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y la primera generación de chicanos nacidos en México y la primera generación de chicanos nacidos en México Carlos Ramírez / pág. Por Samuel Schmidt / pág. 8 Siete Hipótesis de por qué no muere el PRI Hillary Clinton y Donald Trump Hillary Clinton y Donald Trump DIRECTOR: CARLO S RAMÍREZ SEGUNDA ÉPOCA No. 4 $10,00 NOVIEMBRE, 2016 indicadorpolitico.mx

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y la primera generación de chicanos nacidos en Méxicoy la primera generación de

chicanos nacidos en México Carlos Ramírez / pág.

Por Samuel Schmidt / pág. 8 Siete Hipótesis de por qué no muere el PRI

Hillary Clinton y Donald TrumpHillary Clinton y Donald Trump

D I R E C TO R : C A R L O S R A M Í R E Z S E G U N DA É P O C A N o . 4 $ 1 0 , 0 0N OV I E M B R E , 2 0 1 6indicadorpolitico.mx

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Índice

Editorial

Directorio

HILLARY CLINTON Y DONALD TRUMPPor Luy

Mtro. Carlos RamírezPresidente y Director [email protected]

Lic. Armando Reyes ViguerasDirector Gerente

[email protected]

Lic. José Luis RojasCoordinador General Editorial

[email protected]

Mtro. Carlos Loeza ManzaneroCoordinador de Análisis Económico

Mauricio Montes de OcaRelaciones Institucionales y ventas

[email protected]

Dr. Rafael Abascal y MacíasCoordinador de Análisis Político

Wendy Coss y LeónCoordinadora de Relaciones Públicas

Samuel SchmidtCoordinador de Relaciones Internacionales

Ana Karina SánchezCoordinadora [email protected]

Monserrat MéndezRedacción

Lic. Alejandra Sánchez AragónDiseño

Raúl UrbinaAsistente de la dirección general

Es el imperio, no el candidato

La visita inopinada de Donald Trump a Los Pinos el 31 de agosto desató una fase de inestabilidad política nacional que se ago-tó en el argumento de por qué Trump y por qué no la alianza con Hillary Clinton. Pero el debate fue equivocado: Trump y Hillary son los representantes del imperio estadunidense en crisis y en pro-ceso de reconstrucción.

El problema no radica en saber con quién le irá “menos peor” a México, sino cuál sería la política exterior mexicana hacia los EE.UU. en función de los intereses de México. La firma del tra-tado de comercio libre a finales de 1993 subordinó a México a las necesidades geopolíticas y estratégicas de la Casa Blanca.

Lo malo de la secuela de esa visita se dio en el escenario de las preferencias. El propio gobierno mexicano tuvo que caer en el espacio del arrepentimiento, cuando en realidad debió de haber aprovechado el suceso para fijar la política bilateral con cualquiera de los dos que gane las elecciones.

El tratado comercial de Salinas de Gortari aniquiló el principio del nacionalismo y la soberanía. Y en lugar de aprovechar de sus propios errores, prefirió ofrecer disculpas a Hillary Clinton y mar-car su distancia de Trump. Esta decisión no hizo más que profun-dizar los mecanismos de subordinación y dependencia.

Lo de menos para México es saber quién será el próximo pre-sidente; lo que debe importarnos es que gobierno, sociedad y es-tructura política reconstruyan el consenso nacional mayoritario en torno a una política exterior de soberanía e intereses mexicanos.

Revista Mexicana La Crisis es una publicación mensual editada por el Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S. C. Editor responsable: Carlos Javier Ramírez Hernández. Reserva de derechos de Autor: 04-2016-071312561600-102.

Demás registros en trámite. Todos los artículos son de responsabilidad de sus autores. Oficinas: Durango 223, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, C. P. 06700,

México D.F.

indicadorpolitico.mx

REVISTA MEXICANA

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1.- Del pachuco al míster.

La primera gran migración de mexicanos a los Estados Unidos fue… local: 125 mil per-sonas que se quedaron en los territorios ocu-pados por el expansionismo imperial de los Estados Unidos en el periodo 1836-1848. Lo demás fue casi natural: los parientes de este lado que fueron al otro lado, los parien-tes, los buscadores de empleo expulsados por la crisis y los buscadores de El Dorado: el american way of life. En 1950 Octavio Paz se encontró con las dos primeras generacio-nes de mexicanos nacidos o asentados en territorio esta-dunidense y los retrató, sim-bólicamente, en el pachuco. Al publicar El laberinto de la soledad había en los EE.UU. menos de tres millones de mexicanos, el 90 por ciento nacidos en territorio local.

De 1950 al 2016 los mexi-canos encontraron programas, espacios o huecos en la fron-tera para sumar casi 34 millo-nes de paisanos, 11.6 millones de ellos nacidos en México y localizados en las franjas de la

inmigración legal e ilegal. De esos 34 millo-nes, poco más de la mitad están registrados para votar pero no lo hacen. Eso sí, todos han sido atraídos por el atractivo del nivel de vida en dólares y muy pocos regresan por decisión propia a sus lugares de origen en México y muchos lo hacen obligados por una deportación legal: de 2006 al 2015, más de cuatro millones de mexicanos han sido regresados a México por la policía estaduni-

denses, y muchos de ellos intentan regresar por la vía ilegal.

En su ensayo El laberinto de la soledad, Octavio Paz razona la personalidad del mexicano en la figura del pachuco, ese re-belde con vocación de pandillero en la zona de Los Angeles, un personaje sin asumir su pasado y sin comprometerse a un futuro, “El pachuco ha perdido toda su herencia: lengua, religión, costumbres, creencias. Sólo

Hillary Clinton y Donald Trump y la primera generación de chicanos nacidos en México

Por Carlos Ramírez

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4 La Crisis Noviembre, 2016

le queda un cuerpo y un alma a la intempe-rie, inerme ante todas las miradas. Su disfraz lo protege y, al mismo tiempo, lo destaca y aísla: lo oculta y lo exhibe”. Así, “el pachu-co no quiere volver a su origen mexicano; tampoco —al menos en apariencia— desea fundirse a la vida norteamericana. El tiempo histórico procreó al pachuco: la primera pre-sencia mexicana fue la que existía en 1848 cuando California, Arizona, Nuevo México, Nevada y Texas pasaron por la fuerza a ser parte de los EE.UU. La segunda generación de mexicanos nacidos ya en territo-rio gringo era la que renegaba de su entorno americano y no entendía el pasado mexicano. De ahí la soledad descubierta por el poeta cuando vi-vió en Los Angeles.

El México del 2016 enfrenta una de las elecciones presidenciales más polarizadas en las que el país apareció como el eje del discurso político del republicano Donald Trump; aunque sus diatribas fueron contra la migra-ción ilegal que cruzó la frontera sin registros legales y que se mueve en los suburbios de la economía legal, al final todos los mexicanos quedaron atrapados en la retórica racista del candidato de la ultraderecha. Pero en lugar de provocar una andanada de nacionalismo basado en el conflicto

histórico de 1846-1848 y algunas invasiones estadunidenses adicionales, los mexicanos interesados en las elecciones reaccionaron como estadunidenses: condenaron al repu-blicano y alabaron a la demócrata Hillary Clinton.

Carlos Monsiváis encontró a finales de los sesenta —Los fuegos apagados, 2 de julio de 1969, en Días de guardar—, ante la inva-sión de la cultura gringa a la primera genera-ción de estadunidenses nacidos en México; ahora la elección presidencial estaduniden-

se de 2016 exhibió en todo su esplendor a la primera generación de chicanos nacidos en México, todos ellos hijos del tratado de comercio libre firmado en 1993; como los pachucos de mediados del siglo pasado, la primera generación teceliana quedó en el limbo de sus propios rubores, ni de aquí ni de allá, contra Trump y a favor de Hillary como si pudiera votar allá a sabiendas de que no votan aquí, con el corrido —mal construido literariamente— por el cantante Vicente Fernández para pedirle a los mexi-canos del otro lado que voten por la señora porque “tú vas a ser nuestra voz estando en la presidencia”. O los spots de Salma Hayek, mexicana y estadunidense, pidiendo votar por Hillary, o también Kate del Castillo, la amiga de El Chapo, o la escritora Guadalu-pe Loaeza escribiendo “I am with her” o la politóloga Soledad Loaeza concluyendo que hay que votar por Hillary.

Son todos ellos representantes de esos mexicanos asumidos como estadunidenses que pasaron, eso sí, de pachucos a místers o misses, los chicanos de la modernidad globalizada.

2.- “Un pueblo afeminado”, Otero.

En diciembre de 1847, terminada ya la gue-rra provocada por los EE.UU. y el país rum-bo a los Tratados de Guadalupe Hidalgo de 1848 que formalizarían la ocupación esta-dunidense de la mitad del territorio mexi-

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cano del lado oeste, el diputado Marino Otero publicó sus “Consideraciones sobre la situación política y social de la república mexicana en el año 1847” con un primer párrafo no sólo demoledor sino desencanta-do: un ejército invasor de 10 o 12 mil solda-dos había arribado a Veracruz y había atra-vesado media republica hasta la Ciudad de México casi sin oposición interna. Ante esa pasividad, Otero recogió el decir de periódi-cos extranjeros: “no es extraño (…) que se califique al pueblo mexicano como un pueblo afeminado, y como una raza degenerada, que no ha sabido gobernarse ni defenderse” (cursi-vas de Otero).

El pesimismo de Otero era propicio de la derrota; en la Ciudad de México hubo resistencia y costó trabajo a los invasores to-mar el control del Castillo de Chapultepec, pero al final de cuentas el pueblo mexica-no se encontraba diezmado. Los gobiernos sucesivos de Antonio López de Santa Anna, inclusive después de haber sido apresado en los EE.UU. y obligado a firmar un tratado de venta de Texas y California no había sido evaluado por los mexicanos; con todo y esos pasivos, Santa Anna estaría en el poder hasta que lo derrocó la Revolución de Ayutla de los liberales.

