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HISTORIA Y PODER: RELACIÓN, CRÍTICA Y PROPUESTAS Pedro José MARIBLANCA CORRALES Universidad de Granada [email protected] Alemania, tránsito del siglo XVIII al XIX. El contexto no es otro que el del nacimiento de los Estado-nación, y en el territorio germano existen dos ambiciones muy importantes: la unificación política y la modernización de la política según el liberalismo, pero sin las revoluciones liberales de la época. Para tal fin, a los historiadores alemanes se les encomendó la tarea de buscar unas raíces y una cultura nacionales comunes en el territorio. Así, se dedicaron a buscar los tesoros y los mitos de un pasado alemán igual para todos. La búsqueda de ese pasado se llevaría a cabo a través de la recuperación de las crónicas medievales, las cuales, se decía, “trataban” la cuestión nacional alemana. La dimesión política de este proyecto no es baladí. Si había que afrontar una revolución, los políticos prusianos preferían que ésta fuera de arriba a abajo y no al revés, para no poner en riesgo sus privilegios. Y para que la revolución modernizadora se consumara, era vital apoyarse en el nacionalismo. Para ello, se rescatan las tesis kantianas y hegelianas sobre la paz perpetua y el fin de la historia respectivamente, estableciendo una tesis teleológica cuyo último escalón sería el Estado-nación alemán. El Estado-nación representaría esa paz perpetua y la consumación de una historia lineal cuyo fin se cerraba en Alemania. Así, el nacionalismo fue en gran medida usado para hacer creer al pueblo que ésta sería la mejor arma para evitar las ideas revolucionarias que se estaban dando en los territorios vecinos. 1 De esta forma se inició una reforma en los campos de la educación y la historia de cara a llevar adelante el proyecto político. El gobierno ofreció a los intelectuales y a los pensadores alemanes tanto promoción social como satisfacción económica a cambio de que ellos trabajaran ideológicamente a su servicio. Entre los principales historiadores que trabajaron por llevar a cabo este tipo de Historia destacan Barthold Georg Niebuhr, Wilhelm von Humboldt, Johann Gottfried von Herder, Leopold von Ranke o Theodor Mommsen. Así, la Historia se profesionalizó y comenzó a considerarse como una disciplina científica. Nacía de esta forma el primer paradigma historiográfico, conocido como Historicismo (Historismus). El Historicismo sentó las bases de lo que era la Historia, dividiéndola en tres grandes etapas para todo el mundo: Edad Antigua-Edad Media- Edad Moderna, siendo considerada Grecia su lugar de nacimiento. Además, fijó también cuál debía ser el método de investigación a seguir por todos los historiadores, un método basado en el análisis filológico de una serie de documentos considerados como “fidedignos”, método conocido como “método histórico-crítico”. Los documentos estudiados, en palabras de Leopold von Ranke (considerado por muchos como el “padre de la Historia”), mostrarían “lo que realmente sucedio” (wie es eigentlich gewesen) 2 . Pero no todos los documentos serían válidos 1 GOSSMOAN, Lionel. Basel in the age of Burckhardt. The United States of America: University of Chicago Press, 2000, p. 75. 2 RANKE, Leopold von. Geschichten der romanischen und germanischen Völker von 1494 bis 1514. Leipzig und Berlin: 1824. p. 86

Historia y Poder. Pedro José Mariblanca Corrales

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Breve análisis de la relación entre el Poder y la Historia

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  • HISTORIA Y PODER: RELACIN, CRTICA Y PROPUESTAS

    Pedro Jos MARIBLANCA CORRALES Universidad de Granada

    [email protected]

    Alemania, trnsito del siglo XVIII al XIX. El contexto no es otro que el del

    nacimiento de los Estado-nacin, y en el territorio germano existen dos ambiciones muy

    importantes: la unificacin poltica y la modernizacin de la poltica segn el

    liberalismo, pero sin las revoluciones liberales de la poca.

    Para tal fin, a los historiadores alemanes se les encomend la tarea de buscar

    unas races y una cultura nacionales comunes en el territorio. As, se dedicaron a buscar

    los tesoros y los mitos de un pasado alemn igual para todos. La bsqueda de ese

    pasado se llevara a cabo a travs de la recuperacin de las crnicas medievales, las

    cuales, se deca, trataban la cuestin nacional alemana. La dimesin poltica de este proyecto no es balad. Si haba que afrontar una

    revolucin, los polticos prusianos preferan que sta fuera de arriba a abajo y no al

    revs, para no poner en riesgo sus privilegios. Y para que la revolucin modernizadora

    se consumara, era vital apoyarse en el nacionalismo. Para ello, se rescatan las tesis

    kantianas y hegelianas sobre la paz perpetua y el fin de la historia respectivamente,

    estableciendo una tesis teleolgica cuyo ltimo escaln sera el Estado-nacin alemn.

