Hubeñak. cap. X

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    CAP I TULO X

    E L N A C IM IE N T O D E L A E U R O PA C R IS T IA N A .

    L A C R IST IA N D A D

    La tetrarqufa como sistema de gobierno fracaso casi de inmediato ya que,

    apenas renunciaron Dioclesiano y Maximiano y Jos Cesares pasaron a ocupar

    la purpura imperial, se sublevaron contra ellos Jos hijos de los nuevos Augustos,

    quienes alegaron tener mayores derechos para ocupar dichas funciones. Aquf

    se nota daramente c6mo eI principio de la herencia termin6 imponiendose al

    de la e1ectividad del emperador.

    En eI 310, en York (Eboracum), Jastropas proclamaron como Cesar a Cons-

    tantino (Flavius Valerius Augustus Claudius), hijo de Constancio cloro (e1

    palido), quien de inmediato inici6 las acciones militares que -tras Sll enfren-

    tamiento con Majencio (Marcus Aurelius Valerius Maxentius), hijo de Maxi-miano, en octubre del 312 en el puente Milvius, a 2 km. al noroeste de Roma-

    1 0 convirtieron en el unico titular del Imperio romano.

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    emperador. Ademas, para demostrar su gratitud, eI emperador dono varias ba-

    silicas, haciendo erigir la primera iglesia de San Pedro en Roma y la del Santo

    Sepulcro en Jerusalen2

    A partir de estos acontecimientos el obispo cristiano comenzo a adquirir

    gran importancia dentro de la nueva estructura imperial y paso a ocupar "Ia

    posicion de un tribuno popular cuyo deber consistiera en defender al pobre y

    al oprimido y en cuidar de que el fuerte no abusara de sus privilegios"3. Baste

    recordar al respecto la actitud del obispo Ambrosio de Milan prohibiendo eI

    ingreso al templo al propio emperador Teodosio.

    Sin perjuicio de las razones personales que pueden haber conducido a la

    conversion de Constantino, son innegables las ventajas que la integracion de la

    Iglesia otorgo allmperio, al proporcionarle los elementos que necesitaba para

    gobernar la caduca y corrompida estructura Imperia!. Por otra parte, eJ cristia-

    nismo aporto la mfstica que ellmperio precisaba para suplir aJ moribundo culto

    estatal augusta!. Por ello parece correcto afirmar que "Roma no cayo nunca, se

    transformo en otra cosa"4. Esta misma tesis fue sostenida, despues de las inva-

    siones germanicas, por Agustfn de Hipona y su disclpulo eI obispo hispano Paulo

    Orosio. La posicion ideologica que fundamerttaba eI nuevo poder imperial, como

    Sobre los perseguidores.

    Vease Vogt, J. Constant ino c l grande y su s iglo, 135.As., Peuser, 1956; la tradicional posicion

    esceptiCa en: Burckhardt, J. D e l pagal l i sm o al c r i s t ial l ism o. L A {poca de C O l l s fant ino c l grande ,

    Mexico, F.CE, 1982, Y con vision procristiana: Sordi, M. Los cr is f ianos y e I Im perio rom a-

    110, Madrid, Encuentro, 1988.

    Dawson, C El l s ayo s am c a de l a Edad M e d i a , Madrid, Aguilar, 1956, p. 65.

    Barrow, R. Los rO Il l

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    ruente ae mas ae una nereJla " nasta tal punto que el mlsmo OblSPOGregorio

    de Nisa afirmaba: "Iba uno a cambiar moneda y al punto comenzaba la cuestion

    del Engendrado y del no Engrendrado. Se preguntaba a un panadero respecto

    al precio del pan, y el panadero respondfa: EI Padre es mayor y el Hijo Ie esta

    subordinado. Se dirigfa uno al bano y Ie decfa el banista: A mf me parece que el

    Hijo procede sencillamente de la nada"8.