La relación bilateral México-EE.UU. comenzó con el deslumbramiento mexicano hacia la revolución americana de 1776 y la construcción de su sistema federal avanza-do; la Constitución mexicana de 1824 tra-tó de asumir algunos de esos perfiles, pero paradójicamente, como lo señaló la profecía del Padre Mier, México no tenía más desti-no histórico que la república federal pero el federalismo podría ser su tumba. Y no era para menos: la experiencia mexicana des-de que los mexicas aparecieron como tribu consolidada en 1111, los mexicanos no co-nocieron hasta 1810 más forma de gobierno que la monárquica centralizada en el poder del monarca. La Independencia se convocó para deshacerse de los gachupines, españoles dedicados a la explotación humana y para alabar a Fernando VII; la idea hasta 1823 fue la de construir un Imperio Mexicano autónomo de España, pero con Fernando VII como rey o algún nacional erigido como emperador, igual que como funcionaron las monarquías indígenas.

La relación del México en proceso de construcción de su forma de gobierno con los EE.UU. ya consolidados como república

en expansión nació desde el apetito del des-tino manifiesto. Las fases fueron muy claras:

1.- De 1825 con el nombramiento de Joel Poinsett como ministro diplomático a 1836 de la batalla del El Álamo y la batalla de San Jacinto en la que fue apresado San-ta Anna y obligado a firmar el Tratado de Velasco para consolidar la independencia de Texas. El Tratado no fue aprobado en Méxi-co porque Santa Anna, siendo presidente, lo firmó estando preso.

2.- De 1836 a 1859, largo periodo de confrontación con Washington y los ape-titos expansionistas estadunidenses: en este periodo se firmaron el Tratado de Guada-lupe Hidalgo, el Tratado de La Mesilla y el Tratado McLane-Ocampo para vender terri-torio mexicano pero como país vencido por la invasión.

3.- De 1859 a 1914 los EE.UU. vieron con agrado el manejo imperial de mano dura de Díaz y prefirieron esa intermediación de un dictador. La Revolución Mexicana, el derrocamiento de Díaz, el breve periodo de Madero, el golpe de Huerta, el posiciona-miento de Carranza y las luchas internas. El reconocimiento estadunidense a Carran-za provocó ataques contra los EE.UU. y la incursión de Pancho Villa a Columbus. En 1914 de nueva cuenta los EE.UU. invadie-ron México por Veracruz para evitar la llega-da de un cargamento de armas para tropas de Huerta y en protesta por el arresto de marines que llegaron a cargar combustible.

4.- De 1913 a 1929 las relaciones fueron dominantes por Washington, ya con gobier-nos electos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. El embajador Henry Lane Wil-son dio apoyo a los golpistas de Huerta y el embajador Dwight Morrow fue un activo

aliado de Elías Calles para la construcción del Partido Nacional Revolucionario y para apresurar un acuerdo de paz con los criste-ros. Los apetitos de expansión territorial ha-bían terminado y comenzaba ya el dominio político y militar.

5.- De 1930 a 1970 hubo un entendi-miento cerrado, con espacios de autonomía relativa de México que al final de cuentas le convenían a Washington: Cuba no enfrentó a los dos gobiernos y la Casa Blanca enten-dió que necesitaba un espacio de despresuri-zación que jugaría México. El entendimien-to fue fuerte, de acuerdo con revelaciones formales: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez estu-vieron en la nómina de la CIA.

6.- De 1970 a 1986 fueron años de con-frontación por temas diversos: migración, tráfico de drogas, apoyo de Echeverría a Cuba y Chile, y su discurso antiimperialista y la ra-dicalización de la guerra fría con Reagan. El ciclo escaló niveles superiores con el asesinato en México de un agente de la DEA en 1985, el acoso de Gavin a México por protección policiaca mexicana a narcos, la alianza emba-jada de EE.UU.-PAN-empresarios-obispos del norte y las audiencias críticas en el Senado estadunidense en 1986.

7.- 1987-1993: en 1987, en preparación de la reforma neoliberal, el gobierno de Mi-guel de la Madrid propició una comisión bilateral y su documento El desafío de la in-terdependencia a través del cual se forjó una nueva alianza histórica superando las inva-siones y conquista del pasado y preparando la integración. El punto culminante fue el tratado de comercio libre que se negoció en el periodo febrero de 1990-noviembre de 1993 y que anuló por completo el conflicto

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histórico 1836-1914.8.- 1993-2016: los años de Clinton y

Bush nunca miraron hacia México, a excep-ción de 1995 en que Clinton ayudó a Mé-xico con un paquete de rescate por la crisis devaluatoria a cambio de entregarle embar-gada la cartera petrolera. En la campaña pre-sidencial del 2016, el candidato republicano Donald Trump puso en la mesa de debate la revisión del tratado y la candidata demó-crata Hillary Clinton tuvo que asumir esa agenda.

Gane quien gane. México seguirá subor-dinado a los intereses de los EE.UU.

3.- El Tratado de los intelectuales.

En preparación al tratado comercial nortea-mericano 1991-1993, en 1987 el presidente de la Madrid y su virtual sucesor Carlos Sa-linas de Gortari crearon la Comisión sobre el Futuro de la Relaciones México-Estados Unidos con carácter bilateral. Esta comisión emitió sus conclusiones en 1988, año de elecciones en México. La tarea fue formular recomendaciones para cambiar las percep-ciones mutuas: pasar del conflicto histórico 1836-1914 a la interdependencia comercial, y así se tituló el reporte final: El desafío de la interdependencia: México y Estados Unidos.

En el fondo, sin embargo, se trató de re-escribir la historia de las relaciones bilatera-les: México hubo de cancelar su pensamien-to histórico forjado a golpes de invasiones militares estadunidenses, a cambio de que Washington aceptara un acuerdo de integra-ción comercial con su vecino del sur viéndo-lo como socio, menor pero socio al fin.

La Comisión tuvo carácter oficial; por parte de México en la tarea de modificar el enfoque mexicano sobre los EE.UU. estu-vieron el historiador Héctor Aguilar Camín, el empresario Gilberto Borja, el diplomático Juan José Bremer, la periodista y senadora Socorro Díaz, el banquero Ernesto Fernán-dez Hurtado, el escritor Carlos Fuentes, el senador Hugo B. Margáin y el académico Mario Ojeda. La coordinadora por parte de México fue la internacionalista Rosario Green, directora entonces del Instituto Ma-tías Romero de la cancillería. El lado estadu-nidense lo coordinó el politólogo Peter H. Smith, experto en temas mexicanos.

El punto de partida de la Comisión fue el conflicto histórico 1836-1914, pasando

por la guerra 1846-1848 que concluyó con la venta forzada de la mitad del territorio mexicano y las invasiones militares estadu-nidenses. De ahí que la principal recomen-dación fue la de cancelar esa parte de la his-toria bilateral y pasar a una de interrelación. La Comisión propuso crear en los EE.UU. un puesto de coordinador de alto nivel para su política hacia México y que México tu-viera un gabinete de política exterior.

El principal problema que encontró la Comisión fue la existencia de “estereotipos culturales que empañan el entendimiento entre ambas sociedades”; “las percepciones de los mexicanos sobre su socio bilateral se basan en gran medida en fuentes y ex-periencias que también dan una imagen parcial y unilateral”. Para ello, la Comisión recomendó modificaciones en los libros de texto como una manera de superar los malos entendidos producto de categorías educati-vas. Para la Comisión el conflicto histórico 1846-1848 que llevó a la apropiación de la mitad del territorio mexicano producto de una invasión militar a México es referi-do como “interacción” de México con los EE.UU.

El “nuevo enfoque” bilateral promovido por la Comisión fue el preludio de lo que vendría en 1993: el tratado de comercio libre que representó la subordinación eco-nómica y comercial de México y la modi-ficación del pensamiento histórico con la liquidación de la Revolución Mexicana en el PRI y la imposición del discurso oficial del “liberalismo social” que relacionó el mercantilismo Juárez-Salinas.

Lo interesante fue la participación de

intelectuales, historiadores y políticos en este tratado de capitulación final porque el tratado fue una absorción comercial del territorio mexicano. Tres casos fueron simbólicos:

1.- En los tiempos de Echeverría, Car-los Fuentes publicó un agresivo texto en el The Washington Post titulado: “Escucha yanqui, México es una nación, no un pozo petrolero”, además que nunca perdonó que migración estadunidense lo tuviera en su lista negra por sus relaciones comunistas.

2.- El historiador Aguilar Camín ahon-dó en el nacionalismo de la Revolución Mexicana y siempre mantuvo una distancia crítica de los EE.UU.

3.- Y la economista Rosario Green se había destacado por su crítica consistente contra el neoliberalismo y participaba de las corrientes nacionalistas. Inclusive, en los setenta publicó el libro Los mitos de Milton Friedman para desmantelar el dis-curso ideológico del neoliberalismo. Sin embargo, en 1987 estaba rumbo a la insti-tucionalidad: se olvidó de su nacionalismo económico, avaló la integración mexicana al neoliberalismo y terminó como secreta-ria de Relaciones Exteriores del gobierno de Ernesto Zedillo para reforzar los com-promisos neoliberales.

La capitulación histórica de México —con el Tratado de los Intelectuales— ante los EE.UU. pasó por el borrado del conflicto histórico, la dominación de lo comercial sobre los intereses nacionales definidos por el acoso imperial y la reforma del Estado mexicano en función de los intereses de la globalización.

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7La CrisisNoviembre, 2016

4.- EE.UU. como el consenso nacional… al revés.

El discurso de Estado y la ideología libe-ral juaristas construyeron un marco retórico nacionalista en función de la resistencia al acoso estadunidense. Luego de terminado el ciclo de apropiación territorial en 1856, la Casa Blanca comenzó en 1914 la fase de acotamiento militar con la invasión a Vera-cruz por el incidente en Tampico: marines fueron detenidos cuando cargaban com-bustible a lancha, los liberaron de inmedia-to pero el jefe de la flota extranjera exigió saludo de 21 cañonazos a la banderas es-tadunidense como ellos habían saludado a la mexicana, el jefe militar mexicano de la plaza se negó y se desencadenó la ocupación del puerto, ya con el dato adicional de que interceptaron un cargamento de armas para el general Huerta.