    El Estado-nacin representara esa paz perpetua y la consumacin de una historia lineal

    cuyo fin se cerraba en Alemania. As, el nacionalismo fue en gran medida usado para

    hacer creer al pueblo que sta sera la mejor arma para evitar las ideas revolucionarias

    que se estaban dando en los territorios vecinos.1

    De esta forma se inici una reforma en los campos de la educacin y la historia

    de cara a llevar adelante el proyecto poltico. El gobierno ofreci a los intelectuales y a

    los pensadores alemanes tanto promocin social como satisfaccin econmica a cambio

    de que ellos trabajaran ideolgicamente a su servicio. Entre los principales historiadores

    que trabajaron por llevar a cabo este tipo de Historia destacan Barthold Georg Niebuhr,

    Wilhelm von Humboldt, Johann Gottfried von Herder, Leopold von Ranke o Theodor

    Mommsen.

    As, la Historia se profesionaliz y comenz a considerarse como una disciplina

    cientfica. Naca de esta forma el primer paradigma historiogrfico, conocido como

    Historicismo (Historismus). El Historicismo sent las bases de lo que era la Historia,

    dividindola en tres grandes etapas para todo el mundo: Edad Antigua-Edad Media-

    Edad Moderna, siendo considerada Grecia su lugar de nacimiento.

    Adems, fij tambin cul deba ser el mtodo de investigacin a seguir por

    todos los historiadores, un mtodo basado en el anlisis filolgico de una serie de

    documentos considerados como fidedignos, mtodo conocido como mtodo histrico-crtico. Los documentos estudiados, en palabras de Leopold von Ranke (considerado por muchos como el padre de la Historia), mostraran lo que realmente sucedio (wie es eigentlich gewesen)2. Pero no todos los documentos seran vlidos

    1 GOSSMOAN, Lionel. Basel in the age of Burckhardt. The United States of America: University of Chicago

    Press, 2000, p. 75. 2 RANKE, Leopold von. Geschichten der romanischen und germanischen Vlker von 1494 bis 1514. Leipzig

    und Berlin: 1824. p. 86

  • como fuentes histricas, slo valdran los testimonios escritos y voluntarios que

    relataran hechos polticos, diplomticos o militares. No olvidemos que la nueva Historia

    deba ser la Historia del Estado-nacin.

    Segn el Historicismo, al historiador no le corresponde juzgar el pasado, sino

    rendir cuentas de lo que realmente sucedi, ya que considera que no existe ninguna interdependencia entre el historiador y el hecho histrico. Lo ms importante para esta

    nueva disciplina cientfica era la objetividad, la falta de perspectiva y la imparcialidad

    para escribir historia.

    La nueva Historia traspas las fronteras germanas (se hizo notable su peso en

    pases como Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Espaa, etc.) y fue desarrollada en

    unas universidades elitistas donde slo estudiaban los ricos, estudiantes e investigadores

    que, como hemos observado arriba, trabajaron por crear una Historia oficial de cada uno

    de los Estados que se estaban creando. En esta nueva Historia ensalzadora de los

    grandes acontecimientos y los personajes clebres considerados como los principales motores de la Historia, el Estado aparece como el nico protagonista. Todo aquello que no estuviera relacionado con el Estado, todo aquello que se considerase enemigo,

    quedara fuera de la Historia, no tendra lugar. Adems, si los emergentes Estados-

    nacin se hicieron con el monopolio de lo econmico y lo poltico, tambin convirtieron

    en suyas otras necesidades bsicas de las comunidades sobre la que se asentaban como

    son el pensamiento y el pasado. El proceso no era otro que el de la objetualizacin de

    los cuerpos, despojndolos del Sujeto.

    El tiempo transcurra y el paradigma historiogrfico segua gozando de buena

    salud hasta que la I Guerra Mundial, el perodo de entreguerras y la II Guerra Mundial

    mostraron uno de los grandes dficits en este tipo de historia, que no contaba con las

    masas, los verdaderos motores de la Historia. De esta forma, el Historicismo

    comenzara a ser fuertemente criticado por nuevas y renovadoras metodologas en la

    Historiografa, como son la Sozialgeschichte, la Public History, la Historia Cultural, la

    Microhistoria, la Historia Decolonizadora, etc. A pesar de ello, los nuevos paradigmas

    encontraran grandes dificultades para asentarse en las Universidades, administradoras

    del saber, adems de caer en ciertas ideas del mtodo tradicional.

