Invierno en el Parque Natural Montes os Obarenes – San ... 3 invierno 2011-2012 Montes... · exhibiendo su nuevo y colorido atuendo de temporada antes de que la helada mano del

nº 3 / invierno 2011

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DESTACADO

Invierno en el Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil

FLORA La toponimia de los Montes Obarenes y su relación con la flora

PPáággiinnaa 22

EDUCACIÓN AMBIENTAL:

METODOLOGÍA DE LO SENSORIAL Y

EMOCIONAL EN LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

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LITERATURA Meditación de otoño

Página 5

Boletín Electrónico de la Casa del Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil

FAUNA El águila perdicera

Página 13

http://www.miespacionatural.es/ 2

FLORA La toponimia de los Montes Obarenes y su relación con la flora

La elaboración de un estudio general sobre la toponimia mayor y menor del Parque Natural de Montes Obarenes-San Zadornil se nos antoja una labor imprescindible para el conocimiento exhaustivo de la zona, tanto desde el punto de vista histórico como natural. Los nombres de los lugares están relacionados con la esencia del espacio geográfico y nos permiten

incluso conocer realidades, desde una perspectiva diacrónica, que ya se han perdido debido a la transformación del ecosistema, ya sea por una evolución natural o por efecto de la mano del hombre.

El presente estudio se dedica únicamente a recoger los topónimos que están sobre la piel de los Montes Obarenes, es decir, los relacionados con la vegetación. Otra acotación es de tipo geográfico, ya que los topónimos que presentamos están circunscritos a Oña, sin incluir sus pedanías, aunque el municipio oniense, que alberga el centro de interpretación principal del parque, es el que mayor superficie cubre de toda la zona protegida.

La etimología de Oña y los fresnos El propio nombre de Oña está ligado a la flora de los Obarenes, como veremos a continuación. Aunque su etimología ha sido ligada tradicionalmente a lenguas como el ibérico o el euskera, las últimas investigaciones sitúan su origen en una lengua indoeuropea, en la forma céltica *ONNA, con el significado de ‘fresnos’, que ha sobrevivido casi idéntica en el galés o el bretón y que habría sido rehecha a partir del latín ORNUS (´fresno’), del mismo tronco lingüístico.

Oña es un lugar apropiado para el desarrollo de este árbol, pero lo cierto es que los fresnos han empezado a extenderse en la zona de forma reciente, en lo que consideramos un resurgimiento de esta especie. El topónimo Oña está documentado desde hace más de mil años y es probable que entonces sí que hubiera fresnos. Los cambios de clima, las enfermedades y la intervención humana han deforestado muchas zonas hasta casi extinguir algunas masas arbóreas, como en el caso del territorio que nos ocupa ha pasado con las hayas o los olmos y con anterioridad quizás también con los fresnos. La toponimia relacionada con este árbol es muy frecuente en el norte de España: La Fresneda, Fresnedo, Fresnedilla, Lizarra, etc.

En este punto vamos a destacar que el llamado Fresno florido (Fraxinus Ornus), una especie escasa en la península, se puede encontrar en Oña y sus inmediaciones: junto a la torca de Penches, en la subida hacia Villanueva de los Montes o en los desfiladeros del Oca y la Horadada («Primeras citas del Fresno florido», Fraxinus Ornus L., en Burgos», Anales Jardín Botánico de Madrid, 53/1 (1995), pp. 128 y 129).


Algunos autores, sin embargo, prefieren relacionar Oña con la voz precéltica ONNO, ONNA, con el significado de ‘curso de agua, fuente’.

