15
señalado por muclios autores (23). Baste decir ahora que una su- puesta «disolución de nuestra comunidad campesina por impacto de las fuerzas del mercado» ha de reenfocarse a partir del carácter no igualitario de las «prácticas colectivas». II.3. LA EVOLUCION DE LA PRODUCCION AGROGANADERA: 1750-1900 No resulta fácil delinear la evolución de la población -Gráfi- co I I I- desde mediados del siglo XV I I I, dada la escasez de fuentes fiables. El Catastro de Ensenada nos da en 1753 un punto de partida, con 167 habitantes. Para la segunda mitad del S. XVIII contamos con los Censos de Aranda y Floridablanca, que proporcio- nan cifras de 148 habitantes en 1769 y 164 habitantes en 1787; sin embargo, es opinión común (Saavedra, 1985, p. 55-56) que ambos dan cifras infravaloradas (24). No contamos con nuevos datos hasta mediados del S. XIX (25) cuando el Diccionario de Madoz da 240 habitantes en 1842, y el Censo Provincial de 1857 se queda en 235 habitantes. Nuevamente encontramos un vacío hasta el padrón de 1896, con 253 habitantes, cifra que se mantiene con altibajos hasta la guerra civil. (23) Bloch (1978b, ps. 467-470) señala como en la Provenza tardomedieval los mercaderes propietarios de grandes rebaños de ovino eran los principales intere- sados en el mantenimiento de la «derrota de mieses» Para Castilla, la literatura sobre la Mesta es ingente. Leach (1961, p. 289 y ss.), en su estudio de una aldea cingalesa afirma que las rozas en los comunales son las que se dedican a cultivos comerciales, en tanto las tierras privadas de regadío producen arroz para autoconsu- mo. (24) Aprovecho para agradecer a este autor su amabilidad al facilitarme las cifras del Censo de Aranda, y, en general, sus comentarios sobre diversos aspectos concernientes a este capítulo. Agradezco también a Xan Carmona el que me facilita- ra las cifras del Censo de Floridablanca. (25) La cifra de 164 habitantes del Diccionario de Miñano en 1826 no resulta creíble. 160

II.3. LA EVOLUCION DE LA PRODUCCION AGROGANADERA: 1750 …€¦ · forraje para los cerdos, y sólo en el S. XIX se generaliza su uso como alimento. Pero en los añós 40 del S. XIX

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señalado por muclios autores (23). Baste decir ahora que una su-

puesta «disolución de nuestra comunidad campesina por impacto

de las fuerzas del mercado» ha de reenfocarse a partir del carácter

no igualitario de las «prácticas colectivas».

II.3. LA EVOLUCION DE LA PRODUCCIONAGROGANADERA: 1750-1900

No resulta fácil delinear la evolución de la población -Gráfi-

co I I I- desde mediados del siglo XV I I I, dada la escasez de fuentesfiables. El Catastro de Ensenada nos da en 1753 un punto de

partida, con 167 habitantes. Para la segunda mitad del S. XVIII

contamos con los Censos de Aranda y Floridablanca, que proporcio-

nan cifras de 148 habitantes en 1769 y 164 habitantes en 1787; sin

embargo, es opinión común (Saavedra, 1985, p. 55-56) que ambos

dan cifras infravaloradas (24). No contamos con nuevos datos hasta

mediados del S. XIX (25) cuando el Diccionario de Madoz da 240

habitantes en 1842, y el Censo Provincial de 1857 se queda en 235

habitantes. Nuevamente encontramos un vacío hasta el padrón de

1896, con 253 habitantes, cifra que se mantiene con altibajos hasta

la guerra civil.

(23) Bloch (1978b, ps. 467-470) señala como en la Provenza tardomedieval

los mercaderes propietarios de grandes rebaños de ovino eran los principales intere-

sados en el mantenimiento de la «derrota de mieses» Para Castilla, la literatura

sobre la Mesta es ingente. Leach (1961, p. 289 y ss.), en su estudio de una aldea

cingalesa afirma que las rozas en los comunales son las que se dedican a cultivos

comerciales, en tanto las tierras privadas de regadío producen arroz para autoconsu-

mo.

