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Ion Luca Caragiale Dos diálogos Ion Luca Caragiale Versión de Viorel Paltineanu 1 CALORON El termómetro dice 33 grados a la sombra. Bajo la canícula, un coche de caballos se detiene en la calle de La Paciencia frente al número once bis. Son como las tres de la tarde. Un señor baja del coche y caminando torpemente se acerca a la puerta de la casa y pone el dedo en el timbre. Lo oprime urut vez ... nada; dos, tres veces ... nada; se apoya con· el dedo en el timbre y no lo levanta más. Finalmen- te, un sirviente abre. . En el diálogo que sigue, los personajes mantienen una calma imperturbable, monótona y llena de dignidad. EL SEÑOR (SÑ): ¿El señor esta en casa? EL SIRVIENTE (Sr): Sí, pero me ordenó decir, en caso de que alguien lo buscara, que salió al campo. EL SÑ: Usted dígale que vine yo. EL sr: No puedo, señor. EL SÑ: ¿Por qué? EL sr: Está cerrado el cuarto. EL SÑ: Pues toque, que abra. EL sr: Imposible, ya que ha tomado la llave consigo cuando salió. EL SÑ: ¿Quiere decir, entonces, que salió? EL sr: No señor. El señor no salió. EL SÑ: Amigo ¿eres idiota? EL sr: Pues no, señor. EL SÑ: Dices que no está en casa. EL sr: Pues está, señor. EL SÑ: Pero, ¿no dijiste que salió? " . .' 17 EL sr: No señor, no salió. EL SÑ: Entonces, está en casa. EL sr: No, pero no salió al campo. Salió ... EL SÑ: ¿Adónde? EL sr: A la calle. EL SÑ: ¿Adónde? EL sr: A Bucarest. EL SÑ: Entonces, dile que vine a buscarlo. EL sr: ¿Cómo se llama usted? EL SÑ: ¿Qué te importa? EL Sr: Pues, para decirle al señor ... EL SÑ: ¿Decirle qué cosa? ¿qué vas a decirle si yo no te he aicho qué decirle? ¿Verdad? Primero, espera que te diga. No te apresures. Dile, cuando regrese, que lo busqué. ... EL sr: ¿Quién? EL SÑ: Yo. EL SI: ¿Cuál es su nombre? EL SÑ: ¡Basta! El me conoce. Somos amigos. EL sr: Bien, señor. EL SÑ: ¿Entendiste? EL sr: Entendí. EL SÑ: ¡Ah! y dile que debemos vernos a como lugar. EL sr: ¿Dónde? EL SÑ: El sabe dónde. Pero que ha de venir a como lugar. .EL sr: ¿Cuándo? EL SÑ: Cuando pueda. EL'SÑ: ¿Entendiste? EL sr: Entendí. EL SÑ: ¡Ah! y que si ve a nuestro amigo ... EL sr: ¿Qué amigo? EL SÑ: El sabe. Que le diga que no hubo éxito en el asunto que él sabe. Nada. Porque hablé con la persona y. " ¡No te olvides! EL sr: ¿Cómo olvidar? EL SÑ: ...Y dijo que era demasiado tarde, que no llegué a tiempo, que de haber llegado unos días antes otra cosa hubiera sido, que tal vez hubiera sido posible ... ¡tenlo bien presente! EL sr: Lo tendré, señor.. EL SÑ: : .. porque todavía no sale la tía de la persona que se fue para entregar el depósito al tutor de los menores; y él aún no lo sabe porque no se lo dijo al sobrino de la señora, cosa que, de haber sido hecha, hubiera terminado el negocio estaría casi terminado si tuviera paciencia hasta el lunes por la tarde, cuando regrese el abogado, que salió por un asunto; pero, ahora, por desgra- cia, resulta, desde varios puntos de vista, imposi. ble, puntos de vista, además, que él ya conoce ... así dile. EL sr: Bien, señor. (EL SEÑOR se va. EL SIR VIENTE se dispone a cerrar. EL SEÑOR vuelve) EL SÑ: ¿Sabes qué? Mejor no le digas nada, no sea que no recuerdes exactamente de las personas. Mejor vendré de nuevo en la noche para decírselo Ion Luca Caragiale (1853-1912). Poeta dramático y novelis- ta rumano, autor de varias comedias satíricas. Su obra ha dejado huellas en el teatro de Ionesco, sus mayores éxitos son las piezas teatrales: La carta robada (1884) y Carnaval (1885).

