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El Mito: Hesíodo y El Origen de la Filosofía Felipe A. Mora Soto Resumen: En este ensayo se pretende hacer un análisis a Hesíodo y a su obra la Teogonía, la cual contiene los aspectos más antiguo del origen del cosmos y el linaje de los dioses olímpicos y donde la memoria evoca a algo más allá de lo ya existente, indirectamente, esta evocación a los orígenes va a ser la piedra angular sobre la cual la filosofía emergerá y tratará de desarrollar preguntas acerca de principio primero que existió y que pudo dar la posibilidad de existencia a todo cuanto es. Todo esto tomado a partir del mito, el cual los poetas dan a conocer el conocimiento mediante la oralidad, este traspaso de conocimiento era la forma en que el griego arcaico conocía el mundo. Para llegar a un mejor comprensión de todo esto hace un análisis etimológico acerca

Hesiodo y El Origen de La Filosofia

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Page 1: Hesiodo y El Origen de La Filosofia

El Mito: Hesíodo y El Origen de la Filosofía

Felipe A. Mora Soto

Resumen: En este ensayo se pretende hacer un análisis a Hesíodo y a su obra la Teogonía,

la cual contiene los aspectos más antiguo del origen del cosmos y el linaje de los dioses

olímpicos y donde la memoria evoca a algo más allá de lo ya existente, indirectamente, esta

evocación a los orígenes va a ser la piedra angular sobre la cual la filosofía emergerá y

tratará de desarrollar preguntas acerca de principio primero que existió y que pudo dar la

posibilidad de existencia a todo cuanto es. Todo esto tomado a partir del mito, el cual los

poetas dan a conocer el conocimiento mediante la oralidad, este traspaso de conocimiento

era la forma en que el griego arcaico conocía el mundo. Para llegar a un mejor comprensión

de todo esto hace un análisis etimológico acerca de ciertos vocablos que puedan traer algún

problema al entendimiento y en la posible interpretación del contexto histórico de ellos, ya

que es prescindible conocer, en el tiempo de Hesíodo, el campo semántico de lo que la

palabra abarcaba en aquel entonces.

Palabras Claves: Mito – logos - Hesíodo – Verdad – Inspiración – Musas - Todo – Caos

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“Homero y Hesíodo han elaborado la teogonía de los griegos, han dado a los dioses

sus apelativos, han distribuido entre ellos derechos, honores y los ámbitos de su obrar, y

han aclarado sus imágenes”. Es la opinión de Heródoto recogida por W. Nestle1, en donde

nos enfatiza en que ellos han puesto el orden a la multiplicidad de fábulas que representan

la religiosidad2 del griego arcaico, pues Homero escribió de forma épica, artística y

fantástica para dar a conocer mediante sus poemas los actos heroicos de los antepasados3, y

por otro lado, está Hesíodo, poeta que vivió una generación más tarde que Homero, escribió

su Teogonía con una forma y con un trasfondo más que de fantasía, en comparación a La

Ilíada y La Odisea de Homero, y es la de una reflexión racional que se manifiesta en la

aspiración a la verdad4. En esta aspiración de llegar a la verdad, sistematizando en un árbol

genealógico a los dioses5 y el orden del mundo, “se esfuerza en recoger la diversidad de las

tradiciones míticas con el fin de construir metódicamente conocimientos con vista a una

enseñanza6” y de paso fundar los pilares necesarios para lo que sería el desarrollo posterior

de la filosofía en base al mito

El Mito

Antes del s. VII a. C. encontramos el mito como forma de pensamiento en la antigua

Grecia. El mito puede ser definido como un conjunto de leyendas imaginativas y fantásticas

que narran el origen del universo, la situación del hombre y fenómenos naturales que no

pueden ser respondidos por alguna ciencia. El mito es una actitud intelectual en la que se

produce una personificación de las fuerzas de la naturaleza, es decir, se dota de voluntad y

personalidad a los elementos naturales. Esta personificación de la naturaleza es el primer

acto de contemplación ante lo inexplicable y lo extraño; hace que nos lleve a interrogarnos

por las cosas individuales que nos rodean y por la existencia de un todo del cual se forma

parte; estos cuestionamientos acerca de todo son los primeros brotes de los hombres por

buscar respuestas, son los primeros indicios de una búsqueda "filosófica" de las cosas.