(24) Aprovecho para agradecer a este autor su amabilidad al facilitarme las

cifras del Censo de Aranda, y, en general, sus comentarios sobre diversos aspectos

concernientes a este capítulo. Agradezco también a Xan Carmona el que me facilita-

ra las cifras del Censo de Floridablanca.

(25) La cifra de 164 habitantes del Diccionario de Miñano en 1826 no resulta

creíble.

160

Podemos distinguir a grandes rasgos tres fases. En la primera,

entre 1753-1790, la población permanece estable. La segunda, entre

1790-1840/50, ve un incremento de población de un 40 %, respalda-

do por un similar incremento del número de fuegos, desde los 38vecinos de 1753 hasta laŝ 52 cédulas personales del Censo de 1857(26). Finalmente, entre 1850 y 1935 la población permanece relati-vamente estable.

Una primera variable con que podemos corrélacionar la evolu-ción demográfica son los cambios que experimenta la producción

agroganadera. En particular, la fase de crecimiento de la población

entre 1790-1840 se corresponde con una paralela expansión de lapatata. Para Bouhier (1979, p. 795) este producto comienza a

insertarse sólidamente en el sistema de cultivos, en la comarca de

Terra Cha, en los últimos quince años del S. XVIII, utilizándose

al principio más como forraje que como alimento. Saavedra (1985,

p. 182-184) data la expansión de la patata en las tierras de montaña

de la provincia limítrofe de Mondoñedo a finales de los años 60

del S. XVIII, y también él afirma que en un principio se usó como

forraje para los cerdos, y sólo en el S. XIX se generaliza su usocomo alimento.

Pero en los añós 40 del S. XIX este producto ocupa ya un lugar

clave en la dieta campesina en San Martiño. Resulta expresivz la

siguiente anotación en las Actas Municipales de Castro de Rei,durante la hambruna de 1847 (27):

«la última cosecha de cereales y demcís frutos agrícolas de estedistrito fue ... escasísima; puesto que faltó casi del todo la cosechade patata que aiene a ser la única subsistencia de la mayor parte

(26) Es cierto que cédula personal no es equivalente a vecino, pero en 1873,

cuando se proceda al reparto de una porción de montes comunales, se hará entre

53 vecinos.

- Cifra: Partija de Montes de 20-V-1873. Documentación privada.

(27) Libros de Actas del Ayuntamiento de Castro de Rei, 28-II-1847.

161

de los labradores de este Distrito, por cuanto el centeno y el trigo

llega, apenas, para pagar estos la renta a sus amos y bolber a

sembrar las tierras de cultivo: en la ^estación presente pues se hallanreducidas a pordioseras muchas familias, que no acostumbrabanverificarlo, y es doloroso oir a otros lamentándóse de sus apuros y

temores de mendicidad ... la patata que en los años anterioressostenía a la clase pobre, que es la más abundante en este país,hasta los meses de julio y agosto, ... ya no tiene la mayor parte

para sembrar la nueva cosecha; y siendo así que en los últimos añoshabía fanegas de esta clase de frutos en abundancia a diez y doce

reales, en este año no falta quien prometa cambiarlas por fanegas

de trigo [a 56 reales/fariegaJ para el Agosto y ni en este concepto

se hallan siquiera para sembrar ... ignora esta Corporación losmedios para facilitar surtido pues que, aunque este no deja de

concurrir de un modo regular a los mercados del Distritoy limítrofes

es'así bien estremada la escasez de metálico».

Sin embargo, es la composición interna de la producción agríco-

la total que ha cambiado. Ante la imposibilidad de dar datos globa-les, me ceñiré al inventario de productos almacenados y de cosechas«en la tierra» de la casa do Espiñeiro, aprovechando que dispongode tres inventarios entre los años 1867-1879, realizados en distintosmomentos del año -Cuadro XII-.

En estos registros el centeno sigue siendo el cultivo más impor-tante, pero el trigo cubre ya una superficie equivalente al 25 % de

la dedicada a centeno. Tienen ya un papel destacado las patatas,los nabos y el maíz, segado en seco o como forraje verde; en tornoa los pies del maíz crecen las habas como cultivo asociado, y tambiénse dedica algo a cebada. Es una producción con un peso importantede plantas forrajeras, en relación a la cual las disponibilidades de

hierba seca -máximo de 5 carros en julio, tras la siega- no sonexcesivas.

