Informe Sobre El Hombre de Los Sueños. Carlos Saura Garre

7/23/2019 Informe Sobre El Hombre de Los Sueos. Carlos Saura Garre

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Carlos Saura Garre

INFORME

SOBRE el HOMBRE

de los SUEOS


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Todo lo que sigue es real, incluidos los sueos.

Solo el psiclogo y el psiquiatra son personajes ficticios.

El final tambin es pura imaginacin.

El relato sigue fielmente la aparicin cronolgica de lossueos.


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HOSPITAL UNIVERSITARIO

E!"#T"$E%T& de !S'C&(&G)"

****o+o****

De #amiro de !rada

Para "rqu-medes Sourances

irector del Centro !siquitrico /0ngel de la Guarda1

Estimado "rqu-medes

Cuando te ped- por telfono que me ec2aras una ma*

no, no pude imaginar que el asunto del anciano soador

se complicara tanto. "l principio se trataba no ms que

de leer el relato de sus ensoaciones, pero no entraba

en mis clculos interpretarlos, como me solicitaba enca*

recidamente en su carta. %o, porque en ese tema no soy

un e3perto como t4, pero tambin por ra5ones de tiem*

po. !ero sucedi lo que no me esperaba a pesar de mi

reluctancia inicial, me fui animando a medida que le-a


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aquellos folios. Sin pensarlo muc2o, lo llam para que

6iniese a 6erme. 7ste fue mi segundo error. El anciano

de los sueos result ser un 2ombre 6ulgar, normal,

quiero decir, en cuanto a estatura y presencia, poco pelo

y entrecano, bien arrugada ya la cara, y manos que co*

mien5an a parecer sarmentosas, pero su e3presin can*

sada, propia de la edad y de los ajetreos de una larga

6ida, no lograba e6itar la sensacin de una serenidad

confiada, como si 2ubiese llegado al final de un largo

6iaje preparado para lo que el destino le depare. Creo

que tu6e un arrebato de empat-a, soy un sentimental, lo

confieso. (e propuse que 6ol6iera otro d-a, y otro, y otro,

y c2arlamos largamente de sus sueos y su 6ida. Embar*

cado ya, definiti6amente, en aquella tra6es-a, tu6e la

precaucin de grabar, con su 6enia, por supuesto, nues*

tras con6ersaciones. 8ue un desatino imperdonable,

a2ora me doy cuenta, pero no puedo 6ol6erme atrs.

Siento que el relato de su 6ida no tenga demasiado inte*

rs 9ni siquiera lleg a fundar una familia propia, nunca


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se cas:, e3cepto por el 2ec2o de 2aber sufrido un cam*

bio drstico y dramtico en los 4ltimos aos, pero sus

sueos s- que me 2an parecido realmente originales,

como podrs comprobar si te decides a leer este infor*

me. "l fin y al cabo, esto es lo ms interesante para ti.

; ya metidos en faena, te anticipo lo 2e redactado en

dos secciones, la primera es una incursin general, aun*

que no e32austi6a, de sus sueos pasados, y en la se*

gunda aparecen los que, actualmente, l mismo 2a tras*

crito al despertar.

Te adjunto tambin los reta5os de sus diarios y algu*

nas poes-as que pueden ayudarte a comprender mejor

sus ideas sobre el amor, la religin y la muerte, tres co*

ordenadas sobre las que 2a trascurrido toda su e3isten*

cia.

Si te decides a interpretar estos sueos, escr-beme

cuando acabes y te entre6istes con l para comunicarle

tus resultados.

E3c4same por esta encerrona.


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!oco despus del fallecimiento de su 2ermana, como

te digo, cuando ya 2ab-a cumplido el ser6icio militar, la

6io en el saln*comedor sentada en una butaca y rodea*

da de algunos de sus otros 2ermanos. Su campo de 6i*

sin, en el sueo, era idntico en detalles a la realidad

estaban ellos frente al soador, a su i5quierda, ante la

puerta por donde se bajaba a la panader-a que la familia

regentaba= 6e-a, frente a l, en el centro, el pasillo que

acababa en la puerta de entrada a la 6i6ienda, y, a su

derec2a, en escor5o, el gran armario donde el padre

guardaba libros, carpetas y papeles, pues el saln*

comedor ser6-a tambin de oficina y despac2o.

Se acerc a su 2ermana. Sab-a, sin que nadie se lo

dijera, que ella, presente, estaba realmente muerta, a

pesar de lo cual a ninguno de ellos e3traaba lo ms m-*

nimo, aunque, eso s-, se encontraban todos embargados

del respetuoso temor que debe suponerse ante la pre*

sencia 6i6a de un difunto. Se sent en el suelo frente a

ella, apoyndose en sus rodillas, y le pregunt Ests


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bien? (a pregunta no se refer-a a su salud, por supues*

to, sino a su situacin en el otro mundo. Ella compren*

di el sentido de aquellas palabras, el 2ombre de los

sueos saba que lo 2ab-a comprendido, y le contest

con e3presin tranquila S, estoy muy bien. ; su 6o5 so*

n tal y como 2ab-a sonado en 6ida. "quello le reconfor*

t el alma y apacigu sus dudas y temores, incluso ya

despierto. "l recordar esta escena, cincuenta aos des*

pus, me dice que aquella 6isin debi ser creada por su

inconsciente, es decir, por su cerebro, que es su palabra

preferida, para e6itarle angustias insoportables.

$e 2a relatado este sueo, me aclara, no por su ori*

ginalidad, que tambin la tiene, sino porque forma parte

de aquellos en los que el ambiente y las personas eran

tal como aparec-an en la realidad, como suele ocurrirle a

cualquier soador, pero que al nuestro se le fue cam*

biando 2bito tan com4n 2asta acabar soando de mo*

do ms disparatado, como tendremos ocasin de com*


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probar. !ero a2ora nos toca 2ablar de los ensueos co*

munes y discretos, y, efecti6amente, la propia 2ermana

difunta estaba all- como fue en 6ida el pelo negro y ri*

5ado, la cara algo cuadrada, pero bell-sima, y su defor*

macin de la espalda, pues 2ab-a sufrido, a poco de na*

cer, un desarrollo anmalo de la columna 6ertebral. To*

da su 6ida andu6o con una cadera ms alta que la otra, y

nunca lleg a alcan5ar la altura que le correspond-a. Fue

la hermana preferida de todos *me dice recordando con

cierta nostalgia aquellos tiempos*, tena una voz prodi-

giosa, y cuando, en las noches de verano, familia y ami-

gosnos sentbamos a charlar a la puerta de la panade-

ra, nos deleitaba cantando en el silencio de la calle. Era

como un ngel deforme, como si a ios, al crear a aque*

llas criaturas celestiales, se le 2ubiese descompuesto el

molde y de all- saliera ella. "2ora bien, como segu-a

siendo un ngel, pese a todo, se 2ab-a ganado el trato y

el cario de amigos y 6ecinos, que el de la familia debe

darse por supuesto. !ero ni siquiera un ngel deforme,


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por muy celestial que sea, atrae a los muc2ac2os con

intenciones de emparejamiento, ra5n por la cul ella

deb-a sufrir en silencio al 6er en el espejo aquella ima*

gen tan distinta a la de sus compaeras.

>asta que un d-a, como si ios intentase recomponer

su error, un jo6en de buen 6er, obrero en la panader-a,

contra todos los pronsticos y todas las leyes de la cos*

tumbre, se le acerc a cortejarla, y ella, rindindose a lo

que cre-a una e6idencia, pareci disfrutar de aquel pro*

digio inesperado. El jo6en que fue entonces el 2ombre

de los sueos, que ya 2ab-a 6isto demasiadas pel-culas y

estaba bien informado de estas cosas, la sorprendi ms

de una 6e5, cuando el c2ico le 2ablaba, mostrando esa

sonrisa de complicidad, en los labios y en los ojos, que

tienen los enamorados cuando estn en el limbo. Su

cuerpo 2ab-a sido siempre un estorbo, y si queremos

e3presarlo mejor, una pesadilla, y a2ora, tal 6e5, aquel

muc2ac2o la ayudaba a ol6idarlo e todas formas, sus

intenciones eran ms que dudosas ?un obrero que cor*


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teja a la 2ija del empresario@ 'ncluso ol6idando nosotros

tambin su deformidad, 2e aqu- una 2istoria repetida a

lo largo y anc2o del mundo, 2ec2o real o ficcin de no*

6ela y de cine, con dos finales, uno feli5 y el otro des*

graciado, y ste, sin duda, el ms frecuente. Si aadimos

el 2ec2o de su cuerpo mal proporcionado, es fcil com*

prender que la pregunta estu6iera siempre en el aire

?Au pretende realmente el jo6en de buen 6er@ !ero no

2ubo respuesta, ni para la familia ni para la 2ermana

que soaba un imposible el soador tu6o que marc2ar*

se al campamento militar, y en unas semanas 6inieron a

por l en un ta3i con la triste noticia la muc2ac2a 2ab-a

muerto durmiendo.

So otras muc2as 6eces con aquella casa de su in*

fancia el pasillo que comunicaba con la cocina y los

dormitorios, el rincn, al fondo, donde guardaba, en un

pequeo mueble, libros, dibujos y tebeos, los balcones


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con celos-as, la cocina que se abr-a al patio, la alacena

en el pasillo... Todos esos lugares y las personas que los

2abitaban fueron apareciendo en sus sueos durante

algunos aos con una claridad sorprendente.

!ero, poco a poco, todo se des6aneci, o se fue des*

6aneciendo, y a2ora, en el presente, como 2emos anti*

cipado arriba, 6e esos lugares y a esas personas en sus

ensoaciones, pero no se asemejan en nada, ni siquiera

en el ms m-nimo detalle, a como fueron en la realidad.

(os padres, que murieron de pura 6eje5 a los no6enta,

aparecen a2ora como de mediana edad, a 6eces j6e*

nes, y siempre de buena presencia y salud, como los

2ermanos ya fallecidos y los que a4n 6i6en. 7l, sin em*

bargo, sabeque son ellos. !ero, de todas formas, fami*

liares y amigos no son protagonistas repetiti6os en esos

sueos. En la actualidad solo aparecen muy de cuando

en cuando. "2ora conoce a gente que no 2a 6isto nunca

y lugares que jams 2a 6isitado. Todo es distinto, incluso

2an desaparecido, si es que alguna 6e5 estu6ieron, que


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no lo recuerda, los amigos de la pandilla, aquellos con

los que con6i6i durante 6arios aos en el Centro Catli*

co de su tierra natal, del que te 6ol6er a 2ablar ms

adelante.