El acoso estadunidense fue cincelando el nacionalismo mexicano como dique a las presiones del vecino del norte. Los revolu-cionarios Carranza, Obregón y Elías Calles necesitaban el reconocimiento diplomático de Washington y propiciaron acercamien-tos que luego derivaron, en el caso de Elías Calles, en padrinazgos. El radicalismo car-denista encontró el espacio de la segunda guerra y el interés alemán por aliarse con México. Con altas y bajas, la relación por parte de México fue el nacionalismo; y pa-radójicamente el presidente que ascendió a ideología oficial el nacionalismo revolucio-nario, Miguel de la Madrid, fue el que ini-ció la fase de la globalización e integración

comercial a los EE.UU.La política interior social y la política

exterior no estadunidense fueron las bases del consenso nacional mexicano desde Cár-denas. La segunda era continuación de la primera y la primera definía los principios de solidaridad internacional. En el periodo 1955-1965 Cuba fue el factor de definición en los hechos de ese nacionalismo: México no se opuso a la revolución castrista, el 26 de julio de 1959 el general Lázaro Cárdenas fue el invitado especial de Fidel Castro en la Plaza de la Revolución en la primera cele-bración del inicio de la guerrilla en ese año ya en el poder, Cárdenas apoyó y estuvo a punto de viajar a La Habana para defender a Cuba de la invasión contrarrevoluciona-ria en abril de 1961 y México se ajustó con rigor a la Carta de la OEA en 1962 para ser el único país de la región en negarse a romper relaciones diplomáticas con Cuba. En función de principios de política exte-rior, México convenció a Washington que la correlación progresista de fuerzas mexicanas impedía romper con Cuba. El discurso ter-cermundista de Echeverría no preocupó a los estrategas de la Casa Blanca.

El periodo político 1981-1993 agitó el escenario internacional: Reagan decidió de-rrocar al sandinismo en el gobierno nicara-güense, utilizó a la CIA para desestabilizar México con informes alarmistas, el emba-jador reaganiano John Gavin propicio la alianza PAN-empresarios-obispos conserva-dores con miras a la alternancia y el Senado realizó audiencias contra México y en 1989 se desmoronó el imperio comunista sovié-tico. Paralelamente, el gobierno de De la

Madrid inició el fin del ciclo estatista en la economía e impulsó reformas del proyecto nacional histórico de desarrollo, aprobó la globalización de la economía y dio por ter-minado el proyecto nacional diseñado por la Revolución Mexicana.

De ser el vecino que “nos robó” la mitad del territorio, Salinas de Gortari lo presentó como el aliado absoluto porque lo comercial llevó a lo económico y de ahí se pasó a lo político y geopolítico. El republicano Bush Sr. inició el tratado y México comenzó en 1991 el proceso de integración comercial y de lobotomización ideológica de su historia. Un cuarto de siglo después el discurso ra-cista del republicano Donald Trump vino a agitar la relación comercial y a replantear no sólo la relación bilateral sólo a partir de migrantes ilegales en los EE.UU. sino a po-ner de nueva cuenta la relación histórica porque en las redes cibernéticas las primeras respuestas de resistencia —retórica, es cier-to-— fueron aceptar el muro fronterizo pero sobre la frontera México-EE.UU. anterior al Tratado de Guadalupe-Hidalgo, incluyendo California, Nevada, Nuevo México y Texas.

La novedad en esta ocasión no fue revi-vir el nacionalismo anterior al tratado co-mercial salinista sino sólo repudiar la can-didatura de Trump por sus dichos racistas y agresivos contra México, y solicitar el voto a favor de Hillary Clinton. El repudio al presidente Peña Nieto por su invitación a Trump no se basó en criterios nacionalistas, sino que enfatizó sólo la reacción anímica, nadie pidió replantear las relaciones con los EE.UU. ni tampoco nadie advirtió el dis-curso imperialista de Hillary. El incidente ayudó a visibilizar un hecho revelador: los mexicanos pensaron como estadunidenses, no como mexicanos; por eso en medios y opiniones y hasta en corridos rancheros se pidió el voto por Hillary. Ahí apareció la primera generación teceliana de chicanos nacidos en México. El viejo nacionalismo anti-estadunidense pasó a ser un naciona-lismo pro-estadunidense.

Pero esos chicanos nacidos en México se olvidan que los EE.UU. son un impe-rio y que los imperios exigen súbditos y no ciudadanos. De ahí que esos chicanos mexi-cano-estadunidenses han pasado a formar parte de la mayoría silenciosa gringa.

[email protected]

@carlosramirezh

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8 La Crisis Noviembre, 2016

Extraído del libro La democratización mexicana. Una camino tortuoso

(pag. 199-2008)

Siete Hipótesis de por qué

no muere el PRIPor Samuel Schmidt

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9La CrisisNoviembre, 2016

Hipótesis 1La base territorial del PRI no sufre menoscabo

La derrota del año 2000 empezó en 1988 cuando pierden la elección presidencial, y para mantener el poder manipularon el sis-tema de conteo, tiraron el sistema y derro-taron a quién se dice que realmente ganó la elección, pero en 1989 el partido ganó todas las elecciones locales. No es posible pensar que hicieron fraude en todo el país.

En el 2000 pierden la elección presiden-cial, pero del 2000 al 2006 se convierten en la principal fuerza política del país. En el 2006 vuelven a perder la elección, pero de ahí al 2012 se convierten en la principal fuerza política del país.

¿Por qué pierden elecciones presiden-ciales y ganan las locales? La explicación que dan algunos priistas es que en el 2000 su candidato era muy malo332 y el presiden-te no jugó con ellos, tesis muy interesante que refuerza la noción de que la viabilidad del PRI consiste en tener un presidente fuerte, ya que entre otras cosas, el presiden-cialismo es un factor de cohesión, de dis-ciplina y lealtad, papeles que Ernesto Ze-dillo se habría negado a jugar, entre otras cosas, debido a su nula militancia priista

y consecuente carencia de identidad parti-dista; pero el presidente también organiza las elecciones, en el lenguaje de los políti-cos, opera al sistema lo que produce votos, cosa que Zedillo tampoco sabe hacer; en el 2006 su candidato era malo y estaban pro-fundamente divididos, especialmente por la pugna entre Elba Esther Gordillo secre-taria general del partido y Roberto Madra-zo, presidente y posterior candidato presi-dencial, rumoreándose mucho, sin que ella no solamente no lo desmintiera sino que lo ha aceptado, que ella trabajó junto con varios gobernadores priistas para la derro-ta de Madrazo y el triunfo de Calderón, lo que sugiere que la cohesión interna y lealtad se habían deteriorado. El sindicato de maestros y ella en lo personal adquirie-ron una posición política muy favorable, los gobernadores lograron una autonomía que les permitió convertirse en personajes con una gran concentración de poder, al grado que se hizo común que muchos los llamaran virreyes, concepto equivocado, porque no había rey al cual darle cuentas, ellos simplemente no le rendían cuentas a nadie, pero en el 2012 se articularon para allanar la candidatura de Peña Nieto y el triunfo del PRI.

Parte del éxito electoral de los priistas consiste en el manejo político de los lide-

razgos comunitarios, en algunas partes del país conocidos como “burócratas de ca-lle”333, estos se articulan con el gobierno para conseguir prebendas para la sociedad y a cambio promueven votos, en algunos casos reciben dinero y en otros posiciones políticas o ambas. En algunas partes se les designa padrinos.

También existe la figura del padrino que se maneja desde las oficinas de los go-bernadores. En una ocasión el gobernador de Chihuahua encargó como padrino a cada uno de los miembros de su gabinete responsabilizándolo por un distrito electo-ral o una ciudad. Pero también se escoge a padrinos que son gente destacada entre empresarios locales o las administraciones municipales. Ellos también se encargan de recaudar fondos para los operativos de mo-vilización el día de la elección, entre estos se encuentra el estímulo para la moviliza-ción de votantes y la compra de votos.

Los triunfos electorales, tanto en gu-bernaturas, alcaldías y legislaturas locales, ponen al PRI como la principal fuerza del país, antes de la elección del 2012 tenían el 50 por ciento de las gubernaturas después de la elección legaron al 62.5 por ciento, y aunque ya no tengan mayoría absoluta en la legislatura federal, de hecho se puede considerar que es muy difícil que alguien

332 Abelardo Rodríguez (2001) sostiene que William Clinton le puso a Zedillo como condición del rescate del error dediciembre, la democratización del país y eso incluía la alternancia.333 Le agradezco a Saida Martínez que me haya hecho conocer esta definición.

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10 La Crisis Noviembre, 2016

llegue a esa condición en el futuro político mexicano especialmen-te si persisten tres partidos mayores (Véase la tabla V.I y gráfica 1 que muestra las diputaciones), pero como se vio con la reforma laboral de 2012, fueron capaces de ganar con sus aliados y un diputado que sospechosamente se cambió de bando334; dada la división partidista electoral se puede ganar la presidencia con una cantidad escasamente superior al tercio de los votos335. Peña Nieto ha resuelto la minoría escasa en el congreso creando el Pacto por México, contra el que hay serias oposiciones en el PAN y PRD.

Otra razón para el triunfo puede ser la fuerza y habilidad de los liderazgos locales creados bajo el PRI y con un manejo tran-saccional cuya finalidad era crear control político y clientelas, lo que se refuerza con la construcción ideológica pos revoluciona-ria. Encontramos así que el corporativismo no desaparece, y a la hora del cobro de lealtades se aparece el hermano mayor y hace efectivos los pagarés políticos. El PRI es beneficiario de las con-cesiones que entregó durante 70 años y de la cultura corruptora que entrega prebendas en las campañas a cambio de lealtad elec-toral336. De hecho se generalizó el comentario: “Usted reciba lo que le quieran entregar durante la campaña, pero emita su voto libremente”337. El PAN que es consciente de la existencia de los

burócratas de calle no tuvo la capaci-dad de utilizarlos, manejó el progra-ma Oportunidades con un sentido claramente clientelar para garantizar votos pero la construcción priista fue más poderosa, porque se la arrancó al PAN en el 2012 no obstante que los panistas controlaban los programas asistenciales.

Según la Federación Nacional de Municipios de México en el 2012 el PRI gobierna en 1,510 Municipios que representan el 62 por ciento del total nacional, esto lo ubica como la primera fuerza política del país a ni-vel municipal; en segundo plano se ubica el PAN que gobierna en 473 Municipios (menos de la tercera par-te del PRI) y que representan el 19 por ciento; en tercer plano, el PRD gobierna en 322 Municipios, que significan el 13 por ciento; los parti-dos políticos minoritarios gobiernan en conjunto en 135 Municipios que representan el 6 por ciento del espec-tro nacional. Del total de población

que vive en régimen municipal, 60.3 millones de personas (64 por ciento) son gobernadas por el PRI; bajo gobiernos del PAN habi-tan 21.8 millones de habitantes (23 por ciento); el PRD gobierna 8.2 millones de personas que representan el 9 por ciento; y los restantes 3.3 millones de habitantes (el 4 por ciento) viven con un gobierno emanado de algún partido político minoritario338. Esta cifra está algo sesgada porque parece no considerar al DF, así que las cifras pueden cambiar algo.