    Apareci entonces el debate dialctico entre la objetividad y la subjetividad en la

    investigacin histrica, y en l siguieron teniendo gran trascendencia los postulados del

    Historicismo. La cuestin principal giraba en torno a la pregunta de si la Historiografa

    tena que ser objetiva o no. Evidentemente, en los resultados de su investigacin, la

    Historiografa debe acercarse lo mximo posible a cmo fueron los hechos. Sin

    embargo, la creencia acrrima en la existencia de los datos totalmente objetivos implica

    una cuestin de poder. El dato puramente objetivo e inmaculado que podra representar

    la Verdad absoluta es un mito. Por qu? Primero porque nunca podremos saber cmo

    era exactamente el Pasado sino hacernos una idea del mismo, ya que existe un abismo

    entre l y nuestro presente. Segundo, gran parte de las fuentes usadas para estudiar el

    Pasado escritas en un alto porcentaje no son inocentes sino que estn hechas por los vencedores o los poderosos. Tercero, las fuentes de los vencidos o han sido borradas

    3 o

    3 Vase para ello el caso de la India, donde se han planteado un gran problema historiogrfico debido a

    que all slo quedan huellas de la Historia oficial del Imperio Britnico, mientras que las fuentes

    procedentes de la cultura india han sido eliminadas y muy difciles de rastrear. O podemos observar

    tambin la Historia de Latinoamrica, de la que slo queda la Historia colonial, si bien es cierto que

    actualmente se est llevando a cabo un proceso de re-ontologizacin y re-epistemologizacin para

    decolonizar el saber en torno a ella.

  • han sido calificadas como tradicionales y folkricas (y por tanto, consideradas como

    memoria cultural y no como Historia). Por tanto, trabajar nicamente por la objetividad

    es una consecuencia de la influencia del Poder en la investigacin histrica. Nietzsche

    ya lo observ cuando dijo:

    El hombre objetivo (...) es con toda seguridad uno de los instrumentos ms

    precisos que existen: pero debe ser manejado por alguien ms poderoso (...) Es

    tan slo un instrumento, digamos: un espejo no de finalidad por s misma. El hombre objetivo es de hecho un espejo: habituado a someterse a todo lo que

    quiere ser conocido, sin ningn otro placer que el que le proporciona el

    conocer, el reflejar (...)4

    Adems, en el enfrentamiento entre la objetividad y la subjetividad, hay que

    observar que la segunda nunca podr desaparecer ya que la negacin del subjetivismo es

    imposible, puesto que a la hora de elegir qu estudiar y cmo trabajar en su

    investigacin hay un posicionamiento en el que entran en juego la moral, la tica, la

    ideologa y, en definitiva, el sometimiento o no al poder establecido, a la tradicin y a lo

    que algunos, los de una posicin terica muy concreta, han decidido que hay que

    trabajar. Incluso, bajo la mscara de la objetividad se encuentra escondida la

    subjetividad, cuyo deseo es garantizar un control a la hora de pensar la Historia. Por

    otro lado, la objetividad desaparece siempre que la Historia es utilizada para un cultivo

    especfico de la memoria o para la elaboracin de un discurso que intenta actualizar

    ciertos aspectos de un pasado perdido para dar sentido a la vida.

    Para determinar qu trabajos y datos son objetivos y qu es lo que representa a la

    Verdad en Historia se estableci un grupo autodenominado intelectual o cientfico al que se le encarga la identificacin y la administracin de lo verdadero y el recuerdo. En Historiografa, este grupo se ve reflejado por las ctedras de Historia,

    dominio ms visible del funcionamiento tecnoburocrtico-imperial de las relaciones

    biopolticas de la Historia. Los historiadores no crearn iglesias, pero s se valen de sus

    instituciones para que sus doctrinas sean enseadas e instauradas social y polticamente,

    puesto que el discurso histrico se desarrolla dentro del proceso de instauracin del

    saber histrico.

    Y si hablamos de biopoltica, ello se debe a que la Historiografa es, junto a los

    sistemas de comunicacin y las redes de informacin, una mquina ms utilizada por el

    Poder para organizar las mentes y los cuerpos hacia un estado de alineacin autnoma

    del sentido de la vida y el deseo de la creatividad. La Historiografa, las ctedras de

    Historia, los grupos de investigacin oficiales, etc., como los medios de comunicacin y

    otros elementos biopolticos, son utilizados para regular y administrar la vida desde su

    interior, siguindola, interpretndola, absorbindola y rearticulndola.5 Si nos fijamos

    en los escritos de Foucault, podemos afirmar con l que en la disciplina histrica

    tambin hay una administracin del saber, una poltica del saber, relaciones de poder que pasan por el saber y que () nos llevan a considerar formas de dominacin designadas mediante ideas como campo, religin y territorio (porque cada grupo de

    investigacin, cada mtodo) tiene su rgimen de verdad, su poltica general de verdad;

    es decir, los tipos de discurso que acepta y hace funcionar como verdaderos; los

    mecanismos e instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos de los

    4 NIETZSCHE, Friedrich. Jenseits von Gut und Bse: Warum wir ohne Moral die besseren Menschen sind.

    Alemania: Reclam. p. 45-46. 5 NEGRI, Antonio y HARDT, Michael. Imperio. Mxico, Paidos Ibrica, 2005. p. 25