    Entre 105heresiarcas de estos tiempos merece especial mencion un monje

    cirenaico llamado Arrio (Areus), que ejercfa sus funciones en Alejandrfa y 50S-

    tenfa una tesis cristologica intermedia, segun la cual Cristo, sin ser Dios, era

    una criatura en grado sum09; afirmaba que "Dios estaba demasiado elevado en

    majestad para crear eI mundo por sf mismo, por eso, para crearlo necesito de un

    agente intermediario que fue el Verbo. EI Verbo, creado de la nada, y no de la

    misma sustancia de Dios, era, sin embargo, una criatura perfecta y muy supe-

    rior a todas las demas criaturas, por haber sido el instrumento del cual Dios se

    ron las iglesias, y las manifestaciones de sus doctrinas son diferentes y forman una ver-

    dadera cacofonfa. En cambio, el comportamiento de quienes son la Iglesia, abarcando

    el mundo entero y conservando firme la tradlci6n de 105 apostoles, nos muestra en to-

    dos una misma fe y una misma forma de organizacion" (Ot. Danieloll, J .y 1\1arrou, H.o p . cit., t.l, p. 149). Para una !ista detallada de las primeras herejfas vease: San Isidoro de

    Sevilla. Etim o!og(as , Madrid, BAC, 1951, pp. 192-196.Romero Carranza, A. 1 t r iU /ya de l cristial1is1l10, Bs. As., Club de Lectores, 1946, p. 71.

    Gregorio de Nisa. Sabr e l a d i v i l li dad de l H i j o y de l Esp( r i tu Sm l to, en P.G. XLVI, 537 B.

    Cfr. con el demiurgo platonico.

    mo que esta tesis prometfa, como tambien con Ja distincion racionalista que

    significaba respecto del cristianismo. Esta doctrina -eonocida como arrianis-

    mo- fue condenada por eI patriarca Atanasio (Atamlsios) de Aleja ndrfa 12 y

    posteriormente, dada la gravedad de la herejfa que amenazaba con un cisma en

    la unidad de la Iglesia, el propio emperador Constantino influy6 para la re-

    union de un concilio en la ciudad de Nicea (Nfjaia), en el 325, que conto con

    Ja asistencia de mas de trescientos obispos presididos por 105 representantes

    del anciana pontffice Silvestre (Silvester).

    Despues de largas y brillantes discusianes donde los arrianos intentaron hacer

    valer sus argumentaciones dialecticas se impusa la posicion sustentada por el'

    patriarca de Alejandrfa, componiendose elllamado "credo de Nicca"l> (apen

    dice doc. 46) que establecfa, entre otros temas, la consubstancialidad14 del Verba

    can el Padre Eterno.

    Romero Carranza, A. o p . eft., p. 73.

    Idem , p. 75.

    De vida muy combativa. De el afirm6 un autor: "merecio cinco exilios, de 105 wales dos

    duraron mas de seis aiios; eI primero bajo Constantino, dos bajo Constancio, hijo arria-

    no del emperador de Nicea; uno bajo Juliano el ap6stata y el ultimo bajn Valente"

    (Cheruel, J. Breve hi sto r i a de f a a l lt i gua l i te r a / u r a c r ; s ti t J 11a ,Andorra, Casal y Vall, 1964, p.

    63).SegUn muchos autores se trara del simholo de Epifanio.

    En griego homoousios, en oposici6n al intento arriano de imponer la palabra homoio-' .

    usios, que significa "semejante". EstJ sutileza griega era fundamental y puede ,1precia,-,;e .

    a simple vista la diferencia etimologica entre ambos terminos.

    m as er va as ~ ~ : ~- ~ e

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    m as er va as .

    En este perfodo se sefialaron los primeros lineamientos de la futura relacion entre

    la Iglesia y el Estado por medio de obispos importantes como Ambrosio de Milan,

    quien clarificaba su posicion afirmando que "el emperador esta dentro de Ja Iglesia

    y no sobre ella... y... en materia de fe, los obispos estan Bamados a ser los jueces de

    10semperadores, y no los emperadores los jueces de los obispos"'7.

