Ahora conocerás el proceso histórico de otra gran nación asiática, la segunda en importancia territorial, económica, demográfica y cultural: India. Se incluye también una breve reseña de lo que fue el imperio Jemer. Al realizar tu lectura, identifica los siguientes puntos que facilitarán la comprensión del tema:

• ¿Cómo se llegó a conformar la cultura védica? • ¿En qué consiste la división de castas y cuál fue su impacto a nivel social y

cultural? • ¿Cuáles fueron las invasiones y movimientos sociales determinantes para

la conformación de la India?

India y el imperio Jemer La India es una inmensa península en la parte sur del continente Asiático. Hay quien la considera un subcontinente por el hecho de estar aislada por la elevada cordillera del Himalaya, puesto que ésta la separa casi en su totalidad del resto de Asia. En el pasado, este vasto territorio se extendió al oeste hasta la frontera con Irán, al norte quedó delimitado por los Himalaya, y al este llegó a Birmania. Esta inmensa región se fue poblando por los grupos humanos que desde el cuaternario se asentaron en los territorios indostánicos. Principalmente se distinguen dos grupos, los arios o indoafganos y los melanoindios o dravidianos. A éstos grupos se les agregó, por pequeñas inmigraciones, un elemento de la raza mongol. Las pruebas antropológicas ponen de manifiesto que a finales del año 4000 a. C., floreció en lo que hoy conocemos como la India, una civilización con un alto nivel de organización, cultura y tecnología; dichas evidencias ponen de manifiesto el uso de metales, como el hierro y el cobre, para la realización de herramientas y armas. Se cree que el nombre de la India, utilizado para nombrar actualmente a toda la península, tiene orígenes extranjeros, es decir, los pobladores de la región no se llamaban así mismo hindúes ni llamaban a su tierra India, fueron los persas y griegos quienes la nombraron con vocablos similares y por el río Indo. De hecho, la Republica de India se conoce oficialmente como Bharat en idioma hindi.

 

 

La Civilización en el Valle del Indo (2500- 1500 a.C.) La cultura Harappa que habitaba el valle del río Indo, parte de lo que hoy es Pakistán y el este de la India, fue el origen de una civilización tan importante como la egipcia o la china. Estaba conformada por habitantes del grupo étnico denominado melanoindio o dravidiano, a quienes se puede considerar como los pobladores originales de la India. Esta civilización floreció gracias a la bonanza agrícola que el Indo auspiciaba en su valles. Los cereales como el trigo y la cebada constituían la base de la alimentación que se complementó con los beneficios de una ganadería también favorecida por los riegos. Se cree que esta civilización tuvo una extensión territorial superior a la de Egipto o Mesopotamia. Sin embargo, no se ha logrado definir cómo era su organización política, su religión o sus costumbres debido a la falta de documentos escritos, es decir, a diferencia de otras civilizaciones, los Harappa no dejaron textos que permitieran conocerlos más. La cultura Harappa logró desarrollar una vida urbana organizada y compleja, en la que el comercio, el arte y la ciencia prosperaron. Las ciudades de mayor relevancia fueron Mohejodaro y Harappa. Se mantuvo por casi mil años hasta que

 

 

las invasiones extranjeras por parte de los arios y las inundaciones la hicieron fenecer. La Cultura Védica o Indo-Aria (1500- 600 a.C.) La entrada de grupos invasores, de piel blanca, denominados “arios” procedentes de Asia central, acabó con la sociedad Harappa. Tal acontecimiento marcó el inició de la historia de la India. Se creó una nueva civilización a partir de las mezclas culturales entre los invasores e invadidos. Los arios se convirtieron en la clase aristocrática guerrera que gobernó al resto de la población. Se llamó cultura Védica debido a los textos llamados Vedas, la palabra veda significa saber o conocimiento, estos textos provienen de la transmisión oral y se estima que fueron puestos por escrito mucho tiempo después (en el 500 a.C.). En ellos se explica el sentido de la vida y los rituales, representan el pensamiento y la cosmovisión, incluyendo el tema de la reencarnación y el karma. Los arios llevaron la religión solar, la escritura (el sanscrito) y crearon una sociedad dividida en castas. La casta superior era la de los arios, denominada aryavarna, a los pobladores originales se le llamó dasyu o dasas, y representaron una casta inferior. Cabe mencionar que las castas eran totalmente inalterables. Fue una civilización guerrera que practicó una agricultura elemental, cultivaban principalmente cereales como la cebada y el trigo.

