Historia de Falange Española de las JONS - Francisco Bravo Martínez

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Con la HISTORIA DE FALANGE ESPAÑOLA DE LAS J. O. N. S. (13 de febrero de 1934 al 18 de julio de 1936) ha pretendido el autor consignar cuanto en ese período de la vida de la Organización hicieron sus hombres; cuáles fueron sus luchas; cómo se perfilaran y decantaron las ideas centrales del nacionalsindicalismo español. Se ha escogido, por ser de justicia, como eje central de la obra, la figura máxima de José Antonio, que si tuvo precursores de mérito, ennobleció y perfeccionó el legado ideológico recibido por F. E. de las J. O. N. S. de sus dos ramas antecedentes: las J. O. N. S. y Falange Española.Esta obra resulta parcial e incompleta. Deben precederla los historiales de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista y de la Falange Española; debe ser continuada por la crónica de la Organización en el período que marcan el comienzo de la guerra civil y el 19 de abril de 1937, fecha de la unificación con la Comunión Tradicionalista por decisión del Generalísimo Franco. Sólo de esta manera se tendrá la reseña de las luchas por un ideal que afirma las invariantes de lo hispánico y que, por su ambición de justicia social, ha de influir decisivamente en el porvenir.El autor tiene el mérito de haber vivido la existencia de la F. E. de las J. O. N. S. Junto a su jefe y sus hombres más destacados y de haber comprendido desde el primer día de su identificación con el Movimiento su categoría y dimensión histórica. Hecho a tareas polémicas, ha procurado, no obstante, redactar estas páginas con la posible objetividad. Pero no en balde ha luchado por el nacionalsindicalismo allí donde se le marcó un puesto, y de esta su condición militante no era fácil que prescindiera en absoluto.Vive España un período-¿cuál será su duración?-de reconstrucción y reajuste de sus ideales nacionales. No hace falta presumir de augur para darse cuenta de que nuestra Patria ha iniciado una época histórica nueva, de la que la guerra civil, con toda su importancia y dramatismo, es una etapa, y en la que el curso de las ideas nacionalsindicalistas encarnadas por la Falange influirá decisivamente. Para que los españoles del mañana puedan deducir enseñanzas y conocer pormenores de la batalla por el genio de España y por su triunfo definitivo, se escribió este libro, que si no logra adecuada significación y perspectiva, es por incapacidad del autor y no porque las ideas, los hombres y las empresas de la vieja Falange no las tuviesen.Y nada más. Si acaso, a manera de dedicatoria de la obra, consignarla a la devoción de José Antonio y de cuantos por su ejemplo y su ideal cayeron en la lucha contra la barbarie, y a aquellos otros que le han sido leales con limpia y altiva ejecutoria.FRANCISCO BRAVOCambre (Coruña), mayo 1938.

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HISTORIA DE FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S - FRANCISCO BRAVO MARTINEZ

FRANCISCO BRAVO MARTINEZ

HISTORIA DE FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S.

EDITORA NACIONAL MADRID 1940 GRAFICAS AFRODISIO AGUADO, S. A.-Bravo Morillo, 31.-MADRID

Digitalizado por Triplecruz

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HISTORIA DE FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S - FRANCISCO BRAVO MARTINEZ

La EDITORA NACIONAL ofrece a los lectores espaoles esta Historia de la Falange, escrita por el camarada Francisco Bravo. La confusin que pudiera producir su ttulo nos obliga a formular una pequea explicacin: Esta no es realmente la versin oficial y definitiva de la Historia de la Falange. Faltan en ella muchos datos sobre los orgenes y desarrollo de nuestro Movimiento, que a una obra ms extensa y definitiva habrn de ser incorporados. Pero aun as, el acopio de datos, todos verdicos y probados por la misma participacin del autor, hacen de ste un libro precioso, en torno al cual-y por una suma de otros puntos de vista-deber en su da concluirse la crnica y explicacin del ms noble e interesante de los fenmenos polticos de la Espaa contempornea.

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HISTORIA DE FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S - FRANCISCO BRAVO MARTINEZ

AL LECTOR: Con la HISTORIA DE FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S. (13 de febrero de 1934 al 18 de julio de 1936) ha pretendido el autor consignar cuanto en ese perodo de la vida de la Organizacin hicieron sus hombres; cules fueron sus luchas; cmo se perfilaran y decantaron las ideas centrales del nacionalsindicalismo espaol. Se ha escogido, por ser de justicia, como eje central de la obra, la figura mxima de Jos Antonio, que si tuvo precursores de mrito, ennobleci y perfeccion el legado ideolgico recibido por F. E. de las J. O. N. S. de sus dos ramas antecedentes: las J. O. N. S. y Falange Espaola. Esta obra resulta parcial e incompleta. Deben precederla los historiales de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista y de la Falange Espaola; debe ser continuada por la crnica de la Organizacin en el perodo que marcan el comienzo de la guerra civil y el 19 de abril de 1937, fecha de la unificacin con la Comunin Tradicionalista por decisin del Generalsimo Franco. Slo de esta manera se tendr la resea de las luchas por un ideal que afirma las invariantes de lo hispnico y que, por su ambicin de justicia social, ha de influir decisivamente en el porvenir. El autor tiene el mrito de haber vivido la existencia de la F. E. de las J. O. N. S. Junto a su jefe y sus hombres ms destacados y de haber comprendido desde el primer da de su identificacin con el Movimiento su categora y dimensin histrica. Hecho a tareas polmicas, ha procurado, no obstante, redactar estas pginas con la posible objetividad. Pero no en balde ha luchado por el nacionalsindicalismo all donde se le marc un puesto, y de esta su condicin militante no era fcil que prescindiera en absoluto. Vive Espaa un perodo-cul ser su duracin?-de reconstruccin y reajuste de sus ideales nacionales. No hace falta presumir de augur para darse cuenta de que nuestra Patria ha iniciado una poca histrica nueva, de la que la guerra civil, con toda su importancia y dramatismo, es una etapa, y en la que el curso de las ideas nacionalsindicalistas encarnadas por la Falange influir decisivamente. Para que los espaoles del maana puedan deducir enseanzas y conocer pormenores de la batalla por el genio de Espaa y por su triunfo definitivo, se escribi este libro, que si no logra adecuada significacin y perspectiva, es por incapacidad del autor y no porque las ideas, los hombres y las empresas de la vieja Falange no las tuviesen. Y nada ms. Si acaso, a manera de dedicatoria de la obra, consignarla a la devocin de Jos Antonio y de cuantos por su ejemplo y su ideal cayeron en la lucha contra la barbarie, y a aquellos otros que le han sido leales con limpia y altiva ejecutoria. FRANCISCO BRAVO Cambre (Corua), mayo 1938.

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El 10 de octubre de 1931, en uno de los ltimos nmeros de La Conquista del Estado se anunciaba la prxima organizacin de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Un artculo de su director, Ramiro Ledesma Ramos, serva como manifiesto del nuevo grupo. En este documento se indicaban las orientaciones y tcticas de las J. O. N. S. Las J. O. N. S. representan el primer intento orgnico del nacionalsindicalismo espaol, surgido antes del que en Portugal fundara Rolao Preto. Vivieron y lucharon, a lo largo de los primeros aos de la segunda Repblica espaola, braceando bravamente contra la corriente demoliberal sustentadora del nuevo rgimen y pugnando sobre todo por rescatar para tareas de tipo nacional a las juventudes y a las masas proletarias. El mismo Ledesma-agitador dotado de casi todos los talentos precisos para el alto oficio de precursor-ha relatado en su libro Fascismo en Espaa! las luchas y las actividades de las J. O. N. S., creadas por l con la ayuda de una minora ardiente y generosa. De lo que las J. O. N. S. han representado para la formacin de nuestra doctrina, de nuestra mtica y de las consignas del sindicalismo nacional, el lector de estas pginas podr deducir toda la importancia de la presencia de las JUNTAS en la vida espaola, acentuada por un fenmeno de generosidad intelectual, desde el momento en que la mente cesrea de Jos Antonio se alz, por derecho y por ley, con la capitana de la Falange Espaola de las J. O. N. S. PRESENCIA DE FALANGE ESPAOLA A partir de una resonante polmica periodstica entre Jos Antonio y el director de A B C, a comienzos de 1933, en torno al primero se congreg un grupo fuertemente influido por el fascismo italiano y por el triunfo del nacionalsocialismo en Alemania. Aquel grupo representaba una atencin en simpata hacia las nuevas corrientes europeas, enderezadas a fundir lo nacional y lo social, sirvindose del formidable instrumento del Estado totalitario y del entusiasmo disciplinado de la mayora de un pueblo al que la jefatura de una personalidad potente y destacada imbuye el ansia mstica de emprender ambiciosas tareas en la Historia. La primera aparicin del grupo congregado en torno a la juventud prometedora de Jos Antonio se produjo con ocasin "de la frustrada aparicin de un semanario que quiso titularse El Fascio (16 de marzo de 1933). Aquella ocasin di> lugar a los primeros contactos de las J. O. N. S. y del grupo que segua a Jos Antonio. La nica estimacin que el intento puede merecernos a estas alturas-lograda la plenitud doctrinal del nacionalsndicalismo y bien perfilado su contenido y su misin en la vida de Espaa-se deduce de su carcter de sntoma precursor. Gobernaba todava el bienio azaista, de lamentable recordacin, a cuyo cargo qued la frustracin del 14 de abril de 1931. Y mientras el pas herva de violencias y el nuevo rgimen se desquiciaba, aquel peridico, anunciado a bombo y platillo por un periodista madrileo, que si representaba algo no era precisamente un valor de caractersticas fascistas, era ya un barrunto de las posibilidades nacionalsindicalistas que el porvenir habra de reservar. En el verano de 1933 Ledesma Ramos estableci nuevos contactos con Jos Antonio, Ruiz de Alda y otros camaradas de su tendencia en San Sebastin. Las cosas no pasaron ms adelante. El 29 de octubre siguiente se celebr el mitin de la Comedia, del que naci Falange Espaola. Su breve historial no corresponde a este libro. Digamos tan slo que la fusin de las J. O. N. S. con ella se produjo como un hecho necesario, con la sencillez de lo fraternal. Bast la accin de algunos camaradas de buena voluntad para que, borrados los equvocos, en unos minutos se concertase la fusin de las dos ramas que en Espaa encarnaban las nuevas tendencias, triunfantes en otros pases occidentales. LAS J. O. N. S., POR LA FUSIN Las Juntas editaban desde mayo de 1933 una revista terica, digna de ser considerada como el manantial de la doctrinaria nacionalsindicalista. En su nmero 8, correspondiente a enero de 1934, apareci el siguiente anuncio:

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"PRXIMA REUNIN DEL CONSEJO NACIONAL JONSISTA. - El Triunvirato Ejecutivo Central ha convocado, para los das 12 y 13 de febrero, al Consejo Nacional del Partido. Este alto organismo jonsista va a deliberar acerca de varias cuestiones que son hoy de vital importancia para el desarrollo de nuestro Movimiento. Parece que son tres los puntos fundamentales que se sometern al alto juicio del Consejo: 1. Actitud de las J. O. N. S. ante el grupo fascista F. E. 2. Creacin de los organismos a travs de los cuales debe conseguir el Partido una eficacia violenta en el terreno de la accin antimarxista. 3. Fijacin de las consignas que han de constituir la base de la propaganda en 1934. Posible radicalizacin de nuestra lnea revolucionaria, robusteciendo la posicin jonsista entre la pequea burguesa y los trabajadores. Basta la enumeracin de estos temas para advertir la trascendencia que van a tener las deliberaciones del Consejo. La presencia del grupo F. E. que, como es notorio, pretende seguir el camino jonsista, es un hecho que, en algn aspecto, perturba evidentemente el desarrollo normal de las J. O. N. S., obligndonos a examinar y a justificar de nuevo nuestra propia plataforma poltica. Es, pues, necesario que el Partido fije con toda energa y claridad su juicio acerca de F. E., proporcionando a todos los camaradas una crtica justa sobre las caractersticas de ese movimiento. Parece, segn nuestras noticias, que en el seno del Consejo van a ser defendidas tres tendencias con relacin a este tema de F. E. Una sostiene la necesidad de que las J. O. N. S. afirmen su desconfianza ante ese grupo, declarando a sus dirigentes y a las fuerzas sobre que apoyan sus primeros pasos como los menos adecuados para articular en Espaa un movimiento de firme contenido nacional y sindicalista. Los camaradas que defienden esta posicin estiman que las J. O. N. S. deben publicar un manifiesto de razonada y enrgica hostilidad contra el F. E., denunciando su ineptitud para dar a los espaoles una bandera nacional autnticamente revolucionaria y declarando, como consecuencia, que su nica labor va tristemente a reducirse a la de ser agentes provocadores de una robusta y fuerte unificacin del bloque revolucionario marxista. Segn estos mismos camaradas, corresponde a las J. O. N. S. fijar las limitaciones derechistas de F. E., que la incapacitan para una autntica empresa totalitaria, y suplir esas limitaciones con una actitud inequvoca por nuestra parte, que permita a las J. O. N. S. desenvolverse con xito entre las masas. Frente a esa tendencia, que pudiramos 'calificar de fantica e intransigentemente jonsista, y que parece muy dudoso predomine en el Consejo, hay otras dos muy diversas, sin embargo, entre s. Una estima que el movimiento F. E. encierra calidades valiosas, y que sus dirigentes pueden, sin dificultad, interpretar una actitud nacionalsindcalista. Aprecia, sin embargo, en la tctica y actuacin anterior de F. E. graves errores, que pueden ser corregidos y, desde luego, cree que las J. O. N. S., antes de denunciarlos y combatirlos, debe intentar influir en aquellos medios para lograr su rectificacin posible. A este efecto, defienden los camaradas que interpretan esta tendencia que las J. O. N. S. deben invitar solemne y cordialmente a F. E. a que se desplace de sus posiciones rgidas, situndose fuera de F. E. y de J. O. N. S., en un terreno nuevo, donde resulte posible la confluencia, unificacin y fusin de ambos movimientos. Esta opinin, que parece coincide con la de algn destacado camarada del Triunvirato Ejecutivo Central, tiene, quiz, grandes probabilidades de que la haga suya el Consejo. Sus propugnadores defienden, asimismo, que si fracasa la invitacin a que aluden, es decir, si F. E. no juzga oportuno dar una solucin del tipo y carcter de la que se le propone, corresponde apoyar y aprobar la primera tendencia, con la ventaja, en este caso, de que no alcance a las J. O. N. S. responsabilidad alguna en la pugna que se inicie. Hay, por ltimo, una tercera opinin que, segn nuestras noticias, alguien sostendr tambin en el Consejo; pero con tan dbil asistencia, que quiz la defienda solamente un camarada. Consiste en que las J. O. N. S. procedan bajo ciertas condiciones a disolverse, incorporndose al F. E. Repitamos que esta actitud no tiene, al parecer y por fortuna, la menor probabilidad de xito."

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Segua este documento, que hemos copiado por su inters, examinando los otros puntos del orden del da de la reunin que se anunciaba. Tambin apareca otra nota del Triunvirato Ejecutivo Central de las J. O. N. S., citando a los miembros del Consejo para la reunin, especificndolos nominalmente e indicando a los que no pudieran acudir que enviasen sus opiniones por escrito, para que fueran ledas y conocidas por la asamblea. Lo trascrito prueba sobre todo que si las J. O. N. S. posean el mrito de representar la primera tentativa de un "movimiento de firme contenido nacional y sindicalista" y contaban con una minora inteligente y algunos grupos audaces, no eran capaces de sustraerse a la atraccin de Falange Espaola y de Jos Antonio, su figura ms destacada, en cuyo torno, y tan slo por el mitin de la Comedia y algunos atentados de los rojos-tal la muerte ejemplar de Matas Montero, ocurrida el da 9 de febrero en la calle de Mendizbal, de Madrd, cuando regresaba a su casa despus de haber vendido el semanario F E , rgano de Falange-, se haba producido una expectacin formidable en todo el pas, que las J. O. N. S. nunca pudieron producir. En la desconfianza hacia F. E. haba otros motivos de los que se deducan del derechismo sospechoso de muchos de los que seguan a Jos Antonio, elementos que afortunadamente fueron desligndose del movimiento a partir de la fusin. Pero las dificultades fueron superadas. He aqu los acuerdos del Consejo Nacional jonsista, segn referencia dada en la revista JONS, en su nmero de abril, precisamente donde tambin se public la nota que a continuacin insertamos, declarando los jonsistas que la fusin estaba concertada y sus condiciones. La nota sobre la reunin deca as: "LA REUNIN DEL CONSEJO NACIONAL JONSISTA.-En nuestro ltimo nmerocorrespondiente a enero-informamos con amplitud acerca de la entonces prxima reunin del Consejo Nacional de las J. O. N. S. Como se recordar, el primer punto de los tres que el Triunvirato Ejecutivo Central someta al juicio del Consejo deca as: "Actitud de las J. O. N. S. ante la agrupacin Falange Espaola." Los otros dos afectaban a la creacin de organismos eficaces para la accin poltica del Partido y a la fijacin de las consignas que serviran de base a la propaganda en 1934. Presidi la reunin Ramiro Ledesma Ramos y asistieron los siguientes camaradas consejeros: Felipe Sanz, Onsimo Redondo, Javier M. de Bedoya, Andrs Candial, Bernardino Oliva, Ildefonso Cebriano, Juan Aparico y Ernesto Gimnez Caballero. Enviaron su opinin razonada y amplia los camaradas Santiago Montero Daz, Nicasio lvarez de Sotomayor, Maximiliano Lloret y Jos Gutirrez Ortega, a quienes les era imposible asistir a las sesiones. El Consejo deliber ampliamente, informando todos los camaradas reunidos. A las tres horas de sesin y coincidiendo la mayora en un criterio concreto acerca del primer punto, invit el Consejo a los dirigentes de Falange Espaola a entrar en contacto con l para preparar y ultimar el acuerdo de fusin o inteligencia entre ambas agrupaciones. Acudieron los Sres. Primo de Rivera y Ruiz de Alda, y a los pocos minutos, perfiladas y aceptadas las bases del acuerdo, procedieron a firmarlo Primo de Rivera, por Falange Espaola, y Ramiro Ledesma Ramos, por las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (J. O. N. S.) . Se levant la sesin, estimando que corresponda al nuevo organismo F. E. de las J. O. N. S. el estudio y examen de los otros dos puntos." La reunin del Consejo y la firma del acuerdo tuvieron lugar en un tico de una casa de la Gran Va, donde viva un jonsista. De esta forma tan sencilla y cordial se hizo una fusin de las dos ramas fraternas del movimiento nacional y sindicalista aparecidas en Espaa y que, al coincidir en una sola organizacin, habran de influir decisivamente en los destinos espaoles, sin que ninguna peripecia, por dolorosa que fuera, perturbase la unidad y la ruta de F. E: de las J. O. N. S.

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LA NOTICIA DE LA FUSIN EN "JONS" Y EN "FE" Es de inters reproducir aqu los documentos distintos mediante los cuales se anunci la fusin en la revista terica jonsista y en el semanario falangista. La JONS, nmero 9, de abril de 1934, deca as: "SOBRE LA FUSIN DE F. E. Y DE LAS J. O. N. S.-A TODOS LOS TRIUNVIRATOS Y MILITANTES DE LAS J. O. N. S.-Camaradas: nos apresuramos a informar a todas las secciones jonsistas acerca de la situacin creada al Partido con motivo de nuestra fusin o unificacin con Falange Espaola. Ante todo, hacemos a nuestros camaradas la declaracin de que tanto el Consejo nacional como este Triunvirato ejecutivo decidieron la unificacin de las J. O. N. S. con Falange Espaola, para fortalecer y robustecer la posicin nacionalsindicalista revolucionaria que nos ha distinguido siempre. No hemos tenido, pues, que rectificar nafta de nuestra tctica, y menos, naturalmente, de los postulados tericos que constituan el basamento doctrinal de las J. O. N. S. Los amigos de Falange Espaola seguan un camino tan paralelo al nuestro, que ha sido suficiente el contacto personal de los dirigentes de ambas organizaciones para advertir y patentizar totales coincidencias en sus lneas tcticas y doctrinales. Vamos a constituir, pues, un movimiento nico. En l tenemos la seguridad de que los camaradas de los primeros grupos jonsistas destacarn sus propias virtudes de accin y movilidad, influyendo en los sectores quizs algo ms remisos para que se acente nuestro carcter antiburgus, nacionalsindicalista y revolucionario. A continuacin os exponemos las lneas generales que presiden nuestra fusin con Falange Espaola, y que habrn de complementarse con instrucciones concretas, dirigidas particularmente a cada Triunvirato local, a los efectos de que en el ms breve plazo, con absoluta disciplina, tengan en cuenta todos los jerarcas y camaradas jonsistas las siguientes bases del acuerdo: 1 Todas las Secciones locales del nuevo movimiento se denominarn Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista de . . . (J. O. N. S. de ... ), y la integracin nacional, la denominacin total del Partido ser Falange Espaola de las J. O. N. S. Las J. O. N. S. actual-mente constituidas permanecen, y las Secciones locales de F. E. pasarn a ser J. O. N. S., rigindose unas y otras por los nuevos Estatutos que se estn elaborando. 2 Falange Espaola de las J. O. N. S. tendr al frente una Junta de mando, formada por siete miembros, funcionando en su seno un Triunvirato ejecutivo: los camaradas Jos Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda y Ramiro Ledesma Ramos. 3 El emblema y bandera del nuevo movimiento son los mismos de las J. O. N. S. Nuestros camaradas no tienen, pues, que modificar lo ms mnimo las insignias que hoy poseen, y esperamos que constituya en el futuro una ejecutoria y un orgullo disponer de los primeros modelos jonsistas. 4 Exactamente a como ya ocurra en nuestras J. O. N. S., el nuevo movimiento tender a ser la expresin vigorosa de toda la juventud y regir en su organizacin el principio de recusar para los mandos a camaradas mayores de cuarenta y cinco aos. 5 Falange Espaola de las J. O. N. S. elaborar un programa concreto que afecte a las inquietudes econmicas de las grandes masas, interpretando la actual angustia de los trabajadores y de los industriales modestos. En fin, camaradas, os repetimos, como ltima orden nuestra, que entris en bloque, con todo entusiasmo, en las nuevas filas, que, desde luego, son las mismas nuestras anteriores. Y que en vez de interpretar este hecho de nuestra fusin como una rectificacin o una poltica de concesiones a nuestros afines, os reafirmis en la lnea jonsista de siempre, disponindoos a ser ms naconalsindicalistas y ms revolucionarios que nunca. Viva Espaa!

