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1 INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL Las Emociones y la Inteligencia Emocional Material de iniciación y consulta Primera Edición: Abril 2021 Nota: Este material es de uso exclusivo de miembros o participantes de acciones formativas del Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional. Queda expresamente prohibida su copia total o parcial, o reproducción en cualquier sistema de video sin el consentimiento expreso del Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional.

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INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN

EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

Las Emociones y la Inteligencia Emocional

Material de iniciación y consulta

Primera Edición: Abril 2021

Nota: Este material es de uso exclusivo de miembros o participantes de acciones formativas del Instituto Europeo de Innovación en

Inteligencia Emocional. Queda expresamente prohibida su copia total o parcial, o reproducción en cualquier sistema de video sin el

consentimiento expreso del Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional.

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INDICE Presentación

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

1. Inteligencia Emocional: historia

2. Conceptualización del constructo de Inteligencia Emocional

3. Modelos Principales

4. Ámbitos de Aplicación

5. Habilidades Emocionales

6.Evaluación e instrumentos de medida de la Inteligencia Emocional

ANEXO

LAS EMOCIONES

A.1 Acercamiento histórico al tratamiento de las Emociones

A.2 Qué son las emociones

A.3 Para qué sirven las emociones

A.4 Diferencias entre Emoción, Sentimiento y estados de ánimo

BIBLIOGRAFIA BASICA DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

-Artículos

-Libros

-Otras referencias

Page 3: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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PRESENTACIÓN

El Equipo del Instituto Europeo de

Innovación en Inteligencia Emocional, ha

preparado con mucho cariño este material de

iniciación sobre Inteligencia Emocional, con

el objetivo de servir de primera referencia y

consulta a quienes se acercan por primera

vez a este apasionante mundo de la

Inteligencia Emocional.

Este es un material que pretendemos

contenga los principios básicos y te sirva de

apoyo y consulta, tanto si estás arrancando

una formación en Inteligencia Emocional,

como si estás colaborando en un nuevo

proyecto de divulgación o formación en

Inteligencia Emocional.

Vas a adentrarte en un apasionante mundo, y

te animamos a que comiences a trabajarlo

para tu propio autoconocimiento emocional.

Este material está dividido en dos secciones.

En la principal vas a encontrar lo esencial de

este material, es decir, de dónde viene y los

fundamentos científicos de la Inteligencia

Emocional, así como la descripción y formas

de medida usados en los principales

modelos.

También los principales núcleos de

investigación e innovación identificados por

el IEI+ie que trabajan en estos momentos en

España y fuera de España.

Entender qué son y para qué sirven las

emociones son obviamente algo básico para

poder entender la Inteligencia Emocional.

Por este motivo, nos ha parecido adecuado

que dispongas en esta segunda sección de

unas nociones básicas que incluimos en un

Anexo.

Finalmente tendrás una relación de

referencias y bibliografía que nos parece

esencial para poder avanzar en el

conocimiento de la Inteligencia Emocional.

Este material ha sido elaborado con diversas

aportaciones del Equipo del IEI+ie, si bien

éste quiere agradecer especialmente al Socio

Fundador Hugo Toribio del Olmo, por su

mayor dedicación a la confección del

mismo.

El equipo del Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional

Primera Edición Abril 2021.

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3 MODELOS PRINCIPALES Desde el punto de vista metodológico debemos hacer una primera consideración

respecto a cómo categorizar los modelos de Inteligencia Emocional.

Nos vamos a encontrar sobre todo debido a las traducciones de términos anglosajones como “competences”, “ability” o “skills”, diferencias entre competencias y habilidades. Quizás con este ejemplo podamos aclararlo:

“Una competencia social es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras

personas. Esto implica dominar las habilidades sociales básicas, como es la comunicación

efectiva, respeto, actitudes prosociales, asertividad, etc.” (Rafael Bisquerra)

También veremos que estas distintas categorizaciones no suponen la invalidación de una de ellas, sino que suponen “constructos” distintos. Es necesario resaltar esta circunstancia ya que con frecuencia se mezclan estos modelos así como los submodelos que se derivan de ellos.

Aunque han proliferado distintos modelos en los últimos veinte años, nos centraremos en primera instancia en al menos dos grandes corrientes.

Aproximación más tradicional

Es la que lleva más tiempo considerándose, y que diferencia entre un modelo de habilidades y un modelo mixto:

a) Modelos de Habilidad: Basados en el procesamiento de la información. Contiene una visión “más restringida” de la IE, y aquí se incluiría el modelo de “las cuatro ramas” de MAYER, SALOVEY & CARUSO, 2000 -avanzado en el capitulo anterior-. Conciben la IE como una inteligencia genuina basada en el uso adaptativo de las emociones y su aplicación a nuestro pensamiento. En esta línea se mueven también referentes nacionales de la IE como son Berrocal o Extremera. Otro referente nacional como Rafael Bisquerra, habla de “competencias emocionales”. Este modelo lo veremos más adelante.

b) Modelos Mixtos: Contienen una visión “más amplia”, que concibe la IE a partir de destrezas, rasgos estables de personalidad, aspectos motivacionales y diversas habilidades cognitivas y cualquier aspecto que facilite manejar, vivenciar y procesar los estímulos afectivo – emocionales. Aquí se incluirían el modelo más conocido de Goleman ( BOYATZIS, GOLEMAN & RHEE, 2000; GOLEMAN, 1995), así como el de BAR-ON, 2000.

Aproximación más reciente

A principios del SXXI investigadores como Petrides y Furnham (2000) ahondan en algo esencial: la medida de las diferencias individuales de variables relacionadas con la medida de la Inteligencia Emocional.

En este sentido y dado que hay dos tipos de medida: medidas de rendimiento máximo y medidas de autoinforme, distinguirán entre Inteligencia Emocional Rasgo ( o autoeficacia

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emocional) e Inteligencia Emocional capacidad (o capacidad cognitivo-emocional), indicando que reflejan DOS CONSTRUCTOS DISTINTOS.

