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136 CAPÍTULO VI INTERNADOS DEL `PENTATHLÓN UNIVERSITARIO INTERNADO SECCIÓN “A” DR. JORGE JIMÉNEZ CANTÚ. Dr. Jorge Hernández Ibarra Cuando el Pentathlón Deportivo Militar Universitario inició sus actividades, los jóvenes que lo integraban realizaron sus reuniones para programar, discutir y acordar todas sus actividades, en una de las calles adyacentes al Estadio Nacional donde realizaban su instrucción, o bien bajo la fronda de los árboles del bosque de Chapultepec, que fue otro de los lugares para su entrenamiento. En 1939 tuvieron su primera oficina, en el número 10 de la calle de Balderas esquina con la calle de Artículo 123. En el año de 1940 cambiaron la oficina a la calle de Brasil número 20, altos, en el barrio estudiantil de la Ciudad de México. En ese mismo año, interviene el Dr. Gustavo Baz para obtener en usufructo el edificio señalado con el número 70 de la calle de Sadi Carnot, en la colonia San Rafael y que pertenecía al Asilo Francisco Díaz de León, mismo que ocupaba el número 68 de la mencionada calle. De inmediato en ese vetusto edificio, se organizaron las oficinas del Pentathlón y se le nombró Cuartel General del Pentathlón Deportivo Militar Universitario. Entrada al Cuartel General. Cortesía del cadete Jorge Hernández Robles.

Historia del Pentathlon Deportivo Militar Universitario Capitulo VI

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CAPÍTULO VI

INTERNADOS DEL `PENTATHLÓN UNIVERSITARIO

INTERNADO SECCIÓN “A” DR. JORGE JIMÉNEZ CANTÚ.

Dr. Jorge Hernández Ibarra

Cuando el Pentathlón Deportivo Militar Universitario inició sus actividades, los jóvenes que lo integraban realizaron sus reuniones para programar, discutir y acordar todas sus actividades, en una de las calles adyacentes al Estadio Nacional donde realizaban su instrucción, o bien bajo la fronda de los árboles del bosque de Chapultepec, que fue otro de los lugares para su entrenamiento. En 1939 tuvieron su primera oficina, en el número 10 de la calle de Balderas esquina con la calle de Artículo 123. En el año de 1940 cambiaron la oficina a la calle de Brasil número 20, altos, en el barrio estudiantil de la Ciudad de México. En ese mismo año, interviene el Dr. Gustavo Baz para obtener en usufructo el edificio señalado con el número 70 de la calle de Sadi Carnot, en la colonia San Rafael y que pertenecía al Asilo Francisco Díaz de León, mismo que ocupaba el número 68 de la mencionada calle. De inmediato en ese vetusto edificio, se organizaron las oficinas del Pentathlón y se le nombró Cuartel General del Pentathlón Deportivo Militar Universitario.

Entrada al Cuartel General.

Cortesía del cadete Jorge Hernández Robles.

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En 1941 se estableció en ese edificio el Internado del Pentathlón para albergar a jóvenes estudiantes provenientes de todos los ámbitos del país, carentes de recursos económicos para sostener sus estudios profesionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, en el Instituto Politécnico Nacional y en la Escuela Normal de Maestros.

Se le denominó Internado Sección “A”, para diferenciarlo de otro internado que posteriormente se estableciera, primero en la calle de Serapio Rendón y más tarde en el edificio de las calles de Alzate y Cedro, en la colonia Santa María la Ribera, y que fue conocido como Internado Sección “B”. Nos encontramos frente al Cuartel General, trasponemos el portón del cuartel y estamos en el área de guardia, lo que llamamos “cuartelería”, que en días laborables era custodiada por un cadete del internado y los domingos por un pelotón de las diferentes corporaciones del Pentathlón. Al fondo de la cuartelería se encontraba un mueble de madera, con cristales, en donde estaba la bandera guión de la Institución. Inmediatamente a la derecha del portón estaba la entrada a las oficinas, separadas o limitadas por mamparas de madera. Las dos primeras eran de la Escuela de Reclutas y a mano izquierda, había una de mampostería, que ahora es una sala de espera y que en aquella época, correspondía a las oficinas de los Departamentos de Hacienda y del Detall General, del Estado Mayor General. Le seguían las oficinas de la Escuela de Cadetes, y al fondo, en lo que ahora es la sala de computadoras, se encontraba la oficina de la Comandancia General, en cuya pared principal estaba colocado el cuadro al óleo, de Morelos, pintado por el pentathlónico Salvador Bibriesca. A mano izquierda y separada por una gran mampara, una sala para las labores del Estado Mayor General, en donde se encontraba un busto del Dr. Gustavo Baz. Esta sala tenía puerta al jardín del edificio. Regresamos a la cuartelería, caminamos al fondo y a la derecha para ingresar al internado. Nos encontramos con un bello jardín circundado por las “cuadras” o dormitorios y en el centro una histórica fuente.

Fotografía cortesía del cadete Jorge Hernández Robles.

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El oficial RICARDO RUIZ SÁNCHEZ, por ahora administrador de la oficina de la Hermandad Pentathlónica, practicó escrutadora observación de la fuente, y descubrió que en el reborde de la taza, pintado de dorado, hay una inscripción labrada en la piedra: “GOVERNANDO EL EXSELENTISIMO SEÑOR DUQUE DE LINARES SE HIZO ESTA TASA. MANUEL LOPEZ EFESY AÑO DE 1713”

Fotografía cortesía del cadete Jorge Hernández Robles

Fernando de Alencastre Noroña y Silva, duque de Olivares, fue notable virrey de la Nueva España, que favoreció la cultura y realizó numerosas obras en la Ciudad de México. Gobernó de 1710 a 1716 y murió en ésta ciudad en 1717 a la edad de 76 años. En el siglo XVI, en la zona en la que ahora esta construido el edificio del internado, existían numerosas huertas con algunas casas y ya para el año de 1891 se estableció la colonia San Rafael. Es probable y mucho me agradaría que la nueva generación del internado pudiera comprobar la autenticidad del hallazgo del oficial Ruiz Sánchez, así como si la capilla que se encuentra en el edificio del Nº 68, por ahora oficinas del Pentathlón, corresponde a una antigua capilla franciscana del siglo XVIII. El Asilo Francisco Díaz de León de la Junta de Asistencia Privada del D.F., fue registrado el 26 de diciembre de 1902 y manifestado como asilo en el año de 1903, pero ignoro la fecha de construcción de los edificios en cuestión.

