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Estudios Polticos N” 30, Medelln, enero-junio de 2007: pp. 169-184 [ 169 ] Entrevista Introduccin C olombia reeligi a su mandatario, agobiada por uno de los momentos mÆs crticos del conflicto armado, en medio del cual las posibilidades de alcanzar un acuerdo que dØ salida al mismo, al parecer, estÆn canceladas. Estas lneas, provenientes mÆs de una mirada objetiva a la situacin actual del pas que de la postura pesimista de quien responde por ellas, slo pretenden presentar al nuevamente electo presidente una preocupacin, tanto del comœn de los colombianos como de los acadØmicos, a saber, que es urgente pensar en una opcin para superar el conflicto, pues los lmites de Øste han alcanzado extremos que inexplicablemente parecen no llegar a la saturacin, a excepcin de ciertos sectores sociales y de la sociedad civil en general, quienes claman por un pronto y definitivo final de la crisis, en el cual los beneficiados sean todos, en especial las vctimas. Las vctimas, slo en su reconocida condicin, en su palabra recuperada, pueden dar a conocer las razones que las llevan a considerarse y sentirse como tales; en consecuencia, deben ser privilegiadas en todos los discursos y actos producidos, en adelante, en materia de conflicto. En el contexto del proceso de campaæas electorales, previo a la gran jornada democrÆtica realizada el domingo 28 de mayo del aæo pasado, visit el pas el historiador y acadØmico espaæol Mario Lpez Martnez, quien, ademÆs de ¿Justicia sin vctimas? ¿Paz con derrotados?* Justice Without Victims? Peace Without Vanquished? Judith Nieto** * Estas páginas fueron logradas a partir de dos entrevistas realizadas a Mario López Martínez, académico, investigador, miembro y profesor del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada (España), por los diarios Vanguardia Liberal de Bucaramanga y El Tiempo de circulación nacional. En este último diario también se citan apartados de dos análisis de opinión publicados el 10 de mayo del 2006. También se tomaron citas del informativo semanal Vivir la UNAB, difundido por la Universidad Autónoma de Bucaramanga, y de la publicación quincenal en formato de periódico 15 La ciudad vive, Bucaramanga Metropolitana, del 15 al 31 de mayo de 2006. ** Doctora en Ciencias Humanas. Mención “Literatura y Lingüística” de la Universidad Austral de Chile. Actualmente, profesora asociada de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Escuela de Filosofía. [email protected]

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Estudios Políticos Nº 30, Medellín, enero-junio de 2007: pp. 169-184

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Entrevista

Introducción

Colombia reeligió a su

mandatario, agobiada por uno de losmomentos más críticos del conflictoarmado, en medio del cual lasposibilidades de alcanzar un acuerdoque dé salida al mismo, al parecer,están canceladas. Estas líneas,provenientes más de una miradaobjetiva a la situación actual del paísque de la postura pesimista de quienresponde por ellas, sólo pretendenpresentar al nuevamente electopresidente una preocupación, tantodel común de los colombianos comode los académicos, a saber, que esurgente pensar en una opción parasuperar el conflicto, pues los límitesde éste han alcanzado extremos queinexplicablemente parecen no llegara la saturación, a excepción de ciertos

sectores sociales y de la sociedad civilen general, quienes claman por unpronto y definitivo final de la crisis,en el cual los beneficiados sean todos,en especial las víctimas.

Las víctimas, sólo en sureconocida condición, en su palabrarecuperada, pueden dar a conocerlas razones que las llevan aconsiderarse y sentirse como tales; enconsecuencia, deben ser privilegiadasen todos los discursos y actosproducidos, en adelante, en materiade conflicto.

En el contexto del proceso decampañas electorales, previo a lagran jornada democrática realizadael domingo 28 de mayo del añopasado, visitó el país el historiadory académico español Mario LópezMart ínez, quien, además de

¿Justicia sin víctimas? ¿Paz con derrotados?*Justice Without Victims? Peace Without Vanquished?

Judith Nieto**

* Estas páginas fueron logradas a partir de dos entrevistas realizadas a Mario López Martínez,académico, investigador, miembro y profesor del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidadde Granada (España), por los diarios Vanguardia Liberal de Bucaramanga y El Tiempo de circulaciónnacional. En este último diario también se citan apartados de dos análisis de opinión publicados el 10de mayo del 2006. También se tomaron citas del informativo semanal Vivir la UNAB, difundido por laUniversidad Autónoma de Bucaramanga, y de la publicación quincenal en formato de periódico 15 Laciudad vive, Bucaramanga Metropolitana, del 15 al 31 de mayo de 2006.** Doctora en Ciencias Humanas. Mención “Literatura y Lingüística” de la Universidad Austral deChile. Actualmente, profesora asociada de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Escuela deFilosofía. [email protected]

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participar en eventos universitariosdedicados a la ref lexión deproblemáticas centrales, fueentrevistado por diversos medios deprensa escrita regional y nacional.López respondió preguntasconcernientes a la situación actualdel país en materia de conflicto yotras inquietudes relacionadas conlas úl t imas eleccionespresidenciales; así se expresórefiriéndose al posible candidatoganador: �Si yo fuera presidente [deColombia] nunca diría que voy aderrotar a los actores armados,porque nunca se construye la pazsobre la base de derrotar a losotros�.1

Son las palabraspronunciadas por Mario LópezMartínez, experto en comisiones dela verdad y reconcil iación,miembro del Instituto de la Paz ylos Conflictos de la Universidad deGranada (España), quien expresóinteresantes planteamientos entorno a su recorrido teórico sobreproblemas de palpitante actualidadpara los colombianos: lareconciliación, las víctimas, lascomisiones de la verdad (paranuestro caso la Comisión deReconciliación y Reparación), lareinserción y lo que él ha llamadola gramática de la reconciliación(hoja de ruta) apl icable a los

procesos de paz en territorios demarcado conflicto, como ocurrecon el caso colombiano.

Asimismo, en susplanteamientos y en dos entrevistaspublicadas por los diarios VanguardiaLiberal, de Bucaramanga, y El Tiempo,de circulación nacional, elmencionado experto expone, ademásde su visión, sus esperanzas yrecomendaciones para superar elconflicto armado colombiano, einsistió en la prioridad que debenconstituir las víctimas para la ComisiónNacional de Reparación. Tambiénresultan interesantes susconsideraciones acerca de los gruposde autodefensas hasta ahora�desmovilizados� y en vía a lareinserción.

