HISTORIA DE LA EXPLORACIÓN DE PETRÓLEO E N MEXICO ANTES DE LA EXPROPIACIÓN. 1 9 3 8 (*)

Por Dr. E . D E G O L Y E R ( * * )

E L P R O B L E M A D E LA B Ú S Q U E D A D E L O S H I D R O C A R B U R O S

La búsqueda de nuevos yacimientos forma parte del programa ordi­nario, cotidiano de la industria petrolera hasta un punto tal que ni siquiera se aproxima a éste ninguna otra industria mineral, ni en volumen ni en intensidad. El consumo de los productos petrolíferos es alto y va siempre en aumento y puede expanderse aún más. La producción es siempre una función de las reservas comprobadas; y si ha de mantenerse o aumentarse, dichas reservas deberán mantenerse o aumentarse por medio de una mayor recuperación de yacimientos conocidos, la ampliación de estos o el descu­brimiento de nuevas acumulaciones. La ampliación de yacimientos cono­cidos y el descubrimiento de nuevas acumulaciones son los objetivos de la exploración del petróleo. Cuando las investigaciones por parte de tma nación o de una compañía resultan vanas, bien por negligencia o bien por una indebida proporción de fracasos, las reservas disminuyen, ami­nórase la capacidad de producir al día, y la empresa, ya tenga una base nacional o comercial, tendrá que recurrir a la liquidación.

El momento crítico en la exploración de los hidrocarburos es la elec­ción de un sitio propicio para el pozo exploratorio. La terminación del pozo está sujeto a los riesgos mecánicos de la buena perforación y el aná­lisis eficiente, pero estas operaciones pueden emprenderse con plena expec­tativa del éxito. En los raros casos de fracaso, pueden repetirse hasta que resulten satisfactorios. Una vez elegido el sitio para el pozo, sin embargo, la suerte está echada. Si existe un yacimiento comercial al alcance del taladro la prueba lleva las de triunfar. Si no está así situado el pozo, el esfuerzo investigador está destinado a fracasar.

El taladro es el último arbitro. Los hidrocarburos se han descubierto de muchas maneras interesantes y peculiares, pero solamente por medio

* Original recibido el 10 de junio de 1952. * * Geólogo Consultor.

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de la perforación de pozos . Se han encontrado accidentalmente cuando

se han perforado pozos para otros fines. Se han encontrado también por

medio de pozos perforados como resultado de un mal entendimiento o de

razonamiento defectuoso. Se han encontrado por medio de pozos perfo­

rados en sitios elegidos casualmente y al azar. Es notable el número de

grandes e importantes campos petrolíferos que se han descubierto de esta

manera. N o h a y exploración alguna que pueda emprenderse con plena

seguridad de éx i to , aun dadas las condiciones más favorables, y del mismo

m o d o no h a y explorac ión alguna que sea tan desfavorable como para ser

predest inada al fracaso, cuando se trata de un área de rocas sedimentarias

d e un espesor sustancial.

L a explorac ión de los hidrocarburos es una empresa arriesgada, sin

e m b a r g o , y generalmente m u y costosa. Se ha desarrollado un arte de

explorac ión porque nos ha demostrado la experiencia que el riesgo es

menor si se s iguen ciertas reglas e indicaciones. U n análisis de los resul­

tados de 1 4 , 0 0 0 pozos perforados en la búsqueda de nuevos campos, in­

c l u y e n d o los perforados de 1 9 4 4 hasta el final de 1 9 4 8 , demuestra que

el 14 .6 por ciento^*) de los pozos local izados técnicamente fué coronado de

éx i to , c o m p a r a d o con un mero 4 . 6 por ciento de los pozos no localizados

técnicamente . Si pudiera efectuarse la comparación aun más fundamental

del costo por barri l , se cree que sería aún más favorable para los pozos

local izados técnicamente . C o m o escribió hace más de cuatro siglos un

experto en el cateo de mineralts. "Debes depositar más fe en el arte y la

buena práct ica que en la suerte".

L A N A T U R A L E Z A D E L A P R E S E N C I A D E L O S H I D R O C A R B U R O S

Y E L E F E C T O D E E S T A S O B R E L A E X P L O R A C I Ó N

P o r lo general contamos como el principio de la industria petrolera

la terminación c o n éxi to del p o z o D r a k e en O i l Creek, Pennsylvania, en

el año 1 8 5 9 . El p o z o no era cosa impresionante, con sus menos de 7 0 pies

de profundidad y b o m b e a n d o a razón de 2 5 barriles por día. Sin embargo,

es generalmente considerado el primer pozo perforado con el propósito do

hallar petróleo, aunque y a se habían perforado pozos para gas natural

desde 1 8 2 1 y pozos más profundos , perforados para extraer salmuera un me-

E s t a c i f r a n o s e r e f i e r e a M é x i c o . E n n u e s t r o p a í s c l p o r c e n t a j e d e aciertos e s m a y o r . (Mofa del Editor).

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dio siglo antes, habían producido mayores volúmenes de petróleo que el pozo Drake. Y en el mismo momento un campo petrolífero en Burma, descu­bierto q L i i z á s un siglo atrás, estaba produciendo de decenas o quizás cen­tenares de pozos. Lo que prestó importancia y significado al pozo Drake fué el incremento que gozó después de su hallazgo el desarrollo de la producción petrolífera.

El pozo Drake fué promovido y perforado próximo a una chapopo-tcra por hombres cuyo conocimiento total de la naturaleza de incidencia petrolífera no podría exceder de lo sigitiente: que a veces se encontraba en la superficie impregnando el afloramiento de rocas porosas o en manan­tiales y chapopoteras, que a veces era hallado en pozos de agua o sal­muera y, vagamente, que parecía llegar al asfalto y estaba casi siempre asociado con el gas natural.

Los geólogos comenzaron a estudiar la naturaleza de la presencia del petróleo en cuestión de meses después de la terminación del pozo Drake. Casi inmediatamente presentaron teorías acerca de su acumula­ción. Henry Darwin Rogers pronunció un discurso ante la Sociedad Filo­sófica en Glasgow, Escocia, el 2 de mayo de 1860. Entre otras cosas dijo a los socios que las chapopoteras y manifestaciones de gas "se en­cuentran principalmente sobre las flexiones anticlinales de los estratos". T. Sterry Hunt dictó una conferencia sobre el bitumen y aceites mine­rales ante el Comité de Artes en Montreal, el 2 7 de febrero de 1861. Al concluir declaro que "se requería, sin embargo, una disposición pecu­liar de los estratos para permitir la acumulación y el flujo del petróleo, y esto se hallará solamente, en la opinión del conferencista, a lo largo de las líneas de plegamiento y disturbios tectónicos cuya existencia en varias partes de esa región ha sido indicada por los geólogos". Dudoso es que ninguno de estos caballeros eruditos hubieran aún visto una acumulación anticlinal de petróleo. Parece ser que Hunt fué guiado por su conoci­miento de que el área en que entonces se encontraban los campos cana­dienses era, ampliamente hablando, anticlinal en cuanto a estructura, y por la observación de Sir William Logan de que las chapopoteras de la Península de Gaspé ocurren en los anticlinales. Rogers, según su propia admisión, seguía y ampliaba la teoría de su brillante hermano, William B. Rogers, de que los manantiales termales de Virginia "brotan de las líneas de ejes anticlinales, o desde puntos muy próximos a dichas líneas".

