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Historia de la Psicología

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Page 1: Historia de la Psicología
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/ Datos de catalo gacion bibliografica

Thomas Hardy Leahey

Paginas: 548

ISBN: 978-84-205 -4224-9 Materia : Psieologia soc iol6g iea 316

Format o 19,5 X 25,0 em

PEARSON EDUCACI6N, S, A" Madrid, 2005

Historia de fa psicologia 6.a edicion

Todos los derechos reser vados. Queda prohibida, salvo excepci6n prevista en la ley, cualquier forma de reproduccion , distribucion , cornunicacion publica y transforrnacion de esta obra sin contar con autorizacion de los titulares de propiedad intel ectual. La infraccion de los derechos mencionados puede ser con stitutiva de deiito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. Codigo Penal),

DERECHOSRESERVADOS © 2005 de la edici6n en cas te lla no para PEARSON EDUCACI6N, S. A , Ribera del Loira, 28 28042 Madrid (Espana)

Historia de La psicologia. 6.n edicion Thomas Hardy Leahey

Traducido de © Thomas H, Leahe y, A HISTORY OF PSYCHOLOGY. MAIN CURRENTS IN PSYCHOLOGICAL THOUGHT 6TH EDITION Pearson Education, Upper Saddle River, NJ , 2004. ISBN: 0-13-/11447-6

ISBN: 978-84-205-4224-9

PEARSON PRENTICE HALL es un sello editorial autorizado de PEARSON EDUCACI6N , S. A.

Editor: Juan Lui s Posadas

Tecnico editorial: Elena Bazaco

Equipo de producci6n: Direcci6n: Jo se Antonio Clares Tecnico: Isabel Munoz

Disefio de cubierta: Equipo de diserio de PEARSON EDUCACI6N, S. A.

Composici6n: COPlBOOK, S.L.

IMPRESO EN MEXlCO - PR1NTED IN MEX1CO

• • Esta obra se terrnino de imprimir en mayo de 2012

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Ciencia, historia y psicologia

Cuando Wilhelm Wundt fund6 la psicoJogia como ciencia, proc lam6 una «alianza» entre la psicologia y la fisiologfa. Si bien su ambici6n result6 ser prernatura, esta dando ahora sus frutos en la neurociencia cognitiva, que utiliza metodos que Wundt nunca hubiera soiiado para estudiar la conexi6n en­tre el cerebro y la mente.

ENTENDER LA CIENCIA ENTENDER LA HISTORIA La imagen de la ciencia moderna La historia de la clencio La explicaci6n La historiogratra de la psicologfa Las teorias: c6mo explican las cosas La psicologfa en la historia

los cientfficos BIBLIOGRAFfA La naturaleza del cambio cientrfico La reduc c i6n y la sustituci6n La ciencia como concepci6n del mundo

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4 HISTORlA DE LA PSICOLOGiA

Plat6n observe que la filosoffa comienza co n el aso mbro. Tarnbien la ciencia comienza con el aso mbro (asombro por los mecanismo s interno s de la naturaleza) y todas las ciencias, incluida Ia psicologia, formaron parte originalmente de la filo soffa. Las ciencias particulares se fuero n haciendo gradualmente independi en­tes de 130 filosofta con el paso de los siglo s. La psicologfa fue una de las ultirnas ciencias parti culares en se­pararse de la filosoffa , de 130 que form6 parte hasta el siglo XIX. Los fundadores de 130 psicologfa fueron fil6­sofos ademas de psicologos, que trataban de encontrar respuestas cientfficas a muchas preguntas filos6ficas.

EI significado literal de psicologia es psyche-lo gos, el estudio del alma, aunque el terrnino no se acu ­fio hasta el sig lo xvn y su uso no se extendi6 hasta el siglo XIX. Los fil6sofos Ylos profesores de religi6n de todo e l mundo se han esforzado en resolver el problema de la naturaleza del alma: (,existe el alma? (,Cua l es su naturaleza? (, Cuales son sus funciones? i,C6 mo se relaciona con el cuerpo? Mientras que los psicolo­gos se opon en al terrnino alma y prefieren mente, co n me nos connotaciones religios as , todavia se contimian plante ando estas inc6modas cuestiones . Incluso aquellos psicologos que no definen la psicologia co mo el es tudio de la mente sino como el estudi o de la co nducta tienen diferentes respues tas para elias.

De sde la epoca de los antiguos gr iegos, los fil6sofos se han preg untado c6 mo co nocen e l m undo los seres hum anos. Esta em presa se co noce co mo epis temologia, que prov iene de las pa labras gr iegas ep isteme (conocimiento) y logos (discurso) . Interrogarse ace rca de c6mo los se res humanos conoce n el mund o su­pone preguntarse sobre la sensac i6n, la percepci6n , la mem oria y el pensa miento; la esfera co mpleta de 10 que los psicologo s lIaman psicologia cognitiva.

La etica es la tercera de las areas que comparten los fil6sofos (y los pensadores religiosos) con la psi­cologla. Aunque la etica tiene que vel' principalmente con c6mo deberla comportarse la gente, la etica prac­tica depende de una co ncepci6n de la naturaleza hum ana. (, Es la gente buena por naturaleza? (,Que motivos tienen las personas? i,Cuales son saludables y cuales deben reprim irse? (, Las personas son sociales por na­tural eza? (, Hay una vida 6ptima que todos los humanos deberia n vivir? Cuestiones como las anteriores son profundamente psicol6gicas y pueden estar fundamentadas en la inves tigac i6n ciennfica sobre la natur ale­za hum ana. Los interrogantes eticos se manifiestan por sf mismos en muchas areas de Ja psicologia. Dent ro de la psicologia cien tifica, los encontramos en los estudi os sobre la motivaci6 n y la emoc i6n, y en las con­ductas social y sexual. La psicologia aplicada, ya sea en los negocios, la empresa, e l estad o 0 en la clinica individual y la orientaci6 n psicol6gica, esta profund amente invoJucrada co n la etica human a. La gente va al psicologo para ser mas feliz 0 mas productiva, y busca la ayuda de un psicologo co n formaci6n cientffica . EI co noc imiento que el psicologo tiene sobre la motivaci6n , la e moc i6n, el ap rendizaje y la mem oria Ie da las herramien tas para mod ificar la conducta. Pero el psicologo no debe estar simplemente al servicio del clien­te ; un psicologo indu strial puede tener que decirle a un cJiente que constituye un problema para la cornpa­fila, y ningiin psicologo con etica enseriara a un es tafador pro fesional a mej ora r su capacidad de persuasi6n . La ciencia, en su busq ueda de los secretos de la naturaleza, se ha co nsiderado tradicionalmente como neu­tral con respecto a los valores, pero como dijo Francis Bacon, «saber es poder- y las herramientas del cien­tifico aplicado deben utili zarse correctamente.

Aunque las bases conceptuales de la psicologfa se encuentran en la filo soffa, la inspiraci6n para la crea­ci6n de una cienc ia independiente lIeg6 de la biologfa. Los fi l6sofos , entre otros, explicaron las funci ones de la mente med iante los procesos subyacentes del ce rebro, que habian sido tenidos en cuenta, oca sional­mente , desde el tiempo de los griegos, pero tal explicaci6n no alcan zaria el rango de convicci6n hasta me­diad os del siglo XIX. Los fundadores de la psicol ogia esperaban que, l legando a la mente a traves de la fi­siologfa, 10 que s610 habra sido filo soffa especulativa y religi6n llegaria a co nvertirse en una cienc ia naturalista, Una rama mas joven de la biologia , la evoluci6n , tambien co ntribuy6 a la fund aci6n de la psi­cologia cientffica , Especialmente en Gran Bretafia y No rtea merica , los fil6sofos y psicologos em pezaron a preguntarse que aportaba la mente en la lucha por Ia existencia que no hub iese ya en la evo luci6n por se­lecci6n natural. (,Para que necesitamos ser co nscientes?

(,Los animales 10 son? Estas nuevas pregun tas preoc uparon e inclu so estimularon a los psicologos des­de el principio. Por ello, nos interesarem os no s610 por las cuestiones filos6ficas abstractas, sino tarnbien por e l aumento de los conoc imientos acerca del cerebro y del sistema nervio so desde la Epoca Clas ica hasta e l pres ente.

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CAPITULO 1 Ciencia, historia y ps icologia

Debido at auge de la neurociencia cognitiva, las expectativas de los primeras psicologos hacia la fisio­logia merecen un respeto especial. A falta de tecnicas modernas para investigar el cerebro, la mayoria de los psicologos del siglo xx se desviaron del cam ino de la fisiologia. No obstante, los psicologos actuales, equi­pados con las tecnicas del siglo XXI para obtener irnagenes cerebrales, han vuelto a las biisquedas origina­les (Gazzaniga, Ivry y Mangun , 1998). AJ mismo tiernpo, el nuevo campo de la psicoJogfa evolucionista ha retomado las cuestiones fundamentales relacionadas con la naturaleza humana (Pinker, 2002; Wright, 1994).

ENTENDER LA CIENCIA

Desde el siglo X IX ha existido el acuerdo generalizado de que la psicologfa es, 0 al menos deberfa ser, una c ienc ia. La naturaleza de la ciencia, que la psicologia aspira a ser, es un buen pun to de partida para com­prender esto.

La imagen de la ciencia moderna

La gente espera que la ciencia explique como y pOl' que el mundo, la mente y el cuerpo funcionan como 10 hacen. LafiLosoj(a de La cienc ia trata de entender como funciona la ciencia (Rosenberg, 2000).

El estilo newtoniano

EI estilo moderno de explicacion cientifica comenzo con Isaac Newton y la Revolucion Cientifica (vea­se el Capitulo 4). Newton defini6 su empresa cientifica como la biisqueda de un pequefio ruimero de leyes maternaticas a partir de las cuales fuera posible deducir las regularidades que se observan en la naturaleza. Su campo era la ffsica del movimiento, que trato de explicar mediante tres leyes del movimiento mas la ley de la gravedad, y demostr6 como es tas leyes explicaban con precisio n el movimiento de los cuerpos en el sistema solar. Como ejemplo del estilo newtoniano de explicacion (Cohen, 1980), tomaremos la ley de la gravedad: existe una fuerza de atracc i6n mutua entre dos cuerpos cualesquiera que es inversamente propor­cional al cuadrado de la distancia que los separa. Newton fue criticado por sus conternporaneos al no pro­porcionar ningun mecanismo que pudiera explicar como funcionaba la gravedad ; para ellos, la acci6n a dis­tancia entre dos objetos olia a magia. Sin embargo, Newton respondio: «Hypotheses nonfingo», «No invento [propongo] hipotesis», En otras palabras, Newton rehuso explicar su principio de gravedad; para el, fue su­ficiente postular una fuerza que permitiera predeci r los movim.ientos de los cuerpos celestes.

El positivismo

Con Newton corn ienza una nueva filosofia de cornprension de la naturaleza que fue codificada poste­riormente en su forma mas extrema por Auguste Comte (1798-1875) Ysus seguidores, los pos itivistas. Com­te creia que el exito de la ciencia hacia aconseja ble que otras empresas humanas adoptaran su metodol ogia, y fundo la filosoffa de la ciencia con el objetivo de destilar la esenc ia de Ia rnisrna en una formula que re­sultara utilizable por otras.

Para Comte y los positivistas que Ie siguiera n, la ciencia funcionaba debido a que el estilo newtoniano permanecia 10 mas cerca pos ible de los hechos observables y 10 mas lejos posible de las explicaciones hi­poteticas, Para el positivismo, el trabajo basico de la ciencia era Ia descripcion, antes que la explicaci6n. Se suponia que los cientfficos observaban la naturaleza con detalle, buscando fen6men os regulares y correla ­ciones fiables. Tomando como base sus observaciones, los cientificos propondrfan Leyes cientfficas, del tipo de la ley de la gravedad de Newton. Ampliando la reticencia de Newton a formular hip6tesis, los positivi s­tas entendieron que dichas leyes eran resurnenes maternaticos de observacio nes pasadas y no verdades de la naturaleza.

A partir de la pri rnera funcion de la ciencia, la descripcion, teoricarnente resumid a en forma de leyes, vendrla la segunda, la prediccion. Utilizando la ley de la gravedad de Newton y sus tres leyes del movimiento, los cientfficos podr ian predecir eventos futures, como los eclipses y la aparicion de los cometas. POI' ultimo,

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ficiente postular una fuerza que perm itiera predeci r los movim.ientos de los cuerpos celestes.

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6 HISTORIA DE LAPSICOLOGfA

la prediccion a partir de leyes haria posible el control de la natur aleza . Los ingenieros podrfan calcular la propul sion necesaria para poner satelites en orbitas terre stres precisas y enviar sondas a planetas lejanos, uti­lizando para ello las leyes de Newton. EI conocimiento, tal como afirrnara Francis Bacon, es poder, y para la filosoffa positivista el control era la razon ultima de la ciencia. Comte ansiaba un gobierno cientffico para la sociedad , y el deseo de aplicar las posibilidades de la psicologfa cientffica al proyecto de Comte desem­pefio un papel importante en la conforrnacion de la psicologfa del siglo xx.

La explicaci6n El enfoque nomoloqico

La descripcion, la predicci6n y el control fueron las tres unicas funciones que los primeros positivistas asignaron a la ciencia. Consideraron que el deseo humano de obtener explicaciones (respuestas a los «por­ques») era una tentaci6n peligrosa de darse a especulaciones metaffsicas e incluso teologicas. Afirmaron que la ciencia debe renunciar austeramente a las hip6tesis y explicaciones y, como dirfa un detective de ficcion, cefiirse a los hechos. Sin embargo, la epoca contemporanea de la cornprension filos6fica de la explicacion comenz6 en 1948 con la publicacion de Studies in the Logic of Explanation [Estudios sobre la logica de la explicacion] por Carl Hempel y Paul Oppenheim, dos positivistas l6gicos. Este trabajo, que marco un hito (Salmon, 1989), mostraba una forma de incorporar en la ciencia una funci6n explicativa dentro del marco positivista, y el modelo de explicacion Hempel-Oppenheim, a pesar de su edad y defectos, permanece como el punto de partida de todos los estudios ulteriores sobre Ja explicaci6n en la ciencia.

Hempel y Oppenheim propusieron que las explicaciones cientfficas podrian con siderarse como argu­mentos Iogicos en los que los hecho s a explicar, el explanandum, podrfan deducirse del explanans , que esta constituido por las leyes cientfficas implicadas y las observaciones iniciales. De esta forma, un ffsico podrfa explicar un eclipse solar mostrando que, dadas las posiciones relativas del Sol, la Luna y la Tierra en un rno­mento anterior al eclipse, se podrfan utilizar las leyes del movimiento y la gravedad de Newton para prede­cir deductivamente su llegada al alineamiento que 10 produce. Debido a que Hempel y Oppenheim habian afirmado que las explicaciones eran deducciones efectuadas a partir de leyes cientlficas , se conoce su pro­puesta como modelo nomologico-deductivo (del griego nomos, ley). A este modelo de explicaci6n tarnbien se 10 conoce como modelo covering-law (basado en leyes generales), ya que la explicacion muestra como un hecho queda subsumido 0 generalizado (covered) dentro de un conjunto de leyes cientfficas.

Deben destacarse ciertos rasgos del modelo Hempel-Oppenheim. En primer lugar, hace explfcita una caracteristica central y fundamental de la explicaci6n que llamaremos la Regia de Oro de la explicacion: el explanans no debe conten er ni explicita ni implicitamente el explanandum. El incumplimiento de esta regla hace que la explicacion resulte nula y sin valor por razones de circularidad. Podemos tomar prestado un ejem­plo del dramaturgo france s Moliere para ilustrar una explicacion circular. Imaginemos que alguien pregun­ta: «l,Por que el Somitol me pone sornnoliento?» y que se Ie contesta: «jporque tiene poder soponfero!». A primera vista, parece la explicacion de algo (la somnolencia) por otra cosa (el poder soporifero), y verda­deramente, si esto se afirmara energicamente en un anuncio publicitario, pod ria pasar por una explicaci6n. Sin embargo, cuando descubrimos que «soporffero» significa «inductor del suefio» nos damos cuenta de que la explicacion que se ha propuesto esta vacfa porque afirma , en efecto, que eJ Somitol te pone somnoliento porque te pone somnoliento. EI explanandum, producir suefio, esta contenido implfcitamente en el expla­nans, de forma que la explicaci6n es circular. La RegIa de Oro es facilmente incumpJida, porque con fre­cuenci a pensamos que hemos explicado algo (el poder soporrfero) cuando solo 10 hemos nombrado. Yen psicologfa resulta especial mente facil incumplir la Regia de Oro, puesto que la mente es a duras penas ob­servable. Podemos creer que hemos explicado por que alguien es tfmido y tiene pocos amigos llarnandolo «introvertido», pero 10 iinico que hemos hecho es etiquetar taquigraficarnente a una persona que es tfmida y tiene pocos amigos. Si la introversion pretende ser una verdadera explicacion del ser timido, se debera re­lacionar con algo distinto de una conducta timida, como, por ejemplo, con una predisposicion genetica.

