Historia Sevilla

Embed Size (px)

DESCRIPTION

La historia de sevilla, desde su origen árabe hasta su desencadenamiento en la actualidad más folclore.

Citation preview

  • 106 FRANCISCO MORALES PADRN

    CAP. IV: De las naves, as en luengo como trasversales del sevillano templo, y de la hermosura de sus hbedas, y de la gentileza de sus alindadas vedrieras, andenes y techumbre de fuera y dentro del, y de su suelo.

    Tiene este suntuossimo sevillano templo, cinco mui cla-ras y mui anchas naves, a las quales dividen y diferencian cin-quenta altsimas colunas (sic) todas hechas de piedra viva de mui labrada cantera con mil lindezas en las mismas piedras la-bradas, que los sabios en el arte de cantera maravillosamente suelen alabar; y a estas cinco naves tan anchas y tan claras atraviesan en lnea trasversal, otras nueve naves del mism0 ancho, que las dichas , ::rnnque la longura no es una misma, por ser como agora acabo de decir en orden de travesa o en lnea transversal; y aunque los pilares no todos cogen los arcos en vacos, porque algunos estn formados en la misma pared de cantera, no por eso dejan todos de tener sus formas de colunas, cuia mitad en luengo queda en vaco formada, y a los ojos que la miran queda manifiestamente excelente forma de pilar. Fundados estn todos ellos sobre sus basas de can-tera, y otras tales basas tienen encima, sobre las quales basas o fermosos chapiteles, la curvacin de los arcos comienza ::i entrar; porque a la todas las techumbres des tas naves son de cantera pura como fas paredes y pilares sin intrevenir (sic), palo ni tabla ni ladrillo, que parece que es una cosa de es-pantar haverse hallado tan nico artificio que parece que no cu-po en invencin de humanos ingenios, sino es que Dios provey , de algn maestro divinamente inspi rado, que tan excelente-mente principiase tan suntuoso edificio, el qua! acabasen los maestros que despus del fundador viniesen con mui grande admiracin, por lo qua] algunos por excelencia siendo escrip-tores excelentes, as latinos como romancistas, llaman a esta nobilsima sevillana mquina, el templo sin viga, por que en los otros templos de Espaa, por artificiosamente labrados que sean por claves y filateras que tengan formadas con no pequea sagacidad, ninguna hay que no tenga mezcla de la-drillo o alguna viga puesta para sustentacin, sino es este

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 107

    magnfico sevillano edificio templo, al que atraviesa en lon-gura por medio entre las dos y dos naves que quedan a los lados, una nave mui mayor en anchura y altura, y por que casi en el medio la cruza otra nave del mismo altor y anchura que estotras. Llaman a esto as el crucero. En el medio dl, entre el altar mayor y el coro, est una boveda ms alta que toda la iglesia y que el Crucero y naves della harto ms alta, y llmanle comnmente el zimborio, zimbor, nombre sin duda tomado de algunas iglesias de Espaa, que as llaman a otras sus b-vedas semejantes, aunque no tan altas ni tal artificiosamente labradas como esta. Hallarse ha este nombre de zimborio o zimbor o zimorio de algunas iglesias de Castilla. Es la labor de las bvedas mui hermosa y a los ojos mui deleitable, ma-yormente la de las cinco bvedas que al crucero acompaan, cuia obra es en tan perfeccionada subtileza, que no parece sino de un labastro mui subtil, y a estas cinco bvedas, y a todo el templo en redondo, acompaan munchas y mui her-mosas vidrieras con diversas imgenes de santos, as de los Patrones desta nclita ciudad, como de otros con cuios ruegos somos siempre favorecidos. El nmero destas vedrieras, aunque el de las puestas es muncho, pero son otro gran nmero dellas las que en tan sumptuoso templo quedan por poner, y en la real Capilla que agora nuevamente se labra (5) dentro del mismo, dice que aunqm la insigne toledana Iglesia tiene, segn Siculo, setecientas, que estas allegarn a mil. Tienen tan her-mosos matices ellas y a la vista tan deleitable colores, que es una cosa mu hermosa estarlas mirando. Por estas vedrieras entra mu devota lumbre en este santo templo, con la qua] devota lumbre de ms de un admirable resplandor que en l siempre hay, no sienten los que dentro estn fatiga ni ahoga-miento, antes son incitados a muncha contemplacin y a espi-ritual alegra. Andase este maravilloso edificio todo por cima con hermosos andenes interiores, y todo el por de fuera de ms de las labores de cantera y todas sus b6bedas son soladas de ladrillo de junto, sin haver ni tan sola una teja, lo qual en

    5. La Capilla Real se comenz a construir en 1552 y se concluye en 1575. Este agora significa una interpolaci realizada despus de 1535.

  • 108 FRANCISCO MORALES PADRN

    mu pocas Iglesias del mundo se hallar. Su suelo es todo d e ladrillo, aunque es cierto que ha de ser de jaspes de diversas colores.

    CAP. V: De las capillas que tiene el santo sevillano tem. plo, y de los entierros e indulgencias que en cada una dellas hay, y primeramente de la de Nuestra Seora del Antigua.

    Tienen ilustrado, o hecho ilustre a este Santo Sevillano Templo, que comunmente llaman Iglesia Mayor de Sevilla, munchas devotas capillas bien adornadas, ms entre todas ellas tiene meritsimo primado la que llaman de la Sacratsima Vir-gen Mara, por sobre nombre el Antigua, o por que la capilla es mui antigua o, lo que segn pienso es ms cierto, porque aque-lla santa imagen es tan antigua en aquel lugar, que a mun-chos a puesto en curiosidad de querer saber el origen. Es esta santa capilla en longura y anchura, a ltura y labores de edificios, ms excelente que todas las otras, y ms con las cosas de devocin que en ella hay, porque como entramos en ella por su principal puerta, que es hacia el cuerpo de la Iglesia, sobre mano derecha est Ja preciosa imagen que h a dado nombre a la misma capilla cercada de un dorado taber-nculo de maravilloc;,o artificio y mui al ta al tura y devota imaginera, delante ele cuia presencia estn colgados mun-chos pequeos bultos de reyes y prncipes y virreyes y duques y condes, con otros de mui grandes seores. As mismo tiene dos rejas , una mayor que otra delante su santo altar, la ms interior fue antiguamente de plata, la qual di el ilustrsimo Seor D. Juan Alonso de Guzmn, Duque de Medinasidonia . padre del mui excelente seor D. Juan Alonso de Guzmn, que en el nombre le sucedi y en el estado.

    Arden en esta devota capilla veinte y tantas lmparas to-das de plata, y entre ellas es memorable la que los Cathlicos Reyes D. Fernando y Doa Isabel dieron a l nacimiento del serensimo prncipe D. Juan, que Dios tiene en su gloria, con otras lmparas que han dado otros grandes prncipes y vale-

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 109

    rosos seores. Cerca de ellas est el en ti erro del mui claro mrmor y no vulgar obra del Iltmo. y Reverendsimo Seor D. Diego Hurtado de Mendoza, Cardenal de Espaa y Patriarca de Alexandra y Arzobispo de Sevilla. Tiene as mismo otro~ mui nobles y suntuosos entierros por el suelo con losas y so-lemnes epitafios hermoseados. En torno desta capilla hay mun chas cirios gruesos, munchos hierros y cadenas de cativos . munchas n aos y galeas, todo lo qua) all es em biado a causa de los munchos y con tinuos milagros que a invocacin desta sant:1 imagen por diversas partes del mundo acontecido han, y cada da acontecen, los quales ponerlos aqu sera proceder en infini-to. Quien ms a la larg8 los quisiere ver lea un tratado que yo tengo hecho intitulado de la Fundacin y milagros desta Santa Capilla del Antir,ua, que all los ver. Y bolviendo a nues-tra descripcin, tiene esta memorable capilla mu r icos orna mentos dados a ella por los Cathlicos Reyes ya nombrados y por otros grandes prncipes y todos su servicio de plata y mu honrados capellanes. Suele en la sacrista desta solemne capilla presidir siempre un seor cannigo o racionero desta Santa Iglesia para recibir los dones que all se presentan, y recibir las misas que se mandan decir, e l qual, despus de asentada~ en un libro que para ello all tiene, las reparte por su orden a los estranjeros sacerdotes que all ocurren, por que esta Santa Capilla tiene muchas capellanas dotadas, y tantas de su pitancera, y todas las dems misas se reparten en tre los sacer-dotes ya sealados, y en quatro altares que para ello diputado tienen desde en amaneciendo hasta casi medioda no cesan de decir con tal que traigan licencia de sus prelados, y all reci-ben su acostumbrada limosna; y es de advertir en una cosa que como la sacratsima Reyna del Cielo inspira en unos que van a dar limosna para decir misas en su capilla, as a otros que tienen menos les ponen pensamiento que compren velas, y las pongan encendidas delante su gloriosa figura, para que aquellos menesterosos sacerdotes tomen algunas dellas de all, y con ellas digan sus misas y no gasten en velas parte de la li-mosna que les dan, y para su sustentacin la guarden. Estos hombres ayudados con esta limosna sustentan sus personas y

  • 110 FRANCISCO MORALES PADRN

    negocian sus negocios, y se buelven a sus tierras y munchos se quedan en perpetuo servicio atrados por la religin y devocin de tan santo lugar. Tiene el sancristn desta Capilla copioso rdito, y el que tae los rganos, que el Reverendsimo Seor D. Diego de Deza (6), Arzobispo de Sevilla en ella dej, tiene un aposento alto para los que aqu a velar vinieren. Lbrase en ella una segunda puerta de solemne cantera con dos columnas de fino jaspe verde, las quales solan estar debajo de los pl-pitos del Evangelio y Epstola del Altar Mayor. Hcense en esta santa capilla munchas cosas de devocin, mayormente la misa que todos los sbados al alva ofician por magnfico estilo los cantores del coro, la qual dice uno de los reverendos curas del Sagrario. Asi mismo los sbados a puesta de sol, la devota salve, y los primeros sbados del mes dems de los cantores y rganos, se dicen con menestriles altos. Ocurren a estas dos cosas gran nmero de gente por causa de devocin y por los grandes perdones que en ello ganan, y yo me acuerdo haver visto una Bula puesta a la Puerta de la Capilla que los sealaba, la qual en latina lengua y en pergamino escrita deca: Decet domun matris domini sanctitudo, que quiere decir: Convie-ne santidad a la casa de la Madre del Seor. Dcese as mismo todos los das del ao una devota salve despus de las santas completas, la qua! ofician los capellanes del coro de la Santa Iglesia, con una oracin que dice el ms antiguo capelln dellos, y despus un responso, ambas estas dos cosas dotadas para siempre. Otros munchos anniversarios dice en esta Santa Capi-lla el colegio de los mui reverendos seores Dean y Cavildo de la Santa Iglesia, mayormente una devota misa nueve das

    6. El dominico Fray Diego de Deza regira la dicesis (1505-1524) t ras haber sido l nquisidor General y obispo en diversos sitios . Le correspondi convocar el Snodo Pro-vincial (1512), fundar el Colegio de Santo Toms (1517), inaugurar el segundo cimbo-rrio de la Catedral (1519) y realizar notables innovaciones en la organizacin de la archidicesis a la que se agregaron entonces los obispados americanos de Santo Domingo. La Concepcin y San Juan de Puerto Rico. I n tent Deza recopilar las diversas reglas \igentes , fij el estatuto de sangre y reglament la indumentaria de cannigos y bene-ficiados. Los 18 aos del arzobispado de Deza fueron densos, tensos y problemticos . Inundaciones , sesmos. pestes y hambres laceraron a la ciudad , donde los bandos -muerta la reina- de Guzmanes, Girones, etc., volvieron por sus fueros hasta el motn de las Comunidades. A todo ello supo hacer frente Deza, cuya generosidad y tarea reconoci el mismo Cabildo, autorizndole a poner su escudo en el Altar Mayor. Propuesto Deza para la mitra de Toledo, muere de gota, enfermedad que combata de acuerdo con la creencia de entonces poniendo los pies sobre un len manso que sus amigos le haban regalado, segn atestigua Pedro Mejla, que lo vio con sus propios ojos.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 111

    antes de Pasqua de Navidad. Estos das pasados el invict-simo Csar Emperador D. Carlos Quinto Amn. Y esta santa capilla y nclita ciu-dad Sevilla es con su favor tan engrandecida.