1 Nestle W. Historia del Espíritu Griego, Ediciones Ariel, Barcelona, (1961) pág. 29.2 Nestle W. ibíd. Pág. 29.3 Nestle W. ibíd. Pág. 29.4 Nestle W. ibíd. Pág. 38.5 Nestle W. ibíd. Pág. 38.6 Robín L. El Pensamiento Griego y Los Orígenes del Espíritu Científico, Editorial Cervantes, Barcelona, (1926), pág. 37.

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Todo esto, a grandes rasgos, podemos encontrarlo en Hesíodo y sus obras poéticas:

Teogonía y Trabajos y Días. En la Teogonía se relata el orden del mundo, la sucesión de

poder de Urano a Zeus y el origen del hombre. En Trabajos y Días se nos cuenta el origen

de la primera mujer y del mal7, la importancia del trabajo y también las edades que ha

cursado la humanidad y como ha ido decayendo, todo explicado a partir del Mito de la

Edades8, donde podemos observar el carácter pesimista del poeta sobre el hombre.

Seguidamente, la palabra “mito” viene del vocablo griego μῦθος, que se traduce

hasta el siglo IV a. de C. como: “palabra”, que según C. Disandro, podría derivarse de la

raíz “myein” el cual se traduce o quiere decir “abrir y cerrar”9. Este abrir y cerrar, puede ser

entendido como la inteligencia que capta a modo de contemplación el mundo, pero que no

puede ser aprehendido del todo por ella, no obstante, esta aprehensión da experiencia de

ciertas realidades que se contempla a través de nuestro inteligir10 y que no podemos

codificarlas del todo por nuestra razón, pero, sin embargo están presentes en nosotros, por

ende, el termino μῦθος significaría una contemplación, experiencia y una posible

aprehensión de la misma φύσις manifestada en una determinada “palabra”11.

En cambio, en una comparación al vocablo griego λóγος, su traducción primera es

“palabra”, pero aquí λóγος sería como un acto de interiorización cambiante en sí mismo, y

donde también se puede dar entender como razón en el hecho de que ésta capta y ordena el

mundo, y lo que observamos es la “realidad”, o más bien dicho, es el acto de estar en la

existencia aprehendiendo algo común a todos, es decir, algo que sea completamente válido

y accesible a todos los hombre12, que se hace mediante la contemplación y el mismo

inteligir.

Un punto en común respecto a μῦθος y λóγος, si bien, ambas se traducen en primera

instancia como palabra, es importante destacar que “palabra” puede ser tomada como

origen ordenador del universo o como principio entitativo del ente en la existencia, ya que,

mediante la "palabra", o bien desde otra perspectiva, del "lenguaje" se capta y encierra la

“realidad” de las cosas y el mundo dándole orden a nuestro entorno y nuestro diario vivir,

7 Hesíodo, Trabajos y Días, 45-105.8 Hesíodo, ibíd. 110-200.9 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 21.10 Disandro C. ibíd. Pág. 22.11 Disandro C. ibíd. Pág. 25.12 Kirk G. S. Raven J. E. Schofield M., Los Filósofos Presocráticos, Editorial Gredos, Madrid, (1987), pág. 274.

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pero, no obstante, la "palabra" también deja fuera otras “realidades” que el ente u hombre

no puede llegar a inteligir o aprehender a través de la "palabra" dejando a fuera otras

posibles comprensiones del mundo, a pesar de que todos viven lo común.