Estos autores sostienen que la diferencia entre los modelos “mixtos” y de “capacidad” que plantea Mayer no se sostiene desde el punto de vista psicométrico.

CLASIFICACIÓN CRONOLÓGICA DE LOS PRINCIPALES MODELOS DE AMBAS CORRIENTES Y SUS DIMENSIONES EN ORDEN CRONOLÓGICO

Petrides, Perez-Gonzalez y Furnham/ Manual de inteligencia emocional ( coord. por José Miguel Mestre Navas, Pablo Fernández Berrocal, 2007)

MODELO DIMENSIONES

Peter Salovey y John D Mayer, 1990

● Valoración y expresión de las emociones ● Utilización de las emociones ● Regulación de las emociones

Daniel Goleman, 1995

● Autoconciencia ● Autorregulación ● Automotivación ● Empatía ● Gestión de las relaciones

John D Mayer y Peter Salovey, 1997

● Percepción, valoración y expresión de las emociones ● Facilitación emocional del pensamiento ● Comprensión y análisis de las emociones, empleo del

conocimiento emocional ● Regulación reflexiva de las emociones para promover el

crecimiento emocional e intelectual.

Bar-On, 1997

● Intrapersonal: o Autoconciencia emocional o Asertividad o Autoestima o Autorrealización o Independencia

● Interpersonal: o Empatía o Relaciones interpersonales o Responsabilidad social

● Adaptación:

o Solución de problemas o Prueba de Realidad o Flexibilidad

● Manejo del Estrés:

o Tolerancia al Estrés o Control de Impulsos

● Estado de ánimo general:

o Felicidad o Optimismo

Page 6: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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Cooper y Sawaf, 1997

● Alfabetización emocional ● Agilidad emocional ● Profundidad emocional ● Alquimia emocional

Daniel Goleman, 1998

● Autoconciencia: o Autoconciencia emocional o Autoevaluación adecuada o Autoconfianza

● Autorregulación:

o Autocontrol o Confiabilidad o Responsabilidad o Adaptabilidad o Innovación

● Automotivación:

o Motivación de logro o Compromiso o Iniciativa o Optimismo

● Empatía:

o Empatía o Conciencia organizacional o Orientación al servicio o Desarrollo de los demás o Aprovechamiento de la diversidad

● Habilidades Sociales:

o Liderazgo o Comunicación o Influencia o Catalización del cambio o Gestión de conflictos o Construcción de alianzas o Colaboración y cooperación o Capacidades de Equipo

Weisinger, 1998

● Autoconciencia ● Gestión emocional ● Automotivación ● Habilidades de comunicación efectiva ● Pericia interpersonal ● Orientación emocional

Higgs y Dulewicz, 1999

● Conductores: o Motivación o Intuición

● Limitadores: o Responsabilidad o Elasticidad emocional

● Facilitadores: o Autoconciencia o Sensibilidad interpersonal

Page 7: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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o Influencia

Petrides y Furnham, 2001

● Adaptabilidad ● Asertividad ● Valoración o percepción emocional de uno mismo y de

los demás ● Expresión emocional ● Gestión emocional ● Regulación emocional ● Baja Impulsividad ● Habilidades de relación ● Autoestima ● Automotivación ● Competencia Social ● Manejo del estrés ● Empatía Rasgo ● Felicidad Rasgo ● Optimismo Rasgo ●

EJEMPLOS DE LOS MODELOS MAS DESARROLLADOS EN ESPAÑA

A modo de ejemplo proponemos ver tres modelos que nos parecen relevantes, y animamos

al participante a que profundice a través de la bibliografía presentada, en el desarrollo del

resto de modelos, ya que todos aportan una visión sumatoria, basada en la evidencia en

mayor o menor grado del constructo de Inteligencia Emocional.

1) Modelo de Competencia Emocional de Rafael Bisquerra (2000, 2003): por cuanto es uno de los modelos -no el único desde luego- más citado, usado y desarrollado en España (sobre todo en el ámbito de la Educación).

2) Modelo Procesual de Regulación Emocional de Gros (1999): es un modelo esencial teórico sobre la regulación emocional, elemento clave dentro del proceso de aprendizaje y mejora de la Inteligencia Emocional, pero que además aporta unas pautas claras para su implementación práctica, proveniente de la Psicología.

3) Modelo de Regulación Emocional Optima (Hervás, 2011): Hervás procede de la escuela de la Psicología Positiva, y además de proponer y soportar empíricamente su modelo, propone un entrenamiento basado en este modelo para la mejora de la regulación emocional.

Animamos asimismo a conocer otros modelos evolucionados inspirados en Boyatzis,

Goleman, Caruso, Salovey, Petrides y Furnham

Page 8: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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3.1. Modelo de Competencia Emocional de Rafael Bisquerra

Rafael Bisquerra (2000, 2003) en su modelo de Competencias emocionales distingue varias

etapas o pasos:

1. Conciencia emocional

Podemos definir la conciencia emocional como la capacidad para tomar conciencia de las

propias emociones y de las emociones de los demás, incluyendo la habilidad para captar el

clima emocional de un contexto determinado

Dentro de este bloque se pueden especificar una serie de microcompentecias:

Toma de conciencia de las propias emociones

Es la capacidad para percibir con precisión los propios sentimientos y emociones;

identificarlos y etiquetarlos. Contempla la posibilidad de experimentar emociones

múltiples y de reconocer la incapacidad de tomar consciencia de los propios

sentimientos debido a inatención selectiva o dinámicas inconscientes.

Dar nombre a las emociones.- Es la eficacia en el uso del vocabulario emocional

adecuado y utilizar las expresiones disponibles en un contexto cultural determinado

para designar los fenómenos emocionales.

Comprensión de las emociones de los demás.- Es la capacidad para percibir con

precisión las emociones y sentimientos de los demás y de implicarse

empáticamente en sus vivencias emocionales. Incluye la pericia de servirse de las

claves situacionales y expresivas (comunicación verbal y no verbal) que tienen un

cierto grado de consenso cultural para el significado emocional.

