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 O sh ace mosu n ap rop u es tad eor aciónpar aaqu ell osqu eno p odái s acu dir al a cel eb r ación d e la H ora S an taenla p arr oq uiao d eseéi sh a cer unratodeor a ción a nteel S or p r esenteenel mon u mento. S et r atadecontem pl ar aJ es ú sor an do an tes desu mu erte  y acom p a ñarl e e n s u soled a d y triste z a. Aun q u e no s e des p ierten gr a n d es cosa s en n u estro i n t er i or, sólo h ay qu e est a r a qu í , hacer n os p r esen t es d el a nte d e D ios, est a r a tentos asuPal a b r a y escu ch a r, h acer n u est ra susituación y su oración d esde lacont em p l aci ón Canto : D e n och e i r em os a en contr a r lafu en te ( Ta izé)  V a mos a h ac er memor i a  d el oqu ee n aqu el l osm omentosse oyóysevi vi óco nint en si d a d . H acer mem ori an oessólorecor d a r , es revivir.  Jesús  seh acepr es en t eaqu í est an och econlosmism os sen tim i en t os d e en tr ega y ser vi ci o, con l os mi sm os d eseos d e expresar n ossu amor. N o sotros  som osh oyl osdi scíp u l osamad os, qu e qu ierenesc u ch ar y acom p ar , qu ierenor ar y ve lar, qu i eren au n qu e n o l o l ogr an , qu er em os. Q ueremosestar aqu í con t i goJ es ú s , porque sabem osqu efue u n a h ora d i fícil p a rati, p or qu e cu á n to má s sentías la n ecesi d adde cercan í a, t e d ej aronsolo, p orqu e en l a h ora d e tu mayor l u ci d ez, t u s í n t i mos d ormían, p or qu e enesta h orad e con sci en ciade t od o l o q ue está p or caerte enci ma, ell os n o en ti en den n ada. D e s c ubr a mos hoyn ueva me nt e , conqu éam or tan gr an de amóJ esú s, esp ecial men t eal osd oce, yqu édistan ci atan gr an dese co n temp la en t r e el ma estro y l o s d i scí p u l os. É l t a n d i vi n o, el l o s tan h u ma n os, él t a n el evad o, ellost a n mezqui n os, cómol ed oleríaenel almaesasol eda dt an gran d e qu e se perci b e en G e tse man í. P or eso est amos aqu í . I n i ciemosest ah orad eor a ción h aci en d osil en ci op ar ap r ep a r a r n u es trocorazón p arael en cu entroconel D i osd eJesú s, p or qu ef u eu n a h ora d ifícil, h oy q u er emos regal a r t e u n a h ora d e nuest r o ti em p o, h acerte al men osh oyy nosotrosc om p ía E mpezamosl eyen do paus adamen teel t ext odel E van gel i o deS an Mar cos: (Mc1 4, 3 2 -4 2 )  R e lea mos  el t exto d ej an d o q u e l a s p a l a b r a s cob ren vi d a en n u es tro i n t eri o r. I magi némonos  qu e estamos al l í , qu e som os u n o d e los

Hora Santa Boletin

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Os hacemos una propuesta de oracin para aquellos que no podis acudir a la celebracin de la Hora Santa en la parroquia o deseis hacer un rato de oracin ante el Seor presente en el monumento. Se trata de contemplar a Jess orando antes de su muerte y acompaarle en su soledad y tristeza. Aunque no se despierten grandes cosas en nuestro interior, slo hay que estar aqu, hacernos presentes delante de Dios, estar atentos a su Palabra y escuchar, hacer nuestra su situacin y su oracin desde la contemplacinCanto: De noche iremos a encontrar la fuente (Taiz)Vamos a hacer memoria de lo que en aquellos momentos se oy y se vivi con intensidad. Hacer memoria no es slo recordar, es revivir. Jess se hace presente aqu esta noche con los mismos sentimientos de entrega y servicio, con los mismos deseos de expresarnos su amor. Nosotros somos hoy los discpulos amados, que quieren escuchar y acompaar, quieren orar y velar, quieren aunque no lo logran, queremos.Queremos estar aqu contigo Jess, porque sabemos que fue una hora difcil para ti, porque cunto ms sentas la necesidad de cercana, te dejaron solo, porque en la hora de tu mayor lucidez, tus ntimos dorman, porque en esta hora de consciencia de todo lo que est por caerte encima, ellos no entienden nada.Descubramos hoy nuevamente, con qu amor tan grande am Jess, especialmente a los doce, y qu distancia tan grande se contempla entre el maestro y los discpulos. l tan divino, ellos tan humanos, l tan elevado, ellos tan mezquinos, cmo le dolera en el alma esa soledad tan grande que se percibe en Getseman. Por eso estamos aqu.Iniciemos esta hora de oracin haciendo silencio para preparar nuestro corazn para el encuentro con el Dios