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Uniagustiniana
Libros Históricos
Profesor: P. Jairo Soto
Estudiante: Walter Albrecht
HISTORIOGRAFÍA CRONISTA
1- LIBROS QUE LA COMPONEN
1-2 Crónicas, Esdras y Nehemías
2- CONTENIDO GENERAL
La “hipótesis cronística” afirma que los libros de Crónicas, Esdras y Nehemías constituyen una sola obra,
escrita por un autor anónimo, esto en base a razones textuales, lingüístico-literarias, históricas y
teológicas. Su estilo es marcadamente diferente de los otros libros del AT, además tiene un punto de vista
común para la historia de Israel y un método común en la selección de materiales, tiene preferencias por
ciertos tópicos, y existe una identidad entre el final de Crónicas y el comienzo de Esdras, que hace pensar
que esté sería la continuación de Crónicas.
Presentan una valoración especial por los siguientes temas:
a- Genealogías y listas de familias y personas.
b- Énfasis en la descripción de las celebraciones religiosas, siendo el Templo el lugar central del culto y
de toda la vida del pueblo.
c- Se presta atención a los sacerdotes, los levitas y especialmente a los músicos y cantores.
El libro de Crónicas no da datos precisos que permitan definir su fecha y lugar de composición, por ello
los estudiosos tienen opiniones variadas que sitúan su redacción entre el s. VI a.C. hasta la época
helenista, siendo lo más probable es que su composición date de finales del s. IV a.C.
Aunque actualmente esta teoría es puesta en duda por algunos autores que abogan por dos obras distintas,
procedentes de un mismo autor o de autores distintos.
3- PROBLEMAS QUE PRESENTA
La obra cronista afronta una nueva situación del pueblo de Dios, que debía ser iluminada: La situación de
Judá en la época persa era distinta a la que se había encontrado al final del periodo monárquico y en el
destierro, y como la historia es la maestra de la vida, y especialmente en el caso de los libros sagrados, fue
necesario reescribirla con una nueva intencionalidad teológica para iluminar la situación en la que se
encontraban los lectores del momento. Esta intencionalidad se puede apreciar por muchos indicios que es
deliberada: se trata en muchas ocasiones de justificar por la historia las soluciones que se dan, en la época
persa, a los distintos problemas religiosos que se plantean; además hay un particular interés en referir a
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David los elementos fundamentales de la comunidad judía sin descuidar los orígenes mosaicos de la
propia religión de David.
La intención del autor no es la de falsear la historia, sino repensar esa historia que ya es conocida para
sacar lecciones de ella, adecuadas a la nueva situación para alimentar la fe en Dios y reforzar la unidad en
la práctica de la Ley. El cronista compuso su obra mucho después de la vuelta del Destierro,
probablemente en a finales del s. IV a.C. al inicio de la helenización de Palestina. En esa época el pueblo
judío hubo de afrontar graves tensiones internas y externas, y la composición de esta obra pudo constituir
un punto sólido de apoyo para su fe y su unidad.
4- DIFERENCIAS CON LA HISTOREOGRAFÍA DEUTERONOMISTA
Las variaciones más significativas, que abren perspectivas distintas a las ofrecidas por los libros de
Samuel y de los Reyes, son las siguientes: omisiones + retoques + adiciones.
a) Hay omisiones importantes cuya intención resulta clara: idealizar la figura de David al no aludir en el
texto a sus debilidades o las de personas de su familia más directa. Por ejemplo:
o se silencian las relaciones de David con Saúl (1 Sam 16-31) pues Saúl ha sido un rey infiel;
o no se dice nada del adulterio y homicidio de David (2 Sam 11-12);
o tampoco se menciona el incesto de Ammón y la rebelión de Absalón (2 Sam 13-20);
o no se habla de la caída de Salomón al final de su vida, y se lo exculpa de alguna de sus acciones,
etc.
b) Se han introducido retoques en las fuentes comunes, modificando expresiones, alterando el orden de los
acontecimientos, añadiendo glosas, y comentarios de los hechos desde otra perspectiva.
c) Se han introducido numerosas adiciones. Las más características son:
o los cinco capítulos en los que se describe la organización del culto realizada por David (1 Cr
23-27),
o y las reformas religiosas que se atribuyen a Asá (2 Cr 15) y a Joás (2 Cr 24) de las que no se habla
en la historia deuteronomista.