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Page 1: Ion Luca Caragiale Dos diálogos · Ion Luca Caragiale Dos diálogos Ion Luca Caragiale Versión de Viorel Paltineanu 1 CALORON El termómetro dice 33 grados a la sombra. Bajo la

Ion Luca Caragiale

Dos diálogos

Ion Luca Caragiale

Versión de Viorel Paltineanu

1 CALORON

El termómetro dice 33 grados a la sombra. Bajo lacanícula, un coche de caballos se detiene en la callede La Paciencia frente al número once bis. Soncomo las tres de la tarde. Un señor baja del coche ycaminando torpemente se acerca a la puerta de lacasa y pone el dedo en el timbre. Lo oprime urutvez... nada; dos, tres veces... nada; se apoya con·el dedo en el timbre y no lo levanta más. Finalmen­te, un sirviente abre.. En el diálogo que sigue, los personajes mantienenuna calma imperturbable, monótona y llena dedignidad.

EL SEÑOR (SÑ): ¿El señor esta en casa?EL SIRVIENTE (Sr): Sí, pero me ordenó decir, en

caso de que alguien lo buscara, que salió alcampo.

EL SÑ: Usted dígale que vine yo.EL sr: No puedo, señor.EL SÑ: ¿Por qué?EL sr: Está cerrado el cuarto.EL SÑ: Pues toque, que abra.EL sr: Imposible, ya que ha tomado la llave

consigo cuando salió.EL SÑ: ¿Quiere decir, entonces, que sí salió?EL sr: No señor. El señor no salió.EL SÑ: Amigo ¿eres idiota?EL sr: Pues no, señor.EL SÑ: Dices que no está en casa.EL sr: Pues está, señor.EL SÑ: Pero, ¿no dijiste que salió?

". .'

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EL sr: No señor, no salió.EL SÑ: Entonces, está en casa.EL sr: No, pero no salió al campo. Salió ...EL SÑ: ¿Adónde?EL sr: A la calle.EL SÑ: ¿Adónde?EL sr: A Bucarest.EL SÑ: Entonces, dile que vine a buscarlo.EL sr: ¿Cómo se llama usted?EL SÑ: ¿Qué te importa?EL Sr: Pues, para decirle al señor...EL SÑ: ¿Decirle qué cosa? ¿qué vas a decirle si yo

no te he aicho qué decirle? ¿Verdad? Primero,espera que te diga. No te apresures. Dile, cuandoregrese, que lo busqué. ...

EL sr: ¿Quién?EL SÑ: Yo.EL SI: ¿Cuál es su nombre?EL SÑ: ¡Basta! El me conoce. Somos amigos.EL sr: Bien, señor.EL SÑ: ¿Entendiste?EL sr: Entendí.EL SÑ: ¡Ah! y dile que debemos vernos a como

dé lugar.EL sr: ¿Dónde?EL SÑ: El sabe dónde. Pero que ha de venir a como

dé lugar..EL sr: ¿Cuándo?EL SÑ: Cuando pueda.EL'SÑ: ¿Entendiste?EL sr: Entendí.EL SÑ: ¡Ah! y que si ve a nuestro amigo ...EL sr: ¿Qué amigo?EL SÑ: El sabe. Que le diga que no hubo éxito en

el asunto que él sabe. Nada. Porque hablé con lapersona y. " ¡No te olvides!

