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Emil Schürer HISTORIA DEL PUEBLO JUDIO EN TIEMPOS DE JESÚS II Instituciones Políticas y Religiosas

Historia del pueblo Judío en tiempos de Jesús Tomo 02 - Emil Schürer

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Historia del pueblo Judío en tiempos de Jesús Tomo 02 - Emil Schürer

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Emil Schrer

HISTORIA DEL PUEBLO JUDIO EN TIEMPOS DE JESS IIInstituciones Polticas y Religiosas

Emil Schrer HISTORIA DEL PUEBLO JUDIO EN TIEMPOS DE JESS 175 a.C.135 d.C.Edicin dirigida y editada por

Geza Vermes Fergus Millar/Matthew BlackCon la colaboracin de

Pamela Vermes Tomo II

EDICIONES CRISTIANDAD Huesca 30-32 MADRID

Copyright T. & T. Clark Ltd Edimburgo 1979 publicado con el ttulo THE HISTORY OF THE JEWISH PEOPLE IN THE AGE OF JESS CFJRIST Lo tradujo al castellanoJ. VALIENTE MALLA

Profesor de Historia Antigua en la Universidad de Alcal de Henares Responsable de la edicin espaolaA. DE LA FUENTE A D N E Z

Derechos para todos los pases de lengua espaola en EDICIONES CRISTIANDAD, S. L. Madrid 1985 Depsito legal: M. 4.108.1985 (Tomo II) ISBN: 84-7057-365-9 (Obra completa) ISBN: 84-7057-367-5 (Tomo II) Printed in Spain Fotocomposicin: Grafilia, S. L., Pajaritos, 19 - Madrid Impresin: Artes Grficas Benzal, S. A., Virtudes, 7 - Madrid Encuademacin: Larmor - Mstoles (Madrid)

CONTENIDO

Prefacio Siglas utilizadas 22. El panorama cultural I. 11. Poblacin e idiomas La difusin del helenismo 1. El helenismo en las regiones no judas 2. El helenismo en las regiones judas Situacin del judaismo con respecto al paganismo....

11 13 19 19 54 54 82 120 125 125 141 142 149 150 155 156 157 162 163 167 170 179 183 185 190 192 192 194 197 202 205 206 214 220 225 227

III. 23.

Instituciones polticas I. Las ciudades helensticas 1. Rafia 2. Gaza 3. Antedn 4. Ascaln 5. Azoto 6. Yamnia 7. Jope 8. Apolonia 9. Torre de Estratn 10. Dora 11. Tolemaida 12. Damasco 13. Hipos 14. Gadara 15. Abila 16. Rafana 17. Kanata 18. Kanatha 19. Escitpolis 20. Pella 21. Din 22. Gerasa 23. Filadelfia 24. Samara 25. Gaba 26. Esbn o Jesbn

8

CONTENIDO 27. Antpatris 28. Fselis 29. Cesrea Panias 30. Julias 31. Sforis 32. Julias o Livias 33. Tiberades La regin juda El gran Sanedrn dejerusaln 1. Historia del Sanedrn 2. Composicin del Sanedrn 3. Competencias del Sanedrn 4. Lugar y tiempo de las sesiones 5. Procedimiento judicial El sumo sacerdote a) Nombrados por Herodes el Grande, 307.b) Nombrados por Arquelao, 308.c) Nombrados por Quirino, 308.d) Nombrados por Valerio Grato, 308.e) Nombrados por Vitelio, 309./) Nombrados por Agripa, 309.g) Nombrados por Herodes de Calcis, 310.h) N o m b r a d o s por Agripa II, 310.i) Nombrados por el pueblo durante la guerra, 311. 228 230 231 234 235 240 243 250 269 271 282 292 300 302 305

II. III.

IV.

24.

Sacerdocio y culto del templo I. El sacerdocio como clase I I . Los emolumentos de los sacerdotes III. El ministerio sacerdotal IV. El culto diario Apndice al 24: Los gentiles en el culto dejerusaln

317 320 343 366 387 409 415 415 425 444 446 455 467 497 498 501

25.

El estudio de la Tora I. Canonicidad de la Escritura I I . Los estudiosos de la Tora y su obra en general III. Halak y haggad 1. Halak 2. Haggad IV. Los grandes estudiosos de la Tora Fariseos y saduceos Los datos de Josefo Los datos de la Misn

26.

CONTENIDO I. 11. 27. Los fariseos Los saduceos

9 507 525 539 542 549 554 562 569 580 589 601 601 606 615 620 627 631 637 643 663 663 664 666 676 678 681 682 684 691 693 700 705 708 715 723 723

La escuela y la sinagoga La escuela La sinagoga 1. Organizacin de la comunidad 2. Funcionarios 3. Edificios 4. Culto Apndice al 27: El sema' y las emoneh 'Esreh I. II.

28.

Lavidaylaley I. 11. III. IV. V. Observaciones generales La observancia del sbado Leyes sobre pureza legal Ritualismo Los cambios sociales y la ley

29.

Mesianismo Relacin con la antigua esperanza mesinica Panorama histrico Presentacin sistemtica 1. La prueba y la confusin finales 2. Elias como precursor 3. La venida del Mesas 4. El ataque final de las potencias hostiles 5. La destruccin de las potencias hostiles 6. La renovacin de Jerusaln 7. La reunin de los dispersos 8. El reino de gloria en la Tierra Santa 9. La renovacin del mundo 10. Resurreccin general 11. El juicio final. Bienaventuranza y condenacin eternas Apndice I al 29: El Mesas doliente Apndice II al 29: El Mesas y el mesianismo de Qumrn I. 11. III.

30.

Los esenios I. Los esenios segn Filn, Josefo y Plinio 1. Organizacin de la comunidad

10

CONTENIDO 2. Etica, usos y costumbres 3. Pensamiento religioso II. La comunidad de Qumrn segn los manuscritos del Mar Muerto 1. Organizacin de la comunidad de Qumrn 2. Doctrina y observancias religiosas 3. La comunidad de Qumrn y los esenios I I I . Orgenes e historia de los esenios Apndice I al 30: Los terapeutas 1. El relato de Filn 2. Terapeutas-esenios-Qumrn 3. Relacin entre terapeutas y esenios Apndice II al 30: La cuarta filosofa: sicarios y zelotas.... ndice de autores citados 730 735 740 740 746 750 754 760 760 762 765 768 779

PREFACIO La revisin de Geschichte des jdischen Volkes im Zeitalter Jesu Christi se atiene a los principios bsicos expuestos en el Prefacio del volumen I, donde se indica que es intencin de los editores ofrecer a los estudiosos de nuestros das un compendio actualizado que les sirva de base para sus investigaciones histricas. En la realizacin de esta tarea se han sentido libres y hasta obligados, ya en el primer volumen, a recoger nuevos datos que no estaban al alcance de Schrer y a reemplazar sus puntos de vista y opiniones que ya no es posible sostener a la vista de los nuevos conocimientos adquiridos. Ambos procesos de modernizacin son ms notorios en este segundo volumen. Las secciones 22 (idiomas), 23,1 (ciudades helensticas), 24 (sacerdocio y culto), 27,11 (Sinagoga), 29 (mesianismo) y sobre todo la 30 (los esenios, con nuevos apndices sobre los terapeutas y los zelotas) incluyen aportes sustanciales de materiales debidos a los descubrimientos arqueolgicos y de manuscritos realizados durante las siete ltimas dcadas. (Las bibliografas procuran recoger las publicaciones importantes hasta mediados de 1977.) Por otra parte, en el terreno de los juicios de valor, los editores han procurado expurgar el importante captulo 28, Das Leben unter dem Gesetz que ahora se titula La vida y la Ley y la seccin dedicada a los fariseos ( 26,1) de los prejuicios dogmticos caractersticos de la teologa decimonnica. En las recensiones del volumen I se han expresado algunas dudas sobre la legitimidad de tal procedimiento, pero, como ha reconocido la mayor parte de los crticos, se trata de un proceder normal, de hecho el nico mtodo viable, cuando se trata de revisar unos manuales en que los editores juegan de hecho el papel de coautores. A quienes interesa ante todo la historia de la investigacin queda el recurso de leer las ediciones alemanas originales. Hemos de dar las gracias ante todo al Dr. Phillip Alexander, de la Universidad de Manchester, por haber revisado el 23,11; al Dr. Robert Hayward, de la Universidad de Lancaster, por haber compuesto el Apndice B al 30, y al Sr. David Deboys, del Wolfson College de Oxford, por haber compilado la lista de abreviaturas y por su encomiable ayuda en la lectura de las pruebas. Los editores quieren expresar tambin su gratitud a la casa editorial por su ayuda, comprensin y paciencia.

SIGLAS

UTILIZADAS

AAAS AAB AAG AAM AASOR ADAJ AE AIPhHOS AJA AJPh AJSL ALUOS AnglThR ARAST ArchfPap. ARW ASOR ASTI BA BASOR BCH BE BGU Bibl. BIES BJPES BJRL BMC Arabia BMC Palestine BMC Phoemaa BMC Romn Repubhc B MC Syria BSOAS BWAT

Annales Archologiques rabes Syriennes. Abhandlungen der Deutschen (Preussischen) Akademie der Wissenschaften zu Berln. Abhandlungen der Akademie der Wissenschaften in Gottingen. Abhandlungen der Bayerischen Akademie der Wissenschaften (Munich). Annual of the American Schools of Oriental Research. Annual of the Department of Antiquities of Jordn. Anne Epigraphique. Annuaire de l'Institut de Philologie et d'Histoire Orientales et Slaves. American Journal of Archaeology. American Journal of Philology. American Journal of Semitic Languages and Literatures. Annual of Leeds University Oriental Society. Anglican Theological Review. Atti della Reale Accademia delle Scienze di Torino. Archiv fr Papyrologie. Archiv fr Religionswissenschaft. American Schools of Oriental Research Newsletter. Annual of the Swedish Theological Institute. Biblical Archaeologist. Bulletin of the American Schools of Oriental Research. Bulletin de Correspondance Hellnique. Bulletin Epigraphique, en REG. Aegyptische Urkunden aus den Staathchen Museen zu Berln, Grifchische Urkunden. Bblica. Bulletin of the Israel Exploration Society. Bulletin of the Jewish Palestine Exploration Society. Bulletin of the John Rylands Library. G. F. Hill, Catalogue of the Greek Coins of Arabia, Mesopotamia and Persia in the Bntish Museum (1922). G. F. Hill, Catalogue of the Greek Coms of Palestine in the Bntish Museum (1914). G. F. Hill, Catalogue of the Greek Coms of Phoemaa in the Bristish Museum (1910). H. A. Grueber, Coins of the Romn Repubhc m the Bntish Museum 1-111(1910). W. Wroth, Catalogue of the Greek Coms of Galana, Cappadoaa and Syria m the Bntish Museum (1899). Bulletin of the School of Oriental and African Studies. Beitrge zur Wissenschaft vom Alten Testament.

14BZ BZAW CAH CBQ CCL CERP CHB CIG CIJ CIL CIRB CIS CPh CPJ CRAI CSEL CSHB DB Supp. DJD DSS DSSE DThC EAEHL EB EE EJ Ene. Jud. ET EThL ETR EvTh FGrH FHG FIRA 2 GCS GGR GLAJJ GMVO GRM HDB HERE HSCPh HThR

SIGLAS UTILIZADAS Biblische Zeitschnft. Zeitschrift fr die Alttestamentliche Wissenschaft, Beihefte. Cambridge Ancient History. Catholic Biblical Quarterly. Corpus Christianorum, senes Latina A. H. M. Jones, Cities ofthe Eastern Romn Provinces (21971). Cambridge History of the Bible. Corpus Inscriptionum Graecarum. J--B- Frey, Corpus Inscriptionum Iudaicarum. Corpus Inscriptionum Latmarum I. Struve, Corpus Inscriptionum Regni Bosporani. Corpus Inscriptionum Semiticarum. Classical Philology. V. Tcherikover, A. Fuks, M. Stern, Corpus Papyrorum Judaicarum I-III. Comptes-rendus de l'Acadmie des Inscriptions et Belles-Lettres. Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum. Corpus Scriptorum Historiae Byzantmae. Supplment au Dictionnaire de la Bible. Discoveries in the Judaean Desert. G. Vermes, The Dead Sea Scrolls: Qumran m Perspectwe. G. Vermes, The Dead Sea Scrolls m English (21975). Dictionnaire de Thologie Catholique. Encyclopaedia of Archaeological Excavations m the Holy Land. Encyclopaedia Bblica. Ephemeris Epigraphica. Encyclopaedia Judaica (A-L). Encyclopaedia Judaica (1971). Expository Times. Ephemerides Theologicae Lovanienses. Etudes thologiques et religieuses. Evangelische Theologie. F. Jacoby, Die Fragmente der gnechischen Histonker. I. Mller, Fragmenta Histoncorum Graecorum. S. Riccobono, Fontes luris Romam Anteiustiniani. Die Gnechischen Christlichen Schnftsteller der ersten dre Jahrhunderte. Geographi Graeci Minores. M. Stern, Greek and Latn Authors onjews and Judaism. H. W. Haussig, Gotter und Mythen im Vorderen Onent I (1965). W. H. Roscher, Ausfuhrhches Lexicn der gnechischen und rmischen Mythologte (1884-1937). Hastmgs' Dictionary of the Bible. Hastings' Encyclopaedia of Religin and Ethics. Harvard Studies in Classical Philology. Harvard Theological Review.

