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Introducción al Libro de Romanos
J.L. Guedes
Enseñanza central: Sola Fide Sola Gratia Solo Christo – El Evangelio: La Salvación es Solo por Fe, Solo por
Gracias y Solo por Cristo
Propósito: Animar al cristiano a tomar el fascinante viaje de estudiar la epístola del apóstol Pablo a los
Romanos, la cual es la primera y más importante epístola de todo el canon del Nuevo Testamento.
Introducción: La epístola del apóstol Pablo a los Romanos es considerada por la mayoría de los teólogos
y eruditos como la epístola más importante de todo el Nuevo Testamento, ya que es el manifiesto
doctrinal por excelencia de la fe cristiana protestante. Aparece como la primera epístola no porque haya
sido la primera en escribirse, ya que la primera epístola que escribió el apóstol Pablo fue 1 de
Tesalonicenses, ni tampoco por ser la más larga de todas las epístolas, sino porque ella contiene los
principios doctrinales de la fe cristiana y de la vida de la iglesia. Fue escrita por un pastor (el apóstol
Pablo) a una iglesia (la de Roma) con el propósito de combatir las herejías y falsas doctrinas que
amenazaban a la iglesia de Cristo en ese entonces y hoy en día también.
Testimonios Acerca de la Importancia de Romanos:
Aurelius Agustinus Hipponensis nació en Tagaste (norte de África - Argelia) el 13 de noviembre de 354 y
murió en Hipona a la edad de 76 años el 28 de agosto de 430. Hijo de Patricio, un hombre pagano, y de
Mónica, una mujer creyente, quien le enseñó los principios básicos de la fe cristiana. Estudió gramática,
letras y filosofía hasta convertirse en profesor de retórica de la universidad de Milán, en Italia, y orador
imperial en esta ciudad. Se apartó de la fe cristiana impartida por su madre y se convirtió en Maniqueo.
Era un hombre muy culto con una mente prodigiosa, quien gozaba además de un excelente salario, sus
relaciones eran con la más alta sociedad de Milán, y además era muy apasionado y promiscuo. Cuenta
su biografía que leyendo la biblia junto con su amigo Alipio, en una casa en Milán, se sintió acusado por
la lectura, dejó el libro a un lado y salió a llorar al jardín de la casa, en ese momento escuchó la voz de un
niño que cantaba tolle lege, tolle lege que quiere decir, levántate y lee, levántate y lee. El Espíritu Santo
lo invitó a seguir leyendo y regresó a la casa y leyó Romanos 13:13-14 “Ya que nosotros pertenecemos al
día, vivamos con decencia a la vista de todos. No participen en la oscuridad de las fiestas desenfrenadas
y de las borracheras, ni vivan en promiscuidad sexual e inmoralidad, ni se metan en peleas, ni tengan
envidia. Más bien, vístanse con la presencia del Señor Jesucristo. Y no se permitan pensar en formas de
complacer los malos deseos.” El Espíritu Santo iluminó su mente y su corazón, transformándolos para
siempre, cambiando a un esclavo de placeres y pecados, en un esclavo y siervo de Cristo. Lo importante
en el caso de San Agustín, no solo es que Dios uso la epístola de los Romanos para su conversión, sino
que le dio las bases doctrinales para luchar contra la falsas doctrinas del pelagianismo (niega la
existencia del pecado original) y donatismo (solo los sacerdotes con vida intachable podían administrar
los sacramentos) que se habían infiltrado en la iglesia.
Mucho más adelante, el 10 de noviembre de 1483 nació en Eisleben, Alemania, Martin Lutero, quien
murió en la misma ciudad a los 62 años el 18 de febrero de 1546. Este teólogo y fraile agustiniano fue el
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fundador de la Reforma Protestante mediante la teología de la Gracia. El libro de Romanos fue el texto
bíblico que el Espíritu Santo uso para iluminar el corazón y mente de Lutero y hacerle entender que
todos, sin excepción, somos pecadores y por lo tanto no hay nada (ninguna obra) que podamos hacer
para alcanzar la salvación. Esta, solo se obtiene por medio de la fe en Jesucristo, quien nos imputa su
justicia divina alcanzada con su muerte en la cruz, y todo esto es un regalo, no merecido, de parte de
Dios. Esto se conoce como la gracia. En 1522, en su prefacio a la carta de los Romanos, Lutero dice “Esta
carta es la verdadera parte principal del Nuevo Testamento y el evangelio más puro. Es digna de que
todo cristiano, no sólo la sepa de memoria palabra por palabra, sino también de que se ocupe en ella
como su pan cotidiano del alma. Pues nunca puede llegar a ser leída o ponderada lo suficiente; y cuanto
más se la estudia, tanto más preciosa y apetecible se vuelve.”
Sesenta y nueve años más tarde, nació en Noyon, Francia, Juan Calvino el 10 de julio de 1590, quien
murió a los 54 años en Ginebra, Suiza el 27 de mayo de 1564. Este teólogo es considerado como uno de
los padres de la Reforma Protestante. En la introducción de sus comentarios a la epístola a los Romanos
escritos en 1539, Calvino dijo “aparte de otros muchos valores especiales en ella (la carta a los
Romanos) contenidos, tiene uno, sobre todo, muy peculiar y particular, jamás lo suficientemente
apreciado y estimado: el de que quien alcance a comprenderla habrá hallado en ella la puerta abierta
para penetrar hasta el más oculto tesoro de la Escritura”.
