IGLESIA VIVA MISIONES Misiones salesianas: perspectiva mundial

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BS Don Bosco en Centroamérica 5

MISIONES

El Padre Francis Alencherry dirigedesde hace cuatro años el departa-mento de animación de las misio-nes salesianas a nivel mundial. Tie-ne su sede en la casa generalicia,situada en Roma. En abril visitó porprimera vez el territorio de misiónque los salesianos atienden en AltaVerapaz, al norte de Guatemala.

El P. Alencherry nació en la India. Suestilo de relación franco y cálido creainmediatamente cercanía y confian-za. Con agudeza mental extraordi-naria capta la situación local y susproblemas. En su conversación ame-na lanza retos estimulantes y pro-pone metas exigentes. Sabe desper-tar el entusiasmo por un replantea-miento más esencial del trabajo mi-sionero.

Don Alencherry tiene una visiónamplia de la actividad misionera delos salesianos en el mundo. La polí-tica actual es reforzar los nuevoscampos de misión, como Mongoliay Paquistán. Africa, en cambio, ne-cesita de personas cualificadas, so-bre todo en el campo de la forma-ción. También al Medio Oriente sedebe dar atención privilegiada. EnEuropa se están abriendo campos demisión inusitados: se comenzó conAlbania y Hungría: pronto se abrirámisiones en Holanda y Francia, apetición de los salesianos que allítrabajan.

Acerca de si en tierras de misión sedebe acentuar más la evangelizacióno la promoción social, el P. Alenche-rry admite que, después del Conci-lio Vaticano II, se generó una des-confianza hacia la tarea de evange-lización tildada de proselitismo. Esomotivó a concentrar las energías

Misiones salesianas:perspectiva mundial

misioneras en programas sociales.Hoy se dan ambos acentos: unospriorizan la promoción social, otrosla evangelización. Pero la insisten-cia, tanto del Papa como del RectorMayor, es por la evangelización. Esuna realidad que la pasión por evan-gelizar ha disminuido en la congre-gación.

Otra dimensión débil en la actividadmisionera salesiana es la incultura-ción. Muchos misioneros no se iden-tifican con la gente donde trabajan.No aprenden el idioma local, nocrean publicaciones ni textos litúr-gicos en el idioma de la gente. In-culturarse implica vivir con y comola gente, asumir su comida, su modode pensar. Este es uno de los temasque se está impulsando fuertemen-te en los diversos encuentros demisioneros.

Sobre si las tierras de misión se iden-tifican con las áreas de subdesarro-llo, afirma don Alencherry que teó-ricamente no se da esa identifica-ción. En la práctica, sí, ya que eldesarrollo económico es un elemen-to esencial de la plenitud del hom-bre. Sin embargo, hay también unapobreza espiritual, lo que hace queEuropa se haya convertido en tierrade misión.

Don Alencherry reconoce que en lacongregación salesiana existe entu-siasmo por la misión. Cada año cre-ce el número de misioneros envia-dos a diversos campos de trabajo.Lo interesante es que la gran mayo-ría son jóvenes en formación.

El Consejero para las misiones haceestas recomendaciones para nues-tra presencia misionera salesiana enGuatemala:

Padre Francis Alencherry

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1. Cambiar metodología. Concen-trarse en la formación de líderes in-dígenas, catequistas que sepan ex-presar su fe en su propio lenguaje,líderes sociales que sepan afirmar supropia dignidad ante el mundo noindígena. Para eso es preciso fun-dar un centro de formación de líde-res.

2. Cambiar la estrategia de evan-gelización. Mayor contacto con lagente, promover ejercicios espiritua-les para líderes a fin de que seanfuertes en la fe. La estrategia deevangelización debe ser más profun-da.

3. Crear una cultura bíblica ma-yor. Que la gente llegue a interpre-tar su propia realidad desde los cri-terios del evangelio. Esto exigirá es- Una dimensión débil de la actividad misionera salesiana es la inculturación

Es la octava vez que los jóvenes delmovimiento juvenil salesiano de Te-gucigalpa, Honduras, emprendenuna actividad misionera en semanasanta en El Rosario, Comayagua.Quieren continuar con el impulsomisionero de Don Bosco, que enviómisioneros a Patagonia.

Los 43 jóvenes de los varios gruposjuveniles salesianos que aceptaroneste año el reto misionero descubrie-ron sorprendidos el nivel de desa-rrollo que la comunidad ha alcan-zado en lo religioso y en lo social.De hecho, es desde su experienciade fe que organizan el desarrollototal de la comunidad. Los gruposde oración y los celebradores de laPalabra son los impulsadores de va-rios programas sociales.

Cinco comunidades fueron las favo-recidas con la presencia juvenil mi-sionera: El Rosario, Camalote, Ciri-lo, Loma Larga y San Jacinto.

HondurasUna experiencia misionera juvenil sostenida

Las actividades de oratorio para ni-ños y jóvenes fueron parte medulardel proyecto misionero.

Además de la oferta religiosa, losjóvenes misioneros iban cargados dejuguetes, ropa, medicinas y otros

bienes donados por los feligreses dela parroquia salesiana.

Esta experiencia logró encender lachispa misionera en los jóvenes lo-cales y estimularlos a ser agentes dedesarrollo en sus propias comunida-des.

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tructuras físicas de calidad. Dar prio-ridad a la evangelización y menos alos sacramentos. Fortalecer peque-ños grupos de cristianos maduros.

