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Higiene y bacterias REPORTAJE: vida&artes Tanta limpieza nos debilita La higiene ha reducido las enfermedades infecciosas, pero ha aumentado las del sistema inmune - La ausencia de algunas bacterias influye en las alergias, la diabetes y la obesidad MÓNICA L. FERRADO 03/07/2009 Vota Resultado 393 votos Comentarios - 57 Al bebé que empieza a gatear y a explorar el mundo le gusta tocar, ensuciarse y llevárselo todo a la boca. Los adultos deben evitar que se exponga a elementos dañinos, enseñarle que hay que lavarse las manos y ser limpio. Pero tampoco se le debe meter en una caja de cristal. Un poco de suciedad puede ser bueno porque mientras satisface su curiosidad, su sistema inmune se entrena para reconocer a los verdaderos agentes infecciosos, y su cuerpo se va poblando de bacterias amigas que, como un ecosistema integrado, protegerán y ayudarán a trabajar a su cuerpo. Algunos estudios atribuyen el exceso de protección de los niños frente a su entorno como causa del aumento de las alergias, las dermatitis y algunas enfermedades del sistema inmune ¿Viven los niños en ambientes demasiado asépticos?

Higiene y bacterias

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Page 1: Higiene y bacterias

Higiene y bacterias

REPORTAJE: vida&artes

Tanta limpieza nos debilitaLa higiene ha reducido las enfermedades infecciosas, pero ha

aumentado las del sistema inmune - La ausencia de algunas bacterias influye en las alergias, la diabetes y la obesidad

MÓNICA L. FERRADO 03/07/2009

 

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  Comentarios - 57      

Al bebé que empieza a gatear y a explorar el mundo le gusta tocar,

ensuciarse y llevárselo todo a la boca. Los adultos deben evitar que

se exponga a elementos dañinos, enseñarle que hay que lavarse las

manos y ser limpio. Pero tampoco se le debe meter en una caja de

cristal. Un poco de suciedad puede ser bueno porque mientras

satisface su curiosidad, su sistema inmune se entrena para reconocer

a los verdaderos agentes infecciosos, y su cuerpo se va poblando de

bacterias amigas que, como un ecosistema integrado, protegerán y

ayudarán a trabajar a su cuerpo. Algunos estudios atribuyen el

exceso de protección de los niños frente a su entorno como causa del

aumento de las alergias, las dermatitis y algunas enfermedades del

sistema inmune ¿Viven los niños en ambientes demasiado asépticos?

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La dermatitis se ha duplicado durante los últimos 10 años Los niños

que conviven con animales tienen menos alergias

Influyen el contacto con la naturaleza, los fármacos y la alimentación

La flora intestinal es el ecosistema más poblado de la Tierra

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"El problema no es la higiene en sí misma, sino que no es selectiva y

se han aniquilado algunos viejos amigos", afirma Francisco Guarner,

del hospital de la Vall d'Hebrón en Barcelona, investigador de

MetaHit, una parte del proyecto Microbioma Humano en el que

investigadores de todo el mundo están construyendo un mapa de las

bacterias que habitan en el cuerpo humano, en zonas como la boca,

la piel y el intestino. Esta macroinvestigación permitirá ver el

impacto sobre la salud humana de esta aniquilación microbiana no

selectiva. Los científicos esperan averiguar cómo interactúan con los

genes de nuestras células y cómo su presencia o ausencia nos puede

alterar.

Sus resultados pueden corroborar ideas que la teoría de la higiene

señala desde los años 70. Con esta hipótesis, algunos científicos ya

apuntaban que, si bien la higiene había permitido acabar con las

grandes infecciones de la historia, también había aniquilado

gérmenes necesarios. "A partir de los años cincuenta empiezan a

aparecer nuevas enfermedades relacionadas con el sistema inmune y

la teoría de la higiene las relaciona con dos aspectos: el sistema

inmunitario estaba más equilibrado para combatir enfermedades

cuando había más bacterias, y también hemos eliminado bacterias

amigas que establecían sistemas de tolerancia. Por eso respondemos

a los alérgenos del aire como si fueran patógenos y de forma

exagerada", explica Guarner.