Una caracteristica mas controvertida del modelo nomologico-deductivo es que asume que prediccion y explicacion son 10 mismo. En el modelo de Hempel y Oppenheim, la explicaci6n de un hecho consiste en

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CAPiTULO 1 Ciencia, historia y psicologla

mostrar que podria haberse predicho. Asf, cuand o un astronorno predice un eclip se para el afio 2010 , tam­bien explica el que ocurrio en 1010. En todos los casos el procedimiento es el mismo: se aplican las leyes del movimiento al estado del Sol, la Luna, la Tie rra y se demuestra que el eclip se es inevitable. No obstan­te, la tesis de la simetrfa entre ex plicac io n y prediccion se enfrenta a problemas importantes. Consideremos, por ejernplo, un asta de bandera y su sombra (Rosenberg, 2000). Si conocemos la altura del asta y la posi­cion del Sol, podemos deducir, y asf predecir, la longitud de la sornbra, a partir de las leyes que rigen la luz y las reglas de la geometrfa, y parece razonable afirmar que de ese modo hemos explicad o la longitud de la sombra. Sin embargo, sobre el mismo ejernplo, si conocemos la longitud de la sombra, podremos deducir, y por tanto «predecir», la altura del as ta , aunque por supues to la longitud de la sombra no explica la altura del asta.

El enfoque causal

El modelo de explicacion cientffica basado en leyes generales (cover ing-law) evita deliberadamente las preguntas sobre la verdadera estructura causal de la naturale za, y prefiere concentrarse en cambio en como podemos predecir y controlar la naturaleza. EI conocimiento practice no tiene por que ser profund o 0 ver­dadero. Aunque solo ahora comienza a entend erse como aetna una aspirina, hace mucho tiernpo que los me­dicos la prescriben para aliviar el dolor, la inflarnacion y la fiebre . Siguiend o a Newton , que rehuso preo­cupar se de por que eran verdaderas sus leyes del movimi ento, 10 unico que los positivi stas piden a las explicaciones c ien tffic as es que funcionen , no que revelen de que forma 10 hacen. Algunos filosofos, des­concertados por los defectos de la aproxirnacion positivista, exigen que la ciencia investigue mas a fondo para decirnos no solo como la naturaleza funcion a de la manera que 10 hace, sino tarnbien por que funcio­na asi .

El rival principal de la aproximacion positivista a la explicacion es el enfoque causal (por eje rnplo, Sal­mon, 1984), Este toma como punto de partida la dificultad para identificar la ex plicacion con la pred iccion . Aunque podamo s deducir la altura de un asta de bandera a partir de la longitud de su sombra, las sombras no pueden causar nada , de forma que no deberfan c itars e en las explicaciones; por el contrario , los obj etos que se interpon en ante los rayos del sol proyectan una sorn bra causalmente. La mera existencia de una re­

gularid ad predictiva no es 10 mismo que una ley de la naturaleza, independientemente del grado de fiabili­dad y de utilidad de dicha regularid ad. La generalizacion «Si cae la lectura del barometro, tendra lugar una torrnenta» expresa una correlacion iitil, no una ley causal de la naturaleza.

Es aun mas importante para la explicacion de la condu cta humana el hecho de que aceptemos intuiti­vamente explicaciones que no estan referidas a leyes. Cuando el detective desenrnarafia el crimen en el ul­timo capitulo de una novela poJicfaca, explicando quien, como y pol' que 10 hizo, no invocara leyes de la na­turaleza. En lugar de eso, mostrara como una serie de acontecimientos particulares y unicos llevaron, uno tras otro, a cometer el asesinato. Nos sentiremos satisfechos al descubrir que Lord X fue asesinado por su hijo para pagar sus deudas de juego , pero no hay ninguna ley de la naturaleza que afirme que «Todos (0 in­cluso la mayoria de) los hijos con deudas de ju ego mataran a sus padres». La mayor parte de las ex plica ­cione s de nuestra vida cotidi ana y de la histori a son de este tipo, que conecta los acontecimientos en una se­cuencia causal sin mencionar ninguna ley. No todas las explicaciones satisfactorias se ajustan al modelo basado en leyes generales.

Desde la perspectiva causal, el temor de los positivistas a caer en la metaffsica y su consecuente nega­

tiva a ir mas alia de los hechos, les ha lIevado a una cornprension er ronea de la ciencia y a ignorar intuicio­nes importantes sobre la naturaleza de la expli ca cion . En vez de rehuirl a, el enfoque causal asume la meta­ffsica argumentando que el obje tivo de la ciencia es penetrar en la estructura causal de la realidad y descubrir (no solo inventar ) las leyes de la naturaleza. Afirman que la cienci a tiene exito porque esta mas 0 menos en 10 cierto en 10 que respecta a como funciona la naturaleza, y gana poder predictiv o y cont rol porque es ver­dadera, no porque este organizada logicamente. La ciencia se protege a sf misma de la pesadilla (la supers­ticion) de los positivistas probando rigurosamente todas las hipotesis y desafiando todas las teor las.

No obstante, el punto de vista causal tiene sus propi as debilid ades (Kitcher, 1989). Nos preguntamos como podemos estar seguros de haber captado la estructura causal del mundo cuando, como todo el mundo

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8 HISTORLA DE LA PSICOLOGLA

admite, se encuentra mas alia del alcance de la observac ion. Porque r.o poder verifi car dir ectamente nues­tros pre sen timientos sobre las autenticas ca usas, supone un lujo metatfsic o que no deberfamos permitirnos, por muy tentador que nos resu lte . M as complicado es ex pl icar la propia nocion de cau sa . El enfoque ca usa l apela a intuiciones sobre la ca usa lidad, aunque su seg uidores han udrni tido (Salmo n, 1989) que no han pro­porcionado ningun a teorfa so bre que son las causas, co mo fun c ionan ) co mo pod riam os inferirlas leg ftima­men te a partir de la evide ncia. Sus entices afir ma n que, a falt a de un tratamiento genera l de un co ncepto tan diffcil , el punto de vista ca usa l sobre la explicacion resulta psicologicarnente atrac tivo pero no filo sofica­mente co nvincente. El de bate entre los pu ntos de vista causal y episternico de la explicacion cientffica no ha termi nado aun (Rose nberg, 2000) .

Consideraciones praqmaticas

Existe una tercer a per spectiva so bre Ja exp licacion , la perspec tiva prag rndtica, que algunas veces pa­rece competir con las do s primeras , pero resulta mas apropiado con side rar la un importante cornplernento de eli as. Las expJicaciones son acontecimientos sociales, actos de disc urso, que se pro du cen en un contexto so­cial determinado . La natura leza de una re spuesta aceptable estara co ndicionada por fac tores sociales y pe r­sonales, asf co mo logicos y cientfficos. POl' ejemplo , la pre gunta ({GPor que el cielo e s azu l?» tendra un ran­go de respuestas ace prab les , dependiendo de l co ntex to en el que se fo rmule, las re lac iones soc iales de qui en preg unta y de qui en re sponde y el nivel de cornprension previo de am bos. Un nino pequerio qu ed ara sa tis­fec ho co n la siguiente exp licac ion: «Porque es el colo r mas bonito para un cielo», A un nino algo mayor que pregunte a su padre 0 a su madre, se le podrla co ntestar algo general acerca de la curvatura de la luz, quiza con alguna referencia a los prismas. A es te m ismo nino en su c lase de ciencias le pod rian dar una exp lica­cion mas detallada que hicier a referencia a frecue nc ias de luz y como se refractan al a travesar la atm osfe ra. En la fac ultad, los estud iantes de ftsica apre nderian las rnaternaticas exactas impli cadas en la refraccion , A excepc ion de la primer a, ninguna de es tas ex plicac iones puede co nside rarse erro nea ; 10 q ue las hace d ife­rentes es e l co ntex to e n e l que se formul a la pregunta, las expectativas de qui en pregu nta y e l j uicio de quien contesta so bre 10 qu e constituye una explica c i6n adec uada.

Lo que hay de verda d en este ejempl o 10 hay tambien en la historia de la cienc ia. Co nform e avanza la cornprension cientifica de un problema, cambian tarnbien las exp licac iones que se le aplican. La compren­sian de l sida ha id o avanzando desde la identificacion del sindrorne, su categorizacion co mo enferrnedad de transmision sex ual, el desc ubr irn ien to de su transrnision virica y de los virus irnplicados, hasta la exp lica­cion de tallada ac tua l de como el retroviru s VI H oc upa y afecta a las ce lulas human as T-4.

Lo qu e constituye una ex plicac ion varia dependiendo del co ntex to histor ico, socia l y person al , y cual­qui er teona general de la expl icacion de be aj ustarse a este hech o.

Las teorias: como explican los cientificos las cosas El realismo: .!,Son verd a deras la s teorias cientificas, 0 simplemente utiles?

La d ife renc ia entre los enfoq ues nornolog ico y ca usa l de la ex plicac ion es profunda, porque se apoyan en ideas muy diferentes so bre 10 qu e la c iencia puede co nseg uir, Los teoricos nom olog icos co nsideran que 10 un ico que pod em os esperar hacer es de scri bir el mundo ta l y como se nos prese nta en la ex perienc ia; los teoricos causalistas creen que podemos ir mas alia, pen etrando en la estructu ra ca usal oculta del universo. Para la fi losofla de la cie ncia, esta pol ernica se conoce como el debate ace rca de l realismo en cienc ia .

Podri a ilustr arse historica rnente esta controv ersia ac udiendo al debate entre ato rnistas y antia tornis tas de fi na les del siglo XIX. Desde finales del sig lo XVIII, habra ga nado amplia ace ptac ion la teorfa de que mu ­chos feno rnenos observables del tip o de la co nducta de los gases y las regul aridades que rigen Ia co mb ina­c ion de los elementos quimicos, pod ian ex plicarse mejor si se suponia que los obje tos es taban co mpues tos de particulas infinitesimalmente pequefias, lIamadas atornos. Con todo , no q uedaba c laro como interpretar el co ncepto de atorno. POl' un lado se encontraban los positi vistas, liderados en esta batalla por el em inente ffsico Ern st Mach (1838-1916), quien sostenia que ya qu e los atornos no pod ian observarse, cre er en su ex is­tencia era mas una cuesti6n de fe que de cie ncia. En el mejor de los cas os, afi rmaba M ach , los atomos podna n

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CAPITULO 1 Ciencia, histo ria y ps icologia

cons iderarse ficcione s hipoteticas, cuyo postulado daba sentido a los datos, pero cuya existencia no podia confi rrnarse. EI grupo atomista estaba liderado por el quimico ruso Dmitri Mendeleev (1834-1907), quien crefa que los atornos eran cosas reales cuyas propiedades e interacciones explicaban las regularidades de la tabla peri6dica ideada por el.

EI de Mendeleev es un punto de vista realista acerca de las entidades y procesos inferidos; detras de nues tras observaciones existe una esfera de cosas no observables perc reales sobre las que teoriza la cien­cia; las observaciones son consideradas como la prueba de la es tructura causal subyacente del universo. La perspectiva positivisra de Mach es un punto de vista antirrealista de la ciencia que considera que 10 unico que esta debe explicar son las observacio nes misrnas. A los antirrealistas se les llega a tildar de agnosticos y ateos (Newton-Smi th, 1981; Salmon, 1989). La rnodalidad mas comun de antirrealisrno es el instrumen­talisrno, que sostiene que las teorfas cientfficas son sirnplemente herramientas (instrurnentos) media nte las cua les los seres humanos se enfrentan a la naturaleza. Si una teorfa predice y explica los acontec irnientos, la mantenemos por su utilidad; si no consigue predecir y expJicar, la descartarnos. No deberfamos pedir nada mas a las teorfas. Esta en juego la posibilidad de alcanzar la verdad en ciencia. Segun van Frassen (1980), los reaJistas afirman que <<I a ciencia tiene como objetivo darn os, en sus teorias, una historia Iiteralme nte ver­dadera de como es el rnundo; y la aceptaci6n de una teorfa cientffica supo ne la creenc ia de que es verdade­ra». POI' otra parte, segun los antirrealisras: «el objetivo de la ciencia es ofrecer teorfas que sean ernpirica­mente correctas [las Ieyes abarcan los fen6meno s]; y la unica creencia necesaria para aceptar una teoria es que sea empfricarnente correcta»,

La polernica entre las explicaciones nomol6gica y causal tiene como fondo un desac uerdo sobre el re­alisrno, y esta cuesti6n es la mas diffcil de resolver no s610 en la fi losoffa de la cienci a sino en la propia cien­cia. Probablemente, la mayoria de las personas son realistas en el fondo, pero la ffsica cuanrica arnenaza con establecer el antirrealisrno como explicaci6n correcta no s610 del mundo tal y como 10 observamos, sino tam­bien del universo, por muy parad6jico que nos pueda parecer. i,C6mo puede ser en realidad el universe irre­at? De acuerdo con la ffsica cuantica, es bien conocido que no puede determi narse la posici6n y el momen­tum exactos de una parucula subat6mica. La corriente principal de la fisica afirrna que las partfculas no poseen localizaciones y momenta reales, asf que, de acuerdo con el mode le episternico de explicaci6n, las teorfas ffsicas son descripciones de nuestra s med ic iones y no pueden ser nada mas. Como escribio Niels Bohr: «No

existe un mundo cuantico. S610 existe la abstracta descripcion cuantica» (Herbert, 1985, p. 17). POI' otra parte, se podrfa seguir al realista Einstein y afirmar que las particulas tienen posiciones y mo­

menta verdaderas, y que nuestra incapacidad para deterrninarlos simultanearnente es un fallo de la medicion humana, no una propiedad de la naturaleza. Como dijo Einstein: «Dios no juega a los dados con el univer­so». Desde esta perspec tiva, la teorfa cuantica actual resulta cornpletarnente erronea y debera reernplazarse por una teorfa que descub ra las variables mas ocultas que existen detras de la descr ipci6n cuantica abstrac­taoEsta fuera de lugar realizar aquf una revision de las pruebas relacionadas con este asunto, pero los des­cubrimientos recientes apoyan a Bohr mas que a Einstein, sugiriendo que si existe una realidad mas alla de la observacion, es una realidad muy extrafia, en la que cada hecho del universo esta potencialmente conec ­tado con todos los dernas de forma instantanea (Herbert, 1985). EI deba te entre realistas y antirrealistas con­tinua (Kitchel' y Salmon, 1989).

La ciencia exp lica el mundo con reorias, ya se considere a estas verdaderas (perspectiva causa lista-re­alista) 0 meramente utiles (perspec tiva nomologica-antirrea lista). Sin embargo, el es tudio de la naturaleza de las teorfas cientificas es el area menos asentada de la filosofia de la ciencia actual (Savage, 1990). Sava­ge identifica tres aproximaciones generales a las teorfas, con muchas variaciones en cada una de elias: (I) el punto de vista sintdctico, que mantiene que las teorfas son conju ntos axiornatizados de proposiciories; (2) el punta de vista semantico, que mantiene que las teorfas son modelos contrafactuales del rnundo; (3) y un punto de vista que denominarernos naturali smo, que sostiene que las teorfas son conjuntos arnorf os de ide­as, valores , practicas y modelos. A partir de esta mezcolanza, he elegido cuatro aspectos a tratar que tienen una relevancia espec ial para la psicologfa. EI prirnero versara sobre el punta de vista sintactico mas antiguo, la Visi6n Heredada sobre las teorfas, que ha ejerc ido una gran influencia en la psicologfa . En segundo lu­gar, trataremos brevemente el punto de vista sernantico que considera a las teorias como modelos, 10 que

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10

L

HISTORlA DE LA PSICOLOGLA

nos llevara al tema final de esta seccion: la verificacion de las teorfas. En la seccion siguiente, que versa so­bre la racionalidad, trataremos de la perspectiva naturalista.

Teorias acerca de las teorias cientificas

La aproximacion sintactica: las teorta s son conjuntos de proposiciones. A finales del siglo XIX,

el positivismo de Comte y Mach se unio a los avances de la logica y las maternaticas para crear un movi­miento Jlamado positivismo logico (vease el Capitulo 11), que domino la filosoffa de la ciencia durante va­rias decadas. La influencia de este movirniento fue tan grande que se Ie llego a conocer como Vision Here­dada sobre las teorfas (Suppe, 1977). Los atomistas habian ganado en el debate sobre la existencia de los atornos. P Ol' tanto, los herederos de Comte y Mach, los positivistas logicos, tuvieron que reconocer, a pesar de sus escnipulos filosoficos, que la ciencia podia incorporar en sus teorias conceptos hipoteticos inobser­vables, e intentaron mostrar como podfa hacerse esto sin caer en peligrosas practicas metaffsicas, De ese modo, propusieron una receta sobre como hacer ciencia que ha ejercido una gran infJuencia.

Los positivistas logicos dividiero n el lenguaje de Ja ciencia en tres conjuntos de terrninos: de observa ­cion, teoricos y matematicos. No debe sorprendernos que dieran una prioridad absoluta a los terrninos de observacion. La tarea fundamental de la ciencia seguia siendo la descripcion; los terrninos de observacion se referian a propiedades de la naturaleza observables directamente y se consideraro n verdaderos sin con­troversia posible. El fundamento de la ciencia eran las proposiciones p rotocolarias, descripciones de la na­turaleza que solo contenian terrninos de observacion . Las generalizaciones inferidas a partir de los datos, que aspiraban a ser leyes de la naturaleza, eran denominadas axiomas, y solo contenian terrninos teoricos interconec tados entre sf por terrninos logico-matem aticos.