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Vivan las J. O. N. S.! Viva el nacionalsindicalismo revolucionario! El Triunvirato Ejecutivo Central.-Madrid, febrero 1934." En FE, nmero 7, de 22 de febrero, se publicaba este magnfico artculo, debido indudablemente a la pluma de Jos Antonio: "F. E. Y J. O. N. S.-Desde la pasada semana, F. E. y J. O. N. S. forman una organizacin nica, con una Junta nica de mando, con una perfecta fusin en todos los grados nacionales y locales de la jerarqua, con una entraable fraternidad en todas las masas de afiliados. No poda ser de otra manera. No es una unin lo que se ha logrado, sino una hermandad lo que se ha reconocido. Por eso no nos ha costado un solo minuto de discusin programtica, y luego, en toda la prctica labor de acoplamiento de mandos, la generosidad y buena voluntad han sido tales por ambas partes, que ninguna dificultad ha surgido en las deliberaciones y resoluciones de la superioridad, cuyo solo criterio ha sido el de dar el mayor incremento a nuestra empresa comn de redencin de Espaa y de constitucin del nuevo Estado. Sirva de ejemplo a todas las Juntas provinciales. F. E. y J. O. N. S. eran dos movimientos idnticos, procedentes de un mismo estado de espritu tico y pattico con races intelectuales comunes, nacidos de una misma escueta autenticidad espaola. Uno y otro estaban y estn puestos al servicio de las mismas grandes invariantes de la historia patria y nutridos de la misma actuacin tcnica y universal frente a la, vicisitud de los tiempos. Adems, las gentes de F. E. y de las J. O. N. S. estaban ligadas por amistades verdaderas y por un exacto y mutuo conocimiento, que tena que sobreponerse, de una vez para siempre, a toda superficial diferencia y a toda competencia circunstancial. Este ltimo momento de F. E. como entidad separada de las J. O. N. S. es necesario que lo aprovechemos para levantar el elogio que dentro nos cantaba de siempre haca estos camaradas que ya son unos con nosotros, no ya solamente en la fe y en el combate, desde siempre comunes, sino en la disciplina, en el destino de cada momento, bajo ese claro smbolo imperial de las flechas y el yugo, que tomamos desde hoy como nuestros y que siempre sentamos como nuestros e insustituibles. Con las J. O. N. S. en hermandad nica y nueva, vamos a reponer en el escudo, en el cuadrante solar de las Espaas, yugo y haz; equilibrio perfecto de la pastoral y de la epopeya. Esa es nuestra meta de combate, camaradas de la que hoy se llama para siempre Falange Espaola de las Juntas de Ofensiva Nacional- Sindicalista. Nuestros hermanos de las J. O. N. S., guiados por Ramiro Ledesma, fueron los primeros en abrir la brecha difcil. Fueron la primera guerrilla del estilo nuevo; los gallos de marzo que cantaron, escandalosos y aguerridos, la gentil primavera de las Espaas, la que hoy nos da ya por todas partes su brote irresistible de verdor. Y no poda ser, decimos, de otra manera. Dos movimientos con una finalidad idntica y con una tcnica idntca, afianzados, adems, en el principio inconmovible de la unidad y de la abolicin de los partidos, no tenan otro remedio sino aniquilarse el uno al otro, lo cual hubiera sido inhumano, ininteligente y absurdo, o fundirse en uno solo apenas demostrada la ya demasiado evidente vitalidad de entrambos. Hecha la unin, en todos ha sonredo la fortuna. El movimiento de las J. O. N. S. haba, sobre todo, insistido en una cierta crudeza de afirmaciones sindicales, que en nosotros haba, quizs, retardado su virtud operante y expresiva, aunque estuviesen bien dibujadas en nuestras entraas. Con las J. O. N. S., hoy todava ms que ayer, al formarnos en un solo haz de combate, somos rotundamente "ni de izquierdas ni de derechas", o sea de Espaa, de la justicia, de la comunidad total de destino; del pueblo, como integridad victoriosa de las clases y de los partidos. Uno de los primeros efectos que la superioridad haba previsto como resultado inmediato de la unin era la seguridad de que nuestro movimiento aumentara poderosamente sus capacidades de atraccin. El mismo da de firmado el pacto, este resultado previsor se produca en gran escala, no slo por mayor afluencia de adhesiones, sino por la incorporacin en bloque de ncleos importantes, que daremos a conocer en breve. Saludemos todos esta unin fraternal, absoluta y sin reservas, camaradas de F. E. y de las J. O. N. S. Al escribirse este artculo es la ltima vez, ya que se vern separados nuestros nombres. Nos hemos unido por arriba, como seres nobles y generosos, para defender

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abnegadamente a la Patria y no por subalternos intereses particulares que unen a los partidos de clase bajo mscaras de grandes principios. Nosotros no tenemos intereses subalternos de clase, y quien nos conozca y quien nos mire de cerca y en lo hondo lo sabe. Nos hemos unido no slo por lo ms alto y noble, sino por la emocin, an ms que por la inteligencia. La sangre de nuestros muertos nos ha unido, y ella es la que ha sellado nuestro pacto. Aqu abajo nos abrazamos nosotros en un solo haz, pero all arriba, sobre el cielo azul de las Espaas, se dan hoy un abrazo estrecho Jos Ruiz de la Hermosa y Matas Montero y Rodrguez de Trujillo. Ante nuestras filas cerradas, ellos estn presentes. Camaradas de la Falange Espaola de las J. O. N. S.: ya, para siempre, un solo grito: "Arriba Espaa!" La nota publicada en la Prensa diaria el 16 de febrero dando cuenta de la fusin deca as: "HA SIDO FIRMADO EL DOCUMENTO POR EL CUAL LAS J. O. N. S. Y F. E. FORMAN UNA ORGANIZACIN NICA.-E1 nombre oficial del movimiento ser Falange Espaola de las J. O. N. S. Se ha establecido como imprescindible que el nuevo movimiento insista en mantener una personalidad que no se preste a confusionismo alguno con los grupos derechistas. Las jerarquas superiores de F. E. y de las J. O. N. S. han constituido una Junta nica de mando. En todos los grados nacionales y locales de la Organizacin, la fusin se realiza con el mismo criterio de totalidad. Todos los mandos sern encomendados a militantes ms jvenes de cuarenta y cinco aos. El emblema del movimiento ha de ser las cinco flechas y el yugo de las J. O. N. S. En el programa aparecern siempre mantenidas las bases fundamentales en que ya exista perfecta coincidencia: unidad patria, accin directa, antimarxismo, antiparlamentarismo, revolucin econmica que instaure la redencin de la poblacin campesina obrera y de todos los pequeos productores." REPERCUSIONES DE LA FUSIN EN TODA ESPAA Quedaban, pues, fundidas las dos corrientes juveniles que en el nacionalsindicalismo iban a volcar su vitalidad ardiente y combativa por un nuevo orden. Las J. O. N. S. aportaban el emblema, descubierto, por cierto, en una explicacin de ctedra, segn ha contado Ledesma en uno de sus libros, por un profesor marxista, jerifalte del socialismo, del haz de flechas y del yugo; la bandera rojinegrarroja; las consignas de "Espaa, Una, Grande y Libre"; de "Patria, Pan y Justicia"; el apelativo mismo de nacionalsindicalismo y una tarea inteligente de divulgacin de las nuevas doctrinas. Falange Espaola, a su vez, aportaba el joseantoniano "Arriba Espaa!" y su teora central de la unidad de destino, aplicada a Espaa como factor operante en lo universal. La aparicin de Falange Espaola de las J. O. N. S. marc el comienzo de una etapa decisiva en el porvenir del pas, aun cuando la opinin y la Prensa no le concedieran la importancia debida, preocupadas con las luchas de los partidos. Era al comienzo del bienio de gobierno cedorradical, que Jos Antonio motejara ms tarde de estpido. La opinin contraria al marxismo haba puesto su confianza en instrumentos bien distintos de aquel que forjaron al entenderse, cordial e inteligentemente, un grupo de jvenes en el tico de una casa madrilea, un da de febrero de 1933. Los polticos profesionales de curiosidad restringida apenas si se ocuparon del asunto. Pero como despus de la fusin llegaban a Falange Espaola de las J. O. N. S. numerosas adhesiones-entre las que se contaban las de aquellos espaoles con curiosidad por el fascismo y que no haban querido aportar su ayuda en vista de la dualidad de esfuerzos existentes antes del 13 de febrero--, en algn sector, sobre todo derechista, se produjo algn recelo. El lder populista agrario Sr. Gl Robles, interrogado por Heraldo de Madrid, aludi claramente a F. E. de las J. O. N. S. con un tono de desdn que siempre le fu peculiar, expresando, entre otras cosas, esto: "No creo en el fascismo; por lo menos, en el que quieren

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presentarnos ahora como fascismo. El fascismo, ni en Espaa ni en ningn sitio, pueden traerlo los seoritos; eso de ninguna manera lo conseguirn. Los seoritos no podrn nunca hacer nada." Por su parte, la Prensa de izquierdas atacaba, mezclando la rabia y el odio, la presencia de una Organizacin de caractersticas fascistas tras la que comprendan que haba un peligro real, por la gran fuerza de atraccin que ejerca, sobre todo para las juventudes. LAS PRIMERAS SEMANAS DE F. E. DE LAS J. O. N. S. La Junta de Mando se emple durante las primeras semanas de vida de la nueva organizacin en acoplar las secciones locales y provinciales fusionadas. Se produjeron escasas incidencias. Algunos elementos jonsistas se consideraron defraudados y se retiraron. Algo semejante efectuaron otros simpatizantes de procedencia derechista que haban ido a Falange Espaola tras de Jos Antonio, creyndola una organizacin de su parcialidad. Pero estas bajas-que fueron escasas-resultaron contrapesadas con exceso por la adscripcin de nuevos militantes. En tanto lo consentan las medidas gubernativas, siguieron publicndose FE, el semanario dirigido por Jos Antonio, y la revista JONS, as como Libertad, de Valladolid, y algn otro semanario en provincias. En cuanto a la propaganda oral, se di un mitin en Carpio de Tajo el 25 de febrero. Peridicos y mtines encontraban grandes dificultades, no slo por la hostilidad enconada de los izquierdistas-desdeada siempre por F. E. de las J. O. N. S., fueran cuales fuesen sus consecuencias-, sino sobre todo por el encono del Gobierno de Lerroux, que entonces "gobernaba" con el apoyo y la asistencia de los grupos derechistas de la Cmara salida del 18 de noviembre anterior. Se impeda la apertura de centros, la aprobacin de los estatutos sociales y se multaba y persegua a los nacionalsindicalistas, demostrando que exista el propsito de no consentir que vivieran en el campo de la legalidad. 4 DE MARZO. MITIN EN VALLADOLID Desde el mitin de la Comedia al resonante de Valladolid transcurrieron diecisiete semanas justas. Resuma Jos Antonio este perodo diciendo en FE: "En estas diecisiete semanas, los nuestros han sabido padecer la crcel, las heridas, las persecucones, la muerte y, lo que es peor todava, las taimadas maniobras de los fariseos; pero en estas diecisiete semanas es infinitamente ms lo que el enemigo ha padecido, y sobre todo es infinitamente- ms lo que ha ganado Espaa. " El 4 de marzo fue un da fro, destemplado, mesetero. Concurrieron a Valladolid nacionalsindicalistas de diversas provincias, de sus pueblos y aldeas. Hubo siempre all, bajo la capitana de Onsimo Redondo, un ncleo combativo y ardiente de jonsistas, ejemplo y emulacin para toda Espaa. Y su accin empecinada y valiente tena de siempre en jaque a las poderosas organizaciones socialistas y sindicalistas del campo y la ciudad. El mitin representaba la presentacin al pblico de Falange Espaola de las J. O. N. S. despus de la fusin. Era en realidad el primer acto "fascista" puro. Por eso, desde las primeras horas del da la capital castellana tom el aire desolado de las ocasiones dramticas, de cuando el odio desata la huelga general y el motn acecha tras de las esquinas. Gran aparato de guardias de a pie y a caballo, de policas. Y en la calle una muchedumbre proletaria rencorosa, indudablemente armada y dispuesta a la violencia, que reciba con gritos hostiles a los autobuses de falangistas o simpatizantes, decididos a entrar en el teatro Caldern para escuchar a Bedoya, Palma, Ruiz de Alda, Onsimo Redondo, Ledesma Ramos y Jos Antonio, que eran los oradores anunciados. Los falangistas -esto se hizo costumbre para lo sucesivoeran cacheados al llegar a la ciudad y al entrar en el teatro. No suceda lo mismo con los miles de extremistas que invadan amenazadoramente las calles. Pero haba ya tanto temor como odio en los adversarios. As- 10 -