En este mismo terreno están las deudas históricas de los gran-des conglomerados y que todavía, aunque disminuidos, pueden aportar votos para definir elecciones. El sector campesino del PRI le aseguró a Carlos Salinas que le aportaría 20 millones de votos, esto mientras el campo ya estaba despoblado, sin embargo, en un análisis cerrado podemos encontrar el impacto de estos grupos para ganar distritos. En la elección de gobernador de Oaxaca en el 2011 los migrantes en California jugaron un papel fundamental, manejaron un programa de radio semanal con el candidato del PRI y enviaron recursos a sus comunidades para que apoyaran la campaña, además que muchos de los que sostuvieron esas con-tribuciones ejercieron su papel moral en las comunidades para inclinar el voto.

334 El PT anunció que analizaría la posibilidad de expulsarlo de la fracción parlamentaria, de ser así, ¿qué partido locachará? Pero el proceso de expulsión no se inició nunca.335 Si en efecto el PRI compró votos en el 2012, sería interesante poder calcular cuántos fueron para ajustar el porcentajecon el que ganó la elección, si es que la ganó.336 Se ha dado una competencia entre los partidos para ver quién puede asegurar la compra de lealtades y entrega devotos, básicamente buscando a líderes sociales en las comunidades para convencerlos que generen votos a favor deellos. La pregunta llega a ser quién tiene más recursos y quién garantiza que los recursos bajen a los activistas queentregaran votos.337 Sería ocioso intentar hacer el recuento de las múltiples coacciones para votar a favor de un candidato. Me tocóser testigo de un operativo para “asegurar” el voto en una elección para diputado, y los medios reportaron que uncandidato le dijo a la gente que si no votaban por el habría represalias, ya que él contaba con un satélite que podíarastrear por quién votaba la gente.338 http://www.fenamm.org.mx/site/ index.php?option=com_content&view=article&id=187&Itemid=123

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No despreciemos la pervivencia de cacicazgos y caudillismos en diferentes comunidades, de hecho, hay líderes sindicales que funcionan como caciques en sus comunidades (Esparza del SME) y otros intentan jugar el papel de caudillos, como sería el rol de algunos líderes del SNTE (Juan Nicolás Callejas Arroyo de Mi-santla, cuya sección tiene sede en Xalapa)339.

El PAN en lugar de atacar la mentalidad corrupta que hay en el país340 opta por crear su propia elite económica para lo cual echa mano de la corrupción y hasta facilita que esta crezca de una manera desorbitada. Frente a la exclusión, la elite económica priista necesita apostar al regreso de su partido para poder hacer negocios de nuevo y recibir recompensas con el PRI.

Tenemos que estudiar la micropolítica para entender las for-mas como actúan los partidos políticos y las articulaciones de los priistas con la sociedad, esto nos dará una buena imagen que ex-plique su fortalecimiento local, lo que explicara en buena medida por qué no se muere

Hipótesis 2Manipulación mediática

La manipulación mediática cayó en terreno fértil porque la socie-dad estaba harta del PAN. Cobraba fuerza favorablemente el argu-mento de la corrupción priista benévola y democrática, mientras que los panistas no compartían lo que se llevaban y finalmente salió a relucir el enriquecimiento escandaloso (Proceso hizo un re-portaje sobre las casas del círculo cercano de Calderón).

También influyó que el PRI llegaba con carretadas de dinero porque la sociedad estaba harta del PAN y porque los priistas en el país estaban urgidos de volver al poder, ya sea para hacer negocios, o para recuperar los espacios políticos que les habían permitido reproducir su poder durante 70 años, ¿cuánto podría aguantar el PRI sin contar con la presidencia? Aquí cabe la campaña tem-prana de Peña Nieto que lo presentó como un candidato inevita-ble, el gasto inmenso en promoción televisiva (especialmente de Televisa) aunada a la mencionada alianza con Carlos Salinas que se erigía de esa manera en el gran elector y el hombre fuerte que podía disciplinar a un PRI huérfano de presidente fuerte y divi-dido en gobernadores interesados en sus feudos sin que ninguno se constituyera en el gran líder del rebaño. Peña Nieto es capaz desde muy temprano de intervenir en el nombramiento de can-didatos a gobernador, y según (Radio Bemba) inyectar grandes cantidades de dinero a las elecciones estatales, lo que le da viabi-lidad a él como candidato y a su partido la posibilidad de hacer

los amarres pertinentes para recuperar la presidencia.

Hipótesis 3Ineficacia del PAN

La guerra de Calderón demuestra incom-petencia y mal sentido de dirección. Así sugerimos hipotéticamente una correla-ción entre el mayor número de muertos y la mayor posibilidad de victoria para el PRI.

La sociedad se hartó de gobiernos blandengues, corruptos e ineficaces. Por eso desde muy temprano se aceptó la te-sis de que Peña era el salvador. Fue tal el nivel de desánimo, de desprotección que se vivía en el país, que se empezó a gene-ralizar la opinión de que era preferible sacrificar un poco de libertad a cambio

de orden y ese lo traería la mano dura. Sin embargo, al parecer era mejor el PRI que los militares, el PRI había generado setenta años de estabilidad y se había impuesto a huelgas, invasiones de tierras y guerrillas, aunque lo haya hecho con guerra sucia, esta no molestaba porque se había aplicado contra “los malos” y había preservado el orden. La ineficiencia de Fox y la guerra fallida de Calderón refuerzan la imagen de que mejor sería darle una nueva oportunidad al PRI. Es posible pensar que por eso desde muy temprano se aceptó la tesis de que cualquier priista era el salvador, lo que le daba oxígeno al PRI, esto por supuesto no excluye la manipulación mediática que mencionaremos más adelante.

339 Es dirigente del equipo político del SNTE, heredero de Alfonso Arroyo Flores, líder moral del sindicato y compañerode Carlos Jongitud desde el principio. Le agradezco a Miguel Molina los datos que me dio al respecto.340 En una ocasión el alcalde de Sunland Pak, Nuevo México, que hace frontera con Ciudad Juárez me pidió lepresentará al alcalde Ramón Galindo (PAN), para que participará en la pavimentación de la carretera que le daríaviabilidad al cruce fronterizo de San Jerónimo/Santa Teresa. Galindo fue muy beligerante y le dijo que no lo haríaporque no facilitaría los negocios en San Jerónimo porque la tierra era de priistas, en cambio las administracionespanistas inclinaron el desarrollo en el Valle de Juárez, aunque agredió al medio ambiente, pero ahí había tierra de panistas.

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Hipótesis 4PRI como partido que sabe gobernar

La habilidad de los priistas en el congreso durante el calderonato, donde eran el partido mayoritario desde el 2009, da el mensaje que ellos son los que saben gobernar.

Logran pasar de la tercera fuerza en el 2006 a la primera tres años después; aunque como tercera fuerza eran bisagra pasan a ser factor de gobierno y conducción (dan la imagen de ser el factor de gobernabilidad).

Mientras más errores comete el gobierno en su negociación con el liderazgo del congreso priista más aumentan sus posibilida-des de ganar la elección.

Hipótesis 5 341

Sociedad desmemoriada

La población no tiene herramientas para pensar un poco, siguen adormilados en el mito nacionalista revolucionario, un mito por demás agotado...342 pero que sirve para echar culpas al imperio.Esta hipótesis amerita cuestionar si en verdad el mito revolucio-nario está agotado y si el país está adormilado, porque hay señales constantes de una sociedad que resiste al poder de muchas mane-ras343, aunque al llegar al momento electoral, sigan sometidos al viejo mito o al viejo manejo del voto. Consideremos una sociedad despierta en la defensa de sus espacios y adormecida en los temas electorales.

El país avanza en educación pero seguimos siendo una socie-dad poco educada y poco informada, acostumbrada a la conduc-ción vertical, el mexicano promedio estudia 7.8 años y lee tal vez un libro anual, que incluye el libro vaquero.

Su nivel de lectura no le permite leer leyes y mucho menos comprender sus derechos y obligaciones, su déficit en español y matemáticas lo hace carecer de enfoques sofisticados, y las élites reflejan este cuadro, son arcaicas, acuden a soluciones convencio-nales y muchas veces terminan parchando situaciones complejas que se complican todavía más. Para este cuadro la supervivencia del PRI es cuestión convencional y el regreso al poder una sali-da aceptable. A los trabajadores les permite seguir negociando el “pacto de baja productividad”, lealtad a cambio de comisiones y no trabajar, a las bases les funcionó. En este terreno hay que considerar la corrupción de las centrales obreras y el chantaje de los grandes sindicatos (SNTE, STPRM, Telefonistas, SUTERM, CTM, CROM, CROC) y de las centrales campesinas porque aunque el campo se vacía ellos siguen medrando con las viejas políticas. Esto se vio con claridad en la reforma laboral (2012), en la que a cambio de preservar los intereses de la élite sindical aceptaron las exigencias de los empresarios, y todo bajo la direc-ción del PRI.Para Talancón parece paradójico que en estas elecciones compra-ron votos a los más pobres344, que autovictimizados con el ham-bre, son incapaces de mínima ciudadanía y honorabilidad.

Parece obvio pensar que a nadie le interesa propiciar ciudada-nía, participación y militancia, la meta es la renovación de clientelas (como muy bien vimos en el continuo asistencialista que va de soli-daridad a próspera). Y a una sociedad que encontró en la migración la salida a sus carencias ancestrales, poder sacar algún beneficio de las elecciones, camisetas, cubetas, varilla, cemento y un poco de di-nero el día de la elección, tal vez no consideren que sea censurable.

En ese terreno también el PRI tiene más credibilidad, ellos inventaron el numerito y fueron capaces de recolectar las viejas lealtades.