El uso de terminos teoricos como atomo 0 campo magnetico suscitaba el problema del realismo y, para los positivistas logicos, la peligrosa tentacion de la inferencia metaffsica. Mantuvieron el antirrealismo del positivismo inicial negando que los terminos teoricos tuvieran referente alguno. En cambio, se afirrno que los terminos teoricos obtenian su sentido y su significado episternologico por la vfa de las definiciones exp li­citas, conocidas familiarmente como definiciones operacionales . Las definiciones operac ionales eran el ter­cer tipo de proposiciones que los positivistas l6gicos aceptaban, proposiciones mixtas que contenian un ter­mino teorico , y otro de observacion conectado con el . La imagen de la ciencia resultante se parece a la de un pastel con diferentes capas. En el fonda, representando a fa unica realidad aceptada por los positivistas, estaban los terrninos de observacion; la parte superior estaba compuesta exclusivamente de terrninos teori­cos hipoteticos organizados en axiornas; entre ambas, se intercalaban las definiciones operacionales conec­tando la teorfa y los datos:

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Tomemos un ejemplo de la fisica para aclarar la Vision Heredada. Un axioma importante de la ffsica clasica es

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Page 11: Historia de la Psicología

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CAPITULO 1 Ciencia, histori a y psicologia 11

la fuerza es igual a la masa multipli cada por la aceleracion, Fuerza, masa y aceleracion son terrninos te6ri­cos. No los observam os directam ente, sino que debemos definirlos en terrninos de algo que observamos, a menudo por algun procedirniento indirecto, que es la razon por la cual se denomina operacionales a este tipo de definici ones. Por ejemplo, definimos la masa como el peso de un objeto a nivel del mar. Asf, para la Vi­si6n Heredada, las teorfas son propo siciones (axiomas) cuyos terrninos se definen explfcitamente por refe­rencia a los terrninos de observaci6n. Advirtamos que, para Ia Visi6n Heredada, asf como para cualquier fi­losoffa antirrealista de la ciencia, las observaciones no proporcionan pruebas de la existencia de las entidades inferidas y de sus propiedades, sino que las defi nen por decreto.

La Vision Heredada nos lleva como consecuencia natural al modelo de expl icaci6n de Hempel y Op­penheim. Las leyes de la naturaleza son proposiciones te6ricas a partir de las cuale s deducimos 16gicamen ­te los fen6menos 0, mas exactamente, las propo siciones de observaci6n . Como veremos, entre 1930 y 1960 la psicol ogfa recibi6 una enorme infJuencia de las rigurosas ideas form ales del positivisrno 16gico, influen­cia que eJ concepto de definici6n operacional sigue ejerciendo aiin hoy.

La Vision Heredada sobre las teorias no esta exenta de dificultades, incluyend o aquellas que impiden el tratamiento nomologico-deductivo de la explicaci6n. EI problema mas grave de la Vision Heredada es la absoluta separaci6n que postula entre la teoria y los datos. Los positivi stas han dado siempre por supuesto que la ciencia se basa en Ia observac ion y que esta es completamente independiente de la teoria. Sin em­bargo, la concepci on positivista de la percepci6n era muy simplista. Como minimo, resulta imposible ob­servarlo todo durante todo el tiempo; debem os tener alguna nocion previa sobre que observar en una situa­ci6n dada, alguna idea de cuales son los acontecimientos importantes y cuales los irrelevantes, de forma que eJ significado de un acontecimiento es te determin ado por una teoria. Por otra parte, los psic6logos han de­mostrado c6mo las expectativas y los valores de las personas afectan a la percepci6n (Leahey & Harris, 2002) y par eso sabemos que la percepci on no es de ningun modo el proceso puro que los positivistas pensaron que era . De hecho, podrfamos darle la vuelta a 1a concepcion positivi sta y considerar una virtud y no un de­fecto el hecho de que Ia observacion es te guiada por una teorla. Puede ilustrarse este aspecto con un pasaje del relato La Estrella de Plata de Sherlock Holmes. Vemos como eJ magistral detective, guiado por la teo­ria, triunfa sobre el policfa positivi sta :

Entonces Holmes [descend io] a l hoyo ... [y] es tirandose boca abajo y apoyand o la barbill a en las man os realize un estudio cuidadoso de l barro p iso teado que ten ia delante.

«iVaya !», dijo de repente , «i,que es esto?». Se trat aba de una ves ta de cera [un tipo de ceriJla], medio quema­da, que estaba tan embarrada que a primera vista parecia una astillita de madera.

«No se me ocurre como se me pudo pasar por alto», dijo el inspector, co n cara de fas tidio . «No se podia ver, enterrada en el barro. Si yo la he visto es porque la estaba buscando.» «[Corno! i,Esperaba encontrarl a?» «Pense que no era impr obable.»

Aquf podemo s ver 10importante que result a disponer de una teorfa que indique a los investigadores que hay que buscar. Holmes encontro la cerilla porque habfa concebido una teorfa del crimen que Ie llevo a es­perarlo, mientr as que la palicfa, que no tenia teorfa, no consiguio encontrarla a pesar de una inspeccion me­ticulosa. Para el recopilador de hechos, todos ellos pueden 10 mismo tener sentido que carecer de el. Para el investigador guiado por una teoria, cada hecho ocupa su Jugar apropi ado dentro de un marco global.

La aproximaci6n sernantica: las teorias son modelos simplificados del mundo. Veamos ahora la aproxirnacion semantica a las teorfas, que rivaliza con la Vision Heredada (por ejemplo, Sup pe, 1989). La aproxim aci6n sernantica se erige sobre alguno s desarroJlos sumamente tecnico s de la logica moderna, pero, para nuestros propositos, la importancia de la aproximacion sernantica radica en el papel central que asig­na a los modelos en la ciencia, y en la consiguiente relacion indirecta entre las teorfas cientfficas y el mun­do que pretenden explicar esas teorfas. Esta aproximacion considera a las teorfas como estructuras maternaticas abstract as que no se aplican al mundo tal y como es, sino a un mundo ideaJizado que ha sido purgado de toda consideracion irrelevante .

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12 HISTORIA DE LA PSICOLOGlA

A par tir de una teorfa, el c ientffico co nst ruye un modelo de la realidad , una simulaci6n parc ial del mun ­do, su mam ente idealizada. Es ta simuJaci6n describe aquello a 10 que se parece ria el mund o si la teorfa en la que es ta basada fu era cie rta y sus variables fue ran las iinicas impJicadas en su funcio nam iento . Por eje m­plo, la teorfa ffs ica de la mecani ca de partic ulas describe un bloque que se desliza por un plano inclinado co mo un sistema de tres pun tos de rnasa sin rozamiento ni dimensione s : un punto para el bloque , ot ro para el plano y el ultimo para la tierra. En el mu ndo rea l, es tos c uerpos se ex tiende n en el espacio, y ex iste roza­mie nto entre el bloque y el plano ; en el rnodelo , desaparecen tales fac tores complicad ores e irrel evantes . De es ta fo rma , el mode lo, que es una versi6 n idea lizada y sim plifica da de la rea lidad , es todo a cuanto tiene que enfrentarse una teorfa. Es importante que nos dem os c uen ta de 10 limitada que es una teor fa c ientffica. 5610 se propone explicar algunos fe n6m enos, y iinica mente algun os aspectos de los misrnos. Un a teorfa cientifi­ca no versa sobre el rnundo real tal y co mo 10 ex perimentamos , sino sobre modelos abs trac tos idealizados. A diferencia del rnodelo, el mund o real es dernasiado complicado pa ra que una teorfa pueda explicarlo . To­mando un ejemplo psicol6 gico, una teoria del ap rend izaje de pares asoc iados describ e idealmente al sujeto del aprendizaje como no afectado por fac tores como el mo mento del dfa y e l es rres personal , los cuales de ­terminan sin duda e l ren dimi en to rnernonstico de los suje tos rea les .

Estos modelos dan a la ciencia un poder enorme. Primero, Iiberan al cientffi co de la tarea imp osibJe de descr ibir la realidad co mpleta, que, a ca usa de su infinita compJej idad, nunca se aj usta ra a la reoria. EI mo­delo permite a t ciennfico imagin ar como es el mundo y po nerlo a prue ba, perfeccion and o sus teorlas ant es de enfren tarse a el . M uchos de los experiment os mas import antes de la ffs ica han sido experimen tos te6ri­cos que nunca fueron puestos en pra ct ica. Ein stein co nstruy6 su teorfa de la rela tividad co n mu cho s exper i­mentos de este tipo (Leahe y y Harris , 2002).

En seg undo lugar, es tas teorias y modelos idea liza dos permiten al c ientffico eJaborar ex plicac iones po­derosas y de amp lio rango sob re los fen6menos observados . EI modelo encarna cie rtos ide ales del orden na­tural , descripciones de un mundo idealizado (Toulmin, 1961 ). Est as descri pciones, aunque no obser vadas , suministra n la base para explica r 10 observable.

Par ej emplo, la teorfa de Newto n proporci ona este ideal de l orden natural: todo movimiento natural de los objetos en el espacio sigue una linea recta que co ntin ua hasta el infi nito. Tal movimiento no puede obser­varse . EI mov irnien to que no se aj usta a este ideal se ex plica como el resultado de otros fac tores . Po r ejern plo, una bola rodando por la hierb a se deti ene rapida rnente, pero afirrna rnos que el movirniento hubier a continuado par a siemp re s i no fuera por el rozam iento. EI cie ntffico no explica el orden natura l ideal , s ino que 10 utili za (as f co mo otros factore s) para explic ar los fe n6me nos que no se ajustan al ideal , como la bola que se para. La explica ci6n cie ntffica es siernpre indirecta y met afori ca. EI cientffico s610 puede describir a que se pare­ceria el mundo si la teorfa fuera cie rta , y entonces ex plicar por que el mun do no es de esa rnanera.

La naturaleza del cambio cientifico La racionalidad: i,Por que y cuando cambian los cientificos sus teorias?

Los antiguos griegos defini eron al ser hum ano co mo un anima l racional, pero desde los tiempos de Freud es ta defini cion ha res ultado cada vez mas sospec hosa. No obs tante, la ciencia es una insti tuci6n que pare­cia ajustarse al ideal griego, siendo aparentemente procla mada como el dechado de la racionalidad gracias a sus ex itos . El problema de la rac iona lidad de la cie nc ia es imp ort ante porque la racionalid ad , al igual que la moralidad, es un concepto normativo, Ser moral y racional es algo que las per son as deberian ser , y a 10 larg o de los afios, los fi l6sofos han intentado es tablecer criter ios de racionalid ad por los cuales consider ar res po nsab les a las personas, de la misrna form a que se les co ns idera respon sabl es por su co nduc ta moral 0 inrn oral. EI aband ono de los criterios de racion alid ad tiene el mismo peligro potenci al que el abando no de los criterios de moralid ad: si todo vale, i,c6 mo podemos impedir la anarquta, la tiran ia y la ignorancia?, i,c6mo sabremos que es correc to y que no 10 es , que es bueno y que es malo? Si la ciencia no es rac iona l, i,alguna cosa 10es?

Las filo soflas de la ciencia trad icio nale s, como el posi tivismo y e l positi vismo logico , ac epta ban la racionalidad de la ciencia y asumieron la tarea de ex plica r la merod ologia raci onal de la cienc ia co n todo

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CAPiTULO 1 Ciencia, historia y psicologia 13

detalle logico y formal. Es mas, la imagen positivista de la cienc ia estaba vacia de conten ido: Asumieron que la ciencia tiene una unica estructura logica , independiente del perfodo hist6rico y de que ciencia se tra­teoSin embargo, cuanto mas examinamos la historia de la ciencia, menos se parece a un acontecimiento puramente racional que sigue una metodologfa abstracta e inmutable vacia de contenido. Los cientificos son seres humanos, y a pesar de su rigurosa forrnacion , sus destrezas perceptivas y de razonamiento estan sujetas a las mismas restricciones y errores que las de otras personas. Los cientificos han sido formados y trabajan dentro de una comunidad de cientificos que comparten rnetas, valores y criterios que cambian his­toricamente. En la ciencia, como en otras profe siones, 10 que a una persona Ie parece sumamente racional a otra Ie resulta una estupidez.

Estas consideraciones generales sugieren que es posible que el positivismo logico se equivocara al bus­car una interpretacion logico-forrnal de la ciencia. Desde comienzos de los afios sesenta, se ha puesto en mar­cha un movimiento en el campo de la metaciencia que desafta, incluso niega, la suposicion de que la cien­cia se define por una racionalidad constitutiva que la distingue de otras formas de actividad humana. A este nuevo rnovirniento, que incluye a filosofos, historiadores, sociologos y psicologos de la ciencia, se Ie cono­ce como aproximacion. natura lista a la ciencia, ya que considera a esta como una institucion que debe exa­minarse empfricamente mas que regirse por los dictados de la filosoffa. Existen muchas formas de llevar a cabo una apro xirnacion naturali sta a la ciencia. En esta seccion comentaremos tres de elias: (1) los teoricos de la Weltanschauung, liderados por Thomas S. Kuhn, que han ejercido una influencia directa sobre la psi­cologfa en las tres ultirnas decadas; (2) los teoricos que considera n que la ciencia esta sujeta a evo luc ion in­telectual, siguiendo la linea de Darwin; y (3) el marco, orientado a los contenidos, de los thema ta cientifi­cos que compiten entre sf.

Los enfoques naturalistas, Kuhn y los paradigma s. El desaffo mas importante que ha sufrido el mo­delo racional de la ciencia es el lanzado por los pensadores que consideran la ciencia como una forma de vida soc ialmente constituida, tal y como Ludwig Wittgenstein la definio (vease e l Capitulo 12). Una cultu­ra humana constituye una forma de vida, y moldea nuestra percepcion y conducta de maneras que con fre­cuencia ignorarnos. Absorbemos valores, practicas e ideales con muy poca 0 ninguna ensefian za explfcita, y los damos tan por supuestos como el aire que respiramos. Cuando los antropologos estudian una cultura , intentan comprender y describir la concepcion del mundo subyacente 0 Weltanschauung que com parten to­dos sus miembros, y mostrar como funciona y como cambia con el tiempo. Algunos investigadores natura­listas de la ciencia proponen adoptar un enfoque sobre esta semejan te al del historiador y el antropologo, con el fin de captar las concepciones (y revolucion es) cientfficas del mundo. Los enfoques naturalistas de la ciencia surgieron del campo de la historia de la ciencia: en vez de contemplar las teonas cientificas como objetos abstractos, los historiadores investigan como cambia la ciencia, sacando a la luz su dimension hu­mana.

EI historiador Thomas S. Kuhn ha praporcionado la expresion mas cornpleta de la aproximacion de la Weltanschauung a la ciencia en su libra Structu re of Scientific Revolution s [La estructura de las revolucio­nes cientfficas] (1970). Kuhn describe la historia de la ciencia como un cicio repetitivo de etapas (vease la Figura 1.1) y proporciona una explicacion acerca de como la practica cientifica va tomando forma a partir de suposiciones prafund amente arraigadas en una vision del mundo de la cual los cientfficos en activo ape­nas serian conscientes. Una de las innovaciones de Kuhn fue la de enfatizar la naturaleza social de la cien­cia. La ciencia la practican comunidades de cientfficos, no hombres y mujeres aislados. Por tanto, para en­tender la forma en la que la ciencia funciona, debemos comprender a la comunidad cientifica y sus normas compartidas, las cuales constituyen en su conjunto 10 que Kuhn denomina ciencia normal.

Para que la investigacion cientffica avance, la comunidad cientffica que trabaja en esa area conc reta de investigacion debe comp artir ciertos aspectos basicos. Sus miembros deben estar de acuerdo sobre los objetivos de su ciencia, las caracterfsticas basicas del mundo real que son relevantes para su materia de es­tudio, sobre 10 que se considera que es una explicacion valida de los fenornenos y sobre los metodos de in­vestigacion y las tecnicas maternaticas admisibles . Kuhn denomina para digma a esta vision del mundo so­bre la que existe acuerdo. La existen cia de acuerdo sobre estos aspectos permite a los cientfficos continuar analizando la naturaleza a partir de un punto de vista colectivo unificado; si no existiera tal acue rdo, cada

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14 HISTORIA DE L'\ PSI OLOGiA

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Periodo Ciencia Q'3-I '3' il dq

preparadiqmatico: ~ normal: • Anomalfa: Crisis: _ ....L­_ _ Revoluci6n: - escuelas - comienza - problema - inseguridad - los cientfficos

enfrentadas la ciencia importante - relajaci6n mas j6venes - recopilaci6n - un unico irresoluble de las adoptan

de hechos al azar paradigma, restricciones el nuevo - no hay ciencia no hay escuelas del paradigma paradigma

- investigaci6n - teorias - algunos para resolver enfrentadas cientfficos problemas - aparici6n mayores

de un nuevo cambian paradigma de banda

FIGURA 1.1. EI c o rocter revolu c lon ario de los c am bios de p aradigma y 10 naturaleza cfc lica de 10 ciencia (esquema de Kuhn, 1970) ,

invest igador tendria sus propios puntos de vis ta y se produ cirfan muchas d iscu siones imitil es y equiv ocos involuntari os. Kuhn describe una c ie nc ia co mo la cons trucc ion de un ed ific io , que exige la con tri buc i6 n de mu ch as m anos. El esfue rzo coopera tivo exige que el edific io se cons truya co nforme a un proyecto y so bre uno s cirnientos firm es. Hasta que se hayan tomado las decisiones necesarias sobre el proy ecto y los cimientos, no hab ra co ns trucci6n, no se progresara . EI esfuerzo colectivo para la co nstrucci6n s610 podra comenzar cuando ex is ta acuerdo sobre los pianos. Los paradigmas ofrecen los pian os y los cimientos a las empresas cientfficas.