EL sr: ¿Cómo olvidar?EL SÑ: ...Y dijo que era demasiado tarde, que no

llegué a tiempo, que de haber llegado unos díasantes otra cosa hubiera sido, que tal vez hubierasido posible... ¡tenlo bien presente!

EL sr: Lo tendré, señor..EL SÑ: : ..porque todavía no sale la tía de la

persona que se fue para entregar el depósito altutor de los menores; y él aún no lo sabe porqueno se lo dijo al sobrino de la señora, cosa que, dehaber sido hecha, hubiera terminado el negocioestaría casi terminado si tuviera paciencia hasta ellunes por la tarde, cuando regrese el abogado,que salió por un asunto; pero, ahora, por desgra­cia, resulta, desde varios puntos de vista, imposi.ble, puntos de vista, además, que él ya conoce...así dile.

EL sr: Bien, señor.(EL SEÑOR se va. EL SIR VIENTE se dispone acerrar. EL SEÑOR vuelve)

EL SÑ: ¿Sabes qué? Mejor no le digas nada, no seaque no recuerdes exactamente de las personas.Mejor vendré de nuevo en la noche para decírselo

Ion Luca Caragiale (1853-1912). Poeta dramático y novelis­ta rumano, autor de varias comedias satíricas. Su obra hadejado huellas en el teatro de Ionesco, sus mayores éxitosson las piezas teatrales: La carta robada (1884) y Carnaval(1885).

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personalmente. ¿A qué hora suele cenar el señorCostica?

EL sr: ¿Cuál señor Costica?EL Stil": Tu amo.EL sr: ¿Qué amo, señor?EL Stil": El tuyo, el señor Costica.EL sr: Mi amo no se llama Costica; es propietarioy...EL Stil": ¡Eh! ¡Y qué! ¡¿Qué te importa que sea

propietario? !EL sr: ...Y se llama el señor Popescu.EL Stil": ¿Popescu qué?EL sr: ¿Cómo que qué?Et Stil": Bueno, sí, vamos: Popescu Propietario, va-

mos, ¿Popescu qué?EL sr: No puedo saberlo.EL Stil": ¿No se llama... Costica Popescu?EL sr: No.EL Stil":' ¡No puede ser!EL sr: Pues si, señor.EL SR ¡Fíjate bien! ¿Se llama Costica?EL sr: No, Mitica.EL Stil": ¿Mitica? ¡No es posible! ... ¿Qué calle es

esta?EL sr: El número once bis de...EL Stil": ¡No esmy preguntando el número!EL sr: Dijo el señor que no quiere ponerle el trece,

que es fataLEL Stil": No se trata del trece... Yo te pregunto

sobre la calle. ¡¿Qué calle es esta? !EL sr: La calle de La Paciencia.EL Stil": ¿La calle de La Paciencia? ¡Imposible!EL sr: Pues no, señor. Es la calle de La Paciencia.EL SÑ: Entonces, no es esta.EL sr: Pues sí, es esta.EL SR No.EL sr: Pues sí.EL SÑ: Yo busco, por el contrario, la calle de La

Sapiencia, número once bis... Calle de La Sa­piencia... señor Costica Popescu.

EL sr: ¿Ah, sí?EL Stil": Sí.EL sr: Entonces, no es aquí.EL Stil": Muy bien.

(EL SEÑOR se dirige hacia el coche. El cocheroduerme. Los caballos duermen.)

EL sR ¡Vamos, cochero!EL COCHERO: Por favor. .. lo siento... no estoy

libre... tengo un cliente al que espero.EL Stil": ¿Cuál cliente?EL COCHERO: Por favor, no lo sé.El.- SÑ: ¿De dónde lo trajiste?EL COCHERO: ¡Ah! Es el señor. Por favor. ..

(EL SEtil"OR sube. EL COCHERO fustiga. LosCABALLOS despiertan. Parten. EL SEÑOR sepone de pie dentro del coche y se aproxima alcochero)

EL SÑ: Dime ¿sabes dónde está la calle de LaPaciencia?

