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Historia del Castillo de Cullera desde sus Orígenes hasta nuestros días.
Alumno: Adrián Oliver Martínez.
Grado: 3º Historia del Arte.
Asignatura: Historia y Gestión del Patrimonio.
2
Índice
Introducción……………………………………………….Pág-3.
Primeras construcciones defensivas en el pueblo rural
de Cullera y las Construcciones musulmanas…….Pág-4.
El castillo medieval en tiempos de la Reconquista.Pág-7.
El castillo durante La Edad Moderna………………Pág.11.
Las defensas y construcciones en Época
Contemporánea………………….............................Pág.16.
Bibliografía……………………………………………….Pág.21.
3
Introducción.
Una de las cuestiones principales es la propia evolución del Castillo de Cullera, de
cómo desde sus orígenes como población rural en tiempos visigodos, y las posteriores
fortificaciones defensivas en época romana y la sucesión de estas por la llegada y
conquista de los musulmanes en la península que de manera notoria se producirían los
cambios necesarios para construir nuevos monumentos con las necesidades defensivas
necesarias para su protección de la población como “construcción militar” cuyos muros
eran popularmente llamados “muros de lanzas y escudos”.
Pasado los siglos, se manifiesta el periodo de disputas religiosas y la reconquista de la
península por manos de los reinos cristianos. Dando lugar a una cadena de sucesos de
vital importancia como las remodelaciones del antiguo albacar y las transformaciones
de construcciones cristianas en las tierras valencianas anteriormente ocupadas por los
musulmanes gracias a conquistas militares de los aragoneses capitaneados por Jaime I.
Es de vital importancia las adaptaciones defensivas que sufrió el castillo de Cullera
durante los siglos XVI-XVII, ya que el Castillo tendría un gran protagonismo dentro del
reino ya que al igual que servía como canal para el comercio fluvial de la madera
prominente de Cuenca, puerto para la Armada del reino y por otra parte, la necesidad de
remodelaciones defensivas y la incorporación de artillería a causa de una serie de la
piratería que amenazaba las costas del litoral mediterráneo protagonizabas por las
incursiones berberiscas y las continuas amenaza del imperio Otomano.
Posteriormente, en los siglos XVIII y XIX el papel del castillo de Cullera sufrirá un
notable cambio a lo que respecta a sus funciones primigenias, ya que dado que la
piratería y la amenaza de un imperio invasor había decrecido de manera sustancial, el
factor principal por el cual continuaba la construcción en pie a pesar de las diversas
amenazas del estado ruinoso del castillo era muy avanzado y que solo se mantenía
erguido gracias al crecimiento de devoción de la población, lo que llevaría con el
tiempo a la construcción en el XIX del Santuario actual, lo que provocaría que cada vez
más la importancia de la construcción defensiva de carácter militar se viera mermada.
De igual manera, será importante el papel que desarrollará el castillo durante los siglos
XVIII y XIX a través de la Guerra de Sucesión y las Guerras Carlistas, de cómo el
castillo será pasado a un segundo plano defensivo dado que la ciudad al poseer de una
muralla a nivel de la población a las faldas de la montaña y la nueva creación del Fuerte
durante las guerras carlistas marcaría un nuevo punto de inflexión en la consideración
del castillo de Cullera como un emplazamiento de carácter militar no útil en la defensa
de la población ya que sus muros no eran apropiados para soportar el uso de la artillería.
Debemos plantarnos ante todo, qué cambios marcaron en las diferentes épocas la
construcción a la localidad de Cullera para que perdiera su función primigenia como
construcción militar con funciones defensivas, a pasar por diversas manos dicha
construcción con sus respectivas remodelaciones adaptándolo a las necesidades propias
de la época, a ser transformado en Escuela, Museo y Santuario, perdiendo toda esa
fuerza de función principal, cuáles fueron los motivos por el cual, hay una degradación
arquitectónica de pérdida de la funcionalidad en los tiempos modernos y
contemporáneos.
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1. Las primeras construcciones defensivas en el pueblo rural de Cullera y las Construcciones musulmanas. En primer lugar, debemos esclarecer que a través de las diferentes fuentes escritas y
arqueológicas de los castillos en tierras valencianas, la mayoría de ellos, fueron
construidos sobre los substratos de construcciones ibéricas y romanas, y en el caso del
castillo de Cullera, son más que probables por la existencia de restos de los mismos. Por
tanto, siguiendo esta ley se puede cuestionar que los romanos construyesen alguna
fortificación sobre los antiguos restos ibéricos en nuestra montaña, lo mismo ocurriría
durante los siglos posteriores con la llegada de los musulmanes a la península
construyendo sobre las romanas.
A lo referente de época romana y de sus propias construcciones fortificadas en la
localidad de Cullera, y de manera general en tierras valencianas, disponemos de escasa
documentación, salvo las referencias literarias de autores conocidos como fueron
Cicerón, Plutarco o incluso Plinio, a pesar de su dificultad por ser confusa a la hora de
establecer espacios geográficos concretos, pero gracias a la abundancia de restos
encontrados a la montaña de Cullera nos hace reflexionar de una guarnición romana
existente en dicha localidad, donde dicha guarnición de manera sustancial requeriría la
necesidad de construcción de emplazamientos defensivos para garantizar la protección
de los soldados romano.
No obstante, el punto geográfico concreto de la localización del asentamiento romano
en la montaña de Cullera pertenecería a un sector menos elevado referente donde se
ubicaría los restos ibéricos y donde en tiempos contemporáneos albergaría dicha
posición el actual Fuerte. De este modo, la construcción defensiva romana la podemos
denominar “Castrum”, y su posición implica un mayor potencial militar además de ser
el punto estratégico de la montaña por antonomasia, por tanto, podríamos considerar la
posibilidad de que sus restos estuviesen debajo del castillo actual.
Como ya es sabido, uno de los momentos que marcaría un punto de inflexión en la
Península ibérica sería la rapidísima ocupación musulmana durante el primer cuarto del
siglo VIII. Esta expansión militar viene dada por una difícil situación peninsular
existente por aquel entonces del reino Visigodo, con una grave descomposición interna
además de las frecuentes disputas que mantuvieron por un largo tiempo. Por estos
motivos, pudo ser el detonante para quienes con ambiciones de poder viese la península
como un objetivo claro por parte de los nuevos poblados islamizados, como árabes y
bereberes. Dicha expansión se inició en el año 711 y ya en el 718, la mayor parte de la
península se encontraba bajo el dominio político musulmán. Estos nuevos
gobernadores, en un primer momento, se mostraron tolerantes al culto de credo de los
cristianos, solventándolo a base de impuestos.