Durante los period os de cienc ia normal , los pian os se da n por se ntado s . E I parad igma no es puesto a prueb a me diante experimentos, que qu edan co mo meros intentos de resol uc i6 n de los prob lem as que el pa­radi gma plantea. Si un cientffico frac asa en re solver un o de estos problemas, sera un fracaso del cientifi­co, no del paradigma. Co nsidera 10 que suce de en tus propios cursos practi ce s de laboratorio : aunque si­ga s tod as las instrucc ion es, no sie mpre obtendra s el resultado «correcto» , C ua ndo se 10 comunicas a tus profesores, no se tiran de los pelos y gr itan «[Todas nuest ras teo rias so n erroneas !»; por e l co ntrario , su­ponen qu e deb es de haberte equivocado tu en alg un momenta y te ponen un a calificaci6 n baja. Lo mi sm o les ocurre a los cientificos durante los perfodos de ci encia norm al. L a co munidad cientffica reconoce que hay ciertos problemas 10 suficientemente maduros como para ser resueltos, y, excepto en c irc uns tancias ex­traord inarias, cuando un c ientifico ab ord a un o de ell os, es e l y sus teorias 10 que se pon e a pru eb a, y no el paradi gma implfc ito.

D urante los period os de cie nc ia norm al , la investi gaci6n pro gre sa, y se va soluc io nando un problema tras otro. S in embargo, Kuhn afirma que la ciencia normal es s610 una de las fases del desarrollo cientifi co. Un paradigma es un logro hist6rico especffico en el que uno 0 unos poco s cientfficos establecen un nuevo estilo cien tifico basado en un exito de stacad o en la comprensi6n de la naturaleza. Lo s parad igmas tambien frac asan y son reemplazados cuando ya no son cap aces de guia r co rrectame nte la investi gaci6n de un a co ­munidad . EI primer parad igm a de una ciencia surge de una fase prec ienti fica en la histori a de esa cienc ia ; los paradi gmas son reemplazados peri6di cam ente du rante las revoluc iones cientificas .

De ac uerdo con Kuhn , e l cambio cien tifico no es siempre gradual ni continuo . Exi sten momentos en los que una ciencia experimenta un cambio radical en un periodo de tiempo bre ve, y dicho cambio es tan ra­dical qu e a quienes antes se co ns ideraba cie ntfficos import an tes con fre cuencia pasan a l olvido como anti­gua llas , y los co nce ptos y cues tion es que oc uparon las mentes de los cientificos se ncillame nte desaparecen . Este tip o de ca mbio parece cons ti tuir una revo luc i6 n mas que una evo luc i6n y dep end e de principios qu e estan mas alia de los de variaci6n, selecci6n y re tenci6n. Kuhn (1959) afirrna que la sus tituci6 n de la anti­gua cosmologia geocentrica de Ptolomeo por la cosmologia heliocentrica de Copernico co nst ituy6 una de estas revolu ciones, y a lgunos observadores opinan que la psicologia ha tenid o sus propias revo luc iones.

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revoluciones.

CAPi TULO 1 Ciencia, his toria y psicologfa

La imagen de la ciencia que nos presentan Kuhn y sus seguidores ha resultado controvertida. Kuhn ha contribuido a dirigir Ia atencion de los expertos hacia la historia real de la ciencia antes que a versiones ide­alizadas de la misma. Sin embargo, los estudios sobre la historia cientffica han vertido juicios muy variados sobre la exactitud del modelo de cambio cientffico de Kuhn, espec ialmente en 10 que respecta a la existen­cia de revoluciones (Gutt ing, 1980). Algunos historiadores apenas han encontrado pruebas de que ciencia alguna haya cambiado nunca mediante una revolucion (R. Laudan, 1980), y el propio Kuhn seha retra cta­do de sus afirmac iones revolucionarias (Kuhn, 1977) . Por otra parte, uno de los mas eminentes historiado­res vivos de la ciencia, 1. Bernard Cohen (1985) , ha ampliado los temas tra tados por Kuhn a trave s de un de­taJlado estudio de casos sobre las revoluciones cientfficas exitosas, fracasadas, reales y supuestas. No se ha Ilegado a resolver la validez del rnode lo histor ico es pecffico que defendiera Kuhn, quien, sin embargo, sf 10­gro establecer sin lugar a dudas que el estudio de la ciencia debe incorporar las influencias historicas, so­ciales y pe rsonales que es tan mas alla de Ia metodologfa cientffica.

La epistemo logia evolucionista. Otra explicacion naturalista de la ciencia aplica la teorfa de la evo­luci6n de Darwin a la historia de la misma (por eje mplo, Toulmin, 1972). Las especies evolucionan a 10 lar­go del tiempo por el proceso de selecci6n natural. Los individuos poseen rasgos variantes que se producen pOI'mutac ion y recombinacion geneticas. Las variantes exitosas se desarrollan y reproducen a sf mismas y las variantes ineficaces se extinguen. Con el tiempo suficiente, la selecci6n natural puede alterar cornpleta­mente el cuerpo y la conducta de una especie , dando lugar a algo enteramente nuevo. En efecto , los seres humanos descendemos de los primeros animales unicelulares. Aunque la tasa de evolucion varfe, no hay re­voluciones en fa historia de la naturaleza,

Quiza las ciencias evolucionen por la selecci6n natural de las ideas. Los cientfficos intentan indivi­dualmente mejorar su ciencia proponiendo variantes conceptuales que esperan sean aceptadas per la comu­nidad c ien tffica , La comunidad debate las nuevas ideas y las somete a pruebas empfricas. Los conceptos que obtienen aceptaci6n son seleccionados y pasan a la siguiente generaci6n de cientificos a traves de los libros de texto y la ed ucac ion; las ideas no aceptadas acaban ex tingu iendose . A 10 largo del tiempo y grac ias al proceso de selecci6n natural cientffica, podrfa cambiar completamente el conjunto de conce ptos que una co­munidad cientific a acepta. Sin embargo, no existen revoluciones en el modele evolucionista. Pod rfa haber perfodos de evo luc ione s conceptuales relativamente rap idas , pero tales peno dos no son revoluciones por­que los procesos habituales de variacion, seleccion y retenci6n explican tanto las evoluciones rapidas como las lentas.

Themata. Un posible problema tanto con los analisis evolucionistas de la ciencia como con los de Kuhn, es que no son 10 bastante naturalistas. Cada uno de ellos respeta mas que sus adversarios metodol6gicos la historia de la ciencia, y sin embargo todos parecen extraer de sus estudios una base metodol6gica. Una al­ternativa verdaderamente naturalista podrfa dejar de buscar procesos subyacentes y, en su Ingar, considerar los compromiso s sustantivos que gufan la investigaci6n ciennfica . Gera ld Holton ( 1973, 1978 , 1984) ha he­cho precisamente esto con su analisis de los themata cien tfficos. Los themata son compro misos metate6ri­cos, incluso metaffsicos , que motivan y gufan el trabajo de los cientfficos y que, a menudo, se presentan por pares. Un ejempJo antiguo de estos pares opuestos de themata en fa fts ica es la creenc ia de que puede ana­lizarse el universo en un numero pequefio de partes discretas frente a la creenc ia de que no hay partes esen­ciales, de que el universo es un continuo. Podemos encon trar los origenes de cada uno de estos ternas al me­nos en la Grecia antigua, y ninguno de ellos ha triunfado todavfa (Herber t, 1985).

El concepto de themata esta basado en los contenidos de la ciencia. En eJesquema de Holton, no exis­te un proceso ciennfico constante subyace nte mas alia de la formu laci6n del ffsico Percy Bridgman: «EI me­todo cientffico hace 10 que puede sin excluir asidero alguno» (Holton, 1984, p. 1232). En vez de ello, 10 que moldea la ciencia son las creencias que mantienen los cientfficos sobre la naturaleza del mundo. A veces, themata opuestos en tran en confl icto profundo y uno de ellos llega a ser abrumadoramente dominante du­rante un tiempo, dandose una imagen de ciencia normal estable interrumpida por revoluciones. Por otra par­te, los themata perduran; as! que no hay autenticas revoluciones, 10 que garantiza que la ciencia de hoy sea

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16 HlSTORlA DE LA PSICOLOGlA

totalmente continua con la de ayer e incluso con la del pas ado distante. En cuanto a la racionalidad, la cien­cia no tiene un metodo especial. Las personas son racionales, intentan alcanzar una comprension razonable de los dernas, de sus planes personales y polfticos, de su arte, etcetera. La razon cientffica es simplemente la raz6n humana aplicada a la naturaleza, y en la ciencia, la razon se gufa por themata historicos que com­prometen a los cientfficos con ciertas form as de hacer las cosas.

Un enfoque metodologico: el falsacionismo. Los fil6sofos que contemplan la ciencia como una em­presa definitivamente racional, encuentran incomodo el naturalismo. La crftica mas influyente al naturalis­mo viene de Sir Karl Popper (1902-1994) . La filosoffa de la ciencia de Popper es especial mente interesan­te porque aborda la pregunta de como cambia la ciencia desde un punto de vista norrnativo mas que historico, Popper querfa saber cuando deben los cientfficos cambiar sus teorfas (Popper, 1963).

Cuando Popper erajoven y vivia en Viena, se encontr6 con muchas teorfas que se presentaban a sf mis­mas como cientificas, incluyendo la teoria de la relatividad y el psicoanalisis. Popper querfa saber cuales habra que tomar en serio y cuales debfan descartarse como absurdos disfrazados de ciencia. Se aproxirno al problema estudiando casos de ciencia netamente definidos, tales como la ffsica newtoniana, y casos claros de pseudociencia, como el de la astrologfa, e intentando entender la diferencia entre ellos. Los positivistas ponian el acento en la verificabilidad de las teorfas como la prueba de su estatus cientffico. Es decir, a par­tir de una teorfa con definiciones operacionales correctamente elaboradas, podemos deducir predicciones cuya verificacion da credibilidad a la teorfa . Las teorfas rnetaftsicas 0 pseudocientificas no seran capaces de de­finir sus terrninos operacionalmente y, de esta manera, no podran derivar predicciones de hechos y apoyar sus afirmaciones. Las buenas teorfas acumulan verificaciones; las malas no .

Popper rechazo esta perspectiva por considerarla ingenua. Las pseudociencias reivindican muchas ve­rificaciones. El astrologo puede sefialar predicciones verificadas (ascensos en el trabajo, novias consegui­das) y puede defenderse de las predicciones fracasadas empleando vias de escape tales como las influen­cias, no tenidas en cuenta, de planetas menores. La verificabilidad tampoco ayudaba con los casos dudosos, como la relatividad 0 el psicoanalisis; ambos reivindicaban una y otra vez que sus teorfas estaban verificadas.

De hecho, fue escuchando a los psicoanalistas y comparandolos con Einstein como Popper forrnulo su criteria de demarcaci6n , una norma para distinguir la verdadera ciencia de la falsa ciencia. Popper descu­brio que por muchas dificultades que un caso pareciera plantear al psicoanalisis, un buen analista, al igual que un buen astrologo, siempre pod fa reinterpretarlas para ajustarlas a la teorfa analftica. En la misma epo­ca, poco despues de la Primera Guerra Mundial, se organize una expedicion para probar una de las predic­ciones de la relatividad: que la luz se curva en presencia de un campo gravitacional. Los astronornos des­cubrieron, a partir de fotograffas tomadas a estrellas cercanas al borde del sol durante un eclipse total, que los rayos de luz se curvaban como exigfa la teorfa de Einstein. Aunque, a primera vista, el exito de esta prue­ba parecfa consistente con la exigencia de verificacion de los positivistas l6gicos, Popper encontro en ella una diferencia decisiva entre la relatividad y el psicoanalisis: los dos podrfan reivindicar la verificacion de sus teorfas, pero solo la relatividad se arriesgo a lajalsaci6n. Lo importante en la prediccion de Einstein no fue que se pudiera probar que era cierta, sino que pudiera probarse que era falsa . Si los rayos de luz no se hubieran curvado alrededor del sol , la teorfa de Einstein se habrfa encontrado en un aprieto. Por el contra­rio, el psicoanalisis, como la astrologia, podfa explicar cualquier cosa facilmente. En otras palabras, de acuer­do con Popper, la racionalidad cientffica no consiste en buscar la comprobacion de que se esta en 10 cierto, sino en permitir la posibilidad de que se pruebe que se esta equivocado, en poner el cuello y arriesgarse a que a nuestra teorfa la decapite un hecho.

A pesar de su atractivo como regIa sencilla, el criterio de demarcacion de Popper tropieza con dos di­ficultades . En primer lugar, las teonas no son nunca derrotadas por un experimento iinico y decisivo; y en segundo lugar, las teorias compiten entre sf, adernas de competir con la naturaleza. Los experimentos uni­cos no pueden decidir el destino de una teona, ya que cada uno de ellos se basa en ciertas suposiciones me­todologicas que no tienen nada que vel' con la propia teorfa . Cualquier experimento unico puede estar vi­ciado al elegir el sistema equivocado, al seleccionar una muestra erronea de sujetos, al utilizar mal los metodos estadisticos, 0 al cometer cualquier otro error. En resumen, casi siempre podrfa defenderse la veracidad de

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CAPITULO 1 Ciencia, historia y psicologfa

una teorfa frente a los datos falsados atacan do la validez de estos datos. A dernas, Popper suponfa que la cien­cia era una competici6n entre dos band os, una teorfa y el mundo, pero es tan importante posee r una teorfa que el cientifico prefi ere tener una teorfa mala a no tener nin guna en abso luto , La investigacion cientifica no es una competici6n entre dos bandos, una teo ria y el mundo, sino entre tres bandos, dos teorias rivales y el mundo.

Los seguidores de Popper han tratado de refinar la norma de Popper (Lakatos, 1970). EI criterio des­arrollado por Lakatos, y mas tarde por Larry Laud an (1977) es el exito en la resolucion de problemas. Con­sideran la ciencia principalmente co mo una tarea de resoluci6n de probl emas 0, como di rfa Kuhn , de reso ­luci6n de anoma lias y rompecabezas, que fracasa 0 tien e exi to a 10 largo del tiempo, no en una uni ca prueba decisiva . Las teorias que resuel ven problemas son cientificas; las que fracasan repetidamente 0 necesitan pro­tegerse de la falsaci6n mediante soluciones ad hoc y maniobras evasivas son pseudocientffi ca s.

La reduccion y la sustitucion

Cu ando dos teorfas discrepan sobre su capac idad para expli car los mis mos fen6menos, pu eden darse dos po­sibilidades. Una es la reduccion. Puede ocurrir qu e las dos teor fas expliquen los mismos hecho s en niveles distintos : los niveles superiores tratan de obj etos y fuer zas grandes, los nivele s inferiores tienen que ver co n objetos y fuerz as mas basicos, En su intento de con seguir una imagen unifi cad a de la naturaleza, los cienti­ficos intentan reducir las teorias supe riores a teorias mas elementales , mas basicas, mostrando que la ver­dad de la teorfa superior es una con secuencia de la verdad de la mas basica. La teoria reducida tod avia se considera valida y util en su nivel de exp lica cion. La segunda posibilidad es la susti tucion 0 eliminaci on : una de las teorfas es correcta y la ot ra incorrecta , y por 10 tanto es ta ultima se rechaza.

La reducc i6n de una teo rfa de nivel supe rior a otr a puede ilustrarse por la redu cci6n de las leyes clas i­cas de los gases a la teorfa cinetica de los gases, as f como por la reducc i6n de la ge ne tica mendeliana a la ge­neti ca molecul ar. En el siglo XVIll, los fisicos determinaron que la pre si6n , vo lumen y temperatura de los ga ­ses estaban interrelacionados de ac uerdo con una ecu aci6n maternatica den om inada ley del gas ideal: p = V X T. Ut ilizando esta ley, un ejemplo paradigrnatico de ley general (covering law ), los ffsico s podfan describir, predecir, co ntrolar y explicar la co nducta de los gases de forma iitil y precisa. Las leyes clasicas de los gases son un eje mplo de teoria de nivel superior porque describen el comportarnient o de objetos com­plejos , es decir, los gases. Uno de los primeros triunfos de la hip6tesis atornica fue la teorfa cinetica de los gases, que proporcionaba una ex plicaci6 n ca usa l de la ley del gas ideal. La teorfa cinetica sos tenia que los gas es (como cualquie r otra cosa) es taban co mpues tos de atornos en forma de bolas de billar, cuyo grade de excitaci6n (movimiento) estaba en funci6 n de la energfa, especialmente del ca lor. La ley del gas ideal pre­decfa, por ejemplo, que si calentamos el aire de un globo, este se hinchara y que si 10 enfriamos, se desin­flara (sumergido en nitr6geno liquido, se desinflara completamente). La teoria cinetica explica el porque. Al calentar el aire, las partfculas que 10 componen aumentan su movimiento, rebotando co ntra la pared interior del globo, ernpujando la hasta que se infl a. Al enfriar el aire, los atomos disminuyen su velocidad, golpean­do la pared de globo co n menos vigo r, y si se ralentizan 10 bastante ces aran totalment e de eje rcer presion .

