Inmemorian marulanda

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Biografía de Manuel Marulanda

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  • Vivemanuelmarulandavlez

    In memriam

    26 de marzoda del derecho universal

    de los pueblos a la

    rebelin armada

    Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP

  • Se puede decir que su lucha

    S seor. La lucha es por la toma del poder.

    es por la toma del poder?

    Eso no es para que se quede por ah en los

    papeles... Se produce a travs de las trans-

    formaciones polticas, o se tiene que producir

    a travs de una insurreccin del pueblo apoyado

    por un movimiento guerrillero... Entonces, es la

    toma del poder definitivamente.

    ViveManuel Marulanda Vlez

  • Manuel Marulanda Vlez PEDRO ALCNTARA

  • In memoriam

    ll en el monte adentro, donde la hiprbola

    del bombardero estalla el trueno,

    desatando el canto fiero de los AKalaschnikov All, donde tremola la

    flama de Bolvar, resisten los invisibles, los

    insurgentes de Manuel, envueltos en el humo del

    olvido, de la plvora que difumina el viento

    All, donde la cortina de plomo y de candela

    detuvo el avance en masa

    de la tropa y la puso a

    deambular sin

    objetivos en la

    selva, se oye el grito

    herido de Guevara: No

    se trata de desear

    xitos al agredido; hay

    que correr su misma

    suerte; acompaarlo a

    la victoria o a la

    muerte. El fuego de

    los invisibles,

    hermano, es el

    fuego de todos

    La solidaridad

    nos abrir los

    caminos de la

    esperanza.

    Vive

  • Lo hemos dicho y lo repetimos, nuestros lutos son de combate. Quienes

    nos vinculamos al ejrcito del pueblo, a las FARC-EP, con el compromiso

    indoblegable de buscar la justicia social en condiciones de libertad y

    dignidad para las mayoras, lo hacemos hasta las ltimas consecuencias.

    Conscientes estamos de la dureza y los riesgos de la confrontacin, pero

    honor sentimos por tener la oportunidad de ir hasta la victoria o hasta la

    muerte en pos de los intereses ms sentidos del pueblo.

    Tratamos de evitar al mximo los riesgos innecesarios, pero nadie en el

    desenvolvimiento de una guerra justa en la que nos comprometemos a

    fondo, pensando en la emancipacin y la paz con justicia social, est

    exento de la muerte en combate o como producto de alguna accin

    prfida del enemigo. No podemos entonces sentarnos a llorar y a

    lamentarnos eternamente compungirnos por cada situacin que se nos

    presente, por grave que parezca.

    De cada uno de nuestros cados hacemos la memoria venerable de la

    lucha que libramos por la instauracin del comunismo; del ejemplo

    heredado tomamos los bros para seguir adelante, tal como ahora lo

    hacemos evocando en este sencillo y sentido compendio de homenaje la

    gesta sacrificada de los comandantes y camaradas Ral Reyes, Ivn Ros

    y nuestro legendario Manuel Marulanda Vlez, a tres aos de su marcha

    hacia los encumbrados riscos de la eternidad. Todos ellos partieron en

    aquel luctuoso marzo de 2008, que desde entonces se ha convertido en un

    mes de dignidad y mayor combatividad para la insurgencia que celebra la

    fecha 26 en que de muerte natural falleci Manuel Marulada Vlez, como

    el da del derecho universal de los pueblos a la rebelin armada.

    En la mente de cada revolucionario estar tallada como en mrmol esta

    fecha de decoro y resistencia, como el carcter perverso tambin del

    enemigo de clase, que utilizando los mtodos criminales ms morbosos

    y aleves asesin en la frontera con el Ecuador a Ral junto a 21 com-

    batientes ms y 5 estudiantes universitarios mexicanos. Seis das despus

    a mansalva, con tiros de gracia, mientras dorman, fueron acribillados

    mediante la accin de un infiltrado Ivn y su compaera, llegando incluso

    DA, DEL DERECHO UNIVERSAL DE LOS

    PUEBLOS A LA REBELIN ARMADA.

    1

  • a la abominable degradacin de cercenar la mano al comandante.

    Sin duda, al exaltar a estos queridos compaeros, rendimos homenaje a

    todos nuestros hermanos de lucha que han entregado generosamente su

    sangre por esta nuestra tierra sumergida en el odio de los oligarcas y del

    imperio, por esta nuestra patria herida por la tirana, pero que poco a poco

    ir saliendo erguida, avanzando hacia la victoria, con la fuerza de las

    muchedumbres oprimidas que tienen en el pecho el sueo de Bolvar.

    Comandante Ivn Ros, Comandante Ral Reyes, camaradas cados,

    all donde la tierra de nuestra amada Colombia recibi vuestros cuerpos

    exnimes, estar marcada la huella valerosa de la resistencia; desde all,

    viniendo de los rboles y del canto de las aguas montaeras, desde all

    envuelta en la brisa del bosque estar floreciendo y fructificando el

    ejemplo bolivariano de la justa guerra, de esa guerra que es el camino de

    la vida a pesar de la muerte.

    Comandante Manuel Marulanda Vlez, en nombre de nuestros sueos

    que son los sueos de justicia del pueblo sojuzgado, en nombre de los

    ideales de una patria libre sin explotadores ni explotados, germinando

    cada da desde la sangre de nuestros muertos, les decimos presente, y

    elevamos las voces para gritar con emocin gloria a los hroes cados en

    la resistencia al opresor, gloria a Ral Reyes, gloria a Ivn Ros, gloria a

    los cados en Sucumbos, gloria a Jorge Briceo..., gloria a todos los

    combatientes que han entregado su vida por la causa de la libertad!

    2

  • No ha muerto; est en medio de la plvora,

    de pie, como mecha ardiendo. Pablo Neruda.

    Camaradas: mi mayor satisfaccin en

    este aniversario es verlos de todo corazn

    comprometidos sin descanso en una cons-

    tante lucha por los cambios por los que

    muchos combatientes han ofrendado sus

    vidas motivados en la gran causa de la paz

    con justicia social y la soberana. Estoy

    seguro que con el aporte de cada uno de

    ustedes, apoyados siempre en las masas,

    el triunfo ser nuestro ms temprano que

    tarde", es la voz viva del comandante Manuel

    que sigue vivo en sus combatientes y el pueblo que am, esparciendo su

    certeza, sealizando la ruta.

    60 aos de rebelda contra un rgimen injusto, de lucha consecuente por

    la paz con justicia social, 60 aos de combate y de construccin de la

    victoria popular, no podan morir con la muerte fsica de un hombre.

    Manuel Marulanda Vlez dej a su paso por la noche de Colombia la

    estela fulgurante de la resistencia a la opresin. Quiz su sueo slo

    encontrar reposo cuando se asegure para el pueblo el laurel de la

    victoria.

    Evocar la gesta de Manuel en este tercer aniversario de su partida es

    provocar el tropel de los recuerdos que acometen por todos los flancos -

    como su tctica invencible-, para hablarnos del altruismo generoso del

    hroe legendario.

    Manuel Marulanda Vlez

    3

  • Pedro Antonio Marn (1930-2008) naci para la historia como Manuel

    Marulanda Vlez en la escuela poltica de El Davis, en 1953. Su nombre

    de guerra fue un merecido homenaje poltico al destacado dirigente

    sindical comunista, Manuel Marulanda Vlez, asesinado a golpes en los

    calabozos del Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC) por su

    consecuente defensa del pueblo trabajador y por su combativo rechazo a

    la utilizacin de soldados colombianos en la guerra de Corea como

    desechables peones de la geopoltica del gobierno de Washington.

    Desde el asesinato del caudillo liberal Jorge Elicer Gaitn en abril de

    1948, Manuel Marulanda trasciende como smbolo de la resistencia y

    como comandante de la esperanza de un pas que siempre ha soado

    vivir en dignidad. Pregonaba Gaitn en las plazas pblicas colmadas

    que "El hambre no tiene color poltico; no es liberal ni es conservadora/

    En Colombia existe una plutocracia liberal-conservadora que asfixia al

    pueblo/ El pas poltico no puede someter al pas nacional/ El pueblo es

    superior a sus dirigentes/ Pueblo: por la restauracin moral de la

    Repblica, A la carga!" Por este discurso subversivo Gaitn fue

    asesinado por la CIA y la oligarqua colombiana. De alguna manera

    estas ideas haban encendido el fuego de la rebelda en el alma del joven

    Manuel, fuego que unido ms tarde al del anhelo comunista, lo convierte

    en invencible guerrero de la causa de pueblo.

    Desde los albores de su personalidad, el prestigio fue una de sus ms

    fulgurantes cualidades. El entorno le reconoca su extraordinario don de

    mando. Por eso sus primos (los Marn) en Gnova Quindo esperan la

    llegada del muchacho de 18 aos para hacerlo jefe de la resistencia

    armada. Luego del asesinato de Gaitn, la dictadura conservadora de

    Mariano Ospina y Laureano Gmez dio rienda suelta al terrorismo de

    Estado contra el pueblo que se haba sublevado frente el crimen, para

    sofocarlo y someterlo. Pueblos enteros, campesinos de amplias zonas,

    huan tras las masacres, el incendio y el despojo de sus propiedades. Era

    el comienzo de la oscuridad que se apoder de un captulo de la historia

    de Colombia conocido como poca de la violencia partidista. El suelo de

    Colombia fue anegado con la sangre de 300 mil de sus hijos, y muchos

    ms colocados frente al imperativo del desplazamiento forzoso.

    Manuel Marulanda se hace comandante guerrillero en la respuesta y

    resistencia del pueblo a la violencia terrorista del Estado. Cuando en el

    4

  • Quindo se agotan las condiciones para el accionar del pueblo armado,

    Manuel traslada al sur del Tolima el escenario de su gesta combatiendo

    inicialmente en las guerrillas liberales de los Loaiza en las que gana

    ascendencia por su arrojo y sagacidad. All se encuentra con su alma

    gemela en la lucha, el gran Jacobo Pras Alape (Charro Negro). En esa

    misma zona entr en contacto con la guerrilla comunista. Lo cautiv la

    causa poltica y la disciplina de dicho Movimiento. En 1953 en el

    comando de El Davis, a orillas del Cambrn, se hace comunista. Y de all

    parte con Jacobo Pras -como comunistas los dos- para la regin de

    Riochiquito a proseguir la resistencia. Mientras las guerrillas liberales se

    desmovilizan durante la dictadura del general Rojas Pinilla, las comu-

    nistas no se rinden ni entregan sus armas. En 1956 en una Conferencia

    guerrillera realizada en Marquetalia Manuel Marulanda Vlez es

    designado jefe militar del Movimiento, y Jacobo Pras jefe poltico. Los

    dos comandantes afrontan las agresiones de los desmovilizados,

    denominados guerrilleros "limpios" (limpios de ideologas comunistas)

    urdidas por los jefes polticos liberales y conservadores. Los "limpios" se

    haban desmovilizado en la lucha contra el gobierno, pero ste les haba

    permitido conservar sus armas para que persiguieran a los comunistas.