Ebenezer Baldwin Andrews publicó en el American Journal of Science

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en julio, 1 8 6 1 , un notable informe en el cual describía la incidencia de yacimientos petrolíferos sobre el anticlinal del Volcano-Burning Springs en la Virginia Occidental . En la opinión de A n d r e w s los hidrocarburos se hallaban en fisuras causadas por rocas "rotas y dislocadas por un le­vantamiento". N o le adjudicaba importancia funcional alguna el anticli­nal salvo la de presentar un lugar favorable para fisuras.

D e este modo tenemos la teoría anticlinal lanzada más o menos como una especulación por Rogers y H i m t , ninguno de los cuales había aun visto un verdadero campo petrolífero' anticlinal, y declarada definidamente por Andrews , quien no fué capaz de reconocer la verdadera función de trampa de una estructura anticlinal.

La teoría anticlinal venía a ser poco más que una especulación atrac­tiva durante la primera mitad de siglo de la industria. L a teoría fué prin­cipalmente desarrollada en una serie de folletos e informes por el brillante Hunt, de 1861 a 1867 . Estos escritos presentan una teoría practicable de origen y acumulación que se diferencia poco , salvo en los aspectos de elaboración y enmendadura resultantes de casi un siglo de experiencia, de las teorías de muchos geólogos de nuestros días. L o que hacía tan atractiva la teoría era lo palpable y evidente del sencillo hecho físico de que el gas libre, el petróleo y la salmuera en un depósito común tienden a estratificarse de acuerdo con sus pesos específicos. Esto hizo más para promover la aceptación general de la teoría que ninguna mención de evi­dencia de campo de ocurrencia anticlinal; evidencia que era notablemente escasa en las regiones en que entonces se iban encontrando la mayoría de los depósitos de petróleo.

Fundamentalmente un yacimiento de petróleo y gas o una acumula­ción de gas es una gran burbuja que flota sobre un mar de agua salada; su forma, posición y extensión están determinadas por el espesor, extensión y forma estructural de la roca porosa que lo contiene.

El investigador deriva una gran ventaja de la teoría anticlinal. El petróleo y el gas ocurren en rocas sedimentarias, por lo general en arenis­cas porosas, o en cahzas porosas, cavernosas o fracturadas. Las rocas sedimentarias van depositadas en capas horizontales más o menos parale­las las unas a las otras. C u a n d o una serie de estas capas se pliega en domos o anticlinales, el anticlinal del subsuelo de roca porosa sobre la cual descansa inmediatamente la roca cubridora impermeable, está carac­terizada frecuentemente por la presencia de un anticlinal paralelo en las

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rocas que afloran en la superficie. Por esta razón el descubrimiento, por

parte del investigador, de un anticlinal en la superficie, indica la probable

existencia de un anticlinal en rocas posiblemente petrolíferas en el sub­

suelo, y por consiguiente también indica perspectivas mayores de encontrar

una acumulación de petróleo o de gas al perforar un pozo exploratorio.

Esta es una declaración sencilla de la teoría anticlinal y de su valor

al investigador como indicación de dónde debe buscar el petróleo. Con­

forme se iban descubriendo y estudiando más y más campos de petróleo,

se hacía obvio que la trampa que era tan esencial para la acumulación de

petróleo y gas podía resultar de otros tipos de estructura que no fueran

el anticlinal, y hasta de variaciones estratigráficas con un mínimo de

estructura. Y de esta forma la teoría anticlinal se modificó hasta con­

vertirse en la teoría estructural y finalmente en la teoría de trampa.

T É C N I C A S D E E X P L O R A C I Ó N

La exploración del petróleo se considera comúnmente como un arte

individual de lento desarrollo. En la actualidad ha avanzado a través de

una serie de técnicas más o menos separadas y distintas. En el primer

medio siglo de la industria por lo general los pozos de exploración estaban

localizados próximos a chapopoteras o manifestaciones de gas, o a lo

largo de zonas o rumbos donde se creía que las condiciones bajo la su­

perficie serían similares a las que existían donde se habían hallado los

yacimientos de gas y petróleo. C o m o a principios del presente siglo, la

bi'isqueda de anticlinales en la superficie sobre los cuales pudieran loca­

lizarse pozos exploratorios, comenzó a cobrar importancia y en 1 9 1 5 ,

aproximadamente, dicha búsqueda se había convertido en la técnica do­

minante de la exploración. Cuando y a no se encontraban anticlinales por

medio de levantamientos de superficie en una región particular, las ins­

pecciones se hacían más extensas sobre regiones de afloramientos poco

adecuados a fuerza de cavar fosas y de hacer sondeos estructurales.

En los primeros años de la década de los veintes, los métodos geofí­

sicos se tornaron importantes; primero los levantamientos gravimétricos y

levantamientos sísmicos de refracción. Y a desde el comietizo de los trein-

tas el levantamiento sísmico de reflección era la primera técnica de explo­

ración como lo es hoy.

Las técnicas individuales acaban con su utilidad por el mero hecho

de ser utilizadas. A l perforarse pozos de profundidad adecuada cerca

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de todas las chapopoteras o manifestaciones de gas, ya , obviamente, la técnica de buscar sobre la base de chapopoteras ùnicamente no rinde más valor alguno.

Uno de los mejores ejemplos del agotamiento de una técnica es el de la técnica de refracción en la búsqueda de domos salinos en la llanura costera del golfo en T e x a s y Louisiana. La técnica fué introducida en 1 9 2 4 . Para fines de 1 9 3 0 todo el área había sido levantada, parte de ella hasta seis o siete veces por intereses competidores. U n o s cuarenta domos salinos adicionales se encontraron a un costo aproximado de veinte mi­llones de dólares por solamente la labor geofísica y como asunto práctico la utilidad de la técnica se había agotado.