La teorfa ci netica es una teoria de nivel inferior al de las leyes de los gases porque trabaja con las par­ticulas que co mpo nen los gas es . Se trata al mism o tiempo de una teorfa mas basica que la teoria de la ley de los gases porque es mas general , ya que es tudia el compor tamiento de cualquier obje to co nstituido por mo­leculas, y no s610el de los gases . EI comportamiento de los gases aparece como un caso es pecial en el co m­portamiento de toda la materia. La teorfa cinetica muestra por que la ley del gas ideal funciona al postul ar un mecanismo causal subyacente, y, de es ta forma, se afirrna que la ley del gas ideal queda reducida a la teoria cinetica. En prin cipio, podriamos eliminar Ja ley del gas ideal , pero la mantenemos como valida y util en su ambito de aplicacion. Todavia es una teorfa cientffica, pero se ha unificado con una concepcion mas amplia del un iverso .

Podrfa co ntarse una historia similar ace rca de la ge netica mend el iana. Mendel propuso la ex istencia de una unid ad de transmision hereditar ia, el gen, que era completame nte hipotetica. Este co nce pto proporcio­n61a base de Ia ge netica de poblaciones, pe ro nunca nadi e habia visto 0 conocia el aspecto que tenfa un ge n.

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1 8 HISTORLA DE LA PSICOLOGlA

Sin em bargo, a co mienzos de los aries cincuen ta ernpezo a desentrafiarse la estructura del ADN, que apare­cia como el portad or de los rasgos heredit arios. Conforrne ha ido progre sand o la ge netic a molecular, hemos ap rend ido que las secuenc ias de codificac ion de l mo delo de l ADN son los «genes » rea les y que no sie rnpre se co mpor tan de fo rma tan sencilla co mo crefa Mend e!. No obstante, la genetica mende liana s igue siendo valida para sus propositos (la genetica de poblacione s), pero, al igual que la ley del gas ideal , ha quedado red ucida y un ificada con la genetics molecular.

En e l caso de la redu ce ion , 1a teorfa mas antigua se sigue reconociendo como cien tffica y va lida de n­tro de su esfera de aplicaci6n; simple men te adopta un papel subsidi ario en el gran esquem a de la cienc ia. Por otra pa rte, e l des tino de una teorfa sust ituida es muy diferen te. A men udo result a que la vieja teorfa es simplemente er ronea y no puede e ntre teje rse en el ex tenso tapiz de la teorfa cientffica. En este caso, se aba n­do na y se sustituye par una teorla mejor. La teorfa ptolemaic a de los cielos , que sit uaba a la tierra en el ce n­tro del un iverso y descri bia el sol, la luna y las estrellas gir ando a su a lrededor en imp robables y co mplejos cfrc ulos , fue aceptada por los astronornos durante s iglos porque ofrecfa una explicacio n precisa y util de los movi mientos de los cuerp os celest es. Co n ella se podian describir, predecir y explicar acon teci mien tos co mo los ec lipses. A pesar de su pode r predi ctiv o y descript ivo, se ha rnos trado , tras una larga lucha, que el punto de vis ta ptolernaico estaba equ ivocado sin rem edi o, y fue reemplazado por el sistema co pernica no, que situaba el sol en e l centro y el resto de l sistema so lar girand o alrededor de el. EI punto de vista ptole ­maico murio co mo un pa rad igma obsoleto, fue eliminado de la cienc ia.

E I asunto de la redu ccion 0 la sus tituc ion resul ta espec ialme nte import ante para la psico log fa. A I to­m ar el ca mino de la fisiolo gia , los psicologos intentaron vincular los procesos psicol6gicos con los fisiolo ­gicos. Pero si dispo nernos de una teorfa sobre algun proceso psicol6gi co y descubrimos de hecho el proce­so fisio logico subyacente, ~ I a teorfa psico log ica sera reducida 0 susu tuida ? Algunos observadores cree n que la ps ico logla, al igual que la as tro norm a pto lemaica, esta destin ada a desaparecer. Otros sostie nen que la psi­co logfa se red ucira a fisiologia , y se convertira en la vangua rdia de la biolo gla, pe ro entre ellos algunos op­timistas cre en que al menos una par te de la psicologfa no podra ser ni reducid a ni sus tituida por la neu rofi­s iologfa. Veremos que la relacion entre la ps ico log ia y la fisiol ogfa no ha sido facil .

La ciencia como concepcion del mundo El conocimiento particular y el conocim ien to universal

Nuestras preocupaciones co tidia nas y nuest ro conoc imiento co tid iano se ce ntran en personas, lugares, cosas y sucesos parti culares . Por ejemplo, en unas elecc iones, recogem os da tos sobre aspec tos y ca ndida ­tos especfficos co n el fin de decidir a qu ien votar. Co n el paso del tiem po, tales aspec tos y ca ndid ates van y vienen, y apren de rnos nuevos hec hos especfficos pa ra nuevos problema s y so luciones propue stas . E n la vida co tidiana necesitarnos tratar con pe rso nas co ncre tas y construirnos nuest ro conocirn iento acerca de e lias ig ual que 10 hacem os con las cosas y suces os part iculares. Buscamos un co nocimien to que nos resulte util para nues tros prop6s itos practices in rnedia tos.

La c iencia, s in embargo, busca respond er a preg untas uni versales que sean verdaderas en cua lquier cir­cunsta ncia y lugar. Por eso, los ffsicos nos pueden decir que es un electron, y no importa si el elec tron exis­te hoy en mi dedo pulga r 0 en el sistema es telar Tau Ce ti, si exist io en los primeros seis minutos despu es del Big Ba ng 0 si ex istira de aquf a millones de afios, De igual modo, los ffsicos buscan caracterizar fuerzas co mo la grav edad, que funcion an en todo el un iverso y en todo momento .

Si bien es diferente de l co noci miento humano prac tice, la cie ncia no es la iinica que busca verda des universales. Las maternaticas y la geometrfa busca n tambi en verdades universales, co mo el Teorema de Pi­tagoras, que so n verdaderas ind ependientemente del tiem po y el espaci o. A veces, au nqu e no siempre y casi nunca en la ac tua lidad, se ha definido la fi losoffa como una busque da de verd ades universales. Y algunas rel igiones, espec ialmen te las religi ones prose litistas mundiales co mo el Cris tianis mo y e l lslam, reivindican ser ciertas para todo el mu ndo.

A diferencia de las rnaternati cas, la geometrfa 0 la rel igion, la cienc ia hace algo que al principio pa rece pa radoj ico, basando su biisq ueda de verdades universales en la observac ion de objetos y acontec imientos

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CAPITULO 1 Ciencia, historia y psicologia

particulares. La biisqueda maternatica de las verdades universales se basa en la noci6n de demostraci6n for­mal, en la que se muestra una conclu si6n que se deriva ineludiblemente de algunas prernisas. Pero las de­mostraciones matematicas no son demostr aciones acerca del mundo, dado que se pueden elegir premisas di­ferentes y crear sistemas maternaticos alternativos, fantastico s aunque coherentes. Las reivindicaciones de universalidad de Jas religiones se apoyan en la revelaci6n de Dios, no en la observaci6n ni en dernostracio­nes l6gicas.

S610 la ciencia empieza observando objetos y acontecimientos particulares para pasar a formular hi­p6tesis generales acerca de la naturaleza del mundo . Asf, los psicologos (Jones y Harris, 1967) que realiza­ron un estudio de atribucion de actitude s hacia Fidel Castro, no se preocupaban de Castro ni de 10 que sus sujetos pensaban sobre el ni en c6mo cambial' las actitudes de la gente hacia Castro. Trataban de formular una teorfa general acerca del modo en que la gente explica la conducta, independienternente de cual sea esta: ya se trate de una actitud polftica, de la especulaci6n acerca de un estado mental raro en un amigo, 0 de por que piensa uno que hizo mal el ultimo examen de maternaticas (Myers, 2002). El objetivo de la investiga­cion psicol6gica es estudiar cuidados amente la conducta humana en una gama tan amplia de circunstancias que estas desapare cen, revelando los mecanismos universale s de la mente y la conducta humanas. Dado que la ciencia busca conseguir un conocimiento universal independiente de las necesidade s y pensamientos hu­manos , el punto de vista de la ciencia es el punto de vista de ningun lugar*.

La ciencia como la perspectiva desde ninqtin lugar

Este es quiza el aspecto mas extraiio e intimidante de la ciencia de la naturaleza, aunque tarnbien 10 que ha dado a la ciencia su pureza, rigor y poder. La ciencia busca un conocimiento puramente objetivo para una descripcion del mundo en la que las personas no tengan ningiin papel; es un conocimiento sin ningun pun­to de vista. El fil6sofo Thoma s Nagel 10 describe como «el punto de vista que no es un punto de vista» de la ciencia de la naturaleza (la con cepcion ffsica de la objetividad) en su libro The View from Nowhere [Una vision de ningun lugar] (1986) :

EI desarrollo [de la visi6n desde ningtin lugar] sucede por etapas, y cada una de e lias nos da una imagen mas ob­jetiva que la anterior. EI primer paso es vel' que nuestras percepciones estan causadas pori a acci6n de las cosas so­bre nosotros a traves de sus efectos en nuestros cuerpos, que forman parte a su vez del mundo ffsico. EI paso si­guiente con siste en darse cuenta de, que puesto que las mismas propiedades fisicas que causan las percepciones en nosotros a traves de nuestros cuerpos producen tam bien efectos diferentes en otra s cosas ffsicas y pueden exis­til' sin cau sal' ninguna percepcion en absoluto , su verdadera natu raleza debe poderse desprend er de Sll apariencia fisica y no necesita parecerse a ella . EJ tercer paso con siste en tratar de forrnarse un co ncepto de esa naturaleza verdadera independiente de su aparienci a para nosotros 0 para otros perceptores. Esto no s610 significa no pensar en el rnundo ffsico a partir de nuestro punto de vista particular, sino no pensal' tam poco en el desde un punto de vista percep tivo humane mas gen era l: no pensar en que aspec to 0 tacto tiene, ni en como huele, sabe 0 suen a. Asi, estas cualidades secundarias se quedan fuera de nuestro esquema del rnundo externo, y las cualidades prirnarias subyacentes como el tamafio, la form a, el peso y el movirni ento se piensa que son estru cturales,

Esta ha resultado ser una estr ategia extraordinariamente fru ctffera [que ha hecho posible la ciencia] ... Nues­tros sentidos nos proporcionan la ev idencia de la que partirnos, pero el caracter desprendido de esta comprensi6n es tal que podriamos poseerla inclu so si no tuvieramos ninguno de nuestros sentidos, siernpre que fuerarnos ra­cion ales y pudieramos cornprender las propiedades rnatem aticas y forrnales de la con cepcion objeti va del rnundo ffsico . Pod riamo s incJuso en cierto modo compartir una comprensi6n de la fi sica con otras criaturas a las que las cosas les pare cieran perceprivamente bastante diferentes, siernpre y cuando fuer an tambien racionales y tuvieran conocimientos maternaticos basicos.

EJ rnundo descrito pOl' esta concepci6n objetiva no s610 carece de centro; en cierto sentido carece tarnbien de rasgos. Aunque las cosas que se hall an en el tienen propiedade s, ninguna de elias es un aspecto perceptivo, todas han side rele gadas a la mente ... El mundo fisico como se sup one que es en sf misrn o no contiene puntos de vista ni nada que pued a aparecer s610 a un punt o de vis ta parti cular (pp. 14-15) .

* Nola de los revisores: el autor alud e al libro UnCI vision de ningun It/gar de T. Nagel traducido al espa fiol pol' el Fondo de Cultura Econ6mica, Mexico.

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20 HISTORlA DE LA PSICOLOGlA

La fuente hist6rica mas importante de la visi6n de la ciencia de ninguna parte es la concepci6n carte­siana de la conciencia y su relaci6n con el mundo (vease el Capftulo 4) . Descartes, igual que otras cientffi­cos pioneros, estableci6 una divisi6n radical entre la conciencia (que identific6 con el alma) y el mundo ma­terial. La conciencia es subjetiva, es la perspectiva a partir de la cual cada uno de nosotros observa el mundo, es c6mo se me aparece el mundo, a mi y a cada uno de nosotros en nuestra conciencia privada y subjetiva. La ciencia describe el mundo sin tener en cuenta el alma, esto es, la conciencia y la subjetividad. La ciencia describe el mundo natural tal y como es desde ninguna perspectiva, como si las personas no exis­tieran en absoluto: se trata de la visi6n desde ninguna parte.

Esta visi6n desde ninguna parte puede parecer rara y excentrica, pero de ella se derivan todas las otras caracterfsticas especiales que asociamos con la ciencia. La medici6n cuantificada elimina cualquier otro pun­to de vista del observador 0 del te6rico. Una cuidadosa revisi6n por pares de los artfculos cientfficos los pur­ga del punto de vista de los cientfficos que los han escrito. AI replicar los experimentos garantizamos que 10que es cierto para un cientffico sea cierto para todos. La propuesta de leyes universales verdaderamente validas para todo el universo purga incluso el punto de vista humano generico, porque otras especies podrfan encontrar el mismo conocimiento. La visi6n desde ninguna parte resulta fundamental para el exito de la cien­cia natural.

Este planteamiento nos Ileva espontaneamente a la pregunta siguiente: (,Puede haber una visi6n de nin­guna parte, una ciencia natural, sobre los seres humanos? Esta cuesti6n se ha venido debatiendo desde la fundaci6n de la psicologfa en el siglo XIX.

ENTENDER LA HISTORIA

La historia de la ciencia

La historia es una disciplina bien desarrollada, que posee sus propias norm as y controversias profesionales. Aquf tratare s610 aquellas cuestiones que tienen que ver directamente con la elaboraci6n de una historia de la psicologfa.

EI problema mas general a la hora de escribir historia, especialmente historia cientffica, es la tensi6n en­tre razones y causas en la explicaci6n de las acciones humanas. Imagine la investigaci6n de un asesinato. Lo primero que determina la policfa es la causa de la muerte; es decir, se debe averiguar que proceso ffsico (por ejemplo, la ingesti6n de arsenico) produjo la muerte de la vfctima. A continuaci6n, los investigadores deben determinar las razonesde la muerte de la vfctima . Pueden descubrir que el marido de la vfctima tenia una aven­tura con su secretaria, que habfa contratado una p6liza de seguros para su mujer y que habfa comprado dos billetes de avi6n a Rfo, 10 cual sugiere que el marido mat6 a su mujer para irse a vivir lujosamente con su amante (quien deberfa andarse con cuidado) . Cualquier acontecimiento hist6rico dado podrfa explicarse de una de estas dos maneras, 0 de ambas a la vez: como una serie de causas ffsicas 0 como una serie de razones. En nuestro ejemplo, la serie de causas ffsicas es: poner arsenico en el cafe, su ingesti6n por la vfctima y sus efectos sobre el sistema nervioso. La serie de razones, de actos racionales ejecutados con intenci6n y previ­si6n, es : comprar arsenico, ponerlo en la bebida de la vfctima elegida, buscar una coartada y planear la huida.

Aparece la tensi6n entre las explicaciones causales y racionales de la acci6n humana cuando no esta claro cuanta fuerza explicativa puede atribuirse a cada una de elias. Hasta ahora, en nuestro ejemplo, el re­lato causal es relativamente trivial, ya que conocemos la causa de la muerte y la determinaci6n de la culpa­bilidad parece clara. Sin embargo, las consideraciones causales pueden formar parte de nuestras evaluacio­nes de la conducta de alguien. El presidente Ronald Reagan fue tiroteado y herido durante su primer mandato por un joven Ilamado John Hinckley. No habfa ninguna duda de que Hinckley dispar6la bala y, de ese modo, era parte de la causa de la herida de Reagan, pero existfan serias dudas de que pudiera explicarse racional­mente el acto de Hinckley. La raz6n que dio de su ataque al Presidente fue la de conseguir el amor de la ac­triz Jodie Foster, pero esta raz6n parece extrafia , por supuesto mas extraiia que asesinar a la propia esposa para escaparse con la amante . Adernas, los psiquiatras declararon que Hinckley era un psic6tico: el escaner

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mcep cion ca rte­:e otros cientffi­y el mundo ma­nros ob serv a el iencia privada y la subjetividad.