Que los líderes desarrollen un espí-ritu crítico propio partiendo delevangelio.

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La respuesta es positiva. No sólo esun instituto religioso dedicado a laeducación de la juventud, sino quetambién es una congregación misio-nera.

Uno de los grandes acontecimien-tos de la Iglesia Católica en el sigloXIX - el siglo de Don Bosco - fue elresurgimiento de la conciencia yactividad misioneras luego de mu-chas décadas de crisis. El seminaris-ta y el joven cura Juan Bosco estuvobajo el influjo de esta nueva ola deentusiasmo por llevar el evangelio alos paganos o infieles, en especial,de Africa, Asia y Oceanía. Las igle-sias de Francia e Italia se distinguie-ron notablemente. Fue una empre-sa verdaderamente eclesial. Estuvie-ron involucrados tanto papas y obis-pos como laicos de ambos sexos, lomismo que religiosas, religiosos ysacerdotes. A la par de la viuda fran-cesa Paulina Jaricot, fundadora dela Obra de la propagación de la fe,se puede citar a los padres blancosdel futuro cardenal Carlos Lavigerie,a María Javouhey y sus hermanas deSan José de Cluny, al futuro obispoDaniel Comboni en Africa Central,o al capuchino Guillermo Massaiaen Etiopía, más tarde también car-denal. Circulaba mucha literaturasobre las misiones, la labor -inclu-yendo aventuras- y martirio de losmisioneros, Destacó, entre varias, larevista de los Anales de la Propaga-ción de la Fe, cuyo original francésse llegó a traducir a19 idiomas. Elsacerdote Juan conoció esta revistamisionera y la usó en algunos escri-tos suyos. Además, tenía variosamigos involucrados en las misiones.

El mismo Juan Bosco se planteó envarias ocasiones ser misionero. Sien-

ALEJANDRO HERNÁNDEZ

La Congregación salesiana,¿una congregación misionera?

do joven sacerdote, pensó en laposibilidad de ingresar con los Obla-tos de María, que trabajaban en Bir-mania. Creía que, además de llevarel evangelio a los infieles, tendríatambién allí la oportunidad de aten-der a muchísimos niños. Al princi-pio su director espiritual, san JoséCafasso, le dio un poco de alas alrecomendarle que estudiara len-guas. Pero, al ver que la cosa iba enserio, le dijo que no era ese su ca-mino, que siendo débil para los via-jes, moriría de camino. Don Boscole hizo caso, pero esta inquietud si-guió viva en él. Y pareciera que eneste caso sucedió lo que a vecespasa con ciertos padres, que mue-ven a sus hijos a ser lo que ellos nopudieron ser o alcanzar.

En los años 70 hubo varios factoresque volvieron a encender el ardormisionero de Juan Bosco. El Conci-lio Vaticano I estimuló nuevamentelas misiones católicas. Los obisposconciliares provenientes de Améri-ca del Norte, Africa y Asia aprove-charon su estancia en Italia para re-

clutar clero y religiosas para sus dió-cesis, fueran éstas misioneras o no.Don Bosco también recibió peticio-nes. El obispo de San Francisco, eldominico Alemany le solicitó la aper-tura de un hospicio - escuela de ar-tes y oficios. El obispo Barbero lepidió religiosas para su diócesis deHyderabad, India. Esto para citar al-gún caso.

Además de tales factores externos,alrededor de 1870 y 1871, Don Bos-co tuvo un sueño misionero. Se tra-tó de una visión donde salvajes crue-les mataban a unos misioneros, losdescuartizaban, los cortaban en pe-dazos y colocaban su carne en suslanzas. Sólo la posterior aparición deunos misioneros salesianos logróque ellos los recibieran y los escu-charan bondadosamente. Los misio-neros se les acercaron con rostroalegre, precedidos de un grupo dejovencitos y con el rosario en lamano. Don Bosco lo consideró unpresagio y comenzó a pensar de quépaís se trataba. A la par de ello, sefue fortaleciendo en él su deseo de

Muchos se ofrecieron como candidatos

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lanzar a los salesianos fuera de Eu-ropa, y en clave estrictamente mi-sionera, esto es, a evangelizar a lospaganos y extender la verdaderaIglesia de Cristo. Por otra parte, lepreocupaba, y quería contrarrestar,las iniciativas misioneras de los pro-testantes.

¿Por qué terminó eligiendo la Ar-gentina como el lugar indicado ensu sueño? Fueron varios hechos fa-vorables. Llegó la invitación avala-da por autoridades civiles y eclesiás-ticas. Asimismo, la Patagonia eradescrita entonces como un lugarinhóspito habitado por salvajes gi-gantes. En Argentina vivían millaresde emigrantes italianos que necesi-taban igualmente atención religio-sa. También pensaba que sus sale-sianos allí se encontrarían bien en-tre sus paisanos y tendrían una basedesde donde poder movilizarse paratrabajar entre los nativos, y adondepoder regresar, de vez en cuando,para renovar fuerzas. También soñóque los centros educativos salesia-nos sirvieran para la educación delos jóvenes indígenas, quienes, mástarde, fueran sacerdotes y evange-lizadores entre su misma gente.