    Las form as derivadas del arrianismo, que fueron base de las herejfas poste-

    riares, surgieron porque los herejes no tenfan, como los cristianos, un credo

    que les sirviera de formula de fe y los reuniese en torno de una creencia comun;

    asf aparecieron diversos teologos que alteraban parte de la doctrina.

    El arrianismo fue definitivamente derrotado en el Oriente recien durante el

    reinado del hispano Teodosio (Theodosios); ocasion en que por obra del obis-

    po de Constantinopla, Gregorio de Nascianzol8, el concilio de Constantino-

    pIa, en el 381, ratific6 el credo de Nicea c'omo la profesi6n ortodoxa de Ja fe

    cristiana 19.

    San Jer6nimo. D i 6 1 0go "ad l l erslwl luc i fe r im n" , c. 19.

    Vease Belloc, H. L a s g r a n d e s h c r c j l a s , Bs. As., Sudamericana, 1966, pp. 28 a 60.

    San Ambrosio. E p( s lo]a s , XXIV, 4-5.

    EI "primer verdadero poeta cristiano". Se conservan mas de 17.000 versos suyos. Fue

    condiscfpulo de Basilio, fundador del monacato en Grecia y de Juliano el ap6stata, en

    la Academia de Atenas. Fund6 la Basilfada, verdadera ciudad hospitalaria, la primera

    que se conoce en la historia occidental.

    Una de las disposiciones de este Concilio -no ratificada por el romano pontffice-

    establecfa la prioridad de la sede de Constantinopla en desmedro de A1ejandrfa y An-

    tioqufa. Este hecho condujo, entre muchos otros, a la secesi6n de la Iglesia griega.

    : , e

    demia de Atenas, centro intelectual de la epoca.

    Juliano (Flavius Claudius Iulianus) fue un verdadero sofista he1enizado que

    intento restaurar los cultos paganos, aunque en su fuero fntimo, tras apostatar

    del cristianismo que Ie habfa ensefiado su tutor Eusebio de Cesarea, se inclino

    por los cultos mitraicos. De todos modos Bevo a cabo una polftica de gran se-

    veridad, instaurando un clero pagano modelado sobre las virtudes del cristiano

    y prohibiendo a los cristianos gobernar, ensefiary llevar insignias. Estos modos

    mas sutiles de persecucion se complementaban con obras filosoficas como el

    t ra t ado con t ra 105 cr i 5 t i i l/ 105 .

    Asimismo intento reconstruir e1 templo de Jerusalen, pero seglin un con-

    temporaneo, "una formidable erupcion de globos de fuego, que brotaron re-

    pentinamente unos tras de los mismos cimientos del templo de Jerusalen, hizo

    el paraje inaccesible a los trabajadores, despues de haber perecido muchos de

    ellos; y renovandose el prodigio siempre que volvfan al trabajo, fue necesario

    renunciar a 1aempresa"22.

    Juliano, despues de obtener importantes victorias militares sobre francos y

    alamanes destinadas a contener la presion germana, murio en combate contra

    10s persas sasanidas pronunciando -seglin la tradicion- aquellas celebres

    palabras de "venciste galileo"23. Fue reemplazado por el general cristiano Flavio

    Constantino-polis = ciudad de Constantino.

    En una correcta traducci6n: de la Sabidurfa Eterna.

    Amiano, Marcelino. H is tor ia d e l Im pe r io rom al1O , Libro XXII.

    Asf 10 testimonian 10s historiadores contemporaneos Teodoreto y Sozomeno.

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    como eJ retiro de la estatua de la Victoria del Senado romano.

    Una reaccion pagana pretendio imponerse ala muerte de Graciano, rodeando

    al joven Valentiniano II, pero una vez mas el habil obispo de Milan logro im-

    poner el punto de vista catolico frente al filosofo pagano Sfmmaco (Quintus

    Aurelius Simmaccus). Bien afirma Dawson que "era natural que patriotas ro-

    manos como Simmaco, mantuvieran que los destinos de Roma estaban estre-

    chamente ligados a la religion de Numa y de Augusto y que la nueva religion,

    como la nueva capital, era una parveH ue oriental, unieamente buena para escla-

    vos y extranjeros. Una verdadero romano, pensaban, no podfa abandonar Ios

    templos y los altares, doblemente sagrados por su pasado glorioso"26, quien en

    nombre del politefsmo acuso a los cristianos de ser la causa de la deeadeneia

    del Imperio roman027 (apendice doc. 51).

