Introducción a la música tradicional de América del Sur. Unidad 01

8/18/2019 Introducción a la música tradicional de América del Sur. Unidad 01

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INTRODUCCION LMUSIC TR DICION L

MERIC DEL SUR

EDG RDO CIV LLERO



INTRODUCCION LMUSIC TR DICION

MERIC DEL SUR

UNID D UNO



Edgardo Civallero (Buenos Aires, 1973) es bibliotecario, músico, investigador y escritor.

Estudi Bibliotecolog!a y "ocumentaci n en la #niversidad $acional de C rdoba

(Argentina), as! como %istoria (es&ecialidad Antro&olog!a y Ar'ueolog!a). %a &ublicado

traba os acad micos relacionados con su es&ecialidad (tradici n oral y conocimiento

ind!gena) y *a incursionado en sus otras &asiones+ la música tradicional sudamericana

y el dise o gr- ico. %a sido editor de la revista digital /0ierra de vientos/ sobre música

y cultura sudamericana ( 212 214) y actualmente desarrolla sus labores de

investigaci n y divulgaci n en su 5Bit-cora de un músico6.



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Civallero, Edgardo (2012). Introducción a la música tradicional de América del Sur .

Taller. Unidad 01 . [En línea]. ttp:!!"itacoradeunmusico."logspot.com.es!

# Edgardo Civallero, 2012

# de la presente edición digital, 2012, Edgardo Civallero

$ise%o de portada e interior: Edgardo Civallero

&os contenidos te'tuales del taller ntroducción a la m*sica tradicional de +m rica del

-ur , incluidos en el presente documento, se distri"u/en "a o una licencia

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[Introducción]

El caleidoscopio sudamericano

Am rica del >ur es, sobre todo, su geogra !a. Al oeste, una cordillera de los

Andes 'ue actúa como una verdadera columna vertebral una cadena de

volcanes, &icos, nevados y cerros de 7.222 ms. de largo y *asta 722 ms. de

anc*o, con una altura media de 4.222 mts., e<tendi ndose desde Dene uela*asta 0ierra de Fuego. Al este, las cuencas *úmedas del Grinoco y el Ama onas y

la regi n del C*aco, unos H millones de m cubiertos de selvas y bos'ues y

cru ados &or cientos de cursos de agua a luentes y tributarios. Al norte, el mar

Caribe, los llanos de Colombia y Dene uela y el escudo guayan s. Al sur, las

llanuras &am&eanas y las mesetas &atag nicas.

En esa estructura general se ubican mil nic*os y &aisa es distintos+ los &icos

*elados y los glaciares, los volcanes coronados de volutas de *umo, los bos'ues



nublados de los valles andinos, las &unas y alti&lanos, los e<tensos y desolados

desiertos costeros, los iordos y canales del le ano sur, las islas, las llanuras

interminables, las &layas, los r!os de aguas berme as enredados en sus &ro&ios

meandros, los deltas descomunales, las lagunas de colores e<tra os, los salares

brillantes como es&e os... I sal&icados a'u! y all-, un &ueblito, una aldea, una

ciudad...Este marco tan caleidosc &ico J'ue abarca desde los calores ecuatoriales *asta

los r!os &olaresJ in luye, de orma decisiva, en la cultura y en la música de

Am rica del >ur. En los cantos y bailes de los &ueblos sudamericanos se re le a

la soledad de la &am&a y de la monta a, la monoton!a del desierto, el calor de

los valles tro&icales, el encanto de la vida unto a los r!os...

Esas tierras ueron el *ogar de centenares de &ueblos originarios, *ablantes de

otras tantas lenguas (organi adas *oy en 142 amilias distintas), cada uno con

una cosmovisi n, una cultura y un con unto de tradiciones distintas. Algunos de

ellos establecieron organi aciones territoriales de cierta im&ortancia+ los

C*ibc*a en el actual territorio de Colombia, los Ka&uc*e en C*ile, los Aymara

en Bolivia, o los Luaran! en @araguay, &or &oner un &u ado de e em&los. Gtros

e<tendieron su in luencia y dominaron am&lias regiones del continente, como



los Muec*ua y elTawantinsuyu , el /=m&erio =nca/. ;a vida cotidiana moderna de

toda Am rica del >ur est- marcada &or las lenguas de esas sociedades, su

gastronom!a, sus relatos, sus dan as, sus saberes... ;a música no es a ena a ellas+

las co&las narran antiguas leyendas, reviven vie as costumbres, rememoran

aventuras &asadas las dan as dibu an un ma&a de la memoria...