    CAP. VI: De las otras devotas capillas de la Santa Sevi-llana Iglesia y sevillano templo, de las cosas memorables que en ellas hay, y de los grandes perdones y copiosas indulgen-cias que los que las visitan cada da ganan y dieron su limosna.

    Bien pudiera yo poner aqu la Real Capilla de los Reyes que agora se edifica con tan reales principios, la qual bien creo que exceder a todas las del mundo en suntuosa sumptuosidad

  • 112 FRANCISCO MORALES PADRI-<

    y nobilsimos edificios, si no me estorbara ver que agora se edifica, y mi deseo ser de escrevir todas sus cosas en particular, las qualcs como an no estn hechas no me dan a ello lugar, quedarse para otro lugar ms convenible. Est junto a esta santa sevillana Capilla del Antigua, otra llamada del glorioso sevillano rey y mrtir S. Emergildo, cuio fundador fue el grande y mui excelente varn D. Juan de Cervantes (7), Arz-obispo de Sevilla de clarsima sangre y engrandecida santidad, de cuias alabanzas diremos en otra parte. A esta Capilla viene el mu reverendo Cavldo de la Santa Iglesia en procesin el da del Santo mrtir Emergildo y dicen misa mui solem-ne; ay vienen as mismo el da en la tarde de Santa Catarina y otro da despus a decir un solemne aniversario por nima del mismo Reverendsimo Seor Cardenal ya dicho, por que en aqul da fue su felissimo fallecimiento. Felicsimo lo llamo porque segn se cree bol del suelo al cielo, segn su devot-simo trnsito y vida mui singular. Tiene esta Capilla un sin-gular r etablo como el del Altar Mayor del monesterio de S. Francisco de Sevilla. Est all su silla Arzobispal. Est en medio de la Capilla su solemne bulto de mrmor que fue en su tiempo juzgado como el mejor de toda Espaa. Es la Capilla mui bien dotada; tiene quatro Capellanes y un Sancristn, y por memoria de tan celebrrimo Pontfice, el qua] en el Concilio Constanciense tuvo la summa presidencia q uando hacen rde-nes los r everendsimos arzobispos sevillanos o sus provisores las celebran en esta memorable capilla. Pasadas dos capillas adelante est otra venerable capilla del nclito y glorioso mrtir S . Laureano, sevillano arzobispo cuio refulgen te m artirio a todo el mundo ilustra. Fue fundada es ta capi-lla de cantera la primera de todas las de este santo templo, la qual dot el reverendsimo Seor D. Alonso de Xea (8), de nacin, segn pienso aragons, Patriarca constantinopolitano y administrador perp.::1uo, que es lo mismo que arzobispo de

    7. El cardenal Juan de Cervante~ . muerto en 1453, fue un ilustre telogo que p.tr ticip en el Concilio de Basilea y cuyo sepulcro, obra de Lorenzo Mercadante , vernos en la Capilla de San Hcrmenegildo, dotada por l, de la catedral hispalense.

    8. Se refiere a D. Alonso l. E jea, muerto en 1417, q ue fue Patriarca de Cons tan-tinopla y Arzobispo de Sevilla, cuya losa sepulcral vemos en la Capilla de San Laurcano de la catedral hispalense.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 113

    Sevilla, y as el retablo de nuestra antigedad de su tiempo. Ay en esta capilla una capellana que el mismo Seor dot, y porque el glorioso mrtir S. Laureano, cuia es la advocacin de la capilla, fue contra los arrianos hereges tan validsimo defensor de la catlica fee; por eso en su capilla se lee la ctedra de la sacra Teologa, que son las cristianas armas con-tra las malditas setas de moros y de judos y de hercges. Ll-mase esta ctedra de S. Leandro , sevillano arzobispo y Prima-do de Espaa, dotor sagrado de la Iglesia y de Reyes y Reynos de Espaa nico y singularsimo convertidor. Ganan los que visitan esta capilla grandes perdones e indulgencias, las quales el Papa Benedicto dcimo tercio otorg, y las aprov el Concilio Constanciense, y las indulgencias son las que aqu dir, segn una tabla que est puesta a la puerta de la misma capilla, cuia rbrica colorada contiene estas palabras: Esto!> son los perdones que ganan los que visitaren esta capilla de S. Laureano Arzobispo que fue desta ciudad de Sevilla, los qua-les concedi el Papa Benedicto dcimo tercio, a los que con devocin vinieren a facer reverencia e oracin a la dicha capi-lla {9) que ganen los dichos perdones en la manera que se sigue:

    Primeramente el da de S. Laureano [ ... ]

    CAP. [Vlll: 10 De las iglesias parroquiales que son cabeza de las collaciones de la real cibdad de Sevilla, y de los mones-terios devotsimos de frailes y casas de gran religin de mon-jas que ay en la misma cibdad.

    Dejadas a parte cosas de pequea entidad, vengamos a otras de mayor importancia. Hacen nobles, segn dice Sculo, a dos (despus de Sevilla) principales ciudades de Espaa, Tole-do y Granada, haver en cada una dellas veinte y tres collacio-nes; ms a la imperial cibdad de Sevilla, hcenla la ms real cibdad, y an ms insignsima de todas veinte y siete, y si afia

    9. Aqu termina el ms. de: A.M. S. de la D. C. C. aiiade que ganen los dichos perdones que devo de dezir por proligidad >.

    10. Sin numerar en el origini.11. Esta obsen:acin es \'lida pa:a los r~stantes caps. del Lib. l.

  • 114 FRANCISCO MORALES PADRN

    dimos otra veinte y ocho collaciones, cada una dellas mui gran-de, por que hay collacion de dos mil vecinos, y Ja menor pasa de trecientos y diez. Toman estas collaciones cada una nom-bre de su iglesia parroquial, entre las quales iglesias o ms verdaderamente hablando, entre todas las del mundo, tiene pri-mado de sumptuosidad el sevillano templo, as en grandeza de edificios como en primeza de obras que dentro hay, pero mui ms ilustrsimo es con la preciossima figura de la sacrat-sima Virgen Mara del Antigua, que en una gran capilla dentro desta sumptuosa Iglesia est; delante de cuia devotsima figura arden de da y de noche veinte y dos lmparas de plata de mui gran cantidad, aunque del ao de veinte y uno ( 1521) ac, estn solamente quince, porque las dems fueron quitadas con acuer-do del Reverendsimo Seor D. Diego de Deza para ser conver-tidas en obras de que por entonces aquella santa Capilla tena mayor necesidad, con condicin que andando el tiempo han de ser hechas las que as faltan , que ay solian estar. Entran a este sevillano templo por doce puertas mu sumptuosas la-bradas del romano con imaginera, y hay sobre cada puerta historias diversas del Testamento Nuevo hechas de bulto con otros santos y santas. De estas puertas las tres dellas son del claustro y de la iglesia son las dems. Tiene munchas y mui ricas vedrieras ya hechas, y cada da no cesan de se hacer, ms porque salgamos del, concluyendo, tiene munchas capillas, munchos solemnes entierros de patriarcas, cardenales, reyes y arzobispos y obispos. Tiene mui honrada clereca y en mui gran cantidad; porque entre el mui reverendo Cavildo y capellanes y otros sacerdotes que cada da all dicen misa, pasan de tre-cientos clrigos los que cada da residen en l. Tiene rnui gran-de claustro lleno de naranjos con harta abundancia de agua de pie, de cuias exceleacias, porque en particular tengo de decir en la tercera Dcada, no aado ms si no que a este templo llaman de Santa Mara la Mayor, y as a la misma collacin llaman de Santa Mara. La segunda de San Salvador (11 ),

    11. El origen, razn y carcter de las advocaciones de las 24 primitivas collaciones sevillanas, en Julio l. Gonzlez: El repartimiento de Sevilla. Madrid, 1951. 1 pp. 354-360

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 115

    Santo Isidro, Sa11ta Ana, San Jlefonso, San Pedro, Sant An-drs, San Juan, San Martn, Santa Catalina, Santiago, San Ro-mn, San Marcos, Santa Marina, San Julin, Santa Luca, San Gil, Omnium Sanctorum, Sant Laurencio, San Vincencio, La Magdalena, San Nicols, Santo Estevan, San Bartolom, son dos collaciones: San Bartolonz la Vieja, que est agora hecha casa a una esquina en la Plaza que llaman de Don Pedro, y hay Jurados desta collacin. La otra collacin es San Bartolom del Comps, donde est agora la Iglesia, y llaman S. Bartolo-m del Comps, donde hay as mismo otros Jurados, y esta collacin de S. Bartolom del Comps y la de Santa Mara la Blanca y Santa Cruz son collciones nuevas desde el ao de mil y quatrocientos y noventa y dos, en el qual ao los infieles que tenan ocupadas aquellas tres collaciones, fueron por los Catlicos Reyes D. Fernando y Doa Isabel, de Espaa aban-zados, quedndose en ellas por moradores los que dellos a nuestra Santa Fee Catlica se quisieron convertir. Despus ac se han en ellas elegido Jurados, y mu noble y mui hon-rada vecindad vive en ellas ya. Otra se me quedaba por escrevir, que es no tan antigua como las primeras, ni tan moderna como estas tres que he dicho poco ha, y llaman a esta colla-cin S. Miguel (12), la qual tuvo principio en el ao de mil y trecientos y sesenta y cuatro, que reinaba en Espaa el Rey D. Pedro el Cruel, llamado. Bien podramos aedir otra colla-cin que fuesen veinte y nueve, que de S. Juan de Acre (13) se podra decir, en la qua] ay ms de doscientos vecinos, y tienen por s su iglesia y pila de baptismo y cura parroquial, salvo que no tienen Jurado. Otra quasi collacin se podra llamar el Comps de S. Clemeinte, sino que los curas de S. Laurencio hacen lo que es menester all, as que no solo veinte y ocho, ms quasi treinta collaciones, la real cibdad de Sevilla tiene en si

    La titulacin o advocaciones >Oll la> mism3s de varias ciudadc> del norte . y parece que fue obra de Don Remondo.

    12. Su templo, desaparecido en el S. XIX. merece una detallada dc>cr ipcin en Gonzlez de Len, Noticia arlistica de Sevilla. Sevilla 1973, pp. 31-47.

    13. Su origen est en las casas dadas a esta Orden militar en el Repartimien to. Tena juzgado y templo propio sin pila bautismal. Se situaba entre el Convento de San Clemente, Santa Clara y el ro. En el s iglo XVI comprenda 50 casas. Su templo des apareci en 1802 y su archivo se integr en el de San Lorenzo. El templo lo califica Gonzlez de Len como sumamente mezquino, loe cit. pp. 481-2.