%o ol6ida, sin embargo, que sigue soando a menudo

con aquel Seminario donde ingres, a los 6eintinue6e,

cuando ya era maestro. Tambin se le aparecen sus

compaeros, pero el lugar es completamente distinto y

los sacerdotes y seminaristas no tienen las caras de

aquellos a quienes conoci. Esto es algo que lo tiene in*

quieto, por estrafalario, y espera que nosotros sepamos

aclarrselo.

Esta mudan5a acaecida en los sueos de a2ora parece

un reflejo de aquella otra, decisi6a para todo su futuro,

que aconteci en su 6ida al abandonar el Seminario y

sus deseos de ser sacerdote. Sueo y realidad 6an para*

lelos, ya lo sabemos, pero una 6e5 ms lo confirma este

caso. El 2ombre de los sueos cree que su inconsciente

2a arrinconado su 6ida pasada, como si no quisiera sa*


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ber nada de ella. Solo que, a 6eces, su cerebro, a2ora,

despus de tanto tiempo, suele proyectarle aquellas

imgenes por sorpresa, en el primer sueo que se le

ocurre.


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urante alg4n tiempo, se repet-a la misma secuencia

6olaba pesadamente, daba torpes bra5adas en el aire

trasladndose de un sitio a otro, y al fin 6ol6-a al suelo

desesperan5ado. " 6eces aparec-an personas que, an*

dando por debajo de l, lo ignoraban, a pesar de que lo

6e-an perfectamente y de que, por su parte, 2ac-a todo

lo posible por llamar su atencin. !ero en otras ocasio*

nes 2ab-a alguien que intentaba tomarlo de los pies para

2acerle bajar.

" menudo se 2a preguntado la ra5n de que aparecie*

ra toda aquella gente a la que no importaba que estu*

6iese nada menos que 6olando sobre sus cabe5as. Slo

encuentra una e3plicacin en esos sueos se refleja una

realidad, el 2ec2o de que siempre 2a intentado sobre*

salir, un trmino que nos 6iene como anillo al dedo para

esta clase de ensueos, sobre-salir, dejar de ser una

criatura annima, sentir la admiracin de la gente al 6er*

lo por la calle, e3actamente lo que buscaba dormido.

Tambin pod-a e3plicarse fcilmente el 2ec2o de que


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nadie le 2iciese caso, pues tal cosa es lo que le 2a suce*

dido e3actamente. Te cuento.

Cuando era jo6en y sab-a cantar, y cantaba en el or*

fen que fundaron 6arios amigos en su tierra natal,fue

el protagonista de algunas 5ar5uelas que organi5 el di*

rector, quien, no conforme con tener un grupo de can*

tantes, se empe en con6ertirlos, tambin, en actores.

En esos casos, el teatro estu6o lleno a rebosar, /agota*

das las localidades1, re5aba en la taquilla, nada raro en

una ciudad de pro6incias con tantos amigos y conocidos.

7l, desde el escenario, 6e-a al p4blico en la semioscuri*

dad de la sala, todos miraban a los actores*cantantes, lo

miraban a l, y se 6e-a a s- mismo all- arriba, bien ilumi*

nado, sobresaliendo, los aplausos retumbaban en la sala

y llegaban a sus o-dos como una m4sica gloriosa. Esta

sensacin de triunfo, esta inyeccin fulminante de auto*

estima, la conocen todos los actores, y de un modo es*

pecial deleita a los que empie5an. Es fcil deducir que

fueron aquellos aplausos los que le despertaron el deseo


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de destacar, como lo 2ac-a en el escenario, y que esa

pretensin debe 2aberle acompaado el resto de su 6i*

da. Sin embargo, su inter6encin como primer solista en

esas 5ar5uelas y algunos conciertos no lo con6irti en

una persona notable, digna de admiracin, famosa, o

como queramos llamarlo, y ese 2ec2o se refleja en los

sueos de 6uelo nadie se interesa por l.

!ero tal deseo de sobresalir, seg4n se desprende de

sus 6iejos diarios, andaba ya bien despierto algunos

aos antes de sus actuaciones en p4blico, cuando anda*

ba por los diecinue6e

e sentido la m!sica muy adentro 9acababa de 6er

una pel-cula musical:, y ahora parece "ue tengo una or-

"uesta dentro del cuerpo. #urante todo el da, no he

hecho ms "ue pensar en la pelcula de ayer$ #espu%s de

comer he ba&ado al obrador de la panadera, y como es

un local grande y espacioso, he estado 'bailando(, inten-

tando imitar al formidable bailarn$ El colorido de esas

pelculas, la fastuosidad de los escenarios, las e)"uisitas


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melodas, el ritmo "ue llevan los bailarines y la facilidad

con "ue se hacen c%lebres, me ciegan por completo$ *e

creo ya otro artista consumado, me entusiasmara ver-

me en un escenario igual, for&o infinidad de castillos y

ensue+os, pero la realidad, cruda e intemperante, me

sume en una melancola y una tristeza "ue frustra todas

mis esperanzas$ ero disfruto for&ando irrealidades y so-

+ando "ue soy el bailarn famoso "ue a!n no ha nacido

en nuestra patria$$$

& se 6e a s- mismo como el palad-n de la di6inidad al

estilo de los caballeros medie6ales

En estos seis meses !ltimos he comenzado mi verda-

dera obra, he escrito mis me&ores captulos, me he senti-

do autor, filsofo, moralista$ .ada de ello soy, lo s%, pero

llegar% a serlo por"ue as lo pide la gloria de #ios$ /l

tambi%n necesita "ue lo defiendan, aun"ue estemos en

pleno siglo veinte$ Ser% escritor por"ue todo mi saber lo

dedicar% a esta obra magna0 destruir a los ateos y mora-

lizar el mundo$ *i obra ser insignificante, pero, no po-


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dra ser la chispa "ue prenda pronto y "ue forme un in-

cendio de seguidores?

!or fortuna, es consciente del carcter fantasioso de

sus pensamientos

e ido al cine, donde ponen una pelcula tan divertida

"ue no la he podido olvidar$ Se trata de un hombre "ue

siempre est so+ando lo "ue no es, e)actamente como

me pasa a m.

!ero 6ol6amos al sueo en el que andbamos ?qu

significado tiene, se pregunta, esa 2istoria de quienes

intentan 2acerle bajar, incluso lo consiguen a 6eces@ Tal

6e5 represente la propia 6o5 de su conciencia, se res*

ponde a s- mismo, que intentaba de6ol6erle a la reali*

dad, como si dijera $ira, no eres nadie, baja de las nu*

bes y 4nete a nosotros, los mediocres, los annimos. En

este caso al menos, 2ay que reconocer que 2a dado en

la diana, y adems, tengo la 6-6ida impresin de que el

2ombre de los sueos no se siente frustrado, tal 6e5


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porque aquellos deseos de sobresalir no fueron ms que

sueos ingenuos de un muc2ac2o fantasioso que jams

se molest en 2acer nada serio para lograr el triunfo.

$e inclino por esto 4ltimo, su perfil psicolgico corres*

ponde al de esas personas que desean algo pero no es*

tn dispuestas a esfor5arse demasiado para conseguirlo.

Sea como fuere, esos sueos en los que alg4n impru*

dente se aferraba a sus pies para 2acerle caer, acabaron

desapareciendo 9e3cepto en un caso que 6ers ms ade*

lante: 2ab-a decidido, en la 6ida real, bajar al mundo de

los insignificantes. (e cost con6encerse de que no era

nadie, de que 2ab-a de renunciar a sus fantas-as infanti*

les tanto tiempo cla6adas en su mente, pero 2oy, aun*

que toda6-a se le asoman de 6e5 en cuando, la situacin

parece controlada.

!ero sigamos.

!aulatinamente, su forma de 6olar se fue perfeccio*

nando ms y ms. ej de bracear como si nadase, le

bastaba con que su pensamiento lo decidiera para que


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todo su cuerpo siguiera adelante. !ara comen5ar a 6olar,

era suficiente con que se lan5ase 2acia arriba y, una 6e5

all-, cada 6e5 con ms frecuencia, se desli5aba en el aire

sobre las a5oteas y tejados de lugares desconocidos, pe*

ro diseados con toda claridad 2asta en sus ms m-ni*

mos detalles. (a mayor-a de las 6eces era de noc2e, y

todo el mundo sabe, porque es fcil contemplar a esa

2ora una ciudad o un pueblo desde alg4n lugar ele6ado,

que, desde arriba, esos tejados y a5oteas permanecen

en la oscuridad, aunque pueden 6erse en las sombras

muc2os detalles, como la disposicin de las tejas, las

c2imeneas, los respiraderos o las puertas y escaleras de

acceso, en tanto que de las calles asciende el resplandor

de las farolas.


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daban por el mundo como nios des6alidos, compr un

min4sculo tico en un stimo piso donde se relajaba,

recib-a a los amigos, pintaba, le-a o escuc2aba m4sica.

!ues bien, si se asomaba al e3terior desde la amplia a5o*

tea, 6e-a las 6i6iendas de dos plantas que se e3tend-an

debajo y al frente= a la derec2a estaban las construccio*

nes y patios de un cuartel y, ms all, la 5ona urbana que

se e3tiende 2asta el r-o. Cuando lo 2ac-a de noc2e, des*

de una altura de siete pisos, el espectculo era asom*

broso, e3actamente como se 2a referido arriba, con

aquel juego incomparable de luces y sombras, stas

queriendo sofocar a aqullas, pero sin conseguirlo, por*

que las luces, desde el fondo de las calles, resplandec-an

con fuer5a entre la negrura de los tejados.

%uestro 2ombre se pregunta si no fueron aquellas 6is*

tas nocturnas las que a2ora aparecen en sus sueos

cuando 6uela sobre desconocidos lugares. >an pasado

muc2os aos desde entonces pero, como puede 6erse

en otros relatos on-ricos, el cerebroparece no entender


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nada del paso del tiempo, como si todo fuese presente y

actual. Toma un 6iejo recuerdo 6isual, lo trasforma, y lo

pega en una a6entura 6oladora.