Las técnicas también se suspenden o se abandonan al inventarse nue­vas técnicas c o n mayor capacidad de resolver los problemas, o cuando se desarrollan técnicas c o n la misma capacidad de resolver los problemas pero de menos costo o de mayor rapidez. U n ejemplo que viene al caso es la sustitución de los levantamientos sísmicos de reflexión en kigar de sondeos estructurales.

L A E X P L O R A C I Ó N D E L P E T R Ó L E O E N M E X I C O

El primer p o z o perforado con el f in de buscar petróleo en la Repú­blica de M é x i c o fué, aparentemente, el que h izo Adol fo Autrey a una profundidad de 1 2 5 pies cerca de las chapopoteras de Congas o Cubas, conocido ahora con el nombre de Furbero. Este pozo se perforó en 1869 y resultó un fracaso. Sin embargo, se producía suficiente petróleo de fosas y socavones c o m o para mantener, con intermitencia, una refinería primitiva en ese luga ro en el próximo Papantla hasta alrededor de 1884.

En los primeros años de la década 1 8 8 0 , varios pozos someros fueron perforados cerca de chapopoteras en las haciendas Cerro Viejo y Chapo­pote N ú ñ e z . Se produjo algo de petróleo y otra refinería primitiva, cons­truida en una isla en el Río T u x p a m , dícese que era suplida por dicho petróleo. Esta operación precaria también fracasó.

Casi al mi smo t iempo un pozo fué perforado, sin éxito, próximo al manantial de la capilla de Guadalupe en el Valle de Méx ico . Hacía tiempo que el manantial producía unas pocas gotas de petróleo liviano y fué esta indicación de petróleo en el subsuelo la que hizo que se perforara el pozo. También se perforaron pozos , sin éxi to , cerca de las chapopoteras de San

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Fernando en el Estado de Tabasco por el doctor Simón Sarlat Nova, en un tiempo gobernador de ese Estado, y algunos de sus asociados.

En 1 8 8 4 se puso en vigencia una ley minera que concedía posesión de los aceites minerales y los bitúmenes juntamente con la superficie del terreno. En 1 8 9 2 el prospecto de Congas o Furbero y 1 , 0 0 0 hectáreas de terreno fueron arrendadas y dícese que éste fué el primer arriendo de petróleo registrado en la República.

En los últimos 1 8 9 0 ' s las Haciendas Sabaneta, Tulapilla, Comalteco y varias otras propiedades en la región de Papantla fueron arrendadas y en 1 9 0 0 transferidas a una compañía recién organizada, la Mexicna Petroleum and Liquid Fuel Company, Ltd., respaldada con capital inglés. Esta com­pañía empleó a geólogos y procedió vigorosamente. Durante el año — o algo menos— antes de su reorganización en 1 9 0 1 con el nombre de London Oil Trust, Ltd., unos 2 4 pozos fueron perforados. Solamente dos de estos pozos pasaron de los 1 , 5 0 0 pies de profundidad y ninguno de ellos fué coronado con éxito. Parece ser que algunos de los pozos fueron perfo­rados sobre la base de estructura geológica y lejos de chapopoteras, siendo los primeros pozos que fueron perforados sobre una base tal en México.

Ya avanzado el año 1 8 9 9 , Edward L. Doheny y su socio C.A. Can-field, prósperos productores de petróleo de California, hicieron una ins­pección de la región de Tampico. Llegaron por el norte hasta San José de las Rusias, hacia el oeste hasta Tempoal y hacia el sur hasta San Ge­rónimo y Chinampa. Impresionados por la cantidad de chapopoteras cerca de las estaciones de ferrocarril de Ebano y Chijol en el estado de San Luis Potosí, adquirieron en mayo de 1 9 0 0 la Hacienda Tulillo, una propiedad de aproximadamente 1 8 0 , 0 0 0 hectáreas sobre la cual existen las chapopoteras, y organizaron la Mexican Petroleum Company of California. Comenzaron a perforar cerca de las chapopoteras el primero de mayo de 1 9 0 1 y el pozo fué terminado como un pequeño productor el 1 4 del mis­mo mes. Técnicamente este fué el comienzo de la producción en México. Sin embargo, la operación no tuvo éxito desde el punto de vista comercial, ya que Doheny siguió perforando pozos que rendían solamente una pro­ducción reducida. La producción total de este campo y del país en 1 9 0 1 era solamente 1 8 , 0 0 0 barriles. En 1 9 0 2 subió a 4 0 , 0 0 0 barriles, igual que en 1 9 0 3 .

Una misión gubernamental compuesta del Ing. Ezequiel Ordonez y el Ing. Juan D. Villarello, acudió a Ebano en febrero del año 1 9 0 2 para

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hacer un informe sobre las perspectivas petroleras de la región de Tam­pico. E l informe Vi l lare l lo era levemente desfavorable. "En esos días" — d i j o O r d o ñ e z "la opinión general entre los hombres técnicos de Mé­x i c o , ingenieros y geólogos , era que a pesar de sus muchas chapopoteras o manifestaciones superficiales petrolíferas, iS/léxico no gozaba de impor­tantes depósitos de petróleo". El informe O r d o ñ e z fué considerado como indebidamente favorable a los intereses de D o h e n y , una condición que llevó a su autor a la dimisión de sus cargos gubernamentales en 1906.

Sir W e e t m a n Pearson, je fe de la gran firma contratista inglesa de

S. Pearson & Son , y más tarde el primer V i z c o n d e C o w d r a y , regresaba, en

abril de 1 9 0 1 , de un viaje de inspección de algunas de las numerosas obras

ingenieriles que venía desempeñando su firma para el gobierno mexicano

desde 1890 . Perdió su tren en L a r e d o y se vio forzado a esperar unas

horas hasta que l legara el siguiente. L a prensa tejana estaba repleta de

noticias acerca de esa nueva "maravi l la del mundo" , Spindletop, que en­

tonces tenía menos de tres meses de edad, como también de anuncios y

propectos ofreciendo acciones en algunas d e las decenas de promociones

que surgieron con su descubrimiento. A Sir W e e t m a n se le pegó la fiebre.

Se acordó de chapopoteras habían sido observadas por algunos de sus

ingenieros topógrafos durante la re local ización del Ferrocaril Tehuantepec.

E n cuest ión de horas había te legrafiado a su director residente en México

para que "^"^obtxrviera opciones no solamente sobre terreno petrolero sino

sobre todos los terrenos que se extendían por kilómetros al derredor" de

la vec indad de San Cr i s tóba l donde se había observado una chapopotera.