Frente a los victimarios debeprocurarse �invoca el experto� labúsqueda de una manera conciliadade los poderes, para el caso: elpolítico y el armado, de tal maneraque el debate sobre cuál es el máspoderoso se extinga y logre, para biende todos, un equilibrio libre deretaliaciones futuras, e impida, de esamanera, nuevas manifestaciones deviolencia por una de las partes,máxime cuando se está en plenoproceso de acercamiento y debúsqueda de acuerdos.

1 Mario López Martínez. “Los que más tienen deben ser los más generosos con la paz”. VanguardiaLiberal. Bucaramanga, abril de 2006, Vanguardia & Cultura, 176829, p. 9.

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1. Desmovilizados, mas no reinsertados

Acerca del programa dereinserción promovido durante losdos últimos años por el gobiernonacional, López Martínez expresasus consideraciones provenientesde una observación cuidadosa delmismo y frente al cual sostiene quedeben evitarse errores que hagansimilar nuestra situación a loocurrido en El Salvador yGuatemala, países donde la entregade las armas no dio la respuesta depaz esperada, pues ante la ausenciade claros programas de reinserciónla etapa posterior se materializó enuna crisis generadora de otro tipode violencia, la social. Se dio,entonces, el tránsito de una crisis aotra que pudo ser la continuaciónde la que se pretendía superada yesto es lo que debe impedirse queprospere en nuestro país.

A su modo de ver, seríaimpensable que de la violenciapolítica pasáramos a profundizar lasocial, ya establecida y que opera demanera casi paralela a la primera.Para evitar que lo anterior suceda,López Martínez piensa que esnecesario reorientar lo que se ha

hecho hasta ahora: �Yo creo que sehan cometido algunos errores, peroestamos a tiempo todavía paracorregirlos. La vía de la correcciónsería aumentar el grado de transicióndesde el proceso de dejar las armas,a la reinserción social. Creo quehabría que alargarse ese proceso másy hacerle un seguimiento mucho másprofundo de carácter psicosocial.� 2

Se explica así que ladesmovilización sea diferente a lareinserción; un paso vital para éstaúltima es, sin duda, la dejación de lasarmas, pero una consecuenciainmediata, como bien lo plantea elexperto español, no es la reinserción;la reinserción es un efecto posteriory debe darse como consecuencia,pero una vez se haya pasado poretapas previas que toman su tiempotanto a los desmovilizados como a losorganizadores gestores de lareinserción. Primero, porque hay quesuperar y en lo posible abandonar elestigma con el cual reingresan losdesmovilizados a la sociedad civil; unestigma que obliga, por ejemplo, avolver al nombre propio, a recuperarla identidad abandonada una vez sehicieron combatientes, y sólo estepunto necesita tiempo.

2 Id., “Entrevista con Mario López Martínez, experto en comisiones de la verdad y reconciliación”. ElTiempo, [Periódico en línea], 2006, disponible en: http:// eltiempo.terra.com.co/coar/ANALISIS/análisis/ consulta: mayo de 2006.

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¿Por qué la importancia delnombre? Porque sólo es posiblepensar en un yo autónomo a partir delnombre. Ser nombrados no es sólouna etiqueta de diferenciación con losdemás es el implícito ético que seproyecta hacia la identidad, y en estome uno al profesor López para quienla reinserción no constituye el meroabandono de las armas, sino que esalgo más complejo sobre lo cualtambién tendrá que trabajar elmandatario reelegido, en asocio conlos colombianos que deseencomprometerse, desde los actos y laspalabras, a acompañarlo, aunquetambién a criticarlo, siempre y cuandosus actuaciones así lo demanden.

Otra de las situaciones que, ajuicio del mencionado académico,debe revisarse acerca del proceso conlos desmovilizados es la relacionadacon la entrega de dinero, llámesesueldo o subsidio; éste es otro de loserrores que ha tenido el actualproceso y que, en lo posible, debereconsiderarse.

A un desmovilizado no debeatendérsele con este tipo de auxilios:�[Requiere] de planes integrales deinserción en la comunidad, y lacomunidad debe ser la beneficiariaúltima de ese proceso de reinserción.

Hay que apoyar económicamente alos empresarios, a los ayuntamientos[municipios], a los departamentos queestén dispuestos a colaborar en esteproceso. Evaluar permanentementeese proceso.�3

En consecuencia, en esta etapase debe poner atención sobre quienesreciben a los desmovilizados, puesaquéllos, junto con el Estado, serángarantes y acompañantes de suposterior reinserción. Más aún, debeadelantarse otra labor de preparacióncon las comunidades que acogerán aestos grupos o a algunos miembros,dado que estas comunidades van adisponer su territorio, y a sí mismas,para que quienes por un tiempoactuaron como victimarios ahora sereincorporen a una sociedad y a unoslugares donde posiblemente debancompartir con las víctimas; víctimasque, infortunada e inexplicablemente,han estado por fuera de las múltiplesconsideraciones que se han hechodel conflicto en nuestro país.

Esta situación ha llegado hastael punto que los politólogos hanllamado la atención sobre la rarapremisa que subyace al conflictonacional y a la condición de víctimas:�Se habla del conflicto, pero no delas víctimas�,4 omisión que se ha

3 Ibíd.4 Maria Angélica Bueno Cipagauta. “Se habla de conflicto, pero no de sus víctimas”. La Ciudad Vive.Bucaramanga Metropolitana, Bucaramanga, 15-31 de mayo de 2006, p. 12.

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generalizado hasta hacer tan visibletal ausencia que posibilita unaconstrucción de una paz que suponeun �conflicto sin víctimas�. Estascircunstancias alcanzan a explicar porqué las víctimas han pasado a unsegundo lugar y por qué no secuentan dentro de las prioridades enasistencia de todo orden.

2. ¿Conflicto sin víctimas?

Si se acoge la idea según la cualhoy el sentido de justicia no se ciñeestrictamente a castigar alresponsable y al culpable, sino queincluye la obligación de lareparación de los daños que éstegenera a las víctimas, se haceimprescindible la memoria. De ahíque para el caso colombiano seaurgente incluir la memoria en estosprocesos donde se procura hacerjusticia con los afectados por elconflicto, dado que se requieredescubrir, conocer la verdad, lamisma que es posible alcanzarmediante los actos de recordaciónconseguidos en particular por lasvíctimas. Aunque se lea en tonocategórico, sólo la recuperación dela memoria puede operar comocondición básica para evitar larepetición, en el futuro, de ominosos

hechos del pasado que no dejan dehacerse presente, especialmente enlos supervivientes. Cabe destacar quehay víctimas cuando un ajeno alconflicto, un inocente, sufre por unacto de violencia.