    Apoyados en las masas, en el pueblo que los rodeaba, Manuel y Charro,

    capean el nuevo reto planteado por el Frente Nacional (pacto de las

    oligarquas) que les exige desmovilizacin. Luego de arrancar del

    gobierno el compromiso de satisfacer sus demandas polticas, econ-

    micas y sociales, sin entregar sus armas el movimiento se establece en

    Marquetalia a la espera del cumplimiento de las promesas.

    El 11 de enero de 1960 Jacobo Pras es asesinado en Gaitania por los

    "limpios" en cumplimiento de rdenes expresas emitidas por el gobierno

    central. Este asesinato es la causa poltica del surgimiento de las FARC

    en Marquetalia. Ms tarde Manuel

    Marulanda expresara su conviccin

    de que "con el correr del tiempo la

    muerte de Charro nos ha llevado a una

    confrontacin nacional con grandes

    perspectivas para producir cambios; y

    si ello nos permite, crear todas las con-

    diciones para tomarnos el poder. No

    todas las veces se producen levanta-

    mientos armados por la muerte de un Jacobo Pras (Charro Negro) y Manuel

    5

  • comandante; prcticamente es caso nico. De todas maneras en Marque-

    talia ha comenzado el chispazo y comienzo de la revolucin en serio de

    acuerdo a lo que estamos viendo".

    Es a partir de Marquetalia que el nombre de Manuel se consagra en la

    historia de Colombia como genuino arquetipo de la resistencia popular

    frente a la violencia terrorista del Estado potenciada por la geopoltica

    del imperio, y como fanal que alumbra el camino de la victoria con su

    certera estrategia militar y poltica.

    En el Programa Agrario de los Guerrilleros y en las nueve Conferencias

    de las FARC estn plasmadas las huellas de la construccin gradual de

    una alternativa poltica de poder para Colombia, con una fuerza funda-

    mental que no puede ser ignorada a la hora de sentar colectivamente las

    bases de una nueva sociedad justiciera, pacfica, democrtica, boliva-

    riana, que le d al pueblo "mayor suma de felicidad posible, mayor suma

    de seguridad social y mayor suma de estabilidad poltica".

    El guerrero de la paz

    La paz, la solucin poltica del conflicto so-

    bre la base del cambio radical de las injustas

    estructuras polticas, econmicas y sociales,

    es el basamento esencial de la estrategia

    guerrillera de Manuel. Personalmente con-

    dujo todas las conversaciones con los go-

    biernos dirigidas a ese propsito de huma-

    nidad. As lo registra la historia.

    En 1958, desde su puesto de mando en la

    montaa instrument a los voceros insur-

    gentes, encabezados por Charro, para el di-

    logo con el gobierno del Frente Nacional. Ms tarde, en 1984, junto a

    Jacobo Arenas, comanda la estrategia del dilogo con el gobierno de

    Belisario Betancur. Como resultado de este esfuerzo se firm el Acuerdo

    de La Uribe, se pact con el gobierno una tregua bilateral y las FARC se

    convirtieron en plataforma de lanzamiento de un nuevo movimiento

    poltico, la Unin Patritica. Pero el Estado, dominado por el guerre-

    rismo, arroja por la borda la extraordinaria posibilidad de paz para

    Colombia abierta por el Acuerdo y opta por el exterminio fsico de la

    Manuel y Jacobo Arenas

    6

  • Unin Patritica dando rienda suelta al accionar criminal del parami-

    litarismo institucional. 5.000 dirigentes y militantes de la UP fueron

    asesinados, entre ellos, dos candidatos presidenciales y un rosario de

    senadores, representantes a la Cmara, diputados, alcaldes, concejales,

    dirigentes comunistas y lderes comunales. De nada sirvi el genocidio,

    el exterminio fsico de toda una generacin de revolucionarios para

    apaciguar el temblor de las lites frente a la inconformidad social. Casi

    tres dcadas despus de haber sido descabezada la oposicin por una

    oligarqua terrorista arrodillada al imperio, hoy ha empezado a despertar

    y a movilizarse en Colombia la gran causa del pueblo que est ms viva

    que nunca.

    En diciembre 1990 la Fuerza Area bombarde a Casa Verde por orden

    del presidente Csar Gaviria porque las FARC no aceptaron su inaudita

    propuesta de desmovilizarse a cambio de una representacin en la

    Asamblea Nacional Constituyente. En respuesta al aleve ataque, el

    movimiento insurgente desat una contundente ofensiva militar que se

    extendi por todo el pas. La situacin generada oblig al gobierno a

    buscar por todos los medios, dilogo con urgencia. Luego de arduas

    discusiones llenas de incidentes polticos pudo abrirse el captulo de las

    conversaciones de Caracas y Tlaxcala. De nuevo est Marulanda, con

    sus compaeros de la Coordinadora Guerrillera Simn Bolvar, al frente

    de su obsesin: la paz por la va menos dolorosa, la de la solucin

    poltica, la del acuerdo nacional. Pero finalmente, como dice Alfonso

    Cano, "los dilogos se frustraron porque el gobierno solo requera

    pretextos para intensificar su guerra integral e imponer a sangre y fuego

    la apertura econmica neoliberal. En el contexto de la poltica nacional,

    el gobierno Gaviria estaba muy desprestigiado por el apagn

    (desabastecimiento elctrico), su alianza con el cartel de Cali y los

    llamados "pepes", sus tratos con Pablo Escobar,

    su nefasta apertura econmica, el manejo

    represivo que dio a la protesta popular, etc., y

    decidi, para ganar en gobernabilidad, romper el

    proceso".

    En 1999, durante el gobierno de Pastrana, el

    espacio de los dilogos de paz se traslada a San

    Vicente del Cagun. El comandante Manuel,

    conocedor como el que ms de la importancia de

    esta batalla poltica, establece su cuartel a cinco

    Ma

    nu

    el con e

    l pre

    sid

    ente

    Lpez

    7

  • minutos de Los Pozos, lugar donde se haba instalado la mesa, para

    orientar en tiempo real a los portavoces rebeldes y seguir el pulso y la

    progresin del debate en torno a la agenda convenida con el gobierno. Y

    Marulanda desata su arrolladora dinmica. Exige al presidente Pastrana

    frenar las masacres del paramilitarismo de Estado. Es artfice de la

    iniciativa de la Mesa Temtica donde se escucha el cuestionamiento de

    los diversos sectores sociales del pas a la poltica neoliberal. Propone

    establecer un subsidio estatal a los desempleados mientras se convienen

    en la mesa frmulas para superar el desempleo. Promueve en audiencia

    pblica internacional ante el cuerpo diplomtico acreditado en el pas un

    plan de sustitucin de los denominados cultivos ilcitos a travs de un

    proyecto de desarrollo dirigido a los campesinos cultivadores y a sus

    regiones olvidadas. Dialoga con obreros, estudiantes, campesinos, afro

    colombianos, indgenas, mujeres, acadmicos, dirigentes polticos, con

    el jefe de la bolsa de valores de Nueva York, con los empresarios

    colombianos, con la reina Noor de Jordania, con el Presidente Pastrana y

    con todos los que quisieron escuchar el punto de vista de las FARC en

    torno al problema crucial de la guerra y de la paz en Colombia. Tom en

    sus propias manos el asunto del canje de prisioneros de guerra como su

    responsabilidad y reto, pero el gobierno no quiso entender la

    importancia de un acuerdo en ese campo ni la calidad de su interlocutor.

    El gobierno desech la oportunidad histrica de impulsar el proceso

    cuando las FARC, buscando generarle condiciones propicias, liberaron

    de manera unilateral a 305 prisioneros de guerra en su poder.

    El presidente Pastrana slo estaba interesado en ganar tiempo para

    fortalecer la mquina de guerra de consuno con el South Command del

    ejrcito de los Estados Unidos y en la ejecucin del Plan Colombia que

    ya haba sido diseado por los halcones y estrategas del gobierno de

    Washington. Era evidente que no quera producir cambios en las injustas

    estructuras ni mejorar las condiciones de vida de los colombianos.

    Marulanda tena la certeza que la contraparte ya estaba buscando los

    pretextos para romper el dilogo y proseguir la guerra, la que en efecto

    declar a partir del 20 de febrero del 2002.

    Jorge Briceo y Manuel Marulanda con el presidente Andrs Pastrana

    8

  • El Movimiento Bolivariano

    por la Nueva Colombia

    De los dilogos del Cagun qued sin embargo

    una propuesta de combate poltico para el

    pueblo: el Movimiento Bolivariano por la

    Nueva Colombia, cuyo lanzamiento tuvo lugar

    el 29 de abril del ao 2000. Ese da San Vicente

    se llen de pueblo. Treinta mil almas abarro-

    taron la sabana ardiente. Por las trochas, los

    ros y las carreteras brotaba el pueblo que iba

    llegando en busca de la esperanza, en busca de

    Simn Bolvar, de su pensamiento y de su

    espada, hombres y mujeres sedientos de justi-

    cia y dignidad, dispuestos a organizarse, a enrolarse en el ejrcito de

    pueblos que est forjando el Libertador a su regreso, convencidos con el

    padre de Nuestra Amrica de que no hay mejor medio de alcanzar la

    libertad que luchar por ella.

    En el escenario a cielo abierto, bajo la mirada paternal del Libertador,

    estaban reunidos casi todos los integrantes del Estado Mayor Central de

    las FARC, los voceros insurgentes en los dilogos de paz, la comisin

    temtica, los combatientes guerrilleros, el pueblo trabajador, y las

    blancas banderas, y el amarillo, azul y rojo tremolando con Bolvar, con

    Manuel, con el pueblo al poder.

    Y habl el legendario jefe guerrillero, el comandante Manuel: "Este

    encuentro va a ser histrico en Colombia por el surgimiento de un nuevo

    movimiento en donde todos sin distingos polticos, razas o credos,

    puedan agruparse para defender sus intereses polticos, econmicos y

    sociales con la certeza que estamos abriendo caminos a una nueva

    democracia

    Y el comandante Alfonso Cano, jefe en ese entonces del Movimiento

    que empezaba a fulgir desde San Vicente, explic la propuesta poltica

    como un instrumento civil, amplio, policlasista, orientado hacia la

    conquista del poder, hacia el resurgimiento de Colombia bajo un nuevo

    orden social justo, con unas Fuerzas Armadas Bolivarianas garantes de

    la libertad, la soberana y las conquistas sociales.