Esto era lo que soñaba Don Bosco.¿Estaban sus hijos en la mismaonda? Sí, ellos también vibraban conel espíritu misionero de la época. De

hecho, cuando Don Bosco anunciósu proyecto y pidió voluntarios,muchos se ofrecieron como candi-datos. Tampoco faltó el apoyo y lagenerosidad de los amigos del ora-torio para que los nuevos misione-ros fueran bien aprovisionados. Algomás, el personal salesiano fue bienseleccionado: cuatro coadjutores yseis sacerdotes. Entre ellos estabanlos futuros cardenal Juan Cagliero ymonseñor José Fagnano. Antes departir para América, los misionerosfueron a Roma para recibir la ben-dición del papa. No sólo era unaempresa de la congregación, sino

también eclesial. El padre acompa-ñó a sus hijos hasta Génova, dondese embarcaron el 14 de noviembrede 1875. Un mes más tarde desem-barcaban en Buenos Aires. Allí to-marían a su cargo una parroquia deitalianos y un colegio de muchachos,San Nicolás de los Arroyos. Pero si-multáneamente su mirada se dirigíahacia el sur, donde vivían los aborí-genes en situaciones muy precariasy en conflicto con el gobierno y lasociedad blanca. Estando vivo DonBosco partieron 12 expedicionesmisioneras, todas dirigidas a Suda-mérica.

Estatutos de los salesianos«Los pueblos aún no evangelizados fueronobjeto especial de la solicitud y pasión apos-tólica de Don Bosco, y siguen apremiando ymanteniendo vivo nuestro celo.

Con la acción misionera realizamos una obrade paciente evangelización y plantación dela Iglesia en un grupo humano.

Esta obra moviliza todos los recursos edu-cativos y pastorales típicos de nuestro caris-ma.

A ejemplo del Hijo de Dios, que entodo se hizo semejante a sus her-manos, el misionero salesiano hacesuyos los valores de esos pueblosy comparte sus angustias y espe-ranzas» (art. 30).

«En las parroquias y residenciasmisioneras contribuimos a la difu-sión del Evangelio y a la promo-ción del pueblo» (art. 42).

Don Bosco tuvo un sueño misionero.

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A las religiosas no les arredra el so-focante calor de Raxruhá, ya quecrecieron en un clima bastante pa-recido en El Salvador.

Hace 23 años las Hijas del DivinoSalvador se aventuraron a fundaruna escuela en uno de los lugaresmás remotos de Guatemala. Consuerte podían hacer endos interminables días elextenuante viaje desdesu país. El último trechode 100 kms era un reme-do de carretera por elque los vehículos avan-zaban tambaleándose.

Hoy se disfruta de unacarretera recién asfalta-da. Pero los problemashan crecido. Además delclima tropical despiada-do, que alterna caloressofocantes con aguace-ros diluviales, la pobla-ción ha aumentado. Unapoblación desarraigadaen busca de un trozo detierra para cultivar. Sonlos pobres de todos losrincones del país que acuden a estatierra de promisión para luchar conenfermedades, escasez y violencia.

Raxruhá sigue siendo una tierra dedesamparo. En los últimos años hanaparecido nuevos agobios. El des-ordenado núcleo urbano se ha con-vertido en un paso floreciente parael comercio de la droga que va ha-cia el norte. Y con la droga, el cri-men, la prostitución, el licor y la ten-tación del dinero fácil.

Los jóvenes sueñan con escapar ha-cia los Estados Unidos en busca deun mundo mejor. Y se van en ban-

Educación y misión: tarea difícilLas Hijas del Divino Salvador en Raxruhá

dadas, arriesgando todo con talabandonar un mundo que les niegala posibilidad de una vida digna.

Los 450 niños y niñas que frecuen-tan la escuela de las Hijas del DivinoSalvador encuentran allí una posi-bilidad de superar su miseria. Aun-que sigue latente la tentación de

optar por la escuela oficial, más fá-cil porque ofrece un remedo de edu-cación.

A las Hermanas les resulta cuestaarriba financiar la escuela. Sus alum-nos y alumnas ordinariamente notienen recursos para pagar el servi-cio educativo. Y ellas prefieren ad-mitir a los casos más patéticos depobreza. Para eso se ven obligadasa tejer una complicada red de be-cas contactando padrinos en el ex-terior que sufraguen cuota escolar,libros, zapatos y demás equipo ne-cesario para una educación seria.

Ellas sueñan con abrir también unaguardería para los alumnos más cas-tigados por las carencias. Así podránreforzar el trabajo escolar de los ni-ños cuyos padres son analfabetas ohijos de madres solteras, y que nopueden ser acompañados en el ho-gar en su proceso educativo.

Paralelo a la escuelafunciona un centro depromoción social parapersonas de toda edad.En él se ofrece cursosbreves de mecanogra-fía, computación, re-postería, corte y con-fección, panadería,electricidad y carpinte-ría.

Raxruhá es una tierrade violentos contrastes.En extensas fincas pa-cen centenares de ani-males vacunos. Esos la-tifundios ocupan esca-sa mano de obra. Lagran mayoría de la po-blación debe medio vi-vir en condiciones exte-

nuantes en sus pequeñas parcelas.Un oleoducto de petróleo recorrecomo gigantesca serpiente negratodo el territorio y evoca el símbolofatídico de una hemorragia de rique-za que en nada beneficia a la po-blación local.

Las Hijas del Divino Salvador traba-jan en este mundo de periferia hu-mana con un entusiasmo candoro-so y una sencillez cordial. Sintoni-zan a maravilla con la población gra-cias a su estilo llano y alegre. Ellasabren una ventana a la esperanzaen un rudo rincón de la geografíaguatemalteca.

A las Hermanas les resulta cuesta arriba financiar laescuela.