SIGLAS UTILIZADAS HUCA IB ICC IDB IDBS IEJ IG IGLS IGR IGUR ILS INB INJ IOSPE JA JAC JAOS JBL JBR JE JEA JHS

15

JJSJNES JOAI JPFC JPOS JQR JR JRS JSJ JSS JThSt JZWL KAI LThK MAMA MDPV MGWJ MRR MUSJ NAG

Hebrew Union College Annual. The Interpreter's Bible. International Critica! Commentary. The Interpreter's Dictionary of the Bihle. The Interpreter's Dictionary of the Bible. Supplementary Volume. Israel Exploration Journal. Inscriptiones Graecae. Inscnptwns grecques et latines de la Syrie. R. Cagnat y otros, Inscriptiones Graecae ad Res Romanas Pertinentes I, III, IV. L. Moretti, Inscriptiones Graecae Urbis Romae, H. Dessau, Inscnptiones Latmae Selectae. Israel Numismatic Bulletin. Israel Numismatic Journal. I. Latyschev, Inscriptiones Antiquae Orae Septentrionalis Pontl Euxini Graecae et Latinae. Journal Asiatique. Jahrbuch fr Antike und Christentum. Journal of the American Oriental Society. Journal of Biblical Literature. Journal of Bible and Religin. The Jewish Encyclopaedia. Journal of Egyptian Archaeology. Journal of Hellenic Studies. Journal of Jewish Studies. Journal of Near Eastern Studies. Jahreshefte des Osterreichischen Archologischen Instituts. S. Safrai y M. Stern, The Jewish People in the First Century. Journal of the Palestine Oriental Society. Jewish Quarterly Review. Journal of Religin. Journal of Romn Studies. Journal for the Study of Judaism in the Persian, Hellenistic and Romn Period. Journal of Semitic Studies. Journal of Theological Studies. Jdische Zeitschrift fr Wissenschaft und Leben. H. Donner y W. Rllig, Kanaanaische und aramaische Inschnften (21966-69). Lexicn fr Theologie und Kirche. Monumenta Asiae Mmoris Antiqua. Mitteilungen und Nachrichten des Deutschen Palstina-Vereins. Monatsschrift fr Geschichte und Wissenschaft des Judentums. T. R. S. Broughton, Magistrales of the Romn Repubhc I-II. Mlanges de l'Universit St. Joseph. Nachrichten der Akademie der Wissenschaften, Gttingen.

16NAWG NGGW NKZ NT NTSt NZST OAW OGIS OLZ OTS OuTW PAAJR PBJS PBSR PEFA PEFQSt PEQ PG PL PIR 1 PIR2 PJB PSI QDAP RA RAC RB RE REG REJ RES RevArch RGG RhM RHPR RHR RIB RN RQ RSR RThom SAB SAH

SIGLAS UTILIZADAS Nachnchten von der Akademie der Wissenschaften in Gottingen Nachnchten von der (Kgl) Gesellschaft der Wissenschaften zu Gottingen Neue Kirchhche Zeitschnft Novum Testamentum New Testament Studies Neue Zeitschnft fur systematische Theologie Osterreichische Akademie der Wissenschaften W Dittenberger, Onentts Graeci Inscnpttones Selectae I-II Onentalische Literaturzeitung Oudtestamentische Studien De Ou Testamentiese Werkgemeenskap n Suid-Afnca Proceedings of the American Academy for Jewish Research G Vermes, Post-Bibhcal Jewish Studies (1975) Papers of the Bntish School at Rome Palestine Exploration Fund Appeal Palestine Exploration Fund Quarterly Statement Palestine Exploration Quarterly J -P Migne, Patrum Graecorum Cursus Completas J -P Migne, Patrum Lattnorum Cursus Completus Prosopographia Impert Romam1 Prosopographia Impert Romant2 Palastinajahrbuch Paptrt della Socteta Italiana Quarterly of the Departmet of Antiquities of Palestine Revue d'Assynologie et d'Archeologie Orintale Reallexikon fur Antike und Christentum Revue Biblique Pauly-Wissowa, Realencydopadte der classtschen AltertumswtssenA

schaftRevue des Etudes Grecques Revue des Etudes Juives Repertoire d'eptgraphte semtttque, I-VII Revue Archeologique Die Religin m Geschtchte und Gegenwart Rheinisches Musaum Revue d'Histoire et de Philosophe Rehgieuses Revue de l'Histoire des Religions Romn Inscrtptions of Brttatn Revue Numismatique Revue de Qumrn Recherches de Science Religieuse Revue Thomiste Sitzungsbenchte der Deutschen Akademie der Wissenschaften zu Berln Sitzungsbenchte der Heidelberger Akademie der Wissenschaften >

SIGLAS UTILIZADAS SAM SAW SBFLA ScnpHier SG SEHHW SHA SIG3 ST SThU Strack Str B TAPhA TDNT ThLZ ThStKr ThT ThWNT ThZ TU VT WHJP YCS ZA ZAW ZDMG ZDPV ZNW ZPE Zunz ZWTh

17

Sitzungsbenchte der Bayenschen Akademie der Wissenschaften Sitzungsbenchte der Osterreichischen Akademie der Wissenschaf ten n Wien Studn Bibhci Franciscan Lber Annuus Scripta Hierosolymitana Supplementum Epigraphicum Graecum M Rostovtzeff, Social and Economic History of the Hellemstic World (1941) Scriptores Histonae Augustae W Dittenberger, Sylloge Inscnptionum Graecarum5 Stud e Testi Schweizensche Theologische Umschau H L Strack, Introduction to Talmud and Midrash H L Strack-P Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch Transactions of the American Philological Association Theological Dictwnary to the New Testament Theologische Literaturzeitung Theologische Studien und Kntiken Theologisch Tijdschnft Theologisches Worterbuch zum Neuen Testament Theologische Zeitschnft Texte und Untersuchungen Vetus Testamentum WorldHistory ofthejewish People Yale Classical Studies Zeitschnft fur Assynologie Zeitschnft fur die Alttestamentliche Wissenschaft Zeitschnft der Deutschen Morgenlandischen Gesellschaft Zeitschnft der Deutschen Palastina-Vereins Zeitschnft fur die Neutestamenthche Wissenschaft Zeitschnft fur Papyrologie und Epigraphik L Zunz, Die gottesdiensthchen Vortrage derjuden (21892) Zeitschnft fur Wissenschafthche TheologiePAPIROS

PCZ(en) " Cairo Zenon 0 P Zenon ' Col Zenon

Catalogue general des antiqmtes egyptiennes du Musee du Caire Zenon Papyn I V (ed C C Edgar, 1925-40) Zenon Papyn Business Papers of the Third Century B C deahng with Palestme and Egypt I (ed W L Westermann y E S Hasenoehrl, 1934), II (ed W L Westermann, C W Keyes y H Liebesny, 1940) Excavattons at Nessana III Non-hterary Papyn (ed C J Kraemer, 1958)

" Nessana

18P. Ryl. P. Cairo P. Lond. P. Oxy. PSI

SIGLAS UTILIZADAS Catalogue of the Greek Papyn in the John Rylands Lihrary, Manchester, I-IV (1911-52). Greek Papyn, Catalogue general des antiquits gyptiennes du Muse du Catre, X (1903). Greek Papyn m the Bntish Museum, I-VII (1893-1974). The Oxyrhynchus Papyn (1898ss). Papin della Soctet Italiana.

22.

EL PANORAMA

CULTURAL

I.

POBLACIN E IDIOMAS

Durante los perodos griego y romano, al igual que en los siglos anteriores, la poblacin de Palestina vari considerablemente tanto en nmero como en extensin. Desde comienzos de la poca helenstica hasta el levantamiento de los Macabeos, el elemento judo estuvo en progresivo repliegue, al paso que el elemento griego avanzaba. Pero la revuelta de los Macabeos y sus secuelas trajeron consigo un cambio notable: el judaismo fue ganando terreno tanto en densidad como en extensin, se consolid interiormente y extendi sus fronteras casi en todas direcciones 1 . A comienzos del perodo macabeo, slo en Judea propiamente dicha, es decir en la regin situada al sur de Samara, llamada en 1 Mac ' I o a o yf\ ' I o a 2 , exista una poblacin juCf. G. Holscher, Palastma in der persischen und hellemstischen Zeit (1903); A. Schlatter, GeschichteIsraels von Alexander dem Grossen bis Hadnan (31925); F.-M. Abel, Gographe de la Palestme II: Gographe pohtique, les vles (21938); V. Tcherikover, Hellemstic Civizatwn and the Jews (1959); E. Bickerman, From Ezra to the last of the Maccabees (1962). Cf. tambin S. K. Eddy, The King is Dead, Studies m Near Eastern Reststance to Hellenism 334 B.C.-31 B.C. (1961), especialmente pp. 183s; M. Avi-Yonah, The Holy Land from the Persutn to the Arab Conquests (536 B.C. to A.D. 640): A Historical Geography (1966); id., Palestina, en RE Supp. XIII (1973) cois. 321-454; C. Schneider, Kulturgeschichte des Hellenismus I (1967) 864ss. Para el trasfondo, cf. la obra ms importante: M. Hengel, / dentum und Hellenismus: Studien zu ihrer Begegnung unter besonderer Bercksichtigung Palstinas bis zur Mitte des 2. Jh. v. Chr. (1969; 2 1973), trad. inglesa: Judaism and Hellenism I-II (1974), a la que remiten todas las citas. Cf. tambin F. Millar, The Background to the Maccabean Revolution: Reflectwns on Martin Hengel's Judaism and Hellenism: JJS 29 (1978) 1-21. 2 El nombre 'IouSaa est atestiguado desde comienzos del perodo helenstico: Clearco en Josefo, C. Apion., 1,22 (179) = GLAJJ, n. 15: JtQooaYOpeJETai yg v xatoixoijoi TJTOV 'Iou5aa; Hecateo de Abdera en Diodoro, XL,3 = Jacoby, FGrH 264 F6 (2) = GLAJJ, n. 11: tic, xf|V xaA.O"UH,vTiv 'Iouaav; Manetn en Josefo, Apion ,1

20

EL PANORAMA CULTURAL

da compacta. La zona ocupada por los judos puede establecerse con exactitud suficiente para los aos 175-135 a.C. Los distritos ms septentrionales que mantenan con Jerusaln relaciones culturales (cuya poblacin, en consecuencia, estaba formada por judos, no por samaritanos) eran los v o u m de Lida, Ramatyim y Efran. Desde el p u n t o de vista poltico, pertenecieron hasta el 145 a.C. a la provincia de Samara, pero en aquella fecha fueron cedidos por Demetrio II al sumo sacerdote judo Jonatn porque, segn se indica claramente, sus poblaciones ofrecan sacrificios en Jerusaln (1 Mac 11,34). A partir de aquella fecha se consider siempre que los distritos mencionados formaban parte de Judea 3 . Hacia el este, los judos se extendan sin duda alguna hasta el Jordn. Jeric es mencionada entre las ciudades en Judea que Bquides fortific y provey de una guarnicin de tropas gentiles para mantener a raya a la poblacin juda (1 Mac 9,50-52). Hacia el sur, la avanzadilla extrema del judaismo era Bet-Sur. All estableci Judas una guarnicin juda para defender al pueblo contra Idumea (1 Mac 4,61; cf. 6,7.26). Pero al cabo de pocos aos, aquella guarnicin fue obligada a rendirse al rey sirio y sustituida por una fuerza gentil (1 Mac 6,31.49-50; 2,52). Sin embargo, Simn Macabeo reconquist la ciudad (1 Mac 11,65-66). Ms all de Bet-Sur, sobre la lnea que va de H e b r n a Marisa (as ha de leerse en 1 Mac 5,66, en vez de Samara) vivan los gentiles hijos de Esa, repetidamente castigados por judas a causa de los malos tratos que haban infligido a los judos que vivan entre ellos (1 Mac 5,2-3.65-67) 4 . 1,14 (90) = FGrH 609 F8 (90) = GLAJJ, n. 19: v xrj vvv 'lovbaq. Sobre la serie de monedas de finales del perodo persa y comienzos del helenstico que dan a esta zona el nombre oficial de yhd (Yehud) o yhdh (Y'hudah), cf. vol. I,pp. 761-766; A. Kindler, Silver Coins Bearing the ame of Judea. from the Early Hellenistic Period: IEJ 24 (1974) 7376, y D. Jeselsohn, ibd., 77-7%. Sobre su localizacin, cf. p. 245 del vol. I; cf. tambin p p . 192s. 4 Algunas fuentes afirman que los establecimientos judos despus del exilio babilnico penetraron muy al sur de Bet-Sur, concretamente hasta Berseba (Neh 11,25-30). Ntese que los ostraca rameos del perodo persa sugieren que la poblacin incluira judos y rameos junto con edomitas y rabes; cf. Y. Aharoni (ed.), Beer-Sheba I (1973) 7982. La porcin meridional de Judea estaba ocupada por los edomitas ya en tiempos de Ezequiel, inmediatamente despus de la conquista de Jerusaln por Nabucodonosor (Ez 35,10-15; 36,5). Como demuestra la historia posterior, a partir de entonces permanecieron all, abandonando su antiguo asentamiento de Sel (= Petra) a los nabateos, que aparecen all instalados desde finales del siglo IV a.C. (cf. vol. I, Apn. 2).