Otro testimonio más contemporáneo es el del Dr. Martyn Lloyd-Jones quien nació en el país de Gales el
20 de diciembre de 1899 y murió a los 83 años el 1 de marzo de 1981. El Dr. Jones es considerado como
el mejor predicador y una de las mentes más brillantes del siglo 20. Durante casi 30 años fue el Pastor de
la iglesia de Westminster en Londres. En su introducción a una serie de sermones que predicó los
domingos en la noche entre 1965 y 1968, el Dr. Jones dijo “La opinión universal de la iglesia cristiana a
través de los siglos ha sido que por encima de todo, la epístola a los Romanos contiene los
fundamentos de la fe…Hay un sentido en el cual nosotros podemos decir verdaderamente que la
epístola a los Romanos ha jugado posiblemente el rol más crucial en la historia de la iglesia más que
ningún otro libro en particular en toda la Biblia.”
Autor
La primera palabra que encontramos en esta epístola es Pablo, el autor de la misma. En ese mismo
primer verso él se identifica a sí mismo como “un esclavo de Cristo Jesús y elegido por Dios para ser
apóstol y enviado a predicar su Buena Noticia”
Ahora ¿Cómo era este hombre antes de convertirse en apóstol? En el libro de los Hechos de los
Apóstoles, capítulo 22:3-5, Pablo se describe como: “judío, nacido en Tarso, una ciudad de Cilicia, y fui
criado y educado aquí en Jerusalén bajo el maestro Gamaliel. Como estudiante de él, fui
cuidadosamente entrenado en nuestras leyes y costumbres judías. Llegué a tener un gran celo por
honrar a Dios en todo lo que hacía, tal como todos ustedes hoy. Perseguí a los seguidores de El Camino,
acosando a algunos hasta la muerte, y arresté tanto a hombres como a mujeres para arrojarlos en la
cárcel. El sumo sacerdote y todo el consejo de ancianos pueden dar fe de que esto es cierto. Pues recibí
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cartas de ellos, dirigidas a nuestros hermanos judíos en Damasco, las cuales me autorizaban a encadenar
a los cristianos de esa ciudad y traerlos a Jerusalén para que fueran castigados.”
En el mismo capítulo 22:6-16 de Hechos, el apóstol describe su conversión “»Cuando iba de camino, ya
cerca de Damasco, como al mediodía, de repente una intensa luz del cielo brilló alrededor de mí. Caí al
suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.
»“¿Quién eres, señor?”, pregunté.
»Y la voz contestó: “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”. La gente que iba conmigo vio la luz
pero no entendió la voz que me hablaba.
Yo pregunté: “¿Qué debo hacer, Señor?”. Y el Señor me dijo: “Levántate y entra en Damasco, allí se te
dirá todo lo que debes hacer”.
»Quedé ciego por la intensa luz y mis compañeros tuvieron que llevarme de la mano hasta Damasco. Allí
vivía un hombre llamado Ananías. Era un hombre recto, muy devoto de la ley y muy respetado por todos
los judíos de Damasco. Él llegó y se puso a mi lado y me dijo: “Hermano Saulo, recobra la vista”. Y, en
ese mismo instante, ¡pude verlo!
»Después me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad y
para que veas al Justo y lo oigas hablar. Pues tú serás su testigo; les contarás a todos lo que has visto y
oído. ¿Qué esperas? Levántate y bautízate. Queda limpio de tus pecados al invocar el nombre del
Señor”.”
Este altamente sofisticado y educado asesino y perseguidor de la iglesia tuvo un encuentro con el Señor,
con el Dios vivo, camino a Damasco y su vida fue transformada en un instante para convertirse en uno
de los héroes más grandes de la fe cristiana, cuyo ministerio llevó el evangelio de Cristo por todo el
mundo, predicándole a judíos y a gentiles por igual, aunque el mismo se hacía llamar el apóstol de los
gentiles.
Pablo tenía dotes excepcionales, una mente brillante y un poder de razonamiento incomparable.
Además conocía la cultura judía, la ley de Moisés y las costumbres farisaicas mejor que nadie. El Señor lo
escogió a él precisamente porque él, mejor que nadie, podía enfrentar los argumentos de los judíos y
presentarles el evangelio, haciéndoles entender que todo lo que hablaron los profetas en el Antiguo
Testamento, era en referencia al cumplimiento de la promesa en cuanto a la venida del Mesías, el Cristo,
el Redentor.
Por otro lado, el haber crecido en Tarso (una de las tres ciudades más importantes de la cultura Griega,
junto a Atenas y Alexandria) le daba un conocimiento inusual de la cultura griega, lo que le facilitó
presentarles el evangelio a los gentiles.
Asimismo, su ciudadanía romana le daba acceso para trasladarse por todo el imperio romano con mayor
facilidad.
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Este fue el hombre que escribió esta maravillosa y poderosa epístola para establecer los fundamentos
doctrinales de la fe cristiana.
Bibliografía
• Biblia de Estudio NVI
• Comentarios a la Epístola a los Romanos de Martin Lutero, traducción de Erich Sexauer,
publicado por Editorial Clie.
• Comentarios a la Epístola a los Romanos de Juan Calvino, traducción de Claudio Gutiérrez Marín,
publicado por Libros Desafío, 1977.
• Serie de Sermones de la Epístola de Apóstol Pablo a los Romanos del Dr. Martyn Lloyd-Jones