Debe tenerse presente en estabreve reconstrucción del sentido devíctima que el daño,5 las lesionesocasionadas a ésta, puede tenerdiferentes alcances: directos, cuandolos perjuicios recaen directamentesobre el afectado, por medio deasesinatos, secuestros, chantajes,amenazas; y los daños que repercutenen la sociedad, caso en el que sehablaría de una víctima plural, social,venida de esa que aparenta ser sóloindividual. Estos dos tipos de víctimas�habrán otros más, sin duda� son losmás visibles en el conjunto de lasociedad colombiana tan herida tantopor los hechos de las masacres delpasado, como por la forma en que seha creado el programa de justicia�exclusivo� para algunos de losreconocidos protagonistas delconflicto nacional. Sobre este aspectotambién se refirió López Martínez,quien advierte: �Es fundamentalgarantizar que en el proceso noterminen teniendo más ventajas losvictimarios, mientras las víctimaspasan a un segundo plano�.6

5 Se acogen aquí los planteamientos que en tal sentido desarrolla el filósofo Español Reyes Mate y queson retomados por el profesor Alfonso Monsalve en su columna titulada: “No todos los que sufrenson víctimas”. Publicación del periódico El Mundo de Medellín, domingo 18 de febrero de 2007. p.6 Mario López Martínez. Op. Cit., “Entrevista con Mario López Martínez, experto en comisiones dela verdad y reconciliación”.

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Con lo anterior, y en atencióna la última afirmación, conviene teneren cuenta que todo proceso queaspire a superar el conflicto debeprivilegiar un lugar para las víctimas,pues no se trata de atender sólo a losdesmovilizados, sino también, y deforma igualmente prioritaria, aquienes fueron su objetivo: susvíctimas, igualmente necesitadas delresarcimiento, pues es sobre éstas queha recaído la destrucción personal,material, moral, afectiva y familiar,por destacar sólo algunas de lasafecciones.

En el caso de seguir con lapretensión de lograr la paz sinconsiderar a las víctimas, señala elespecialista, se estaría indicando unaruta desequilibrada y, enconsecuencia, poco segura para elalcance de la superación del conflictoy el logro de una posible convivenciapacífica. Para argumentar el lugar delas víctimas, López Martínez afirma:�No podemos de alguna maneracompensar mejor a los victimariosque a las víctimas. Creo que amboselementos tienen que estar presentespara cualquier gobierno, paracualquier Estado o sociedad. Pero nopodemos desequilibrar esteproceso�.7

Que las víctimas recuerden yhablen es importante en todo intentode acuerdo de paz,independientemente de que éstepueda llegar a frustrarse; es unamanera de tenerlas presentes, dereconocerlas, de hacerlas partecrucial del conflicto. Pero tambiénhay otras víctimas que deben tenerseen cuenta, se trata de las que nohablan y que no pueden hacerloporque su grado de prendimiento seprolonga tanto como su indefensión:son las víctimas que permanecen ensilencio porque no pueden hablar,porque no se les permite hablar,porque no se sabe dónde están,porque sus voces, como suspersonas y hasta sus cadáveres, estánsecuestrados. El silencio de quienesno pueden hablar es importante eneste proceso, su opinión política estan importante como la de quienesse han asociado para poder contarla,y es importante tenerla en cuentaantes de sufrir consecuencias aunmás trágicas.

3. Una gramática de la reconciliación

La gramática de lareconciliación es necesaria cuando seestá de cara a la salida negociada delconflicto. Para hablar de dicha

7 Ibíd., pp. 2-3. (cursivas agregadas)

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gramática, el profesor López consideraprimero una metáfora que nombracomo telaraña; con ésta quiere mostrarque cuando una sociedad aborda unproceso de reconciliación está ante unescenario en el que confluyen diversasrealidades, entre las cuales se tieneque priorizar, pues lo que para unassociedades es importante, para otrasno. Por ejemplo, el tema de la justiciaes prioritario para algunas sociedades,para otras el de la verdad, otras encambio pueden optar por una suertede olvido del pasado; éstas sonalgunas de las perspectivas quepueden conducir a un proceso dereconciliación. Mas aún, éste espensable y posible siempre y cuando,en casos de derrota, no se erija elestandarte de la victoria, así el vencidosea el enemigo.

Una vez se prioricen losobjetivos, de acuerdo con lasrealidades que presente cadasociedad, vendrá una nueva fase paratrabajar en pro de la reconciliaciónpor medio de un trabajo pedagógico,denominada por el profesor Lópezcomo la construcción de unagramática de la reconciliación:�Donde unas normas hagan posiblela comunicación, y cada sociedadencuentre su propia gramática, paraa partir de allí hacer todo el

proceso�.8 Desde luego que para elcaso colombiano, la definición y eldesenmarañamiento de la verdaderatelaraña en la que se encuentra el paísimplica desenredar el hilo a partir deuna profunda reflexión que logrecapitalizar y hacer surgir el valorconcedido a los conceptos que sequieren privilegiar, ya sean la verdad,la justicia, la reparación o el perdón;así como la definición de las víctimasy su diferencia con los victimarios.Precisiones que, sin duda alguna,permitirán el avance en materia decomprensión del conflicto así comosus alcances para la paz.

Algo queda claro, luego delpanorama observado y descrito porLópez Martínez, la salida del conflictosólo depende de la propia sociedadcolombiana �con ayuda, si lo quiere,de la sociedad internacional, deaquellos que estén dispuestos acolaborar y ayudar a salir del conflictoarmado. Es ella la que determinarácómo abandonar la telaraña y pensaren la construcción de una hoja de rutacreíble, es decir, una gramática de lareconciliación donde puedanestablecerse las fases que posibilitenavanzar en ese proceso y donde sepuedan unir otros actores que ahorano creen en el proceso deconstrucción de la paz.9

8 Mario López Martínez. Op. Cit., “Los que más tienen deben ser los más generosos con la paz”. p. 8.9 Mario López Martínez. Op. Cit., “Entrevista con Mario López Martínez, experto en comisiones dela verdad y reconciliación”.

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Es necesaria, entonces, lavinculación de los escépticos, dequienes se espera una actituddiferente, pues no tiene sentidopensar en la continuación de unproceso de paz y capitalizar para éstelas derrotas o los sinsabores pasados,cuando pueden hacerse másesperanzadores los gestos y accionespor venir. De continuar en unaactitud como ésta, la de unpesimismo sin límite, no se estaríahaciendo algo diferente a seguirfrustrando procesos generadores decrecientes decepciones.