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CAPITULO 1 Ciencia, historia y psicologia

most r6 qu e tenia un cerebro anor mal . Tom ad as en su conjunto, es tas pru eb as convencieron al jurado de que los disparos de H inckley no o bedecfan a ninguna raz6 n, sino s610 a causas relacion ad as co n el ce rebra en­fermo de Hinckl ey. Asi, fue declarado inocente, porque donde no ex isten razones no puede haber cu lpa . En casos co mo los de Hinckl ey se ntimos la ten si6n entre la expli caci6n racion al y causal e n su punto mas e le­vado . Qu ere mos co ndenar a un criminal probado, pe ro sa be mos que s610 podemos dirigir nuestra indigna­ci6n moral hac ia alguien que elige actuar de una forma particular cuando el 0 ell a podian haber actuado de otro modo. Recon ocemos qu e una per son a con una enfermed ad cerebra l no puede eleg ir 10 que hace y por eso no merece qu e se Ie culpe de nad a.

De hecho, la tens i6n entre razones y ca usas surge en la ex plicaci6n de cualquier acci6n hist6rica . Qu e Cesar cruzara e l Rubic6n puede describirse co mo un m ovimiento pol itico as tuto 0 co mo el res ultado de sus ambiciones megalomaniacas de gobernar el mundo. Pod emos eleg ir prep ararnos para estudiar medi cin a por­que desearnos ay udar a la gente y gan ar dinero, 0 por una necesidad neur6tica inconsciente de dem ost rar qu e so mos tan buenos como nue stro hermano mayor.

En la histori a de la cien cia , la ten si6n entre razones y ca usas es perenne. Como hemos visto , la ciencia se pre senta a menudo como una empresa ideal mente racional. Se supo ne que las teorfas cientificas so n pro­puestas, co ntras tadas, aceptad as 0 rechazadas exclusivamente sobre la base de argumentos racion ales. Sin embarg o , como ha quedado mas que demostr ado gracias a Kuhn y a otr os autores, resulta irnposible ex imir a los cientificos de las fue rzas causale s qu e toman parte en la determinaci6n de la conducta humana. Los cienri ficos ansfan farna, fortun a y amor tanto co mo cua lq uier otra person a, y pueden preferir una hip6tesis a otra , 0 una linea de investigaci6n entre muchas, bien po r ca usas person ales internas 0 por cau sas socio lo­gicas extern as que no pued an defenderse racion almente 0 que incluso sea n co mpletame nte incon scientes. EI historiador, incl uido el historiador de la ciencia, debe co nside rar en todos los casos las razon es y las cau­sas, y pond erar tanto los rneritos raci onales de una idea cientifica co mo las ca usas qu e pod rian habe r con­tribuido a prop on erl a, asi co mo a aceptar la 0 rec hazarla.

La historia de la ciencia se ha inclina do tradicion alment e por la sobrestimaci6n de las razones, dando lugar a una historia liberal y al presentismo, Otras ram as de la historia cornpart en tam bien estos defectos, pero son so bre todo ten tadores pa ra el historiad or de la cienc ia. Una ex plicaci6n liberal de la histori a la ve co mo una se rie de paso s progresiv os que co nd uce n a nuestr o es tado ac tual de conocimientos . Una histor ia libera l de la ciencia supon e que la ciencia de hoy es esencialme nte correcta, 0 al men os que es superior a la de l pasado, y cuenta la histori a de la cienc ia en terrninos de c6mo unos cientificos brill an tes descu brieron la verdad que hoy conocernos . En una expli caci6n liberal se co nde na el erro r co mo una aberrac i6n de la raz6n y se ign ora 0 se cal ifica de locos a aquellos cientificos cuyas ideas no se aj us tan a nuestro sa ber ac tual.

Lo s cientificos se sienten c6 modos con la historia liberal y por esta raz6n es imposible evitar en con­trarl a en los libros de texto cientffic os . La historia liberal es, sin embargo, un cuento de hadas y es ta siendo sus tituida cada vez mas por una historia de la ciencia mas adec uada, al men os entre los histori adores de la ciencia profesionales . Desgraciadamente , al mostrar a los cientifico s como seres humanos y, en ocas iones, a la ciencia como influida irraciona lmente por cau sas person ales y soc iales, los c ientff icos profesionales yen algunas veces una buena histori a de la ciencia co mo algo qu e socava las normas de su disciplina y, por tan­to , co mo algo peli groso . He escrito este libro con el espiritu de la nue va histori a de la ciencia y confto, jun­to co n e l historiador de la fisica Stephen Brush (1974), en que en vez de perjud icar a la ciencia, la buena historia pueda ayudar a los cientfficos j6venes a liberarse de l dogma liberal y positivista, haci en dolos mas receptivos a ideas poco habituales e incluso radicales . Una revisi6n hist6rica a gran escala del tipo de la que es toy escribien do debe se r presentista hasta cierto pun to, es dec ir, de be preocuparse por como la psicologia ha lIegado a ser com o es. No porque pien se, como 10 haria un historiador liberal , que la psicologia de hoy es la mejor, s ino po rque deseo ut ilizar la histor ia para comprender las co ndiciones actua les de la psicologia. Como verernos, la psicologfa podria haber tornado otros caminos diferentes a los que tomo, perc explorar 10 que habr fa pasad o entonces esta mas alia de l alcance de es te libro.

La dim ensi6n interno-extemo es una de las mas impo rtantes en la histori a de la ciencia. Las historias liberales de la ciencia son generalmente internas, yen a es ta co mo una disciplina independient e qu e res ue lve prob lemas bien defi nidos medi ant e el uso racional del metod o cientffico, y que no se ve afectada por ning uno

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22 HISTORIA DE LA PSICOLO GfA

de los cam bios sociales que esten ocurriendo al mi smo tiempo . Puede escrib irse un a histori a interna de la c iencia co n pocas referen c ias a reyes y pres identes, g uerras y revolu ciones, econornla 0 estructuras socia­les . La histori a reciente de la c ie nc ia reconoce que los cientffico s, au nqu e 10 deseen , no pueden ve rse libres de las infl uencia s de la sociedad y del cambio social. La cienc ia es una institucion social co n metas y nece­sidades propi as contenida en una soc iedad mas am plia , y los cientfficos so n seres hum ano s socializados den­tro de una cultura dada y que se es fuerza n por co nseg uir e J ex ito dentro de un c ier to marco soc ia l. POl' tan­to, Ja histori a reciente de la ciencia es de orientacion extern a, co nsidera que la ciencia esta dentro de un contexto social ma s amp lio del cual for ma parte y en el cual actua. La presente edicion de est e lib ro es mas externa que su s predecesoras, pues me he es forzado mas por co locar a la psicol ogfa en e l se ne de unas pautas so­ciales e historicas mas amplias .

Un antiguo debate his tori co vinculado al de razones frente a cau sas, hist oria liberal frente a nueva his­toria de la cienc ia e histori a intern a fre nte a h istoria ex terna, es el que enfrenta a aq uell os que yen a los G ran ­des Hombres co mo los creadores de la histori a (Pers pec tiva del Gran Hombre), y aq ue llos que ye n la histo­ri a com o la resultante de grandes fuerzas imperson ales fuera del control humano. Esta ultima perspectiva de la historia, la del Zeitgeist (en aleman «espiritu de los tiernp os»), a veces presenta a las personas co mo poco mas que marione tas.

El escritor ingles Th omas Ca rly le (17 95-1 881) realiz e una exposicion elocu ente de la perspectiv a del Gran Hombre:

La His tori a U nive rsal. tal y co mo yo la ace pto, la histori a de 10 qu e ha logrado el hombre en est e rnund o, es en el fo ndo la historia de los Gr ande s Hombres que han trabaj ado en el. Estos grande s hombres fuero n los lidere s de los de rnas; los rnodeladore s, los modelos y los creadores , en un amplio sen tido, de todo 10 que la masa ge nera l de los hombres imag in6 0 consigui6 hacer; todo 10 reali zado y que pe rdura en e l mundo no es ot ra cos a que e l resultado mater ial extemo, la realizaci6n practic a y la materializaci6n de los Pens arnientos que mora ban en los Grandes Ho m­bres en viados a este mundo ; podrfa co ns iderarse con ju st ici a que e l alma de la historia de l rnundo fue la h isto ria de es tos hombres (18 4111966 . p . I) .

La historia de los Grand es Hombres resulta emocionante porque nos habl a de la lucha y eJ triunfo in­dividu ales. En la cienc ia, la hi stori a de los Grandes Hombres es la historia de la investi gacion y la teoriza­ci6n de cientificos brillantes que descubren los secretos de la natur aleza. A los Grandes Hombre s se les re­verenc ia pOl' sus logros en ep ocas po steri ores; pOI' eso la histor ia de los Grande s Hombres normal mente es liberal e interna, ya que acennia preci samente Ja racionalid ad y el exito, co ncediendo menos importancia a las cau sas sociales y culturales del pen samiento y la accion humanos.

EI filosofo aleman Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1 831) planteo pOI' pr imera vez fa perspec ti­va opuesta:

S6 10 el prop io es tud io de la historia del mund o puede rnostr ar que es te ha avanzado racionalrnente , que represen­ta eJ curso necesari am ente racional del Espiritu del Mundo, el Espiri tu cuya naturalez a rea lme nte es sie mpre una y la mis ma, pero cuy a natur ale za se de spliega en el cur so del mundo .. . La histori a del mun do prosigue haci a el rein o del Esp iritu .. . EI Esp iritu , y el cu rso de su desarrollo , es la susrancia de la histor ia (183 7/1953, p. 12).

La perspectiv a de la historia del Zeitgeist tiende a ignorar las acciones de los seres humanos porque cree que las per son as viven vidas predi r igidas, co ntro ladas por fuerzas ocultas que fun ci onan por sf mi sm as a 10 largo del p roceso hist6ri co . En la forrnulacion orig inal de Hegel , la fuer za oc ulta era el Esp iritu Absoluto (identificado en muchas ocasi ones con Dios) que se de sarrolla a 10 larg o de la historia humana . EI Espiritu hegeli ano ha pasado de moda, pero las histori as seg un e l Zeitgeist permanecen. Karl Mar x, disc fpulo de He­gel, material ize el Es piritu de Hegel e n la econ ornia y co ns idero la histori a human a como e l desarroll o de los modos de prod uccio n econornica. El modele kuhni ano de histori a cientific a es un model o Zeitgei st, por­que plantea una entidad , el par adi gma, que controla la investigacion y la teorizacion de los cientfficos en ac­tivo.

Debido a su enfasis en 10 inevitable del progreso, de sde las perspectiv as de Hegel 0 M arx la concep­cion hisrorica del Zeitge ist es «liberaloide» . Hegel y M arx viero n a la histo ria hum ana co mo diri gid a hacia

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Page 23: Historia de la Psicología

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CAPITULO r Ciencia, histo ria yps icolo gia 23

algun final ultimo (Ia realizaci6n definitiva del Espiritu 0 de Dios, 0 el logro ultimo del socialismo, el orden econ6mico perfecto) y consideraron el desarrollo hist6rico como un proceso raciona!. Sin embargo, su his­toria no es interna, ya que sinia la determina ci6n de la historia fuera de las acciones de los hombres y las mujeres. La contribuci6n de Hegel y Marx fue la de inventar el punto de vista externo, dirigiendo la aten­

ci6n del historiador hacia los contextos mas amplios en los que trabajan las personas, descubriendo que el contexto de la acci6n moldea la propia acci6n en formas casi inapreciables por los propios protagonistas de la histari a. Desde esta amplia perspectiva, el punto de vista externo proporciona una com prensi6n mayor de la historia. No obstante, al contrari o de 10 que cretan Hegel y Marx, la historia no tiene una direcci6n per­ceptible. La historia del mundo, 0 la de la psicologfa, podrfa haber sido diferente de como ha sido. Los hu­manos luchamos en una semioscuridad de causas personales y sociales, no actuamos como marionetas guia­das por fuerzas impersonales.

La historiografia de la psicologia

Se denomina historiografia a la historia y a la metodologfa del campo de la historia. La historiograffa de la ciencia, una parte de la cual es la historia de la psicol ogia, ha atravesado dos fases (Brush, 1974) . En la primera de elias, desde e1 siglo x tx hasta los afios cincuenta del siglo xx, los propios cientfficos fueron los que escribieron la historia de la ciencia en su mayor parte; se trataba generalmente de los cienttficos mas viejos, aquello s que ya no estaban en activo en la vanguardia de la investigaci6n. Esto no resulta sorpren­dente, ya que una de las principales dificultades para hacer historia de la ciencia consiste en ser capaz de comprender los detalles de la teona y la investigaci6n cientfficas para poder contar su historia. Sin embar­go, desde comienzos de los afios cincuenta y cobrando Irnpetu en los sesenta, surgi6 una «nueva» historia de la ciencia conforme se fue profesionalizando este campo . Hombres y mujeres formados como historia­dores se hicieron cargo de la historia de la ciencia, aunque en muchos casos tenfan un pasado cientffico: por ejemplo , Thom as S. Kuhn habia sido quimico.

La historia de la psicologfa experiment 6 el mismo tipo de cambio , aunque un poco mas tarde y de una forma todavia incompleta. La obra clasica de la «vieja» historia de Ia psicologfa es la magistral History of Experim ental Psych ology [Historia de la Psicolo gfa Experimental) de Edwin G. Boring, pubJicada par pri­mera vez en 1929 y con una edici6n revisada en 1950 . Boring era psicologo, discfpulo del introspeccio­nista E. B. Titchener, y la psicologfa que Boring conoci6 estaba siendo reemplazada pOl' el conductismo y por el auge de la psicologfa aplicada. Asf, aunque Boring no estaba en absoluto retirad o, escribi6 su His­toria como una justificaci6n liberal e interna de su tradici6n (O' Donnel, 1979). Ellibro de Boring fue du­rante decad as el texto estandar, pero , desde mediados de los afios sesenta, la nueva historia profesional de la psicologfa comenz6 a reempl azar a la antigu a. En 1965 apareci6 una revista especializada, Journal of the History of the Behavioral Sciences [Revista de Historia de las Ciencias del Comportamiento], y 1a Ame­rican Psychological Association aprob6 la creaci6n de una Secci6n (la numero 26) dedicad a a la historia de la psicolog fa. En 1967 comenz6 el primer programa en historia de la psicologia para 1icenciados, en la Universid ad de New Hampshire, bajo la direcci6n de Robert 1. Watson , fundador de la revista mencion a­da (Furomoto, 1989; Watson, 1975 ). E1 desarroll o de la «nueva historia de la psicologfa» fue acumulando avances durante los afios setenta y och enta, hasta que , en 198 8, Laurel Furom oto la declar6 completamente madura y exig i6 su incorporaci6n a los planes de estudios de psicolog fa. Debemos hacer notal' que el cam­bio ha sido incompleto. Aunque el texto que ellector tiene en las manos es uno de los pocos que ha reci­bido influenci as de la nueva historia de la psicologfa (Furornoto, 1989), soy un psicologo sin formaci6 n en historia .

Hay muchas mas cosas implicadas en el cambio de la vieja a la nueva historia de la ciencia (y de la psi­cologfa) que el hecho de quien sea el que la escriba. Este cambio coincide con un movimient o de largo al­cance dentro de la historiograffa que va de 1a «vieja historia» a la «nueva historia» (Furornoto, 1989; Him­me1farb, 1987 ). La «vieja historia- era una «historia desde arriba»; era ante todo polftica, diplornatica y militar, y se concentraba en grandes personajes y acontecimientos import antes . Tenia una forma narrativa, y conta­ba historias legibles (escritas frecuentemente para un publico que tenfa una cultura general, no s610 para otros

Page 24: Historia de la Psicología

24 HISTORlA DE LA PSICOLOGlA

historiadores) acerca de naciones, hombres y mujeres. La «nueva historia» es una historia desde abajo; in­tenta des cribir, incluso recrear en palabras, las vidas Intimas de la ma sa an6nima de personas omitidas en la vieja historia. Como ha indicado Peter Stearns, «[los nuevos historiadores] habremos triunfado cuando to­dos reconozcan que Ia historia de la menarquia es tan importante como la de Ia rnon arqufa» (citado en Him­melfarb , 1987 , p. 13). Su forma es analftica mas que narrativa, e incorpora a menudo tecnicas analiticas y est adisticas tomadas de la sociologia, la psicologia y otras ciencias socia ies.

La «nueva historia» es una hi storia muy del tipo Zeitgeist, que menosprecia el papel de los individuos y ve la historia como constituida por fuerzas irnpersonales, no por las acciones de los hombres y mujeres. Aunque la nue va historia se centra en las vidas corrientes , des cribe a los hombres y mujeres como victimas de fuer zas que no control an. Se niega el papel de la contingencia, tal y como describe la nueva histori a el histori ado r frances Fern and Braudel , quizas su profesional mas destacado (citado en Himmelfarb, 1987):

Cuando pien so en el indi viduo , me inclino siempre a verlo com o apri sionado por un destino en el cual e l rnismo apenas interviene, sujeto a un paisaje en el cual las perspectivas infinitas a larg o plazo se extienden en la distan­cia por deJante y por detras de el . Tal y como yo 10 veo, correc ta 0 incorrectamente, en el analis is hist6rico al fi­nal siempre vence la perspectiva a largo plazo. Esta, aniquilando innumerables eventos (todos aqu ellos que no pue­den acomodarse en la corriente principal y que, por tanto, son barridos despiadadamente haci a un lado), limi ta sin duda la libertad del individuo e incluso el papel de la casualidad (p. 12).