Hipótesis 6Errores estratégicos del PAN

¿Acaso el PAN se equivocó de enemigo?La guerra sucia del PAN contra López Obrador logró polarizar

las fuerzas y el daño tuvo tal profundidad y alcance, que alcanzó la campaña del 2012 y la presentó como un enfrentamiento entre fuerzas similares, por un lado el PRIAN y por el otro la “izquier-da” que arranca desde una posición incómoda. Cada día se hace más difícil trazar un corte entre partidos. El PRI se alía con el PVEM, NuevaAlianza, y desde que le salvó el registro con el PT. El PRD se alía

341 Le agradezco la formulación a José Luis Talancón.342 “El pueblo no existe para quien manda: es un chingo de rostros sin nombre y sin historia abajo del templete... Y ya”. Miguel Molina.343 Es notorio en muchas ciudades del país la gente bloquea calles para protegerse, que los empresarios han montadosus estrategias de autoprotección, que hay miles de ciudadanos que abandonan al país con o sin documentos y conpeticiones de asilo político y que encontramos actos de linchamiento contra criminales.344 Xóchitl Gálvez se quejaba que hasta en la compra del voto hubo un manejo discriminatorio, porque a la gente enel medio urbano les pagaron mucho más alto que a la gente en el campo. Uno de sus lemas de campaña era “Yanos toca”, sin duda de un contenido ideológico-programático profundo. En 2015 logró convertirse en delegada deMiguel Hidalgo en el DF.

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con el PAN. Y en ocasiones el PRD se alía con el PRI. Se ha gene-ralizado la política del incesto político aunque sin ideología, porque la propuesta es sacar al otro del puesto. A esto hay que agregar el trabajo de las encuestadoras que manipularon los datos (Hernán-dez 2013) para evitar el voto útil del PAN345 hacia el PRD, si se marcaba la tendencia de AMLO en tercer lugar no tenía sentido desperdiciar el voto dándoselo a él.

El PAN no se acerca a la izquierda siendo que tienen el pro-pósito común de derrotar al PRI, porque prefieren acercarse a la fuerza con la que tienen afinidad ideológica, con un PRI derechi-zado. El PAN preservó las políticas del PRI neoliberal dejando durante doce años en manos de ese grupo el manejo de la políti-ca macroeconómica y la llegada de Peña Nieto les garantizaba la continuidad, la elección entonces si adquiere un mínimo tinte programático continuista. Para el 2018 PAN y PRD ya se han hecho guiños y posiblemente corran juntos para derrotar al PRI y sus títeres.

El PAN (Fox) preserva la estructura de delegados priistas y ayuda a la continuidad del sistema de favores del PRI, sin afectar los intereses económicos y Calderón no logra generar movimien-tos de masas que le deban lealtad a su partido.

Hipótesis 7La trampa electoral

El PRI inventó a lo largo de los años un amplio repertorio de trampas electorales y aunque el PAN hizo sus pininos en el 2006, algunos esperaban que la fórmula se repitiera para el 2012. No se puede ni debe desdeñar tanto el voto duro del PRI como la capacidad de movilización corporativa del voto, si varios gober-nadores ayudaron a inclinar la balanza a favor de Calderón en el 2006, si pudieron derrotar a la movilización de recursos federales en Michoacán y sumar esfuerzos para avanzar en otras candidatu-ras estatales, sin duda podrían sumar esfuerzos para sacar adelante la candidatura de Peña Nieto.

No hay que menospreciar la conducta dudosa del IFE y que posiblemente se ha exacerbado con su sucesor el INE. Dos temas

llaman la atención, la discrepancia de datos de población entre el padrón electoral y los números oficiales del INEGI, y que mien-tras la población rural disminuía el IFE abriera más casillas en el área rural, cuestión que Romero346 ha demostrado. Destaca ma-yormente que es en esas casillas donde se encuentra el mayor nivel de anomalías electorales, además que se establece una correlación directa entre mayor marginación y mayor voto para el PRI347.

Conforme pasa el tiempo los gastos de campaña ascienden y el PRI parece haber administrado muy bien el capital que invirtió durante todo el sexenio 2006-2012, luego entonces siendo capaz de movilizar dinero de los gobernadores y de las capas económica-mente poderosas, tiene una ventaja indudable para ganar las elec-ciones y para marcar su viabilidad política. Esto debe considerar sin duda el poder corruptor y movilizador de los gobernadores.

Adicionalmente hay que considerar la actitud acomodaticia para no cancelar el registro del Partido del Trabajo no obstante ha-ber caído de los niveles de voto que fija la ley, y la actitud tolerante con las repetidas y constantes violaciones a la ley del Partido Verde Ecologista de México. El IFE/INE han demostrado que la aplica-ción de la ley es arbitraria y hasta caprichosa, elemento central del autoritarismo que se sustenta en la ausencia del Estado de derecho.

A modo de conclusión

El hecho que haya una sociedad con fuerte estructura familiar, con familias extendidas fuertes y con una gran solidaridad, facilita que el asistencialismo traslade y reproduzca los valores autoritarios, es-pecialmente que la sociedad sienta que le debe al estado bienes y servicios y que se haya diluido la línea entre el gobierno y el partido. Esquema que el PAN intentó pero no logró beneficios políticos.

Los factores del autoritarismo se han mantenido, las prácticas autoritarias las aplican los diferentes partidos que llegan al poder y eso facilita la permanencia del status quo.

Así como consideramos la tesis de la posible muerte del PRI, debemos tomar en cuenta la posibilidad de que la pregunta sea es-puria. Algunos partidos mueren, como hemos visto en la historia mundial y de México y su deceso hay que explicarlo, lo que está más allá del propósito de este ensayo. El PRI por lo pronto parece tener más de siete vidas.

Pendientes quedan varias preguntas no formuladas para este ensayo.

1) ¿Estamos ante una restauración del viejo presidencialismo?2) ¿Se generará un nuevo presidencialismo?3) ¿El PRI se eternizará en el poder otros setenta años?

Algunas claves de explicación las dan las elecciones locales que para el 2013 parecen confirmar tendencias anteriores, con la sal-vedad que ahora se articuló una alianza entre el PAN y el PRD, pero no debemos caer en la trampa y tentación de pensar que son concluyentes, esto apenas empieza.

345 El PAN arrancó con un enorme déficit porque una gran mayoría estaba harta del PAN y no votarían por quien fuera su candidata.346 http://www.colloqui.org/colloqui/2012/6/9/comparacion-del-padron-del-ife-de-2006-con-2012.html347 Ávila, et. al 2012.

[email protected]

@carlosramirezh

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Por René Avilés Fabila

nací en el DF y aquí estudié hasta concluir Ciencias Políticas en la UNAM. Luego, fui a la Universidad de París, a realizar estudios de posgrado. No sé para qué, pues siempre quise ser escritor, autor de novelas y cuentos. Comencé a escribirlos alrededor de 1960, o un poco antes, junto con una generación rebelde que encabezaban José Agustín y Parménides García Saldaña. Nuestro gran maestro fue Juan José Arreola, pero yo tuve otros más: Juan Rulfo y José Revueltas. Del primero aprendí literatura, del segundo ética política, el ser permanente-mente crítico.

Soy René Avilés Fabila,

Autobiografía procaz

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Aunque me siento más cuentista que autor de largas extensio-nes, mi primer libro publicado fue una novela, Los juegos, 1967, la que no encontró editor, tal como lo he contado en varios momen-tos, especialmente cuando en 2007 se cumplieron cuarenta años de la edición de autor. Fue una salida exitosa y plena de escándalo. Unos me insultaron y otros me defendieron con igual vehemen-cia. Era una obra contracultural y puesto que nada ha cambiado en el país culturalmente hablando, sigue siendo tan válida como cuando apareció. Siguieron multitud de novelas y libros de relatos breves. De las primeras, me quedo con  Tantadel,  El reino venci-do y El amor intangible, aunque debo aceptar que mucho le debo a El gran solitario de Palacio, donde narro la masacre de Tlatelolco. Mis cuentos amorosos y los fantásticos, ahora reunidos en cuatro volúmenes Todo el amor (I y II) y Fantasías en carrusel (I y II) son los trabajos que más me gustan. De mis libros autobiográficos tengo predilección por tres: Recordanzas, Memorias de un comunista y El libro de mi madre.

De los premios y reconocimientos obtenidos me quedo con la beca del legendario Centro Mexicano de Escritores, allá por 1965, donde trabajé con Juan Rulfo, Juan José Arreola, Francisco Monter-de y donde escribí mi primer libro de cuen-tos cortos:  Hacia el fin del mundo, editado por el Fondo de Cultura Económica. El Pre-mio Nacional de Periodismo, por cultura, me lo dieron en la época del Innombrable, es decir, Carlos Salinas, y el jurado lo en-cabezaban Rafael Solana y Edmundo Vala-dés. El Colima por el mejor libro publicado lo obtuve con un libro que amo: Los animales prodigiosos, ilustrado por José Luis Cuevas y con prólogo de Rubén Bonifaz Nuño. Cuan-do cumplí treinta años como escritor, el ho-menaje me conmovió mucho, pues entre los organizadores estaban Bellas Artes, el Fondo de Cultura Económica, la UNAM, la UAM, el IPN, la Casa Lamm y la Fundación Alejo Peralta y cuya duración fue exactamente de un mes.

Al periodismo llegué igualmente joven. En 1961 crearon un nuevo diario: El Día, era un medio avanzado y de alguna manera crí-tico hasta donde en esa época se podía llegar. Arranqué escribiendo artículos, entrevistas y notas bibliográficas. Luego pasé al suplemen-to cultural de Fernando Benítez, ya en Siempre! un tipo fabricante de buenas secciones culturales que era francamente isoportable y muy amigo de Carlos Hank González, al que le hizo un libro apo-logético. De allí pasé a la Revista Mexicana de cultural, suplemento cultural de El Nacional, el diario del gobierno mexicano. Lo dirigía el poeta español, militante comunista de talle, Juan Rejano, mi más acabado maestro de periodismo y un amigo entrañable, heredado de mi padre.