    Manuel en e

    l la

    nzam

    iento

    del M

    ovim

    iento

    Boliv

    ariano

    9

  • "El rostro semioculto de El Libertador Simn Bolvar que hace parte de

    la presidencia de este acto y que descubre su noble y profunda mirada -

    deca Alfonso Cano- significa que el nuevo Movimiento Poltico tendr

    un funcionamiento clandestino. La amplitud de los objetivos a conquis-

    tar no ocultan los peligros que se ciernen sobre su existencia. No

    repetiremos la experiencia de la Unin Patritica en donde la heroicidad

    de sus integrantes y la generosidad que caracteriz su compromiso,

    fueron brutalmente abatidas por las fuerzas armadas oficiales en traje de

    civil, hasta prcticamente hacerla desaparecer".

    El Movimiento Bolivariano crece hoy en la clandestinidad como alter-

    nativa poltica, como espacio de encuentro y de lucha por la Nueva

    Colombia, la Patria Grande y el Socialismo, la paz, la democracia, el

    nuevo poder.

    El derecho universal a la rebelin armada

    Tanto Manuel Marulanda, como su ejrcito revolucionario, son conse-

    cuencia congruente del ejercicio de un derecho universal: el que asiste a

    todos los pueblos del mundo a alzarse en armas contra la injusticia y la

    opresin. La Declaracin Universal de los Derechos Humanos aprobada

    por la ONU en 1948, consagra y legitima en su prembulo el derecho a la

    rebelin. Pero Independientemente de que haga parte de un corpus

    normativo reconocido por los estados, es un derecho natural. Por encima

    de la legalidad predomina la legitimidad de la rebelin derivada de la

    justicia de sus actos.

    "Es la insurreccin por su naturaleza un acto legtimo -expresaba el

    Libertador-: ella anuncia que si hay en un Estado un poder esencialmente

    perverso, el hombre-ciudadano sabr buscar los medios de derribarlo".

    Es el derecho que tom en sus manos Manuel Marulanda Vlez. La

    legitimidad de la resistencia a la violencia terrorista del Estado, violencia

    injusta de los poderosos, no admite en la situacin concreta y en el

    contexto colombiano dudas en su entorno. El debate sobre la vigencia o

    no de la lucha armada, entronizado por la euforia neoliberal hace un

    cuarto de siglo, no nos desvela, porque actuamos con la certeza de que

    hacemos uso de un derecho universalmente aceptado por la razn,

    legitimado adems por el altruismo y la sed de justicia que el acto de la

    rebelin encierra.

    10

  • Por eso las FARC reciben, como un reconocimiento colmado de justicia

    y solidaridad, la decisin del Movimiento Continental Bolivariano de

    instituir el 26 de marzo, fecha de la desaparicin fsica del comandante

    Manuel, como da del derecho universal de los pueblos a la rebelin

    armada. Nada ms justo que esta generosa decisin.

    El maestro de la Guerra de Guerrillas Mviles

    Marulanda fue original, autntico. Sigui

    el camino de sus propios pensamientos, de

    sus reflexiones. Tomando los elementos

    del acumulado de su experiencia fue ela-

    borando una doctrina militar insurgente

    que ha probado en el campo de combate su

    eficacia. Sin duda, su estudio de los proce-

    sos revolucionarios fortalecieron su con-

    cepcin tctica y estratgica, pero su

    talento militar y poltico proviene esen-

    cialmente de su profundo anlisis de la operatividad enemiga de la que

    extrae conclusiones que convierte en directrices, no solo para neutralizar

    el esfuerzo adversario, sino para superarlo y derrotarlo en el teatro de la

    contienda. En realidad Marulanda fue un talentoso comandante rebelde

    egresado con las ms altas calificaciones de la escuela de la experiencia.

    Marquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero, La Sonora, las opera-

    ciones Centauro, Thanatos, Destructor I y II, el Plan Colombia, el Plan

    Patriota, fueron sus academias en el arte militar.

    Su tctica es la de Guerra de Guerrillas Mviles cuya dinmica y

    concepcin se fundamenta en el secreto, la movilidad y la sorpresa, en el

    Nuevo Modo de Operar que es un acoplamiento a los cambios en la

    modalidad operativa del enemigo. Su rasgo esencial es el accionar mili-

    tar permanente, tambin poltico, lo cual exige una nueva mentalidad en

    mandos y combatientes, que reclama eficacia en sus emprendimientos.

    La inteligencia de combate es el factor objetivo generador de la dinmi-

    ca. En palabras de Marulanda, se trata de explotar las vulnerabilidades

    del enemigo, golpearlo en los desplazamientos, fuera de sus fortifica-

    ciones; tambin en sus fuertes y bases con artillera y sorpresa, atacar su

    dispositivo de seguridad, quitarle la iniciativa y la tranquilidad con el

    golpeteo permanente, sin descanso. Esto exige, dice el estratega, mandos

    11

  • preparados cumplidores de los planes y de sus deberes, disciplinados,

    dispuestos a darlo todo por la causa, sin aspi-raciones personales,

    siempre al frente de sus tropas educndolas, formndolas. Manuel

    Marulanda es un concierto de modos de operar, de accionar permanente,

    sostenido, con objetivos principales y alternos disponibles para

    garantizar el ataque de todas maneras.

    Para el comandante Manuel el ataque a Marquetalia que diera origen a

    las FARC en 1964, siempre fue un referente para el anlisis y la

    prospectiva militar. La modalidad operativa del enemigo en ese entonces

    fue la base para establecer comparativamente la evolucin de la doctrina

    contrainsurgente aplicada en el momento actual por los estrategas del

    South Command estadounidense.

    Marulanda frente al Plan Patriota

    Teorizando, intercambiando sobre el Plan Patriota, Manuel Marulanda

    conceptuaba que su objetivo era la derrota militar de la guerrilla

    utilizando todo el podero del Estado en lo militar, poltico, econmico,

    diplomtico y propagandstico; exterminar a los jefes insurgentes y

    disuadir la inconformidad social para consolidar la poltica neoliberal y

    generar seguridad inversionista. La modalidad operativa es el despliegue

    en masa de la fuerza con elevado poder fuego, apoyo areo, tecnologa

    militar de punta e informacin satelital en tiempo real.

    Para lograr el propsito la economa toda fue volcada

    en funcin de la guerra y la inversin social arrojada al

    basurero del olvido. Y los medios slo deban difundir

    la versin manipulada de los hechos. El objetivo final:

    obligar a la guerrilla a "negociar".

    Desde la Operacin Marquetalia hasta Destructor II -

    anota Marulanda-, las acciones eran dirigidas por

    oficiales colombianos; a partir del Plan Patriota la

    conduccin es asumida directamente por oficiales de

    South Command del ejrcito estadounidense mientras

    los militares colombianos pasan a jugar papel secun-

    dario como subalternos. Todas las fuerzas: Ejrcito,

    Marina, Fuerza Area, paramilitares y policas que-

    dan subordinadas a los militares de Washington.

    Esta observacin de Marulanda es refrendada por las

    12

  • aseveraciones del general James T. Hill quien oficiara como jefe mximo

    del Comando Sur: "La mayor parte de los activos disponibles por

    nosotros estn siendo enfocados en la pelea tctica en Colombia". Por

    eso pululan asesores militares extranjeros en las principales guarniciones

    del pas y se anuncia la instalacin mltiple de bases militares yanquis en

    territorio colombiano. El Plan Patriota es la geopoltica de Washington

    pretendiendo en medio de la crisis sistmica del capital asegurar su

    predominio en el continente.

    El Plan Patriota es la respuesta al despliegue estratgico de las FARC en

    todo el territorio nacional en su objetivo de toma del poder con apoyo de

    masas, por la va poltica o militar segn las circunstancias. La primera

    fase es el despliegue de Divisiones y Brigadas en un gran cerco contra los

    Bloques y Frentes de las FARC. La segunda fase fue el estrechamiento

    del cerco en medio de combates, movimiento acompaado de un frreo

    control de carreteras, trochas, ros y abastecimientos; destruccin del

    apoyo de masas con bloqueos econmicos a las comunidades, masacres,

    "falsos positivos", bombardeos, detenciones masivas, desapariciones,

    incendio, destruccin de cosechas, para motivar el desplazamiento

    forzoso de la poblacin. La tercera fase fue la penetracin en la selva con

    la fantasa de desalojar a la guerrilla del terreno y obligarla a transitar

    zonas ya controladas por el ejrcito para golpearla desde posiciones

    favorables. El 50 por ciento de la tropa penetr a pie y el resto

    desembarcados, en decenas de misiones, en helipuertos abiertos en la

    profundidad de la selva. Desde las nuevas posiciones, luego del

    "ablandamiento" de la ruta con bombardeos de la Fuerza Area y

    artillera pesada, avanzan en masa y suficiente poder de fuego

    estructurados en hileras separadas a una distancia de 100 a 200 metros,

    cubriendo un frente de hasta 8 kilmetros y ms.

    La resistencia de las FARC al Plan Patriota es un homenaje de plvora y

    combate a Manuel Marulanda Vlez. El cambio de tctica es la

    movilidad completa. In memriam, en combativo homenaje al

    comandante, los guerrilleros reciben al ejrcito con su tctica de guerra

    de guerrillas mviles. Los comandos aparecen y desaparecen, atacan por

    sorpresa. Planifican muy bien sus movimientos y exploraciones. Ubican

    al enemigo, y cuando ste se pone en movimiento, entran en accin. El

    ataque por vanguardia o retaguardia, o por los flancos, es una

    combinacin letal de activacin de minas con fuego de francotiradores.

    La movilidad permite a la guerrilla golpear al enemigo dentro y fuera del

    teatro de operaciones.

    13

  • Es evidente que la insurgencia ha asimilado la nueva modalidad opera-

    tiva implementada por el Comando Sur. En medio de la confrontacin, de

    los bombardeos de aniquilamiento, la guerrilla de las FARC no ha dejado

    ni un instante de realizar sus escuelas militares, practicar cirugas de

    guerra en la selva, abastecerse de todo lo necesario para atender los

    requerimientos logsticos de la contienda blica. El Plan Patriota no ha

    sido obstculo para efectuar las necesarias reuniones de sus estados

    mayores en todos los niveles. Si alguno de sus mandos cae en combate,

    hay siempre disponible una lista de cuadros suplentes muy capaces. La

    fortaleza de las FARC est en su cohesin, en la claridad de sus principios

    y en el apoyo de la poblacin.

    La ilusin de la victoria militar agitada durante dcadas por el Estado es

    una ilusin vencida y taciturna, derrotada por la estrategia insurgente del

    pueblo en armas en marcha hacia su destino: la Nueva Colombia, la

    patria grande y el socialismo.