POBLACIN E IDIOMAS

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Hacia el oeste, las ciudades costeras con sus amplios territorios que penetraban m u y al interior eran totalmente gentiles. Muchas de ellas Rafia, Gaza, Antedn, Ascaln y Asdod permanecieron tales. El lmite extremo del judaismo hacia el n o roeste viene dado por Lida, como ya se dijo (1 Mac 11,34). Cerca se halla Adida, fortificada por Simn Macabeo (1 Mac 12,38). Al sur de Adida se encuentra Emas, la ciudad juda situada ms a occidente (1 Mac 9,50), pues incluso Gazara, situada a corta distancia al oeste de Emas, era todava gentil por entonces. Pero fue precisamente hacia el oeste hacia donde avanz el judaismo ya durante el perodo macabeo. Era de importancia fundamental establecer contacto con la costa para asegurar la prosperidad material, y esa conexin se busc y se logr mediante el recurso de judaizar la poblacin. N o sabemos si Ecrn recibi el mismo trato cuando Alejandro Balas la entreg a Jonatn como regalo (1 Mac 10,88-89), pero lo cierto es que las ciudades, hasta entonces gentiles, de Jope y Gazara fueron convertidas al judaismo por la fuerza. Simn estableci una guarnicin juda en Jope (1 Para la historia de los edomitas, cf. E. Meyer, Die Israeliten und ihre Nachbarstamme (1906) 328 ss; F.-M. Abel, Gog. Pal. I (1933) 281ss; N. Glueck, The Other Side of Jordn (1940); DB Supp. s.v. Idume; J. R. Bartlett, The Rise and Fall of the Kingdom of Edom: PEQ (1972) 26-37; C. M. Bennett, s.v. Edom, en IDBS 251-52. En tiempos de Nehemas, como puede verse en Neh 3, el territorio judo se extenda no muy al sur de Bet-Sur. En consecuencia, la lista de Neh 11,2530 o bien se refiere al perodo preexlico (as, J. Wellhausen, Zur israelit. und jd. Geschichte [1894] 122; A. Schlatter, Zur Topographie und Geschichte Paldstinas [1893] 53) o es una invencin del Cronista (as, E. Meyer, Die Entstehung des Judentums [1896] 105-8, 114ss; Hlscher, op. cit., 26s); cf. Y. Aharoni, The Land of the Bible (1967) 355-56, que interpreta los datos anteriores en el sentido de que en aquellas zonas se encontraban an algunos grupos judos. Durante el perodo macabeo, en cualquier caso, lo cierto es que al sur de Bet-Sur slo viva una dispora juda (cf. 1 Mac 5,2-3). El grueso de la poblacin estaba formado por edomitas. As lo atestiguan no slo Mac 4,61 y 5,65-67, sino tambin la historia de Juan Hircano, que fue el primero en conquistar y judaizar Adora y Marisa, ciudades edomitas hasta entonces; cf. Josefo, Ant., XIII,9,1 (257); Bell., 1,2,6 (63). Adora queda justamente un poco al sur de Bet-Sur, y Marisa, al oeste. Cf. U. Kahrstedt, Syrische Territorien in hellenistischer Zeit (1926) especialmente 56ss; M. Avi-Yonah, The Holy Land (1966) 37. Ntese que el nombre 'Iovuma est atestiguado en un papiro de Zenn del ao 259/8 a . C ; cf. PCZ 59015, 1. 42, donde, al igual que en 59006 y 59537, se menciona tambin Marisa (infra).

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EL PANORAMA CULTURAL

Mac 12,33-34) y poco despus expuls a sus habitantes gentiles (1 Mac 13,11). C a p t u r Gazara despus de un difcil asedio y de modo semejante expuls a sus habitantes, asentando all una p o blacin observante de la T o r a (1 Mac 13,43-48: oxiveg xv vfiov Jtoiooi 5 . Jope fue la nica ciudad costera formalmente judaizada. Pero el elemento judo adquiri adems la preponderancia en Yamnia, cosa que no parece haber ocurrido antes del ao 135 a . C , pues los libros de los Macabeos describen a Yamnia como una ciudad gentil (1 Mac 5,58; 2 Mac 12,8ss.40) y nada dicen de que estuviera ocupada por judos. En tiempos de Filn el grueso de su poblacin estaba formado p o r judos 6 . Al ser subyugados los idumeos se hizo posible una considerable expansin del elemento judo hacia el sur. Juan Hircano conquist las ciudades de Adora y Marisa, derrot a todos los idumeos y los oblig a aceptar la circuncisin y la Ley juda. A partir de entonces, los idumeos fueron judos y como tales aparecen incluso durante las guerras contra los romanos en el ao 67/68 d.C. 7 Tambin habitaba en Marisa una colonia helenstica cuando fue conquistada por Juan Hircano. Parece que se trata de una colonia m u y importante, pues la ciudad se cuenta entre las liberadas por P o m p e y o de manos de los judos, cosa que generalmente slo ocurri en el caso de las ciudades helensticas 8 . Pro[Sigue texto en p. 25) Sobre Jope, cf. tambin pp. 157-162, infra; sobre Gazara, cf. 7 del vol. I. En las excavaciones de Gazara (Guzer) ha aparecido gran cantidad de asas de nforas del mismo tipo de las descubiertas en Marisa (cf. n. 8). La marca griega que llevan todas ellas prueba que fueron manufacturadas en Rodas, en el siglo III II a.C., lo que a su vez probara la penetracin del helenismo incluso hasta Gazara antes de que sta fuera judaizada por Simn Macabeo. Cf. R. A. S. Macalister, The Excavation of Gezer 1902-1905 and 1907-1909 I-III (1912); cf. Abel, Gog. Pal. II, 332-33. Pero lo mismo ocurre en casi todas las localidades de Palestina; cf. Hengel, op. cit. II, 35, n. 342. 6 Filn, De leg., 30 (200). Cf. 23,1, 6, infra. 7 Josefo, Ant., XIII, 9,1 (257s). Cf. tambin Bello, 1,2,6 (63); Ant., XV, 7,9 (254); Bello, IV,4,4 (281). Cf. tambin p. 276 del vol. I. 8 La exhumacin en 1902 de varias tumbas excavadas en la roca ha aportado notable informacin sobre el grado de helenizacin de Marisa en torno al ao 200 a.C. Cf. las noticias de M.TJ. Lagrange, Deux hypoges Macdo-Sidoniens a Beit-Djebrin: CH.AI (1902) 497-505, y J. P. Peters y M. Thiersch, The Painted Tombs in the Necrpolis of Marissa (1905); C. Watzinger, Denkmler Paladinas II (1935) 17s; cf. tambin R. A. S. Macalister, The erotic graffito in the tomb of Apollophanes of Manssa: PEFQst (1906) 54-62, 158-59; W. F. Albright, Two5

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Cressets from Marisa and tbe Pillars of Jachim and Boaz: BASOR 85 (1942) 18; Tcherikover, op. cit., 105,115-16; E. R. Goodenough, Symbols I (1953) 65s. Las tumbas se hallan situadas en Tell Sandahannah, al sur de Beit Jibrin, la Eleutheropolis del perodo romano. Dado que las excavaciones de Macalister han demostrado que Tell Sandahannah fue una ciudad de relativa importancia, hay motivos para sospechar que se trata de la antigua Marisa. Segn Eusebio, Onomast. (ed. Klosterman, 130), Marisa estaba situada a cerca de 20 km de Eleutheropolis; el antiguo nombre perdura en la cercana Kirbet Meras. Pero ha de entenderse que no es Kirbet Meras, sino Tell Sandahannah el emplazamiento de la ciudad antigua. As lo confirma una de las inscripciones sepulcrales en que aparece Marisa como nombre de la ciudad, como luego veremos. El acondicionamiento de todos los enterramientos recuerda en especial las tumbas egipcias del perodo de los Tolomeos. En la Tumba I, que corresponde probablemente a finales del siglo III a.C, aparece pintado sobre los muros de la cmara principal un gran friso con figuras de animales y sus nombres sobre cada una de ellas, en griego: JtgaXog, jrvr|gog (sic), xrxgog (?), na\iB\onQbakoq (?), Y?I|J, givxegcog, eXcpag, XQonobXoq, ip\g, vygiog (sic), axgi!; (puercoespn), XvyE,. Al lado izquierdo de la entrada de esta cmara aparece la figura pintada de un gallo crnico y la del Cerbero tricfalo a la derecha. De los nombres personales inscritos sobre los loculi, ms de la mitad son griegos y el resto, semticos helenizados; entre los segundos hay algunos fenicios: Zeoumog, MeegPa^og y otros idumeos: Koavaxavog, Koapavog, del dios idumeo qs, que no ha de confundirse con Ko, a pesar de Josefo, Ant., XV,7,9 (253); cf. Baudissin, Edom, en Herzog-Hauck, 3 Real-Enz., 166s. Cf. T. C. Vriezen, OTS 14 (1965) 333; Hengel, Judaism II, 44-45, n. 32. Pero reviste especial importancia la inscripcin siguiente (Painted Tombs, 36 y 38 = OGIS 593): 'AjToM.oqpv'ng Zeofiaou a g | a g xwv v Magcn St&tovrv ETT| XQixovxa x a i xga. De aqu se desprende claramente que en Marisa viva una colonia de sidonios de cultura griega, de la que haba sido archn el difunto. Todo el complejo funerario perteneca presumiblemente a la colonia dicha, pero sus miembros, como demuestran los nombres idumeos, contrajeron matrimonios al correr del tiempo con naturales del lugar. Adems de las inscripciones sobre los loculi hay otras en las paredes; as, un tal 'Ogxag Maxscbv perpetu su memoria sobre la pared cercana al altar (Painted Tombs, 56; lm. XX, n. 31); se trata probablemente de alguien que visit la tumba. Tambin hay pinturas murales en la Tumba II. Los nombres propios son predominantemente griegos, pero hay tambin algunos fenicios (Bawv, p. 65; Batajoleo, p. 66; el segundo = b'lslh, que aparece en una inscripcin sidonia). De una mujer llamada Philotion se dice que es SiSova (p. 66), de donde quiz se infiera que la mayor parte de los enterrados en este lugar no estaba formada por sidonios. En las Tumbas III y IV apenas hay nada digno de notarse. Varias inscripciones estn fechadas (cf. cuadro en Painted Tombs, 77). En la Tumba I

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se lee ZP = 107 (as, Lagrange; Peters lo considera dudoso y se inclina a leer SP = 171, AYP = 194; en la Tumba II, las siete fechas van de EKP = 125 hasta H O P = 178; en la Tumba III tenemos BOP = 179. Suponiendo, como es muy verosmil, que se sigui la era de los Selucidas, tendramos que 107 (ledo correctamente) = 206/5 a.C, 194 = 119/8 a.C. Esta ltima fecha cae aproximadamente hacia el tiempo de la conquista de Marisa por Juan Hircano. Los nmeros A, B, E (1,2,5) que aparecen en la Tumba I resultan extraos; no es verosmil que se refieran a la era pompeyana. Ntese tambin la tumba cercana publicada por W. Moulton, AJA 19 (1915) 63-70, con las fechas 115 = 198 a . C ; 117 (?) = 196 a . C ; 172 = 141 a . C ; 201 (?) = 112 a.C. Cf. Hengel, Judaism II, 44-45, n. 32. La excavacin de estos enterramientos vino a aclarar otros hallazgos de Tell Sandahannah. 1) Entre varias inscripciones fragmentarias merece especial atencin una de carcter conmemorativo que, segn la razonable restauracin propuesta por Clermont-Ganneau, se refiere a Arsinoe III Filoptor, hermana y consorte de Tolomeo IV Filoptor (221-205 a.C): [|3aaX.iooav 'Apa] ivrrv \izyakr\v/[... JHXojit] opa TT|V y PaaX.eco5/[riToXe(i,aoaj xal fiaaXiaarig [BEQEV/XTJC;, ftewv EIEQYTCOV] Cf. C Clermont-Ganneau, CRAI (1900) 536-41; id., Rec. d'arch. or. 4 (1901) 152-56; cf. PEFQSt (1901) 54-58. Tambin un facsmil en F. J. Bliss y R. A. S. Macalister, Excavations in Palestine (1902) 68 y 69. En otro fragmento se lee el nombre BEQEVL[XT|]. 2) A este mismo perodo (el siglo III o II a.C.) pertenecen las ms de 300 asas de nforas acumuladas en Tell Sandahannah. Cf. Macalister, Amphora Handles with Greek Stamps from Tell Sandahannah: PEFQSt (1901) 25-43, 124-43, Supp, 394-97. Cf. tambin Bliss y Macalister, Excavations in Palestine, 52ss, 131-34. Las marcas griegas que aparecen en todas estas asas demuestran que las nforas a que pertenecan eran procedentes de Rodas. Para ms detalles, cf. pp. 93s, tnfra, en la seccin dedicada al comercio. 3) Tambin pertenecen probablemente a este mismo perodo en torno al siglo II a.C. las imprecaciones en griego (grabadas sobre placas de caliza) acumuladas en Tell Sandahannah; cf. Bliss y Macalister, Excavations in Palestine, 158-87. R. Wnsch las fech en poca tan tarda como el siglo II d . C (ibd., 181s), pero los rasgos de la caligrafa no apoyan en modo alguno esta datacin tarda. Cf. las observaciones en Thiersch, Painted Tombs, 72 y en especial A. Wilhelm, Uber die Zeit einiger attischer Fluchtafeln: JAI 7 (1904) 105-26. 4) Tambin corresponde a poca precristiana una inscripcin hallada en un gran columbarium (construccin funeraria) de Tell Sandahannah: Hi\ir\ xaXf] OXE. um A. NixaiEi. Cf. Macalister, PEFQSt (1901) 11-19; Clermont-Ganneau, ibd., 116-18 y Rec. 4 (1901) 237-40; lm. 1; facsmil en Bliss y Macalister, Excavations in Palestine, 245. La inscripcin slo puede entenderse como el mensaje de un enamorado que utiliz para ello aquel escondido lugar funerario. Entre las inscripciones descritas por Peters y Thiersch, Painted Tombs, 56-60, aparece otra semejante y ms larga; cf. Macalis-