  • falsos, los medios por los que se sanciona cada uno; las tcnicas y procedimientos

    considerados vlidos para la adquisicin de la verdad; la categora de quienes tienen

    encomendado manifestar lo que se considera verdadero6

    La historia es un discurso de dominacin, pero no se formula a s misma como

    tal, sino como un conocimiento casi perfecto de la realidad.7

    El uso de la Historia como aparato de administracin y como dispositif de

    Estado toma elementos referentes de la sociedad disciplinaria puesto que su produccin

    se realiza a travs de instituciones como la Universidad, los departamentos, las

    editoriales, etc. Pero tambin hace uso de mecanismos presentes en la sociedad de

    control puesto que, al administrar y reproducir la forma en que los pueblos piensan su

    pasado, sita el biopoder frente a la sociedad, haciendo que el Poder se vuelva

    inmaterial e invisible. Mediante manuales, libros, revistas, lneas de investigacin

    establecidas, becas y mucha burocracia se impregna la conciencia y la forma en que las

    sociedades pensarn su devenir histrico y lo relacionarn con su presente y su futuro.

    Pero no slo estn estos mecanismos de control para guiar el pensamiento de la sociedad. Existen otros. tambin importantes, como son la descontextualizacin, la

    cosificacin y la trivializacin de los objetos que constituyen nuestro patrimonio tanto

    material como inmaterial, utilizados a travs de museos y conmemoraciones para

    insertar en la mente de las personas una historia, la historia que el Estado de tal o cual

    pas quiere. Aqu hay, evidentemente, encerrada una ideologa para dar validez al

    conocimiento histrico establecido, por lo que hablar de la Historia como una disciplina

    cientfica resulta imposible.

    Un ejemplo paradigmtico del uso ideolgico de la Historia es Espaa, donde

    han proliferado varias fiestas conmemorativas de un pasado grandioso el pasado de la Edad Moderna, los Reyes Catlicos, Amrica y el colonialismo, etc. para celebrar la unidad del territorio, una unidad ficticia y artificial que, como el Estado, se ha

    engendrado de la nada. Sin embargo, nada se dice nunca por ejemplo de las atrocidades

    que cometieron los diferentes reyes de Espaa expulsin de los moriscos, judos, gitanos; la Inquisicin, los asesinatos en masa, la expoliacin y el colonialismo y

    germen del imperialismo en Amrica, as como se intenta borrar poco a poco los escenarios de la violencia franquista un gran ejemplo de ello es Badajoz, donde la plaza de toros en la que fueron masacradas unas 4.000 personas por el general

    sublevado Yage ha sido sustituida por un palacio de congresos en el que no hay ni una

    placa que recuerde qu sucedi en ese sitio.

    La intromisin del Poder en la historiografa puede rastrearse en muchas vas

    ms, como son las formas en que se ha teorizado sobre las mujeres, los movimientos

    sociales, el devenir histrico o la universalidad.

    Las mujeres no han sido seriamente consideradas en Historia hasta hace muy

    poco. En un mundo dominado ideolgicamente por el hombre, la entrada de mujeres en

    la disciplina histrica ha supuesto una gran batalla. No sera hasta los aos 60 cuando las mujeres empezaron a irrumpir con fuerza en Historia, tanto en las investigaciones como historiadoras, como en los resultados de esas investigaciones como agentes activos del devenir histrico. Para ello fue (y tristemente lo sigue siendo) necesario denunciar y combatir los silencios en torno a ellas para introducir nuevas lneas de

    6 FOUCAULT, Michel. Verdad y Poder. Dilogo con M. Fontana, en Michel Foucault: Un dilogo sobre

    el poder y otras conversaciones. Madrid: Alianza Editorial, 1988. p. 143. 7 BERMEJO BARRERA, Jos Carlos. La Historia considerada como poesa. Madrid: Akal, 2005.

  • investigacin, plantear nuevas preguntas y problemticas sobre las que trabajar, y

    elaborar nuevas reglas interpretativas.

    Lo mismo ocurre con los movimientos sociales, importantsimos pero

    marginados a un segundo plano debido al peso de la metodologa tradicional del

    Historicismo. No sera hasta los aos 60-70 cuando su importancia comenz a ser

    rescatada, y si se hizo no fue porque los organismos institucionales estuvieran

    interesados en ello, sino porque se haca obviamente obligatorio rescatar a los millones

    de personas que haban dado lugar a lo que el mundo es hoy. Las trabas aqu no son el

    machismo o el patriarcado, sino la justificacin de la lucha de clases, el escaso inters

    en las capas bajas de la sociedad como agentes de la transformacin histrica y la

    banalizacin de un problema que todava es presente pero que quiere ser criminalizado

    y alienado. En Historia, como denunciara Bertolt Brecht, todava sigue dndose ms

    importancia a los reyes de la Tebas de las siete puertas, a los emperadores de Roma, a

    los reyes de Espaa, a las victorias y las guerras, etc. que a sus constructores, cocineros,

    esclavos, los sbditos, etc.8

    Y por lo que respecta al devenir histrico y la universalidad, es aqu donde el

    Poder todava sigue teniendo una influencia impresionante. Por qu? Como ya

    comentamos ms arriba, la Historia que se ha establecido para todo el mundo es la

    Historia que los primeros historiadores cientficos alemanes establecieron, una Historia teleolgica con varias etapas que han devenido en el mundo que hoy

    conocemos, presentado como la panacea del progreso. Esta Historia, la de las Eras

