Identi Dad

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IdentidadEn trminos generales, la identidad en el trabajo se refiere a los procesos subjetivos a partirde los cuales los sujetos asignan continuidad y diferenciacin a su existencia en el marco de susexperiencias laborales, otorgando sentido a sus prcticas sociales. La construccin identitariase ancla en lo social y, dependiendo de la perspectiva de anlisis, sus procesos son preferentementenarrativos, discursivos, de interaccin con las estructuras o de accin en el sistema. Seubica en los espacios de frontera y referencia mutua entre las identidades personales y colectivasy siempre apela simultneamente a la herencia y al proyecto (Larran, 2001).La investigacin sobre identidades en el trabajo en Latinoamrica ha hecho la reflexinacerca de la salida de un orden social estable, en la que el trabajo es una categora central,hacia el despliegue de formas sociales ms dinmicas e inestables, en que el trabajo no solo seexpresa en situaciones cada vez mas heterogneas, sino potencialmente cada vez menos centralespara los sujetos. Consecuentemente, y en cuanto se ubica en la frontera entre lo socialy lo individual, la nocin de identidad ha tendido ha desplazarse desde lo colectivo hacia loindividual.Desde una mirada en un primer momento desconcertada y pesimista, centrada en la desestabilizacinde ciertas identidades colectivas tradicionales y de la imposibilidad de reconstruirlasen los contextos de precariedad que caracterizan el trabajo en Latinoamrica (Abal,2004; Battistini, 2004; Longo, 2004), la atencin en las formas ms colectivas de construccinidentitaria ha buscado luego reconocer la amplia heterogeneidad de las formas de apropiacinde referentes colectivos (Maceira, 2009; Mercado & Hernndez, 2010) y de accin colectiva enel trabajo (Battistini, 2009; Garabito, 2011; Wilkis & Battistini, 2005). Paralelamente, variosestudios han remarcado la vigencia del trabajo como categora estructuradora de la identidady, en ese sentido, se han centrado en explorar las diversas y contradictorias maneras en que eltrabajo constituye un espacio privilegiado de construccin subjetiva, de atribucin de sentido yde inclusin social (Da Rosa, Chalfin, Baasch & Soares, 2011; Marn, 2004; Marn, Marrau &Lquez, 2005; Schvarstein & Leopold, 2005; Sisto, 2009).Un cuerpo sustantivo de trabajos ha intentando profundizar en la comprensin de loscontenidos identitarios que se desarrollan en roles especficos de trabajo en los nuevos contextoslaborales latinoamericanos (Bedoya, Duarte & Carvajal, 2005; Freytes, 2004; Hernndez, 2011;Ojeda, 2008; Ruiz de los Santos, 2011; Soto, 2006, 2008). Se ha constatado, adems, que encontextos de mayor precariedad laboral la relevancia identitaria del trabajo se vincula msbien al hecho de trabajar que a la apropiacin de referentes de empresa o de oficios (Daz, Godoy& Stecher, 2005) y, en particular, a la capacidad de soportar las condiciones ms exigentes yadversas del trabajo (Espinoza & Soto, 2008; Ruiz de los Santos, 2011).Otras investigaciones han abordado la identidad laboral desde las nuevas disposicionesfuertemente individualizadas que parecen hoy ser dominantes frente al trabajo, tales comola responsabilizacin, la bsqueda de oportunidades y el no cuestionamiento de las reglas demovilidad dentro de la empresa y del mercado (Daz et al., 2005; Ghiardo & Dvila, 2008; Soto,2009, 2011; Stecher, 2009, 2011). Ciertos trabajos han mostrado el rol activo que cumplen losdispositivos de gestin de empresa y de formacin laboral en el modelamiento de este tipo desubjetividades (Garca & Carvajal, 2007; Rentera-Prez & Malvezzi, 2008). Destacan tambinlos trabajos que han remarcado las contradicciones que hay detrs de los discursos centradosen la autorrealizacin, el emprendimiento y la autonoma, tpicamente desarrollados por trabajadorescalificados que se desempean en ambientes altamente flexibles y generalmente