    La miseria creciente, el desplazamiento forzoso, los falsos positivos, la

    aparicin cada da de grandes fosas comunes, el desempleo, la desaten-

    cin de la deuda social, la indignante entrega de la soberana patria a los

    Estados Unidos, constituyen una poderosa bomba de tiempo a punto de

    estallar. La inconformidad social, conjugada con el accionar militar de la

    guerrilla, puede, como afirma Manuel Marulanda, abrir las puertas a un

    nuevo orden regido por la justicia.

    De espaldas a esta realidad, la oligarqua colombiana ebria de triunfalis-

    mo, habla del fin del fin de la guerrilla, como si el conflicto pudiera

    dirimirse con conjuros o trucos de prestidigitacin. El autismo de la clase

    dominante no le permite ver la derrota del Complejo Militar Industrial en

    Irak y Afganistn. Diga lo que quiera la oligarqua a travs de sus usinas

    de desinformacin, en Colombia el Plan Patriota del Comando Sur del

    ejrcito de los Estados Unidos no logr derrotar la insurgencia de

    Manuel.

    14

  • La plataforma bolivariana por la Nueva Colombia

    En la Plataforma ondea la estra-

    tegia poltica de Manuel. En su

    manifiesto de septiembre de 2007,

    las FARC pusieron a considera-

    cin del pas, de sus organizacio-

    nes polticas y sociales, la Plata-

    forma Bolivariana por la Nueva

    Colombia, como aporte a la discu-

    sin y al intercambio sobre las

    banderas y programa de un nuevo

    gobierno, de carcter patritico,

    democrtico, bolivariano, hacia un nuevo orden social, comprometido

    en la solucin poltica del grave conflicto que vive el pas.

    Un nuevo gobierno que materialice el proyecto poltico y social del

    Libertador, que conforme un nuevo Ejrcito Bolivariano para la defensa

    de la patria y las garantas sociales. Un nuevo orden edificado sobre la

    democracia y la soberana del pueblo, que agregue a las ramas del poder

    pblico los poderes moral y electoral, instituya el congreso unicameral y

    la revocatoria del mandato. Un nuevo sistema de gobierno que ponga fin

    a la poltica neoliberal, asuma el control de los sectores estratgicos y

    estimule la produccin en sus diversas modalidades, que haga respetar la

    soberana patria sobre los recursos naturales y que implemente polticas

    eficaces de preservacin del medio ambiente.

    Un gobierno que garantice la gratuidad de la educacin en todos los nive-

    les, instrumente la redencin social y la justicia agraria, que renegocie

    los contratos con las trasnacionales que sean lesivos para la nacin, y

    deje sin vigencia los pactos militares, tratados y convenios que man-

    cillen la soberana de la patria; que no extradite nacionales y que objete el

    pago de la deuda externa en aquellos prstamos viciados de dolo en

    cualquiera de sus fases.

    Un gobierno cuya divisa en poltica internacional sea la Patria Grande y

    el socialismo y que priorice las tareas de la integracin de los pueblos de

    Nuestra Amrica.

    15

  • Manuel sigue vivo

    No ha muerto Manuel. No puede morir quien comand la ms bella de las

    batallas, la de liberar a su patria. Un grupo de medios colombianos

    difundi hace poco un documental a travs de la National Geographic,

    titulado "Tirofijo est muerto". El ttulo en s es una exhalacin de una

    oligarqua que siempre lo percibi como amenaza a sus privilegios,

    porque Manuel Marulanda haba hecho suyo el anhelo de paz, de justicia

    y dignidad de las mayoras. La vida del legendario fundador de las FARC

    no es la parbola del fracaso de las armas como camino para hacer poltica

    en Colombia, tal como lo pretenden los promotores del documental. Es

    que no se ha permitido hacer oposicin de otra manera. Siempre preten-

    di la clase dominante el monopolio de las armas para el Estado y la

    indefensin del pueblo.

    La justeza de la lucha de Manuel es incuestionable. Hasta los realizadores

    del documental tuvieron que reconocer que: "a Marulanda se le puede

    vituperar, detestar o admirar, pero nadie puede negar que es uno de los

    colombianos ms importantes de la historia reciente del pas. No hubo

    general de la Repblica ni presidente que no se propusiera darle muerte".

    17 gobiernos sucesivos, con sus generales, recursos y medios blicos, no

    pudieron con l. De Manuel Marulanda, dice el general Valencia Tovar:

    "fue uno de los ms sagaces estrategas militares gracias a una intuicin

    poco comn y a un sistemtico aprendizaje de la experiencia".

    El orgullo de los combatientes farianos es ser soldados de Manuel,

    sentirse libertadores bajo sus banderas justicieras de independencia y

    soberana, con Bolvar, con Jacobo, Efran, Ral, Ivn, Jorge y la compa-

    a sagrada de los camaradas cados.

    Manuel Marulanda el guerrillero estadista que concibi el proyecto de

    Gobierno Alternativo; que previ, anticipndose a los acontecimientos,

    que en caso de acceder al poder por la va de las armas, el Estado Mayor

    16

  • Central asumira funciones de gobierno nacional, los Bloques de

    gobierno departamental, los frentes de gobierno municipal, que las

    FARC asumiran funciones de nuevo Ejrcito, y que tambin nos entreg

    su idea de cmo integrar un eventual gobierno surgido de las alianzas

    polticas, sigue vivo en los guerrilleros, batallando por sus sueos.

    Imposible olvidar su admirable campaa ideolgica frente al desplome

    del campo socialista, reuniendo a los partidos revolucionarios del

    continente para instarlos a la unidad de esfuerzos y a reafirmar las

    convicciones de cambio y revolucin.

    In memriam, seguiremos firmes en la senda de soberana poltica que

    caracteriz a las FARC bajo su mando, trabajando con mente abierta la

    construccin de una alternativa poltica hacia la paz, buscando la apro-

    ximacin necesaria con los militares patriotas y bolivarianos con miras a

    la solucin poltica y la reconstruccin del pas.

    La cohesin del Estado Mayor, comandante Manuel, sigue siendo uno de

    los ms importantes logros de las FARC. Sus directrices, camarada, para

    enfrentar con xito las vicisitudes de los planes blicos del adversario

    siguen la senda trazada. El parte militar de las FARC en el 2010 arroja los

    siguientes resultados: bajas causadas a la fuerza pblica: 4.371/

    Helicpteros averiados: 75/ Derribados: 1/ Aviones impactados: 20/ 2

    barcos y 11 lanchas artilladas batidas por el fuego.

    Las FARC le dan vida a Manuel con sus acciones.

    17

  • En una hermosa y justiciera rememoracin de Manuel Marulanda, el

    comandante Fidel Castro expres: "consider y considero que Maru-

    landa fue uno de los ms destacados guerrilleros colombianos y latino-

    americanos. Cuando muchos nombres de polticos mediocres sean

    olvidados, el de Marulanda ser reconocido como uno de los ms dignos

    y firmes luchadores por el bienestar de los campesinos, los trabajadores y

    los pobres de Amrica Latina".

    En una ocasin, Manuel Marulanda Vlez fue sorprendido con la

    pregunta de un estudiante en la Escuela nacional de cuadros Hernando

    Gonzlez Acosta, sobre lo que podra significar su eventual muerte para

    las FARC. Mirndolo fijamente, el comandante respondi: "yo ya hice lo

    que tena que hacer, y ah estn el Ejrcito del Pueblo y sus comandantes

    formados para que continen la lucha hasta ms all del triunfo".

    Desde la montaa, su cuartel de siempre, Manuel sigue iluminando el

    camino de la victoria.

    Venceremos.

    Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC

    Montaas de Colombia, marzo de 2011

    18

  • Marzo 7 de 2011. A tres aos de la

    muerte fsica de los comandantes

    Ral Reyes e Ivn Ros

    En vanguardia guerrilleros farianos/ Atencin,

    hacen honores/ Cuando la sangre dan por sus

    con paso de vencedores/ En el combate al pueblo

    hermanos. (Fragmento del himno En vanguardia)

    Invencible voz de pueblo en armas. Victoriosa

    marcha de la memoria. Escenario de la subje-

    tividad imbatible haciendo el ara de la rebelin

    posible. Un sol de ocaso que prepara el renacer

    constante del alba de los sueos insurgentes.

    Escoltada del bosque entero est la presencia de

    los recuerdos, encontrando materialidad en los

    puos erguidos que se juntan como primaveras o

    como lluvias estivales en luna de menguante frtil; en el espacio de lo

    real maravilloso, que vuelve inmarcesibles las consignas de la Patria

    Nueva.

    A qu le canta la montaa, a qu le habla la clandestinidad sigilosa que

    no sea a la justicia, desde cada latido de nuestros corazones altivos que se

    embelesan con el aire puro, con la floresta sin dueo, con el agua sin

    venenos, con la geometra de la arena , transitando la aventura del otro

    mundo posible, el lance de la lucha por el comunismo cierto, surcando los

    laberintos del rastrojo, los recodos de la barriada humilde, los acertijos

    de las sombras? En fin, el silogismo de la victoria junto a la masa

    erguida de los sufrientes en vindicta.

    De qu depende la historia de nuestra patria que no sea, en lo esencial,

    del desenlace de la confrontacin desenvuelta entre los oligarcas y

    nuestro amado pueblo que resiste a la opresin con gallarda?

    19

  • De qu depende, que no sea del rumbo del combate

    decidido frente a la violencia impuesta por los explo-

    tadores?

    En los profundos acantilados de la rebelin ha de caer la

    arrogancia de los genios del terrorismo de Estado,

    lacayos imperdonables de los mortferos y srdidos

    designios del imperio.

    En la estrada de la vida y de la muerte sobre la que

    marcha un pueblo oprimido y condenado a la miseria, y

    una gran parte de l guerreando desde la clandestinidad,

    levantado en armas, jugndose la vida por la paz de todos,

    est palpitando la historia de la Colombia comunera, definien-

    do la opcin de la vida a pesar de la muerte, prefiriendo morir en la

    lucha antes que dejarse decaer por el hambre y la tanta humillacin,

    buscando que el mundo por fin termine de conmoverse por todas las

    ignominias que padece este rincn de la Amrica Nuestra por cuenta de la

    codicia depredadora del neoliberalismo.

    No obstante el terror del imperio y sus escuderos locales, una digna

    grey de combatientes, sacrificio tras sacrificio al lado de valerosos

    militantes del decoro, enciende el fuego de la voluntad y la razn, para

    que en l destelle como relmpago que no cesa la rebelda insurrecta de

    las masas oprimidas, como luz del porvenir, como resplandor rojo de la

    solidaridad, como tonante canto por la felicidad del mundo, por la alegra

    de la humanidad sin cadenas, diciendo arriba los pobres de la tierra, de

    pie los esclavos sin pan.