Entonces, podemos decir que μῦθος no abarca todo el espectro existencial del

hombre, no se capta mediante ella las esencias y sustancias de lo que nos rodea, sino que es

mera contemplación y visión de un mundo aparente, múltiple y cambiante, pero sin

embargo, podemos obtener de ella experiencia del mundo.

En cambio, λóγος viene a ser principio ordenador y formador de un camino que

puede llegar a la verdad o el entendimiento de las cosas, pues en este caso es por la razón

por la cual podemos conocer y comprender la historia de los orígenes del hombre como del

universo y su devenir.

Por consiguiente cabe preguntar: ¿cuándo se produce este cambio de paradigma del

pensamiento mítico al logos? El paso del mito al logos se produce cuando se convierte o

transforma la idea de mito en la idea de una necesidad lógica o ley natural. Por

consiguiente, esto hace que el mito sea completamente factible como origen de

conocimiento, porque lleva consigo una comprensión y un entendimiento de percibir el

mundo; para el griego arcaico esto era llevado a cabo por nuestra contemplación (θεωρία) y

en cómo se percibía el entorno y en la cual trataba de explicar los fenómenos existenciales

del hombre a través del mismo mito y con esto se trataba de dejar una enseñanza en quien

leyera los relatos de los poetas.

Los filósofos presocráticos y los posteriores se valieron de este medio para explicar

sus teorías de conocimiento. Un claro ejemplo de esto fue Tales de Mileto, Parménides y

Platón, entre otros.

Hecho este análisis al vocablo μῦθος y a su vez una analogía con el vocablo λóγος,

el siguiente paso es observar tres puntos necesarios que podemos encontrar y que cimientan

las bases o causas que conllevaría al surgimiento y desarrollo de lo que será la filosofía en

el mundo heleno a partir de la Teogonía de Hesíodo.

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Hesíodo y Los Orígenes de la Filosofía

El primer pilar se encuentra en el proemio de la Teogonía que comienza cuando

Hesíodo estaba un día pastando a su rebaño en el monte de Helicón en Boecia y aparecieron

las musas, hijas de Zeus portador de la égida 13y le enseñan un canto:

“¡Pastores del campo, triste oprobio, vientres tan solo!

Sabemos decir muchas mentiras con apariencia

de verdades; y cuando queremos, proclamar la verdad.

Así dijeron las hijas bien habladas del poderoso Zeus (…)

Infundieronme voz divina para celebrar el futuro y el pasado

y me encargaron alabar con himnos la estirpe de los felices Sempiterno...”14

Podemos observar lo que las musas transmiten a Hesíodo es: “lo falso con

apariencia de verdad y lo verdadero15”. Hesíodo se pone a sí mismo en su proemio que lo

primero que ha de anunciar es la verdad, pues a través de ella debe alabar y honrar la

justicia del poderoso Zeus16 ante todo y no inventar falsos testimonios que tengan

apariencia de verdad17. Pero ¿qué verdad es la que se quiere anunciar? Y ¿qué representa la

imagen de la musas? Primero que todo, por un lado, Hesíodo quiere dar a conocer la verdad

acerca de la genealogía de los dioses olímpicos, el modo en como gobiernan el mundo con

Zeus a la cabeza y el origen y destino de los hombres18. Y todo esto lo hace través de un

modelo humano: el árbol genealógico y de un catálogo de nombres de los dioses, por lo

cual, Hesíodo se convierte en sí en el primer teólogo de los griegos19. Con esto Hesíodo nos

quiere enseñar destacando el orden de los valores morales de los dioses y de los hombres

que tienen relevancia en el mundo el cual es gobernado por los dioses manteniendo siempre

el orden.