precarizados(Sisto, 2005; Sisto & Fardella, 2008; Laport, Becker, De Sarratea & Ocampo, 2010).Un cuerpo sustantivo de trabajos se ha centrado en las identidades laborales vinculadas ala entrada masiva de mujeres al mundo del trabajo y a su concentracin en empleos altamenteprecarios (Daz, Godoy & Stecher, 2006; Mauro, 2004; Mauro & Yez, 2005), donde pareceimprescindible diferenciar los procesos de construccin identitaria de las mujeres que realizantrabajos manuales y precarios, en los que el trabajo y la familia se viven como mundos difcilesde compatibilizar, de aquellos desarrollados por mujeres en situacin de mayor calificacin, enlos cuales el trabajo representa un espacio de batalla simblica y cuestionamiento de las categorasde gnero heredadas (Guadarrama, 2008).Resalta la heterogeneidad de perspectivas tericas y empricas a partir de las cuales seha desarrollado el estudio de la construccin identitaria en torno al trabajo, que de hechoconstituye un espacio disciplinar compartido entre la psicologa social del trabajo, la sociologa,la antropologa social y la propia psicologa organizacional. Cabe resaltar la fuerte influenciaterica de la sociologa francesa del trabajo y, particularmente, el modelo de procesos biogrficosy relacionales sostenidos en transacciones subjetivas y objetivas en torno al trabajo (Dubar,1991, 1992, 2000). Resalta, tambin, la influencia de la escuela culturalista y su preocupacinpor los procesos de sujecin a prcticas discursivas (Hall, 2003) y la tradicin de los estudiosdel discurso, donde la identidad social representa una prctica cultural y lingstica (iguez,2001La importancia de este ngulo de reflexin cultural es que nos permiteponer el acento en las contradicciones y rupturas que caracterizan las trayectoriaslaborales femeninas, y preguntarnos si su experiencia doble, simultneay ambivalente podra rearticularse individual y socialmente en identidadesque reflejen de manera ms integral su condicin genrica y laboral.Este cambio de visin sobre el trabajo femenino nos conduce inevitablementehacia los estudios que han sealado a la heterogeneidad laboral comoel rasgo distintivo del trabajo en este principio de siglo (Garca y Oliveira,2001; Pacheco, 2004; Garca, 2006; Salas 2007). Particularmente aquellosque abren la posibilidad de pensar este fenmeno desde el lugar de los sujetoslaborales, y de sus identidades, en un contexto caracterizado por la inestabilidad,la precariedad y la vulnerabilidad laborales (Lautier, 1999). A la luzde estos fenmenos, es que nos preguntamos sobre los significados del trabajofemenino en el mundo global.Nuestro punto de partida coincide entonces con estos enfoques que reflejanla heterogeneidad de los espacios laborales y su desbordamiento crecientehacia los nuevos mbitos, como la calle, el barrio y la casa, que antaointegraban el mundo fuera del trabajo (Delfini y Picchetti, 2004:270). A partirde esta resignificacin profunda del espacio laboral, este artculo intentaexplicar las cambiantes relaciones entre los mundos familiar y personal dehombres y mujeres, y los sistemas de diferenciacin y clasificacin de lo femenino/masculino reproducidos en sus propias experiencias de vida. En otraspalabras, se trata de dar una vuelta de tuerca a las teoras laborales, desmaterializarlas,descentrarlas de los aspectos tecno-productivos y sistmicos, yde introducir las dimensinEn esta discusin, en principio retomamos la idea del socilogo francsClaude Dubar (2000), quien supone que la identidad es resultado de procesosde socializacin que se construyen en la interaccin entre individuos einstituciones. Desde esta consideracin, la doble presencia de las mujerespodra ser concebida como una transaccin entre los esquemas socialmenteconfigurados de lo que significa el doble rol femenino de madres-esposas ytrabajadoras, y su propia experiencia desde la cual confrontan los roles aprendidos.Esta perspectiva transaccional es la que tomamos