    Un hombre solo no es nada, una mujer en solitario es efmera para la

    historia; se requiere ser pueblo, se necesita palpitar con el fervor de las

    masas para pervivir en el tiempo como ejemplo de aliento, tal como ahora

    estn Ral Reyes y los mrtires de Sucumbos, Ivn Ros y su compaera,

    Jorge Briseo y todos los abatidos hijos de bolvar, al lado de hombres y

    mujeres que, tambin como Judith Grisales, Mariana Pez, Lucero

    Palmera, Adn Izquierdo, Christian Prez, Jacobo Arenas, Efran

    Guzmn..., o el eterno Marulanda, se nos acrecientan como factores de

    emancipacin en la conciencia; se prolongan en el ser del Partido

    Clandestino que ayudaron a forjar, en las huestes milicianas que han

    contribuido a construir, en los ncleos bolivariano que contribuyeron a

    crear, en la organizacin de los frentes de masas que con nosotros

    inventaron.

    As, qu alivio y orgullo da saber que nuestro optimismo deriva de la

    verdad dulce de sabernos parte de un indoblegable ejrcito que acta

    20

  • como un frreo colectivo que desborda los individualismos los

    personalismos, para elevarse tras la estrella lumnica que entraan el

    imaginario, las razones, amores y sueos de los pueblos, mostrando con

    ejemplo prctico el camino a seguir, haciendo sin reparos el sacrificio

    indispensable para construir la victoria definitiva.

    De nada valdra vivir con existencia vaca de sueos, de propsitos

    altruistas, si se es revolucionario; de nada valdra existir si no es por

    mantener y ayudar en la construccin de la resistencia triunfante que

    logre hacer flamear sempiterna la bandera del amor justiciero sobre las

    ruinas de la explotacin infame.

    Qu pensarn los burgueses de hoy, quienes si en algo cambian es para

    empeorar en su "santo oficio" de la explotacin hiriente y criminal?

    Qu pensarn las altas jerarquas eclesisticas que se alinderan con las

    hienas que laceran al pueblo o se amangualan con supuestos neutrales,

    que ningn reparo tienen para posar de humanitaristas mientras traman

    trampas que favorezcan al establecimiento?

    La lucha de nuestros cados ha sido y continuar en las razones y en las

    armas del ejrcito del pueblo. El accionar indoblegable por liberar al

    mundo de los abusos extremos del capital se multiplicar cada da desde

    los brazos de los pueblos indciles; no habr masa explotada e incon-

    forme que no ponga manos para elevar la conciencia de la humanidad al

    cenit del Hombre Nuevo de Guevara, as tambin le toque a cada rebelde

    quizs padecer tras el sacrificio, la excomunin banal de los que pon-

    tifican desde sus cmodas curules del oportunismo, o la demonizacin

    que le extienden los charlatanes que defienden la depravacin social que

    significa el capitalismo.

    No nos es posible admitir el destino fatal que condene a la humanidad

    por los siglos de los siglos a padecer el salvajismo de los imperios y sus

    oligarquas locales sumisas. Ya vemos como la resistencia popular

    afgana, por ejemplo, ha hecho decir a los asesinos de la OTAN que

    podran pasar decenas de aos sin que puedan doblegar la resistencia de

    ese pueblo, conducindolos a admitir como urgente la necesidad de

    abandonar aquel golpeado pas asitico; ya tenemos innmeros ejemplos

    en la historia de cmo los pueblos que perseveran vencen las tiranas por

    grandes e inicuas que sean.

    Siempre ser necesario, entonces, mantener y multiplicar la dignidad;

    cultivar el arte de la justa guerra y emular a hombres y mujeres de temple

    y capacidad de sacrificio, mientras se mantenga erguida la tirana con

    pretensiones de globalizar sus infamias.

    La gloria de cada combatiente y de cada hijo del pueblo abatido en esta

    21

  • larga lucha por el cambio revolucionario, ha sido y ser la de la justa

    guerra, la de continuar elevando las palabras con el vigor de la razn de

    los oprimidos y la plvora de la resistencia, haciendo valer el honor de las

    mayoras explotadas.

    Pero, en s estos genocidas hasta dnde creen que llegarn? Pretenden

    hacer de Colombia, a punta de fosas comunes, masacres, desapariciones,

    torturas, encarcelamientos masivos, bombardeos, etc., un territorio

    desolado, prefiriendo acabar con la vida de millares de inocentes

    inermes. Claro est que eligen hacer del pas un inmenso mar muerto,

    antes que ceder en sus privilegios enfermizos y desagradables, o en su

    intencin de entregarse de rodillas a las catastrficas fantasas neoli-

    berales impuestas por los yanquis y la Unin Europea.

    Somos un pueblo en resistencia contra quienes nos han declarado sus

    enemigos porque nos oponemos a su pillaje, o porque levantamos

    nuestras voces contra las injusticias que Mster Sam, el sionismo y sus

    cmplices han desatado sobre gente inocente en Irak, Afganistn, Euskal

    Herra, Palestinay en la Amrica Latino-caribea toda.

    Con Ivn Ros y con Ral Reyes, especialmente en este marzo de

    dignidad, expresamos que hemos combatido y lo seguiremos haciendo,

    tal como lo ensearon Jorge Briseo, Efran Guzmn, Jacobo Arenas

    Manuel Marulanda, contra las injusticias que han colocado en condicin

    de sometimiento y miseria a nuestro pueblo. Y aunque con miles de

    operaciones ms de barbarie anuncien que van a destruirnos, jams

    huiramos dejando a su suerte a los oprimidos, pues hacemos parte

    integral de este pueblo que sufre la depredacin de los explotadores y

    junto a l echaremos nuestra suerte.

    Es indeclinable el propsito de las FARC-EP de construir un orden

    social donde no se sigan presentando esas atrocidades del Estado, esos

    crmenes que han llamado falsos positivos y que ya sobrepasa el nmero

    de las 1200 vctimas, cifra que acrecienta espantosamente la de desapa-

    recidos y asesinados, y que supera de manera abominable, segn ya lo

    han dicho muchos columnistas, a los desaparecidos causados durante los

    17 aos de dictadura de Augusto Pinochet entre 1973-1990 o a los

    crmenes causados por la dictadura militar argentina.

    Nuestros cados, entonces, no sern masa de la muerte estril, mientras

    la construccin colectiva que son las FARC mantenga en alto sus bande-

    ras de origen; es decir, mientras el pueblo mantenga su determinacin de

    acabar de una u otra manera con el Estado criminal que desaparece,

    tortura, asesina sin frmula de juicio alguna. Los sueos de los nuestros

    que abonan la sagrada tierra colombiana estarn ah creciendo, anhe-

    lando y luchando desde nuestras conciencias y con nuestras fuerzas,

    22

  • porque cesen las desapariciones que en los ltimos 10 aos suman

    millares. La lucha se mantendr para que no sigan impunemente

    ascendiendo al gobierno personajes cuyas regencias, como en el caso

    Uribe Vlez, entre el 7 de agosto de 2002 y la fecha de su partida haba

    suscitado ms de 30 mil desaparecidos, de las cuales la fiscala misma

    que hace parte de la institucionalidad terrorista, admite la cifra de por lo

    menos 17 mil, pero que Medicina Legal eleva a ms de 60 mil segn

    "datos sin depurar" an y que organismos independientes tasan en ms de

    200 mil para la ltima dcada trascurrida.

    Nadie olvide ni pierda de vista, que las razones de esta lucha no son

    abstracciones sino cosas tangibles que responden a los intereses ms

    sentidos de las mayoras. Nadie pierda de vista que Ivn Ros, Ral

    Reyes, Jorge Briceo y todos los nuestros que han sido asesinados,

    recibieron el odio de sus victimarios porque luchaban, tambin, para que

    los familiares de las vctimas desaparecidas por los paramilitares pudie-

    ran recibir respuestas de justicia y no el terror que el Estado les ha

    suscitado desapareciendo al menos a 20 de sus lderes que asistieron a las

    "audiencias pblicas" que supuestamente -segn las promesas del

    Estado- serviran para dar solucin a sus reclamos.

    A mediados del ao 2009 -segn lo haba dicho la Unidad de Justicia y

    Paz de la Fiscala- cerca de 4000 paramilitares; es decir, asesinos pagos

    por el Estado, haban reconocido pblicamente, o confesado, la comisin

    de 30.470 homicidios cometidos en los ltimos 20 aos. Y en el mismo

    informe se reporta que los desmovilizados del paramilitarismo han

    admitido que cometieron mil masacres en todo el pas, as como la

    desaparicin forzada de 2.500 personas. En la misma lnea, se haban

    registrado ante la Fiscala ms de 280 mil vctimas de las acciones

    delincuenciales cometidas por las "autodefensas" (es decir, los para-

    militares). Para equilibrar cargas en contra de la insurgencia legtima, las

    autoridades tramposas incluyen como ciertas las falsedades que para

    lograr prebendas propalan los llamados guerrilleros desmovilizados que

    se sometieron a la llamada Ley de Justicia y Paz. Pero la realidad es que la

    criminalidad contra el pueblo la ha desbocado el terrorismo de Estado

    utilizando a sus paramilitares como uno de los instrumentos ms aberran-

    tes, y que ahora para seguirlos usando como herramienta de terror los

    enmascara bajo el nombre de BACRIM (Bandas Criminales), preten-

    diendo incluir a las mismas FARC dentro de este concepto engaoso.

    Todos estos males y los raizales histricos problemas sociales que

    padecen las mayoras en Colombia requieren de una solucin urgente, sin

    que el destino sea el de la guerra. Las FARC-EP, dentro de ese rumbo,

    23

  • persistentes han intentado una y otra vez procesos de reconciliacin que

    han sido saboteados por los guerreristas de la oligarqua. Ahora, bajo la

    conduccin del ex ministro de los falsos positivos, es decir bajo el

    gobierno del Presidente Santos, se pretende colocar cualquier opcin de

    dilogo como si se tratara de una ddiva y no como el anhelo que es del

    pueblo colombiano. Contina la fascista poltica de seguridad demo-

    crtica que impuso Uribe con el silencio cmplice de la oligarqua

    colombiana y toda su onerosa carga de guerrerismo, mientras se

    contina adems propalando la demeritada tesis del fin del fin de la

    insurgencia armada en Colombia.

    Las muertes de nuestros camaradas, sin dudas, suman dolores que

    estremecen el alma, pero que al mismo tiempo generan fuerza moral

    superior que nos impulsa con mayor determinacin a seguir adelante.

    Por ello, reiteramos, que en la historia de las FARC, las adversidades no

    detuvieron nunca la lucha ni la detendrn. As ha sido y as seguir

    siendo, con la conviccin absoluta en la victoria.

    Comandante Ral Reyes, presente!

    Comandante Ivn Ros, presente!

    Hemos jurado vencer y venceremos!