Y desde un punto de vista arquitectónico, la mayoría de las construcciones realizadas en
el ámbito valenciano como fueron los castillos, murallas y torres tienen un origen
común, el islámico. El territorio valenciano desde sus orígenes se ha definido como una
tierra fértil y abundante, donde se ha habitado diferentes poblamientos, como fueron los
5
romanos, posteriormente los visigodos y acercándonos más a la cronología que
concierne nuestra investigación y punto de interés como fue el asentamiento islámico en
territorio Peninsular a partir del siglo VIII. Por estos motivos, nuestro trabajo abarca un
laxo tiempo desde los inicios del siglo VIII pasando por diferentes periodos emiral,
califales, taifal y almorávide donde se proyectarían una larga cadena de construcciones
de fortificación para la protección de los pueblos, huertas y costas circundantes de los
posibles ataques cristianos del norte peninsular.
En varias zonas peninsulares han aparecido un modo de organización territorial, que
desde los siglos IX y X, muestra en los territorios controlados por la dominación
islámica por una yuxtaposición del territorio, disponiendo de un centro fortificado
donde la población se distribuía en varios núcleos habitables, denominadas qarya/s. La
primera pregunta que debemos formular para integrar las construcciones islámicas en
territorios levantinos es ¿Qué importancia representaba el castillo en la sociedad no
feuda del al-Ándalus?.
En los textos árabes, se ha manifestado un vocablo para designar un territorio donde
convivía una comunidad rural de la misma forma que dicho recinto constituía como el
punto fortificado, llamado Hisn, en época medieval. Estas fortificaciones rurales se
podían subordinar a su vez en Hisn y Ma’qil.
Un Hisin es el término más frecuente, pero de la misma manera no proporciona dato
alguno sobre la importancia del hábitat, pero indica la existencia de un centro funcional
organizado con elementos defensivos y el conjunto de alquerías diseminadas en el
espacio. La palabra indica la idea de (Protección) de defensa: que significa “fortificar,
edificar un recinto”, “poner soldados arriba de una muralla”. En cambio, la palabra
Ma’qil recurre a la idea de un sitio elevado y defensivo, de refugio instalado lejos de las
zonas habitadas. Pero la documentación cristiana ignora las dos palabras, y nos presenta
como castrum a los yacimientos.
De esta forma, podemos afirmar la existencia de un poblado rural de época andalusí
mediante una morfología de pequeñas unidades, denominadas alquerías o qarya,
habitualmente asociada a un pequeño sistema hidráulico y articulado en torno a una
fortificación (hisn).1 Su papel central, depende de los momentos históricos, ya que
puede enfocarse de determinadas maneras en diversas perspectivas, como un lugar de
refugio en caso de crisis, almacén de cosechas, elemento simbólico, como avanzadilla
de la administración con la función de la obtención de impuestos, funciones
militares…etc.2
Será posteriormente cuando, en el siglo IX marcaría una época de debilitamiento del
poder central, lo que provocó una cadena de luchas internas, que actuando en
consecuencia cada región regiría su propio poder. Tal vez sea en este contexto cuando
en la población de la villa de Cullera cuando se produzcan una serie de acontecimientos
1 F. COTINO; S. MARTINEZ; M. ROSSELLÓ; pág. 56
2 F. COTINO; S. MARTINEZ; M. ROSSELLÓ; pág. 57
6
como la propia construcción del castillo musulmán, ya que como la mayoría de estas
construcciones militares eran construidas en los tiempos de conflictos y guerras,
peligros de invasiones o simplemente para proteger a la población. Con esta hipótesis
podemos garantizar la existencia de un posible castillo en nuestra montaña, gracias
además a los restos encontrados de cerámicas.
A esta nueva tipología de construcción
militar pertenece al castillo musulmán
de Cullera sobre construcciones ya
existentes, que se edificó bajo la
morfología de la Montaña de les
Raboses, con una planta tripartita y
espacios funcionales claramente
diferenciado.
A partir del siglo XI un nuevo pueblo musulmán prende importancia, son los
almorávides, que entraron por el Sur llegando a tierras valencianas en 1092, un tiempo
en que también tendrán importancia las conquistas del Cid, dejando su constancia en la
obra literaria del Cantar del mío Cid, que en Cullera había un castillo y que él estuvo el
15 de Junio de 1094. Podemos encontrar una gran variedad de nombres durante época
musulmana para referirse a nuestro castillo: HINS, HUSUN, SUNS, USUNS, SUN,
MA ÁQIL, A’AMAL SUN QAL Á, HINS COLIRAT, QURA, QASR, QUSUR,
QASABA, QUSAB, SAKHRA, IQLIM, ALCAZABA, QRYA...entre otros. Muchas
veces podemos encontrar un término indica una sola parte del castillo pero que en los
textos los tratamos como globalizador de todo el Castillo, pudiendo caer en algunas
confusiones respecto a la terminología3.
Los castillos musulmanes en tierras valencianas para tratar de esclarecer su tipología
aludiendo como ejemplo al nuestro, el Castillo de Cullera, a partir de éste o cualquier
otro ejemplo citado podríamos igualmente establecer una serie de consonancias
referentes a su concepción espacial y funcional y plantear una serie de hipótesis. Uno
de nuestros principales objetivos será por tanto el aspecto estructural del castillo como
su propia evolución, recibido de las influencias como el arabismo, orientalismo y
establecer sus diferencias con el cristianismo.
En cualquier caso debemos asimilar en primera instancia que los castillos musulmanes
no estaban creados para desempeñar el papel de fortalezas propiamente, sino como un
poblado rural sin ninguna relación feudal establecida. Dichas construcciones eran de
gran tamaño, situados sobre una montaña con construcciones defensivas en los accesos
y sus muros eran de poca relevancia, además dichos espacios eran considerados como
delimitaciones naturales de sus asentamientos como eran los casos de montañas o
valles, aprovechando sus morfologías para adaptarlas a las construcciones.