Esas a6enturas continuaron perfeccionndose. " 6e*

ces 6olaba dentro de una casa, por los pasillos, ro5ando

el tec2o con la espalda mientras daba 6ueltas alrededor

de una lmpara, saliendo por las 6entanas, bajando es*

caleras sin tocar los escalones. Comprob que ya no ne*

cesitaba desli5arse por el aire al estilo del famoso Su*

perman, pues le era posible y e3tremadamente fcil 6o*

lar con el cuerpo en 2ori5ontal pero mirando 2acia arri*

ba, tanto a6an5ando en la direccin de la cabe5a como

en la de los pies, o bien de pie y de espaldas, es decir,

2acia atrs, y luego 2acia los lados o 2acia abajo sin de*

jar de estar de pie, o de cabe5a, o sea de todas las pos*

turas que uno pueda imaginar por muc2a imaginacin

que se tenga. (as 6istas nocturnas, y a 6eces diurnas, de

pueblos o ciudades, se alternaron con lugares abiertos,

montaas o arboledas. " 6eces, el 6uelo aparec-a inopi*


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nadamente intercalado en un sueo normal Ba pasean*

do con alguien por una calle de un pueblo y 6e ante l

un muro de unos dos metros de altura= se le ocurre que

puede subir a l ele6ndose en el aire, y acto seguido

asciende sua6emente y se coloca de pie sobre el muro.

Est bajando una escalera y, cuando slo le faltan un par

de escalones, piensa ?por qu estoy bajando si puedo

6olar@ "6an5a una pierna, el pie no toca el siguiente es*

caln, y contin4a por un pasillo desli5ndose a una altu*

ra del suelo de unos pocos cent-metros. >ay una calle

repleta de gente que pasea en la misma direccin, y l

est entre ellos, pero la aglomeracin obliga a todos a

mo6erse muy despacio. "burrido de esa lentitud, re*

cuerda que puede 6olar, se al5a en el aire y se desli5a

sobre las cabe5as de los transe4ntes sin ning4n esfuer*

5o.

En cierta ocasin, el ensueo fue muy peculiar. Estaba

6olando, a pocos metros del suelo sobre un paraje cam*

pestre, un tanto e3trao, cuando 6e, frente a l, una


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construccin parecida a una rampa que ascend-a 2asta

acabar sobre el mar. 8ue en direccin a ella, la sobre6ol

y tom altura. El mar quedaba a sus pies y l segu-a su*

biendo a toda 6elocidad, pero de espaldas, lo que le

permit-a contemplar cuanto 2ab-a abajo. 1i la costa

desde la "ue haba subido ntidamente perfilada, la e)-

tra+a construccin de la rampa era ya una mancha di-

minuta, y la tierra y el mar se iban ale&ando mientras yo

me senta radiante y pletrico de vitalidad$ ; 2ab-a otra

cosa cuando miraba 2acia abajo, no slo 6e-a, como 2a

dic2o, la costa y sobre todo el mar, sino que, de un mo*

do que no acierta a e3plicar, senta la distancia que le

separaba del agua, el espacio que 2ab-a entre sus pies y

la lejana superficie del mar, como si supiera, anticipa*

damente, el trayecto que tendr-a que recorrer si se pre*

cipitaba 2acia abajo. >ab-a soado demasiadas 6eces en

paisajes urbanos y ansiaba 2acerlo por donde andan las

nubes y un poco ms all, si ello era posible, pero slo lo


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logr en este sueo. >ab-a conseguido escapar ms all

de lo 2umano.

!ero la perfeccin de sus 6uelos lleg a su culminacin

cuando el 6olar se con6irti en le6itacin. (a fuer5a de la

gra6edad qued totalmente 6encida. ;a no ten-a que

lan5arse 2acia arriba, sino simplemente ele6arse con la

sua6idad de una pluma mo6ida por la brisa. #ecuerda

otra ocasin en la que se demostr que la gra6edad ya

no ten-a ning4n dominio sobre l Estaba en un lugar

ele6ado, un sobresaliente de una pared, de pie, mirando

2acia abajo. " unos die5 metros, en el suelo, 2ab-a un

patio circular, un lugar descubierto, y en el centro, junto

a una mesa redonda, un 2ombre algo mayor descansaba

en una silla. e nue6o, se 2i5o patente la e3traa sensa*

cin de percibir la distancia que le separaba del suelo,

como si ese espacio no fuese aire, sino algo tangible

aunque no slido. Boy a bajar, pens. ; contempl sus

5apatos. (a mitad anterior sobresal-a del resalte en don*

de estaban apoyados, mostrando as- el precario equili*


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brio en el que el soador estaba. (uego, recrendose en

la situacin y tratando de llegar al ms dif-cil toda6-a, se

inclin 2acia adelante 2asta alcan5ar, apro3imadamente,

los cuarenta y cinco grados. Estu6o unos segundos en

aquella postura, peligrosa para quien no sea ingr6ido,

que ya se 2abr-a precipitado 2acia abajo nada ms incli*

narse, pero totalmente inocua para l. Entonces se dej

caer sua6emente con los bra5os abiertos y se desli5 gi*

rando alrededor y encima de la mesa y el 2ombre, que

ni siquiera repar en lo que ocurr-a.

!ero no todo eran mieles. Esta e6olucin en su forma

de 6olar se me5claba con otros sueos, en noc2es distin*

tas, por supuesto, en los que 6ol6-an a aparecer las difi*

cultades, los esfuer5os y las frustraciones que padeci al

principio. !ero tambin es justo afirmar que, a partir de

cierto momento o de cierta edad, los 6uelos asombro*

sos, aquellos que le 2ac-an disfrutar, incluso una 6e5

despierto, ganaban por mayor-a. *i cerebro, refle3iona

el soador, me obse"uia generosamente, pero no me


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permite olvidar mi verdadera condicin humana, recor-

dndome, de vez en cuando, "ue nada es definitivo, "ue

no e)iste ninguna meta por alcanzar, "ue slo podemos

imaginar una perfeccin ine)istente. Sin embargo, por

muy imaginaria "ue parezca esa perfeccin, nos basta

para llevar con alegra el peso, de otra forma insufrible,

de la realidad$ ero hay otra realidad el gozo "ue me

proporcionan los sue+os$ Esta slo est en mi interior,

pero es suficientemente verdadera como para procu-

rarme momentos de intensa felicidad$

Es cosa bien sabida que 2ay sueos obstinados, insis*

tentes. %os asaltan una y otra 6e5 con las mismas im*

genes y nos dejan aturdidos en medio de la noc2e, por*

que ignoramos a qu 6iene esa urgencia, qu mensajes

nos traen, qu estn insinuando o por qu son casi to*

dos angustiosos.


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%uestro 2ombre no pod-a ser una e3cepcin. >e aqu-

algunos de ellos, no todos, para que este informe no se

2aga demasiado e3tenso.

Sus alumnos, por ejemplo. %o quiero decir aquellos

que tu6o en sus clases, con nombres y apellidos, a sos

nunca los 2a 6isto, sino a nios y muc2ac2os que estn

con l, estudian, 2acen un e3amen o se re4nen en cual*

quier lugar. (a mayor-a de las 6eces, esos personajes son

quisquillosos y desobedientes, el 2ombre de los sueos

no puede controlarlos, siente una irritante frustracin,

se encoleri5a, y entonces 5arandea, o golpea con la ma*

no, a alguno de ellos. !ero, sorprendentemente, esos

golpes no llegan a daar, ni siquiera tocar al destinata*

rio= su bra5o parece que a6an5a con un mo6imiento ra*

lenti5ado y la mano se detiene justamente al ro5ar al

muc2ac2o, que se r-e des6ergon5adamente al 6er lo in*

4til de su gesto.

Esa incapacidad para 2acer dao, en los sueos, quie*

ro decir, no se limita a los alumnos, tambin la 2a e3pe*


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rimentado en otras pesadillas con animales 6iolentos,

ratas, perros, gatos, incluso alg4n pjaro, que trataban

de morderle o atacarle. 7l se defend-a golpendoles, pe*

ro no 2ab-a forma de pasar ms all del roce de la piel.

Como antes, se sent-a frustrado e irritado, lo que au*

mentaba el sobresalto de la pesadilla. El 2ombre de los

sueos tiene su propia teor-a para e3plicar esta incapa*

cidad de 2acer dao, ni siquiera para defenderse, pero

ya te informar de ello ms adelante.

$s angustiosos son aquellos ensueos en los que

aparece el mar. El 2ombre que suea se encuentra en

una playa, un puerto o un acantilado= olas gigantescas se

le6antan amena5ando con arrasarlo todo. &tras 6eces es

la superficie del mar, que se al5a como la espalda de un

enorme monstruo marino. El 2ombre de los sueos no

encuentra palabras para describir lo que siente, porque

no se trata slo del tamao ni del color grisceo y sucio


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de las olas, 2ay algo ms, precisamente dentro de esa

agitacin marina, como una fuer5a terrible, casi un ser

6i6o y siniestro, desbordando 6iolencia contenida. Esa

6iolencia no llega a desatarse, pero el 2ec2o de estar

a2-, aga5apada, dispuesta para pro6ocar la desolacin,

con6ierte el episodio en una situacin intolerable.

En otros sueos se trata de una inundacin, una mon*

taa de agua que 6iene, imponente, desde tierra aden*

tro para lan5arse sobre una ciudad, o bien un r-o que se

desborda, la fuer5a del agua que corre por las calles, de

pared a pared, girando con 6iolencia en las esquinas,

pero que, sorprendentemente, no causa ning4n dao, ni

al soador ni a nadie, pero un espectculo temible que

le llena de angustia.

2lgo hubo en mi vida "ue me estuvo amenazando du-

rante muchos a+os, me comenta el 2ombre de los sue*

os en su intento de encontrar una e3plicacin, pero no

puedo saber de "u% se trata$ Tiene una e3presin de pe*

sadumbre cuando 2abla, luego cambia el tono y aade


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ms tranquilo2fortunadamente, ha desaparecido$ ; me

seala uno de sus 4ltimos sueos, a2ora que es un 6iejo

(" $"#E" %EG#". Cuando lo leas, t4 mismo podrs

comprobar que est en lo cierto. !ero, ?qu era esa

amena5a@ Tal 6e5 nunca lo sepamos. & tal 6e5 t4 acabes

descubrindolo.