Aún hoy, los expertos coinciden en que se trata de una teoría difícil

de comprobar. Pero ya son muchos los estudios epidemiológicos que

muestran diferencias entre la salud de personas que en su infancia

han estado expuestas a determinadas bacterias y las que no. El más

conocido, realizado tras la caída del el muro de Berlin, permitió ver

que la incidencia de alergias, asma y otras patologías autoinmunes

era menor entre los habitantes del Este, y mayor entre los de la zona

occidental, mas rica y limpia, con acceso a antibióticos y vacunas.

A la falta de entrenamiento o inmadurez del sistema inmune se

atribuye, en buena parte, que las alergias a alimentos hayan pasado

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entre 1992 y 2005 de afectar de un 6% a un 15% de los niños; que la

dermatitis atópica haya aumentado de un 5% a un 11% y que las

alergias respiratorias hayan pasado de un 75% a un 80%. "Al haber

menos infecciones el sistema inmune actúa también menos, aunque

seguramente intervienen factores hereditarios y del ambiente". Ana

María Plaza, jefa de la sección de alergias del hospital catalán Sant

Joan de Déu asegura: "No es bueno mantener a los niños dentro de

un cubo estéril. Es beneficioso que salgan al campo, a la montaña.

Han de jugar, estar en contacto con la naturaleza y con las plantas.

Debemos volver a buscar un equilibrio entre la vida actual y en el

medio natural".

Muchos investigadores prefieren situar la influencia de la higiene en

un contexto más amplio. "No significa que tengamos que dejar de

lavarnos. Es una consecuencia de la calidad de vida que hemos ido

ganando", afirma Antonio Valero, alergólogo del hospital Clínic de

Barcelona. "La teoría de la higiene no lo explica todo. En este

aumento de las alergias también interviene la contaminación, el

hecho de haber cambiado nuestros hábitos alimentarios con comida

tratada y que usamos más medicamentos, antibióticos y

detergentes", puntualiza Valero.

Sin embargo, pocos dudan de que la desaparición de una bacteria en

nuestro ecosistema corporal puede ser tan catastrófica como la

extinción de una especie en el Amazonas. Por ejemplo, nuestra flora

intestinal es el ecosistema más poblado de la tierra, con más de cien

billones de bacterias, pertenecientes a entre 500 y mil especies. El

cuerpo humano alberga diez veces más células bacterianas que

humanas, una proporción impactante que sugiere una interacción

más importante de lo que podría parecer entre nosotros y las

bacterias que transportamos.

Los gérmenes empiezan a colonizar nuestro cuerpo nada más llegar

al mundo. Algunos estudios demuestran que el parto vaginal facilita

la formación de la flora intestinal del recién nacido. "El niño nace

con anticuerpos de la madre, pero las bacterias no lo colonizan hasta

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que nace. Al principio, las más abundantes son las bifidobacterias,

que obtiene por la leche materna", explica Miquel Viñas, catedrático

de microbiología del campus de Bellvitge de la Universidad de

Barcelona. "Es un proceso lento y gradual que ocurre en un periodo

corto de tiempo. Para un niño saludable es positivo entrar en

contacto con bacterias, pero tampoco se debe fomentar la infección

como protección", afirma.

Gracias a la higiene, también se ha conseguido que la incidencia de

enfermedades infecciosas en Occidente haya disminuido a tan sólo

un 10%. "Sin embargo, el impacto de las enfermedades autoinmunes

se ha multiplicado por cinco", explica Guarner. Tras este aumento se

podría encontrar la desaparición de algunas bacterias de la flora

intestinal que cumplen importantes funciones en la programación y

regulación del sistema inmune.

La microbiota (el conjunto de microbios en el cuerpo) de los niños

que tienen alergias, asma o alguna otra dolencia autoinmune es

diferente a la de otros niños sanos. ¿Causa o consecuencia? Un

estudio publicado en el Journal of Allergy and Clinical Immunology,

realizado por la Universidad de Lund, en Suecia, demuestra que los

niños con una menor diversidad en la flora bacteriana en la primera

semana después de nacer tienen más posibilidades de desarrollar

dermatitis atópica en el primer año y medio de vida.