  • 116 FRANCISCO MORALES PADRN

    con sus iglesias, las quales dejadas, diremos de los moneste-rios. Hay seis monesterios de frailes dentro del circuito de Se-villa: S. Pablo de la Orden de los Predicadores, mu solemne convento, con su adornado claustro y oratorio, y mui magn-fico, con su grandsimo y mu adornado refectorio y odor-fero, con sus mesas de aciprs, donde a la continua residen pasados de ochenta frailes, varones de muncha santidad y asi mismo mui grandes letrados y excelentsimos predicadores, y por eso este insigne convento es el mas principal del Andaluca, del qual es agora prior, haviendo sido provincial de toda el Andaluca otras munchas veces, el mui generoso en linage y en vida y costumbres mui religioso y por eso mui Reverendo F. Alberto de las Casas {14 ), natural sevillano, de la generosa familia de los de las Casas, que con ms devido conombre de los Casaus se debe nombrar. Hay otro convento de S. Francisco de mui gran sitio, de una nave tan alta, y tan alta (sic) no se halla en gran parte de cristianos otro tal; siempre hay en l no menos que cien frailes, varones sabios, entre los quales se han hallado algunas veces juntos quatro maestros, y quatorce pre-sentados en la Sagrada Teologa. Tiene este monesterio una huerta tan grande que dicen que es tamaa como un buen lugar. Hay otro devoto monesterio de Nuestra Seora del Car-men o Monte Cannelo, y otro de Nuestra Seliora de la Mer-ced; en cada una destas casas habra quarenta frailes, y son em-trambas de muncha devocin. Hay otro del Valle de la Or den de penitencia de S. Francisco. Hay otro que se edifica agora de la Orden de Santc Domingo llamado Regina Coeli, a la Plaza del Marqus de Ayamonte D. Francisco de Zuiga, cuia muger Doa Leonor Manrique de Castro lo instituy. Hay otro Colegio de veinte colegiales, que andan con vestiduras ecclesis-ticas, y Becas moradas, llamado de Santa Mara de Jes (sic), que fund el mui reverendo Arcediano de Reyna y Cannigo de

    I~. De es te re ligioso, Mario Mndez Bejarano, en su Diccionario de escritores, maes-tros y oradores naturales de Se"illa y su actual provincia (1922-25). dice : Hijo del Vein ticuatro de Sevilla Alonso Casaus, naci e l 1481 , tom el hbito de Ja Orden de Predi-cadores , de la que fue en 1542, por unanimidad , elegido Maetro General. Falleci en Valladolid en 1544 y sus despojos lueron trados al convento de San Pablo de Sevilla , donde haba profesado. Hizo en ias letras adm irables progresos y fue excelente ora-dor (Ar ana). Con motivo de su eleccin para Gener al. escribi una epstola compren-dida en el Registrum ejus ep1stolari11m in archivo Ordinis-Romae cervatum (Echard).

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE Ll'IS DE PERAZA 117

    Sevilla Maestre Rodrigo de Santaella (15), llaman por otro nombre mui devidamente la Universidad Sevillana a este exce-lente colegio, de cuias particularidades ms largo en la tercera dcada se dir. Hay otro Colegio nobilsimo de veinte y cinco frailes Predicadores de la Orden de Santo Domingo llamado Santo Toms de Aquino (16). Hay otro Colegio de nios junto a la Casa Arzobispal. Hay otro Convento de freiles comenda-dores de la Orden de Santiago y otro de Comendadores de S. Juan de Acre o de Rodas; estos dos a Ja Puerta de Biba Ragel. Otro de Comentladores de Calatrava que se dice S. Benito a la Laguna, y otro en la Calle de las Armas de Santo Antn. ~ Fuera de Sevilla ay a la Puerta Carmona el solemne mones-terio de Santo August fn con su devoto Crucifixo, y poco adelan-te Santo Dominco de Silis (sic), y a la Cruz que decir solan agora se edifi ca el mone-sterio de Santa Cruz de Jerusalem. Hay ms Santo Domingo de Portacoeli , de Predicadores. La Trinidad, S. Gernimo, y de la misma orden Santo Isidro. De monjas hay S. Clemeinte, Santa Clara, Las Dueas, La Madre de Dios, San-ta Ins, Santa Pallla , Santa Isabel, dos de la Concepcin, uno de la Encarnacin, San Leandro y Santa Mara de Gracia, y el Socorro y Santa Mara de Jess, y Santa Mara la Real, que es de los primeros, aunque se nos quedaba por decir. Estos de monjas dentro de Sevilla .

    CAP. [VIII]. De la gran munchedumbre de ricos y sump tuosos hospitales que hay en la opulentsima cibdad de Sevilla, y de las obras de mui larga caridad que a los estrangeros (que a ellos por causa de ser curados se recogen) cada da se exer-citan.

    Es tanta la confor midad que tienen los hospitales con las iglesias y monesterios, pues son todas casas de oracin, que ne

    15. Vid. Joaqun Hazaas: Maese Rodrigo 1444-1509. Sevilla 1909. 16. El Colegio de Santo Toms de Aquino de los PP. Dominicos estaba en la Plaz3

    de Santo Toms . hoy desaparecida, pero que se situaba , ms o menos, frente al Archivo de Indias. La invasin francesa de>truy este edificio - renovado en 1815- e incluso desapareci el sepulcro y restos de su fu ndador. a rzobispo Diego de Deza. Gonzlez de Len: loe. cit. pp. 126-7.

  • 118 FRANCISCO MORALES PADRN

    hay casa de estas de pobres o recogimiento de cofrades, que no se entienda debajo de este nombre de iglesia o monesterio o al fin de casa de oracin. As creo que lo traen los doctores canonistas en la Rbrica de Religiosis Domibus. He dicho esto porque claramente se vea con cunta razn, despus de haver hablado de las iglesias y monesterios, he determinado de los hospitales en alguna manera hablar. Es por cierto el nmero mu grande de los hospitales de Sevilla; por que no haciendo perjuicio a nadie, no hay tierra en munchas partes de tanta ca-ridad. Demuestranlo a la clara el excesivo nmero de pobres que cada da entran en ella quasi de todas partes del mundo, de Inglaterra, de Alemaa, de Francia, de Borgoa, de Sabaya, de Navarra, de Roma, de Npoles, de Calabria, de Cecilia, de Ara-gn, de toda Castilla y de todo el Reyno de Len; y as mismo dan dello testimonio ciento y tantos sevillanos hospitales, en los quales a todos estos pobres cada da se les hace mui largo bien; y si algunos deste bien carecen es por quererse ellos andar de puerta demandando y no poder con ellos que se apliquen a estar en algn hospital. As que tornando a nuestro propsito son los hospitales de Sevilla ciento y tantos, mu sabiamente ordenados, y los ms dellos cada uno r;liputado para una parti-cular enfermedad. Entre ellos el principal es el que dicen de 1 Cardenal, en la collacin de Santo Illefondo, el qual hospital solemnsimo, siendo all primero, segn munchos piensan sus casas propias, fund en ellas el ilustrsimo y por consiguiente el reverendsimo Seor D. Juan de Cervantes, Cardenal de Es-paa del ttulo de S. Pedro Advncula, y Arzobispo de Sevilla, y as mismo lo dot de munchas y largas rentas para que fuesen dellas mantenidos los pobres que oviesen de ser curados en l. Son tantas estas rentas, que me han certificado personas dinas de fee, que ha aconteci do estarse curando juntamente trescien-tos pobres en el dicho hospital , a los quales curan con gran cari-dad los servidores par::t ello sealados, y con mucha limpieza; pero los que en este hospital han de entrar h an de ser hombres y no mugeres, por que para las mugeres luego diremos de otro que hay. As mismo no entran aqu hombres tocados del mal de las bubas, que se han de decir !mas, como en el libro de la

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 119

    Historia general de las Indias lo prueva Gonzalo Hernndez de Oviedo o de Valds (17), por que los de este mal tienen otro hospital por si. Hay en esta casa un administrador que siempre es mui reverenda persona; hay curas y capellanes por si que duermen y comen ay, solamente para administrar los santos sacramentos a los enfermos; tiene sus mdicos que curan para todas dolencias y enfermedades, sacada la dicha; tienen tam-bin sirujanos que curan de cuchilladas y de otras pasiones de esta calidad; sobre todas las cosas que son mui grandes deste dignsimo hospital, estoy bien con una, y es que alliende de ha-ver en su cementerio donde entierran a los pobres que en el mueren, tierra del Campo Santo de Roma. Tiene una gracia mui singular concedida por los santos padres de Roma, y es que el que en l muere confesado y recebidos los ecclesisticos sacra-mentos, va absuelto como el da en que naci. Plega a nuestro Seor de poner en su gloria nima de tan santo varn que tanto bien nos dej. A esta causa munchos nobles desta ciudad y otros comunes, quando se ven cercanos a la muerte, dejadas sus ca-sas se hacen llevar a este santo hospital para morir en l, del qual baste lo dicho porque quede lugar a los dems. Hay a las espaldas deste, otro mui devoto hospital que llaman de la San-gre, el qual fund junto a la Iglesia de Santa Catalina la mui magnfica seora Doa Catalina de Rivera, madre del ilustre D. Fadrique Enrquez de Rivera, Marqus de Tarifa y Adelanta do del Andaluca, que hoy es, en l qua! son curadas solamente las mugeres de qualquiera enfermedad, sacada la de las buas. Hay cada ao en l jubileo, a culpa y a pena, desde la vspera de S. Gregario hasta otro da puesto el sol. En la collacin de S. Salvador hay otro hospital, que antigamente se dijo de la Sangre, y agora por que en l se curan los del mal de las buas, dellas lo suelen llamar. Cranse aqu todos los tocados deste mal, as de llagas como de dolores, y como este sea un mal tan fatigoso, as por los crueles dolores que pasan los que lo tie-nen, como por los grandes hedores que de las llagas les suelen

    17. Gonzalo Fernndcz de Oviedo lleg a Sevilla desde Amrica en 1534. Al ao siguiente comenz a publicar su Historia General y Natural de las Indias . La impresin sevillana de Jos 19 libros de la primera parte se termin el 30 de sep tiembre de 1535. En el Lih. XII de la Primera Parte. Cap. II . trata del rbol guayacn . idneo para Ja cura de la temerosa enfermedad de la bas (s!filis).

  • 120 FRANCISCO .\!ORALES PADR~

    proceder, tengo por mui averiguado que los que esta casa orde-naron, y los que a estos miserables pobres sirven, han de ser mui galardonados de Dios. Tienen cargo de visitar estos enfer-mos y darles de comer, sin los dems servidores, dos honrados sacerdotes, y llmase agora esta casa de Sant Cosme y Sant Damian. Otro llaman del Amor de Dios a la Pellejera, donde se curan de calenturas y ciciones ; y por que el mal que se dice de San Lzaro, que es una gafedad de un terrible mal contagioso, los mdicos afirman, y an los canonistas lo sienten en el ttulo del matrimonio en el ttulo de los leprosos que se pega; hay para ellos un tercio de legua fuera de la Puerta Macarena desta real cibdad Sevilla, un solemne hospital de la advocacin de S . Lzaro donde tienen su comps de casas en que moran mari-dos y mugeres; tienen huerta y una iglesia de muncha devo-cin, donde van a tener novenas las gentes de Sevilla en espe-cial en tiempos de tribulacin. Hay otro hospital de los Inno-centes repartido para hombres y rnugeres, el qual siendo co-menzado a hacerse por el honrado varn Marcos Snchez, fue acabado por la ilustre seora marquesa de Zahara, Doa Fran-cisca Ponce de Len. Hay otro al Pozo Santo, que se dice de la Misericordia, al qual el varn Juan de [ ...... ] racionero de la Santa Iglesia de Sevilla en sus propias casas instituy, en el qual dems de la misa que cada da se dice, todos los aos se casan veinte y cinco o treinta doncellas por amor de Dios. Obra maravillosa, digna sin duda como siempre lo ser de ser aumentada cada da! Hai mui honrados cofrades en este hospital, y parceme que debran Papas, Emperadores y Reyes ser cofrades en l. Otro hay _iunto al Alczar que se dice el Hospital del Rey, dems de los munchos perdones que en l hay, viven en l en doce cmaras , doce hidalgos pobres que hallan venido a necesidad, a los quales dan de vestir cada ao de pao de buen buriel, y cada da de comer y de cenar abundantemente. Junto a este hospital est otro de Santa Marta, que fund en sus casas el mui Reverendo D. Fernn Mar-tn de Cea, arcediano de Ecija , maestro en la Sagrada Teologa, cristiansimo varn, cuias excelencias, quando tratare de los sevillanos varones ilustres yo declarar como lo requiere la

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 121

    razn. Dan aqu de comer y cenar mui altamente a tres pobres, y es el Cabildo de la iglesia el patrn; eso mismo se da de comer a doce pobres, y a doce mugeres en el de S. Bernaldo. Final-mente, en todos se acogen pobres y se mantienen segn la posi-bilidad. Hay otros hospitales de cofradas, como el de los Cava-lleros, el de los Corredores de Lonja (18), y de cada uno de los oficios que hay en Sevilla, que son los que pueden haver en todo el mundo, de cada uno hay un hospital, y otros donde se juntan devotas personas en congregacin.