Mientras estaba yo en Francia (1970-73), mandaba algunas colaboraciones a Excélsior, entonces en manos de Julio Scherer, el único periodista que tiene teléfono directo con Dios y que sólo en-trevista presidentes de la República. En 1975 o algo así, un grupo de periodistas y escritores fundamos el Unomásuno, bajo la conduc-

ción de Manuel Becerra Acosta, un periodista en verdad notable con un carácter de los mil demonios y muy mal vino. Allí me hice articulista de fondo y hasta hoy no he dejado el género, es donde mejor me siento. En 1984 entré a Excélsior de modo formal, a pe-tición de mi querido amigo Nikito Nipongo. En esa cooperativa estuve unos quince años o poco más. Fundé el suplemento cultu-ral El Búho y con él gané todos los premios de periodismo habidos. Fueron buenos tiempos. Pero de pronto todo cambió: yo pedí la renuncia de Ernesto Zedillo y Regino Díaz redondo me dio la mía a través de un novelista cubano, Lisandro Otero, un tipo de doble o triple moral, según dónde y con quién estuviera. Salí de tal diario con unos setenta colaboradores. De ello nadie supo nada. Lo llamé, en un artículo que fue a parar a una revista de corte académico, el callado golpe a la libertad de expresión. Parece que se necesita ser Scherer o Aristegui para que se percaten que uno también tiene su historia y ha luchado por la libertad de expresión. El colmo fue la ironía barata de Miguel Ángel Granados Chapa quien dijo que nadie derramaría una lágrima por el suplemento  El Búho  en un artículo de asombrosa solidaridad gremial. También me corrieron de IMER cuando llegaron en tropel Vicente Fox y Santiago Creel

y alguien vio mi currículum de militante comunista y mis progra-mas izquierdistas donde exaltaba a Revueltas, Juan de la Cabada, Diego Rivera y Siqueiros... Lo lamenté porque en esos micrófonos estuve unos diez años. En ese momento sólo Beatriz Pagés y Car-los Ramírez (Siempre! y La Crisis, respectivamente) me tendieron la mano. Finalmente, cuando los cooperativistas corrieron a Regino y su pandilla, regresé a Excélsior para ser articulista de primera plana y último director de la revista decana de México: Revista de Revistas. Quebrado, este diario fue adquirido por Olegario Vázquez Raña. Y allí sigo —igual que en las revistas Siempre! y Libertas—-, ya sólo como colaborador en la página editorial.

El lado bonito de mi vida está en la literatura, hoy, luego de una carrera de más de cuarenta años, la editorial Nueva Imagen está edi-

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tando mis Obras completas y van en el tomo 15. He hecho periodis-mo sin pensar en los partidos, ni en el poder económico o político, lo escribo para posibles lectores. A veces hay coincidencias, otras no. Hoy el país está enfrentado y prevalece la confusión. Ni modo. Se me olvidó decir de qué vivo: del sueldo de profesor de tiempo completo en la UAM-X, en la carrera de Comunicación. Tengo una fundación cultural que lleva mi nombre y acabo de crear el Museo del Escritor, aunque pequeño por ahora, único en el mundo. Estoy casado desde 1965 con Rosario, a la que conocí en la preparatoria 7 en el lejano año de 1960. Es doctora en Economía y me mantiene cuerdo, lo que no es poca hazaña. No tengo hijos y en consecuencia tampoco nietos, ello me permite aprovechar muy bien mis ingresos. Nunca creí en Santa Claus y menos en los Reyes Magos, tampoco en Dios. Lo intenté, pero fracasé a eso de los quince años, más o menos a la edad en que Sartre dejó de lado la idea de un ser supre-mo y sobrenatural, todopoderoso y una religión que se basa en el temor. De ello estoy orgulloso.

Una vez que me he presentado, quiero decir algo en mi abono de mis creencias políticas. Hace unos días un periodista me pre-guntó por mi ideología. ¿Qué carajos soy, en qué creo? Dije: soy un dinosaurio atrapado en el hielo. Moriré dentro de poco sin que los ideales en los que puse toda mi fe aparezcan. Los pocos países que se califican como comunistas, China, Vietnam, Cuba, Corea del Norte, no son más que remedos que tienden a desaparecer. China pretexta: dos sistemas, un país, pero el capitalismo que Mao y los suyos rechazaron ahora se enseñorea por todo el territorio. A Cuba la historia le jugó la peor broma de la historia: al derrumbarse el bloque soviético y darle paso a las desigualdades y a los grandes vi-cios y defectos del capitalismo, Fidel Castro y la Revolución Cuba-na se quedaron colgados de la brocha. Como escribí al final de mis

cuentos fantásticos: Me quedo con la utopía de Marx. Es posible seguir soñando y así sopor-tar el injusto sistema que a mi alrededor crece y se consolida creando enormes desigualdades e injusticias.

Ahora, en 2008, nunca he escuchado tanto el término izquierda, se ha fatigado, carece de sentido. Diariamente alguien (resi-duo del lamentable PRI, fanático de AMLO o pésimo lector de periódicos) sin la menor idea se refiere a este concepto seguramente flexible, ya ambiguo y capaz de tolerar la opinión de cualquier necio e ignorante.

Hace unos ocho años, por propuesta del filósofo mexicano Leopoldo Zea, fui invita-do a formar parte de la Société Européenne de Culture, cuyo presidente honorario era el notable pensador italiano Norberto Bobbio. Acudí, entre otras cosas, pensando ilusiona-do que podría conocerlo. Me interesaba sa-ber su opinión sobre los cambios políticos luego de la caída del socialismo llamado real y en ese nuevo contexto qué significaba la izquierda, cuál era su papel. Por desgracia, dicha organización no entendió mi postu-ra, no veíamos la globalización del mismo modo. Italia ha imaginado a los norteame-

ricanos como liberadores después de 1945 y nosotros, los latinoa-mericanos inalterablemente, como opresores. Para mí la globaliza-ción hecha bajo el peso del sistema político anglosajón, con sus conceptos de democracia y libertad, no son por completo válidos sin nuestra propia concepción. Mi trabajo de ingreso fue criticado y tuve que escribir, al año siguiente, ahora en Segovia, España, una réplica llamada , para dejar en claros nuestras diferencias políticas basadas en la historia de cada país.

Mi formación fue la de un marxista-leninista (incapaz de pe-learse con Trotski y Mao Tse-tung, mucho menos con Ernesto Guevara) en una época en que el mundo parecía globalizarse en rojo. Esto es, pertenecía yo al comunismo histórico, donde la rigi-dez, el autoritarismo y el sectarismo jugaron un papel deformador y poco democrático. Mi sentido del humor y admiración por la literatura me salvaron de caer en la trampa del dogmatismo, tal como narro en mi libro Memorias de un comunista, maquinuscrito encontrado en un basurero de Perisur. Además estaba convencido, luego de la lectura de los clásicos del marxismo, que Lenin había hecho una revolución torciendo el pensamiento de Marx. Previsto para naciones altamente desarrolladas, la revolución “proletaria” se llevó a cabo en países atrasados, Rusia y China incluidos, donde apenas había obreros. Fue, para uno, formado por personas como Juan de la Cabada, José Revueltas, Vicente Lombardo Toledano, y españoles como el poeta Juan Rejano, que llegaron luego del fracaso de la República, una tragedia. Pero si se quería un cambio serio, profundo, no había otra posibilidad que intentar la hazaña. Fue chistoso ver cómo mis compañeros de escuela hacían fortuna al amparo del sistema, mientras yo me desgañitaba repitiendo las ideas de Lenin y Guevara, pagaba mis cuotas al Partido Comu-nista y peleaba contra el PRI y el PAN. Para colmo me metí de

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lleno en el movimiento estudiantil de 68, cuando los dirigentes perredistas estaban del lado del PRI. Ahora las cosas mueven a risa. No hace mucho, un alto funcionario de Luis Echeverría, Ló-pez Portillo y Miguel de la Madrid, me criticó mi aversión por el PRD. Andrés Manuel es quien debe dirigir al país, es el presidente legítimo… Escuché las necedades con indignación: el tipo ya era rico y un saltimbanqui político como la mayoría de los aventure-ros que pueblan dicho partido. Me hizo recordar a mis maestros de marxismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, a Víctor Flores Olea y a Enrique González Pedrero principalmente. Me atiborraron de marxismo y luego los miré en el PRI disfru-tando de cargos oficiales de excepción, mejorando día con día sus haciendas personales. Ya están de regreso y quieren decirme que son la “revolución”, la “izquierda”. Son todos ellos un insulto a la inteligencia, a la dignidad. Están donde mejor les va, el país es un botín. Punto.

Si mal no recuerdo, ingresé a la Juventud Comunista con me-nos de veinte años de edad, como he narrado en Memorias de un comunista…. Tenía para la causa un defecto o dos: era crítico y muy abierto al grado de ser calificado por algunos camaradas de maoís-ta, padecer “desviaciones capitalistas” (me encanta bañarme y vestir bien) y más adelante, me señalaron como simpatizante de Trostsky y algunos tan en serio se tomaron la “acusación” que Ricardo Pas-coe, entonces sindicalista y miembro de la Cuarta Internacional, me invitó a que saliera del PC y militara en su organización. Inolvida-ble comida que me vi obligado a pagar.

Nunca estuve en ningún otro partido que no fuera el Comunis-ta. Cuando en lugar de modificar su estructura e ideario se suicidó (carecía de alternativa), me concentré en la academia, la literatura y el periodismo cultural. Después, Cuauhtémoc Cárdenas formó el PRD y fui invitado a formar parte del grupo organizador a tra-vés de Adolfo Gilly. No. Ya había pagado mi cuota de militancia y necesitaba la libertad y la independencia. Allí se hablaba de izquierda pero con mode-ración y distancia, no era fácil que personas que venían del PRI y de turbias luchas so-ciales de pronto, como por arte de magia, fueran la Izquierda (así, con mayúscula). De esta manera llegamos hasta López Obrador, Manuel Camacho, Arturo Núñez, Socorro Díaz, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, unos formados en el PRI de Echeverría, otros en el de Salinas. Para ese momento la políti-ca estaba tan envilecida que ser acusado de derecha era el menos grave de los insultos. Una turba de auténticos rufianes se convir-tió en La Izquierda. Ninguno quiere cambiar el rostro del país, desean con vehemencia hacerse ricos y tener poder. Carecen de un proyecto ideológico serio, inteligente; hablan vaguedades y su demagogia los ha llevado a decirnos que en un país donde todo, absolu-tamente todo, le pertenece a los particulares, el petróleo debe ser estatal. Eso es lo revolu-cionario. Personalmente sigo creyendo que el Estado tiene que ejercer el control de los me-dios de producción, pero no veo la forma de

obligarlo a ello, es una tarea imposible. La globalización, y México está dentro del proceso, marcha contra los vestigios de tal causa que se desprestigió enormemente. La izquierda real (que existe fuera del PRD) deberá buscar otra forma de hacerle justicia a la sociedad.