En las aguas de esa histórica fuente, cada 23 de abril era lanzado el Dr. Jorge Jiménez Cantú, para festejar “pentathlónicamente” su santo, y después de él, se iniciaba un baño general. Primero eran lanzados todos los de la “jorjada” para continuar con todos aquellos que fueran capturados. El mismo mecanismo se sucedía cuando algún interno era ascendido de grado, o se le festejaba algo. Las cuadras del internado siempre estaban muy limpias, con las camas bien tendidas, cubiertas con un cobertor o colcha, sin arruga alguna.

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Los estudiantes de la misma carrera, dentro de lo posible, eran asignados a la misma cuadra. La de la fotografía corresponde a la cuadra de medicina. En el extremo derecho está el sargento Angulo Angulo quien ya médico, sería brillante anatomopatólogo del Hospital Infantil de la Ciudad de México. Otras cuadras eran para estudiantes de arquitectura e ingeniería, ciencias sociales, etc. Al fondo del jardín a mano derecha, se encontraba la cuadra de la banda de guerra y al lado izquierdo la armería, nuestro tormento como tropa o como instructor; pues por muchos años el jefe de la armería fue el tabasqueño ANTONIO BURELO, hombre muy exigente, duro y brusco, que le lanzaba al recluta o cadete el arma, por lo que se tenía que estar muy listo para captarla y no dejarla caer. El día de limpieza del arma, generalmente el sábado, era común que la regresara varias veces, por considerar que aún no estaba bien limpia, por lo que había que pasarle nuevamente la piola por el cañón del máuser. Antonio Burelo fue brillante abogado que ocupó la presidencia de la Junta de la Defensa del Trabajador del Distrito Federal. Estamos bajo el dintel admirando el jardín con su fuente y a nuestra mano derecha inmediata, se encuentra la escalera que nos llevará a las cuadras superiores.

Fotografía cortesía del cadete Jorge Hernández Robles.

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En el cubículo bajo la escalera, se encontraba la famosa peluquería, en donde se le cortaba el pelo, más bien se le trasquilaba, a todo aquel que acudiera a servicio sin llevar el corte de pelo reglamentario (casquete corto o a la "boston" del cero). También se daba servicio de corte en forma ordinaria. El peluquero era un interno que conocíamos con el sobrenombre de “Capitán Águila”, por el perfil de su nariz semejante al pico de esa ave y parecida a la nariz de un personaje con ese mote, de las tiras de aventuras de un periódico. Por cierto que su fama como peluquero fue tan grande, que cuando se construyó el Centro SCOP. en la colonia Narvarte, en un local de la Avenida Universidad de la zona habitacional, se le autorizó poner su peluquería personal. En la planta alta nos encontramos con dos cuadras grandes; la que se llama Jorge Gilling es porque en ella estuvo Jorge, cuando fue interno:

Fotografía cortesía del cadete Jorge Hernández Robles

Al fondo se encontraba la biblioteca que para llegar a ella, había que cruzar la sala de “academias”. La biblioteca tenía bonitos muebles, una gran mesa utilizada comúnmente para las sesiones del Estado Mayor General, y en sus paredes estantería de madera con vidrios, para libreros. La biblioteca fue el sitio destinado para la salvaguarda de nuestra Bandera Nacional, resguardada en un nicho de madera, colocado al fondo del recinto. Pasamos ahora al patio principal, amplio, con piso de cemento, lugar donde todas las mañanas formaban los internos al toque de diana y por las noches para pasar lista. En ese patio practicamos actividades deportivas y militares, más frecuentes las primeras: gimnasia, baloncesto, voleibol y competencias de boxeo sobre cuadrilátero montado ex profeso. Próxima a la pared oriental del patio, hacia su parte media, el jefe de la Policía Militar JOSÉ GONZÁLEZ VALLEJO, de su peculio construyó el asta-bandera, en cuya base se labró en piedra el águila bicéfala y bajo ella, en plana superficie resaltaba el Pentálogo. Muchos le llamaron monumento al Pentálogo.

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La fotografía se tomó para una campaña de reclutamiento; junto al asta-bandera posan tres destacados pentathletas: Con el libro y significando a un estudiante, Flavio Romero de Velasco, quien fue gobernador del Estado de Jalisco, atrás Arturo Vázquez Soto brillante oftalmólogo y uniformado Jorge Gilling Cabrera

Al costado sur del patio se encontraban los baños de regadera y el gimnasio con pocos aparatos. Un amplio corredor conducía a la cuadra del personal de servicio, lavandería, bodega, cocina y al amplio comedor. Yo era recluta, y un domingo el sargento de reclutas FERRER y yo fuimos arrestados. A los pocos días tendría lugar la inauguración del comedor, mismo que había sido remodelado y pintado; el piso estaba sucio, había que lavarlo, cosa que hicieron los dos arrestados para dejarlo presentable. Con orgullo podemos informar a ustedes que fuimos los primeros en asear nuestro comedor. Las raciones alimenticias como les llamamos, fueron proporcionadas por la Secretaría de Salubridad y Asistencia, y en cuanto a su cantidad, desde un principio fueron calculadas para el total del internado; pero los internos aún eran pocos, por lo que frecuentemente los externos también tomábamos en el comedor nuestros alimentos. Me recuerdo que la leche la tomábamos en lugar de agua, y en cuanto a la comida que era también abundante y muy sabrosa, pues el cocinero mayor era un asiático, al que le llamábamos “el chino” y que tenía muy buen sazón. Más adelante el manejo de la cocina estuvo a cargo de mujeres, excelentes personas que pusieron en su trabajo dedicación y cariño. Muy gratos recuerdos nos dejaron INÉS NAVARRETE, la que llegó en 1969, primero a la lavandería y después pasó a la cocina. La siempre bien recordada SILVERIA RAMÍREZ, madre del gran pentathleta el “Oso” Rafael, siempre risueño, siempre feliz. Otra mujer que recuerdo, EVA MÉNDEZ. A todas ellas nuestro reconocimiento y agradecimiento por la entrega y cariño que le profesaron al Pentathlón.

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Arriba del cuarto de calderas, cuando estuvimos en la Escuela de Reclutas, se construyó un cuarto para almacén del equipo de la misma, que fue además dormitorio del subdirector de la escuela, Juan Manuel Mendoza Chávez.

Lic. Juan Manuel Mendoza Chávez, quien fuera instructor de la Escuela de Reclutas, subdirector de la misma, después director y por último jefe de la Sección Militar del Estado Mayor General. Fue destacado miembro del

Internado Sección “A”.