    Antigua, Medieval y Moderna (en algunos pases se ha establecido tambin una poca

    Contempornea) est representada en un esquema totalmente occidental y hegeliano. Es

    occidental en el sentido de que las etapas establecidas plantean que la Historia nace en

    Grecia y a partir de ah va desarrollndose segn el desarrollo histrico europeo (Grecia,

    Roma, Feudalismo, Imperio Espaol, Imperio Alemn, Revolucin Francesa,

    Revolucin Industrial inglesa, capitalismo) y hegeliana, porque plantea que Occidente

    representa el progreso y todo lo dems (ms de la mitad del territorio del globo

    terrqueo) es barbarie o, cuando menos, un territorio cuyo desarrollo nada importa

    porque es infinitamente inferior. La universalizacin que se mantiene en Historia

    supone una fuerte arma que sirve para justificar porque el presente es como es, ya que

    plantea un devenir histrico que va de Este a Oeste abrindose y cerrndose en Europa

    (y tomando despus gran importancia en Estados Unidos), negando la existencia de algo

    diferente. Esto es as hasta el punto de que los mapas polticos del Mundo estn

    orientados as, con el Viejo Continente en el centro y todo lo dems rodendolo. La construccin de la universalidad plantea una epistemologa dialctica entre el

    occidental y el Otro, entre colonizador y colonizado, entre progreso y primitivismo, etc. Este discurso lo simplifica todo, negando las muy diversas realidades que existen.

    9

    El Poder intenta homogeneizarlo todo para ejercer un control ms fuerte sobre todo

    aquello que quiere dominar. Desde que la Modernidad entr en su fase ms potente a

    partir del siglo XIX, los mecanismos de poder crearon un juego de oposiciones entre los

    nuevos pueblos europeos y sus Otros nativos, eclipsando las diferencias a travs de la

    representacin de toda la poblacin por un grupo, raza o clase hegemnica. Junto a este

    juego dialctico ha venido a unrsele uno nuevo, que no opera por exclusin sino por

    inclusin diferencial, es decir, determinando diferentes grados de desviacin en torno a

    lo que Occidente entiende por personas de clase. Y es aqu donde la llamada nivelacin

    8 BRETCH, Bertolt. Fragen eines lesenden Arbeiters. Originalaufnahmen 1946-1953 Vol. 3. Berln:

    Barbarossa, 1999. 9 MARIBLANCA CORRALES, Pedro Jos. Relectura, reflexin y propuestas en torno a Amrica Latina. En

    Coloquio Poder y Periferias. Mxcio DF: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2014.

  • de las distinciones de clase revela su funcin ideolgica. Si el trabajador y su jefe se

    divierten con el mismo programa de televisin y visitan los mismos lugares de recreo, si

    la mecangrafa se viste tan elegantemente como la hija de su jefe, si el negro tiene un

    Cadillac, si todos leen el mismo peridico, esta asimilacin indica, no la desaparicin de

    las clases, sino la medida en que las necesidades y las satisfacciones que sirven para la

    preservacin del sistema establecido son compartidas por la poblacin subyacente10

    Pero a veces el Poder no tiene que hacer absolutamente para someter a los

    transmisores del conocimiento histrico, son ellos mismos los que sucumben a l

    aceptando el rol de siervos frente a la mquina dominadora, sin combatir apenas por

    cambiar la situacin y resignndose a investigar sobre lo comnmente establecido con el

    nico propsito de alcanzar puestos y mantenerlos. La burocratizacin e

    institucionalizacin de la percepcin histrica a travs de la creacin de puestos

    docentes en las Universidades y Centros de Investigacin histrica, desde su

    nacimiento, dio lugar a un juego de jerarquas en el que la interrelacin entre el estatus y

    la labor puede ser muy compleja. Si el Poder no tiene que actuar continuamente es

    debido a que el cuerpo social de historiadores tambin puede dictar reglas de

    conocimiento histrico, desarrollando la sensibilidad histrica, intuyendo y enseando a

    intuir, poseyendo tambin la capacidad de excluir todo aquello que sea considerado

    como no adecuado.11

    Esto supone que el poder de lo negativo descanse en un grupo que

    reproducir la represin sufrida de forma extraordinaria porque el proceso de

    integracin en el sistema es llevado a cabo con una aparente seguridad, lo que hace

    vlida la afirmacin de Herbert Marcuse cuando escribi: la democracia consolida dominacin ms firmemente que el absolutismo, y libertad administrada y represin

    instintiva llegan a ser las fuentes renovadas sin cesar de la productividad12

    La jerarquizacin de los grupos de investigacin, la pertenencia o no a cierto

    grupo de investigacin, la recepcin o no de becas, etc. son un brazo ms de la

    interrelacin del Poder con la Historia. La frase t debes en nuestra disciplina tiene un gran peso y una gran connotacin, puesto que han sido marcadas unas pautas para