En esas c2arlas nocturnas que mantu6imos en la bi*

blioteca de mi casa, nuestro amigo me 2abl tambin de

sus sueos erticos. !ero en nuestro caso las cosas no

estn muy claras. "firma que jams aparecen escenas

pornogrficas, slo en una ocasin estu6ieron a punto,

pero nada ms. Se encontraba en un lugar que bien po*

dr-a llamarse una cue6a, o por decirlo e3actamente, en

la /sala1 de una cue6a natural. el tec2o colgaban gran*

des estalactitas y del suelo, cubierto por el agua, sobre*

sal-an los e3tremos de algunas estalagmitas de cabe5a

roma. 7l se encontraba en el tec2o, entre aquellas pare*


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des rugosas y 24medas, como si fuese un murcilago

2umano, y en el fondo, mantenindose a flote en el

agua, dos mujeres desnudas mo6-an piernas y bra5os

como si estu6iesen jugando en la piscina. El soador se

dej caer, c2apote sua6emente y se acerc a ellas. (as

dos mujeres lo recibieron con los bra5os abiertos, y, al

abrirlos, sus senos parec-an flotar en el agua. Ese fue el

detalle que percibi con claridad, pues de sus caras ape*

nas recuerda una sonrisa de complacencia. Sin embargo,

nada importante sucedi, pues apenas sus manos co*

men5aron a acariciar la turgencia de los pec2os, el sue*

o acab.

En las restantes ocasiones on-ricas, el soador man*

tiene una relacin que bien puede llamarse platnica,

un -ntimo y profundo deseo de comunicacin con otras

personas no e3ento de connotaciones se3uales, pero en

el que predomina lo que, si no resulta muy cursi, po*

dr-amos llamar comunin espiritual. Espero que lo en*

tiendas. "l 2ombre de los sueos no le gusta, pero des*


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pus de darle muc2as 6ueltas tampoco logra encontrar

una e3presin adecuada. $e 2abla de empat-a, de

atraccin magntica, una comunicacin en la que se

unen, a la par, el goce de las caricias, sin ir ms all, con

el placer que produce contemplar la personalidad que se

re6ela en el rostro de la pareja. Es indudable que este

2ombre 2a sublimado el se3o en su inconsciente. %os

falta saber si le ocurre lo mismo en la realidad, que una

cosa es soar y otra, 6i6ir despierto, y todo esto que nos

cuenta, tan idealista, es muy dif-cil de e3perimentar en

la realidad. %uestro amigo, por lo que me cuenta, andu*

6o en el amor, como nos ocurre a tantos de nosotros,

guiado por la imagen, a todas luces subjeti6a, de una

persona ideal, y puesto que tal persona no e3iste, la en*

cuentra en sus sueos. ; a propsito de esto, de la ima*

gen interior, se empea en contarme su propia e3pe*

riencia al respecto. Te transcribo sus prrafos tal y como

los guardo grabados.


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3ena unos diecinueve a+os y me encontraba en un

cine cercano a mi casa, &ustamente en una butaca &unto

al pasillo central$ 2cab la pelcula, se encendieron las

luces y la gente comenz a salir al vestbulo, entonces lo

llambamos 'ambig!(, a tomar algo, fumar un cigarrillo

o aliviar la ve&iga. Eran a"uellos tiempos en los "ue los

cines daban programa doble, y estbamos en el descan-

so$ 4o me "ued% sentado$ *i butaca andaba ms o me-

nos por el centro del local.#e unas filas ms adelante, se

levant una muchacha rubia, anduvo hacia m con gra-

cia y desparpa&o, o al menos as me lo pareci, y pas

rozndome el codo con la falda$ *e "ued% deslumbrado$

2 poco, volvi$ *e daba la espalda, por supuesto, pero,

a!n as, la reconoc al instante.Se apagaron las luces$ 4o

intentaba adivinar su cabeza entre los asistentes, lo !ni-

co "ue poda verse en un cine, pero no daba con ella.5a

segunda pelcula transcurra y yo no me enteraba de na-

da.#e pronto hubo un movimiento adelante, dos perso-

nas salieron al pasillo, y una de ellas era la muchacha


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rubia$ 5a otra, un se+or "ue pareca ser su padre$ 2s "ue

estaba acompa+ada y no podra abordarla, si es "ue se

me hubiera ocurrido tal cosa, "ue no lo creo, por"ue en

a"uellos tiempos yo no poda ser ms apocado ante las

muchachas$ Sal detrs para averiguar a dnde iban, pe-

ro tomaron un ta)i y desaparecieron.6esultaba eviden-

tea"uella chica era, encarnada, la imagen "ue llevaba

dentro$ 5os das siguientes fueron desastrosos.6ecuerdo

"ue escriba en la m"uina las cartas "ue mi padre me

dictaba sin enterarme de lo "ue estaba dici%ndome$ 5o

haca por simple refle&o.5as palabras de mi padre pene-

traban en mis odos, llegaban al cerebro y %ste daba la

orden a las manos, pero todo ello al margen de mi cons-

ciencia. 2ndaba por las calles como un tonto, pensaba

"ue poda tropezarme con ella en cual"uier momento,

en cual"uier es"uina, y de hecho as fue en dos o tres

ocasiones, pero siempre iba acompa+ada por alguien$

asta "ue en cierta ocasin la encontr% a la puerta de la

parro"uia. aba terminado la funcin religiosa, no re-


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cuerdo si una misa o la bendicin vespertina, y algunas

personas se agolpaban a la salida intercambiando salu-

dos y despedidas. El espe&o de mi imagen estaba entre

otras &venes y apenas poda verla.Entonces se adelant

un muchacho del 7entro 7atlico, uno de mis compa+e-

ros, la salud, charlaron un momento$ 2 poco, %l la tom

de la mano y se marcharon &untos$ 5a forma en la "ue

caminaban los delataba desde una legua de distancia0 se

miraban sin cesar, rean, charlaban y seguan con las

manos entrelazadas hasta "ue desaparecieron$ Fue una

decepcin$ *e sent frustrado y como si hubiera perdido

el sentido de mi propia orientacin$ 5a muchacha "ue

me haba conmovido desapareca de mi vida tal y como

haba llegado, como un espe&ismo$

; como si una cosa trajese la otra, que es lo que

realmente sucedi, esta 2istoria que nos acaba de con*

tar le 6iene como anillo al dedo para seguir refle3ionan*

do acerca de la imagen mental que todos lle6amos de*

ntro.


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F&ese "u% chasco. 5a visin pasa&era de a"uella mu-

chacha haba despertado s!bitamente la imagen ideal

"ue yo guardaba en mi cabeza8 ella coincida con esa

imagen, pero las circunstancias adversas no estaban in-

cluidas en las pautas del modelo imaginario. 9curre a

menudo.2hora bien, esta teora del modelo interior e)-

plica muchas cosas, no slo los fiascos$ E)plica por "u%

es tan difcil encontrar a la persona ideal, con tanta gen-

te en el mundo, por "u%, si llega a producirse el milagro-

so encuentro, surge esa locura indescriptible "ue llama-

mos amor, desbocado, por supuesto, e)plica "ue nos

empare&emos con a"u%l o a"u%lla "ue no da la talla, por

decirlo de alg!n modo, pero se parece bastante a nues-

tro modelo imaginado, se parece bastante o tal vez lo

suficiente$ E)plica los enamoramientos s!bitos, la b!s-

"ueda romntica de la media naran&a, el insoportable

dolor de no ser correspondido, o de haber perdido para

siempre el ob&eto del amor, incluso e)plica los distan-

ciamientos y las separaciones, por"ue la gente cambia, o


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se descuida, y va deteriorando sus valores hasta pare-

cerse apenas a la imagen con la "ue fue so+ada, o se

descubren rasgos nuevos "ue no coinciden con el mode-

lo, o, una vez unidos, tropiezan con otra u otro "ue se

amolda con precisin a su sue+o interior. E)plica, inclu-

so, la ceguera del amor una parte del otro nos ha sub-

yugado hasta tal punto "ue nos resulta imposible descu-

brir sus rasgos negativos$ 5a imagen cerebral, %sa es la

clave. 5o "ue vemos en el otro es, al fin y al cabo, algo

"ue forma parte de nosotros mismos$

!ero toda esta parrafada no es ms que la e3presin

de su forma de pensar actual. Cuando era un muc2ac2o

de diecinue6e aos, 2ablaba del amor de un modo bien

distinto. >usmeando en uno de sus diarios encontr es*

tos prrafos que muestran su temperamento idealista y

romntico, particularmente e3perto en esconderse de la

realidad,slo que su mundo interior no lo 2ab-a fabrica*

do l mismo, sino que estaba all- desde su nie5 la pie*


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dad religiosa que le inculc la quinta 2ermana, de la que

2abr ocasin de 2ablar ms adelante, y no una sola 6e5.

Creo que te resultar interesante, especialmente por la

estrec2a 6inculacin que 2ab-a creado entre el amor

2umano y el amor a ios

Si para llegar al 2mor he de subir una escalera de

amores, amar% a mis seme&antes con todas mis fuerzas$$$

El !nico, el puro amor, es el "ue se tiene a #ios, y #ios

mismo$ ero yo deber% amar a mi familia y a mis seme-

&antes para llegar as al 2mor infinito$ ens% entonces en

el amor particular hacia la mu&er$ 2mar% a una mu&er

por"ue ser un deber amar, y al mismo tiempo una sali-

da de mi ser lleno de locas fantasas$ 2mar% a una mu&er

considerando este amor como un escaln de mi escale-

ra, y con ello no har% ms "ue obedecer la voluntad de

#ios$$$

3al vez haya influido en m la lectura de algunas nove-

las "ue me han trastornado, por"ue me muestran ese

amor "ue he vivido en el cine, ese amor "ue ata a dos


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seres desde el primer instante y ya no hay nada "ue de-

sate esas ligaduras$ 4o tambi%n "uiero sentir ese amor,

puro, sencillo, loco, e)trahumano$ :;u% delicioso debe

ser sentir las manos de una mu&er apretando las tuyasracias, pero tiene usted

alg!n amor olvidado?

?&l6idado@ %o, seor,

lo tu6e y me lo 2an robadoD


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Sin embargo, este desenfado es slo coyuntural, no

una postura permanente. %uestro 2ombre no 2a dejado

de tomar en serio el amor, algo alienta en su interior

que, por aquel mismo tiempo, los sesenta recin cum*

plidos, le empuja a escribir un poema en el que el prota*

gonista es el amor que nunca llega, o no acaba de llegar,

y cuya ausencia no slo trastorna al amante ansioso sino

a todo el entorno, un entorno que sufre con l un deseo

que nunca se 2ace realidad

Sal- gritando a la calle

amor, amorD, ?dnde ests@

y las palomas del parque

se me ec2aron a 6olar

espantadas por el aire.

"mor, amorD, ?dnde ests@

(as campanas, en las torres,

repicaron alocadas,

se agitaron los balcones


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y se rompi, dando 6oces,

el cristal de las 6entanas.

En las pla5as se secaron,

amargados,

los limoneros floridos,

la fuente lan5 un suspiro

y dej de suspirar.