;as comunidades ind!genas ueron el &rimer eslab n de una larga cadena*ist rica 'ue incluye la llegada euro&ea, la con'uista y la colonia (y, con ella, las

encomiendas ind!genas y la esclavitud a ricana, la im&osici n de lenguas y

creencias, el eventual mesti a e), las luc*as &or la inde&endencia, el &eriodo

re&ublicano y la eta&a moderna, 'ue incluye ases dictatoriales y

revolucionarias, democracias y con lictos armados. 0odo ese tras ondo de

or!genes y evoluciones, *ec*os y &rocesos, &oblaciones en movimiento, luc*as y

resistencias, <itos y racasos, marc de orma indeleble la cultura de Am rica

del >ur. I &uede encontrarse en las canciones, 'ue aún lloran la muerte del =nca

Ata*ual&a a manos de @i arro, o la e ecuci n del caudillo 0u&a' Amaru 'ue

cantan las batallas de los libertadores >im n Bol!var y Nos de >an Kart!n, o las

muestras de *ero!smo de granaderos y lanceros durante las guerras de la

=nde&endencia 'ue denuncian los llantos de la esclavitud a ricana, el





su rimiento del mitayo en el socav n minero, los traba os de yerbateros,

cocaleros y arrieros, o el negro vac!o de las desa&ariciones durante las

dictaduras.

Estos elementos son algunos de los com&onentes de una com&licada receta 'ue

va adere ada con una buena dosis de creatividad y &icard!a, otra de alegr!a y

sensualidad y una última, muy generosa, de triste a y melancol!a. ;a músicatradicional de Am rica del >ur es un re le o de todo ello. E<&lorar sus sonidos es

adentrarse en un intrincado laberinto de sangres me cladas, sue os antiguos y

nuevos, batallas ganadas en guerras &erdidas, recuerdos rotos y remendados,

amores &icos, *a a as cotidianas y olvidos im&uestos.

Un intrincado tapiz sonoro

Leneralmente se asocia el &anorama cultural sudamericano con la idea de un

mosaico+ un con unto de teselas de distintos tama os y ormas, unidas con el in

de crear una imagen. >in embargo, *ay una idea 'ue de ine muc*o me or ese

&aisa e+ la de un ta&i en un telar. All! se entrecru an *ebras de distintos colores



y grosores, cada una cum&liendo di erentes roles a'u! un *ilo desa&arece &or

com&leto, &ero re a&arece m-s all- &ara ser &arte del motivo &rinci&al, en tanto

'ue algunos *ilos no se ven, &ero se adivinan en la trama, con ormando la base

de todo el te ido.

;os rasgos culturales y musicales de Am rica del >ur son el resultado

(*eterog neo, &lural y, de alguna orma, ca tico) del cruce, la usi n, laada&taci n y la evoluci n de tres corrientes culturales distintas+ la ind!gena, la

ib rica (y criolla) y la a ricana.

(a) ;a tradici n musical ind!gena incluye el ri'u!simo &atrimonio sonoro de

cientos de sociedades originarias &asadas y &resentes. A &esar de la

aculturaci n, la &resi n social, las condiciones socio econ micas adversas, la

discriminaci n y las &ol!ticas de las administraciones locales y estatales, muc*as

de ellas *an sabido conservar y desarrollar su cultura *asta la actualidad. Como

ocurre con la mayor!a de las tradiciones musicales, las ind!genas no se *an

mantenido /&r!stinas/, es decir, com&letamente al margen de las in luencias

e<ternas. >in embargo, en algunas ellas &ermanecen intactos buena &arte de

sus elementos originales, incluyendo instrumentos, ritmos, cantos (en lenguas



originarias) y dan as, as! como las tradiciones orales asociadas. En l!neas

generales, el mayor caudal de conocimiento ind!gena se concentra actualmente

en el medio rural sudamericano, un es&acio de tremenda im&ortancia, tanto

social como cultural.

(b) Con la &resencia ib rica (es&a ola y &ortuguesa) en Am rica del >ur durante

el &eriodo colonial (siglos OD= OD===) se introdu eron numerosos g nerosmusicales, instrumentos y dan as 'ue ueron a&ro&iados y ada&tados

localmente. A &artir de los ritmos y bailes llevados a las Am ricas nacieron

e<&resiones llamadas /criollas/ (un t rmino 'ue originalmente signi icaba

/nacidas en el $uevo Kundo/) y mesti as. ?esulta un maravilloso e ercicio de

investigaci n rastrear los caminos americanos del romancero es&a ol

(&reservado *asta la actualidad unto con abundantes derivados) la ado&ci n y

ada&taci n de los instrumentos de cuerda (vi*uela guitarra, viol!n, rabel, ar&a,

laúd, bandurria) y de algunos de &ercusi n (tambores con aro) y viento

(metales, instrumentos de lengPeta), y la a&ro&iaci n de muc*as ormas de

com&osici n e inter&retaci n.

