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Informe sobre la gira al Monumento Nacional de Guayabo, Turrialba En la visita realizada al sitio Arqueológico Guayabo, el día sábado 29 de octubre del presente año, pude constatar algunos aspectos relevantes del Monumento. Este sitio está ubicado a 1.100 metros sobre el nivel del mar, en las faldas del volcán Turrialba, en la provincia de Cartago, dentro de la zona climática de Bosque Lluvioso. Anteriormente parte del actual territorio del parque era de una finca ganadera perteneciente al señor José Ramón Rojas Troyo. Hasta ahora su extensión total es desconocida, y tampoco se sabe quienes vivieron en el núcleo arqueológico en el pasado. Por diversas razones, las dos principales son: en primera estancia la degradación del sitio, que luego fue restaurado parcialmente. La segunda razón, es la poca atención que el Estado costarricense le tiene al sitio, rezagos del discurso político racista español “Costa Rica es 100% blanca” del siglo pasado. Como consecuencia a la poca atención no se ha podido continuar con las investigaciones arqueológicas sobre el poblado antiguo de Guayabo. Se observan varias galerías de bosque rodeando el monumento. Durante el recorrido se llega a una roca que tiene petrograbados de clase naturalista, la cual, al no saber su ubicación original y no haber registro del mismo, a la hora de deducir el rol social que tenía dentro de la cultura prehispánica de Turrialba se llega al error, porque el contexto necesario se destruyó, además del poco bagaje teórico sistemático que existe de la iconografía prehispánica de Costa Rica, dejando que el campo de interpretación de este petrograbado sea abierto a especulación de todo tipo, unas de las más populares son las funciones religiosas y ceremoniales (Luis Hurtado de Mendoza, 2002: 55). “La primera tarea del arqueólogo consiste en reconocer la evidencia del culto por lo que es y no cometer el viejo error de clasificar como actividad religiosa cualquier acción del pasado que no comprendamos” (Renfew y Bahn, 1998: 375). Posteriormente se llegan a tres estructuras funerarias, muy huaqueadas, de formas rectangulares, anchas y cortas ubicadas alrededor 5 metros del Basamento, de posible depósito de restos secundarios, no obstante, pueden ser primarios, pero no hay restos sobrevivientes que lo confirmen. Estos restos podrían haber sido colocados en posiciones flexionadas o desarticuladas de acuerdo con las dimensiones de las estructuras. El profesor Gerardo Alarcón explica durante el recorrido que los antiguos habitantes de Guayabo le daban tratamiento al cuerpo del fallecido antes de enterrarlo. Lo dejaban en la intemperie, cubierto de hojas, hasta que se completaran todas las fases de putrefacción; se depositaban también

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Informe sobre la gira al Monumento Nacional de Guayabo, Turrialba

En la visita realizada al sitio Arqueológico Guayabo, el día sábado 29 de octubre del presente

año, pude constatar algunos aspectos relevantes del Monumento. Este sitio está ubicado a 1.100 metros

sobre el nivel del mar, en las faldas del volcán Turrialba, en la provincia de Cartago, dentro de la zona

climática de Bosque Lluvioso. Anteriormente parte del actual territorio del parque era de una finca

ganadera perteneciente al señor José Ramón Rojas Troyo.

Hasta ahora su extensión total es desconocida, y tampoco se sabe quienes vivieron en el núcleo

arqueológico en el pasado. Por diversas razones, las dos principales son: en primera estancia la

degradación del sitio, que luego fue restaurado parcialmente. La segunda razón, es la poca atención que

el Estado costarricense le tiene al sitio, rezagos del discurso político racista español “Costa Rica es

100% blanca” del siglo pasado. Como consecuencia a la poca atención no se ha podido continuar con las

investigaciones arqueológicas sobre el poblado antiguo de Guayabo.

Se observan varias galerías de bosque rodeando el monumento. Durante el recorrido se llega a

una roca que tiene petrograbados de clase naturalista, la cual, al no saber su ubicación original y no

haber registro del mismo, a la hora de deducir el rol social que tenía dentro de la cultura prehispánica de

Turrialba se llega al error, porque el contexto necesario se destruyó, además del poco bagaje teórico

sistemático que existe de la iconografía prehispánica de Costa Rica, dejando que el campo de

interpretación de este petrograbado sea abierto a especulación de todo tipo, unas de las más populares

son las funciones religiosas y ceremoniales (Luis Hurtado de Mendoza, 2002: 55).

“La primera tarea del arqueólogo consiste en reconocer la evidencia del culto por lo que es y no

cometer el viejo error de clasificar como actividad religiosa cualquier acción del pasado que no

comprendamos” (Renfew y Bahn, 1998: 375).