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EL COCHERO: No lo sé.(Pasa una anciana. EL SEÑOR ordena al cocheroque se detengaJ

El Stil": Por favor, señora, disculpe ¿sabe usteddónde queda la calle de La Paciencia?

LA ANCIANA: Esta es hijito.EL Stil": ¡Caramba! Esta sí que es una chocha.

¡Adelante, cochero! (El coche arranca. EL SE­ÑOR le obliga a detenerse frente a una tiendita,en una esquina, en cuyo umbral dormita unmuchacho de delantal verde.)

EL Stil": Joven, ¿Cómo se llama esta calle?EL JOVEN: La calle de La Paciencia.EL Stil": ¡Eres un imbécil! ¡Adelante, cochero!

(EL COCHERO avanza otro tramo. Un policía seencuentra en una banca frente a un patio grande.Se ha quitado las botas para refrescarse un pocolos pies. El señor hace una señal; el coche sedetiene.)

EL Stil": ¡Policía!EL POUCIA: ¡A sus órdenes!EL Stil": Por favor, ¿no sabe usted cuál es la calle de

La Paciencia?EL POUCIA: Es esta misma.EL SÑ: ¡Imposible!EL POUCIA: Sí sellar, esta es.EL SÑ: ...el señor Popescu, número once bis...

EL POUCIA: Ah, claro; es un poco más allá, amano izquierda, en donde están las casas amari­llas frente a la plaza; la suya es una con marque­sina...

EL SR ¡Ah... ! ¡Entonces el sirviente es unestúpido! ¡Mercí! ... ¡date la vuelta, cochero!

1901

II SOLICITUD

Es pleno verano, cuando los servicios públicos em­piezan a las siete y terminan a las dos. Durante todala noche hubo un calor sombrío y ahora, en uncielo sereno, se levanta el sol y amenaza un calorexcesivo. ¿Qué sucederá durante el día?

Faltan diez minutos para las siete de la mañana.En la Oficina del Registro General el empleado

prepara sus cosas esperando que llegue la hora deabrir la ventanilla por la cual se le entrega lacorrespondencia oficial y las solicitudes particulares.

Mientras se limpia el sudor, pensando en quiénsabe qué, oye que tocan en la cerrada ventanilla.Mira su reloj que está a tiempo con el reloj que dala hora oficial: cinco para las siete. Se encoge dehombros, se vuelve a pasar por la frente el pañueloy sigue pensando en quién sabe qué. Han cesado lostoquidos. De pronto se inician de nuevo pero conmayor insistencia. El empleado mira otra vez sureloj: dos para las siete. Se encoge de hombros, selimpia el sudor y sigue con sus íntimos pensamien-

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tos. Los toquidos se amplifican con violencia. Porfin han pasado los dos minutos: el reloj indica lassiete en punto. E! empleado corre el cerrojo y abrela ventanilla. Mira hacia afuera. Frente a la ventanahay un señor que espera. Tal vez él era el quetocaba.

- ¿Era usted el que tocaba de esa manera?- Sí.- ¿Ignora usted que la oficina abre a las siete?- Pues sí.y diciendo esto el señor mete la cabeza hasta

más allá del cuello por la ventanilla. E! empleado,sorprendido, se retira y suelta el cristal que se caesobre el cuello del señor como una guillotina. Elseñor quiere sacar la cabeza pero el cristal se loimpide.

- ¡Levántela hombre! gritó el señor con los ojossaltados.

E! empleado levanta cuidadosamente el cristal. Elseñor saca la cabeza.

- ¿Qué quiere?- Tengo un asunto que registrar...y el señor intenta de nuevo meter la cabeza.

Pero el empleado se da cuenta y baja con rapidez elcristal que toca la punta de la nariz del señor.