Inicialmente los internos no ingresaban a la Escuela de Reclutas, su preparación militar y deportiva estaba a cargo de instructores del internado, el director del mismo era el Dr. Jorge Jiménez Cantú, cargo que desempeñaba independientemente de cualquier otro de los establecidos en el Código Fundamental. Los vecinos de la calle de Sadi Carnot protestaron porque decían que el toque de diana molestaba a los ancianos del asilo, los que manifestaron todo lo contrario. Después, que la diaria marcha en la calle hacía cimbrear sus casas, por lo que nos vimos obligados hacer la práctica de nuestras marchas y ejercicios en las calles aledañas al recién construido monumento a la Madre. En el internado se forjaron excelentes mexicanos, ya en la página 72 mencioné al Dr. RAFAEL HERNÁNDEZ LEAL y en éste capítulo al Dr. ANGULO ANGULO nuestro brillante anatomopatólogo. VÍCTOR ALBERTO ANZALDO Y REGALADO que ingresó al Pentathlón en 1942 y del que hablaré en otro capítulo. Al Ing. JORGE ARIAS que en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, trazó y construyó caminos, al notable economista ALFONSO GARCÍA CARAVEO, excelente jefe de Hacienda de la Escuela de Reclutas, los hermanos COTA CASTRO, positivos ingenieros, el brillante pentathlónico Dr. NATIVIDAD VARELA SILVA, de quien hablaremos en otro capítulo, el Ing. JORGE GILLING CABRERA, que fue director de la Escuela de Reclutas, comandante general de la Institución y brillante deportista.

Fotografía de la época en que Jorge Gilling Cabrera era director de la Escuela de Reclutas. Le acompaña el que

fue subdirector de la misma, el instructor Orbelín Soberanis Núñez

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El Lic. SERGIO LUÍS CANO, distinguido pentathlónico de personalidad iracunda cuando el internado perdía en alguna competencia y que fue subsecretario de Industria y Comercio, alto cargo público que en nada modificó su sencillez y espíritu de respeto demostrado en un acto, en donde inauguraba la planta de importante fábrica de productos ópticos y yo, invitado a la ceremonia en mi calidad de médico oftalmólogo, me encontraba perdido en el montón de asistentes. Sergio Luis que alcanzó a verme, salió de la valla para acercarse a mi persona y ante la expectación de los asistentes me dijo: “Mi Comandante, me da gusto el saludarle”, palabras que rubricó con fuerte abrazo. El Ing. GONZALO GONZÁLEZ GAVALDÓN, originario de Chihuahua, quien nos ofreció preciosas pláticas sobre sus coterráneos, los tarahumaras. El oficial de cadetes AURELIO JAIMES NAVA, prototipo del joven de provincia que viene a la capital a estudiar, hombre cumplido, todo él sano, que bien aprovechaba eso que es muy valioso y que llamamos tiempo. Esforzado y siempre sonriente, que en 1965 fue el jefe del Departamento de Hacienda del Estado Mayor General. FERNANDO CAPDEVILLE un gran interno, el Lic. JOSÉ CONCEPCIÓN CARRILLO CARRILLO, el famoso “Chon Carrillo”, notable orador que incursionó en los campos de la política, el Dr. JOSÉ A. RETANA TALAMANTES, buen instructor de la Escuela de Reclutas, el Ing. MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ VASCONCELOS, JUAN DOMÍNGUEZ GARCÍA que fue comandante de la banda de guerra, el Lic. JUAN VILLARREAL LÓPEZ, también líder político, que fue jefe de la delegación de Iztapalapa, Distrito Federal. No podemos olvidar al famoso Lic. JOSÉ R. SANTANA DÍAZ, que frecuentemente boxeaba con el Dr. Jorge Jiménez Cantú, por lo que le decíamos que era su “sparring”, hasta que un día el Dr. Jiménez cantú de un golpe le fracturó una costilla. El Lic. OSCAR LOYA RAMÍREZ norteño hasta las cachas y excelente amigo. El Lic. JOSÉ TRINIDAD JUÁREZ VILLAGÓMEZ “don Trino”, buen instructor de cadetes del Pentathlón, el ingeniero BERTÍN LAGUNAS MONTELLANO, el Ing. RICARDO RODRÍGUEZ REBOLLOSO, de quien comentaré en capítulo aparte, el contador ROBERTO SOTO PRIETO, buen colaborador en el área administrativo-política del Dr. Jiménez Cantú. El Lic. JUAN OCHOA SALAZAR, que antes de ingresar al internado, en su natal Tijuana, en una estación de radio había deleitado a sus paisanos con su armónica voz nasal en románticas canciones, por lo que frecuentemente nos acompañaba a llevar gallo a las novias. Recordamos con agrado al Dr. RICARDO MORLETT ZUTTER quien fuera presidente municipal del bello puerto de Acapulco, al Ing. SILVIO CUEVAS RODRÍGUEZ, al Lic. JOSÉ LONGINOS FLORES, a JESÚS PÉREZ VARGAS “La Jesusa”, al orador y político AUGUSTO PONCE CORONADO, ROLANDO MARAÑÓN BOIJSEAUNEAU que fue buen instructor, becado por el gobierno de Checoslovaquia, para hacer estudios en ese país durante seis años, en Economía de la Producción; SACRAMENTO SILVA GARCÍA, que en 1959 llegó a ser el jefe del Departamento del Detall General. Pero que se me ha acabado la tinta y aún quedan por mencionar miles y miles de buenos ciudadanos del Internado Sección “A”, que han sabido ser ejemplares mexicanos. A todos ellos un saludo de hermano, con mi admiración y respeto. Con muchos de los integrantes del internado viví detalles jocosos; referiré dos de ellos: Cerca del cuartel general en la avenida Paseo de la Reforma, existía un centro nocturno llamado Waikiki y la variedad más importante era el armonioso y sensual baile de esa escultural mujer conocida como Tongolele, que a todos nosotros gustaba admirar. Era la época en que en los teatros y centros nocturnos actuaban las

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vedetes conocidas como “rumberas” y “danzoneras”. Como el centro nocturno era caro, mucho muy lejos de nuestros recursos económicos, solíamos asistir a él, momentos antes de que se iniciara la función, tiempo en que se suspendía todo servicio a los clientes, motivo por el cual se nos dejaba parados en algún sitio del salón, desde donde disfrutábamos el atractivo espectáculo. Obviamente, terminada la función con discreción hacíamos mutis. El otro detalle que les comento, era que, cuando había un sismo o temblor por la noche, algunos internos salían a la calle corriendo vertiginosamente. Pensábamos que era pánico por el terremoto; pues no, corrían como almas que se lleva el diablo, para llegar lo más pronto posible ante un hotel en la esquina de Insurgentes y Sullivan. Decían que era la única oportunidad de conocer lencería fina en blancos cuerpos de espantadas norteamericanas.

