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Héroes Dirigen la mirada, hay intentos de charla. Más de uno nota tu presencia en el transporte en el que hoy, como todos los días te diriges a tu propio destino. Misma parada, mismo tope: dos rayas amarillas sólo una blanca; mismos autos, sólo uno hará la diferencia: viejo, pálido y desgastado. Llegas a casa, misma rutina. Dieciséis escalones amarillentos, notas que la mancha de hace dos semanas sigue ahí, pero no te importa. Sigues subiendo. Ultima habitación del corredor, mismo poster que refleja tu pasión por la música. Entras. Audífonos, mochila, suéter, pies sobre la cama. Escuchas los pasos de tu hermana por el corredor, es señal.- Hora cenar - dices. Solo dos platos.-Mamá no llegará esta noche, el trabajo la tiene ocupada. Como siempre - piensas. Recibes mensajes, llamadas los acompañan. Te hablan cinco personas, tal vez seis. Escuchas la misma discusión de privada.-Pablo, tienes que crecer, ser alguien en tu jodida vida-. A la gata ronroneando tras de ti. Después de diez años ya te dará igual. Terminas, te diriges a la sala. Tus pies, después de un largo día, sentirán el piso frío. Te sentirás feliz al recordar lo que sucedió en la preparatoria, el chico que conociste, los amigos que invadirán tu espacio para solicitar información sobre lo acontecido; el compañero que siempre se acercara a ti para pedir lo correspondido a su despensa gubernamental; la parejita del salón que se quiere, pero que no hay agallas para estar juntos.

Héroes Johana Romero

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Cuento

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Page 1: Héroes Johana Romero

Héroes

Dirigen la mirada, hay intentos de charla. Más de uno nota tu presencia en el transporte en el que hoy, como todos los días te diriges a tu propio destino. Misma parada, mismo tope: dos rayas amarillas sólo una blanca; mismos autos, sólo uno hará la diferencia: viejo, pálido y desgastado.

Llegas a casa, misma rutina. Dieciséis escalones amarillentos, notas que la mancha de hace dos semanas sigue ahí, pero no te importa. Sigues subiendo. Ultima habitación del corredor, mismo poster que refleja tu pasión por la música. Entras. Audífonos, mochila, suéter, pies sobre la cama. Escuchas los pasos de tu hermana por el corredor, es señal.- Hora cenar - dices.

Solo dos platos.-Mamá no llegará esta noche, el trabajo la tiene ocupada. Como siempre - piensas.

Recibes mensajes, llamadas los acompañan. Te hablan cinco personas, tal vez seis. Escuchas la misma discusión de privada.-Pablo, tienes que crecer, ser alguien en tu jodida vida-. A la gata ronroneando tras de ti. Después de diez años ya te dará igual.

Terminas, te diriges a la sala. Tus pies, después de un largo día, sentirán el piso frío.

Te sentirás feliz al recordar lo que sucedió en la preparatoria, el chico que conociste, los amigos que invadirán tu espacio para solicitar información sobre lo acontecido; el compañero que siempre se acercara a ti para pedir lo correspondido a su despensa gubernamental; la parejita del salón que se quiere, pero que no hay agallas para estar juntos.

Vuelves en sí, notarás que el tiempo ha transcurrido más rápido. Enciendes la computadora y comienzas a teclear. Te desvías un poco en el menú principal. Te encontrarás con los demonios de la noche al ver imágenes que te infestaran la cabeza de recuerdos y cuando menos lo pienses, estas llorando.

Te dirás que es suficiente, y sonreirás. Escucharas los automóviles pasar cerca de tu domicilio, pero esta vez a menor velocidad. Te comienzas a fastidiar y decides retirarte. Subes a tu recamara.

Darás más de mil vueltas, el calor te pondrá de mal humor, terminaras descubierto. Mirarás el techo y pensarás por última vez.

Recuerdas cada cosa, detalle, persona con la que te cruzaste en el transcurso del día…Pero aun así te seguirás sintiendo sólo.