 

 

El brahmanismo (600 a. C) De la tradición de la cultura védica y su división de castas surgió un linaje superior de sacerdotes denominados brahmanes, en ellos se depositaba el conocimiento acerca de los dioses y el universo. La civilización védica paulatinamente se transformó en Brahmánica cuando los sacerdotes consolidaron el puesto más alto en la sociedad, todos los aspectos de la vida fueron controlados en función del espíritu divino Brama, siendo los brahmanes, los únicos teólogos capaces de descifrar el misterio. Durante este periodo las castas se segmentaron y quedaron los Brahmanes en el nivel más alto; los Chatiras representaban el segundo nivel; los guerreros y los reyes todavía considerados nobles; debajo de éstos los Vaysias, que incluían a los artesanos, agricultores y comerciantes, gente humilde pero libre con posibilidad de escuchar los textos sagrados. Un nivel más abajo se encontraban los Sudras, la casta inferior que debía servir a las demás. Finalmente estaban los dravidianos, que eran los habitantes originales de la India, y los parias, personas expulsadas de su clase social por haber cometido algún crimen religioso o social y que además eran considerados como seres infrahumanos. Los Grandes Imperios Durante el periodo Brahmánico en siglo VI a C. surgió un personaje de la nobleza, un príncipe que cambiaría la continuidad de la religión brahmánica y, en cierto grado, la historia de la India y del continente Asiático. Sidarta Gautama, nombrado Buda, que significa el iluminado. Éste creó una nueva doctrina que predicaba la salvación del hombre por medio de sí mismo, dicho pensamiento se oponía a la religión brahmánica. El budismo por ser más abierto y universal ganó una fuerte popularidad tanto en las clases bajas como en algunos segmentos de las clases dominantes. El budismo terminaría sin imponerse en la India, sin embargo logró perpetuarse en muchos otros países como el Tíbet, China, Japón e Indochina.

 

 

Durante esta época el imperio persa invadió la parte oeste de la India, éstos nombraron satrapías a los reinados bajo su control. Al mismo tiempo, un reino del noreste de la península nombrado Magadha, logró establecerse como la potencia hegemónica. Éste adoptó el budismo como religión y paulatinamente amplió su zona de dominación hasta que se estableció como un poder imperial, fue el primero que logró unificar el amplio territorio indio. Posteriormente, en el año 321 a.C., el imperio de Magadha, durante la dinastía Nanda, recibió un golpe de estado por parte de uno de sus generales. Chandragupta Maurya se apoderó del imperio e inició una dinastía que gobernaría por cerca de doscientos años. El imperio Maurya se caracterizó por ser un estado militarizado fuertemente centralista y burocrático. Su capital se situó en Pataliputra a orillas del río Ganges y se mantuvo hasta el año 185 a.C. Dentro de este linaje se encuentra el emperador Aśoka (268- 232 a.C.), quien se convirtió al budismo y extendió los ideales de no violencia, tolerancia religiosa, respeto a los padres y a los mayores mediante sus edictos. Durante su imperio florecieron las artes y las ciencias. En este periodo también ocurrieron las

 

 

incursiones macedonias de Alejandro Magno, quien logró invadir grandes territorios indios y fundó reinos que lograron mantenerse tres siglos después. Aproximadamente en el año 230 a. C., en el sur de la India apareció una nueva dinastía conocida como Satavahana, quien favoreció el budismo, el arte, la arquitectura y la filosofía. En esta época se compilaron los libros sagrados del hinduismo. Se desconoce con exactitud hasta cuándo duró esta dinastía ya que al parecer se disolvió en reinos que dividieron el imperio. Finalmente, el budismo se vio eclipsado con la doctrina hegemónica en la India. Después de quinientos años de prosperidad la religión se vio ensombrecida por el resurgimiento del brahmanismo, sólo que esta vez bajo una nueva forma nombrada como hinduismo. El surgimiento de un nuevo imperio, el Gupta fue la causa principal del renacimiento del brahmanismo, además de creer en el hinduismo, incluyo un conjunto de sistemas filosóficos ortodoxos opositores del budismo y una rígida división de castas. La dinastía Gupta unificó económica y políticamente a gran parte del territorio indio, hizo florecer el comercio, situación que permitió ampliar la influencia del hinduismo hacia los territorios vecinos como Boreno, Camboya, Indonesia y Tailandia. En este periodo también resurgió el sanscrito como lengua literaria. Quizás este momento histórico fue el que marcó con más fuerza la influencia de la cultura de la India en el continente Asiático. La dinastía Gupta dominó hasta mediados del siglo VI cuando las incursiones del imperio Huno lograron derribar la cohesión imperial. El imperio se dividió en reinados locales que con el tiempo se disgregaron a causa de enfrentamientos e invasiones. Entre el siglo VII y VIII, la India fue un territorio con una cultura común que compartía el hinduismo como religión, la división de castas y una especie de feudalismo como sistema de dominación, pero carente de un poder político central.