como base para laconstruccin de las hiptesis que guan las investigaciones desarrolladas enel Seminario sobre Trabajo, Cultura y Relaciones de Gnero,3 que en su primerapoca se orientaron al estudio de las identidades ocupacionales y profesionales.De manera resumida, estas hiptesis apuntan a tres ideas bsicas:1. Las identidades laborales de las mujeres no se limitan exclusivamente alos significados relacionados con su profesin u ocupacin o con el espaciolaboral y la cultura de la empresa. Su identidad laboral se construyeen tiempos y espacios heterogneos articulados a lo largo de su trayectoriabiogrfica y de los diversos contextos sociohistricos en los queviven y trabajan.2. La identidad laboral supone una doble transaccin entre el proceso deetiquetacin de identidades que orientan a las mujeres hacia el trabajode acuerdo con la definicin a priori de sus modalidades genricas, sexuales,raciales, de clase, tnicas y/o regionales, y el proceso de construccinde sujetos que plantea la modificacin de estas orientaciones predefinidasde acuerdo con sus necesidades y deseos y, eventualmente, suidentificacin como actores colectivos.3. En el caso de las profesiones/ocupaciones feminizadas, esta doble transaccines experimentada por las mujeres como un sentimiento de ambigedad/ambivalencia entre la aceptacin o el rechazo de los estereotiposheredados y la continuidad o ruptura de sus identidades precedentes.En el fondo de estas hiptesis sobre las identidades laborales femeninassubyace la idea ms general de ciertas corrientes sociolgicas que sostienenque las identidades sociales constituyen resignificaciones de ciertas definicionesbsicas, a partir de las cuales los individuos conforman su yo relacional.Siguiendo a Bourdieu (1988:134), afirmamos que esta construccin no se opera en un vaco social. Las estructuras mentales de los individuos, a travsde las cuales aprehenden su mundo social, su habitus, son en lo esencial elproducto de la interiorizacin de las estructuras del mundo resignificadas socialy agregaramos, sexual y genricamente. En este mismo sentido, NorbertElias, citado por Salles (2003), se refiere a este doble carcter del mundode la experiencia como independiente y a la vez inclusivo de nosotrosmismos. Para dar cuenta de este doble proceso de apropiacin del mundo socialdesde la experiencia de las mujeres, es til la propuesta de Tarrs (2007),quien descompone analticamente esta experiencia en dos grandes niveles omovimientos: a) el movimiento histrico-estructural, que comprende los procesosmacro-sociales que rompen los patrones de reproduccin femenina y,b) el movimiento histrico-coyuntural constituido por los factores que influyenen sus biografas para redefinir sus identidades subordinadas. Resultaparticularmente interesante este ltimo movimiento, que comprende los microcambiosque cruzan las individualidades y reflejan las pequeas y grandesacciones, los intercambios y las negociaciones de significados, a travs delos cuales las mujeres expresan sus identidades diversas, se coordinan entres y con otros, y buscan equilibrar sus intereses a niveles locales.En su conjunto, este doble movimiento da cuenta de las rupturas estructurales,que como la migracin, la itinerancia laboral4 o los nuevos patrones defecundidad afectan la vida de las mujeres. Estas rupturas adems de dar cuentade la continuidad y la reproduccin identifican los quiebres de ciertos patronesy su impacto en las biografas femeninas, fenmeno que hoy da se ve msacentuado por la vulnerabilidad y la exclusin imperantes en el mundo laboral.El vnculo entre la experiencia individual y social del cambio es lo queTarrs, inspirada en Pizzorno (1990), denomina campos de accin, que podramosentenderlos como dimensiones mezo, localizadas entre los procesos macro-estructurales y el nivel micro-social en el que se desarrollan las vidasindividuales. En estos campos las mujeres establecen nuevos vnculos, renombrndolosy