Esta reorientación forrajera está al servicio de una incipiente

especialización ganadera. Veinte años más tarde el Informe anexoal Censo Ganadero de 1891, en su parte correspondiente a la provin-cia de Lugo, corrobora esta impresión:

162

CUADRO XII

INVENTARIOS DE PRODUCTOS AGRICOLAS,ALMACENADOS, O SEMBRADOS Y POR COSECHAR ENLA «CASA» DE LABRADORES DE ESPIÑEIRO, 1867-1879

PRODUCTOS MAYO (1861)EXISTENCIAS (Ferrados)

J[;LIO (18i9) NOVIEMBRE (1879)

LMACENADOS

- Centeno 52 170 72- Trigo 14 40 6- Patata 56 256

- Maíz 14 36

- Habas 3 8,2

- Cebada 3,45

- «Herba seca» 2 «carros» 5 «carros» 4 «carros»

COSECHA PREVISTA

- Centeno 140 60

- Trigo 33,5 15

- Patatas 100 ó 120- Maíz grano +

- Maíz verde +

- Nabos +

• La cosecha de nabos y-a veces- de maíz, se valora sólo por su precio. La«hierba seca» se evalúa en «carros».

Equivalencias de medidas de capacidad:l Ferrado = 13,20 litros1 Fanega = 52,80 litros = 4 Ferrados

Fuente: Escrituras de partija, Documentación privada.

«las rastrojeras son aproaechadas por el ganado lanary cabrío ...los recursos de que se dispone para la alimentación del ganado son

el heno de los prados naturales o permanentes de regadío y secano;

los nabos (hojasy raíces) que se clasifican entre los prados artificia-

les; el centeno, la cebaday el maíz, segados antesy en la,floración;

los pastos y forrajes de primaaera y otoño de los prados naturales

de regadío y de algunos de secano de mucha fertilidad en parajes

163

frescos,y, por último, en ciertasy determinadas épocas las castañas,patatas, ^ranos, harinas y salvados de centeno, aaena, cebada ymaíz» (28).

Para el S. XIX no existen estadísticas de fiabilidad comparable

al Catastro de Ensenada. La de mejor crédito parece ser el Censo

Ganadero de 1859 (29) pero tiene el inconveniente de dar los datos

a nivel de partido judicial. Sin embargo, podemos tomar como

orientación la composición de la cabaña ganadera que muestran.

Así en el Partido Judicial de Lugo, (al que pertenece nuestra parro-

quia) en 1859, por cada 100 cabezas de vacuno había 19,6 de

caballar/mular y 256 de ovicápridos. Según el Catastro de Ensena-

da en 1753, en San Martiño, por cada 100 cabezas de vacuno había

15 de caballar y 225 de ovicápridos. Junto a este mantenimiento

relativo de la ratio, llama también la atención el descenso relativo

del número de bueyes: 39 % del vacuno en S. Martiño en 1753, y

sólo un 12,5 % en el partido de Lugo en 1859. En el mismo Censo

de 1859 aparece clasificado como «destinado a los trabajos agríco-

las» un 66 % del vacuno, lo que quiere decir que los bueyes están

siendo sustituídos por vacas dedicadas al trabajo y a la cría de

terneros (30).A nivel parroquial sólo puedo aducir datos de varios inventarios

post-mortem escalonados en la segunda mitad del S. XIX -Cua-

dro XIII-. Corresponden todos a campesinos acomodados, dota-

dos de una yunta de bueyes, 2 ó 3 vacas de cría, y 1 ó 2 yeguas.

Lo más llamativo es la importancia del ganado ovino, pues un sólo

rebaño totaliza 81 cabezas, y 3 rebaños suman 149 cabezas, un

60 % de las que había en toda la parroquia en 1753. Estas cifras

no son extrapolables al conjunto de la parroquia, pues corresponden

(28) Informe anexo al Censo Ganadero de 1891, p. 176.

(29) En opinión del Grupo de Estudios de Historia Rural (1979).