EXPECTATIVA DE HUELGA Por flaqueza del personal que laboraba en la cocina del internado, un mal día se dejó sorprender por un líder de no sanos propósitos, que les dijo que en su trabajo eran explotadas, por lo que debían defender sus derechos. El nefasto personaje se presentó ante nosotros, yo era el Jefe del Pentathlón y el director del internado el Dr. Isauro Martínez Gálvez, y con un listado de peticiones laborales que de no aceptarse en su totalidad, pondrían la bandera rojinegra de huelga, en el comedor y cocina. El lic. Juan Manuel Mendoza Chávez le hizo saber que cometía un error por tratarse de un apartado oficial y no una empresa privada, razonamiento que no era cierto, pero el susodicho líder cayó en la trampa y pensó que el Pentathlón era una dependencia de la Secretaría de Salubridad, porque le mostramos las notas de remisión de los alimentos, en papel membretado de la Secretaría, además de ver en el directorio telefónico que el número del Pentathlón se encontraba como dependencia de Salubridad, lógico, ahí se pagaba el recibo del teléfono. Yo hablé con el personal y les hice saber que me apegaría a sus peticiones, que eran justas, pero había que hacer algunas modificaciones a las costumbres que se habían implantado, como el desalojar el dormitorio ellas y sus familias, pues no era obligación nuestra proporcionarlo, así como el que tampoco ya no se alojarían los parientes que vinieran del pueblo. La jornada de trabajo sería de 8 horas, y ellas serían organizadas en tres turnos: el primero iniciaría a las 5 de la mañana y el último se retiraría a las 23 horas. Se colocaría un reloj checador para el control. El conflicto laboral pasó a ser historia: “estábamos menos mal, cuando andábenos más pior”. El Cuartel General e Internado Sección “A” del Pentathlón Universitario, en varias ocasiones recibió la visita de importantes personas; señalo a algunas de ellas: En el año de 1956, tuvimos la visita del Dr. En Microbiología y maestro en Ciencias Químicas RODOLFO HERNÁNDEZ CORZO, director del Instituto Politécnico Nacional, sencillo maestro que mucho elogió nuestra Institución. En 1957 nos visitó el Sr. Secretario de la Defensa Nacional, general de división MATÍAS RAMOS, quien constató la disciplina, organización y ejemplar conducta de la juventud del Pentathlón. En 1959, nos visitó el director general del Instituto Politécnico Nacional Ing. EUGENIO MÉNDEZ DOCURRO, y en otra fecha, el gobernador constitucional del Estado de Chiapas Dr. SAMUEL LEÓN BRINDIS.

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INTERNADO DEL PENTATHLÓN SECCIÓN “B” DR. GUSTAVO BAZ PRADA.

Dr. Jorge Hernández Ibarra

El Internado Sección “B”, al que posteriormente se le pondría el nombre de Dr. Gustavo Baz Prada, tuvo su origen en una problemática casa de estudiantes. En 1940 el periodista tabasqueño REGINO HERNÁNDEZ LLERGO, director de la Revista “Hoy”, tuvo a bien fundar una casa para estudiantes de escasos recursos económicos que fue conocida como “Casa Hogar Revista Hoy”, localizada en el número 43 de la calle de Liverpool en la colonia Juárez. Para ayudar al sostenimiento de dicha casa, cada estudiante erogaba la cantidad de 25 pesos mensualmente y el entonces Departamento de Salubridad, que dirigía el Dr. Víctor Fernández Manero, que había sido Gobernador del Estado de Tabasco, cooperaba con la administración de los alimentos. En 1943, por frecuentes disturbios entre los cuarenta estudiantes de la casa, y el retiro de las raciones alimenticias por la desaparición del Departamento de Salubridad, que se fusionó con la Secretaría de Asistencia Pública para formar la Secretaría de Salubridad y Asistencia, la casa hogar estudiantil estaba destinada a desaparecer. Regino Hernández tuvo conocimiento de la existencia de una institución militarizada, que se manejaba por autogobierno, cuyo internado era ejemplar por su disciplina y dedicación a sus estudios. Ni tardo ni perezoso acudió ante sus autoridades, los doctores Gustavo Baz y Jorge Jiménez Cantú. El Pentathlón aceptó hacerse cargo de la casa del estudiante. El 1º de diciembre de 1943 se ocupó una casa rentada, más amplia, situada en la calle de Serapio Rendón 121 de la colonia San Rafael, muy cerca del cuartel del Pentathlón. Se le llamó Internado Sección “B” del Pentathlón Universitario. Tres años más tarde, se trasladó a otra casa, más amplia, mejor distribuída, que pertenecía a la Secretaría de Salubridad y Asistencia, en la esquina que formaban las calles de Alzate y Cedro (Alzate 175), de la colonia Santa María la Ribera. Su director fue el Dr. CLEMENTE HERRERA MONROY, al que le auxiliaron instructores de la Escuela de Reclutas, para que en corto plazo, los nuevos miembros del Pentathlón, asimilaran la disciplina y doctrina de la Institución. En reciente conferencia sustentada por el Dr. Julián Gascón Mercado, con motivo de la celebración del 72 aniversario de la fundación del Pentathlón, extraigo lo siguiente:

INTERNADO SECCIÓN “B”

Dr. Julián Gascón Mercado Ex interno de la Sección “B”.