La vegetación de la Sierra de Oña y la toponimia Otro topónimo interesante de los Montes Obarenes desde el punto de

vista la flora es los Arlos, cercano a la Mesa de Oña. En los mapas este nombre aparece como Charlos, pero todos los informantes orales lo identifican como los Arlos. El arlo es un arbusto similar al agracejo, con el nombre científico de Berberis vulgaris, que es raro en la zona pero que sí que existe (Vid. García-Mijangos, Itziar, Flora y vegetación de los Montes Obarenes (Burgos), Bilbao, UPV, 1997, p. 55). De todos modos, esta palabra de origen árabe, ya en desuso, pasó a tener un significado más amplio y a referirse a otras plantas espinosas, además del agracejo (Vid. Maíllo Salgado, Felipe, Los arabismos del castellano en la baja Edad Media, Universidad de Salamanca, 1983-91, p. 74). En el lugar existe una planta llamada «algoma», parecida a la aulaga, pero más pequeña y menos espinosa, también con flores amarillas, que no es más que una forma menos académica de nombrar a la árgoma o argoma (Ulex europaeus). Los pastores la conocen bien porque el ganado come los brotes tiernos de esa planta.

En las estribaciones de la Sierra de Oña que bajan hasta el río Oca se encuentra el lugar conocido como Viciana, donde en la Edad Media hubo una ermita llamada así. Este nombre podría estar relacionado con un campo de vezas o vicias, que es una leguminosa parecida a las algarrobas o arvejas. Uno de los informantes a los que hemos recurrido dice que en ese lugar las ovejas comían una planta que llama «vezana», parecida a la ricla y similar también a las anteriores leguminosas citadas. Menéndez Pidal, sin embargo, lo deriva del antropónimo Vetius, muy común en España. En la Península se registra Bezana y en Italia Vezzana (Vid. Toponimia prerrománica hispana,Madrid, Gredos, 1952, p. 147).

La Sierra de la Llana y los nombres relacionados con la flora Junto al casco urbano de Oña, en el acceso a la Casa del Parque, está

la zona conocida como Barbadillo, que se corresponde con el nombre de un arbusto llamado así, o también barbaleña (Viburnum lantana), que tiene inflorescencias blancas y drupas rojas y después negras, que se da en esa área y es de la misma familia que el durillo.

El jerbo es un árbol (Sorbus doméstica) relacionado con varios topónimos en el término de Oña. Uno de ellos, Majada Jerbal, está dentro del parque natural. En Oña a las serbas se les llama «jerbas» (Vid.Diccionario del Español Actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, Madrid, Aguilar,


1999, y Diccionario Castellano Tradicional, César Hernández Alonso (coord.), Valladolid, Ámbito, 2001, p. 186. La palabra oniense aparece también recogida por Oria de Rueda, J. A. y Díez, J., en Guía de árboles y arbustos de Castilla y León, Palencia, Cálamo, 2002, pp. 181-185). Nuestra Majada Jerbal tiene árboles que dan frutos en forma de manzana, distintos a las pequeñas peras de los jerbos que suelen crecer en las antiguas tierras de cultivo y en las orillas de los caminos. En los territorios de Álava y La Rioja a las serbas se les llama zurbas.

La toponimia nos aclara también algunos nombres como Valmoral, en el desfiladero del Oca, junto a la entrada hacia Villanueva de los Montes. El segundo elemento de este nombre no tiene que ver con el árbol llamado moral. En la documentación medieval aparece Valmolar y Valmuela, con lo que el topónimo se refiere a alguna de las grandes piedras que están al inicio del valle. Se ha producido una metátesis entre /r/ y /l/. Un molar es también un terreno donde se cultivan muelas o titos, una leguminosa.

Otros fitotopónimos de los Obarenes Dentro del territorio oniense del espacio natural hay otros topónimos relacionados con la flora de menor interés desde el punto de vista lingüístico, pero no así paisajístico. Tenemos en la zona de la Sierra de Oña nombres como la Olmera, el Ortigal, Juncal, Valdehayas, el Bardal y el Marojal (Quercus pirenaica Willd). En el lugar conocido como la Cironcha, en el altiplano de la Sierra de Oña, tenemos una pequeña mancha de hayas, la situada más al sur de los Montes Obarenes, prácticamente en la vertiente mediterránea, cuyas ramas pueden verse desde la llanura burebana. En la Sierra de la Llana se conservan topónimos como Fuente el

Haya, los Tejos, el Encinal, el Halechar, Piedra la Hiedra, las Pinas o Matarredonda (como se llaman a los corros de encinas). Relacionados con los árboles frutales, en las zonas más bajas de las tierras del parque, encontramos la Guindalera, la Cerecera, la Viña de Zurbán, Viñuelas o Valdelinares, que nos indican perfectamente el cultivo que mejor se adapta a las condiciones del terreno y el clima.