El mesti a e de rasgos culturales ind!genas y euro&eos Jel com&onente

&redominante en la cultura y la música sudamericanasJ se dio en distintos



Chile

Bolivia

Perú

Ecuador

Colombia

Argentina

Uruguay

Paraguay

Venezuela

Guayanas

Brasil



grados y niveles, y de&endi de numerosos actores+ la naturale a y estructura

de las sociedades originarias, su grado de aculturaci n, el nivel de resistencia

nativa al &roceso de con'uista y coloni aci n, etc.8.

(c) ;a in luencia del Q rica sub sa*ariana en la *istoria de Am rica del >ur *a

sido &ro undamente signi icativa. @uede observarse, &or e em&lo, c mo algunas

e<&resiones musicales culturales religiosas (sobre todo en Brasil) siguenconservando numerosos rasgos originales de ciertas sociedades a ricanas (las

m-s a otadas &or el lagelo de la esclavitud). Asimismo, adem-s de una cultura

mesti a a ro ib rica, encontramos tambi n una cultura mesti a ind!gena ib rica

con abundantes &eculiaridades a ricanas.

Estas tres corrientes se me claron, interactuaron, se undieron, se in luenciaron,

evolucionaron y volvieron a me clarse e interactuar a lo largo de los últimos

cinco siglos, en un escenario de ronteras inter tnicas y sociales

e<tremadamente &ermeables. El resultado no es en absoluto *omog neo+ &or

el contrario, en cada rinc n del continente de&ende de un gran número de

actores, incluyendo la etno*istoria de cada regi n y la din-mica de los distintos

gru&os *umanos 'ue la *abitaron y *abitan. >i bien e<isten e em&los en los 'ue



la cultura dominante tiene claras ra!ces a ricanas (&.e. en >alvador de Ba*!a,

Brasil), euro&eas (&.e. en Kisiones, Argentina) o ind!genas (&.e. en el alti&lano

boliviano), *ay otros en los 'ue lo caracter!stico son sus distintas in luencias+ es

el caso de la música a ro &eruana o el candombe &latense, me cla de ritmos

a ricanos y criollos, o el ol lore ayacuc*ano (@erú), otavale o (Ecuador) o

u e o (Argentina), 'ue combina los sonidos de las distintas culturas ind!genasandinas con los ib ricos. En otras ocasiones, e<&resiones &rocedentes de una

tradici n determinada *an ido evolucionando a lo largo de siglos *asta

convertirse en algo totalmente nuevo, &ro&io de otra cultura+ &.e. los to'ues de

rabeles o el /canto a lo &ueta/ del Dalle Central (ambos en C*ile). @or último,

tambi n se dan casos en los 'ue resulta com&licado desentra ar todos los

rasgos 'ue distinguen cierta mani estaci n cultural+ &.e. el tango rio&latense.

;os l!mites (lingP!sticos, geogr- icos, culturales, etc.) son demasiado vagos a

veces como &ara resultar de initivos.

;a densidad de elementos de distintos or!genes combinados es tal 'ue algunos

lugares de Am rica del >ur son verdaderos crisoles. #n e em&lo+ en un -rea de

R2 ms. en torno a la ciudad de ;a @a (Bolivia) &uede escuc*arse la música m-s

ancestral de las comunidades ind!genas Aymara (Diac*a, Calamarca), la de los



descendientes de los esclavos a ricanos de los yungas (Coroico) y la

caracter!stica música criolla &ace a (cuecas y aluyos), adem-s de las

ada&taciones /andinas/ de la música a ro boliviana (morenadas y ca&orales), las

ada&taciones criollas de la música Aymara (*uaynos), y las usiones de todas

ellas con la música moderna (roc , &o&, reggae, cumbia).

Comenzando el viaje

Al igual 'ue ocurre con todas las músicas tradicionales del mundo, la de Am ricadel >ur est- !ntimamente ligada a su geogra !a, su medio ambiente, su *istoria

antigua y reciente, y la naturale a de su gente. Conocer sus sonidos, as! como

los instrumentos y los artistas 'ue &artici&an en ella, im&lica anali ar (aun'ue

sea brevemente) todo el conte<to 'ue rodea los en menos musicales.



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