 

 

Invasión Islámica En el siglo VIII, en el oeste de lo que hoy es India, los árabes establecieron una avanzada de su imperio constituyendo un reinado islámico. Sin embargo, fue hasta el siglo XI cuando el poder de éstos logró consolidarse dentro del territorio indio. El conquistador Mahmud invadió gran parte de la península de la India y fundó un reino que permanecería más de doscientos años. Posteriormente Muhammad de Gur, conquistador árabe, impuso un nuevo gobierno sobre los territorios ya conquistados por los árabes, e incluso logró ampliar su hegemonía hasta Delhi, al norte de la península y a la bahía de Bengala. Con esto se volvió a consolidar un nuevo poder imperial que unificó a la India, sólo que esta vez bajo la religión del Islam. La capital del sultanato quedó en Delhi. Durante este largo periodo la población trató de resistirse a la influencia islámica, a pesar de ser obligados a convertirse mediante métodos violentos, los indios siempre vieron a los árabes como invasores rehusándose a dejar el hinduismo como su religión. Esta fuerte resistencia obligó a los árabes a establecer cierta tolerancia a la religión nativa, siempre y cuando acataran la hegemonía del dominio islámico y pagaran un impuesto especial. El sultanato perduró hasta el siglo XIV cuando un gobernador de Bengala proclamó a su territorio como un reinado independiente. También en la parte sur

 

 

surgió un poder independiente practicante del hinduismo, el reino de Vujayanagara, el cual extendió su influencia de rebelión ante el sultanato de Delhi. Con el pasar de los siglos, éste último fue disminuido hasta convertirse en un reinado más de los muchos que coexistían en la península. Para entonces el islam y el hinduismo habían convivido por cerca de cuatro siglos, de tal forma que ambas religiones influyeron entre sí, generaron un sincretismo y una conciliación sobrentendida. Posteriormente, ante la división y el enfrentamiento entre los reinados existentes ocurrió una nueva invasión que consolidó el poder en un imperio. En 1526, el joven Zahir al-Di Muhammad Baber, de origen turco-mongol y descendiente de Timur lang y de Gengis Kan, logró invadir la India hasta apoderarse de Delhi. Sin embargo, aunque las campañas de invasión continuaron, cuatro años después, Baber murió sin completar su labor. Fue sucedido por su hijo Humayun quien, a pesar de ser derrotado varias veces, logró consolidar un poder imperial en la India, Delhi fue nuevamente su capital. En 1556, debido a una muerte accidental, Humayum dejó el trono, el cual fue ocupado por su hijo Akbar, quien a pesar de su corta edad supo dirigir el imperio con liderazgo y sensatez. Akbar logró ganarse el afecto del pueblo, estableció una política de tolerancia religiosa la cual liberaba a los hinduistas de pagar el impuesto especial. Con esto, musulmanes e hinduistas crearon un sentido de pertenecía, igualdad y armonía. Los descendientes de Akbar lograron expandir el imperio mongol a toda la península, generaron una prosperidad económica y una estabilidad social que desde siglos atrás no se recordaba. El Taj Mahal es muestra de este esplendor. Como a todo reinado, al imperio mongol le llegó un momento de decadencia y finalmente de culminación. Esta vez la fuerza invasora no llegó por el norte o por el oeste, arribó por mar. Los europeos comenzaron a establecerse en la India como comerciantes de varios puertos marítimos, gracias a la ruta de navegación descubierta por Vasco de Gama. Los ingleses ayudarían a consolidar un poderío económico y político, con el tiempo llevó al dominio de todo el territorio indio. Colonización de la India En el siglo XVIII, los británicos lograron imponer su dominio sin enfrentar una verdadera oposición, salvo la batalla de Plassey de 1757 ganada por los ingleses; ya que aprovecharon la ausencia de gobiernos locales fuertes y su capacidad organizativa, económica y militar superior.