    Finalmente, eI paganismo, por medio del jefe militar Argobasto y su fiJosofo

    Flaviano Nicomaco, lIevo adelante eI asesirlato del propio emperador y su re-

    Pero "si Teodosio perdono a los hombres, no perdono a los dioses. Por su

    mandato quedo prohibido el culto publico en los templos paganos y eI sacrdi-

    car a los dioses en casas y predios particulares. Cerraronse los templos y prohi-

    biose eI arte adivinatorio, con 10cual desaparecieron los augures, los aruspices,

    los sacrificios, las fiestas, las libaciones y todo el brillante cortejo y pompa extema

    con que el paganismo habfa cubierto el vado interior. Nadie tratarfa nunea mas

    de encender el fuego de Vesta, que para siempre quedo apagado y los celebres

    oracu[os de la antiguedad guardaron eterno silencio ... y san Ambrosio pudo

    ilusionarse al respecto de que tomarfa forma real su pensamiento de salvar eI .

    viejo Imperio en decadencia por medio de las fuerzas nacientes de la Iglesia ...

    Tan solo en pueblos apartados de Jas provincias se siguio adorando a los falsosdioses y como a estos villorios se les denominaba en latfn pagu s , los cristianos

    lIamaron paganos a los ultimos idolatras del Imperio, de ahf que eI politefsmo

    romano tomara el nombre de paganismo con que paso a la historia"28.

    Pero Teodosio murio en el 395 y la administracion del Imperio quedo definiti-

    vamente dividida en dos partes: la pars occidentalis legada a su hijo Honorio

    (Honorius) de ocho arios, y la pars orientalis, a su otro hijo Arcadio (Archa-

    dius), de dieciseis. Junto al primero coloco Teodosio al vandalo Stilicon (Flavius

    Stilico) y al lado del segundo, al franco Rufino, para que los asesoraran y guiaran

    en eI gobierno del territorio. De hecho habfa integrado a Ios germanos en la di-

    recci6n del Imperio. De este modo el alud germano se tom6 incontenible, favo-

    Abandono cinco de las nueve satrapias conquistadas.

    Destacado padre de la Iglesia, de formacion ciceroni ana. Tuvo notable papel en la con-

    version de San Agustin y fue consejero de varios emperadores.

    Dawson, Ch. o p . 'iI., p. 70.

    Contra esta tesis escribio San Agustin (Aurelius Augustinus) su libro sobre la Ciudadde Dios (C i l1 i ta te D ei) . Vease la conversion agustiniana en apendice doc. 48 y fa tesis

    agustiniana de "LaCiudad de Dios", en apendice doc. 49 y 50. A su vez, en este Contex-

    to, su disdpulo Orosio vincula el nacimiento de Cristo con el reinado de Augusto faci-

    litando el paso de la mision de pueblo elegido de Jerusalem a Rorna.

    Romero Carranza, A. op. ri t . , p. 52. Vease: Hubenak, F."Teodosio y la cristianizaci6n

    del Imperio", en \Ill ]o n wd a s d e H i s t o r i a d e Eu ro p a , ano IV, 1997.

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    recido por las disensiones de los guardianes de los emperadores que luchaban

    entre sf, y en eI 410, tras seis siglos triunfales, Roma fue sitiada por Alarico y sus

    visigodos, tomada y saqueada. IBarbari ad portasl (los barbaros alas puertas).

    La lIamada "invasion de los barbaros"29 no comenzo, indudablemente, en elsiglo IV; sino que muy por eI contrario consistio en un largo proceso de migra-

    ciones de pueblos, fundamentalmente germanos, hacia el occidente. Ya a prin-

    cipios de la era cristiana los romanos tuvieron noticias de estos permanentes

    movimientos que caracterizaban la vida de los pueblos germanos30.