13 Hesíodo, Teogonía, 20-26.14 Hesíodo, ibíd. 27-35.15 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 14.16 Hesíodo, Teogonía, 85-9017 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 14.18 Nestle W. Historia del Espíritu Griego, Ediciones Ariel, Barcelona, (1961) pág. 38.19 Nestle W. ibíd. Pág. 39

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Y por otro lado, está la imagen de las musas y lo que representan para el poeta, si

bien, las musas son las encargadas de revelar las verdades del mundo al poeta mediante la

inspiración, es decir, que su carácter absoluto las define como las reveladores del

conocimiento20, ya que, estas son de naturaleza divina y se presentan frente al pastor

ofreciendo la alternativa de manifestar la verdad o la apariencia de lo verdadero21, esto hace

concluir que la verdad solamente puede llegar a conocerse mediante los dioses y que el

mundo de los hombres es mera verosimilitud22. Y esto lo pone de manifiesto concretamente

Parménides en su poema: en su viaje a los dominios de la diosa que le da de manifiesto la

verdad y la apariencia.

Otro punto a señalar, es la inspiración de la musas que provocan un canto en

Hesíodo, en donde en la mitología griega las musas son las que inspiran a los músicos a

crear su arte, entonces este himno que provocan en Hesíodo las musas, enlaza un vínculo

permanente y cognoscitivo a través de la inspiración, un lazo entre lo humano y lo divino,

pues implica un estado de saber y visión con la totalidad23, ya que, ellas, las musas, al ser la

conexión entre lo divino-humano nos conectan directamente con el cosmos, porque ellas

son las únicas capaces abrir o cerrar la existencia24 y trasmitirnos la verdad del mundo

desde los tiempos primitivos; como hijas de la memoria (Μνημοσύνη), sobresalen sus

recuerdos más allá de la existencia evocando su memoria al origen de todo25, por lo cual,

conecta en “lenguaje mítico, expresamente, su mensaje sobre la verdad con el recuerdo de

la realidad”26.

Por último, las musas no solo pueden enseñar la verdad a través del aedo, sino que,

pueden dejar en completa oscuridad a los hombres27, y de este modo podemos decir que las

musas son las únicas entidades que dan coherencia a la existencia y la vida humana al

griego de la época de Hesíodo, pues los poetas tienen el poder de inteligir los cantos de la

musas y por ende, ellos son los sabios28 y por lo cual, son de alguna forma los “pedagogos”

de la Grecia arcaica.

20 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 75.21 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 18.22 Gigon O. ibíd. Pág. 18.23 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 108.24 Disandro C ibíd. Pág. 118.25 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 18.26 Gigon O. ibíd. Pág. 1827 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 127.28 Disandro ibíd. Pág. 118.

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Concluyendo, entonces, las musas son las únicas capaces de enseñar o llevar al

hombre hacia la luz y sacarlo de su completa apariencia, en donde el poeta, mediante la

inspiración, sale de la cueva oscura y emerge a lo divino que es la verdad. Como hemos

indicado en el análisis del proemio que lo que se intenta transmitir es la verdad por el

medio de las musas, este vendría a hacer “el primer elemento filosófico” 29 que hay en

Hesíodo.

Pasando al segundo punto, al querer dar a conocer la verdad, viene la pregunta

existencial por si misma que Hesíodo hace a las musas:

“…Musas que desde un principio habitáis las mansiones

olímpicas, y decidme lo que de ello fue primero”30.

Y las musas contestan:

“En primer lugar existió el Caos.

Después Gea la de amplio pecho (…) Y por último, Eros (…)”31

Lo que Hesíodo nos quiere comunicar antes que nada, es el origen de todo, por

ende, el principio primitivo de lo que primero existió, en palabras de C. Disandro “significa

proponer una ἀρχή absoluta”32 en comparación a Homero, pues éste “se mueve en un

pasado absolutamente indeterminado e indefinido, en el ancho campo del “érase una vez”

que no guarda ninguna relación esencial con el presente”33, por consiguiente, esta pregunta

por el principio da vida al carácter entitativo del cosmos34, haciendo presente no solo la

existencia, sino que, también es la pregunta por la historia del hombre y su acontecer en ella

y de los frutos que ha traído al presente35, preguntándose, entonces, la implicación del ser

humano en este todo cosmogónico que quiere dar a conocer el poeta.