 

 

La colonización de la india fue un proceso que se basó en la red comercial establecida por la Compañía de las Indias Orientales. Independencia de la India (Conformación de la India en el siglo XIX) En 1857 vino el primer intento de independencia india con la rebelión de los cipayos, esto propició que el parlamento británico transfiriera el poder político que administraba la Compañía a la corona británica, convirtiéndola así en una colonia del imperio británico. Con el tiempo esto agudizó el descontento tanto de los gobernantes locales como el de la población en general. Por una parte la élite gobernante y militar de la India se vio desplazada de los mejores puestos de la administración, los cuales estaban reservados para los ingleses. Al mismo tiempo, los campesinos y artesanos, así como la población en general, se vieron agobiados por los altos impuestos que establecieron los británicos. La generalización del descontento indio, principalmente de las clases cultas y del pueblo, propició el nacimiento de varios movimientos nacionalistas, como ejemplo tenemos el Movimiento Musulmán y el Congreso Indio. Estos movimientos fueron emprendidos principalmente por la juventud india, favorecida y educada en las universidades europeas, y quienes aprendieron ideas liberales, de igualdad y justicia. El liderazgo juvenil, a través de los movimientos nacionalistas, buscó difundir los preceptos nacionalistas y liberales en las clases sociales bajas. Una serie de acontecimientos históricos de principio del siglo influyeron fuertemente en la mentalidad de los indios para cuestionar el sometimiento inglés. El primero fue la victoria japonesa en la guerra con Rusia, dicho acontecimiento mostró que una nación europea podía ser vencida por una asiática. El segundo acontecimiento fue el derrocamiento de la monarquía Zarista en Rusia por la revolución bolchevique, situación que mostraba el triunfo de las clases populares ante el absolutismo monárquico. Por último, la Primera Guerra Mundial, en la que la India participó con más de un millón de hombres. Esto mostró a los indios que el poder británico era menos fuerte de lo que se creía y que primero tenía que defenderse de las hostilidades en su propio continente, antes que mantener sus colonias en Asia. En 1905, el Congreso Indio se manifestó a favor de la realización de un boicot económico en contra de los productos de procedencia inglesa, esta medida fue sumamente efectiva, ya que perjudicó los intereses comerciales de los británicos y fortaleció la identidad nacionalista india. Ante esta situación los ingleses concedieron una serie de reformas que permitieron a los indios involucrarse en aspectos políticos y económicos de su nación.

 

 

En 1919, tras una larga lucha del movimiento nacionalista, ocurrió una sangrienta represión en la que tropas británicas dispararon contra una multitud y mataron a cuatrocientos indios. Con esto comenzó un movimiento de resistencia activa encabezado por Mahatma Gandhi. Con el liderazgo de Gandhi se lograron integrar los diferentes segmentos poblacionales y religiosos de la India, conjugándose así en una gran fuerza popular de resistencia cuyo objetivo final era la independencia del yugo británico. Gandhi estableció como estrategia de resistencia, la desobediencia civil y las manifestaciones sin violencia. La fuerza pacífica y su carisma, basado en la simplicidad y convicción, convirtieron a Gandhi en un ícono para millones de indios que apoyaron la disidencia ante el sometimiento inglés. Algunas de las acciones promovidas por Gandhi fueron boicotear la compra de los productos ingleses; no acudir a las instituciones británicas como las escuelas y las cortes judiciales; renunciar a cualquier cargo en el gobierno colonial; negarse a pagar impuestos; y desconocer cualquier título británico. La lucha por la independencia india se extendió por más de 20 años, en los cuales Gandhi fue arrestado varias veces. A mediados de la década de 1930, el movimiento sindicalista se unificó gracias a la entrada de las ideas socialistas promovidas por la URSS y China. Este hecho fue un movimiento más que se agregó a la desobediencia civil y a lucha de independencia. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, el gobierno inglés en la India declaró su participación en el moviemiento bélico a favor de la corona británica, lo cual trajo un fuerte descontento en la población y un rechazo contundente por parte del Congreso Indio. Sin embargo, con el transcurrir de los acontecimientos, el movimiento independentista cambió de opinión pronunciándose a favor de participar en el conflicto internacional a cambio del reconocimiento de la India como país independiente. En respuesta, el gobierno británico extendió una serie de promesas donde señaló que convertiría a la India en un territorio con el título de “dominio” y no de “colonia,” esta situación no le agradó a los independentistas. Al término de la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra se encontraba en una situación sumamente complicada, su poderío económico y militar se encontraba diezmado, se vio en la necesidad de reconstruir su infraestructura civil e industrial devastada por los ataques aéreos alemanes. Esta situación fue aprovechada por el movimiento de independencia. Por una parte la resistencia del pueblo indio se fortaleció, la desobediencia civil