Tomar conciencia de la interacción entre emoción, cognición y comportamiento.-

Los estados emocionales inciden en el comportamiento y éstos en la emoción;

ambos pueden regularse por la cognición (razonamiento, conciencia). Emoción,

cognición y comportamiento están en interacción continua, de tal forma que resulta

difícil discernir qué es primero. Muchas veces pensamos y nos comportamos en

función del estado emocional.

La conciencia emocional es el primer paso para poder pasar a las otras competencias

emocionales.

2. Regulación Emocional

La regulación emocional es la capacidad para manejar las emociones de forma apropiada.

Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener

buenas estrategias de afrontamiento; capacidad para autogenerarse emociones positivas,

etc.

Las micro-competencias que la configuran son:

Page 9: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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Expresión emocional apropiada.- Es la capacidad para expresar las emociones de

forma apropiada. Implica la habilidad para comprender que el estado emocional

interno no necesita corresponder con la expresión externa. Esto se refiere tanto en

uno mismo como en los demás. En niveles de mayor madurez, supone la

comprensión del impacto que la propia expresión emocional y el propio

comportamiento, puedan tener en otras personas. También incluye el hábito para

tener esto en cuenta en el momento de relacionarse con otras personas.

Regulación de emociones y sentimientos.- Es la regulación emocional propiamente

dicha. Esto significa aceptar que los sentimientos y emociones a menudo deben ser

regulados. Lo cual incluye: regulación de la impulsividad (ira, violencia,

comportamientos de riesgo); tolerancia a la frustración para prevenir estados

emocionales negativos (ira, estrés, ansiedad, depresión); perseverar en el logro de

los objetivos a pesar de las dificultades; capacidad para diferir recompensas

inmediatas a favor de otras más a largo plazo pero de orden superior, etc.

Habilidades de afrontamiento: Habilidad para afrontar retos y situaciones de

conflicto, con las emociones que generan. Esto implica estrategias de

autorregulación para gestionar la intensidad y la duración de los estados

emocionales.

Competencia para autogenerar emociones positivas.- Es la capacidad para

autogenerarse y experimentar de forma voluntaria y consciente emociones

positivas (alegría, amor, humor, fluir) y disfrutar de la vida. Capacidad para

autogestionar el propio bienestar emocional en busca de una mejor calidad de vida.

3. Autonomía Emocional

La definición de autonomía emocional la podemos entender como un concepto amplio que

incluye un conjunto de características y elementos relacionados con la autogestión

personal, entre las que se encuentran la autoestima, actitud positiva ante la vida,

responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales, la capacidad

para buscar ayuda y recursos, así como la autoeficacia emocional.

Como micro competencias incluye las siguientes:

Autoestima.- Esta característica de la Autonomía Emocional se refiere a tener una

imagen positiva de sí mismo; estar satisfecho de sí mismo; mantener buenas

relaciones consigo mismo. La autoestima tiene una larga tradición en la

investigación y en la educación.

Automotivación.- Es la capacidad de automotivarse e implicarse emocionalmente

en actividades diversas de la vida personal, social, profesional, de tiempo libre, etc.

Motivación y emoción van de la mano. Automotivarse es esencial para dar un

sentido a la vida.

Autoeficacia emocional.- Esta otra característica de la Autonomía Emocional se

refiere a la percepción de que se es capaz (eficaz) en las relaciones sociales y

personales gracias a las competencias emocionales.

Page 10: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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El individuo se percibe a sí mismo con capacidad para sentirse como desea; para

generar las emociones que necesita. La autoeficacia emocional significa que se

acepta la propia experiencia emocional, tanto si es única y excéntrica como si es

culturalmente convencional, y esta aceptación está de acuerdo con las creencias del

individuo sobre lo que constituye un balance emocional deseable. En caso

contrario, el individuo está en condiciones de regular y cambiar las propias

emociones para hacerlas más efectivas en un contexto determinado. Se vive de

acuerdo con la propia “teoría personal sobre las emociones” cuando se demuestra

autoeficacia emocional, que está en consonancia con los propios valores morales.

Responsabilidad.- Se refiere a la capacidad para responder de los propios actos. Es

la intención de implicarse en comportamientos seguros, saludables y éticos.

Asumir la responsabilidad en la toma de decisiones. Ante la decisión de ¿qué

actitudes (positivas o negativas) voy a adoptar ante la vida?, en virtud de la

autonomía y libertad, decidir con responsabilidad, sabiendo que en general lo más

efectivo es adoptar una actitud positiva.

Actitud positiva.- Es la capacidad para decidir que voy a adoptar una actitud

positiva ante la vida.

A pesar de que siempre van a sobrar motivos para que la actitud sea negativa.

Saber que en situaciones extremas, lo heroico es adoptar una actitud positiva;

aunque cueste. Siempre que sea posible manifestar optimismo y mantener

actitudes de amabilidad y respeto a los demás. Por extensión, la actitud positiva

repercute en la intención de ser bueno, justo, caritativo y compasivo.

Análisis crítico de normas sociales.- Esta nueva característica de la Autonomía

Emocional es la capacidad para evaluar críticamente los mensajes sociales,

culturales y de los mass-media, relativos a normas sociales y comportamientos

personales.

Esto tiene sentido de cara a no adoptar los comportamientos estereotipados

propios de la sociedad irreflexiva y acrítica. La autonomía debe ayudar a avanzar

hacia una sociedad más consciente, libre, autónoma y responsable.

Resiliencia.- Es la capacidad que tiene una persona para enfrentarse con éxito a

unas condiciones de vida sumamente adversas (pobreza, guerras, orfandad, etc.).

4. Competencia Social

La competencia social es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras

personas. Esto implica dominar las habilidades sociales básicas, capacidad para la

comunicación efectiva, respeto, actitudes pros sociales, asertividad, etc.