Eduardo Rojo Díez Asociación de Estudios Onienses


LITERATURA MEDITACIÓN DE OTOÑO

Llegó de puntillas y se ha ido adueñando poco a poco del Parque. Empezó escondido, agazapado tras un tiempo radiante que parecía prometer un verano sin final, pero ha terminado apareciendo hasta llenarlo todo de su presencia.

Lo he visto asomándose desde los montes que se miran en los líquidos espejos de ríos y embalses, reflejándose en el Ebro o en Sobrón, exhibiendo su nuevo y colorido atuendo de temporada antes de que la helada mano del invierno lo desnude inmisericorde.

Lo he contemplado incendiando con sus tonos rojizos la fronda que escala por las breñas y tapiza los fragosos barrancos que se desploman sobre cañones y gargantas o se despeñan en desfiladeros como el de la Horadada.

Lo he descubierto también en el fondo de los valles y llanuras vigilados por las severas siluetas de castillos, monasterios o iglesias en Frías, en Oña y en tantos otros lugares.

Lo he sorprendido engalanando los parques y jardines urbanos, embelleciendo los bosques que acompañan a los ríos en su largo peregrinaje, descansan recostados en lomas y ribazos o trepan por colinas y altozanos tiñéndolos por momentos de tonos más dulces o más agrios, transformándolos en llameantes antorchas o en brillantes bolas multicolores que se expanden en todas direcciones chisporroteando y lanzando destellos en un interminable castillo de fuegos artificiales.

Lo he admirado zarandeando los árboles de moscatel maduro y amarillo y desprendiendo de ellos una vagabunda nevada dorada, remecida por el viento, que como un niño caprichoso y juguetón, después de danzar con ella, la iba dejando posarse aquí y allá formando una nutritiva y acolchada alfombra de oro viejo sobre la tierra acogedora y generosa o sobre el camino empedrado que sigue el curso del Oca en el tramo final de su viaje hacia el Ebro.

Lo he sentido y disfrutado por las pistas, senderos y caminos que cruzan Pando, las sierras de la Llana y Oña, que bajan acompañando al Arroyo de Limón, que se asoman al barranco de Coto, que discurren por las choperas de Cillaperlata …

Pero donde me ha conmovido hasta extasiarme ha sido en la pista de Villanueva de los Montes a Oña. Caía ya la tarde y los bosques que pueblan los altos y el valle ofrecían un espectáculo mágico: todo era una explosión de vida y de color, de una variada luminosidad tejida de matices leves y de


acusados contrastes, de tonos de luz ora desvaída, ora cálida, a veces encendida…

El otoño, en todo su esplendor, estallaba y se desangraba sembrando la sierra de belleza; moría cantando, asombrándome. La naturaleza entera se vaciaba en un derroche de energía, de poder, de generosidad, de desprendimiento; lo hacía con alegría, sin reservarse nada; parecía olvidada totalmente de sí, ajena a su propia conservación y pensando únicamente en enriquecer la tierra desprendiéndose de sus más preciados atributos, sembrando sus propios órganos - la bondad de sus frutos y la belleza de sus hojas - dándolo todo para alimentar a la próxima primavera.

Todo moría y nacía al mismo tiempo. Nada estaba separado de nada: el verano maduró e hizo consistente lo que la primavera había hecho brotar; el otoño repartía pródigo lo acumulado por el verano y el invierno dormiría a la tierra con un beso clemente para que no luchara demasiado por mantener a toda costa su pujanza, se entregara confiada al descanso y así regenerara sus fuerzas para resucitar de nuevo en primavera. Todo era uno y lo mismo: en la rueda de la vida cada cosa sostenía a otra mientras una tercera la sostenía a ella; y yo también formaba parte de aquella rueda y me reconocía en todo y a todo en mí.