En la denominada hoja de ruta,pensada por un grupo de expertosevaluadores de cuarenta comisionesde la verdad en el mundo, entrequienes se cuenta el historiador queha motivado esta meditación, seproponen seis fases diseñadas a partirde su experiencia. Éstas pasan a ser�El escenario en el que se da laoportunidad para que todos losactores concurran ante la sociedadpúblicamente, se facilite la catarsis ypurificación colectiva y se haga unproceso pedagógico y un juiciopsicoanalítico�.10

Como puede apreciarse, laimportancia de esta propuestaconsiste en vincular a toda la

sociedad en el proceso dereconciliación, por ello se requiere ungran pacto social que conduzca a lageneración de una ruta de pazconsensuada, establecida ycontinuada por los gobernantesfuturos. No tendría mayor significadosi ésta fuese temporal o por undeterminado periodo presidencial,pues una ruta de paz trasciende losgobiernos, según indica LópezMartínez, para quien, las seis fasesde La gramática de la reconciliaciónbien pueden adaptarse al casocolombiano. Éstas son:

Primera fase. �Reconocimientosociopolítico y moral de que hahabido víctimas y victimarios�. Ésteimplica escuchar las voces que hanestado calladas, lo cual requiere lareconstrucción de la memoriahistórica bajo el mandato de un no alolvido. Esta fase supone una sociedadque no esté resignada a ladesmemoria, sino más bien que seponga de cara a la reconstitución desus propios olvidos.

Segunda fase. �Elaborar elcatálogo de errores y de horrores delconflicto�. Es el momento dedeterminar cuantitativamente losdaños y sus responsables explícitose implícitos. A partir de esta fase se

10 Mario López Martínez. “La gramática de la reconciliación” (hoja de ruta) El Tiempo, [Periódico enlínea], 2006, disponible en: http:// eltiempo.terra.com.co/coar/ANALISIS/analisis/ARTÍCULO-PRINTER_FRIENDLY-… consulta: mayo de 2006.

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determinan los alcances estructuralesdel terror y los peligros que puedeconllevar el olvido sobre el mismo,de ahí la importancia de hacer vigentela memoria de las víctimas. Es aquídonde se �generan propuestaspolíticas y económicas y se elaboranlos informes del �nunca más��. Esteúltimo, un propósito costoso peroinvaluable y que constituye unaforma de asumir lasresponsabilidades en el conflicto ytambién de hacer inteligible loacontecido.

Tercera fase. �Del perdón, delreconocimiento y de las formas dejusticia�. Se trata, como bien loexpresa su autor, de la recuperaciónde la confianza y del abandono delmiedo. Para tal avance son necesariosalgunos �gestos yo prefierodenominarlos actos�, entre los queestán: una labor pedagógicamaterializada en arrepentimiento porparte de los victimarios,manifestaciones institucionales apartir de �gestos públicos ysimbólicos� y evitar la impunidad alprecio que sea; es decir: �no renunciara ninguna forma de justicia penalnacional o internacional�.

Cuarta fase. �Definir quiénesson los actores directos de lareconciliación pacífica�, hecho quedemanda la presencia unánime de lasociedad y que incluye: víctimas,

mediadores, Iglesia, medios decomunicación y organizaciones nogubernamentales (ONG). En esta fasese define cómo y dónde sedesarrollará la etapa de reinserción,la cual amerita un seguimientoconstante que lleve a la correcciónde errores o a la capitalización deganancias. Se trata de apoyar aquienes acojan a los victimarios y deadelantar el debido reconocimientoa las víctimas. Como puedeapreciarse, sobre este último puntohace particular hincapié el generadorde dicha propuesta, dado que esimpensable cualquier propuesta depaz si se excluye a las víctimas y seprivilegia a los victimarios, como seha visto en el caso de losdesmovilizados.

Quinta fase. �Plan general yplanes específicos para lareconstrucción económica ypsicológica que le permitan a lasociedad reinsertarse en la economíaglobal�. Es el momento de lasinversiones en lo social, partiendo dela educación en procesos de paz y larecuperación socioeconómica de lasvíctimas y los lugares de procedencia.La inversión aquí busca recuperarpérdidas significativas tales como: lamaterial, la ambiental, la afectiva, laemocional y la social.

Sexta fase. �Modelosociopolítico de convivencia y

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democracia�. Implica la apropiaciónde todas las consecuencias de laconfrontación y, a partir de éstas,repensar el país en materia deestructuras que lleven a larecuperación de la legitimidad deciertos poderes, como el jurídico y elgubernamental. Con estos poderesconsolidados se debe avanzar enprocesos que también conduzcan ala recuperación o nuevaconformación de las identidades delpaís. Aquí, como en todo modelo deconvivencia, se requiere laconstrucción de unos criteriosmínimos de alcance ético, como son:el reconocimiento de la diferencia enun mundo de marcada pluralidad, lalucha por el logro de la equidad �urgente en una sociedad creciente endesigualdad como bien se aprecia enel caso colombiano� y la necesidadde que todos tengan la convicción deque la superación del conflictoalberga intereses comunes; en ningúnmomento, beneficios particulares.

La adopción y, a su vez,adaptación de esta hoja de ruta porparte del ejecutivo, resultafundamental para procurar hacerobjetivos los avances en la salida delconflicto, en la reinserción de todossus protagonistas y en la recuperaciónde quienes lo han padecido y hanpermanecido expuestos a la suerte deldesconocimiento y, hasta podríadecirse, que al olvido: las víctimas.

Esto, paralelamente a una deseablemodificación sustancial de la políticade paz, en particular a la nueva Leyde Justicia y Paz, como lo demandaen el último informe la AltaComisionada para los DerechosHumanos en Colombia.

Los hechos y la situación actualdel país dan cuenta de que sólo setrataba de una aspiración, pues lagran esperanza en una sustancialreforma a la Ley de Justicia y Paz, seha esfumado. Ley de la que hoypuede declararse, sin temor aequivocación, que fue aprobada por�unos�, los congresistas acusados porel vergonzoso escándalo de laparapolítica y en beneficio dequienes, además de sus ilícitasganancias, han cobrado una sumaincalculable de víctimas al país.Hechos que demuestran cómo aquícontinúa la supremacía de la fuerzapor encima de lo demandado por laley. Y, en consecuencia, lo que hasobrevenido para la sociedadcolombiana es una profundadecepción, cuyo afecto parecehaberle ocasionado una parálisis quese intenta curar mediante encuestasque también, a la �fuerza�, procuranrecuperar la imagen languidecida delmandatario. Un presidente que, amenos de un año de su segundaposesión, tuvo que hacer esfuerzospara gobernar en un país marcado porlo siniestro, como su caribe de hoy.