Sir W^eetman contrató c o m o empleado experto a A n t h o n y F. Lucas

quien y a se hab ía ganado m u c h a fama con respecto a Spindletop. Esta

fué una coincidencia fel iz . L u c a s era más un ingeniero de minas que un

geó logo , pero sabía más de domos salinos y estructuras salinas que ningún

otro h o m b r e en A m é r i c a . H a b í a explorado los núcleos salinos de cuatro

de las C i n c o Islas y de A n s e la Butte en el sur de Louisiana. Había ac­

tuado c o m o consejero en la perforación de un p o z o que había hallado

1 , 7 5 6 pies de sal continua en el d o m o de Jefferson Island. Y más que

todo esto, había promov ido y perforado el gran "^gusher" de Spindletop.

A h o r a , aunque ignoraban esto los dos , Sir W^eetman lo destinaba a una

región de estructuras salinas, aunque estas regiones eran poco comimes.

L u c a s estirvo en el Istmo de T e h u a n t e p e c desde 1 9 0 2 hasta 1904.

Entre los proyectos que recomendó estaban el de San Cristóbal y de Jal-

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tìpan. Había observado anticlinales у chapopoteras en ambos lugares. Una serie de pozos secos se perforaron en Jaltipan, comenzando a me­diados de 1 9 0 2 . U n pequeño campo de petróleo se descubrió en San Cristóbal en 1 9 0 4 .

Cuando partió Lucas en 1 9 0 4 no se sabe que dirección técnica, de haber alguna, se d io a la búsqueda en el Istmo durante los siguientes dos años. Sir Boverton Redwood fué un consultor para Pearsons a fines del año 1905 o quizás antes. U n grupo de geólogos ingleses trabajaron en la región desde principios de 1 9 0 6 hasta 1 9 1 0 y el trabajo de éstos fué revisado en 1 9 0 6 y de nuevo en 1 9 0 9 por Leonard V . Dalton y en 1 9 0 7 por su tío, W . H . Dalton.

Y a para el final de 1 9 0 3 unos 19 pozos se habían perforado cerca de Ebano —"los recursos estaban a punto de agotarse por completo; la Mexican Petroleum C o . había perdido su crédito en los Estados Unidos, y Doheny y Canfield habían perdido una buena parte de sus fortunas en Ebano; Doheny, además, había perdido su prestigio, y el fracaso y la bancarrota eran inminentes". En este momento el Ing. Ezequiel Ordoñez fué llamado a consulta. Estudió los pozos que se habían perforado e hizo la observación de que habían tropezado solamente con arcillas impermea­bles con muy poco petróleo y sin agua alguna. Era de la opinión que existía una posibilidad de hallar, a más profundidad, una roca lo suficien­temente porosa como para servir de depósito. Recomendó la perforación de un pozo "como medida heroica" cerca del pie del cuello volcánico Cerro de la Pez donde se encontraban dos chapopoteras muy grandes. Sostenía la idea de que la intrusión de la lava y los gases del cuello debían haber fracturado y metamorfizado las lutitas con las cuales estaba en con­tacto, habiendo así "dejado espacios en los que el petróleo podría haberse acumulado aún a no grandes profundidades".

Se siguió el consejo del Ing. Ordoñez . El pozo . L a Pez N o . 1, fué completamente el Domingo de Pascua, el 3 de abril de 1 9 0 4 , con una producción inicial de unos 1 ,500 barriles por día desde una profundidad de 1,650 pies. Este pozo, el primer pozo realmente comercial que fué perforado en M é x i c o , había producido para fines de 1911 unos 3 , 2 0 0 , 0 0 0 barriles o aproximadamente el quince por ciento de todo el petróleo pro­ducido en M é x i c o hasta esa fecha.

En 1 9 0 2 se organizó la O i l Fields of M e x i c o Company , la cual arren­dó о adquirió un gran bloque de propiedades en la región de Papantla

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alrededor de las viejas propiedades de Cougas de Autrey. La geología de la superficie fué estudiada por un geologo suizo, el doctor Max Mauhl-berg, pero no se encontró ninguna estructura cerrada y la perforación ini­cial se efectuó cerca de las chapopoteras. El pozo descubridor para un pequeño campo petrolero, Furbero, fué completado en 1 9 0 7 .

En 1 9 0 6 D o h e n y , ya avanzado en el camino al éxito en Ebano, amplió sus operaciones hacia la parte sureña de la región Tampico-Tuxpam. Ha­bía habido mucho arrendamiento en el ex-cantón de Tuxpam durante la década de los noventas, mucho del terreno arrendado conteniendo gran­des o numerosas chapopoteras. U n tal George W . Critchfield arrendó el derecho al asfalto de minas sobre el Cerro Viejo y Cuchilla del Pulque en mayo de 1 8 9 4 y sobre lotes en Chapopote N ú ñ e z en 1 8 9 7 . Estos con­tratos se transfirieron a compañías mineras de asfalto y finalmente cadu­caron debido al incumplimiento en los pagos. Se hicieron arriendos de petróleo y asfalto sobre Cerro Viejo y Cuchilla del Pulque en 1 8 9 9 por José María Ort íz e inmediatamente éste los traspasó a Albert T. Johnston quien también arrendó lotes en Chapopote N ú ñ e z a principios de 1 9 0 1 . Johnston cedió estas propiedades a la London Oil Trust ,Ltd., en mayo de 1 9 0 1 , a cambio de acciones. La más importante de estas primeras ope­raciones de arrendamiento, sin embargo, fué la de Henry Curcier, el Conde Julvecourt, quien, en 1 9 0 1 y 1 9 0 2 arrendó la mayor parte de las más extensas parcelas de terreno que cubrían la ahora famosa Faja de Oro . En febrero de 1 9 0 3 traspasó sus intereses en Cerro Azul, Juan Fe­lipe, San Gerónimo, Solís, La Merced , Palo Blanco y Chinampa a la Pan American Asphalt Company, una compia organizada por A.L. Barber y A . H . Carver después de que los habían sacado del Asphalt Trust a fines de 1 9 0 1 . D o h e n y adquirió este grupo de propiedades de la com­pañía de asfalto, de la London Oil Trust, Ltd. y sus sucesores y en 1 9 0 7 organizó la Huasteca Petroleum Co. para manejar dichas propiedades. Parece ser que se h izo la elección de este importante grupo de propiedades únicamente porque contienen grandes y numerosas chapopoteras.

Mientras tanto las exploraciones de petróleo de Sir Weetman Pearson en la región de Tehuantepec habían resultado un gran desengaño. Por consiguiente, én 1 9 0 6 trasladó a los geólogos y los peritos del departa­mento de terreno a la región Tampico-Tuxpam. Estos geólogos eran parte del grupo de geólogos ingleses que trabajaban en la región Tehuantepec y continuaron el mismo tipo de trabajo, levantando echados, rumbos y

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chapopoteras, y sin hacer esfuerzo alguno por levantar los contactos de las formaciones. Muestras de la mayoría de los afloramientos se remitie­ron a Londres donde la oficina de Sir Goverton Redwood daba el vere­dicto de si la propiedad era deseable o no.