En 2 Sm sólo aparecen dos breves alusiones a la relación de David con el templo, en la sección de 1Cr 12-
29, dedicada al reinado de David, la mayor parte del relato está relacionado con el templo y con el culto.
Mientras que en la deuteronomista sé pone énfasis a acontecimientos como el éxodo o la alianza del Sinaí,
son pasados por alto o brevemente aludidos por la historia cronista, la cual se centra en la monarquía,
especialmente en el reinado de David y de Salomón.
En relación a la teología de la retribución, en la historia deuteronomista los pecados de cada rey (y de cada
generación) tiene incidencia en sus sucesores (y en las generaciones posteriores), por eso, los reyes del
Norte sufren las consecuencias del “pecado de Jeroboán” y los del Sur se benefician de la “rectitud de
David”. El Cronista, en cambio, lleva el principio de retribución a la esfera individual y a sus últimas
consecuencias: cada rey (y su pueblo con él) recibe en el plazo de su propio reinado la recompensa o el
castigo de su fidelidad o infidelidad.
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5- TEMAS TEOLÓGICOS
a- La centralidad del Templo:
El templo ocupa un lugar central y preeminente. David y su reinado están relacionados con el templo y el
culto, apareciendo como el autor del proyecto, el ejecutor de los preparativos de su construcción y el
organizador del personal adscrito al templo y de todos los servicios, mientras que salomón solo cumple lo
dictado y previsto por su padre David. La centralidad del templo aparece también en el juicio positivo que
reciben salomón y algunos reyes que llevaron a cabo reformen en él. En el transfondo de esta
preocupación por el templo late la concepción del Cronista sobre el “segundo templo” como el verdadero
factor de la unidad y estabilidad del pueblo, como el lugar central de toda la vida de la comunidad
postexlica, como el ámbito privilegiado del encuentro con Dios en la tierra.
b- La idealización de David y Salomón
En la reinterpretación de la historia de Israel realizada por el Cronista adquiere relevancia el
establecimiento de la monarquía en Israel y, más concretamente, los reinados de David y de Salomón, que
se convierten en el momento culminante de toda la historia: cuanto les precede está orientado a ellos;
cuanto sigue, queda modelado por sus éxitos y realizaciones. Un reflejo de esta idealización de ambos
personajes es la omisión que se realiza de todos los aspectos negativos de sus respectivas historias. Es
posible que el interés del cronista no tenga por objeto tanto la monarquía en sí misma (que ya había dejado
de existir en su tiempo, sin haber indicios de su posible restauración), sino más bien en el designio de Dios
para su pueblo, perfectamente realizado por David en el pasado.
c- La función de los levitas
La institución de los levitas ocupa un lugar destacado en la obra cronista, ellos desempeñaran un papel
decisivo en la conservación de las prácticas religiosas del periodo postexílico. Adquieren una importancia
progresiva, ampliando sus tareas al canto litúrgico, a la custodia del templo, a la administración y a la
enseñanza, haciendo además una identificación de los levitas de su época con los profetas del antiguo
Israel, llegando a definir la obligación principal de los levitas cantores, el canto cúltico, como una
actividad profética. De esta manera, la palabra de Dios, trasmitida tradicionalmente por los profetas,
también podía ser ahora comunicada por la música inspirada de la liturgia del templo.
d- La unidad del pueblo
El Cronista muestra la entusiasta y unánime participación de todo Israel en los acontecimientos más
relevantes de los reinados de David y Salomón (traslado del arca, conquista de Jerusalén, construcción del
templo). El Cronista contempla la división del reino unido como una ruptura del pueblo de Dios, e ignora
al Norte en cuanto unidad política, pero hace eco de una permanente llamada dirigida al Norte para
adherirse a la unidad común que encuentra su centro en el culto de Jerusalén
e- La retribución
La historiografía cronista presenta una de las más elaboradas teorías de todo el AT sobre la teología de la
retribución individual, según la cual, la fidelidad a Dios obtiene recompensa y la infidelidad atrae el
castigo.
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6- COMPARACIÓN DE DOS PERICOPAS CRONISTA-DEUTERONOMISTA
“Historia deuteronomista” “Historia del cronista”
2 Samuel 6, 12 12
Se hizo saber al rey David: “Yahvé ha bendecido
la casa de Obededón y todas sus cosas a causa del
arca de Dios”. Fue David e hizo subir el arca de
Dios de casa de Obededón a la Ciudad de David,
con gran alborozo.