atribuyndoles diversos significados en su vida cotidiana, y los traducenal lenguaje de las demandas sociales ms amplias para que puedan serescuchadas y reconocidas por los otros. As es como las mujeres se constituyenen sujetos sociales a la manera habermasiana, es decir, hacindose partedel mundo de vida a travs de su capacidad de lenguaje y de accin (Habermas,1996:458). Podramos decir, entonces, parafraseando al filsofo alemn, que los campos constituyen los cdigos lingsticos del cambio. Aunque son msque eso, en la medida en que en el proceso mismo de renombrar sus situacioneslas mujeres son capaces de moverse de lugar y realizar pequeas accionesque a la larga pueden transformar su condicin social. Dicho en palabras dePizzorno (1990), los campos de accin son crculos de reconocimiento identitarioparticularmente tiles para los sujetos emergentes que no se identificancon las identidades reconocidas por los crculos de pertenencia tradicionales.Este es el caso de las mujeres que son subvaloradas en la familia, la escuela,el mercado de trabajo y la poltica. Finalmente, podramos decir que en estoscampos las mujeres empiezan a ejercer, desde las redes all construidas, unpoder propio que les otorga una autonoma relativa. Este descubrimiento esfundamental para poder explicar, como es nuestra intencin, su insercinlaboral en contextos cambiantes laborales y de representacin de intereses.Durante buena parte del siglo XX, principalmente en su segunda mitad, lasmujeres mexicanas de clase media de mayor calificacin se identificaronprincipalmente con profesiones calificadas socialmente como femeninas asociadasal cuidado de los otros. Una caracterstica de estas profesiones es sucondicin subordinada o secundaria en relacin con aqullas caracterizadassimblicamente como nichos masculinos.Con todo y que estas profesiones han mejorado su estatus profesional,como puede verse en las investigaciones de Torres (2005) y Tolentino (2007),que tericamente las sita en iguales condiciones en el sistema educativo queel resto de las profesiones universitarias en Mxico, en la prctica la situacinde sus egresados, principalmente de las mujeres, no ha cambiado sustancialmente.Un factor que podra explicar esta situacin son las nuevas formas decompetencia extendidas en las organizaciones de trabajo y en el sistema educativoque, de acuerdo con Dubar (2000), corresponden a la idea de empleabilidad,la cual supone la responsabilidad de cada individuo ya no ms de laescuela y la empresa en la adquisicin y el mantenimiento de sus propiascompetencias. En el caso de las mujeres profesionistas, sus posibilidades individualespara mantenerse en estado de competencia estn estrechamenterelacionadas con su condicin familiar. Las mujeres profesionistas mayormenteatadas al trabajo domstico y a sus responsabilidades familiares son lasque estn en mayor desventaja para enfrentar el reto de su formacin durantetoda la vida; en cambio aquellas que se apoyan en arreglos familiares msequilibrados y/o en redes de solidaridad social o institucional pueden alcanzarniveles de escolaridad ms altos y desarrollarse con xito en la carreraprofesional a lo largo de su vida activa.Nuevamente vemos aqu que aun en el caso de las mujeres profesionistas,con mayores recursos culturales, el xito profesional no depende de la sumade estos recursos, sino de su capacidad para movilizarlos a favor de sus deseosde realizacin profesional. Otro caso es el de la lenta pero creciente participacin de las mujeres enprofesiones masculinizadas. En estas profesiones, las mujeres de ms altascalificaciones tienden a reproducir los estereotipos masculinos al buscar suaceptacin, mientras que las que tienen un nivel semi-profesional o tcnicogeneralmente se enfrentan a mayores dificultades para permanecer e identificarsecon su trabajo.La situacin de estas mujeres nos permite observar los mecanismos deadaptacin que deben desarrollar las mujeres para permanecer en