La firma Pearson perforó pozos que fracasaron en Los Esteros cerca del Río Tamesí y en Tumbadero cerca del Río Tuxpam. En mayo de 1 9 0 8 la compañía completó el pozo N o . 2 , el pozo descubridor en la Hacienda San Diego de la Mar. Este pozo, con una estima producción de 2 , 5 0 0

barriles diarios también fué el pozo descubridor de esa faja de campos petrolíferos, tan sumamente prolifica, que llegó a conocerse con el nombre de Faja de Oro. El 4 de julio de 1 9 0 8 el pozo N o . 3 , o Dos Bocas como comúnmente se le llamaba, comenzó a producir. Este tremendo "gusher" se incendió inmediatamente y siguió ardiendo hasta ser extinguido por el agua salada usurpadora, la que también puso fin a la capacidad produc­tiva del pozo N o . 2 .

En agosto de 1 9 0 8 , los intereses Pearson al norte del Puerto de Ve­racruz, así como también su departamento de ventas, fueron transferidos a la nueva organizada Cía. Mexicana de Petróleo "El Águila" S. A., cono­cida generalmente como "El Águila". Algunos años después, se traspasa­ron a esta misma compañía las propiedades de Tehuantepec incluso la re­finería y los otros intereses petroleros de Pearson.

A principios de 1 9 0 9 el doctor C. Willard Hayes, entonces geólogo en jefe de la United States Geological Survey, visitó México durante breve tiempo para considerar sus posibilidades petrolíferas. Los ojos del mundo petrolero estaban en ese momento puestos sobre la República como resul­tado del funcionamiento espectacular del pozo Dos Bocas. Como uno de los resultados de esta visita, Hayes fué contratado por Sir W^eetman como consultor para dirigir la labor geológica para El Águila. Hayes, como geólogo de campo, había trabajado principalmente en la parte sureña de las montañas Apalaches, donde la litologia proporciona una base bas­tante satisfactoria para el levantamiento de formaciones geológicas. Tam­bién era discípulo de W^illiam Morris Davis, el gran protagonista de la determinación de estructura geológica a través de la interpretación de da­tos fisiográficos. D e mediados de 1 9 0 9 en adelante los geólogos ingleses de El Águila fueron reemplazados por geólogos americanos, la mayoría de los cuales también habían trabajado con la United States Geological Sur­vey. Los que primero llegaron, C.W. W^ashburne, E.B. Hopkins y E. De-

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Golyer , también venían de trabajar en las Montañas Rocosas donde la litologia y fisiografía eran adecuadamente expresivas. Los geólogos de campo, siguiendo las instrucciones de H a y e s , levantaron formaciones sobre una base litològica y la topografía con plancheta y alidada. N o se hizo previsión alguna para trabajo paleontológico. L a sección que se utilizó con poca modificación era aquella que propuso Leonard V . Dalton, que acababa de presentar su informe del 18 de junio de 1909, el cual era un esfuerzo por reunir y sintetizar las muchas observaciones de los geólogos ingleses del tiempo de Redwood .

A l parecer el único trabajo de campo geológico extensivo llevado a

cabo en esos tiempos en las regiones petroleras era el de "W.F. Cunmiins

bajo la dirección de Edwin T . D u m b l e , que había sido geólogo del Estado

de T e x a s y luego geólogo de la Southern Pacif ic Ra i lway Company . Cum­

mins, que entonces y a tenía sesenta y nueve años, cruzó el Río Bravo en

febrero de 1909, con su ayudante , J . M . Sands, y trabajó gradualmente

hacia el sur pasando las Sierras de San Carlos y Tamaul ipas y llevando

la nomenclatura de las formaciones terciarias y cretácicas según se habían

determinado para T e x a s .

Mientras tanto, la Huasteca Petroleum C o . de D o h e n y comenzó a perforar en 1908 en la propiedad Juan Casiano en el Munic ip io de Chi­nampa, y para fines de 1909 se habían completado dos pequeños pozos. Parece ser que O r d o ñ e z fué consultor para los intereses D o h e n y desde 1906, pero de haber siquiera alguna, había poca evidencia favorable geo­lógica sobre las cuales podrían haberse local izado los pozos, y se cree que fueron perforados simplemente por estar próximos a chapopoteras activas.

L a condición en M é x i c o a principios de 1910 era la siguiente: que el campo Ebano-Chijo l estaba produciendo unos 6 ,000 a 6,500 barriles diarios, y los campos del Istmo de Tehuantepec estaban produciendo me­nos de 1,000 barriles diarios. El p o z o D o s Bocas había eruptado y había ardido. Aparentemente era u n gran p o z o , pero había agotado el depósito en el cual había sido perforado. D o s o tres pequeños pozos se habían per­forado en Casiano. Se habían efectuado estudios geológicos sobre casi toda la región de Tehuantepec por Pearsons o sus sucesores. El Águila. Poca labor habíase efectuado en esa región por ninguna otra compañía. También se habían l levado a cabo levantamientos geológicos sobre mucha de la región T a m p i c o - T u x p a m por El Á g u i l a , sobre mucho del estado de T a -

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mauÜpas en cl sur hasta la región de Panuco, por la East Coast, subsidiaria • de la Southern Pacific, y en la región de Papantla por la Oil Fields of Mexico Company. Los intereses Doheny retuvieron un consultor geológico pero casi no hicieron trabajos de campo, ya que aparentemente su doctrina para la localización de pozos exploratorios era la de perforar cerca de chapopoteras.