; los perros se ol6idaron

de sus nombres y apartaron

a correr dando de aullidos.

; la gente que pasaba

se tapaba los o-dos

y ca-a desmayada.

; yo corr-a sin cesar

por una ciudad sin nombre



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!ero yo estaba equi6ocado cuando le leo este poema,

el 2ombre de los sueos se apresura a aclarar que el

2ec2o de estar escrito en primera persona no era ms

que un recurso literario, como en otras ocasionesforma

parte de un poemario dedicado todo %l al amor visto

desde diferentes puntos de vista, y le lleg el turno a ese,

tan desesperante, el "ue no llega nunca$

Esta poca, me refiero al soador, cuando acababa de

trasladarse a 6i6ir con el amigo*compaero, del que

2ablaremos ms tarde, fue un tiempo de creati6idad

que no ol6ida tu6o un repente potico que luego des*

apareci, y del que slo te remito estas dos composicio*

nes para no con6ertir este informe en una coleccin

potica que no 6iene al caso, que no resulta nada tras*

cendental y que, en definiti6a, y lo ms importante, por*

que ya te los adjunto, -ntegros, para que t4 los leas si te

apetece.


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>asta aqu-, como te dije al principio, te 2e 6enido re*

latando las con6ersaciones que tu6imos acerca de cier*

tas generalidades on-ricas sueos repetiti6os, amoro*

sos, o de ingra6ide5, y 2a llegado el momento de trascri*

birte los que me en6i por correo, tal y como los redac*

t, incluidos los t-tulos, que tambin son suyos.


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El fretro

*e encuentro en un lugar desconocido$ En realidad,

al despertar slo recuerdo sensaciones, y las imgenes

son muy escasas, prcticamente se reducen a una0 el

f%retro$ 4o s%, al modo en "ue se sabe en los sue+os, sin

"ue nadie te lo haya dicho, "ue mi hermano, el mayor de

los varones, ha muerto$ .o estoy triste, sin embargo$ Esa

muerte no me afecta en absoluto$ 1islumbro borrosa-

mente a un hombre &unto a m "ue intenta persuadirme

de "ue lo enterremos en una &ardinera$ 5a &ardinera tiene

una construccin muy peculiar0 est hecha de madera y

poda e)tenderse a voluntad, estaba formada por dos

ca&as "ue ensamblaban entre s de forma "ue poda des-

lizarse la una dentro de la otra$ .o tena nada para ta-

parla$

.adie me e)plica por "u% razn deben enterrarse all

los restos de mi hermano$ 7o&o la &ardinera y escarbo en


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la tierra$ 2ll encuentro lo !nico "ue se conserva de %l0

tres o cuatro huesos, cortos y manchados de tierra, co-

mo si hubiese muerto muchos a+os atrs, "ue no otra

cosa "ueda, con el tiempo, de los "ue se van de este

mundo$ Entonces me ale&o del hombre llevndola con-

migo y voy a una habitacin donde encuentro una cama

sobre la "ue me siento$ ienso "ue hay "ue hacer algo

para disimular el hecho de "ue una &ardinera est con-

vertida en f%retro0 tal vez se podra sembrar alguna

planta en la tierra$ 9 "uizs lo pens% despu%s, cuando

me vieron$ or"ue &unto a la cama haba un balcn o

ventanal, tan ba&o, respecto a la calle, "ue cual"uier per-

sona "ue transitara por all, sin ponerse de puntillas si-

"uiera, poda mirar y ver lo "ue yo haca$ 4 as ocurri0 se

asom un hombre$ 1i, a nivel del suelo de la habitacin,

unos o&os in"uisitivos mirando la &ardinera$ 7omprend

"ue el hombre haba descubierto la verdad, y tal vez fue

en a"uel momento cuando pens%, para disimular, po-

nerme a sembrar$ 9 hacer como "ue sembraba$


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.o hay nada ms$

ebo adelantarte que este ensueo tu6o lugar cuan*

do l ten-a cuarenta y cuatro aos, y el mayor de los 6a*

rones muri unos treinta aos ms tarde, es decir, poco

antes de que nuestro comunicante me en6iara su infor*

me. En la realidad, el entierro se lle6 a cabo del modo

propio y acostumbrado, pero su muerte fue bien des*

agradable, sobre todo para una 2ermana, la quinta de

las 2embras, que no teniendo familia propia por 2aber

ingresado en una institucin religiosa, se 2ab-a des6i6ido

por l desde que qued 6iudo. ; este sin 6i6ir dur 2asta

los 4ltimos meses de su 2ermano, los que pas en una

residencia y en el 2ospital. !orque el mayor de los 6aro*

nes, a pesar de la fortuna que 2ab-a amasado, fue re*

cluido por sus 2ijos en una residencia.


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que no fue slo f-sica, una estrec2e5 del cardias mal in*

ter6enida, sino con una obsesin maniaco*depresi6a

aadida se 2ab-a con6encido de que cualquier alimento

que tomara se atascar-a en su esfago distorsionado sin

pasar al estmago. ; dej de comer, aunque simulaba

que lo 2ac-a. Cuando su enfermedad le impidi 6alerse

por s- misma y atender a su marido, sus 2ijos la interna*

ron en una residencia, pero all- no dur ms que un par

de semanas sigui sin comer, se puso muy mal, la tras*

ladaron a un centro de salud y all- mismo muri a causa

de una parlisis intestinal. El 2ermano rico no soport su

6iude5, la soledad de la casa, su propia soledad. >urfa*

no ya de toda preocupacin y, por lo tanto, 6ac-o, fue

incapa5 de 2acer nada que le distrajera no estaba pre*

parado para aquella nue6a forma de 6i6ir, como les ocu*

rre a tantos jubilados y, para mayor desgracia, 6iudos. "

pesar de que una 2ija suya 6i6-a all- mismo, al doblar la

esquina, el 2ombre de los sueos estu6o con l un par

de meses y su quinta 2ermana, la religiosa, a la que lla*


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maremos la samaritana por su e3trema caridad, 2i5o

otro tanto. El 6iudo sent-a una a6ersin 6isceral por su

yerno, as- que re2u-a encontrarse con l y procuraba no

entrar en su casa, que era tambin la de su 2ija. !ronto

comprobaron que, apenas se quedaba solo, destapaba

los frascos donde guardaba los frmacos para la depre*

sin y se tomaba una buena dosis. !ero el 2ombre de los

sueos nunca crey que su 2ermano tu6iera intenciones

serias de escapar de este mundo, lo que intentaba era

atraer la atencin de sus 2ijos, pronstico que pudieron

comprobar al ad6ertir que siempre procuraba 2acerlo

cuando esperaba que lo descubrieran a tiempo. Cada

ingesta de pastillas los conmocionaba a todos, y acud-an

en tropel para lle6arlo al 2ospital donde los mdicos le

2ac-an un la6ado de estmago, como est prescrito, y de

esta forma, entre la presencia de su familia y las aten*

ciones de los doctores, se consolaba de su soledad. !ero

las cosas llegaron a mayores y la 4ltima 6e5 sufri, ade*

ms, una ca-da, y 2ubo que lle6arlo al 2ospital por pe*


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n4ltima 6e5. Estu6o inm6il en una cama durante el

tiempo suficiente para que sus piernas, r-gidas por la

inacti6idad, no le permitieran ya ponerse en pi. 8ue en*

tonces cuando sus 2ijos decidieron ingresarlo en aquella

residencia. En resumen, y para terminar, el 2ermano

rico se fue debilitando paulatinamente, y cuando la cosa

lleg al e3tremo, lo lle6aron de nue6o al 2ospital, a2ora

por 4ltima 6e5. Tambin all- iban la 2ermana samaritana

y nuestro soador, pero sobre todo ella, que realmente

estaba obsesionada con su 2ermano. ; all- estaba l, el

2ermano rico, a quien el dinero no le sir6i ms que pa*

ra costear sus 2oras solitarias, encogidas las piernas 2as*

ta ro5ar la barba las rodillas, cerrados casi siempre los

ojos, o abiertos pero desligados del mundo, au3iliada su

respiracin con un artificio, delgado como una caa, las

manos recogidas como en oracin, una lstima de 2om*

bre, que 2ab-a sido guapo y de buen porte toda su 6ida y

2asta 2ac-a bien poco tiempo.


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(a 2ermana samaritana fue a 6erlo una maana como

siempre, pero no lo encontr lo 2ab-an trasladado a

una cl-nica sin a6isar a la familia a causa de un malen*

tendido. Corri a la cl-nica con el cora5n en la boca y, al

llegar, le dijeron que acababa de morir una 2ora antes,

e3actamente cuando ella sal-a de su casa, buscaba el

autob4s, se trasladaba al 2ospital y 6ol6-a a des2acer el

camino 2asta llegar all-, a la cl-nica que, para ms '%#',

estaba al lado de la casa de donde ella 2ab-a salido. El

golpe fue brutal, no 2ubo nadie a su lado a pesar de sus

2ijos, sobrinos y 2ermanos. El 2ombre de los sueos 2a

sido ms fuerte, tal 6e5 porque a estas alturas, tenindo*

la tan cerca, la muerte apenas le conmue6e. %o quiso

estar presente en el entierro= 2ab-a cuidado de su 2er*

mano cuanto pudo, y a pesar de que en tales circuns*

tancias a todos nos parece poco lo que 2emos 2ec2o, su

conciencia andaba relajada. %o pudo ol6idar, sin embar*

go, la posibilidad de que su buen 2ermano y su mujer,


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2ubiesen muerto en su propia casa, rodeados del calor

de los suyos, un pensamiento que le atormenta toda6-a.


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el tren y yo, aparece un t!nel.#ecido acelerar para lle-

gar a la salida antes "ue %l.Esta operacin la repito dos

veces, es decir, acelero, me adelanto, vuelvo a encon-

trarme &unto al tren y vuelvo a acelerar para adelantarle.

Sin embargo, en esta segunda vez ocurre algo inespera-

dose oyen detonaciones y gritos.1eo mucha gente "ue

corre asustada y piedras "ue se desprenden del t!nel.