Las micro competencias que incluye la competencia social son las siguientes:

Dominar las habilidades sociales básicas.- La primera de las habilidades sociales es

escuchar. Sin ella, difícilmente se pueda pasar a las demás: saludar, despedirse, dar

Page 11: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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las gracias, pedir un favor, manifestar agradecimiento, pedir disculpas, aguardar

turno, mantener una actitud dialogante, etc.

Respeto por los demás.- Es la intención de aceptar y apreciar las diferencias

individuales y grupales y valorar los derechos de todas las personas. Esto se aplica

en los diferentes puntos de vista que puedan surgir en una discusión.

Practicar la comunicación receptiva.- Es la capacidad para atender a los demás

tanto en la comunicación verbal como no verbal, para estar preparado y recibir los

mensajes con precisión.

Practicar la comunicación expresiva.- Es la capacidad para iniciar y mantener

conversaciones, expresar los propios pensamientos y sentimientos con claridad,

tanto en comunicación verbal como no verbal, y demostrar a los demás que han

sido bien comprendidos.

Compartir emociones.- Compartir emociones profundas no siempre es fácil. Implica

la conciencia de que la estructura y naturaleza de las relaciones vienen en parte

definidas tanto por el grado de inmediatez emocional, o sinceridad expresiva, como

por el grado de reciprocidad o simetría en la relación.

Comportamiento pro social y cooperación.- Es la capacidad para realizar acciones

en favor de otras personas, sin que lo hayan solicitado. Aunque no coincide con el

altruismo, tiene muchos elementos en común.

Asertividad.- Significa mantener un comportamiento equilibrado entre la

agresividad y la pasividad.

Esto implica la capacidad para defender y expresar los propios derechos, opiniones

y sentimientos, al mismo tiempo que se respeta a los demás, con sus opiniones y

derechos. Decir “no” claramente y mantenerlo y aceptar que el otro te pueda decir

“no”. Hacer frente a la presión de grupo y evitar situaciones en las cuales uno

puede verse coaccionado para adoptar comportamientos de riesgo.

En ciertas circunstancias de presión, procurar demorar la toma de decisiones y la

actuación, hasta sentirse adecuadamente preparado, etc.

Prevención y solución de conflictos.- Es la capacidad para identificar, anticiparse o

afrontar resolutivamente conflictos sociales y problemas interpersonales. Implica la

capacidad para identificar situaciones que requieren una solución o decisión

preventiva y evaluar riesgos, barreras y recursos.

Cuando inevitablemente se producen los conflictos, afrontarlos de forma positiva,

aportando soluciones informadas y constructivas. La capacidad de negociación y

mediación son aspectos importantes de cara a una resolución pacífica del

problema, considerando la perspectiva y los sentimientos de los demás.

Capacidad para gestionar situaciones emocionales.- Es la habilidad para reconducir

situaciones emocionales en contextos sociales.

Page 12: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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Se trata de activar estrategias de regulación emocional colectiva. Esto se superpone

con la capacidad para inducir o regular las emociones en los demás.

5. Competencias para la Vida y el Bienestar

Se refieren a la capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables para

afrontar satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida, ya sean personales,

profesionales, familiares, sociales, de tiempo libre, etc. Las competencias para la vida

permiten organizar nuestra vida de forma sana y equilibrada, facilitándonos experiencias

de satisfacción o bienestar.

Como micro-competencias se incluyen las siguientes:

Fijar objetivos adaptativos.- Es la capacidad para fijar objetivos positivos y realistas.

Algunos a corto plazo (para un día, semana, mes); otros a largo plazo (un año, varios

años).

Toma de decisiones.- Desarrollar mecanismos personales para tomar decisiones de

forma razonada, no llevado por las emociones del momento y sin posponerlas más

allá de lo necesario, en situaciones personales, familiares, académicas,

profesionales, sociales y de tiempo libre, que acontecen en la vida diaria. Supone

asumir la responsabilidad por las propias decisiones, tomando en consideración

aspectos éticos, sociales y de seguridad.

Buscar ayuda y recursos.- Es la capacidad para identificar la necesidad de apoyo y

asistencia y saber acceder a los recursos disponibles apropiados.

Ciudadanía activa, participativa, crítica, responsable y comprometida.- Lo cual

implica reconocimiento de los propios derechos y deberes; desarrollo de un

sentimiento de pertenencia; participación efectiva en un sistema democrático;

solidaridad y compromiso; ejercicio de valores cívicos; respeto por los valores

multiculturales y la diversidad, etc.

Esta ciudadanía se desarrolla a partir del contexto local, pero se abre a contextos

más amplios (autonómico, estatal, europeo, internacional, global). Las

competencias emocionales son esenciales en la educación para la ciudadanía

(Bisquerra, 2008).

Bienestar emocional.- Es la capacidad para gozar de forma consciente de bienestar

(emocional, subjetivo, personal, psicológico) y procurar transmitirlo a las personas

con las que se interactúa. Adoptar una actitud favorable al bienestar. Aceptar el

derecho y el deber de buscar el propio bienestar, ya que con ello se puede

contribuir activamente al bienestar de la comunidad en la que uno vive (familia,

amigos, sociedad).

Fluir.- Capacidad para generar experiencias óptimas en la vida profesional, personal

y social.

Page 13: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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3.2. Modelos de Regulación Emocional La Regulación Emocional

Proponemos algunas definiciones:

• Gross (1999): “aquellos procesos por los cuales las personas ejercemos influencia sobre las emociones que tenemos, cuándo las tenemos y sobre cómo las experimentamos y las expresamos”.

• Thompson (1994): “los procesos externos e internos responsables de monitorizar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales para cumplir nuestras metas”. Esta definición indica que las personas activan procesos de regulación emocional en base a una necesidad o meta, ya sea consciente o inconsciente.

En los últimos años han surgido varios modelos utilizando como enfoque y poniendo el foco

en el procesamiento emocional y en la regulación emocional.