Los caminos que suben, bajan y llanean serpenteando se veían inundados de una luz que lo llenaba todo. El paisaje entero estaba embebido en ella hasta el punto de hacerme sentir cómo su bella calidez contagiosa y su luminosa fragancia me penetraban embriagándome y percibir cómo, al abrirme a ella, dentro de mí se encendía milagrosamente mi propia luz y se despertaba el aroma de mi propia fragancia interior; el bosque y yo no éramos algo distinto; aquel paisaje era todos los paisajes; aquel instante era todos los instantes y yo era toda la humanidad; no había ni tú ni yo, ni dentro ni fuera, ni antes ni después; todo era uno aquí y ahora.

Bañado en aquella luz y penetrado por su suave claridad, el crepúsculo entregaba al que estuviera dispuesto a recibirlo el don sagrado de la belleza. Al acogerlo en su interior agradecido y reverente, el meditador se olvidaba de sí, se sumergía confiado en el misterio de la tarde y su existencia se llenaba de sentido; entonces comprendía que eso era todo lo que necesitaba saber, se rendía admirado y adoraba en silencio.

Santiago Herranz


HISTORIAMonasterio de S. Salvador

El principal hito monumental de Oña es la

iglesia abacial del monasterio de S.

Salvador que constituye sin ningún

género de dudas, la mayor sorpresa que

el visitante se puede llevar en la

provincia de Burgos, provincia ya de por

si rica y densa en patrimonio cultural.

Comenzamos la visita por el pórtico,

estructura arquitectónica románica del

último cuarto del siglo XI, visible en sus

impostas ajedrezadas y en su arco de medio

punto trenzado. La bóveda está decorada con

frescos hispano-flamencos, en los que el tema

escogido son los ángeles con símbolos de la

Pasión, realizados por Fray Alonso de Zamora

(el Maestro de Oña), benedictino oniense en la

segunda mitad del siglo XV. Una puerta gótico-

mudéjar de Fray Pedro de Valladolid, en nogal,

roble y boj nos introduce en el interior de la

iglesia.

Una vez dentro del templo impresionan sus

proporciones: 83 metros de largo, 20 de anchura y 18 de altura. En el

primer tramo cuatro retablos de los siglos XVII al XVIII: San Froilán, Santa

Gertrudis, Santa Escolástica y San Benito. Cerrados por una reja del siglo

XVI.

En el muro de la epístola no sorprende un fresco de estilo gótico francés

datado en la primera mitad del siglo XIV y con un estado de conservación

impecable, en el que se narra la vida de San María Egipciaca. En el

paramento opuesto el Cristo de Santa Tigridia, de transición al gótico y de

finales del siglo XII.


Una vez llegados al crucero observamos las grandes dimensiones del órgano

barroco del año 1786, con más de 1.100 tubos, construido por el riojano

Francisco Antonio de San Juan y recientemente restaurado. El antiguo

retablo de Santa Catalina, finales del XV, comparte capilla con unas tablas

hispano flamencas de Juan Sánchez.

La capilla mayor es sin ningún género de dudas la mayor joya que

encierra este templo, nada en ella es desdeñable. Su atrevida bóveda gótica,

ideada por Juan de Colonia y plasmada por Francisco Díez de Presencio en

1450 y con 400 metros cuadrados de superficie. Los Panteones Real y

Condal, obra única dentro del arte funerario medieval europeo al estar

construidos en nogal y boj. Se trata de una obra de gótico-mudéjar

(1.480/95), tallada por los propios monjes de la abadía. Aquí es imposible

describir con palabras la filigrana de talla y taracea de sus ochos ataúdes y

de sus dos baldaquinos. Incluso viéndolos, uno no puede imaginarse el

trabajo, la minuciosidad y la paciencia desplegada para elaborar semejante

conjunto.