*iro a un lado y al otro y compruebo "ue puedo girar a

la derecha, pero al hacerlo me encuentro con un desnivel

del terreno delante de m. *e es imposible ba&ar por

a"uella pared vertical, as "ue slo me "ueda un recurso

volar.7on el coche, por supuesto. ero el auto no lleva

cubierta y me caen tierra y piedras encima, lo "ue me

obliga a subir la capota..o cambio de direccin y voy en

lnea recta hacia un volcn "ue ha aparecido delante de

m como por arte de magia.ero al llegar a %l, por deba-

&o del crter, el coche desaparece, a lo "ue no doy nin-

guna importancia, como si tal cosa estuviese prevista

desde el principio, y me encuentro, de pi%, en la falda del


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volcn con un grupo de ni+os.5os chavales estn en pe-

ligro y yo tambi%n.*iro hacia arriba y veo algo muy pa-

recido a lava fundida y ro&a a punto de caer sobre noso-

tros. En ese momento, uno de los ni+os se agarra a m

para no caer y estoy a punto de despe+arme con %l.*e

afianzo y le digo "ue se su&ete.

Entonces todo cambia estamos, los ni+os y yo,

amontonados en el alfeizar de una ventana altsima.1eo

a un ni+o "ue cae al vaco. a sido empu&ado por tres

muchachos de ms edad, "ue pretenden tirarnos a to-

dos.*e doy cuenta de "ue tengo en la mano un cuenco

de barro "ue sirve para recoger la lava cuando caiga.

Entre par%ntesisel volcn haba desaparecido haca un

rato. Echo saliva dentro del cuenco.no de los mucha-

chos est pensando en empu&arme..o s% si lo he adivi-

nado o he visto su intencin.*uy decidido, le arro&o el

cuenco, me acerco al vaco y les digo "ue no tendrn "ue

hacerlo.*e lanzo sin dudarlo.9igo a uno decir "ue me

estrellar%,pero est e"uivocado.7uando estoy le&os me


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remonto poni%ndome al nivel de la ventana, me vuelvo a

ellos y les digo adis. 2l principio vuelo deprisa, pero

pienso "ue no la tengo e inicio gestos a cmara lenta.

*iro hacia aba&o y veo a un falangista "ue est haciendo

guardia.Suavemente planeo sobre %l al tiempo "ue can-

to algo "ue suena con ese estilo caracterstico de la can-

cin espa+ola, pero de tema patritico.El falangista mi-

ra hacia arriba y me sigue andando mientras me despla-

zo.*s all hay muchos rboles y entre algunos de ellos

veo un grupo de soldados "ue tambi%n hacen guardia.

*e oyen cantar y me miran entre e)tra+ados y agresi-

vos. Entonces canto ms fuerte mientras planeo sobre

ellos.Siento "ue voy perdiendo altura sin "uererlo y en-

tonces me elevo y llego hasta un lugar cerca de una ven-

tana donde hay ms soldados "ue se asoman al escu-

charme. En el momento en "ue llego hasta ellos, estoy

terminando de cantar.


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librarse del peligro que suponen. ; aqu- entra mi suge*

rencia anterior por dos 6eces 2uye de una amena5a, y

en las dos ocasiones lo 2ace 6olando, lo que nos lle6ar-a

a deducir que este 2ombre tiene tendencia a escapar, o

bien desentenderse, si lo prefieres, cuando se topa con

un problema de dif-cil solucin. "2ora bien, cuando se lo

2ago saber se muestra sorprendido, yo dir-a ms bien

a5orado, como alguien a quien se le descubre una falta

de la que nunca 2a tenido conciencia. Tras este instante

de 6acilacin, insiste en que se desen6uel6e bien ante

los problemas, y por todos los medios intenta solucio*

narlos para que no le atosiguen, no puede soportar te*

nerlos todo el tiempo sobre l. "2ora bien, ?qu 2ace

cuando esa dificultad es irresoluble@ (a 6ida est llena

de casos as-, situaciones agobiantes a las que no se le 6e

ninguna salida, o la solucin es tan drstica que debe*

mos renunciar a ella peor el remedio que la enferme*

dad, dice la 6o5 del pueblo. En estos casos, el 2ombre de

los sueos soporta con estoica resignacin, seg4n la fra*


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se al uso, la circunstancia aciaga, y se agarra al refrane*

ro si no tiene remedio, ?por qu te quejas@

!ero el sueo es muy e3pl-cito al respecto, as- que, si

lle6a ra5n en lo que acaba de decirme, es posible que

se refiera, el sueo, a alg4n suceso en particular, ol6ida*

do por desagradable, del que, efecti6amente, se 2a des*

embara5ado 2uyendo. Estoy pensando en tres escapa*

das de ese talante ocurridas en su 6ida real, pero todo

se 6er claro cuando adelantemos en la interpretacin

de estos sueos, as- que te ruego un poco de paciencia.

(a tercera ensoacin, donde aparecen los soldados y

un falangista, tal 6e5 pueda e3plicarse del mismo modo

que la aparicin del general 8ranco en el sueo que 6ie*

ne a continuacin.


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(a 2abitacin de 8ranco

3uve un sue+o en cierta ocasin del "ue slo record%,

al despertar, una escena0 una habitacin muy amplia, yo

dira me&or amplsima, y bien iluminada, donde se en-

contraban numerosas personas "ue parecan charlar en

grupos$ 2 un lado, haba tres ventanas grandes, con

ho&as de madera, slo una abierta dando a otra habita-

cin "ue permaneca casi a oscuras$ *iro por esa venta-

na$ En las paredes se adivinan cuadros enormes pero

borrosos, y en una cama grande, Francisco Franco, nues-

tro dictador por tantos a+os, est acostado en ella$ .o lo

veo, pero s% "ue est all$ 7on Franco est su hermano,

no s% cmo se llama, "ue lo cuida$ Est sentado cerca de

la ventana desde la "ue yo observo, casi de espaldas a

ella, leyendo algo, tal vez un libro, un peridico, una re-

vista$ *ientras miro, mi madre, "ue est cerca de m,

tiene un ata"ue de tos y el hermano de Franco se vuelve


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y dice0 or favor, de&e ya de toser, "ue se va a despertar$

9 algo as$ 3engo la impresin de "ue va a pasar la no-

che acompa+ando a su hermano en a"uella habitacin

de aspecto t%trico, pero luego lo veo salir entre el bullicio

y lo llamo0 :Se+or Franco< .o responde y desaparece$ 4

esto fue todo$

El anciano se pregunta desconcertado Si mi cerebro

enca&a al general Franco, muerto tanto tiempo atrs, en

uno de mis sue+os, repentinamente, en ausencia de todo

precedente, y sabiendo "ue yo no senta por %l ni el ms

mnimo inter%s, cmo debo interpretarlo?

"l comen5ar la guerra ci6il ten-a siete aos, y cuando

8ranco muri, cuarenta y cinco, y si a esta 4ltima canti*

dad le quitamos los siete primeros, resulta que con6i6i

con el dictador nada menos que treinta y oc2o, es decir,

todo el tiempo de su jefatura. urante todo ese largu-*

simo periodo el dictador no fue, para el soador, ms

que el militar que gobernaba en el pa-s. Auiere decir que


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jams se ocup de l ni le preocup su persona. "de*

ms, su familia estaba en el bando de los ro&os, como

entonces se les llamaba, y su padre era un socialista con

tintes de crata que siempre 2ablaba de llenar la ama*

sadora de la panader-a con ilos de c2ocolate para cele*

brar la 6ictoria de los suyos cuando llegara, que nunca

lleg. Estos datos confirman que 8ranco no deber-a

2abrsele aparecido de noc2e mientras dorm-a, aunque

lo 2aya 2ec2o como un moribundo, porque, moribundo

o no, este seor estaba de ms en sus a6enturas on-ri*

cas.

!ero, de nue6o, sueo y realidad 6an entrela5ados.

Cuando estudiaba magisterio era obligatorio asistir a

un campamento falangista de aquellos que, en esos

tiempos, preparaban a los maestros en la ideolog-a pro*

pia del rgimen. Best-a el uniforme a5ul y la boina roja,

cantaba 2imnos patriticos, desfilaba, aprend-a consig*

nas y obedec-a, que, al final, todo se reduc-a a eso. (a

sombra de 8ranco planeaba sobre el campamento, y


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ms tarde sobre la escuela, dominada por el ideario

franquista. ; estu6o presente, en forma de falangista y

de soldados, en el sueo anterior. %o obstante, es dif-cil

comprender su aparicin tantos aos despus, a menos

que lo entendamos como un punto y final, un acabarse

todo de una 6e5, como otras pesadillas suyas se 2an e3*

tinguido 4ltimamente.

(o 4nico real y 6erdadero de este sueo es la tos de su

madre. En los 4ltimos aos de su 6ida, ella tos-a casi a

todas 2oras. !astillas, jarabes y cataplasmas no eran ca*

paces de remediarla, lo que resultaba, a un tiempo, do*

loroso y frustrante. !ero su presencia en el sueo slo

tard lo que un suspiro. En otras ocasiones la 2a 6uelto

a 6er c2arlando con otras personas, nunca con l. Esto le

contrariaba, pues entre madre e 2ijo siempre e3isti un

6-nculo muy especial, tal 6e5, por parte de ella, porque

ste fue el 4ltimo que lle6 en sus entraas, y por parte

de l, porque de nio siempre fue muy madrero. e to*


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das formas, espera 6ol6erla a 6er, llena de 6italidad, si a

su cerebro le place.

; as- ocurri, como 6ers, pero no del modo en que l

lo imaginaba.

En una isla del !ac-fico

Estoy en una embarcacin, aun"ue slo veo parte de

ella un trozo de la cubierta donde me encuentro, un

mstil vertical "ue se pierde fuera de mi campo de vi-

sin, otro horizontaly algunos ob&etos no identificables.

3ras la viga horizontal, algo a mi derecha, hay dos figu-

ras masculinas envueltas en capas con capucha.na de

ellas me urge a hacer algo, ignoro "u%, pero yo no com-

parto su opinin, le digo "ue hay tiempo suficiente y "ue

voy a cantar.Estoy vestido a lo ha@aiano o algo pareci-


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do.5levo un turbante, algo as como una falda muy corta

y un collar, de flores u otra cosa, "ue cuelga hasta mi

cintura.7omienzo a cantar en una lengua "ue desconoz-

co, pero "ue se parece a lo "ue todos hemos odo en pe-

lculas de ambiente polinesio.*i voz es fuerte y clara, la

siento salir de mi garganta sin esfuerzo, y se e)pande

por el aire de forma "ue todos pueden orla.#igo todos

por"ue al volverme hacia la iz"uierda mientras canto

veo a una multitud "ue se encuentra a un nivel ms ba&o,

en una e)planada "ue se parece a la de un puerto, seg!n

coli&o por los edificios "ue se ven al fondo, y escuchn-

dome con atencin.*e veo a m mismo como si me estu-

vieran filmando desde arriba, aun"ue a pocos centme-

tros de mi cabeza.*uevo los brazos y el cuerpo al com-

ps de la cancin Ano hay acompa+amiento musicalB, y

puedo recordar perfectamente cules y cmo eran mis

movimientos.7reo "ue llevaba algo en la mano derecha,

una espada tal vez, o una vara, pero no estoy seguro.5a

gente se mueve tambi%n mientras me escucha, y acaba


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cantando conmigo.El final es realmente apotesico.6e-

cuerdo tanto la letra como la meloda0 anana-%, anana-

$ 5a !ltima nota es larga y aguda$ 7uando la emito, he

levantado los brazos, con la espada, o la vara, sobre mi

cabeza.