    CAP. IX: De las innumerables casas mui grandes y mui ricamente labradas que hay en la magnificentsima cibdad Se-villa y de la frescura del agua y huerta que en cada una dellas hay, y de otras infinitas huertas que hay dentro de el cerco de los muros.

    Entre las cosas de muncho tomo que a las repblicas dan, como dicen, lustre y faicion (sic por faccin), me parece que as como los blancos y mu hermosos dientes dan muncha gracia y hermosura a la boca de qualquiera hombre o muger, as las casas adornan, hermosean y hacen graciosas las plazas, las ca-lles y viviendas de qualquiera cibdad donde estn. De aqu co-lijo yo quanto sea la vivb1da de la real cibdad de Sevilla ale-gre por las munchas y mui buenas casas que en ella hay, las quales, son tantas, y tan munchas, que en gran manera exceden la sobre dicha comparacin, por no parecer aficionado escrip-tor, tiemplo quanto puedo la orden de mi escrevir, ms dgame qualquiera de los que con gana de ver las antigedades por to-das las partes del mundo, suelen discurrir en que cibdad, deja-das aparte las villas y lugares, tantas casas tan ilustres y con tan sumptuosos edificios como en Ja real cibdad de Sevilla se hallarn, contamos en ella treinta y dos casas o magnficos pa-lacios que qualquiera dellos pasara por Alczar en otra cibdad.

    18. Morgado: Historia de Sevilla (Sevilla , 1887), tambn se refiere a ellos; eran agentes o intermediarios que facilitaban la firma de contratos, p. 167. Vid. Antonia Heredia: Los corredore.< de Lonja en Sevilla y Cdi. Archivo Hispalense, 2.a poca, LTT-LIII , 159-165. 1970, pp. 183-197.

  • 122 FRANCISCO MORALES PADRN

    La primera dellas es el Real Alczar, el qual segn yo he odo a personas que han visto muncho, es el mayor y de ms aposentos y ms bien labrado que no slo en Espaa, ms en gran parte del mundo se podra hallar; por que si el de Gra-nada tiene el quarto de Comares, que es mu buena pieza, dejada esta no hay ms que mirar en l. En el de Zaragoza que llaman el Aljafaria por el rey Aljafa moro que lo fund, hay otro quarto bueno, y en el de Segovia, el quarto donde estn los reyes pintados se puede alabar; ms en el real sevillano Alczar porn lo que dir admiracin. Dejado el recebimiento primero, otros nueve quartos se hallarn; el Crucero que es la mejor pieza que hay en cristianos de su manera, el quarto Real, el quarto de las Damas, el quarto de la Media Naranja, el quarto del Prncipe, el quarto de los Leones, el quarto del Conde, el quarto de los Concejos, el quarto de la Jaula, el quar-to de la Montera. Hay en l ocho o diez pilas de agua y mun-chos jardines, alliende de la sumptuosa huerta que del Alcoba suelen nombrar. La otra es el Palacio Arzobispal, que son las casas de qualquiera arzobispo que por tiempo es en Sevilla. La casa o Palacio del Duque de Medina en la collacin de S. Miguel. Las casas viejas del mismo duque en la collacin de S. Vicente. Las casas o Palacio del Duque de Arcos en la collacin de Santa Catalina. La Casa del Marqus de Tarifa, que es cosa maravillosa de ver a la collacin de Santo Estevan. Las casas viejas del mismo marqus en la collacin de Santa Marina junto a S. Bias. Las casas del Marqus de Villanueva a S. Bartolom. Las casas del Duque de Bjar a la Puerta de Minjohar. Las casas del Marqus de Zahara a San Pedro, donde agora vive el mu magnfico Seor D. Pedro Ponce de Len. Las casas del Conde de Orgs a S. Nicols, donde vive el doctor de Herrera. Las casas del Conde de Gelves a la Borceguinera. Las casas de la Marquesa de Portugal en la calle de Francos Las casas del Marqus de Ayamonte a S. Pedro. Las casas del Conde de Benamacot, que son agora monestcrio de Nuestra Seora de Gracia a la collacin de Santo Ilefonso. Las casas de Juan de Sayavedra a S. Martn, Seor del Viso y Marques de Castellar. Las casas del Conde de Bailn al Pozo Santo. Las

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 123

    casas del Conde de Teva a S. Vicente. Las casas del Conde de Villa de Olivares a Santiago. Las del Conde D. Guilln Peraza, Conde de la Gomera y Seor de la isla del Hierro. Hay las casas que antigamente eran de Juan de Sayavedra, Seor de Zahara y Mariscal del Andaluca, las quales son del ilustre seor nieto del sobredicho Arias Pardo de Sayavedra, as mismo Mariscal y Conde del [ ... ]; las casas de la Condesa de los Molares, donde vive agora el veinte y quatro Gaspar Antonio a la Plaza de S. Miguel; las casas de la Condesa de la Calle de la Sierpe; las casas de la otra condesa su hermana; las casas del Gran Balo de Rhodas, Comendador de Lora y Tozina y Alcolea, que en gran Maestro de Rodas elegido hava de ser, que agora son monesterios de Santa Isabel; las casas del Seor del Algaba y Alaxas, y otros lugares, a la iglesia de Omnium Sanctorum; las casas del Seor de Quema y otros lugares, D. Juan Carrillo de Castilla junto a la Puerta Triana; las casas del Seor de Fuentes a la collacin de S. Marcos, cabe la calle de Piernas; las casas de Juan de Torres, Seor de Hardales a la Caaverera; las casas de Gonzalo de Ziga, Seor de Gines; las casas del magnfico seor Rui Lopes de Ribera, seor de la Torre y de la Torredlla, junto a la Iglesia de Santo Andrs. las casas del magnfico Seor Luis de Medina Seor de la Mem-brilla, a la Pellejera; las casas del Seor de Juana Dorta, a las Dueas; las casas del Seor de Gandul y Marchenilla, cabe Sotelo, alguacil mayor de la Santa Inquisicin; las casas de Francisco del Alczar a S. Pedro, seor de la Palma y Gelu y lo dems, as que son por todas treinta y tres o treinta y quatro, a las quales no sera inconveniente juntar las casas del Licen-ciado y veinte y quatro Cspedes, junto al monesterio de la Madre de Dios, el qual es Seor de Villafranca y los Molinos. As mismo otras casas que estn cabe la Carrera, que son de Juan de Monsalve Seor de Benahiar. Sin estas contamos en nmeros otras ms de ciento y diez, cuios dueos, aunque no son seores de ttulo, son quasi todos ellos de tan grandes linages, y por si tan valerosas personas, que lo merecan tener, y sus casas tan suntuosas, que con las dems se podran com-parar y dichas en breve algunas dellas pasaremos a las dems.

  • 124 FRANCISCO MORALES PADRN

    Las casas de Gonzalo Gmez de Cervantes, que es monesterio agora de Nuestra Seora del Socorro. Las del veinte y quatro Quadros a Santa Marina. Las de su hermano a la casa de los Innocentes. Las del veinte y quatro Luis de Monsalve. Las de Francisco de Medina, capitn de Melilla a la Madalena. Las de Gonzalo de Sayavedra. Las de D. Juan de Crdenas. Las de Francisco Carrillo. Las de Payo de Rivera. Las de Villalobos. Las de Pedro de Fuentes. Las del Licenciado Medina. Las de Pero Ortz de Sandoval. Las de Pero Ortiz de Ziga, y las del Contador Mexa, y las de Coronado. Las del Jurado Qua-dros. Las tres de los Abregos, y la de Pineda a la collacin de S. Miguel. La de Sotelo que antiguamente se dijeron de D. Pe-ro Nio. Las del Jurado Carranza. Las de Juan Aguado. Las de Pero Ortiz de Avellaneda. Las de Juan de Pineda. Las de Villacs. Las de Villalan. Las de Sancho Mexa a la collacin de Santo Andrs. Las de Francisco Tello. Las de Santilln. Las del Capitn Hernn Surez. Las de Pero Or tiz Manuel. Las de D. Gastn, y las de Gonzalo Martel. Las de Luis Hernndez Marmolejo; con otras munchas a l a collacin de S. Salvador. Las de Juan Gutirrez Tello . Las de Tello el Comendador, cor> todas las dems. Contamos en estas casas y monesterios de Sevilla dentro del cuerpo de Sevilla doscientas y diez huertas y jardines. As mismo hay casas con patios ladrillados y por-tales y pozos en ellas pasadas de doce mil, todas mu nobles casas ; y porque en todas las casas de iglesias y monesterios y casas de seores principales y pilares de la cibdad hay abun-dancia de fuentes. digamos donde haya procedido o emane esta agua de pie.

    CAP. X: De la grande excelencia de los Caos de Carmo-na y la gran abundancia del agua que por ellos viene a la real cibdad Sevilla, y quantas pilas y pilares de ella se hinchen, y de los molinos que con ella suelen moler.

    Prosiguiendo las excelencias de la real descripcin sevi-llana parceme no ser cosa indigna del lector, antes digna de

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUI S LlE PERAZA 125

    ser mui de veras agradecida, si de la suave agua de pie de que esta cibdad abunda a la larga huviere de escrivir, y aunque hay junto a esta gran cibdad otras mui excelentes aguas, as del nobilsimo ro de Guadalquivir, del qual ms abajo se dir, como de dos otras mu exelentes fuentes, la una llaman del Arzobispo, que est a quarto de legua, y la otra llamada de Martn de Tavara, que est junto a los muros desta cibdad, y cabe ella otra fontesica que no tiene nombre, ms por ser esta de ms altos quilates, y en ms abundancia y de mayor admiracin, dir della todo lo que dino de ser notado yo he podido notar; para cuia introducin sabr el Jetar que do. en que se alude a la gran hogaza de pan de Alcal , prueba de su fama.

  • 126 FRANCISCO MORALES PADRN

    continuacin del agua ha hecho, la qual es de anchura de ur, muy grueso buey, y viene no por camino derecho antes cule-breando, o dando bueltas quasi dos leguas hasta llegar a una hermita llamada la Cruz de los Angeles, que est frontero de la cibdad de Sevilla y ms particularmente de la Puerta Car-mona, quasi por espacio de [ .. .... ...... ] pies (20), donde se aparta un buen golpe deste agua que va al molino que dicen de la Cruz, y dando que moler a este sale de all y va al molinc que dicen de la Reyna, de el qual saliendo pasa por dos huertas del monesterio de Santo Domingo de Portaceli de la Orden de Predicadores, y de h, dice el ms, de la B. C. C. fol. 207. 21. Debe ser Huerta del Rey: huerta musulmana que en 1493 adquiri doa Catalina

    de Ribera, y que su hijo don Fadrique Enrquez, marqus de Tarifa, convirti en " ' ameno y extico jardin lujoso ( = huerta) que Peraza conoci.