Aunque en este ámbito formativo no procede ver el impacto de la regulación emocional

desde un punto de vista clínico, si debemos hacer notar su importancia muy relevante en

muchos trastornos psicopatológicos:

• Depresión (Joorman, Siemer y Gotlib, 2007; Peeters, Nicolson, Delespaul, & deVries, 2003)

• Ansiedad (Feldner, Zvolensky, & Leen Feldner, 2004; Mennin, Heimberg, Turk, & Fresco, 2005)

• Abuso de sustancias (Fox, Axelrod, Paliwal, Sleeper, & Sinha, 2007) • Trastornos de la conducta alimentaria (Bydlowski et al., 2005), • TDAH (Walcott & Landau, 2004) • Trastorno límite de la personalidad (Gratz, Rosenthal, Tull, Lejuez & Gunderson,

2006), este especialmente grave.

A nivel general, la existencia de un déficit en las habilidades de regulación emocional tiene

un efecto perjudicial en el ajuste emocional de las personas, generando alteraciones tanto

en el comportamiento como una respuesta evitativa ante las emociones negativas entre

otros problemas (Berking, 2007).

Por el interés que puede tener en este contexto formativo, si resaltaremos las tres vías en

las que la desregulación afectiva se hace presente en el ámbito clínico, por tenerlas presente

como pauta explicativa a una población no clínica, para entender los mecanismos por los que

podemos no ser eficaces a la hora de regularnos emocionalmente.

Esta desregulación emocional se entiende bien como una presencia de un déficit en la

activación, o bien como la efectividad de las estrategias de regulación empleadas por una

persona ante sus estados afectivos – emocionales negativos (Hervás, G; y, Vázquez, C.,

2006):

1- Desregulación por déficit de activación: se puede observar en aquellas situaciones en las cuales una persona no activa estrategias de regulación, a pesar de experienciar intensos estados de disforia.

Page 14: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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Esta falta de activación de estrategias puede ser o convertirse en parte relevante del problema clínico, como, por ejemplo, puede ocurrir en la Depresión.

En estos casos los individuos pueden abandonarse en su estado de ánimo desagradable sin hacer nada para compensarlo, por tanto hablamos en estos casos de déficit en la activación de estrategias de regulación.

2- Desregulación por déficit de eficacia: debido a la ineficacia de las estrategias de regulación utilizadas, ya que la activación de estrategias de regulación no tiene por qué conducir forzosamente a la regulación de un estado emocional negativo.

El proceso de manejo emocional de la experiencia es complejo, de manera que si no se ha llevado a cabo de manera adecuada el procesamiento emocional de la experiencia, los intentos de regulación pueden resultar infructuosos.

Por ejemplo hay estudios que apuntan a que el déficit en habilidades afectivo emocionales como la claridad o la aceptación emocional dificultan la regulación (Liverant, Brown, Barlow y Roemer, 2008).

3- Desregulación por empleo de estrategias disfuncionales de regulación emocional: algunas personas, ante sus reacciones emocionales negativas, activan estrategias de regulación inadecuadas para corregir dichas experiencias pero no lo consiguen, y aun peor, lo que encuentran es que sus reacciones son más intensas y descontroladas.

A menudo esto es la consecuencia de utilizar estrategias contraproducentes (ejemplo evitación, rechazo, supresión emocional,…) que, lejos de reducir la intensidad de la experiencia, la intensifican (Dalgleish, Yiend, Schweizer y Dunn, 2009; Gross y Levenson, 1997).

Por tanto, la desregulación puede no ser un problema de activación o de eficacia, sino que a veces los intentos de regulación, en sí mismos, son el problema. Es importante, tener en cuenta que existen otras maneras de regulación disfuncional que, aunque consiguen el objetivo de reducir la experiencia emocional, conllevan efectos secundarios desadaptativos (ejemplos: consumo de alcohol, otras sustancias, conductas autolesivas; Gratz, 2003).

La clave estaría en diferenciar una regulación adecuada de lo que pueden ser intentos de

control emocional, que subjetivamente pueden ser útiles pero contraproducentes si se mira

desde una visión más amplia.

Modelo Procesual de Regulación Emocional (Gross, 1999) De acuerdo con este modelo, la regulación emocional puede estudiarse en función del lugar

en el que la estrategia de regulación se inserta dentro del proceso de generación de la

emoción.

Según este autor, el proceso de generación emocional se puede dividir en cuatro fases:

1. Situación 2. Atención 3. Interpretación 4. Respuesta

Page 15: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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Además, para cada una de las fases se puede establecer un conjunto o grupo de estrategias

de regulación emocional.

Las estrategias de regulación emocional, generalmente, se pueden dividir en 2 grandes

grupos (ver gráfico):

• Regulación centrada en los antecedentes de la emoción. • Regulación centrada en la respuesta emocional.

Regulación emocional centrada en los antecedentes

• Selección de la situación: en primer lugar, cada persona puede modular el hecho de exponerse a ciertas situaciones y no a otras. Aquellas situaciones vividas que han generado emociones desagradables o negativas permiten un aprendizaje que puede hacer que la persona las evite antes de que al entrar en dicha situación active las emociones no deseadas. Por el contrario, seleccionar situaciones que generen experiencias o vivencias agradables o positivas también es posible.

Por ejemplo, las personas según van envejeciendo suelen ser cada vez más conscientes de los resultados afectivos en sus actividades y sus relaciones, y suelen elegir cada vez más unas y otras para proteger y maximizar su bienestar emocional. Esto se ha denominado teoría de la selectividad socio – emocional (Carstensen, Isaacowitz, y Charles, 1999).

• Modificación de la situación: una vez dentro de una situación, la persona puede intentar cambiar algunos elementos de dicha situación en una dirección u otra, es decir, la situación se puede configurar en parte por la acción u omisión de la persona. Algo similar sucede en relación a los rasgos de personalidad; las personas extravertidas tienden a crear entornos más reforzantes, y más coherentes con su personalidad (Caspi, Roberts, & Shiner, 2005) y para ello, entre otras acciones, utilizan estrategias de regulación anímica (Hervás & López – Gómez, 2016).

