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7/24/2019 Huella y Sedimentos
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HUELLA Y SEDIMENTOS.
La nocin habitual de huella supone la idea de un original al que se refiere, del que es huella y que es
hallado en la percepcin. Sin embargo, el rasgo singular de la huella derridiana es precisamente la
imposibilidad de encontrar originales en su presencia inmediata.
La imposibilidad de toda referencia originaria es una necesidad dictada por la estructura misma de la
archi-escritura o archi-huella. Cada huella es la huella de una huella y as hasta el infinito.A consecuencia de que no hay ninguna huella originaria, los presupuestos del origen y de la presencia
son puestos en duda. Esto porque la huella slo simula estar presente en un breve instante para
inmediatamente ausentarse. En la huella, cada trmino se distingue a la vez que se ausenta de todos
los dems trminos. Por tanto, la huella no puede derivarse desde una presencia, desde un paradigma
o Idea, desde una no-huella originaria, para quedar convertida en una mera copia, en una marca
emprica, en una duplicacin.
La huella no es sino el simulacro de una presencia que se disloca, se desplaza y remite a otra huella, a
otro simulacro de presencia que, a su vez, se disloca, etctera.
Palimpsesto del griego antiguo que significa grabado nuevamente. Se llama palimpsesto al
manuscrito que todava conserva huellas de otra escritura anterior en la misma superficie, pero
borrada expresamente para dar lugar a la que ahora existe.
[] Fragmento
El pensamiento se elabora como un oficio de tejedor, en el que un movimiento del pie agita millares de
hilos, en el que la lanzadera sube y baja sin cesar, en el que los hilos se deslizan invisibles , en el que se
forman mil nudos de un solo golpe: el filsofo viene despus [ste es el retraso del filsofo, del
llegado-tarde que analiza despus y del que los estudiantes no aprendern jams el secreto del
devenir-tejedor ni, por otra parte, por definicin, y a causa de una alegra esencial, ningn secreto], y
os demuestra que eso tuvo que ser as: lo primero es esto, lo segundo es esto, y por lo tanto lo tercero
y lo cuarto son stos, y si lo primero y lo segundo no existieran, lo tercero y lo cuarto no existiran
tampoco. Los estudiantes de todos los pases alaban este razonamiento, y sin embargo ninguno deellos se ha convertido en tejedor.
[] Fragmento
6.- Mrgenes de la filosofa: sedimentos, diseminacin y palimpsestos.
La deconstruccin es entonces es una estrategia de lectura, un conjunto de estrategias y tcticas.
Derrida se opone a que la deconstruccin sea un mtodo, porque el mtodo es el modo de hacer algo
cuyos pasos son siempre los mismos, es invariable en cambio la estrategia consiste en buscar qu
mtodo me sirve, busca innovar.
La deconstruccin entonces no es un mtodo por ello se resiste a una definicin definitiva, lo que no
quiere es dar como una receta de cocina. La deconstruccin es una estrategia de lectura cuya
particularidad est en el objeto especfico que busca, que sera un mecanismo textual que sobrepasa oque ha sobrepasado las intenciones de quien produjo el texto en cuestin o las intenciones que
pretende manifestar el texto mismo.
La lectura deconstruccionista, o desconstructiva, trata de dar con el desliz textual en el que se
manifiesta que el significado del texto no es justamente el que se est proponiendo, sino otro caso
contradictorio. La deconstruccin busca la apora; es la bsqueda vigilante de esas aporas, puntos
oscuros o momentos de autocontradiccin donde un texto traiciona involuntariamente la tensin
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entre la retrica y la lgica, entre lo que quiere decir manifiestamente y lo que no obstante esta
obligado a significar.
[] Fragmento
En la lectura deconstructiva se trata de dar con un desliz textual donde sale a luz o se manifi esta que el
significado del texto no es necesariamente el que se est proponiendo. Es una lectura sospechosa, de
mala fe, una estrategia que intenta sorprender al texto en sus zonas marginales17, aquellas reas demenor vigilancia, las notas a pie de pgina, la glosa o el comentario al margen, los bordes, los
parntesis o los trabajos poco relevantes de algunos autores, los lugares -en suma- donde que la
vigilancia de quien escribe puede ser menor. Hay un inters por la marginalidad que busca rastrear los
sentidos en lo aparentemente pasa desapercibido. No se intenta dar con un significado original y
autentificador de lo real como presencia, ms bien, lo que se quiere es dar lugar es a la multiplicidad
de voces e intertextualidades.
La modernidad conceba al texto como un espacio cerrado, como texto monumento, fijo, univoco,
con un sentido original decidido de antemano por el escritor-autor-creador y recibido pasivamente por
el lector; esto se contrapone al espacio polifnico, al texto como un espacio atravesado por relaciones
de transtextualidad, en la perspectiva de Genette18 desde sus palimpsestos, ante el cual el lector
ejerce una lectura siempre activa.
El autor es una localizacin: como se desprende de la lectura de Derrida, nombrar desnombra, el
nombre propio despoja, desapropia, expropia en lo que se llamar finalmente abismo de lo propio o de
lo nico.19 Tal desplazamiento de la propiedad del nombre hacia su desapropiacin reside
primeramente en la escritura, en la medida en que el autor no puede dominar al texto que escribe ni
ponerse por encima de ste; es notable la cercana de este planteo con la autonoma adjudicada por
Ricoeur a la obra, esto es, su triple independencia respecto de las intenciones de su autor, su contexto
inmediato de produccin y sus destinatarios originales.
Por ms que intente evitarlo por medio de su firma, el escrito se libera de l en el momento mismo de
su inscripcin, y ya no le pertenece. En este sentido, afirma Derrida que respecto a la obra, el escritor
es a la vez todo y nada, dejando as sentada la impropiedad con que se da inevitablemente laproduccin textual.
El autor como una localizacin: En sntesis, la crtica de Derrida a la Metafs ica de la Presencia trata de
la necesidad de fijar un origen, un creador, una figura original visible, en suma, un principio que es
identificado con la figura paterna y con el orden y la jerarqua masculinos. Con este argumento, que en
realidad desvela y denuncia una especie de falacia ad autoritatem, se pone en tela de juicio el afn de
toda la metafsica tradicional, la cual siempre anhela un origen para todo acto, una presencia objetiva,
un asidero del que partir, un creador, un Autor.
El autor es slo una localizacin, es un locus, donde el lenguaje con sus ecos, repeticiones,
intertextualidades, etc se cruza continuamente. Hay que poner esto con relacin de la metafsica de la
presencia, es decir, con el afn de hallar un origen unificado, centralizado.Esto significa que lo que estn haciendo es quitarle el privilegio al autor que el tenga una autoridad que
controle el s ignificado, esto no es as porque en el momento en el que una obra se hizo independiente
de lo que yo haya querido expresar, la obra cobra autonoma que puede ser leda, interpretada, puesta
en relacin con otra. Entonces la obra literaria se transforma en texto, en un tejido forjado a partir de
la escritura del autor y de la lectura activa de los lectores que hacen conexiones de sentido sin tener en
cuenta la primera intencin de significado con ello se perfila la idea de que una obra altera su
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significado a travs del tiempo y el texto cobra protagonismo. Nunca puede saberse quien escribe si el
autor o los personajes que de alguna manera es quien le obligan.
Lo que decimos sobrepasa siempre lo que creamos que deba decir y nos revela que finalmente no
sabamos de ante mano todo lo que se dice o est ah dicho a pesar de nosotros.
As no sera el autor el que produce el texto sino el texto el que produce el autor. El texto es el que da
origen a la entidad del autor, el autor es creado por su propia escritura, como una especie de mscaratras la cual se ocultara aparentemente el individuo real. Pero hay que reconocer la fragmentacin del
autor y estar atento a la pluralidad de sus voces y sus disfraces.
EL PARSITO Y LA DISEMINACIN.Todo lo realizado por Derrida, para precisarlo, est dominado por la idea de virus, lo que podra
llamarse una parasitologa, una virologa, donde el virus sera muchas cosas. Escribi acerca de esto en
un texto poco conocido sobre las drogas Rhtorique de la drogue, Points de suspension. En parte, el
virus es un parsito que destruye, que introduce desorden dentro de la comunicacin. Incluso desde el
punto de vista biolgico, esto es lo que sucede con un virus; hace descarrila r un mecanismo de tipo
comunicativo, su codificacin y decodificacin. Por otro lado, es algo que no est ni viviendo ni no-
viviendo; el virus no es un microbio. Y si se siguen estos dos hilos, el de un parsito que altera el
destino desde un punto de vista comunicativo modificando la escritura, la inscripcin, y la codificacin
y decodificacin de la inscripciny que por otro lado no est ni vivo ni muerto. La interseccin entre
los virus biolgicos y los virus de ordenador tambin tienen un alcance sociohistrico.
Qu ocurre cuando de un ensayo se extrae un pasaje y se lo cita?
Cuando se halla escrito en el borde (al margen) o a pie de pgina. Es la cita un parsito intruso dentro
del cuerpo del texto principal, o es el texto interpretativo el parsito que rodea y estrangula a la cita, su
anfitrin? El anfitrin alimenta al parsito y hace posible su vida pero, al mismo tiempo, es aniquilado
por l tal como se acostumbra decir que la crtica mata a la literatura.
Ahora, una de las versiones ms aterradoras del parsito como hueste invasora es el virus. En este
caso, el parsito es algo ajeno que no slo tiene la capacidad de invadir el mbito domstico, consumirla comida de la familia y matar al anfitrin, sino la extraa habilidad de hacer todo eso y convertir
mientras tanto al anfitrin en una multitud de rplicas prolficas de s mismo. El virus se encuentra en
el lmite incomodo entre la vida y la muerte. Desafa esa oposicin dado que, por ejemplo no come
sino slo se reproduce. El patrn gentico del virus se encuentra codificado de tal manera que puede
ingresar en una clula anfitrin y reprogramar violentamente todo el material gentico en ella,
convirtindola en una pequea fbrica de copias de s mismo y destruyndola al hacerlo. As mismo, un
germen, como un trmino que se disemina, lleva en s su trmino. Fortificndose con su muerte.
El lenguaje es un virus que se reproduce con gran facilidad y condiciona cualquier actividad humana,
dando cuenta de su intoxicada naturaleza. En el contexto de esta escritura laberntica en la que
corremos el riesgo del extravo del autor perdido en el texto o por los constantes y expansivoscomentarios, el texto como tejido en perpetuo hilar y trenzar que se hace, se traba a s mismo y
deshace al sujeto en su textura: una araa tal que se disolvera ella misma en las secreciones
constructivas de su tela.
Ya en Papel Mquina Derrida anunciaba que en la esfera de los medios, las teletecnologas de
produccin de textos y las plataformas para su diseminacin estaba en en marcha, la misma que hoy se
encuentra desbordada por los sofisticados y poderosos dispositivos multimedia, virtualmente
diversificables; la Web viraliza los textos, los somete a la maquinalidad de la copia de la copia, sin fin.
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No hay un centro, ni un original que funde las repeticiones, no existe el antepasado primordial, el
origen primigenio. No hay origen que pueda servir para identificar el original del suplemento, ni para
dominar su diseminacin. Lo que reemplaza al centro-origen es una prtesis, un parsito, un
suplemento.
As se podra decir con absoluta propiedad que William Burroughs es el precursor de la deriva, en el
sentido situ de drive y en la definicin de Lyotard de driftwork. A partir de los textos de Burroughs esposible prever una geografa enteramente nueva, una especie de mapa de peregrinaciones en el que
los lugares sagrados se han reemplazado con experiencias dromo-literarias: una verdadera ciencia de
la psicotopografa.
La deconstruccin
Es imposible explicar lo que es la deconstruccin en trminos simples. Por un lado, no se trata de un mtodo
que se pueda aplicar mediante una serie de pasos a seguir, ms bien se puede observar como una postura. Por
otro lado, la deconstruccin no es sinnimo de destruccin.
Cuando se habla de deconstruir un texto, por ejemplo, nos referimos a interrogar los supuestos que lo
conforman para dar una nueva perspectiva. Lo que propone Derrida en sus libros es una lectura minuciosa a
textos literarios o fi losficos para llevarlos al extremo de darles una significacin diferente de lo que parecan
estar dicindonos.
Para algunos historiadores, el pensamiento de Derrida podra estar inscrito dentro de una corriente negativa, si
tomamos en cuenta que la mayora de los paradigmas progresistas actuales buscan las construccin y huyen de
todo lo que pueda ofrecer un panorama diferente.
Por el contrario, Derrida seala que histricamente nuestra sociedad occidental est organizada en pares
opuestos, como espritu y cuerpo, sentido y signo, lo dentro y lo fuera, lo cual es un legado de la metafsic a que
desde Platn se sustenta entre lo sensible y lo inteligible. Y es aqu en donde Derrida propone hacer una
deconstruccin de estas oposiciones, que parecen naturales a toda reflexin filosfica.
Derrida califica este sistema como logocntrico. El logos es el origen y fundamento de toda verdad, en otros
trminos, es el pensamiento que se presenta como la conciencia de uno mismo.
El problema del logocentrismo es su repercusin dentro de un etnocentrismo europeo y occidental, lo cual
provoca que el logos se manifieste como extensin mundial de la racionalidad tcnica y cientfica. El
logocentrismo nos prohibira pensar nuestra historia y evolucin desde otro punto de vista que no sea el
nuestro: la lengua del otro, la cultura del otro, y en general todas la formas de alteracin.
El origen de la nocin de deconstruccin viene del alemn Destruktion, un trmino que Martn Heidegger utiliza
en su clebre libro Sein und Zeit (que en alemn significa Ser y Tiempo) y que fue publicado en 1927. Heidegger
fue una de las primeras influencias en Derrida, que lo lea desde sus 19 aos, al igual que a Saussure, Nietzeche y
Freud.
Deconstruccin y metafsica
El motivo central de deconstruir la metafsica es abrir un nuevo acercamiento a la pregunta ms radical que se
pueda hacer sobre el pensamiento humano, y esto es: el cuestionamiento del sentido del SER.
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Para Derrida, la pragmtica humana, incluyendo la cientfica, presupone siempre un cierto pre-entendimiento
de lo que significa el SER y este pre-entendimiento regula nuestros comportamientos de forma inconsciente, sin
darnos cuenta. En otras palabras, nosotros no tenemos una influencia directa en el ser, ms bien en lo que la
tradicin metafsica nos ha legado como interpretacin del sentido del SER.
A la pregunta igualmente radical sobre qu es el hombre?, Derrida nos explica que en realidad no sabemos qu
es el hombre, nos dice que no tenemos una relacin inmediata y natural con l. Lo nico que sabemos viene de
una tradicin sustentada en sus textos y si aplicamos una deconstruccin a esos textos podremos presentar
nuevas posibilidades de interpretacin en esas capas textuales.
Lo que Derrida pretende al deconstruir estos temas es detener nuestra pre-comprensin o pre-entendimiento
de lo que significa la humanidad para ir ms all del pensamiento occidental, que est caracterizado por un
imperialismo y un etnocentrismo histrico.
Y entonces, cul es la relacin entre humanismo y metafsica? Para Derrida, la metafsica es una comprensin
del sentido del SER como presencia permanente y disponible para la manipulacin. Nos encontramos
encerrados en un punto en donde entendemos al SER como permanencia. Nosotros somos presentes a nosotros
mismos por la inmediatez de la voz interior.
Para Derrida esto se trata de un prejuicio metafsico y en realidad nosotros no podemos acceder
inmediatamente a nosotros mismos ni a lo que queremos decir. De hecho, toda intencin debe pasar por un
proceso de significacin que implica al menos dos condiciones: un desarrollo en el tiempo, lo cual atestigua que
no hay inmediatez para acceder al sentido, ms bien que esto se hace poco a poco, y un recorrido en el sistema
de huellas o rastros, en aquello que ya existe, que son los elementos materiales que se distinguen entre s para
crear un sistema de signos.
De esta manera, un lenguaje est formado por fonemas, por unidades fonticas que no tienen sentido ellas
solas, pero que lo producen mediante su combinacin.
Arqui-escritura y diffrance: Tanto en su libro De la Grammatologie como en varios ms, Derrida seala que lasignificacin siempre hace referencia a otros signos y que en realidad uno nunca puede llegar a un signo que se
refiera a l mismo.
La escritura es considerada tradicionalmente como un suplemento artificial de la palabra y por lo tanto como un
significante de un significante. Al proceso de espaciamiento en el tiempo y en el sistema de rastros, Derrida lo
llama arqui-escritura.
Al hacer referencia a diferentes significantes entramos en una espiral que no acaba de hacerse referencias. El
hecho de tomar conciencia de lo que pensamos implica una duracin que nos afecta y nos transforma. Al
momento de terminar un enunciado, no somos los mismos que cuando lo empezamos. Lo que decimos
sobrepasa siempre lo que creamos querer decir y nos revela que finalmente no sabamos de antemano lo quese dice a pesar de nosotros.
La arqui-escritura es una nocin generalizada de la escritura que se refiere a la forma en la que aquello que es
escrito slo es posible si se considera que existe un desfase de significados. Este desfase, en conjunto con la
posibilidad de ir ms all de lo que est escrito nos lleva a lo que algunos han clasificado como el ms famoso de
los neologismos: la diffrance.
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La diffrance implica el desfase, el retraso, la desviacin de la mediacin temporal que existe en la arqui-
escritura, en trminos de lo hablado y lo escrito. Lo que distingue a la diffrance de la diffrence es lo inaudible,
es decir lo escrito.
Aunque el trmino de diffrance no puede ser descrito exhaustivamente, y esto es porque el mismo Derrida nos
dice que no se trata ni de una palabra, ni de un concepto, adems de que su significado cambia dependiendo del
contexto en el que est siendo usado. Por el momento, es suficiente mencionar que la diffrance est implcita
en la arqui-escritura y en esta nocin generalizada de la escritura que rompe con la lgica del signo.
La conviccin de que el signo representa algo, an cuando ese algo no est presente pero que lo pueda ser
potencialmente, es cuestionado como imposible por la arqui-escritura, la cul insiste que el signo siempre
refiere a ms signos, y estos a otros, hasta el punto de no poder llegar al referente definitivo.
Para Derrida, la escritura, o los procesos que la caracterizan, como la diffrance y la arqui-escritura, son ubicuos.
Tal como un fragmento de algo escrito no puede explicar el significado de cada palabra, lo mismo sucede con la
palabra. Si usamos la misma estructura de repeticin, nada nos garantiza que otra persona podr dotar a las
palabras que nosotros usamos con el mismo significado que nosotros le atribuimos.
Podemos concluir que la deconstruccin de Jacques Derrida no es un proyecto filosfico establecido sobre las
bases de una metodologa expl cita. Se trata de un proceso inherente a la historia de la racionalidad occidental
vista desde una dimensin crtica y que consiste a desraizar la tradicin que la conforma.
La deconstruccin es en palabras de Derrida: "uno de los nombres posibles para designar, por metonimia, lo que
sucede o lo que no l lega a suceder, como lo puede ser una cierta dislocacin que se repite regularmente"
(Derrida, 1972). Esta dislocacin consiste en cuestionar participando en la transformacin. Para Derrida, se trata
de un intento de ver desde el otro lado del borde lo que somos.