En el año de 1945 junto con otros compañeros nayaritas, llegamos al Internado del Pentathlón Universitario Sección “B”. Al mismo tiempo me inscribí al Colegio de Enseñanza Superior que dirigía el maestro José Vasconcelos, también en la calle de Serapio Rendón, a tres cuadras del internado. Los ejercicios militares eran recios y obligatorios para los internos y los reclutas en general. Desde el primer día, nos enlistamos en la Escuela de Reclutas que dirigían dos pentathletas distinguidos, el jefe del Cuerpo era el Lic. Agustín Arriaga Rivera y el subjefe, el Lic. Federico Bracamontes y cuatro meses después, hicimos

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nuestra jura de bandera en el Campo Marte de esta ciudad. Juramos bandera cientos de pentathletas y pasamos automáticamente la mayoría, a la escuela de Cadetes. Los ejercicios militares para los reclutas se iniciaban a las seis de la mañana, todos los días durante tres meses y por lo general, los realizábamos en las explanadas o en los espacios anexos al Monumento a la Revolución. A mi arribo al Pentathlón Deportivo Militar Universitario, había cuerpos que destacaban por su organización y por la imagen que tenían ante el entorno, dentro y fuera del Pentathlón. Los cuerpos más importantes en aquella época, eran la Escuela de Reclutas, el Cuerpo de Cadetes y el Cuerpo de Caballería. Más tarde apareció el Pentathlón Femenil y se organizó el equipo de futbol americano, los famosos “Osos Grises” que deportivamente hicieron destacado papel. Había también un Cuerpo de Profesionistas que en 1947 yo dirigí. En el Internado de la Sección “B”, por varios años fui el jefe del Control Militar. Junto a este desarrollo impresionante de esta organización de jóvenes, que yo lo incluyo como producto de la emoción juvenil por el despertar en el país que produjo la Revolución Mexicana, nacieron también casi simultáneamente las Zonas del Pentathlón en la mayoría de los estados de la República, algunas tan importantes como la de Jalisco, la de Michoacán, la de Nuevo León, la de San Luis Potosí, etc. En 1947 fundé la Zona del Pentathlón en Nayarit, la que fue dirigida por tres destacados profesores, el maestro MANUEL CARRANZA, el maestro VILLARREAL y el profesor ANTONIO CAMARENA. Además de cumplir con nuestros deberes militares que nos imponía esta organización, donde inclusive teníamos armamento que nos proporcionaba la Secretaría de la Defensa Nacional, teníamos que cumplir con nuestras obligaciones académicas, para no reprobar materia alguna y tener un promedio mínimo de 8 y poder ocupar un lugar en el Internado “B” del Pentathlón. En el Internado nos daban dos uniformes y dos pares de zapatos por año, aparte de la alimentación y el acceso a la biblioteca que rápidamente creamos con los principales libros que nos exigían en nuestros centros de educación. El crecimiento de esta organización juvenil era muy notable y pronto el Pentathlón se convirtió por años, en el organismo juvenil más importante del país desde la década de los 40 del siglo pasado. El mismo Pentathlón principió a actuar en distintos campos y algunos de sus miembros participaron en la vida política y a su vez sirvieron a la Institución y por solo señalar algunos, me referiré a la labor destacada de apoyo que tuvo su principal impulsor, el Dr. Gustavo Baz, primero desde la Dirección de la Facultad de Medicina, después desde la Rectoría de la UNAM y al final, en la Secretaría de Asistencia y luego en la Secretaría de Salubridad y Asistencia que duró de 1940 a 1946, así como de gobernador del Estado de México de 1957 a 1963. Después el Dr. Jorge Jiménez Cantú, sin duda el más destacado representante de esta organización nacional, que llegó a ser Secretario de Salubridad y Asistencia y más tarde también gobernador del Estado de México. El Lic. Federico Bracamontes Gálvez, que en el campo de la divulgación periodística llegó a ser una de las figuras nacionales, dueño del periódico Diario de México y del Diario de Morelos, así como de algunas radiodifusoras en esta última entidad. El Lic. Agustín Arriaga Rivera, que fue diputado federal y gobernador constitucional del Estado de Michoacán.

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El Dr. Ginés Navarro uno de los fundadores del Pentathlón que fue secretario de Salubridad y Asistencia, que substituyó al Dr. Jorge Jiménez Cantú cuando fue electo gobernador del Estado de México. El Dr. Armando L. Bejarano, que fue comandante general del Pentathlón y .posteriormente gobernador del Estado de Morelos. Yo fui senador de la República y gobernador constitucional del Estado de Nayarit. El C.P. Salvador Sánchez Vázquez, miembro del Internado Sección “A”, fue director del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado. Últimamente, un joven que militó en la Zona del Pentathlón de Nayarit, el Lic. Ney González Sánchez, es gobernador del Estado. Y muchos otros pentathletas que ocuparon puestos importantes en los distintos campos de gobiernos estatales y federales, participaron sirviendo al país.

En esta fotografía cortesía de Luis Schwartz Klein, mostramos al Dr. Julián Gascón Mercado, el último de la derecha. Le acompañan de izquierda a derecha: Luis Schwartz Klein, Jorge Gilling Cabrera, al tercero no lo recordamos, Jorge Hernández Ibarra, Rafael del Paso Reinert, que fue el primer notario de las filas del Pentathlón, Federico Bracamontes Gálvez y Agustín Arriaga Rivera.

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JULIÁN GASCÓN MERCADO

Renato Leduc Escritor y periodista.

(Prólogo a la segunda edición 1979, del libro “Acuarelas Sociales”)

El Dr. Gustavo Baz, uno de los políticos más destacados de la Revolución y de la Post-Revolución Mexicana, en 1956 fue candidato al gobierno constitucional del Estado de México, puesto que muy joven todavía ya había ocupado con carácter de Gobernador Provisional, en el año de 1915 en plena Revolución, designado por el propio caudillo Emiliano Zapata. Entre las personas a quienes invitó para acompañarle en el rutinario recorrido preelectoral, se encontraba su discípulo, colaborador y amigo, el joven médico Julián Gascón Mercado, nayarita de extracción campesina, egresado de la Escuela Secundaria para Hijos de Trabajadores que fundara el Presidente Cárdenas en Tepic. Fruto de ese viaje por todos los rincones del Estado de México hace veintidós años, son estas “Acuarelas Sociales”, cuya segunda edición tiene usted en la mano. Escribe el doctor Gascón Mercado: “Sin embargo, Gustavo Baz es de los hombres que piensan que una disciplina científica, cualquiera que sea su naturaleza, que no esté ligada a las necesidades sociales, es incompleta”. En aquella gira política, Gascón Mercado, aprovechado discípulo del doctor Gustavo Baz, no iba sólo a contemplar puestas de sol, umbrosos bosques, arroyos cristalinos ni tesoros arqueológicos. Mucho más le interesaban el modo y condiciones de vida de los grupos humanos que se movían, obligados a vivir en las zonas fértiles o desoladas que en cada etapa de su viaje recorría… Y las pintó con maestría y suavidad y quizá por eso las tituló “Acuarelas”.