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bablemente, tambin Adora se hallaba en proceso de helenizacin, ya q u e la D o r a en q u e , segn un relato antijudo recogido por Apin, era venerado Apolo, no puede ser la Dora fenicia, situada al sur de Tolemaida, ya que es descrita como ciudad idumea, y segn la leyenda no poda estar muy lejos de Jerusaln. Es mucho ms verosmil que se aluda a Adora 9 . Si bien no es mencionada entre las ciudades liberadas por Pompeyo, es una de las que se dice que fueron restauradas por Gabinio 1 0 , lo cual ter, The erotic graffito: PEFQSt (1906) 54-62. 5) Finalmente, es importante el hecho de que entre las sesenta y una monedas halladas en las excavaciones de Tell Sandehannah haya trece tolemaicas, diecinueve selucidas y veinticinco de Juan Hicarno (Excavations, 68). Cf. tambin EAEHL s.v. Maresha. Todos estos hallazgos demuestran que en el perodo inmediatamente anterior a la conquista de Marisa por Juan Hircano, el helenismo estaba firmemente establecido en la ciudad. Fue precisamente a causa del elemento griego, que se mantuvo en la ciudad incluso bajo la dominacin juda, por lo que Pompeyo la separ del territorio judo; cf. Ant. XVI,4,4 (75); Bello, 1,7,7 (156). Por la misma razn la restaur Gabinio; cf. Ant., XVI,5,3 (88); Bello, I, 8,4 (166). Como consecuencia de la destruccin de la ciudad por los partos en el ao 40 a.C, el helenismo se extingui en ella; cf. Ant., XIV,13,9 (364); Bello, 1,13,9 (269). 9 Josefo, C. Apion., 11,9 (112-16) = FGrH 616 F4(k) = GLAJJ, n. 172 y comentario al n. 28. Apin se apoy en la fbula de un anterior autor helenstico llamado Mnaseas. Segn Niese, se alude a Mnaseas, discpulo de Eratstenes (ca. 200 a.C); cf. GLAJJ 97-101. Si bien Josefo afirma que no hay ninguna Dora en Idumea, la identidad con Adora (que aparece como 'Acgeov en PCZ 59006, col. III, de mediados del siglo III a.C.) puede considerarse segura. Su nombre en rabe es todava Dura; cf. Abel, Gog. Pal. II, 239. R. Marcus, Josephus (Loeb) VII, 330, nota b, sugiere que en Apion., II, 9 (116) se limita Josefo a criticar a Mnaseas por decir Dora, cuando debera haber dicho Adora. Sobre el culto de Apolo en Adora, ntese en especial una inscripcin de Menfis en Egipto fechada en los comienzos del siglo II a . C ; parece que los 'Ioufuxoi celebraban su asamblea EV T) vco 'AjioXioaviEco; cf. OGIS 737 = n." 681; cf. C. Rapaport, Les Idumens en gypte: Rev. Phil. 43 (1969) 73-82. 10 Ant., XIV, 5,3 (88); Bello, I, 8,4 (166). En Ant., XIV,5,3 (88), Niese sigui las mejores lecturas de los manuscritos y restaur "A5(QCX como nombre de la ciudad mencionada junto con Marisa, en lugar de Acoca, que aparece en la mayor parte de los cdices. En el pasaje paralelo de Bello, 1,8,4 (166), la lectura 'ACOQEOC; (en lugar de AcQEog) est garantizada por dos buenos manuscritos (cf. tambin PCZ 59006, n. 9, supra). La facilidad con que se produca una corrupcin

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puede tambin considerarse como prueba de que antes de ser capturada por Juan Hircano contaba con un grupo de griegos entre sus habitantes. La captura de Rafia, Gaza y Antedn por Alejandro Janeo no fue seguida de la conversin de estas ciudades al judaismo. Pompeyo y Gabinio lograron en ellas un xito en sus intentos de restaurar la cultura griega mayor que en las ciudades griegas que acabamos de mencionar. En cuanto a la extensin de la poblacin juda durante las dcadas inmediatamente anteriores a la guerra del ao 70 d . C , tenemos muchos datos, ya que la descripcin del pas consignada por Josefo en Bello, 111,3 (35-58) define los lmites de los territorios habitados por judos 1 1 y a la vez confirma todo lo que sabamos ya por la historia anterior y en particular que, entre las ciudades costeras, slo Jope y Yamnia contaban con una poblacin predominantemente juda. D e las aldeas que segn Josefo, Bello, 111,3,5 (51) formaban los lmites norte y sur de Judea p r o piamente dicha, 'Avoufrou B o x a i o g es probablemente la m o derna Berkit, a unos 14,5 km al sur de Siqun, y ' l a o o ( v ) es semejante queda patente en Ant., XIII,6,4 (207), donde todos los manuscritos dicen Acopa JtXxv rjc; Touuaag, mientras que, segn 1 Mac 13,20, la lectura debera ser "ACOQCI. 11 Sobre la base de todo el contexto, no puede quedar duda de que en todo el pasaje aludido era sa la intencin de Josefo. Enumera los territorios gentiles nicamente con la finalidad de establecer los lmites de las zonas judas. Galilea limita al oeste con el territorio de Tolemaida, al norte con el del Tiro, al este con el de Hipos y Gadara; cf. Bello, 111,3,1 (35-40). Perea limita al norte con el territorio de Pella, al este con el de Filadelfia y Gerasa; cf. Bello, II, 3,3 (47). Por otra parte, en la descripcin de Judea no se incluyen en sta las ciudades gentiles de la costa; se dice simplemente que Judea no est privada de los beneficios que aporta el mar, pues se extiende hasta los territorios costeros; cf. Bello, 111,3,5 (53). La juda Jope no se asigna en principio a Judea, sino que de sta se dice que se extiende uxxQig 'litrig. Pero es caracterstico el hecho de que, una vez descritas las cuatro provincias judas de Galilea, Perea, Samara y Judea, las siguientes se nombren a modo de suplemento: 1) El territorio de Yamnia y Jope, por tratarse de las nicas ciudades costeras con poblacin predominantemente juda; 2) las provincias pertenecientes al reino de Agripa Gamaltide, Gaulantide, Batanea y Tracontide por formar en ellas el elemento judo una proporcin considerable de la poblacin. Es particularmente interesante que Josefo incluya a Samara en esta descripcin, evidentemente porque consideraba a los samaritanos esencialmente judos, aunque heterodoxos.

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quizs Tel Arad, a unos 25,5 km al sur de Hebrn . En cuanto a la divisin de la regin en once toparquas, segn sus noticias, la ms septentrional de ellas era Acrabatta. D a d o que este lugar se encuentra considerablemente ms al norte que Efran (cf. p . 260, infra), puede suponerse que a partir del perodo macabeo se extendi el judaismo an ms hacia el norte 1 3 . Las dos toparquas ms meridionales eran Idumea y Engad. Idumea, por consiguiente, era considerada totalmente juda, es decir, un pas habitado por judos. U n o de los puntos situados ms al sur era Malata, m e n c i o n a d a c o m o ciudad i d u m e a en el relato de las correras de Agripa I 1 4 . En los alrededores de Judea se produjo nicamente un nuevo avance de la poblacin juda despus de los tiempos de los Macabeos, pero Galilea se convertir ahora en una regin completamente juda por vez primera 1 5 . La restauracin de la comunidad juda despus del exilio afect slo a Judea propiamente dicha. N o hay testimonios de una restauracin simultnea o ligeramente posterior en Galilea, ni hemos de darla por supuesta, si tenemos en cuenta que antes del exilio nunca fue ocupada esta regin por los israelitas, glyl hgwyrr (Is 8,23) era la regin gentil ms septentrional del reino israelita. En otros lugares es llamada simplemente bglyl, de donde Yak.aa, el nombre de la regin, deriva 1 6 . Sin embargo, aparte de ra?aA.aa (1 Mac 5,14.17-23; Cf. H. St. J. Thackeray, Josephus (Loeb) II, 590, notas, b, d. En otro pasaje, Ant., XIV, 3,4 (49); Bello, 1,6,5 (134) caracteriza Josefo a Coreas como el emplazamiento ms septentrional de Judea. Su localizacin, como estableci J. Gildemeister, ZDPV 4 (1881) 245s (cf. pp. 324ss del vol. I), concuerda con el hecho de que Acrabatene era la toparqua de Judea situada ms al norte. Coreas es identificada actualmente con Tell Mazar, cerca de Kurawa; cf. Abel, Gog. Pal. II, 301. 14 Josefo, Ant., XVIII,6,2 147). Segn el Onomasticon de Eusebio, Malata est a 24 millas romanas al sur de Hebrn. Cf. p. 569 del vol. I. La poblacin juda asentada a orillas del Mar Muerto llegaba con seguridad hasta Masada, como lo atestiguan los sucesos acaecidos all durante la primera guerra contra los romanos; cf. Bello, VII,8,9 (252-406). 15 Cotejar con S. Klein, Galilda von der Makkaberzeit bis 67 (1928) 1-21; cf. la edicin hebrea, Y. Elitzur (ed.), Galilee (1967) 9-25; Tcherikover, Hellenistic Civilisation, 209-10; Avi-Yonah, Holy Land, 66-67. 6 Ya en los Setenta se traduce hglyl por TaXiXaa. Este nombre, en griego, aparece por vez primera en un papiro de Zenn fechado en el ao 259 a . C ; cf. Avi-Yonah, Holy Land, 56; CPJ I, n. 2e. Segn 1 Re 9,11, Salomn regal veinte ciudades de Galil a Jirn, rey de13 12

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10,30; 11,63; 12,47.49), 1 Mac 5,15 da la designacin ms precisa, TaXiAaa XXocpXcov. Parece pues, que el trmino Galilea inclua en cualquier caso no slo el antiguo distrito gentil situado en las proximidades de Cades (as, todava en 1 Mac 11,63), sino tambin el pas que se extiende ms al sur, hasta la Gran Llanura al sudeste de Tolemaida (cf. especialmente 1 Mac 12,47.49). De ah que Ta^iAaia XXocpXoov quiz sea un trmino menos amplio que TaXiXaa. Pero incluso en la totalidad de Galilea es p o sible que la poblacin juda formara nicamente una exigua minora. La primera noticia de que los habitantes de esta regin se adhirieron al culto de Jerusaln en poca posexlica es dada por el Cronista al referir que, en tiempos de Ezequas, unos hombres de Aser, Manases y Zabuln se humillaron y llegaron a Jerusaln (2 C r 30,10-11). El distrito de Zabuln corresponde con exactitud tolerable a lo que ms tarde se conocera como Galilea inferior (meridional); el distrito de Manases viene a continuacin del primero por el sur y el de Aser por el norte. Al proyectar la situacin de su propia poca sobre la de Ezequas, el Cronista atestigua indirectamente que en su tiempo (el siglo IV a.C.) haba una parte de la poblacin de aquellas regiones que estaba en comunin de culto con Jerusaln. Pero su nmero deba de ser muy reducido. As se advierte por la forma en que Simn Macabeo ayud a los judos de Galilea, acosados por los gentiles. C u a n d o llegaron de Galilea noticias de que los judos all instalados eran perseguidos por los gentiles, se decidi que Simn acudiera a socorrerlos (1 Mac 5,14-17). Parti hacia Galilea con tres mil hombres y derrot a los gentiles (1 Mac 5,20-22). Pero la consecuencia de esta accin no fue la ocupacin de Galilea. Por el contrario, Simn llev a los judos que all vivan, junto con sus mujeres y sus hijos, a Judea (1 Mac 5,23). En vez de proteger a la poblacin juda en el territorio mismo, la sac en su totalidad de Galilea. El hecho es concebible nicamente en el caso de que formara tan slo un grupo muy reducido, prcticamente una dispora en medio de los gentiles 17 . Por otra parte, si bien no toda la poblacin juda fue trasladada en aquella poca, lo cierto es que el elemento judo, en los aos siguientes, Tiro. En Jos 20,7; 21,32; 1 Cr 6,61, Cades, situada al noroeste del Lago de Mern, es descrita como una ciudad de Galil. En 2 Re 15,29, hglylh es nombrada, junto con Cades, Jasor y Galaad, entre los distritos cuya poblacin fue llevada al exilio por Teglatfalasar. Is 8,23 tiene en cuenta aquel acontecimiento cuando promete tiempos mejores a estas regiones. 17 Cf. p. 223 del vol. I.