3 FONT BORRÁS, Miguel Ángel. III Jornades d’ Estudis de Cullera. p. 414.
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La tipología de los castillos musulmanes estaban marcados por una división
perfectamente estructurada en 3 partes: El Poblado, la Albacara y el Castillo. Se
establecían como un recinto rodeado de muros con un espacio sin construcciones, y sus
únicas construcciones se situaban en la parte más elevada, pero las principales
construcciones dentro de dicho conjunto estaban formadas a partir de torres en los
ángulos y algunas torres más avanzadas para proteger los accesos de éstos.
Por último, debemos hacer una reflexión sobre la herencia impuesta de los castillos
musulmanes, plantearnos qué tipologías han influenciado en ellas para que adquiriesen
dicha morfología. La herencia viene dada por las construcciones propiamente
defensivas romanas y bizantinas construidas en los límites de las fronteras del Imperio,
he aquí la relación existencial entre el Castrum romano y el Qasr árabe. Pero del mismo
modo que los musulmanes vieron una influencia en las construcciones romanas y
bizantinas, las construcciones defensivas romanas y bizantinas son propias de la
influencia constructiva característica de culturas anteriores como la griega, persa y siria,
que a su vez de culturas más antiguas que fue la micénica o la egipcia4.
2. El castillo medieval en tiempos de la Reconquista.
En este segundo punto vamos a examinar con detenimiento los diferentes cambios tanto
técnicos como convencionales de las construcciones militares en el litoral valenciano en
concreto con el ejemplo que estamos examinando, el castillo de Cullera.
En primer lugar, hay que plantear la importancia estratégica militar del castillo en esta
época. El castillo de Cullera, desde sus orígenes cristianos era considerado un punto de
partida para poder dirigirse hacia Sur, encontramos que Cullera es un punto desde donde
el Cid se dirigió hacia Benicadell en 1096 para reunirse con Pedro I, un castillo el de
Benicadell que reformado por el Cid nos indica que era un castillo de relativa
importancia para el avance hacia el Sur, parece ser que incluso le Cid pactó una alianza
con Aben Gehaf sobre la defensa de los castillos de Cullera y Játiva5.
Fue en años posteriores hacia el 1127, cuando el rey Alfonso I haría entrega en forma de
donación el Castillo de Cullera a la Orden del Hospital. La Orden militar de los
Hospitalarios era muy parecida a la de los Templarios, que juntas representaron un
papel importante dentro de las cruzadas y en la propia reconquista cristiana de la
península. Desde 1020 se dedicaron a la protección de los peregrinos en Tierra Santa,
incluso crearon un hospicio enfrente del santo Sepulcro y tomaron de su santo protector
como a San Juan Bautista de Jerusalén. De esta forma también se establecieron en tierra
aragonesas, prestando servicio a los reyes a cambio de posesiones tanto tierras como
bienes inmuebles, que con el tiempo llegaría a unirse con la orden de los templarios en
4 FONT BORRÁS, Miguel Ángel. III Jornades d’ Estudis de Cullera. p. 416.
5 ARCINIEGA GARCÍA, Luis, p.24.
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1310 y poco después desaparecieron ya que en 1317 cuando la Orden de Montesa se
apropiaría de todas sus posesiones y pertenencias.
De este modo, en 1317 la orden Montesa tomo posesión de la parte de poniente del
Castillo de Cullera y años después el rey Jaime II en 1324, con la visita al castillo de
Cullera para pactar la participación de la Valldigna y Cullera haría mención también de
algunas reformas del castillo, como ahora la torre del castillo.
Pero en el siglo XII hubo un proceso constructivo de gran importancia de los castillos,
ya que la gran mayoría fueron construidos en esta época ante los peligros de los ataques
almohades, cristianos del norte y también para garantizar la protección de la población
debido a su aumento y expansión por estas fechas. Encontramos por tanto, que en 1151
Alfonso VII de Castilla y León y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, firmaron
un convenio con el cual el castillo pasará a manos de este último, quien ya príncipe de
Aragón en 1157 concede a la Orden de San Juan de Jerusalén el Castillo de Cullera.
Ya durante el reinado de Jaime I se permitió a los musulmanes continuar habitando en
Cullera, pero estaban sometidos bajo las leyes cristianas, que con el tiempo provocaría
una serie de insurrecciones como que se provocó en 1247. En esos tiempos, la
población de la villa de Cullera fue repoblada con 60 familias cristianas, la mayoría de
ellas pertenecientes a familias catalanas que se establecieron en estos dominios entre el
1248-1260.
De esta forma, los castillos se conservaron después de las insurrecciones, además de las
numerosas reformas necesarias que se efectuaron por aquellos días para las nuevas
funciones de tipo señorial, con lo cual el rey Jaime I reorganizaría la ciudad de Cullera
tanto con un nuevo aspecto urbanístico como religioso. Gracias a las crónicas de Jaime
I, se ha podido documentar algunos de los aspectos del castillo, de la existencia de dos
torres y de la propia descripción de la población.
Por tanto, tenemos constancia de la construcción de castillo cristiano en el que la iglesia
gótica, algunas estancias adyacentes y posibles reformas del castillo, desde el momento
en que se pone a disposición de la Corona de Aragón en 1239. De esta forma, como de
las construcciones y reformas posteriores.
A continuación, vamos a desarrollar la estructura y los componentes básicos que
componía el castillo de Cullera en época
cristiana y mostrar una de las principales
funciones que correspondía a cada una de sus
respectivas partes.
Sabemos que el recinto del castillo tiene cinco
torres: Celoquia, Roja, Redonda de la cabeza de
altar de la Virgen María, Redonda de los
“Respatler” y el Baluard.
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Este primer recinto o también llamado Albacara se accedía desde la un puerta falsa que
miraba al Oeste desde la montaña, en el segundo, encontraríamos la puerta principal que
comunicaba con el Patio de Armas y con la Torre de Ronda y con la Torre Roja, en el
tercer recinto el más importante, por el camino de Ronda se encontraba la torre
Celoquia, que es la máxima expresión del castillo.