!ara nuestro 2ombre, es endiabladamente curioso el

2ec2o de 2aber recordado el te3to musical una 6e5 des*

pierto. >a sido uno de los sueos ms reconfortante y

agradables que 2a tenido. (o de cantar no es nue6o,

como ya 2emos 6isto y se 6ol6er a 6er, pero en esta

ocasin 2a resultado e3traordinario, por la potencia de

la 6o5, el dominio de la respiracin y lo 2ermoso de la

m4sica. ; una sensacin de plenitud, de totalidad, como

si todo su cuerpo, e3actamente de la cabe5a a los pies,

estu6iera colmado. Slo cuando 6uela, me dice, 2a podi*

do e3perimentar las mismas sensaciones. ;a dijimos al

principio que el 2ombre de los sueos 2ab-a cantado en

5ar5uelas y conciertos, pero en aquellos casos, reales y


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6erdaderos, nunca tu6o estos sentimientos de plenitud.

Siempre que sal-a al escenario, le acompaaba el temor

a ol6idar la letra, la entrada o el gesto, y esa incertidum*

bre, esa inseguridad, le imped-a disfrutar de su actua*

cin. El sueo le libera de todos sus antiguos temores, le

inyecta seguridad y la certe5a de una buena actuacin.

Todo resulta perfecto.

Es e6idente que tanto su 6estimenta como la m4sica

y la letra de la cancin parecen e3tra-dos de una pel-cula

filmada en >aFai, y sabiendo lo aficionado que era al

cine no deber-a e3traarnos. #ecordars cmo se e3ta*

siaba con aquellas cintas musicales que le impulsaban a

bailarH en el obrador de la panader-a, con qu ilusin

soaba con ser el mulo espaol de aquellas e3traordi*

narias estrellas norteamericanas. !or supuesto que 2ace

muc2o tiempo de eso, slo ten-a diecisiete, diecioc2o,

diecinue6e aos, y 2e aqu- lo sorprendente, aparece

a2ora, a sus ms de setenta aos, cuando est dormido,


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la reali5acin plena y cabal de lo que entonces slo fue

el sueo de un muc2ac2o despierto.

(a 2orrible muerte de mi 2ermano

*e encuentro en un lugar fuera de cual"uier ciudad$

#a la impresin de "ue estuvieran en obras, pues el sue-

lo aparece ondulado, como si hubiesen echado monto-

nes de arena o de tierra.7amino sobre una de esas pe-

"ue+as colinas, es blanda al pisar y de color ocre sucio$

ay gente "ue se mueve de un sitio a otro, como si tra-

ba&aran$ n poco ms all aparece mi hermano-

compa+ero$ Es una visin fugaz sustituida por un primer

plano de sus pies$ 2delanta el derecho, pisa la tierra es-

pon&osa$ uedo ver con todo detalle cmo la tierra cede

suavemente alrededor del zapato de deportes$ Entonces


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ocurre0 el suelo se hunde ba&o %l y mi hermano se preci-

pita hacia aba&o y desaparece$ 3odo es muy rpido$

2sustado, me echo al suelo y me asomo por el agu&ero

"ue se ha formado$ 1eo un pozo como de un metro de

ancho, bien iluminado por la luz de fuera, con las pare-

des de barro resbaladizo$ *i hermano no est$ ero al

mirar el fondo, donde se percibe claramente agua fan-

gosa y sucia, comprendo "ue se encuentra all deba&o$

.o hay ning!n movimiento en ese barro del fondo, pero

yo s% "ue se ha hundido en %l$ 5o llamo a gritos desespe-

rados por su nombre, y entonces el agua embarrizada

comienza a moverse$ *e ha escuchado$ 5e grito rdenes

de ayuda con un nudo en la garganta0 :.ada hacia arri-

ba< :5evanta los brazos, scalos fuera< El agua fangosa

se agita bruscamente con los esfuerzos de mi hermano

por salir$ Sigo gritando, pero un instante ms y el fondo

"ueda "uieto$ Se ha ahogado en a"uella suciedad$ *iro

hacia arriba Adebo haber introducido buena parte de mi

cuerpo en el pozoB y veo mi propio brazo levantado, con


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la mano movi%ndose en busca de ayuda$ ido socorro,

veo a un par de personas "ue se mueven hasta fuera de

mi campo de visin y desaparecen$ Siento mi corazn

golpendome el pecho con fuerza y me ahoga una con-

go&a insoportable, no tanto por la muerte en s como por

la forma en "ue ha ocurrido, con todo ese fango entran-

do por su boca y llenndole los pulmones, esa muerte

lenta y horrible$ #espierto conmocionado0 los latidos

e)agerados del corazn son reales, los siento despierto$

4 la misma congo&a, como si todo hubiese sido verdad$

(a angustiosa realidad del sueo me acongoja a2ora,

al trascrib-rtelo, como en el momento en que me lo con*

t. ;a s que fue su situacin fisiolgica la que pro6oc

esa ensoacin, pero, de todos modos, me sigue impre*

sionando. ?Auin era en realidad su 2ermano@

El segundo 6arn fue para el 2ombre de los sueos, en

la infancia, el 2ermano*compaero, slo dos aos mayor

que l. >ab-a nacido pen4ltimo y el soador cerr el ci*


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clo de partos de su madre. Iugaban juntos, solos o con

otros amigos, dentro y fuera de casa, pero siempre en

los conocidos alrededores donde 6i6-an los compaeros

de juegos, que no eran otros que sus propios 6ecinos.

Correteaban por aquellos contornos, calle arriba, calle

abajo, pero a ninguno de ellos se le ocurr-a traspasar las

fronteras que quedaron impuestas desde tiempo atrs.

Esta camarader-a continu ms adelante, cuando ya te*

n-an edad para ir al puerto, en 6erano, con la pandilla, la

del 2ermano*compaero, que el soador nunca la tu6o

suya 2asta ms adelante, cuando ingres en el Centro

Catlico, y all- iban, al puerto, como dec-a, a pasear en

barca y baarse en las tranquilas aguas acotadas. Esta*

ban en su ciudad natal, por supuesto. ; contin4o con su

propia 6o5 #espu%s, las circunstancias de la vida, el azar

y la casualidad, "ue parece "ue son "uienes verdadera-

mente nos empu&an y conducen, como si fuesen una pro-

videncia sin proyecto ni lgica, nos llevaron por caminos

diferentes.


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Su 2ermano*compaero se cas, trabaj sin descanso

y cre una familia, siempre con la ayuda y el apoyo mo*

ral de su compaera, una mujer llena de fortale5a y una

capacidad de trabajo que no parec-a tener fin. $ontaron

6arios negocios, no todos a la 6e5, que no 2ubieran po*

dido lle6arlos todos adelante, sino uno detrs del otro,

seg4n iban apareciendo las necesidades y se perfilaban

los proyectos, y cuando les toc el turno de retirarse de

la 6ida acti6a y parec-an acabados los sinsabores de tan*

tos afanes, la compaera muri, relati6amente jo6en

toda6-a, despus de 2aberle dado tres 2ijos, una c2ica y

dos 6arones, a los que alcan5 a 6er casados y con fami*

lia antes de que un infarto acabara con ella en la sala de

cuidados intensi6os de un 2ospital. "quellas fueron se*

manas interminables las inter6enciones quir4rgicas, el

2undimiento en el coma, el despertar sin 6o5, y las salas

de espera, las 6isitas a la


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nas, dorm-a de puro cansancio y mal cuando lo 2ac-a, no

se afeitaba nunca y andaba de un lado a otro como un

sonmbulo. a sido este sueo, con una muerte tan dramtica,

una metfora desbordada de lo que su 2ermano 2ab-a

sufrido durante tanto tiempo@ ; el dolor que el soador

sinti ante esa muerte, ?puede significar esa impotencia

que a uno le atena5a, en la realidad, cuando no puede

2acer nada para e6itar un sufrimiento tan prolongado@


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El >ombre $alo

e titulado as este sue+o por"ue en realidad e)presa

lo ms esencial0 la e)istencia de un ser humano maligno,

por"ue su misin era hacer da+o a "uienes lo descubrie-

ran$ 1iva en una cueva "ue no estaba ni en el campo ni

en la monta+a, sino en la misma ciudad, pues su boca se

abra entre dos edificios de una calle$ Empieza el sue+o

cuando yo estoy frente a ella mirando hacia dentro$ 5o

"ue veo es como un t!nel de forma cilndrica con las pa-

redes pedregosas y arrugadas, aun"ue el suelo es llano y

se puede caminar por %l$ asta una distancia de unos

cien metros hacia dentro, la cueva puede verse sin nece-

sidad de luz, tal vez por"ue est iluminada por la de la

calle$ 2 esa distancia se ve un grupo de gente, unas seis

o siete personas, "ue buscan al ombre *alo escondido

dentro, donde reina la oscuridad$ .o lo buscan con lin-

ternas ni parecen tener prisa por encontrarlo$ *s bien


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se dira "ue hablan de %l con una mezcla de temor y cu-

riosidad$ #e pronto todos corren gritando hacia la salida$

El ombre *alo viene$ 4o tambi%n corro, y otras perso-

nas, algunas conocidas, "ue pasan por la calle$ Salto so-

bre algo "ue parece una tapia, dando traspi%s y muy

asustado$ 5a gente se dispersa en todas direcciones$ e-

ro mientras corro se me ocurre una idea0 el ombre *a-

lo slo busca a los "ue han entrado en la cueva$ Seg!n

esto, yo no debera tener miedo$ En realidad, pens%,

aun"ue yo estuviera dentro de la cueva, bastaba correr

hasta la salida y luego caminar como si fuese un vian-

dante cual"uiera a&eno a lo "ue pasaba all dentro$ El

ombre *alo poda verme y pasar de largo, por"ue no

le importaba la gente "ue circulaba por la calle$

3odo volvi al principio$ El ombre *alo estaba otra

vez oculto en la oscuridad interior, pero esta vez yo me

encontraba dentro de la cueva$ #e nuevo se oyeron los

gritos y comenzaron las carreras$ *e dirig con presteza

a la salida y una vez all camin% lentamente, como si es-


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tuviera paseando y sin sentir ning!n miedo$ aba algu-

nas personas cerca de m, entre ellas una muchacha muy

&oven, casi una ni+a$ El ombre *alo vino hacia ella, pe-

ro al verme se detuvo y se me acerc$ Estaba frente a m,

pero yo no estaba asustado$ 3ena el pelo revuelto, unos

o&os saltones y en la boca entreabierta una mueca agre-

siva, como si fuese a lanzarse sobre m de un momento a

otro$ aba levantado sus manos hasta la altura de los

hombros y tena los dedos recogidos, como las garras de

un ave de presa dispuesta a clavar sus u+as$ ero a pe-

sar de toda esta apariencia violenta, su agresividad no

resultaba convincente, no lograba atemorizarme, como

si yo hubiese descubierto "ue a"uella e)tra+a criatura

era incapaz de hacerme da+o, tal vez por"ue, en el fon-

do, no era el ombre *alo "ue habamos imaginado$

(a cue6a puede 2aber surgido de su infancia lejana.