Posteriormente se llegan a tres estructuras funerarias, muy huaqueadas, de formas rectangulares,

anchas y cortas ubicadas alrededor 5 metros del Basamento, de posible depósito de restos secundarios,no obstante, pueden ser primarios, pero no hay restos sobrevivientes que lo confirmen. Estos restos

podrían haber sido colocados en posiciones flexionadas o desarticuladas de acuerdo con las dimensiones

de las estructuras. El profesor Gerardo Alarcón explica durante el recorrido que los antiguos habitantes

de Guayabo le daban tratamiento al cuerpo del fallecido antes de enterrarlo. Lo dejaban en la intemperie,

cubierto de hojas, hasta que se completaran todas las fases de putrefacción; se depositaban también

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ofrendas funerarias junto a los restos óseos y se tapaban con lajas o una laja grande de piedra, las cuales

eran traídas de sus fuentes, ya que no son comunes en el área. Con esta explicación se puede decir que se

practicaba un enterramiento secundario, según las descripciones de Cristóbal Colón en el siglo XVI para

el Caribe Central de Costa Rica (Badilla y Odio, 2005: 46-47).

Al llegar al mirador se observan los todos los basamentos elevados y protegidos con muros de

contención donde se establecían los recintos cerrados, su diseño sirve para evitar la entrada de agua y

animales, probando la adaptación del entorno logrado en el pasado. También se visualizan las calzadas

Caragra, y Palomo, cuya extensión son de 6 Km la primera y de 4 Km la segunda, ambas en línea recta

absoluta, uniformes, excelentemente diseñadas, que conectan con otros sitios arqueológicos (ocupados

por aldeas de menor tamaño antiguamente), un indicador del poder que tenía Guayabo como centro de la

organización cacical, y al mismo tiempo como su ubicación es entre dos ríos, El Lajas y El Guayabo,

tenía accesos controlados, la prueba son los dos basamentos rectangulares que se ubican en los límites

del sitio, en ambos lados de la calzada (Hurtado de Mendoza y Troyo, 2007-2008).

Al bajar del mirador, se observan los estanques de captación, acueducto, tanque de

sedimentación, acueducto subterráneo, lo que permite un control de las aguas para el consumo del

poblado. Debido al gran flujo de aguas de la zona, y las grandes cantidades de precipitación que caen al

año, era necesario planificar un sistema capaz de no solo recoger toda el agua, también de evitar el

desperdicio de excedente. Por eso el acueducto subterráneo después de pasar al tanque desedimentación, llega al final a una quebrada, así el excedente no se desperdicia, reduciendo el impacto

ambiental y mostrando el respeto que se tenía a la naturaleza.

Luego se observan los basamentos del sector central, con sus escalinatas de piedras respectivas

para llegar hasta la cima de cada basamento, no diseñadas para recibir agua, por lo tanto están dañadas;

entre los basamentos más grandes se ubican tumbas datadas en la última etapa de ocupación, la fase La

Cabaña (800-1300 d.C). El basamento n°1 fue construido con 3 capas de tierra, es decir, se puede tratar

de una superposición de estructuras, porque no comparten anillos de tierra (Garnier y Troyo, 2002). Deacuerdo al tamaño de los basamentos, se infiere que ahí se vivían solo la gente de élite, o solo la familia

del cacique, lo cual no se puede corroborar del todo porque se desconoce la extensión total.

El sitio ha tenido varias transformaciones pos-deposicionales a lo largo del tiempo, impidiendo la

reconstrucción de los procesos socio-económicos de los antiguos pobladores. Un ejemplo de las

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transformaciones es la modificación del relieve para adaptar el sitio a las necesidades productivas de la

finca ganadera, como es la desviación que se hizo de la quebrada que recorría en medio del núcleo

arqueológico. Otro ejemplo es la transformación de la naturaleza como la erosión pluvial, los animales,

y los líquenes desestabilizan las estructuras, además de la expansión del bosque.

Otro inconveniente que no se puede desestimar a la hora de inferir aspectos socio-económico-

políticos del sitio es el nivel de acidez que tienen los suelos, más el factor climático propio del Bosque

Lluvioso, hacen que los restos de cultura material orgánico o “eco factos” no se preserven para precisar 

mejor los procesos sociales que se dieron en el asentamiento (como prueba del fenómeno son los pocos

datos que hay del registro arqueológico del sitio, acerca de estos). Existe la probabilidad de localizar

restos orgánicos carbonizados en las bases al inicio de los montículos, y si se encuentra, corrobora la

idea de la quema antes de construir en la región arqueológica del Caribe Central de Costa Rica.