29 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 23.30 Hesíodo, Teogonía, 114-115.31 Hesíodo, ibíd. 116-123.32 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 128.33 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 23.34 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 128.35 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 23.

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Esta pregunta por el principio u origen de todo podemos entenderla de una forma,

por así decirlo, como lo más genuino y puro de existencialidad del hombre, en la cual

podemos formular la interrogante:¿Cuál es el lugar que ocupamos en este Todo universal?

Donde el Todo es origen configurador de la realidad del hombre y de lo verdadero, por lo

tanto, el devenir de los hombres yace subyugado desde el principio a la naturaleza más

primitiva e informe del Caos el cual da posibilidad de existencia y realidad. Y esto nos

llega en forma de mito, el cual, a través de la inspiración del poeta que transmite el canto de

la musas, modela el existir del hombre en el mundo y su lugar en el Todo cósmico.

El Todo cosmogónico, que nos da a conocer Hesíodo, es el tercer elemento

filosófico que yace en su Teogonía36. Esta Totalidad que nos habla el poeta mediante un

árbol genealógico de los dioses, desde el Caos hasta que Zeus es gobernante de los cielos,

significa que: cada dios ocupa un lugar determinado en el cuadro del cosmos; que todo está

emparentado con todo y que cada dios singular tiene una función especial dentro del todo37.

Sin embargo, de este Todo hesiódico queda excluido el hombre38, porque se

entiende que este orden del cosmos está más allá del conocimiento del humano y no lo tiene

a su alcance, y se puede entender, que el Todo, a pesar de que es configurador de realidad,

pone en confusión la existencia del hombre en el mundo, ya que, este saber del Todo nos es

transmitido por medio de las musas que cantan mentiras con apariencia de verdad; y como

analizamos anteriormente, esta palabra, μῦθος, que nos llega y conocemos no capta del

todo nuestra visión del mundo y del diario vivir del hombre, por ende, siempre surge en

nosotros preguntas acerca del origen y la totalidad, y que, a partir de este punto, surge la

problemática que tratará de responder el hombre: el lugar que ocupamos en el mundo o en

el Todo de la misma existencia, ya que, la única forma en que podemos conocer la

Totalidad, en los tiempos de Hesíodo, es a través de inspiración divina.

Otro punto a destacar de este tercer elemento filosófico, son las figuras de Caos,

Gea y Eros, que serían “las instancias primigenias y causante de la entera realidad”39, es

decir, que Gea es “el suelo mismo que se desenvuelve toda vida”40. Eros es el motor o la

“fuerza que hace surgir a las generaciones de los dioses y los mantiene en el curso del

36 Gigon O. ibíd. Pág. 27.37 Gigon O. ibíd. Pág. 29.38 Gigon O. ibíd. Pág. 27.39 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 140.40 Gigon O. Los Orígenes de la Filosofía Griega, Editorial Gredos, Madrid, (1980), pág. 28.

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devenir” y este mismo Eros está presente en los hombres41. Y por último, Caos que viene a

representar la posibilidad de una existencia abierta y que desencadenaría el proceso

teogónico42.

Antes de empezar a hacer un análisis y una comprensión etimológica respecto al

vocablo griego Χάος, llega a nuestra memoria la anécdota de Epicuro donde se menciona

la razón por la cual decidió dedicarse a la filosofía: cuando le preguntó a un gramático que

quería decir Χάος en Hesíodo, y éste no supo que responderle43.

Χάος, en base a la opinión de varios intérpretes, quiere decir: “hendidura,

hondonada, abertura o bostezo”. Donde da alusión a la boca de una caverna o una abertura

de una herida.