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Chiquibul, Xamán, Carolina, TierraLinda...son algunos nombres de al-deas que traen maravillosos recuer-dos a un grupo de 30 jóvenes quehicieron su experiencia misionera enChisec, departamento de Alta Ve-rapaz, Guatemala, durante la Sema-na Santa.

Estos muchachos pertenecen alVoluntariado Misionero Juvenil Sa-lesiano. Las experiencias misionerasde dicho voluntariado se inician enel 2002 en aldeas del lejano depar-tamento de Petén, durante Sema-na Santa y Adviento. A partir del2005 el campo de misión se trasla-da al municipio de Chisec, parroquiaatendida por el padre salesiano JoseBosco Alfaro.

Por sugerencia del inspector, P. LuisCorral, los Cooperadores Salesianosde Guatemala asumen la responsa-

bilidad de acompañar la formaciónde los jóvenes misioneros.

Cinco semanas de preparación an-tes de cada misión que concluyencon un retiro y una misa de envíoconforman la etapa previa de estaactividad apostólica. Aprender diná-micas y cantos, dirigir celebraciones

de la palabra y conocer ritos litúrgi-cos se mezclan con platicas forma-tivas sobre cristología, salesianidade inculturación. Las formaciones sonapoyadas por los salesianos y se rea-lizan en el Colegio Don Bosco.

La tensión nerviosa aumenta con-forme se acerca la fecha de partida;

Jóvenes misioneros en Chisec

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los misioneros más experimentadosilustran sobre lo que encontrarán enlas comunidades a visitar; qué tipode ropa y calzado llevar: sobre todoinsisten en la necesidad de llenarsede entusiasmo y deseo de compar-tir la fe con los hermanos a los queson enviados.

Por fin llega el día de partir; algu-nos no han dormido mucho, puesel tictac de su corazón apostólico losmantiene despiertos. Al llegar aChisec, después de casi 6 horas dealegre viaje, los voluntarios son re-cibidos por el P. Bosco y, luego deun rápido almuerzo, son distribui-dos en las aldeas previamente asig-nadas. Allí son esperados con gran

ilusión, les ofrecen lo mejor que tie-nen: comida, techo y amor.

Los nervios desaparecen del todocon el contacto con la gente del lu-gar: el catequista o el ministro ex-traordinario de la eucaristía y losniños que, como enjambres de di-vertidos mosquitos, los siguen portodos lados. Las actividades progra-madas comienzan a desarrollarse.

Los salesianos cooperadores nosencargamos de visitarlos en las al-deas, llevamos nuestro bien equipa-do botiquín para atender a los quesufren algún malestar y, sobre todo,compartimos anécdotas, tristezas yéxitos apostólicos.

Es hora de regresar a la ciudad deGuatemala. Las primeras horas delamanecer contemplan a los jóvenesmisioneros, con sus mochilas alhombro, caminando por estas le-gendarias tierras de los mayas. Lanoche anterior se habían despedi-do de las comunidades; lágrimas deagradecimiento rodaban por lasmejillas de los aldeanos. Con vozentrecortada una voluntaria dice:«¡Es increíble lo mucho que me en-cariñé con estas personas en tansólo una semana!»

Así termina la novena experienciamisionera juvenil.

Ochenta jóvenes del Centro Juvenilde Managua, Nicaragua, viajaron ensemana santa a poblaciones en di-versas regiones del país carentes desacerdote para animar la celebraciónde la pascua.

Los jóvenes misioneros, pertenecien-tes a diversos grupos de pastoraljuvenil, se prepararon a lo largo dela cuaresma para su trabajo evan-gelizador.

En una celebración eucarística deenvío, ellos y ellas recibieron la cruzy partieron animados por las pala-bras de Jesús: «Vayan por el mun-do y prediquen el evangelio».

Impregnados de la espiritualidadsalesiana, realizaron en cada pobla-do una experiencia de oratorio, ade-más de las visitas familiares, y de lasclásicas celebraciones de semanasanta. Se proponían así ser signos yportadores del amor de Dios a losjóvenes.

Nicaragua:Ochenta misioneros jóvenes

Al final, los entusiastas misionerospudieron reconocer que el contac-to directo con los pobres sedientos

de fe cristiana fue una experienciade la que ellos resultaron con ma-yores ganancias.

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A veces las verdades más profundasnecesitan ser dichas con poesía.Siempre me llamó la atención a esterespecto un encantador cuentecitodel escritor indio Rabindranath Ta-gore. Se trata de un hombre muypobre que va mendigando de casaen casa y echa en su costal los pu-ñados de trigo que alguna gentecompasiva le regala. De pronto ve alo lejos aproximarse el carruaje delrey y se imagina lo feliz que sería siobtuviera del soberano una cuan-tiosa limosna. Para su sorpresa, elcarruaje se detiene justo delante deél. El pobre casi no lo cree de la ale-gría y presiente que sus días de mi-seria van a terminar. No puede darcrédito a sus ojos: el rey desciendesolemne de su carroza y se dirigejusto a él. De repente escucha laspalabras que menos esperaría oír en

ROLANDO ECHEVERRÍA

Dar nos enriqueceese momento: - «¿Qué tienes paradarme?» Perturbado y molesto, elindigente metió la mano en su cos-tal y dio al rey un granito de trigo.Cuando regresó a su covacha y va-ció sobre la mesa el exiguo conteni-do del saco, descubrió entre el trigoun granito de oro. «Lloré amarga-mente -confesó al final, afligido- porno haber tenido el coraje de dartetodo lo que poseía»...