En los sepulcros descansan

dos Condes de Castilla: don

Sancho García, fundador de este

monasterio y muerto en 1017, y

su hijo García Sánchez, asesinado

en León en 1029. El rey de Castilla

don Sancho II el Fuerte, el rey del

Cid Campeador asesinado en Zamora por Vellido Dolfos en 1072. El rey de

Pamplona don Sancho el Mayor, muerto en 1035; y su mujer la reina doña

Mayor fallecida en 1066. Los ínfantes Alfonso y Enrique, hijos de Sancho IV

el Bravo; y don García, hijo de Alfonso VII el Emperador. Asimismo

encuentra aquí reposo doña Urraca, esposa del conde fundador de la abadía.

Todo este conjunto funerario medieval se encuentra decorado por las que

seguramente sean de las primeras pinturas hispano-flamencas burgalesas

que se hacen sobre sarga y no sobre tabla. El tema central es la Pasión de

cristo, plasmada a través de seis escenas por el benedictino Fray Alonso de

Zamora. El taller pictórico por él creado en la abadía en la segunda mitad del


XVI, es junto con el de la Catedral de Burgos, el foco más activo de pintura

de la provincia en esa época.

Por si esta obra de talla fuera poca, nos encontramos con una sillería gótica

de nogal (año 1475), de nada menos que 84 sitiales, ejecutada por manos

benedictinas bajo la dirección de Fray Pedro de Valladolid, cuya crestería

calada más parece tejida que tallada.

La capilla mayor se ve presidida por un gran retablo barroco en forma de

arco triunfal, y por la capilla de San Iñigo. En esta se guardan los restos del

santo abad oniense en un arca de 1597, cobijada por un tabernáculo del siglo

XVIII.

Si lo que primero sorprendía al entrar en el edificio eran sus grandes

proporciones, no lo son menos las de su sacristía, una construcción

herreriana de finales del XVI convertida actualmente en museo. Destacan por

encima de todo dos piezas textiles medievales: la mortaja del príncipe

García, enterrado en el Panteón, elaborada en Almeria en el primer tercio del

siglo XII; y la posible mortaja del Conde don Sancho García, tejido de la

época califal datado entre los años 929 y 939, en seda, lino e hilo de oro. Su

antigüedad las convierte en piezas de incalculable valor artístico.

A continuación la sala capitular transformada

en museo románico. Restos del antiguo

claustro románico del XII, y la arquería que

decoraba el refectorio monacal (única en

España), son los restos más destacados.

Por último el claustro gótico flamígero, obra

de Simón de Colonia y construido entre 1503

y 1508. En uno de sus sepulcros, el del

obispo don Pedro González Manso, año 1534,

se conserva una importantísima reja

románica. Si algo destaca en este claustro es

su profusa decoración, que se conserva

intacta en varias de sus pandas.

TEXTO: FELIX ANGEL MARTÍN PUENTE


NOTICIAS Vista de AMPA (Asociación de madres y padres) del colegio

público “Antonio Machado” de Burgos.

El pasado 6 de diciembre tuvimos la visita de 86 miembros del AMPA del colegio público “Antonio Machado” de Burgos.

Durante todo el día se realizarón diversas actividades, con las visitas a las exposición permanente de la Casa del Parque Natural y la Senda Asociada.

Se dividió al grupo en dos, donde los niños por un lado con la presencia de algún padre y madre y por otros los demás padres disfrutaron de los contenidos de educación ambiental, que el Parque Natural pone a disposición de los ususarios.


PESCANDO POR OÑA

Aquella mañana el sol iluminaba el día y el rocío caído en la noche se evaporaba transportado en el aire. En el recorrido hasta llegar al río, el pulso se me aceleraba por la satisfacción de empezar un nuevo día de pesca. Al llegar al puente de “Tamayo”, monto la caña de cebo y empato la primera lombriz jugosa y apetecible para la trucha. Realizo los primeros lances hacia el centro del río dejando arrastrar el corcho por su propia inercia. Después de cinco intentos y sin ver ninguna picada continúo camino por la remodelada “Presa” e intento lances en los diferentes caños del pueblo sin éxito.