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tuvo en Galilea una representacin menor que hasta entonces 18 . Los Macabeos Jonatn y Simn no llegaron a ocupar Galilea. Tampoco las conquistas de Juan Hircano avanzaron ms all de Samara. Hasta finales de su reinado, por consiguiente, no pudo producirse la judaizacin de Galilea 1 . Por otra parte, sabemos que Aristbulo I (104-103 a.C.) emprendi la conversin por la fuerza del norte de Palestina. La obra histrica de Estrabn, hoy perdida, que segua explcitamente a Timgenes, indica que Aristbulo aument el territorio judo y oblig a algunos habitantes de Iturea a aceptar la circuncisin (eofiO) a w i ^ a g TTJ TJV cuowv JtEQiTOuii)20. Josefo narra en trminos semejantes estos mismos acontecimientos (no est muy claro si tuvo alguna otra fuente adems de Estrabn) y dice que tom por la fuerza una gran parte del territorio de Iturea y oblig a sus habitantes, si deseaban quedarse all, a circuncidarse y vivir conforme a la Ley juda. El reino de Iturea comprenda por aquella poca la totalidad de la regin del Monte Lbano (cf. vol. I, pp. 713-728). Por el sur se extenda, como lo demuestran las operaciones de Aristbulo, hasta los lmites del territorio judo. Incluira, por consiguiente, la Galilea (o su mayor parte). En efecto, segn nuestras noticias, Juan Hircano no llev sus conquistas ms all de Samara 21 . Ntese, sin embargo, lo aducido por M. Stern, GLAJJ I, 225, en apoyo de una continuidad de poblamiento judo de Galilea durante el siglo II: 1 Mac 9,2 (habitantes judos de Arbela en el 160 a.C); Josefo, Ant., XIII,12,1 (322), sobre la educacin de Janeo en Galilea; Ant. XIII,12,4 (337), sobre el ataque a la ciudad juda de Asochis en sbado, el ao 102 a.C. 19 De las ciudades que sabemos que han sido ocupadas por Juan Hircano, la ms septentrional era Escitpolis; Ant., XIII,10,3 (280s); Bello, 1,2,7 (66). Meg. T. quiz se refiera a este acontecimiento: El 15 y el 16 de S i v a n , l o s h o m b r e s de B e t - n y l o s h o m b r e s de la Llanura fueron llevados al exilio glw, 'nsy byt s'n w'nsy bq'th. Por la Llanura {bq'th) ha de entenderse la que se extiende al noroeste de Escitpolis; cf. J. Derenbourg, Essai, 74; H. Lichtenstein, Die Fastenrolle: HUCA 8-9 (1931-32) 288-89. Cf., sin embargo, M. AviYonah, Scythopolis: IEJ 12 (1962) 123s, especialmente p. 130, que interpreta el pasaje en el sentido de una partida voluntaria de los habitantes helenizados durante el siglo I a.C. De todo ello se deducira que la extensin del judaismo subsiguiente a estas conquistas de Juan Hircano habra afectado nicamente al extremo sur de Galilea. 20 El pasaje en cuestin se cita al pie de la letra en Josefo, Ant., XIII,11,3 (318-19) = FGrH 91; Estrabn, F. 11 = FGrH 88; Timgenes, F. 5 = GLAJJ, n. os 81 y 100. 21 La amplia extensin del poder de Iturea fue posible en aquel18

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Puesto que las fuentes antes citadas nada dicen acerca de que la totalidad del reino de Iturea se sometiera a Aristbulo, sino que ste se apoder nicamente de una parte del mismo, slo puede tratarse de Galilea 22 . Pero sera tambin esta porcin la que al mismo tiempo fue judaizada por Aristbulo. Los habitantes fueron obligados a aceptar la circuncisin y el judaismo. El ejemplo de los idumeos nos demuestra lo profundas que resultaban aquellas conversiones por la fuerza. Apenas pueden quedar dudas, por consiguiente, de que la judaizacin efectiva de Galilea fue esencialmente obra de Aristbulo I. Su reinado fue corto, y le siguieron los aos tormentosos de Alejandro Janeo. Pero si alguna parte de aquella tarea qued por hacer, lo cierto es que sera llevada a su trmino durante el reinado de la piadosa Alejandra 23 . Josefo, Bello, 111,3,1 (35-40) describe como sigue los lmites de la Galilea juda en su tiempo: Al oeste se extienden las regiones de Tolemaida y el Carmelo; por el sur, Samara y Escitpolis; por el este, las regiones de Hipos y Gadara, y ms lejos, la Gaulantide y el reino de Agripa; por el norte, la regin de Tiro. Llama a la porcin del sur Galilea inferior, y Galilea superior a la del norte 2 4 . Varias de las poblaciones que cita para sealar los lmites precisos pueden ser localizadas con seguridad. Exalot, que seala la frontera meridional de Galilea, estaba situada, segn el Onomasticon de Eusebio, en las inmediaciones del Tabor, a ocho millas romanas al (sud-)este de Sforis (Diocesarea). En rabe es conocida an como Iksal 25 . Chabuln, al momento gracias a la debilidad de los Selucidas. Antoco IX Ciziceno (111-95 a. C.) resida probablemente en Damasco (cf. la historia de Damasco, pp. 179-183 infra). Pero no pudo impedir que los de Iturea se apoderasen de la totalidad del Monte Lbano y los distritos limtrofes. 22 El hecho de que Josefo no utilice el nombre Galilea, que por lo dems le era bien conocido, se explicara por su dependencia de fuentes griegas (Estrabn y posiblemente Nicols de Damasco). 23 Aunque la accin judaizadora de Aristbulo I tuvo xito en general, no pudo afectar a las zonas situadas al norte o al este de Galilea, donde la poblacin, incluso en pocas posteriores, segua siendo gentil. 24 Adems de Bello, 111,3,1 (35), cf. tambin Bello, 11,20,6 (573); Vita, 37 (188). Tambin la Misn distingue entre glyl h'lywn y glyl htbtwn (Shebu. 9,2). 25 Onomast., ed. Klostermann (1904) 22,4 y 28,23: Xodkovc, v Tf| jteit Jtag T QOC, Oapoo, cutxouoa Aioxaiaageac; or\\izoig T Jtpc, xq vaxokq; Robinson, op. cit. II, 332; W. Oehler, )

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oeste, en direccin de Akk-Tolemaida, es Kabal, una aldea situada en los mrgenes de la llanura26. Buka, al norte, en los lmites con el territorio de Tiro, es la aldea de el-Buqei'a27. Galilea se extenda por el norte hasta el distrito del Lago Mern. Uno de sus puntos ms septentrionales estaba marcado por Giscala (el-Jish/Gus Halav), aproximadamente en la misma lnea de latitud geogrfica qu el extremo sur del Lago Mern. A partir de la poca de los Macabeos, el elemento judo se fortaleci considerablemente tambin al este del Jordn. La zona estaba habitada, a comienzos del perodo macabeo, principalmente por tribus gentiles no civilizadas28, aparte de las ciudades helensticas fundadas desde los tiempos de Alejandro (Hipos, Gadara, Pella, Din, Gerasa, Filadelfia). Al igual que en Galilea, los judos constituan apenas una dispora entre aquellas poblaciones. El apoyo que recibieron de los primeros Macabeos, en consecuencia, fue semejante al que se dio a los judos de Galilea. Despus de castigar a los ammonitas por la hostilidad mostrada hacia los judos y capturada su ciudad de Jzer (1 Mac 5,6-8; cf. 5,1-2), Judas emprendi una expedicin militar hacia Galaad, es decir, hacia el pas que se extiende al este del Jordn y al sur de Batanea (Basan). Despus de varios choques y de la conquista de numerosas ciudades en que los judos haban sufrido vejaciones, reuni a todos los israelitas que vivan en Galaad, grandes y pequeos, con sus esposas e hijos y todas sus pertenencias y los llev bajo la proteccin de su ejrcito a Judea (1 Mac 5,9-54; cf. especialmente 5,45; para las ciudades mencionadas como habitadas por israelitas, cf. 1 Mac 5,9.13.26-27.36). La accin se describe ms por extenso que la expedicin emprendida contemporneamente por Simn en Galilea, y demuestra con mayor seguridad an que se trataba slo de socorrer a una dispora juda. El avance del judaismo al este del Jordn parece haber sido promovido adems por unas conquistas polticas. Juan Hircano conquist Medeba, al este del Mar Muerto (al sur de Jesbn) 29 . ZDPV 28 (1905) 4-5; G. Dalman, Sacred Sites and Ways, ET 190 y 196, n. 9; Avi-Yonah, Map of Romn Palestine (21940) 35. 26 Abel. Gog. Pal. 11,287; Avi-Yonah, Map, 33. 27 Abel, op. cit., 154, 261. Se nombran, por ejemplo, los xnoi 'Au|i>v, 1 Mac 5,6; cf. 2 Mac 4,26; 5,7; los vloi 'Iau^ (lectura correcta de 1 Mac 9,36-37; .p. 235 del vol. I); los moabitas y los galaaditas, Josefo, Ant., XII,13,5 (374); Bello, 1,4,3 (89); los nabateos, 1 Mac 5,25; 9,35. . 9 Josefo, Ant, XIII,9,1 (255); Bello, 1,2,6 (63). Sobre su emplazamiento e historia, cf. pp. 275s del vol. I.

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Alejandro Janeo emprendi la tarea de someter aquella regin en ms amplia escala. Se apoder de la mayor parte de las ciudades griegas (Gadara, Pella, Din y Gerasa); exigi tributos a los moabitas y galaaditas; barri a las pequeas dinastas que gobernaban cada una en su ciudad, como Demetrio de Gamala y T e o doro de Amato, capturando o destruyendo sus ciudades 3 0 . AI final de su reinado, la totalidad del pas situado al este del Jordn, desde el Lago Mern hasta el Mar Muerto, estaba bajo el dominio judo 3 1 . Aquellas conquistas eran ante todo una demostracin de fuerza. Pero en una ocasin, cuando la conquista de Pella, Alejandro exigi que la poblacin sometida aceptara tambin las costumbres judas (Ant., XIII,15,4 [395-97]):: %avxx\\ x a t axmpev o>x32 moaxouvcov t w v voixovTcov g mxoia xcv Touaoav 9r) pieTapaXeiaftai. Aquellas victorias militares, p o r consiguiente, debieron de revestir gran importancia para la judaizacin del pas, sobre todo si tenemos en cuenta que, una vez conquistadas estas regiones, quedaron bajo la administracin de Alejandra, amiga de los fariseos. Es cierto que en las ciudades helensticas fue restaurada la cultura griega por Pompeyo y Gabinio. Tampoco fueron realmente judaizados por norma todos los territorios subyugados. Pero sobre todo en las inmediaciones de Judea, la judaizacin debi de ser realmente efectiva, ya que en el perodo romano-herodiano exista all una provincia juda de Perea 33 . Cuando Gabinio dividi el territorio judo en cinco distritos, u n o de los cinco synedria fue instalado en Amato, obviamente en vista de los judos que vivan al este del Jordn {Ant., XIV,5,4 [91J; Bello, 1,8,5 [170]). Josefo {Bello, 111,3,3 [46-47]) describe como sigue los lmites de la Perea juda. Al norte se extiende la regin de Pella; al este, las regiones de Gerasa, Filadelfia y Jesbn (como ha de leerse en lugar de la corrupcin Silbontide); Sobre Gadara, cf. Josefo, Ant., XIII,13,3 (356); Bello, 1,4,2 (86); sobre Pella, Din y Gerasa, Ant., XIH,15,3 (393); Bello, I, 4,8 (104); sobre los moabitas y galaaditas, Ant., XIH,13,5 (374); Bello, 1,4,3 (89); sobre Demetrio de Gamala, Ant., XIII,15,3 (394); Bello, 1,4,8 (105); sobre Teodoro de Amato, Ant., XIH,13,3 y 5 (356 y 374); Bello, 1,4,2-3 (86-89). 31 Josefo, Ant., XIII,15,4 (395-97); Georg. Syncellus, Cbronographia (ed. Dindorf) I, 558s. Cf. pp. 298ss del vol. I. i2 Niese suprime este o)/ porque falta en el Codex Palatinus. Pero lo tienen todos los dems manuscritos, y suprimirlo hace ininteligible el texto. 33 Cf. Avi-Yonah, Holy Land, 179-180; cf. pp. 351s del vol. I.30