    formar parte del grupo de historiadores, pautas que no siempre son necesarias ya que son ms administrativas que tericas pero que se consideran conditio sine qua non. Hay que seguir las lneas establecidas por los maestros, pues desligarse de ellas puede ser considerado sacrlego y llevar al ostracismo acadmico y al silencio en el crculo

    gremial a quienes plantean cosas diferentes. En la satisfaccin de superar todas las

    pruebas para formar parte del conjunto institucional de historiadores (una satisfaccin

    instintiva en el sistema) es donde est la no-libertad y por tanto la ayuda al sistema para

    perpetuarse, puesto que se lleva a cabo una reificacin total en el fetichismo total de la

    mercanca en que se ha convertido la produccin de trabajos histricos. As, como

    establece Jos Carlos Bermejo Barrera, hay dos tipos de profesor: el profesor monje,

    atento a cultivar el conocimiento por el conocimiento mismo, y el profesor cortesano,

    ms interesado por el prestigio a alcanzar y por los mecanismos de poder de que pueda

    disponer para conseguir unos fines que poco tienen que ver con el conocimiento

    10

    MARCUSE, Herbert. The One-Dimensional Man. Studies in the Ideology of Advanced Industrial Society. Boston: Beacon Press, 1964. p. 38 11

    BERMEJO BARRERA, Jos Carlos. Fundamentacin lgica de la Historia. Madrid: Akal, 1991. p. 19 12

    MARCUSE, Herbert. The One-Dimensional Man. Studies in the Ideology of Advanced Industrial Society. Boston: Beacon Press, 1964. p. 7

  • mismo13

    . A pesar del problema, estn aflorando cada vez ms grupos que intentan

    combatir este problema para crear, si bien es cierto que al estar fuera de la Academia

    tienen muchas complicaciones ms de cara a hacer pblicos los resultados de sus

    investigaciones y planteamientos tericos.

    La mercantilizacin del conocimiento y del sistema educativo afecta

    sobremanera a la Historia. Tristemente, el hecho de que se priorice cierto tipo de

    carreras sobre otras influye mucho en el desarrollo del conocimiento histrico. Los

    estudiantes no se preparan para aprender y descubrir sino que estudian para despus

    formar parte del mercado laboral. Por ello, los estudios de la rama de Artes y

    Humanidades, donde se encuentra Historia, son apartados al rechazo ya que no

    garantizan un futuro econmico placentero. No es balad que no se fomente el estudio

    de Historia; al Poder no le interesa, puesto que lo que l quiere es productividad para la

    sociedad industrial avanzada. El valor del conocimiento mismo debera alzarse por

    encima de los pragmatismos economicistas que condicionan el diseo de los planes de

    estudios, a la vez que estar desligado de las restricciones impuestas por instituciones

    polticas.14

    Se ha querido y se quiere que la Historia sea homognea. Por ello se ha pensado

    y se ha construido como es. Sin embargo, como podemos comprobar, en Historia no

    existe la homogeneidad, sino la heterogeneidad y la multiplicidad. Aunque no se quiera,

    la Historia es como el rizoma deleuziano, puesto que el devenir histrico de muchas

    sociedades, aun en un marco globalizado como el que ha impuesto el sistema capitalista

    sobre todo el globo terrqueo, no sigue el mismo curso que el de otras. Frente a las

    esencias y centros que planteas la mayora de los trabajos historiogrficos hay una gran

    diversidad de historias. A diferencia de la lgica del crecimiento sistemtico, unitario y

    de una sola raz, el devenir histrico de las sociedades es un compuesto de numerosas

    bases, con un infinito aleatorio y catico en un sistema mltiple de conexiones, las

    cuales no son dominadas sino que estn descentralizadas y son plurales. Este devenir

    deja de subsumir lo heterogneo bajo el abrigo de lo uno, dejando espacio a la fuga, la

    deterritorializacin y a la importancia de los mltiples espacios que existen15

    .

    Evidentemente, en el campo historiogrfico es necesario establecer un orden en el

    desorden, pero eso no implica que haya un nico modelo, tanto a escala macro como a

    escala micro.

    Afirmar el sentido rizomtico de la Historia es reconocer que hay un Poder que

    niega lo mltiple, desitundolo, negndolo y banalizndolo. Afirmar el rizoma

    deleuziano en Historia es negar las jerarquizaciones y el sentido evolucionista y

    difusionista que tanto peso tiene todava en nuestra disciplina. Hay muchsimos

    espacios abiertos, espacios que no tienen nada que ver con el sistema imperante de cada

    perodo histrico y destacar su importancia es vital para mostrar que hay cosas ms all

    de lo escrito, cosas que todava apenas conocemos, cosas destacables que son

    consideradas inferiores.