Al llegar al “Puente de la Estación”, pruebo fortuna y una violenta picada me sorprendió, una hermosa trucha tomó la lombriz. Se mostró increíblemente combativa dando saltos por el río, hasta que por fin, se rindió. Con cuidado y haciéndola el menor daño posible la recojo del río, observo su cuerpo plateado con abundantes puntos negros y la agitación desesperada con la que quería huir. Solté el gancho asesino del animal y la dejé libre. Debemos crearnos la obligación de practicar la captura y suelta de las truchas para poder seguir año tras año con nuestro deporte favorito. Sigo río abajo y al paso por la depuradora se me escapa una mirada de tristeza y a la vez de alivio, ya que es el balón de oxígeno del río y para él reclamo: el permanente y correcto funcionamiento a las autoridades de la villa.

Sin más dilación voy dejando atrás mi pueblo milenario y me adentro en el maravilloso y espectacular “Cañón del Oca”, paseando la lombriz por las aguas tranquilas de “Santa Ana” sin apreciar picada alguna. Al llegar a “Socastillo” refresco la garganta en el abundante manantial de agua transparente y cristalina.

El río se vuelve más turbulento y de difícil acceso para llegar al pozo de la “Cantera”, donde la adrenalina aumenta por lo misterio que le rodea ya que su profundidad y oscuridad esconde maravillosas truchas que en cualquier momento pueden darte una gran picada.


Pasando por el puente de “La Blanca”, es el momento de reposar y tomar un buen almuerzo a la vez que entablar una amistosa conversación con un conocido y famoso pescador de la villa, quien me relata las veces que había recorrido en su juventud aquella senda, para tentar con su hábil lance las truchas existentes. Recordaba aquellos tiempos y sobre todo aquella trucha que tantas veces había observado antaño, poseía una extraña piel brillante que lucía con arrogancia en sus grandes saltos. Él jamás había conseguido engancharla, pero su imagen casi fantástica, había quedado dibujada en su mente. Pasa la mañana entre lance y lance y alguna que otra captura devolviéndola al río. Paso por la monumental “Peña de los Agujeros”, con su cortado de más de ocho metros y un pozo profundo, lugar idóneo para la captura de barbos.

Río abajo esta “Valmoral” donde en mi niñez en la época de vacaciones era un encuentro diario con el río; mis amigos y yo conocíamos cada palmo, cada recodo, aquí un pozo, allí un remolino, más allá una charca con renacuajos; éramos aventureros intentando descubrir todos los secretos de un río que podía traicionarnos en el momento más insospechado o podía premiarnos con unos cuantos cangrejos,

todo podía sorprendernos y lo más importante… ¡estábamos dispuestos a dejarnos sorprender!

Me voy adentrando en la espesa vegetación de “Santé”, donde la pesca se vuelve muy difícil y los constantes enganchones con el sedal en las diferentes ramas y troncos sumergidos te cuestan algún aparejo. El camino discurre entre pequeños cortados rocosos, que provocan continuas caídas de agua alternadas con pozos y chorreras para desembocar en “Trastorre” y dar por finalizado el día.

Hemos compartido una mañana fantástica en el incomparable entorno del río que me vio nacer, él ya estaba cuando yo le descubrí y seguirá cuando me vaya. Siempre habrá otra persona capaz de disfrutar de las sensaciones que es capaz de proporcionar mientras lo cuidemos, lo conservemos y sobre todo, lo amemos.

TEXTO: RAFAEL CARRERA MORALES FOTOS: VICENTE GÓMEZ APARICIO


NUESTRA FAUNAAVES DEL PARQUE NATURAL

Águila azor perdicera Hieraaetus fasciatus R - E 7-5 roquedos con prados

E F M A MA J JU AG SP O N D

IDENTIFICACIÓN: Adultos, longitud 55-65 cm. Envergadura 145-165 cm.

Alas anchas y cola recta, ancha y cuadrangular. Extremos alares poco digitados. Cabeza pequeña. Parte inferior del cuerpo y borde alar anterior blancuzco, alas oscuras con mancha carpal y alar negruzca. Cola oscura con franja negra en el extremo. Parte superior del cuerpo gris oscura con mancha blancuzca característica en dorso.