    Tenemos noticias de que "Ios primeros encuentros tuvieron Iugar en Italia y

    en la Provenza, donde las oleadas de los invasores se estrellaron ante las armas

    de Mario (ano 80antes de Cristo). Despertada por eI peligro, y fuerte aun, Roma

    paso a la ofensiva y durante un siglo, espada en mano, empujo ante sf a los

    invasores, expulsandolos de la Calia, persiguiendolos en su propia patria, reca-

    Por el terminG barbaro debemos entender, en el sentido romano, los que no hablan

    "latfn ni griego".

    Existen multiples teorfas opuestas sobre las invasiones germanas y su importancia. Los

    historiadores latinos sostienen la "cafda del Imperio ante los barbaros", mientras los ger-

    manistas se inclinan por la teorfa de las migraciones permanentes (Volkerwanderung).

    Lacrftica moderna favorece la posicion gelmana con algunas variantes. Vease Belloc, H.

    "cQue fue la cafda de1lmperio romano?", en: Europa y la fe , Bs. As., Sudamericana, 1967,

    pp. 77-105. En cuanto a considerar las invasiones como la ruptura entre lasllamadas "Edad

    Antigua" y "Edad Media", es tambien motivo de discusion permanente. Valgacomo muestra

    eI siguiente pan-afa: "Ia cultura antigua no termina can un corte subito; la economfa, lasociedad y el arte romanos decaen y desaparecen poco a poco; la transicion de la Edad

    I\~edia ocurre gradualmente, de modo casi imperceptible. La continuidad se manifiesta

    especialmente en laperduracion de las fofrnaseconomicas de los dltimos tiempos de Roma.

    EI fundamento de la produccion sigue siendo la economfa agraria, can ellatifundio y los

    c o lo l1 i . Los antiguos poblados siguen estando habitados, y en parte se reconstruyen incluso

    las ciudades destruidas. Se mantienen el uso de la lengua latina, la validez del derecho

    romano y, ante todo, la autoridad de la Iglesia Catolica, que con su organizacion se

    convierte en modelo de la administracion publica" (Hauser, A. Histo r ia soc ial de la litem tura

    y d el arle, Madrid, Guadarrama, 1969, t. I, p. 198).

    rriendo del Rhin al Elba y del Danubio al mar del Norte, erigiendo fortalezas

    en medio de los claros, construyendo en ellos ciudades y mercados, y propa-

    gando las costumbres, la lengua y la religion de Roma, afanandose en convertir

    a todo eI pafs en provincia romana ... La catastrofe en que perecieron las legio-

    nes de Varo (ano 9) sefial6 el punto inicial del retroceso de las aguilas romanas.

    La reina del mundo comenzo por evacuar Cermania retirandose tras la Ifnea

    del Rhin pero los german os la segufan de cerca, par 1 0 que necesito atrincherarse

    detras de sus fortalezas, construir Ifneas de circunvalacion, defenderse como enun asedio, negociar e intrigar, emplear el oro en lugar del hierro y dividir al

    enemigo, en lugar de someterle"31. La diffcil victoria del emperador Marco Au-

    relio en eI 170 salvo al Imperio romano de una desintegracion total frente al

    empuje germano, aun muy barbarizado, y senalo claramente el momenta cru-

    cial de la reversion del proceso.

    Los mismos romanos eran conscientes del peligro de sus vecinos, como 10

    expresa el propio historiador Tacito, en eI siglo II, al desear "que continuen las

    divisiones de los germanos, para salvacion dellmperio"32.

    Pero eI triunfo obtenido por Marco Aurelio no detuvo las penetraciones,

    sino que las convirtio en ingresos pacfficos, en algunos casos verdaderas tribusintegradas por muchas sippes (estirpes). Poco mas tarde encontramos a mu-

    chos germanos en los cuadros de las tropas romanas.