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pudieron darse casos como ste: con la bandera rojinegrarroja al frente, un puado de camaradas de Santander atraves en formacin la ciudad, hasta el mismo Caldern, sin que fuera agredido. En el teatro se mostraba ya el ritual casi de nuestros actos. Profusin de banderas nacionalsindicalistas. Miles de personas-jvenes en su mayora-, labriegos, abarrotndolo. Todava no se llevaba la camisa azul-decretada por Jos Antonio en el primer Consejo Nacional de octubre siguiente-, ni formaban las escuadras de primera lnea para mantener el orden. Pero los camaradas de Valladolid, distribuidos convenientemente, hubieran impedido cualquier intromisin perturbadora. A las once, bajo el bosque de brazos en alto y los vtores entusiastas, Jos Antonio y los oradores penetraron en la sala, ardiente ya de expectacin y de pasin. Hablaron los que se haba dicho: Ruiz de Alda, con aquella su palabra franca de militar y de navarro; Onsimo, con su ardor y su castellano preciso e inflamado; Ledesma Ramos, con una oratoria tajante, de hombre asordado, ms hecho a la meditacin y al escrito que a la tribuna, y Jos Antonio, con un verbo de filigrana y precisin y una elegancia intelectual que siempre le preserv del vicio del latiguillo. Y la masa humana comprendi ser testigo de la aparicin inteligente y esforzada de un movimiento nuevo, revolucionario y tradicional a la vez, con jefes de vala y con una mtica que los espaoles todos haban de sentir y acariciar en sus corazones y en sus mentes y que habra de empujarles al sacrificio para salvar y levantar a la Patria. Haba ya en el saln las filas de butacas de "bien pensantes"-flagelados ms tarde por la pluma garbosa de Snchez Mazas-, defraudados porque, segn sus jefes, la Falange no era un arrebato reaccionario, pero que no podan sustraerse a la belleza emotiva, a la calidad sentimental de un mitin tan distinto a los que celebraban los partidos polticos. Y la gran muchedumbre labriega, juvenil y obrera, se mostr en un frenes delirante, rodeando a Jos Antonio-con tan clara confianza entusiasta, que desde aquel da hasta los ms escpticos comprendieron que era el Jefe indiscutible del nuevo movimiento espiritual, militar y social elegido para reconstruir a la Espaa vctima de los embates de las tendencias parciales. Las manos callosas de los labradores castellanos-"no os llamo agrarios, haba dicho certeramente Onsimo, porque esa palabra me da asco"-estrechaban la de Jos Antonio, y el pblico iniciaba el desfile hacia la calle, cuando sonaron las primeras descargas de los pistoleros mar:aistas. Apenas abiertas las puertas del Caldern, el concierto de tiros disparados contra los asistentes al acto comenz por todo Valladolid. La fuerza pblica pretendi cerrar de nuevo el teatro-al que pudieron entrar cuantos quisieron, segn norma que Falange observ siempre para sus reuniones de propaganda-, mientras despejaba los alrededores, sin cargar, ni mucho menos, contra la muchedumbre marxista y anarquista que lo cercaba. Pero a la puerta llegaron Jos Antonio y los dems camaradas caracterizados. Una breve disputa con el jefe de las fuerzas de Asalto y las puertas fueron abiertas de nuevo. Jos Antonio al frente-unos metros detrs, sus mismas hermanas y otras camaradas-, los falangistas salieron a la calle bajo un diluvio de balazos. Tras de cada esquina y en cada bocacalle haba pistolas humeantes que agotaban el cargador. Se les respondi y se les hizo huir. No obstante los cacheos, siempre hubo ingenio en los falangistas para ocultar las pocas armas de que podan usar. Y durante ms de dos horas Valladolid vivi, los balcones cerrados, en la calle dos masas contendientes que por primera vez se reconocan y una fuerza pblica que atacaba ms bien a los agredidos que a los agresores, un anticipo de la guerra civil. Hubo varios heridos, en su mayora rojos. stos se vengaron asesinando a un estudiante, Abella, que posiblemente no haba estado ni en el mitin, matndolo a golpes de porra en una calle excntrica. Por la tarde hubo revista de la primera lnea vallisoletana en un campo que la J. O. N. S. tena cerca de la Rubia. Y, sin novedad, Jos Antonio y sus camaradas regresaron satisfechos a Madrid. En este viaje, segn Juan Aparicio, fue donde, por iniciativa de Jos Antonio y como seal de hermandad, se decidi hablarse todos los camaradas de t. COMENTARIOS AL MITIN DE VALLADOLID- 11 -

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El mitin del 4 de marzo y la lucha que le sigui lograron gran resonancia en toda Espaa. Era la primera vez que la calle haba sido disputada y ganada a los revolucionarios rojos. El diario Luz, de Madrid, deca: "Mitin fascista en Valladolid. Un xito. No vale que nos obstinemos en negarlo." Y su comentario reflejaba la inquietud que en los medios izquierdistas caus el hecho, que por otra parte llev a El Socialista a dedicarle media pgina para divulgar un relato falso de lo que el mitin haba sido y de la pelea a tiros que tuvo lugar en la calle. Si la Prensa de izquierdas mostr en toda Espaa su preocupacin por el xito de F. E. de las J. O. N. S., la de derechas, salvo alguna que otra excepcin, no mostr gran simpata por el acto. En FE del 8 de marzo encontramos este suelto, dedicado al que era entonces rgano periodstico de la mayor fuerza derechista espaola: "AMAOS DE "EL DEBATE" .-Ama El Debate, el martes, sobre el acto de Valladolid, la ms farisaica versin que desde la izquierda o desde la derecha se haya elaborado jams sobre nuestras cosas en la Prensa de Espaa. Para llegar a esto us el bajo refinamiento de aprovecharse de la suspensin de A B C. . . Cabe decir, para bochorno de los urdidores de El Debate, que las versiones publicadas por El Socialista, Ahora, Luz y otros peridicos, enemigos acrrimos unos y disidentes otros, estaban ms,,de acuerdo con el espritu y la verdad del acto de Valladolid que lo publicado en El Debate, donde se haba confundido, sin duda, un acto de Falange Espaola con un acto de los populistas agrarios. Recuerde El Debate para otra ocasin la doctrina de Cristo. Edificando en falso nada se logra. Lo levantado hoy con falsedad, con desfiguracin de los hechos verdaderos y con interesados y culpables silencios, presto se desmorona. El pastel de engao de hoy no es ms que hambre para maana. Un peridico de izquierdas se ha divertido, por medio de un ingenioso editorial, en explicar las razones prcticas de estas habilidades de El Debate respecto a nosotros. Por hoy no nos urge explicar estas razones. Por hoy nos basta con el regocijo que desde hace algn tiempo nos viene proporcionando su evidencia." Esta actitud especiosa y hostil rode siempre a Falange -salvo contados casos excepcionales-por parte de una Prensa soi disant nacional, que nunca perdon a nuestro Movimiento serlo entero, ni de derechas ni de izquierdas, con vocacin decidida por la revolucin de signo nacional y sindicalista y sin concomitancias con los grupos pasadistas, a los que cabe su parte de responsabilidad en la decadencia espaola. UNAS DECLARACIONES DE JOS ANTONIO DE AQUELLA POCA Precisamente porque expresan ntidamente la posicin de F. E. de las J. O. N. S. en aquel instante histrico-comienzos del bienio desilusionador de Gobiernos y tendencias radicalderechistas-, creemos conveniente reproducir en esta crnica del nacionalsindicalismo unas declaraciones que Jos Antonio hizo a un redactor de Ahora, y de cuyo mrito el lector ha de juzgar: -Existe en Espaa un peligro cierto de subversin? -Creo que s-contestaba Jos Antonio-. Hay un peligro revolucionario cierto, al que hay que hacer frente por dos flancos: uno, preparndose el Estado a defenderse materialmente, y otro, yendo de veras al fondo del problema social para remediarlo. No se puede ignorar ni falsificar este problema social, y esas son las dos tendencias. De ignorancia y falsificacin son las que se estn viendo fuera del partido socialista. Una aspira a dedicarse a vivir pacficamente dentro de una Repblica burguesa, como si no hubiera un problema social tan hondo entre nosotros, y la otra procura falsificar el tratamiento de la cuestin social, convirtindolo en una coleccin de concesiones, como si sirviera para algo el sistema de limpiar las uas a la revolucin. Lo que hay que hacer es interesar al pueblo en una misma empresa comn de mejoramiento, pero no que una clase se dedique a echarle pedazos de carne a otra, irritada y hambrienta, a ver s la aplaca. Hay que tratar la cuestin profundamente y con toda sinceridad, para que la obra total del Estado sea tambin obra de la clase proletaria. Lo que no se puede hacer es tener a la clase proletaria fuera del Poder.- 12 -

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Esto es un hecho decisivo. La clase proletaria, en sus luchas, ha ganado su puesto en el Poder, y quererla dejar de nuevo a la puerta de la gobernacin es totalmente imposible. La nica solucin es que esta fuerza proletaria pierda su orientacin internacional o extranacional y se convierta en una fuerza nacional que se sienta solidaria de los destinos nacionales. -Cree usted posible esta transformacin de los socialistas? -Yo creo que s; que todo socialista espaol es espaol a nada que se le rasque, y, por tanto, conservara slo lo que tiene de mejor el socialista, que es la tendencia al mejoramiento del obrero y la voluntad de justicia social. Si nosotros tuviramos socialistas de tipo germnico, marxistas de laboratorio, entonces la cosa sera mucho ms difcil; pero creo que casi todo socialista espaol lleva dentro un espaol socialista, lo cual es muy distinto. -Lo que no parece fcil es que el obrerismo espaol est propicio a esA,,sustitucin de sus ideales. -Tal vez no sea fcil, y por ello la obra resulta ms atractiva. Pero al final lo entendern. Frente a nuestro movimiento, toda la tctica que se sigue es de deformacin. Nadie lo cmbate de frente; no hay un solo peridico antifascista que tenga la lealtad de combatir al fascismo de frente, sino que lo desfiguran diciendo que es un movimiento de opresin para los obreros. Toda persona medianamente culta sabe que no es eso, sino ms bien todo lo contrario. Ante la amenaza de una subversin que esgrime la masa proletaria, no hay ms que una de estas soluciones: entregarle el Poder, pactar con ella o convertirle en una fuerza de otro tipo. Las dos primeras soluciones son problemas de Gobierno. Como nosotros no estamos en el Poder, no son de nuestra incumbencia. La tercera es la que nosotros pretendemos y pensamos lograrla mediante la propaganda y la penetracin espiritual de las multitudes. -No cree usted en la eficacia de una solucin intermedia? -Esa ha sido la idea de los partidos populistas. Pero a todos los partidos populistas les pasa lo que a la leche esterilizada, que a fuerza de no tener microbios, no tiene vitaminas. No representan el peligro que la experiencia fascista lleva en s, pero no tienen tampoco nuestra fuerza espiritual ni la de los socialistas. -Sin embargo, todo parece indicar que en el caso de que los socialistas intentaran, aleccionados por la experiencia de Italia y Alemania, un asalto al Poder, quienes tendran que dar la batalla a la revolucin seran las fuerzas de este tipo, los populistas, es decir, Accin Popular. -Como no lo haga la Guardia civil y la Guardia de Asalto...! -No cree usted en la eficacia de esa organizacin ciudadana? -No; primero, porque me parece que no tienen ningn elemento eficaz que utilizar, y segundo, porque jugarse la vida es menos frecuente de lo que parece. La vida no se juega nunca ms que por una razn muy fuertemente espiritual. Las milicias conservadoras no existen en este aspecto de la lucha a vida o muerte, porque, puestas a defender bienes materiales, la vida siempre vale ms. -En estas condiciones, las fuerzas socialistas, si se adelantan a toda posible organizacin fascista, tienen muchas probabilidades de triunfar, no es eso? -No s. En este momento, y sin hablar d nosotros, evidentemente, la nica organizacin civil fuerte es la socialista. -Hay algo que una a todas las fuerzas de la derecha bajo un denominador comn? -Ese denominador comn tampoco lo veo. Yo soy poco aficionado a buscarlo. En todas las alianzas se coincide siempre en lo menos expresivo. Toda coincidencia es una transaccin en la que cada uno va dejando lo ms enrgico para coincidir en lo ms blando. No creo que, ante la amenaza de una revolucin, se pueda levantar el arma de un elemental instinto de defensa, sino otra aspiracin revolucionaria, otro entusiasmo de la misma fuerza- 13 -