VUELO: en planeo mantiene los ángulos carpales adelantados y las alas más bien planas. Aleteos superficiales; a veces se abalanza a gran velocidad.

ANIDA: en zonas de bosques y montaña, nidificando en cuevas o salientes de acantilados, algunas veces en árboles. 2 huevos, entre febrero y abril.

ALIMENTACIÓN: carnívora depreda sobre liebres, conejos, ardillas, perdices, córvidos y palomas.

EN EL PARQUE NATURAL: El ave más amenazada de extinción del Parque Natural, en la actualidad solo podemos ver una pareja en edad reproductora. Este Ave es una de nuestras joyas ornitológicas.

EN LA PENÍNSULA IBÉRICA: El águila perdicera ha desaparecido prácticamente de la meseta norte, con poblaciones marginales situadas en su límite de distribución como las de Castilla y León y Arribes del Duero, habiéndose fragmentado asimismo en la zona centro y Castilla-La Mancha. Las poblaciones del sureste, levantinas y catalanas, unas de las más densas de la Península en el pasado han sufrido descensos muy bruscos (entre el 25-50%) en las dos últimas décadas (aproximadamente dos generaciones). Las únicas poblaciones aparentemente estables se sitúan en algunas zonas de Andalucía y Extremadura.


Se encuentra En Peligro de extinción en el Libro Rojo de las Aves de España (2004). Esta situación llevó a la organización SEO/Birdlife a la declaración en el año 2005 como Ave del Año.

Amenazas Según el Libro Rojo de las Aves de España (2004), las principales causas serían:

� Mortalidad por persecución directa (veneno, trampas, disparos). � Electrocución y colisión con tendidos. � Pérdida del hábitat. � Cambios en la dieta (debido a la escasez de conejo). � Molestias por actividades recreativas. � Competencia interespecífica.

Medidas correctoras

1. Seguimiento anual de los territorios y obtención de parámetros reproductivos.

2. Protección de los territorios de nidificación y campeo y establecimiento de una regulación de usos más estricta (escalada, caza, piragüismo, senderismo, cierre temporal de pistas, etc.) en los territorios de nidificación.

3. Reducción de la mortalidad por electrocución, mediante la aplicación de la normativa para instalación de nuevos tendidos con fines de protección de la avifauna (Decreto 5/99), la realización de un inventarios de los tendidos y apoyos concretos de riesgo en el Parque Natural.

4. Aplicación de medidas orientadas a evitar molestias para favorecer el éxito reproductor:

� Vigilancia de los territorios durante el periodo reproductor. � Limitaciones temporales de usos y actividades.

5. Medidas orientadas a favorecer el éxito reproductor, mediante el aumento de los recursos tróficos:

� Puesta en marcha de un programa de alimentación suplementaria, con presa viva.

� Realización de actuaciones de mejora de hábitat: realización de desbroces y siembras intercaladas en el monte y subvención a sociedades de cazadores locales para la instalación de vivares y realización de siembras intercaladas.

6. Desarrollo del programa de radioseguimiento de la población adulta de águila perdicera en el Parque Natural.

7. Recogida de huevos no eclosionados y análisis con microscopía electrónica de los mismos.

Josu Olabarria Bastida Casa del Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil


EDUCACIÓN AMBIENTAL








José Luis Ollero Beriain Casa del Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil


NACE LA MARCA BOSQUES DE AVENTURA DE CASTILLA Y LEON

Después de la experiencia acumulada en los últimos 3 años en la gestión de los parques de aventura en árboles construidos por la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, y ante el éxito de la misma, se ha considerado conveniente dar un nuevo paso en la consolidación de una imagen común para todos ellos bajo la marca común “BOSQUES DE AVENTURA DE CASTILLA Y LEON”.

Esperamos que esta nueva marca contribuya a un mejor conocimiento de la red de parques de aventura en espacios naturales y a un incremento del número de visitantes.

Señas de identidad de los Bosques de Aventura de Castilla y León

La marca Bosques de Aventura de Castilla y León está asociada a una señas de identidad o requisitos que cumplen todos los parques que forman parte de la red y que responden a los conceptos de calidad, seguridad, compromiso con la protección del medio ambiente, accesibilidad y asequibles a todas las edades y capacidades.