Aunque haya faltantes en el registro arqueológico de “ecofactos”, si se puede destacar la calidad

de la arquitectura del sitio Guayabo todavía existente, excepcional, comparado con otros sitios del

Caribe de Costa Rica, además del análisis de cerámica de las fases La Montaña (2000-200 a.C), El

Bosque/La Selva (200 a.C-800 d.C) y La Cabaña (800-1500 d.C, abandono del sitio alrededor del 1300

d.C), artefactos líticos, objetos suntuarios, jade, oro, metates, etc. (Troyo y Hurtado de Mendoza, 2007-

2008).

La selección de materia prima para la construcción, tiene características muy específicas, por

ejemplo que sean lajas largas, relleno de arcilla, etc., más el diseño estratégico, estético, y complejo,

muestra una especialización en el trabajo, al requerirse expertos en arquitectura, planificación urbana,

ingeniera hidráulica, y grandes escultores líticos. Además de la especialización, se requirió de muchas

horas y mano obra para traer toda la materia prima de su fuente, trabajar el terreno, trabajar la materia

prima, y construir las estructuras. Por lo tanto, existió un individuo o individuos (se hizo durante varios

cacicazgos) capaces de manejar ese nivel de organización humana y distribución de recursos para

mantener activas las obras.

Eso significa que el lugar no se construyo todo en una sola fase de ocupación, sino que es

multicomponente, es decir, se hicieron en diferentes períodos. De hecho se estima que el complejo tiene

aproximadamente dos milenios de edad, dándose gran avance de monumentalidad en el período de

Integración, esto se demuestra con las muestras de cerámica recolectadas durante las excavaciones de

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tumbas (las que no habían sido huaqueadas), diversidad de diseños y técnicas constructivas, diferentes

tamaños de montículos, incongruencia en los sistemas de drenaje (Garnier y Troyo, 2002), pero esto se

puede confundir fácilmente si se critica el uso de materiales modernos en la restauración parcial del

sitio.

Al ser la monumentalidad del sitio excepcional se ha de especular el rol del sitio, hasta corroborar la

hipótesis. ¿Sería el sitio de Guayabo un centro para la administración tributaria, ceremonial y política de

los cacicazgos durante las fases del Bosque-la Selva y la Cabaña, hasta que se abandono? Esta pregunta

se ve obstaculizada, como se indica anteriormente, por la falta de restos arqueológicos orgánicos. Sin

embargo, al analizar sistemáticamente los artefactos no móviles del sitio, se puede inferir algunos datos.

Debido a la altura de los basamentos, a la superposición de estructuras, los accesos controlados, las

calzadas anchas que conectan a aldeas más pequeñas, su ubicación geográfica que es intencional, se

infiere que mantuvo el poder y tiene estructuras de posible carácter público, y además hay un acceso

discriminado a los diferentes productos como se muestra en la cerámica, artefactos en piedra preciosa, y

lítica que se usan como ofrendas en los enterramientos, lo que significa que se tenía el poder adquisitivo

para obtener bienes de mayor valor en la sociedad, además de bienes foráneos que son el resultado de

intercambio con otras aldeas o caciques.

Bibliografía

 

BADILLA, Adrián y Eduardo Odio. 2005. "Patrones funerarios precolombinos en el sur de América Central y sucontinuidad histórica", en Patrimonio, No. 5. Pp. 45-64.

GARNIER, José Enrique y Elena Troyo. 2002. "El uso del espacio y la arquitectura del sitio", en Guayabo de

Turrialba. Una aldea prehispánica compleja, Elena Troyo (Ed.), CICPC-MCJD. San José. (Pp. 59-70).

HURTADO DE MENDOZA, Luis. 2002. "Desarrollo socioeconómico de la región de Guayabo (tiempos

prehispánicos)", en Guayabo de Turrialba. Una aldea prehispánica compleja, Elena Troyo (Ed.), CICPC-MCJD.

San José. (Pp. 25-57).

HURTADO DE MENDOZA, Luis y Elena Troyo. 2007-2008. “Simbología del poder en Guayabo de Turrialba”,en Cuadernos de Antropología. Número 17-18. Pp.23-65. 

RENFREW, Colin y Paul Bahn. 1998. Arqueología. Teorías, métodos y práctica, Ediciones Akal SA, Segunda

edición. Madrid. Cap 10. ¿Qué pensaban? Arqueología cognitiva, Arte y Religión (Pp. 355-387).