Este cuento nos ilustra una granverdad: es dando como nos enrique-cemos. Al provocar su generosidad,el rey le estaba dando a entender aaquel hombre miserable que, a pe-sar de su pobreza, era capaz de daralgo de sí aun al hombre más rico.Es peligroso crecer con la mentali-dad del indigente: querer recibirlotodo de los demás. Tanto a nivelpsicológico como a nivel social es unerror acostumbrarse a recibir en lu-

gar de dar, pues la persona se aco-moda y crea dependencias que im-piden la maduración y el desarrollo.

En 1989 el mundo se conmovió conla caída del muro de Berlín. El acon-tecimiento marcó el final de los re-gímenes comunistas en Europa. Losgobiernos de esos países tuvieronque reconocer finalmente una ver-dad que se había hecho evidentedesde hacía tiempo: el fracaso delcolectivismo económico. Muchos,incluyendo la doctrina social de laIglesia, habían señalado el gran fa-llo del régimen comunista: la cen-tralización de la economía en poderdel Estado, con la consiguiente dis-minución de la iniciativa privada yla formación de una peligrosa su-misión de parte de la clase trabaja-dora. Y es que la centralización fuecreando una actitud conformista enla sociedad: «los demás trabajan pormí», «ya hay quien decide por mí».En lugar de dar, la gente se acos-tumbró a recibir... y a depender delos demás. Eso ocasionó no sólo ladebacle de la economía, sino, lo que

De una actitud egocéntrica a una actitud de apertura y servicio a los demás.

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es peor, un profundo senti-miento de insatisfacción enlos trabajadores, su «deba-cle espiritual», para decirlocon las palabras del pensa-dor francés EmmanuelMounier. Y es que el hom-bre necesita sentirse crea-dor, proyectarse a través deltrabajo y del servicio conque puede enriquecer a lasociedad.

La psicología evolutiva en-seña que el ser humano, enorden a alcanzar su plenodesarrollo, debe ir pasandoprogresivamente de unaactitud egocéntrica a unaactitud de apertura y servi-cio a los demás. En efecto,el niño nace totalmente dependien-te, necesitado de los cuidados yatenciones de parte de sus padres,hasta en los más mínimos detalles,como alimentarse, asearse, cambiar-se, descansar, etc. Esta solicitud con-tinua de los adultos hacia su perso-na hace creer al niño que él es el«centro del mundo» y le lleva amostrar una actitud egocéntrica.Basta ver cómo es de celoso con sus«pertenencias»: sus juguetes, suspadres, su comida, sus golosinas. Nole sale natural compartir con losdemás, todo lo quiere acaparar paraél. Sin embargo, poco a poco vasaliendo de sí y va comprendiendoque en la vida humana no se tratasólo de recibir, sino también de dar.Cuando llega un hermanito, cuan-do empieza a ir a la escuela, cuan-do tiene sus primeros amiguitos, vadescubriendo la alegría y el benefi-cio del compartir. El salto de la ado-lescencia, con los cambios hormo-nales y corpóreos que provoca eldesarrollo de la sexualidad, le abrea maravillosos descubrimientos quele llevan a nuevas relaciones. El jo-ven, la joven se sienten atraídos ha-cia el sexo opuesto, descubren elamor y la amistad, comienzan a ex-perimentar el enamoramiento. Esuna lucha interior entre el goce por

la autoafirmación y el alcance de laautonomía, por un lado, y la ten-dencia a salir de sí y a encontrar sa-tisfacción en compartir con el gru-po y establecer lazos de amor y deamistad, por el otro. El placer egoís-ta y la autocomplacencia son unatentación que el adolescente debevencer si quiere realizarse en pleni-tud. Precisamente la señal de haberllegado a la vida adulta se da cuan-do la persona es capaz de tomarcompromisos que la llevan a salir desí y a vivir en una actitud de servicioen beneficio de otros: la familia, elcónyuge, los hijos, el trabajo, la per-tenencia a grupos o asociaciones.Una sensación de plenitud se des-pierta cuando el ser humano sienteque su vida está siendo útil a losdemás, cuando percibe que su obrava dejando una huella que otrospodrán seguir.

A partir del Renacimiento se desa-rrolló un sentimiento y una doctri-na individualista, con lo de positivoy de negativo que puede tener esteconcepto. En efecto, si por un ladoel individualismo llevó a concebir ya tomar conciencia de los llamados«derechos humanos», contra losregímenes absolutistas, por otrolado dicho individualismo se tradu-

jo, en la política y en la economía,en una actitud de búsqueda del pro-pio bienestar y del propio desarro-llo, sin mirar al bien común. En par-ticular, la doctrina liberal consideróque la única forma de frenar el na-tural egoísmo humano en la econo-mía era... poniendo en competen-cia a los seres humanos, egoísmocontra egoísmo. También aquí, laIglesia reaccionó haciendo ver queno es cultivando el propio egoísmoy el afán de lucro como la personase desarrolla, pues lo que importano son tanto los resultados, cuantola actitud interior. Y el egoísmo debeser vencido con una actitud de aper-tura y generosidad hacia el prójimo:si mi riqueza no es compartida, meempobrezco. El papa Juan Pablo II,en la carta que escribió con ocasiónde la llegada del nuevo milenio, nosinvitaba precisamente a una espiri-tualidad de la comunión, «rechazan-do las tentaciones egoístas que con-tinuamente nos acechan y engen-dran competitividad, ganas de ha-cer carrera, desconfianza y envidias»(NMI 43).