Entre estos requisitos figuran:

� Son parques ubicados en Espacios Naturales o Bosques protegidos � Están asociados a un equipamiento de educación ambiental (Casas del

Parque, Centros Temáticos, etc) � Cumplen la norma de calidad más exigente Norma EN

15.567, tanto en su construcción como en su funcionamiento � Son gestionados por empresas de Turismo Activo acreditadas

Además otros elementos de valor de la red de Parques incluidos en la Marca Bosques de aventura de Castilla y León son:

� Encontrarse en bosques certificados con un sistema de gestión forestal sostenible FSC ó PEFC.

� Disponer de circuitos para personas con discapacidad física

� Haber sido construidos con madera certificada adquirida de bosques con un sistema de gestión forestal sostenible PEFC o FSC


El Logotipo de la Marca

Todos los parques que forman parte de la red “Bosques de Aventura de Castilla y León llevarán el logotipo identificativo de la marca, con independencia de la empresa que los gestione.

Dicho logotipo representa un conjunto de árboles entre los que se desliza un usuario de un parque de aventura y servirá para identificar los parques acogidos a la marca por cumplir los requisitos anteriores.

Parques de Aventura que integran la Marca

El lanzamiento de la Marca coincide con la apertura del quinto parque de aventuras en árboles construido por la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León en la localidad de La Alberca (Salamanca).

Así, podemos disfrutar de estos magníficos parques de aventuras situados junto a las Casas del Parque y Centros Temáticos de los siguientes espacios naturales y localidades:

1. El Risquillo. Ubicado en la cara sur del Parque Regional de la Sierra de Gredos, en el municipio de Guisando (Ávila) e-mail: [email protected]

2. Pinos Cimeros. Ubicado en la cara norte del Parque Regional de la Sierra de Gredos, en el municipio de Hoyos del Espino (Ávila) e-mail: [email protected]

3. El Amogable. Ubicado en el Espacio Natural de la Sierra de Urbión, en el municipio de Navaleno (Soria).

e-mail: [email protected]

4. El Robledal del Oso. Ubicado en el Parque Natural Fuentes Carrionas y Fuentecobre – Montaña Palentina, en el municipio de Cervera de Pisuerga (Palencia). e-mail: [email protected]

5. Las Batuecas. Ubicado en el Parque Natural Batuecas – Sierra de Francia, en el municipio de La Alberca (Salamanca). e-mail: [email protected]


Para mas información puedes consultar la página Web: www.patrimonionatural.org

Promoción Especial:

Coincidiendo con el lanzamiento de la marca la Fundación Patrimonio Natural lanzará 1.000 vales promocionales válidos para la repetición de un circuito que se hará necesariamente el mismo día en que se haya hecho el circuito principal.

Dichos vales se repartirán en las Casas del Parque y Centros Temáticos gestionados por la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, para todos aquellos visitantes que lleven consigo el cuaderno de amigos de las Casas del Parque o que se inscriban en dicho programa entre el 1 de enero y el 31 de

marzo de 2012.

Estos vales podrán utilizarse entre los meses de marzo y mayo de 2012.

AVISO: Esta imagen no es válida como vale promocional, consigue el tuyo en tu próxima visita a una Casa del Parque más cercana utilizando tu cuaderno de amigo de las Casas del Parque. Y si aún no lo tienes no esperes más y aprovecha esta ocasión.


HORARIOS

Casa del Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil

Edita: Fundación del Patrimonio Natural de Castilla y León

ISSN 2174-8276

Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil Carretera de Penches s/n.

09530 Oña - Burgos Tlf / Fax: 947 567 971

Email: [email protected]

Horario de invierno

Cerrado hasta el 7 de enero

Sábados …… de 10 a 18 h.

Domingo ……. De 11 a 16 h.

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Invierno en el Parque Natural Montes os Obarenes – San ... 3 invierno 2011-2012 Montes... · exhibiendo su nuevo y colorido atuendo de temporada antes de que la helada mano del