    22. Margado hace una detallada y amplia descripcin del Matadero y su funciona miento. Posee, dice unos buenos miradores sobre una buena plaza donde, sobre todo en verano, se corren y alance:in toros, p. 159. Todava en su tiempo lo describe Gon zlez de Len, loe. cit. p . 539.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 127

    parecer, porque segn el edificio se muestra, l no es obra de moros 1(23), como por que parece mui bien que al tiempo que se hicieron los muros de Sevilla esta misma obra se fabric. As que entra de aqu esta real agua en Sevilla, de la qual se proveen veinte pilares pblicos, en los quales los mozos y ne-gras y moras de cntaro sin que nadie se lo estorve quanta agua quieren suelen coger, y por consiguiente los cavallos y mulas de servicio pueden ir a beber . Es el primero al lado frontero de Santo Agustn. Segundo al horno del Vedrio . Terce-ro, en la Plaza del Marqus. Quarto, junto a S. Ilefonso. Quinto, cabe el veinte y quatro Diego Lpez. Sexto en el barrio de Doa Elvira. Sptimo en el corral primero de las casas arzobispales. Octavo, en el corral delante del Alczar. Nono, la Pila del hierro. Dcimo, el mui nombrado Pilar de S. Francisco. Onceno, el her-moso pilar ochavado del varrio del Duque de Medina. El doce-no, el de las casas viejas del Duque de Medina, a S. Vicente. El treceno, el de las casas del Relator. El quartoceno, el de las casas viejas del Marqus a Santa Marina. Otro del Seor del Algava en la Plaza de la Feria. Otro de Rui Lopes de Ribera, frontero de Santo Andrs. Otro de Luis de Medina a la Pelle. j era. Otro al lado de S. Juan de la Palma, que llaman el Pilar del Mariscal. Otro en las casas del Comendador Garci Tello, frontero del monesterio del Socorro. El vigsimo pilar es de Francisco del Alczar, en la calle que va de S. Pedro a S . Juan. Estos veinte pilares son los pblicos, de los quales todos y todas los que quisieren sin pedir licencia a nadie pueden beber y llevar adonde se les antojare quanta agua quisieren, ms las pilas desta agua de pie que particularmente estn en iglesias, monesterios y casas de cavalleros, pasan de trescientas, por que en el Alczar hay diez pilas; en Santo Agustn hay seis y en la casa que hay menos, pasan de dos o tres. Hay sin estas fuen-tes mui ricas cisternas o algibes ms de cinquenta, entre los quales son los mejores los del Marqus de Tarifa, cuyos suelos en lugar de mezclas, con diversidad de odorferas especias fue-

    23 . El acueducto mereci diversas restauraciones, y a finales del XIV se :e aa-dieron 103 arcos nuevos. Vid. Julio Gonzlez : loe. cll. pp . 475 ss., que cita un man\15-crito 83-7-14 de la Biblioteca Capitular y Colombina titulado Caerlas de Sevilla.

  • 128 FRANCISCO ~iORALES PADRN

    ron sacados a pisan. Hay en las casas donde no alcanza esta agua munchas aoras conque riegan sus huertas y vergeles, y desta manera de agua mayormente los cannigos y otros eccle-cisticos suelen usar.

    CAP. [XI]: Del ilustre y mu magnfico Senado o sevilla-no Cavildo, y de las dignidades y oficios que hay en l y de los oficios que suelen proveer, y quanta conformidad tenga este Senado con la orden del romano.

    As como la nclita y muy real cibdad de Sevilla excede a todas las ms cibdades del mundo en grandeza y sumptuosi-dad, as fue cosa conveniente que el ilustre y mui magnfico sevillano senado o generossimo Cavildo en todas las cosas llevase ventaja a los dems, as en el engrandecido nmero de los seores magnficos que cada tercer da de la semana para l se ayuntan. como en la excelencia de los ilustrsimos, y mui grandes cavalleros que son parte dl; finalmente, en la abun-dancia de negocios de la multitud de sus vasallos que cada da despacha esta opulentsima cibdad, que es cabeza del sevi-llano reyno, y aunque el orden sea prepostero, que es lo mis-mo que trastocado, comenzar primero de lo que a la postre se deviera poner, ir poniendo estas tres cosas al revs del orden que poco h en ponerlas guard; y ser lo primero el nmero de los vasallos que tiene la imperial cibdad de Sevilla; los quales por cuenta son cien mil, y todos mu ricos, para los quales cada ao se proveeen en este ilustre cavildo mui gran diversidad de oficios, con los quales es regida cada villa o lugar, y le es administrada su justicia. Estos cien mil vasallos clara-mente se conocen por las matrculas o copias que de todos ellos se guardan en los reales archivos que tiene esta magnificent-sima Casa de Cavildo, a la qual en otras lenguas llaman Casa de Deputamiento o ;:on gregacin . Estos todos se intitulan y son vasallos de la real cibdad de Sevilla, en seal de lo qual sus pleitos, as civiles como criminales, puesto caso que de primera instancia lo comiencen cada uno en su pueblo, t odos

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 129

    ellos en reconocimiento de subgecin y vasallaje, vienen a ser fenecidos a las Reales sevillanas Audiencias por manera d apelacin, y si los delictos son tales que requieran juntamente con la sentencia, castigo, es remitido cada uno de los delin-quentes a su tierra (yendo ya de ac sentenciados) para ser trado a devida egecucin. As mismo es cosa de mu gran sumptuosidad este ilustrsimo Cavildo por los seores de mui gran cuento que oficios y dinidades tienen en l ; por que alliende del Asisten te que representa la persona real, y es co-munmente conde o mu gran seor embiado por los Reyes, hay otros siete mu grandes seores que tienen cargos de Alguacil .~!fayor y Alcaldes Mayores en l, los quales son todos duques. conaes y marqueses, todos naturales sevillanos, los quales son: D. Alvar Prez de Guzmn, Conde de Orgaz, Alguacil Mayor de Sevilla, y son las casas dl a S. Nicols , aunque por tener el Condado en Castilla se apart de su natural, y ha vendido sus casas al doctor Herrera , en las quales agora vive. As mis-mo le ha agora sucedido en la vara el mu magnfico cavallero Hernand Arias de Sayavedra, Marqus del Castellar y Seor del Viso. Pone este Alguacil Mayor en su lugar, un su lugar Teniente, que es agora un nobilsimo cavallero llamado D. Ro-drigo de Sayavedra, hermano del sobre dicho; debajo del man-do del propio Alguacil Mayor hay un Alguacil Menor y un Alguacil de las entregas, y todos los alguaciles de las villas y lugares subgetos a esta r eal cibdad de Sevilla, los quales son subgetos a l, y le dan una dobla cada uno en cada un ao. As mismo pone es te Alguacil Mayor catorce Alcaides en cator-ce puertas desta cibdad, y las llaves de todas estas puertas duermen cada noche debajo de su cabecera. Pone tambin Alcaide en la Crcel Real del Concejo de Sevilla, y es Alfrez Mayor de todo el reinado de Sevilla. Los seis Alcalde Mayores son : el Duque de Medina Sicionia, el Duque de Arcos, el Duque de Bjar, el Marqus de Tarifa, que es Adelantado del Anda-luca, el Marqus de Villanueva, y Martn Zeron . Pues qu dir de los ilustrsimos y grandes seores que son Veinte y Quatro? El Almirante de Castilla, el Conde de Gelbes , que es Alcaide de los Alczares y Atarazanas, el Conde de Teva, y el Conde de Palma. Hay as mismo en este Cavildo, Guzma-

  • 130 FRANCISCO MORALES PADRN

    nes, Ponce de Len, Monsalves, Crdenas, Manueles, Castillas, Mendozas, Enrquez, Riveras, Sayavedras, Tellos, Medinas, Or-tizes, Zuigas, Sandovales, Torres, Abregos, Gallegos, Roelas, Santillanes, Herreras, Pinedas, Marmolejos, y Melgarejos, Ca-saus o Casas, Zegarras, Moscosos, Osarios, Esquibeles, y Soli-ses, con todos los dems. Ordnase este ilustre Cabildo dest a manera: el Asistente, el Alguacil Mayor, seis Alcaldes Mayores treinta y cinco Veinte y Quatros, cinquenta y seis Jurados, y un Escribano de Cavildo, que es siempre de mu gran linage, a todos los quales quien bien los contare, ciento en nmero los hallar. De aqu claramente se podr conocer quanto ms semejante sea este mui magnfico Cavildo a aqul Cavildo o Congregacin de los romanos tanto memorable por oradores y poetas que en el mundo no puede ser cosa ms, y llamado Romano Senado; porque dice Tito Livio, y otros gravsimos autores, que Rmulo, segn unos edificador, y segn otros po-blador de la cibdad de Roma, desque la vi poblada, entre todos escog (sic) ciento de los ms principales, a los quales lla-m Senado, o del nmero de ciento, o de Senex, que quiere decir viejos, por que pues havan de regir, havan de ser de tal edad, a los quales llamaron padres por que havan de entender en el bien de todos, y conscriptos, por que juntamente los mandaron escrevir, los quales munchos dellos eran tomados de sus la-branzas, como lo trae Servio sobre Virgilio, y de aqu s que de Cicer por garvanzo, el que los sembraba

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 131

    Secutores, Alguaciles menores, y otros oficios, a todos los qua-les, Prefectos Urbis, prirnos, y Prefectos segundos, Pretores y Senadores, Tribunos, Fideles executores, Oficiales Prefecti, y as a los dems los romanos acostumbraban nombrar.

    CAP. [XII]: De otros mui nobles linajes que hay en la cibdad de Sevilla, puesto que en el Cavildo no tengan lugar; y del increble nmero de oficiales de diversos oficios que en ella viven, y de la diversidad de estrangeros y diferentes len-guajes que de continuo moran ay.

    Merecen sin duda otros mu claros linages naturales y vecinos de la real cibdad de Sevilla, puesto que en el sevillano senado no tengan oficios, que de todos ellos se haga especial mencin, pues cada qual dellos, segn su sangre, virtudes y prudencia, no uno, sino munchos cargos merecan tener. Y pues tan justamente merecen ser nombrados, no dejar de en-trexerirlos (24) aqu. Hay otros Mendozas, Carrillos, Perazas, Surez, Avellanedas, Zerrezuelas, Quadros , Carranzas, S otoma-yores, Mexas, Cataos, Ponces, Villalanes, Fuentes, Vergaras, Sorias, Villalobos, Serranos, Ochoas, Mosqueras, Aguados, Ca-breras, Gangas, Maldonados, Ruices, Escobares, Morales , Tor-quemadas, Horosquos, Quiones, Aguilares y Aguileras. Hay los antiguos Farfanes, Montesdocas, Padillas; son as mismo mui antiguos Jos Coronados, los Nios. Mu reales los Lugos, los Estopiaes, los Bermudes, los Fontaones, los Valtierras, los Ojedas, los Pinelos, y Espndolas, y otros mui nobles lina-jes, cuios ape!Iidos por no ocurrirme a la memoria no los pon-go aqu, aunque no se quedarn en olvido los generosos Barbas, Villafrancas, Marteles, Fuentes, POrras, Gutirrez, Cue-vas, Sanches, Virueses, Castillos, Becerras, Gomes, con todos los dems . Dems destos hai mui riqusimos y mui munchos mercaderes. Hai veinte Corredores de Lonja, por cuias manos pasan todas las mercaderas; hai mui gran abundancia de pla-

    24. Entrexerir, segn el Dic. Aut. = poner y mezclar una cosa entre otras . Tiene poco uso. Entretejer los qi1e, dice el ms. de Ja B. C. C.