JULIÁN…

Dr. Jorge Hernández Ibarra

Julián, soldado de la ciencia, el que lleva en una mano el corazón y en la otra la acción, nació en 1925 en el pequeño ejido de Trapichillo del municipio de Tepic, Nayarit. Cursó la carrera de medicina de 1947 a 1952, en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1953 ingresa a la residencia del Hospital de Jesús, el más antiguo del continente americano, fundado por el conquistador Hernán Cortés en 1527 con el nombre de Hospital de Jesús Nazareno, en donde destaca en cirugía bajo la tutela de dos grandes maestros: Gustavo Baz y Benjamín Trillo. Años después es director del Hospital y patrono presidente del Patronato del Hospital de Jesús, donde se desempeña con gran eficacia. Es maestro en la Facultad de Medicina de la UNAM. Sus inquietudes de servicio y por escuchar al líder que germinó en las filas pentathlónicas, le llevan a ser senador de la República y gobernador constitucional de su Estado (1964-70). Es fundador de la Universidad Autónoma de Nayarit. Fue presidente de la Unión de Instituciones de Asistencia Privada y en el Distrito Federal fundó la Escuela Secundaria Presidente Cárdenas.

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Sus inquietudes intelectuales le llevaron hace ya unas decenas de años a crear en Trapichillo, Nayarit, una pequeña Unidad Cultural para estimular la creatividad poética de los jóvenes nayaritas. En esa Unidad Cultural, se convoca cada año a un concurso literario, y los trabajos de los triunfadores son publicados Al hacer un recorrido por los caminos del recuerdo de éste gran penta, me tropiezo con sus obras literarias, en donde encuentro el canto a sus sueños en bellos poemas, descubro la firmeza de sus convicciones en sus ensayos, disfruto de interesantes relatos en sus crónicas y cuentos, que cursan con la alegría de vivir. Todo ello me motivo a presentar a ustedes, lista sumaria de sus obras:

1959. Aparece la primera edición de “Acuarelas Sociales”. 1963. Importante colaboración de Julián, en el magistral libro de técnicas

quirúrgicas escrito por el maestro Dr. Gustavo Baz, titulado “Cirugía”. 1976. “Pinceladas en el Tiempo”. 1977. “Yatrogénesis Poética”. 1978. “450 Años del Hospital de Jesús”.

“Minutero de Antaño”. “Un Manojo de Recuerdos”, tercera edición.

1979. “Acuarelas Sociales”, segunda edición. “Corinca” (rey de Aztlán).

1980. “Cantar de los Nayares”. “Las Mariposas de Otoño”.

1981. “Dos Ciudades, dos estados de ánimo”. “Hayueneme” (sonido de agua, en lengua huichol).

1994. “La Protointeligencia de los Animales y Reacciones de las Plantas a Diversos Estímulos”, primer plaquette (folleto).

1997. “Sangangüey” (volcán apagado que custodia Tepic), segundo plaquette. 1998. “Mexcaltitán” (isla mítica del reino de Aztlán), tercer plaquette. 1999. “Una Utopía Perdida: La Unión Soviética”, cuarto plaquette. 2000. “Trapichillo”, quinto plaquette.

A la manera de colofón, transcribo un fragmento del comentario de la maestra y poetiza CARMEN DE LA FUENTE, al libro “Corinca”: “Nunca he pensado que la ciencia pudiera estar reñida con el arte. Al contrario, el científico pone, al igual que el artista, todo su corazón, su brío, su esperanza, por llevar al mundo un poco de felicidad. Julián Gascón Mercado cree en la patria y porque la ama busca sus raíces. Gascón Mercado sólo obedece a sus sueños, a su intención de recrear el mundo a través de sus anhelos de equidad, de justicia. Al escribir cumple con su filosofía de hombre de bien, de ser en el que priva el amor y la concordia”.

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DR. CLEMENTE HERRERA MONROY

Dr. Jorge Hernández Ibarra.

Ingresa al Pentathlón Deportivo Militar Universitario a través del Cuerpo de Profesionistas, para hacerse cargo de la dirección del Internado Sección “B”, cargo que desempeñó hasta su muerte. El rostro de Clemente Herrera Monroy siempre reflejaba serenidad, nobleza, además de un halo de misterio. Hombre poco o nada militarista, por lo que muy pocas veces portó el uniforme de la Institución. Muy serio, tozudo, prudente, de carácter independiente, pero que supo bien dirigir al internado a su cargo. Don Clemente, dentro de ese carácter muy especial, era un hombre cálido; cuando se refería al Internado decía “La casa”, y en su oficina tenía en las paredes las fotografías de los que habían sido internos y que se habían retirado por haber terminado sus estudios. De su vida privada lo único que les puedo decir, es que vivió con su madre y trabajó en el Servicio Médico de la Lotería Nacional, por lo que todo su tiempo se lo dedicó al Internado Sección “B”. Don Clemente tenía una fuerza extraordinaria en las manos y era muy frecuente que cuando nos saludábamos, el nos oprimiera con tal fuerza que el dolor nos doblaba, motivo por el cual cuando nos ofrecíamos las manos para saludarnos, apenas le tocábamos, retirábamos rápidamente nuestra mano. Del Dr. Clemente Herrera Monroy, todos los que le tratamos, guardamos agradable recuerdo, hombre callado, un gran pentathlónico.

MIEMBROS DISTINGUIDOS DEL INTERNADO SECCIÓN “B”

Dr. Jorge Hernández Ibarra

FELIPE FERNÁNDEZ, mejor conocido como el “Güero Fibra”, hombre de férreo coraje, impulsor del deporte en el Internado sección “B”, que estudió la carrera de Ingeniero Electricista en el IPN y ejerció su profesión en su natal Tijuana. Fue brillante instructor de la Escuela de Reclutas. JORGE ESPINOSA ULLOA, también de Tijuana y también Ingeniero Electricista, que fue director del Sistema de Transporte Colectivo (el metro) de la Ciudad de México. Fue instructor de la Escuela de Reclutas. El Ing. LUCIO ADAME SALAS, buen pentathleta y brillante profesionista.

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Instructores de la Esc. de Reclutas miembros de los internados A, B y del externado E.

De izq. a der. sentados: Arturo Vázquez Soto (A), Javier Arrieta Mondragón (E), Orbelín Soberanis Núñez (A), Federico Bracamontes (E), Agustín Arriaga Rivera (E), Jorge Gilling Cabrera (A), Basilio Pérez Velasco (E), Trinidad Juárez Villagómez (A). Segunda hilera: (*), Miranda (A), Juan Manuel Mendoza Chávez (A), El Chori (B), (*), Juan Salazar (E), (*), Armando León Franyutti (A), Flavio Romero de Velasco (E). Tercera hilera: Felipe Fernández (B), (*), Gonzalo Parra (A), Jorge Z. de la Colina (E), Manuel Ramírez Palacios (A) y Emilio Portes Medina (E). (*) = Nombre no confirmado.