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potica, y ese entusiasmo, que es el que tenemos nosotros en este momento, no creo que tenga ningn antecedente en la actual poltica espaola. Hay un grupo, que es el tradicionalista, que tiene una positiva savia espaola y una tradicin guerrera autntica, pero en cambio le falta una cierta sensibilidad y tcnica moderna, y probablemente una adaptacin a lo social. Su visin de lo social no es la de nuestros das, aunque tiene muy buena solera gremial. Creo, por tanto, que no sera fuerza suficiente para detener una revolucin, a pesar de ser la fuerza de derecha que tiene ms espritu. -Puede haber alguna correspondencia entre este espritu combativo de ustedes o de los tradicionalistas y la colaboracin gubernamental en estos momentos? -Yo ignoro la relacin en que pueda estar el Gobierno con los dems grupos o con Accin Popular. Con nosotros, en ninguna. -Y en el porvenir? -Yo creo que el porvenir nuestro no va a ser, probablemente, nada que nazca de un contacto con los grupos ya formados, sino que, por fuerza, esos mismos grupos se vaciarn de su juventud, que vendr a nosotros. El papel que le va a corresponder a Gil Robles va a ser el de actuar frente a la revolucin con los instrumentos del Poder en la mano. Gracias a esa fuerza parlamentaria y electoral, que le ha dado un grupo mayor que los dems en la Cmara, va a ser presidente del Consejo o ministro de la Gobernacin, y entonces reprimir la revolucin, pero no con la eficacia de un espritu que ha vencido a otro, sino con el significado de una organizacin tcnica de lucha mejor. Al asalto de los revolucionarios con fusiles podr oponer ametralladoras y carros de combate. Pero esto no es un encuentro de dos tendencias revolucionarias, sino de una tendencia poltica contra un arsenal, contra una tcnica militar. Por tanto, eso no creo que cambie en nada la cuestin de la futura posible revolucin espaola. -Entonces, ustedes no tienen ms que esperar a que Gil Robles y su movimiento cumplan su misin y sean superados? -Pero se puede esperar dormido o despierto. Nosotros esperaremos despiertos. -Est bastante extendida la conviccin de que el fascismo no podr arraigar en Espaa. Qu tiene usted que oponer a esta conviccin? -Yo creo que s arraigar. Espaa ha realizado obras de disciplina maravillosas. Lo que pasa es que esta necesidad nos coge despus de un siglo de decadencia. En este momento, nuestras virtudes de disciplina y de organizacin tal vez estn muy enervadas, pero nadie nos dice que no vamos a ser capaces de encontrar el medio de despertarlas. El fascismo es una actitud universal de vuelta haca uno mismo. Nos dicen que imitamos a Italia. S, lo hacemos en lo de buscar nuestra ntima razn de ser en las entraas propias. Pero esa actitud, copiada, si se quiere, aunque sea eterna, da los resultados ms autnticos. Italia se ha encontrado a Italia. Nosotros, volvindonos hacia nosotros, encontraremos a Espaa. -El fascismo es esencialmente nacionalista. En qu radica el nacionalismo que ustedes quieren estimular? -La Patria es una misin. S situamos la idea de patria en una preocupacin territorial o tnica, nos exponemos a sentirnos perdidos en un particularismo o regionalismo infecundos. La Patria tiene que ser una misin. No hay continentes ya por conquistar, es cierto, y no puede haber ilusiones de conquista. Pero va caducando ya en lo internacional la idea democrtica que brind la Sociedad de las Naciones. El mundo tiende otra vez a ser dirigido por tres o cuatro entidades raciales. Espaa puede ser una de estas tres o cuatro. Est situada en una clave geogrfica importantsima y tiene un contenido espiritual que le puede hacer aspirar a uno de esos puestos de mando. Y eso es lo que puede propugnarse. No ser un pas mediana; porque o se es un pas inmenso que cumple una misin universal, o se es un pueblo degradado y sin sentido. A Espaa hay que devolverle la ambicin de ser un pas director del mundo. -No todos los ciudadanos son capaces de concebir los grandes ideales nacionales. Al hombre sencillo del pueblo, qu puede llevarle al fascismo?- 14 -

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-Para el que no sea asequible el gran ideal nacional, queda el motor del ideal social. Indudablemente, el contenido prximo del movimiento est en la justicia social, en una elevacin del tipo de vida. El fascismo aspira a la grandeza nacional; pero uno de los escalones de esta grandeza es el mejoramiento material del pueblo. Lo social es una aspiracin interesante aun para mentalidades elementales; pero, adems, lo nacional es asequible a mucha ms gente de lo que se cree. Todo socialista espaol lleva dentro un nacionalista." Hemos reproducido esta intervi de Jos Antonio como un testimonio ms de aquel su don proftico genial frente al mundo y a sus grandes problemas. En aquel perodo chabacano y calamitoso que necesariamente haba de desembocar en el fracaso-segundo bienio de la segunda Repblica espaola-, ningn hombre poltico era capaz de hablar as, con aquella visin, aquel decoro y aquella certeza sobre Espaa y su misin en el porvenir. BAJO EL TERROR, LA HOSTILIDAD PLURAL Y CONTRA LA DESGANA Despus del acto de Valladolid comenz en realidad el perodo de formacin del movimiento, que presidi el Triunvirato Ejecutivo Central, formado por Jos Antonio, Ledesma Ramos y Ruiz de Alda. El pas atraves aquella poca lamentable y enteca, caracterizada por estas dos cosas: la decisin terminante de los socialistas, apoyados por los grupos burgueses de izquierda, de ir a una revolucin para reconquistar el usufructo del Poder, perdido como consecuencia de las elecciones del 18 de noviembre de 1933, y la accin blanda, confusa y cobarde de una serie, de Gobiernos minsculos, integrados por radicales y representantes de otros partidos insignificantes, apoyados por las minoras derechistas de la Cmara, en especial por la populista. A medida que pasaban los das, F. E. de las J. O. N. S. acentuaba su caracterstica de movimiento nacional, distinto y hostil a izquierdas y derechas. Se hallaba, pues, a la intemperie, batido por todos los lados, pues si los marxistas le acosaban apelando sobre todo al asesinato, los grupos conservadores no le prestaban apoyo alguno, sino ms bien le atacaban de manera insidiosa y solapada. Y al llegar aqu conviene recordar cules haban sido los primeros cados del nacionalsindicalismo, pertenecientes a las dos ramas integrantes de F. E. de las J. O. N. S. hasta por entonces e incorporados oficialmente a la lista de honor del Movimiento: Jos Ruiz de la Hermosa, jonsista, asesinado por los socialistas en Daimiel el 2 de noviembre de 1933. Toms Polo, falangista, muerto en Villanueva de la Reina (Jan). Juan Jara, falangista, cado en Zalamea de la Serena (Badajoz) el 4 de diciembre de 1933. Francisco de Paula Sampol, asesinado en la calle de Alcal, de Madrid, el 11 de enero de 1934, cuando iba leyendo FE. Matas Montero y Rodrguez de Trujillo, muerto a traicin en Madrid el 9 de febrero de 1934. Cmo haban reaccionado aquellos elementos que por espritu religioso y por inters poltico ms contrarios deban manifestarse a las violencias marxistas? En 18 de noviembre de 1933 pudo tildarse al falangismo en A B C, por un colaborador, de franciscanismo. Cuando en los primeros das del ao 1934 fu herido gravsimamente el camarada estudiante Baselga en Zaragoza, las informaciones de la Prensa de orden fueron completamente amaadas. Y en la misma maana del entierro de Matas Montero, otro colaborador de A B C, metido a ojalatero de la contraviolencia, se atreva a decir desde su hogar confortable y pacfico: "La opinin pblica espaola esperaba algo ms que la enrgica protesta de rigor en los peridicos: unas represalias inmediatas..., y nada." Luego aada que un fascismo as no era ms que literatura, sin que constituyese "riesgo alguno para los adversarios".

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Estos ataques tan poco generosos, en los que ms que nada se verta el despecho porque el Movimiento no se pusiera al servicio de determinadas organizaciones pasadistas, fueron recogidos por Jos Antonio por medio de una nota publicada en la Prensa, en la que se deca, entre otras cosas: "Por otra parte, Falange Espaola no se parece en nada a una organizacin de delincuentes, ni piensa copiar los mtodos de tales organizaciones, por muchos estmulos oficiosos que reciba." Y el citado colaborador de A B C volvi a insistir en dicho peridico, el da 13, mostrando su asombro "por la indefensin en que F. E. deja a sus animosas juventudes". Y esos mismos elementos, dndose a una chabacanera despechada, llamaban a F. E., con un chiste inmisericorde, "Funeraria Espaola". Aun cuando los datos anteriores se refieren al perodo anterior a la fusin, conviene researlos aqu, pues ms adelante los tiempos probaron que, como dijo Jos Antonio, "cuando hubo que decir en la calle que la revolucin no pasara; cuando para que no pasara tuvo que encontrarse con pechos humanos, result que esos pechos llevaban siempre flechas rojas bordadas sobre camisas azules". Despus de la fusin, los rojos, ms atemorizados que nunca, pretendieron intensificar sus atentados, si bien pasadas algunas semanas sus organizaciones-que preparaban ya la revolucin de octubre-debieron darles contraorden por motivos tcticos fciles de comprender. El 8 de marzo era asesinado en Madrid el camarada ngel Montesinos, obrero, en la calle de Fuencarral, por un grupo comunista, y el da 27, un nio de quince aos, Jess Hernndez Rodrguez, cuya adolescencia no detuvo la mano asesina y malvada que lo mat. En el entierro de Montesinos, Jos Antonio dijo aquellas palabras inolvidables: "Firmes. Otro. Y ste era un hombre humilde. Los que nos creen incapaces de entender el dolor de los humildes, sepan que desde hoy la Falange, adems de por su resuelta voluntad, est indisolublemente unida a la causa de los humildes por este sacramento heroico de la muerte. La muerte. Unos creern que la necesitamos para estmulo. Otros creern que nos va a deprimir; ni lo uno ni lo otro. La muerte es un acto de servicio. Cuando muera cualquiera de nosotros, dadle, como a ste, piadosa tierra y decidle: "Hermano: para tu alma, la paz; para nosotros, por Espaa, adelante." Lo que jams comprenderan los zaheridores de nuestro Movimiento era el misticismo, el afn de sacrificio que impulsaba a los camaradas de los tiempos heroicos a pertenecer a Falange, a sabiendas de que podan ser asesinados estando inermes. Eran entonces los das de la escuela del "saber morir" para despus "saber matar"-noblemente siempre, en represalia justa-, y sobre todo para saber que la Falange merecera, merced a sus Cados, salvar a Espaa. El terror rojo hizo que la Organizacin se preocupase por organizar sus escuadras de accin, lo que algn tiempo se llam "Falange de la sangre", y despus, reglamentariamente, "Primera lnea". Bien pronto se convenceran los terroristas marxistas y los ojalateros conservadores de cul era el temple de nuestros muchachos. El 10 de abril, en la calle de Blasco Ibez, fu lanzada una bomba contra el coche en que iba Jos Antonio, fracasando el atentado. Al suceso no se le concedieron en FE ms que diecisiete lneas. Jos Antonio, hablando con un periodista, coment el hecho as: "No se puede especular con un atentado como pudiera hacer una estrella de varets con el robo de unas alhajas." Por el lado gubernamental, la actitud respecto a Falange consista en la clausura de sus centros, suspensin de su semanario y revista y detenciones constantes, al amparo del "estado de alarma", siempre vigente. Mas, a pesar de todo, el Movimiento se extenda por toda Espaa. No bastaban a detenerlo ni aun las exhibiciones de los escpticos de su futuro, tal el Sr. Gl Robles, que en su discurso del 22 de abril en una concentracin de la J. A. P. en