  • 132 FRANCISCO MORALES PADRN"

    teros, as de oro como de plata, hay lapidarios que labran las piedras finas, y alimpiando las sucias les dan valor. Hay batio-jas y hiladores de oro; hay horadadores de aljfar, y aparta~ dores y ensartadoras del. Hay terciopeleros, traperos, lenceros, sastres, jubeteros y calceteros, armeros, lanceros, espaderos, malleros, doradores, tiradores de oro, guarnicioneros, puale-ros, cerrageros, carpinteros, zapateros, cordoneros, correeros, silleros, vaineros, colcheros, candeleros, guanteros, pichel eros, agujeteros, entalladores imaginarios, pintores, iluminadores, herradores, herreros, esparteros, manteros, pellejeros, alhom-breros, perailes, capoteros, toqueros, texedores de lienzo, ceda-ceros, confiteros, pasteleros, gallineros, zurradores, curtidores, cabriteros, borceguieros (sic), xervilleros, albafes (sic), ye-seros, caeros, oficiales pblicos, sederos, especieros, buhone-ros, panecilleros, merceros, boneteros, bordadores, texilleros, tundidores, torneros, corderos, cardadores, agujeros, fusteros, hormeros, chapineros, joyeros, roperos, atahoneros, toneleros, cesteros, freneros, sombrereros, pasamaneros, orilleros, odre-ros, olleros, tinajeros, cantareros, albarderos, vedrieros, tinto-reros de seda, tintares de pao, tintores de lienzo, campaneros, caldereros, pescadores, calafates y caameros, esparteros, fru-teros, horneros y aceiteros (25), todos los quales, y si algunos hay ms, traen gran contienda, y sus bolsas gravemente se que-jan, de treinta y tantos letrados en leyes, y catorce o quince m-dicos y sirujianos, y treinta y quatro boticarios, y quarenta bar-beros, que no slo le sacan la sangre, ms le apocan la hacienda debajo del nombre de quererlos curar. De estos oficios est abastada la sevillana repblica, y los oficiales dellos son tan primos, que dice la Coronka nombrada Destruicin de Espaa, que en toda Espaa, otros tan primos como los oficiales sevi-llanos no se podan ni solan hallar, y tales por cierto lo son agora, pues los grandes seores de Castilla, quando para fies-tas algunas ropas quieren hacer, emban llamar los oficiales sevillanos, especialmente a los bordadores, y no solamente los

    25. Las Ordenanzas de Ja ciudad citan y regulan toda la actividad de estas arte sanas. Edicin de 1632 fols. 147-251. Rulh Pike analiza a este importante grupo en el cap . III de su Aristcratas y comerciantes. Edt. Aricl, Barcelona 1978.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 133

    duques y marqueses y condes y otros grandes seores hacen esto, ms nuestro invictsimo emperador D. Carlos, quando al-gunas obras de su servicio en estriberas, o en armas, o en arca-buz quiere hacer, las emba a un honrado y primsimo oficial llamado Micer Guillo, que es vecino de la calle de la Sierpe de Sevilla, y otro tanto embiara a mandar a hacer a los otros oficiales si la primeza de cada uno dellos le fuese notoria a su sacra Magestad; v poniendo la ltima mano en hablar de los oficiales sevillanos, y de sus alabanzas, los quales son tales y tan primos, que no tienen necesidad de ninguna agena comen-dacin, vern a decir de la gran munchedumbre de estrangeros, as

  • 134 FRANCISCO MORALES PADRN

    negligentes en hacerlos guardar; sobre todo alabo en esta gente su mui gran devocin en la Pasin de Nuestro Redemptor J esu-cristo, en memoria de la qual el Jueves Santo en la noche ha-cen en Sevilla una solemnsima procesin todos ellos, que no entreviene otra gente, y van a cinco o seis iglesias, y derraman tanta de su sangre, y de lgrimas los que lo miran, que no pienso hay en el mundo cosa de mayor devocin, y quanto a esta nacin baste esto. Hay as mismo en Sevilla los nobles florentines, que pretenden ser la cabeza de todos los italianos, por que la Toscania, cuia cabeza la cibdad de Florencia, donde ellos decienden, con justo ttulo es. Es la ms real provincia de toda la Italia, luego los florentines los ms principales son de todos los italianos. Son la gente desta nacin, aunque no tantos en nmero en Sevilla como los ginoveses, gente de mui noble conversacin, y tan verdaderos amigos a aquellos con que una vez amistad toman, que ninguno que a florentines se allegue, dir que de

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 135

    CAP. [XIII]: De la honestidad de personas y trages de los cibdadanos de Sevilla, y de once Judicaturas Casas de Audiencia diversas donde todos, por diversos respectos, ocu-rren a pedir justicia y litigar sus pleitos, y de otras innume-rables cosas que hay en la real cibdad de Sevilla, dignas de perpetua recordacin.

    Por ingrato me teman ciertamente nuestras nobilsimas matronas sevillanas, si escriviendo las noblezas de la imperial cibdad de Sevilla, dellas no hiciese alguna mencin, de las quales el corporal ser tomamos, sin el qual las noblezas exte-riores, en ninguna manera se pueden hacer, ni por eso entiendo de alabarlas en particular por que algunas dellas florecieron en el sagrado martirio adornadas con la aureola de virginidad. Otras con la virginidad en religin san ta. Otras con admirable fervor en la conversin a la fee catlica. Otras con nunca oida y de todas alabada castidad, de todo lo qual en la quarta d-cada se dir mui en general, ms solamente dir mi pluma la honestidad de sus rostros y continente de sus personas con toda brevedad. Mas por que el texto en el captulo si quis vxorem, en la question primera de la trigsima quarta dis-tincin de los sagrados decretos dice que el varn es cabeza de la mujer, por eso dir primero de los trages de los nues-tros sevillanos, y luego pasar a descubrir el avito y atavo mugeril. Son los sevillanos mui dados a la honra y estima de sus personas, de lo qua! nacen dos cosas, la una, que todos hasta los nios presumen de hombres, y andan con sus espaditas a los lados. y an se las pegan algunas veces con el diablo, y de no darse por ellos munchos, algunos hom-bres se han burlado y quedado tendidos, como la experiencia algunas veces mostr3dlo h. Lo segundo que ha resulta-do es la diligencia y sobrado cuidado que ponen en el atavo y ornato de sus personas, porque dejados los seores de ttulo y cavalleros, cuias vestiduras de paos finos y de todos gneros de sedas son hasta los oficiales, aunque sean del ms bajo ofi-cio se visten de paos que la vara cuesta a dos ducados, y a tres; comnmente usan en los jubones, sayos, calzas y zapatos

  • 136 FRANCISCO MORALES PADRN

    carmes, terciopelo, raso, tafe tn , chamelotes, fustedas y esta-meas, sedas sobre sedas cortadas con trenzas y pasamanes con caireles y vivos ribetes, y algunos usan de torzal (28); y porque estndose holgando en Sevilla gocen dello en comun de lo que cada reino se precia en particular , traen bonetes, que son las insignias de los nobilsimos godos, a los quales ellos llaman pileos (29), y a los que los traen pileatos , como en la General His toria de Espaa se ver . Traen sayos y otros bone-ticos con cabos y borcegues, que son todo (sic) trage de Por-tugal. Traen ropetas italianas, chamarricas saonescas, capas lombardas, o de Lombarda, capas flamencas con collares al-tos, manteos romanos por entrometerse en el bi to clerical; traen chamarretas que llaman ropetas inglesas , sayos sin plie-gue, que son de Ungra, y por no tener embidia a las ropetas que los cavalleros en la guerra sobre las armas se suelen ".'estir, han usado agora unas ropetas cerradas que se visten por el ruedo, aunque otros las llaman salta en barca, por que estos afirman haverse tomado de los marineros y grumetes de nao este trage, que es mui corto para andar ms ligero en las naos o b arcos donde suelen andar, que an a estos no dejaron nues-tros sevillanos sin tomarles su uso, pienso que quisieron tomar sabor estndose paseando en la tierra de las vestiduras que otros suelen traer por la mar. Usan capeletes que son sombre-ritos chequitos y hondos, y chamarrns angostas y largas hasta el suelo, que es bito de turcos , calzas de mu gran primor, enteras a la espaola, picadas a la fl amenca, y cortadas a la alemana, de las quales usan muncho ms. Son todas aforradas en carmeses, terciopelos, raso y tafetanes, de toda color. Sobre las calzas traen gran costa y mui gran primor, por que hay calzas que cuestan quarenta y cinquenta ducados, y las que menos cinco o seis. Traen zapatos y zaragueles a la morisca; las gorras son comunes, y las plumas en ellas al lado izquier-do donde tienen el corazn, por que los franceses las traen a la mano derecha, y por parecer soldados, que aunque viven

    28. Cordoncillo hecho de varias hebras reto:cidas. Dic. de Aut. 29. Pleo era un sombrero que se ponlan los romanos libres, y, por lo mismo, los

    esclavos libertos. Se llam tambin as al capelo de los cardenales. Dic. de Aut.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 137

    en la cibdad tienen sus nimos deseos del militar campo, usan sobre los jubones y calzas unas mui picadas cueras, unos de carmes, otros de terciopelo, de raso o de damasco, o tafetan; pero los ms por mostrarse ms feroces las usan de cuero ; es bito que les dan gentil parecer (30). Pues qu se dir de la honestidad de las nobilsimas sevillanas? Dejo aparte las se-oras, que as como van en mayores quilates de sangre, as preceden en honestidad a sus personas y serenidad de su rostro a todas las dems, ms las de mediana condicin del estado ciudadano tienen todas a una tienen tanta autoridad en su meneo, tanto seso en su hablar, y tanta gravedad en su andar quando salen fuera, en lo interior tanta bondad, y tanta fieldad a los maristales lechos, sin duda con nuestras nobilsimas ma-tronas sevillanas, ni ternemos en muncho a las romanas, aun-que entre ellas Lucrecia, muger de Colatino, ni Sulpicia muger de Lentulo, ni Virgnea , ni Caya Cirila, ni menos a las mujeres de los venecianos; ni de los cimbros, ni a las cartaginesas, ni menos a las de Lacedemonia, que por salvar a sus maridos condenados a muerte, trocadas con ellos las vestiduras se que-daron en la crcel, de terminando si se la diesen pasar por la muerte que ellos havan de pasar. Y las que viven no tan ho-nesto como debran , son extrangeras, que a fama de las gran-des riquezas en Sevilla no nos dejan vivir. Es el trage de las nobles seoras sevillanas de muncha honestidad, no tan licen-cioso como el de la usanza de Grecia. ni tan cortico como a la flamenca, ni tan rstico que parezca pastoril. No andan ensa-banadas como las romanas y las moriscas. Traen mantos de pao fino largos, y de raso y de tafetn y de sarga. Traen sayas a la francesa, sayas serranas, flamencas, sayas y cofias y tocas portuguesas, sayas de carmes y terciopelo y raso y tafetn y de estamea, y de paos finos de todos colores con mui ricas tiras de sedas. Traen mui ricos ceidores, y cintas y cuentas y collares, y cadenas y patenas y joyeles, todo de oro y pedre-ra, axorcas, anillos y manillas de oro y esmaltes con ricas

    30. Es asombroso el mimetismo de lo extranjero y el lujo que se derrocha en esta dcada del 30 ; pero ms sorprendente resulta comprobar que aos ms tarde Morgado alude al mismo lu.io en el vestir . Loe. cit. p . 142. al igual que viajeros extranjeros. Vid . nota l.

  • 138 FRANCISCO MORALES PADRN

    piedras. Traen ricas y gordas perlas y aljfar de muncho valor, colgaderos y zarcillos en las orejas, corales y cuentas de cristal. Estos son los mugeriles atavos, los quales dejados aparte, digamos de las Reales Audiencias que dije poco h, y della por razn del objeto que es la Santa Fe Catlica, la primera es la Santa Inquisicin, cuios mui reverendos ministros residen y tienen su Audiencia en el Castillo de Triana, a la qual pertene-ce el castigo de todos los delitos que son contra la fee. Es la segunda la Audiencia Arzobispal, a quien pertenecen todas las causas espirituales o las que con ellas tienen anexidad. Es la tercera la Real Audiencia de los Grados, donde residen cinco mui grande letrados que representan la Magestad real, a los quales se apela de todos los pleitos en causa civil. Es la quarta de los Alcaldes Mayores, a los quales del Asistente, tenientes, y de Alcaldes de la Justicia se suele apelar. Es la quinta la Audiencia del Asistente y sus tenientes, que conocen en lo civH y criminal. Es la sexta la Audiencia del Alcalde de la Justicia, a quien pertenece lo criminal. Es la sptima la de la H erman-dad, la cual castiga con saetas los delictos en el campo come-tidos. La octava es del Corral de los Alcaldes, donde se juzgan las cosas de poquita entidad y deudas que no pasen de mil maraveds arriba. Es la nona, desde que se descubrieron las Indias, la Casa de la Contratacin, que antes solan ser quarto donde posaban los almirantes (31) por que es pedazo del Alczar; aqu pertenecen todas las cosas de las Indias . La dcima es la Judicatura del Almirante, a la qual reconocen todos los delictos del ro, y lo que los hombres del ro suelen cometer. Es la undcima la del Alhndiga, dentro de la qual son castigados los que delinquen ay. Es la docena la del Juic~o de los daos, que es un Veinte y Quatro, a la qual Audiencia los daos hechos en las heredades del campo suelen pertenecer. Estas son doce judicaturas, ms otras admirables cosas para escrevir se me ofrecen aqu. Quatro mui buenos baos en que se cobra salud. Ocho solemnsimas Atarazanas donde las galeas estn en tiempo de invierno guarecidas. Una

    31. Cf. Florentino Prez-Embid: El Cuarto de los Almirantes en el Alczar de Se Pilla. Archivo Hispalense, 137. 1966. pp. 307-314.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 139

    solemnsima pescadera. Unas carneceras, donde matan la carne, las quales edific el Conde de Cifuentes siendo Asis-tente en Sevilla. Hay dos casas y horno del vidro (sic) donde hacen muncho buen vidro que de Sevilla a otras partes suelen llevar. Hay la Plaza del Alfalfa, donde quatro meses del ao los vecinos el vino que metieren en Sevilla pueden vender. Otras cosas hay memorables de las quales luego se dir.