EL SEÑOR BADILLO Y EL SEÑOR PEDILLO

Dr. Jorge Hernández Ibarra

Un personaje muy conocido por los internos fue el Sr. Badillo, que nunca fue miembro del Pentathlón. Fue un empleado federal que conoció al Pentathlón, que simpatizó con el; pero que en el fondo, más bien fue apasionado e incondicional fan del Dr. Jorge Jiménez Cantú. No había ceremonia, convivencia o reunión pública en donde el Dr. Jiménez Cantú hiciera uso de la palabra, que no estuviera él presente. Era común que asistiera a actos socio-políticos, que frecuentemente se asociaban con un banquete, y que el Sr. Badillo escuchara con mucha atención el discurso del doctor, y después de eso, disfrutara ampliamente de las bebidas espirituosas, lo que le ocasionaba una transformación a un ente diferente, fenómeno en el que poco a poco aparecía otro ser; se convertía en el Sr. Pedillo. En ocasión de la inauguración en Villa del Carbón, Estado de México, de la biblioteca “Dr. Jorge Jiménez Cantú” y de la pulquería “Las glorias de Jiménez”, hubo una gran fiesta y al final de la misma, ya consumada la transfiguración a Sr. Pedillo, o sea al ser humano inerte, que en calidad de bulto humano, nadie quería trasladarlo en su automóvil a la Ciudad de México. Me embargó un sentimiento humanitario, por lo que lo colocamos en el asiento trasero de mi automóvil y sin problema alguno lo llevé a su domicilio. Al día siguiente en el servicio de lavacoches, se lavó intensamente el asiento trasero del auto, con la aplicación de fuerte desodorante para modificar el terrible olor producto de la uresis del distinguido Sr. Pedillo. Ahora me explico el porqué ninguno de mis compañeros quería traer al Sr. Pedillo y sí al Sr. Badillo.

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EL PENTATHLÓN EN LOS ESPECTÁCULOS

Dr. Jorge Hernández Ibarra

MANUEL SANTAELLA, fue instructor militar de la Escuela de Reclutas cuando era director de la misma el Lic. Agustín Arriaga Rivera. Manuel siempre jovial, alegre, sano bromista, en 1944 era camarógrafo de cine, nada menos que alumno y colaborador del famoso camarógrafo de la época dorada del cine mexicano, el gran Gabriel Figueroa. Cuando en 1945 se rodó la película “Cadetes de la Naval”, protagonizada por el actor Ricardo Montalbán, se requirió de jóvenes militarizados para que formaran las filas de los cadetes navales. Manuel nos invitó para que formáramos, si mal no recuerdo formamos unas tres secciones. Nos pagaban un peso por día, el costo de los pasajes más las tortas y refrescos. Nosotros felices de vivir esa experiencia, además de presumir por que salimos en cinta.

Personal de la Esc. de Reclutas. De izq. a der. Sentados: Manuel Santaella (E), Federico Bracamontes (E), Agustín Arriaga Rivera (E), Enrique Ávila Macías (E), Luis Schwartz Klein (E), Parados: Alfonso García Caraveo (A), (*), Jorge Rodríguez Kaire (E), Jorge Gilling Cabrera (*), Armando Govea (E), Armando Rodríguez Morado (E), Rafael Elizarrarás (E). Fotografía cortesía de Luis Schwartz Klein. (*) = Nombre no confirmado.

NARCISO BUSQUETS, actor de cine y televisión que nació en 1931 en la Ciudad de México. A la edad de seis años inició su carrera cinematográfica; era un gracioso niño de pelo rizado que mucho gustó al público. La imagen de “niño bonito” la trajo por mucho tiempo y le costó mucho trabajo desprenderse de ella. Cuando ingresa al Pentathlón, desde la Escuela de Reclutas sus compañeros son rudos con el “niño bonito”, le pegaban fuerte en la defensa personal y Narciso

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aguantaba con estoicismo y respeto, que fue su comportamiento para con los demás, por lo que pronto fue un pentathleta muy estimado. Narciso poseía una voz de timbre muy varonil, por lo que además de actor, trabajó en radionovelas y dobló su voz en películas. Sus actividades artísticas le exigían mucho de su tiempo, por lo que a su pesar causó baja del Pentathlón. Narciso Busquets falleció en 1989. PEDRO INFANTE, siendo ya renombrado actor y cantante, fue llevado al Internado de la Sección “A” por los internos de Sinaloa. Su visita fue una noche, se le recibió en el comedor y convivió con nosotros en amena charla. Entusiasmado, sobre todo por nuestras actividades deportivas, nos invitó a su gimnasio particular en su casa de Cuajimalpa, D.F., a la salida de la carretera a Toluca. Fueron varios internos los que en varias ocasiones acudieron al gimnasio. AGUSTÍN LARA; “se decía”, pues no he encontrado forma de demostrar la autenticidad de lo que referiré, por lo que nos quedamos con el “se decía”, de que el Flaco de Oro, Músico y Poeta, cuando compuso la canción “El Cantar del Regimiento”, se inspiró en los jóvenes del Pentathlón, que por cierto a la letra dice:

Una musa trágica, hizo de una lágrima un cantar,

El Cantar del Regimiento de los hombres que se van.

Cantar del Regimiento envuelto en mi bandera estás,

con ella va el viento hablándole de libertad. Cantar del Regimiento,

mil vidas que se apartarán, que las cuide la virgen morena, que las cuide y las deje pelear.

Ya se va mi Regimiento, va cantando

¡sabe Dios si volverá!

Era muy común en aquella época, que en las prácticas de campo, reclutas y cadetes en sus marchas, entonaran tan bella canción. JORGE Z. DE LA COLINA, instructor de la Escuela de Reclutas que se desarrolló como buscador de noticias en los medios televisivos. Fue colaborador en el ya famoso noticiero de Jacobo Zabludowsky. Posteriormente fue gerente del Canal 2 en la ciudad y puerto de Acapulco, desde donde mucho nos ayudó en nuestras campañas publicitarias.