nichosde trabajo que se rigen por reglas masculinas y donde su presencia es minoritaria.Aunque tambin su sobrevivencia en estos espacios masculinizadosconstituye para estas mujeres una conquista que requiere grandes esfuerzos paravencer los estereotipos de gnero aprendidos desde la infancia.Para explicar estas diferencias en el mercado de trabajo y profesional alque tienen acceso las mujeres, buscaremos profundizar en los aspectos simblicosque constituyen su identidad real, vivida o elegida. Dicho en otras palabras,buscaremos poner de manifiesto las relaciones recprocas entre lossignificados atribuidos por las mujeres a sus acciones y los condicionantesestructurales de los contextos sociohistricos en los que viven y trabajan.En resumen, podemos afirmar que la constitucin de identidades sociolaboralesal estilo de las culturas ocupacionales tradicionales asentadas en el orgulloprofesional, que a su vez fueron producto del trabajo estable, se encuentranmuy lejos de las realidades de las sociedades globalizadas latinoamericanas.De ah la importancia que tiene estudiar estas nuevas realidades donde permanecenciertas formas de identificacin primarias, como las redes familiares,y surgen nuevos espacios de encuentro e identificacin en el trabajo, comolas propias organizaciones construidas por las mujeres para defender sus derechoshumanos y laborales, que dan sentido a su accin. De ah la importanciaque tiene estudiar estas trincheras de resistencia y supervivencia en lasque algunas mujeres han podido prefigurar formas de identificacin y accincolectiva.Como puede verse, la adscripcin laboral es un parmetro con significadosvariables segn el grupo profesional/ocupacional, el estrato socioeconmicoy el gnero. Esta adscripcin actualmente tiende a diluirse con la preca rizacin del trabajo, especialmente entre las mujeres pobres de baja escolaridad.En estos casos, aunque tambin entre las mujeres profesionistas, el espacio-tiempo laboral se caracteriza por la discontinuidad entre el trabajo y elno-trabajo, y por la persistente incompatibilidad entre las exigencias del mercadode trabajo y la familia. Por estas razones, es cada vez ms difcil encontrarindividuos que se definan por su pertenencia de por vida a una profesin uocupacin. La desregulacin y la inestabilidad laboral que predomina en elmundo actual se manifiesta en relaciones ms instrumentales con el trabajo,as como en la emergencia de nuevos espacios de identificacin de hombresy mujeres en los que la antigua separacin entre el espacio de trabajo y el espaciofuera del trabajo, entre mundo domstico y mundo extradomstico, pierdesentido en la medida en que ambos espacios se superponen en mltiplescombinaciones. La presencia cada vez ms importante de las mujeres en lavida pblica y social ha puesto tambin al descubierto la inconsistencia de unmundo laboral construido sobre valores masculinos. Los cambios actualesexigen pensar en otras formas de construccin de significados que no correspondena estas antiguas formas culturales masculinas, identificadas principalmentecon la fbrica y la simbologa cultural representada por ademanes, lenguajes,instrumentos, reglamentos, vestuarios y ornamentos tpicos del mundolaboral industrial masculinizado. Hoy da estas formas tienden a desdibujarseen la multiplicidad genrica, generacional, tnica, regional, religiosa, etc.,de los sujetos laborales; en su enorme movilidad ocupacional y geogrfica yen la diversidad de formas de trabajo asalariadas, no asalariadas, por cuentapropia, a destajo, sin contrato, sin remuneracin, semiesclavas, etc. El objetivode este trabajo es contribuir a explicar estos cambios y sus significados,especialmente desde la experiencia de las mujeres.2.1. Teora de la identidad socialEn esencia, esta teora sugiere que laspersonas tienden a maximizar su autoestimamediante la identificacin con todos aquellosgrupos sociales especficos a los que pertenecene intentando adems que