de Jess, porque fue una hora difcil, hoy queremos regalarte una hora de nuestro tiempo, hacerte al menos hoy y nosotros compaaEmpezamos leyendo pausadamente el texto del Evangelio de San Marcos: (Mc 14, 32-42) Releamos el texto dejando que las palabras cobren vida en nuestro interior. Imaginmonos que estamos all, que somos uno de los doce, o quizs Pedro, Santiago o Juan, vemos a Jess alejado entre los olivos, nos vemos a nosotros mismos vindolo y vamos dejando que el Evangelio cobre vida en nosotros. Pidamos que el Espritu penetre en nosotros a travs de los ecos que el texto va despertando en nosotros, va generando Palabras nuevas y llamadas distintas

Canto: Velad y oradY vamos profundizando versculo a versculo.Yo voy a orar. Tom consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. Comenz a sentir pavor y angustia, y les dijo: Siento una tristeza mortal. Quedaos aqu y velad.Jess presiente que ha llegado su hora y siente necesidad de buscar al Padre, de estar con l. Se acercan momentos duros. Los suyos no slo no parecen enterarse, siguen sin hacerlo, Jess no confa en que le puedan acompaar en este trance. No se lo pide, siente la soledad y acude a Dios que sabe no le va a dejar solo. Le duele la inconsciencia de sus discpulos por ms que se ha esforzado en abrir sus ojos, le duele su no poder acompaarle, pero sabe que no es cosas de ellos, que todava no estn preparados, que ya lo estarn. Ahora es su hora, ms tarde llegar la de ellos. A sus ms cercanos les confiesa la tristeza que siente, empieza la hora triste, despus de tanta vida compartida, de tantos momentos, de tanto camino recorrido, despus de tantas emociones vividas, llega el bajn. Las tinieblas entran en su corazn: pavor, angustia, tristeza hasta la muerte. El mal no se da por vencido nunca, nunca tira la toalla, vuelve a la carga contra Jess, ahora no le tienta con halagos sino con el miedo, el asco y el sinsentido. Es el misterio de la noche, de la debilidad, de la tentacin.Canto: Qudate (Fray Nacho y Olga Martnez)Se postr en tierra y suplicaba que, a ser posible, no tuviera que pasar por aquel trance.Deca: Abba, Padre! Todo te es posible. Aparta de m esta copa de amargura. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres t.En esta noche de oracin en Getseman, Jess refuerza su confianza en el Abba, quizs en el peor momento de su vida sigue descubriendo que su Padre le ama y protege, por ello Jess, vulnerable, pero firme y con nimo fuerte, con la confianza invencible de quien ha conocido y credo lleva la decisin a las ltimas consecuencias, acta, afronta libre y valiente el conflicto, la hora del mal ha llegado, porque no hay escapatoria sin traicionar todo lo que ha dicho y hecho.Volvi y se los encontr dormidos. Y dijo a Pedro: Simn duermes? No has podido velar ni siquiera una hora? Velad y orad para que podis hacer frente a la prueba, que el espritu est bien dispuesto, pero la carne es dbil.En la oracin de Getseman, Jess sabe que no est solo, Dios est de su lado aunque no pueda librarle de ese cliz, aunque no pueda intervenir en la historia, aunque aparentemente nada cambie, todo cambia. Preparado y confiado en la fuerza de Dios, sin ser arrastrado por nadie, apoyado interiormente, aunque despojado de armaduras como David ante Goliat. Jess consiente a ese amor que viene y nos toma, da su s filial. Dios no violenta nunca la libertad de hombre, tampoco la de su Hijo.Canto: Solo djame mirarte cara a caraSe alej de nuevo y or repitiendo lo mismoLa hora se hizo larga, Jess no sabe ms que repetir la misma oracin al Abba, cuntas veces lo dira? Pero era como si el Padre estuviera sordo, pareca que la oracin rebotaba en el cielo. Jess segua suplicando, slo T puedes, s que T puedes, aparta de ma esta copa de amargura, cambia el curso de la historia, cambia el corazn de los hombres, vence al mal antes del combate final que me cueste la vida T puedesVolvi por tercera vez y les dijo: Todava estis durmiendo y descansando?Ni haberlos despertado en dos ocasiones anteriores, ni su haber compartido esa tristeza mortal que siente, ni haberlo visto caer al suelo y suplicar, quizs sollozando, puede con el cansancio de los discpulos. Cuntas veces tras la crucifixin volveran los discpulos a acordarse de esta escena, cuntas se diran como no velamos y