    24

  • La historia no hace nada a medias y atraviesa muchas fases cuando quiere

    conducir una vieja forma social a la tumba Karl Marx Contribucin a la crtica

    de la filosofa del derecho de Hegel, 1844.

    Muchas veces tuvo que haber visto nacer el alba mientras se embele-

    saba contemplando el firmamento sembrado de estrellas; muchas veces

    tuvo que haber contemplado manojos de silvestres loros retando las

    tormentas. Y, cuntas veces sentimos su mirada escrutadora escarbando

    en los luceros las rutas ciertas del maana? No nos preguntbamos,

    Por Jess Santrich

    Integrante del Estado Mayor Central de las FARC

    En memoria del Comandante Jorge Briseo y todos nuestros

    camaradas que han partido tras la luz de la utopa.

    25

  • acaso, como haca para encontrar con tanto sencillo acierto las trazas

    necesarias de lo emancipante concreto?

    Guardin incansable del sagrado vientre de la tierra, hermano del

    monte, amigo del viento, guerrero de lluvia con lanzas de sol y flechas de

    tempestad entre sus manos; l sola interpretar la jerga hmeda del

    bosque para llenar de fe la conciencia rebelde de los oprimidos.

    Hendida la historia por la tormenta, su cuerpo se vierte sobre la aurora

    y en forma de amor se extiende sobre las cosas.

    La dcada muere adolorida, pero el grito de guerra del pueblo sufrido

    emerge en vindicta por el gladiador cado. Entonces, el mal presagio se

    disipa, al sentirse la manigua sonriendo en verde su esperanza, porque

    nunca un pueblo tuvo un salvador diferente a s mismo; es decir, al

    universo colectivo de sus mejores hijos.

    Confiamos a la selva, el fuego nuestro que detenga el caos, elevando

    hasta el eterno el resplandor creciente del ideal. Los anaqueles de la

    floresta resguardan su imagen de luz contra el ocaso.

    Para un hombre que tuvo el valor de morir sin doblegarse, en una

    muerte que no es quietud y polvo sino simiente vegetal de los sueos

    justicieros; para un jaguar de azul celeste y verdor de fronda en el

    invierno; austero en todo menos en coraje y entrega por su pueblo, es

    decoroso partir entre la plvora, como entre la plvora se ha ido slo para

    quedarse en la voz de las horas que derrama el tiempo.

    Entre tanto, a las puertas de su gloria, las moles firmes del guardin

    andino, velan armadas la amada semilla de su humanidad cada; una

    estampida de sueos desata las riendas de la plvora encendida: canto

    pico de la jungla, poemas de acero lanzando el verbo de sus balas y el

    sigilo de la ira incendiaria, combativa, asaltando con su fuego las feroces

    hordas del averno.

    Ellos, ordenan su extincin, condenando sus restos al fondo

    melanclico de una fosa inaudita, lanzando su honor al ptrido fango de

    las mentiras Pero, qu maligna fuerza puede abatir por siempre la

    frrea dimensin de la verdad erguida?

    As, entonces, en el tumulto del amor encuentran el retorno nuestros

    muertos: un sepulcro de luna, un sarcfago de estrellas, un ara de ternura

    en el panten del corazn y en la montaa, se eleva para cada

    combatiente que parte tras la luz de la utopa.

    En lo extenso de los cielos, en la dimensin del da, en el socavn de la

    noche y en las cavernas de las sombras, an ante las garras de la muerte,

    ante la evidencia del estruendo aleve, innmeros sern los das de la

    evocacin para los nuestros, en su larga marcha admirable hacia los

    26

  • intersticios del origen, hacia el regazo de la memoria, hacia las radculas

    del agua; para elevarse cnsonos en las espigas del viento, o estirarse

    en la historia, aferrados a los largos dedos del destino con un haz de

    tempestades en el alma y un escudo de luna y hojalatas de niebla, y ms

    coros de balas, de pjaros y bestias; ms coros de lianas, de robles y de

    insectos, agitando las brasas encendidas del rojo deseo de la leyenda

    guerrillera.

    Entre revolucionarios, si la llama de la sangre se enciende en el pecho y

    el fugaz fantasma de la vida se vuelve adis de caracolas, no hay voces

    fnebres de sueos vencidos que le den cimiento al fsil del olvido,

    porque donde caen, los que luchan, con la magia de su propio ejemplo se

    elevan resplandecidos, alargando la aurora desde la alabanza del ayer

    dormido.

    En l, los diluvios de la gloria derriban con creces la muerte ociosa.

    Por eso, mientras el pueblo humilde lo quera y admiraba, ellos, los

    oligarcas, le teman y odiaban.

    Queran sus enemigos, que son los enemigos del pueblo, verlo muerto y

    destruida su imagen, su memoria, su siembra.

    Para los oligarcas, Jorge Briceo era un campesino ignorante, al que

    detestaban porque no era de su clase y sobre todo porque desde las

    pobreras se haba levantado en armas como un guerrillero de las FARC,

    del ejrcito del pueblo, encumbrndose como smbolo de rebelda y

    dignidad contra el pestilente orden de injusticias que reina en Colombia,

    impuesto por los capitalistas y sucios elementos aptridas que sirven a los

    intereses de las transnacionales extranjeras.

    Quizs no les pareca simptico, adems. Pero bueno, eso sera lo de

    menos. Lo esencial es que era su opositor peleando del lado de los

    amplios y mayoritarios sectores sociales empobrecidos, que tanto claman

    por sus derechos en nuestro desangrado pas.

    Como hombre pobre e inconforme, convertido en magnfico

    revolucionario conductor de la lucha contra los opresores, tena las

    caractersticas perfectas para generar el aborrecimiento absoluto de los

    portentosos "dueos" del pas. Habran querido eliminarlo hace muchos

    aos, creyendo que en l radicaba la fuerza fundamental de ese ingente

    colectivo insurgente que l haba ayudado a forjar. Pero, no; lo peor para

    ellos es que el Mono se les haba convertido en un imbatible partisano, en

    un ejemplo para el pueblo sobre cmo hay que enfrentar los oprobios de

    los oligarcas con dignidad.

    Qu gran militante era el mono, que gran guerrillero, que gran

    comunista, que gran revolucionario. Con sencillas palabras era capaz de

    27

  • enervar a sus perseguidores y a los enemigos todos de los explotados y de

    las FARC; pues su verbo concreto y sencillo, era enseanza directa para

    los marginados y vilipendiados; cada orientacin y consigna era ruta para

    la organizacin y la enseanza, para la resistencia y la construccin de

    poder entre las pobreras.

    Ahora bien, sin exagerar habra que reflexionar en que la utilizacin de

    todos esos procedimientos de barbarie destinados para realizar un ataque

    sobre un campamento guerrillero, no tienen que ver solamente con la

    destruccin ni de un hombre como tal, ni de la particular organizacin

    revolucionaria a la que pertenece. Los procedimientos burdos y

    morbosos de la accin criminal que emplearon para asesinarlo a l y a 9

    de sus camaradas, y luego la manera en que emprendieron la difusin

    noticiosa ensandose contra su imagen, engranan perfectamente, como

    prctica, en lo que podra ser la mentalidad de una oligarqua decadente,

    subordinada al abominable desenvolvimiento de un imperio en crisis,

    cuya civilizacin colapsa ineluctablemente, poniendo en peligro el

    destino mismo de la humanidad.

    Utilizada la ciencia y la tcnica en la prfida empresa de crear

    inconmensurables armas para matar, inverosmiles factores de alienacin

    y chantaje, inimaginables fuerzas de destruccin que depredan la

    naturaleza y el equilibrio ambiental, los revolucionarios son vistos por los

    explotadores como su anttesis, como la amenaza a sus deseos

    mezquinos, sencillamente porque bien saben que con rebelda creadora y

    profundamente humana, se est dispuesto a emprender la emancipacin y

    reconstruccin radical de la sociedad, en manera tal que se proscriba para

    siempre la sumisin, el servilismo, la venalidad y las injusticias

    criminales que laceran al pueblo.

    Pero los hombres y mujeres revolucionarios, de la condicin

    incorruptible de Jorge Briceo, por ser enemigos de la explotacin y la

    hegemona imperial, sern perseguidos por los lacayos de la reaccin; y

    esta persecucin ser a muerte, porque bien saben los monstruos

    incubados en el cieno del srdido capital, que el revolucionario

    verdadero, el que no juega con los principios, jams abandona sus valores

    espirituales, ni su compromiso altruista con la humanidad.

    De tal condicin era Jorge, cuyo nombre antes de ingresar a las filas

    insurgentes era Vctor Julio Surez Rojas. Y aunque mucho se especula

    sobre el lugar de su nacimiento, lo concreto es que con su gran sentido del

    humor, alguna vez escribi al comandante Ivn Mrquez para cerrar uno

    28

  • de sus tantos mensajes: "Cordialmente Vctor Julio Surez Rojas, y si

    necesita esa partida de bautismo, mndela a sacar de la iglesia de

    Icononzo (Tolima), que est pasando el ro Sumapaz, al frente de Pandi

    (Cundinamarca)", y agreg con chispa de jovialidad que "firmo con parte

    de mi nombre y enseguida lo comienzo a escuchar por radio, televisin y

    prensa; qu vaina!, eso significa que me robaron porque hace rato pagu

    para que me borraran de esos registros".

    Tena 57 aos al momento de su muerte. Sus padres tambin haban sido

    luchadores campesinos; como agraristas del Sumapaz estuvieron ligados

    desde siempre a las luchas de las empobrecidas masas de ese sector en el

    que por tanto tiempo reson el nombre de otro insigne luchador

    comunista: Juan de la Cruz Varela. As, su condicin de revolucionario

    no le viene de la nada. Era hechura del entorno de lucha en el que creci

    desde los tiempos en que a su familia le toc enfrentar, como parte del

    pueblo oprimido, los desmanes del dictador Gustavo Rojas Pinilla, quien

    con las tropas mismas que venan de la odiosa guerra imperialista contra

    Corea, atac los territorios de Sumapaz y Villarrica en el oriente del

    Tolima.

    Mucho le toc lidiar en el seno de su familia humilde, que como muchas

    otras se vieron obligadas a trashumar en las montaas para sobrevivir y

    finalmente establecer la resistencia en los histricos comandos comunis-

    tas de autodefensa armada que estuvieron activos despus del ataque a

    Villarrica, en territorios de El Pato y Guayabero. Estos comandos

    29

  • integrados en gran medida por los campesinos que tuvieron que hacer el

    quite a la muerte en La Cortina de la Resistencia de Villarrica,

    conducidos por el Comandante Jos Alfonso Castaeda (el comandante

    Richard) en el campo de batalla y luego en la retirada por la cordillera

    Oriental, en lo que sera el desplazamiento de la Segunda Columna de

    Marcha que tomara rumbo sur hacia la mesa selvtica de Galilea, entre

    los lmites de Huila con el Meta. Una vez lograron estabilizarse y darle

    respiro a los centenares de hombres, mujeres y nios que viajaban con la

    autodefensa armada, Richard se moviliz con el pequeo grupo que

    desarrollara el trabajo organizativo en el Ariari, El Pato y Guayabero.