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4. Mantener una política de diálogo

Para concluir este análisis esnecesario mencionar laspreocupaciones que plantea MarioLópez Martínez sobre un país comoColombia, al cual le encuentra másganancias que pérdidas. Se trata deprocurar, para una salida de la crisis,una reflexión de alcances morales eintelectuales, pues en los tintes quetoma el conflicto se nota que dichareflexión no se ha adelantado con laprofundidad que amerita, y ello seexplica por el grado de deterioroapreciable en los medios elegidospara el alcance de los fines. Para ellorecomienda que la violentología y losacadémicos en el tema �que tantaluz nos han dado sobre lacomplejidad del procesocolombiano� empiecen a orientarbuena parte de sus investigaciones ahacer más énfasis en la capacidad deconstruir paz que tiene una parte dela sociedad colombiana [�].11

Puede agregarse a este llamadootro que lleve a mantener una políticade diálogo, incluso en aquellosmomentos de falta de progreso o deestancamiento de las conversaciones.Desistir del diálogo en razón de losobstáculos que le son propios es

nefasto para las partescomprometidas y puede traerinsuperables decepciones a lassociedades. De este punto puede dartestimonio la sociedad colombiana,víctima de una incomprensible yprolongada lucha, y escéptica ante laspromesas de paz de cada gobierno,ya que las asume como preámbulode nuevas espirales de una luchaarmada temida por la comunidadnacional e ignorada deliberadamentepor la internacional. Desconocidosson los acuerdos de paz reanudadosen medio de una desconfianza tal quesólo conduce a la espera de supresagiada frustración y, enconsecuencia, a su irremediablecondena: la del olvido precedido enel común de los casos a un no querersaber de otro malogrado intento dealcanzar la paz.

5. Reconciliación sin olvido (conclusión)

Ya se ha expuesto que lasvíctimas o quienes sufren pese a serajenos al conflicto deben tenerse encuenta cuando se trata de un procesode paz con miras a la reconciliación.Ello implica hacer vigente la memoriade las víctimas, incluida entre éstasla sociedad civil, puesto que, comotambién se ha afirmado, ha sido

11 Mario López Martínez. Op. Cit., “Entrevista con Mario López Martínez, experto en comisionesde la verdad y reconciliación”.

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afectada y ha resultado golpeada porun conflicto que supera las cuatrodécadas y cuyos alcances desolución, confundidos en la espiraldel mismo, los hace ver cada vez másinsuperables.

Esto se expone en el afán deconseguir una reconciliación sinolvido y una reivindicación de lamemoria en todo proceso del talanteque ahora interesa. En consecuencia,estar centrado en cómo lograr lasuperación del conflicto colombianoes un preámbulo obligado paraentender que, sin lugar a dudas, entreel conjunto de las fases destacadas,la gramática de la reconciliación yla hoja de ruta emanada de ésta,sobresale la importancia de elaborarel catálogo de errores y horrores delconflicto, sólo esta especie deinventario, para el que sonimprescindibles las víctimas, podráayudar a conocer la verdad, puesaspirar a la reconciliación, hechoque requiere hablar de la misma,obliga a contar la verdad y con éstaa reconocer que se ha hecho daño,un daño quizá irreparable dado quetoda víctima llevará de por vida lahuella de esa acción.

En consecuencia, y luego dehacer un repaso distanciado de lodestacado en esta disertación,conviene considerar la necesidad depensar en una reconciliación sinolvido; de hacer presente la memoria

de los hechos y los días, testigos dela prolongada crisis a la que hasobrevivido el país.

Se trata de hacer urgente elllamado al tema de la memoria y elolvido, en un escenario que, valga lareiteración, en ningún momento haestado exento del conflicto y de susefectos. Todo esto sin excluir la miradade perplejidad a la que nos hanabocado algunas situaciones propiasdel panorama político nacional, lascuales tornan a la sociedad civil enasistente de una realidad extraña.

Aquí y ahora se tienen querecordar las ocasiones en las cuales,desde la instancia oficial y desde elactual gobierno en su primer mandato,se llegó a sugerir una demanda deolvido al pasado y a los terribles hechosque han herido el espíritu y la piel deciudadanos inocentes y ajenos alconflicto. Este llamado, al parecer, noimpactó a los destinatarios del mismo,a los colombianos víctimas directas oajenos a la lucha prolongada, a quienesdiariamente y en medio de otro intentode acuerdo de paz se les ha pedido einvocado al olvido. Mientras lasreacciones frente a tal demanda sonpocas, como si no implicara nada elhecho de solicitar el olvido, de hacervigente la omisión y desterrar así unpasado que, aunque siniestro, tambiénes constitutivo de lo que hoy somos yde lo que hemos dejado de ser.

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Este apartado refuerza elpropósito mantenido a lo largo dela disertación: promover, a partir deuna reflexión académica, unameditación en torno a los alcancesy la conveniencia de la memoriapara hacer vigente la historia propiay para impedir que los hechosnefastos del pasado se repitan. Deigual manera, la intención aquímantenida pretende llamar laatención sobre los peligrosacarreados por un olvido declaradode la misma, más aún, cuando éstesucede por obediencia a un mandatoy no por un deseo o una libredecisión.

Para nadie es desconocido quepensar la memoria es pensar lahistoria, es remitirse a un pasado delcual aún están vivas sus huellas, lascuales nos recuerdan a diario quealgo ha sucedido en una historia, enla nuestra, que no merece olvidarse,que debe mantenerse vigente, bienpor efecto de la palabra, bien porquesi se maneja el axioma de que cadavez que se recuerda es como si sedespertara, entonces no habrá otrasalida que la necesidad de resolverlos recuerdos por medio de la mejorvía: la de vivir el pasado sinretaliaciones; salida sana quepromete la reconciliación eimposibilita el olvido.