(30) La obtención de un ganado mixto que proporcionara a la vez trabajo,

carne y leche será un objetivo mayor de los especialistas en mejora genética en

Galicia, a principios del S. XX. Ver referencias recogidas en Fernández Prieto

(1988, p. 55 y ss.).

164

CUADRO XIII

COMPOSICION DE LA CABAÑA GANADERA

INVENTARIADA EN TRES «CASAS» DE LABRADORES

DE SAN MARTIÑO, ENTRE LOS AÑOS 1867-1908

CASAS FECHA BUEYES VACAS YEGUAS OVEJAS CABRAS

Espiñeiro 1867 1 3 1 81 -Grueira * 1879 2 2 2 35 8Castiñeira 1908 - 5 2 33 -

* De la partija de Cas. Grueira sólo he localizado 2 de las 5 hijuelas; la cabañaganadera global podría ser, entonces, mayor.

Fuente: E ŝcritura de partija. Documentación privada.

a campesinos desahogados. Informaciones orales y documentacióncoinciden en que el aumento de la población entre 1750 y 1850 sevió acompañado por una creciente polarización económica -vidinfra- uno de cuyos índices más relevantes son las disparidadesen la cabaña ganadera de cada casa. Sin embargo, globalmentehablando, es indudable que en el transcurso de esos cien años sehabía dado un proceso de intensificación sólo en apariencia contra-dictorio: en 1850 el mismo territorio parroquial era capaz de propor-cionar cereal para más hombres, forrajes para más vacuno y pastospara más ovicápridos y caballar. Y ello debido a que un procesode acortiñamiento se hizo compatible con un mantenimiento de lasuperficie de cereal, y una intensificación del aprovechamiento debarbecheras y monte. En los Planos VI y VII vemos como seconcretaba sobre el terreno la estructura agraria a finales del S.XIX. Las tres principales agras siguen sometidas a la derrota demieses, mientras cortiñas y prados proliferan ( 31) a lo largo del

(31) Los cierres en el monte comunal y las áreas acortiñadas a prado, a fines

del S. XIX, son Cácilmente localizables sobre el terreno con ayuda de la documenta-ción y de la memoria oral. En cuanto a las últimas, su localización, que no su

extensión: afirmar que el gran área de Vales o el agra de Cal estaban acortiñadas

165

curso de los regos, en át`eas especializadas cerca de las casas e

incluso en la pequeña agra de Cal; y una bueria parte de los montes

parroquiales ha sido cerrada y privatizada.Los cambios en la composición del producto agrícola y de la

cabaña ganadera nos remiten a un,proceso de acortiñamiento basa-

do en la supresión de barbechos, y al aumento de la superficie de

prados. Nuevamente las únicas cifras a nivel parroquial proceden

de documentación privada, en especial de escrituras de foro e inven-

tarios post-mortem.

CUADRO XIV

SUPERFICIE DE PRADO Y CORTIÑA INVENTARIADAEN «CASAS» DE LABRADORES DE SAN MARTIÑO,

1824-79

SUPERF[C[E ( Ferrados)

CASAS DOCUMENTO AÑO PRADO CORTIÑA

Penas Foro 1824 6,65 10,45

Castiñeira Foro 1834 7,4 12,6

Francos Foro 1834 7,5 ?

Espiñeiro Foro 1844 37 ?

Espiñeiro Partija 1867 43

Carballo Partija 1858 60,45 54

Grueira Partija 1879 15,6 27,6

Iglesario Foro 1829 45 ?

s En varios de estos inventarios se citan fincas «a cortiña y monte» , sin precisarla superficie de cada aprovechamiento: en esos casos he optado por dejar lacasilla en blanco.

Fuente: Escrituras de foro y partijas. Documentación privada.

no significa que lo estuvieran en toda su superficie, y en cuanto a los prados la

superficie que pongo en el plano es la máxima que iban a alcanzar más tarde, a

mediados del S. XX.

166

Como vemos en el Cuadro XIV, sólo seis inventarios datados

entre 1829 y 1858 suman una superficie de prado regadío de 164

ferrados, superior a la declarada en el Catastro de Ensenada para

toda la parroquia. La suma de otros cinco inventarios fechados

entre 1834 y 1879, da un total de 140 ferrados de cortiña, un 70 %

de la declarada en 1753 para todo S. Martiño. Si bien es cierto

que estos inventarios corresponden nuevamente a campesinos me-

dios, es innegable que la superficie de cortiña y prado ha sufridouna gran expansión.