    Estos, junto a los comandos comunistas armados de Riochiquito y

    Marquetalia, fundados por el legendario Jacobo Pras y el imbatible

    Manuel Marulanda Vlez, despus de la desintegracin del campamento

    del Davis y el rompimiento de la alianza de resistencia con los liberales,

    seran los semilleros de la lucha insurgente que dio origen a las FARC-

    EP. Sus aliados tcticos de entonces, como lo eran los Loaysa y Jos

    Mara Oviedo (Mariachi), entre otros, que se hacan llamar "Liberales

    Limpios" para diferenciarse de los que ellos llamaban "comunes" por su

    afinidad con los comunistas, tomaran el rumbo paramilitar a favor de las

    actividades de guerra sucia del gobierno.

    En ese trasegar de la resistencia agrarista y patritica de los comunistas,

    Jorge Briceo aprendi de la vida todos los trucos de los perseguidos que

    han tomado la determinacin de enfrentar al rgimen. Poco a poco fue

    asimilando desde lo ms elemental de la escritura y la lectura, entre

    campamento y campamento, hasta lo ms esencial de la guerra de

    guerrillas, observando y conviviendo con los guerrilleros, quienes de

    manera cariosa le llamaban El Mono, haciendo alusin a su tez blanca y

    cabello un poco rubio.

    Especialmente observando y aprendiendo de Manuel Marulanda y de

    Jacobo Arenas, insignes formadores de dirigentes revolucionarios,

    cualific su condicin de combatiente, adquiri el habito de la lectura, se

    form como marxista y bolivariano y con sus hechos y su buen ejemplo,

    se convirti en un comandante guerrillero de magnficas calidades, cuya

    condicin ms importante era el sentido de lo colectivo en la direccin de

    los aspectos polticos y militares de la organizacin.

    La fraternidad y la camaradera era el ambiente que floreca en sus

    campamentos, la confianza para opinar y controvertir dentro de los

    cnones del centralismo democrtico que rige la disciplina fariana y

    siempre en el sendero de la crtica y la autocrtica, eran los rumbos del

    colectivo que rodeaba a Jorge. La semblanza que con motivo de su

    30

  • partida elabor el Secretariado de las FARC para enaltecerlo a l como

    uno de sus ms sencillos y abnegados integrantes, habla sucinta pero

    claramente de su condicin de revolucionario intachable.

    Pero siempre se podr decir ms sobre sus cualidades: cunta tenacidad

    y arrojo prodigaba; como combatiente o conductor haba participado en

    centenares de batallas, difundiendo un ejemplo muy elevado de

    disciplina, audacia y respeto por el enemigo. As, cuando como

    consecuencia del golpe del destino que le quit la vida, los asesinos que

    lanzaron 7 mil kilogramos de explosivo letal sobre su cuartel de la

    montaa le creyeron vencido, derrotado y an su imagen sepultada bajo

    el terror aleve de las hordas mediticas que vilipendian su memoria sin

    cesar, el Comandante Jorge Briseo les ha reaparecido creciente, ingente,

    como una legin de valientes en las voces de los oprimidos que le

    reverencian, en los puos del pueblo en armas multiplicado en dignidad y

    en convencimiento absoluto por la causa a la que entreg su vida. Miles

    de guerrilleros le han dicho presente haciendo tronar sus fusiles contra el

    rgimen opresor. De oriente a occidente, de norte a sur, cada Bloque de

    las FARC-EP ha entregado sus partes de victoria en esta rpida campaa

    de homenaje que hemos denominado JORGE BRICEO VIVE, la cual

    contribuy con creces a elevar los resultados de castigo que el Ejrcito

    del Pueblo caus a las tropas del rgimen en el ao 2010, y que suman

    4371bajas entre muertos y heridos.

    La cada de Jorge en las montaas, ha desbordado sin duda el coraje, las

    ganas de la justa vindicta, el deseo de emularle, el recuerdo de lo que fue

    su vitalidad avasallante, el deseo de tanto combatiente queriendo ser

    como l para as rendirle homenaje a la causa noble y altruista que

    encarnaba.

    Sabemos en lo que andamos, los riesgos y sacrificios que implica una

    lucha revolucionaria al lado de los desposedos. Por eso asumimos que

    cualquier padecimiento sera poco frente a lo mucho que merecen los

    pueblos en funcin de sus reivindicaciones. Por ello nuestros dolores no

    son ni sern jams de lamentaciones; tampoco de conformidad o

    tolerancia, pues para los farianos la resignacin es como una enfermedad

    del alma. Nuestro luto es de combate. As que los guerrilleros en todos

    los campamentos le han rendido tributo a Jorge y a cada uno de nuestros

    muertos desbordando audacia contra el enemigo y desbordando, adems,

    amor y ms amor en cantos, poesas, palabras sentidas, que quisieran

    definir el herosmo y la abnegacin de ellos, en significados que fluyen

    hacia la excelsa idea de la justicia y la emancipacin para los

    vilipendiados y explotados.

    31

  • En homenaje pstumo al coloso de la

    Macarena, El Bloque Oriental que

    comandaba al lado de un aguerrido

    Estado Mayor de inclaudicables, ha

    pasado a llamarse Bloque Comandante

    Jorge Briceo, y su mensaje lanzado

    pocos das antes de su muerte, ahora es

    consigna que retumba como conviccin

    desde el campo y las barriadas humildes

    de Colombia: Nacimos para vencer y no

    para ser vencidos! Y no se trata ello de un

    vano convencimiento fundado en la idea

    de la predestinacin como clave de la

    salvacin del hombre, no.

    No se trata de una confianza inerte en

    cuanto a que tenemos la fe de haber sido o de que seremos elegidos

    porque creemos estar actuando dignamente, no. No es dable que el

    comandante Jorge pensara o se esperanzara en la "gracia de la eleccin

    divina". Nuestro Dios es el pueblo, sin duda alguna, y por ello nuestra fe

    radica en el convencimiento y credo en sus infinitas capacidades que nos

    permiten repetir con El Mono, nuestro querido Mono, que "somos

    pueblo y el pueblo es invencible!".

    Apuntamos acaso a un determinismo religioso? NO. Creemos acaso

    en que nuestra salvacin vendr de la "librrima, eterna y omnipotente

    voluntad divina"?, , acaso estamos pensando en un destino con

    determinismo natural de salvacin? NO.

    Nuestro convencimiento bolivariano es que los pueblos se salvan a s

    mismos y que nosotros, somos pueblo organizado en armas, que ms

    temprano que tarde lograr sus pretensiones con la solidaridad de

    quienes en cada rincn del mundo luchan por la libertad humana en

    dignidad. Sin creer que sea la lucha contra los explotadores el "pecado"

    que nos condenar. Nuestra nica salvacin est en la confianza que

    tenemos en las inagotables potencialidades revolucionarias de los miles

    de millones de miserables del mundo, en esa enorme masa de sufrientes

    que crece como negacin del sistema porque ese sistema los niega como

    seres humanos.

    En trminos de Marx, con la confianza en que es ingente la fuerza

    liberadora de la humanidad sufriente que piensa y de la humanidad

    pensante que sufre como propia la opresin ajena; con certezas en cuanto

    a que la rebelin de los oprimidos ha de ser, su marcha necesaria hacia

    32

  • una sociedad universal sin clases y sin Estado se presiente; es decir, con el

    vivo credo en la era del comunismo, es que marchamos sin pausa,

    convencidos de la victoria.

    Sin abundar en relatos referidos a los combates victoriosos que

    protagoniz Jorge, sin hablar esencialmente de su innegable genio militar

    y de su loable empeo poltico por hacer posible el propsito socialista,

    podemos dar su dimensin diciendo que era un extraordinario cultor de

    las enseanzas del comandante Manuel Marulanda Vlez, siempre

    apegado a la lnea y a las orientaciones del Estado Mayor Central y su

    Secretariado, a los planes, a las ideas del colectivo, a la causa mayor del

    conjunto fariano, sin denotar individualismo ni sugerirlo siquiera por

    accidente. Esa era su fortaleza, su poder, o la magia que le hacan parecer

    invulnerable, imbatible, desbordando energa creadora que se

    desenvolva slo al lado y en funcin de todos los que le rodeaban

    querindole igualar.

    Nadie puede negar que junto a l no era posible dejar de ser intrpido,

    denodado, incansable, fervoroso, intenso, parte misma de su genio y de

    su ciclnica presencia a favor de la libertad. Pero, entre tanta cualidad,

    sencillamente Jorge, era un revolucionario de corazn, de cuerpo y alma,

    entregado a la causa sagrada de la Nueva Colombia, la Patria Grande y el

    socialismo. Nada para s, siempre, siempre, pensando en los suyos y en el

    futuro del pueblo, en primer lugar.

    Si le tocaba morir no poda ser sino en la trinchera, en la primera lnea, al

    lado de sus guerreros, enhiesto en sus convicciones y decoro, erguido y

    sereno en la montaa, sin importarle la perversidad del enemigo, sin

    pensar un instante en despertar compasin por los males del cuerpo que le

    aquejaban y pesaban como fardos de plomo sobre su existencia,

    Ms all de la perfidia enemiga, es gloriosa su muerte, es heroico su

    sacrificio, y un smbolo y divisa el valor de los valientes que con l

    cayeron; de los resistentes que por dcadas han entregado su sangre y sus

    vidas para que florezcan los sueos de libertad. Pero qu difcil es hablar

    de cada uno de nuestros muertos, pues tanto y tanto hay que decir de cada

    cual que no habra palabras que puedan expresar lo que merecen. Cuntos

    que no estrecharon nuestras manos, cuntos respecto a quienes apenas

    dijimos alguna vez sus nombres, cuntos que slo vimos de paso pero que

    an as estn en nuestras almas sembrados como semillas del pundonor,

    generndonos el mayor compromiso de abnegacin por sus sueos.

    Tantos, tantos que tenan en sus almas la magia inmaculada y generosa del

    amor al prjimo, el aliento superior de su decisin de entregarlo todo por

    la causa de los pobres, y que por ello ganan los corazones ms

    33

  • agradecidos del pueblo y el mrito de recibir su admiracin.

    Al hablar del Mono y de nuestros muertos, los pensamientos se elevan

    hasta el cenit de la grandeza que entraa el sacrificio de cada camarada

    cado en cada lugar de la patria donde hunde sus races la memoria de esta

    larga lucha, haciendo florecer la certidumbre que nos mantiene en la

    batalla dispuestos a entregarlo tambin todo por la libertad, o por un poco

    de esperanza para los oprimidos.