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hacia el sur, el pas de los moabitas, donde la ciudad juda ms meridional era Maqueronte 3 4 . Al caracterizar a estos territorios gentiles como lmites de Perea, Josefo trataba de sealar que el territorio comprendido entre ellos era una provincia juda habitada por judos (cf. n. 11, supra). Observa asimismo que Perea, si bien ms extensa que Galilea, estaba escasamente poblada y era una tierra fragosa. O t r o s datos vienen a confirmar que su poblacin era predominantemente juda 35 . El nombre n e o a a deriva de lbr hyrdn, ms all del Jordn (expresin que ya aparece34 Maqueronte es nombrada explcitamente por Josefo, Bello, 111,3,3 (46) como la ciudad ms meridional de Perea. Que era juda lo atestigua la postura que adopt durante la guerra contra los romanos, Bello, VII,6,l-4 (163-209). Sobre el hecho de que formaba parte del territorio judo, cf. tambin Bello, VII,6,2 (174); Ant., XVIII,5,1 (112); Plinio, N H V,16,72. La posibilidad de que durante el reinado de Herodes Antipas estuviera temporalmente en poder del rey nabateo se apoyara en un error textual de Ant., XVIII,5,1 (112); cf. pp. 446s del vol. I. Por otra parte, Medeba, al sur de Jesbn, perteneca en aquella poca al territorio de Aretas YV, como lo atestigua una inscripcin del reinado de aquel monarca hallada en Medeba, ZA 5 (1890) 289ss; 6 (1891) 149s; CIS, p. 11 aram. n. 196; C. Clermont-Ganneau, Rec. arch. or. II, 189ss; G. A. Cooke, A Text-book of North-Semitic Inscriptions (1903) n. 96. Sobre una copia secundaria de la misma inscripcin, hallada tambin en Medeba, cf. Clermont-Ganneau, RA 7 (1906) 415-22 = Rec. d'arch. or. VII (1906) 241-47. Con ello concuerda Tolomeo, V,17,6 = V,16,5 (ed. Didot, 1901), donde se afirma que Mr)(3a perteneca a la provincia de Arabia. Sobre los judos en Medeba, cf. Miq 7,1. En relacin con la frontera oriental ha de notarse tambin que los judos de Perea discutieron en cierta ocasin con los habitantes de Filadelfia a propsito de los lmites de una aldea llamada Mia por Josefo, Ant, XX,1,1 (2). Si se trata como parece verosmil, de la Zia mencionada por Eusebio, Onom., 94,4 a 15 millas romanas al oeste de Filadelfia, resultara que toda la mitad del territorio situado entre el Jordn y la ciudad de Filadelfia pertenecera a la segunda (cf. Pp. 300s del vol. I; cf. Abel, Gog. Pal. II, 440). La afirmacin deque Ragaba estaba situada en el territorio de Garasa, Josefo, Ant., XIII, 15,5 (398), no supone objecin alguna, ya que no es seguro el emplazamiento de esta ciudad; sin embargo, cf. Abel Gog. Pal. 11,427, que la identifica con la moderna Ragib. 5 Cf. Josefo, Ant., XX,1,1 (1-5), sobre la disputa fronteriza de los judos de Perea con los habitantes de Filadelfia; cf. Bello, IV,7,4-6 (419-39) sobre la participacin de los judos de Perea en la revuelta. Tambin la Misn da por supuesto que Perea 'br hyrdn est habitada Por judos; cf. Seb, 9,2; Bik. 1,10; Taa. 3,6; Ket. 13,10; B.B. 3,2; Edu. 8,7; Men. 8,3.

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frecuentemente en el Antiguo Testamento) y con el tiempo lleg a significar a la vez el pas situado al este del Jordn en general y el territorio judo al este del Jordn en particular. Tenemos, pues, que durante el perodo romano-herodiano haba tres provincias judas: Judea, Galilea y Perea. Muchas veces se nombran juntas (yhwh, glyl, 'br hyrdn) tanto en Josefo como en la Misn36. Slo en ellas predominaba la poblacin juda. Los lmites mucho ms extensos de la Tierra de Israel (rs ysr'l) que aparecen en los manuscritos del Mar Muerto y en las fuentes rabnicas son meramente ideales y no guardan relacin alguna con la realidad37. Y an aquellas tres provincias no eran puramente judas. Despus de crecer en extensin e intensidad hasta el reinado de Alejandra, los progresos del judaismo llegaron a estabilizarse e incluso se inici un retroceso bajo los romanos y los herodianos. P o m p e y o , Gabinio y H e r o d e s fomentaron la civilizacin helenstica. Fueron reconstruidas las ciudades griegas destruidas por Alejandro Janeo y se fundaron nuevas ciudades. Herodes se encarg de llevar los esplendores de la cultura gentil incluso al interior del pas. A pesar de todo, el judaismo tradicional estaba para entonces tan firmemente establecido que el retroceso no fue muy importante. Por otra parte, las empresas culturales de Herodes fueron en su mayor parte respetuosas para con las opiniones religiosas de los judos. Sera muy arriesgado, por consiguiente, suponer que hubiera entonces muchos gentiles en Judea. Ms numerosos eran en Galilea y Perea, donde los lmites entre las poblaciones juda y gentil eran de fecha ms reciente y ms fluidos en consecuencia38. Si bien las tres provincias compartan una religiosidad y una nacionalidad comunes, sus habitantes se caracterizaban por unos 36 Seb.9,2; Ket. 13,10; B.B. 3,2. 37 Cf., sobre este punto, P. S. Alexander, The Toponymy of the Targumim with Special Reference to the Table of the Nations and the Boundaries of the Land of Israel (tesis, Oxford 1974) 177-251. En cuanto a los manuscritos del Mar Muerto, cf. 1 QapGn 21,8-20, con comentario en J. A. Fitzmyer, The Gnesis Apocryphon (21971) ad loe. 38 Aunque la poblacin de Galilea durante la poca de los Macabeos era predominantemente gentil, no puede decirse lo mismo para el perodo romano-herodiano (cf. n. 14). El elemento judo preponderaba incluso en Tiberades, como lo atestigua la postura adoptada por la poblacin durante la revuelta contra los romanos. No hubiera sido capaz toda la provincia de apoyar la sublevacin (cf. infra pp. 243-249) tan resueltamente de no haber sido esencialmente juda su poblacin. Slo una ciudad, Sforis, permaneci al lado de los romanos, aunque tambin su poblacin era en su mayor parte juda; Bello, 111,2,4 (32):

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hbitos y costumbres que diferan mucho entre s, sin contar con la separacin poltica que se produjo en distintos momentos. Todo ello hizo que cada regin gozara de una cierta independencia en cuanto a su vida interna. La Misn menciona, por ejemplo, ligeras variantes en Judea y Galilea por lo que concierne al derecho matrimonial 3 9 ; diferentes costumbres en cuanto a las relaciones de las parejas de prometidos 4 0 ; diversidad de pesos en Judea y Galilea . Se hace incluso referencia a observancias distintas de la Pascua: en Judea se trabajaba el 14 de Nisn hasta el atardecer, pero no en Galilea 42 . D a d o que las tres provincias estuvieron separadas polticamente con frecuencia, se estimaba que en cierto m o d o constituan pases distintos 4 3 . En las provincias situadas al este del Lago de Genesaret, concretamente Gaulantide, Batanea, Tracontide y Aurantide (cf. p p . 436ss del vol. I), haba una poblacin mixta de judos y sirios (cf. Bello, 111,3,5 [57]). Pero adems de las poblaciones sedentarias, en aquellas zonas marginales de la civilizacin vivan unas bandas de nmadas que n o dejaban de causar ciertas incomodidades a los habitantes. Las cuevas de la regin, en que podan acumular reservas de agua y alimentos, y en las que ellos y sus ganados encontraban un refugio en caso de un ataque, les resultaban especialmente tiles. De ah la dificultad para someter a aquellos nmadas. La mano poderosa de Herodes fue la primera en introducir una cierta medida de orden. C o n vistas a eliminarlos perJtgoduxoc, ooo>caa). Bathyra ha sido identificada con Bet Eri, sobre la orilla norte del Yarmuk, al este de Nahr er Rukkad, por A. Schumacher, Across the Jordn (1886) 52; F. Buhl, Studien zur Topographie des nrdl. Ostjordanlandes (1894) 19; id., Geographie des alten Paldstina, 246; RE III, cois. 138s: Jones, CERP 27. Para otras opiniones, cf. G. A. Smith, The Historical Geography of the Holy Land, 618, n. 1; Abel, Gog. Pal. II, 261 (que prefiere Basir) y A. Wikgren, Josephus (Loeb) VIII,385, n. h. Cotejar con J. Neusner, A History of the Jews in Babylonia I: The Parthian Period (1965) 38s. Entre aquellas fortalezas estaba la Ecbatana mencionada en Vita, 11 (54) y la Nnive que nombra Eusebio, Onomast. (ed. Klostermann), 136, s.v. NIVEUTJ: eoxi be xal 'Iouacov tic, exi vvv JtXig NI/VED] xaXouuivr) JTEQ xf)v Tvav xfjg 'AoaBas; Jernimo, ibd., 137: est et alia usque hodie civitas Judaeorum nomine Ninive in ngulo Arabiae, quem nunc corrupte [al. correpte] Neneven [Nev?] vocant. El ngulo o esquina de Arabia se identifica presumiblemente con el ngulo de Batanea mencionado en otros pasajes por Eusebio, Onomast. (ed. Klostermann), 18, s.v. A)(b 'IOXQ: v xfj xaXouuvn T(ovq. xfjg Baxavatag. En su tiempo, Batanea perteneci a la provincia de Arabia. Esta Nnive, por consiguiente, habra estado en Batanea y sera la Nev del Itinerarium Antonini, 196,5; 198,8, la Nei)r| de las Notitiae Episcopatuum, la Nawe de las fuentes rabnicas y rabes y la moderna Arab Nawa (directamente al este del extremo norte del lago de Genesaret); quiz sea tambin la Nor| mencionada ca. 259 a.C. en PCZen 59004. Cf. A. Neubauer, Geographie du Talmud, 245; Schumacher, Across the Jordn (1886) 167-80; F. Buhl, Geogr. d. alten Paldst., 247s: R. Dussaud, Topographie historique de la Syrie antique et mdivale (1927) 341-42; M. Avi-Yonah, Naveh, en Ene. Jud. 12, col. 897; Gazetteer, s.v. Naveh. Esta identificacin resulta muy probable si es que ha de leerse Nev en Jernimo (as, uno de los manus44

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y de su costumbre de vivir en cuevas (vcpcoXeijeiv)47. La accin cultural de H e r o d e s logr al cabo introducir el influjo griego en aquellas regiones. En las inmediaciones de Kanatha (cf. p. 194ss, infra) se hallan las ruinas de un templo que, segn las inscripciones griegas halladas en el mismo, data de tiempos de H e rodes el Grande . En el rea del H a u r n ha aparecido gran nmero de inscripciones griegas de los dos Agripas, especialmente de Agripa II 4 9 . Durante el perodo romano adquiri preponderancia el elemento griego, superficiahnente a\ menos, en \os tres distritos (cf. pp. 69-73, infra). Las ciudades de Samara y Escitpolis, en la provincia de Samara, que se extiende entre Judea y Galilea, han de diferenciarse estrictamente del resto del pas por lo que se refiere a su poblacin. Ya Alejandro Magno estableci colonos macedonios en Samara. Despus de su destruccin por Juan Hircano, fue reedificada como ciudad helenstica por Gabinio y ampliada ms tarde por Herodes (para ms detalles, cf. p . 223, infra). Su poblacin era sin duda mayortariamente gentil. Lo mismo puede decirse de Escitpolis, que es mencionada explcitamente como ciudad gentil en el perodo macabeo, y que despus de permanecer en posesin de los judos desde los tiempo de Juan Hircano, fue restaurada en su condicin de ciudad helenstica por Gabinio. Segn Bello, 11,18,3-4 (466-76), una buena porcin de sus habitantes estaba formada por judos, pero stos se hallaban definitivamente en minora. Aparte de estas dos ciudades, la provincia de Samara estaba habitada presumiblemente por samaritanos en su mayor critos cotejados por Vallarsi, Hieron. opp. III, 1,251; los dos manuscritos sangallenses cotejados por Klostermann dicen Nev y Neveti}. Bajo las anticuas tuinas de Nawa han sido ka.Ua.das varios candelabros de siete brazos; cf. Schumacher, 172-74; L. A. Mayer, A. Reifenberg, BJPES 4 (1936) lm. II, n. 4; R. Amiran, IEJ 6 (1956) 243; cf. L. Yarden, The Tree of Light (1971) n. os 69, 80, 81. Tambin es posible rastrear la presencia de una comunidad juda en Tafas, en Batanea, al sur del Nawa; BCH 21 (1897) 47: 'Ixco|3og xcd I.E\Iovr\koc,... tf|v ouvaY(oynv oxoSunoav = Frey, CIJ n. 861. 47 Los fragmentos de este edicto, por desgracia muy escasos, se recogen en Le Bas-Waddington, Inscriptions grecques et latines III, n. 2329 = OGIS 424 = IGR III, 1223. 48 Cf. especialmente la inscripcin en Le Bas-Waddington III, n.2364 = OGIS 41$ = IGR III, 1243. 4y Le Bas-Waddington III, 2112, 2135, 2211, 2329, 2365, 2413b = OGIS 418, 419, 421, 422, 423, 424. OGIS 425, 426, Cf. 2 PIR I, 131^2 y en especial A. H. M. Jones, The Urbanization of the humean Principality: JRS 21 (1931) 265-75.