La extensión de los prados se produce principalmente a lo largo

de los regos que recorren la parroquia, aprovechando las posibilida-

des del riego estacional. Son los mismos lugares que ya aparecían

punteados -Plano VIII- en 1753 por pequeñas superficies de

prado, que ahora se extienden sobre viejas tierras de sembradura

y especialmente sobre antiguos incultos. Baste con señalar que en

el sitio «do Anguieiro», donde en 1753 se contabilizaban 2,1 ferrados

de prado, las casas de Espiñeiro (1867) y Grueira (1879) poseían

un total de 12 fPrrados. La misma casa do Espiñeiro contaba en

1867 con un prado de 28 ferrados, en un cerramiento realizado en

la segunda mitad del S. XVIII en una porción de monte comunal,

allí donde nacía el principal rego de la parroquia.

El acortiñamiento sólo ha afectado a fines del S. XIX a una

de las agras, la de Cal, las otras tres siguen sometidas a la derrota

de mieses. La de Cal era la más pequeña de las cuatro agras,

abarcaba «fondais» muy fértiles y se encontraba rodeada de vivien-

das. La supresión del barbecho posiblemente había comenzado en

ella ya a principios del S. XI'X, y un documento de 1846 menciona:

«las cortiñasy firados que se allan dentro del mismo» [agroJ (32).

Memoria oral y documentación coinciden en que el acortiña-

miento era ya general en ella, a finales de ese siglo.

(32) Escritura de prorrateo de cerrumes del agra de Cal, 1 S-X- I 846. Documen-

tación privada.

167

Pero la supresión de barbechos en el S. XIX afecta sobre todo

a aquel 50 % de tierras de sembradura de « 2.a y 3.a calidad» que

el Catastro de Ensenada localizaba fuera de las agras, especialmente

«fondais» donde el suelo fértil alcanzaba mayor profundidad. Las

valoraciones de los inventarios y la memoria oral coinciden en

localizar las mejores cortiñas al norte de la parroquia, en los «para-

xes» a lo largo del curso de los regos, tierras húmedas pero bien

drenadas -Plano VII-, allí donde en 1753 apenas se contaban

unos pocos ferrados de sembradura de l.a. Pero el acortiñamiento

también se extiende a otras zonas: a los fértiles «fondais» cerca de

las casas, como las «Cortiñas do Pedrón»; a los circundos de las

viviendas; e incluso a zonas más o menos amplias y de fertili-

dad desigual, como las «Cortiñas Novas» o el «sitio de Vales»

-Plaño VII-. Incluso aparecen pequeñas cortiñas en áreas pocofértiles, hasta en porciones de monte recién cerrado.

Resulta.paradójico ver a nuestros campesinos acortiñando tie-

rras a veces poco fértiles, fuera de las agras, mientras que dentro

de estas muchos fértiles «fondais» se cultivaban a fines del S. XIX

en régimen de año y vez. Mantenimiento de la derrota de mieses

y de amplias extensiones de monte comunal se han explicado a

menudo como consecuencia de la fortaleza de la comunidad, y la

crisis de dicha estructura agraria como resultado de la disolución

de la comunidad ante el impacto de las fuerzas del mercado y de

la nueva legislación liberal. El problema parece ahora mucho más

complejo. Derrota de mieses y monte comunal eran garantes del

mantenimiento de amplias hojas de pastizal, y de ŝna cabaña de

ovicápridos y caballar que vivía en gran parte sobre los pastos.

Acortiñar fuera de las agras permitió generar un volumen de ali-

mentos y forrajes capaz de sustentar a una población y una cabaña

de vacurio creciente, sin poner en crisis las formas de ganadería

extensiva. Al mismo tiempo este razonamiento ayuda a entender

la opción productiva seguida por la parroquia, y general en la

región, de sustentar la cabaña de vacuno sobre plantas forrajeras

más que sobre prados naturales, como fue el caso de la vecina

Asturias. Sometido en San Martiño gran parte del labradío a la

derrota de mieses, prados y cortiñas debían competir en su expan-

168

sión sobre una superficie limitada. Las cortiñas tenían sobre los

prados la ventaja de proporcionar a la vez forrajes para el vacuno

y alimentos para una población densa. A1 mismo tiempo ciertascaracterísticas edáficas no facilitaban la extensión de los prados, que

no se desarrollaban bien en suelos ácidos, inexistente como era la

práctica de encalarlos; y la sequía estival por razones edáficas limi-

taba la producción de estos prados. Las cortiñas en cambio produ-

cían forrajes en invierno y en el estío, y la práctica de estercolarlas

corregía en cierta medida los problemas de acidez de los suelos.