Salir de sí y dar a los demás no sóloes el secreto de la realización del serhumano, sino también el caminohacia la santificación.

Es dando como nos enriquecemos.

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Pedro Cac no podía ocultar su satis-facción al acompañarme a su casaen la aldea Setzima´aj, en Carchá(Guatemala). Quería mostrarme loslogros que él y su familia han obte-nido por haberse asociado a un pro-yecto salesiano de desarrollo fami-liar.

En realidad, éramos un grupo deunas 15 personas, la mayoría niños,que caminábamos por senderosentre abruptos cerros verdes. La casade Pedro Cac estaba recostada enun cerro de fuerte pendiente. Unacasa amplia, de madera, con variashabitaciones y un holgado corredor.

Allí estaba Matilde Cucul, su espo-sa, con sus ocho hijos, que nos es-peraban. Me instalé en la sala, ro-deado por un apretado grupo deniños de ojos curiosos e ingenuos.Pedro y Matilde contestaban consoltura y buen humor mis pregun-tas sobre las novedades del proyec-to de desarrollo.

Hace tres años se enrolaron en unapropuesta de mejoramiento de lavida familiar mediante el ensayo denuevas formas de incremento delingreso familiar. Todo a escala do-méstica. Aprendieron a cultivar hor-

talizas, algo nuevo para ellos, y lasvenden a los vecinos o en el merca-do del pueblo. Compraron una vacaa plazos, que está muy oronda enun espacio frente a la casa cultiva-do con pasto de calidad, y ya tienecría. Un cerdo de raza engorda aojos vista.

La familia de Pedro Cac y MatildeCucul es parte de una red de veintefamilias de la misma aldea que seapoyan mutuamente en el proyec-to de desarrollo comunitario. Susniños asisten a la escuela primariadel lugar. Los adolescentes comien-zan a estudiar enseñanza básica.Ellos me aseguran con serena de-

terminación que des-pués continuarán conlos estudios superiores.

Debo tomar la foto degrupo. Primero, papá ymamá junto a la vaca,a la que consideran par-te de la familia. Lo per-cibo en el trato delica-do con que se relacio-nan con ella. Después,padres e hijos, y ya elgrupo crece considera-

Carchá: nuevos horizontesde desarrollo humano

blemente. Finalmente, todos los pre-sentes: debo hacer un esfuerzo paraque todas esos rostros orgullososaparezcan en la foto.

De regreso a la ermita, visitamosotras familias enroladas en el mis-mo proyecto. En cada hogar memuestran con evidente satisfacciónlos enormes cerdos gruñones, lavaca que ese día parió un hermosobebé, las gallinas de raza en sus co-rrales técnicamente diseñados, lostrozos de tierra sembrados cuidado-samente de tomate, zanahoria o re-pollo. Voy rodeado de un enjambrede niños ágiles que se mueven consoltura en el sendero desigual. Losadultos me van explicando los re-sultados positivos. Me cuentan queotros vecinos están pidiendo ingre-sar al proyecto. Junto a las casas veograndes tanques para recoger aguallovida.

Este proyecto de desarrollo comuni-tario es impulsado en varias comuni-dades indígenas por las Hermanas dela Resurrección, congregación indíge-na qeqchí, nacida en la parroquia sa-lesiana de San Pedro Carchá por ini-ciativa del P. Jorge Puthenpura.

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MISIONES

Muchas personas se preguntan:¿Qué hace la Iglesia? ¿Para qué sir-ve? ¿Todavía tiene algún futuro enel mundo actual? Algunas de estaspersonas poseen un conocimientosuperficial de la comunidad cristia-na, generalmente la ven desde fue-ra. Hay otros cristianos que vivenuna rica experiencia de fe, de valo-res cristianos y de compromiso enla Iglesia y en el mundo ¿Qué lesmueve a ellos a confiar en la Iglesia,a sentirse parte viva y ser felices desu vivencia en la comunidad parro-quial?

La comunidad cristiana actual con-sidera que su misión es hacer pre-sente la misión de Jesús en el mun-do de hoy. Es anunciar y realizar elReino de Dios, que es un reino dejusticia, de amor, de paz, de solida-ridad. En nuestro mundo tan dividi-do, con tantos intereses individua-les, donde se impone la fuerza delos más potentes, la Iglesia tiene eldeber de ser «signo e instrumento»en la construcción de un hombrenuevo, de una humanidad que res-pete y promueva a todos por igual,que haga de todas las personas, sindistinción de razas, países, lenguas,

FÉLIX JAVIER SERRANO URSÚA

La misión de la Iglesiaseres de idéntica dignidad y en don-de los más pobres gocen de unaatención privilegiada.

La comunidad cristiana es conscien-te de que su misión no le pertene-ce, es la misión de Dios, su trabajoes al servicio de Dios y de su Reino.Ella es instrumento, servidora en lasmanos de Dios. No debe buscar pro-tagonismos sociales o políticos quehagan pensar que quiere ser ella unpoder entre los poderes de la tierra.La Iglesia, es comunidad de discípu-los, que desean vivir la experienciadel Maestro, morir para resucitar.