    Bien describfa un contemporaneo las caracterfsticas del caudillo germano,

    convertido en oficial romano. Tal el caso del galo Rufino, consejero del empe-

    rador Arcadio, de quien expresa: "sus com pIices 1 0 acompanan en multitud, y a

    su alrededor marchan los batallones arm ados de sus c1ientelas, quienes solo sir-

    yen bajo sus estandartes. EI mismo, en medio de esta escolta no ha renunciado

    alas costumbres barbaras, lIeva a su pecho la piel de un animal salvaje; fiel

    imitador, adaptada al Freno del caballo, las enormes aljabas33, el arco retumban-

    te de los enemigos, y en su aspecto exterior delata el sentimiento que 1 0 anima.

    Este hombre, aunque montado en el carruaje de los consules y encargado de

    administrar justicia, no se averguenza de call1biar el exterio"r imponente y la

    Kurth, G. Los o , - (ge l1esde la c iv i l izac io l111 l0de rna , Bs.As., Emece, 1948, p. 93.

    Tacito. Genna l l ia , c. 83.

    Aljaba = caja portatil para flechas.

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    toga del magistrado romano por 105usos groseros y las vestimentas de 105getas

    (godos 0 gothones)"34. iEste hombre era un general del Imperio romano!

    En"cuanto alas causas del movimiento de los pueblos genn'anos en su emi-

    graci6n al occidente, parece afirmarse la teorfa de que en Escandinavia (Sca-

    nia), por razones c1imaticas, se acentu6, por un lado, la cantidad de regiones

    pantanosas y zonas boscosas, y, por otro, aument6 la densidad de la poblaci6n,

    moviendo -hacia el siglo II- a muchas tribus35 a emigrar en busqueda de un

    espacio vital y nuevas tierras de cultivos en el continente. A ello debemos aila-dir las peri6dicas hambrunas que asolaban el centro europeo y el brillo de la

    "Roma imperial" que, a traves de 105intercambios comerciales, lIegaba a ofdos

    de los caudillos germanos.

    La posterior ubicaci6n de estos pueblos en 105confines del Imperio romano

    es diffcil de explicar, dada la gran movilidad que tuvieron en plena etapa migra-

    toria. "El pafs de estos barbaros parece un enorme tablero de ajedrez cuyas pie-

    zas estuvieran en perpetua circulaci6n; algunos pueblos aparecen tan pronto

    aquf como alia, viajando del norte al sury del este al oeste, cambiando de nom-

    bre al mismo tiempo que de patria y desconcertando mas de una vez la mirada

    del historiador aplicada a seguirlos en sus emigraciones"36.

    De todos modos podemos intentar una generalizaci6n afirmando que hacia

    los siglos III y IV 105pueblos germanos se encontraban a 10largo de la Frontera

    imperial de un modo que se asemejaba al siguiente: al oeste, los francos3?, sobre

    la orilla derecha del Rhin y hasta el mar del Norte, divididos en salios 0sala-

    dos, sobre la costa y ripuarios hacia el interior; los sajones38, al este de 105an-

    Claudiano. I l lveetive5 cOl l l re Rliji l le, cit. Coudy, L a chate de l 'Em pire R om aim , Paris, 1967, p. 129.

    A este grupo parecen pertenecer godos, burgundios, vandalos y longobardos.

    Kurth, G. o p . cil, p. 71.

    De franke = lanza (de alii provendria el terminG francisca referido a su arma) 0tambien

    de frak = orgulloso 0salvaje. La denominacion latina francos (francorum) aparece par

    vez primera en la historia para designar a una confederacion de tribus germanicas esta-

    blecidas 0errantes a la orilla derecha del Rhin. EI grupo conocido como los salicos 0

    salios se ubicaron cerca del Rhin y tomaron su nombre de la region de IsseI, uno de los

    brazos del Rhin.

    De sitzen = sentado. Habrian tenido su origen en la peninsula Cimbrica y las islas de la

    desembocadura del Elba. Posteriormente ocuparon el espacio dejado por los francos y

    se dividieron en dos grupos: estfalianos (del este) y westfalianos (del oeste).

