la investigacin, pero, para estar segura de ello, le dijo que debera encontrarse con Yukiko y ver por s mismo si era la clase de muchacha que haba descrito el artcu-lo del peridico. Itani estaba segura de haberlo convencido. Era muy modesto y discreto, deca ella, y objet que no perteneca a la misma clase que la familia Makioka y tena muy pocas esperan-zas de encontrar una novia tan esplndida, y que si, por azar, se poda arreglar el matrimonio, le apenara ver a la seorita Yukiko intentando vivir de su miserable salario. Pero, por si haba alguna posibilidad, esperaba que Itani mencionara al menos su nombre. Esta se haba enterado de que sus antepasados hasta su abuelo haban sido los principales criados de un daimyo poco importante, en la costa del mar del Japn, y de que an les quedaba una parte de la finca familiar. En cuanto a la familia, pues, no pareca estar a mucha distancia de los Makioka. No estaba de acuerdo Sachiko? Los Makioka eran una antigua familia, desde luego, y, probable-mente, en Osaka todo el mundo haba odo hablar de ellos en una ocasin u otra. Pero de todos modos Sachiko tendra que perdonarla por decirlo as, no podan vivir siempre de sus viejas glorias. Descubriran solo que la seorita Yukiko haba perdido finalmente su oportunidad. Por qu no buscar un compromiso, mientras se estaba a tiempo, con alguien que no fuera inadecua-do del todo? Itani admita que el sueldo no era gran cosa, pero aquel hombre tena solo cuarenta aos y no era del todo imposi-ble que llegara a ganar ms. Y no era como si estuviera trabajando para una compaa japonesa. Le quedaba tiempo libre, y con ms clases nocturnas estaba seguro de ganar sin dificultad cuatrocien-tos yenes o ms. Le podra proporcionar por lo menos una criada; de eso no caba duda. Y en cuanto al hombre en s, el hermano de Itani lo conoca desde que eran muy jvenes y lo haba reco-mendado encarecidamente. Aunque lo perfectamente ideal sera que los Makioka hicieran por su parte las debidas averiguacio-nes, no pareca haber duda de que la nica causa de no haberse casado antes era la de no haber encontrado a nadie de acuerdo con sus gustos. Puesto que haba estado en Pars y haba pasado de los cuarenta, era difcil garantizar que no hubiera querido sa-ber nada de mujeres, pero cuando Itani lo vio se dijo a s misma: He aqu un hombre honrado, gran trabajador, que no pertenece

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    ni remotamente a la clase de los que juegan con las mujeres. Era bastante razonable, para un hombre de tan buena conducta, exigir una muchacha elegante, refinada; pero por algn motivo quiz como una reaccin despus de su visita a Pars insisti tambin en que solo aceptara una belleza puramente japonesa gentil, plcida, graciosa, capaz de llevar vestidos japoneses. No importaba cmo le quedaran los trajes extranjeros. Tambin quera un rostro bello, naturalmente, pero ms que nada deseaba manos y pies bonitos. Para Itani, la respuesta perfecta le pareci la seorita Yukiko.

    Esta era su historia: Itani mantena a su marido, paraltico, y, despus de hacer es-

    tudiar a su hermano en la Escuela de Medicina, haba enviado aquella primavera a su hija a Tokio para que ingresara en la Uni-versidad Femenina de Japn. Responsable y prctica, era mucho ms lista que la mayora de las mujeres, pero su manera de decir sin rodeos lo que pensaba, sin ambages ni circunloquios, era tan poco femenina, que uno a veces se preguntaba cmo consegua conservar a las clientas. Y sin embargo, no haba nada artificial en su franqueza uno tena solo la sensacin de que era preciso de-cir la verdad y, por tanto, Itani provocaba cierto resentimiento. El torrente de palabras se precipitaba como por un dique roto. Sachiko no poda evitar pensar que aquella mujer era atrevida, pero, dado que la animosa Itani se pareca tanto a un hombre ha-bituado a ser obedecido, quedaba claro que aquella era la manera de expresar su amistad y su ayuda. Una consideracin an ms poderosa era el razonamiento en s, que careca de fallos. Sachiko tena la sensacin de que se haba quedado clavada en el suelo. Hablara con su hermana de Osaka y quiz podran hacer algunas averiguaciones. Aqu haba terminado el asunto.