Se trata pues, de procurar unafenomenología de la memoria,12 lacual es posible siempre y cuando secuenten como esenciales otrasemociones que pueden simbolizarse,como el reencuentro, el imposibleacuerdo, el odio, la vulnerabilidad,la desprotección y el rechazo,destacables entre muchas otras. Laaspiración �y esta es una apelacióntomada de La gramática de lareconciliación� es la reivindicaciónde una memoria que al ejercitarse entérminos individuales y colectivoslleva a conocer y a comprender elsentido de algo que se hainteriorizado y que también hapasado por experiencias que van másallá de lo emocional, es decir, que sehan vuelto corporales; sí, la memoriarequiere del cuerpo, en cuanto éstese vuelve centro de la acción emotivaque concibe, como bien se constatadesde la filosofía.

En conjunto con la mencionadafenomenología de la memoriaconviene destacar un puntoimportante acerca de la dimensiónpolítica que subyace a todo asunto dela misma, basta con reconocer que lasnaciones son un constitutivo colectivolegitimado en el hecho que más lasasocia: la memoria. Es ésta una razónde peso para ir al rescate del recuerdoy superar la tendencia al olvido, cuya

12 Véase: Judith Nieto López. “El deber de la memoria, la imposibilidad del olvido. Alcances ético-políticos”. Reflexión Política, 15, Bucaramanga, Instituto de Estudios Políticos, Universidad Autónomade Bucaramanga, junio de 2006, pp. 80-92.

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función se distancia de la que cumplela memoria: legitimar el ejerciciopolítico adelantado a diario porquienes son la razón de ser de unanación, no otros que sus ciudadanos,portadores de su memoria o de esabarrera de recuerdos que opera adiario contra los males de la amnesiacolectiva.

Con lo anterior es necesarioacudir, aunque brevemente, a PaulRicoeur, quien en su obra Lamemoria, la historia, el olvido,13 dejaclaro cómo el deber de la memoriaconstituye a la vez la cima del buenuso y del abuso en el ejercicio de lamisma.14 Lo que sucede ante el hechode acordarse, expresa el pensadorfrancés, es la satisfacción del recuerdoy �En efecto, es a este tesoro de olvidodonde recurro cuando me viene elplacer de acordarme de lo que unavez vi o sentí, aprendí o conseguí�.15

Acordarse, según Ricoeur, esmantener vigente el objeto, el motivoque se rememora: es ver como propioel proyecto de �una experiencia parasiempre�. Se confirma así que olvidar

o buscar la amnesia por obligación,por mandato, como se ha intentado,trae un sabor indeseado, como el quedeja una pérdida, el desvanecimientode una presencia grata, sabor quepersiste, así la obstinación por borrarlode la memoria se acreciente.

Atraer para estas páginas unabreve meditación sobre el complejotema que constituye el olvido, en unproceso de reconciliación, es unejercicio que puede resultar valiosoen el contexto colombiano; donde elprolongado conflicto, con sus visiblesefectos, aspira a borrarse del recuerdoindividual y colectivo, a fin de atraeruna ilusión más engañosa que real:definida en un aquí y ahora dondeno ha sucedido nada, no ha quedadonada, todo se ha vuelto un pasadoadueñado de la no recordación.16

Así, como bien se ha visto,particularmente en los dos últimosaños dedicados a la polémicainstauración de la Ley de �Justicia yPaz�, recientemente sancionada, sepretende limpiar un territorio de las

13 Véase: Paul Ricoeur. “Un alegato en favor de la memoria”. En: La memoria, la historia, el olvido.México, Fondo de cultura económica, 2004.14 Ibíd., p. 118.15 Ibid., p. 53516 Estas palabras hacen eco del documental titulado La Sierra, dirigido por la comunicadora MargaritaMartínez y en el cual, en simultáneo, se vive obstinado en el horror de la guerra entre grupos al margen de laley y la “aspiración” de no seguir, de salirse del conflicto, de pensar en otras posibilidades, pese a que losactores del mismo ven tal deseo como imposible, pues “están demasiado calientes” para abandonar lo yaemprendido. En el eco de sus palabras resuena: “yo he vivido una guerra y otra guerra, y otra guerra […]”,forma patética para expresar que se ha crecido en medio de la “inolvidable” guerra y bajo la que quizá, y comotambién se aprecia, todos quedarán. El documental fue transmitido, por segunda vez, por Caracol Televisiónel sábado 9 de octubre de 2005 a las 10:00 p. m.

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huellas de la guerra y del conflictode una manera ingenua; pretensióndifícil cuando la sucesión de hechoses tan incontrolable que el másinmediato de todos hace opacar losprevios, así la magnitud del horrorhaya sido igual o similar.

El deber es, entonces, atenderla reflexión provocada por cuarentay dos años del conflictocontemporáneo colombiano queparece no acabar, y donde la salidano puede estar del lado de unadeclaratoria de la desmemoria,máxime cuando la aspiración es,junto con la aspiración de un cese alfuego de las partes, la de procurar lareconciliación de víctimas,victimarios y sociedad civil. Estapretensión es loable si se asimila lamemoria como el medio paraexponer y dar a conocer la verdad �por dolorosa que resulte� acerca detodos aquellos hechos que bien sesabe que acontecieron, pero que aúnno han sido esclarecidos a losafectados, como tampoco a lacolectividad nacional igualmentelastimada por un fuego pavoroso, enel cual están involucrados los másinsospechados protagonistas al ladode quienes siempre han actuado almargen de la ley.

Imponer el olvido para elalcance de la reconciliación y atraerla desmemoria para la superación delconflicto es impedir el necesarioasombro a toda una nación que hoy,conmovida, observa una tras otra lasucesión de confesiones y deconfesados que en aras del perdónresponden a los crímenes que se lesimputan; la sociedad, otra vezsobrecogida, ha sido el gran auditoriode las más insólitas y desgarradorasdeclaraciones.

Sólo me surgen preguntas almomento de dar el punto final a estaspáginas: ¿el país está preparado parasaber toda la verdad? ¿Qué dosis deverdad puede ver y escuchar el paísde tal manera que luego puedaperdonar sin odiar? ¿Qué grado deverdad estamos dispuestos a soportarde forma que podamos vivir elpresente y el porvenir sin el peso deun pasado lleno de retaliaciones? Soninterrogantes que demandan un no alolvido y un sí categórico a toda formade memoria: individual y colectiva;la reconstrucción de una y otra seentiende como una memoriaejemplar: �Donde para efectoscurativos se exponga al público eldolor y el sufrimiento de las víctimas[�] sin fijar a los sujetos y a lospueblos en un pasado que se repite aperpetuidad�.17

17 Bueno. Op. cit., p. 69.

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En es te punto cobraimportancia reflexionar sobre elpasado, y más aún recobrar lamemoria, pero cuidándose de unaobsesión por la reminiscencia,p romesa ún ica de l noc ivorecuerdo . Las lecc iones de lcomple jo su f r imien to de lasv íc t imas pueden resu l ta rprovechosas, siempre y cuandose ev i ten e impidan nuevasvíctimas en el presente y tambiénen el futuro.