El año 1 9 1 0 fué un año de gran descubrimiento para México. En enero el campo poco importante y somero de Tanhuijo fué inaugurado por El Águila en la Hacienda del mismo nombre. No habían indicaciones geológicas, estando el pozo exploratorio situado próximo a una chapopotera. En febrero El Águila completó el Potrero del Llano No. 1. Fué el pozo descubridor del campo y fué localizado por el geólogo Geoffrey Jeffreys cerca de muchas chapopoteras y basado sobre evidencia geológica, no estando ésta completa en cuanto al flanco occidental del supuesto anticli­nal. Un segundo pozo fué completado en mayo. Estos pozos eran capa­ces de producir 5 0 0 barriles como producción inicial. Varios pozos adi­cionales se perforaron casi hasta la roca productora, pero la perforación se suspendió antes de la terminación, esperando la construcción de un oleoducto. En septiembre la East Coast Oil Co. completó el pozo descu­bridor para el campo de Panuco. Este pozo fué perforado en una región desprovista de afloramientos de roca y que no se encontraba cerca de una chapopotera. Fué localizada por el geólogo W.F. Cummins y se cree que se fijó la localización debido a consideraciones generales y especula­ciones geológicas. En julio, habiéndose completado el oleoducto de Tam­pico, y siendo capaces los pozos existentes en el depósito de producir sola­mente unos cuantos centenares de barriles por día, Doheny completó el Casiano No. 6 con una producción inicial de aproximadamente 1 5 , 0 0 0 barriles por día. El 11 de septiembre el pozo No. 7 se completó con una producción inicial de por lo menos 2 5 , 0 0 0 barriles diarios. Durante su existencia este pozo produjo un total de unos 7 0 millones de barriles de petróleo. El 2 7 de diciembre, el Potrero del Llano No. 4 localizado por E. DeGolyer, fué terminado, produciendo en forma descontrolada apro­ximadamente 1 1 0 , 0 0 0 barriles diarios.

La historia del desarrollo en México durante los siguientes diez años consistió, esencialmente, en el desarrollo de muchos campos individuales en el levantamiento de Panuco, ya que Ebano y Panuco se habían contado como los primeros y entre los más importantes, y en la aparición de cam-

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pos adicionales a lo largo del trecho que llegó a conocerse con el nombre de la Faja de Oro, contándose entre los primeros y los mayores los de Dos Bocas, Casiano y Potrero del Llano.

Continuó la labor geológica, principalmente por parte de El Águila, pero dados los éxitos de 1 9 1 0 , entraron otras compañías. La Standard Oil Co. (New Jersey) inició s u s operaciones en México por medio de una firma subsidiaria, la Transcontinental, y el grupo Royal Dutch-Shell con una compañía subsidiaria. La Corona, aproximadamente en 1 9 1 2 , como también lo hizo la Gulf con s u subsidiaria la Mexican Gulf. Entró la Texas Company más o menos al mismo tiempo y se organizaron muchas compañías independientes especialmente después del año 1 9 1 4 . Casi todas las mentadas firmas subsidiarias y muchas de las independientes coloca­ron personal geológico en el campo.

Hacia fines de 1 9 1 2 se descubrió el campo Tierra Amarilla sobre lo que se creía que era un domo. El pozo descubridor fué localizado pró­ximo a chapopoteras. El campo no tuvo gran importancia.

En mayo de 1 9 1 3 la Penn Мех Fuel Co. descubrió el campo de Ala­mo justamente al norte del Río Tuxpam. Créese que el pozo fué situado por un geólogo, pero también se encontraba cerca de chapopoteras. Del mismo modo se terminó el pozo descubridor del campo de Naranjos en una localización fijada por DeGolyer, quien equivocadamente pensó que se encontraba sobre un domo, pero que también se hallaba cerca de cha­popoteras. A principios de 1 9 1 5 el Cerro Azul No. 3 y el Juan Felipe No. 1 se terminaron con éxito en el yacimiento de Cerro Azul y en febrero de 1 9 1 6 se perforó el gran Cerro Azul No. 4 , localizado por E. Ordoñez. Se cree que este pozo fué el más grande del mundo al basarse los cálculos sobre capacidad diaria, y uno de los más importantes al basarse los cálcu­los sobre producción total. Para fines de 1 9 1 4 los campos de Dos Bocas, Juan Casiano, Los Naranjos, Potrero del Llano y Alamo se habían encon­trado todos sobre un alineamiento en curva que no se comprendía, pero parecía tener un significado especial.

El desarrollo de la Faja de Oro fué controlado principalmente por las condiciones del terreno. El Conde Julvecourt arrendó tantas grandes extensiones de terreno como eran fácilmente obtenibles y éstas fueron transferidas finalmente a los intereses Doheny. El Águila arrendó cuantos grandes terrenos no había adquirido Doheny y el grupo Мех tomó una propiedad extensa que había sido rechazada por ambos de los grupos

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anteriores. Algunos lotes menores fueron adquiridos por Doheny y El Águila. Hasta 1915 prácticamente todas las operaciones estaban en manos de Doheny, El Águila o Penn Мех. D e 1 9 1 5 en adelante la importancia de operaciones competidoras sobre pequeñas parcelas de terreno iba siem­pre en aumento, primero en la extensión Tepetate del campo Casiano, luego en escala siempre creciente en el campo Los Naranjos, y finalmente llegó a su culminación en el sector Zacamixtle-Amatlán Sur que estaba en manos de muchos intereses competidores.

Apareció agua salada en el depósito Potrero del Llano en marzo de 1 9 1 8 y para fin del año el famoso pozo No . 4 se rindió a la emulsión. Lo mismo ocurrió en el Casiano N o . 7 para noviembre de 1 9 1 9 y en cuestión de pocos meses el campo entero se convirtió principalmente en agua. El Álamo demostró un descenso en 1 9 2 0 y un descenso agudo en 1 9 2 1 . Naranjos demostró un descenso agudo en 1 9 2 1 como también Za-camixtle poco tiempo después. Cerro Azul y Toteco demostraron un descenso en 1 9 2 2 . Desde entonces el desenvolvimiento de la Faja de Oro consistió en despojar los pozos viejos, perforar unos cuantos pozos nuevos localizados ventajosamente como para pozos mermados, en buscar y explotar unas propiedades intermedias así como Cerro Viejo, entre Po­trero y el Álamo, y en fomentar una extensión hacia el sureste del yaci­miento de Álamo. Los campos de la Faja de Oro produjeron aproxima­damente 1 5 0 millones de barriles en el año culminante de 1 9 2 1 ; en 1 9 3 7 produjeron aproximadamente siete millones y medio de barriles.

La Faja de Oro se descubrió por medio de la perforación próxima a chapopoteras. La estructura de su subsuelo no se refleja ni siquiera vagamente en las capas de la superficie salvo de Casiano hacia el norte y aun allí no fué hasta 1 9 2 2 a 1 9 2 3 que el trabajo geológico se efectuó con suficiente destreza como para revelar cuanta expresión existe.

El primer esfuerzo serio por diferenciar los estratos de la llanura costera mexicana en formaciones parece haber sido el que hizo Léonard V. Dalton en su informe, no publicado, del 1 8 de junio de 1 9 0 9 , intitulado 7he Qeology of the Oil 7ields of the Ttiexican Qulf Coast (La Geología de los Campos Petrolíferos de la Costa Mexicana del Golfo de México) . Dalton acababa de visitar, por segunda vez, la región de Tehuantepec; habiendo hecho su primera visita en 1 9 0 6 , y también acababa de visitar la región Tampico-Tuxpam. Su propuesta sección para cada región se basaba en el trabajo de los geólogos ingleses empleados por los intereses

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Pearson y en el informe de su tío quien había visitado la región de Te­huantepec en 1907, así como también en sus propias observaciones.