Page 16: INSTITUTO EUROPEO DE INNOVACIÓN EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

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• Modulación de la Atención: cualquier situación contiene numerosos componentes, aspectos, detalles, etc… Por tanto, una vez la situación se ha configurado, aunque ésta ya no sea fácilmente modificable, siempre se puede dirigir la atención a unos elementos y no a otros de dicha situación. En ocasiones, según se plantea desde este modelo, la modificación de foco atencional tiene como objetivo regular la posible respuesta emocional:

o Cambio de Foco atencional centrado en aspectos externos: por ejemplo, centrar la atención en personas sonrientes de un auditorio al hablar en público.

o Cambio de Foco atencional se produzca internamente: por ejemplo, prestar atención a un pensamiento en vez de a otro, o prestar atención a una meta en vez de otra.

Es interesante destacar que el empleo de la atención como mecanismo de regulación emocional es de los que aparecen más pronto en el desarrollo evolutivo, y se ha comprobado su presencia en bebés y la importancia que tiene el desarrollo afectivo posterior (Fox & Calkins, 2003). Por último, los estudios más recientes muestran que la atención se puede entrenar, lo cual puede permitir construir mecanismos de regulación emocional, con cierto grado de automatización y que no consuman apenas recursos cognitivos, lo cual tiene ventajas evidentes (Wadlinger & Isaacowitz, 2011).

• Cambio Cognitivo: la interpretación de la situación es muchas veces un mecanismo clave que explica la reacción emocional subsiguiente. Desde que apareció la terapia cognitiva en los años 60 del siglo pasado, sabemos que las interpretaciones tienen en muchas ocasiones un margen significativo de cambio. Al igual que sucede en el apartado anterior, en muchas ocasiones ese cambio de interpretación, o reevaluación cognitiva, tiene como objetivo modular la respuesta emocional. Han sido muchas las investigaciones de laboratorio, también longitudinales, las cuales muestran que la reevaluación cognitiva es un mecanismo muy útil, y se asocia con muchos beneficios a nivel psicológico.

Regulación emocional centrada en la respuesta

• Regulación de la Respuesta Emocional: para finalizar, se puede actuar sobre cada uno de los componentes de la emoción activada. Así, se puede intentar influir sobre la experiencia emocional, la expresión / manifestación conductual o la activación fisiológica. A nivel terapéutico, las técnicas de desactivación tratarían de reducir sobre todo el componente psicofisiológico de la emoción activada. Y algunos comportamientos de regulación emocional disfuncional como el consumo de sustancias tendrían como objetivo reducir el componente experiencial. Dentro del ámbito disfuncional estaría la supresión de la expresión emocional y la supresión de la experiencia emocional, dos estrategias asociadas a diferentes trastornos, y con evidentes consecuencias negativas.

IMPLICACIONES Y LIMITACIONES DEL MODELO DE GROSS

• Implicaciones

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La diferenciación entre estrategias de regulación centradas en algún componente previo a la generación emocional, o antecedentes, o en componentes posteriores a la generación, o consecuentes, a veces genera confusión ya que la persona normalmente activa estrategias de regulación emocional una vez se ha activado la emoción, por lo que se podría interpretar que todas las acciones serían posteriores a la emoción.

En realidad, es cierto que aunque la emoción esté formalmente activada, las estrategias de regulación emocional pueden dirigirse a componentes que aparecen teóricamente vinculados a mecanismos previos o posteriores al proceso de generación de la emoción.

Gross (1999), argumenta que la regulación basada en las etapas previas a la activación de la emoción siempre será más ventajosa que utilizar una estrategia que actúa sobre un punto posterior, una vez la emoción ya esté activada. Como ejemplo indica que la supresión de la expresión genera múltiples consecuencias negativas, en comparación con la reevaluación cognitiva.

• Limitaciones El modelo de Gross ha supuesto un importante empuje a la investigación sobre

regulación emocional, y además ha servido como base para interpretar otros

fenómenos, aunque también presenta algunas limitaciones:

A) La aceptación emocional -p.e. el Mindfulness como técnica- no se contempla: este elemento esencial en el proceso de regulación emocional, queda enmascarado en el proceso que plantea Gross.

La aceptación emocional como estrategia de regulación ha sido evaluada en

múltiples ocasiones presentando unos resultados muy positivos (Alberts,

Schneider, & Martijn, 2012; Liverant, Brown, Barlow y Roemer, 2008).

El éxito de intervenciones basadas en mindfulness también corroboran su

importancia, que trata en muchos casos de consolidar la aceptación hacia las

emociones como mecanismo de regulación emocional (Erisman y Roemer, 2010).

B) Centrarse en los antecedentes puede fomentar respuestas desadaptativas: aunque el modelo no descarta que en cada punto del proceso se puedan utilizar estrategias adaptativas o desadaptativas, lo cierto es que desde el punto de vista clínico, el énfasis en la regulación emocional basada en los antecedentes (por ejemplo, selección de la situación, cambio de situación, modulación de la atención y cambio de significado) puede fomentar respuestas desadaptativas.

A excepción del cambio de significado, el resto de mecanismos pueden estar

promoviendo estrategias de evitación.

Como ejemplo, si hacer una actividad concreta de trabajo genera emociones

negativas, y la persona quiere regularlas podría evitar realizar dicha actividad usando

la “selección de situación” y posponerla. O podría no evitar la situación, pero

modulando la atención, y evitar atender a su experiencia emocional desagradable.

La investigación al respecto ha demostrado con creces los enormes problemas que

generan tanto la evitación de actividades como la evitación de emociones, sobre

todo cuando se produce de forma crónica.

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Gross parece defender la regulación basada en antecedentes en base a la

comparación entre reevaluación cognitiva, la cual se entiende como mecanismo

adaptativo, y la supresión de la expresión emocional, la cual se entiende que es un

mecanismo desadaptativo (Gross, 1998), aunque la regulación que se puede

producir tras la activación emocional va mucho más allá de la supresión

emocional, e incluso más allá de la atenuación de la respuesta.