Dentro del propio recinto todo estaba concebido entorno al patio central, aunque una de
las piezas más importantes que fueron creadas en esta época fueron los llamados
“Salones con Bóvedas de crucería”, con arcos y claves, también eran conocidos estos
salones como capillas haciendo referencia a su función como iglesia. La importancia de
esta salas góticas dan un nuevo sentido a todo el conjunto de la fortaleza, su estilo es de
un gótico muy simplificado, propio de las construcciones de “Reconquista”, con
construcciones con arcos diafragma donde descansarían las cubiertas y donde
posteriormente se construirían nuevas bóvedas.
La iglesia está dividida con dos fragmentos que juntos forman una planta en forma de L,
de 10 y 6 metros cada uno. Se accede por un lateral, aunque la puerta original estaría
cegada y situada al punto donde los dos brazos se juntan. Dentro de la Iglesia, las naves
son de 4 metros de altura con arcos de medio punto y con clave, decoradas esta últimas
con la cruz de la Orden del Hospital, lo más seguro es que fuesen una decoración
añadidas con las diferentes capas
de cal desde siglos posteriores y
que estas solo fueron un hecho de
recordar el pasado del castillo.
Aunque es todavía más seguro
que si realizáramos una
restauración de la iglesia
encontraríamos las auténticas
cruces de la Orden de san Juan
debajo de toda la decoración y las
capas posteriores de cubrición.
Las característica del castillo cristiano después de la conquista cristiana se cambiaron
muchos de los elementos de la estructura de los castillos musulmanes valencianos,
normalmente eran modificaciones de tipo señorío donde respetaban la estructura del
patio central y de la torre del Homenaje. A estos castillos de manufactura musulmana lo
primero que le cambiaron fue la cristianización de la torre Celoquia, ya que era la torre
de mayor importancia del castillo y de esta manera los cristianos con la posesión de esta
torre demostraba al pueblo islámico su nuevo dominio sobre ellos, y por tanto los
cristianos la convirtieron en su torre del Homenaje, lugar donde acontecían las
proclamaciones de juramento al señor o al rey. La Albacara también sufrió
remodelaciones con la llegada de los cristianos, ya que el nuevo sentido que los
cristianos daban a los castillo no era el de proteger sino el de dominar a la población
circundante, y la nueva necesidad de demostrar el nuevo poder de los cristianos sobre
los dominios anteriormente dominados por los musulmanes en la península, con la
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construcción de iglesias allí donde un principio hubo una mezquita musulmana o de
edificios importantes, como marca dominante de este nuevo reino cristiano
consolidándose de manera contundente.
La arquitectura del siglo XIII estaba definida por diferentes aspectos: la influencia de la
arquitectura catalana, ya que en Valencia todavía no había una arquitectura propiamente
cristiana, y aquello que debemos entrecomillar como “arquitectura de reconquista”. Dos
aspectos que influirían en la posterior arquitectura de las tierras valencianas, una
arquitectura con algunas diferencias del resto de Europa. A mediados del siglo XIII era
utilizado en tierras conquistadas a los musulmanes valencianos un nuevo tipo de
construcción que Elías Tormo nombró “iglesias de Reconquista” sobre arcos diafragma
o iglesias del románico terciario. Era un espacio rectangular con cubiertas de madera
sobre arcos diafragma de proporciones amplias permitiendo contrarrestar el empuje de
la cubierta. De esta forma se conseguía cubrir grandes espacios sin recurrir a las
bóvedas, ya fueran apuntadas o de medio punto.
Era una arquitectura vinculada al románico catalán por lo que hace a la unidad de
espacio, formas rectangulares y cuadradas, planas, buscando espacios sin romper con la
unidad del espacio único. Era rápida de construir, ideal para los nuevos territorios
conquistados, económicos y fáciles de construir por mano de obra barata mudéjar. Eran
unas iglesias perfectas para los primeros colonos cristianos porque sería el único lugar
de reunión de la misma forma para la conversión de los musulmanes.
Tal vez para la estudiar la parte cristiana del castillo se debería elaborar un estudio al
repertorio arquitectónico de las órdenes militares, de los Templarios y de los
Hospitalarios, pero no solo a tierras valencianas y catalanas sino también al resto de la
península y Europa, principalmente en Francia y a Oriente.
11
3. El castillo durante La Edad Moderna.
En el siglo XVI se había generalizado el uso de artillería, que había revolucionado el
mundo militar, y el catillo de Cullera, como otras fortificaciones valencianas, no estaba
preparada para las innovaciones que suponía la utilización de la artillería, que se su
función de contención estaba concebida como “muro de lanza y escudo”.
En 1575 el virrey Vespasiano Gonzaga Colonna envió una serie de cartas a Felipe II
sobre las fortificaciones en el litoral valenciano, cuando visitó Cullera el virrey
consideró el castillo como “Tiene un castillo a la antigua, muy mal tratado y de
ninguna cosa sirve que de hacer gasto de alcaide y así mi opinión es que Vuestra
Majestad lo mande destruir del todo”.
Así pues, como la ciudad ya estaba protegida por una muralla, el papel del castillo se
vio reducido. El virrey Vespasiano Gonzaga, buen conocedor de las finanzas del reino,
aconsejó al monarca de algunas torres de vigilancia en el litoral valenciano en
prevención de posibles ataques berberiscos, como es el caso de la construcción en 1577
de la Torre del río Xúquer, más conocida como “del Marenyet”.
La importancia que tuvo Cullera como pieza fundamental dentro de la estrategia naval
dentro de la corona de Aragón, dado que su localización era inmejorable dentro del
antiguo reino de Valencia, su principal atractivo constituía su posición estratégica
protegiendo la desembocadura del río Júcar. Este río en esta época constituía una
importante vía para el tráfico de mercancías, como era el caso de los aserraderos de
cuenca, además de que también podría desempeñar la importante función como puerto,
donde las embarcaciones podrían recalar a cubierto de los mareajes y protegidas de
igual manera por las guarniciones que protegían la villa. Hecho que, la importancia de
Cullera dentro del despliegue estratégicos del poder militar de la Corona de Aragón que
hicieron del puerto de Cullera y el de Tortosa como bases navales encubiertas cuya
misión fue la de ofrecerse como respaldo de los astilleros mayores de Barcelona y
Valencia.