Furumoto (19 89) describe la nueva historia de la psicologia del siguiente modo:

La nueva histo ria tiende a ser critica en vez de ceremonial, co ntextual en vez de una simple historia de ideas, y mas comprehensiva, yendo ma s alla del estudio de los «grandes hombres». La nuev a historia utiJiza Fuentes pri­ma rias y documentos de archivo en vez de depender de Fuentes secundari as, que pueden lIevar a la transrnisi on de anecdotas y mitos de una generac i6n de autores de Jibros de texto a la siguiente . Fin almente, fa nueva histori a tra­ta de ent rar en el pensamiento de una epo ca par a ver las cuestiones tal y como aparecieron en ese momento, en vez de buscar los anteced entes de las ideas actuales 0 escr ibir la histori a hac ia arras a partir del contex te actua l del campo en cuesti6n (p. 16).

No obstante , excepto por su lIamada a ser mas comprehensivos al escribir la historia, la desc ripci6n de Furumoto de la nueva historia de la psicologfa realmente tambien des cribe la buena historia tradicional.

Aunque la nueva historia se ha convertido en la tendencia dominante, ha provocado , y continua pro­vocando, polernicas (Himrnelfarb, 1987). Lo que mas molesta a los histori adores tradicionales es la susti­tuci6n de la narra ci6n por el analisis, la negaci6n de la contingencia, y el rech azo de la eficacia de la acci6n humana. Recientemente ha aparecido una violenta rea ccion a favor de la narracion y el reconocimiento de la contingencia y la importancia de los individuos. POl'ejemplo, Jame s M . McPherson ( 1988) en su esplen­dido Battle Cry of Freedom [EI grito de guerra de la libertad], adopto la narracion como el unico metodo hist6rico que podfa hacer justicia a su tema, la guerra civil norteamericana, concluyendo finalmente que fue­ron el liderazgo y la voluntad humanas (la habilidad politica de Lincoln y las tacticas estrategicas de Grant y Sherman) los que ganaron la guerra para el Norte.

(,Dond e se situa e l presente libro dentro del espectro que va de Ia viej a a la nuev a historia? Es verdad que la nueva historia me ha influido y que la he utilizado para escribir este texto, que sin embargo no per­tenece completamente a ella. Siento la mayor afinidad con Ia historia tradicional de las ideas y generalmente no he intentado descubrir las causas del desarrollo de la psicologia en la biograffa de los psicologos. Creo que la historia forma parte de las hum anid ades, no de la ciencia, y que cu ando los historiadores se apoyan en las ciencias sociales 10 estan haciendo sobre cimientos muy debiles. Estoy de acuerdo con Matthew Arnold cuando dice que las humanidades deberfan ocuparse de 10 mejor (y mas importante) que se hay a di­cho y hecho. Finalmente, estoy de acuerdo con el historiador ingles G . R. Elton en que la histori a «puede ensefiar a usar la razon». He intentado, pues , escribir una histori a tan narrativa como me 10 ha permitido el material que he utilizado, centrandorne en las ideas mas destacadas del pensamiento psicologico y con el proposito de ensefiar a los psicologos j6venes a usar la razon en psicologia. Una pregunta fundamental con que se enfrenta la historia de Ia psicologia (psyche-logos, el estudio del alma) es la naturaleza de l alma 0

Page 25: Historia de la Psicología

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CAPITULO 1 Ciencia, historia y psicologia 25

mente: Lexiste la mente del mismo modo que existen los atornos, se trata de una cosa que espera ser descu­bierta, 0 existe la mente de la forma en que existe el dinero, como algo construido por los humanos?

La psicologia en la historia JLa mente ha sido descubierta, inventada 0 construida? En 1953, el filologo aleman Bruno Snell publico The Discovery of the Mind: The Greek Origins of Eu­

ropean Thought [EI descubrimiento de la mente: Los orfgenes griegos del pensamiento europeo], yen el pre­facio ejemplific61as dificultades de definir la mente como un objeto. A pesar de la atrevida tesis anunciada en su titulo, Snell no estaba completamente seguro de que los griegos hubieran descubierto realmente algo que ya existia, Aunque afirm6 que «el auge del pensamiento entre los griegos [despues de Homero] era nada me­nos que una revolucion . .. Descubrieron la mente humana», puntualiz6 su afirrnacion escribiendo que el des­cubrimiento griego «no se puede comparar con el descubrimiento, por ejemplo, de un nuevo continente» (Snell , 1953 , p. v). Snellluchaba con las posibilidades que se han perfilado desde entonces ampliarnente en la metateoria psicologica. En concreto rechaz61a posibilidad (con la que ahora estan de acuerdo algunos cientl­ficos cognitivos, por ejemplo, Dahlbom, 1993 ; vease el Capitulo 12) de que la mente pudiera ser un artefacto . La mente, escribio Snell , «no fue inventada como un hombre inventarfa una herrarnienta ... para dominar un cierto tipo de problema. Como norma, las invenciones estan determinadas de manera arbitraria; estan adapta­das al propositodel que han surgido. En el descubrimiento del intelecto no hubo objetivos ill propositos» (p. vrrr). Snell percibio tarnbien la concepcion de la mente apoyada por los constructivistas actuales, aunque no la arti­culo completamente. Escribi6: «A pesar de que digamos que los griegos descubrieron el intelecto, afirmamos tambien que el descubrimiento fue necesario para que el intelecto existiera» (p. vm), insinuando que la mente fue construida socialmente por los fil6sofos griegos, los poetas y los dramaturgos durante la epoca clasica,

Las tres alternativas propuestas por Snell dan lugar a diferentes concepciones de la disciplina psicolo­gica y de su historia. Si la mente se hubiera descubierto realmente (0 estuviera a la espera de ser descubier­ta), entonces la psicologia, psyche-logos (el estudio del alma) podria ser una ciencia natural en el sentido habitual del terrnino, y su historia seria parecida a las historias de la ffsica 0 la quimica. La segunda posibi­lidad, que la mente sea una herramienta, un artefacto, sugiere que si las mentes existieran como los rnarti­1I0s y los m6dems, se deberia volver a concebir la ciencia psicol6gica como una ciencia de 10 artificial (Si­mon, 1980). La ciencia natural se ocupa de universales espaciotemporales, objetos como los electrones 0 quarcs que son iguales en todo momenta y lugar. Los martillos y los m6dems son reales, pero en tanto que artefactos humanos, no pertenecen a la esfera de la ciencia natural. La ciencia explica c6mo funcionan los martillos y los moderns, pero estes son objetos de la ingenierfa, no de la ciencia.

La mente considerada como un artefacto nos lIeva a la tercera posibilidad, la mente como construccion social. Si la mente esta construida socialmente, entonces no estara claro que pueda haber una ciencia de la mente (en el sentido en que suele entenderse la ciencia normal mente). Quiza el estudio de la mente sea una tare a hist6rica, no cientffica. Como sefiala Snell (1953): «EI intelecto, sin embargo, entra en el mundo, es efectuado, en el proceso de revelarse a sf mismo, es decir, en el curso de la historia» (pp. VI-VII) . Adernas , la tesis constructivista da lugar a una perspectiva mas sornbria para una psicologia cientifica. Bajo su inter­pretaci6n como artefacto, las mentes son reales pero carecen de la universalidad de los objetos apropiados para la ciencia. Por el contrario, la mente puede ser una construccion social en la Ifnea de los dioses grie­gos, una ilusi6n profunda. Si estas formulaciones sociales constructivistas de la mente son correctas, una historia de la psicologfa no es la historia de un descubrimiento, sino la historia de una invenci6n y una cons­truccion, y en efecto una historia de la propia mente . Si es asf, entonces la historia de la mente que conta­mos en Occidente podria ser diferente de la que se cuenta en otras culturas .

Los psicologos tienden a aceptar sin discusi6n ... la tradici6n occidental proveniente de los griegos que investiga Snell. Pero otras culturas tienen visiones muy diferentes de la mente y del yo . Por ejemplo, en Sel­fless Selves [Los yoes sin yo], Steven Collins (1982) analiza la mente y la personalidad como el budismo The­ravada las conciben. Collins, igual que el antropologo Clifford Geertz, acepta que la nocion occidental de men­te, 0 de persona, es «una idea bastante peculiar dentro del contexto de las culturas del mundo» (p . 2).

Page 26: Historia de la Psicología

26 HlSTORIA DE LA PSICOLOGlA

EI monj e budis ta Nyanati loka compara los co nceptos budista y occidental de mente (Coll ins, 1982) :

Hay tres maestros en el mundo. EI primer maestro enseiia la existencia de una entidad yoica que sobrevive a la muer­te: se trata del Eternalista, como en el caso de los cristianos. EI segundo maestro ensena una entidad yoica tempo­ral que queda aniquilada con la muerte: se trata del aniquilacionismo 0 materialismo. EI tercer maestro ensefia una entidad yoica que no es ni eterna ni temporal: se trata del Buda. El Buda enseria que 10 que lIamamos yo, ego, alma, personalidad, etc., son terrninos meramente conveneionales que no se refieren a ningunaentidad real independiente. Y ensefia que tan s6lo puede encontrarse este proceso psicoffsico de existencia que cambia en cada momento... Esta doctrina de Ja falta de yo de la existencia constituye la esencia de la doctrina de Ja emancipaci6n del Buda. Por eso, con la doctrina de la falta de yo, 0 anatta , se sostiene 0 se hunde toda la estructura budista (p. 5).

Adernas, los budistas Theravada contemplan el yo (la men te) co mo una ilusion peligrosa de la que nos de beriarn os liberar. De acuerdo en el monje cingales Rahula, «Ia idea del yo es una creencia imagina ria y fa lsa a la que no corresp onde ning una realid ad, y que genera pensa mientos dafiinos de "a mf" y "mio" , de ­seo egofsta, antojo, apego, odio, rencor, van idad , soberbia, egotismo y otras des honras , irnpurezas y pro­blemas . . . Resumi end o, de es ta vision err6 nea procede todo el mal del mun do» (Co llins, 1982, p. 4) . Para los budistas, parece que la psicologia sea el est udio de una no-cosa, una empresa desc abellada. Rorty (1979, 1991, 1993), desde la perspectiva co nstructivista soc ial posmoderna, esta totalm ente de acuerdo.

E I titul o de un tercer libro, The Discovery of the Individual 1050 -1200 [EI desc ubrimie nto de l indivi­duo, 1050-1200) (Morris , 1972), nos recuerda que en la ex istencia de 1a men te hay mas en juego que el ca ­rac ter cie ntffico de la psicologia, porque la posesi6n de una mente es ta fuertemente vinculada al hecho de ser persona. Ac tualmente en Occidente otorgamos una imp or tancia ex trema a! ser humane ind-i vidu al, titu­lar de derechos inalienables fren te al estado y a otros seres humanos. Como comenta Morris, «EI micleo de este individual isrno reside en la experiencia psicoI6gica ... [del) sentido de una distinci6n clara entre yo mis­mo y las otras personas» (p. 3). Tradicion almente, se co ns ide ra al ser hum ane como una person a que tras­ciende el es tado anima l grac ias a que posee un alma 0 una mente . Inclu so en contex tos no religiosos, la po­sesi6n de una mente es fund amental para alcanz ar el estatus de persona y de ciudada no. Un se r humane que se encuentre en es tado vegetativo persistente puede ser gobernado sin tener mente y par 10 tanto de libera­dame nte se Ie puede permitir mori r sin que su muerte se con sidere un asesinato . Se puede despojar a un ser humane con demencia (l itera lmente 's in men te ' ), de sus der echos c iviles y se Ie puede as ignar un tutor 0 in­gresarlo en una instituc i6n. En psicologia, las preg untas sobre e l ser per sona se manifi estan en el ana lisis del yo, un terrnino me nos reli giose que alma y mas person al que mente.

Las con cepciones occiden tales de la mente co me nzaron en la religi6n ante s de pasar primero a la filo­sofla y despues a la ciencia. Sin em bargo, los psicologos han subestimado la influencia que las ideas reli ­g iosas sobre el alma (la psyche de nues tra ciencia) han tenido sob re las co ncepciones de la mente y de l yo por dos razo nes . En primer lugar, la psicologia es una empresa agresivame nte laica , y a los psicologos les gusta pensa r que dejan arras la religi6n cua ndo as ume n su pap el de cientificos. Una raz6n mas sutil tien e que ver con el dom inic de las creencias cri st ianas sobre la eru dici6n hist6rica. Cuando nosotros como psi­co logos leemos acerca de pen sadores del pasado co mo Plat6n y Descartes, no s610 los vem os como proto­psicologos, sino que los vem os a traves de los ojos de historiadores y filolo gos que hasta hace poco ha n tra­baj ado en un marco silencioso perc unfvocamen te cr istiano. Es te marco rara vez se entro mete de forma explfcita, perc fil tra los frag mentos esca brosos, las co ncepc iones poco corrientes y los debates oscuros pero vitales sobre la men te y el alma ma nten idos desde la epoca de los griegos por 10 menos hasta De scartes. De esta forma, los psicologos hem os heredado un co ncepto de men te co nformado sutilmente par fuer zas de las que sabemos poco, 10 hemos vac iado de conten ido esp ec ificarnente sob renatural (por eje mplo, la superv i­venc ia a la muerte de l cuerpo) y nos creemos que 10 que queda es algo natural , y por 10 tanto un objeto es­tricro de cie ncia . Tratare brevem en te de po ner otra vez en su si tio algunos de los frag me ntos, co ncepc iones y debates perdidos para ofrecer un fondo sobre el que se pueda disting uir la figura de la mente como obje­to de la ciencia ps ico l6gica.

Aunque ex isten diferencias en sus detalles, las religiones de todo el mundo presentan una imagen in­crefb le rnente co ncordante de la me nte , que propone la ex istencia de dos almas irunateria les por dos razon es

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Collins, 1982):

o brevive a la muer­tidad yoica tempo­naestro ensefia una unos yo, ego, alma, remindependi ente. 'l. ada momento . . . cipacion del B uda. Iis ta (p. 5) .

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. erdo. niento de l indivi­1 juego que e) ca­rlada al hecho de

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111 una imagen in­~s par dos razones

CAPITULO 1 Ciencia, his tor ia y psi cologia 27

distintas (Onians, 1951). La primera raz6n, universal, consiste en explical' la diferencia entre cosas anima­das e inanimadas . Los objetos con alma son animados ; los que no tienen alma son inanimados. La segunda raz6n, menos universal, consiste en explicar la personalidad humana. Algunas religiones proponen que ade­mas del aliento de la vida, existe un alma que constituye la esencia de la persona lidad de cada persona, y a veces esta alma personal era considerada capaz de sobrevivir a la muerte del cuerpo ffsico, aunque esto no se pudiese garanti zar. POl' ejemplo, e l cristianismo y el Islam ensefi an que cada ser humano esta compues­to de un cuerpo material y un alma inrnateri al, Se dice que el alma es la esencia de la persona, que contie­ne los recuerdos personales y la identidad personal. Adernas, mientras que el cuerpo es mortal, el alma es inmortal, abandona el cuerpo al morir y viaja hacia un cielo 0 un infierno despues de la vida.

Opciones para la psicologia

Esta breve revisi6n de las ideas sobre la mente da lugar a varias posibilidades para la psicologfa como ciencia:

1. La categorfa «mente» es una c1ase natural. Es decir, las mentes existen de forma natural y son uni­versa les espaciotemporales igual que los electrones.

2. La categona «mente» es una construcci6n social que no se refiere a nada. POl' 10 tanto, las mentes individuales no existen, como no existe ni existi6 Zeus.

3. Las mentes existen en la naturaleza, pero «Ia mente» no es una clase natural (vea se la explicaci6n siguiente). Es decir, las mentes existen en la naturaleza, pero son construcciones espaciotempora­les locales (artefactos naturales) como los leopardos 0 el monte Everest.

4. Las mentes son construcc iones soc iales (artefactos creados por el hombre; Searle, 1995) con po­del' causal genuino, como el dinero.

Una caracteristica fundamental de las categorias que propongo es la distinci6n entre «mente» como una categoria conceptual y las mentes como objetos individuales que pueden existir 0 no. Uno de los compromi­sos importantes de la ciencia es trinchar la naturaleza por las articulaciones, procurando que nuestras catego­rfas conceptuales representen de la manera mas pulcra posible la fisonomfa de la naturaleza. Una categona que representa un rasgo espaciotemporal universal de la naturaleza, como 10 hace «electron- respecto de los elec­trones, es una clase natural. Muchos objetos en el mundo ffsico para los cuales tenemos nombres no son cla­ses naturales. «Mueble» no es una clase natural, porque las mesas, sillas y similares, aunque son ffsicamente reales, son construidos por seres humanos y no son universales espaciotemporales. EI monte Everest existe como un objeto creado de manera natural, pero «Monte Everest» y «montana» son concep tos hurnanos, s610 repre­sentan vagamente la naturaleza. «Monte Everest» es el nombre de una unica caracteristica geografica local del planeta Tierra ; no es un universal. Sus lirnites tampoco estan fijados por Ia naturaleza. Cuando salgo de Rich­mond en coche con mi familia hacia el oeste, el terreno se hace cada vez mas empinado, pero decidir cuando estamos «realmente» en los Montes Apalaches es en gran medida una cuestion de gustos. Somos nosotros, y no la naturaleza , quienes decidimos el lfrnite entre «celina- y «montana» . Las posibilidades que hemos sefia­

lado anteriormente plantean una sene de preguntas acerca de la psicologia como el estudio de la mente.

