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Historia de Una Escalera

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Historia de una escalera (Antonio Buero Vallejo) Eva Freijeiro Ocampo

1. INTRODUCCION

Este trabajo se centra en el estudio del dramaturgo que regeneró el teatro de la

segunda mitad del siglo XX, Antonio Buero Vallejo. Como gran dramaturgo también

estudiaremos su obra, focalizando nuestra atención en la primera de sus obras que fue

representada sobre un escenario y esta es Historia de una escalera. A partir de su

estudio intentaremos destacar las características más importantes de toda su obra, pero

también los porqués de su concepción teatral. Para ello es necesario conocer algunos

detalles de su vida y de su formación que nos pueden ayudar a entender muchos

aspectos acerca del contenido pero también de la técnica. Por lo tanto, la estructura de

este estudio constará de tres puntos principales: cronología y obra del autor, estudio de

la obra y conclusión final.

Debido a al relevancia de Historia de una escalera, existen una enorme cantidad

de fuentes bibliográficas, lo que no siempre ayuda el estudioso puesto que se proponen

y defienden teorías totalmente diferentes sobre un mismo aspecto. En este caso, no

hemos seguido a ningún crítico en concreto, sino que hemos optado por la

interpretación más coherente.

2. VIDA Y OBRA DEL DRAMATURGO

A continuación destacaremos los acontecimientos y vivencias que hayan sido

claves en su vida y que nos permitan explicar algunos aspectos tanto de su obra literaria

como de su manera de entender el mundo. Buero Vallejo nació el 29 de septiembre de

1916 en Guadalajara. Desde muy pequeño se aficionó a la literatura gracias a la gran

biblioteca de su padre. También desde sus primeros años fue un gran amante de la

música, pintura y dibujo. Esto refleja que ya tenía vocación de artista desde muy joven.

Su pasión por estas artes se plasmará en sus obras de teatro, ya sea en la creación de

decorados o juegos de luz1 y sonido como en las referencias a obras de pintores

españoles clásicos, por ejemplo las obras de Las Meninas y El sueño de la razón,

relacionadas con Velázquez y Goya respectivamente.

1 En relación con esta vinculación con otras artes hay que destacar una de sus novedades dramáticas: los efectos de inmersión. Estos pretendía acercar al espectador a la situación del propio personaje para así involucrarse más en la pieza y dar mayor verosimilitud. Algún ejemplo de efecto de inmersión es el apagón en En la ardiente oscuridad (1950) para ponerse en la piel del personaje ciego.

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En su ciudad natal cursó el bachillerato, pero con dieciocho años se trasladó a

Madrid para cursar los estudios en la Escuela de Bellas Artes. Sus estudios coinciden

con el inicio de la guerra civil y Buero, aunque en un principio no se consideraba

próximo a ningún partido, terminó militando en el Partido Comunista. Los años de

guerra son muy importantes en la vida del dramaturgo puesto que en 1936 fusilan a su

padre y en 1939 él mismo es detenido, encarcelado y condenado a muerte. Pese a todo,

se salva de la condena y en 1946 sale en libertad condicional, aunque es desterrado de

Madrid. Las experiencias que vive en las diferentes cárceles modelan su teatro y su

concepción de la vida, como se puede ver en su obra. De nuevo este momento es

importante para su obra ya que comienza a desvincularse de la pintura para centrarse en

la escritura.

Es a partir de finales de la década de los cuarenta cuando comienza su vasta

producción teatral. Desde 1949 hasta la década de los noventa, publica y estrenas obras

de teatro casi anualmente. El éxito es tal que no solo es galardonado con numerosos

premios y es elegido como miembro de la Real Academia Española, sino que también

se han realizado versiones cinematográficas y reposiciones de muchos de sus dramas.

Algunos de los más importantes son los siguientes2: Historia de una escalera (1949),

En la ardiente oscuridad (1950), La tejedora de sueños (1952), Irene, o el tesoro

(1954), Hoy es fiesta (1956), Las Meninas (1960), El concierto de San Ovidio (1962),

El tragaluz (1967), El sueño de la razón (1970), La Fundación (1974), La doble

historia del doctor Valmy (1976, aunque había sido propuesta en 1964), Caimán (1981)

o Misión al pueblo desierto (1999).

Finalmente muere el 29 de abril de 2000.

Antonio Buero Vallejo es considerado como uno de los grandes dramaturgos de

la literatura española. Al igual que Valle-Inclán y Lorca en la primera mitad del siglo

XX, Buero es quizás el referente del teatro de la segunda mitad del siglo. Esto se debe al

modelo de su dramaturgia, centrada en representar los problemas individuales y sociales

que realmente preocupaban al hombre actual. Esto explica el carácter trágico de su

teatro. Otra razón para su prestigio es la introdujo de la temática social y la reflexión de

la realidad y del individuo en el teatro de la época, el cual estaba atravesando un mal

momento, al igual que el país. Hasta ese momento, el teatro se dedicaba en evadirse de

la realidad idealizando glorias pasadas.

2 Los años que acompañarán a los títulos de las obras corresponden al momento de su estreno, que no siempre condice con su publicación.

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Historia de una escalera (Antonio Buero Vallejo) Eva Freijeiro Ocampo

Una de las cualidades del teatro de Buero Vallejo es la mezcolanza de diferentes

elementos que él toma y personaliza. Esta experimentación recuerda a la de García

Lorca años atrás, aunque ambos tienen estilos diferentes. Como ya hemos mencionado,

este dramaturgo pretende plasmar la realidad de la posguerra española. Como resultado

de esto, algunos estudiosos confunden este teatro como realista lo que no es totalmente

cierto. La obra dramática de Buero posee una apariencia realista o, mejor dicho,

costumbrista en tanto que refleja situaciones y personajes cotidianos para crear

verosimilitud; sin embargo tiene una importante carga simbólica y metafísica. A través

de la unión de ambos rasgos busca llegar al espectador y hacerlo reflexionar sobre los

problemas que él plantea pero sin solución. Por consiguiente, lo más acertado sea la

definición que propone Iglesias Feijoo (1982: 37) de teatro realista simbólico.

2.1. INFLUENCIAS DE OTROS AUTORES Y PENSADORES

Al igual que todo escritor, también Buero se vio influido por otros artistas

anteriores o coetáneos y esto se ve reflejado en aspectos de su obra. Los más

importantes son los siguientes:

Brecht, dramaturgo alemán que tuvo un papel muy importante en el género de

tragedia existencialista bueriana. Brecht consideraba que el teatro podría ser el

vehículo para cambiar el mundo, por eso se caracterizaba por la representación

de la realidad de los tiempos modernos, así como de los elementos que

condicionan al ser humano para hacer reflexionar al espectador. Para ello, era

necesario por una parte, la sustitución del lenguaje elaborado por uno

comprendido por todos y por otra parte, el predominio del contenido (ética)

frente a la forma (estética). De todos modos, su obra no solo plasma una crítica

social, sino también muestra cierta piedad por el hombre.

Ibsen, escritor noruego del s. XIX y figura clave en el realismo socio-crítico y en

el teatro simbólico. Su obra se caracterizaba no solo por el cuestionamiento de la

sociedad del momento, sino también por una gran verosimilitud que conseguían

que el espectador se identificase con los personajes.

Unamuno: tanto Miguel de Unamuno como el dramaturgo que estudiamos

compartían una visión trágica de la existencia humana. Ninguno de ellos inventa

tragedias para entretener al espectador, sino que se basan en la realidad que ellos

viven. De hecho, el propio Buero señala que “bastantes angustias sufre ya el

mundo para entenebrecerlo con tragedias de invención”. Los dos autores

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consideraban la tragedia como mecanismo para hacer reflexionar, frente a la

clásica función de conmover al público. Asimismo, defienden un viaje hacia el

interior para buscar la verdadera esencia de la existencia humana. Otro de los

rasgos comunes es la oposición entre el personaje soñador y el personaje de

acción.

Como indica Pedro Laín en su capítulo “Casi veinte años después”3, la

concepción bueriana de la tragedia se basa en la oposición entre dos fuerzas: la

social o destino y la individual o libertad.

Sartre, filósofo y escritor francés vinculado al existencialismo humanista. Esta

corriente se basa en la concepción del hombre como ser libre que decide sus

actos. Por lo tanto, hombre y libertad deben ir íntimamente ligados.

Valle-Inclán y su esperpento para deformar la realidad destacando sus rasgos

más caricaturescos.

Lorca. Los rasgos comunes son: el simplismo escénico, sentido trágico de la

vida, primitivismo en la pasiones de los personajes, experimentación de

elementos de otros autores y reformulación de una dramaturgia propia.

3. TEATRO DE COMPROMISO. HISTORIA DE UNA ESCALERAEn el apartado primero hemos destacado la enorme producción artística de

Buero Vallejo, sin embargo, su trayectoria no estuvo exenta de obstáculos bien sea en

forma de censura o de algunas críticas durante el régimen franquista. La crítica que le

reprochaban era el diferente trato que recibía a pesar de ser un dramaturgo

antifranquista. La diferencia, si es que la había, era el estilo de su teatro. Mientras que él

pretendía reflexionar sobre el hombre del momento de manera implícita4, los demás

promulgaban un cambio de sistema explícito, lo que no era permitido por el régimen. Su

posición ante el sistema se vincula con el posibilismo, pensamiento que acepta la

realidad existente, para intentar superarla. Por este mismo motivo, algunos que no

supieron entender su obra lo acusaron de poco comprometido, juicio totalmente

3 VV.AA., Estudios sobre Buero Vallejo, Murcia, Universidad de Murcia, 1984, pp. 191-214.

4 El propio Buero Vallejo comenta lo siguiente: Mi teatro está comprometido con la búsqueda de la verdad, con el dolor de los seres humanos, con los enigmas del mundo, conmigo mismo. Pero no es seguro que se pueda calificar de comprometido en el sentido corriente, como de “obediencia” y propaganda ideológica. (cito por Luis Iglesias Feijoo, “Buero Vallejo: un teatro crítico” en El teatro de Buero Vallejo: texto y espectáculo, p. 75.)

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equivocado. Con todo, Buero también tuvo muchos problemas con la dura censura,

especialmente en la década de los sesenta.

Por consiguiente, el dramaturgo hace un teatro de compromiso, pero sin

implicarse en ninguna ideología política, sino en la sociedad del momento. Para él, el

compromiso significa un acercamiento a la actualidad a través de una actitud crítica.

Historia de una escalera fue la primera obra del dramaturgo, escrita en 1947 y

estrenada en 1949. Es un drama social que marcó el inicio de un nuevo modelo teatral:

el del compromiso social. Las obras clave de los otros géneros decimonónicos que

también supusieron un punto y aparte fueron La familia de Pascual Duarte (Camilo

José Cela, 1942) y Nada (Carmen Laforet, 1946) en novela e Hijos de la ira (Dámaso

Alonso, 1944) en poesía. Hasta este momento, pocos dramaturgos se atrevieron a

plasmar la triste realidad española y a hacer una dura crítica sobre ella. Pero en la mitad

del siglo, los autores son conscientes que ellos, como individuos pertenecen a una

sociedad estancada, oprimida, injusta y jerarquizada, por lo que pretenden escribir sobre

ella para identificarse con los lectores/espectadores. En esta obra se muestra una

comunidad de vecinos corriente que no alcanzan sus ilusiones por dejarse llevar por

diferentes circunstancias. Tal es su estancamiento que durante treinta años no hacen más

que subir y bajar los escalones de una vieja escalera.

4. ANÁLISIS DE LA OBRA

4.1. TEMAS Y SUBTEMAS

El tema principal de Historia de una escalera es el tiempo. Más concretamente,

el continuo avance y estancamiento del hombre en él. Este estancamiento se puede

situar en dos planos: el individual y el colectivo, afectando el primero al paso del

tiempo y el segundo al idealismo fracasado y a la miseria a la que han llegado. Debemos

señalar que Buero no pretende reflexionar sobre el hombre como especie, sino en un

contexto social particular, es decir, el aquí y ahora. En Historia de una escalera se

muestran unos personajes que dibujan deseos para combatir el paso del tiempo, sin

embargo estos deseos no van más allá y todos se quedan atrapados en el fluir del

tiempo.

Además, detrás de esta inmovilización frente al paso del tiempo, también

encontramos el fracaso individual y la frustración social frente al no progreso. Si

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siguiésemos profundizando, podríamos presuponer que el motivo de tal situación

desgarrada es la guerra civil española.

4.2. ESTRUCTURA

4.2.1. ESTRUCTURA EXTERNA

La división de la pieza consta de tres actos, al igual que el las obras clásicas,

aunque en este caso no se asocian con la presentación, nudo y desenlace. En cuanto a la

descripción del aspecto formal caben dos opciones contrarias dependiendo de la

interpretación que el espectador le da a la obra: si se entiende un final desesperanzado

en el que la joven pareja repetirá los actos de sus padres, hablaríamos de una estructura

cíclica; sin embargo, si se entiende un final esperanzado en el que la pareja no vuelva a

cometer los mismos errores generacionales, se trataría de una estructura lineal. En el

siguiente esquema mostramos la estructura circularidad que hemos mencionado.

enfrentamiento

frustración deseos

fracaso

4.2.2. ESTRUCTURA INTERNA

4.2.2.1. MODALIZACIÓN

Una de las diferencias más relevantes entre la narrativa y el teatro es la

presencia/ausencia del narrador. El género dramático carece de él, sin embargo lo suple

mediante otros mecanismos como pueden ser los monólogos, coros de personajes

secundarios o las acotaciones. Estas últimas son esenciales en el teatro bueriano; de

hecho, el propio Buero señala: “Yo he sido un autor que siempre ha acotado muchísimo,

hasta la saciedad, porque siempre vi el teatro en función de su representación” (cito por

Pilar Moraleda en “La función focalizadora de las acotaciones en el teatro de Buero

Vallejo”, El teatro de Buero Vallejo: texto y espectáculo, p. ) Existen varios tipos de

acotaciones en la obra de este dramaturgo: las descriptivas iniciales, las que se

intercalan en los diálogos -se marcan tipográficamente con cursiva y entre paréntesis- y

las que describen a un personaje nuevo.

4.2.2.2. TIEMPO

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Historia de una escalera (Antonio Buero Vallejo) Eva Freijeiro Ocampo

Sin duda, el elemento temporal es lo más importante de Historia de una

escalera puesto que el constante fluir del tiempo unido a la inmovilidad de los

personajes son el causante de la agonía, frustración y consecuente fracaso. Esto quiere

decir que la oposición entre las unidades de tiempo y espacio es clave puesto que

constituye el centro del drama. La angustia que produce el paso del tiempo lo refleja

perfectamente Fernando en un momento de la discusión con Urbano.

FERNANDO.- No es eso, Urbano. ¡Es que le tengo miedo al tiempo! Es lo que más me

hace sufrir. Ver cómo pasan los días, y los años..., sin que nada cambie. [...] Hemos

crecido sin darnos cuenta, subiendo y bajando la escalera, rodeados siempre de los padres,

que no nos entienden [...] ¡sería terrible seguir así! Subiendo y bajando la escalera, una

escalera que no conduce a ningún sitio.

El acto I se refiere a 1919, aunque esto no lo sabremos hasta el acto III. En la

representación teatral se desarrollan acontecimientos que coincidían con situaciones

reales del tiempo histórico: lucha de clases, movimiento obrero, auge sindicalismo y

huelga de la metalurgia. Lo más importante de este primer acto es la escena final ya que

se remitirá a ella al final de la obra. Hay una ambigüedad entre la felicidad prometida de

un futuro lleno de ilusión y la leche derramada por Carmina. Con este mecanismo Buero

alude de manera simbólica al cuento de la lechera, lo que se corroborará poco después.

En el acto II han transcurrido diez años y los sueños que se habían expuesto en

el acto anterior ahora no son más que ilusiones fracasadas. De nuevo, la elección del

tiempo no es arbitraria, sino que 1929 corresponde a la enorme crisis económica del

´29. Los saltos temporales se introducen a través de acotaciones, vestimentas,

caracterizaciones, etc. Como señala Iglesias Feijoo (1982: 18), el juego temporal no es

solo hacia el futuro, sino también hacia el pasado. En el mismo diálogo del acto I

podemos ver un retroceso (“Ayer mismo éramos tú y yo dos críos que veníamos a fumar

aquí, a escondidas, los primeros pitillos... ¡Y hace ya diez años!”) y también un viaje al

futuro (“Sí, te emplazo para dentro de... diez años, por ejemplo). Estos desplazamientos

temporales aumentan la angustia por el veloz paso de Cronos.

Veinte años después, en 1949, comienza el acto III. Al igual que en los actos

anteriores, el autor elige esta fecha por dos motivos: el primero de ellos es para situar la

obra en un momento presente para conseguir que los espectadores se identifiquen con

los personajes y en segundo lugar, saltar el periodo clave en la Historia española que

como fue la guerra civil (1936-1939). La situación no ha cambiado. La miseria y el

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fracaso ocupan todos los aspectos de la vida. De todos modos, debemos hacer una

mención a la escena final en la que existe la doble interpretación que ya hemos descrito

al comienzo de este apartado de la estructura.

Como vemos, hay amplias elipsis temporales entre los actos, hasta tal punto que

la acción transcurre principalmente entre estos intervalos. Esto confiere un ritmo lento y

monótono a la obra: mismo espacio, mismos personajes, mismas situaciones, etc.

4.2.2.3 ESPACIO Y ESCENOGRAFÍA

Probablemente la escenografía haya sido el aspecto que más cuidó Buero. Tanto

es así que para crear un espectáculo acorde con el contenido de la obra se servía de todo

tipo de mecanismos para involucrar al espectador en la pieza. En Historia de una

escalera el decorado es simple y único durante toda la obra porque es precisamente esta

impresión la que el autor pretende transmitir: la miseria de una comunidad de vecinos

que centran su vida en la subida y bajada de la escalera que vemos en escena.

Por lo tanto, la escalera es el elemento entorno el cual gira la obra. Durante toda

pieza es invariable y junto al rellano, actúa como lugar común en el que se relacionan

los vecinos. La primera información que aparece de esta escalera la recoge la acotación

inicial (“modesta vecindad”, “sucia ventana”, “pobre bombilla”).

Asimismo, uno de los lugares de la escalera que también pertinente es el

“casinillo”. Su importancia reside en que se consolida como el lugar de iniciación a

fumar (Fernando, Urbano y Manolín) y al amor (Fernando y Carmina padres, Urbano y

Carmina y Fernando y Carmina hijos). Se diferencia del rellano a que es un lugar con

luz, lo que simboliza lugar de mayor libertad

4.3. PERSONAJES

Al igual que el sainete, los personajes de esta obra representan colectivos. La

peculiaridad de Buero Vallejo es que a partir de las vidas de unos personajes comunes

pretende explicar la problemática social de la posguerra española. Historia de una

escalera recuerda a La colmena (1945-46) en cuanto al protagonismo múltiple. En

ambos casos la importancia recae en las anécdotas de los personajes más que en ellos

propiamente dicho. La diferencia es que mientras que en la novela de Camilo José Cela

el centro es la ciudad de Madrid, mientras que en este drama el centro es la escalera de

vecinos. Otra de las diferencias básicas es que La colmena recoge muchos lugares en

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muy poco tiempo literario, todo lo opuesto a Historia de una escalera, donde se abarca

mucho tiempo pero se comparte un único lugar.

A la hora de clasificarlos, habría dos criterios distintos: por una parte, la

clasificación podría basarse en la edad de los personajes y por otra parte, el filtro podría

ser el nivel socio-económico.

A) Criterio generacional

1) Primera generación: Gregorio y Generosa (vivienda I), Manuel (II), Juan y

Paca (III) y Asunción (IV). Se caracterizan por la resignada adaptación al medio.

2) Segunda generación: Pepe y Carmina (I), Elvira (II), Urbano, Trini y Rosa

(III) y Fernando (IV). El rasgo que los define cuando son jóvenes es la desvinculación

de lo anterior y búsqueda de una nueva situación.

3) Tercera generación: Carmina (III5) y Fernandito y Manolín (II). Al igual que

sus padres, desean un nuevo lugar al margen de los hechos su generación precedente.

B) Criterio socio-económico

1) Nivel medio (pequeña burguesía): Manuel, Elvira y Fernando

2) Nivel bajo (proletariado): los restantes, aunque Urbano es el más

representativo.

Esta diferencia social se percibe ya desde las primeras escenas, bien sea en los

precios de los recibos de la luz o en el tipo de trato de los jóvenes a sus padres. Elvira y

Fernando, al pertenecer a un estrato superior, tutean a sus padres. A partir de esta

división, se nos presentan una lucha clasista entre los dos antagonistas: Urbano,

defensor de la lucha colectiva de sus clase obrera a través de los sindicatos, el ascenso

de la colectividad y la eliminación de las clases sociales establecidas y Fernando, quien

aboga por el individualismo, el ascenso social y el idealismo. Aunque sus principios

sean distintos, el resultado será idéntico: fracaso en todos los ámbitos de la vida, incluso

el amoroso –Fernando se casa con Elvira por interés y Urbano se casa con Carmina, una

mujer que nunca lo amará-. De todos modos, hay una pequeña diferencia puesto que el

fracaso de Urbano es social, mientras que el de Fernando es individual. La causa de

estos resultados no solo lo constituye el sistema vigente desde la guerra civil sino

también la falta de voluntad individual. A continuación recogemos el diálogo entre

ambos que tiene lugar en el primer acto:

URBANO.- Fernando, eres un desgraciado. Y lo peor es que no lo sabes. Los pobres

diablos como nosotros nunca lograremos mejorar de vida sin la ayuda mutua. Y eso es el

5 Como resultado de la unión entre personajes, las viviendas han cambiado.

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sindicato. ¡Solidaridad! Ésa es nuestra palabra. Y sería la tuya si te dieses cuenta de que

no eres más que un triste hortera. ¡Pero como te crees un marqués!

FERNANDO.- No me creo nada. Sólo quiero subir. ¿Comprendes? ¡Subir! Y dejar toda

esta sordidez en que vivimos.

URBANO.- Y a los demás que los parta un rayo.

FERNANDO.- ¿Qué tengo yo que ver con los demás? Nadie hace nada por nadie. Y

vosotros os metéis en el sindicato porque no tenéis arranque para subir solos. Pero ese no

es camino para mí. Yo sé que puedo subir y subiré solo.

[...]

URBANO.- Pues te voy a dar un consejo. Aunque no lo creas, siempre necesitamos de

los demás. No podrás luchar solo sin cansarte.

Los mismos personajes mantienen otro diálogo interesante en el tercer acto que

demuestra sus fracasos:

FERNANDO.- ¿Yo un vago?

URBANO.- Sí. ¿Dónde han ido a parar tus proyectos de trabajo? No has sabido hacer

más que mirar por encima del hombro a los demás. ¡Pero no te has emancipado, no te has

libertado! ¡Sigues amarrado a esta escalera, como yo, como todos!

FERNANDO.- Sí; como tú. También tú ibas a llegar muy lejos con el sindicato y la

solidaridad. Ibais a arreglar las cosas para todos... Hasta para mí.

URBANO.- ¡Sí! ¡Hasta para los zánganos y cobardes como tú!

Aunque no se ha mencionado hasta ahora, debemos señalar que probablemente el

personaje central del drama sea la escalera. Algunos críticos justifican su protagonismo

por ser testigo de muertes, nacimientos, ilusiones, desilusiones, etc. Al mismo tiempo,

vemos como a medida que transcurre la obra se va humanizando a través del deterioro

del paso del tiempo o del monólogo de la anciana Paca: “¡Qué vieja estoy! (Acaricia la

barandilla) ¡Tan vieja como tú! ¡Uf! ¡Y qué sola!”

Por último, los demás personajes secundarios también tienen una función en la

obra: el cobrador de la luz sirve como introductor de las diferencias socio-económicas y

el señor y el joven del último acto representan la nueva sociedad individualista de

consumismo.

4.4. SIMBOLISMO Y PARALELISMO

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Como hemos comentado en el apartado número 2, la dramaturgia de Buero tiene

una fuerte carga simbólica. El símbolo central de este drama es la escalera. Simboliza la

inmovilidad tanto social como individual, es decir, la vida de todos los personajes. La

frustración que origina es la consecuencia de aplicar el paso del tiempo sobre la vida

(escalera) de estos personajes. El mismo título anticipa este choque entre tiempo

(Historia de) y espacio (una escalera). Llama la atención en el título la elección

voluntaria del artículo indeterminado una. Mediante este artículo se pretende extender

esta historia a cualquier escalera de España, no se trata solamente de la escalera

concreta de la obra. El tiempo es el que permite que surjan nuevas generaciones con

ilusiones, pero el ambiente dificulta que estas se cumplan. Uno de los símbolos más

claros que demuestra el fracaso de los ideales proyectados por los jóvenes tiene lugar al

final del acto I cuanto Carmina vierte la leche, lo que rápidamente nos hace recordar el

cuento de la lechera. Al continuar la obra, veremos como el final del cuento es el mismo

que el del drama.