A lo largo de los siglos XVI y XVII hubo una constante
inseguridad existente en el litoral, factor endémico de la
vida de estos tiempos en el ámbito general del
mediterráneo. Estos conflictos se vieron dados por las
actividades corsarias de piratería, las constantes amenazas
del imperio otomano y de las continuas contiendas entre
las potencias europeas fueron las causas esenciales por las
cuales las poblaciones amenazadas de piratería tuvieron
que organizar una defensa a lo largo de la Edad moderna
que cuya relevancia traspasó los ámbitos locales llegando
incluso a plantear serios problemas dentro de la
administración central del reino.
12
En primer lugar, los siglos XVI-XVII, la época foral, en la que los organismos
representativos del reino tuvieron un destacado papel en la organización, control y
financiación de todos los aspectos relacionados con la defensa de la costa y el
reclutamiento de tropas. Dado el incremento de las incursiones berberiscas en el siglo
XVI y XVII,, durante el propio reinado de Carlos V, la agudización del conflicto con el
establecimiento de Barbarroja en Argel y las acciones corsarias del pirata Dragut en las
costas del reino como la misma Cullera en el 1550
y en más zonas costeras. Las costas valencianas a
lo largo del siglo XVI conjunto a las tensiones
provocadas se formó una doble frontera, una
primera interior, debido al importante número de
población mudéjar y una segunda marcando el
litoral, donde se caracterizaba por el acoso
continuo del corso berberisco de una recurrente
presión que afectaba principalmente al comercio
marítimo con incursiones depredadoras, hasta que
alcanzó un momento crítico que desencadenaría en
el año 1609 con la propia expulsión de los
Moriscos de los territorios cristianos y por otra parte se ejecutarían una serie de
remodelaciones y construcciones defensivas, que como en el caso de Cullera
experimentaría por estas fechas.
La defensa pasiva de las poblaciones que se asomaban de forma directa al mar se basó
en estructuras heredadas, como fueron los castillos y la construcción o remodelación de
torreones unidos con frecuencia por muros de tapial concebidos para la defensa “de
lanza y escudo”. La defensa del territorio descansaba en primera instancia sobre una red
de vigilancia y alerta compuesta por torres y atalayas, así como sobre un amplio y
multiforme conjunto de fortificaciones que, en función de su especificidad militar,
aparecen clasificadas en plazas fuertes, castillos y fortalezas, ciudades, villas y
amuralladas.
Dadas las características del litoral de la población de Cullera con
playas arenosas, ofrecía una visión amplia y clara de toda su
costa, disminuyendo de esta forma la capacidad de sorpresa de un
ataque corsario, por otra parte, nos corresponde citar la
importancia que tuvo la desembocadura del río Júcar además de
su castillo, que disponía la población de un antiguo muro
flanqueado por torreones, que mostraron ser unas defensas
incapaces de contrarrestar los desembarcos berberiscos de los
años 1503 y 1550. Con el fin de impedir incursiones nocturnas al
emparo de la noche, en la desembocadura el virrey precisó de una
construcción defensiva de una torre a los pies de la misma de ésta,
la llamada “Torre del Marenyet”.
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Las reformas que se efectuaron en el castillo de Cullera en el siglo XVI se produjeron a
través de una serie de visitas a la fortaleza que determinarían el devenir de la
construcción. Una primera visita que marcaría un hito en el castillo de la población de
Cullera sería del artillero y cantero Pedro Alvarado en 1525, donde la reina Germana le
había mandado recorrer una inspección de las 3 plazas que más atención necesaria que
requirieran de ella, como fueron los casos de Peñíscola, Cullera y Benidorm; por lo
tanto esto no quiere decir que la garantía del litoral estuviese asegurada, ya que no se
concentraba en estos tres emplazamientos pero que de alguna forma sí que constituían
como puntos clave para la defensa costera. El trabajo principal de Alvarado, teniendo en
cuenta su experiencia y formación como artillero y cantero explicaría su capacitación
para ejercer de las modificaciones necesarias para dotar a las fortalezas de piezas de
artillería.
Las necesidades que por aquel entonces Cullera no eran gran atención, se propusieron
una serie de obras para la plaza de carácter menos innovador, sobre todo, se
concentraron en trabajos de mantenimiento del ámbito del castillo, sin adaptaciones
significativas, pero esto mismo subrayaba el predominio del castillo en la defensa de la
villa y de toda su zona. Desde su posición superior, conforme a la tradición medieval
ofrecía el refugio adecuado para los habitantes de su población, pero en las
intervenciones efectuadas por Alvarado comprendería además la importancia de la
protección de la propia villa, dotándolas a nivel de la población una muralla y una serie
de torres y atalayas dotadas con artillería para la defensa de la población a nivel costero.
Una vez más Cullera era considerada como uno de los lugares cuya defensa era más
necesaria, por lo que se reforzaba su hueste con un contingente extraordinario. Así pues,
aunque acompañaban los buenos augurios, no suscitaron una inmediata mejora de las
condiciones materiales del castillo y en 1529 se levantó inventario de armas y artillería
decepcionantes.
La fortificación de Cullera, como la del resto de plazas fuertes valencianas en la primera
mitad del siglo XVI, se planeó por especialistas del reino, desde Alvarado hasta el
cantero Vidanya, pasando por el militar Joan de Cervelló, Todos ellos se engloban en la
categoría de los prácticos, alejados de la sofisticada ciencia militar de los tratadistas e
ingenieros que empezaba a despuntar a mediados del siglo XVI, fueron muy sensibles a
las necesidades reales de la población, a sus carencias de seguridad y a sus anhelos
defensivos, la serie de reformas propuestas para Cullera, tanto para el castillo como para
la villa, que arranca de 1525, contribuyó, al calor de los ataques corsarios, a dar forma a
una nueva imagen de la población. La Cullera fortificada es el resultado de medio siglo
de ataques contra el litoral, pero también de la convergencia entre los intereses de la
población y las tendencias de la Corona.
Una segunda visita a la fortificación al castillo de Cullera en 1576 por parte de
Vespasiano Gonzaga por el Consejo de Aragón donde insistiría al rey: “De quan poca
hutilidad es el dicho castillo así por estar sin puertas, los muros derrydos y no haver
comodidad de havitaçión como porque estando la villa murada no es provechoso por
14
estar fuera della mas de media milla y en medio de la subida de una montaña. Por lo
cual es de pareçer que el dicho castillo se derrive por no servir de nada, specialmente
con la torre que como está dicho se fabrica a la boca del río t que el dicho castillo es de
rroqueros para lança y escudo y rreparándole será necesario que tenga guarda, y de
presente se paga el alcayde, y que se le de su salario durante su vida, pues se le había
de dar recompensa”6.
El rey optó por inspeccionar el castillo y determinar qué sería necesario para repararlo,
y con tal información que se viese en los consejos de Guerra y Aragón. Militarmente, la
posición que ocupaba el edificio era vital para defender la villa, su posición elevada le
hacía accesible a poca artillería, mientras
que por igual razón, pero en sentido
inverso, el alcance de la empleada desde
el castillo se veía multiplicado. En
definitiva, su situación permitía acoger
artillería sin apenas inversiones de
defensa contra la del enemigo.
Básicamente las obras consistieron en
engrosar los muros, sobre todo a través
de taludes en el tercio inferior, reforzar
torres desde las que se utilizaba la
artillería y proteger las puertas.
El Baluarte es una construcción que en planta presenta un ligero saliente en ángulo en
una de las esquinas de la obra, bajo el lado norte de la Torre de Sueca, y en alzado una
disposición en talud, por lo que prácticamente dispone una simple plataforma de tiro
realizada de mampostería y mortero de cal, aunque en alguno arista muestra fábrica de
ladrillo. El lugar para su emplazamiento es estratégico, pues asegura la entrada al
castillo, de modo prácticamente oblicuo desde la desembocadura del río hasta la isla de
los Pensamientos. De este modo, se refuerza esta torre en su principio y se aumenta la
capacidad de artillería del enclave con el menor coste posible. Además, su situación
bajo esta torre crea en uno de los lados la
sección de un baluarte con plazas sin cubrir, una
baja y otra retranqueada. Solución que, en
principio, resta efectividad a la nueva
construcción, pues en caso de incidir algún
proyectil sobre el muro de la torre podría
inutilizar la plataforma de la construcción
inferior. Cuya principal utilidad era multiplicar
las posibilidades de tiro en un espacio reducido,
así como permitir el control de la contienda y de
las diferentes armas al alcaide y artillero.
6 ARCINIEGA, Luis, pág 127; AGS, Guerra y Marina, legajo 82, nº54.
15
Así mismo, en la pervivencia del castillo pudieron pesar las favorables expectativas de
la villa, puesto que Juan Bautista Antonelli durante la década de los ochenta presentó
diversos proyectos al Rey, por el cual proponía hacer navegable el Júcar, lo que
aumentaría la conveniencia estratégica del emplazamiento. Las medidas de prevención
y vigilancia de la costa correspondían a las torres de defensa y en ellas se centraban las
atenciones de mantenimiento.
La pervivencia de la construcción del castillo en el siglo XVII fue el del práctico desuso
y abandono, que se pueden observar en las diferentes actas de la época en concreto las
Acta del Consejo patrimonial, ya el 20 de Diciembre de 1603 todavía al castillo se le
dotaba de pólvora, en junio del año siguiente Miguel Sanoguera tomaría posesión del
cargo de alcaide y se realizaría un inventario de la disposición de armamento, ya que en
agosto de 1621, dos sacres junto a algunas piezas de artillería fueron retiradas par ser
llevadas a la localidad de Peñíscola. Aparentemente, la única utilidad que presentaba el
castillo durante la primera mitad del siglo XVI fue la de acoger entre sus muros a la
población, pero de la misma forma es en esta época cuando se nota la disfunción de
construcción militar ya que la población se podía satisfacer mediante la muralla del
propio núcleo urbano para la protección de los diversos ataques corsarios que azotaron a
la población de Cullera.
Inversamente proporcional a la pérdida estratégica del castillo corre su valoración como
santuario. En él se venera la Virgen de la Encarnación o también llamada Virgen del
Castillo por el lugar donde se custodia. Es una pieza escultórica esculpida en mármol,
de estilo gótico, dispuesta de pie y sosteniendo al niño entre sus brazos. Tenemos
constancia de esta representación escultórica desde 1631, y fue justamente su
veneración la que llevó a numerosas reformas, y en última instancia a sustituir el
modesto habitáculo que la cobijaba por un templo de componentes neos, construido
entre los años 1891-1897, bajo la dirección de Joaquín María Belda, y que desvirtuó aún
más la obra militar, pues ocupó el antiguo alabacar y construcciones en él que defendían
el acceso al recinto superior.
En el siglo XVIII se celebraban misas en la capilla, se nombró a un ermitaño o casteller,
que debía vivir en aquellas instalaciones. En 1640, Juan Cabello dejó una pequeña
cantidad de dinero para las obras de la iglesia, lo que denota una nueva y gran
admiración por la imagen de la Virgen del Castillo en una actitud de interés creciente.
16
4. Las defensas y construcciones en Época Contemporánea.
En este último capítulo vamos a desarrollar las diferentes remodelaciones que sufrió el
castillo de Cullera en la época contemporánea, abarcando en principio los siglos XVIII
y XIX y los posteriores usos que tuvo el castillo en nuestros días.
Durante el siglo XVIII se llevaron a cabo una serie de construcciones, puesto que el
valor imperante del castillo de Cullera ya no era propiamente el de construcción militar,
sino más bien fue el motivo religioso el que de manera contundente ayudó a la
pervivencia del castillo en su total integridad, ya que a causa de estos motivos serían
los desencadenantes para las nuevas construcciones apropiadas para su uso.
Ya en el siglo XVIII se iniciaron una serie de reformas a la muralla de la villa, además
en el año 1755 se comenzaría con la construcción de un cuartel de caballería. Este
edificio se disponía de manera continua a los muros y se finalizaría poco después de
1781. Dado el estado ruinoso de las defensas del litoral de la villa de Cullera, en el 1766
y 1788 se realizaron informes que recomendaban la reparación de una serie de torres en
mal estado.
Durante las guerras de Sucesión, las tropas del archiduque Carlos entraron en Cullera,
nombrando a su madre marquesa de Cullera, dueña de sus territorios y pesquería, pero a
la muerte de esta en el año 1706, dicha familia fue despojada por las tropas de Felipe V.
Además ya en estos tiempos Andrés Piles señaló que el castillo fue fortificado, sin
embargo, tempranamente volvió al sesgo de la devoción. El reducto de la montaña
volvía a desvincularse del sistema defensivo, basado en las torres de la costa, que se
procuraba mantener de manera eficaz.7
En 1727, Tomás Boscasa realizaría un informe en que apuntó que las cinco torres de
Cullera eran atendidas por actuaciones de mantenimiento, concentradas en los puntos de
mayor interés militar, lo cual permitieron la supervivencia de algunas torres frente a
otras.
Aunque el valor militar del castillo de Cullera era exiguo, incluyendo el de la villa, entre
plazas fuertes, su valor religioso parece que mantuvo en pie la obra. Entre 1763 y 1776,
con Juan Bautista Crespo de administrador del santuario, se realizaron obras de reforma
para proporcionar residencia al cuidador del edificio, se hicieron tres dependencias, se
abrió una ventana para dar más luz al altar de la Virgen de la Leche, se construyó una
escalera… En definitiva, una intensa labor constructiva que eliminó la apariencia
medieval al castillo y le confirió el aspecto actual.8
Las construcciones de las fortificaciones isabelinas ya en el año 1833 muere Fernando
VII y accede al trono su hija, Isabel II. Pero los partidarios más conservadores del
régimen y de la sociedad se decantaron por el hermano del rey, Carlos María Isidro de
Borbón, afirmando que una mujer no podía ser reina. Cullera se manifestó en favor de la
7ARCINIEGA, Luis, pág 139-140.
8 ARCINIEGA, Luis, pág 141.
17
reina Isabel II, ya desde el principio del levantamiento carlista encontramos partidarios
en Cullera de la fortificación de la villa. Pero en 1837 ya se habían aprobado los planos
y presupuestos de la construcción de defensas, pareciendo un elemento que se a
repetidamente en la historia local y que es la división entre los habitantes de Cullera.
La construcción de la línea de artillería y del Fuerte nos confirma una concepción que
nos resulta inevitable cuestionar que ya se avenía desde hace tiempo: la pérdida de la
importancia militar y estratégica del castillo de Cullera como a fortaleza militar,
fenómeno que en el siglo XIX se confirma plenamente. De hecho cuando los carlistas
entran en la ciudad en 1837, se dirigen a la Casa Capitular, el Ayuntamiento, como el
auténtico símbolo de poder y de autoridad local. No
obstante, no intentaron prender el castillo, entre otras
cuestiones porque ni hay ninguna fuerza armada que se
haya refugiado en la fortaleza que ofrezca resistencia.
Controlado el ayuntamiento, estaba controlada la
Ciudad. La línea de artillería, su localización y
disposición nos demuestra ya que la estructura urbana de
Cullera había crecido considerablemente. La ciudad
estaba divida en tres grandes distritos: El arrabal de San Agustín, la Villa y el arrabal de
San Antonio, presentándose en su conjunto un hábitat ya consolidado, con una
población estable. En consecuencia de todos estos factores, se ha de defender estos
distritos. El Fuerte, es el elemento que confirma la total pérdida de la importancia
estratégica que tenía el castillo de Cullera, afirmándose que el papel del fuerte sustituía
el papel de fortaleza militar del castillo. El fuerte una construcción situada
estratégicamente y de este concepto nace su verdadera importancia. Situado el fuerte en
la cima de la montaña, puede ejercer la función de punto de vigilancia. Su estructura nos
confirma que estaba concebido para que un determinado grupo de hombres armados
pudieran defender sin problemas la posición ante las fuerzas enemigas, como fueron los
carlistas9.
Estas dos construcciones constituyen una fuerza militar que cumplen su misión que ni el
castillo y las murallas de villa podían realizar, como era asegurarse de la protección y la
defensa de la totalidad de la ciudad y de sus puntos débiles. Estas nuevas situaciones
políticas, sociales y militares en la segunda mitad del
siglo XIX marcarían una nueva consideración hacia
las defensas heredadas y que se mostraban ahora
inservibles, como hacían notar las autorizaciones
para las realizaciones de excavaciones arqueológicas
entre los años 1856 y 1858 por parte de Antonio Bru
y Bodí. Rafael Verdú para excavar en el huertecillo
de la ermita e inmediaciones de la torre del Castillo.
9 Antonio Furió, Josep Aparici, págs. 287-292.
18
Esta nueva faceta de devoción en la población de Cullera seguirá proyectándose y
extendiéndose durante el siglo XVIII y XIX, lo cual, a partir de 1891 a 1897 se
realizaría la construcción sobre el baluarte más moderno del castillo, el Santuario
dedicado a la Virgen de la Encarnación, según el proyecto del arquitecto Joaquín María
Belda Ibáñez. Pero ya anteriormente en 1806 y 1807, concretamente, cuando se
construyeron las revueltas que anteceden al castillo, denominadas Camino Blanco o
Camino del Calvario y el 2 de Abril de 1917 se autorizó el traslado de las capillas del
Vía Crucis al camino que comunicaba el núcleo habitado con ahora el lugar sagrado.
Los franciscanos llegaron en 1922 para hacerse cargo del santuario. En Principio
dispusieron de modestas celdas junto al campanario. Tempranamente utilizaron la
capilla del castillo como escuela de niños, lo que obligó a que fuera oportunamente
adecentada mediante nuevo piso, lucido de paredes, etc.
El abandono del castillo como centro de enseñanza inició su acercamiento retrospectivo,
ya no sólo textual, sino material a través de la arqueología. Así entre 1985 y 1987 se
sucedieron diversas campañas que tuvieron como principal objetivo la torre mayor,
entre 1989 y 1991 en la también llamada sala gótica y catas en el patio, y desde 1997 se
suceden otras nuevas bajo la dirección de don Enric Portell, llevadas a cabo
principalmente en la antigua capilla. Con los resultados de la arqueología en Cullera y la
publicación de nuevos hallazgos documentales
esperamos que se continúe construyendo el
conocimiento sobre los edificios que hemos
tratado.
Declarado Bien de Interés Cultural con la
categoría de Monumento en fecha 27 de abril de
1983, estando dicho inmueble inscrito en el
Registro General de Bienes de Interés Cultural del
Patrimonio Histórico Español, con la categoría de
monumento, con el código de identificación R-I-
51-0004867. Así mismo, el Castillo de Cullera y su entorno están protegidos por la Ley
4/1998, 11 de Junio de la Generalitat Valenciana, del Patrimonio
Cultural Valenciano. 10
A pesar de las recientes restauraciones el castillo es visitable. En
la actualidad alberga un museo en la capilla gótica del mismo, con
la exposición de restos de carácter arqueológico e histórico desde
la Prehistoria hasta la contemporaneidad. Su visita resulta
enriquecedora tanto en el conocimiento de Cullera como de su
edilicia más significativa.