1 Crónicas 15, 1-3 1
Se hizo casas en la Ciudad de David, preparó un
lugar para el arca de Dios y le levantó una Tienda
para ella. 2 Entonces dijo David: “Solamente los
levitas han de llevar el arca de Dios, pues a ellos los
escogió Yahvé para llevar el arca de Yahvé y
servirle por siempre”. 3 Congregó, pues, David a todo Israel en Jerusalén
para subir el arca de Yahvé al lugar preparado para
ella.
Mientras que en 2 Sm 6, 12 el inicio del movimiento narrativo sobre el traslado del arca de Dios se dispara
con la noticia que le llega a David de cómo Dios ha bendecido la casa de Obededón, en Cr es el celo
religioso de David lo que se presenta como causa inicial del nuevo intnento del trasladar el Arca a
Jerusalén. David prepara, pues, un lugar para el Arca en anticipación a su llegada. Además, en este
segundo intento, en Cr. serán los levitas los que llevén el Arca, y no cualquiera, con lo que se puede ver la
importancia que le da el Cronista a los descendientes de Aarón y a los levitas en relación al culto divino.
“Historia deuteronomista” “Historia del cronista”
2 Reyes 21, 1-18
[1] Manasés tenía doce años cuando comenzó a
reinar, y reinó 55 años en Jerusalén; el nombre de su
madre era Jefsí Baj.
[2] Hizo el mal a los ojos de Yahveh según las
abominaciones de las gentes que Yahveh había
expulsado delante de los israelitas.
[3] Volvió a edificar los altos que había destruido su
padre Ezequías, alzó altares a Baal e hizo un cipo
como lo había hecho Ajab, rey de Israel; se postró
ante todo el ejército de los cielos y les sirvió.
[4] Construyó altares en la Casa de la que Yahveh
había dicho: «En Jerusalén pondré mi Nombre.»
[5] Edificó altares a todo el ejército de los cielos en
los dos patios de la Casa de Yahveh.
[6] Hizo pasar a su hijo por el fuego; practicó los
presagios y los augurios, hizo traer los adivinos y
nigromantes, haciendo mucho mal a los ojos de
Yahveh y provocando su cólera.
2 Crónicas 33, 1-20
[1] Manasés tenía doce años cuando comenzó a
reinar, y reinó 55 años en Jerusalén. [2] Hizo el mal a
los ojos de Yahveh según las abominaciones de las
gentes que Yahveh había expulsado delante de los
israelitas. [3] Volvió a edificar los altos que su padre
Ezequías había derribado, alzó altares a los Baales,
hizo cipos, se postró ante todo el ejército de los
cielos y les sirvió.
[4] Construyó también altares en la Casa de Yahveh,
de la que Yahveh había dicho: «En Jerusalén estará
mi Nombre para siempre.» [5] Edificó altares a todo
el ejército de los cielos en los dos patios de la Casa
de Yahveh, [6] e hizo pasar a sus hijos por el fuego
en el valle de Ben Hinnom; practicó los presagios,
los augurios y la hechicería, e hizo traer nigromantes
y adivinos, haciendo mucho mal a los ojos de
Yahveh y provocando su cólera. [7] Colocó la
imagen del ídolo, que había fabricado, en la Casa de
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[7] Colocó el ídolo de Aserá, que había fabricado,
en la Casa de la que dijo Yahveh a David y Salomón
su hijo: «En esta Casa y en Jerusalén, que he elegido
de entre todas las tribus de Israel, pondré mi
Nombre para siempre.
[8] No haré errar más los pasos de Israel fuera de la
tierra que di a sus padres, con tal que procuren hacer
según todo lo que les he mandado y según toda la
Ley que les ordené por mi siervo Moisés.»
[9] Pero no han escuchado, y Manasés los ha
extraviado para que obren el mal más que las
naciones que había aniquilado Yahveh delante de
los israelitas.
[10] Entonces habló Yahveh por boca de sus
siervos, los profetas, diciendo:
[11] «Porque Manasés, rey de Judá, ha hecho estas
abominaciones, haciendo el mal más que cuanto
hicieron los amorreos antes de él, haciendo que
también Judá pecase con sus ídolos,
[12] por eso, así habla Yahveh, Dios de Israel: Voy
a hacer venir sobre Jerusalén y Judá un mal tan
grande que a quienes lo oyeren les zumbarán los
oídos.
[13] Extenderé sobre Jerusalén la cuerda de Samaría
y el nivel de la casa de Ajab, y fregaré a Jerusalén
como se friega un plato, que se le vuelve del revés
después de fregado.