sean valorados deforma positiva, en comparacin con los otrosgrupos. En particular, de acuerdo con Gmez(2006), dentro de esta teora juega un papelimprescindible el concepto de la categorizacin,entendido ste como un proceso desimplificacin y orden de la realidad social. Esla tendencia a dividir el mundo social en doscategoras ms bien separadas: nuestroendogrupo (nosotros) y varios exogrupos(ellos). Y es a travs de dicho proceso comolos individuos construyen su identidad social,haciendo ms sencilla su percepcin de larealidad social. El proceso de la categorizacin,a su vez, acenta las diferencias entre categorasdistintas e incrementa las semejanzas entre losmiembros que pertenecen a una mismacategora, es decir, minimiza las diferenciasdentro de esa categora.La identidad social se forma entonces por lapertenencia a un grupo; que sea positiva onegativa depender de la valoracin que elindividuo haga de su grupo en comparacin conotros grupos. De ah la importancia del procesode comparacin social, por el cual las personastienden a compararse a s mismos con otros. Portanto, aqu la comparacin social no sloimplica ser diferente, sino tambin que hay quebuscar ser mejor.Como consecuencia, los grupos tienden acompetir por una identidad social positiva atravs de una diferenciacin con otros grupos enla cual salgan beneficiados. Y en el supuesto deque los individuos no se encuentren satisfechoscon su identidad social, tienen tres posiblesalternativas para lograr una valoracin mspositiva: la movilidad individual, la creatividadsocial o la competicin social. Ahora bien, laidentidad social positiva en una comparacinsocial se puede alcanzar por una distincinpositiva del propio grupo ante otros, sin que seproduzca necesariamente una discriminacinnegativa hacia el exogrupo (Gmez, 2006).La Teora de la identidad social, enrealidad, se desarrolla a partir de lainvestigacin del Paradigma del Grupo Mnimo(Tajfel, Flament, Billing y Bundy, 1971), quepuso de relieve la tendencia al favoritismo haciael propio grupo, como una tendencia decomportamiento intergrupal para conseguir unaEl concepto de identidadaqu desplegado no es, por lo tanto, esencialista, sinoestratgico y posicional. Vale decir que, de manera directamentecontraria a lo que parece ser su carrera semnticapreestablecida, este concepto de identidad no sealaese ncleo estable del yo que, de principio a fin, se desenvuelvesin cambios a travs de todas las vicisitudes de lahistoria; el fragmento del yo que ya es y sigue siendosiempre el mismo, idntico a s mismo a lo largo deltiempo. Tampoco es si trasladamos esta concepcinesencializadora al escenario de la identidad cultural eseyo colectivo o verdadero que se oculta dentro de los muchosotros "yos", ms superficiales o artificialmente impuestos,que un pueblo con una historia y una ascendenciacompartidas tiene en comn (Hall, 1990), y que puedenestabilizar, fijar o garantizar una unicidad o pertenenciacultural sin cambios, subyacente a todas lasotras diferencias superficiales.\E1 concepto acepta que lasidentidades nunca se unifican y, en los tiempos de la modernidadtarda, estn cada vez ms fragmentadas y fracturadas;nunca son singulares, sino construidas de mltiplesmaneras a travs de discursos, prcticas y posicionesdiferentes, a menudo cruzados y antagnicos? Estnsujetas a una historizacin radical, y en un constanteproceso de cambio y transformacin. Es preciso que situemoslos debates sobre la identidad dentro de todos esos desarrollosy prcticas histricamente especficos que perturbaronel carcter relativamente estable de muchaspoblaciones y culturas, sobre todo en relacin con los procesosde globalizacin, que en mi opinin son coextensoscon la modernidad (Hall, 1996) y los procesos de migracinforzada y libre convertidos en un fenmeno globaldel llamado mundo poscolonial. Aunque parecen invocarun origen en un pasado histrico con el cual continanen correspondencia, en realidad las identidades