(,Es «mente» una c1ase natural? Actualmente, la aproximaci6n cientifica predominante de la psico­logfa es la neurociencia cognitiva (Gazzinuga, Ivry y Mangun, 1998; vease el Capftulo 12). Si bien la inter­pretaci6nmas evidentede la neurociencia cogn..i tivaes considerarla como parte de los proyectos del reduccionismo o eliminacioni smo (Churchland, 1986), se puede considerar que sus resultados apuntan a una direcci6n muy distinta, a saber, la de respaldar una concepci6n artificia l de la «mente» y las mentes. EI siguiente texto, es­crito por David Gaffan (1997), un neurocientffico en activo, resulta muy instructivo en ese sentido. En el ana­liza un volumen de contenido reductivo/eliminativo recopilado pOI' Llinas y Churchland (1996).

La idea de que Ja ac tividad ment al es una activ idad cerebra l ha retras ado la investigacion en neurocienc ia. Hemos en trado en el cerebra esperando encontrar cosas co mo recuerdos y preceptos que estuvieran esperando alii para ser descubi er tos, y sistemas de atenci6n, acci6n , etc . (todos e lia s correspondientes a aco nteci mie ntos 0 facu ltades

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28 HISTORIADE LA PSICOLOGfA

mentales tradicionales). Sin embargo, cuanto mejor entendemos cualquiera de los procesos cerebrales que estu­diarnos, resulta mas claro que no se correspond en de ninguna manera con actividades mentales de la psicologia popular. .. Por ejemplo, para un neurocientifico, el concepto de «atencion» es, en el mejor de los casos, una eti­queta intuitiva para un conjunto de preguntas cuyas respuestas vienen dadas en ultima instancia por referencia a una explicacion generica de la competencia cortical , una explicaci6n que va mucho mas alia del tema concreto de la atenci6n. La busqueda de un sistema de atenci6n 0 de un mecanismo atencional en el cerebra ha dificultado, que no ayudado, a encontrar estas respuestas. De igual modo, la busqueda de los sistemas de memoria en el cere­bra y la idea de que la plasticidad cortical darla al instante el asociacionismo de la psicologfa popular, han entor­pecido el progreso . Esto no parece sorprendente si se considera que la afirmaci6n de alguien de que es capaz de recordar un acontecimiento no es una descripci6n del propio cerebro, sino mas bien un movirniento en un juego social reglado que trae consigo, por ejemplo, la promesa implfcita de que puede ofrecer mas detalles sobre tal aeon­tecimiento si se le piden. Por eso soy esceptico acerca de la idea, presente en el capitulo de Churchland, de que la neurociencia es simplemente una versi6n mejorada de la psicologfa popular y que esta no es mas que futura neu­raciencia en espera . Mas bien, se trata de dos actividades paralelas con objetivos diferentes, una situaci6n que se podrfa describir de manera tendenciosa como «el postulado de una discontinuidad radical entre 10 mental y 10 neu­ronal» pero que se describe de forma mas aprapiad a como sentido cormin (Gaffan, 1997, p. 194).

Si aceptamos que Gaffan esta en 10 cierto, podremos extraer varias conclusiones importantes de esta polernica. En primer lugar, descartaremos la reducci6n de la psicologia a la neurofisiologfa. La «atencion»

no representara la competici6n cortical, ni la «asociaci6n» la plasticidad neuronal de la forma en que el «gem> representa las secuencias codificadas del ADN. Por 10 tanto, y en segundo lugar, la «mente» no es una cla­se natural. En tercer lugar, nuestra forma habitual de explicar el comportamiento (psicologfa popular) es in­eludiblemente social por naturaleza, unjuego constituido por reglas sociales igual que el futbol 0 el beisbol consisten en un conjunto de reglas.

i,Existen las mentes? Es importante observar que aunque la psicologfa popular es una construcci6n social (una especie de juego), esto no significa que las mentes particulares no existan. «Mueble» y «monta­na» son construcciones sociales, pero los sofas y las rnontafias son reales. Podrfa resultar que las mentes in­dividuales no tuvieran mas realidad que los dioses griegos, aunque 10 considero improbable.

i,Existe la mente? Si «mente» no es una clase natural, entonces las mentes son artefactos, construe­ciones naturales 0 sociales.

La mente como construccion natural. Snell (1953) escribi6 que la mente «no era algo inventado, como un hombre inventaria una herramienta . .. para dominar un cierto tipo de problema. Como norma, las inven­ciones estan determinadas de manera arbitraria; estan adaptadas al prop6sito del que han surgido». Sin em­bargo, se olvido 0 pas6 por alto la posibilidad de que la mente fuera «inventada» por la naturaleza como una adaptaci6n al prop6sito darwiniano de sobrevivir en la lucha por la existencia. Aunque des de mediados del siglo XIX los psicologos se han preguntado para que sirve la mente, tan solo en los ultimos 20 afios aproxi­madamente se ha aplicado un autentico analisis darwiniano ala evolucion y el funcionamiento de las men­tes animal y humana. Desde una perspectiva evolucionista (vease el Capitulo 12), las mentes son adapta­ciones locales espacioternporales a las presiones de selecci6n predominantes. Es decir, al iguaJ que los pulgares opuestos 0 la visi6n binocular, las mentes son soluciones a problemas de supervivencia y reproducci6n pre­dominantes en momentos y en un ecosistema concreto. Las mentes son por 10 tanto construcciones natura­les y son reales , perc no son clases naturales . EI estudio de las mentes es por 10 tanto mas parecido a la in­genierfa (disciplina dedicada a resolver problemas concretos) que ala ciencia (disciplina que busca las leyes que gobiernan la naturaleza en todo momenta y lugar).

La mente como construccion social. La idea de que la mente es una construcci6n social parece a pri­mer a vista descartar la posibilidad de que la mente sea un objeto legftirno de la ciencia. Los elirninacionis­tas argumentan que la mente es un rnito construido socialmente igual que «Zeus» 0 «calorico», y como ellos esta condenada a ser descartada de la ciencia, y, en ultima instancia, del discurso de las personas cultas. Los

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defensores de la construcci6n social y de la herrneneutica argumentan que debido a que, la mente es una cons­trucci6n social, su estudio pertenece a las humanidades, no a la ciencia. Sin embargo, el hecho de ser una construcci6n social no supone que no pueda ser objeto de ciencia (Searle, 1995).

Un buen ejemplo de construcci6n social alrededor de la cual se ha organizado una ciencia es el dine­ro. El dinero es local en el espacio y en el tiempo. Las primeras monedas se emitieron en Oriente Pr6ximo alrededor de 700 aDOS a. C. y no se generaliz6 su circulaci6n en Occidente hasta el perfodo Helenfstico. Du­rante siglos, el valor del dinero estuvo vinculado al material de acufiacion, El valor de una moneda depen­dia menos de su valor nominal que del peso del metal del que estaba hecha. La inflaci6n apareci6 cuando los monarcas devaluaron las monedas al mezclar otros materiales con los metales nobles 0 cuando personas corrientes comenzaron a quitar trozos de los bordes de las monedas, que luego hacfan pasar por monedas completas. EI primer trabajo de Isaac Newton como profesor en la casa de la moneda britanica consistfa en acufiar nuevas monedas con bordes trenzados de tal forma que se pudiera saber inmediatamente si habian sido cortados (White, 1997). El papel moneda bas6 durante mucho tiempo su valor en la pro mesa de los go­biernos de que podrfa ser reintegrado bajo demanda su valor en oro 0 plata, aunque este ya no es el caso. Mas importante aiin es que los recursos monetarios de un pais no se limitan al valor nominal total de los bi­lIetes y monedas en circulaci6n en un momenta dado. Los bancos crean dinero mediante los prestamos. Re­ciben por ejemplo 10.000 d61ares en forma de dep6sito y luego los prestan. El depositante puede firmar che­ques por valor de sus 10.000 d61ares al mismo tiempo que el prestatario gasta sus 10.000 d6lares. Ahora hay 20.000 d6lares cuando inicialmente s610 habfa 10.000 d6lares, aun cuando no se hayan acufiado monedas ni emitido billetes. El dinero es un objeto intencional (Searle, 1995). Existe porque, y siempre y cuando, las personan crean que existe,junto con sus derivados intencionales como los tipos de interes y los rendimien­tos de los bonos. Sin embargo, que yo sepa, nadie ha desafiado el derecho de la economfa a ser una ciencia (higubre) sobre la base de que su objeto es una construcci6n social y no una clase natural.

El dinero no necesita ser corp6reo para existir 0 para tener efectos causales reales sobre el comporta­miento humano. Por supuesto, la mente es el objeto intencional primero (Searle, 1997) y puede tener efec­tos causales reales sobre el comportamiento humano, incluso si no se puede reducir, ni siquiera vincular a ninguna realidad ffsica. La mente, como el dinero, puede ser objeto real de una ciencia real.

Despues de haber revisado la naturaleza de la ciencia y de la historia, y las diversas formas en que la psicologfa podrfa ser una ciencia, iniciaremos ahora un recorrido de 2.500 afios por el fascinante zool6gico de la psicologfa con el menor mirnero posible de ideas preconcebidas.

BIBLIOGRAFIA

La bibliograffa sobre la filosoffa de la ciencia es extensa. Entre los estudios mas recientes se incluyen: Mario Bunge, Phi­losophy of science (New Brunswick, NJ: Transaction, 1998); A. Bird, Philosophy of science (Montreal: McGraw-Hill­Queens' University Press, 1998); y David Oldroyd, The arch ofknowledge (Nueva York:Methuen, 1986). John Losee abor­da el tema desde una perspective diferente en, A historical introduction to the philosophy of science (Oxford: Oxford University Press, 3."ed., 1993). La extensa introducci6n de Frederick Suppe a su obra Structure ofscientific theories (1977) es un estudio mas antiguo y tecnico, pero tarnbien uno de los mas citados hasta la fecha como estudio definitivo. La obra Science and philosophy: The process ofscience (Dordrecht, The Netherlands: Martinus Nijhoff, 1987), de Nancy J. Ner­sessian, contiene una selecci6n de trabajos realizados por prestigiosos fil6sofos cientfficos y dirigidos a un publico no es­pecializado. Un tema importante dentro del contexto posmodernista actual es la objetividad de la ciencia. Charles Norris la defiende en Against relativism: Philosophy of science, deconstruction, and critical theory (Oxford: Blackwell), y G. Couvalis en Philosophy ofscience: Science and objectivity (Thousalid Oaks, CA: Sage). En The end ofscience (Reading, MA: Addison-Wesley, 1996), John Horgan afirma que la ciencia esta entrando en un perfodo posmodernista, abandonando no la objetividad, pero sf la busqueda de respuestas a las «grandes preguntas» de siernpre -para las que ya se ha encon­trado la respuesta-, y que 10 que queda por resolver son numerosos pequefios problemas.

Muchos de los temas y enfoques mencionados en este manual se tratan tarnbien en la obra de Nersessian. Las obras Scientific explanation and the causal structure ofthe world (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1989) y Cau­sality and explanation (Oxford University Press, 1998) de WesleySalmon ofrecen un tratarniento excepcionaJ yexhaustivo

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30 HISTORIA DE LA PSICOLOGlA

del problema de la explicaci6n cientifica desde la perspectiva de un realista. En la primera obra, Kitcher, amigo del au­tor, aporta un extenso resumen de la perspectiva antirrealista. Es interesan te el tratamiento que hace de la polemi cs rea­Iismo-antirrealisrno Arthur Fine en «Unnatural attitudes: Realist and instrumentalist attachments to science», incluido en Min d (198 6,95: 149-79) . Fine defiende que ambos puntos de vista falJan de forma paralela: «inflacionismo metafi­sico- e «inflacionismo episternologico» respectivamente . Para documentarse sobre el realismo en fa ffsica se puede con­sultar: Nick Herbert ( 1985); Quantum reali ty (Nueva York: Doubleday, 1985); 0 John Gribben, Schrodinger 's kit/ens and the search fo r rea lity (Boston: Little, Brown, 1995); en todos los casos, maravillosas introducciones a la fisica cuan­tica moderna y a sus grandes misterios. La obra de David Linley Where does the weirdn ess go? (Nueva York: Harper Collins, J996) tarnbien es una buena introducci6n a la ffsica cuanrica, en este caso centrada en por que Jas indeterrni­naciones de la fisica cuantica no se manifiestan en niveles superiores de explicacion.

La vision estandarizada de las distintas teorias se expJica y comenta de forma exhaustiva en la ya mencionada in­troducci6n de Suppe. Scientific theories (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1990), de C. W. Savage, contie­ne una recopilaci6n de ensayos (precedidos por un resumen de Savage de todos ellos) sobre enfoques modernos a la teo­ria cientffica, especialmente consideraciones bayesianas y un reciente trabajo de Kuhn que aun resulta insuficiente. La obra de W. H. Newton-Smith The rationality of science (Londres: Routledge & Kegan Paul, 1981 ) ofrece una panora ­mica general y en defensa de la perspec tiva racionalista de la ciencia. Ronald N. Giere, en «Philosophy of science na­turalized», Philosophy ofScience ( 1885,52: 331-56), defiende el punto de vista contrario. EImas reciente marco de pen­samiento evolucionista para el conocimiento de la historia de la ciencia corresponde a David Hull, con su obra Sc ience as a process: The evolutionary acco unt ofthe social and conceptual dev elopment ofscience (Chicago: University of Chi­cago Press, 1988). Y la manifestaci6n mas reciente del punto de vista de Laudan se enc uent ra en Beyond posi tivism and relati vism : Theory, method, and evidence (Boulder, Co: Westview Press, 1996) .

Para consul tas refere ntes a es tudios empfricos de la ciencia, incluida la psicologfa cienrffica, se puede recurrir a: R. Tweney, C. Mynatt y D. Doherty, On scientific think ing (Nueva York: Columbia University Press, 198 1). En la obra de Gholson et al . podemos encontrar argumentos, y casos practices , a favor de la psicologfa c ientffica ( 1989) . En cuan­to a ensayos que apliquen la filosoffa de la ciencia a la psicologfa, cabe sefia lar los siguientes: Barry Gholson y Peter Barker, «Kuhn, Lakatos and Laudan: Applications in the history of physics and psychology», Am erican Psychologist (1985 ,40: 744-69); Peter Manicas y Paul Secord, «Implications for psychology of the new philosophy of science», Ame ­rican Psychologist (1983,38: 399-4 14); y Joseph Margolis, Peter Manicas, Rom Harre y Paul Secord, Psychology: De­signin g the discipline (Oxford, IngJaterra: Basil Blackwell, 1986). 1. Abro u se preg unra si la psico logfa deberia ser una ciencia en Sho uld psychology be a science? (Westport, CT: Praeger, 1998), donde analiza las distintas respuestas y los puntos a favor y en contra de cada una de elias.

Se han realizado estudios sobre la filosoffa de la psicologia que son de gran utilidad: Neil Bolton, ed., Phi losophi­cal problems in psychology (Nueva York: Methuen, 1979); Mario Bunge y Ruben Ardila, Philosophy of psych ology (Nue­va York: Springer, 1987); y William O' Donohue y Philip Kitchener, eds., Philosophy ofpsychology (Londres: Sage). Para aspectos mas concre tos , se puede n consultar: Paul Churchland, Maller and consciousness (Cambridge, MA: MIT Press, 1988), que se centra en eJ rnaterialisrno y en el reduccionismo; Fred Dretske, Explaining behavior: Reasons in a world ofcauses (Cambridge, MA: MIT Press, 1988), que se centra en las razones y las causas. Entre los estudios generales de la filosofia de la mente, se encuentran: Peter Smith y O. R. Jones, The philosoph y ofmind (Cambridge, Inglaterra: Cam­bridge University Press, 1986); Jenny Teichman, Philosophy and the mind (Oxford, Inglaterra: Basil Blackwell, 1988); George Graham, Philosophy of mind: An introduction (Oxford: Blackwell, 1995); y Colin McGinn, Mind and bodi es: Phi ­losophers and their ideas (Nueva York: Oxford University Press, 1998) . La condici6n cientffica de la psicologia popular se analiza en Ja obra de Garth Fletcher The scientific credib ility of folk psychology (Hillsdale, NJ: LEA, 1995).

GLOSARIO

Criterio de dernarcacion Ep iste mo iog la Explicaci6n, basada en leyes generales (Covering law) Explicacion, enfoque causal Explicacion, Regia de Oro de la Filosoffa de la ciencia Nueva historia

Paradigrna Positivismo Positivismo J6gico Razones y causas Reducci6n Sustituci6n Zeitgeist

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