    Por eso, en estas palabras que inspira Jorge, por todos los cados en la

    lucha es que expresamos nuestros ms altos sentimientos y nuestro

    compromiso de llevar adelante sus ideas. Y a quienes por temor a los

    victimarios, o engaados por las avalanchas de mentiras que el rgimen

    vierte sobre las obras de los revolucionarios, deciden tomar distancia y

    hasta sumarse a las acechanzas de los vilipendios, simplemente como se

    hace con la maraa de la selva que no se quiere maltratar, la apartamos del

    camino con la esperanza de que un da, cuando a ellos llegue el sol de la

    verdad, se conviertan en el abrigo tambin de estos sueos de patria digna

    que albergamos.

    Quienes le conocimos al Mono personalmente o por sus historias

    formidables de lautrico guerrero y conductor poltico; quienes le

    sentimos a l y la vvida flama de cada guerrillero abatido, les llevaremos

    en nuestros corazones, ahora ms que nunca, recordando su resplandor de

    comunistas. En el basalto de la memoria colectiva estar inscrita la

    leyenda de cada combatiente valeroso, de cada camarada

    indoblegable, de cada hijo de este pueblo aguerrido.

    Reiteremos que testimonio debe quedar, entonces, en esta hora de luto

    combativo, cuando la tristeza emerge como plomo y metralla de la justa

    guerra victoriosa, que se ha hecho sentir la emocin de millares de

    combatientes en las aulas guerrilleras y en centenares de puntos de

    Colombia; en unos lados recordando la obra del Comandante abatido,

    34

  • manando el todo como un ferviente orfen patrio hecho por una enorme

    masa bolivariana de partisanos y militantes, que espontneamente han

    homenajeando a Jorge, y junto a l a nuestros muertos, desbordando

    admiracin y cario, haciendo fluir la poesa, la prosa cotidiana y el canto,

    agigantando en cada corazn la determinacin de continuar adelante

    hasta triunfar. Y en muchos otros lugares, con ms entusiasmo que ayer,

    con ms exaltacin que antes, con crecientes de arrojo y valor,

    accionando los fusiles y morteros, la osada y el temple de la guerra de

    guerrillas mvil.

    Entonces surge un gran convencimiento en cuanto a que ha sido

    inmensa la herencia de nuestros muertos, esa herencia del pundonor

    desbordado en el deber que con conviccin nos imponemos ms all de

    las ardidas consignas, pensando -en trminos de Bolvar-, en que nada nos

    detendr si el pueblo nos ama; nada nos detendr porque sabemos que es

    el futuro de la humanidad lo que est en juego en cada rincn del mundo

    donde se enfrenta a las oligarquas y al imperialismo. Y qu mayor

    humanismo que aquel que implica la entrega plena a la causa de los

    pobres rubricando el compromiso con la sangre propia?, sin titubear

    frente a la descomunal mquina blica del decadente imperialismo en

    crisis estructural. En tal sentido, qu mayor humanismo que aquel que se

    conjuga siguiendo la ensea de Manuel Marulanda, de Bolvar, del Che;

    es decir, por ejemplo, siguiendo a Jorge en su cotidiana prctica del

    pensamiento de Ernesto Guevara: "En cualquier lugar que nos sorprenda

    la muerte, bienvenida sea, siempre que se, nuestro grito de guerra, haya

    llegado hasta un odo receptivo, y otra mano se tienda para empuar

    nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos

    luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de

    victoria".

    Y as estamos entonces, empuando las armas, ms all de las crticas de

    los engaados, de los distrados y de los mal intencionados que nos piden

    que tomemos el camino del desarme. Con todo el amor que podemos

    prodigar a los oprimidos, en pro del comunismo, en pos de la

    emancipacin humana, hasta en medio del luto combativo alzando la

    bandera de la solidaridad y del internacionalismo; de la comunin de

    los explotados, de la dignidad del ofendido.

    Por nuestros muertos ni un minuto de silencio, toda una vida de combate!

    Nacimos para vencer y no para ser vencidos!

    Viva la memoria del Comandante Jorge Briceo!

    35

  • Con datos fabricados fundamentalmente a partir de la visin

    del Ministerio de Defensa Nacional, la Corporacin Nuevo

    Arco Iris ha divulgado su Informe de Seguridad y Conflicto

    Armado 2010 bajo el ttulo Balance de las FARC despus de

    "Jojoy" y los Nuevos carteles del narcotrfico.

    Sobre la base de un anlisis precario y parcializado, no es

    posible una medicin objetiva que permita dimensionar el

    grado de escalamiento del conflicto armado en Colombia. El

    ttulo del informe parece salido de una fbrica de

    desinformacin y de manipulacin de la opinin. Nada tiene

    que ver el balance de las FARC despus de la cada del

    comandante Jorge Briceo, con los nuevos carteles del

    narcotrfico. La mala intencin manifiesta no hace ms que

    meter una interferencia, un ruido perverso a un anlisis que

    debe ser objetivo porque toca un tema incrustado desde hace

    aos en el alma de los colombianos: el de la guerra y la paz,

    la bsqueda de una solucin poltica.

    El conflicto armado no se da en el aire, ni por prurito;

    obedece a una causa social, no mencionada -ni siquiera

    tangencialmente- en el informe de la Corporacin. Una

    investigacin de la Universidad Nacional establece que cerca

    del 70% de los colombianos viven en la pobreza y la miseria.

    El desempleo, sumado al sub-empleo (empleo informal o

    precario) alcanza el 50%. Segn organismos como el DNP y

    el CINEP el desplazamiento forzoso se cuantifica en 4

    millones 600 mil campesinos. En ninguna parte del informe se

    alude a las vctimas civiles de los "falsos positivos" ni a fosas

    comunes como la de la Macarena Estos son, tambin,

    datos de la guerra, pero, por alguna turbia razn, se ignoran o

    no se asimilan en el informe como resultados del accionar del

    Los datos del conflictoIvn Mrquez

    Integrante del Secretariado de las FARC

    36

  • Estado. Sin duda, se trata de un informe tuerto y cmplice

    destinado a asperjar incienso santificador sobre la criminal

    poltica de seguridad del Estado.

    "Es difcil de creer -dice la Corporacin Nuevo Arco Iris: las

    bajas de la Fuerza Pblica, entre muertos y heridos, en el

    ao 2010, pueden llegar a 2.500". Fallaron

    abrumadoramente en su prospeccin. El total de bajas fue

    de 4.371, incluidos 72 oficiales. Pero en realidad las bajas

    pueden ser mayores porque las FARC no contabilizan en su

    data los SDR (Se Desconocen Resultados) con los que

    cierran muchos de sus partes militares. Y no se incluyen

    porque no se pudo constatar qu ocurri. Los combatientes

    farianos slo pudieron observar la evacuacin de los cados

    en los innumerables vuelos de los helicpteros Black Hawk.

    Las 4.371 bajas sufridas por la Fuerza Pblica, estan

    distribuidas de la siguiente manera: 2.078 muertos, 2.242

    heridos y 21 desaparecidos, una cifra mucho mayor que las

    bajas causadas por la resistencia a las tropas de los Estados

    Unidos y de la OTAN en Afganistn (2.000 muertos, segn

    Radio Habana), lo cual da una idea ms objetiva de la

    intensidad de la guerra que se libra en Colombia. A estos

    resultados, las FARC agregan 75 helicpteros averiados, uno

    derribado, 19 avionetas y un avin, impactados, 2 barcos y

    11 lanchas artilladas batidas por el fuego rebelde.

    Los datos de las FARC sobre los resultados de la

    confrontacin armada en Colombia durante el 2010 se

    complementan con el parte general adjunto (de 162 folios)

    en el que se detallan fecha y lugar de las acciones blicas.

    Nunca un "post-conflicto" ha sido tan conflictivo. Desde luego

    la realidad descrita en los partes militares de las FARC, deja

    sin piso la fbula oficial del fin del fin de la guerrilla y justifica

    cualquier esfuerzo dirigido a una solucin poltica, como

    ahora lo proponen los mismos gringos para Afganistn.

    37

  • La Corporacin Nuevo Arco Iris adolece de fallas

    estructurales en su anlisis: mide la guerra de guerrillas con

    el rasero de la guerra regular; convierte en orculo infalible la

    informacin privilegiada que obtiene de la Sala Situacional

    del Ejrcito, de la que participa peridicamente; profesa un

    culto exagerado al fetiche de los nmeros, pretendiendo

    explicar con ellos fenmenos sociales cuyas motivaciones

    van ms all de la matemtica.

    Ariel Fernando vila, investigador del observatorio del

    conflicto armado de la Corporacin Nuevo Arco Iris presenta

    una visin plagada de anlisis y conclusiones precipitadas

    que slo sirven de estmulo a un triunfalismo tonto, que en

    nada ayuda a buscar objetivamente una solucin. La

    aseveracin de que la muerte del comandante Jorge Briceo

    significa la derrota del Bloque Oriental y el fin de una era de

    guerra de las FARC, es algo absolutamente descabellado.

    Expresa una ignorancia total del funcionamiento interno de

    las FARC. El mencionado investigador no sabe qu es el

    Nuevo Modo de Operar y asombrosamente dice que es una

    modalidad adoptada por las FARC en 1995. En realidad el

    Nuevo Modo de Operar fue una directriz emanada de la VII

    Conferencia de las FARC, que tuvo lugar en la regin de El

    Duda en 1982. Para rematar el investigador da rienda suelta

    a la fantasa y le da vida a un inexistente "Plan 2010", cuya

    autora atribuye a la comandancia guerrillera. Con descaches

    tan garrafales cualquier prospectiva que se intente sobre el

    conflicto carece de seriedad.

    38

    Repliegue

    Comando guerrillero

    Enemigo

  • De manera reiterada se ha venido hablando ltimamente de

    la superioridad area del Estado, pero nos preguntamos con

    base en qu referente, si las FARC no tienen Fuerza Area.

    Lo que s tienen, es un derecho inalienable a la legtima

    defensa. Sin duda el Estado ostenta una gran superioridad

    de medios y recursos para la guerra, pagados con soberana

    patria al gobierno de los Estados Unidos. El Plan Patriota,

    por ejemplo, es dirigido por oficiales del South Command

    desde la base de Larandia en el Caquet. Colombia es el

    tercer pas receptor de "ayuda" norteamericana en el mundo.

    16 mil millones de dlares ha invertido Washington en el

    Plan Colombia, pero no ganan la guerra. Algo est

    pasando: el gobierno de Colombia dispone de un pie de

    fuerza cercano a 500 mil hombres, tecnologa militar de

    punta, pero no gana la guerra. Tal