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El Escorial-acto famoso que motiv una huelga general en Madrid-, dijo que no tema los movimientos nacionales, porque en Espaa no se produciran. UN MANIFIESTO A ESPAA Como todos los hombres de Falange haban previsto, ya en la primavera de 1934 comenzaba a iniciarse el fracaso del segundo bienio de la Repblica. El Gobierno no tena autoridad para prevenir los preparativos marxistas para la revolucin ; creca el paro y el descontento en todas las clases sociales; el Parlamento perda el tiempo sin hacer algo provechoso en favor del pas; la autoridad consista en la represin a destiempo. Y para contener la desgana, la desilusin del pueblo, y atrarselo, as como declinar responsabilidades para el futuro, Falange reparti profusamente por toda Espaa este su primer manifiesto despus de la fusin: "F. E. DE LAS J. O. N. S. A ESPAA.-Otra vez, como tantas en los ltimos tiempos, vuelve a ponerse en azar los destinos de Espaa. Se dijera que pesa sobre nuestra Patria la maldicin de no llegar a ser una realidad perfilada y establecida, sino un perpetuo proyecto de realidad siempre en perodo de borrador inseguro. Cada vez que ha parecido entreverse el resurgimiento de una comn aspiracin nacional, pronto lo ha frustrado la pugna de unos partidos contra otros. La ltima vez fu el 14 de abril de hace tres aos; entonces, a costa de la prdida-lamentada por muchos-de una institucin milenaria, pareci levantarse a los ojos de casi todos una coyuntura de alegre esperanza colectiva. El movimiento del 14 de abril era, en apariencia, portador de las dos cosas que Espaa necesita apremiantemente: un optimismo nacional integrador de todos en la fe de un mismo destino, y una justicia social rectificadora de las condiciones inhumanas de vida en que vegeta gran parte de nuestras gentes proletarias. Pronto se apartaron los Gobiernos del primero de' esos principios. Lo que pudo ser rgimen nacional se convirti en rgimen de secta, inhospitalario y rencoroso. Y apenas terminada esa poca, cuando el Gobierno Lerroux y las derechas que le asisten anunciaban poner fin a la poltica de secta, no hicieron otra cosa que frustrar del todo el otro punto esencial de la Repblica: el de la justicia social. La Repblica, en manos del Gobierno Lerroux, vino a convertirse en un rgimen burgus idntico al que imperaba en 1921. Ha sido intil que la Falange Espaola de las J. O. N. S. alzara su voz reiteradamente contra un sistema poltico que juega con la Patria en una contradanza alternativa de derechas e izquierdas. Ha sido intil repetir que el destino y el inters patrios son siempre los mismos y no pueden mirarse desde la derecha ni desde la izquierda, sino en toda su integridad. Pese a tales predicciones, los partidos de izquierda se han esforzado en calumniarnos presentndonos, a sabiendas de que mentan, como defensores de un sistema capitalista que consideramos detestable, y las gentes de la derecha han preferido agruparse alrededor de los jefes que presentaban programas ms cmodos, aunque sacrificasen a la comodidad de tales programas toda emocin juvenil, espaola y profunda. Como de costumbre, los que han querido ser ms listos se han acreditado de insuperablemente tontos. Gracias a la sabidura poltica, al juego parlamentario y a todas esas cosas en las que an tienen algunos puesta su fe, se encuentra Espaa en una de las situaciones ms confusas que se recuerdan: en la situacin paradjica de que la fuerza material suficiente para cohibir incluso a los primeros Poderes del Estado se halle en manos de quienes disponen de una mnima representacin parlamentaria, mientras detrs de la mayora parlamentaria y de los partidos mejor dotados de medios para ganar elecciones y organizar paradas espectaculares, no hay sino debilidad y falta de fe. Falange Espaola de las J. O. N. S. no tiene nada que hacer directamente en este caos donde ha metido a Espaa la descomposicin, cada vez ms hedionda, de un sistema poltico agonizante. Pero quiere, para salvar su responsabilidad y segura de que an no se ha perdido todo, dirigirse al pueblo de Espaa con su desesperado llamamiento: Espaoles!: Basta de Parlamento y de poltica oscura. Basta de izquierdas y de derechas. Basta de egosmos capitalistas y de indisciplinas proletarias. Ya es hora de que Espaa, unida, fuerte y

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resuelta, recobre el timn de sus grandes destinos. Eso quiere y para eso os llama a todos la Falange Espaola de las J. O. N. S. Estudiantes, campesinos, trabajadores, labradores, gentes mozas de cuerpo y de espritu!: Desdead los llamamientos que os lanzan desde un lado el odio, y desde otro lado el egosmo y la pereza, y agrupaos bajo nuestra bandera, que es la bandera libertadora de la revolucin nacionalsindicalista." Como era acostumbrado, este manifiesto no fu publicado por los diarios de derecha ni por los de izquierda. Se reparti y se insert en FE del 26 de abril de 1934. Su efecto fu escaso. Se asista ya a la pugna entre el entonces Jefe del Estado y la C. E. D. A., decidido el primero a no darle entrada en el Gobierno, lo que slo se consigui el 4 de octubre, y a costa de la revolucin marxista. Y mientras el pas marchaba a la deriva, se iba a entrar en un verano tempestuoso de huelgas, atentados, conflictos con la Generalidad de Catalua, etc., que necesariamente desembocara en un estallido revolucionario. FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S. Y SU MARCHA INTERNA Contra viento y marea, el nacionalsindicalismo se organizaba. A tal fin responda la siguiente circular, dirigida en mayo a los Triunviratos provinciales, que deca as: "La Secretara nacional de F. E. y de las J. O. N. S., en vsperas de expedir los carnets definitivos que acrediten a todos los camaradas su carcter de militantes nuestros, ha acordado las siguientes normas: 1 Los nuevos Estatutos de la Organizacin reconocen dos clases de miembros: militantes y adheridos. Los primeros son los que aceptan de un modo resuelto consagrar su entusiasmo ms activo a las tareas de nuestro movimiento. Los adheridos, aquellos cuya colaboracin e intervencin se limita a determinadas funciones accesorias. 2 Los Triunviratos provinciales deben observar algn rigor en la concesin del carcter de militante, que debe slo adscribirse a aquellos miembros debidamente probados y que reiteren ahora de nuevo, uno a uno, su solemne adhesin al movimiento. 3 En el trmino de quince das se comunicar a la Junta de Mando, por mediacin de esta Secretara general, el nmero exacto de militantes, al objeto de que se remitan a cada J. O. N. S. regional o provincial la correspondiente cantidad de carnets numerados. 4 En el mismo plazo de quince das se remitir tambin una relacin nominal de los militantes iniciadores del movimiento en la provincia, al objeto de reservarles los que les correspondan entre los primeros doscientos nmeros." Segua despus la indicacin para incrementar la propaganda, a base de mtines, semanarios, etc. Se haba conseguido al fin, despus de varios meses de gestiones, que la Direccin General de Seguridad legalizase los estatutos que le haban sido presentados despus de la fusin. Y, de acuerdo con sus preceptos, se extendan los carnets, que, por el Triunvirato Ejecutivo Central, firmaba Jos Antonio. Los doscientos reservados a los fundadores de toda Espaa se repartieron por provincias, reservndose varias decenas Madrid. (Quien esto escribe conserva el suyo, que es el 129, nmero 1 de Salamanca.) En el carnet figuraba el juramento, redactado por Snchez Mazas, que deca as: "Juro darme siempre al servicio de Espaa. Juro no tener otro orgullo que el de la Patria y el de la Falange y vivir bajo la Falange con obediencia y alegra, mpetu y paciencia, gallarda y silencio. Juro lealtad y sumisin a nuestros jefes, honor a la memoria de nuestros muertos, impasible perseverancia en todas las vicisitudes. Juro, dondequiera que est, para obedecer o para mandar, respeto a nuestra jerarqua del primero al ltimo rango. Juro rechazar y dar por no oda toda voz del amigo o enemigo que pueda debilitar el espritu de la Falange.