- ¡Pase adentro, por la puerta, si tiene algúnasunto! gritó el empleado al tiempo que le hacíauna seña para indicarle por donde entrar a laoficina. E! señor escucha, se va de la ventanilla y enseguida aparece en la puerta. Es un hombre que noes ni muy joven ni muy viejo; parece estar muycansado y alguien con experiencia caería pronto enla cuenta de que este señor no durmió en toda lanoche. Está cubierto de sudor y de polvo; sus gestosson indecisos, como también su manera de hablar.Al aparecer en la puerta lleva en una mano un

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sombrero de paja, bastante arrugado; con la otramano se agarra la nariz.

- ¡Estabas a punto de romperme la nariz! ¿Sa­bes que me golpeaste muy fuerte?

- Dis¡;ulpe. . . pero no es mi culpa. Si usted metela cabeza...

- No se preocupe. ¿No tiene una silla?- Por favor, aquí tiene.E! señor se ha sentado .cerca del escritorio.- ¡Ah! ¡Qué cansado estoy!Diciendo esto clava los ojos sobre un vaso que

está sobre el escritorio, casi vacío, y del cual seinfiere que ha bebido el empleado.

- Por favor, si no es mucha molestia ¿tieneagua?

- Sí señor.- ¿Está fría?- Al tiempo.- ¿No le pone hielo?- Pues, sí. ..- ¿Ah sí? , ¿Le pone hielo?- Por supuesto.- ¿Está firl. .. flir? ... este...- Sí, está f1ltrada.- ¡Mon cher! ¿Se molestaría si le pidiera un

vaso de agua? ¡qué sed tengo!El empleado toca un timbre; se aproxima un

mozo.- Un vaso de agua.Después de una pausa se dirige al señor.- ¿Decía que tiene un asunto con nosotros?- Sí, tengo un asunto...- ¿Aquí, con nosotros?- Sí, con ustedes... Parecería que se fue a

sacarla del pozo...- ¿Cómo que a sacarla del pozo?- ¡El agua! ...Yo creo que no tiene la menor

intención de volver. E! mozo entra. El señor toma elvaso y bebe el agua de un trago. Luego, levantandola vista dulcemente, lleno de agradecimiento, ledice:

- ¡Merci! Si no te molesta. .. ¿podrías traermeotro más?

El mozo sale. El señor se busca algo en todos losbolsillos.

- ¿Bueno, pues ahora sí que se fue el diablo!¡Lo he perdido!

- ¿Qué?- ¡Qué, no importa! ¡Lo importante es que lo

perdí!- ¿Un papel acaso? ¿Un documento?- ¡No hombre! ¡E! pañuelo! ... Mon cher ¿se

molestaría si yo le pidiera un pañuelo? Por unmomento, nada más.

Diciendo esto, toma el pañuelo del empleado queestá sobre la mesa y antes de que éste diga unapalabra se limpia la boca con él. \

- Vaya, usted suda también, como yo.E! empleado trata de coger su pañuelo, pero el

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señor retira la mano, se limpia el sudor y luego lanariz; después pone el pañuelo en su lugar.

- Yo también sudo demasiado.El empleado toma el pañuelo y lo tira al otro

lado de la mesa; después se sienta, toma su lápiz yempieza a anotar actas en su registro. Entra el mozoque trae el segundo vaso de agua. El señor lo recibey lo toma de un trago. Luego, con la más dulce vozy haciendo un gesto pide al empleado que le pase elpañuelo.

- Si no se molesta.../ El empleado finge no escucharlo. El señor, enton­ces, se levanta, pasa por delante del escritorio hastael otro lado, se inclina, toma el pañuelo. El emplea·do trata de cogerlo primero. Demasiado tarde. Elseñor ya se limpia la frente y la nariz. Luego .wientala prenda y se vuelve a sentar.

- Merci.- ¡Señor! -dijo el empleado- dice haber veni·

do con un asunto... por favor... ¡Nosotros notenemos aquí tiempo para platicar! ... El Estadonos paga un sueldo para trabajar aquí... ¡Porfavor! ¿cuál es su asunto? .