La carencia de ideas, de estadistas, nos ha llevado a creerle a cualquier demagogo iletrado que dice ser salvador de la patria. En el tercer piso del Palacio de Bellas Artes hay una copia que Diego Rivera hizo de su famoso mural del edificio de Rockefeller, en Nue-va York y que fue destruido porque estaban las imágenes de Marx y Lenin. Allí destaca una manta que los proletarios agitan, clara-mente dice: Queremos trabajo, no limosnas. Tiene razón, convertir en mendigos a los ciudadanos es quitarles la dignidad, robarles la decencia. No importa si son madres solteras o viejos. Las dádivas son para las fundaciones de los ricos, para el altruismo de los mi-llonarios, para los gobiernos capitalistas, mientras que el trabajo es para una sociedad justa y equilibrada, en una palabra, socialista. Ahora quien no está de acuerdo con el PRD, es de derecha. Si uno no lee La Jornada es fascista. Si la izquierda es López Obrador cuyo egocentrismo, demagogia y demencia lo obligan a compararse con Cristo y verse crucificado por la reacción, si la forman el niño bur-gués Ebrard, los pillos René Bejarano, Alejandro Encinas, Carlos Ímaz, Alejandra Barrales, Guillermo Sánchez Torres, Francisco Chí-guil, El Pino o Joel Ortega, si para ser izquierdista hay que sumarse a una de las mafias del PRD, de acuerdo, no soy de izquierda ni quiero serlo. La corrupción no se me da, tampoco el populismo. Soy un simple escritor de literatura que desprecia a todos los par-tidos. Es todo. Me rindo, camaradas perredistas, no manden más correos acusándome de derechista porque no tienen puta idea lo que significa ser de izquierda, porque hasta hace poco la inmensa mayoría militaba en el PRI y ahora hacen dinero a manos llenas al amparo de sus nuevas siglas, porque los conozco y porque ahora estoy a punto de ser anarquista. Vale.

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A su vez, el 2 de diciembre —un viernes— de 1547 moría en Sevilla un hombre llamado Hernán Cortés que contaba 62 años de edad y que había vivido entre el sí y el no, una etapa fabulosa y ardiente —aún queman sus cenizas— que se llamó, así no más, México, Nueva España, fortín de viejas culturas y nuevos sobresal-tos. La historia es, siempre, negro y blanco. Elegir la comprensión es elegirse. Difícil convivencia que sólo puede ser rescatada por la inteligencia y la mesura.

En 1547 el emperador Carlos V llegaba a España con los laureles victoriosos, también dramáticos, después de derrotar, en la Batalla de Muhberg (14 de abril) a las tropas del Protestantismo que dividía en dos, inequívocamente y hasta el día de hoy, la Cristiandad. Dos años antes había muerto Martin Lutero, fundador eminente del

Los expertos llevaban años —nada si se piensa en cuatro si-glos— buscando la tumba de Miguel de Cervantes. Al fin la han encontrado en una iglesia de Madrid. El memorable au-

tor de “El Quijote” nació en Madrid el 29 de septiembre de 1547. Año extraño y lleno de batallas y de símbolos —negro y blanco— paradójicos.

Protestantismo, que significó un ex-antes y ex-después de su ruptura con la Roma Pontifica en 1517. Lutero, sacerdote agustino, Doctor en Teología, traductor de la Biblia hebrea al alemán. Hecho notable que hizo posible o favoreció la liquidación de lenguas populares y fortaleció el alemán como lengua histórica de un pueblo.

Maquiavelo, a su vez, fue la otra cara de un siglo que se cristali-zaba en grandes rupturas. Nació en 1469 y murió en 1527 cuando la Roma Pontificia fue saqueada por los lansquenetes alemanes y los tercios españoles. Fechas y años del México, a su vez, que buscaba un nuevo rumbo de la historia. Una historia contradictoria hasta el rescate, siempre difícil, de la libertad y la solidaridad, es decir, la convivencia con el otro. Aún por vivir.

Miguel de Cervantes nació, también, en ese espacio de combate

Cervantes y Shakespeare: dos tumbas, dos vidas paralelas

Por Juan María Alponte

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que cambió el mundo. Si Cervantes nació en 1547 lo cierto es que en ese mismo año, extraño y revelador, moría en Medellín —Sevilla— un hombre llamado Hernán Cortés que contaba 62 años y tenía una tensa biografía cargada de las presiones, inquietantes y contradictorias, de la historia. Vivir es saberlo. La libertad es principio y fin. Un siglo convulso y radiante en el filo de la historia. En ese siglo nació Miguel de Cervantes. Tendría una vida apasionante. Soldado de España en la España dominante en Europa, perdería el uso de un brazo en la Batalla de Lepanto y volvería a ser soldado con un solo brazo hábil. Preso, durante años, de los árabes asombraría a sus captores con su serenidad pasmosa.

Le rescataron los monjes pagando su rescate y, así, en ese siglo de violencias alzadas sobre la Tierra, además de otros libros y otros nombres nos dejó, para siempre jamás, pero después de las batallas de España en Europa, nada menos que “El Quijote”. Tenemos noti-cia de que quiso, en algún momento de su vida de combatiente, viajar a las Américas (1582) año en que murió Santa Teresa de Ávila.

En 1605 el soldado, el escritor Miguel de Cervantes publicó, en Madrid, la primera par-te de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote. El libro se hizo pronto y, sucesivamente, universal. La vida del soldado Miguel de Cervantes asom-braba también a los lectores. Soldado de los tercios españoles había combatido en los dis-tintos espacios de Europa que se disputaban, a la vez, España, Francia e Inglaterra. Todo ello en el marco de una lejana maravilla luminosa que sería América.

Miguel de Cervantes perdió el uso de su brazo en una batalla —el manco Cervantes para siempre— y fue hecho prisionero por los árabes y pasó años en esa dura etapa hasta que le rescataron los eclesiásticos que dedicaban su vida y sus recursos para la liberación de los prisioneros. Cervantes asombró a sus captores que no dudaron en decir, desde el espacio de la prisión, que su comportamiento había sido asombroso.

En suma, El Ingenioso Hidalgo, era la experiencia, memorable, de una vida ejercida como una misión que se tradujo en escritos aún vivos con múltiples lecturas aunque “El Quijote” y la asombrosa personalidad de Sancho Panza se convertirían en una leyenda uni-versal desde que, en 1615, se publicó la segunda y última parte del libro. Allá, en Inglaterra, otro titán, William Shakespeare iniciaba la enorme aventura literaria y político-filosófica que generó un nuevo y fantástico oleaje literario: sus obras teatrales que cambiarían el arte de la comedia tradicional para incorporar la memoria del mundo a un nuevo orden y un nuevo sistema teatral.

En su Pericles, William Shakespeare recuperaba la memoria hu-mana. Un diálogo de esa obra quedó en nuestra cabeza para siem-pre. En efecto, dos hombres, universales, dialogaban. Uno dijo al otro: “Yo no me explico cómo los peces viven en la mar”. Su inter-locutor respondía, en el Pericles de Shakespeare, así no más: “Viven los peces como los hombres en la Tierra: los grandes se comen a los pequeños”. El teatro shakesperiano removía las conciencias y su

Hamlet se hacía universal. Cervantes, el “manco” de la batalla histórica de Lepanto no sa-

bía, bien, que en Inglaterra había nacido, en 1564 un poeta y prodi-gioso hombre del teatro: William Shakespeare. Lejos estaban entre sí, cerca, cercanos en la órbita fabulosa del genio literario. ¿Quién olvida sus obras? ¿Quién no ha escuchado como un eco de la histo-ria teatral, el famoso “to be or not to be”? Esa frase, “ser o no ser”, es nuestra y está en la conciencia.

Los dos, Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron en el mismo día del mes y del año: el 23 de abril de 1616. Miguel de Cervantes y William Shakespeare dijeron, a la vez, “ha llegado la hora”. Ese 23 de abril es un episodio del vivir y, sin duda, una prueba, como una sinfonía. Sinfonía de las estremecedoras y des-lumbrantes posibilidades de vivir con el alma. Los dos se marcha-ron, límpidos, brillantes, el mismo 23 de abril de 1616. Ser o no ser finalmente.

En suma y en síntesis: dos hombres de la libertad y la cultura como centros espirituales de dos vidas que alertaron, sin equívocos, que la convivencia es el fruto, histórico, quizás el más alto, del diá-logo que elimina el odio, que es siempre la impotencia, para ejercer y vivir ante una incógnita permanente: ser o no ser. “El Quijote” es el ejemplo convivencial y la conmoción, a su vez, de una síntesis paradójica: la convivencia entre el Quijote y Sancho Panza.

Los dos son nuestros, inseparables y alertadores. La tumba del Quijote es, también, la tumba del otro: el inolvidable Sancho. Los dos alumbran, paradójicos, la libertad y la hermandad. Por eso Cer-vantes y Shakespeare se marcharon juntos, el mismo día. ¿Cómo olvidarlo? No eran iguales, eran distintos, pero nos alertan: viajaron juntos al paraíso.

Las últimas letras de Cervantes: “Ayer me dieron la extremaun-ción. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas men-guan…”. Escribió esas líneas el 19 de abril de 1616. Moría, en el silencio de la vida, cuatro días después.

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L a forma de gobierno monárquica de la colonia española fue extraña: no hicieron esclavos a los indígenas, los manejaron a través de encomiendas, los españoles propiciaron el criollis-

mo y los virreyes acumularon poder pero crearon sus contrapesos.A los emperadores indígenas le siguieron los virreyes. Su autori-

dad era casi total, aunque dependía de la entrega de cuentas a los fun-cionarios de la corona en Madrid. Por esos tiempos era prácticamente imposible que un rey visitara sus dominios transoceánicos y difícil-mente viajaban más allá de sus fronteras, a no ser que comandaran ejércitos para defenderse o para expandirse.

El reino de la Nueva España tuvo virreyes de 1531 a 1821, 290 años, 63 virreyes, a una media de 4.6 años. Octavio Paz refiere que de ahí vienen los periodos cuatrienales y luego sexenales del sistema republicano. De ellos, los últimos cinco vivieron el fin de la colonia española: en 1808 Napoleón secuestró al rey Carlos IV y a su here-dero Fernando VII en Bayona, en 1812 se instaló el poder legislativo de la corona para salvaguardar la monarquía y emitió la Constitución de Cádiz de 1812, en 1814 regresó al poder Fernando VII a instaurar una dictadura, en 1820 fue obligado a un trienio liberal parlamenta-rio y en 1823 recuperó el poder hasta su muerte.

El último enviado de la corona fue Juan O´Donojú, quedó sólo como jefe político porque apenas llegando a Veracruz fue obligado a firmar los Tratados de Córdoba para aceptar la inde-

pendencia de México.El sistema de virreyes fue una reproducción del modelo monár-

quico, con el rey de España como la autoridad superior. Los virreyes tenían todo el poder para decidir, pero con equilibrios institucionales. “El virrey era el rey”, refiere J. Ignacio Rubio Mañé en su obra mo-numental El Virreinato, en cuatro tomos del Fondo de Cultura Eco-nómica, 1955, y su función era mantener el dominio del soberano en los espacios territoriales conquistados. Su principal aliado era la iglesia católica, con algunos virreyes que eran al mismo tiempo arzobispos.

Dos causas construyeron la estructura de poder del virreinato: di-vidir el poder entre el lugarteniente general y el representante personal del rey y construir una autoridad superior. El virrey fue el heredero de la figura del Tlatoani o poder jerárquico superior en las monarquías indígenas: la centralización de las decisiones, el ejercicio unitario del poder y la subordinación de otros poderes.

Por Carlos Ramírez

Historia de la sucesión presidencial (2)Los virreyes, otro antecedente

en busca de la Silla EmbrujadaLos Pinos 2018:

Por Armando Reyes ViguerasEscenarios partidistasPRI. Aspirantes:• Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación.• Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México.• José Antonio Meade Kuribreña, secretario de Hacienda.• Claudia Ruiz Massieu Salinas, secretaría de Relaciones Exteriores.• Manlio Fabio Beltrones Rivera, expresidente del PRI.• Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública.• José Calzada Rovirosa, secretario de Agricultura.

Como es posible apreciar, el PRI es el partido con la baraja

más completa del escenario electoral actual. Los aspirantes trico-lores muestran una combinación de juventud y experiencia, ade-más de figurar algunos de ellos en las encuestas que se empiezan a dar a conocer de cara al 2018. Sin duda, la estructura territorial y el know how en temas electorales acumulado son algunas de las ventajas para enfrentar una campaña electoral como la que se vislumbra en poco menos de dos años.

No obstante esto, dichos aspirantes competirán con una marca desgastada, con un Presidente de la República con una imagen a la baja y que influye negativamente en la decisión del electorado. Los

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en busca de la Silla EmbrujadaLos Pinos 2018:

comicios del año entrante servirán para conocer que tan competiti-vo será el priísmo.

Asimismo, la manera en que procesen la elección o designación de su candidato a la presidencia será uno de los puntos más delica-dos en la ruta para refrendar el triunfo obtenido en 2012, pues una división interna acabaría con la posibilidad de ganar en las urnas, en un escenario en el que ahora cuentan con la mitad de las guber-naturas del país.

PAN. Aspirantes:• Margarita Zavala de Calderón, exprimera dama.• Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla.• Ricardo Anaya Cortés, presidente nacional del PAN.• Miguel Márquez Márquez, gobernador de Guanajuato.

No es una baraja tan amplía como en el caso del PRI, aunque pudiera crecer si los nuevos gobernadores que toman posesión este año tienen éxito en encarcelar a sus antecesores priístas. Este escenario podría complicar el proceso de elección interno del candidato presidencial del blanquiazul, pues más de tres precan-didatos podría generar divisiones internas que restarían compe-titividad al Partido.

El PAN ha sabido aprovechar el mal momento por el qué pasa la administración de Enrique Peña Nieto, y el efecto que esto provoca en el priísmo, para ubicarse en los primeros lugares en las encues-tas, pero con el riesgo de un enfrentamiento por la insistencia de Ricardo Anaya en ser juez y parte del proceso interno para elegir al abanderado azul para 2018.

Si los enfrentamientos entre los aspirantes, que se han manteni-do a niveles discretos, suben de tono, el panismo no podrá cumplir su sueño de regresar a Los Pinos.

PRD. Aspirantes:• Miguel Ángel Mancera Espinosa, jefe de Gobierno de la Ciu-dad de México.• Silvano Aureoles Conejo, gobernador de Michoacán.• Gracias Ramírez Garrido Abreu, gobernador de Morelos.

La baraja más pequeña de los institutos políticos que compe-tirán en la próxima elección federal, sin visos de que se pudiera ampliar en el corto plazo. Pese a que dos gobernadores han mos-trado interés en figurar en la competencia interna, todas las pistas conducen a que el abanderado del sol azteca será Mancera, para lo cual ha trazado una estrategia para comenzar a darse a conocer en todo el país.

Otro elemento clave si el PRD aspira a ser competitivo es hacer alianza con otros partidos de izquierda, como el PT o MC, para construir un frente que le permita contrarrestar los recursos priístas o el buen momento por el qué pasa el PAN.

En el lado negativo, la figura del jefe de Gobierno no es muy bien evaluada por los habitantes de la Ciudad de México, algo que podría influir en el resultado final de la elección, pero que parece este tema se atenderá hasta inicios del 2018.

Morena. Aspirantes:• Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional de Morena.Ya se sabe que en Morena sólo existe un aspirante, López Obra-

dor. Bajo esa lógica, toda la actividad del partido debe dirigirse en ayudarle a construir una candidatura competitiva. Le ayuda ser la figura opositora más conocida, con una imagen que atrae a los vo-tantes que se identifican con la izquierda, así como su experiencia luego de dos campañas electorales en busca de la Presidencia.

En contra tiene un amplio rechazo de amplios sectores sociales y la posibilidad de repetir errores que le costaron votos en 2006 y 2012, pero ahora está en la oportunidad de demostrar que ha aprendido de ello.

López Obrador es un candidato con un voto seguro, por lo que sus posibilidades de éxito dependen de qué tanto logre atraer a los indecisos y reducir sus negativos, ante el desencanto de muchos electores con los partidos grandes, algo que por el momento no ha mostrado.

Independientes. Aspirantes:• Jorge G. Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores.• Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León.• Pedro Ferríz de Con, conductor de radio y televisión.• Gerardo Fernández Noroña, ex diputado federal.Sin recursos, estructuras en los estados o personal que los pu-

diera apoyar en su aventura —a excepción de “El Bronco”, a quien todavía no se le ve una estrategia clara para alcanzar la meta—, los aspirantes independientes se mantienen en posiciones discretas, con el riesgo que algunos nombres más se sumen a la lista. Es por eso importante la propuesta de Castañeda para realizar una elección entre los independientes para definir a un solo candidato que los represente, algo su sin duda ayudaría a darle fuerza al movimiento.

Ninguno de los mencionados ha despuntado en encuestas, ni Rodríguez Calderón ha logrado ajustar cuentas con su antecesor, Rodrigo Medina, algo que le daría impulso a sus aspiraciones. Por lo pronto, el bando independiente se mantiene en reserva a la espera de que la coyuntura le sea favorable.

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DE LA BIBLIOTECA DE CARLOS RAMÍREZ.

Los Juegos (1967) fue la primera novela de René Avilés Fabila, publicada con dinero recolectado de la venta adelantaba de ejemplares. Hubo una anécdota que René gustaba repetir: al entonces director del periódico El Día le compró varios ejemplares como apoyo, pues además el escritor colaboraba con el periódico. Sólo que el director Enrique Ramírez y Ramírez aparecía parodiado en la novela. La temática era el mundo de las mafias intelectuales y sus espacios de poder, con un retrato sarcástico de Carlos Fuentes. El editor Joaquín Díaz Canedo le dijo a René que la quemara porque podrían matarlo.

El gran solitario de Palacio apareció en 1971 e inició lo que sería el ciclo de las novelas de dictadores que después seguirían Au-gusto Roa Bastos (Yo el supremo, 1974), Alejo Carpentier (El recurso del método, 1974) y Gabriel García Márquez (El otoño del patriarca, 1975). La novela paródica de un dictador militar fue motivada por el 2 de octubre de 1968 y muestra un país controlado por un dictador militar enloquecido. Se trata de una novela creativa, bien escrita, pero al final de cuentas poco leída y menos recomendada.

Tantadel (1975) es, para mi gusto, la mejor novela de René. Es la historia de un amor imposible entre un hombre joven lleno de resentimientos y temeroso a la asunción de compromisos y una mujer liberada en un ambiente de clase media ya desdramatizado de los controles religiosos, quizá un poco existencialista a la marea tangencial de Sartre pero en medio de los resentimientos mexicanos. René vivió en París y respiró el ambiente Sartre. No es muy extensa, está llena de con-flictos de pareja y el ambiente social y político apenas se asoma.

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René Avilés Fabila

El reino vencido (2005) es otra de las novelas que trata de ser un reciento de la vida de René a través de un personaje ficticio que parece contar la vida de René. Buena parte de las historias tienen que ver con la vida de René, anécdotas de amigos, algunas pistas históricas. En los relatos de monólogo del protago-nista se percibe el mundo personal de René, sus contradicciones, sus angustias y sus evasiones. Es una de las novelas ya de la madurez de René, con algunas propuestas experimentales pero no rupturistas de los sesenta y setenta. Los per-sonajes son más formados, sólidos.

Alegorías (1963), registrado como el primer libro de cuentos de René, con apenas 23 años de edad, publicado en una especie de cua-derno editado por el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana, un organismo creado por el sistema priísta para canalizar inquietudes juveniles. Ahí está la propuesta de René para textos cortos a partir del criterio de que el cuento corto es el género más difícil que existe. René se formó en este estilo con Borges y Cortázar, entre otros. Lue-go le daría más dedicación al cuento corto que a la novela.

La lluvia no mata las flores (1976), ya con un escritor maduro, sin estridencia, y siempre preocupado por las relaciones con las mu-jeres en escenarios de conflictos internos. Aunque René hacia una diferenciación entre sus narraciones políticas y las personales, al final sus personajes sin militancia política logran comportamientos socia-les que el lector ubica casi en automático en contextos políticos.

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