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Juro mantener sobre todas la idea de unidad: unidad entre las tierras de Espaa, unidad entre las clases de Espaa, unidad en el hombre y entre los hombres de Espaa. Juro vivir en santa hermandad con todos los de la Falange y prestar todo auxilio y deponer toda diferencia siempre que me sea invocada esta santa hermandad." Snchez Mazas, cuya contribucin literaria al nacionalsindicalismo deber estudiarse en su da, redact tambin la "Oracin por los Muertos de la Falange", que al final se copia. Por cierto que al distribuirse los carnets de fundadores del Movimiento, Jos Antonio mostr una vez ms su generosidad y su sentimiento de justicia: el nmero 1 lo reserv a Ramiro Ledesma Ramos, y el nmero 2 fu el suyo. EL VERANO DE 1934. No obstante las dificultades originadas por la persecucin capciosa del Gobierno, la falta de recursos econmicos, etc., Falange di en estos meses mtines de propaganda en Carpio de Tajo, Fuensalida, Puebla de Almoradier, Callosa del Segura y Burriana. Jos Antonioasevera Ledesma-quera ponerse en contacto con la Espaa mejor, que era la campesina. El da 6 de junio pronunci Jos Antonio en el Parlamento-haba salido diputado a Cortes por Cdiz el 18 de noviembre un discurso, que fu comentado, haciendo el juicio histrico de la Dictadura que encarn su padre. En aquella ocasin prob, no slo su finura dialctica, sino tambin el firme asiento de sus opiniones crticas sobre aquel intento de renovacin nacional y sobre la labor de la Unin Patritica, a la que no perteneci nunca, segn hizo constar en la Cmara. Tres das despus Jos Antonio fu objeto de un nuevo atentado. A la salida de la vista de la causa contra el asesino del camarada nia Jess Hernndez, al paso del coche donde iba con otros tres nacionalsindicalistas por la calle de la Princesa, entre las de Altamirano y Benito Gutirrez, un individuo lanz una bomba contra el vehculo, mientras de un nutrido grupo de anarquistas salan varios disparos que hicieron aicos el parabrisas del coche. Jos Antonio y sus acompaantes echaron pie a tierra y, pistola en mano, hicieron huir a sus agresores, persiguindoles hasta cerca del paseo de Rosales. En aquel da Jos Antonio prob su valor y sangre fra. Al regresar al sitio en donde haba quedado su automvil, las gentes, repuestas del pnico producido por las detonaciones, le aplaudan con toda simpata. OTRO HEROICO CADO El 6 del mismo mes, los marxistas asesinaron en beda (Jan) al camarada Jos Hurtado. Para que se vea el temple que posean los primeros luchadores de la Falange, reproducimos seguidamente el informe elevado por la Organizacin de Jan a Madrid: "El da 6 del corriente, a las seis de la maana, Jos Hurtado Garca, de veintids aos de edad, pequeo propietario y arrendatario del cortijo "Las Prez", recibi la visita de unos 160 huelguistas que le obligaron al despido de los obreros campesinos que con l se dedicaban a las faenas de la recoleccin. Los referidos huelguistas marcharon al cortijo colindante, llamado "Poco-Humo", con el mismo objeto. Al poco rato de esto, nuestro afiliado fu requerido por un guardia del municipio y tres nmeros de la Guardia civil, para que les ayudara a imponerse a los desmanes cometidos por el citado grupo, que, acrecido hasta 300, haba pegado fuego al cortijo "Poco-Humo", sitiando en el mismo a la familia del dueo, el cual se encontraba herido de un tiro en la cara. Jos Hurtado Garca, armado de una escopeta, sali acompaando a la fuerza que le haba requerido; pero cerca de "Poco-Humo" y ante la actitud airada de los sitiadores, toma la heroica resolucin de salvar a los sitiados; llega hasta los revoltosos, les recrimina su conducta y, con peligro de su persona, atraviesa el fuego que rodea la finca, y al tratar de salir por la puerta principal de la misma llevando en brazos una nia de tres aos que trataba de salvar, es recibido a tiros; no pudiendo escapar, contiene por algn tiempo, con su actitud,

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a los atacantes, y cuando se desliza por un agujero que logra abrir en la pared posterior del cortijo, llevando en brazos a la nia nombrada y antes de que pueda hacer uso de su arma, por el embarazo que le causa la referida criatura, descubierto por sus enemigos es muerto de un tiro en la cabeza." Y agregaba el parte reglamentario: "He de hacer constar la inmejorable y valiente conducta del jefe local, Antonio Hurtado Garca, hermano del muerto, que lleg a tirotearse con los revoltosos y sin que la desgracia sufrida aminorara su entusiasmo por nuestra causa." El suceso fu provocado por la huelga general revolucionaria de campesinos que los socialistas declararon para intimidar al Gobierno Lerroux y para entrenar a su masa agraria con vistas a la revolucin que planeaban. Aquella huelga, con la de metalrgicos de Madrid, que dur ms de dos meses, y la huelga general sindicalista de Zaragoza, que se alarg, entre tiros y motines, ms de cuarenta das, probaron, con otros muchos conflictos que a diario surgan, la debilidad del Poder pblico, la insatisfaccin de las masas y el fracaso de todos los partidos polticos que se prestaban al juego parlamentario y eran sostenes de un sistema destinado a ser arrasado, por la va legal o por la violencia, por la riada roja. UNA CONCENTRACIN EN CARABANCHEL Tambin de por entonces fu un acto de exhibicin de la fuerza que iba adquiriendo la Organizacin. El da 3 del citado mes, en un aerdromo de Carabanchel se celebr por sorpresa una concentracin, a la que asistieron unos tres mil camaradas de las milicias falangistas. A una Empresa de autos que falt a su compromiso y se neg a transportar a otros cientos de falangistas se le incendiaron, en represalia y aquel mismo da, dos autobuses, para que dejara de intimidarse por los rojos. La Prensa de izquierdas se alarm extraordinariamente ante el suceso. La Direccin General de Seguridad mult con diez mil pesetas a los camaradas Jos Antonio, Ruiz de Alda, Fernndez Cuesta, Ledesma Ramos y Ansaldo. Por cierto que estos ltimos aparecan como en rebelda en la notificacin oficial de la sancin. El diario de izquierda Luz public una informacin sensacional de la concentracin, a toda plana y con fotografas. Contribuy de esta manera a su xito en todo el pas. Y en la misma deca este prrafo, indudablemente justo: "Al amparo de la frivolidad o de la inhibicin del Poder pblico, Falange Espaola de las J. O. N. S., que despus de la fusin ha sido nutrida por el espritu revolucionario de los jonsistas, est propagndose y reclutando adeptos, sobre todo entre los jvenes. Lo que ayer pudieron llevar a cabo hubiera parecido absolutamente imposible hace muy pocos meses." VIOLENCIAS PROVOCADAS POR LOS "CHIRIBIS" Por aquel entonces, todos los domingos las Juventudes marxstas-gorrillo americano, pantaln blanco, paoln rojo y canciones chabacanas, con preponderancia el estribillo del "Ay, chribi!", de donde les vena el mote-invadan los alrededores de Madrid, dedicndose a ejercicios de tipo militar, con vistas a la revolucin armada, al deporte y a otro inspirado en su propensin a lo que con sarcasmo suele llamarse amor libre. Los muchachos de Falange empezaban a realizar excursiones campestres. El domingo 10 de dicho mes de junio, cincuenta falangistas fueron atacados nopinadamente por un grupo ms numeroso y armado de "chribis" comunistas, los cuales dieron muerte sauda, ensandose en su cadver, al camarada Juan Cullar. Aquella misma noche se ejercit una sangrienta represalia contra un grupo de "chribis", posiblemente el mismo agresor, resultando un muerto y dos heridos graves.

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El entierro del primero-que result ser una muchacha destacada por su exaltacin socialista-constituy un pretexto para una manifestacin revolucionaria, que mostr unidos a todos los extremistas rojos de Madrid. A la misma hora, un taxi ocupado por pistoleros socialistas pasaba a gran velocidad frente al palacete de Marqus del Riscal, 16, donde estaba el Centro de Falange, haciendo varios disparos sobre un grupo de camaradas que se hallaban a la puerta, resultando dos de ellos gravemente heridos. EL CONFLICTO ENTRE LA GENERALIDAD DE CATALUA Y EL GOBIERNO CENTRAL En la Generalidad de Catalua dominaba la Esquerra, que haba triunfado en unas elecciones celebradas despus del 18 de noviembre y con resultado contrario. A fines de junio, el Tribunal de Garantas-curioso artilugio inventado por la juridicidad republicana y por sus benefactores-, aceptando una impugnacin del Gobierno, anul la ley de Cultivos votada por el "Parlamento" cataln. "La Generalidad-dijo FE-declar abiertamente que menospreciaba la sentencia del Tribunal." Presida entonces el Gobierno de Madrid un Sr. Samper, radical inventado por la C. E. D. A. para soslayar la presencia de Lerroux en la Presidencia. Su posicin ante el acto de franca rebelda de los separatistas catalanes acus cobarda, indecisin y falta de sentido poltico. Con esta tibieza en la defensa de la ley-de lo que era entonces ley se animaba a los que prepararon el 6 de octubre. Falange, en un artculo de Jos Antonio, lanz su consigna frente al hecho rebelde: "Hay que aplastar la rebelda." Los diputados de la C. E. D. A., en cambio, a sabiendas de que se preparaba un compromiso indigno para la soberana y la autoridad del Poder central, dieron un voto de confianza a Samper, no obstante que el Gobierno de ste llevaba ms de un mes mostrando su debilidad y su falta de decoro frente a los separatistas, que con aquel pretexto de la ley de Cultivos, ms que favorecer a los rabassaires, intentaban crear dificultades al Gobierno de Madrid, apoyados por las izquierdas del resto de Espaa y por los socialistas. Falange imprimi hojas clandestinas, celebr en Madrid una ruidosa manifestacin ilegal contra Companys, y, no obstante la persecucin a que estaba sometida, conmovi al pas, mostrando lo que fu siempre un postulado esencial de su existencia: la defensa de la unidad patria y la hostilidad implacable a todo separatismo, fuera de izquierdas o de derechas. OTROS ATENTADOS El 1 de julio un grupo de pistoleros hizo ms de quince disparos contra el camarada Groizard, ocasionndole heridas graves. Por entonces, a la salida de una fiesta en una finca de los alrededores de Madrid, los rojos agredieron a tiros al automvil de un mdico que acompaaba a su esposa, achacndose el atentado a esta doble coincidencia: el auto era de la misma marca y color que el que usaba Jos Antonio y ste haba asistido tambin a la fiesta. El da 10 la Polica prepar un registro al local social de Falange, Marqus del Riscal, 16. Di, como era de esperar, resultados sorprendentes. Ya por entonces los agentes provocadores y los confidentes haban logrado infiltrarse en nuestras filas, no obstante el castigo implacable que se impuso a alguno al ser descubierto. A ellos, indudablemente, se debi el resultado del registro, aprovechando el cual, ms de sesenta camaradas ingresaban en la crcel bajo la acusacin de reunin Ilegal, donde estuvieron cerca de un mes. El Tribunal de urgencia-que entenda en estos autos-absolvi a los cuarenta y cinco contra quienes se mantuvo la acusacin. Pero el registro sirvi al Gobierno Samper-tan medroso frente a la Generalidad y molesto por la campaa de Falange contra los separatistas-para clausurar los centros existentes y suspender las publicaciones y actos pblicos. OTRAS VIOLENCIAS DE JULIO

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No obstante el propsito de los rojos de no provocar agresiones que pudieran comprometer sus preparativos revolucionarios-de los que daba idea el hallazgo en casa de uno de sus diputados de centenares de pistolas y de otro depsito en el Stadium de la Ciudad Universitaria, a cargo de la famosa F. U. E.-, hubo en julio estos otros hechos de fuerza: El da 2 result herido grave un jefe de centuria de Madrid y se ejercieron las represalias consiguientes. El da 7, agredidos los vendedores de FE, hubo una colisin, en la que resultaron tres camaradas heridos, en los Cuatro Caminos. El da 14 se produjo un encuentro en Badajoz con los comunistas, resultando varios de stos heridos. AGOSTO Hay que recordar estas efemrides de sangre y de lucha: El da 1, "Da Rojo" de los comunistas, apareci en el Viaducto de Madrid una gran bandera nuestra, colocada en sitio de dificilsimo acceso. El da 9 nuestros muchachos asaltaron la Exposicin antifascista organizada por el Ateneo de Madrid, destrozando todos los objetos expuestos y causando gran pnico entre los bizarros atenestas. El da 12, y por idntica causa, se asalt el Fomento de las Artes, batiendo a la F. U. E. en uno de sus reductos. Y el da 29 hubo en los Cuatro Caminos de Madrid una jornada dursima. Nuestros camaradas fueron tiroteados por las milicias comunistas y socialistas, unidas en el empeo de impedir la venta de FE en dicha barriada. Result muerto un jefe comunista de mucho prestigio, a cuyo cargo estaba el Radio Norte comunista de la capital. SEPTIEMBRE El da 1 los camaradas de Huesca asaltaron un centro antespaol. El da 9 era asesinado en San Sebastin el camarada Manuel Carrin. A las pocas horas caa, en represalia, un personaje izquierdista, Andrs Cassaux, cuya prdida supuso el fracaso de la intentona revolucionaria de octubre en Guipzcoa, cuando menos. Tambin en Renedo se atent entonces con bombas contra un mitin antiespaol, donde los oradores osaron combatir la unidad patria. FALANGE Y LA IRREVOCABILIDAD DE ESPAA El conflicto con la Generalidad por el asunto de la ley de Cultivos fu un antecedente de la sublevacin separatista de octubre. Conviene recoger aqu un documento de aquella poca, publicado por Falange, que motiv la consabida recogida y suspensin de su semanario, y que marca nuestra posicin sobre este postulado indeclinable: la irrevocabilidad de Espaa: "LA IRREVOCABILIDAD DE ESPAA.-Hace falta que las peores deformaciones se hayan adueado de las mentes para que personas que se tienen, de buena fe, por patriotas, admitan la posibilidad, dados ciertos requisitos, de la desmembracin de Espaa. Unos niegan licitud al separatismo porque suponen que no cuenta con la aquiescencia de la mayora de los catalanes; otros afirman que no es admisible una situacin semiseparatista, sino que hay que optar-que optar! -entre la solidaridad completa o la independencia. "O hermanos o extranjeros", dice A B C; y aun afirma recibir centenares de telegramas que le felicitan por decirlo. Es prodigioso-y espeluznante-que peridico como A B C, en el que la menor tibieza antiespaola no ha tenido jams asilo, piense que cumple con su deber al- 22 -