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parte 5 0 . C o m o ya se dijo, Josefo los cuenta como parte de la poblacin juda en sentido amplio (cf. n. 11, supra), y con razn, ya que sus rasgos esenciales slo podrn ser adecuadamente valorados si se tienen en cuenta los dos hechos siguientes: 1) que formaban una raza mixta derivada de los matrimonios entre los anteriores habitantes judos con gentiles, en particular con los colonos gentiles asentados en aquel territorio por los asirios; 2) que su religin era esencialmente la de Israel. De los colonos procedentes de Babilonia, Cuta, Av, Jamat y Sefarvain y asentados por los asirios en Samara (2 Re 17,24ss), fueron los de Cuta (kwth, kwt; 2 Re 17,24.30) los que dieron a los habitantes de Samara su nuevo nombre de cutitas (Kou6aoi en Josefo, Ant., IX,14,3 [288]; XI.4,4 [88]; 7,2 [302]; XIII,9,1 Bibliografa detallada en L. A. Mayer, Bibliography of the Samaritans (1964); cf. tambin J. Macdonald, The Theology of the Samaritans (1964) 457-63; Samaritans, en Ene. Jud. 14, cois. 757-58. Para una visin de conjunto, cf. A. E. Cowley, Samaritans, en EB IV; JE X; J. A. Montgomery, The Samaritans (1907); J. E. H. Thomson, The Samaritans: Their Testimony to tbe Religin of Israel (99); M. Gaster, The Samaritans: Their History, Doctrines and Literature (1925); J. W. Lightley, Jewish Sects and Parties in the Time of Jess (1925) 180-265; M. Gaster, The Samaritan Oral Lau and Ancient Traditions (1932); J. Bowman, Importance of Samaritan Researches: ALUOS 1 (1959) 43-54; T. H. Gaster, Samaritans, en IDB IV; H. G. Kippenberg, Garizim und Synagoge (1971); J. Macdonald, A. Loewenstamm, Samaritans, en Ene. Jud. 14, cois. 425-58. R. J. Coggins, Samaritans and Jews. The Origins of Samaritanism reconsidered (1975). Para una revisin de la historia de samaritanos y judos, a la luz de los papiros de Samara, cf. F. M. Cross, The Discovery of the Samarla Papyri: BA 26 (1963) 110-21; Aspects of Samaritan and Jewish History in late Persum and Hellenistic Times: HThR (1966) 201-11; Papyri of the Fourth Century B. C. from Ddliyeh, en D. N. Freedman y J. C. Greenfield (eds.), New Directions in Biblical Archaeology (1971) 4569. Sobre la idea samaritana del Mesas, cf. 29, infra. Sobre el Pentateuco samaritano, cf. bibliografa en F. Buhl, Kanon und Text des A. T. (1891) 184ss (trad. inglesa [1892] 184); cf. tambin E. Knig, Samaritan Pentateuch, en HDB (volumen extra, 1904) 68-72; R. E. Moody, Samaritan Material at Boston University: The Boston Collection and the Abisha Scroll; Boston University Gradate Journal 10 (1957) 158-60; Kahle, The Caireo Geniza (1959); Eissfeldt, Introduction, 694-95. Para el texto, cf. J. H. Petermann, K. Vollers, Pentateuchus Samaritanus (1872-91); A. F. von Gall, Der hebrische Pentateuch der Samaritaner (1918); J. D. Purvis, The Samaritan Pentateuch and the Origin of the Samaritan Sed (1968). En cuanto a la teologa samaritana, cf. J. Bowman, Faith in Samaritan Thought: BJRL 40 (1958) 30850

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[256] y kwtym en la literatura rabnica) . N o es verosmil que la antigua poblacin israelita fuera sacada del pas en su totalidad y que la tierra se poblara nicamente con colonos gentiles. N o cabe duda de que se qued un porcentaje notable de la poblacin original y que h u b o matrimonios mixtos con los recin llegados. Segn 2 Re 17,24-41, la religin de la raza mixta que as se form fue al principio una combinacin de los ritos paganos trados por los colonos y del culto israelita provincial. Ms tarde, sin embargo, se impusieron los rasgos judos. En efecto, calumnias aparte, todo cuanto sabemos de la religin de los samaritanos nos dice que se trata de un puro monotesmo judo. Los samaritanos adoraban a un solo Dios y honraban a Moiss como el ms grande de sus profetas; observaban el rito de la circuncisin al octavo da del nacimiento y guardaban el sbado y las restantes festividades judas. Lo cierto es que aceptaban como ley divina la totalidad de la Tora. La nica diferencia existente entre ellos y los judos consista en que su centro de culto no era Jerusaln, sino el Monte Garizn. N o est claro cmo lleg a formarse la secta samaritana. La hiptesis ms verosmil es que la evolucin religiosa de Judea afect tambin a Samara y que el cisma se produjo a continua15; J. Macdonald, The Theology ofthe Samaritans (1964). Sobreviven las siguientes crnicas samaritanas: T. G. J. Juynboll, Chronicon samaritanum (... cui titulus est Liber Josuae; 1848); E. Vilmar, Abulfathi Anuales Samaritani (1865); A. Neubauer, Chronique samaritaine: JA 14 (1869) 385-470; O. T. Crane, The Samaritan Chronicle or the Book of Joshua (1890); E. N. Adler, M. Seligsohn, Une nouvelle chronique samaritaine: REJ 44 (1902) 188-222; 45 (1902) 70-98, 223-54; 46 (1903) 123-46. M. Gaster, The Chain of Samaritan High Priests: Studies and Texts in Folklore... 1 (1925) 483-502; 3 (1928) 131-38; The Asatir. The Samaritan Book of the Secrets of Moses (1927); Z. Ben Hayyim, Tarbiz 14-15 (1943-44); J. Macdonald, The Samaritan Chronicle n. 2 (o Sefer ha-Yamin). From Joshua to Nabuchadnezzar (1969). Sobre la liturgia samaritana, cf. A. E. Cowley, The Samaritan Liturgy I-II (1909). Sobre la ms importante obra samaritana de exgesis bblica, cf. J. Macdonald, Memar Marqah I-II (1963). S. Lowy, The Principies of Samaritan Bible Exegesis (1977). En cuanto al idioma de los samaritanos, cf. Z. Ben Hayyim, 'bryt w'rmyt nwsh swmrwn I-IV (1957-67). Sobre el calendario samaritano, cf. S. Powels, Der Kalender der Samaritaner anhand des KITAB HISAB AS-SININ und anderer Handschriften (1977). 51 kwtym Ber. 7,1; 8,8; Pea. 2,7; Dem. 3,4; 5,9; 6,1; 7,4; Ter. 3,9; Hal. 4,7; Seq. 1,5; R. H. 2,2; Ket. 3,1; Ned. 3,10; Git. 1,5; Qid. 4,3; Oho. 17,3; Toh. 5,8; Nid. 4,1-2; 7,3-5.

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cin de que fuera aceptado el Pentateuco en ambas zonas. Ello estara de acuerdo con la noticia de Josefo en el sentido de que el cisma se produjo poco antes de la poca de Alejandro Magno, cuando Manases, hermano del sumo sacerdote Yada, fue expulsado de Jerusaln por haberse casado con la hija del samaritano Sanballat. Se dice que Manases inici un culto cismtico en Samara construyendo un templo sobre el Garizn52. Sin embargo, hasta hace poco ha sido causa de dificultades la noticia de Neh 13,28, en que se da cuenta de que el hijo de un sumo sacerdote fue expulsado de Jerusaln ya en tiempos de Nehemas por haberse casado con la hija de Sanballat el joronita. Si, como parece plausible, se trata de las mismas personas nombradas por Josefo, el hecho habr de fecharse unos cien aos antes de lo que supone ste53. El reciente descubrimiento, cerca de Jerusaln, sin embargo, de unos papiros escritos principalmente en arameo y datados en los dos primeros tercios del siglo IV nos aporta una solucin; en ellos se habla de un cierto Sanballat como padre de un gobernador de Samara a mediados del siglo IV, y que por ello no puede ser ni el Sanballat de Josefo ni el de Nehemas. Podemos, en consecuencia, suponer que se trata de una familia en la que, como era frecuente en el Imperio persa, el cargo era hereditario 54 . Los comienzos del separatismo samaritano, por consiguiente, pueden situarse a finales del siglo IV 55 ; por otra parte, sobre la base de la historia del Pentateuco samaritano, vista sobre todo a la luz de los textos de Qumrn, se ha llegado a afirmar que la ruptura no fue completa hasta el siglo I a.C.56. En cualquier caso, el culto samaritano del Garizn se practic a partir, Ant., XI,7,2 (302-3); 8,2ss (306ss). Para un estudio exhaustivo del conflicto entre Nehemas y Josefo, cf. H. H. Rowley, Sanballat and the Samaritan Temple: BJRL 38 (1955) 166-98. Cf. tambin New Directions in Biblical Archaeology, 59ss. 54 Cf. F. M. Cross, The Discovery of the Samaritan Papyri: BA 26 (1963) 110; Aspects of Samaritan and Jewish History in Late Persian and Hellenistic Times: HThR 59 (1966) 201: New Directions in Biblical Arch. (1971) 59-63; A. Reconstruction of the Judaean Restoration: JBL 94 (1975) 5-6. 55 Cf. H. H. Rowley, The Samaritan Schism in Legend and History, en B. W. Anderson y W. Harrelson (eds.), Israel's Prophetic Heritage (1962) 208-22; R. J. Coggins, Samaritans and Jews (1975) 163, rechaza la idea de un cisma y define a los samaritanos como un grupo dentro del judaismo (pp. 156-61). Cf. Eissfeldt, Introduction, 594-95; F. M. Cross, The Contribution of the Qumrn Discoveries to the Study of the Hebrew Text: IEJ53 52

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como muy tarde, de comienzos del perodo helenstico y hasta los tiempos de Juan Hircano 57 . La destruccin del santuario del Garizn por obra de este gobernante asmoneo en el ao 128 a.C. causara verosmilmente un profundo y duradero resentimiento entre los samaritanos, lo que llevara a la ruptura definitiva con los judos. El ao 107 a.C. atac de nuevo Hircano a Samara, devastndola, as como probablemente tambin a Siqun. As, cuando Pompeyo liber, en el ao 64 a.C, a Samara del poder de los Asmoneos la ruptura entre samaritanos y judos se hizo total58. El Garizn continu como la montaa santa de los samaritanos y su lugar de culto incluso despus de que su templo fuera destruido. Se negaron tambin a aceptar, aparte del Pentateuco, todos los dems textos sagrados del canon judo; a diferencia del judaismo fariseo, negaban la obligatoriedad de todas las normas que no estuvieran establecidas en la Tora. A pesar de todo ello, podan considerarse con toda justicia israelitas. La actitud de los judos con respecto a los samaritanos en el 16 (1966) 81-95; J. D. Purvis, The Samaritan Pentateuch and the Origins of the Samaritan Sect (1968) 80; Coggins, op. cit., 148-55. 57 El eov 'AQYO:QIV e s mencionado tambin por Euplemo, de cuya obra cita algunos prrafos Alejandro Polihstor en Eusebio, Praep. evang., IX,17,5 = FGrH 724 F.l (5); cf. Hengel, Judaism and Heltenism, 88-92; B. Z. Wachholder, Eupolemus (1974) 205-6; cf. vol. III, 33; esta forma aparece tambin en Josefo, Bello, I, 2,6 (63). En Plinio, NH V, 14/68 aparece Argaris: mons Argaris, ''ADyoi^og en Damascio citado por Focio, Bib., 242, ed. Bekker, 345b; Henri, Bud vol. VI, 36. Por otra parte, la forma aramea TOVQ raoii,v aparece en el mapa del mosaico de Madaba; cf. M. Avi Yonah, The Madaba Mosaic Map (1954) lm. 6. Bajo Antoco Epfanes fue dedicado, aunque slo temporalmente, a Zevz, Eviog; cf. 2 Mac 5,23; 6,2; Josefo, Ant., XII, 5,5 (257-64). 58 Sobre su importancia constante, cf. Ant., XVIII,4,1 (85); Bello, 111,7,32 (307); Jn 4,20. Despus de la fundacin de Flavia Nepolis hubo en el Garizn un templo dedicado a Zeus, que aparece en las monedas de la ciudad a partir de la poca de Adriano; cf. p. 664s del vol. I; las monedas, por ejemplo, en F. de Saulcy, Numismatique de la Terre Sainte, lms. XIII, 1; XIV, 2 y 3. Sobre recientes descubrimientos arqueolgicos relacionados con los templos samaritano y adrianeo, cf. R. J. Bull y G. E. Wright, Newly Discovered Temples on Mt. Gerizim in Jordn: HThR 58 (1965) 234; R. J. Bull, E. F. Campbell, The Sixth Campaign at Balatah (Shechem): BASOR 190 (1968) 2-41. Cf. BMC Palestine, XXVIII-XXX. A resultas de una rebelin de los samaritanos durante el reinado del emperador Zenn, su sinagoga fue convertida en iglesia cristiana; cf. J. E. H. Thompson, The Samaritans (1919) 44s. ^