    CAP. [XIV]: De otras cosas (32) de memoria que hay en la real cibdad Sevilla, cuyos nombres usamos aunque dellos las causas no sabemos. Finalmente del nombre y excelencias del mui nombrado ro Betis al qual los africanos moros, co-rrompiendo el vocablo han IJamado Guadalquivir.

    Otras algunas cosas hai en la real cibdad Sevilla, cuyos nombres, aunque usamos, por no saber las causas dellos, nos ponen admiracin, y combidan a nuestros nimos a que lo preguntemos. Es el primero el Varrio del Pozo Santo, al qual hombres mui antiguos, dignos de fee, llaman as; y pregun-tndoles yo a algunos dellos la causa, responden, en el tiempo pasado haver all en medio de aquella plaza, haver sido un pozo comn, del qual se serva en sus necesidades todo aqul varrio, y cayendo un nio en l, sbitamente subi el agua hasta arriba hasta lanzar al nio y ponerlo sin ninguna lisin en tierra. Por esto fue aquel pozo luego aplicado a la confisca-cin y tapado por que ms no se aprovechasen dl en usos pro-fanos, y su nombre de Santo Pozo se ha quedado as. Ms en la Placeta de los Carpinteros de Ribera (33) hubo un lamo grande, y junto a l un pozo en el qual se vendan los hurones; y aunque despus fue cortado el lamo, y cegado el pozo, el varrio y plaza hasta hoy se llama de los Hurones , y este varrio

    32. Dignas, dice el ms. d~ A. M.S. 33. Santiago Monloto escribe: El trozo de calle frente a la plaza de los Maldo

    nados se llam Montesin por el Convento de ~ste nombre... El trayecto de la plaza de los Maldonados a la de Caldern se conoci por el de Pozo de los Hurones. Carpin teros de lo Prieto, Carpinterfa Vieja (padrones de pecheros de 1533) y Ancha de la Feria. El gremio de los carpinteros de lo Prieto y de Ribera estuvo en su mayor parte establecido en ella a principio< del

  • 140 FRANCISCO MORALES PADRN

    es junto a la Caaverera, o por mejor decir en medio della. Frontero a la imagen de S. Salvador, huvo otro pozo, de que ya no hay memoria, llamado de los Huevos, por los que se vendan all. As mismo el pozo que hoy est en medio de la Plaza del Alfalfa, llaman el Pozo Amarguillo, por que lo fu as, aunque hoy de mni cursado, el agua est tan dulce, que en tiempo de verano todo el varrio dl suele beber. El Varrio de la Calle de Piernas (34) se dice por dos piernas de mrmol que en una encrucijada estn en medio dl labradas en piedra marmolea. La Venera con la misma razn se llama por una concha, que por otro nombre llaman Venera de mrmol, que est en una pared. El Candilejo llaman por una cara y cabeza de bulto marmoleo que est en una esquina alta. Dicen que fue hecha por esta ocasin: el Rey D. Pedro de Castilla afir-maba algunas veces que los delictos ocultos por maravilla se podan saber, y como una noche oscursima l yendo disfrazado matase all un hombre, y al ruido una vieja sacase un candi-lejo de un candil por una ventana de su casa; otro da en juicio la vieja conoci al Rey D. Pedro y afirm ser l el ma-tador de aquel hombre, y en el andar que quando andaba le crujan en gran manera las canillas de las piernas. El Rey D. Pedro satisfizo largamente a la parte del muerto, y crey ser verdad la contraria de su opinin, y a la vieja mand hacer la cabeza y cara de bulto y ponerla en la pared, y por el que ella sac en la mano, en memoria del hecho llam al Varrio del Candilejo, lo qua! aunque parezca fbula, el varrio sin duda se llama as. El Varrio del Alambor a Santa Cruz, se llama por .:ne all ivan a taer los negros con su atambor los domingos. El Varrio de D. Pedro , a la Puerta Bihoar, se dice por otro nombre de los Canarios (35), la causa es por que quando se ganaron las J slas Canarias, y fueron trados dellas munchos canarios a Sevilla fules mandado que

    34. Forma parte de la calle Pedro Miguel, mecnico autor de una clebre balanza de la Casa de la Moneda . Las piernas, resto de una estatua, la vio en el XVIII Arana de Varflora. S. Montolo. Loe. cit. p . 358.

    35. Andrs Bernldez cuenta que el guanarteme o patriarca-rey de Telde (Gran Canaria). una vez sometida la isla (1483), se fue a Sevilla con su parcialidad y se situ en la Puerta de Mjohiar o de In Carne. Memorias del Reinado de los Reyes Catlicos. Madrid, 1962. p . 143. Todava hoy queda all un callejn ciego llamado Canatios.

  • LA H ISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 141

    posasen all. La misma causa fue de la Morera (36), que es un barrio en la collacin de San Pedro, por que como se gan Sevilla por el Santo Rey D. Fernando los moros que quisie-ron quedarse en ella a vivir, aunque en su ley, los aposentaron en aquel varrio, y por que fuesen diferenciados, traan al hom-bro unos capirotejos verdes, y en cada uno dellos una luna. El varrio de Dori a E/vira de Ayala (37), que hoy llamamos junto a la Borceguinera, se llam por esta sobre dicha seora, cuio era l y las cas

  • 142 FRANCISCO MORALES PADRN

    no es como escrive Estrabn (40), al qual allega Lucio Ma-rineo Sculo en el Campo Amenitano de la Provincia que lla-man de la Mancha de Aragn, si no junto a una mui honrada poblacin que est a cinquenta leguas de Sevilla llamada Segura de la Sierra. Es el tamao

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PElUZA 143

    titud de las naos que siempre se hallan en l, tantas y tan grandes quantas apenas se hallarn en ningn puerto de mar, lo qual es causa de grandes mercaderas y de munchas rique-zas. Estn todas estas naos, que quando menos hay treinta. Hay galeas, vergantines, caravelas, barcas y barcos, y otros vasos de mar, cuios nombres no s. Siempre en el real puerto de la ciudad de Sevilla, desde la Torre del Oro hasta la Torre del Almenilla, en comedio de lo qua! est una solemne puente de madera ( 41), la qual sustentan once barcos. Hay mui gran playa donde estn las atarazanas ( 42) para conservar las ga-leas en tiempo de invierno, obra del Sapientisimo Rey D. Alon-so. As mismo en esta playa adoban las naos, y hacen de nuevo barcos quando se quieren hacer. Es alabado este gran ro de quasi todos los historiadores, cosmgrafos y de oradores y poetas, en especial de Marcial, Estrabn, Plinio, Sneca, Le-brija, y Sculo, y los dems. Finalmente, como todos los ros de Espaa reconozcan a Duero, son de esta regla sacados Tajo y Guadalquivir. Todo esto en breve recopil por ruego del reverendo Seor D. Martn de Mendoza (43), obispo dign-simo de Marruecos, aunque a otro propsito, despus de algu-nos das, me di gana si podra intentar escrevir algo esten-diendo ms la pluma, y acordndome esto que en otro tiempo hava escrito, y determin ponerlo al principio como cosa mui conveniente para ser sabida, acerca desta nuestra real sevillana descripcin.

    41. El puente de barcas fu~ obra de los almohades cuando Ab-Yacub-Yusuf orden su cons truccin para facilitar el acceso a la ciudad desde el Alja rafe y Triana ( 1170-71 ) Roto y deshecho por guerras y crecidas, lleg hi.sta el s . XVI y persisti has ta el XIX

    42 . Su his toria (romanos y visigodos ya las tienen) la traza J. Gonzlez : Loe. cit. pp. 516-520 . Fernando III cons truye y r econstruye (1252) lo exis tente para originar el esplndido conjunto arquitectnico que la Torre del Oro y la de la Plata vigilan y de fiendcn .

    43. En el t rabajo de Justino Matu te y Gaviria, Memoria de los Obispos de Ma rruecos y dems auxiliares de Sevilla o que en ella lla11 ejercido funciones episcopales, no se cita a este obispo. Archivo Hispalense . Primera poca, I . 1886.

  • 144 FRANCISCO MORALES PADRN

    LIBRO 11 (44)

    De las mui grandes excelencias y excelentsimas particu-laridades de la imperial cibdad de Sevilla sacadas desta grande historia por el autor a ruego del Reverendsimo y mui Magn-fico Seor D. Fr. Martn de Mendoza, Obispo dignsimo de Marruecos.

    CAP. 1: De la nobilsima provincia del Andaluca, cuya real cabeza la imperial cibdad de Sevilla es, y de las abundan-tsimas excelencias de que esta provincia abunda, y de los nombres que en diversos tiempos ha tenido, aunque agora se llama as.

    Por ser como lo es la imperial cibdad de Sevilla mui singular cabeza, no slo del Andaluca, como lo dice la Crnica del Santo Rey D. Fernando, ms an de todas las Espaas cabeza mui real, segn dello nos da clarsimo testimonio nues-tro Santo Isidro, al qual refiere D. Lucas de Tuy ( 45), y ade-lante lo veremos ms copiosamente, no pienso ser fuera de propsito, antes que al gran mar de las sevillanas excelen-cias entre, si algn tanto de las abundantsimas maravillas del Andaluca brevemente quiera tocar, para cuia mayor evidencia se ha de saver que la provincia de Espaa, la qual debajo deste nombre comprehende la Citerior y Ulterior, es llamada ab Hispali, que quiere decir Sevilla Hispania, y no como algu-

    44. Carece de numeracin. Lib. XIV en l ms. del A. M. S .. donde comienza La

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 145

    nos soando quieren de Hispan, el qua! r ey de Espaa nunca fue, segn en su Vocabulario antiguo lo afirma Antonio de Le-brija, doctsimo varn, y en las antigedades a nenguno segun-do Pomponio Mela (6), varn espaol y historiador mui exce-lente, divide a esta provincia en tres partes, en la Btica y en la Tarraconense y Lusitanas Provincias. A estas tres, como lo trae en el libro segundo de Las cosas m emorables de Es.nnf, el coronista Sculo otros aidieron la de Galicia, y la Carpen-tana, que es donde cae la cibdad de Toledo. Apiano Alexan-drino a estas cinco aidi la Tingitana, que es de Fanjan en Africa, por que se rega y governabn debajo de la jurisdiscin y leyes de la Btica, que es del Andaluca, y as quiso que fuesen seis; mas dejadas aparte las cinco, que son Tarraco-nense, Lusitana, Cartagena (que otros llaman Carpentania ), la de Galicia y la Tingitana, sola de la Btica entiendo de hablar, la qua! como dice Plinio (47) comienza por la rivera del mar de Caliz y las columnas de Hrcules, y se acaba en el salto Cas-tulonense; y por la parte de medio da por la rivera del mar, rodeando mui gran trecho, se estiende hasta Cartagena; y por la otra parte la divide de la provincia Lusitana el .ro de Gua diana, cuia longura, como escrive Marco Agripa, contiene qua-trocientos y sesenta mil pasos, y el anchura doscientos y cin-quenta y siete mil. Tom esta provincia su nombre, siguiendo la autoridad de Plinio, y adelante ms difusamente se dir, del Ro Betis , que es Guadalquivir, y as se dijo Btica. Tam bin sin Plinio dice esto Sneca: El Ro Betis que di nom bre a sus tierras. Otros dicen que de los pueblos llamados turdos, o trdulos le dijeron Turdetania. Finalmente, de los wndalos que pocos aos antes de los godos a ella vinieron. fue llamada Wandalicia, segn Santo Isidro, Arzobispo de Se-villa, y D. Rodrigo, Arzobispo de Toledo, y D. Lucas de Tui, y

    46. Pomponio Mela era espaol de origen, m1c1do en un pueblecito cercano a Cdiz. En su obra De C/lorografa, concluida antes del ao 44 hace una descr ipcin di\'Ulga-dora de Espaa. Vid. Garca y Bellido: La Espa1ia del siglo I de nuestra era. Bueno' Aires, 1947. Col. Austral nm. 744.