    13

    BERMEJO BARRERA, Jos Carlos. La fbrica de la ignorancia. La universidad del como si. Madrid: Akal, 2009. 14

    MARIBLANCA CORRALES, Pedro Jos. La teora de la historia en la Universidad espaola. En L Congreso de Filosofa Joven Horizontes de Compromiso. Granada, 2013. 15

    NEWMAN, Saul. War on the State: Stirner and Deleuzes Anarchism. The Anarchist Library. p. 7-8.

    Disponible Web:

  • Hay que evitar tambin los fetichismos a la hora de llevar a cabo las

    investigaciones histricas porque esto supone igualmente establecer una escala

    jerrquica y evolucionista, en este sentido, de conocimiento. Cuando se inicia una

    investigacin es importante combatir y dar respuesta al mito de la civilizacin y a la utilizacin de conceptos como por ejemplo primitivismo o Cultura porque son trminos tericos que implican diferenciaciones artificiales y humanas para situar a unas

    sociedades por encima de otras.

    Es vital que en Historia, como en Etnografa, el investigador se site en la

    posicin en la cual fue construida la significacin, es decir, dentro de la situacin y no

    fuera. Est claro que al acercarse al pasado los investigadores nunca podrn integrarse

    en su objeto de estudio pero eso no quiere que no deban comprender, desentraar y

    hacer accesible el mundo conceptual de sus informantes. Es esto objetividad? S y no, porque es rescatar lo dicho por los actores, lo que dicen sobre los sucesos, las cosas,

    las relaciones, etc. para ver las cosas desde el punto de vista del actor e interpretarlas, lo

    que da lugar a la inclusin en el trabajo de lo que el investigador imagina, lo que da

    lugar a que haya tambin subjetividad porque el estudioso rescata lo dicho y lo inscribe,

    lo redacta y lo fija, recatando del tiempo y del olvido un hecho irrepetible que slo

    existe en un momento pero que gracias a su eleccin de estudio puede relacionarse con

    otras descripciones y puede ser vuelto a consultar. No llevar a cabo esta compleja labor

    supone legitimar la divisin entre poderosos y desposedos, supone afirmar la

    binariedad entre los que sern recordados y los que no mereceran serlo y establecer la

    supremaca y la autoridad de unos grupos por encima de otros.

    Frenar la trascendencia del Poder en los estudios historiogrficos se revela

    complicado pero, al igual que se construira la Modernidad negando todo lo establecido anteriormente, ahora tenemos que llevar a cabo un proceso similar, en este caso recuperando la inmanencia subjetiva y colocando a la humanidad y a la naturaleza

    frente al orden establecido16

    , que ahora ya no es Dios sino el Poder, junto a una de sus

    ms importantes armas actualmente: la Verdad absoluta. Para sostener esto, se ofrece

    interesante el conocimiento del tercer gnero de Spinoza para, como dijo Althusser, pensar a travs del cuerpo, es decir, pensar al mximo con la potencia de la subjetividad. As, podramos evitar con ms fuerza la intromisin de los aparatos

    ideolgicos del Estado que se encargan de ensearnos las habilidades bajo formas que aseguren el sometimiento a la ideologa dominante o el dominio de su prctica. Aparte de luchar contra el Poder, que gobierna en lo ms alto, es vital combatir el

    biopoder y sus dispositifs, que a diferencia de los aparatos represivos, no sujetan a los individuos a travs de prcticas violentas sino a travs de prcticas ideolgicas.

    17

    El combate en la historiografa ha ampliado su campo de batalla, que ya no slo

    se reduce a la metodologa y al proceso ontolgico y epistemolgico de sus trabajos,

    sino que tambin ha mostrado la necesidad de debatir el uso social de la Historia. La

    historiografa, como elemento que gira en torno a lo objetivo, a lo real y a lo verdadero,

    determina tambin cmo funcionarn las tecnologas del yo, tecnologas que permiten a los individuos, solos o con ayuda de otros, cierto nmero de operaciones sobre su cuerpo y su alma, sus pensamientos, sus conductas, su manera de ser; es decir,

    transformarse con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, de pureza, de sabidura,

    16

    SPINOZA, Baruch. Ethics, en The Collected Works of Spinoza, ed. Edwin Curlye, Vol.1. Princeton: Princepton University Press, 1985. p. 584. 17

    ALTHUSSER, Louis. Ideologa y aparatos ideolgicos del Estado. Buenos Aires: Nueva Visin, 1988.

  • de perfeccin o de inmortalidad18. En este nuevo desafo, como comenta Germn Cano

    19, no slo vale con aceptar el rol que vamos a desempear y teorizar acerca del

    problema desde un nico punto de vista, sino que hay que eliminar el falso prometesmo

    de que algn da llegar la emancipacin del Poder. Al mismo tiempo, tenemos que

    continuar trabajando y deconstruyendo, pero tambin creando porque desmontando

    solamente nos ayudamos a comprender, y estamos en una situacin en la se hace es

    tremendamente necesario formar una respuesta.