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perodo intertestamentario se caracteriz siempre por la hostilidad; se manifestaba de este m o d o , bajo forma distinta, el antiguo antagonismo entre los reinos de Jud y Efran. Para Ben Sir, el pueblo necio que habita en Siqun es tan aborrecible como los edomitas y los filisteos (Eclo 50,25-26). Los samaritanos correspondan a tales sentimientos con la misma animosidad 59 . Sin embargo, la definicin que de los samaritanos da el judaismo rabnico no va del todo descaminada 60 . Los samaritanos nunca son tratados pura y simplemente como extranjeros, sino como una raza de ascendencia incierta. N o pueden darse por sentados sus orgenes israelitas, pero tampoco pueden ser excluidos a priori6\ Su afiliacin a la congregacin de Israel, en consecuencia, no se niega, sino que se considera meramente dudosa 6 2 . En cuanto que su observancia de la Tora por lo que se refiere a los diezmos y las leyes de la pureza no se acomoda a las exigencias fariseas, los rabinos estiman que en muchos aspectos se equiparan a los gentiles 63 . Pero en ningn caso son considerados idlatras; por el contrario, se les distingue positivamente de stos 64 . D e tiempo en tiempo se alude a que observan el sbado 6 5 ; se supone al menos la posibilidad de que puedan recitar correctamente una bendicin59 Le 9,52-53; Josefo, Ant., XVIII, 2,2 (29s); XX, 6,1 (118s); Bello, 11,12,3 (232s); R. S. 2,2. Los galileos que viajaban a Jerusaln para la celebracin de las fiestas se exponan a ser atacados cuando atravesaban Samara; cf. Le 9,52-53; Ant., XX,6,1 (118s); Bello, II, 2,3 (232s). Algunos preferiran en consecuencia dar un rodeo por Perea. 60 Cf. el tratado postalmdico Kutim (ed. M. Higger); cf. p. 128 del vol. I. Sobre pasajes de la Misn, cf. n. 51, supra. 61 Cf., por una parte, eq. 1,5 (se aceptarn las ofrendas al templo de los israelitas, no de los gentiles ni aun de los samaritanos); por otra, Ber. 7,1 (cuando tres israelitas han comido juntos, estn obligados formalmente a prepararse para la oracin; la misma norma es vlida en el caso de que uno de ellos sea un samaritano); Ket. 3,1 (la exigencia de una compensacin pecuniaria por haber cohabitado con una virgen israelita es tambin vlida si se trata de una virgen samaritana). 62 Qid. 4,3. 63 Cf. Dem. 7,4; Toh. 5,8; Nid. 4,1-2; 7,3-5. 64 Ber. 7,1; Dem. 3,4; 5,9; 6,1; Ter. 3,9. La suposicin de que los samaritanos adoraban la imagen de una paloma es desconocida para la Misn y aparece por vez primera en el Talmud (jA.Z. 44d; bHull. 6a). Es posible que la paloma fuera considerada animal sagrado desde tiempos de Herodes en adelante por los habitantes gentiles (griegos) de Sebaste. Sobre las palomas de Herodes, cf. p. 403s del vol. I. 65 Ned. 3,10.

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israelita 66 . Bsicamente, en consecuencia, su observancia de la Tora puede compararse con la de los saduceos 67 . El principal idioma hablado por los judos en las distintas regiones de Palestina durante los ltimos siglos de la era precristiana fue el arameo 6 8 . La influencia aramea sobre el hebreo bblico, es decir, spt kn'n o yhwdyt (Is 19,18;36,11.13; 2 Re 18,26.28) adquiere su mayor intensidad despus del exilio babilBer. 8,8. Cf. Nid. 4,2: Cuando las mujeres saduceas siguen las costumbres de sus padres, son como las mujeres samaritanas. Epifanio, Haeres., 14, observa sobre los saduceos que xa nvxa toa ZauaoeTcac; (pu^xxoTJOiv. 68 Cf. A. Neubauer, On the Dialeas spoken m Palestine in the Time of Christ: Studia Bblica (1885) 39-74; A. Meyer, Jesu Muttersprache (1896); G. Dalman, Die Worte Jesu (1898, 21930) 1-10; R. O. P. Taylor, Did Jess speak Aramaic?: ET 56 (1945) 95-97; H. Birkeland, The Language of Jess [= hebreo] (1954); M. Black, Recovery of the Language of Jess: NTSt 3 (1957) 305-13; Erforschung der Muttersprache Jesu: ThLZ 82 (1957) cois. 635-58; S. Segert, Zur Verhreitung des Aramdischen in Palstina zur Zeit Jesu: Arch. Orientalni 25 (1957) 21-37; M. Smith, Aramaic Studies and the Study of the New Testament: JBR 26 (1958) 304-13; P. Kahle, Das paldstinische Pentateuchtargum und das zur Zeit Jesu gesprochene Aramdisch: ZNW 49 (1958) 100-16; E. Y. Kutscher, Das zur Zeit Jesu gesprochene Aramdisch: ZNW 51 (1960) 45-54; J. A. Emerton, Did Jess speak Hebrewf: JThSt 12 (1961) 189-202; A. Diez Macho, La lengua hablada por Jesucristo: Oriens Antiquus 2 (1963) 95-132; R. H. Gundry, The Language Miheu of First Century Palestine: JBL 83 (1964) 404-8; M. Black, An Aramaic Approach to the Gospels and Acts (31967); Aramaic Studies and the Language of Jess, en In Memoriam Paul Kahle (1968) 17-28; H. P. Rger, Zum Problem der Sprache Jesu: ZNW 59 (1968) 113-22; J. A. Fitzmyer, The Languages of Palestine in the First Century A. D.: CBQ 32 (1970) 501-31; J. Barr, Which Language did Jess speak?: BJRL 53 (1970-71) 9-29; M. Delcor, Le Targum de Job et l'aramen du temps de Jsus: RScRel 47 (1973) 232-61; A. Diez Macho, Arameo del Targum Palestino, substrato arameo de Evangelios y Actos y crtica textual neotestamentana, en Neophyti I, tomo IV, Nmeros (1974) 78 : -102'"; J. A. Fitzmyer, The Contnbution of Qumran Aramaic to the Study of the New Testament: NTSt 20 (1974) 382-407; Some Notes on Aramaic Epistolography; JBL 93 (1974) 20125; Methodology in the Study of the Aramaic Substratum of Jess' Saying in the New Testament, en J. Dupont (ed.), Jsus aux origines de la chnstologie (1975) 73;102. C. Rabin, Hebrew and Aramaic m the First Century, en S. Safrai y M. Stern (eds.), The Jewish People in the First Century II (1976) 1007-90. Cf. tambin J. A. Fitzmyer, D. J. Harrington, A Manual of Palestiman Aramaic Texts (1978).67 66

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nico y se manifiesta en los libros bblicos que datan de ese perodo 6 9 . C o m o lingua franca del Imperio persa 70 , se fue convirtiendo progresivamente en el vehculo comn de comunicacin. Antes de los descubrimientos epigrficos y de manuscritos ocurridos en el siglo X X , sola afirmarse que la transicin del hebreo al arameo y, en su da, el desplazamiento del primero por el segundo se atestiguan por vez primera en los libros de Esdras, incluidos los documentos rameos no traducidos (Esd 4,8-6,18; 7,12-26), y Daniel, que est mitad en hebreo (Dn l,l-2,4a; 8,112,13) y mitad en arameo (Dn 2, 4b-7,18). Se aada adems que en el Pentateuco y en los Profetas, traducidos al griego durante el siglo III a . C , algunos trminos bblicos se transliteran no a partir69 Cf. E. Kautzsch, Die Aramismen in Alten Testament (1902); A. Kropat, Die Syntax des Autors der Chronik verglichen mit der seiner Quellen (1906); R. A. Bowman, Aramaeans, Aramaic and the Bible: JNES 7 (1948) 65-90; M. Wagner, Die lexikalischen und grammatikalischen Aramismen im alttestamentlischen Hebrdisch (1966); A. Hurvitz, The Chronological Significance of Aramaisms in Biblical Hebrew: IEJ 18 (1968) 234-40. 70 Sobre inscripciones arameas fechadas en el perodo persa, cf. CIS Pt. II, n. os 108-10 (Asia Menor); 122-55 (Egipto); H. Donner y W. Rllig, Kanandische und aramdische Inschriften (21966-69) F; J. C. L. Gibson, A Textbook of Syrian Semitic Inscriptions II. Aramaic Inscriptions (1975) n. os 23-37. Sobre el texto arameo del texto trilinge (griego, licio) del siglo IV a.C. procedente de Xanthos (Licia), cf. A. Dupont-Sommer, CRAI (1974) 132-48. Sobre los papiros rameos de Elefantina y otros lugares, cf. A. Cowley, Aramaic Papyri of the Fifth Century B.C. (1923); E. G. Kraeling, The Brooklyn Museum Aramaic Papyri (1953); G. R. Driver, Aramaic Documents of the Fifth Century (1957); A. Bresciani, Le lettere aramaiche di Hermopoli: Mem. Acc. Lincei CCCLXII/VIII/XII/5 (1966); F. M. Cross, Papyri of the Fourth Century B. C. from Dliyek, en New Directions in Biblical Archaeology (1971) 45-69. Sobre ostraca e inscripciones en arameo procedentes de Palestina, cf. Y. Aharoni, IEJ 17 (1967) 243-44; 18 (1968) 157-69; L. T. Geraty, HThR 65 (1972) 595-96; BASOR 220 (1975) 55-61. Sobre la importancia y difusin del arameo, cf. F. Altheim, R. Stiehl, Aramdisch ais Weltsprache, en Die Araher in der alten Wek I (1964) 181-236. E. Y. Kutscher, Aramaic: Current Trends in Linguistics 6 (1970) 347-412; Ene. Jud. 3 (1971) cois. 259-87; J. C. Greenfield, Standard Literary Aramaic, en Actes du Premier Congrs international de Linguistique smitique et chamito-smitique, Paris 1969 (1974) 280-89. Estudio de conjunto sobre los papiros rameos en R. Yarn, Aramaica recentiora, en Proc. XHth Int. Congr. Papyrology (1970) 537-44. Cf. J. H. Hospers (ed.), A Basic Bibliography for the Study of the Semitic Languages I (1973) 283-335.

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de su forma hebrea, sino con terminaciones arameas (psb = rcaya, skr = a x e o a , gr = yicgag, etc.)- A partir de la presencia de palabras arameas en Hen(gr) se formul tambin la conjetura de que el arameo sera el idioma original de este documento (cf. infra y vol. III, 32). Algunas sentencias de los primeros maestros tannatas, Yos b. Yozer, Hillel y otros, son recogidas en arameo por la Misn 71 . Tambin el N u e v o Testamento griego contiene un nmero significativo de trminos rameos: (3(3 (Me 14,36), xeXaux (Hch 1,19), y a P p a e (Jn 19,13), 70X7060 (Mt 27,33), cpcpaB (Me 7,34) 72 , x o o p a v g (Josefo, Bello, 11,9,4 [175]; Mt 27,6 7 3 , uauxDvc; (Mt 6,24), (jiaov 8 (1 C o r 16,22) 74 , M e o a i g = msyh' (Jn 1,41), J t a x a (Mt 26,17), Qax (Mt 5,22), a a x a v g (Mt 16,23), taXiSa xoiji (Me 5,41). H a y adems varios nombres rameos (Kriqpg, M o 0 a , Ta(5i) 75 y patronmicos con el arameo br antepuesto (Barrabs, Barjess, Bernab, Barsabas, Bartolom, Bartimeo). El grito final de Jess en la cruz est en arameo: EX01, eXot Xaua aa|3ax0av (Me 15,34). Finalmente, es de notar que cuando Josefo translitera algunas expresiones vernculas para designar al sacerdote, al sumo sacerdote, el sbado, la Pascua, Pentecosts, etc., lo hace a partir del arameo 7 6 . Sobre la base de los datos anteriores a los descubrimientos arqueolgicos de este siglo se admita ya una supervivencia limitada del hebreo, confinado a la esfera del culto en el templo el Iswn Edu. 8,4;Abotl,13;2,6;5,22-23. Sobre la controversia acerca de si la expresin est en arameo o en hebreo, cf. I. Rabinowitz, ZNW 53 (1962) 229-38; J. A. Emerton, JThSt 18 (1967) 427-31; I. Rabinowitz, JSS 16 (1971) 151-56; S. Morag, JSS 17 (1972) 198-202. Cf. tambin pp. 149s del vol. I. 73 Sobre la inscripcin del qorban, cf. n. 94, infra. 74 Estudios recientes sobre esta expresin en S. Schulz, Maranatha und Kyrios Jes