En la actualidad la fortaleza, ubicada en situación más elevada de
todo el conjunto defensivo, está conformada por una serie de
10
CLIMENT SIMÓN, José Manuel. Pág, 149.
19
elementos, torres y lienzos, estructurados alrededor de un patio central. La fortaleza
presenta una planta rectangular irregular, con los lados largos que se corresponden a la
muralla occidental, mayoritariamente un muro de época isabelina que exhibe ordenadas
aspilleras, que se orienta al pueblo; y la oriental, que mira al mar, esta última reforzada
por la Torre Blanca. Los lados cortos están ocupados por la contundente Torre Mayor y
el Baluarte, así como por un lienzo interrumpido por la Torre del Respatller o Redona.
En la esquina sureste se erige la Torre de Cap d’Altar.
El acceso se ubica en el muro occidental, a través de un
pequeño vano con arco de medio punto de ladrillos,
protegido por el Revellín. En el interior, un pasillo
antiguamente cubierto a modo de porche, hace de
distribuidor a las diferentes estancias, así mismo a
diferentes niveles. En este primer nivel se ubica la Capilla
o Ermita Vella, configurada por dos naves formando una
“L”. En este primer plano hay un acceso al aljibe, y una
escalera adosada al mismo que desembarca en el Patio de
Armas o Pati dels Aljups, situado a una cota sensiblemente más elevada.
Desde el Patio se accede a los pisos superiores de la Capilla: la Sala de Armas y la
terraza de la Sala del Mar, esta última utilizada como vivienda del ermitaño o casteller y
hospedería. Desde aquí, se accede también al cuerpo superior de la Torre Blanca y a su
terraza. Desde este punto accedemos al adarve, desde el cual se asciende a la plataforma
del Baluarte y, desde allí, a la Torre Mayor, el lugar más inexpugnable de todo el
conjunto fortificado.
Esta nueva concepción espacial del castillo de Cullera, ha
puesto en escena su creación del Museo de historia y
Arqueología, que quedaría ubicado en la Capilla gótica, donde
alberga una gran colección de piezas arqueológicas de
procedencia autóctona con una prolongación cronológica
bastante amplia, desde tiempos de la Prehistoria incluso la
Contemporánea, de lo conservado de la Edad Media tenemos
objetos conservados tales como monedas o ánforas. Para
garantizar un mayor atractivo al público, se ha procurado un
recorrido por todas las etapas históricas mediante sistemas audiovisuales.
En definitiva, hemos podido observar una recuperación del castillo de Cullera como
elemento patrimonial más significativo de la población, donde en él se han acontecido
muchos de los episodios bélicos que conforman su propia historia desde sus orígenes.
La ausencia de usos y de mantenimiento facilitaron en los últimos años un proceso de
degradación. Recientemente se ha trabajado para conservar el monumento para que
fuese atractivo este ejemplo de recinto fortificado, que desde su origen islámico, ha
sufrido numerosas transformaciones.
20
Las diferentes prácticas de conservación en las diversas obras, que se hayan producido
en época contemporánea, han sido ejecutadas bajo un ideal de patrimonio con las
aplicaciones tanto teóricas como prácticas que hace uso de la propia Ley de Patrimonio
Cultural Valenciano con una serie de medidas propias que haga que las intervenciones
de todo monumento catalogado dentro de un patrimonio propio sigan una serie de
normas y requisitos para llevarlas a cabo.
Ya que nuestro ejemplo es el Castillo de Cullera, veremos cómo se desarrollaron las
diferentes premisas para llevar a cabo las diversas intervenciones. En primer lugar, es
necesario Un estado de conservación previo a la Intervención y un Informe histórico,
con el objetivo de poner de manifiesto todas sus patologías que precisen de
intervención. En segundo lugar, se elaboró unos criterios generales de la intervención,
respondiendo a los principios de conservación, restauración y mantenimiento, siendo
siempre estos compatibles con los trabajos de investigación pudiendo permitir en un
futuro ser visitable, manteniendo en todo momento la máxima de que todo monumento
debe respetar su preexistencia construida. En suma, la intervención plantea además de la
propia consolidación del monumento, hacer que sea accesible, permitiendo en
condiciones óptimas continuar los trabajos de documentación e investigación.
El estudio previo es lo que se hace manera amplia antes de una intervención. Cuando se
aprueba el estudio previo, tenemos un plan director. El plan de director que se llevó
acabo por ejemplo en el castillo de Cullera en época Contemporánea corresponde en
mayo de 1998, redactado por encargo del Ayuntamiento de Cullera el “Plan Director
para la Recuperación y Reutilización del Castillo de Cullera y su entorno”, que desde
entonces, nuevas excavaciones arqueológicas y estudios documentales, tanto por las
patologías que presentaba, aconsejaron de una revisión11
.
Los criterios de intervención que sometieron al Castillo de Cullera, como Bien de
Interés Cultural, es preceptiva la realización de las Intervenciones y Estudios
arqueológicos previos. Estudios que debían ir encaminados a recuperar el máximo de
información para poder comprender y obtener una visión más aproximada de la
evolución de todo el conjunto y aportar propuestas para su rehabilitación y restauración,
avanzando soluciones orientadas a recuperar el monumento permitiendo
simultáneamente la inclusión de los nuevos descubrimientos que se den tanto en los
aspectos históricos como técnicos.
11
QULAYRA, 2, pág.153-162
21
Bibliografía
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1997. Benicull del Xúquer, València: 7 i mig, 2000.
FURIÓ, Antonio; APARICI, Josep; eds. Castells, torres i fortificacions en la Ribera del
Xúquer. Universidad de Valencia, 2002.
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ROSSELLÓ MESQUIDA, Miquel. “Cerámicas emirales y califales de la Torre Celoquia y
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http://audioguiasonline.com/audioguia_cullera-es_168.html (Fecha de consulta: 8 de
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http://www.culleraturismo.com/content/museo-de-historia-y-arqueolog%C3%ADa (Fecha
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