[14] Arrojaré el resto de mi heredad y los entregaré
en manos de sus enemigos; serán presa y botín de
todos sus enemigos,
[15] porque hicieron lo que es malo a mis ojos y me
han irritado desde el día en que sus padres salieron
de Egipto hasta este día.»
[16] Manasés derramó también sangre inocente en
tan gran cantidad que llenó a Jerusalén de punta a
cabo, aparte del pecado que hizo cometer a Judá
haciendo lo que es malo a los ojos de Yahveh.
[17] El resto de los hechos de Manasés, todo cuanto
hizo, los pecados que cometió ¿no está escrito en el
libro de los Anales de los reyes de Judá?
[18] Manasés se acostó con sus padres y fue
sepultado en el jardín de su casa, en el jardín de
Uzzá, y reinó en su lugar su hijo Amón.
Dios, de la cual había dicho Dios a David y a
Salomón, su hijo: «En esta Casa y en Jerusalén, que
he elegido de entre todas las tribus de Israel, pondré
mi Nombre para siempre.
[8] Y no apartaré más el pie de Israel de sobre la
tierra que di a vuestros padres, con tal que procuren
hacer según todo lo que les he mandado, según toda
la Ley, los decretos y las normas ordenados por
Moisés.»
[9] Manasés desvió a Judá y a los habitantes de
Jerusalén para que hicieran mayores males que las
gentes que Yahveh había exterminado delante de los
israelitas. [10] Habló Yahveh a Manasés y a su
pueblo, pero no hicieron caso. [11] Entonces Yahveh
hizo venir sobre ellos a los jefes del ejército del rey
de Asiria, que apresaron a Manasés con ganchos, le
ataron con cadenas de bronce y le llevaron a
Babilonia. [12] Cuando se vio en angustia, quiso
aplacar a Yahveh su Dios, humillándose
profundamente en presencia del Dios de sus padres.
[13] Oró a él y Dios accedió, oyó su oración y le
concedió el retorno a Jerusalén, a su reino. Entonces
supo Manasés que Yahveh es el Dios.
[14] Después de esto edificó la muralla exterior de la
Ciudad de David al occidente de Guijón, en el
torrente, hasta la entrada de la Puerta de los Peces,
cercando el Ofel, y la elevó a gran altura. Puso
también jefes del ejército en todas las plazas fuertes
de Judá.
[15] Quitó de la Casa de Yahveh los dioses extraños,
el ídolo y todos los altares que había erigido en el
monte de la Casa de Yahveh y en Jerusalén, y los
echó fuera de la ciudad.
[16] Reedificó el altar de Yahveh y ofreció sobre él
sacrificios de comunión y de alabanza, y mandó a
Judá que sirviese a Yahveh, el Dios de Israel. [17]
Sin embargo, el pueblo ofrecía aún sacrificios en los
altos, aunque sólo a Yahveh su Dios.
[18] El resto de los hechos de Manasés, su oración a
Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron
en nombre de Yahveh, Dios de Israel, se encuentran
escritos en los Hechos de los reyes de Israel.
[19] Su oración y cómo fue oído, todo su pecado, su
infidelidad, los sitios donde edificó altos y donde
puso cipos e ídolos antes de humillarse: todo está
escrito en los Hechos de Jozay.
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El relato del reinado de Manasés es un ejemplo de la profunda revisión llevada a cabo por le Cronista,
hasta el punto de llegar a ofrecer resultados diametralmente opuestos a los de la fuente deuteronomista,
transformando su reinado de rotundamente negativo en positivo.
Para la historia deuteronomista, Manasés es el más nefasto e impío de los reyes de Judá, hasta el punto
de que por su culpa se anuncia el castigo “definitivo” sobre Jerusalén, el templo y la monarquía. El
Cronista retoma, en su primera parte, la mayoría de los datos negativos dados por la historia
deuteronomista, omitiendo sólo el oráculo de condena y castigo, pero introduce una segunda parte
desconcertante y novedosa que incluye un castigo en forma de invasión asiria y deportación, una
conversión, una súplica y una nueva vida marcada por la piedad y las buenas obras. La razón de tal
transformación tal vez haya que buscarla en el dato inicial (2 Cr 33, 1): según la particular concepción
cronista de la retribución sería escandaloso admitir que el reinado más dilatado de la historia de Judá
hubiera correspondido al rey más impío.