- Bueno, bueno, ahora te lo digo. " ¡Qué calortremendo!

El señor se dirige hacia el timbre y lo tocainsistentemente. El empleado grita con impaciencia.

- ¡Basta, seííor! ¡¿Qué quiere ahora? !- Si no te es molestia, quisiera un vaso más de

agua. .. tengo una sed tremenda. Anoche anduve deparranda con unos amigos. Ni siquiera dormí ¿sa­bes? ¿Verdad que se nota que no dormí?

- Pues claro que se nota.- Caray, ¿por dónde no habremos andado?El mozo llega. El señor le dice con extrema

cortesía:- ¡Querido! Si no te resultara molesto, yo

querría un vaso más de agua...El mozo sale. El señor, con mucha delicadeza,

dice al empleado:- ¿Tiene mucho trabajo?- Ni mucho, ni poco... así, así.El mozo trae el vaso. El señor lo consume sin

tomar aliento.- ¡Merci!Luego, dirigiéndose al empleado:- Si no te molesta... por favor... el pañuelo...- ¡Señor! -grita el empleado- le digo una vez

más que el estado nos paga por nuestro trabajo, nopara platicar. Tenemos trabajo. ¡No tenemos tiem·po para charlas! Le suplico, diga, ¿qué quiere?Aquí no hay sitio para quienes no tratan algúnasunto. ¿Qué asunto tiene?

- ¿Qué asunto?- ¡Sí! ¡¿Qué asunto? !- Dejé umi solicitud... quiero saber qué ocurrió

con ella. Que me des un número.- ¿No le dieron un número cuando entregó la

solicitud?

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- No.- Porqué no lo pidió?- Porque no la entregué yo.- ¿Pues quién si no?- La mandé con alguien.- ¿Cuándo? ¿en qué fecha?- Hace unos dos meses.- ¿No sabe exactamente cuándo?- No. Quién sabe.- ¿Cómo que quién sabe? ¿Cómo se llama us-

ted?- Nae lonescu.- ¿Qué pedía en la solicitud?- Yo no pedía nada.- ¿Cómo?- No era mi solicitud.- Entonces ¿de quién era?- De un amigo.- ¿Qué amigo?- Uno que se llama Guitza Vasilescu.- ¿Qué pedía en ella?- Pues él no pedía nada.- ¿Cómo? ¡No pedía nada!- No pedía nada. No era su solicitud.- ¿De quién entonces?- De una tía suya. Sabía que yo vendría a

Bucarest y me la dio para entregarla.- ¿Cómo se llama la tía del señor Guitza?- No lo sé.- ¿No sabe, siquiera, lo que pedía?- Pues, me parece que pedía...- ¿Qué?- Su pensión.El empleado, fuera de quicio, grita:- ¡Señor, aquí es la Administración de Monopo­

lios! ¡Aquí no se reciben solicitudes de pensión!¡Vete a las pensiones! ¡Allá se reciben solicitudespara pensiones!

- ¿Ah, sí? ¿Como quien dice a las pensiones?Se dirige hacia el timbre, aprieta el botón y el

timbre suena durante un buen rato hasta que...- ¡Basta señor!- ¡Mira, si no te molesta, quisiera otro vaso de

agua!Entra el mozo.- Mira muchachito, si no te enojas, por favor,

otro vaso de agua.El mozo sale.E! empleado gruñe y escribe. Tiene los ojos

puestos en el registro.- ¿Ah, sí? ¿Como quien dice, en las pensiones?llega el mozo. El señor coge el vaso. El emplea·

do, que lo deja beber tranquilo, dice al mozo.- ¡Bótalo de aquí!El señor, saliendo, dice cortésmente:- ¡Merci! ¡Me voy! ¿Ah, sí? ¡Como quien

dice, en pensiones! ¡Como quien dice!

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