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acuar semejante blasfemia: "Hermanos o extranjeros", es decir, hay una opcin; se puede ser una de las dos cosas. No! La eleccin de extranjera es absolutamente ilcita, pase lo que pase, renuncien o no renuncien al arancel, quiranlo pocos catalanes, muchos o todos. Ms an, terminantemente: Aunque todos los espaoles estuvieran conformes en convertir a Catalua en pas extranjero sera el hacerlo un crimen, merecedor de la clera celeste. Espaa es irrevocable. Los espaoles podrn decidir acerca de cosas secundarias; pero acerca de la esencia misma de Espaa no tienen nada que decidir. Espaa no es nuestra como objeto patrimonial; nuestra generacin no es duea absoluta de Espaa; la ha recibido del esfuerzo de generaciones y generaciones anteriores y ha de entregarla, como depsito sagrado, a las que la sucedan. Si aprovechara este momento de su paso por la continuidad de los siglos para dividir a Espaa en pedazos, nuestra generacin cometera para con las siguientes el ms abusivo fraude, la ms alevosa traicin que es posible imaginar. Las naciones no son contratos rescindibles por la voluntad de quienes los otorgan; son fundaciones con sustantividad propia, no dependiente de la voluntad de pocos ni de muchos." Vale la pena procurar que este texto, joseantoniano puro, no se traspapele, porque muestra la radical diferenciacin de nuestra creencia apasionada por la unidad de destino respecto a oas posiciones pasadistas, adversarias, pero corresponsales, del separatismo democrtico. LA REVOLUCIN DE OCTUBRE Y EL PRIMER CONSEJO NACIONAL DE F. E. DE LAS J. O. N. S. A fines de agosto coincidieron en San Sebastin con Jos Antonio Primo de Rivera varios camaradas dirigentes de la Organizacin: Ruiz de Alda, Snchez Mazas, Bravo, Gimnez Caballero, Aizpura. Hablando de los problemas del Movimiento, se convino en que todo aconsejaba dar por periclitada la etapa de organizacin que haba presidido desde la fusin de las J. O. N. S. con F. E. el Triunvirato Ejecutivo central. Y en aquella terraza del Nuticoconstruido por el infortunado Aizpura, que muri despus fusilado por los rojos, con su sonrisa ingenua e irnica en los labios-, en unas charlas a las que a veces asisti Picasso, de viaje por Espaa, fue convenido el celebrar cuanto antes el primer Consejo nacional, de acuerdo con los Estatutos. Por pronto que el Triunvirato quiso arreglar las cosas, hasta octubre no se reuni el Consejo. Con fecha 28 de agosto, el Triunvirato determin quines haban de componerlo, en la forma que sigue: Jos Antonio Primo de Rivera, Julio Ruz de Alda, Ramiro Ledesma Ramos, Onsimo Redondo Ortega, Rafael Snchez Mazas y Raimundo Fernndez Cuesta, pertenecientes a la Junta de Mando. Emilio R. Tarduchy, Emilio Alvargonzlez, Luis Arredondo, Nicasio Alvarez de Sotomayor y Manuel Valds, como jefes de servicios. Jos Snz, por la regin de Castlla la Nueva; Emilio Gonzlez Palma, por Castilla la Vieja; Alfonso Bardaj, por Extremadura; Sancho Dvila, por Andaluca; Rafael Palm, por Valencia; Vicente Navarro, por Murcia; Roberto Bassas, por Catalua; Jess Muro, por Aragn; Felipe Sanz, por el Pas Vasco; Pedro Garca de Hoyos, por Len; Jos Cedrn del Valle, por Galicia; Antonio Ncolau, por Baleares; Francisco Guerrero, por Canarias, y Laureano Salamanqus, por Marruecos. Por Navarra y Asturias quedaba a cargo del Triunvirato designar la representacin. Por la Junta de Mando se designaron adems para consejeros los siguientes camaradas: Luys Santamarina, Francisco Rodrguez Acosta, Jos Manuel de Aizpura, Francisco Bravo, Javier Martnez Bedoya, Manuel Illera, Ernesto Gimnez Caballero, Jos Mara Alfaro, Juan Aparcio, Manuel Groizard, Jos Miguel Guitarte, Eduardo Ezquer, Jos Antonio Martn, Jess Suevos, Aniceto Ruiz Castillejos, Jos Mara de Arelza, Vicente Gaceo y Luis Aguilar.

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Algunos de los nombrados no asistieron al Consejo. Posteriormente, a medida que se iban precisando las aspiraciones doctrnales y que la lucha ganaba en aspereza, muchos de aquellos hombres fueron quedndose rezagados o se fueron con distintos partidos polticos, con los que haban confundido el ardiente misticismo impetuoso de la Falange. Era que, como deca Aparcio unas semanas antes en el ltimo nmero de JONS, describiendo el aspecto multiforme de la Organizacin al concluir su perodo formativo, "nuestro sindicalismo nacional juntaba los veteranos de Primo de Rivera, la juventud de la nobleza antigua, la angustia del estudiante sin cultura oficial y sin Patria libre, el rstico sin cosechas, el catlico sin Jesucristo, la rabia y la miseria del parado con hambre". Meses ms tarde en Falange no quedaban en su mayora sino nacionalsindicalistas, fajados y disciplinados-a salvo sus deficiencias-por el prestigio cesreo de Jos Antonio. LA CONVOCATORIA La convocatoria del primer Consejo era la siguiente: "1. Se convoca a un Consejo nacional de la Falange Espaola de las J. O. N. S. para los das 4, 5, 6 y 7 de octubre prximo, en Madrid. Caso de inevitable alteracin de estas fechas se comunicar por anticipado a todos los que deban concurrir al Consejo. 2. El Consejo nacional se compondr de los militantes enumerados en la lista adjunta. A ellos podr ser agregado algn otro, hasta cinco, por designacin del presidente. Los que sean miembros del Consejo en calidad de jefes de servicios dejarn de formar parte del Consejo s cesan en la jefatura. 3. El Consejo nacional deliberar acerca de los siguientes extremos: I. Aprobacin de los estatutos definitivos de Falange Espaola de las J. O. N. S. II. Eleccin de Jefe o de la Junta de Mando. III. Determinacin de principios polticos. A) Ante los problemas nacionalistas: a) Hechos diferenciales. b) Lenguas vernculas. c) Estatutos. B) Ante la lucha de clases: a) Antimarxismo. b) Anticapitalismo. c) Corporativismo. C) Ante el problema agrario: a) Reconstruccin del suelo nacional. b) Problema jurdico de la tierra. c) Cultivos. d) Aranceles. e) Campo y ciudad.

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D) Ante el problema religioso. E) Ante los problemas internacionales. F) Ante el problema militar: a) Educacin premilitar. b) Ejrcito. c) Marina. G) Ante el problema pedaggico: a) Universidad. b) Enseanza media. c) Primera enseanza. d) Enseanza profesional. IV. Organizacin. 4. Las deliberaciones del Consejo nacional sern dirigidas por el presidente, con arreglo a un reglamento que la Comisin permanente elaborar para antes de la primera reunin. 5. La Comisin permanente a que se refiere el nmero anterior ser nombrada por la Junta de Mando en la reunin en que se apruebe el presente proyecto de convocatoria. 6. Apenas aprobado este proyecto de convocatoria se circularn a todas las J. O. N. S. regionales y provinciales integrantes de Falange Espaola y a todos los militantes designados para componer el Consejo. Hasta el da 10 de septiembre podrn unas y otros proponer nuevos temas para ser incluidos en el captulo III del programa de las deliberaciones. Aquellos de esos temas que admita la Comisin permanente sern igualmente difundidos entre las J. O. N. S. regionales y provinciales y entre los miembros del Consejo. Desde ese da hasta el 25 todos podrn enviar ponencias relativas a los puntos de deliberacin admitidos. La Comisin permanente estudiar esas ponencias y elaborar las que con carcter definitivo deban presentarse a la deliberacin del Consejo." Los camaradas que haban redactado tan minuciosa convocatoria se olvidaron de un tema, surgido de la calle en revuelta, que habra de quitar importancia a las deliberaciones del primer Consejo, dndole en cambio una entraable significacin histrica. Nos referimos al intento revolucionario marxista y separatista de octubre de 1934. OTRA CRISIS PARA QUE LA C. E. D. A. SUBIERA AL PODER El calamitoso verano transcurri entre huelgas y violencias, constituyendo, como ya se ha dicho, el problema capital de las luchas partidistas el forcejeo de la C. E. D. A. por entrar en el Gobierno y la resistencia capciosa de Alcal Zamora por impedirlo. Al fin Gil Robles insisti apremiantemente, y la crisis del Gobierno Samper qued planteada. El da 4, tras de enojosa y lenta tramitacin de consultas a personajes y personajillos del rgimen, el Jefe del Estado

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accedi a que Lerroux formase Gabinete con tres ministros cedistas. A las doce de la noche del da 5 estallaba la huelga general marxista en toda Espaa y la revolucin, a cuyo fracaso contribuy indudablemente la abstencin de la C. N. T. en casi toda la Pennsula. Al plantearse la crisis, evidenciando la descomposicin del sistema democrtico y parlamentario y la inminencia del putsch marxista, se dieron rdenes a las Organizaciones para que estuvieran prevenidas y para que prestaran su apoyo a las fuerzas armadas del Estado en la represin del movimiento nsurreccional. COMIENZA EL CONSEJO A las diez de la maana comenz sus tareas el Consejo. Estaba reunido en un saln de la planta baja del chalet de Marqus del Riscal, 16. Un banco y una mesa larga de pino pintado; la mesa presidencial sobre un estrado. Al fondo, por primera vez, sobre la bandera rojinegrorroja, los nombres, en letras de oro, de los Cados hasta la fecha. Haba en el ambiente una gravitacin religiosa y solemne. Un puado de hombres reunidos para delinear la arquitectura del nuevo Estado y la revolucin nacionalsindicalista de la Patria, bajo la advocacin de cuantos haban cado ya por el ideal. Presidi Jos Antonio, rodeado de la Junta de Mando. Dijo unas breves palabras emocionadas de recuerdo para los camaradas muertos y de saludo a los consejeros, e inmediatamente, en distintas habitaciones, se reun