 

 

encabezada por Gandhi cada vez era más vigorosa y contundente ya que millones de indios las practicaban día a día. Por otra parte, la presión en la arena política nacional e internacional dejó ver la obsesión inglesa por mantener la colonización, lo que era incompatible con el discurso de la posguerra y la intención de procurar un mundo sin guerras. Fueron muchos los incidentes castigados con violencia, miles los detenidos y muertos, incluyendo a Gandhi, quien fue asesinado en 1948 por un fanático hindú. Sin embargo, en 1946 los británicos se vieron obligados a aceptar, en contra de sus deseos, las negociaciones de independencia. En 1948 transfieren el poder político a manos de los indios y finalmente, tras años de esfuerzo y lucha, la India se declaró como país independiente el 26 de enero de 1950. Paralela a esta cultura se desarrolló una civilización en lo que hoy denominamos el sureste Asiático, mejor conocido como el imperio Jemer. El imperio Jemer El imperio Jemer, también conocido como el imperio de Angkor, se extendió en el sureste de Asia, principalmente en lo que hoy es Camboya, Vietnam, Birmania y Malasia. Su capital fue la ciudad sagrada de Angkor, hoy Siem Riep en Camboya. Su formación se vincula culturalmente a la India, ya que adoptó la religión hindú, sin embargo, ésta cultura presentó sus diferencias y singularidades. En el siglo VII el imperio Indonesio atacó a los territorios del sur de Asia, lo que provocó que las tribus existentes se cohesionaran para formar una resistencia, con el tiempo esa cohesión terminó por conformar una civilización imperial. La resistencia fue dirigida por Jayavarman II, quien es considerado el fundador y primer emperador. Éste fundó varias ciudades entre ellas Indrapura, Hariharalaya, Amarendrapura y Mahendrapura, y fue sucedido por una larga dinastía de emperadores. El máximo esplendor del imperio Jemer llegó bajo el mandato de Suryavarman II, en este periodo la ciudad de Angkor tuvo su época dorada, suntuosos templos que perduran hasta la actualidad dan testimonio del avance arquitectónico, así como del poderío y su belleza cultural. La prosperidad se sustentaba en el poder militar, el comercio y los avances en las técnicas de riego que favorecieron considerablemente a la agricultura. La decadencia del imperio se dio aproximadamente en el siglo XV. Las razones de la caída no son muy certeras. Se asume que la cultura siamesa, traída por pueblos extranjeros, se infiltró hasta debilitar las instituciones administrativas del reino, finalmente una invasión militar consolidó el derrocamiento. Es posible que, aunado

 

 

a la invasión, factores ambientales como la sequía y las malas cosechas lo debilitaron y terminaron por favorecer su aniquilación. La cultura Jemer trascendió gracias a la belleza de sus templos y monumentos religiosos.

Referencia de la lectura: Material didáctico elaborado por Héctor Augusto Santos Mejía para la unidad de aprendizaje Sociedad, Cultura y Desarrollo de Asia, Pacifico y Medio Oriente, retomando información de las siguientes fuentes bibliográficas: Cotterell, A. (2000). Historia de las civilizaciones antiguas. T1, Barcelona, España: Editorial Crítica. Cotterell, A. (2001). Historia de las civilizaciones antiguas. T2, Barcelona, España: Editorial Crítica. Percival, S. (2001). Historia de la India II (3ra. ed.). México: Fondo de Cultura Económica.