    Podra ser que alguien buscara profundas y sutiles razones para explicar el hecho de que Yukiko, la tercera de las cuatro her-manas, hubiera pasado la edad de casarse y alcanzado los trein-ta sin marido. No haba, en realidad, ninguna razn profunda digna de ese nombre. O, si haba que encontrar una, acaso con-sista en que Tsuruko, en su casa solariega, Sachiko y la propia Yu-kiko recordaban todas el lujo de los ltimos aos de la vida de su padre y la dignidad del apellido de los Makioka; en una palabra,

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    eran esclavas del apellido familiar, del hecho de que eran miem-bros de una antigua y honorable familia. En su esperanza de en-contrar para Yukiko un marido digno, haban rechazado todas las propuestas que les haban llovido durante los aos anteriores. Nadie comprendera qu era lo que queran. Ahora el mundo ya se haba cansado de sus desaires, y la gente ni siquiera menciona-ba a posibles candidatos. Mientras, la fortuna de la familia dismi-nua. No haba duda, pues, de que Itani haba sido bondadosa al apremiar a Sachiko a olvidar el pasado. Los mejores das de los Makioka haban llegado quiz hasta mediados de 1920. Su pros-peridad solo perduraba ahora en la memoria de los habitantes de Osaka que haban conocido bien los viejos tiempos. En efecto, incluso ya en aquella poca, las extravagancias y la mala admi-nistracin haban ejercido sus efectos en el negocio familiar. La primera de una serie de crisis les haba sorprendido entonces. Poco despus muri el padre de Sachiko, el negocio disminuy, y la tienda de Semba, situada en el corazn de la vieja Osaka que se enorgulleca de una historia que comenzaba a mitad del siglo pasado durante los das del shogunato, tuvo que ser vendida. A Sachiko y Yukiko les result difcil olvidar cmo les haba ido en vida de su padre. Antes de ser derribada la tienda para dejar sitio a otro edificio ms moderno, no podan pasar por delante de la slida fachada de ladrillo y mirar por los escaparates al sombro interior sin un estremecimiento de pena.

    Haba cuatro hijas, y ningn hijo, en la familia. Al retirarse el padre, el marido de Tsuruko, que haba tomado el apellido de Makioka, se convirti en el cabeza de la familia. Tambin se cas Sachiko, y tambin su marido tom el apellido Makioka. Cuando Yukiko lleg a esa edad, sin embargo, ya no tena, por desgracia, a su padre para buscarle un buen partido y no se llevaba muy bien con su cuado Tatsuo, el nuevo cabeza de familia. Este, hijo de un banquero, haba trabajado en un banco antes de convertirse en heredero de los Makioka y, de hecho, incluso poco despus, haba dejado, en gran parte, la direccin de la tienda a su padre de adopcin y al encargado principal. A la muerte del padre, Tat-suo desoy las protestas de sus cuadas y del resto de la familia, que pensaban que an se poda salvar algo, y permiti que la vie-ja tienda pasara a manos de un hombre que haba sido en otro

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    tiempo sirviente de la familia. El propio Tatsuo volvi a su antiguo banco. Justo al revs que el padre de Sachiko, que gastaba con ostentacin, Tatsuo era austero y solitario casi hasta la timidez. Con esa manera de ser, lleg a la conclusin de que, antes que tratar de dirigir un negocio que no le era familiar y que estaba cargado de deudas, deba emprender un curso ms seguro y dejar perecer la tienda, y cumplir as con su deber respecto a la familia Makioka; y en realidad haba escogido ese camino precisamente porque se preocupaba mucho por sus obligaciones como herede-ro de la familia. Para Yukiko, sin embargo, atrada por el pasado, haba algo en su cuado muy poco satisfactorio, y estaba segura de que, desde la tumba, su padre tambin haca reproches a Tat-suo. Fue durante esta crisis, poco despus de la muerte del padre, cuando Tatsuo se convirti en entusiasta buscador de un marido para Yukiko. El candidato en cuestin era el heredero de una rica familia y directivo de un banco de Toyohashi, no lejos de Nago-ya. Como ese banco y Tatsuo tenan relacin, este posea todo lo necesario para estar enterado del carcter del hombre y de su situacin financiera. La posicin social de la familia Saigusa de Toyohashi era incuestionable, acaso un poco demasiado alta para lo que haba llegado a ser la familia Makioka. El hombre en s era admirable en todos los aspectos, e inmediatamente se convino una entrevista con Yukiko. A todo lo cual esta puso objeciones y no hubo manera de hacerla cambiar de opinin. No era que, en realidad, encontrara defectos en el aspecto y maneras de aquel hombre, pero dijo que era demasiado rstico. Aunque sin ningn gnero de dudas era tan admirable como deca Tatsuo, se poda ver a simple vista que careca por completo de inteligencia. Haba cado enfermo al terminar la enseanza secundaria, se deca, y no haba podido ir ms all, pero Yukiko no poda evitar la sospecha de que la estupidez tena algo que ver en el asunto. Sabindose con un ttulo expedido por un seminario para seoritas y con matrcula de honor en ingls, Yukiko estaba segura de que sera completamente incapaz de respetar a aquel hombre. Y, adems, por enorme que fuera la fortuna de que era heredero y por muy seguro que fuera el futuro que le ofreca, la idea de tener que vivir en una ciudad provinciana como Toyohashi le resultaba in-soportablemente sombra. Yukiko goz de la ayuda de Sachiko;