La reorientación productiva que se produce en San Martiño,

especialmente acusada en la segunda mitad del S. XIX, se corres-

ponde con una pareja evolución de la economía rural provincial y

regional. En particular la disminución de la superficie dedicada a

cereales, y dentro de esfos el retroceso del centeno frente al trigo;

y una incipiente especialización en la ganadería vacuna, basada

en la ceba de terneros con destino a la exportación. Estas transfor-

maciones guardan estrecha relación con la inserción de la región

gallega dentro de un sistema de mercado mundial, proceso que

afecta en mayor o menor medida a la economía rural europea. La

competeñcia del cereal americano, producido a unos costos mucho

menores, es uno de los factores que subyace a la caída de los precios

del grano, la manifestación más característica de lo que se ha dado

en llamar la «crisis finisecular» en España. Paralelamente en Gali-

cia se desarrolla una especialización en ganadería vacuna para la

exportación en la segunda mitad del S. XIX, en los años 60 hacia

Portugal, en los 70 y primeros de los 80 hacia inglaterra, desde

finales de los años 80 hacia Barcelona y Madrid. Mientras la compe-

tencia de la carne uruguaya desplaza a Galicia del mercado inglés,

la llegada del ferrocarril a Galicia en 1887 facilita los envíos a los

pujantes mercados urbanos de Madrid y Barcelona, y es testimonio

de un proceso de articulación y especialización de mercados en la

economía española (Carmona, 1988, p. 181-211).

Estas transformaciones se acentúan en el primer tercio del S.

XX, momento en el que se empiezan a difundir en el agro gallego

una serie de innovaciones técnicas, como maquinaria, insumos y

prácticas agrícolas (Fernández Prieto, 1988).

169

En la segunda mitad del siglo XIX la intensificación no se

apoyaba en la introducción de un nuevo utillaje. Como reza un

informe de la Junta Agronómica de Lugo, a fines del S. XIX,

refiriéndose al conjunto de la provincia:

«el material agrícola que se emplea en los trabajos de cultiao,

consiste en el arado antiguo de madera ... y una grada rectangular

con dientes de madera en algunas localidades, pues en otras carece

de dichos dientes» (33).

EI único útil radicalmente nuevo que aparece en los inventarios

post-mortem de la parroquia, en la segunda mitad del S. XIX, es

la guadaña (34), apero cuya difusión tiene mucho que ver con el

incremento de la superficie pratense.En el primer tercio del S. XX el panorama cambia, y en el

espacio de pocos años se introduce en la parroquia un repertorio

de novedades técnicas, compuesto de aperos y de prácticas agrícolas

-Cuadro XV-. Estas novedades afectan en primer lugar al labo-

reo de la tierra, con la generalización de una serie de aperos con

piezas de hierro. Entre ellos la «grade de pau», una grada de madera

en la que a fines del S. XIX se sustituyen los dientes de madera

por otros de hierro; el «gradón», un aporcador cuyo primer prototi-

po llega a la parroquiá en 1910, y hacia 1925 una versión definitiva,

enteramente de hierro; el arado bravant, un arado de vertedera

doble cor, dos ruedas, enteramente de hierro; y arados de vertedera

simple, sin ruedas, que empiezan a difundirse en los años 30. Este

instrumental permite realizar labores más profundas y con mayor

rapidez; facilita el laboreo de las rastrojeras, y con ello la supresión

de barbechos; posibilita desmontar y poner en cultivo suelos pesa-

dos, antes dedicados a arbolado, y facilita en grado sumo la realiza-

ción de rozas en los montes.