Diferentes estudios han demostrado que los niños que viven con

animales, sea un perro, gato o incluso animales de granja, tienen

menos riesgo de padecer alergias. El dato lo corrobora otra

investitgación de la Universidad de Illinois, que analizó las

reacciones alégicas de su personal de laboratorio que trabajaba con

ratones. Quienes no tenían alergia a los roedores se habían criado en

entornos rurales. También se ha comprobado que la convivencia con

más niños aumenta las defensas. Los que van a la guardería sufren

menos alergias. Los hijos de familias numerosas son menos

susceptibles a las alergias, sobre todo los más pequeños, porque con

sus hermanos están expuestos desde que nacen a más infecciones.

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En el intestino, el aumento de enfermedades inflamatorias en los

países desarrollados también se atribuye a la ausencia de algunas

bacterias, La incidencia de la enfermedad de Crohn, por ejemplo,

que se debe a una excesiva respuesta inmunológica que ataca la

flora intestinal, se ha multiplicado por cuatro en los últimos 20 años.

"En esta patología podrían faltar bacterias protectoras", afirma el

experto Guarner. "Estudios con animales criados en ambientes sin

gérmenes han permitido demostrar una menor densidad de linfocitos

y de inmunoglobulina en la mucosa intestinal. Se ha observado

también que algunos de ellos juegan un papel importante en la

inducción de las llamadas células T reguladoras. En este tipo de

enfermos se ha observado que existe un desequilibrio en la presencia

de bacterias protectoras", añade.

Una de las investigaciones de referencia sobre esta patología

intestinal se publicó en 1994 en la revista The Lancet. Se llevó a

cabo en Gran Bretaña, con población nacida entre los años 40 y 50.

Las personas que durante la infancia vivieron en un hogar que

carecía de agua caliente y, por lo tanto, la higiene era menos

exhaustiva, la incidencia de la enfermedad de Crohn era menor.

La disminución de la biodiversidad bacteriana también podría influir

en otras enfermedades relacionadas con el sistema inmune, como la

diabetes, la obesidad e incluso la esclerosis múltiple, otra de las

enfermedades que más ha aumentado en las últimas décadas.

Xavier Montalbán, director del Centro de Esclerosis Múltiple de

Catalunya, es muy cauto a la hora de pronunciarse. Reconoce que la

menor exposición a las bacterias puede ser una explicación, pero

afirma que otros estudios lo atribuyen a deficiencias en otros

elementos reguladores del sistema inmune, como la vitamina D y el

sol, y también a la presencia del virus de Epstein Barr. En la

esclerosis, las celulas T destruyen por equivocación la mielina que

recubre y protege la neurona. Así se inicia el proceso

neurodegenerativo.

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En cuanto a la diabetes, un estudio de científicos de la Universidad

de Yale y de Chicago, publicado recientemente en Nature revela que

algunas bacterias intestinales podrían ofrecer protección frente al

desarrollo de la diabetes tipo 1. El origen de esta anomalía está en

que el sistema inmune ataca a las células pancreáticas.

Otra de las habilidades de las bacterias del tracto intestinal consiste

en su capacidad para extraer energía de los alimentos ingeridos. Se

ha visto que la diversidad bacteriana es diferente en individuos

obesos y delgados. En definitiva, el balance energético de nuestro

cuerpo dependería, al menos en parte, de si las bacterias del tracto

intestinal son más o menos eficientes a la hora de consumir las

calorías de los alimentos que previamente hemos ingerido.

Los miembros de una misma familia comparten una dieta similar y

un entorno similar. Por eso acostumbran a compartir el microbioma

intestinal, aunque haya algunas variaciones individuales. Ésta es la

razón por la cual estudiar y comparar la flora intestinal de hermanos

gemelos idénticos, uno delgado y otro obeso, ha resultado reveladora

para las investigaciones de Jeffrey Gordon, del centro de Ciencias del

Genoma de la Escuela de Medicina de Washington.

De esta forma los investigadores han podido determinar que, en su

comunidad microbiana intestinal, hay diferencias sobre todo en la

presencia de dos bacterias involucradas en el metabolismo de los

hidratos de carbono, los lípidos y los aminoácidos. También ha

quedado comprobado que la presencia o ausencia de estas mismas

bacterias influye igualmente en algo tan importante como la síntesis

de vitaminas.