Otro de los significados de la escalera es el encerramiento, opuesto a la libertad

exterior. Ayuso (2009) distingue muy bien esta dicotomía, hasta tal punto que distingue

dos tipos de oposición encerramiento/libertad: el principal lo constituye la escalera/calle

y en segundo lugar el rellano/vivienda6. Los siguientes cuadros muestran estas

oposiciones.

ENCERRAMIENTO LIBERTAD

espacio Interior: escalera Exterior: callesociedad Estancamiento Progreso

vida Fracaso Éxito

ENCERRAMIENTO LIBERTAD

espacio Interior: vivienda Exterior: rellano y escalerasociedad Intimidad Relaciones

vida Opresión Apariencias

Por extensión, la escalera también podría referirse a toda la sociedad española de

ese momento.

6 Desde este punto de vista, la escalera sería al mismo tiempo un símbolo de exterioridad, pero también de interioridad, dependiendo del elemento con que se oponga.

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Otro recurso estilístico que emplea continuamente Buero para buscar la

circularidad de la obra es el paralelismo, bien sea en personajes, en situaciones o en

diálogos. Algunos ejemplos de paralelismo son los siguientes: tanto Urbano y Fernando

acudían al “casinillo” para fumar cuando eran pequeños, la relación entre los personajes

de la pequeño-burguesía –hasta tal punto que Fernando pasa a ocupar el lugar de

Manuel una vez que este ha fallecido al haberse casado con su hija-, la continua

oposición entre padres e hijos –con la diferencia que los padres de las generaciones

primeras más eran autoritarias-, la semejanza de las relaciones matrimoniales entre las

dos parejas principales -Elvira y Fernando por una parte y Urbano y Carmina por otra.

Aunque, sin duda, la situación paralelística más perceptible es la declaración de amor

cargada de ilusiones que Fernando le hace a Carmina al final del acto I y III. A

continuación recogemos los dos fragmentos para comprobar sus semejanzas en el

contenido, pero también en las palabras empleadas.

Acto I (Fernando-Carmina) Acto III (Fernando- Carmina, hijos)

- Sí. Acabar con todo esto. ¡Ayúdame tú! Escúchame: voy a estudiar mucho, ¿sabes? Mucho. Primero me haré delineante. ¡Eso es fácil! En un año… Como para entonces ya ganaré bastante, estudiaré para aparejador solicitado por todos los arquitectos. Ganaré mucho dinero. Por entonces tú serás ya mi mujercita, y viviremos en otro barrio, en un pisito limpio y tranquilo. Yo seguiré estudiando. ¿Quién sabe? Puede que para entonces me haga ingeniero […]

- Sí, Carmina. Aquí sólo hay brutalidad e incomprensión para nosotros. Escúchame. Si tu cariño no me falta, emprenderé muchas cosas. Primero me haré aparejador. ¡No es difícil! En unos años me haré un buen aparejador. Ganaré mucho dinero y me solicitarán todas las empresas constructoras. Para entonces ya estaremos casados… Tendremos nuestro hogar, alegre y limpio…, lejos de aquí. Pero no dejaré de estudiar por eso. ¡No, no, Carmina! Entonces me haré ingeniero del país y tú serás mi adorada mujercita…

5. CONCLUSIÓN

A pesar de que Historia de una escalera no es la obra más brillante de Buero

Vallejo ya que es la segunda que escribe, sí es cierto que engloba las características

principales del dramaturgo: preocupación por el tiempo, personajes conflictivos,

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ambigüedad a través del simbolismo, espacio pertinente, innovaciones técnicas para dar

de espectacularidad y, sobre todo, el carácter trágico de sus piezas.

Este drama social pretende ser una reflexión crítica de una etapa muy delicada

de la historia española. Con una construcción escénica muy cuidada logra transmitir una

situación de miseria, limitada y alejada de la libertad. Así y todo, el objeto de su

reflexión no solo es social sino también ontológico. Con ello Buero intenta cambiar al

hombre adentrándose en su interior y llamándolo a pensar. El dramaturgo expone las

injusticias del sistema, la falta de solidaridad, la jerarquización social, etc. a veces

sirviéndose del tópico clásico speculum ad contrario, sin embargo no propone una

solución, sino que se la deja libremente al espectador. En el caso de Historia de una

escalera, el espectador podría deducir una serie de valores necesarios para no fracasar

como persona y estos serían la fidelidad, sinceridad y voluntad.

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BIBLIOGRAFÍA

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