(33) Citado en Villares (1982, p. 366). A falta de un estudio etnográfico exhaus-

tivo sobre el utillaje agricola en Galicia, el libro de Galhano et alia, 1983, Alfaia

agrícola portuguesa proporciona un interesante marco comparativo.

(34) La referencia más antigua en la parroquia la he localizado en una partija

de 1867, donde se inventarían «tres guadañas viejas».

170

CUADRO XV

CRONOLOGIA Y AUTORIA DE INNOVACIONES

TECNICAS APLICADAS EN SAN MARTIÑO, EN EL

PRIMER TERCIO DEL S. XX.

INNOVACIONES TECNICAS CASA A1V0

APEROS E INSTALACIONES

Palleira Cal 1908Malladora vapor Cal Antes de 1915Malladora petróleo Cal Hacia 1925

Desnatadora Cal 1932

Arado Bravant Cal 1926

Gradón de pau Aguiar 1910Gradón de ferro Penas 1920/25

PRACTICAS AGRICOLAS

Abonar prados Barrela 1925/26Sembrar «toxo mariñán» ? 1920Sembrar trébol Armando 1920/25Estrar con toxos Armando 1920/25Estercar con toxos verdes Armando 1920/25

Fuente: Encuesta oral

Un segundo conjunto de novedades van a afectar al estercolado.

Hacia 1920 vecinos de la parroquia empiezan a sembrar «toxo

mariñán», una especie de «toxo» de alto rendimiento cuya semillase comercializaba. La semilla de toxo mariñán sembrada con el

cereal en las rozas posibilita esa sucesión de aprovechamientos

sobre el monte ya descrita. Esta especie proporciona un excelente

forraje en los dos primeros años de desarrollo de la planta, pero

además aporta una cama para los ganados mucho mejor que el

«toxo» silvestre. Y es que en los primeros años 20 se generaliza la

práctica de estrar las cuadras con toxo, cuando hasta entonces era

la paja del cereal lo que sobre todo se utilizaba con este fin. Y se

171

introduce también la práctica de enterrar toxos y xestas «en verde»,

casi recién cortadas, en las tierras, como abono vegetal, lo que

permite suprimir barbechos más allá de la capacidad de aportarestiércol de la cabaña ganadera.

Un tercer grupo de novedades afectan a los prados. Hacia 1925

aparece la práctica de abonar los prados naturales con «esterco»

(que antes se restringía a las cortiñas) lo que redunda en un aumen-

to de su productividad; se realiza la primera experiencia de siembra

de pradera artificial, en concreto con semilla de trébol violeta,

aunque no tuvo continuidad inmediata; y hacia 1908 la casa de

Cal construye la primera «palleira» de la parroquia, un edificio

destinado a almacenar «herba seca» para el invierno, lo que testimo-

nia la expansión contemporánea de la superficie de prados regadíos.

Finalmente dos novedades van a afectar decisivamente al proce-

so de transformación de los productos. Algo antes de 1915 empieza

a operar en San Martiño la primera «malladora» -trilladora-

de vapor, perteneciente a un particular de una parroquia vecina,

que la alquila a los paisanos; y poco después la casa de Cal adquiere

una malladora de vapor con la que trabaja para sus vecinos. A

partir de entonces se generaliza la mecanización de la «malla» delcereal (35), -desde 1925 con malladoras «a gasolina»-, y del

«aventado» del grano, con la difusión de máquinas «limpiadoras»

accionadas manualmente. Junto a la mecanización de la trilla del

cereal.se crea una incipiente infraestructura de transformación y

comercialización de la leche de vaca: hacia 1932 la casa de Cal

instala una «máquina desnatadora», que separa la nata, y a la que

empiezan a llevar los vecinos la leche de sus ganados.

En definitiva, un nuevo utillaje de hierro facilita la roturación

de rastrojeras, bouzas y montes, y el «toxo mariñán» da buenas

cosechas en esos suelos de montes, y multiplica el volumen de

estiércol disponible y por tanto la capacidad de suprimir los barbe-

(35) Hasta el punto de que, cuando en 1940 los paisanos de S. Martiño intentan

volver a«mallar a man» debido a la falta de combustible para accionar las «mallado-

ras», la experiencia resultará un fracaso, al no haber ya brazos jóvenes que domina-

ran la técnica.