La vitalidad de muchas comunida-des cristianas tiene su explicación envarios factores. Son comunidades deprofunda fe. Se han encontrado conJesús, como los discípulos de Emaús,como Zaqueo, como los apóstoles.Ese encuentro les ha descubierto elsentido y horizonte de sus vidas. Soncomunidades que consideran que laalegría que han recibido con la sal-vación de Jesús no se debe quedarencerrada en ellas. La han de comu-nicar a los que les rodean para ha-cer partícipes a los demás de lo queDios les ha regalado. Las comuni-dades cristianas vivas y dinámicas demuchas parroquias son conscientes

de que es la fuerza del Espíritu laque les mueve en la tarea de anun-cio y realización de la misión de Je-sús: «Ustedes recibirán una fuerza,cuando el Espíritu Santo venga so-bre ustedes y de este modo seránmis testigos en Jerusalén, en todaJudea y Samaria, y hasta los confi-nes de la tierra» (Hch 1, 8). El Espí-ritu Santo, que habita en todos losbautizados, es la fuerza que muevepara responder a Jesús, para vivir au-ténticamente la experiencia cristia-na, para realizar la misión de la Igle-sia. El Espíritu Santo renueva y reju-venece a la Iglesia.

La misión de la Iglesia no es algototalmente dado, sino que la mis-ma realidad en que vivimos va ha-ciendo descubrir a la comunidadcristiana, siempre iluminada por laexperiencia de la fe, los desafíos, losretos y nuevas situaciones a las quedebe responder. En nuestro mundoactual la misión de Iglesia se sienteparticularmente interpelada y urgi-da en el sentido de la vida y de susvalores; en la promoción y defensade los derechos humanos, especial-mente de la vida, de la eliminacióndel hambre y de la pobreza; en laconstrucción de un mundo de paz,superando intereses individuales

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Misiónsalesiana enAlta Verapaz,Guatemala

Los salesianos asumieron la respon-sabilidad pastoral de la parroquia deSan Pedro Carchá en 1935.

Actualmente trabajan allí ocho sa-lesianos.Están presentes también diversosgrupos de la Familia Salesiana: Hi-jas de María Auxiliadora, Coopera-dores Salesianos, ADMA, DamasSalesianas, Hijas del Divino Salvador,Hermanas de la Resurrección.

La población es mayoritariamenteindígena, de la etnia qeqchí.Los indígenas qeqchí se caracterizanpor su sentido organizativo.

La actividad misionera se lleva ade-lante en estrecha colaboración conlas diversas instancias de la pastoraldiocesana.

La espiritualidad salesiana impreg-na todo el proyecto misionero.Se acentúa la inculturación de la li-turgia y el protagonismo femenino.

La inmensidad de las responsabili-dades pastorales sobrepasa en mu-

cho la capacidad del pequeño nú-mero de sacerdotes salesianos. Esoocasiona una acción pastoral confrecuencia débil.

Se cuenta con un enorme grupo delíderes locales para la atención pas-toral de las 530 comunidades rura-les. Pero no se logra acompañarlosen un proceso profundo de madu-ración humana y cristiana.

ambiciosos, el terrorismo o violen-cia del estado; en el respeto a lasminorías, sean indígenas o inmi-grantes; en la defensa de la ecolo-gía, para que la tierra sea una mo-rada adecuada para la humanidad;en la defensa de la vida humana yde la familia, particularmente cues-tionadas por grupos sociales y legis-laciones estatales; en la revolucióninformática, tan importante cultu-ralmente, pero que ha de ser pro-movida al servicio del hombre y de

su existencia plena; de la solidari-dad internacional, en un mundo tandesigual e injusto, donde tres cuar-tas partes de la humanidad estánmarginadas de los beneficios dedesarrollo económico de la primeraparte.

Juan Pablo II, al inicio del Tercer Mi-lenio, lanzó a la Iglesia el reto de lle-var a cabo una nueva evangeliza-ción: « nueva en su ardor, nueva ensus métodos, nueva en su expre-

sión». La Iglesia debe construirsecomo conjunto de comunidades fe-lices de su vida, de sus valores, fo-cos de atracción para quienes estáncerca. Comunidades que irradien fe,esperanza y amor. Comunidadescreíbles ante los demás de lo quedicen profesar y contagiosas de unavida plena.

La misión ad gentes tiene ante sí una tarea in-mensa que de ningún modo está en vías de extin-ción. Al contrario, bien sea bajo el punto de vista nu-mérico por el aumento demográfico, o bien bajo elpunto de vista sociocultural por el surgir de nuevasrelaciones, comunicaciones y cambios de situaciones,

parece destinada hacia horizontes todavía más am-plios. La tarea de anunciar a Jesucristo a todos lospueblos se presenta inmensa y desproporcionadarespecto a las fuerzas humanas de la Iglesia.

Evangelii Nuntiandi 35

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MISIONES

cambio, ironía de la historia, fueronprecisamente esos gobiernos los queurgían la llegada de los salesianospara que se hicieran cargo de la pro-moción cultural y técnica de suspueblos.

Una mirada panorámica a la geo-grafía de las misiones salesianas nosmuestra incontables ejemplos de esaacción misionera de amplia visión.En la Patagonia argentina, en la sel-va amazónica de Brasil, en el alti-plano andino de Perú, en la fronte-ra norte de México, en el norestede India, en Albania, en Lesotho, enMongolia, en las Islas Salomón, encuarenta países de África... y hastaen el corazón de Siberia, encontra-mos centenares de escuelas técni-cas y agrícolas, talleres populares,colegios, centros juveniles, casas deacogida para muchachos de la ca-lle, hogares para recuperación devíctimas de la droga, centros de sa-lud e incluso leproserías.

