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La intersección Jennifer caminaba a la misma lentitud del pasito de la abuela Tota. Es claro, trabajaba de eso. De cuidarla y también pasearla. La abuela era de piel muy blanca. Jennifer muy morocha. Tota, como toda señora muy mayor de una clase mediaalta, tenía una gran cultura a pesar de que estaba vieja y mucho tenía para decirle a Jennifer en esos paseos en los que llevaba una hora dar la vuelta a la manzana. Jennifer era por humilde más bien cariñosa y delicada como lo suelen ser las chicas que vienen del interior o países cercanos con la gente mayor a su cuidado. Tota hablaba de barcos, viajes y guerras. Jennifer de comida, compras y familiares en desgracia. ¨ ¡Jenny (así le decía Tota) vos tenés que evitar a esos hombres que te ven como carne de cañón! ¨. Y la cantidad de consejos y advertencias, bien documentados en hechos que Tota rebalsaba de conocer, le daban a Jenny un ¨ ¡cuidado con todo! ¨ como mensaje. Pero Tota daba de sí con un lenguaje propio de su educación en el que a Jenny se le escapaba el significado de muchas palabras si bien nunca la interrumpía para preguntarle. Entonces en muchas palabras ella trataba de adivinar o suponer en su interior qué significaban en cada parte de los relatos de Tota. Y así cuando escuchaba ¨ argumentar ¨ entendía ¨ mentir ¨, o ¨ paupérrimo ¨ le era ¨ cariño ¨ y ¨ retórica ¨ le era ¨ torcido ¨ o ¨ malversar ¨ parecía ¨ conversar ¨. Jenny usaba esas palabras del léxico de Tota con la gente pobre de su barrio con mucho entusiasmo pronunciándolas detenidamente casi con placer y dándose aires de ser muy inteligente gracias a su oído puesto en Tota. La gente del barrio empezó a usar ese vocabulario a fuerza de que Jenny insistía mucho en algunas palabras y nadie estaba seguro de qué significaba eso que repetía de ella pero que les parecía divertido, casi un juego. Un día en la ventanilla de un banco uno de ellos dijo para causar buena impresión ¨ el coloquio que le arrebatará de su pusilánime divertimento

Intersección

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Page 1: Intersección

La intersección

Jennifer caminaba a la misma lentitud del pasito de la abuela Tota. Es claro, trabajaba

de eso. De cuidarla y también pasearla. La abuela era de piel muy blanca. Jennifer muy

morocha. Tota, como toda señora muy mayor de una clase mediaalta, tenía una gran

cultura a pesar de que estaba vieja y mucho tenía para decirle a Jennifer en esos paseos

en los que llevaba una hora dar la vuelta a la manzana. Jennifer era por humilde más

bien cariñosa y delicada como lo suelen ser las chicas que vienen del interior o países

cercanos con la gente mayor a su cuidado. Tota hablaba de barcos, viajes y guerras.

Jennifer de comida, compras y familiares en desgracia. ¨ ¡Jenny (así le decía Tota) vos

tenés que evitar a esos hombres que te ven como carne de cañón! ¨. Y la cantidad de

consejos y advertencias, bien documentados en hechos que Tota rebalsaba de conocer,

le daban a Jenny un ¨ ¡cuidado con todo! ¨ como mensaje. Pero Tota daba de sí con un

lenguaje propio de su educación en el que a Jenny se le escapaba el significado de

muchas palabras si bien nunca la interrumpía para preguntarle. Entonces en muchas

palabras ella trataba de adivinar o suponer en su interior qué significaban en cada parte

de los relatos de Tota. Y así cuando escuchaba ¨ argumentar ¨ entendía ¨ mentir ¨, o

¨ paupérrimo ¨ le era ¨ cariño ¨ y ¨ retórica ¨ le era ¨ torcido ¨ o ¨ malversar ¨ parecía

¨ conversar ¨. Jenny usaba esas palabras del léxico de Tota con la gente pobre de su

barrio con mucho entusiasmo pronunciándolas detenidamente casi con placer y dándose

aires de ser muy inteligente gracias a su oído puesto en Tota. La gente del barrio

empezó a usar ese vocabulario a fuerza de que Jenny insistía mucho en algunas palabras

y nadie estaba seguro de qué significaba eso que repetía de ella pero que les parecía

divertido, casi un juego. Un día en la ventanilla de un banco uno de ellos dijo para

causar buena impresión ¨ el coloquio que le arrebatará de su pusilánime divertimento

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una cuantitativa sumatoria de efectos defenestrados para focalizarse en mi potencial

insoslayable ¨…. ¨ eso ¨ es lo que quiero, y se rió por dentro. El empleado presionó un

botón bajo el mostrador tratando de ser natural y hacer de cuenta que no había nada de

que preocuparse y en 30 segundos llegó gente fuertemente armada y se escucharon

sirenas y gritos de advertencias para que todo el mundo se tirase al piso en el banco.

Tota fue con Jenny a la cárcel a pagar la fianza de el amigo de su discípula asegurando

que todo había sido un malentendido. El comisario le repitió lo que el tal José había

dicho al empleado bancario, aunque en maneras circundantes al entendimiento muy

limitado de lo policiaco, trabándose un poco pero disimulando también su ignorancia.

Tota fue encerrada también ante la duda por ¨ sospechosa de complicidad en intento de

asalto ¨.