tienenque ver con las cuestiones referidas al uso de los recursosde la historia, la lengua y la cultura en el proceso de deveniry no de ser; no quines somos o de dnde venimos sino en qu podramos convertirnos, cmo nos han representado y cmo atae ello al modo como podramosrepresentarnos. Las identidades, en consecuencia, seconstituyen dentro de la representacin y no fuera de ella.Se relacionan tanto con la invencin de la tradicin comocon la tradicin misma, y nos obligan a leerla no como unareiteracin incesante sino como lo mismo que cambia(Gilroy, 1994): no el presunto retorno a las races sino unaaceptacin de nuestros derroteros.* Surgen de la narrativizacindel yo, pero la naturaleza necesariamenteficcional de este proceso no socava en modo alguno su efectividaddiscursiva, material o poltica, aun cuando la pertenencia,la sutura en el relato a travs de la cual surgenlas identidades resida, en parte, en lo imaginario (ascomo en lo simblico) y, por lo tanto, siempre se construyaen parte en la fantasa o, al menos, dentro de un campofantasmtico.Precisamente porque las identidades se construyendentro del discurso y no fuera de l, debemos considerarlasproducidas en mbitos histricos e institucionales especficosen el interior de formaciones y prcticas discursivasespecficas, mediante estrategias enunciativas especficas.Por otra parte, emergen en el juego de modalidadesespecficas de poder y, por ello, son ms un producto de lamarcacin de la diferencia y la exclusin que signo de unaunidad idntica y naturalmente constituida: una identidad en su significado tradicional (es decir, una mismidadomniabarcativa, inconstil y sin diferenciacin interna).Sobre todo, y en contradiccin directa con la forma comose las evoca constantemente, las identidades se construyena travs de la diferencia, no al margen de ellaSi las identidades slo pueden leerse a contrapelo,vale decir, especficamente no como aquello que fija el juegode la diferencia en un punto de origen y estabilidad,sino como lo que se construye en o travs de la diffrance yes constantemente desestabilizado por lo que excluye, cmopodemos entender su significado y teorizar su surgimiento?En su importante artculo Diflference, diversity En algunos trabajos recientes sobre este tpico, me heapropiado del trmino identidad de una forma que, sinduda, no es compartida por muchos y tal vez no sea bienentendida. Uso identidad para referirme al punto de encuentro,el punto de sutura entre, por un lado, los discursosy prcticas que intentan interpelarnos, hablarnos oponernos en nuestro lugar como sujetos sociales de discursosparticulares y, por otro, los procesos que producen subjetividades,que nos construyen como sujetos susceptiblesde decirse. De tal modo, las identidades son puntos deadhesin temporaria a las posiciones subjetivas que nosconstruyen las prcticas discursivas (vase Hall, 1995).Son el resultado de una articulacin o encadenamientoexitoso del sujeto en el flujo del discurso, lo que StephenHeath llam una interseccin en su artculo pioneroSuture (1981, pg. 106). Una teora de la ideologa nodebe iniciarse con el sujeto sino como una descripcin delos efectos de sutura, la efectuacin del enlace del sujetocon estructuras de sentido. Las identidades son, por asdecirlo, las posiciones que el sujeto est obligado a tomar,a la vez que siempre sabe (en este punto nos traiciona e lenguaje de la conciencia) que son representaciones, quela representacin siempre se construye a travs de unafalta, una divisin, desde el lugar del Otro, y por esonunca puede ser adecuada idntica a los procesossubjetivos investidos en ellas. La idea de que una suturaeficaz del sujeto a una posicin subjetiva requiere no sloque aquel sea convocado, sino que resulte investido enla posicin, significa que la sutura debe pensarse comouna articulacin y no como un proceso unilateral, y esto, asu vez, pone firmemente la identificacin, si no las identidades,en la agenda terica