Cuando éramos muchachos y leía-mos las revistas misioneras, era co-mún encontrar una imagen estereo-tipada del misionero: vestía una lar-ga sotana, una faja en la cintura, unsombrero colonial en la cabeza, y elbrazo derecho levantado mostran-do un crucifijo. Sin equipaje.

Para representar a los misionerossalesianos, a aquellos que Don Bos-co envió a Suramérica y que mástarde fueron a India, Filipinas, Tai-landia o Camerún, la cosa sería máscomplicada. No bastaría la cruz. Lle-varían un gran equipaje: algunascajas de libros, instrumentos musi-cales, pelotas de fútbol, máquinasde carpintería, un botiquín de pri-meros auxilios, quizás hasta un trac-tor.

Cuando Don Bosco, el 11 de no-viembre de 1875, despidió a sus diezprimeros misioneros que iban a laArgentina, les entregó una hoja conveinte preciosas recomendaciones.La quinta decía: «Preocúpense es-pecialmente de los enfermos, de losniños, de los ancianos y de los po-bres; también, mucho, de los emi-grados; de esta forma se atraeránlas bendiciones de Dios y la bene-volencia de los hombres».

Don Bosco sabía que el objetivo su-premo de toda acción misionera esla «salvación de las almas». Lo de-cía en la primera recomendación:«Busquen almas, no dinero, ni ho-nores, ni dignidades». Pero sabíatambién que el «alma» no está se-parada del cuerpo, ni de la familia,de la sociedad, de la cultura y delfuturo. Él mismo, en Turín, ofrecía a

No basta la cruzEl modelo misionero salesiano

sus muchachos no sólo la instruc-ción religiosa y los sacramentos, sinotambién el pan de cada día, los es-tudios, la capacitación profesional,la música, el juego y el teatro. Y coneso Don Bosco no hacía más queimitar el estilo pastoral del mismoJesús que, entre sermón y sermón,curaba a los enfermos, expulsabademonios, multiplicaba el pan parala multitud hambrienta, bendecía alos niños, dignificaba a la mujer y alsamaritano.

Y así, cuando los misioneros sale-sianos llegaron a la Argentina, comoluego a todos los países, los dota-ron de bellas iglesias, pero tambiénde escuelas agrícolas, de centros deformación profesional, de camposdeportivos, de comedores popula-res, de clínicas parroquiales, y hastade observatorios meteorológicos. Sial llegar a la Argentina, a Ecuador oa El Salvador, los salesianos hubie-ran llevado en alto el crucifijo, aque-llos gobiernos - liberales, laicistas,anticlericales - los hubieran manda-do de vuelta a su país de origen. En

SERGIO CHECCHI

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El VIS se inspira en los principios cris-tianos y particularmente en el caris-ma de Don Bosco.

En los países pobres promueve pro-yectos de cooperación para el de-sarrollo casi exclusivamente de tipoeducativo, basados en la recupera-ción de los niños de la calle, alfabe-tización, defensa de los derechoshumanos y promoción de la mujer,formación profesional y orientaciónal trabajo para jóvenes muy pobresy marginados, apoyo de microem-presas o cooperativas de produccióny comercialización.

Maritzel Rivera y Maudy J. Gómezson dos tenaces misioneras en eldesierto urbano de la capital pana-meña. Es más fatiga que emociónlo que las acompaña en el esfuerzopor anunciar a Cristo a personasgeneralmente apáticas o desanima-das.

La misión en ambientes urbanos di-fíciles requiere de más resistenciaapostólica, ya que carece de ese aireromántico propio de las misiones enáreas rurales.

Misionerasen asfalto

Ellas se consuelan al comprobar queno realizan una tarea perdida. Losescasos resultados quedan compen-sados por la emoción de acompa-

ñar a alejados que recuperan su feo enfermos que se abren a la espe-ranza.

VIS - Voluntariado Internacional para el Desarrollo

El VIS se apoya en las misiones sale-sianas que están presentes con es-cuelas y centros de formación pro-fesional en más de 120 países deltercer mundo.

Educación: clave del desarrollahumano

La formación y educación entendi-das como clave para un desarrolloverdaderamente humano es el pri-mer vehículo de cambio social y es-peranza para un futuro mejor. Unaformación cultural, en este nivel, esde hecho la base y el primer paso

en la dirección de un desarrollo y deun crecimiento humano personal ysocial ya sea en los países pobrescomo en los de economía [email protected]

Los misioneros, provenientes deotras Iglesias y países, deben in-sertarse en el mundo sociocultu-ral de aquellos a quienes son en-viados, superando los condicio-namientos del propio ambientede origen. Así, deben aprenderla lengua de la región donde tra-bajan, conocer las expresiones

más significativas de aquella cul-tura, descubriendo sus valores porexperiencia directa. Solamentecon este conocimiento los misio-neros podrán llevar a los pueblosde manera creíble y fructífera elconocimiento del misterio escon-dido (cf. Rom 16, 25-27; Ef 3, 5).Evangelii Nuntiandi 53

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Misión salesiana en Alta Verapaz, Guatemala

Área Población Comunidades Catequistas Ministros

Carchá 200,000 223 2500 360

Campur 26,000 106 450 70

Chisec 90,000 106 400

Raxruhá 26,000 61 400 48

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IGLESIA VIVA MISIONES Misiones salesianas: perspectiva mundial