Así, sólo así, puede pensarse enuna justicia reparadora que incluya alas víctimas y sus derechos en lo quese refiere a los resarcimientos de todoorden, de los cuales ellas sonacreedoras, y excluya a losderrotados, pues ninguna victoriapuede planearse precedida delpresupuesto de la derrota, así éstehaya sido el único ejemplo registradopor la historia, pues los derrotados,al igual que las víctimas, le suelendemandar altos costos a una nación

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La década de los noventa �

en particular el segundo lustro� fueprolífera en investigaciones sobre lajuventud en Medellín. Sin embargo,después de este período de auge, esposible constatar el declive de laproducción de conocimiento sobrelos jóvenes.1 En este período, losjóvenes eran objeto de interésinvestigativo en la misma medida enque hacían parte directa de laviolencia desatada en la ciudad. Poreso, gran parte de los estudios tratasobre la relación jóvenes y violencia.La difícil situación de la ciudad, enesa época, demandó a lasinstituciones, en especial a lasestatales, poner atención a un grupopoblacional al cual se adjudicaba laresponsabilidad de la catástrofe. Ladinámica del conflicto armado en laciudad y la constitución más expeditade los actores armados relegaron,paulatinamente, a un segundo plano

Pilar Riaño AlcaláJóvenes, memoria y violencia en Medellín. Una

antropología del recuerdo y el olvidoMedellín, Universidad de Antioquia e InstitutoColombiano de Antropología e Historia, 2006

a los jóvenes; aunque sigue siendo lajuventud quien nutre las filas de losgrupos militarmente confrontados.De esta manera, la configuración delconflicto a finales de los años noventay su actual desarrollo puso otrasprioridades a la institucionalidad dela ciudad y desplazó a los jóvenes delos primeros lugares de interés parael Estado, al igual que para una partesignificativa de los investigadores.

En el marco de estadisminución de la produccióninvestigativa sobre juventud y de lapérdida de interés de losinvestigadores por la relación entrejóvenes y violencia, aparece el librode Pilar Riaño: Jóvenes, memoria yviolencia en Medellín. Unaantropología del recuerdo y el olvido.Esta obra no sólo rescata a los jóvenesdel �olvido� al que la sociedad parecetentada a condenarlos, sino que

1 Al respecto véase: Deicy Patricia Hurtado Galeano, et al. Cultura política y ciudadanía enMedellín. Una exploración sobre programas y estrategias gubernamentales. 1990-2003.Medellín, Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, 2004.

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también instala los resultados de lainvestigación en el marco amplio delactual debate sobre los procesos denegociación y paz, en los cualesaparece la puja entre los actoresinvolucrados por un proceso conperdón y olvido, o uno con verdad yreparación de las víctimas. Lainvestigadora, de la mano de laexperiencia viva de los jóvenes,conduce al lector a través delpresente y el devenir a partir de unavisita al pasado. En este tránsito, lamemoria adquiere el símil de unpuente, un medio de comunicaciónque permite acceder y elaborarexperiencias y transmitirconocimientos a la propia sociedada partir de los aprendizajes socialesde los jóvenes. Esta reseña sóloexaltará algunos aspectos interesanteshallados al caminar por el puente, conello se espera que el número detranseúntes aumente.

La investigación de Pilar Riañorealiza un recorrido por veinte añosde la vida de Medellín (1980-2000).La autora propone como hiloconductor para el recorrido laexperiencia de los jóvenes con laviolencia en los sectores de estratossocioeconómicos bajos de la ciudad(zona Nororiental y Barrio Antioquia,especialmente). Por medio dedistintas técnicas de investigación(propias del campo cualitativo),

explora con los jóvenes la memoriaque ellos tienen sobre los hechos deviolencia que vivieron en sus barriosy las distintas formas en que esavivencia ha influido en la constituciónde las maneras de ser y relacionarsede los habitantes de estos lugares. Eneste sentido, la pesquisa trata deestablecer cómo los individuosreconfiguran sus vidas y sus universosculturales en medio de violenciasgeneralizadas.

En este recorrido por elpasado, la investigación encuentraque las maneras como las personasnombran algunos sitios del barrio yel relato sobre las formas en que laspersonas aprendieron a transitar yhabitar el espacio, entre otrosaspectos, están signados por elrecuerdo de sucesos violentos. En eltexto se muestra que los jóvenes demanera individual y colectiva tienenpresente muchos de los eventosviolentos que han hecho parte de lahistoria del barrio y de sus propiasvidas. Ellos son capaces de narraroralmente las historias de muerte ymuertos, hacen gala de una memoriaque recuerda a las víctimas, losvictimarios y el desarrollo de lossucesos. También destacan losaprendizajes, un par de jóvenes, porejemplo, dicen haber aprendido adesconfiar como una manera parapoder sobrevivir.

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En este �ir al pasado�, Riañollama la atención sobre dos aspectos:la violencia de género y laelaboración del duelo. Respecto alprimero, indica que si bien existe unaespecie de acuerdo comunitariosobre el carácter nefasto del ejerciciode la violencia, parece no existir unapostura similar sobre la violencia degénero. Un pasaje de la investigación,por ejemplo, hace referencia a unmomento en el cual un grupo dediscusión condena la violación, peroeste juicio parte por entender que laviolación sólo es posible si en ellaparticipan por lo menos dosvioladores. Para resaltar este aspectouno de los miembros del grupo dediscusión alude a la metáfora deenhebrar una aguja: el hilo no puedeentrar si la aguja se mueve, por tanto,es necesario de �otro� que sostengala aguja para poder que el hilo pase.

El grupo de discusión deducede la �enseñanza� de enhebrar laaguja que en la realidad es imposiblela violación individual o que almenos es muy difícil aceptar suexistencia. Tal concepción terminapor autorizar la violación, en lamedida en que encubre el hecho deque en la vida práctica una mujerpuede ser �como efectivamentepasa� violada únicamente por unhombre. Según Riaño, este tipo dediscernimiento está basado en lasprácticas patriarcales del terror y, así

mismo, contribuye a mantener laviolencia de género. La matriz culturalde las comunidades para explicar yvalorar la violencia conlleva, por unlado, a condenar un tipo de violenciay, por el otro, aceptar la aplicaciónde la violencia contra la mujer.