Entonces, ¿qué quiere decir Χάος en Hesíodo y que el gramático no pudo responder

a Epicuro? Sin duda, Hesíodo pregunta por lo primero que es y no pregunta por lo que

había en el principio absoluto o simplemente no atribuye la pregunta a un ente creador,

como en la mitología judeo-cristiana en el libro Génesis 1:1, lo que el poeta pretende hacer

es acceder a la sustancia más simple e indiferenciada44 que existe antes de la tierra y el

cielo. Y Hesíodo se destaca, respecto a los mitos populares que en sus leyendas

rememoraban siempre a entidades creadoras o existentes como el agua, la tierra o el cielo,

porque, es el primero, de la Grecia arcaica, en hacer una abstracción total de lo que existe y

reduce a lo más simple los orígenes45, por lo tanto, suprime la imagen del cielo y la tierra

como punto de inicio de todo. Quedando entonces solo el Χάος, es decir, “una nada

cualitativa, que contenga en sí la posibilidad de serlo todo”46.

Otra interpretación que se ha hecho a Χάος, es “lo abierto” o “espacio” que hay

entre la tierra y el cielo en el cual la vida, “la existencia (…) se desenvuelve en un

continuo ir surgiendo de “sí mismo” y no un ser creado por algo superior y ya existente”47,

esto acontece por medio de la fuerza o voluntad del Eros. Y al estar la existencia abierta a

una manifestación de algo pone en curso el surgimiento del devenir de la totalidad y de los

hombres.

41 Gigon O. ibíd. Pág. 28.42 Disandro C. Transito del Mythos al Logos, Editorial Hosteria Volante, La Plata (1969), pág. 142.43 Laercio D. Vidas de Filósofos Ilustres Vol. II, Obras Maestras, Barcelona, (1962), Pág. 187.44 Gigon O. ibíd. Pág. 30.45 Gigon O. ibíd. Pág. 31.46 Gigon O. ibíd. Pág. 32.47 Gigon O. ibíd. Pág. 35.

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Por último, en palabras de C. Disandro: Caos viene hacer “el Todo, como absoluta

realidad condicionante de todo. El Todo es pues absoluta simplicidad entitativa del abierto,

de cuya modalidad depende el todo configurado48”. En donde su análisis penetra un poco

más de allá de O. Gigon y se atreve a plantear que: el Todo “Permite concebir la realidad

omnipresente de Kháos: él es siempre arkhé y patencia de la arkhé en la articulación

teogónica”, ya que, “en Kháos vivimos, nos movemos y somos”49.

Conclusión:

Podemos llegar a decir en este análisis que hemos realizado varias cosas. Primero,

que el mito como tal y comprendido como trasmisor de conocimiento sirve de

entendimiento para la compresión de la existencia del hombre, no solo en el ámbito del

mundo griego, sino que, también para la diversas culturas que se desarrollaron y pusieron fe

en los mitos como interpretación de la totalidad que en la cual vivían.

La filosofía, por ende, le debe mucho al mito y al mismo Hesíodo que fue el primer

“filósofo” de la historia en preguntar por la raíz del todo universal, algo que está mucho

más allá de la simple comprensión y con una pregunta base: ¿Qué fue lo primero que

existió? Esta pregunta desencadenaría el nacimiento de la filosofía y en la cual Tales y

Anaxímenes permanecen y basan sus teorías acerca del origen del mundo en el mito, ya

que, por un lado, Tales recoge de sus viajes por las distintas civilizaciones influencia de lo

que vendría hacer su propuesta filosófica que se basa en el principio del “Agua” como

arkhé del mundo, y por otro lado, Anaxímenes que da como principio el “Aire” ilimitado,

que por medio de la rarefacción y condensación hace surgir todas las cosas del mundo, y

con esto haciendo una clara referencia analógica a los opuestos que se presenta en la

Teogonía de la cual el cosmos va dando orden. Y todos sus fundamentos filosóficos de

ambos no salen de la esfera del mito.