    47. C. Plinius Secundus nace el 23 24 d. C.; muere en Ja erupcin del Vcsubio del ao 79. Redact una Nawralis Historia . Lo que dice de Sevilla en e lla lo desar rolla v comenta, ms largamente que Peraza, Rodrigo Caro, Antigiiedades de Sevilla , fol. 89 v ss. Un estudio del autor y su obra, junto con traduccin de las partes rccritlas a Espaa, en A. Garca Bellido, loe. cit.

  • 146 FRANCISCO MORALES PADRN

    todos quanto despus de estos en entrambas lenguas han escrip-to. Y segn dice D. Rodrigo Palentino en la Crnica Latina, que por mandado del Rey D. Enrique Quarto compil dejadas las dos VV de este vocablo W andalica, y mudaba la i en u, lo y_ual fcilmente suele hacer el uso, en lugar de Wandalicn decimos Andaluca, y con este nombre se ha quedado as. Tiene esta provincia munchos y mui grandes pueblos, entre los quales Sevilla, Crdova, Caliz y Ecija eran quatro Audien-cias Reales o Chancilleras, a donde venan a juicio ciento y setenta y cinco poblaciones, las quales como cosas antiguas dejadas a parte, diremos las poblaciones ms principales que en esta provincia hay. La primera es Sevilla, y Sevilla la Vieja que fue Itlica, Cordova, Granada, Jan, Caliz, Xeres de [fJ Frontera, Ecija, Vaena, Cabra, Ubeda, Baeza, Alcal la Real, Te-jada, Gibraltar, Algecira, Medinasidonia, Niebla, Antequera, Ba-dajoz, Xerez de Badajoz, Almera, Mlaga, Velez Mlaga, Ronda, Baza, Guadix, Vera, Huesca, Marbella, Loja, Alhama, Almu-fiecar, Porchena (48), sin otras munchas, cuia memoria con el tiempo pereci. Hay as mismo pocas menos de doscientas mui grandes y mui fuertes villas, dejados de decir los lugares, que son tantos, que apenas se podran contar. Y como quiera que todas las provincias del mundo cada una embiaba al pueblo romano una cosa en servicio: una trigo, otra hierro, otra vino. En esto se conoce la grandeza del Andaluca, que en ella se hallan todas las cosas juntas que cada una de las otras parti-cularmente sola embiar. Cosa maravillosa es la riqueza que en otro tiempo huvo en el Andaluca, de la qua! escrive Estra-bn, que quando los cartagineses pasaron en Espaa, hallaron en la provincia del Andaluca que eran los pesebres de plata en que a las animalias daban a comer. Pues que tales seran los vasos de los seores?. Sin duda no pienso haverse hallado tal cosa en las ricas Indias aunque sea en la provincia del Per que agora nuevamente se descubri (49). Huvo as mismo mui

    48. Huesca, debe ser Huscar ; en cuanto a Porcltena no creemos se refiera a una finca en el t.!rmino de illica, cuyo dueo pudo llamarse P:Jrcius. Julio GonzJez; loe. cit. p. 220.

    49. Peraza, como todos los sevilianos, fue de los primeros en enterarse de la con quista del Per, ya que sta la narran las Crnicas de Cristbal de Mena y Francisco de Jerez, publicadas en Sevilla en 1534.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 147

    grandes mineros de plomo; pues de la abundancia del pan acontece en esta parte de una medida cogerse treinta. As lo dice Sculo en estas palabras : Esto es ms comnmente en el Andaluca, que es tierra ms frtil de pan y de todas las otras cosas, mayormente quando de las partes del viento abrego (SO) llueve a su tiempo. Pues vinos, antiguamente fue abajo de Sevilla la Vieja la Villa de Horta, de la qual llevaban el vino a Roma por mui preciado, agora tenemos Costantina, Guadalcanal, Alans, Casalla, Manzanilla, Chillas, Hasnalczar, Beas, Luque, Ubeda, Castilleja y Gines. Abunda de ganados de que provee a otras provincias. Las lanas de las ovejas son tan finas, que no slo se aprovechan dellas en Espaa, ms tambin se llevan a otros reinos, como a Flandes e Inglaterra por la mar. Las aves son infinitas, faisanes, aguilas, zigeas, garzas, milanos, aleones, grullas, nsares, nades, pabos, ga-llos, gallinas, capones, perdices, palomas, conejos blancos y pardos, liebres. Hay gamas, ciervos, puercos y osos. Mui dulces aguas de ros y fuentes, donde se cran diversidad de peces. Mui grandes arboledas de todas frutas ; innumerables olivas; hay salinas, hay baos que dan salud. Finalmente, hay vinos, aceite, miel, azcar, lana, lino, camo, esparto, junco, ruvia, bermelln, azogue, alumbre, jabn, vidro, piedra tras-parente, vedrieras, azabache, jaspe, cantera, mrmol, alabas-tro, cristal. Item romero, azafrn, cera, pez, resina, grana, seda, algodn, greda, hierro, cobre, plomo, escoria, estao, plata y oro, y otros munchos metales. De la diversidad de fru-tas y yervas, aves, animales y peces, quando escrivieremos de las cosas que se venden en Sevilla, ms particularmente se dir. Viendo tan excelentsimas maravillas de que esta pro vincia abundaba, los antiqusimos filsofos e historiadores como a todo el mundo llamasen lugar donde los hombres vivan para trabajar, a esta provincia Btica llamaron lugar de refrigerio, de bienaventuranza, donde las nimas de los buenos iban * a descansar, y as la llamaron los Campos El-seos, a los quales , segn refiere Estrabn, cant Homero en

    50. Segn el Dic. Aut .. el abrego es el viento que corre entre el Austro y el Cfiro y por venir de Africa se le llam as por corrupcin del lat. africus.

    Se ha escrito y van.

  • 148 FRANCISCO MORALES PADRN

    su Illiada, diciendo que a ellos hava de ser embiado despus de su muerte Menelao. Los hebreos y los siros, pronuncian Behica, por decir Btica. Los talmudistas dicen que se ha de decir Bathica. Estos y los arameos, con los quales consiente S. Gernimo, todos dicen que Bathica es lo mismo que Anda-luca, quiere decir lugar de mi vida, ((huerto de deleites, lugar de vida dichosa, Campos Elseos, tierra bienaven-turada, de la qual los antiguos despus de muertos deseaban gozar (51).

    CAP. [11]: Del asiento de la real cibdad de Sevilla, y del asiento o gran sitio que toma en su derredor circuito, n-mero de ciudadanos que contiene, de su nobilsimo fundador, y del sobre por qu se llam as, en lo qual se demuestra su admirable suntuosidad entre todas las cibdades de Espaa, no s si me diga entre las ms de todo el mundo.

    Munchos y mu graves autores han escripto grandes cosas cerca desta opulentsima y mui gran cibdad, o por mejor decir, no ha havido escriptor que en las cosas de Espaa haya hablado, el qual de la cibdad de Sevilla no haya hecho singular mencin, ms como prosiguiendo sus obras tan excelentes, hayan escripto en suma, no han condescendido a cosas tan particulares como los nimos de algunos en semejantes obras suelen desear, a los quales queriendo satisfacer aunque con la rudeza de mi ingenio yo oviera en ello bien de mirar, he osado tomar sobre mis ombros carga desigual a las fuerzas, conocindome insuficientsimo para poderlo acabar. Ms por que ya demos comienzo, pienso ser bien hacer el exordio des-de aqu. Est, pues, la nclita y mui real cibdad de Sevilla sentada en un mui hermoso llano junto a las vertientes, que otros dicen riberas, del grande y mui nombrado Ro de Gua-dalquivir. Su forma es ms luenga que ancha, porque comen-

    51. Tambin Rodrigo Caro considera que corresponde a Sevilla y su t ierra el ser los clsicos Campos Elseos de los poetas y filsofos griegos, pues aqu no cae nieve, ne dura mucho el invierno, no abundan los granizos y pedriscos ... y el aire es siempre templado. Rotundamente concluye R. Caro que Homero se refera a Sevilla cuando ha-blaba de la tierra de Jos bienaventurados. Antigedades de Sevilla . ff. 9v-10v.

  • LA HISTORIA DE SEVILLA DE LUIS DE PERAZA 149

    zando desde la Puerta Macaena (sic), que es donde a juicio de todos comienza Sevilla, y as mismo es la Puerta ms princi pal por donde los reyes entran, y tomando la vera de la parte que sube desde la Almenilla, que es una torre junto a Guadal-quivir, y siguiendo el camino hasta la Torre del Oro, parece bien que es tanta longura, que en la ciudad ninguna otra cosa como esta se puede igualar. Yo con esta consideracin la he munchas veces mirado, y lo que despus de bien vista me parece, es que su forma de asiento tira ms que a otra cosa a figura triangular, aunque el tringulo es quasi en re dondo. Tringulo, para los que no lo saben, es cosa que tiene tres rincones o tres esquinas; la prueba desto est mu clara coligndose as, tomando, como poco h deca, desde la Puerta Macarena, que mui bien lo merece por su nobleza singular, subirnos sin torcer quasi nada vera del ro hasta llegar a la Torre del Oro, donde la cibdad hace una punta o rincn; de all damos buelta sobre la mano izquierda y siguiendo vera del muro hasta llegar a la Puerta del Sol; all hace otro rin-cn, que viene quasi frontero del devoto y solemne monesterio de las bienaventuradas mrtires Santa Justa y Santa Rufina, que agora llaman de la Santsima Trinidad; de all tomamos todava sobre la mano izquierda, y sin parar llegarnos a la torre del Almenilla, que est poco adelante de la Puerta de Macarena, donde se hace el tercer rincn, aunque, corno poco ha dije, el tringulo no es tan perfecto que quasi redondo no le podamos dar. Ms, sin duda, tiene ms figura de trin-gulo que de otra cosa; y aunque Lucio Marineo Sculo en la obra de Las cosas rnemorables de Espaa en el libro dcimo-nono, en el captulo del sitio y alabanzas de Sevilla, diga que la real cibdad de Sevilla tiene gran sitio en forma redonda y de mui hermosa vista, hase de entender como ya arriba dicho h; y pues la figura triangular es de no pequea estimacin (segn el doctsirno Aristteles y otros sabios filsofos afir-man) claro se colige, quanto mui bien fundada sea la nclit

  • 150 FRANCISCO MORALES PADRN

    se goza Dios, mas que maravilla, pues que vive y reina en trinidad perfecta por siempre jams; y como el nmero trian-gular sea de tres, no se puede ignorar quanto esta nuestra nobilsima cibdad Sevilla sea fundada a alegra del mismo Dios, y an de los hombres, en tanto que e