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    no haba que pensar en enviar a la pobre muchacha a semejante sitio. Aunque Tatsuo, por su parte, admita que Yukiko no careca de inteligencia, haba llegado a la conclusin de que, para una muchacha japonesa por los cuatro costados y extremadamente reservada, una vida plcida y segura en una ciudad provinciana, libre de toda innecesaria excitacin, sera el ideal, y no se le haba ocurrido que la propia dama pusiera objeciones. Pero la tmida e introvertida Yukiko, incapaz como era de abrir la boca en presen-cia de extraos, posea un temperamento fuerte que era difcil de conciliar con su aparente docilidad. Tatsuo descubri que su cuada, a veces, no era tan sumisa como pareca.

    En cuanto a Yukiko, todo habra ido bien si hubiera aclarado su postura inmediatamente. En cambio, se empe en dar res-puestas vagas que podan significar cualquier cosa, y cuando lleg el momento crucial no fue a Tatsuo o a su hermana mayor a quie-nes revel sus sentimientos, sino a Sachiko. Eso quiz en parte era porque le resultaba difcil hablar de ello con el entusiasta Tatsuo; pero era uno de los defectos de Yukiko, decir apenas lo suficiente para hacerse comprender. Tatsuo haba concluido que Yukiko no era contraria a la propuesta, y el futuro novio an se entusiasm ms despus de la entrevista; dej claro que tendra a Yukiko y a nadie ms. Las negociaciones haban avanzado hasta el punto, pues, en que ya era virtualmente imposible dar un paso atrs con elegancia; pero una vez Yukiko dijo no, su hermana mayor y Tatsuo podran haber establecido turnos para hablarle hasta en-lonquecer y no hubiera habido esperanzas de llegar a conmover-la. Dijo no hasta el final. Tatsuo se senta especialmente satisfe-cho con la pareja propuesta porque estaba seguro de que era de los que habra aprobado su difunto suegro, y su decepcin fue, por tanto, enorme. Lo que ms le molestaba de todo era que uno de los directivos de su banco haba actuado de intermediario. El pobre Tatsuo se preguntaba qu le podra decir a aquel hombre. Si Yukiko hubiera expuesto objeciones razonables, naturalmente, habra sido otra cosa, pero aquella bsqueda de defectos menores que aquel fulano no tena cara de inteligente, deca ella, que daba despus como razones para rechazar alegremente una pro-puesta de una naturaleza que no era probable que se presentara de nuevo, solo poda explicarse por la terquedad de Yukiko. O,

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    si uno se decida a albergar tales sospechas, quiz no era imposi-ble llegar a la conclusin de que haba actuado deliberadamente para poner en un aprieto a su cuado.

    Tatsuo, en apariencia, haba aprendido la leccin. Cuando alguien se le presentaba con una propuesta, le escuchaba con mucha atencin. Pero ya no sala en busca de un marido para Yukiko, y trat de evitar siempre que le fue posible mezclarse en tratos de matrimonio.

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    Haba, sin embargo, otra razn en las dificultades para encon-trar marido a Yukiko: el asunto que lleg hasta los peridicos, como lo llamaba Itani.

    Unos cinco o seis aos antes, cuando tena diecinueve, Taeko, la ms joven de las hermanas, se haba fugado con el hijo de los Okubata, una antigua familia de Semba que tena una joyera. Sus motivos eran bastante razonables, al parecer; la tradicin no le permita casarse antes de encontrar un marido para Yukiko, por lo que haba decidido tomar medidas extraordinarias. Ambas familias, sin embargo, no simpatizaban. Los enamorados fueron pronto localizados y llevados a casa, y as el incidente se hubiera olvidado de no haber sido por el hecho poco afortunado de que un peridico de Osaka lo recogi. En el relato del peridico, Yu-kiko, y no Taeko, se convirti en protagonista, e incluso apareci su edad. Tatsuo le dio vueltas a lo que tena que hacer: pedira, por consideracin a Yukiko, una retractacin? Pero no resultara acertado, pues significara, en efecto, confirmar el relato de la mala conducta de Taeko. Deba, pues, ignorar el artculo? Final-mente lleg a la conclusin de que, cualesquiera que fueran los efectos sobre la parte culpable, no tena que salpicarle a la ino-cente Yukiko. Pidi una retractacin. El peridico public una versin rectificada y, como haban temido, esta vez el pblico ley cosas de Taeko. Aunque saba que tena que haber consultado antes a Yukiko, tambin saba que no poda esperar que esta le diera una autntica respuesta. Y haba la posibilidad de que se produjera un disgusto entre Yukiko y Taeko, cuyos intereses, en el