Otro aspecto a recalcar es la cosmogonía que hay dentro de la Teogonía es que dará

los indicios para el futuro desarrollo de la curiosidad del hombre la que lo llevara a

preguntarse por la naturaleza, el cosmos, origen y evolución del mismo universo, y no solo

48 Disandro C. ibíd. Pág. 142.49 Disandro C. ibíd. Pág. 142.

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esto, sino que, también preguntas totalmente antropológica que intentará descubrir el

origen y la finalidad de la vida, las conexiones alma-cuerpo, la cultura, el destino que

ampara al hombre, etc.

Y en segundo lugar, los tres principios básicos que cimenta Hesíodo en su obra que

partirá el camino que ha de recorrer la persona que quiera a llegar a convertirse en filósofo

que son: aspirar a la verdad, la pregunta por el primer principio y el Todo cósmico.

La aspiración de llegar a la verdad debe ser la meta de todo aquel hombre pensante

que tenga sed de conocimiento, ya que, ello conlleva a la búsqueda de las esencias de las

cosas y en el tratar de descubrir el ser que da origen al hombre y la naturaleza en la

existencia.

La pregunta existencial de cuál es el origen de todo es una interrogante que hasta el

día de hoy aún no puede respondida por completo por el hombre, solo ha gestado

especulaciones de los orígenes; preguntarse por el primer principio es preguntar por la

primera cosa indeterminada que hace surgir un Todo ordenado el cual yace el hombre; es

preguntarse por el primer motor que hace que las seres sean y perduren en el tiempo y no se

extinga; es preguntarse cuál es la chispa suprema que lo contiene todo y ordena la realidad

humana y por último, es preguntarse por el lugar que ocupa el hombre en la existencia de

un todo determinado por el fuego cósmico, la verdad, la razón, el bien, el motor inmóvil o

simplemente por un Dios.

Finalmente me surgen unas preguntas respecto a Caos: si nos abstraemos de las

fuentes etimológicas del vocablo Χάος no queda más que preguntar ¿Qué es el Χάος?

¿Materia? ¿Nada? Esta nada cualitativa ¿sería el paso del no-ser a ser? O por el contrario,

¿El Ser mismo que tanto han buscado los filósofos? Y si esto fuese así ¿Qué sería el no-

ser? Si el Ser es algo indeterminado ¿Por qué la filosofía ha tratado de explicarlo en su

historia? O simplemente concluir que el Χάος ¿es algo que es?

Y con todo esto planteado concluyo que el Mito y Hesíodo son la base natural de la

filosofía, de la cual no podemos negar ni escapar, por más que intentemos negar nuestra

realidad o existencia misma en el mundo siempre, pero siempre vamos a estar ante la duda

de un simple qué es y un por qué.

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Bibliografía:

Primaria:

- Hesíodo, (1982), Obras y Fragmentos Traducción de A. Pérez Jiménez y A. Martínez Días. Gredos: Madrid.

- Gigon O. (1980), Los Orígenes de la Filosofía Griega. Traducción M. Gutiérrez Gredos: Madrid.

- Disandro C. (1969), Transito del Mythos al Logos. Hosteria Volante: La Plata.

Complementaria:

Page 13: Hesiodo y El Origen de La Filosofia

- Nestle W. (1961), Historia del Espíritu Griego. Desde Homero hasta Luciano. Traducción de Manuel Sacristán. Ariel: Barcelona

- Robin L. (1926), El Pensamiento Griego y Los Orígenes del Espíritu Científico. Cervantes: Barcelona.

- Kirk G. S. Raven J. E. Schofield M. (1987), Los Filósofos Presocráticos. Gredos: Madrid.

- Laercio D. (1962), Vidas de Filósofos Ilustres Vol. II. Obras Maestras: Barcelona.