Sobre el segundo, laelaboración del duelo, lainvestigación permite observar que lasheridas morales están abiertas. Losjóvenes recuerdan las pérdidas y losvejámenes de la violencia con dolor,y aunque de manera individualalgunos de ellos piensan saldadas lascuentas con el pasado, también escierto que colectivamente lascomunidades que han vivido unejercicio constante de violencia nohan contado con espacios comunespara llorar sus muertos. La violencia,en estas circunstancias, aparececomo la vivencia de un dramainminentemente personal, la tragediade cada individuo.

La memoria, como puente paratransitar por distintos momentoshistóricos, permite ubicar a laspersonas en el hoy y asimismobosquejar las situaciones sociales ypolíticas por venir. En esta instancia,debe resaltarse la intención de PilarRiaño al juntar, según la afirmaciónde Martín Barbero en la presentaciónde este libro, dos palabras que lasociedad tiende a pensar como dos

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mundos radicalmente opuestos:jóvenes y memoria. Establecerrelaciones entre ambas palabrasconduce a la investigación de Riaño,por un lado, a discutir con unenunciado según el cual los jóvenesviven intensamente el presente, vivena toda, sin referencia al pasado nimucho menos al futuro; y, del otrolado, a mostrar que esa memoria vivade los jóvenes permite plantear unaserie de interrogantes sobre el actualproceso de paz con los gruposparamilitares y, de manera másamplia, formula interrogantes sobrela posibilidad de una sociedad deposguerra en convivencia pacífica,cuando en su proceso deconstrucción la voz de las víctimastiende a ser silenciada.

La relación entre jóvenes ymemoria, tal como es tratada porRiaño, muestra que este grupopoblacional tiene memoria, hace usode un recuerdo vivo que le habitatanto en sus historias personalescomo en sus construcciones sociales.Sin embargo, esta presencia de laviolencia en la configuración de lacotidianidad no determina laidentidad de los jóvenes ni tampocoelimina las posibilidades para recrearformas de vida. Los jóvenes logranestablecer aprendizajes de su pasado,reciclan la experiencia para aprendera moverse en el hoy, aprenden de lasvivencias y crean repertorios de que,

aunque quizás remoto, tiene laimpronta de vivir y, llegado el caso,de sobrevivir en el acá y en el ahora.

La memoria viva de los jóvenessobre la violencia, la forma en queella ha incidido en sus vidas y losaprendizajes que los jóvenes handerivado de dicha experiencia paraaprender a vivir, permiten a lainvestigación de Pilar Riaño preguntarpor el escenario más amplio en el cualviven los jóvenes actualmente: laguerra irregular del país y, enparticular, el proceso de paz delgobierno con los paramilitares. Yaunque en la estructura del texto estetema (tratado en el epílogo) no dejade ser algo �forzado� porque centrala atención en la violencia políticamientras que la investigación en sudesarrollo alude indiferentemente adistintas prácticas de violencia(delincuencial, política, de género,por ejemplo), aún así, no dejan de serinquietantes los planteamientos deRiaño sobre un proceso denegociación donde el perdón y elolvido, al parecer como una consignacentral, tiende a condenar laposibilidad de realizar dueloscolectivos y de dar un lugar a la vozde las víctimas.

En este sentido, el texto llamala atención, inicialmente, sobre losriesgos que corren las víctimas alrealizar actos colectivos de duelo en

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medio del conflicto, pues, porejemplo, si bien la memoria permiteevocar sucesos y transmitirlos,también es cierto que tal evocaciónpuede operar como el testimonioofrecido por un testigo. El relato dela víctima sobre su tragedia y lanecesidad de enfrentar el silenciopueden re-victimizarla. No obstante,el centro de la argumentación de PilarRiaño recae en la discusión de unproceso de negociación y paz conperdón y olvido o un proceso converdad y reconciliación. En estedebate, la relación entre jóvenes ymemoria parece advertir los riesgosde intentar decretar el olvido: laspersonas tienen una memoria vivaque incide en sus modos de existir yrelacionarse. Esta memoria consta deaprendizajes que afectan las manerasde ser y hacer de los individuos,influye en su comportamiento yexpectativas de vida; al punto queesta memoria también puede serabrasiva con la víctima, desgastarlaen el deseo de justicia, en el reclamopor poder expresar en público, porlo menos, su versión sobre loshechos. De esta forma, el cúmulo denegaciones que impiden un duelopúblico y la conformación de unamemoria colectiva y ejemplar2

pueden, eventualmente, hacer que lavíctima al recordar los sucesos consus respectivos responsables deseevenganza, y reinicie el ejercicio de laviolencia.

La autora de Jóvenes, memoriay violencia en Medellín hace unllamado particular para que las vocesde los jóvenes hagan parte deldominio histórico y contribuyancomo testimonio a la búsqueda de laverdad sobre el desarrollo de ladisputa violenta acaecida en laciudad. Al respecto, Pilar Riaño dejaplanteada la siguiente inquietud:�Uno se pregunta si la ciudad puedesiquiera contemplar proyectos depaz, desmovilización, reconciliacióno nuevos comienzos si las voces, lostestimonios de víctimas y testigos nohan sido escuchados.� (p. 213) Entérminos del proceso de negociaciónque actualmente el gobierno adelantacon los paramilitares, y,contemplando un escenario deposguerra, esta inquietud toma mayorrealce. Las inquietudes planteadas porRiaño pueden también entenderseparafraseando a María Teresa Uribecuando pregunta ¿cómo transformarla memoria, las experiencias de laguerra, en aprendizajes políticos?

2 Sobre memoria ejemplar, véase: María Teresa Uribe de Hincapié. “Estado y sociedad frentea las víctimas de la violencia”. En: Estudios Políticos, 23, Medellín, Instituto de EstudiosPolíticos, Universidad de Antioquia, julio-diciembre de 2003.

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¿Cómo hacer para que esosaprendizajes permitan salir delcírculo peligroso en el cual la víctimade ayer puede llegar a ser elvictimario de hoy?3

En síntesis, la investigación dePilar Riaño refresca los enfoques de

3 Ibíd.

los estudios centrados en jóvenes yviolencia, a la vez que, a partir delanálisis de la relación entre losjóvenes y la memoria, introduceargumentos para abogar por la verdady la reparación de las víctimas en eldebate sobre los procesos denegociación y paz.

Adrián Restrepo ParraInvestigador

Instituto de Estudios Políticos