    Frente al monopolio del Poder en un gran porcentaje de la actividad social en

    Historia para hacerse cargo de la totalidad de la existencia de las personas, guerra civil

    en sentido tiqquniano y nietzscheano, es decir:

    Nueva forma de la comunidad: afirmarse blicamente. De lo contrario el

    espritu se debilita. Nada de jardines ni mero alejarse de las masas. Guerra (pero sin plvora!) entre pensamientos diversos!

    20

    Frente a la ficcin del Poder, guerra en forma de contrahistoria, guerra creativa

    en la que se muestre que la multiplicidad es quien de verdad acta como motor de la

    Historia, guerra como elemento opositor al Poder, que no podr existir junto a ella,

    porque, como observara Hobbes, son trminos contradictorios debido a que cada uno

    implica la negacin del otro.

    A nuestro parecer, una metodologa interesante para afrontar esta guerra dentro

    del academicismo institucional es la transdisciplinariedad que propone Ramn

    Grosfoguel21

    . El Poder, por antonomasia occidentalista, ha hecho primar un sistema de

    investigacin, llamado por el socilogo latinoamericano como Sistema Mundo-capitalista-patriarcal-occidentalocntrico-cristianocntrico-moderno-colonial, sistema cuya epistemologa es la del no Ser, donde la colonialidad (en todos los sentidos) opera

    controlndolo todo. Este sistema, a travs de las instituciones oficiales y sus cuerpos de

    profesores los poseedores de la Razn cientfica, como ya hemos dicho, establece qu hay que estudiar y qu no, a travs de unas jerarquas de poder, que no slo se

    materializan a travs de las instituciones y los grupos intelectuales, sino que son

    internalizadas en nuestras formas de ver, entender y pensar el mundo en nuestro caso el pasado, lo que muestra una vez ms la eficacia del biopoder a la hora de administrar y regular nuestra vida desde su interior.

    Para evitar todas las jerarquizaciones, tenemos que pensar

    transdisciplinariamente, es decir, no anclndonos en el estudio de la Historia a travs de una sola disciplina, sino pensando con muchas disciplinas ms. No debemos caer en

    lo que Lewis Gordon llama decadencia disciplinaria, es decir tenemos que evitar descifrar nicamente los problemas de las disciplinas porque as damos no trabajamos

    los problemas del mundo, de la realidad. Rehuir la decadencia disciplinaria es rehuir

    18

    FOUCAULT, Michel. Tecnologas del yo, y otros textos afines. Barcelona: Paids, 1990. 19

    CANO, Germn. Servidumbre, cosificacin, movimiento social Historia y conciencia de claserevisitada en Jornadas CEMS 2013-2014 Precariedad, vida daada y vulnerabilidad en la era de la austeridad de la austeridad. [Grabacin audiovisual] Barcelona, Universidad Pompeu Fabra, 03-12-2013 20

    NIETZSCHE, Friedrich. Fragmentos pstumos, otoo de 1883. 21

    GROSFOGUEL, Ramn. Jerarquas de la cartografa del poder. La necesidad de un enfoque transdisciplinario en el anlisis interseccional de las jerarquas del poder. Decolonizacin del conocimiento y descolonizacin de los paradigmas de la economa poltica. [Grabacin audiovisual] Costa Rica: Universidad Nacional de Costa Rica, 12-14 noviembre 2012.

  • el monlogo entre acadmicos donde slo se habla para el gremio. Respecto a esto,

    Josep Fontana escribi:

    () Una buena parte de mis colegas () han acabado por cerrar las ventanas de la Academia para aislarse del viento que sopla en la calle y han optado por

    sobrevivir en un reducto pleno de libros, escribiendo sobre todo para su propia

    tribu y convirtiendo en virtud el hecho de ignorar un mundo que, en justa

    compensacin, los ignora cada vez ms22

    Por tanto, la cuestin no est en hacer antropologa, religin, poltica, historia,

    filosofa, economa, etc. No se trata de hacer una labor interdisciplinar que deja las

    disciplinas intactas, dialogando unas con otras; se trata de llevar a cabo la

    transdisciplinariedad, porque as no partimos de una disciplina, sino que las integramos

    todas. Si fragmentamos, no entendemos completamente qu ocurre porque todo est

    dividido y no logramos estudiar el conjunto de las cosas.

    Frente al Historicismo, sus postulados y los paradigmas que han sucumbido a l;

    frente a la historiografa que sita a unos grupos por encima de otros o banaliza y

    simplifica a las clases bajas y subalternas; frente a la Historia que no ve ms all de las

    puertas de la Academia y sus investigaciones, Historia de las multiplicidades para las

    multiplicidades, Historia del movimiento de abajo hacia arriba, Historia del motor de la

    Historia.

    22

    FONTANA, Josep. Actualidad de Pierre Vilar, actualidad del marxismo, en COHEN, Aron, CONGOST,

    Rosa y LUNA Pablo F. (coords.). Pierre Vilar: una historia total, una historia en construccin. Granada:

    Editorial Universidad de Granada y Servei de Publicacions de la Universitat de Valencia, 2996, p. 19.