3.3. Modelo de Regulación Emocional Óptima de Hervás (2011)

Una alternativa al modelo procesual planteado por Gross, pudiendo ayudar a superar

algunas de sus limitaciones es el Modelo de Regulación Emocional basado en el

procesamiento emocional (Hervás, 2011).

Algunos autores sugieren que las reacciones emocionales no decrecen si se intentan regular

de forma precipitada, sino que es necesario un proceso activo de elaboración y comprensión

emocional (Hunt, 1998). Este proceso es lo que se denomina como procesamiento

emocional.

El procesamiento Emocional

Según Rachman (1980), el procesamiento emocional es “aquel proceso por el cual las

alteraciones emocionales van declinando hasta que se integran de manera que otros

comportamientos y experiencias pueden aparecer sin interferencias”.

Es decir, el procesamiento emocional facilita absorber y canalizar una reacción emocional

que en ocasiones, por su importancia u otras razones (ej: duelo u operación complicada),

puede llegar a resultar excesivamente intensa o persistente, llegando incluso a interferir en

la vida del individuo.

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El afrontamiento Emocional

Más recientemente, Stanton, Kirk, Cameron, y Danoff-Burg (2000) consideraron que este

concepto podría ser más elaborado. En sus estudios defienden que el “afrontamiento

emocional”, es decir, esa capacidad para hacer frente a las emociones de gran intensidad de

una manera saludable o adaptativa, es un tipo de estrategia que se asocia con un mejor

ajuste psicológico.

Estos autores identificaron dos mecanismos de afrontamiento emocional:

1. La “Expresión emocional”: la persona trata activamente de expresar sus experiencias emocionales ante los demás tanto de modo verbal como no verbal (Stanton et al. 2002).

Por ejemplo, una persona con alta capacidad de expresión emocional sería aquella que ante una experiencia emocional intensa es capaz de expresar verbalmente y o se permite expresar sus emociones mediante conductas que reflejen dicha emoción.

2. El “Procesamiento emocional”: la persona trata activamente de conocer y entender las propias emociones y sus significados.

Por ejemplo, una persona con una alta capacidad de procesamiento emocional sería aquella que ante una vivencia emocional intensa es capaz de llevar a cabo un análisis de ella misma, permitiéndole no sólo identificar de manera correcta y precisa la emoción percibida, sino además entender por qué ha aparecido esta emoción y cuál es el significado que tiene para sí mismo.

Basándose en estas aportaciones entre otras, el modelo de regulación emocional basado en

el procesamiento emocional plantea que no sólo las emociones intensas o las situaciones

traumáticas requieren de un procesamiento emocional, sino que dicho procesamiento es

beneficioso ante cualquier emoción. Este modelo plantea seis procesos o habilidades:

• Apertura Emocional: capacidad de la persona para tener acceso consciente a sus emociones. El grado más desarrollado sería la lograda tras un entrenamiento continuado en atención plena, siendo el grado deficitario la alexitimia (Lane y Schwartz, 1987; Taylor et al., 1988).

• Atención Emocional: define la tendencia a dedicar recursos atencionales a la información emocional, siendo la desatención emocional el grado deficitario (Gratz y Roemer, 2004; Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai, 1995)

• Aceptación Emocional: consistente en la ausencia de juicio negativo ante la propia experiencia emocional, siendo el polo deficitario el rechazo emocional (Gratz y Roemer, 2004; Hervás y Jódar, 2008).

• Etiquetado Emocional: Capacidad del individuo para nombrar con claridad sus emociones, siendo su extremo opuesto la confusión emocional (Gratz y Roemer, 2004; Salovey et al., 1995).

• Análisis Emocional: capacidad de la persona para reflexionar y entender el significado y las implicaciones de sus emociones (Stanton, Kirk, Cameron y Danoff-Burg, 2000; Treynor et al., 2003). Se distinguirían cuatro elementos claves dentro del análisis emocional: - Origen: cuando se activa una emoción, el primer objetivo es saber por qué se ha

activado, si es que no está claro qué componente concreto es el activador. - Mensaje: el análisis emocional implica averiguar también qué nos quiere decir esa

emoción, de qué nos está informando. En la mayoría de los casos, la emoción nos da información de un aspecto relevante o importante que ya conocemos. Y nos prepara para responder.

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- Validez: Las emociones se activan por una serie de mecanismos, algunos más controlados y otros más automáticos, con el fin de transmitir un mensaje, una señal. Esta señal puede ser correcta o incorrecta, y este análisis corresponde a la propia persona. Tras analizar la situación con la mayor objetividad posible, la persona decidirá si la emoción es un mensaje válido, una falsa alarma, o necesita información extra.

- Aprendizaje: En el caso de que algunas emociones sean consideradas válidas será necesario que la persona extraiga las conclusiones convenientes. Eso puede implicar un aprendizaje con respecto al futuro o que conlleve un plan de acción.

• Modulación emocional: capacidad de la persona para modular sus respuestas emocionales mediante la activación de diferentes estrategias ya sean emocionales, cognitivas, o conductuales, siendo el polo opuesto la desregulación emocional (Gratz & Roemer, 2004; Salovey et al., 1995). Aunque los pasos previos pueden reducir parcialmente la intensidad de las emociones vivenciadas, suele ser necesario activar iniciativas que faciliten y permitan un reequilibrio completo del estado emocional.

Por tanto, para este modelo, procesar las emociones implica abrirse a ellas, aceptarlas y

comprenderlas; es un proceso indisoluble a la regulación emocional. Es decir, tratar de

regular las emociones sin abrirse a ellas, sin aceptarlas, o sin comprenderlas, genera

inevitablemente a corto, y sobre todo a medio plazo, dinámicas desadaptativas.

