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Intereses coincidentes Uno de los reclamos de este primero de mayo se ha centrado en la condena a la inseguridad reinante en el país. Por eso la clase obrera demandó al gobierno la creación y aplicación de una verdadera política de seguridad ciudadana integral e igualitaria. Esta coincidencia y unidad ciudadana va más allá de las diferentes Centrales, Federaciones y Confederaciones de trabajadores que desfilaron, protestaron y demandaron al actual gobierno. En estos momentos podemos decir que hay “intereses coincidentes” de muchos sectores sociales para que disminuya la violencia y aumente la seguridad en el país. Si bien es cierto que las buenas noticias no abundan mucho en la vida nacional, sí lo ha sido el que los líderes de la mara 18 y la Salvatrucha (MS-13) estén dando pasos con el objeto de pactar una tregua con el actual gobierno. Y no solamente con el gobierno, sino también hacerlo entre sí. Las disputas territoriales en colonias y barrios de nuestras ciudades conduce a diezmarse mutuamente y crear un entorno sumamente violento. Y en estas circunstancias es sumamente difícil dialogar y encontrar cauces de solución pues los parámetros de la democracia no encuentran su lugar. Aunque el modelo venga del Salvador la preocupación no debe ser tanto en saber si somos originales o no, sino sencillamente en si queremos ser eficientes y enfrentar una de las causas de la violencia e inseguridad en el país. Los medios periodísticos eran muy claros al recordarnos que “las estadísticas establecen que en el 2012, se registraron en el país 10 mil 411 muertes violentas, de las cuales 7,172 fueron homicidios cometidos en su mayoría por mareros entre sí y desgraciadamente el 80 por ciento de esos muertos eran jóvenes. Además, estos grupos se dedican a la extorsión, venta de drogas, asaltos, sicariato, entre otros espeluznantes delitos, ya que tienen capacidad de movilización”. Si lo llegado a los medios de comunicación se confirma, significaría una gran paso adelante y una ocasión que no puede desaprovecharse. Piden cosas concretas: poder integrarse a la sociedad, hacer la paz entre las maras, apegarse a las leyes de la sociedad y que se cambie la imagen que se tiene sobre ellos. Y un signo esperanzador lo constituye la petición de perdón, de disculpas por los crímenes cometidos y el dolor ocasionado por la rivalidad entre ambos grupos. En definitiva, desean que se les dé una oportunidad. Es de agradecer que uno de los grandes mediadores en el país, como lo es Monseñor Rómulo Emiliani, sea el primero en pronunciarse: quieren un pacto de paz y no hay que perder esta oportunidad para que haya paz. Necesitamos el cese de la violencia y que vuelva la tranquilidad y la paz a los más de ocho millones de hondureños que somos. Volviendo al inicio de nuestro comentario se decía que hay “intereses coincidentes” en torno al tema de la seguridad y la violencia; y parece confirmarse. Esperamos que sea el inicio de un proceso donde haya diálogo, acuerdos, verificación de compromisos y, sobre todo, un camino para la paz social que tanto necesitamos en Honduras. Nuestra Palabra | 03 Mayo 2013

Intereses coincidentes

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Editorial, Radio Progreso y Eric-SJ

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Intereses coincidentes

Uno de los reclamos de este primero de mayo se ha centrado en la condena a la

inseguridad reinante en el país. Por eso la clase obrera demandó al gobierno la

creación y aplicación de una verdadera política de seguridad ciudadana integral e

igualitaria. Esta coincidencia y unidad ciudadana va más allá de las diferentes

Centrales, Federaciones y Confederaciones de trabajadores que desfilaron,

protestaron y demandaron al actual gobierno. En estos momentos podemos decir

que hay “intereses coincidentes” de muchos sectores sociales para que disminuya la

violencia y aumente la seguridad en el país.

Si bien es cierto que las buenas noticias no abundan mucho en la vida nacional, sí lo

ha sido el que los líderes de la mara 18 y la Salvatrucha (MS-13) estén dando pasos

con el objeto de pactar una tregua con el actual gobierno. Y no solamente con el

gobierno, sino también hacerlo entre sí. Las disputas territoriales en colonias y

barrios de nuestras ciudades conduce a diezmarse mutuamente y crear un entorno

sumamente violento. Y en estas circunstancias es sumamente difícil dialogar y

encontrar cauces de solución pues los parámetros de la democracia no encuentran

su lugar.

Aunque el modelo venga del Salvador la preocupación no debe ser tanto en saber si

somos originales o no, sino sencillamente en si queremos ser eficientes y enfrentar

una de las causas de la violencia e inseguridad en el país. Los medios periodísticos

eran muy claros al recordarnos que “las estadísticas establecen que en el 2012, se

registraron en el país 10 mil 411 muertes violentas, de las cuales 7,172 fueron

homicidios cometidos en su mayoría por mareros entre sí y desgraciadamente el 80

por ciento de esos muertos eran jóvenes. Además, estos grupos se dedican a la

extorsión, venta de drogas, asaltos, sicariato, entre otros espeluznantes delitos, ya

que tienen capacidad de movilización”.

Si lo llegado a los medios de comunicación se confirma, significaría una gran paso

adelante y una ocasión que no puede desaprovecharse. Piden cosas concretas:

poder integrarse a la sociedad, hacer la paz entre las maras, apegarse a las leyes de

la sociedad y que se cambie la imagen que se tiene sobre ellos. Y un signo

esperanzador lo constituye la petición de perdón, de disculpas por los crímenes

cometidos y el dolor ocasionado por la rivalidad entre ambos grupos. En definitiva,

desean que se les dé una oportunidad.

Es de agradecer que uno de los grandes mediadores en el país, como lo es Monseñor

Rómulo Emiliani, sea el primero en pronunciarse: quieren un pacto de paz y no hay

que perder esta oportunidad para que haya paz. Necesitamos el cese de la violencia

y que vuelva la tranquilidad y la paz a los más de ocho millones de hondureños que

somos.

Volviendo al inicio de nuestro comentario se decía que hay “intereses coincidentes”

en torno al tema de la seguridad y la violencia; y parece confirmarse. Esperamos

que sea el inicio de un proceso donde haya diálogo, acuerdos, verificación de

compromisos y, sobre todo, un camino para la paz social que tanto necesitamos en

Honduras.

Nuestra Palabra | 03 Mayo 2013