172

chos. El acortiñamientó de las ágras y las novedades en el aprove-

chamiento de los prados incrementan la producción de forrajes.

Todo confluye en mejorár las posibilidades de desarrollo de una

ganadería vacuna en régimen de estabulación intensiva, basada en

la ceba de terneros e incipientemente en la comercialización de la

leche; y todo va en detrimento de la ganadería extensiva de ovino

y caballar, a la que la eliminación de la derrota de mieses y la

intensificación del uso del monte restan pastos.

La memoria oral documenta en los años 20-30 un desarrollodel vacuno en estabulación intensiva, orientado a la ceba de terne-

ros: son corrientes las referencias a casas con 4, 5 ó 6 vacas. Destacan

una serie de casas que han reducido a«0» sus rebaños de ovino y

se han éspecializado decididamente en el ganado vacuno en estabu-lación intensiva. Memoria oral y documentación coinciden en des-tacar de entre ellas a casas como las de Penas, Grueira, Armando

o Castiñeira, pioneras en el acortiñamiento de las agras, defensoras

del reparto de los montes, preocupadas por tener amplias extensio-

nes de prado, embarcadas en la compra y en la permuta de tierras,

procurando las dos primeras tener fincas amplias y«bien servidas».

Pero al lado tenemos -Cuadro XVI- otra serie de explotacio-

nes que poseen rebaños de ovino de medio centenar o incluso un

centenar o más de cabezas. Algunas de ellas son casas de «caseiros»

o de «camareiras» que no disponen de tierra, mano de obra o

recursos para mantener varias cabezas de vacuno, y cuyas viviendas

están a veces pegadas al monte comunal: y por ello han optado

por rebaños de ovino que pacen en comunales y agros bajo la

vigilancia de un pastor. Otras casas, como las de Espiñeiro o Cal,

cuentan con grandes labranzas y 6 cabezas de vacuno, pero aprove-

chan su proximidad al monte comunal y la posesión de extensos

«chousos» de pasto para mantener buenos rebaños de ovino.

Cada casa ha seguido una u otra opción productiva en función

de sus disponibilidades de tierra (sea propia o comunal fácilmente

accesible), de mano de obra y de tecnología. Y distintas opciones

productivas generan posicionamientos muy distintos respecto a la

forma de aprovechar agras y comunales. Pero esto poco tiene que

ver con una supuesta dicotomía «atrasados» vs. «modernizados».

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CUADRO XVI

CARACTERIZACION DE «CASAS» QUE POSEEN

REBAÑOS DE GANADO OVINO EN SAN MARTIÑO, 1935

CASA

CABEZAS

OVINO

RANGO CASA PEGADA CONTRAR[OS

CASA AL MONTE A REPARTIR

EL MONTE

- Espiñeiro 60-]00 Labrador + +

- Fiouqueira 150-200 Labrador + +

- Jesús Anoca 100 Camp. pobre + +

- Uleiro + Camp. pobre + +

- Outeiro 30-40 Labrador + +

- Cal + Labrador + +

- Balseira + Camp. pobre + +

- Ruco 30 Camp. pobre + +

- Maximino + Caseiro + +

- Farruco ]05 Caseiro - +

- Salustiano? ]00 Caseiro - +

- Basilio 50-60 Camp. pobre - +

- Estrella 40-60 Camp. pobre - -

* Sobre el significado de los términos «labrador», «caseiro» o«campesino pobre»,ver capítulo III.Las cifras de ganado son aproximadas.

Fuente: Encuesta oral.

La casa de Cal, una de las principales opositoras al reparto de los

comunales, será la pionera en la introducción en la parroquia de

una serie de novedades técnicas- palleira, malladora, arado bra-

vant, desnatadora ... - que favorecen el desarrollo entre sus vecinos

de una ganadería vacuna en estabulación intensiva, y que por tanto

llevan a estos vecinos a posicionarse contra el sistema de obliga-

ciones colectivas que la casa de Cal defiende!. El consenso se

ha roto definitivamente. A partir de 1910 entra en crisis la derrota

de mieses. Y en los años 30 se produce un virulento enfrentamiento

entre los vecinos en torno a la forma de aprovechar los montes

comunales.

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