En su ciudad natal, a donde llegaron sus padres con la

mitad de los 2ijos ya nacidos, ten-an una cantina, una


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bodega, una tasca, como queramos llamarla, un espacio

rectangular con los dos lados menores situados uno co*

mo entrada y otro al fondo. El mostrador corr-a paralelo

a la pared de la derec2a, si nos imaginamos que estamos

entrando, ten-a un mostrador de madera dura y de color

oscuro y sobre la pared, 6asos, copas y botellas en es*

tanter-as tambin de madera, nada original, como todos

los bares. !ero lo interesante se encontraba en el fondo

de la cantina una cue6a. Como toda la casa se constru*

y adosada a un terreno ele6ado, estaba abierta en la

pared rocosa de un patio, pero no ten-a ms de dos me*

tros de profundidad, y su boca era semejante a la altura

de una persona. "ll- se guardaban botellas 6ac-as de 6i*

drio y de barro, amontonadas en el suelo.

%o se puede afirmar que aquella cue6a 2aya engen*

drado esta otra, pero es posible que a tan corta edad,

pues deb-a tener unos cinco aos, la 2ubiese 6isto de

noc2e en alguna ocasin, una boca, grande para su esta*

tura, negra y silenciosa, y fuese la 2ora de irse a dormir,


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y 2aya dormido con aquella siniestra impresin, siniestra

para una criatura de tan corta edad.

e todas formas, este >ombre $alo, que a la postre

no lo es tanto, resulta una incgnita. !ero el soador me

propone una idea ?.o podra ser yo mismo, mi lado os-

curo, "uiero decir? 3odos llevamos dentro, o a cuestas, o

como sea, un ombre *alo "ue nos empu&a a hacer da-

+o.Si el de este sue+o es el mo, acabamos de descubrir

algo reconfortantemi lado oscuro no es tan tenebroso,

mi demonio intenta asustarme, imponerse, pero no lo

consigue$

Bayamos por partes. En primer lugar, o da lo mismo

que sea el segundo, a2ora nos enteramos de que el

2ombre de los sueos es un buena5o, que tiene ms de

ngel que de diablo, que es casi un santo, y as- se lo di*

go, como quien bromea. 7l me dice que no, que no es

eso lo que 2a querido decir, que no 2ay nada que no

pueda ser entendido desde ms de un punto de 6ista, y

que el suyo es bien claro tiene un temperamento pac-fi*


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co que en alg4n momento puntual puede con6ertirse en

una borrasca con rayos y centellas, y que si 2ubiera de

e3presarse en forma de estad-sticas deber-a decirse, pa*

ra 2ablar con ms e3actitud, que su lado bueno ocupa

un setenta o un oc2enta por ciento, y el resto seria pro*

piedad del >ombre $alo.

%o me con6ence, y sigo preguntndome ?a quin re*

presenta esta criatura casi diablica@ Tal 6e5 no sea un

quin sino un qu. Esta especie de monstruo sugiere la

e3istencia de alguna circunstancia ad6ersa o problemti*

ca, o generadora de rec2a5o general, y no slo por su

parte. !ero sucede algo que podr-a calificarse de fasci*

nante a partir de una refle3in, como bien se precisa en

el ensueo, es decir, de un encararse a la realidad de

ese objeto 2ostil, se descubre su mentira, o si preferi*

mos no ser tan drsticos, su mi3tificacin por parte de la

sociedad 9recuerda que en el sueo 2ay muc2a gente

curioseando y 2uyendo al mismo tiempo:, y el soador

se enfrenta al *alo, o a lo malo, sin ning4n temor. !o*


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dr-a decirse que la ra5n 2a 6encido a la imaginacin, al

menos esta 6e5.

!ero seguimos como estbamos, aunque a2ora la pre*

gunta es ligeramente diferente "u% cosaes el >ombre

$alo@


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sino algo a mi derecha, con la proa mirando hacia donde

estoy, hay un barco de pasa&eros, as lo entiendo en el

sue+o, "ue alcanza hasta el "uinto piso$ .i si"uiera se

me ocurre pensar "u% hace all, en la calle, slo estoy

admirado de su tama+o, y lo mismo les ocurre a las per-

sonas "ue lo observan$ 2 mi lado hay gente conocida,

entre ellos una mu&er "ue ha vivido muchos a+os en el

7orti&o donde paso tanto tiempo con el amigo-

compa+ero, una se+ora real, aun"ue no nos vemos to-

dos los das ni nuestra amistad es profunda$ .o me e)-

plico, ahora despierto, por "u% esa buena mu&er est en

mi sue+o$ 5e se+alo el barco, maravillado, para "ue lo

vea$ F&ate, le digo, los del edificio lo tienen a un par de

metros si se asoman a los balcones$ 5o curioso es "ue

veo todos los detalles del barco, los apare&os, las escoti-

llas, las cuerdas, la chimenea$$$ Estamos mirando a!n

cuando, de pronto, el barco comienza a moverse y, cada

vez con ms rapidez, pasa a nuestra altura, imponente y

ma&estuoso y sigue calle aba&o$ 2hora veo "ue en la cal-


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zada hay agua, pero no como en un canal, el agua es

meramente superficial, lo "ue no impide "ue el barco

siga navegando hasta desaparecer calle aba&o$ ero la

accin contin!a$ 2hora estamos pisando el agua de la

calle y tengo la sensacin, todos la tenemos, de "ue es-

tamos en peligro$ #elante de nosotros, unas luces zigza-

gueantes, pero superficiales tambi%n, surgen del agua$

S% "ue el peligro est en esas luces$ 5a gente avanza r-

pido, una mu&er con un ni+o en brazos va detrs de m, le

tapo los o&os al ni+o para "ue no se hiera con las luces$

7asi corremos saltando sobre ellas para evitar da+arnos

y por fin, un poco ms all, estamos fuera de peligro$

El soador no 2a conocido otro barco que aquel al que

lle6aba las cartas que su padre le dictaba en la 6ieja


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donde la gente que desped-a a los 6iajeros est tan cer*

ca que puede tocarlo, y ni rastro del mar, oculto por la

mole alta e imponente. !ero estamos acostumbrados a

que los objetos apare5can en un conte3to determinado

un sof, en una casa= un tanque, en un cuartel= un a6in,

en el cielo= un barco, en el mar..., ?por qu est en la

calle de una ciudad, na6egando sobre el agua superficial

del asfalto@ Tal 6e5 el sueo pretenda decirle que en su

6ida 2ay algo que no encaja, que no deber-a estar, pero

el sueo se niega a aclarar de qu se trata. En tal caso, el

mensaje es ocioso, in4til. Slo nos queda lo que sigue el

peligro que el barco 6a dejando tras de s-. e forma que

a2ora tenemos un elemento desacoplado que origina un

peligro. ?Correcto@ Jien, estoy recordando aquel sueo

repetiti6o que te refer- al principio el mar, el agua em*

bra6ecida como una amena5a que no llega a reali5arse.

%uestro 2ombre coment aquellos sueos con estas pa*

labras2lgo hubo en mi vida "ue me estuvo amenazando

durante mucho tiempo. !ara que encajen ambos sueos,


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slo le falt aadir que aquello que lo amena5aba esta*

ba fuera de lugar en su 6ida.

T4 6ers. Conf-o en tu sagacidad.


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verde manzana, sencillo pero elegante, y se mueve por la

casa con aplomo y eficacia$ ay dos ni+as, sus hi&as, la

una de unos nueve a+os, la otra apenas tiene dos$ 2pa-

recen algo borrosas, pero tienen personalidad$ 4o estoy

all para cumplir una misin$ arece "ue me han contra-

tado para hacer algo, pero no est muy claro$ S% para

"u% estoy all, pero en mi cabeza, muy en mi interior, y

ese conocimiento no aflora en el sue+o$ ero me muevo

por la casa con la seguridad de "uien sabe lo "ue debe

hacer, aun"ue lo hago sinti%ndome inferior a a"uella

gente encopetada$ 2 partir de ah, me encuentro en una

situacin "ue ignoro si tiene algo "ue ver con lo anterior$

5os se+ores han salido y yo me he "uedado al cuidado de

las ni+as$ *e vuelvo a lo "ue parece una cocina para

continuar con lo "ue estaba haciendo, "ue no s% nada

bien en "u% consista$ En este instante, la escena cambi

bruscamente0 toda la casa brillaba de limpia, y, lo ms

sorprendente, estaba llena$ 5lena de sillones, sofs, si-

llas, alfombras, mesitas con manteles blancos$$$ 4 mucha


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gente$ Eran se+oras y caballeros distinguidos de la alta

sociedad, aun"ue la escena y la vestimenta sugeran una

%poca pasada, tal vez finales del siglo diecinueve$ Ellas y

ellos charlaban entre s en pe"ue+os grupos, beban en

delicadas copas de cristal o coman cosas pe"ue+as, co-

mo pastas o tentempi%s$ 3oda la habitacin apareca

abigarrada de gente y de ob&etos$ or una puerta "ue

daba a otro departamento, vi "ue tambi%n a"u%l estaba

lleno$ #etuve la mirada al fondo de esa otra habitacin$

2 ambos lados de una mesita redonda, dos hombres

charlaban ante una ventana$ El de la derecha era como

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Informe Sobre El Hombre de Los Sueños. Carlos Saura Garre