G. Jeffreys, un geólogo inglés que había estado con Pearsons hasta hacía poco, también redactó en 1910 un informe, no publicado, llamado Report on the Qeology of the !Aíe7cican Oil 7ields (Un Informe Sobre la Geología de los Campos Petrolíferos Mexicanos), que gozó de bastante amplia difusión y en cl cual también propuso una sección estratigráfica para la región Tampico-Tuxpam.

Estas propuestas secciones se basaban principalmente en la litologia y ninguna de ellas estaba adecuadamente controlada por determinaciones de fósiles. Continuar la labor con mateiial tan poco satisfactorio se hacía cada vez más difícil y en 1920 El Águila trajo a México al doctor T. Wayland Vaughan para que éste revisara la sección. Vaughan así lo hizo, ayudado por los geólogos de El Águila y Corona. El trabajo con respecto a foraminíferos fué llevado a cabo por esa gran autoridad, el doctor Joseph A. Cushman. Casi al mismo tiempo se efectuaron estudios estratigráficos por otras compañías, destacándose los de la Mexican Gulf que había traído a México al doctor L.W. Stephenson ,y la Seaboard que había contratado para hacerlos al doctor J.J. Galloway.

Afortunadamente estos estudios coincidieron con la introducción, como cosa rutinaria en el desarrollo de campos petrolíferos y en la ex­ploración, del análisis micropaleontológico de muestras de canal, y una labor que comenzó sobre una base no continua, lanzó, actualmente, un programa de estudio paleontológico continuo como parte del trabajo geo­lógico normal en México.

A comienzos de 1919 el grupo Royal Dutch-Shell adquirió el control de El Águila de Lord Cowdray. Durante unos años continuó el trabajo de los geólogos americanos, pero gradualmente éstos fueron reemplazados por geólogos ingleses, holandeses y suizos. A partir del primero de julio de 1 9 2 3 , los departamentos geológicos de El Águila y Corona fueron unidos en un personal combinado.

En 1926 la Standard Oil Company de Indiana compró las compañías Doheny, las que vendió en 1932 a la Standard Oil Company (New Jersey). Estas compañías que hasta la fecha habían estado operando con un mínimo de labor geológica, efectuaron la expansión de su departamento geológico desde 1926 en adelante hasta gozar éste de tamaño y calidad comparable con el personal combinado de El Águila-Corona.

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Los trabajos geofísicos comenzaron en México en 1 9 2 3 o posiblemente antes ya que el Ttíexicau Tinancier (El Financiero Mexicano) del primero de enero de 1 9 2 2 incluía un anuncio de la balanza de torsión Eótvos. Una balanza de torsión fué remitida a México a principios de 1 9 2 3 para El Águila. Igualmente El Águila contrató una cuadrilla alemana de refrac­ción sísmica, del doctor L. Mintrop de la Seísmos Company. Esta cua­drilla trabajó en 1 9 2 3 , sin resultados muy satisfactorios, ensayando el levantamiento de la extensión norteña de la Faja de Oro.

Se suspendió el trabajo geológico en el Istmo de Tehuantepec desde como 1 9 1 4 a 1 9 2 1 ; las operaciones de perforación se suspendieron de 1 9 1 7 a 1 9 2 1 . La geología de esta región es compleja, pero en general la estruc­tura de las rocas está mejor expresada en la superficie que en la región Tampico-Tuxpam. Se levantaron muchas estructuras cerradas de la su­perficie y varios campos petrolíferos de poca importancia se habían en­contrado en el período 1 9 0 2 a 1 9 1 7 . Sin embargo, todos los campos en conjunto habían producido un total de menos de 2 millones y un cuarto de barriles, y mal se podría decir que la exploración gozó de éxito co­mercial. En 1 9 1 7 se hizo un estudio de la naturaleza de la incidencia del petróleo asociado con estructuras salinas, y como resultado de esto, se recomendó la perforación para producción de flanco. Hasta ese momento toda producción había emanado de la cubierta rocosa (cap-rock) o de areniscas superpuestas en las estructuras salinas. N o se había hecho nin­gún esfuerzo serio por explorar los flancos de las estructuras. Se reco­mendaron unos seis sitios como ensayos de flanco en varios de los cam­pos viejos. Al reasumir las operaciones perforadoras en 1 9 2 1 estos pozos fueron perforados, pero ninguno resultó ser productivo. Los geólogos de El Águila reanudaron su labor en esta región a principios de 1 9 2 1 . Se volvió a estudiar la sección estratigráfica, se hicieion amplios estudios regionales y en 1 9 2 1 a 1 9 2 2 se llevó a cabo un estudio sumamente deta­llado de la estructura del flanco norteño del Filisola Crescent (La Lúnula de Filisola). Como fruto de este trabajo se descubrió el campo Francita en 1 9 2 3 . Desde entonces este campo ha producido unos 2 1 millones de barriles de petróleo y fué el primer campo comercialmente lucrativo que se descubrió en la región.

La continuada exploración de la región de Tehuantepec por los geó­logos suizos e ingleses del personal combinado de El Águila-Corona tuvo buen éxito. Extendieron estudios detallados al este y a base de echados

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tomados en la superficie, de sondeos estructurales у de levantamientos gra­vimétricos, descubrieron el campo de Tonala en 1 9 2 8 , y una prolongación de éste. El Burro, en 1 9 3 1 . Se descubrió un campo en El Plan en 1931. Estos campos son de considerable importancia. Los campos Tonalá-El Burro y el Plan han rendido una producción de aproximadamente 80 mi­llones de barriles cada uno. En estos momentos El Plan es el productor principal de la región. Exceptuando la exploración dispersa de unos cuan­tos competidores, el resultado de la cual fué el hallazgo del pequeño cam­po de Cuichapa en 1935 por una subsidiaria de la Standard Oil Company of California, no se había producido petróleo alguno en esta región ni se había intentado exploración importante alguna, hasta después de 1938, salvo por el grupo El Águila.