IMPLICACIONES DEL MODELO

La regulación emocional aparece en este modelo al final del proceso, y subordinada al

procesamiento emocional de la experiencia. Este modelo lo considera así por varias razones:

- Si la persona automatiza cuando las vivencias emocionales sean leves o moderadas, al regular las emociones utilizando la modulación de la atención o un cambio de situación, luego tenderá a utilizar las mismas estrategias cuando se enfrente a una situación de adversidad. Sin embargo, con esa automatización y ante estas situaciones de adversidad, dichas estrategias no serán siempre ni las convenientes ni las adecuadas probablemente, ya que le impedirán procesar emocionalmente la situación “en el momento y en la circunstancia que se le exige”.

- Por tanto: enfatizar que las emociones deben ser atendidas, aceptadas y procesadas incluso cuando son leves y transitorias, es esencial para que dichos procesos se consoliden y se automaticen de manera que tanto en situaciones leves como en las graves, la forma de afrontar y de regular las emociones sea la correcta.

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Entrenamiento en Procesamiento emocional óptimo (Hervás, 2012),

Hervás desarrolla un entrenamiento emocional basado en el modelo de procesamiento

emocional y en las investigaciones llevadas a cabo sobre regulación emocional analizando

diferentes trastornos.

Este entrenamiento es un programa de intervención individual y transdiagnóstico de seis

sesiones de duración ampliables (Hervás, 2012). Está concebido para ser integrado con otros

componentes terapéuticos específicos del problema de la persona sobre la que se aplique.

El programa está basado en la idea de que, más allá de lo que sucede antes de que la emoción

se active, muchos problemas psicológicos se consolidan por las dinámicas negativas que se

desarrollan una vez las emociones se han activado.

En concreto, serían dos aspectos clave los que explican que una situación de adversidad se

pueda convertir en un problema (e incluso en un trastorno pasando ya al plano

psicopatológico):

a) Las actitudes emocionales disfuncionales, sobre todo, actitudes de rechazo hacia las emociones.

b) Déficits en el procesamiento emocional, que incluiría la incapacidad para atender, comprender y aceptar las emociones.

El entrenamiento se divide en tres fases:

I. Psicoeducación sobre emociones.

Su objetivo es reducir las ideas negativas sobre las emociones, y dotar de sentido a las

mismas dentro de un marco de aceptación y utilidad de las mismas.

Para dar sentido, será crucial que las personas comprendan el funcionamiento general

de las emociones, así como el sentido específico de cada una de ellas, y entender qué es

lo que está fallando en su manera de afrontarlas.

II. Entrenamiento en habilidades emocionales específicas.

Para tener un procesamiento emocional óptimo, se realizan ejercicios para que la

personas pueda practicar situaciones hipotéticas, pudiendo así desarrollar cada una de

las habilidades.

Aquí se entrenarían, por ejemplo, las siguientes habilidades: Apertura emocional;

Atención emocional; Etiquetado emocional; Aceptación emocional; Análisis emocional;

y, Modulación emocional.

III. Entrenamiento del procesamiento emocional completo con situaciones emocionales reales.

Se entrena cómo procesar emocionalmente de una manera eficaz las vivencias presentes

y pasadas.

Se integran progresivamente habilidades aprendidas para aplicarlas y automatizarlas,

fundamentalmente mediante un diario de emociones en el que se van integrando de

forma progresiva las diferentes habilidades.

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Es decir, en un primer momento la persona codifica sólo la situación, las sensaciones

corporales, y las etiquetas emocionales, y posteriormente se va incluyendo habilidades

de análisis emocional y de modulación emocional (p ej, falsas alarmas, decodificación de

los mensajes emocionales, aprendizajes, automatizar estrategias que generen

emociones positivas…).

De esta manera, se va automatizando el proceso y se siguen desarrollando las

habilidades básicas. Resumiendo, a lo largo del entrenamiento la persona aprende a

modular sus emociones con diferentes estrategias, y también interioriza y aprende, que

para que esas estrategias sean eficaces, debe abrirse a su experiencia emocional con

total aceptación y ser capaz de analizar y comprender lo que siente.

Aplicación práctica

Se aplica lo aprendido a cinco situaciones negativas pasadas especialmente relevantes por

su impacto o intensidad.

Esto permite consolidar lo aprendido así como reevaluar hechos significativos del pasado

que han podido tener relevancia para la persona a la hora de constituir sus esquemas sobre

su visión del mundo, de las otras personas y de sí mismo. Al abrirse a las emociones asociadas

a dichos recuerdos, y sobre todo, al aceptarlas, decodificarlas y analizarlas de manera

adecuada, la persona puede procesar óptimamente lo sucedido y en algunos casos,

reinterpretar esa situación, lo cual dará lugar, en algunos casos, a una modificación de ciertos

esquemas clave.

Los aprendizajes derivados de este entrenamiento pueden ser de utilidad tanto para afrontar

o abordar con mayor eficacia y flexibilidad situaciones relativamente leves, como situaciones

en el ámbito laboral o de pareja, así como situaciones adversas de mayor intensidad como

un duelo o una situación traumática.

Conviene tener en cuenta que para situaciones traumáticas, se necesitan múltiples ciclos de

procesamiento emocional para procesar de una manera completa el evento negativo.

El procesamiento de un duelo, por ejemplo, puede llevar a la persona semanas o incluso

meses, por lo que se requerirán múltiples momentos en los que la persona dedique tiempo a

atender, sentir, y comprender sus emociones, las cuales suelen ir cambiando según avanza el

proceso.

Para evitar dinámicas rumiativas o de infusión afectiva, se sugiere que es importante que los

ciclos de focalización y procesamiento de las emociones no duren más de una hora (hora y

media excepcionalmente), y eso implica tener que hacer múltiples ciclos finalizando cada

uno de ellos con experiencias de modulación emocional.

Dado que estos ciclos se tienen que realizar en múltiples ocasiones, en estos casos, es

importante garantizar el éxito del proceso de afrontamiento, además de las anteriores, dos

habilidades adicionales (saber entrar en una dinámica de procesamiento emocional, y, saber

salir de las mismas evitando dinámicas rumiativas).