oramos con l y por l, cmo fuimos tan necios, tan egostas, tan ciegos, cmo nos puedo el cansancio tan rpida y fcilmente, cmo son tantas las lecturas que solemos hacer a posteriori cuando ya conocemos el desenlace los hechos, tantas cmo no nos dimos cuentaBasta ya! Ha llegado la hora. Mirad el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos! Ya est aqu el que me va a entregarEn esta hora de la conciencia, de la entrega definitiva, Jess asume que ha llegado la hora de dar la vida. Jess se enfrenta al conflicto no desde la pasividad sacrificial, como quien es llevado a la muerte presionado por las circunstancias, sino que se dirige a ese combate desigual que le llevar al patbulo, la Cruz, como oveja llevada al matadero pero voluntariamente yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie tiene poder para quitrmela; soy Yo quien la doy por mi propia voluntad (Jn.10,17-18). Ya est aqu el que me va a entregar, pero yo tomo la iniciativa, antes de que me Judas me entregue, me entrego yo, se anticip la gracia al mal. Por voluntad de Dios y de Jess la iniciativa ya no es del pecado, sino del amor. La salvacin no viene por una traicin, sino por una ofrenda de amor. No es consecuencia de decisiones humanas, sino del compromiso de Dios con los hombres.Jess quiere en esta noche oscura dar la vida por cada uno de nosotros, por nuestras heridas, por nuestro pecado, por nuestro sufrir, por nuestro mal moral, por nuestra frgil condicin. Por ti, Yo doy la vida por ti, quizs hoy no lo sepas o no lo quieras ver, pero cuando me entregu libremente y sin violencia alguna pensaba en ti, en que ti que necesitabas hoy que Yo te mostrara el camino del sentido.Canto: La tiniebla ya no es tiniebla (Taiz)Acabemos este rato de oracin personal en esta Hora Santa hacindonos conscientes de los miles de crucificados y despojados de nuestro mundo de hoy. Cristo es tambin hoy crucificado en ellos por todos los poderes del mal que siguen hoy actuando. En nuestro velar y orar, no slo velamos y oramos con Cristo, sino por tantos hermanos nuestros que sufren hoy el destino de Cristo: las vctimas de las guerras y del terrorismo, los nios esclavos, los nios de la guerra, las nias vctimas de la violencia sexual, las mujeres vctimas de la violencia de gnero, los hijos que son vctima de la violencia familiar, tantos seres inocentes que mueren hoy de hambre en un mundo donde hay recursos para todos, tantos hermanos que sufren y mueren por enfermedades hoy curables o que pueden prevenirse con vacuna, los inmigrantes que dejan todo lo que tienen y conocer para irse en busca de un presente mejor a pases desconocidos, los enfermos, los que viven en la ms absoluta soledad, los que viven en basureros de la basura que desechan los poderosos, tantos y tanto crucificados y despojados, tantos empobrecidos para que otros podamos disfrutar de lo que no debera ser nuestro, tantos hermanos que viven en condiciones indignas, explotados laboralmente, sin derechos en su trabajo, sin descanso ni vacaciones, son tantos los que viven y trabajan en condiciones infrahumanas para que el Norte pueda consumir y mantener un nivel de vida mundialmente insostenible tanto hermanos nuestros son los que sufrenLa vivencia del Espritu debe cambiar nuestra mirada hacia los crucificados y despojados, hacia las criaturas heridas en su dignidad y machacadas en sus cuerpos. Cuando la mirada ha cambiado, al "yo" espiritual se le conmueven las entraas, se enternece, se altera y descubre que la paz y la alegra del Espritu aparecen cuando la vulnerabilidad te devuelve solidariamente a las criaturas. Tenemos la honda percepcin que los que sufren ya no son un pretexto para mi correcta actuacin sino que el Espritu nos abraza en comunin solidaria. Tambin hoy les traemos a nuestra oracin, y velamos y oramos por todos ellos.Canto: Cristo Jess (Taiz)Terminemos este rato de oracin ponindonos, sin prisas, en manos del Padre, como Jess: No se haga mi voluntad sino la tuya. Repitmosla en silencio muchas veces y dejemos que resuene en nuestro corazn y que el Espritu cincele nuestro interior y grabe en nuestro corazn esta actitud. Rezamos, al fin, el Padrenuestro, que expresa el proyecto de Jess y su actitud en esta hora. Resuene en el Padrenuestro el No se haga mi voluntad sino la tuya.