Dada la aguda declinación en la producción de los yacimientos de la Faja de O r o , que fué advertida por la aparición de agua salada en 1918 y 1919 y que finalmente se hizo sentir en 1 9 2 1 , la industria recurrió a "wildcatting", principalmente en el levantamiento de Panuco. Esta estruc­tura se encuentra en el área de inundación de los Ríos Panuco y Tamesí y en la ancha llanura interpuesta. Los afloramientos ocasionales que se hallan no tienen importancia como una ayuda a la exploración el levan­tamiento es la prolongación, buzando hacia el sur, del antíclinal de la Sierra de Tamaulipas. Posiblemente los flancos inclinados del levanta­miento y algunos horizontes profundos porosos proporcionan las condi­ciones necesarias para la migración de petróleo y por consiguiente para su acumulación en yacimientos comerciales, pero los yacimientos mismos de ningún modo son anticlinales. N o existe sobre el nivel del agua estrato alguno que sea lo suficientemente poroso como para proporcionar un ya­cimiento. Los yacimientos son el resultado de porosidad inducida; fallas, fisuras, grietas y hasta fracturas a través de zonas estrechas, todo esto en roca dura, densa de muy poca porosidad, principalmente en calizas. Salvo por la incidencia de chapopoteras o manifestaciones de gas como las que hay en Ebano, Chijo, Caracol, a lo largo del Río Tamesí al sur de Chocoy y varios otros lugares, hay poca cosa en la superficie para fijar la aten­ción del explorador. Es a la misma vez el área más fácil y más difícil de explorar en todo México . Para fijar el sitio específico solamente se tienen de guía conceptos amplios y generales. A principios de la década de los treintas se hizo un estudio de la exploración de esta región por uno de los principales explotadores. Se llegó a la conclusión que la proporción

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entre el éxito y el fracaso era exactamente la misma para cualquier tipo de situación de exploración, y a fuera bajo dirección o al azar. En todo caso, la región recibió la mayor atención e importantes yacimientos se hallaron en Méndez , Chapacao , Corcovado y en Cacalilao. En 1924 la producción de esta área alcanzó su cima de 101 millones de barriles y de los 710 pozos terminados en M é x i c o durante el año, 632 se encon­traban en esta región. Para el año 1937 la producción había descendido a poco menos de diez millones de barriles anuales.

De igual modo, desde los comienzos, la llanura costera del norte, el área al norte y al oeste de Monterrey , han sido objeto de la atención de los exploradores. A principios de la década de los veintes, ante el con­tinuo descubrimiento de nuevos campos en el lado de T e x a s del Río Bravo, el área se convirtió en una de considerable actividad. La geología de su­perficie fué levantada por muchas de las compañías; El Águi la , Mex ican Gulf y subsidiarias de Jersey, Sinclair, Empire y Continental se contaban entre las firmas más interesadas y se llevó a cabo gran cantidad de tra­bajo sísmico así como también algo de sondeos estructurales. C o n las ex­cepciones de un campo de gas extremadamente reducido en Rancherías sobre el Río Bravo, que encontró una subsidiaria de la O h i o O i l Company y un pequeño campo de gas al sur de Laredo, solamente se perforaron pozos secos. En 1931 únicamente las compañías M e x i c a n Gulf y Mer­cedes, la última una subsidiaria de Jersey, continuaron sus operaciones. Una reseña con respecto al año 1934 concluyó que —"en vista de los resultados descorazonantes de los pozos perforados a pesar de su posición estructuralmente favorable, debe inferirse que en el noreste de M é x i c o la estructura no es un requisito de primer orden para la acumulación de petróleo y pudiera ser que el factor dominante en este respecto sería el de las facies de los sedimentos y su distribución, como es el caso en muchos campos petrolíferos en el sureste de Texas" .

Desde mediados de los 1920's en adelanfe la labor geológica continuó en una escala y de una calidad que superaba lo que se había efectuado anteriormente. L a labor llevada a cabo por el personal combinado de El Águila-Corona, por las compañías Standard Oi l que fueron sucesores de las empresas Doheny, por la M e x i c a n Gulf, Gities Service y la firma East Coast se destacaba por la extensión de lo que abarcaba y por su primera calidad. Aun le falta por rendir más cosecha como una ayuda a la explo­ración en la región T a m p i c o - T u x p a m . El único hallazgo petrolífero de

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importancia durante ese período es el gran campo de Poza Rica que se descubrió con la terminación del pozo No. 2 a fines de junio de 1 9 3 0 . La base del descubrimiento de este campo es algo obscuro. Al parecer se había encontrado un anticlinal en Mecatepec a través de una labor superficial y el geólogo J.H. Clopton en 1 9 2 4 hacía esfuerzos por exten­derlo hasta Poza Rica. Se comenzó un estudio por balanza de torsión el 1 3 de junio, bajo la dirección de H. Urheim, y en menos de un mes éste informó indicaciones de un anticlinal, el eje del cual pasaba próximo al punto donde el pozo descubridor se perforó después. Para octubre de 1 9 2 4 Urheim tenía un definido y extenso máximo o "alto" de balanza de torsión alrededor de este punto. Parece ser que el campo fué comprobado técnicamente con la terminación del Mecatepec No. 4 en febrero de 1 9 2 8 . Est pozo produjo como medio millón de barriles de la formación Chicon­tepec y se agotó para fines de 1 9 3 3 . El pozo descubridor, Poza Rica No. 2 , terminado en junio de 1 9 3 0 , probablemente apenas si había tocado la cumbre del Tamabra en su profundidad total de 2 , 0 4 7 metros. Mecáni­camente la terminación no fué obra diestra y se le permitió al pozo pro­ducir desde agosto de 1 9 3 0 hasta marzo de 1 9 3 3 , rindiendo como medio millón de pies cúbicos de gas y 2 0 barriles de condensado por día al final de esc período. Por primera vez se estableció el calibre del campo al terminarse el pozo No. 3 en junio de 1 9 3 3 .

La producción para todo México siguió en descenso desde su punto culminante de 1 9 3 , 3 9 7 , 5 8 7 barriles correspondientes al año 1 9 2 1 hasta 3 2 , 8 0 5 , 4 9 6 barriles en 1 9 3 2 . Ascendió lentamente a 4 6 , 9 0 6 , 6 5 0 barriles en 1 9 3 7 y volvió a declinar a 3 8 , 5 0 5 , 8 2 4 barrile sen 1 9 3 8 . Al llegar al 1 8 de marzo de 1 9 3 8 , un total de casi 1 , 9 0 0 , 0 0 0 , 0 0 0 barriles de petróleo se habían producido en México. Poco más de 1 , 0 0 0 , 0 0 0 , 0 0 0 barriles de este petróleo había provenido de los campos de la Faja de Oro; casi 7 5 0 , 0 0 0 , 0 0 0 barriles de los depósitos el levantamiento de Panuco. El yacimiento de Poza Rica que iba desarrollándose había producido un total de algo más de 5 0 millones de barriles. Los campos del Istmo de Tehuantepec habían rendido unos 9 2 millones de barriles.