NEXQUIPAYAC…, UN GRAN PUEBLO Y EL PENTATHLÓN

Dr. Jorge Hernández Ibarra

Nexquipayac: “La busco y no la hallo” Cuenta la leyenda que el Señor de Tezcoco, Nezahualcóyotl, aquel que fue poeta, sabio y constructor, en una visita que hizo al lugar, conoció a una doncella que le despertó gran amor. El padre de la joven siendo conocedor de las debilidades del monarca, escondió a su hija, por lo que en otras visitas que Nezahualcóyotl hizo,

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no logró verla: La busco y no la hallo, decía el monarca en el armonioso idioma de los acolhuas. Nexquipayac se encuentra en el Municipio de Atenco, en el Estado de México, y a ella fue comisionado como profesor de la escuela lugareña, un brillante pentathleta: EVELIO MONROY CASTELÁN. Evelio, dedicado pedagogo fue motor para la población; había la materia prima, una sana juventud y un pueblo sano, todos ellos conscientes de que el progreso y bienestar están en gran parte, en el diario trabajo. Evelio aplicó las normas disciplinarias y de organización aprendidas en el Pentathlón, las que fueron secundadas y apoyadas por el pueblo de Nexquipayac. Nació una escuela ejemplar y se impulsaron sus jóvenes para ser buenos estudiantes, buenos mexicanos. En una ocasión el Prof. Monroy me invitó a que diera una plática a sus alumnos sobre la prevención de enfermedades venéreas. Mi sorpresa fue grande cuando entré a la amplia aula, pues se encontraba abarrotada por los estudiantes, los padres de ellos, ancianos y autoridades gubernamentales. Todos ellos me escucharon con atención y gran interés. En Nexquipayac cada año se realizaba un simulacro de la batalla del 5 de mayo, para conmemorar esa fecha patria. El programa era muy interesante; a primera hora se representaba el reclutamiento de los zacapoaxtlas, de aquellos sencillos campesinos de la Sierra de Puebla, al norte del Estado, que en pequeño número, formaron parte del 6º Batallón de la Guardia Nacional del Estado de Puebla, integrado al Ejército de Oriente, que mal armados y sin conocimientos militares, simplemente con la guerra de guerrillas, ayudaron a que las armas mexicanas se llenaran de gloria al derrotar en la batalla del 5 de mayo al ejército más poderoso del mundo. Los jóvenes que hacían esa presentación, con meses anteriores se habían dejado crecer el pelo, lo traían muy desaliñado, y era conducidos a la fuerza, para lanzados al terregoso suelo, les ponían un pié en el cuello como para sujetarlos, se les trasquilaba con unas tijeras, se les lanzaba un puño de tierra y se les soltaba. Se retiraban dando grandes saltos. Le seguía la representación de los Tratados de la Soledad, en donde el ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país, Gral. Manuel Doblado trata de resolver el problema de la intervención a México por parte de las potencias de Inglaterra, España y Francia. El gobierno de Benito Juárez logró convencer a España e Inglaterra representadas por el general español Juan Prim, de reconocer al gobierno de Benito Juárez, de respetar la integridad y la independencia de México. Se reconoce el tratado por España e Inglaterra, pero no por el ambicioso Napoleón III, emperador de los franceses. Para la representación se ponía una gran mesa en donde los actores, vestidos a la usanza de la época, discutían en sus correspondientes idiomas. Interesante la seriedad que los actores ponían a sus papeles. Por último, tenía lugar la batalla en las calles de la población, las tropas francesas y mexicanas, usaban unos pequeños cañones de boca ancha que al quemar la pólvora con fuerte ruido, se sentía el impacto del aire caliente, por lo que opté ver las batallas desde la azotea de una de las casas. Muy interesante y con bastante realismo fue la celebración. Como fin de fiesta, disfrutamos sabrosa barbacoa hecha en hornos de tierra, la que rociamos con la famosa salsa borracha (porque entre sus ingredientes esta el pulque); era el broche de oro a tan brillante conmemoración de la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862. En varias ocasiones el Pentathlón desfiló en Nexquipayac, siendo notoria una ejemplar convivencia de los pobladores con nuestros jóvenes. Ahí nació una

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subzona de nuestra Institución. Recuerdo que en el año de 1956 pueblo y Pentathlón, reunidos en un grupo, grupo de hermanos, realizaron amplia reforestación acorde con los programas que la Institución tenía estructurados cada año; fueron diez mil arbolitos que nos proporcionó la Secretaría de Agricultura. La intensión es digna de encomio, pero las heladas de ese invierno nos dejaron tristeza.

EVELIO MONROY CASTELÁN

Dr. Jorge Hernández Ibarra

Evelio Monroy Castelán ingresa al Pentathlón en 1951, es cadete del Internado Sección “A” y componente de la banda de guerra. Evelio destaca por la seriedad que le imprime a los cargos que se le asignan, por la energía y dinamismo para ejecutarlos y por el celo aunado a la responsabilidad, en el cuidado de que se cumplan. En 1958 ganó el primer lugar en el concurso de oratoria que realizó la Escuela de Reclutas y en ese mismo año es asignado como el orador oficial en la inauguración del Centro Hípico del Pentathlón. En el homenaje póstumo que se le rindió a nuestro gran orientador Dr. Gustavo Baz y al amigo del Pentathlón Gral. Rodolfo Sánchez Taboada, El Oficial Evelio Monroy pronunció vibrantes y sentidas palabras que nos conmovieron, por la sinceridad en su expresión. Su brillante labor en Nexquipayac, característica de buen líder pentathleta por saber despertar y encauzar la constancia, el vigor y la energía en esa juventud, coloca a Evelio en preponderante sitio como orientador de juventudes. Es positivo coadyuvante en la construcción de nuestra patria, hecho que manifestó en la magistral pieza oratoria, que desarrollo con motivo del 33 Aniversario de nuestra fundación, en 1971. De Evelio Monroy Castelán me ocuparé nuevamente en el capítulo correspondiente a la Ideología Pentathlónica, y baste por ahora, señalar que lo he tomado como ejemplo, de la actuación de muchos otros pentathlonistas. Evelio en sus lecciones de oratoria nos expuso conceptos, principios básicos, consideraciones para ser buenos mexicanos, buenos ciudadanos de éste muy lastimado planeta. Pero creo que la fuerza humana de Evelio radica, en que predica con el ejemplo, lo que dice lo hace, “A Dios rogando y con el mazo dando”. Las palabras pueden, en el buen sentido de ellas, orientarnos, ayudarnos, invitarnos a reflexionar; pero los hechos, los hechos positivos, son contundentes, categóricos y determinantes. Ahí está la grandeza de Evelio, la que le admiramos e imitamos como buen monitor que fue, en su paso por el Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario.