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Libros Históricos del Antiguo Testamento La Historia Deuteronomista. Introducción Para muchos autores del siglo pasado que han estudiado los escritos bíblicos desde el punto de vista de la 'historicidad', estos no revelan mucho sobre el mundo que describen (el 'mundo del texto') sino más bien sobre el mundo de los autores. En otras palabras, el primer nivel de 'historia' que podemos alcanzar cuando leemos la Biblia es el de quien ha escrito. Los relatos bíblicos nos cuentan entonces las preocupaciones, los intereses, los debates y una visón del mundo de la época de sus autores. Por eso la distinción entre el 'mundo del relato' y 'el mundo del autor' es fundamental y hay que tenerla siempre presente. Se hace necesario en todo caso el sentido crítico para ver las cosas en la perspectiva justa. La Biblia fue escrita hace mucho tiempo, en otro mundo y otra cultura y para responder a las preguntas de este mundo antiguo, que sin embargo está en el origen de nuestra fe y cultura cristiana. El modo que tiene de concebir la historia y de escribirla son diversos de los nuestros. Solo después de haber tomado esta distancia y haber puesto cada cosa en su contexto apropiado, se puede iniciar a entender lo que nos quiere transmitir la Biblia. Es necesario aprender a hacer las preguntas adecuadas para obtener las respuestas adecuadas. Después se podrá naturalmente 'actualizar' el mensaje. I.- FUENTES PARA ISRAEL ANTIGUO. Dos tipos de fuentes son, al menos teóricamente hablando, relevantes para el período anterior a la existencia de Israel como nación: las narraciones históricas sobre Israel antes del tiempo de David y Salomón (evidencia interna) y la información que se deriva de otras fuentes que no son el AT (evidencia externa). Este último tipo de información proviene de materiales obtenidos mediante las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en palestina y regiones circundantes. Sin embargo, es muy difícil ligar ambas evidencias y sólo ocasionalmente es posible establecer concordancias entre ellas. 1.- El Antiguo Testamento como fuente histórica Tanto judíos como cristianos han considerado la historia de Palestina correspondiente al final del segundo milenio y el primero, a partir del texto bíblico. En efecto, ambos han tomado el texto bíblico como un texto uniforme, 1 a 1 Entre los investigadores anglófonos, suele distinguirse entre story, esto es, la narración bíblica y, particularmente los textos tomados de los llamados “libros históricos”, y history, es decir, la representación o reconstrucción controlada de la realidad fáctica antigua, material y/o mental, tal como se las puede conocer a través de un análisis crítico de las fuentes y de la La Historia Deuteronomista 1

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Libros Históricos del Antiguo Testamento

La Historia Deuteronomista.

Introducción

Para muchos autores del siglo pasado que han estudiado los escritos bíblicos desde el punto de vista de la 'historicidad', estos no revelan mucho sobre el mundo que describen (el 'mundo del texto') sino más bien sobre el mundo de los autores. En otras palabras, el primer nivel de 'historia' que podemos alcanzar cuando leemos la Biblia es el de quien ha escrito. Los relatos bíblicos nos cuentan entonces las preocupaciones, los intereses, los debates y una visón del mundo de la época de sus autores. Por eso la distinción entre el 'mundo del relato' y 'el mundo del autor' es fundamental y hay que tenerla siempre presente.

Se hace necesario en todo caso el sentido crítico para ver las cosas en la perspectiva justa. La Biblia fue escrita hace mucho tiempo, en otro mundo y otra cultura y para responder a las preguntas de este mundo antiguo, que sin embargo está en el origen de nuestra fe y cultura cristiana. El modo que tiene de concebir la historia y de escribirla son diversos de los nuestros. Solo después de haber tomado esta distancia y haber puesto cada cosa en su contexto apropiado, se puede iniciar a entender lo que nos quiere transmitir la Biblia. Es necesario aprender a hacer las preguntas adecuadas para obtener las respuestas adecuadas. Después se podrá naturalmente 'actualizar' el mensaje.

I.- FUENTES PARA ISRAEL ANTIGUO.

Dos tipos de fuentes son, al menos teóricamente hablando, relevantes para el período anterior a la existencia de Israel como nación: las narraciones históricas sobre Israel antes del tiempo de David y Salomón (evidencia interna) y la información que se deriva de otras fuentes que no son el AT (evidencia externa). Este último tipo de información proviene de materiales obtenidos mediante las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en palestina y regiones circundantes. Sin embargo, es muy difícil ligar ambas evidencias y sólo ocasionalmente es posible establecer concordancias entre ellas.

1.- El Antiguo Testamento como fuente histórica

Tanto judíos como cristianos han considerado la historia de Palestina correspondiente al final del segundo milenio y el primero, a partir del texto bíblico. En efecto, ambos han tomado el texto bíblico como un texto uniforme,1 a pesar de sus diferencias y tensiones internas, comprobables a partir de una lectura crítica. Desde el período helenista, los libros bíblicos desde Génesis hasta Reyes, complementados con Crónicas, Esdras-Nehemías y Macabeos, han sido leídos como “libros históricos”.2

Inclusive durante el período de los estudios críticos de la Biblia, ésta continuó ofreciendo el “relato paradigma” a partir del cual muchos historiadores y arqueólogos escribieron la historia de ese período. Como resultado, actualmente tenemos una considerable colección de obras que pretenden exponer la “Historia de Israel”3, trabajando fundamentalmente a partir de los “libros históricos”. Entre quienes se han mostrado muy críticos con este método, K. W. Whitelam representa la postura más extrema, sosteniendo que la “invención del antiguo Israel” por la historiografía bíblica antigua y también por la moderna, ha conducido a “silenciar la historia de Palestina”.4

1 Entre los investigadores anglófonos, suele distinguirse entre story, esto es, la narración bíblica y, particularmente los textos tomados de los llamados “libros históricos”, y history, es decir, la representación o reconstrucción controlada de la realidad fáctica antigua, material y/o mental, tal como se las puede conocer a través de un análisis crítico de las fuentes y de la evidencia documentaria.2 Mientras que en la Biblia hebrea Josué-Jueces-Samuel-Reyes constituyen “los profetas anteriores” y Crónicas-Esdras-Nehemías forman parte de “los escritos”; en la Biblia griega, en cambio, ambos grupos se encuentran en el primer volumen, llamado “legislación e historia” (Pentáteujos kai. `Istoriká Biblía).3 La misma expresión “Historia de Israel” es confusa. Algunos trabajos recientes prefieren utilizar “Historia del antiguo Israel y Judá”, tratando de cubrir la historia de la antigua “Palestina” encuanto expresión de una región.4 K. W. WHITELAM, The Invention of Ancient Israel - The Silencing of Palestinian History, London 1996; ID., “The Search for Early Israel: Historical Perspective”, The Origin of Early Israel.

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Probablemente en la actualidad nos encontremos en un proceso de cambio de paradigma en la investigación. Las últimas dos décadas han visto surgir lo que M. Z. Brettler ha llamado una “nueva historiografía bíblica”.5 La misma consiste en el estudio de aquello que concerniente específicamente a la historiografía bíblica desplegada en los llamados “libros históricos” de la Biblia, es decir, al análisis de sus características literarias, perspectivas ideológicas y ubicaciones sociohistóricas. Al mismo tiempo, muchos investigadores se encuentran trabajando sobre la historia de Palestina del segundo y primer milenio a. C., sobre la base de los descubrimientos arqueológicos (material cultural, textos e iconografía). Ellos afirman que esta “fuente primera” ofrece una mejor evidencia del pasado que los textos bíblicos, que fueron escritos mucho tiempo después de los acontecimientos y presentan una pintura del pasado de “Israel” que está muy condicionada por una ideología religiosa y política particular.6

También hay decir que los relatos bíblicos no buscan la exactitud de una crónica fiel y detallada de los hechos. Buscan, más bien, y en primer lugar, transmitir un mensaje existencial a propósito de los acontecimientos que describen. Quieren 'formar' mas que 'informar'. Para ellos el significado de los hechos narrados es más importante que los puros hechos, si es que existen en nuestro mundo 'hechos puros'. La relación de los textos bíblicos con la 'realidad' histórica es entonces compleja y ciertamente más compleja de la relación de un 'reportaje' televisivo con un hecho de actualidad.2.- La historiografía moderna

Current Debate. Biblica, Historical and Archaeological Perspectives (Sh. Ahituv - E. D. Oren, eds.), Beersheva & London 1998, pp. 41-64.5 M. Z. BRETTLER, The Creation of History in Ancient Israel, London 1995, pp. 2-7.6 Cabe aclarar que si bien este nuevo rumbo de la historiografía está dando buenos resultados, no puede ignorarse que la Arqueología no es per se un emprendimiento más objetivo que la escrituraconvencional de la historia, ya que su agenda, muchas veces, fue definida por ideologías nacionalistas o imperialistas. Cf. B. TRIGGER, “Alternative archaeologies: Nationalist, Colonialist, Imperialist”, Man 19 (1984) pp. 355-370; D. SMALL, ed. The Archaeology of Israel. Constructing the Past, Interpreting the Present, Sheffield 1997.

¿Cuál es la diferencia entre la historia como la entendemos hoy y los relatos bíblicos? La historia, o la ciencia histórica llamada historiografía, está basada sobre documentos y testimonios.

Los documentos pueden ser escritos o no. Un palacio, una casa, una tumba, una punta de flecha, un grafito sobre una piedra, las cenizas dejadas por un incendio, todos son documentos que permiten rastrear la existencia de personas. A partir de estos documentos es posible, con la debida cautela y el necesario rigor, elaborar un retrato de las personas que han dejado estos documentos y reconstruir el modo en que vivían. Los documentos escritos son de vital importancia, pero deben ser usados con espíritu crítico porque pueden distorsionar la realidad.

Los testimonios, por su parte, son testimonios oculares. Es decir personas que asistieron a los eventos. Pueden ser personas que han recogido los testimonios de testigos oculares. De todas maneras a la base del testimonio se exige siempre un testigo directo. Por esta razón la historia se ocupa solamente de eventos públicos y no privados. La oración de una persona, sola en su recámara, no forma parte de la historia porque faltan los testigos. Cuando faltan los documentos y los testimonios el histórico calla.

II.- LA HISTORIA DEUTERONOMISTA

1.- Hipótesis de la historia deuteronomista (HD).

La historia deuteronomista estaría integrada por los siguientes libros bíblicos: Josué, Jueces, Samuel y Reyes. La Biblia cristiana incluye estos libros entre los llamados <históricos>. En la Biblia Hebrea, sin embargo, forman parte de los <profetas> (nebi'im), componiendo un grupo de cuatro rollos que recibe el nombre de <profetas anteriores> en contraposición a los <profetas posteriores> (Isaías, Jeremías, Ezequiel y los doce profetas menores), los cuales se presentan a su vez en forma de otros cuatro rollos.

La teoría sobre la Historia Deuteronomista se originó con la publicación de Martin Noth Überlieferungsgeshichtliche

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Studien en 1943.7 El estudio previo de los profetas anteriores se puede describir en dos amplias categorías. Una de ellas continuó aplicando a estos libros la misma aproximación crítica de las fuentes usada para analizar el Pentateuco (Eissfeldt; Fohrer). Esto es particularmente aplicable a Josué. Otra perspectiva tiende a ver los libros de Josué a Reyes como unidades independientes que han pasado a través de una o más redacciones deuteronomistas (Pfeiffer; Fohrer; Driver). Noth argumentaba que Deuteronomio y los profetas anteriores constituían una historia de Israel unificada escrita por un solo autor/compilador exílico. Noth llamó a este escritor Deuteronomista (Dtr.).

Noth atendió al lenguaje y a la ideología similar en el pensamiento de la HD (Historia Deuteronomista) como evidencia para hablar de una sola mano. Según Noth, el Deuteronomista compuso la primera historia de Israel sobre la base de tradiciones que el había recogido. El Dtr seleccionó aquellas tradiciones que eran apropiadas a sus propósitos y las unificó de acuerdo a una estructura y cronología común. Dividió la historia de Israel en cuatro grandes períodos: el tiempo de Moisés, el asentamiento en Canaán bajo Josué, el período de los Jueces y el período de la monarquía. El uso de deuteronómico de las tradiciones anteriores a el fue básicamente conservativo. Sin embargo, hizo algunos cambios donde consideró necesario para introducir su propio punto de vista teológico de la historia de Israel. También compuso discursos para los principales personajes y los insertó en puntos claves de su narración de acuerdo con su visión periódica de la historia de Israel. Así por ejemplo, los discursos de Josué 1 y 23 inician y concluyen respectivamente el tiempo de asentamiento en Canaán. El discurso de Samuel en 1 Sm 12 está en el punto de transición entre el período de los jueces y el inicio de la Monarquía, mientras que la oración de Salomón en 1 Re 8 subraya la dedicación del templo y cierra la primera parte de la monarquía. Otras composiciones dtr son de género narrativo (Jos 12; Jue 2,11-22; 2 Re 17, 7-18.20-23). El Dtr introdujo su historia con el antiguo código deuteronómico de la ley ( Dt 4,44-30,20) para lo cual construyó un nuevo esquema (Dt 1-3 mas las partes originales de los cap. 4 y 31,1-13 y partes originales del cap. 34). Por eso todo el libro del Dt toma la apariencia de un discurso de Moisés.

7 H. G. M. WILLIAMSON,The Deuteronomistic History, JSOTSup 15, Sheffield 1981.

Noth fechó la HD a mediados el s. VI a.C., poco después del 562, la fecha en que Joaquín fue dejado libre, último acontecimiento narrado por la HD (2 Re 25,27-28). Noth no encontró evidencias para indicar que los materiales de la DH haya sido redactados antes. El Dtr dirigió su obra a sus contemporáneos exiliados en Babilonia, su propósito era totalmente negativo: mostrarle que sus sufrimientos fueron la consecuencias de siglos de falta de lealtad de Israel a Yahvé. Esta lealtad fue medida en términos de la obediencia de Israel a la ley del Dt. Como Israel y Judá han fallado en el cumplimiento de esta ley, sus historias han terminado en la completa destrucción, de acuerdo con el juicio divino expresado en el Dt. No había el más mínimo atisbo de esperanza para el futuro. La más clara finalidad del castigo de Dios en la HD fue la oración de Salomón en 1 Re 8. El Salomón dtr. ha pedido a Yahvé escuchar las oraciones de los exiliados y olvidar sus errores pasados. Pero no hubo ninguna esperanza de la restauración de la nación. Similarmente, la noticia de la liberación de Joaquín (2 Re 25,27-30) fue el resultado de la concienzuda narración de los hechos históricos del Dtr y no pretende anunciar el comienzo de una nueva era para Israel y Judá.

Al colocar el Deuteronomio con los libros que vienen a continuación, Noth reduce el Pentateuco a cuatro libros, es decir, se queda en tetrateuco. Son muchos los que comparten la teoría de M. Noth por lo menos como hipótesis de trabajo y recientemente algunos autores van más allá y presentan los cuatro primeros libros del Pentateuco (el Tetrateuco) como el prólogo a la HD. Según ellos, primero habría sido elaborada la HD y, en un segundo momento, habría sido compuesto el Tetrateuco a modo de introducción (H.H. Schmid, J. van Seters y otros).

2.- Arquitectura de la historia deuteronomista.

La HD viene a ser como un grandioso monumento histórico-teológico, construido por uno o varios arquitectos pertenecientes a la misma escuela. Lo mejor y más noble del edificio –el proyecto teológico, el trazado de las líneas maestras y el armazón de la obra– se debe ciertamente a los arquitectos, pero estos no han partido de cero, sino que han construido

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a partir de materiales preexistentes, uniéndolos mediante un trabajo redaccional concreto.

2.1.- Materiales preexistentes

Entre los materiales o fuentes preexistentes ocupa un lugar privilegiado el Deuteronomio en una primera edición, que abarcaba los cap. 5-28 o, al menos, el código deuteronómico de los capítulos centrales (12-26). En relación a Josué, para la primera parte del libro, relativa a la conquista de la tierra (1-12) se descubre un ciclo de tradiciones de carácter etiológico popular, localizadas en la tribu de Benjamín, con el santuario de Guilgal como centro de gravedad. Tras la segunda parte, referente a la distribución de la tierra (13-21), se adivinan listas geográficas.

Jueces parece estar construido sobre las historias heroicas de los jueces mayores y los datos biográficos de los jueces menores. Detrás de 1 y 2 Samuel se deja entrever la existencia de historias relativas a sus grandes protagonistas: Samuel, Saúl y David. Finalmente, los propios libros de los Reyes citan algunas de sus fuentes, como <la historia de Salomón> (1 Re 11,41), <anales de los reyes de Judá> (citados quince veces), <anales de los reyes de Israel> (citados diecisiete veces). Es claramente perceptible también algún material profético como, por ejemplo, los ciclos de Elías, Eliseo e Isaías.

2.2.- Trabajo redaccional.

El autor, o autores, deuteronomista ha trabajado ciertamente sobre materiales preexistentes, pero ha llevado a cabo un trabajo de selección, ha estructurado sus fuentes de acuerdo a un plan histórico y teológico preestablecido por él y, sobre todo, ha ensamblado todo el conjunto en una armazón redaccional, que da unidad y cohesión a toda la obra. Esto lo ha conseguido mediante el uso de diversos procedimientos o elementos.

Armazón cronológico: los libros Jos-Re están jalonados por numerosas fechas y datos cronológicos, que se colocan por encima de cada uno de los libros concretos y afectan a todo el conjunto en su globalidad, prueba del sentido unitario original de la obra. Se destaca con relevancia especial la construcción del templo de Jerusalén por Salomón, fechada en el año 480 de la salida de Egipto (1 Re 6,1).

Presencia de profetas en los momentos clave: esta es otra de las razones por la que estos libros reciben el nombre de <proféticos> y demuestra, a su vez, que no son unidades aisladas, sino que forman parte de un todo unitario. En los comienzos de la monarquía es notable la presencia de Samuel y Natán (1 Sam 9-10; 16; 2 Sam 7); durante la construcción del templo hace presencia el profeta Gad (2 Sam 24); en el momento del cisma, Ajías de Silo (1 Re 11-12; el profeta anónimo 1 Re 13); ante el peligro arameo, el profeta anónimo de 1 Re 20 y Miqueas, hijo de Yimlá (1 Re 22); ante la invasión del baalismo en tiempos de Ajab-Jezabel, Elías y Eliseo (1 Re 17-19; 2 Re 2-13); frente a la invasión asiria, Isaías (2 Re 18-20); cuando el descubrimiento del libro de la ley y la reforma de Josías, la profetisa Juldá (2 Re 22-23).

Personajes clave, que protagonizan instituciones, temas y etapas históricas: Moisés y la ley; Josué y la conquista; Salomón y el templo; Jeroboán y el cisma; Josías y la centralización del culto.

Esquema promesa-cumplimiento: es un recurso mediante el cual se presentan los acontecimientos de la historia como si fueran el cumplimiento de predicciones o vaticinios pronunciados en el pasado. La conquista y la posesión de la tierra es el cumplimiento de una promesa hecha y repetida reiteradamente en el pasado; la coronación de David como rey es el cumplimiento de un anuncio más de una docena de veces a lo largo de la sección llamada <ascensión al trono> (1 Sam 16-2 Sam 7); la construcción del templo por Salomón (1 Re 8,20) es el cumplimiento de la profecía de Natán (2 Sam 7,12-13); la división del reino (1 Re 12,15) es el cumplimiento de la profecía de Ajías de Silo (1 Re 11,29-39); la reforma de Josías (2 Re 23,15-18) es el cumplimiento de la palabra del hombre de Dios en 1 Re 13. Toda la vida de Israel en la tierra prometida no es más que el desarrollo y el cumplimiento del programa previsto por el Deuteronomio.

Discursos y reflexiones personales: El redactor dtr., más que los otros elementos editoriales, acostumbra poner discursos en boca de los protagonistas que van desfilando por las páginas de la historia. Otras veces también manifiesta su pensamiento a través de reflexiones personales. Dt 1-4 son la introducción a toda la HD; Dt 29-34 forman la transición entre Moisés y Josué, a la vez que señala el inicio de la conquista de la tierra; Jue

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2,6-3,6 marca el inicio del período de los jueces; 1 Sam 12, puesto en boca de Samuel, señala el paso del período de los jueces a la monarquía; 2 Sam 7, la profecía de Natán, constituye la carta magna de la dinastía davídica y el documento fundamental y fundante del mesianismo; 1 Re 8, dada la importancia que tiene el templo en la HD (cf. 1 Re 6), es el solemne discurso compuesto por el autor, para ser pronunciado por Salomón el día de su inauguración; 2 Re 17,7-23 está formado por una especie de comentario editorial deuteronomista, que contiene la reflexiones teológicas sugeridas por la caída y desaparición del reino del norte.

Todo este conjunto de discursos y elementos editoriales, redactados o reelaborados por el propio autor o autores deuteronomistas, constituyen el esqueleto de la obra. No se trata de adiciones más o menos superficiales insertadas aquí y allá, sino de un marco en el que se ensambla y encuentra unidad y cohesión toda la obra deuteronomista. De acuerdo con estos recursos editoriales, la HD se divide en cuatro etapas: 1.- conquista de la tierra (Josué); 2.- etapa premonárquica (Jueces); 3.- instauración de la monarquía (1-2 Sam); 4.- monarquía (1-2 Re).

3.- Punto focal de la HD

La caída del reino del norte en el año 722 y la del sur en el 587 a.C, con las consiguientes deportaciones de las clases dirigentes y más cualificadas del pueblo, significaron para Israel un duro golpe con repercusiones de alcance político, social, económico y, sobre todo, religioso. Concretamente la destrucción de Jerusalén y el destierro de Babilonia herían profundamente la conciencia israelita y planteaban un problema de fe, pues la decepción y el escepticismo minaban la fe de los israelitas.

Según se desprende de la predicación de los profetas durante el destierro, la situación religiosa y espiritual de la comunidad era difícil y crítica. El segundo Isaías deja traslucir la tentación de incredulidad y desesperanza que asalta a los desterrados en Mesopotamia, porque se creían abandonados por Dios (Is 40,18-37, esp. v.27). Ezequiel, por su parte se esfuerza en contrarrestar la corriente de desesperanza y derrotismo que cundía entre los exiliados (Ez 12,21-22). Derrotados, los israelitas repetían esta lamentación: los padres

comieron las uvas agrias y a los hijos les toca la dentera (Ez 18,2) y entre si andaban diciendo: se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, estamos destrozados (Ez 37,11).

La HD ha sido escrita, por lo menos en su última edición, para responder a las inquietudes que aquejaban a los israelitas que –abrumados por la caída de Samaria y Jerusalén, humillados y esclavizados por Asiria y Babilonia, desterrados– se veían tentados a acusar a Dios y protestar ante el porque les parecía que estaba faltando a la fidelidad, incumpliendo su palabra dada. El autor dtr. intenta responder a estos interrogantes y salir al encuentro de las acusaciones que se hacían contra Dios. Para ello recurre al pasado como clave para explicar el presente y el porvenir.

En su afán de explicar el por qué del destierro y sus consecuencias, el dtr. remontándose hasta las vísperas de la entrada en Canaán descubre que la tierra le fue otorgada a Israel a condición de observar las cláusulas de la alianza (cf. Dt 30,15-20). Una vez establecida en Dt la correlación fidelidad a la alianza = permanencia en la tierra, infidelidad a la alianza = expulsión de la tierra, el dtr. utiliza esta regla para someter a examen la historia del pueblo. Eso lo va a hacer a lo largo de los libros de Jos-Re obteniendo un balance negativo. Desde la entrada en Canaán hasta el destierro, la historia de Israel es una secuencia creciente de infidelidades y transgresiones; por consiguiente, la destrucción de Samaria y Jerusalén, juntamente con el destierro, son la conclusión de las premisas puestas por el pueblo. Israel no puede acusar a Dios de infidelidad, ni de incumplir la palabra. Han sido los pecados del pueblo con sus reyes a la cabeza, los que han conducido a la nación al desastre. Esta conclusión aparecerá de manera clara y expresa al final de la obra (cf. 2 Re 17,7-23) y ha sido ya adelantada por el dtr. desde Dt 29,21-27.

4.- ¿Una o más ediciones?

La hipótesis de una sola edición de la HD, tal como la planteó Noth en 1943 obtuvo un amplio reconocimiento y se mantuvo invariable durante un tercio del siglo en el mundo bíblico. Pero en 1968 Frank Moore Cross, profesor de la universidad de Harvard, defendió la existencia de dos ediciones, una preexílica coincidiendo con el reinado de Josías, y otra

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elaborada durante el destierro8. Pocos años después, R. Smend, profesor de Gotinga, y sus discípulos W. Dietrich y T. Veijola, descubrían tres ediciones-redacciones en la HD, fechadas todas ellas en tiempo del destierro. Por otra parte, muy afín a la teoría de las distintas ediciones es el llamado <modelo de bloques>, que explica la formación y el crecimiento de la HD, no a través de sucesivas ediciones, sino por yuxtaposición e integración de distintas unidades literarios o bloques.

Si se quisiera sintetizar y sistematizar las opiniones sobre la formación y elaboración de la HD, habría que hablar de tres escuelas: la escuela de Königsberg, protagonizada por Noth; la escuela de Harvard, con F. M. Cross, a la cabeza y la escuela de Gotinga, representada por Smend, dietrich y Veijola; sin olvidar la hipótesis del modelo de bloques.

4.1.- La escuela de Königsberg Königsberg o Kaliningrado es la ciudad

en la que era profesor de AT M. Noth cuando postuló su teoría sobre la HD. Aunque admite ediciones posteriores, Noth defiende que la HD es obra de una sola edición y de un solo autor, que vivió y trabajó en los tiempos del destierro entre los que se quedaron en Palestina y no entre los desterrados en Babilonia. Afirma que la publicación de la HD se dio en Mispá en torno al año 550 a.C.

Actualmente la teoría de Noth continúa teniendo seguidores entre ellos se destacan H.D. Hoffmann y J. Van Seters. En lo que toca a este último amplía mucho más que Noth la capacidad creadora del Dtr y piensa que muchos de los materiales que Noth considera como fuentes autónomas preexistentes, son en realidad creaciones originales del propio autor deuteronomista. Por consiguiente van Seters subraya con más fuerza que el mismo Noth la unidad y cohesión de la HD: Dtr presenta un perfil y uniformidad de estilos perfectos. Arranca desde la fundación del pueblo por obra de Moisés en el Dt, sigue con la conquista bajo Josué y la regencia de los Jueces, hasta los comienzos de la monarquía, protagonizados por Saúl y David.. Se describen las excelencias de la monarquía desde la altura alcanzada en tiempos de Salomón, sigue el desdoblamiento de la misma en dos reinos, el sur y el norte, y

8 F. M. CROSS,The Themes of the Book of Kings and the Structure of the Deuteronomistic History, en Canaanite Myth and Hebrew Epic, Cambridge 1973, 1976, 274-289.

se reseña la historia de cada uno de ellos, hasta llegar al destierro y a los días del propio autor. Dtr no es una crónica aséptica de los hechos. La intención primordial del Dtr es dejar claras las señas de identidad del pueblo, partiendo para ello del análisis del pasado. Esta es la razón sine qua non de toda la historia9

4.2.- La escuela de Harvard

Además de Frank Moore Cross dentro de esta escuela hay que hablar de dos de sus discípulos R. D. Nelson y R. E. Friedman, quienes con otros autores se alinean dentro de esta corriente. Los argumentos que aduce esta escuela están tomados básicamente del libro de los Reyes y son de tres clases: teológicos, históricos y literarios.

Argumentos teológicos: En la HD actual se da una postura antitética ante la dinastía davídica. Por una parte se respira un clima de euforia y optimismo, generado por la fe en la dinastía davídica y las instituciones monárquicas, basadas en las promesas incondicionales de Dios como garantía de segura salvación: mientras esté encendida la lámpara de David no hay nada que temer. Por otra parte, sobre todo al final de 2 Re, se nota una corriente pesimista que lo da todo por perdido y no se tiene muy en cuenta la liberación de Jeconías (2 Re 25,27-30). Según esta escuela, la postura optimista correspondería a la primera edición (Dtr1), la cual habría sido compuesta, según Cross, durante el reinado de Josías con el fin de apoyar la reforma llevada a cabo por este rey (2 Re 23). El Dtr 1 vio en este rey a un nuevo David e interpretó su reforma como la restauración del reino davídico. Sin embargo, su muerte prematura y violenta y los acontecimientos que le siguieron, cambiaron el optimismo en pesimismo. Por tanto, fue necesario elaborar una nueva edición de la HD, adaptada a la nueva situación (Dtr 2).

Argumentos históricos: Las esperanzas que había despertado la persona y la obra de Josías se vieron frustradas por su muerte en Meguiddó el año 609 a. C, a la cual siguió la primera deportación el año 597, la destrucción de Jerusalén y la segunda deportación en 587 a.C., con el

9 J. VAN SETERS, In Search of the History. Historiography in Ancien World and the Origins of Biblical History, Yale 1983, 359

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consiguiente hundimiento de las instituciones que constituían el soporte de la vida del pueblo. En el espacio de unos años, la situación política, social y religiosa del reino de Judá cambió radicalmente. En el seno de la escuela deuteronomista se vio la necesidad de actualizar la obra histórica compuesta en tiempos de Josías, con el fin de adecuarla a las nuevas circunstancias. En este tiempo también fueron reeditadas las tradiciones del Pentateuco y las predicaciones de los profetas preexílicos.

Argumentos literarios: Desde el punto de vista literario, la prueba más clara de dos ediciones la tendríamos en 2 Re 23,25-26. 2 Re 23,25 podría ser perfectamente el final de la primera edición, que concluiría con el elogio del rey Josías, que reúne en grado sumo todos los rasgos y cualidades positivos, exigidos por el Deuteronomio (cf. Dt 6,5). La sección que empieza en 2 Re 23,26 presenta todos los indicios de ser una edición posterior, debida posiblemente al Dtr 2. Este autor habría además reelaborado ciertos relatos, sobre todo el que habla de Manasés, introduciendo una reflexión teológica (2 Re 21,10-15) que presupone el destierro y está calcada de 2 Re 17,7-18. Otros retoques con referencias al destierro son Dt 4,27-31; 28,36-37.63-68; 29,27; 30,1-10; Jos 23,11-13.15-16; 1 Sam 12,25; 1 RE 2,4; 6,11-13; 8,25.46-53; 9,4-9; 2 Re 17,19; 20,17-18. Todos estos retoques hacen evidente un cambio de enfoque con relación a los hechos narrados, lo que haría evidente la presencia de ediciones distintas.

4.3.- La escuela de Gotinga

La teoría postulada por esta escuela, basada en las tres ediciones del libro de los Reyes ya la había presentado Alfredo Jepsen durante los años cuarenta pero, debido a la Segunda Guerra Mundial, no pudo hacerla pública sino hasta 1953. Jepsen afirmaba que la primera edición había sido elaborada por un redactor sacerdotal hacia el año 580 a.C. (R1); la segunda por un redactor de mentalidad profética hacia el 550 (R2) y la tercera por un levita a finales del s. VI a.C (R3).10 Pero quien la

10 A. JEPSEN, Die Quellen des Königsbuches, Halle 1956.

hizo actual en la tercera parte del siglo pasado y la aplicó a toda la HD fue R. Smend, seguido por sus discípulos W. Dietrich y T. Veijola así como por otros autores en la actualidad.

La teoría de las tres ediciones podría resumirse de la manera siguiente: sacudido por los trágicos acontecimientos que culminaron en la destrucción de Jerusalén y el destierro, el pueblo se ve sumergido en una grave crisis, que le plantea un sinfín de interrogantes. Con el fin de darles respuesta, un clarividente pensador, buen conocedor a la vez de la historia, recurre al pasado y, partiendo de fuentes preexistentes, compone una obra de carácter histórico (DtrH), que le permita al pueblo situarse ante Dios y ante sí mismo, poniendo en claro al mismo tiempo su propia identidad nacional y religiosa. Hacia el 570 a.C. se lleva a cabo una reedición o una nueva redacción de DtrH, ampliada con materiales de carácter profético y jalonada, sobre todo en Reyes, de una amplia red de profecías con sus respectivos cumplimientos (DtrP). Finalmente, en torno al año 560 a.C. tiene lugar una tercera redacción de carácter nomológico, inspirada primordialmente en las prescripciones legales del Deuteronomio (DtrN).

4.4.- Modelo de bloques

El modelo de bloques es muy afín a la teoría de sucesivas ediciones. La diferencia está en la mayor o menor extensión y autonomía de las fuentes preexistentes de que se sirven los autores-redactores de la HD. En la teoría de las ediciones, los autores-redactores parten de fuentes más extensas y autónomas. Algún autor, por ejemplo, cree que todo el libro del Deuteronomio, en su primera edición junto con Jos 1-11, formaba un solo bloque; otros lo alargan incluso hasta Jos 22. Otros piensan que los capítulos que van desde Jos 24 a 1 Sam 12 formaron también en algún tiempo un bloque autónomo. Otros integran en un solo bloque 1-2 Sam, más 1 Re 1-10. Algunos autores consideran los libros de los Reyes como el resultado final de un proceso, a lo largo del cual se han ido integrando en un todo varias historias, agrupaciones o bloques parciales de Reyes.

5.- Finalidad de la HD

La finalidad de cualquier obra está muy condicionada por las circunstancias sociales, políticas y religiosas que la vieron nacer. Por

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eso, la finalidad de la HD no será la misma si su composición se coloca antes del destierro o una vez que éste ha tenido lugar. A continuación ser presentarán tres posiciones concretas sobre la finalidad de la HD que señalan tres direcciones diversas.

5.1.- Veredicto de condenación

Según Noth la HD estaría vuelta exclusivamente al pasado. El autor o autores dtr habrían querido únicamente demostrar que la catástrofe del 587 a.C. era la conclusión lógica de la historia del pueblo, marcada por la infidelidad y el pecado. El Dtr se limitaría a constatar el final de Israel como pueblo autónomo e independiente y a explicar las razones teológicas de este hecho en palabras del mismo Noth el Dtr no ha escrito su obra para aliviar el tedio o satisfacer el interés por la historia nacional, sino para adoctrinar sobre el sentido genuino de la historia de Israel, desde la conquista de la tierra hasta la desaparición del antiguo estado; y este sentido se resume para él en el reconocimiento de que Dios ha actuado palpablemente en esta historia, al responder con exhortaciones y castigos a las deficiencias constantes y crecientes; y, finalmente, cuando aquellas se revelaron inútiles, con la destrucción total.11

Según Noth en la perspectiva del autor Dtr no hay lugar para la esperanza. De haber albergado alguna esperanza para el futuro, el autor debiera haberlo manifestado en aquellos pasajes en que se habla, por ejemplo, del destierro (1 Re 8,44-53; 2 Re 17, 7-23; 21,10-15). Incluso la liberación de Jeconías en 2 Re 25,27-30 es considerada por él como una noticia demasiado banal e intrascendente como para fundamentar en ella ninguna garantía para el futuro. Y los llamados a la conversión de los desterrados presentes en Dt 4,29-31 y 30,1-10, que podrían alimentar la confianza en un porvenir esperanzador, los descarta como adiciones posteriores sin alcance alguno para el conjunto de la obra.

5.2.- Llamamiento a la esperanzaQuizás el aspecto más débil de la teoría

de Noth, y el que ha provocado más críticas, fue su punto de vista sobre el propósito de la HD. En un artículo de 1947 sobre la teología de la historia en HD, von Rad propuso el tema de la 'gracia' a través de la HD que proporcionó un

11 Tomado de J. L. SICRE, Introducción al Antiguo Testamento, Estella Navarra 1992, 152

balance al tema de juicio delineado por Noth. Von Rad mostró que la HD contiene la historia de la Palabra de Yahvé en acción. Repetidas veces el Dtr describe como un oráculo de predicción de uno de los profetas de Yahvé se cumplió. Así, por una parte, la destrucción de Israel y de Judá estaba en consonancia con el anuncio profético de la ruina a causa de la desobediencia. Por otra parte, la destrucción final fue moderada por la promesa de Yahvé encontrada en el oráculo de Natán en 2 Sm 7 y reiterado a través de 1-2 Reyes ( 1 Re 8,20.25; 9,5; 11,5.13.32.36; 15,4; 2 Re 2,4; 8,19; 19,34; 20,6 ). En los pasajes que se refieren a esta promesa, von Rad encontró una serie de concepciones mesiánicas que, desde su punto de vista, proporcionan la base para la esperanza de parte del Dtr de la restauración de la monarquía davídica. Desde esta perspectiva, la referencia a la liberación de Joaquín (Jeconías) al final de la HD según von Rad tiene un significado teológico especial: las palabras de la narración final son como una puerta abierta a la esperanza. Aunque el componente de juicio de la palabra de Yahvé dominó en la realidad del exilio, y el Dtr no puede minimizar la severidad del castigo de Dios, fue igualmente imposible para él concebir que la promesa de Yahvé a David hubiera fallado. El Dtr resuelve este dilema a través de la narración de la liberación de Joaquín. Esta esperanza expresada en la narración final dejó la historia abierta; la línea davídica continuó y proveyó un lugar para que Yahvé iniciara algo nuevo con su pueblo.

5.3.- Llamamiento a la conversión

Un segundo e importante artículo a propósito de la HD fue escrito por H.W. Wolff en 1961. Wolff criticó las posiciones de Noth y de von Rad, sugiriendo que era inconcebible que un escritor israelita de la época exílica haya escrito simplemente para decir a sus contemporáneos que habían recibido solo lo que se merecían. Señaló que la explicación de Noth para la inclusión de 2 Re 25,27-30 contradecía su misma conclusión sobre el uso selectivo de las fuentes por parte del Dtr. Contra von Rad, Wolff argumentaba que la promesa a David en el oráculo de Natán estaba subordinada a la alianza mosaica, así que la desobediencia a la ley de Moisés abrogaba también la promesa davídica. Además, la falta de referencia al oráculo de Natán en 2 Re 25,27-30 indicaba fuertemente que el Dtr no interpretó la liberación de Joaquín en términos

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de continuación de la promesa davídica como von Rad había asegurado. Por tanto para Wolff ni Noth ni von Rad habían reconocido el verdadero propósito del Dtr al escribir su historia. Según Wolff el verdadero propósito del Dtr hay que encontrarlo en el esquema pecado-castigo-arrepentimiento-salvación frecuente en la HD, particularmente en Jueces. La intención del Dtr fue mostrar a los exiliados que se encontraban en el segundo estadio del ciclo y por eso necesitaban clamar a Yahvé como signo de arrepentimiento. Wolff señaló el uso del verbo šûb, regresar, en los pasajes claves deuteronomistas, especialmente en la oración de Salomón en 1 Re 8, como central a la petición Dtr. Para Wolff, el propósito no era enteramente negativo como para Noth, ni ofrecía ninguna esperanza explícita como von Rad pretendía. Mas bien, el Dtr ofrecía solamente la posibilidad de esperanza basada en el ejemplo del comportamiento previo de Yahvé con Israel; el imperativo para los exiliados era simplemente volver a Yahvé.

Los ensayos de von Rad y de Wolff mostraron la debilidad de la posición inicial de Noth respecto al propósito del Dtr e hicieron ver la tensión existente en la HD entre la alianza mosaica y la davídica. Pero también los análisis de von Rad y de Wolff tienen sus debilidades. La obra de von Rad fue muy perspicaz, pero no percibió la totalidad del significado del tema davídico para las cuestiones relativas al propósito, composición y datación de la HD. El mayor defecto de Wolff reside en su tentativo de hacer ver la promesa davídica como condicional en la mente de Dtr, cosa que los textos bíblicos desmienten.

Conclusión

La genialidad de la propuesta inicial de Noth sobre la existencia de la HD consistió en su percepción de la unidad de la narración desde Deuteronomio hasta Reyes. El aporte correctivo de Cross consiste en su observación de que el principal interés de esta larga unidad se relaciona con una época anterior a aquella del período abarcado por la narración de la HD. En la teoría de Cross, el segundo editor de la HD fue el principal responsable de las adición de un apéndice relativamente breve al cuerpo de la obra, mientras que la unidad total fue mantenida. La búsqueda de las fuentes y las redacciones presentes en la HD es ciertamente un esfuerzo encomiable y ha ayudado a los

estudiosos a obtener una imagen más clara de como esta gran obra se desarrolló. Sin embargo, se debe tener el cuidado de no obscurecer la unidad de la obra, idea original de Noth.

Algunos estudiosos recientes (Hoffmann y Van Seters) abogan por la creatividad del Dtr en el uso de las tradiciones y en su propia composición. Los estudios serios sobre la HD tienen, ciertamente, necesidad de especialistas en el campo literario e historiográfico pero estos a su vez no deben perder de vista las conclusiones de los antiguos críticos literarios sobre las fuentes usadas por el Dtr.

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