    ELNACIMIENTO DE LA EUROPA CRISTIANA. L A CRISTIA!'JDAD

    teriores, entre el Rhin y el Elba; los vandalos39, entre eI Oder y el Elba, dividi

    dos en asdingos -que marchanln de la Panonia hacia el Oriente y silingos

    que se dirigiran al Occidente-; los burgundios, entre el Odery el Vfstula.lo

    herulos en eI Alto Rhin; los alamanes40 entre eI Rhin y el Danubio, los gOdos

    divididos en visigodos (godos sabios), entre el Danubio y el Dniester, y ostro

    godos (godos briliantes), entre el Dniester y el Dnieper, y finalmente, 105sue

    VOS42

    en el Alto Danubio y extendiendose hacia el Vfstula y el Baltic043.

    Mas alia de las mencionadas migraciones pacfficas, un movimiento masivc

    de penetracion fue iniciado por acontecimientos que ocurrieron en el conti.

    nente euroasiatico y tuvieron su factor desencadenante en un pueblo de origen

    mongol: los hsiung-nu44

    Los hsiung-nu formaron un pueblo de Jas estepas que durante varios siglos

    flle la pesadilia del Imperio Chino 0 Imperio del Centro, mediante 105avances

    y depredaciones de sus hordas de nomades a caballo.

    EI historiador romano Amiano Marceliano los describe como "bestias de dos

    patas, pequei'\os e imberbes, y al parecer encadenados a sus caballos, de los que

    sacan su carne y bebida. Hasta duermen tendidos sobre el cuello de sus cabal-

    gadllras. Jamas cultivan un campo 0tocan un arado. No tienen casas y su vida

    De wand = agua. Luego ocuparon Bohemia y Lusacia.

    De aile-man u hombres de todas clases. Se sostiene la teoria de que su unificaci6n tuvo

    lugar al intentar diferenciarse de los francos. Se dio este nombre a diversas tribus ger-

    manas confederadas. AI principio ocuparon los territorios mencionados y luego se fue-

    ron corriendo a los Alpes y el Jura. "

    Los godos tuvieron un tercer grupo denominadog{pid05 0rezagados, porque abandona-ron Scania mucho mas tarde.

    De swee = mar.

    lnteresantes detalles sobre sus complejas historias en Oncken, Guillermo. His tor ia H11

    vmal, Barcelona, Montaner y Simon, 1918, t. X y Xl, y Santos Yanguas, Narciso. L05

    p u eb lo s g er m dJ l i co5 e l l la 5eguuda l1 l i ta d d e l s i g lo IV d. c ., Universidad de Oviedo, 1976....

    Tal parece ser el nombre original de los hunos. .

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    45 Ot. Lamb, H. L , l m ar e ha d e ID s b , f r b a ro s , Bs. As., Sudamericana, 1963.

    46 Ver Goodrich, E. H i s / o r i a d e l p u e b l o c/JiIlO, Mexico, F.C.E., 1966.

    47 Doce tribus godas fueron unifiC;Jdas por Ermanrico, de la tribu de 105 amalos, hacia el

    siglo IV, creando un extenso reino que someti6 a105

    herulos (de hairu = espada) est;J-blecidos en el Ponto Euxino y a 105 vetdes de la regi6n polaca. Este reinado ocup6 casi

    la mitad de la actllal RlIsiaeuropea, extendiendose del Baltico al Danubio. EI avance de

    105 hunos motiv6, en el 374 la derrota de 105 godos, la muerte de Ermanarico (Erman-

    rie) y la migraci6n de buena parte de ellos, al mando de Alatio y luego de Atanarico,

    quienes se establecieron en Ia actual T ransilvania. Otro grupo no menos importante,

    en el 376, se instal6 en la orilla derecha del Danllbio, conformando posteriormente a

    105 lIamados visigodos. Los primeros fueron conocidos como ostrogodos. Fue notoria

    la inflllcncia que sobre estes tuvieron 105 sarmatas, especial mente en armas, joyas y

    ornamentaci6n animal.

    La marcha -una verdadera migracion, con carros y mujeres- fue encabe

    zada por los visigodos, quienes, tras largas tratativas con eJ emperador roman